Misión Integral: una introducción para la iglesia local

July 22, 2017 | Autor: C. Solís Ramírez | Categoría: Teologia, Latinoamerica
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Misión integral: una introducción para la iglesia local (por Cristhian Solís Ramírez1) Así como la palabra puesta por escrito da el punto de inicio a la historia de las relaciones humanas con su medio, se inicia también con la formalidad del lenguaje las posibilidades y limitaciones que tiene la comprensión y comunicación entre los pueblos. Quiero decir, que la palabra en su proceso creativo a la vez que va demarcando significados, reservando conceptos y adjetivos, distribuyendo categorías en orden secuencial, va también atando el hilo de su propia camisa de fuerza, en la incapacidad de transmitir todo lo que encierra y que trasciende a sus formas externas verbales y gráficas. Dicho de otra forma, la palabra ubica espacial y temporalmente la experiencia de la vida a la vez que encierra esa misma experiencia en su significado inherente. Si bien es cierto todo discurso registrado oral o por escrito permanece abierto al crecimiento de su significado cuando es leído o apropiado por alguien más2, ese movimiento de superposición no lo emancipa plenamente del riesgo de las definiciones cerradas, sin embargo podemos alivianar esa carga señalando constantemente y con grandes rótulos las rutas de escape a fin de no caer en la absolutización del pensamiento, en los argumentos de certeza dogmática. Dicho lo anterior, no tiene por propósito el presente escrito la presunción de asignar una definición terminada a modo de categoría teológica de la misión integral, sino más bien repasar algunas exposiciones emanadas del pensamiento latinoamericano al respecto y que han sido ejes de acción del quehacer de nuestra iglesia local

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Es miembro del cuerpo de Ancianos del Ministerio Centro Cristiano de Cartago. Líder del grupo de Jóvenes Adultos Contravía. Para una mayor exposición sobre el distanciamiento entre lengua-habla-texto y la “producción de sentido” de cada lector, puede consultarse a Croatto, S. “Hermenéutica Bíblica” (Buenos Aires, 1994) p.27-58 2

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(Ministerios Centro Cristiano de Cartago), luego a partir de ahí sumar algunas apreciaciones personales de como toda reflexión misionológica parte de la fidelidad a la palabra de Dios y la realidad contextual de la iglesia como agente de la misión de Dios (relación divina con todo el orden creado).

Antecedentes Desde el punto de vista de la historia del pueblo cristiano evangélico el concepto de misión integral como praxis de la vida de la iglesia local llega a encontrar su reproducción por medio de la formación de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL) en 1970 que reunió a una serie de líderes, pastores y teólogos (de formación local y europea) con inquietudes sobre los alcances de la influencia de la espiritualidad cristiana en la vida cotidiana. Se puso de relieve la importancia de la vinculación de la fe con las realidades socioeconómicas de la región a partir del paradigma de Jesús de un estilo de misión encarnada en la realidad plena del humano y sus desafíos ante el mundo marcado por el pecado estructural e individual. Por siglos la teología y sus aplicaciones para la vida de las comunidades cristianas habían sido importadas de los centros de formación académica de Europa y Norteamérica, quienes consideraban -en el mejor de los casos- estas nociones de la fe con transversalidad en el día a día como algo “deseable” en la ética individual del creyente, pero no como el distintivo principal de la proclamación del mensaje transformador del evangelio, de ahí que el pensamiento desarrollado en Latinoamérica vinculado con la misión integral por medio de publicaciones, conferencias, consultas y capacitaciones provocó no pocas actitudes reactivas desde los círculos defensores de las formas más tradicionales de ser y hacer la iglesia3. 3

Para un análisis detallado del desarrollo histórico y los antecedentes que delinearon la agenda del pensamiento teológico latinoamericano desde el seno de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL) se puede consultar a Escobar, S “En busca de Cristo en América Latina” (Buenos Aires, 2012) p.301-332

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Si bien es cierto que la huella de la presencia cristiana ya tiene siglos en el continente, no fue sino hasta las últimas tres décadas del siglo pasado que se acentuó el llamado fenómeno de la “latinoamericanización del protestantismo” que dio nuevas nociones para modelos de liderazgo, estructuras eclesiales, formas de expresión artísticas en el culto, discipulado y evangelización. Dicho de otra manera, se le ha dado sabor latinoamericano al evangelio pero buscando no traicionar las raíces históricas de la fe ni los elementos heredados de las misiones extranjeras que proponían nuevas rutas de encuentro con Jesús como Señor de todo lo creado. En su libro “Historia del cristianismo en América Latina” Pablo Deiros4 reseña la propuesta y línea de pensamiento de la FTL en los siguientes objetivos: Reflexionar en torno al evangelio y a su significado para el ser humano y la sociedad en América Latina Dialogar y producir pensamiento teológico evangélico Contribuir a la vida y misión de las iglesias del continente Hoy luego de más de 40 años de trabajo honesto intelectualmente y concienzudo académicamente, vemos la influencia de los aportes de la FTL5 para orientar estrategias prácticas para que las iglesias locales echen a andar un camino de compromiso con el discipulado a las naciones con el sello latinoamericano, con autocritica y abierta a los aportes de las nuevas generaciones de líderes y pensadores evangélicos. Nuestra iglesia local, Ministerios Centro Cristiano de Cartago, no es ajena a estos modelos, sino que ha adoptado y adaptado a sus desafíos y condiciones de comunidad de fe las tesis que vinculan la misión integral con la teología del Reino de Dios. 4

Para una breve descripción de los aportes de la FTL al pensamiento y concepto de misión integral por medio de los Congresos Latinoamericanos de Evangelización puede consultar en Deiros, P “Historia del cristianismo en América Latina” (Buenos Aires, 1992) p. 814-817. 5 Para un repaso de estos aportes puede consultar en Zaldívar, R “Teología sistemática desde una perspectiva latinoamericana” (España, 2006) p. 89-96

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Modelo tradicional de la misión hacia el mundo Desde la influencia de las consignas recogidas por Guillermo Carey6 en su breve libro titulado “Una investigación de las obligaciones de los cristianos del uso de los medios para la conversión de los paganos” (1792) hasta las interpretaciones modernas que muchas agencias misioneras le han dado al tema, se ha equiparado el concepto de “misión” como un cruce necesario de fronteras geográficas. En este acercamiento tradicional a la misión de la iglesia se trazaba una línea divisoria entre las “naciones cristianas” (occidente) que envían misioneros a los “campos misioneros” del “mundo no cristiano”, es decir, se reducía la misión al solo camino de la “misión transcultural”, muchas veces con más matices de colonización que de reconciliación cristiana. La otra limitante de esta concepción era que el llamamiento a la misión se veía como algo que recibían algunos pocos miembros de las comunidades de fe, no se modelaba con insistencia que esa labor era común a todos los creyentes. Bajo este modelo el objetivo del misionero era “salvar almas” y “plantar iglesias” mediante la predicación del evangelio. Según René Padilla7 “el papel de la iglesia se reducía a proveer personal, apoyo espiritual y económico para la misión”. Claro está, que pese a que podemos señalar estas carencia de amplitud conceptual para los alcances de la misión cristiana desde la perspectiva bíblica, es invalorable la deuda que la iglesia tiene para con tantos misioneros -discípulos y discípulas de Jesús- que con una pasión por que la gloria de Dios sea experimentada en todas las naciones, lo dejaron todo (familia, profesión, cultura, etc.) y en muchos casos hasta ofrecieron su vida por esa meta.

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Citado por Winter, R “Fundamentos del movimiento cristiano mundial” (2008) en el capítulo “Cuatro hombres, tres eras, dos transiciones: las misiones modernas” p.284 7 Padilla, R “¿Qué es la misión integral?” (Buenos Aires, 2006) p.12

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Misión integral: misión hacia el mundo La misión -entendida bíblicamente- no inicia con las olas de avivamiento europeo de finales de siglo XVIII, sino que ha estado presente en las etapas en que hombres y mujeres de todo tipo se han encontrado con la experiencia del Dios vivo. Antes de reseñar la opinión de algunos proponentes en el tema de “misión integral”, hagamos primero un breve repaso por algunos aspectos de los dos testamentos que apoyan la noción latinoamericana de un estilo misionero comprometido con todas las expresiones de la vida a nivel individual y colectivo. En el AT la misión (a la manera actual de entenderla) se debe releer en medio de las vocaciones de Dios de “llamamientos” y “envíos” para cumplir determinadas tareas, siendo el factor común de estas tareas la búsqueda de opciones de vida (supervivencia) para todo un pueblo por medio del servicio y/o la amonestación profética hacia el arrepentimiento. Sería un error suponer que la misión de Dios hacia la creación se da como un acto reactivo ante la caída en pecado, ya que eso pasaría por alto que ya desde Génesis 1:27-28 es Dios quien faculta y entrega un propósito de vida a la humanidad que vincula el “envío” con el trato hacia los semejantes y hacia el resto de la creación. Aún después de la caída en pecado este modelo no se desecha sino que se regresa a él mediante el llamamiento/envío de Abraham para que cumpla un ministerio de “bendición a las naciones”.8 Un paradigma de orientación misionera fundamental que podemos encontrar en el AT para nosotros como iglesia local sea el de Isaías 61:1-3, en esta sección que trata sobre el “siervo sufriente” de Dios que es “enviado” por Dios hacia los abatidos,

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Para un análisis con más detalle del desarrollo de la “historia de la salvación” desde Génesis y a lo largo de toda la Biblia puede consultar en Stam, J “Historia de la salvación y misión integral de la iglesia” (San José, 1992) del libro “Misión de la Iglesia: una visión panorámica” editado por Valdir Steuernagel.

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quebrantados, cautivos y presos9. Se debe notar que este modelo de “envío” (apostolado10 en el NT) no hace mención expresa al cruce de fronteras geográficas, sino que va dirigido a todos los que se encuentren en condición desfavorable material y emocionalmente (es interesante que en Lucas capítulo 4 justamente este es el texto que Jesús escoge para anunciar los alcances de su misión en Nazaret). Explorando más la perspectiva del NT concentrada en los evangelios, podemos desprender del hecho de que Jesús se “encarnó” por varias décadas en medio de los conflictos y necesidades del Israel bajo ocupación Romana, de que la misión cristiana al tomar como paradigma a Jesús debe por tanto ser una “misión de encarnación” (modelo del evangelio de Juan y Marcos11), entendiendo esto como una actitud que se involucra hasta las últimas consecuencias con su medio, no una misión que viene a imponer cambios socioculturales de manera apocalíptica, sino una que entra en dialogo respetoso con su contexto, no viendo en el “un campo por alcanzar” sino un espacio donde el Espíritu divino ha venido operando desde mucho antes que llegara un “misionero”(modelo del evangelio de Lucas). Claro está que el NT también pone de lleno la faceta del cruce de fronteras (modelo del evangelio de Mateo) pero lo propone de una manera relacionada con la autoridad de Jesús en todas las áreas.12 El contenido temático de esta misión encarnada hacia las naciones en el NT es el anuncio de Jesús como Señor, vencedor a través de la cruz. En el contexto del dominio imperial romano tales afirmaciones constituían un mensaje subversivo en contra de la autoridad del emperador. Quizá por esto es que es común entender la misión de la iglesia como una misión de confrontación “entre reinos”, el reino de vida de Jesús contra el reino de muerte, este último representado por cualquier 9

Estos versículos son centrales en el lema del ministerio “Libertados” del Centro Cristiano de Cartago que se encarga de acompañar, orientar y dar ayuda pastoral a hombres y mujeres con problemas en las áreas afectivo/sexual. 10 Puede consultarse en Arana, P “La misión en el evangelio de Juan” (Buenos Aires, 1998) p. 123 en el libro “Bases bíblicas de la misión: perspectivas latinoamericanas” compilado por René Padilla. 11 Para una exposición amplia y detallada de los modelos de misión intuidos a partir de los evangelios puede referenciarse el libro de Arias, M. “El último mandato” (Bogotá, 2003) 12 Para un mayor análisis sobre el modelo de cruce de fronteras y de “misión de encarnación” en el NT puede consultarse a Bosch, David J. “Misión en transformación: cambios de paradigma en la teología de la misión” (Grand Rapids, 2000) p.81-157

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modelo o sistema que históricamente encarne la misión de confusión y discordia que trae el pecado, hasta la eliminación de toda forma de maldad en la futura instauración plena del Reino de Dios (nueva creación, Apocalipsis capítulo 21) como realidad única entre cielo (trascendencia) y tierra (inmanencia), hacia tal meta de “cielos nuevos y tierra nueva” nuestros esfuerzos de iglesia local se deben encaminar, ya que el anuncio del evangelio del señorío de Jesús nos vuelve agentes de “nueva creación”, en medio de nuestra realidad (2 Corintios 5:17). Ya con todos estos insumos de perspectiva bíblica, que si bien es cierto no son todos los que podemos encontrar en las Escrituras, si son representativos de las nociones más básicas que como iglesia local nos distinguen. Bien podemos ahora ofrecer algunas consideraciones a manera de síntesis de lo que algunos pensadores y teólogos latinoamericanos han propuesto como modelo de misión integral en dialogo con sus comunidades de fe y colegas. Como decíamos al principio estas definiciones lejos de pretender “cerrar el canon” de lo que es y no misión integral, representan un testimonio paradigmático y orientador como base de futuros aportes y críticas que busquen mantener ese espíritu de fidelidad a la palabra escrita de Dios, pero también sensibilidad a la palabra hecha vida de Dios que se manifiesta y comunica diariamente a nosotros por medio de la historia (Salmo 19) Por ejemplo en palabras de Juan Stam “… se ha popularizado en algunos círculos evangélicos el uso del término "misión integral" junto con "evangelio integral" y "evangelización integral". Frente a todo reduccionismo del evangelio a uno solo de sus aspectos, sea sólo el de proclamación oral o sólo el de acción social o cualquier otro aspecto aislado, con este término se quiere insistir en la fidelidad a todo lo que es el evangelio en la integridad de sus diversas facetas…. Los cuatro "todos" de la Gran

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Comisión destacan dramáticamente el carácter integral como también la exigencia ética de la misión de la iglesia: (1) "toda autoridad me es dada", (2) "haced discípulos a todas las naciones", (3) "enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado", y (4) "estoy con vosotros todos los días”13 Según Edesio Sánchez “…entiendo por misión integral la tarea pastoral dirigida a toda la persona en las dimensiones individual y social (en primer lugar, la familia, en segundo lugar, la comunidad de fe, en tercer lugar, la sociedad en general)”14 Como aporte personal quisiera listar dos motivaciones, una, decir que la obra misionera local desde la experiencia de los aportes latinoamericanos a la formación de la conciencia por una “misión integral”, aplicada al ambiente y alcance de su comunidad de fe debe mantener el equilibrio entre su praxis y su espiritualidad, entre su vocación profética acorde con la justicia y su papel de mediador cultural al filo de dos reinos antagónicos. La segunda, la importancia de la esperanza como principio de resistencia ante los modelos deterministas que anuncian un fatalismo sin vuelta de hoja. Si efectivamente Reino de Dios y “mundo” son una relación, mal hacemos en cruzar los brazos y hacerse el ciego ante el dolor del vecino. El Reino en Jesús ha irrumpido en nuestra realidad, ya la muerte no tiene la última palabra, ahora la fuerza de Dios en la comunidad de creyentes empodera para dar testimonio en modelos de servicio (Hechos 1:8) a propios y extraños, solo así nuestro testimonio de amor será efectivo. Confiados en su gracia, en Él esperamos activamente.

Cristhian Solís Ramírez.

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Stam, J “Haciendo teología en América Latina” Volumen II (San José, 2005 ) p.83 Sánchez, E “Misión integral en el pentateuco” en “Ser, hacer y decir” (Buenos Aires, 2006) editado por Padilla, R. y Segura H.

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