MIGRACIÓN, VIVIENDA E INTEGRACIÓN REGIONAL: Un abordaje desde la villa miseria

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Descripción

MIGRACIÓN, VIVIENDA E INTEGRACIÓN REGIONAL: Un abordaje desde la villa miseria

Carla Gallinati Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Buenos Aires

Buenos Aires 2014

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Resumen En esta tesis me propongo indagar las prácticas de ciudadanía local de los migrantes bolivianos y paraguayos residentes en villas en la Ciudad de Buenos Aires. Más específicamente de los migrantes que participan de la lucha por la vivienda. Esta lucha es un proceso histórico con el que las poblaciones villeras reivindican hacer efectivo el derecho a la vivienda y a la urbanización integral de sus territorios de residencia. En el año 2004, el déficit de viviendas llevó a la Legislatura de la Ciudad a declarar la Emergencia Habitacional de la Ciudad de Buenos Aires (Ley N° 1.408/04); para el año 2007 el problema se profundizó y la Legislatura volvió a declararla (Ley N° 2.472/07). Sin embargo, el Gobierno de la Ciudad no reconoció la problemática como un punto importante en su agenda política y, además, emprendió el recorte anual progresivo del presupuesto público para la vivienda. El contexto generó un proceso de articulación de células de reclamo y movilización en todas las villas de la capital. Los migrantes bolivianos y paraguayos, población mayormente afectada por el déficit, se conformaron como los principales protagonistas del reclamo. Teniendo en consideración la importante presencia de migrantes entre la población afectada por la precariedad habitacional en la ciudad de Buenos Aires, mi investigación se asienta en dos campos de estudio raramente articulados: los estudios migratorios y los estudios urbanos. El reconocimiento de las heterogeneidades constitutivas, el rompimiento con el nacionalismo metodológico y la localización del análisis a escala urbana fueron directivas centrales de mi tesis, conformaron los pilares generales y orientaron la mirada. El método etnográfico permitió su puesta en práctica, el medio por el cual bajar al micro universo de los migrantes regionales para, desde allí, escudriñar una argamasa consistente de significados, sensaciones, emociones, circunstancias, imágenes y prácticas. La ruptura con el nacionalismo metodológico me permitió visibilizar el acercamiento entre nacionales y extranjeros en lucha por la vivienda. Más que eso, poner en evidencia la centralidad del derecho a la propiedad y al suelo urbano para los migrantes regionales en la contemporaneidad y señalar el desconcertante déficit de los estudios migratorios respecto a dicha problemática. El análisis centrado en la escala urbana, por su parte, me permitió materializar al ciudadano regional, sacarlo del lugar etéreo donde las políticas públicas y los discursos políticos nacionales y regionales se esfuerzan por mantenerlos. Al libertar a los migrantes del tiempo homogéneo de la nación fue posible captar sus prácticas políticas y ciudadanas, restituir su derecho de respuesta y de ser, independiente de lo que deben ser según las directivas del Estado. Reconocer las heterogeneidades me posibilitó tomar conocimiento de la diversidad y la riqueza de las prácticas e historias locales que excedían, en mucho, al modelo monolítico de la ciudadanía regional imaginada por los Estados. Sumergirme etnográficamente en la cotidianidad de las villas y escuchar al migrante residente en ellas implicó afrontar las barreras del propio campo disciplinar, cruzar las fronteras de lo que tradicionalmente está circunscripto al campo de los estudios migratorios y aceptar explorar el campo a través del camino propuesto por los informantes. La lucha por la vivienda fue la oferta pero, ¿Qué podrían decir los procesos de urbanización y las políticas de intervención pública sobre la ciudadanía regional y la participación política de los migrantes bolivianos y paraguayos? Seguramente mucho más de lo que yo había imaginado luego de aceptar la propuesta de mis informantes. Por un lado las directivas generales me incentivaron a aceptar al desafío y explorar al microcosmos de estos ciudadanos regionales, espacial y temporalmente localizados. Por el otro, me estimularon a tender puentes hacia otras realidades poscoloniales y reflexionar sobre determinadas problemáticas estructurales crónicas compartidas. De esto resultó la propuesta novedosa de mirar la ciudadanía regional, y los ciudadanos del Mercosur, a través de la lucha por la vivienda.

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Abstract This thesis proposes to investigate the practices of local citizenship from Bolivian and Paraguayan immigrants living on Buenos Aires' irregular settlements (villas); specifically those participating on "housing struggles”. This fight is a historical process where population from the villas claims their right to housing and the integral urban development of their territory of residence. In 2004, the housing shortage prompted the Legislature to declare the Emergency Housing of the City of Buenos Aires (Law No. 1.408/04); in 2007 the problem was deepened and the Legislature declared it again (Law No. 2.472/07). However, the city government did not recognize the problem as an important issue in its political agenda and also undertook the progressive annual cut in public housing budget. The context generated a process of joint mobilization in all villages of the capital. Bolivian and Paraguayan population, who were the most affected by such deficit, were the main protagonists of this claim. Considering the significant presence of immigrants in the population affected by precarious housing in the city of Buenos Aires, my research is based on two areas of study rarely articulated: migration studies and urban studies. The central directives of this tesis are the recognition of the constituent heterogeneities, the break with methodological nationalism and the focus of analysis at urban scale; those are the general pillars that shaped and guided the view. The ethnographic method allowed its implementation, the means by which the universe down to the micro regional migrants from there scan a mortar consisting of meanings, feelings, emotions, circumstances, images and practices. The break with methodological nationalism allowed me to visualize the rapprochement between nationals and foreign within the housing struggle. More than that, it highlights the centrality of the right to property and urban land for regional migrants and it points out the overwhelming deficit on migration studies concerning this problem. The analysis focused at urban scale, which in turn, allowed me to clearly identify the regional citizen; not at the ethereal place where public policies and national and regional political discourses pretend to keep them. Separating immigrants from the homogeneous time of the nation, makes possible to capture their policies and citizenship practices, restore their right of reply and to be, independently from what they are expected to be according to the State. Recognize heterogeneities allowed me become aware of the diversity and richness of local practices and stories that exceeded, by far the monolithic model of regional citizenship imagined by States. The ethnographic immersion in the daily life of the villas and the purpose of listening to them migrant resident involved face barriers disciplining the half, crossing the boundaries of what is traditionally circumscribed the field of migration studies and accept explore the field through proposed by the informants way. The struggle for housing supply was but what might say urbanization and public intervention policies on regional citizenship and political participation of the Bolivian and Paraguayan migrants? Surely much of what the researcher had imagined then start the investigation. On the one hand the general guidelines encouraged to accept the challenge and explore the microcosm of these regional, spatially and temporally localized citizens. On the other hand, stimulated to build bridges with other postcolonial realities and reflect on certain shared chronic structural problems. This resulted in a new proposal to look at the regional citizenship and citizens of MERCOSUR, through the struggle for housing.

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INDICE INTRODUCCIÓN .......................................................................................................................................... 8 1. Génesis del problema de investigación. La nueva etapa del proyecto regional de integración latinoamericana y la enunciación del ciudadano del Mercosur. ..................................... 8 2. Las políticas públicas como eje para las investigaciones sobre los fenómenos migratorios: análisis y perspectivas ....................................................................................................... 11 3. (Auto) Reconocimientos de una investigadora, inmigrante y ciudadana regional del Mercosur. .................................................................................................................................................. 16 4. Del ciudadano del Mercosur al habitante del sur: recorte territorial y entrada en campo. ....................................................................................................................................................... 17 5. Primer acercamiento al campo etnográfico. La entrada en el “flujo de vida” de los migrantes. ................................................................................................................................................. 20 6. Tiempos y espacios capturados por el proceso etnográfico: de las células de reclamo (Vecinos Autoconvocados y Villas Unidas) a la lucha por la vivienda. ........................................... 23 7. Las problemáticas migratoria y urbana. Sobre la bibliografía local, internacional y el desencuentro disciplinario...................................................................................................................... 29 8. Directivas generales de la tesis. Advertencias y convergencias epistemológicas. ...................... 36 9. Estructura de la tesis ........................................................................................................................... 40 9.1 Claves formales para leer la tesis .................................................................................................... 42 CAPITULO 1 LAS MIGRACIONES: TRASLADO ENTRE TERRITORIOS DE LUCHA ............................ 44 1. Las microhistorias de la inmigración regional hacia la Argentina ................................................ 45 1.1 La travesía del río Bermejo .............................................................................................................. 46 1.2 Las dos huídas ................................................................................................................................... 53 1.3 Un cambio de 180 grados ................................................................................................................ 58 1.4 Vida gitana ......................................................................................................................................... 62 2. Expectativas migratorias y circuitos de precariedad en la “ciudad de oportunidades” ............ 67 2.1. Expectativas de futuro y herencia generacional ......................................................................... 76 3. Viejos problemas, nuevas denominaciones: el Estado de Emergencia habitacional de la ciudad de Buenos Aires ........................................................................................................... 79 3.1 Cambios en el escenario político de la ciudad .............................................................................. 84 3.2 El presupuesto de la vivienda.......................................................................................................... 87 4. La emergencia habitacional desde el territorio. .............................................................................. 89 CAPITULO 2 LUCHA POR LA EXISTENCIA............................................................................................................... 95 1. Villa Fátima del nacimiento a la resurrección ................................................................................. 96 2. Militancias laica y católica ................................................................................................................ 102 2.1 La Chispa, la Corriente Política 17 de Agosto y otras militancias. .......................................... 105 2.2 El cura y la hermana ....................................................................................................................... 111 3. Intervención urbana en Villa Fátima: inestabilidad residencial y memoria .............................. 116 3.1 Sobre otros modelos de habitar .................................................................................................... 122 4. El derecho a la existencia. ................................................................................................................ 125 5. Reconocimientos y enlaces de lucha .............................................................................................. 130 6. Inestabilidad institucional e inseguridad habitacional. Ingredientes para un conflicto ........... 134 6.1 La transferencia de responsabilidades .......................................................................................... 137 6.2. Los tiempos de violencia y diálogo ............................................................................................. 140 7. Inseguridad social y enunciación del derecho ............................................................................... 143

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CAPITULO 3 LUCHA EN RED ......................................................................................................................................... 151 1. Espacios de participación y la construcción de redes. ................................................................. 152 2. Espacios secundarios: participación y apoyo. ............................................................................... 158 3. El espacio de Villas Unidas por la Urbanización: confluencias y rearticulaciones entre células de reclamo y redes de militancia. ............................................................................ 168 4. Estrategias de participación política intrabarrial: la desconstrucción de las fronteras nacionales .......................................................................................................................................... 176 5. Para formarse en la lucha, “hay que estudiar las leyes” ............................................................... 183 6. Para formalizar la lucha, “Hay que perseguir a los diputados” .................................................. 193 7. Judicialización y “ciudadanía de primera” .................................................................................... 197 CAPÍTULO 4 LUCHA HISTÓRICA ................................................................................................................................. 206 1. En algún lugar en el entre-medio de la nación y del urbano ...................................................... 207 I Parte (Sobre la voz activa) ................................................................................................................................ 212 2. Una nueva interpretación para la discriminación ......................................................................... 212 3. Un pedido de revisión de la(s) política(s) ...................................................................................... 218 3.1. Argumentaciones sobre autoridad, protagonismo y “conciencia de clase”........................... 220 3.2. Un debate “originario” en un tiempo acotado. ......................................................................... 225 4. Un diagnóstico para la problemática habitacional en la ciudad.................................................. 232 II Parte (Sobre la voz pasiva) .............................................................................................................................. 240 5. La toma del Parque Indoamericano: un vértice de múltiples confluencias .............................. 240 6. La dimensión internacional del conflicto ...................................................................................... 249 7. Entre taparse y mostrarse, interpretación y experiencia del conflicto desde abajo ................. 258 CONCLUSIONES ....................................................................................................................................... 270 I. De colonizados a subalternos: acerca de luchas y otras transversalidades espacio temporales. ........................................................................................................................................ 270 II. Sobre la performance ciudadana local .......................................................................................... 274 III. Integración y ciudadanía regional: reelaboraciones sobre el mito de la Patria Grande ............................................................................................................................................... 277 IV. Breves consideraciones sobre interdisciplinaridad, estudios (subalternos) comparados, y nacionalismo metodológico. O hacia donde apunta este estudio. ................. 281 BIBLIOGRAFIA ........................................................................................................................................... 285

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Agradecimientos Dedico esta tesis a todos los amigos y compañeros de lucha mujeres y hombres admirables que con generosidad y paciencia me agradezco por contribuir a mi formación académica con sus puntos anécdotas, por abrir sus hogares y sus corazones. Espero también, de con su (ahora nuestra) lucha por la vivienda.

por la vivienda. A esas explicaron TODO. Les de vista, sentimientos y corazón, poder retribuir

Agradezco especialmente a Mari y a Isa por sus afectuosas recepciones, por introducirme a su cotidiano con mates y divertidas incursiones a la feria. También agradezco a Cristóbal, Tancara, Rosemary, Julio, Rogelio, Juan, Gladis, Omar, Coco, María Clara y Rosa. Y a todos los Clementes, Hermes, Elenas, Violetas, Victorias, Césares, Albertos y Henriques de la lucha por la vivienda. A las incansables “chicas de la Chispa”, Ceci y Belchu, por señalarme el sendero de la perseverancia. A la Hermana María y al Padre Gustavo por hacerme mirar siempre la mitad llena del vaso, pero nunca olvidar la parte vacía. A Di Filippo, por revelar que las excepciones son fundamentales dentro del campo de lucha. Todos ellos me enseñaron que el cotidiano del guerrero, y del buen estratega, es hecho de batallas cotidianas en las cuales se gana o se pierde, pero se avanza sin tregua. Agradezco a mis directores de tesis Osvaldo Batisttini y Sandra Gil Araujo por haber guiado mi larga trayectoria doctoral con el justo equilibrio entre rigurosidad y entusiasmo. Por dejarme volar la mayor parte del tiempo, pero traerme a la tierra con sus formidables cachetazos en el momento justo. A mi director de Beca para Latinoamericanos del CONICET Carlos Alberto Steil, gran etnógrafo y querido maestro que, desde 1995, sigue colaborando con mi formación. Junto a Osvaldo Batisttini, hicieron posible mi participación en el programa de cooperación regional de Becas para Latinoamericanos del CONICET. También agradezco a la Universidad de Buenos Aires por brindarme la oportunidad de vivir una hermosa experiencia académica transnacional y especialmente a las secretarias de posgrado Silvina (UBA) y Rose (UFRGS) que, desde la trastienda administrativa, me dieron la tranquilidad para concentrarme en la investigación mientras ellas se encargaban de poner en marcha los engranajes prácticos del convenio. Al Gobierno Nacional de Argentina por creer en la investigación y la cooperación entre nuestros países.

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Pues es librar una batalla formidable querer urbanizar una gran ciudad contemporánea. Y ¿ha visto alguien librarse una batalla sin conocimiento exacto de los objetivos que hay que alcanzar? Le corbusier, La ciudad del futuro.

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INTRODUCCIÓN 1. Génesis del problema de investigación. La nueva etapa del proyecto regional de integración latinoamericana y la enunciación del ciudadano del Mercosur. A fines de los años 1990, el escenario de crisis económica y la profundización de las desigualdades sociales en los países de América Latina demostraron el fracaso de las políticas de cuño neoliberal aplicadas en la región. El rechazo a las medidas económicas impuestas por el Fondo Monetario Internacional y una notable reorientación política se hizo visible en todo el subcontinente. El mayor indicio de eso fueron las elecciones de gobiernos comprometidos con el combate a la pobreza, la atención prioritaria a las políticas sociales y el fomento de un plan de alineamiento político para el Cono Sur. En 2003 llega a la presidencia de Brasil Luis Ignacio “Lula” Da Silva, el primer mandatario obrero metalúrgico y sindicalista. Su meta prioritaria de gobierno fue el combate a la pobreza. En Argentina, para el mismo año, Néstor Kirchner asumió la presidencia de un país en default, con los niveles de desocupación más altos de su historia y gran parte de su población arrojada bajo la línea de pobreza1. En el discurso de asunción, prometió realizar un cambio político, pero también cultural y moral, con vistas a un país más justo2. Los siguientes países en experimentar los vientos de cambio político fueron Bolivia y Uruguay. En 2005 Bolivia eligió como presidente a Evo Morales, el país tuvo por primera vez en su historia a un líder de origen indígena, acorde con los 62 por ciento de su población del mismo origen. Las metas de su gobierno apuntaron a reducir los índices de pobreza y los programas sociales implementados con ese objetivo demostraron el alineamiento a las orientaciones políticas de los demás líderes populares de la región. En Uruguay, también en el año de 2005, el líder del Frente Amplio, Tabaré Vásquez, ganó las elecciones con promesas de atención prioritaria a las políticas sociales,

Según el Informe Económico del Ministerio de Economía y Finanzas de la Nación, para el año de la crisis financiera (2001) “También los indicadores de empleo muestran un deterioro importante. La tasa de desempleo aumentó al 18,3% en octubre último en comparación con el 16,3% de mayo del mismo año y el 14,7% de octubre de 2000. De tal manera, cuando se observan los números absolutos se estima un aumento de alrededor de 505 mil desocupados en el transcurso del último año (entre los meses de octubre), a lo que se le agrega una disminución del orden de 380 mil ocupados. Simultáneamente con ello, de acuerdo con la última Encuesta Permanente de Hogares el 25% de los hogares y el 35% de las personas del Conglomerado Gran Buenos Aires se encuentran por debajo de la línea de pobreza. A su vez, el 8,3% de los hogares y el 12,2% de las personas se hallarían en estado de indigencia.” (Informe 40, La Economía Argentina durante 2011, disponible en: http://www.mecon.gov.ar/informe/informe40/introduccion.pdf) 2 Disponible en: http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/miscelaneas/discurso_de_nestor_kirchner_25_de_mayo_de_2003.ph p 1

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especialmente en las áreas de salud y educación. En el año 2006 asumió la presidencia de Chile la socialista Michelle Bachelet, tras una campaña electoral comprometida con la protección social (reforma previsional, derechos laborales, etc.) y, en términos de política internacional, orientada hacia el afianzamiento de los lazos de cooperación con los países de la región. Finalmente, en 2008, Paraguay eligió como presidente a Fernando Lugo, desplazando, después de más de medio siglo en el poder, al conservador Partido Colorado. Su principal meta de gobierno fue la reforma agraria y su compromiso prioritario con la reducción de las desigualdades estructurales de su país, especialmente en el ámbito del acceso a la justicia y a la salud. En el marco de este escenario político regional el tratado del Mercosur recibió nuevo aliento. El preeminente carácter comercial y económico que caracterizaba las orientaciones del acuerdo en la década precedente ya no era compatible con las aspiraciones de los nuevos mandatarios y sus electores. De esta forma, mientras las políticas sociales empezaron a ganar progresivamente un lugar destacado en la agenda del bloque, los mandatarios dirigieron sus discursos al pueblo latinoamericano e invocaron su participación en el nuevo proceso de integración regional (Gallinati, 2008 y 2009). Términos como ciudadanía, participación social, integración cultural e inclusión social, entre otros, empezaron a conformar el vocabulario subcontinental, apareciendo cada vez con más frecuencia en los discursos oficiales de los mandatarios, como también en los textos de los programas y políticas regionales (Gallinati, 2009). El rol protagónico de los pueblos del continente y la participación de las sociedades en el proceso de integración latinoamericana fue el paradigma que pasó a guiar las políticas regionales. Así lo explican los funcionarios públicos de nivel regional: La idea de ciudadanía regional es un sello distintivo de la concepción integradora que guía a los países del MERCOSUR en la actualidad. Expresa en alguna medida la superación del concepto centrado exclusivamente en los acuerdos de libre comercio que en la década de 90 hizo restringir el enfoque de las políticas de integración del MERCOSUR. (Eduardo Sigal, Subsecretario de Integración Económica, Americana y MERCOSUR, En: INADI, 2011: 182) Finalmente hoy, sobre todo a partir del año 2003 y la declaración de Buenos Aires firmada por Néstor Kirchner y Luis Ignacio Lula da Silva, aparece una mirada de avanzar más hacia lo social, hacia la participación de la sociedad civil en la construcción de un modelo de integración participativo, democrático, inclusivo. Esta participación de la sociedad civil requiere, obviamente, una participación real, que la gente se sienta identificada en el proceso de integración regional y para ello el Mercosur tiene que devolver algo. Tiene que haber hechos concretos que permitan que la gente se sienta parte de esta iniciativa. Y en este sentido la construcción de derechos comunes, la construcción de ciudadanía, entregar marcos comunes y regionales de protección de las personas frente a las diferentes inclemencias, ataques y demás, por parte de los Estados,

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es un punto central. (Damián Paikin, Coordinador del Proyecto Antidiscriminatorias en el MERCOSUR, En: INADI, 2011:164)

Políticas

Dentro de esta tendencia hacia el “MERCOSUR social” y el “Mercosur ciudadano” los migrantes y los procesos migratorios se configuraron como un tema prioritario en la agenda del bloque para la presente década (Romano, 2009: 257). El renovado proyecto de integración pasó a nombrar los migrantes regionales como ciudadanos del MERCOSUR y los enunció como principales beneficiarios de la flamante política de libre circulación de personas en el MERCOSUR. Argentina fue la principal impulsora de la política, presentando proposiciones concretas y tomando un rol protagónico en el tratamiento de estos temas durante las reuniones del MERCOSUR. También fue pionera con la propuesta de regularización documentaria para los inmigrantes regionales residentes en el país. La medida fue implementada de forma unilateral y entró en vigencia junto a la nueva ley migratoria (Nº 25.871). A través de estas medidas, Argentina afirmó su compromiso con la libre circulación de personas en el MERCOSUR. En el año 2004, tras un periodo de intenso debate político y legislativo, fue sancionada la nueva Ley de Migraciones (Nº 25.871)3. En sintonía con la política regional la normativa incluyó la categoría “nacionalidad Mercosur” (Cap. I art. 23 “L”) para la admisión de residentes en el país. Así, al mismo tiempo en que el ciudadano del Mercosur despuntaba en la agenda del bloque como un nuevo sujeto de derechos, Argentina le otorgaba derechos jurídicos en el ámbito nacional. La puesta en marcha de la normativa y la reconfiguración del modelo político por la que pasó –y viene pasando- el país y la región abrieron un nuevo panorama hacia donde dirigieron su atención los estudios migratorios. El período que antecedió la sanción de la ley migratoria y la fase posterior de implementación de la normativa generó una serie de debates en el campo político, institucional y académico. En este sentido, la agenda pública causó un doble impacto: al mismo tiempo que sentaba las bases de un nuevo modelo de nación y región donde los migrantes ganaban status de

La aprobación de la normativa fue antecedida por un periodo de seis años de discusión y redacción del proyecto de ley. El proceso, impulsado por la Comisión de Población de la cámara de diputados contó con la participación de la “sociedad civil”, organizaciones e intelectuales. (Correa, 2004:173). La ley migratoria fue aprobada en diciembre de 2003, aunque el argumento sobre la necesidad de su redacción se manifiesta ya en el año 2000. Un año más tarde fue presentada como proyecto en la cámara de diputados, y durante el 2002 el mismo fue sometido a debate dentro y fuera de la esfera legislativa, contando con la participación de organizaciones no gubernamentales y especialitas en la temática, así como de organismos oficiales para la discusión de la materia. En enero del 2004 la ley fue promulgada y publicada en el Boletín Oficial (Giustiniani, 2004:35). Una vez aprobada, dicha ley pasó por una intensa fase de divulgación a través del Programa de Regularización Documentaria para Inmigrantes del Mercosur Patria Grande, el principal vector gubernamental para la aplicación de la normativa. Para un análisis especifico sobre el programa consultar Nejamkis y Sierra (2010). 3

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ciudadano regional influía en la producción del campo de los estudios migratorios locales, ya sea en términos cuantitativos o en la elección del problema (y el foco) de sus análisis. 2. Las políticas públicas como eje para las investigaciones sobre los fenómenos migratorios: análisis y perspectivas En el año 1997, el Programa de Investigaciones Socioculturales en el MERCOSUR pone en marcha la sistematización de una serie de investigaciones vinculadas a la temática regional 4. De esta labor surgen un conjunto articulado de estudios sobre fronteras regionales y ciudadanía (Vidal, 1998; Pereyra, 1999; Badaró, 2002), aspectos culturales de la integración (Oliven, 1999; Calderón y Szmukler, 2000; Pallini 2001) y Movimientos sociales y sindicales de la región (Jelin 2000; Badaró 2000; Bidaseca, 2000; Arach, 2002), entre otros. En el mismo año la Revista de Estudios Latinoamericanos (CEMLA) publica por primera vez un dossier dedicado a indagar la problemática migratoria desde el eje regional: Procesos migratorios en países del MERCOSUR (1860-1990)5. En años anteriores se encuentran los trabajos precursores de Mármora (1988; 1993) sobre políticas migratorias y procesos de integración en Latinoamérica –aún sin hacer referencia a la denominación MERCOSUR-, y de Vecoli (1993) sobre identidad americana. Para los años 1990, cuando la mayor parte de las investigaciones se dedicaba a estudiar las migraciones europeas, también fueron precursores los trabajos sobre migraciones limítrofes de Benencia y Karasik (1994 y 1996). A fines del año 1998 la Revista de Estudios Latinoamericanos volvió a dedicar una edición a las denominadas migraciones limítrofes, pero esta vez sin hacer referencia al tratado regional. Bajo el nombre “Migraciones de países vecinos a la Argentina: la problemática de los 90” fueron publicadas investigaciones mayormente dedicadas al tema de fronteras y/en zonas fronterizas (Schiavoni, 1998; Grimson, 1998; Palau Viladesau 1998; Karasik y Benencia, 1998). Las políticas migratorias a nivel regional volvieron a ser problematizadas en la revista por Maguid (2005) y las migraciones limítrofes vía mercado laboral por Vargas (2005), Cerruti y Bruno (2005) El programa, llevado a cabo por el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES), tuvo sus bases en la Red de Investigaciones Sociales del Mercosur y contó con el apoyo del Programa Mamagement of Social Transformation (MOST) de las Naciones Unidas (UNESCO). En el marco del programa fueron desarrollados proyectos colectivos e individuales que resultaron en la publicación de “Cuadernos para el Debate” (Jelin y Grimson, 1998). 5 Estudios Migratorios Latinoamericanos es la primera revista especializada sobre la temática migratoria en Argentina. Desde 1985, año de su lanzamiento, agrupó estudios de los principales investigadores nacionales e internacionales en la materia. A partir de una evaluación histórica retrospectiva Samuel Baily (1993) definió la revista como una publicación pionera en los estudios latinoamericanos sobre migraciones. Estas características permiten tomarla como un buen termómetro sobre la producción científica local y regional, sea en relación a las temáticas abordadas y ejes de investigación que sobre los principales referentes del área. 4

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y Benencia y Quaranta (2005). Sin duda los procesos migratorios relacionados a la colectividad boliviana fueron los más estudiados. En el año 2009, una edición completa de la revista estuvo dedicada a la cuestión (CEMLA, 2009). Para la misma época, las políticas migratorias concentraron gran parte de la producción académica nacional. La mayoría de estos estudios se dedicó al análisis de las leyes y discursos políticos. Los textos políticos (leyes, normativas, acuerdos, convenios, programas, políticas públicas y discursos políticos) fueron el material utilizado para interrogar al Estado argentino (Domenech, 2009). Algunas investigaciones de focalizaron sobre los aspectos jurídicos de la ley, interesados en explorar su fundamentación bajo los parámetros internacionales en materia de Derechos Humanos (Oteiza, 2004; Mármora, 2009; Ceriani Cernadas et al., 2009) y convenios laborales (Vichich, 2004). Otras, atendieron a los aspectos más subjetivos de la normativa, explorando el modelo político vehiculizado por la nueva legislación (Novick 2004; Domenech, 2009; Romano 2009) y comparando con los precedentes (Mármora, 2004; Novick, 2008). Las investigaciones pusieron en relieve las diferencias entre los proyectos y modelos de nación pasados y presentes (Nejamkis, 2012). Los resultados de las investigaciones fueron unánimes en indicar que, a diferencia de la legislación anterior -redactada en términos de seguridad y control en el marco de la última dictadura militar-, la Ley Nº 25.871 apuntaba hacia un modelo de sociedad democrática (Domenech, 2009; Soria, 2009). Nejamkis (2012) y Novick (2012) subrayaron el cambio de paradigma hacia un modelo de cuño social que inspiró la redacción de la ley durante el gobierno de Néstor Kirchner. Lo describieron de la siguiente manera: (…) el paso que ha dado la Argentina desafía en forma directa las bases sobre las que se sostiene el actual sistema mundial occidental. En particular, es importante remarcar el abandono de la doctrina de seguridad nacional dominante en los últimos 25 años por la de seguridad interior y la instalación del Derecho Humano a migrar tanto en la normativa como en la agenda pública. (Nejamkis, 2012:93) El modelo social que subyace en la nueva ley trasunta la idea de una sociedad más igualitaria, donde se valora la potencialidad de los jóvenes y el aporte de los migrantes. La sociedad aparece integrada a un proceso regional –Mercosur- cuyo peso creciente influyó a la hora de definir nuevas políticas. (Novick, 2012:29)

Los análisis indicaron que el marco jurídico y los discursos públicos brindan a los sujetos y grupos sociales modelos interpretativos para la construcción de la realidad social (Novick, 2004; Mera, 2011). Para estos autores, dichos marcos, al desplegarse dentro de un determinado lenguaje, son capaces de indicar la forma particular con que los Estados argumentan, unen y separan, nombran y clasifican, y así definen las migraciones y los migrantes dentro de sus

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fronteras. Para el caso nacional, subrayaron al proceso de transición hacia la construcción de las nuevas migraciones (latinoamericanas) deseadas en el marco de la nación argentina contemporánea (Domenech, 2011; Gallinati 2008). En dicho contexto, focalizaron sobre la forma con que el Estado-nación redefinía la membrecía nacional (Gil Araujo, 2009; Bonilla, 2011; Gallinati, 2011). De forma general, algunos de estos estudios se afiliaron a una vertiente de pensamiento internacional sobre las políticas públicas y las políticas migratorias según la cuál, Las políticas migratorias funcionan como un espejo en el cual se reflejan las problemáticas propias de los contextos de elaboración de estas políticas, sus quiebres, fracturas y desigualdades, sus conflictos no resueltos. Son, en otras palabras, unos buenos lentes para ver qué tipo de sociedad se está construyendo. (Gil Araujo, 2009:19)

Según esta perspectiva, las normativas, programas y planes de inmigración son concebidos como huellas que revelan cómo el Estado imagina a la Nación (Balibar, 2003) y las políticas públicas, en general, como vías de construcción para la realidad de un mundo que en apariencia sólo describe (Bourdieu 1999); como vehículos de una racionalidad política con implicancias practicas (Gil Araujo, 2010)6. Bajo este enfoque, las políticas migratorias son concebidas como una manera autorizada de narrar

la nación y construir el nacionalismo

(Anderson, 1993; Gellner 1994), como un vector a través del cual los Estados modernos construyen las racionalidades políticas. Las narrativas nacionales producen y son (re)producidas por una amalgama de símbolos, mitos y memorias (Balibar, 1991)7. Estos estudios también señalan las lógicas de inclusión y exclusión de los procesos de conformación de las membrecías nacionales que, trasladado al campo concreto de las políticas migratorias, guían la construcción de marcos normativos que regulan los movimientos de las personas entre las fronteras (Torpey, 2006) y definen la categoría migrante para el Estado (Sayad, 1998; Gil Araujo, 2010). En otras palabras, estos análisis se dedican a revelar la artificialidad intrínseca de la construcción de categorías nacionales al desnaturalizarlas (Stolcke, 1994). En lugar de ver en la nacionalidad una condición legal formal, fundada en un vínculo jurídico entre un individuo y un estado particular acorde a determinadas normas jurídicas que fueron codificadas durante el proceso formativo del estado nacional moderno, ella se convirtió en un atributo considerado como casi natural” (Stolcke, 2000: 15) 6Siguiendo

a Dean (1999) y Rose (1999), Gil define las racionalidades políticas como “(…) campos discursivos caracterizados por un vocabulario compartido dentro del cual las disputas pueden ser organizadas por principios éticos que pueden comunicarse unos con otros, por una lógica implicatoria mutuamente inteligible, por hechos comúnmente aceptados, por acuerdos significativos en torno a cuestiones políticas clave.” (2010:42) 7Respecto del rol de las memorias, símbolos y ritos en la construcción de las narrativas nacionales y de los nacionalismos, indico las compilaciones de Bravo (2000) y de Oro (2008).

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Stolcke argumenta que el efecto causado por la apariencia congénita de la nacionalidad transformó las migraciones –y los migrantes- en un problema nacional. A partir de esta lógica, los Estados Nación pasaron a embanderarse en la defensa de la (naturalizada) identidad nacional y a reservar la comunidad de la amenaza extranjera (Stolcke, 1994). En la misma dirección, Wimmer y Shiller (2002) y Balibar (1991), sostuvieron que el mayor mito construido por el Estado Nación fue asociar la comunidad étnica a la nacionalidad. Según esta perspectiva, dicha asociación orientó a un proceso de despolitización –o encubrimiento- del carácter intrínsecamente político de las clasificaciones estatales (Shore y Wright, 1997). El estudio de las políticas migratorias permite, por lo tanto, revelar el proceso político de construcción y aplicación de las categorías operadas por el Estado (Cook Martin, 2005 y Gil Araujo, 2010), poniendo al

descubierto los parámetros bajo los que se definen a quienes

pertenecen y quienes no pertenecen a la nación, quienes tienen o no el derecho de participar de la comunidad nacional (Gil, 2009; Babha, 2000; Sayad, 2002). En definitiva se trata del proceso de definición y diferenciación entre nacionales y extranjeros y sus impactos concretos en la vida de los migrantes, como por ejemplo, legalización, o no, de la residencia de las personas en los distintos territorios nacionales (Sayad, 1998; Torpey, 2000; Gil, 2010; Calderón, 2006). Los estudios nacionales filiados a esta perspectiva internacional interpretaron el cambio político normativo argentino como un hilo conductor para explorar los procesos migratorios y revelar las nuevas racionalidades políticas que operaban en el país (Domenech, 2009; Magliano, 2009; Soria, 2009). Las investigaciones académicas subrayaron así la emergencia de un proceso de revalorización y de inclusión del migrante latinoamericano en la narrativa de la nación argentina. Un nuevo sujeto de (plenos) derechos, dentro de un modelo de nación abierta hacia la región.8 Por cierto, eso puso en relieve el contraste entre el actual escenario nacional y la tendencia internacional de cierre de fronteras y endurecimiento de los controles fronterizo, sobre todo después de los atentados del once de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Otro punto de convergencia de estos estudios respecto a la perspectiva internacional fueron las afirmaciones sobre el impacto de las políticas en la vida de los migrantes. Sin embargo, como recordó Nejamkis,

La fase inicial de mi investigación doctoral se alineó con el conjunto de perspectivas nacionales e internacionales descriptas. Mis primeros esfuerzos también se centraron en analizar los cambios políticos, legislativos y narrativos desde el Estado, tanto a nivel nacional como regional. Los resultados de la primera fase de la investigación pueden ser consultados en Gallinati (2008 y 2009). 8

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Específicamente, en relación con los discursos y la legislación propia de las políticas migratorias, resulta necesario distinguir entre los efectos pretendidos por estas propuestas –en tanto ideales correspondientes a un determinado proyecto político- y el alcance de las prácticas concretas a nivel social y, más específicamente, político-jurídico. Es fundamental comprender las contradicciones entre los documentos emanados y su puesta en práctica en que se ve involucrada una gran cantidad de actores políticos y sociales (el poder judicial, la policía, la gendarmería, entre otros.) (2012:90)

Algunos analistas recalcaron que los migrantes no son meros contenedores o receptores de los discursos y “políticas de enunciación” sino actores centrales en las dinámicas de interacción y negociación con el Estado y con las instituciones (Feldman-Bianco et all, 2011:22). A pesar de las advertencias desde el mismo campo de las políticas públicas, en el contexto argentino hay un déficit de investigaciones sobre los impactos concretos de las políticas migratorias en la vida de los migrantes. Tampoco existen estudios que propongan focalizar sobre la agencia de los migrantes y analizar el impacto de sus prácticas en la reformulación de dichas políticas. De eso se desprende el siguiente panorama: una gran producción dedicada a escudriñar minuciosamente las retoricas oficiales y las leyes migratorias –con el objetivo revelar al modelo de nación operado por el Estado y, consecuentemente la lógica por detrás de los procesos de inclusión y exclusión de los migrantes- sin la posibilidad de dialogar y confrontar los resultados de sus investigaciones con la micro escala de la cotidianidad de los migrantes. Los desconciertos causados por estos vacios de conocimiento abren lugar a inquietantes paradojas al campo académico nacional: “A pesar de que los recientes cambios han avanzado en relación con la protección y el respeto de los derechos de los migrantes, estudios puntuales nos revelan que los migrantes en la Argentina son discriminados y explotados; en muchos casos, perseguidos y maltratados.” (Novick, 2012:30). Al analizar el universo de las pequeñas tramas sociales, culturales y políticas engendradas en las escalas municipal y barrial pretendo dar cuenta de dichos vacios, buscando respuestas a las contradicciones señaladas por los estudios de las políticas migratorias nacionales y a los siguientes interrogantes de investigación: ¿Cómo las políticas nacionales y regionales impactan en la realidad de los migrantes?, ¿Hasta qué punto las políticas cambian la realidad concreta y las percepciones subjetivas de sus beneficiarios?, ¿Hasta dónde las clasificaciones y categorías del Estado son incorporadas, comprendidas y (re)significadas por los clasificados?, ¿Estos procesos desde abajo son capaces de generar un feed back sobre las clasificaciones y categorías construidas por el Estado? ¿Qué impactos tiene la atribución de derechos regionales en la realidad social de los migrantes del Mercosur?, ¿Nuevos derechos de ciudadanía promueven nuevas prácticas de ciudadanía?, ¿En qué ámbitos y escalas?, ¿Los migrantes regionales residentes en Buenos Aires

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(ahora nombrados ciudadanos del MERCOSUR) se imaginan parte del proyecto político continental?, ¿De qué forma y en qué medida? ¿Cómo experimentan las nuevas políticas regionales? Finalmente, ¿De qué forma y en qué medida esta parte específica del pueblo latinoamericano viene participando del proyecto político de integración regional que los convoca e invoca como ciudadanos? Para responder a estos interrogantes, desde la escala de la cotidianidad, establecí los primeros contactos con los migrantes. Fue también el momento de afrontar mi propio desconocimiento sobre una realidad urbana de la que yo, desde la condición también migrante, apenas empezaba a participar. 3. (Auto) Reconocimientos de una investigadora, inmigrante y ciudadana regional del Mercosur. El inicio de mis estudios doctorales ha coincidido con mis primeros meses de residencia en la ciudad de Buenos Aires. Luego de mi llegada a la capital, tramité la residencia temporaria bajo la categoría “inmigrante del MERCOSUR”. El ámbito institucional donde debía realizar mis trámites migratorios, la Dirección Nacional de Migraciones (DNM), donde gestioné el Documento Nacional de Identidad (DNI), fue donde además entablé contacto con otros inmigrantes regionales. De mis incursiones a la DNM resultaron las primeras observaciones y charlas con personas que como yo aguardaban su turno. Me llamó la atención el gran volumen de personas que iniciaba el trámite en el sector “nacionalidad del Mercosur” frente a la menguada cantidad de aquellas que se dirigían al sector “extra Mercosur”. En nuestro sector, varias familias numerosas aguardaban su turno, en la mayoría de los casos, para sacar directamente la residencia permanente ya que contaban con algún miembro de la familia (cónyuges y/o hijos) que ya tenían la residencia o -sobre todo para el caso de los hijos-, la nacionalidad argentina9. Constaté que muchas familias llevaban largo tiempo residiendo en Argentina, aunque sin tener su situación migratoria regularizada. Para mi sorpresa, conocí a personas que estaban asentadas en Buenos Aires desde hacía varias décadas, especialmente las procedentes de Paraguay. Este fue el caso – por cierto bastante extremo- de Marta y Jorge. Conocí a ambos en la DNM, durante sus trámites para la renovación documentaria. Marta vivía en Argentina desde los dos años de edad, período en que toda su familia había migrado hacia Buenos Aires. Jorge vivía en Buenos Aires hacía más

El artículo 22 de la Ley de Migraciones 25.871 establece que “Se considerarán residentes permanentes los inmigrantes parientes de ciudadanos argentinos, nativos o por opción, entendiéndose como tales al cónyuge, hijos y padres.” La ley puede ser consultada en Giustiniani (2004). 9

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de cincuenta años. Sin que yo indagara, Jorge me señaló su viejo documento de identidad: “!Mirá, aquí dice cuando entré en el país… yo soy más argentino que muchos argentinos, pues vivo aquí desde 1955!”.10 Durante los meses en que realicé mis propios trámites documentarios inicié mi acercamiento hacia los migrantes regionales, estableciendo los primeros contactos en la DNM. Pero, aunque me presentara como estudiante de doctorado de la Universidad de Buenos Aires y explicara mi objetivo de realizar una investigación sobre las migraciones y los migrantes regionales, no pude concretar ningún encuentro posterior. Quizás por desconfianza, miedo o cualquier otro motivo ajeno a mi conocimiento, los números de teléfono a los cuales pude acceder no existían o, de existir, sus dueños no respondían a mis llamadas. Algunos meses más tarde tuve acceso a una información que definiría parte de mi problema de investigación e inserción etnográfica. Una información bastante conocida por los investigadores locales: la concentración residencial de migrantes en las villas. Esta valiosa información me la dio Martin, un simpático y curioso bicicletero del barrio Colegiales, ex habitante de la villa Bajo Flores y militante en el Colectivo Territorial La Chispa (de aquí en más, La Chispa)11. Al enterarse de que su interlocutora era una estudiante de doctorado brasileña no tardó en preguntar: ¿y qué viniste a investigar? Al escuchar mis comentarios sobre la dificultad de contactar y entablar vínculos estables con migrantes latinoamericanos me respondió con cierta sorpresa –y una sonrisa- a mi problema: Martin: ¿Quieres ver inmigrantes? ¡Anda a la villa, está lleno de inmigrantes! Investigadora: ¿A cuál villa? Martin: ¡Todas! Todas están llenas de inmigrantes. Te puedo llevar a la 1-11-14 y a la 3. La Bajo Flores es más peligrosa. Villa Fátima es más tranquila, está llena de bolivianos y paraguayos. Yo te llevo a Fátima si querés y después mi hermano te lleva al Bajo porque él vive allá, yo no vivo más allá y prefiero no entrar.

Aceptar la propuesta de Martin me llevo a la zona sur de la ciudad de Buenos Aires. Conocer la zona sur me introdujo al universo de las villas (miseria) y sus residentes, los villeros. 4. Del ciudadano del Mercosur al habitante del sur: recorte territorial y entrada en campo.

Un “Diagnostico sobre las Poblaciones de Inmigrantes en Argentina” indica que “Prácticamente seis de cada diez personas que iniciaron el trámite son de origen paraguayo, que junto con los de origen boliviano y peruano concentran al 94.7% del total.” (Cerruti, 2009) 11 Por medio del “Colectivo Territorial La Chispa” construí mis primeros contactos y vínculos territoriales con los residentes de villa Fátima. Esta forma de inserción al campo, vía asociación comunitaria o vía iglesia católica, es un modo con que usualmente los investigadores locales entablan los primeros contactos con los residentes de villas. 10

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Una vez detectada la llamativa concentración territorial de migrantes al sur de la ciudad no pude desestimar la centralidad del dato para la investigación. Tampoco desconsiderar la gran cantidad de migrantes bolivianos y paraguayos que compartían su espacio de residencia con una población nativa pobre, mayormente compuesta por migrantes internos provenientes de las provincias del norte del país. Entendiendo el territorio como un espacio definido y delimitado por y a partir de relaciones de poder (Campos, 2005; Souza, 1995), incluir el recorte territorial significó complejizar la mirada sobre el sujeto de mi investigación y reconocer, además de su situación migratoria, su condición de clase popular. Villa Fátima (Villa 3) fue mi puerta de entrada hacia la realidad de pobreza que caracteriza la cotidianeidad de gran parte de los migrantes internos y externos residentes en Buenos Aires. Con el avanzar de la investigación tuve la oportunidad de conocer a otras realidades territoriales sobre las que versaría parte de mis estudios: Villa Retiro (Villa 31), Villa Barracas (Villa 21-24), Villa Bajo Flores (Villa 1-11-14), Villa Lugano (Villa 20), Villa Piletones y Asentamiento Los Pinos12. Dichas villas también albergan un gran contingente de migrantes internos y externos. A partir de los años 1980, los flujos migratorios provenientes de Paraguay y Bolivia ampliaron su destino desde las ciudades de las provincias fronterizas hacia la Ciudad de Buenos Aires y región metropolitana (Cerruti, 2009). En el caso de los paraguayos, por ejemplo, de cada diez migrantes que llegan al país, ocho se dirigen hacia la capital (Cerruti y Parrado, 2002). Para el caso de los bolivianos, se nota un aumento de esta tendencia para el año de 2001. Es probable que este contingente sea en parte responsable por el incremento de 50 por ciento de los habitantes de la capital registrado por el Censo Nacional del año 2010. Eso corresponde a un crecimiento de 56.165 personas sólo en las villas. De acuerdo con el mismo Censo Nacional, el total de la población residente en villas y/o asentamientos precarios está contabilizada en poco más de 163 mil personas. En comparación con los datos del Censo realizado en el año de 2001, donde el número de residentes era de 53 mil personas, se podría afirmar que en la última década la población de villas se ha duplicado. La densidad demográfica se conjugó con la concentración espacial al sur de la Ciudad de Buenos Aires, sobre todo hacia el territorio delimitado por la comuna 8 (expandiéndose hacia el conurbano). En el cuadro gráfico que sigue he ubicado a las villas según su pertenencia a las comunas. Ubicarlas por comunas tuvo como objetivo graficar la

Durante la dictadura militar las villas fueron numeradas. A pesar de los nombres, algunas aun siguen siendo denominadas por dicha numeración. 12

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distribución espacial de los migrantes por área y barrios de la ciudad y definir el perfil socioeconómico de sus habitantes.13 Los datos del censo indican que población residente en la comuna 8 vive en situación de hacinamiento, con un promedio de siete personas por hogar. Ya los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) realizada por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires se infiere que en las comunas 7 y 8 se encuentra el mayor número de personas que no tiene la propiedad legal de la vivienda. Cuatro barrios ubicados en la zona sur de la ciudad nuclean el 35% de los migrantes bolivianos y paraguayos: Villa lugano, Flores, Nueva Pompeya y Balvanera. En otras zonas como Nueva Pompeya, Villa Soldati o Villa lugano, el peso relativo de la población migrante es mayor que la nacional. Las villas y asentamientos precarios abarcados por este estudio se encuentran en dichos barrios. En ellos la población migrante esta sobre-representada. Ubicada en la zona central de la capital, Villa Retiro obedece al mismo patrón, siendo el 11,3% de su población originaria de Bolivia, Paraguay y Perú. (Cerruti, 2009) En lo que respecta a la distribución general de la población de la ciudad, independientemente del origen nacional, el 64,8% vive en la zona sur. De este total, el 8.6% es proveniente del conurbano de la ciudad, el 11,2% proviene de otras provincias de Argentina (fruto de las migraciones internas), el 10,5% está compuesta por población extranjera de los países limítrofes (fruto de las migraciones internacionales entre la cual se encuentran las personas de origen boliviano y paraguayo) y el 4,8% proviene de países no limítrofes (fruto de las migraciones internacionales de origen regional y extra regional). La EPH también indica que la mayor parte de la población extranjera que se estableció en la Capital entre los años 2000 y 2011 tuvo como destino la zona sur de la ciudad.

Las comunas son divisiones político administrativas municipales tomadas como unidades oficiales para la realización los censos y relevamientos en la Ciudad de Buenos Aires. La Ley Municipal (Ley 1777/05) define las comunas como “(…) unidades de gestión política y administrativa descentralizada con competencia territorial, patrimonio y personería jurídica propia”. Su finalidad es “a) promover la descentralización y facilitar la desconcentración de las funciones del Gobierno de la Ciudad, preservando su integridad territorial, b) facilitar la participación de la ciudadanía en el proceso de toma de decisiones y en el control de los asuntos públicos, c) promover el desarrollo de mecanismos de democracia directa, d) mejorar la eficiencia y la calidad de las prestaciones que brinda el Gobierno de la Ciudad, e) implementar medidas de equidad, redistribución y compensación de diferencias estructurales a favor de las zonas más desfavorecidas de la ciudad, f) preservar, recuperar, proteger y difundir el patrimonio y la identidad cultural de los distintos barrios, g) consolidar la cultura democrática participativa, h) cuidar el interés general de la ciudad y i) asegurar el desarrollo sustentable. 13

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Se podría agregar que las Comunas 4 y 8 son las que presentan un mayor número de hogares sin red cloacal pública y con graves problemas de acceso a la red de agua potable. Un diagnostico de la Sindicatura General de la Ciudad sobre Villas, Asentamientos Precarios y otras Modalidades de Vivienda Precaria (2007) indicó que en la zona sur de la ciudad, especialmente en la comuna 8, recae “la mayor cantidad de denuncias de contaminación por vertido de afluentes y residuos contaminantes en los cursos de agua y por la existencia de basurales a cielo abierto”. Un Informe Epidemiológico sobre enfermedades realizado en la Ciudad de Buenos Aires (2005) detectó para la misma zona altos niveles de hepatitis, anemia, enfermedades gastrointestinales, respiratorias y relacionadas con la desnutrición. También en esta zona se concentra la población con menos acceso a la educación y a la salud (Datos de la Encuesta Anual de Hogares 2011, Ciudad de Buenos Aires – EAH). 5. Primer acercamiento al campo etnográfico. La entrada en el “flujo de vida” de los migrantes. Mariela y Carmen fueron las primeras personas que conocí en Villa Fátima. Ambas participaban de las actividades de La Chispa, ubicada en el corazón de la villa. Hacia la Chispa me

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llevó Martin y, habiendo cumplido su promesa de llevarme a la villa, me dejó en compañía de las dos señoras bolivianas para que ellas me ayudasen a contactar más inmigrantes. Mariela y Carmen quisieron saber exactamente “qué necesitas” pues con base en eso podrían ayudarme a seleccionar las personas más adecuadas para entrevistar. La naturalidad y espontaneidad con que propusieron solucionar mi problema da pistas de su familiaridad con investigadores que, como yo, acudían a la villa en búsqueda de “contactos”. Luego de indagar más sobre mi tema de investigación, reflexionaron conjuntamente sobre cuales personas se encuadraban en el perfil que yo buscaba. Aún atónita frente a aquellas receptivas señoras bolivianas, que mientras cebaban mate evaluaban nombres para armar mi lista de informantes, fui sorprendida por otra pregunta: “¿y qué querés hacer?” Me ofrecieron algunas alternativas: “¿podés dar clases de refuerzo escolar a los niños, trabajar en la biblioteca de la Chispa, hay también talleres con jóvenes, que te gustaría?” Aquel primer contacto me mostró las huellas de ciertos vínculos sociales y culturales que yo desconocía: la gran presencia de jóvenes investigadores en las villas (sobre todo estudiantes del área de las ciencias humanas), la familiaridad y la solidaridad de los residentes con las inquietudes académicas y políticas de la juventud y la visión de los residentes sobre el rol de la militancia. A lo largo del trabajo de campo comprendí que en la cultura popular de las villas la separación de las actividades de investigación y militancia (política y/o social) era menos rígida de lo que yo esperaba. Por eso, mis esfuerzos iniciales de explicar mi intención académica tuvieron poco sentido para mis primeras interlocutoras que, aun comprendiendo mis propósitos académicos, trataron de involucrarme en alguna actividad de militancia comunitaria. Entre las ofertas, acepté la invitación para participar de las reuniones vecinales en la capilla. En dichas asambleas barriales, los vecinos discutían los problemas generados a partir de un proceso de intervención urbana en la manzana central de la villa. La denominada intervención –tanto por los organismos oficiales como por la poblaciónconsistió en un proyecto de urbanización en cuatro etapas: a) construcción de monoblocs; b) desalojo de los pobladores de la manzana hacinada; c) adjudicación de las nuevas viviendas a los residentes desalojados de la manzana; d) construcción de una plaza en la manzana desocupada14. El proyecto convulsionó la cotidianeidad de los residentes y el problema habitacional se instaló como el centro de las charlas. La invitación fue una buena oportunidad para ampliar las relaciones con los habitantes locales, más allá de la asociación La Chispa. Frecuenté asiduamente las reuniones entre los años 2008 y 2010. La participación sostenida me convirtió en “la compañera

La segunda fase del proyecto se inició en el año de 2008, casi simultáneamente a mi inserción en campo. Al momento de escribir esta introducción las obras aun no habían sido finalizadas. 14

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brasilera” y me introdujo al universo de diálogo entre residentes nativos, migrantes internos y externos, curas villeros y juventud militante. Desde allí inicié mi observación participante. A través de las reuniones fui conociendo a los residentes de Villa Fátima y sus vínculos sociales, sus redes de amistad y vecindad, identifiqué sus afiliaciones políticas y religiosas, descubrí sus temas de interés y conversación, observé su forma de manejar los conflictos y su visión sobre los mismos pero sobre todo, tuve acceso a la vida cotidiana de los migrantes afuera de ciertos ámbitos tradicionalmente marcados por las relaciones étnicas, tales como las asociaciones de las colectividades, los clubes de migrantes, las fiestas folclóricas, etc. No fue mi objetivo identificar a las prácticas de migrante y a los territorios (o barrios) de migrantes sino que, al contrario, diluir tales fronteras. De esta conjunción de hechos y factores resultó una inserción en campo abierta y amplia, conjugada a una observación participante en los términos descriptos por Agar: Es un supuesto clave del trabajo que mientras mejor y por más tiempo conozcamos a la “gente”, más profunda resultará la comprensión. La mayoría de los etnógrafos, incluido yo mismo, está de acuerdo con este supuesto. El proceso, por otra parte, es un marco intelectual que sirve como modo de organizar esta comprensión a los efectos de una discusión sistemática; y los resultados, a su vez, realimentarán el contacto humano del cual él mismo surge. Sin el contacto, la discusión general sería superficial; sin un lenguaje general, el contacto humano seguiría siendo una experiencia local y privada. En jerga etnográfica, nos referimos a este compromiso con el término clave de “observación participante”. Mi sensación acerca de este término es que no constituye ni un método ni una clase de datos; en lugar de eso, es la situación que hace que nuestro trabajo sea posible a fin de cuentas. (2008:135).

Según Agar, la observación participante es la situación que permite al investigador acceder al “flujo de la vida” de aquellos que se busca comprender (2008:135). Desde este lugar –sostienees posible extraer los strip. Los strip son los fenómenos identificados por el etnógrafo durante la investigación y que tienen la capacidad de poner a prueba su comprensión sobre el grupo (Agar, 2008:131). Cuando los strip son extraídos desde el flujo de la vida, “(…) aumentamos las chances de que las expresiones de la vida del grupo se manifiesten sin ser modificadas por la visión de un extranjero temporario” (Agar, 2008:135). En las reuniones registré los primeros strip que indicaron a la vivienda como una problemática central en el flujo de vida de los migrantes. Acceder a la cotidianeidad de los migrantes desde el flujo de la vida implicó adentrarme en un contexto heterogéneo y en movimiento. Un contexto territorial poblado por bolivianos, paraguayos y argentinos que compraban en la misma feria barrial, oraban en la misma capilla pero también enfrentaban los mismos problemas habitacionales.

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6. Tiempos y espacios capturados por el proceso etnográfico: de las células de reclamo (Vecinos Autoconvocados y Villas Unidas) a la lucha por la vivienda. Las reuniones de los Vecinos Autoconvocados de Villa Fátima (de aquí en más Vecinos Autoconvocados) tuvieron frecuencia semanal y contaron con una media de 40 participantes. En ellas, tuve la oportunidad de registrar los principales temas de debate entre los residentes, sus opiniones sobre los problemas comunes y la forma como compartían sus angustias e incertidumbres habitacionales. También registré la organización de marchas, protestas y las estrategias de los vecinos para ganar representatividad para así dialogar con las autoridades. Desde este lugar observé como los migrantes, en su condición de vecinos de Villa Fátima, interpelaron a los funcionarios del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC), Unidad de Gestión de Intervención social (UGIS) y la Corporación Buenos Aires Sur (de aquí en más Corporación Sur). También registré reuniones de la población con instituciones como la Defensoría del Pueblo y el INADI, así como con legisladores de la Ciudad de Buenos Aires. Transitar por estas reuniones y demás actividades del grupo me permitió acceder a un conjunto de tramas residenciales, culturales, sociales, institucionales y políticas que excedieron las fronteras de Villa Fátima, al mismo tiempo en que se materializaron dentro de ellas. Casi un año después de iniciado el trabajo de campo, dichas tramas me llevaron a frecuentar las reuniones de Villas Unidas por la Urbanización (de aquí en más Villas Unidas). Villas Unidas congregó a personas autoconvocadas de distintos territorios. Algunas de ellas eran o habían llegado a ser delegados de manzana en sus respectivas villas: Villa Fátima (Villa 3), Villa Retiro (Villa 31), Villa Barracas (Villa 21-24), Villa Bajo Flores (Villa 1-11-14), Villa Lugano (Villa 20), Villa Piletones y Asentamiento Los Pinos. Desde este segundo lugar de observación amplié mi grupo de interlocutores y registré al amplio abanico de reuniones a las que concurrían: jornadas y seminarios en la legislatura, reuniones de la CTA, de redes comunitarias, de mujeres, de colectividades, etc. Focalicé mi atención especialmente sobre los encuentros organizados por la Comisión de la Vivienda de la Legislatura. Respecto al perfil de la población movilizada, tanto Vecinos Autoconvocados como Villas Unidas contó con una mayoría de participantes bolivianos y paraguayos con edades entre los treinta y cuarenta años. La participación de bolivianos y paraguayos tuvo un llamativo desequilibrio, tanto en términos numérico como de género. También varió según las actividades observadas: en ambos grupos la presencia de bolivianos fue mayor que la de paraguayos, la

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presencia femenina fue preponderante en las reuniones de Vecinos Autoconvocados y la masculina en las reuniones de Villas Unidas. Entre los paraguayos, las mujeres fueron más numerosas. De hecho, la participación de hombres paraguayos fue casi nula. Si bien la cantidad de mujeres paraguayas que adhirieron a la lucha por la vivienda fue reducida, ellas tuvieron un rol protagónico y algunas llegaron a ocupar cargos representativos en sus respectivas villas. La disparidad fue tomada como un dato relevante para el análisis y con base en dichas variables fueron construidas algunas hipótesis sobre el interés de los migrantes en la vida pública, sus tipos de cultura política y sus prácticas de ciudadanía. Sobre las reivindicaciones, se vincularon a problemas específicos y de cierta urgencia, pero también problematizaron precariedades crónicas e históricas de las villas relacionadas a salud, educación, transporte y saneamiento básico. Para el caso de Vecinos Autoconvocados el reclamo principal y motivo de concentración asamblearia fue el desalojo y la reubicación de habitantes de una de las manzanas de la villa, el proceso de adjudicación del conjunto de viviendas construidas en la misma villa para albergar la población desalojada y la no finalización de las obras. Luego, el grupo se dedicó a introducir otros reclamos históricos de sus habitantes, vinculados a la urbanización integral de la villa. Para Villas Unidas el eje principal del reclamo fue la “defensa del presupuesto público para la vivienda”. Eso incluyó el rechazo a los recortes progresivos de dicho presupuesto a partir del año 2007 y al proceso que denominaron “políticas de privatización de la villas”, la fiscalización y regularización de las obras paralizadas, la llamada de elecciones para la regularización de los cargos de representantes comunitarios según establecido por la Ley Municipal 14815 y el reconocimiento de la Ley de Emergencia Habitacional por parte del gobierno de la ciudad. La frecuencia e intensidad de las actividades de los grupos estuvieron condicionas por ciertos hechos circunstanciales: éxito o fracaso en los reclamos puntuales, tiempos de inicio y finalización de las obras públicas de urbanización, periodos de aprobación del presupuesto público para la vivienda, elecciones legislativas, elecciones para gobiernos municipal y nacional, etc. Ninguno de los grupos observados definió una fecha precisa de inicio o fin para sus actividades. Al indagar los participantes sobre la conformación oficial de los grupos, los mismos hicieron referencia a procesos de movilización anteriores, vinculando sus actividades actuales a otros procesos de articulación vecinal, igualmente motivados por problemas de urbanización e intervenciones públicas. También hicieron referencia a una herencia histórica de movilización La Ley 148 de la Ciudad de Buenos Aires declara "atención prioritaria a la problemática social y habitacional en las villas y núcleos habitacionales transitorios". Esta y otras leyes reivindicadas en la lucha por la vivienda serán desarrolladas en el tercer capítulo de esta tesis. 15

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villera iniciada alrededor de los años 1970. En este sentido, los grupos observados se auto percibían como pequeñas células, que por momentos se concentraban, por momentos se dispersaban, pero formaban parte de un proceso más amplio e ininterrumpido de movilización llamado lucha por la vivienda. Adoptar la perspectiva de mis informantes implicó romper con temporalidades estanques y adoptar una concepción más fluida sobre los procesos observados. En este sentido, los años de mi investigación no corresponden a un proceso en su totalidad sino que captan una parte del desarrollo del proceso de lucha por la vivienda en el cual ambos grupos tuvieron una fuerte participación y gran protagonismo. A continuación, presento un resumen gráfico sobre el tiempo de la investigación y el material de análisis registrado durante el proceso etnográfico: en la primera columna presento a los grupos y el periodo de desarrollo de sus reuniones (Utilizaré la denominación de espacios, respetando así la nomenclatura empleada por mis informantes); en la segunda columna presento las actividades externas de los grupos y sus tiempos de desarrollo; y en la tercera columna indico los hechos que influenciaron los espacios y actividades (denominados influencias contextuales). Los hechos contextuales afectaron los ritmos de las actividades de los grupos, inyectaron esperanzas o desánimos a las reuniones, se transformaron en tema de discusión y termómetro para medir los resultados de la lucha, orientó el cambio o el sostén de las estrategias de reclamo y ajustar el grado de presión por derechos.

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Claves para leer al grafico 1. Espacios: En la Ciudad de Buenos Aires las personas dedicadas a algún tipo de militancia social, cultural y/o política -vinculados o no a la lucha por la vivienda, sean extranjeros que nacionales-, denominen habitualmente a sus grupos de participación como espacios. Desarrollo el sentido particular que el término adquiere en la lucha por la vivienda en el capítulo 3 (ítems 1, 2 y 3). 2. Actividades: Las actividades enumeradas no representan la totalidad de acciones de los grupos sino aquellas registradas por mi investigación. El material etnográfico graficado corresponde a los eventos donde realicé la observación de campo con registro escrito o grabado. A este material sumé los siguientes registros:  41 reuniones registradas entre Vecinos Autoconvocados y Villas Unidas (y un número mayor de reuniones observadas). A diferencia de las entrevistas, en las que utilicé el recurso del grabador, los registros de las reuniones fueron manuscritos. Algunos testimonio fueron transcritas textualmente, mientras las discusiones y debates generales fueron registrados en forma descriptiva general. Debido al carácter dinámico de los debates y el gran número de intervenciones simultáneas no siempre fue posible registrar los nombres de todos aquellos que expresaron sus opiniones. Eso también sucedió en los primeros meses de reunión donde yo aun no recordaba el nombre de cada uno de los participantes. En algunas reuniones he preferido identificar los testimonios a partir de sus villas de residencia con el objetivo de cotejar semejanzas y diferencias entre las problemáticas que cruzaban los territorios.  Material recopilado en campo: petitorios y cartas redactadas por los grupos y enviadas a la jefatura de gobierno, IVC y Corporación Sur, material de información y divulgación de la lucha por la vivienda de circulación interna y externa a las villas (información sobre leyes, proyectos de urbanización y adjudicación de viviendas en desarrollo, planos de construcción de casas populares, etc.) censo organizado por los vecinos con consulta popular, entre otros.  Entrevistas (en profundidad e historias de vida) con informantes clave: 13  Entrevistas informales y no estructuradas (registradas) específicamente orientadas a recompilar información sobre la situación migratoria y nivel de precariedad habitacional: 11

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Estos registros fueron complementados con otras instancias de observación participante tales como charlas no formalmente registradas (con informantes clave) en el taller de costura de la Chispa, la participación en fiestas y conmemoraciones (cumpleaños y festejos de fin de año, por ejemplo) la presencia regular en ferias barriales y otras actividades no vinculadas directamente a la lucha por la vivienda (relacionadas a la colectividad paraguaya y boliviana o a actos públicos de militancia política). El objetivo fue ampliar el conocimiento sobre la cotidianidad de los residentes de villas y afianzar los vínculos de confianza con la población bajo estudio. En concomitancia, opté por realizar las historias de vida y las entrevistas en profundidad después de completado el primer año del trabajo de campo. La observación participante me permitió detectar los momentos de emergencia espontánea de las cuestiones de interés de la tesis (migración, vivienda e integración regional). Parte de este material fue registrado como notas de campo, las cuales funcionaron como disparadoras de interrogantes de investigación, así también como medio de confirmación o rechazo de algunas de las hipótesis construidas a lo largo del proceso etnográfico. 3. Hechos contextuales: 3.1. Proceso de intervención urbana en Villa Fátima: indujo la rearticulación del grupo de vecinos de Villa Fátima. Según la explicación de mis informantes, parte de los Vecinos Autoconvocados ya habían participado de movilizaciones anteriores, sea por otros procesos previos de urbanización que tuvieron lugar en la villa como durante la última elección para representantes barriales. 3.2. Voto simbólico de los bolivianos en el exterior y primera votación de los bolivianos en el exterior: dispararon discusiones en las reuniones vecinales vinculadas al rol de las políticas nacionales y regionales de amparo y protección de los derechos básicos de los ciudadanos regionales, sobre todo el derecho a la vivienda digna. También fueron discutidas la función de los consulados y la necesidad de comprometer las autoridades diplomáticas en la defensa del derecho a la vivienda de sus ciudadanos residentes en el exterior. 3.3 Elecciones legislativas de la Ciudad de Buenos Aires: marcaron un momento de gran intensidad de las protestas públicas en torno al derecho a la vivienda. Durante el periodo de campaña electoral, los grupos pujaron para que los candidatos incluyeran en sus agendas de gobierno la atención prioritaria a la situación de emergencia habitacional de la Ciudad, así también el aumento y la aplicación del presupuesto público para la vivienda.

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3.4. Fallo judicial de regularización de procesos electorales en las villas: fue de las principales banderas de lucha de Vecinos Autoconvocados y Villas Unidas. El logro del reclamo el fallo favorable- influyó en posteriores procesos de intervención (pública) electoral en Villa Bajo Flores y Villa Fátima, también señalado en el grafico. Estos hechos contextuales impactaron fuertemente a los grupos. En primer lugar por introducir nuevas temáticas de discusión a las reuniones. Un ejemplo, los debates en torno al código electoral y sobre los distintos sistemas representativos que podrían ser implementados. Pero también por generar nuevas metas para los vecinos, tales como la elección de representantes comprometidos con la urbanización. A fines del año 2010, una parte de los participantes del grupo Villas Unidas decidió dedicarse exclusivamente a las campañas electorales de sus respectivos barrios. Para el caso de Villa Fátima, la rearticulación resultó en la conformación de la lista de candidatos denominada Vecinos Unidos por el Cambio y la Igualdad. Casi la totalidad de los miembros de este nuevo grupo estuvieron involucrados en las actividades de Vecinos Autoconvocados. Algunos también llegaron a participar de Villas Unidas. Los procesos de articulación, dispersión y rearticulación de las células de reclamos, así también los periodos de mayor y menor actividad fueron comprendidos bajo la influencia de los hechos contextuales señalados en el gráfico. 3.5. Discusiones sobre el voto de los extranjeros para las comunas de Buenos Aires y empadronamiento de la población migrante (Proyecto aquí vivo aquí voto): el empadronamiento de la población migrante fue considerado una estrategia fundamental de presión en la lucha por la vivienda. Para la implementación del Proyecto aquí vivo aquí voto fueron armadas mesas de difusión y promoción del programa en distintos puntos de la capital. En la Villa Bajo Flores, la mesa estuvo a cargo de la Asamblea Coro Mayta y en Villa Fátima la mesa fue coordinada por La Chispa. Dichas asociaciones tuvieron un rol protagónico como sostén de las actividades y movilizaciones de los grupos involucrados en la lucha por la vivienda. 3.6. La toma del Parque Indoamericano tuvo un impacto preponderante y complejo en el desarrollo de la lucha por la vivienda. Analizaré la cuestión en profundidad en el capítulo 4, parte II (ítems 5; 5.1; 5.1.1; 5.2 y 6). 7. Las problemáticas migratoria y urbana. Sobre la bibliografía local, internacional y el desencuentro disciplinario.

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Para el contexto argentino, si bien existe un importante corpus de investigación tanto sobre vivienda como sobre migraciones, son casi inexistentes los abordajes que exploren las dos temáticas de manera articulada. Desde los estudios migratorios, existe una gran cantidad de investigaciones sobre la composición poblacional del país, con datos históricos y estadísticos sobre los flujos regionales en los distintos periodos (Devoto, 2009; Benencia, 1995, 2008, 2009; Pacceca, 2009; Pacceca y Curtis, 2008). Otra parte significativa de estas investigaciones se enfocaron en los aspectos económicos y/o laborales (Benencia y Karasik 1995; Pizarro 2011); los procesos de discriminación (Grimson 1999; Caggiano 2006) y las configuraciones identitarias (Trpin 2004; Vargas 2005), además de la importante línea de investigaciones sobre las políticas migratorias ya mencionada (Novick 2012; Courtis y Pacecca 2007; Domenech 2009, entre otros). Por otra parte, son muy incipientes los análisis sobre las políticas públicas que, a pesar de no estar dirigidas específicamente a las poblaciones migrantes, les impactan. Una excepción a esta tendencia es el trabajo de Canelo (2012), que articula las migraciones y las políticas de espacio público. Respecto a las condiciones del hábitat de los migrantes, la problemática es generalmente abordada en términos estadísticos y/o étnicos. En el primer caso son definidos los “patrones de asentamiento territorial”, los “puntos de partida y llegada”, los “cambios y tendencias de los circuitos de desplazamiento” y los “territorios de concentración poblacional”, entre otros (Cerruti 2009; Pírez 2005). En el segundo caso se examinan los “barrios étnicos” (Sassone y Mera 2006; Sassone 2007). Los estudios que proponen observar los llamados “territorios de asentamiento de los migrantes” en la ciudad de Buenos Aires optan por dividir sus análisis por grupo nacional, demarcando características particulares asociadas a la nacionalidad y señalando la concentración residencial en los “barrios étnicos” como un tipo de estrategia cultural (Sassone y Mera, 2006 y Sassone 2007, Benencia 2009). Estos abordajes optan por focalizar sobre las actividades específicas de las colectividades (territoriales y culturales), especialmente sus nichos laborales, en detrimento de sus actividades conjuntas con la población nacional. En este marco, considero oportuno destacar como antecedentes de la articulación entre migraciones, espacio urbano y vivienda las investigaciones doctorales de Gabriela Mera y Luciana Vaccotti (2013) que centran su atención en la segregación territorial y las condiciones de acceso a la vivienda de la población migrante en la ciudad de Buenos Aires. Los estudios sobre planificación urbana y políticas de vivienda conforman una importante y tradicional área de estudio de la sociología urbana argentina (Gorelik 1998; Ballent 2005; Aboy 2005). Dentro de este campo, las corrientes migratorias y las poblaciones migrantes son

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mencionadas como factores históricos y estructurales que contribuyeron a generar los principales problemas de la urbe moderna: el déficit habitacional y el crecimiento progresivo de los bolsones de pobreza (las villas y asentamientos) que circundan la capital (Di Virgilio et all, 2010). Para las últimas décadas, dicha orientación traspasa a las investigaciones no sólo en Argentina (Herzer 2010 y 2012; Cosacov 2012) sino en todo el continente (Clichevsky 2001; Arriada Luco, 2000). Los estudios que tienen como objeto de sus indagaciones las zonas tradicionales de asentamiento de migrantes, tanto internos como regionales, han señalado a las dinámicas migratorias como un fenómeno a ser tratado en separado, a pesar de reconocer sus impactos en el crecimiento de las villas (Rodriguez, 2009; Cravino, 2011) y en ciertos procesos específicos de su desarrollo, como por ejemplo, la conformación del mercado inmobiliario informal de las villas de Buenos Aires (Cravino, 2006). En los estudios sobre villas, barrios y política popular, independientemente de la diferencia de enfoques y problemáticas estudiadas, la presencia de los migrantes y su relación con la población nativa es generalmente analizada en clave “diferencia y conflicto” (Auyero, 2001; Bonardi y Cueto, 2009; Ferraudi Curto, 2010; Frederic, 2004; etc.). No es la intención negar la existencia de tales diferencias, pues forman una parte fundamental de las dinámicas sociales de los sectores populares en Argentina. Sin embargo, la preeminencia de los abordajes vía diferencia tienden a invisibilizar las articulaciones entre poblaciones de distinto origen geográfico y nacional que habitan un mismo territorio geográfico y social. Uno de sus efectos es reforzar las fronteras entre grupos nacionales y desconocer sus redes y tipos de relaciones; otro, acentuar la segmentación por nacionalidad al interior de las villas. Un buen ejemplo de lo que señalo es el desconcierto de un investigador que, al desarrollar dos estudios paralelos en un mismo territorio uno sobre sectores populares y otro sobre migrantes-, constata que el entrevistado clave de cada estudio (el presidente de la Federación de Asociaciones Civiles Bolivianas y el ex presidente de la junta vecinal de la villa) era la misma persona (Grimson, 2009: 221). Una excepción a esta mirada la ofrece Adamovsky (2012). En su estudio sobre La Historia de las Clases Populares en la Argentina, el autor sostiene que el proceso de etnización de los migrantes limítrofes se da a partir de la década de los años setenta. Utilizando como ejemplo el proceso de organización sindical popular en la ciudad de Florencio Varela, argumenta que bolivianos y argentinos han negociado, codo a codo, con las autoridades locales la obtención de permisos municipales para la ocupación de puestos de venta en el espacio público: No hubo divisiones étnicas entre ellos: tanto las bolivianas como los argentinos participaron de igual a igual en la creación del sindicato. En 1985, tras sufrir un desalojo

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masivo, realizaron un acampe de cuatro días con olla popular frente a la Municipalidad, por lo que lograron que les permitiera volver a sus puestos. (Adamovisky, 2012: 411)

Más allá de las orientaciones señaladas, estos estudios fueron una valiosa fuente de información sobre el contexto y los modos de vida de los residentes de villas. En una investigación sobre política y moralidad de sectores populares (Frederic, 2004), por ejemplo, encontré algunas tendencias y dinámicas barriales que coinciden con mis registros de campo sobre las prácticas políticas de los migrantes. La autora señala que, a partir de los años 1990 ocurre un cambio en la forma de hacer y comprender la política en la ciudad. Las clases populares –sostiene- pasan a concebir la política como un problema moral (Frederic, 2004). Esta tendencia a la moralización de la política marcó profundamente las discusiones de los migrantes, apareciendo también en los relatos de la militancia registrados durante mi trabajo de campo. Los estudios que abordan la cuestión barrial también fueron importantes fuentes de consulta para la tesis. Una investigación sobre los procesos urbanos de conformación de la ciudad de Buenos Aires en áreas centrales y periféricas (Girola, 2008), por ejemplo, tomó como caso de estudio a un aglomerado de edificios populares ubicados en la comuna 8, un área clave para mi investigación. Desde esta área, tradicionalmente caracterizada por el emplazamiento residencial de gran parte de la población migrante, dicho estudio exploró las experiencias residenciales de los habitantes, sus concepciones sobre el barrio, la vivienda y la ciudad, las dinámicas de integración y diferenciación adentro y afuera de las fronteras barriales, etc. Como marcos referenciales de las identidades individuales y colectivas fueron utilizadas ciertas nociones sobre el hábitat y la residencia en los siguientes términos: (…) ni el hábitat es un decorado inerte o desprovisto de significado donde transcurre la vida de los sujetos, ni el hábitat es un fenómeno estático reducido a sus aspectos físicos o a la relación de satisfacción / insatisfacción entre individuo y vivienda. Aquellas miradas que contemplan la residencia en un sentido integral destacan que las personas valoran o descalifican el espacio habitado, lo controlan y disputan, regulan su uso a través de reglas formales e informales, lo modifican en virtud de sus intereses; en suma se vinculan al territorio mediante procesos materiales y simbólicos que permiten el establecimiento –o no- de lazos y sentimientos de pertenencia. (…) la ciudad, el barrio, la calle y el lugar donde se vive son referentes de identidad individual y colectiva.” (Girola, 2008:176)

La mencionada investigación se alinea a un conjunto de estudios que indican la importancia del enclave territorial como fuente y medio de construcción de lazos de pertenencia para el contexto de la Ciudad de Buenos aires. Estos estudios sostienen que “el barrio” es un locus histórico de construcción identitaria para los habitantes de la ciudad, sobre todo para los sectores

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populares, que han encontrado en él un lazo de pertenencia y sociabilidad tan o más central que el eje laboral (Gorelik, 1998; Gutiérrez y Romero, 2007). Muchos autores consideran “el barrio” como un eje central de análisis de la vida urbana en Buenos Aires (Gravano, 2003; Grimson et al., 2009). A partir de esta perspectiva fueron explorados un conjunto de procesos de conformación de las “identidades barriales” en sus más distintos aspectos (Varela, 2009 y Frederic, 2009). Todos ellos indicaron lo barrial, “(…) como categoría constitutiva de las formas de percepción, significación y acción.” (Grimson, 2009:14). En el caso de las villas, las formas de percepción, significación y acción se encuentra irremediablemente engendrada por la situación de no propietarios, o sea, por la falta de acceso a la propiedad de la vivienda y al mercado inmobiliario formal. Es esta condición insisto, y no la nacional, la que llevó a los migrantes a participar de un amplio universo de espacios y actividades, donde se imaginaron como una comunidad de vecinos. Atender al rol de lo barrial en la construcción de las identidades urbanas (Gravano, 2005) y en los procesos de despolitización de parte de la ciudadanía, a través de la transformación histórica de los villeros en vecinos (Frederic, 2004) fue fundamental para mi trabajo a la hora analizar el diálogo entre los migrantes y el gobierno municipal. Junto a la población nacional, los migrantes interpelaron al gobierno como vecinos y villeros y desde lo barrial construyeron identificaciones capaces de vincularlos a la trama urbana. Si articulamos las informaciones brindadas por estos estudios sobre lo barrial con el hecho de que muchos migrantes bolivianos y paraguayos residen en la Ciudad de Buenos Aires desde hace un tiempo igual o mayor que aquél de residencia en sus ciudades natales (como es el caso de la mayor parte de la población extranjera abarcada por este estudio) ¿cómo explicar el hecho de que la categoría nacional, y no la barrial prevalezca como eje de los análisis, aún cuando los estudios de la sociología urbana indican el peso y la historicidad del ámbito territorial en la configuración de los procesos urbanos? Es posible que la falta de diálogo entre los estudios migratorios y urbanos haya incidido también en las formas de concebir el nexo entre migraciones y ciudadanía. Esto explicaría porque en el contexto argentino, al igual que en otros países, la escala de la ciudad, en tanto que espacio privilegiado de despliegue de las prácticas de ciudadanía de los residentes extranjeros, ha sido históricamente desconsiderada (Balibar 2004; De Lucas 2005; Schiller y Caglar 2007). De hecho, los estudios argentinos sobre ciudadanía y migraciones han atendido casi exclusivamente a la vertiente formal de la ciudadanía, en el nivel nacional. Un indicador de lo que aquí se señala es la importante producción de los estudios migratorios (sobre todo después de la implementación de la ley Nº 25.871) centrados en el análisis de las leyes, normativas y discurso de ámbito nacional, el paradigma de los derechos humanos y el acceso a la ciudadanía política formal (Oteiza 2004;

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Domenech 2008; Panshadesh 2012). Dentro de la misma lógica, el proceso de integración regional del Mercosur también ha sido un marco preferente para el abordaje de las temáticas migración y ciudadanía (Aguirre, et al. 2007; Gallinati, 2008 y 2009). Las incipientes investigaciones que estudian el transnacionalismo político de los migrantes han privilegiado la esfera más formal de la política y la ciudadanía, como es la militancia partidaria y el voto en las elecciones de los países de origen (Halpern 2009; Canelo et al 2012). Dentro del contexto de la ciudad, el proyecto para el voto de los extranjeros para las comunas despertó cierto interés por la dimensión local de la participación política de los migrantes (Penchaszadeh, 2012; Bonora 2012). Sin embargo, aun reconociendo la importancia de la “desnacionalización de la ciudadanía” (De Luca, 2005) ni estos estudios, y tampoco aquellos sobre integración regional y derechos políticos de los migrantes en los distintos estados de la región (Modolo, 2012), lograron desprenderse del ámbito jurídico y legislativo del acceso formal al derecho al voto. Si bien lo político es parte constitutiva de los procesos migratorios (Sayad, 1998; Balibar 2004), ha sido un aspecto poco abordado por el campo de los estudios migratorios (Latorre, 2006). Por otro lado, Calderón sostiene que este diagnostico puede ser relativizado si se concibe la dimensión política como parte inherente de la historia general de las migraciones (Calderón, 2006:43). Para eso, propone una concepción sobre la política más amplia, que rebase el marco de las leyes, acuerdos, reglamentos y procesos electorales. Y considera estos ámbitos sólo como una posibilidad metodológica de aproximarse al fenómeno político. Por política entendemos, por tanto, desde la relación más elemental que los sujetos establecen con la autoridad, el poder, en sus múltiples formas: familia religión, sistema político, Estado, hasta las expresiones y actividades que buscan incidir sobre dichas relaciones de poder a través de la participación política directa en sus múltiples vías: activismo cívico y partidista, y por la vía electoral. (Calderón, 2006:46)

En su revisión bibliográfica sobre la dimensión política del fenómeno migratorio, la autora divide las investigaciones entre enfoques clásicos y contemporáneos. Dentro del primer bloque clasifica a los estudios sobre la experiencia política en el país receptor (los estudios sobre las políticas de integración, asimilación, etc.), la participación laboral y la organización sindical (el ejercicio político vía movimientos laborales y sindicales), el ejercicio electoral y la naturalización de extranjeros (los impactos de la absorción de nuevos contingentes de electores en los países de recepción), el activismo de grupos étnicos (las cohesiones sociales y culturales y las redes migratorias) y políticas migratorias (los proyectos modernizadores y las leyes migratorias). En el segundo bloque inscribe a los estudios contemporáneos sobre la socialización política, las

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organizaciones de la colectividad y los transnacionalismos políticos (las diversas formas de participación de los migrantes en el país de origen y el voto de los ciudadanos en el exterior). Para el contexto argentino los bloques ofrecen un esquema compatible con las temáticas de interés según el tiempo y el tipo de las migraciones. Las formas de abordaje del primer bloque coinciden con el tratamiento de la cuestión política para las migraciones europeas de los siglos XIX y XX. El segundo bloque define de manera bastante acertada los enfoques bajo los que se observan las migraciones limítrofes en la contemporaneidad argentina. Mi estudio se inscribe en el ámbito de la socialización política. Según esta perspectiva, migrar implica un proceso inicial de comparación entre los códigos y prácticas políticas entre la sociedad de origen y destino. Luego, un proceso de aprendizaje sobre los códigos, valores y normas sociales a los que el migrante se debe adaptar en su nueva vida social (Latorre, 2006). El material de la comparación, independientemente del grado de complejidad de la misma, se refiere a nociones elementales y al mismo tiempo universales como justicia, deber cívico, ética, solidaridad, igualdad, tolerancia, autoridad, poder y derechos, entre otras. (Calderón y Martínez, 2002). Estoy de acuerdo en que los procesos de comparación y el aprendizaje político son el germen de las prácticas de ciudadanía de los migrantes ya que, durante estos procesos (…) el sujeto se ve apremiado a crear pautas de conducta que son producto de su condición de migrante, tales como ajustarse a las leyes (o violarlas a la sabiendas de estar haciéndolo), reconocer los límites de transgresión socialmente aceptables en esta nueva sociedad (por ejemplo, cuál es el nivel de tolerancia ante la corrupción y la reacción de cada sociedad a este acto), y cómo interactuar frente al poder (cuales son los derechos ciudadanos en cada sociedad y cuándo y cómo ejercen). En este punto es importante hacer nota que el status jurídico del migrante, es decir, su condición de documentado o indocumentado, modifica la formas en que puede acceder a ciertos beneficios públicos, restringirlo de hacerlo, e incluso criminalizarlo. (Calderón, 2006:59)

En la lucha por la vivienda los migrantes no sólo crearon pautas de conducta sino cambiaron opiniones e impresiones sobre ellas, con otros migrantes y con la población nacional. Además, fue también un campo de acción política, una especie de “tercera fase” del aprendizaje, en la cual pusieron en práctica los resultados de los proceso de comparación y aprendizaje a través del reclamo por el derecho a la vivienda. En síntesis, la revisión bibliográfica permite ubicar mi investigación en una posición bisagra entre perspectivas y campos disciplinarios. Mi propuesta es restituir la integridad del sujeto migrante. Al desmembrar un mismo sujeto, los migrantes y la(s) clase(s) popular(es), por ejemplo, ciertos estudios acabaron por separar sus dinámicas y modos de vida, incluyendo a los pobres en las problemáticas nacionales y los migrantes en las internacionales. Como

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consecuencia, los pobres fueron observados en su relación con los interlocutores locales en la escala de la ciudad mientras los migrantes fueron observados en su diálogo con el Estado Nacional, en la escala nacional y regional. A contramano de esta tradición, adopto tres presupuestos: a) los migrantes comparten más intereses y afinidades (materiales, territoriales, sociales, culturales y políticas) con los sectores populares nacionales de lo que se tiene registro; b) el universo de la acción política de los migrantes de despliega de forma amplia, y con mayor complejidad en la escala de la ciudad que en la nación y c) las dinámicas de demanda y puja por los derechos habitacionales son un terreno fértil donde mirar las múltiples formas que adquiere el ejercicio de la ciudadanía y la prácticas políticas no encorsetadas ni en la lógica del pensamiento de Estado y de la nacionalidad, ni en la dimensión restrictiva de la política electoral. 8. Directivas generales de la tesis. Advertencias y convergencias epistemológicas. Schiller y Caglar señalan como la general falta de atención de los estudios migratorios a la escala de la ciudad viene restringiendo nuestros conocimientos sobre los modos de participación de los migrantes en la reestructuración social del tejido urbano y sus influencias sobre las nuevas formas de gobierno en las ciudades (2007:14). Para contrarrestar estos vacíos de conocimiento las autoras abogan por la incorporación de la escala local en los estudios migratorios, pero advierten sobre algunas barreras conceptuales que tradicionalmente han impedido la (re)localización de los análisis. El principal obstáculo proviene de asociar de modo equivalente Estado-nación y sociedad. Según esta lógica, entendida como expresión del nacionalismo metodológico que caracteriza a las estudios migratorios, el Estado Nación es asumido de manera casi naturalizada como la forma social y política de división del mundo moderno (Wimmer y Shiller, 2002). Se sostiene que esta forma de interpretar a los fenómenos migratorios ha sesgado los análisis de las ciencias sociales. Eso explica porque la pertenencia nacional fue tradicionalmente tomada como unidad social fundamental de análisis. Una de sus consecuencias fue naturalizar la oposición entre nativos y extranjeros; otra, asumir de antemano que cada parte está conformada por un grupo homogéneo de ciudadanos que comparten, también uniformemente, las mismas normas sociales y culturales. De esta forma, el nacionalismo metodológico contribuyó a aislar “los problemas de migrantes” y deslocalizar a los estudios migratorios (Glick Schiller y Caglar, 2007:5). En contramano a esta orientación, las investigaciones en “el local” atienden a los vínculos de los migrantes con otros niveles de poder político y sujetos de interlocución. Eso fomentaría los análisis comparativos entre prácticas de ciudadanía desarrolladas en contextos urbanos de

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recepción de migrantes. Al respecto, Sassen afirma que “(…) en las ciudades globales es menos probable que el vinculo entre las personas y el territorio esté mediado por el Estado-nación o por la cultura nacional” (2007:161). Para la autora, las ciudades constituyen un espacio de participación política mucho más concreta que la nación ya que, en el ámbito nacional, los actores políticos informales (entre los cuales se incluyen los migrantes) se vuelven invisibles. En las ciudades –sostiene- esta masa de invisibles viene ganando cuerpo y voz a través de sus acciones políticas. Esta forma de concebir la ciudadanía, va más allá de la participación electoral y atiende la diversidad de formas y medios en que se desarrolla la política informal, la cual denomina como “política de la presencia” (Sassen, 2003): “la ocupación de propiedades inmobiliarias, las manifestaciones contra la violencia policial, la lucha por los derechos de los migrantes y los sin techo, etc.” (Sassen, 2007b: 145). Otros autores han sugerido el desanclaje de los procesos de construcción de la identidad vía Nación (Yaeger, 1996 y Nashashibi, 2007) bajo la misma perspectiva. De Luca (2005), por ejemplo, aboga por la urgencia de desnacionalizar la mirada como reto fundamental para los estudios migratorios sobre la ciudadanía. Para eso, sugiere desvincular el demos del etnos, considerar el carácter de comunidad política de las ciudades y recuperar la dimensión política de la condición de vecinos, la cual los migrantes están sin duda circunscriptos (De Luca, 2005:8). La propuesta converge con lo planteado por Balibar (2004), para quien la ciudadanía no es solamente un status o una institución sino una práctica colectiva a través de la cual los migrantes “han demostrado que no es necesario ser nacional para contribuir de manera responsable a la vida de la ciudad, y también han suscitado nuevas formas de militancia y han renovado otras antiguas” (Balibar, 2004:28-29). En síntesis, estos análisis focalizan prioritariamente en las micro experiencias concretas y subjetivas de los sujetos (Mezzadra, 2012), en la política informal y en las historias cotidianas “con potencial epistémico” (Espasandín Lopez, 2009:17) y en el rol protagónico y transformador que “los de abajo” (Coscione, 2009) -o “los subalternos” (Chatterjee, 2009)- imprimen a las prácticas políticas y procesos de participación ciudadana. Al reconocer la capacidad de agencia de los migrantes y/o de los pobres estos estudios libertan las migraciones y la pobreza del ámbito de las estadísticas e indicadores poblacionales. La perspectiva del Estado y de las políticas públicas pasa a un segundo plano y los ciudadanos, y los beneficiarios de dichas políticas, se convierten en la principal fuente de conocimiento para el examen de problemáticas como: modernidad, ciudadanía y democracia, entre otros (Chatterjee, 2008). Los Estudios Latinoamericanistas y los Estudios Subalternos ponen especial énfasis en esta mirada por considerarla una herramienta metodológica fundamental de analice en los

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contextos poscoloniales. Los autores filiados a estas vertientes indican que las principales instituciones de la modernidad en la contemporaneidad poscolonial -entre ellas la ciudadanía, el Estado, la nacionalidad y el racismo-, arrastran reminiscencias oriundas de modelos accidentales incompatibles a las particularidades locales y que, a menudo, reproducen las relaciones de dominación colonial (Domingues, 2009:21). Bajo esta perspectiva, cualquier análisis de nivel puramente conceptual estaría condenado a ofrecer una visión caricaturesca de la realidad social o, mejor dicho, una realidad considerada deforme y “mal acabada”. En contrapartida, al estudiar cómo los subalternos imaginan la nación, la política, la ciudadanía y la democracia, los análisis se acercarían a una comprensión espacio temporalmente anclada en la realidad social concreta. Ya no se trata de comprender cómo debería ser y señalar las fallas y los subdesarrollos sino de mirar lo que es, para comprender las particularidades de un desarrollo propio y particular. Por eso, los estudiosos filiados a la vertiente se esfuerzan por indicar que no hay incompatibilidades entre la realidad global de la (pos) modernidad y la participación de la periferia en él (Domingues, 2009) y por deconstruir al presente de marginalidades heredadas y miradas eurocéntricamente condicionadas, a las que en definitiva no se termina de resolver y desenmarañarse social, económica, política e intelectualmente (Souza Santos, 2010)16. Latinoamericanistas y Subalternos proponen combinar conceptos e información empírica dentro de una visión crítica (Domingues, 2009), atender a las estrategias contextuales, históricas y provisionales de los subalternos y escapar a la homogeneidad de los discursos occidentales sobre el nacionalismo (Chatterjee, 2008). La concepción de heterogeneidad entraña la principal novedad de la perspectiva poscolonial respecto a las herencias teóricas a las cuales reivindica y mismo tiempo se distingue17: Concuerdo con la idea de que el pensamiento poscolonial reproduce mucho de lo que afirmaron las filosofías latinoamericanas pioneras de los años sesenta y setenta, aunque esté más abierto que ellas al pluralismo de la vida social. Además, resulta bastante problemático que la concepción que aquél pensamiento tiene de la modernidad y de la globalización sea sociológicamente pobre y unilateral, pese a que tal vez pueda hacer sugerencias generales interesantes. (Domingues, 2009:25) 16

El denominado “dialogo sur-sur” o “cooperación Sur-Sur” sigue la misma orientación, la de evidenciar las heterogeneidades del mundo y liberarse de la dictadura del relato único y temporalmente lineal (U. Joy-Ogwu, 1982 y Mezzadra, 2008). Para eso, los autores han propuesto, y al mismo tiempo tomado el compromiso, de registrar y analizar las manifestaciones de la periferia con “lupa y microscopio”, observar los pequeños mecanismos, las micro pujas, los “detalles”, los sentimientos y emociones canalizados por estos procesos. 17 Los Estudios latinoamericanistas rescatan y revisitan críticamente algunas herencias teóricas y sus autores, tales como el pensamiento anticolonial latinoamericano (Fanon, 2011), la teoría de la dependencia (Cardoso y Faletto, 1977) o las discusiones sobre la colonialidad y descolonialidad del poder (Quijano, 2000 y 2009).

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A partir de una mirada crítica, se busca deconstruir a la historia para reconstruir las historias múltiples que componen los mundos donde se sitúan los insurgentes o subalternos (Spivak, 2008). A fin de desplazar al discurso monolítico de la colonialidad (Said, 1978), la perspectiva trata de restituir las historias a sus pueblos, de rescatar las narrativas no autorizadas: “Al poner en relieve la confrontación entre “historia” y “prehistoria”, entre la Historia y las historias, como rasgo esencial del tiempo histórico moderno, la critica poscolonial evidencia su heterogeneidad constitutiva” (Mezzadra, 2008: 20). En todo caso, Mezzadra aclara que no se trata meramente de reivindicar un espacio para “las historias menores” o poner las historias contra la Historia, sino de reflexionar profundamente sobre sus tensiones como modo de conocer la esencia misma de la historia moderna, donde la condición colonial es un elemento constitutivo. El espacio de la vida real moderna es una heterotopía18 (en este punto mi deuda hacia Michel Foucault es obvia, a pesar de que no estoy siempre de acuerdo con el uso que hace de este concepto). El tiempo es heterogéneo, disparmente denso. No todos los trabajadores industriales interiorizan la disciplina de trabajo del capitalismo, e incluso cuando lo hacen, esto no ocurre de la misma manera. En este contexto, la política no significa lo mismo para todas las personas. Creo que ignorar eso implica desechar lo real por lo utópico. (Chatterjee, 2008:62)

El reconocimiento de las heterogeneidades constitutivas, el rompimiento con el nacionalismo metodológico y la localización del análisis a escala urbana fueron directivas centrales de mi tesis, conformaron los pilares generales y orientaron la mirada. El método etnográfico permitió su puesta en práctica, el medio por el cual bajar al micro universo de los migrantes regionales para, desde allí, escudriñar una argamasa consistente de significados, sensaciones, emociones, circunstancias, imágenes y prácticas. La ruptura con el nacionalismo metodológico me permitió visibilizar el acercamiento entre nacionales y extranjeros en lucha por la vivienda. Más que eso, poner en evidencia la centralidad del derecho a la propiedad y al suelo urbano para los migrantes regionales en la contemporaneidad y señalar el desconcertante déficit de los estudios migratorios respecto a dicha problemática. El análisis centrado en la escala urbana, por su parte, me permitió materializar al ciudadano regional, sacarlo del lugar etéreo donde las políticas públicas y los discursos políticos nacionales y regionales se esfuerzan por mantenerlos. Al libertar a los migrantes del tiempo homogéneo de la nación (Anderson, 1993; Chatterjee, 2008) fue posible captar sus prácticas políticas y ciudadanas, restituir su derecho de respuesta y de ser, independiente de lo que deben ser según las directivas del Estado. Reconocer las 18

Itálico en el original.

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heterogeneidades me posibilitó tomar conocimiento de la diversidad y la riqueza de las prácticas e historias locales que excedían, en mucho, al modelo monolítico de la ciudadanía regional imaginada por los Estados. Sumergirme etnográficamente en la cotidianidad de las villas y escuchar al migrante residente en ellas implicó afrontar las barreras del propio campo disciplinar, cruzar las fronteras de lo que tradicionalmente está circunscripto al campo de los estudios migratorios y aceptar explorar el campo a través del camino propuesto por los informantes. La lucha por la vivienda fue la oferta pero, ¿Qué podrían decir los procesos de urbanización y las políticas de intervención pública sobre la ciudadanía regional y la participación política de los migrantes bolivianos y paraguayos? Seguramente mucho más de lo que yo había imaginado luego de aceptar la propuesta de mis informantes. Por un lado las directivas generales me incentivaron a aceptar al desafío y explorar al microcosmos de estos ciudadanos regionales, espacial y temporalmente localizados. Por el otro, me estimularon a tender puentes hacia otras realidades poscoloniales y reflexionar sobre determinadas problemáticas estructurales crónicas compartidas. De esto resultó la propuesta novedosa de mirar la ciudadanía regional, y los ciudadanos del Mercosur, a través de la lucha por la vivienda. 9. Estructura de la tesis La tesis está estructurada en base a cuatro capítulos a lo largo de los cuales describo las experiencias migratorias, habitacionales, laborales y políticas de los migrantes. En el primer capítulo describo y analizo las experiencias migratorias individuales a partir de la reconstrucción de las memorias migratorias. Ofrezco un panorama sobre las redes y los circuitos de inserción territorial y residencial de los migrantes luego de su llegada a Buenos Aires, así como también sobre la histórica situación de emergencia habitacional de la capital. Mi intención fue presentar el camino por medio del cual los migrantes se incorporaron gradualmente a la dinámica de la ciudad, a los circuitos laboral y residencial de la precariedad. También analizo los escenarios políticos municipales y nacionales para, a partir de ello, comprender las características de las pujas políticas examinadas en los capítulos siguientes. A través de los datos concretos sobre el presupuesto habitacional para la ciudad y las dinámicas vinculadas a su aplicación para los años de la etnografía expongo los primeros tintes del accionar institucional e introduzco cotidianeidad de incertidumbres, incertezas e inestabilidades que configuran el universo material y emocional de los migrantes residentes de villas.

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En el segundo capítulo analizo el proceso de intervención urbana de Villa Fátima. Desde la experiencia en “tiempo real”, examino etnográficamente las distintas fases del proceso de intervención concreto, el accionar técnico administrativo, las relaciones entre los organismos responsables por el sector de la vivienda y la población afectada por los proyectos, las obras, la reubicación de los vecinos y una serie de micro dinámicas disparadas por dicha intervención. La dinámica de organización de los vecinos alrededor del problema de la pérdida del hogar y todo lo que esa pérdida genera es analizada en paralelo al proceso de reconstrucción de la historia (oral) barrial. Temas recurrentes a lo largo de la lucha por la vivienda, tales como el derecho a la existencia, a la estabilidad residencial y el vínculo histórico entre la militancia (laica y católica) y los residentes de villas alrededor del reclamo por la urbanización, también son introducidos en este capítulo. El estudio de caso permitió conocer los tiempos y características de las intervenciones públicas, la forma como las poblaciones de villas viven dichas intervenciones y cuáles son los principales problemas generados en ellas. A partir de eso, ahondo en la dimensión subjetiva, describiendo y analizando las incertidumbres, inseguridades y violencias que atravesaron todo el proceso. Dedico especial atención a los tipos y formas bajo las cuales se configuran las relaciones cotidianas y las experiencias compartidas entre nacionales y extranjeros. En el tercer capítulo rastreo las redes entre las villas, referentes y espacios políticos de participación. También examino el rol de la militancia en la conformación de tales redes, las experiencias y concepciones vehiculadas en y entre los múltiples y diversificados espacios de participación política de los migrantes y sus estrategias de puja frente a otros sujetos: los legisladores de la ciudad. Profundizo el análisis sobre las relaciones entre nativos y extranjeros y la influencia de los tiempos político-electorales sobre dichas relaciones. Exploro el conocimiento y el proceso de aprendizaje de los migrantes respecto a las leyes y normativas sobre la vivienda, así como sus concepciones sobre democracia, derechos y judicialización de las demandas sociales adquiridas en la praxis de lucha. En el cuarto y último capítulo, focalizo sobre el diálogo de los migrantes y/o residentes de villas con autoridades municipales pero también nacionales e internacionales. Mi principal objetivo fue explorar la praxis política y de ciudadanía de los migrantes a través de sus argumentaciones respecto al derecho a la vivienda. El proceso de significación y reelaboración de las experiencias personales y colectivas migratorias e históricas, los aprendizajes políticos y jurídicos y las concepciones sociales y culturales de estos migrantes en la contemporaneidad fueron comprendidos vía elaborados procesos de argumentación. También abordo un hito clave en la historia urbana de la ciudad: la toma del Parque Indoamericano. “La toma” habilitó mi

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análisis sobre el diálogo de los migrantes con los gobiernos nacionales y permitió, desde un hecho concreto y puntual, analizar las posibilidades de visibilización de la problemática habitacional de los migrantes en el nivel regional. Con base en eso exploro las articulaciones entre los discursos sobre la ciudadanía regional y las posibilidades de reconocimiento concreto de los derechos de los ciudadanos regionales. Mirados en su conjunto, los capítulos representan las distintas escisiones del sujeto migrantes en su metamorfosis espacio temporal: emigrantes, inmigrantes, vecinos, villeros, pobres, pueblo, militantes, activistas sociales, pueblos originarios, hijos de la Pachamama, latinoamericanos y ciudadanos del Mercosur. Comprendí la participación política de los migrantes a partir de la observación de este sujeto múltiple y heterogéneo para, a partir de él, revelar la génesis de un ciudadano regional integral. 9.1 Claves formales para leer la tesis  Los nombres de los informantes de investigación, que no son “personas públicas”, (los migrantes y/o residentes de villas y militantes) fueron cambiados para proteger su identidad.  Los nombres de los informantes de la investigación, que son “personas públicas (curas villeros y religiosa, legisladores, políticos y funcionarios públicos e investigadores) corresponden a su nombre original.  Las transcripciones textuales de los testimonios en el cuerpo del texto están en cursivas y entre comillas.  Las transcripciones textuales de los testimonios que fueron incluidas en el cuerpo del texto se utilizan cursivas y encomillados. En las que no se incorporan en el cuerpo del texto se respeta la misma regla que para las citas de autores: con sangrado y sin comillas.  En los diálogos entre los informantes de la esta tesis ubico el nombre de cada uno de ellos al principio del párrafo correspondiente. En los testimonios individuales coloco el nombre al final del cada uno de ellos.  Algunos testimonios contienen informaciones sobre el contexto o expresan el “clima” de la situación. En estos casos fueron tomados entre paréntesis, en el cuerpo del mismo testimonio.

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Ejemplo sobre información de contexto: Trabajé un mes (en la quinta), junté plata. Terminó de pagarme el otro también (se refiere al primer empleo en el otro campamento). Ejemplo sobre información de “clima”: Hagan otro protocolo señores. ¡Nos están matando! (aplausos)  Las citas de autores en el cuerpo del texto están entre comillas con la referencia bibliográfica entre paréntesis, junto a la expresión o en la misma frase.  Las comillas son usadas en su sentido original (para metáforas y otras palabras y expresiones que no corresponden a la opinión de la investigadora sino a los usos comunes que se dan al termino)  Cuando se quiere destacar un concepto, palabra o expresión se indica en cursiva.

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CAPITULO 1 LAS MIGRACIONES: TRASLADO ENTRE TERRITORIOS DE LUCHA

A cidade (...) E a cidade se apresenta centro das ambições, para mendigos ou ricos, e outras armações. Coletivos, automóveis, motos e metrôs, trabalhadores, patrões, policiais, camelôs. A cidade não pára, a cidade só cresce o de cima sobe e o de baixo desce. A cidade não pára, a cidade só cresce o de cima sobe e o de baixo desce. A cidade se encontra prostituída, por aqueles que a usaram em busca de saída. Ilusora de pessoas e outros lugares, a cidade e sua fama vai além dos mares. No meio da esperteza internacional, a cidade até que não está tão mal. E a situação sempre mais ou menos, sempre uns com mais e outros com menos...

(...) Y la ciudad es el centro de las ambiciones, para mendigos o ricos, y otras acciones. Colectivos, automóviles, motos y subte, trabajadores, patrones, policiales, vendedores. La ciudad no para, la ciudad sólo crece el de arriba sube y el de abajo desciende. La ciudad no para, la ciudad sólo crece el de arriba sube y el de abajo desciende. La ciudad se encuentra prostituida, por aquellos que la usan buscando una salida. Ilusiona personas y otros lugares, La ciudad y su fama va más allá de los mares. En medio a la astucia internacional, la ciudad hasta no se encuentra tan mal. Y la situación siempre, más o menos, siempre unos con más y otros con menos…

Chico Science & Nação Zumbi (Brasil)19

Escuchar en: https://www.youtube.com/watch?v=X61kCa3DZA Y 19

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1. Las microhistorias de la inmigración regional hacia la Argentina En esta etapa histórica que nos toca transitar, observamos un viejo fenómeno humano que adquiere una nueva visibilidad en la agenda internacional: se trata de las migraciones, ahora descriptas en términos de flujos que circulan según los vientos globales. Muchas veces se habla en esos términos sin recordar que estamos hablando de personas y no de bienes o capitales. Néstor Kirchner, XVI Cumbre Iberoamericana20

Durante el trabajo de campo registré las historias migratorias de una docena de personas involucradas en la lucha por la vivienda. Elijo exponer cuatro de ellas21. Además de brindar sugerentes “detalles” sobre el fenómeno migratorio regional, estas historias introducen las trayectorias habitacionales y territoriales de algunos de los principales protagonistas de la lucha por la vivienda. Interpreté estos relatos como pequeños fragmentos de una época, como testigos de dos períodos nacionales y regionales históricos -la dictadura y la democracia- y su transición. Bajo las influencias de estos períodos, Clemente, Hermes, Elena y Violeta explicaron las decisiones personales y/o familiares que los llevaron a emprender su viaje hacia Argentina. Los relatos sobre las experiencias personales ofrecieron pistas sobre historias compartidas con otros migrantes y retrataron algunas características de los cruces de frontera entre Argentina, Bolivia y Paraguay durante la década del 70 y del 80. Las opiniones e impresiones sobre dichos cruces fronterizos, así como el trabajo y el alojamiento temporario, señalaron las condiciones políticas, económicas y sociales de las realidades nacionales que más afectaron el fenómeno migratorio. Condiciones que sin duda configuraron las oportunidades migratorias de los sectores populares y sus estrategias de viaje. Denominé los relatos como “microhistorias de las migraciones”. El término alude no sólo a la evidente reducción escalar sino al objetivo fundamental del método empleado: el de averiguar las posibilidades, cualesquiera que sean, de que “algo más” pueda ser dicho sobre un fenómeno del cual ya se sabe mucho. Si queremos dar una definición de microhistoria diremos que es una reducción de escala de análisis usando el microscopio (…). La historia local es otra cosa distinta, la historia local estudia una localidad. Para nosotros, para mí por ejemplo, la historia local o el hecho de que haya estudiado un pueblo en La herencia inmaterial, es casual. Yo he tratado de ver si 20Disponible

en: http://www.presidencia.gob.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=11600&catid=28:discursos-ant 21Junto a las historias de vida principales presento pequeños recuadros con fragmentos de otras historias registradas. Los fragmentos retratan hechos históricos, situaciones y opiniones comunes vividas por otros migrantes, también residentes de villas en lucha por la vivienda.

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ciertas cosas, y en particular el mercado de la tierra, por ejemplo, estudiados al nivel local, al nivel micro, estudiados con el microscopio, podían decirnos más, podían revelarnos los mecanismos que a una escala mayor no conseguiríamos ver. En este sentido, el problema de la microhistoria es siempre un problema de generalizaciones (Levi, 1993:17).

Cada proceso (y relato) migratorio registrado fue único y, al mismo tiempo, partícipe de “un todo” a medida en que tuvo la capacidad de describir un fenómeno enmarcado, siempre, en tres acciones espacio temporales: la partida, la transición y el reacomodamiento. La última fase distingue el viaje migratorio de cualquier otro viaje pues, al no implicar el regreso –al menos no inmediato- sino el reacomodamiento, el viajero se trasmuta en inmigrante. Fue justamente en el reacomodamiento que el inmigrante boliviano y paraguayo se descubrió “villero” y/o “sin techo”. Este “descubrimiento”, o la constatación de sus posibilidades habitacionales concretas, vincularon desde el principio e irremediablemente migrantes extranjeros y sector popular nacional. Los caminos geográficos que cada uno de ellos tomó para llegar a la villa los distinguió en términos nacionales, pero su trayectoria habitacional y su afiliación territorial fueron los elementos que sellaron su pacto de lucha, mucho antes de que asumieran el compromiso con ella. En este sentido, lo que busqué en los relatos no fueron las características del flujo migratorio en sí –aunque paralelamente se fueron delineando sus rasgos generales-, tampoco la representatividad de una muestra22, sino revelar la profunda y originaria inestabilidad residencial que traspasa la vida y los relatos de estos migrantes bolivianos y paraguayos. Inestabilidades que también marcaron la vida de sus antepasados y que conforman una parte importante de los relatos. 1.1 La travesía del río Bermejo Yo era como el jefe de la bandita de mi barrio. Siempre he sido el más frontal en el barrio. Es medio raro porque yo era la oveja negra del barrio, porque era así, cuando yo quería pedir una cosa lo obtenía, no tenía problema yo. (Clemente, recuerdos de la adolescencia en Potosí, Bolivia) Bueno, me vine de allá porque había una crisis en Bolivia, una crisis porque durante muchísimos años, o sea antes de la Independencia, Bolivia económicamente estaba sustentada, digamos, gracias a los minerales, el estaño, la plata, el bronce, el zinc. Donde yo vivo es exclusivo de minero, toda explotación de minerales, ¿no? Y en el 1983 bueno, se venía abajo la economía, el precio, el valor, la cotización de los minerales estaba en 22Al

respecto, estoy de acuerdo con las indicaciones de Pons y Serna sobre que “(…) el etnólogo no se está preguntando por la representatividad de su objeto, por la generalización del caso, por la extensión de los resultados. En realidad su monografía le permite acopiar saber y conocimiento que servirán para comparar y para establecer prudentes analogías” (2004:13).

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decadencia, había, digamos… mucha inflación, mucha hiperinflación, devaluación, saqueos. Yo no soy de familia minera, soy de una familia campesina, obrera campesina diría. Mis papis migraron (del campo de los alrededores de Potosí) a la ciudad.23

En Bolivia Clemente dice haber conjugado tempranamente trabajo y estudios, pues él y sus hermanos debían ayudar a su madre viuda a sostener los gastos de la casa y de la familia. Primeramente trabajó en la construcción, como su hermano, que era maestro mayor de obras, pero dijo que también era común aceptar pequeños trabajos (las “changas”) para engrosar a la renta familiar. Recordó que cuando decidió migrar a Argentina debió tramitar la cédula de identidad y juntar un poco de plata. A pesar de realizar estos preparativos, subrayó que su partida fue una decisión no planificada y solitaria. A partir de aquel momento Clemente empezó a narrarme su epopeya migratoria: Yo no me vine en micro sino que me vine en un camión, un camión que viene con pasajeros y carga. Yo decidí cruzar la frontera, nunca en mi vida yo había cruzado en una lanchita un rio, jamás. Me impresionó porque ahí está dividiendo el río entre Bolivia y Argentina, el río Bermejo. De este lado cruzas en unas lanchitas a la frontera Argentina, tenés que pagar por supuesto, no podíamos pasar tranquilamente. Llegué a la frontera en las lanchitas esas, a la frontera argentina que se llama Aguas Blancas. Nos bajamos, no sabía qué hacer. Al frente está la gendarmería argentina, ya cambia porque en Bolivia no tenemos gendarmería…

En el camión en que viajó hacia la frontera, Clemente conoció a muchas personas que “ya tenían experiencia” en viajar a la Argentina. Estas mismas personas le indicaron cómo debía hacer para cruzar la frontera sin documentos: decir que iba visitar un pariente cerca de la misma frontera.24 A pesar de argumentar tener un pariente en Orán (una ciudad ubicada a treinta kilómetros de la marca) su primer contacto con la gendarmería argentina no fue exitoso. Al intentar cruzar la frontera el oficial de migraciones le dijo: “No, no se puede cruzar, tenés que tener el pasaporte…” Bueno, no me dio el permiso. ¿Qué hice? El puesto de la gendarmería, qué va controlar todo ese lugar… Me hice el pelotudo y me fui para el río, me metí. Y veo que estaba ahí, no sé si un pescador, pero que estaba con la lanchita: “quiero llegar a la ruta argentina” (dijo Clemente al pescador); “ah bueno, andá por aquí y date la vuelta, y enseguida vas a salir a la ruta. Vos andá por 23Clemente

inició su relato con una breve exposición sobre la situación económica de Bolivia durante los años en que él decidió emprender su viaje hacia Buenos Aires. La mayoría de los hombres entrevistados explicó su decisión migratoria como reflejo de la coyuntura socioeconómica y política nacional, aunque con el desarrollo del relato indicaron otros elementos de orden personal y doméstico. Las mujeres, al contrario, atribuyeron su decisión de migrar a Argentina en ejes menos históricos y más relacionados al ámbito familiar. 24A pesar del énfasis sobre el carácter solitario de la “travesía”, los recuerdos vincularon constantemente su suerte a la de otros compatriotas, sea en situaciones vividas en la frontera o en los trabajos posteriores en el norte de Argentina. Mismo sin la compañía de amigos o familiares, Clemente ha viajado con un grupo de personas que también tenían como destino Argentina. Estos grupos “mixtos” (de personas que viajaban por primera vez y otras que ya tenían mayor experiencia migratoria). Al parecer, estos grupos funcionan como soporte psicológico e informativo a los viajantes primerizos.

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acá por en medio de este bosque y te das la vuelta, hacés en forma de “u” y vas a llegar a la ruta” (le indicó el pescador). Y bueno, me fui y caminé. Decidí encaminarme por la orilla de asfalto, ¿no? Yo había escuchado en la frontera que a los 25 km. hay otro puesto de gendarmería, bueno tenía miedo pero decidí llegar a ese lugar.25

Volviendo al camino por la ruta, Clemente dijo haber encontrado muchas quintas de tabacales. En una de ellas, “donde había luz”, decidió entrar y pedir alojamiento para pasar la noche. Recordó también su diálogo con el encargado de la quinta: Quiero ir a Buenos Aires -la palabra, me sale esa, pero en realidad era a Salta- pero quiero llegar antes a Salta. “Sí, pero tienes que tener tu pasaporte, tu pase” (le dijo el patrón de la quinta). “No tengo pero igual como sea voy a llegar, corriendo”. El tipo me alojó…

A la mañana siguiente tuvo que irse, pues el dueño de la casa estaba preocupado con la fiscalización fronteriza: “Muchacho, muchacho, levantate, vete, andate, no quiero tener problema con la gendarmería”. Le agradecí y me fui caminando. Y era un puesto de gendarmería, chau allá no me dejan pasar, seguro que no. Quise dar la vuelta ahí pero había un pantanal alto en ese lugar y yo me desorienté. Justo me estaba dando la vuelta ahí y había un río, un río que cruzaba, el río era bajito pero venía con todo, una corriente, yo no sabía nadar, casi me lleva el agua. Imaginate el susto que me he pasado. Me hizo caer el río, se mojó toda mi frazada, mi mochila. Me di la vuelta y por la orilla del río fui bajando, hasta que un tipo, un obrero de las plantaciones del pantanal estaba ahí. Estaba ahí sentado, fumando ¿no? y le digo: quiero llegar a Orán, ¿cómo hago? Yo no quiero que me vean los gendarmes. “Sí, pero eso te va a costar cincuenta millones” (le dijo el obrero). Cincuenta millones argentinos… para entonces de millones se hablaba, era un número con varios ceros, y bueno se lo di y era fácil, estaba ahí a diez metros nada más: andá camina por esta orilla, subí el puente y tomá el micro que viene de aquel lado…Yo me quedé sin plata.

Clemente relató los detalles de su noche y amanecer en la terminal de ómnibus. Recordó la incomodidad y el frío que pasó durante la madrugada. Pero también recordó al hambre con que se despertó y el café con leche, acompañado por la minúscula medialuna del primer desayuno en Argentina. Su hambruna llamó la atención de una señora argentina que le ofreció otro desayuno y un trabajo en el cañaveral de Ledesma. Recuerda que fue la primera vez que escuchó el término “cuarta” para describir el trabajo en la cosecha. Desde allí, Clemente y “la señora” tomaron un tráiler hacia Taba Alta, donde, para su sorpresa, había una enorme cantidad de trabajadores bolivianos en las plantaciones. 25Según

Benencia, “A través de esos casi 10.000 km., por vía terrestre e indirectamente por vía fluvial se produce el ingreso o la salida de la población nativa y extranjera. Así, se ofrece diversos canales de difusión para la migración fronteriza, de difícil fiscalización estatal” (2009: 435). Gran parte de los entrevistados dice haber cruzado las fronteras entre Argentina, Bolivia y Paraguay sin registrar la entrada y la salida de los respectivos países. El miedo inicial de cruzar la frontera es una marca fuerte en el relato de Clemente y de sus compatriotas. Más allá de las barreras burocráticas, tales como los vistos de entrada y los documentos de identidad, los miedos parecen tener más relación con el desconocimiento frente al primer viaje al exterior.

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El 70% eran bolivianos de ahí de Potosí, de las fronteras de los pueblitos, gente del campo que me enteré ahí que la empresa Ledesma hacía traer gente de Bolivia con todo, con sus animales, sus gallinas, sus perros se traían y les ponía en el campamento. El trabajo era un poco pesado por el calor, 40 grados, la temperatura que yo no estaba acostumbrado y unos 40 kilos de caña; es fácil pero hay que tener mucha maña para alzarlo con el pie, con la rodilla y cargarlo acá en el hombro.26

Sobre su vida en el campamento y su relación con los encargados, dijo que “(…) el Altiplano y el norte argentino es la cultura nuestra. Nada más que se dividió la Argentina, Bolivia, bueno esas cosas”. Clemente me contó que estuvo durante todo aquel año

Horacio,

en Ledesma y luego se mudó a otro campamento que,

Vecino de Clemente en Villa Fátima, también contó que “Los bolivianos vinieron porque los argentinos los fueron a buscar en el tiempo de Perón y Evita para trabajar en el cañaveral. Les pagaban todo para venir y para volver. Se volvían con todo, con bicicleta, televisión, ropa, todo. Iban gratis, volvían gratis y se llevaban todo. Allá (en Bolivia) trabajaban plantando papa y maíz… ahora los bolivianos que vienen trabajan en la construcción y en los talleres pero eso hace poco tiempo antes era todo cana”.

igual que el anterior, era manejado por un matrimonio: La esposa era brasileña parecida a vos, era bajita y él era argentino hijo de bolivianos… un gordo grandote con tez blanca: “che yo también soy de Potosí, mi papá es del campo”, me dijo. Trabajé un mes (en la quinta), junté plata. Terminó de pagarme el otro también (se refiere al primer empleo en el otro campamento)… ya estaba terminando la temporada de la cosecha de caña, que eso es por temporada no es algo seguido. Me lo pagaron y el marido me dijo “andate a mi casa, a mi casa que yo vivo en Salta”, de Jujuy a Salta es otra provincia, me lo dijo con un mapa. Y de Jujuy me fui a Salta.

En Salta relata haber quedado en la casa de la señora indicada por el encargado de la quinta de Jujuy:

Investigadora: ¿El gobierno traía a la gente? Horacio: No, los dueños de las tierras…

Me dijo (la señora) “andá a buscar trabajo por ahí, alrededor de la ciudad hay varias quintas de zanahorias, de acelga, de tabaco, de lechuga, hay de todo. Aparte es temporal el trabajo”, (…) entonces conseguí (trabajo) en una parte donde el tipo era árabe, descendiente de árabes. Me dijo “vení mañana, vas a venir a plantar tabaco”. Tenés que llevar las plantitas y agarrarlo no sé cómo, con el mismo dedo meterle a la tierra, agachar, una cuadra entera y volver, ir y volver, ir y volver.

Antes de seguir con su relato hacia Buenos Aires, Clemente se dejó llevar por algunas consideraciones sobre el trabajo en el norte argentino: 26El

relato de Clemente no coincide con el periodo de auge de la demanda de mano de obra (entre 1930 y 1970) en la actividad agropecuaria en la región de Salta y Jujuy (Benencia, 2009:439). Más bien retrata a una etapa tardía del ciclo económico de la producción azucarera del norte cuando la actividad entra en su fase de declinación. Sin embargo, es evidente la importancia que la actividad siguió teniendo en la atracción de mano de obra temporaria. A partir de esta red consolidada los migrantes reorientaron su migración hacia el mercado de trabajo de la Capital y la Región Metropolitana.

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La gente en las cosas allá de cañas son todos bolivianos, no tienen ni pasaporte, nada más que la cédula, no sé qué contratos, digamos, hacen con los gobernadores que hay en ese lugar, con los funcionarios; no sé, andá a saber. Siempre las grandes oligarquías de empresarios han sido así. Ledesma es una empresa muy grande, ahora esta gente no trabaja más; ¿Por qué? Porque han ganado mucha plata y ahora tienen máquinas robotizadas, al mismo tiempo pican, deshojan y cargan, son unas máquinas lindas, esas máquinas que equivalen a 200 personas cada máquina. Por eso mucha gente del interior, de las provincias, se viene a Buenos Aires, a la ciudad, migra a la ciudad. Bueno, por eso la gente ha llegado mucho del norte a Buenos Aires. En el norte la mayoría son hijos de bolivianos, el 70% de los jujeños, salteños, todos los que están en el norte son hijos de bolivianos o los abuelos o algunos se han escapado a la Argentina por la guerra del Chaco con Paraguay, no quisieron pelear y se han escapado a la Argentina. 27

Clemente recordó que, a pesar de trabajar duramente, no le pagaban bien. Por eso, decidió viajar hacia la provincia de Salta, donde vivía su hermano, y

Roberto, Compatriota de Clemente y residente en la Villa Bajo Flores, así relató sus experiencias en un taller de costura: “Yo entré de rectista donde me pasé 18 horas de esclavo, pero yo porque quería y porque necesitaba el dinero. El coreano te pagaba. Entraba a las 7 de la mañana, pegaba el sueño a las 2 de la mañana, me duchaba y quedaba muerto y el coreano con la leche ya en la mano me despertaba desde la cama y me decía “andá”. Apenas estaba dormitando, la leche tomaba, comía la factura y arrancaba y a mí me encantaba eso, el tipo me levantaba, me iba a la ducha… “levanta, levanta”. Yo era muy poco de conversar y a él le gustaba porque hacía producción. A mi lado estaban los parientes de los coreanos que hacían su trabajo también…”

allí buscar mejores oportunidades laborales. Trabajó con su hermano en la construcción y residió en Salta por el periodo de un año, hasta que la visita de una hermana que vivía en Buenos Aires reavivó sus sueños de conocer y probar la vida en la Capital. Y llegó mi hermana, mi hermana mayor que en la década del 70 ya habían venido acá a Buenos Aires, ¿no? Vino a la casa de mi tío que vive acá en Lomas de Zamora, yo no conocía Buenos Aires. Llegó a Salta (para las fiestas de Navidad) mi hermana con mi cuñado. Mi cuñado me dijo: allá vas a ganar más en Buenos Aires, además Buenos Aires es una ciudad linda. Entonces me vine a Buenos Aires. Decidí…

El relato de Clemente fue muy rico en detalles, no quedó ningún punto oscuro en su odisea migratoria. Mezcló lo biográfico con observaciones sobre historia y geografía regional. Describió las comidas que iba descubriendo en el camino entre Potosí y Buenos Aires, el tamaño 27Según

Benencia, “(…) ahorradora de mano de obra – básicamente en la industria del azúcar de caña- fueron algunos de los elementos que a fines de los 60 (…) contribuyeron a que la inmigración limítrofe cambiara de rumbo y que los trabajadores fueran derivados cada vez más hacia las oportunidades laborales que les ofrecía el Área Metropolitana de Buenos Aires, principalmente en actividades de construcción” (2009: 440). Los relatos de Clemente y otros migrantes indicaron un gran conocimiento sobre los flujos migratorios de períodos precedentes a los suyos.

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de las frutas y el cambio de las variedades, la transición del paisaje andino al pampeano y las formas y tiempos del trabajo en el campo. Presentó a cada personaje que cruzó su historia de viaje, haciéndome notar sus diferencias y semejanzas culturales y nacionales. Pero también reveló a una red de parentesco y de ayuda que, omitida al principio del relato, fue tomando forma e importancia a medida que nos aproximábamos a la capital. La justificación del viaje, atribuida inicialmente a la crisis económica de Bolivia, se trasladó hacia contextos menos macroestructurales para focalizar, finalmente, en las relaciones de parentesco (hermanos, tíos y primos) y amistad con personas residentes en Buenos Aires. Me vine a Buenos Aires y lo primero que hice fue tramitar el documento. Llegué a la casa de mi tío, mi prima mayor, la mayor, la hija mayor me dijo: ¿Qué vas hacer sin documento? Hacete argentino. ¿Argentino? ¿Cómo argentino? Yo soy boliviano. Pero me dice… no tenés papeles, no tenés pasaporte. ¿Qué vas hacer? Para entonces, en la época del 80 era muy… digamos muchos requisitos necesitabas tener para la documentación; ahora casi no hay, es más simplificado. Tampoco me sirvió mucho el documento, no te olvides que caminé días enteros y noches enteras buscando trabajo en la época del 80…28

Para aquel entonces Clemente recuerda que vivía con sus tíos en Puente La Noria, “a media hora de Pompeya”, Empecé (a trabajar) en una fábrica de suelas, de cuero de suelas que se exportaba todo a Brasil, cajones, cajones, toneladas diría yo, una fábrica grande. De Lomas de Zamora fui a Perito Moreno, para entonces esa villa era chiquita, alquilé yo ahí. Era una villa como ésta también pero era más chiquita, ahora es inmensa. (Aún en Lomas de Zamora) había empezado a trabajar en la carnicería de un frigorífico. Entonces acá (Perito Moreno) ya estaba más cerca, y alquilaba una piecita. Trabajaba bien en la mañana y más tarde me puse a estudiar…que no terminé de estudiar, corte y confección. Trabajé siete años en la costura. Pero después me metí a la construcción, quedaba lejos, en Chacarita…

Fue con la costura que Clemente dice haber conocido a su mujer, que vivía en la Villa Bajo Flores y como él, trabajaba en un taller de costura. Se dijo impresionado con la cantidad de bolivianos que trabajaban en el sector textil y también observó que los dueños de los emprendimientos, “los que dominaban”, eran argentinos y coreanos. Trabajó durante un largo tiempo en esta actividad y argumentó que, “en aquella época”, se podía ahorrar pues estaba el “uno por uno”. En la época de los 90, en la época de Ménem, no sé si escuchaste hablar acá en la Argentina… el uno por uno, todo lo que nos hizo pasar él, esa época. Los dos años que pataleaba digamos aprendiendo a cocer, ganaba poco pero aprendía. Después cuando uno 28Todos

los migrantes señalaron el contraste entre la dificultad de hacer el documento antes del año 2000 y las facilidades de la regularización documentaria actualmente. Por otro lado, indicaron que trabajar en el mercado informal y alquilar vía circuito informal no demandó urgencia en tramitar la regularización migratoria.

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aprende y empieza a ganar, poquito más, más, y vos todo lo que vos ves aquí es gracias a esa época. Yo hice esta casa, toda la casa hasta los muebles, cualquier cosa que vos ves…

Con el dinero ahorrado durante el período de gobierno del presidente Carlos Ménem la pareja pudo “comprar"29 el terreno de Villa Fátima donde actualmente vive con sus hijos. Al momento de la compra recuerda que “todo este lugar era un asco” pero con el pasar de los años -y mucho esfuerzo- pudo hacer los arreglos necesarios para sanear su vivienda: Que en mi país nunca lo viví así, siendo pobre, ¿no? Muy pobre, apenas sobrevivía en mi país porque eran muchos hermanos, mucha necesidad pero vivir en un terreno así (…) era un asco… acá abajo hay desechos, desechos (…). Por ejemplo tenemos aceites sucios que usan las industrias, pinturas desechables. Todo acá. Los químicos que usan las fábricas venían acá a tirar, esto era un basural, es un relleno de un basural todo este lugar (…). Pero vos ves con el pasar de los años que cuánto hace que estoy viviendo aquí, veinte años, por supuesto su aspecto físico ha mejorado mucho, las casas. Así como vos verás aquí la mayoría de las casas que tienen piso, una losa digamos que es el material ese. Son la mayoría de los bolivianos que tienen la casa, después vienen los paraguayos que son pocos los paraguayos pero están más los bolivianos que tienen su negocio, tienen las ferias, tienen la jardinería, tienen los talleres de costura, tienen los coches…

Como muchos de sus vecinos, que disponen de un terreno con salida para la calle, Clemente abrió un pequeño comercio del que se ocupa su esposa mientras él trabaja en el sector de la construcción haciendo pequeños arreglos de albañilería dentro y fuera de la villa. Considera que su situación económica ha mejorado considerablemente –y extendió la observación a toda “la colectividad boliviana y paraguaya”- pero aun así no está satisfecho con las condiciones generales de vida en la villa. Puntuó la inseguridad y la falta de educación como los principales problemas. Juzgó que sin este tipo de infraestructura barrial sería imposible lograr un “ambiente adecuado” y por eso evaluó que a pesar del cierto nivel de progreso material, “hablando de valores, de principios, se vino abajo”. Durante el último proceso de intervención urbana en el barrio la pareja se preocupó enormemente por el destino de su emprendimiento comercial: ¿qué sucedería con las personas desalojadas que, además de residir, tenían en su hogar un negocio? ¿Serían igualmente “reubicados” en un departamento? ¿Había riesgos inminentes de que la familia quedara sin su principal fuente de ingresos? ¿Perderían el hogar donde Clemente y su familia habían materializado la parte exitosa de su proyecto migratorio? Estas y otras preocupaciones llevaron a Clemente a participar de las reuniones de los “Vecinos Autoconvocados”, donde tuve la

29Comprar

un inmueble en una villa significa pagar por él pero sin la escritura del inmueble, o sea, sin la documentación que comprueba la posesión legal de la vivienda.

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oportunidad de conocerlo y comprender el profundo vínculo entre su trayectoria migratoria y su vivienda30. 1.2 Las dos huídas Siempre revoltoso, peleaba por el pasaje estudiantil, por los derechos del comedor universitario, por la gente que realmente lo necesitaba. Siempre metido en todo. Tenía amigos de todo nivel de clase social. En la escuela, hasta los maestros me elegían a mí para estar al frente cuando tenían que salir a algún lado. (Hermes, recuerdos de la adolescencia en La Paz, Bolivia) No sé donde nací, pero de mi nacimiento hasta mis ocho años de edad crecí en Arica, Chile. En el año 62 cuando estalla el problema fronterizo Chile-Bolivia los policías (bolivianos) y los carabineros chilenos casi se declaran en guerra. Entonces, a los bolivianos radicados en Chile les dieron quince días de término para que abandonen el país y mi padre me sacó de contrabando, una parte caminando y otra parte por tren hasta Bolivia.31

A pesar de su nacimiento en territorio chileno, Hermes no puso en duda su “bolivianidad” y siguió su relato de viaje hacía Viacha, un pequeño pueblo cerca de la ciudad de La Paz. Allí, contó que su primer “trauma”, fue cuando le llamaron “el roto”, porque a “los bolivianos que están en Chile les dicen roto”. El segundo –puntúo- fue el cambio entre el ambiente playero portuario de Arica y la vida en el campo boliviano. Me dijo que, a pesar de su preferencia por estar cerca al mar, “no le quedaba otra” que acostumbrarse. Terminé mis estudios primarios, después secundarios, me fui a la colimba, ahí es donde obtuve el documento. Me fui a la colimba digamos al cuartel en Bolivia, estuve en Chirapaca, en el regimiento de Rangers que es una unidad especial de boinas verdes. Bueno, ahí aprendí a hablar el idioma de Bolivia, que es en La Paz el aimará.

El relato de Hermes tuvo como eje principal el aprendizaje escolar y la formación política. A partir de estos aspectos tejió el hilo de su historia migratoria hacia Buenos Aires, rescatando los recuerdos sobre una militancia universitaria interrumpida tempranamente, cuando entonces tenía apenas dieciocho años de edad:

30Luego

al principio de la intervención pública Clemente descubrió que su casa no sería afectada por el proyecto, sin embargo decidió abrazar la lucha por la vivienda como causa propia. Participó de forma sostenida en el grupo Vecinos Autoconvocados. También participó del grupo Villas Unidas y luego se candidateó para delegado de manzana en los comicios barriales. 31De Marco y Sassone (2004) indican que la inestabilidad institucional sumada a la inestabilidad política (y los conflictos fronterizos) fueron condicionantes clave de las migraciones de chilenos, bolivianos, paraguayos y uruguayos hacia Argentina.

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Lamentablemente en una gestión de gobiernos golpistas del Banzer y después también era el gobierno de García Mesa. Por esa razón pienso que he estado en la causa, peleando por el pueblo. Fuimos perseguidos, fuimos apaleados, nos César, sacaron de la clase, nos sacaron presos, arrestados, nos llevaron al Ministerio del Interior… Compatriota de Hermes emigrado de La Paz, también Hermes relató su participación en protestas y “tenía parientes, primos (en la ciudad). Ellos me habían comentado lamentó su corta vida universitaria en La Paz. Entre los cómo es la vida, toda esa situación…en principio no los creía grupos de política universitaria con quienes tuvo porque a veces uno se da cuenta que contacto, dijo que la “Federación Universitaria” fue la Argentina no era un país de maravillas”.

única que le inspiró confianza, pues no respondía a

ningún partido político. La independencia política

Henrique

también motivó la organización de su propio grupo,

Llegó a Buenos Aires en el año 1994, desde Santa Cruz de la Sierra. “Habían venido mis hermanos menores para acá. Y justo viene mi hermana y me dice ¡vámonos! Venía confiado porque tenía parientes que estaban como hace 15 años atrás, han estado 30 años. La hermana de mi papá que se llegó hace muchos años. Y con fuerza y confianza llegaba porque sabía a dónde llegaba”.

Un pequeño centro de estudiantes medio independiente aún, autónomo, ¿no? Porque… mis padres para empezar no eran ferroviarios, no eran fabriles, eran simples comerciantes. Fíjate que veníamos de Chile, eran medio independientes entonces no… Y bueno esa fue una de las razones por las que yo no podía estar ni con los fabriles ni con los mineros ni con los militares ni con los ferroviarios, ni con los campesinos, porque tampoco teníamos terrenos en el campo. 32

Por otro lado, señaló su temprana simpatía hacia el socialismo, pues “había un tal Marcelo Quiroz en Santa Cruz, en Bolivia, que le hacía juicio a Banzer. Entonces como que a mí me tentó digamos esa… esa inclinación de ser medio

Gema Vino de Paraguay porque “quería ver si era verdad o no era verdad lo que decían. Yo quería ver con mis ojos, entonces vine. Ya tenía una tía aquí. Ella me trajo. Yo vine y me gustó y me quedé aquí. Mi tía ya estaba aquí a muchos años”.

socialista”. Sin embargo, su opción política y su militancia no eran bien vistas por las autoridades locales: Estuve un tiempo preso. En la época de los militares nos llevaron a una unidad militar y yo entré con un nombre falso, o sea, me capturaron, me preguntaron, me inventé, y estaba bajo ese nombre falso digamos preso, después escapé. Fueron más o menos quince compañeros que habíamos escapado y bueno no me quedaba otra cosa que… que venirme hasta la frontera en camión… porque hablaban tan bueno, tan lindo de la 32Durante

la realización de esta etnografía, Hermes fue electo como “delegado de manzana” en la villa de Bajo Flores, donde sigue organizando sus vecinos (independiente de partidos políticos) para tratar el tema de la urbanización de la villa. La similitud entre el estilo de vida actual (las prácticas cotidianas del presente en Buenos Aires) y los recuerdos de la adolescencia en Bolivia son sugerentes indicios de una memoria selectiva, calcada sobre los aspectos de mayor relevancia para Hermes: educación, militancia y política. En general los bolivianos, sobre todo los hombres, dijeron haber participado en asociaciones y/o militado en alguna causa (política, social, cultural o deportiva) en Bolivia.

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Argentina. Yo dije bueno me voy a la Argentina. Cuando llego acá por mi desgracia también era gobierno militar, en ese entonces ni lo pensaba…

La historia migratoria de Hermes y de sus padres estuvo inevitablemente atada a los procesos políticos de la región. En su relato abundaron las referencias a políticos, legisladores y alcaldes, los años de sus mandatos y sus tendencias políticas. Estas referencias cosieron su narrativa de viaje y fueron potentes marcos para sus cruces fronterizos. Tal como su compatriota Clemente, Hermes dijo haber sentido miedo al pasar por la frontera entre Bolivia y Argentina, minimizó la importancia de las redes de parientes y amigos a la hora de recordar sus motivaciones de viaje y relató su experiencia como hazaña. Yo tenía un charango, vendí el charango, tenía un grabador de esos rectangulares que lo usaba para Universidad, vendí eso, vendí algunos pantalones nuevos que tenía, vendí algunos libros, junté platita, saqué pasaporte, me tuve que venir así de escapada. A escondidas me vine y en la frontera busqué la forma de cruzar. Quedé más o menos como medio día demorado y estaba con miedo… por ahí me descubren, que estoy saliendo del país, por ahí me vuelven a retornar. Miedo, así que… bueno, llegué a cruzar.

A medida que el relato de viaje se aproximaba a la estación de Retiro, Hermes describió sus primeras impresiones sobre las villas y la pobreza avistada desde el tren. Las imágenes reavivaron sus primeras sensaciones e interrogantes acerca de la Ciudad de Buenos Aires: ¿Cómo es posible que en la Argentina, estando bien, puede haber villas, no? Que no se paga la luz, que no se pagan los servicios, que no se paga nada, se vive gratis y encima viven en esas condiciones. Para mí era algo novedoso, que no me gustaba ver. Entonces bueno, ahí descubrí también que había gente boliviana.

Al visualizar la pobreza, Hermes descubrió que su amigo boliviano, él, que le había contado sobre la belleza de Buenos Aires, estaba equivocado: “Él me había comentado que era lindo, todo ese cuento”. Su compatriota vivía en Avellaneda y fue allí, en un hotel, que Hermes pasó sus primeros meses luego de su arribo a la capital. Recordó la dificultad de conseguir trabajo y, en consecuencia, de pagar el alquiler. “Me quedé tres meses sin poder conseguir trabajo porque me pedían en todos los trabajos referencias del trabajo anterior. Yo no tenía referencias, ¡si era recién llegado!” Cuando finalmente logró conseguir un empleo, fue en una vidriería en el barrio de La Boca donde: Había un santiagueño que era un político perseguido por los militares, vivía en Florencio Varela. Un tal Juárez que era peronista… que estaban perseguidos los peronistas. Agarramos confianza y entonces me decía: soy perseguido político, me voy a mi casa y entro temprano en el laburo. Y era muy bueno el hombre, muy bueno. En esas épocas de los militares tres cuadras no podías caminar sin el documento. Era complicado, te daban por dos años (la residencia temporaria) pero tenías que traer el documento desde Bolivia, legalizado por el Ministerio de Relaciones Exteriores. Legalizarlo allá en el Consulado

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argentino tenía un costo en dólares. Acá te salía rápido entonces… paro las legalizaciones en Migraciones tenías que ir a dormir, ¿sabes la gente que había? Era largo, largo… tampoco era todo el tiempo amnistía. Había un tiempo de amnistía nada más, así que bueno, vos tenías que embarcarte en ese tiempo y tener todos los papeles.33

Hermes recordó con cierta vaguedad que “para el Mundial del '78” le dieron los documentos de residencia legal en el país. Recordó con más seguridad que para esta misma época vio el desalojo de las villas Bajo Flores y Retiro, cuando el entonces jefe de gobierno de la ciudad (“se llamaba Cacciatore”) decidió erradicar a todas las villas de la capital. En aquel momento, Hermes vivía en Avellaneda pero conocía muchas villas porque en los fines de semana iba por la comida boliviana que allí vendían. Su circuito gastronómico incluía Florencio Varela, la Villa Bajo Flores y, para las fiestas de la colectividad boliviana, el barrio de Charrúa, “pero la fiesta era muy pequeña, muy chica, pero había comida boliviana, la chicha que se toma en Bolivia, todas esas cositas…”34. De Avellaneda, Hermes se trasladó directamente al Bajo Flores: No me quedaba otra que venir a la villa. Como ya conocía esta villa entonces, por eso me vine acá. Nosotros (él y las demás personas que ocuparon las tierras luego del fin de la dictadura) empezamos acá desde abajo, empezamos con casitas de cartón, de madera, de chapa también. Era apenas un partido, apenas había 17 familias en la otra punta sobre (la calle) Cruz casi. En el año '81, '82 más o menos, estaba en la manzana 9 y en el año '86 me vine a este sector.

Su impresión acerca de los bolivianos que vivían en Bajo Flores era que “estaban mucho tiempo adentro de casa” pues se dedicaban mayormente a la costura. Aunque en el relato de Hermes la red de parientes y amigos que conocía en Buenos Aires antes del viaje tuvo un lugar secundario, ocupó un rol importante en sus momentos de ocio y recreación. En uno de los asados “de paisanos” que frecuentaba los fines de semana en Florencio Varela, cuenta que le sacaron una foto: “Y ¿quién iba a pensar que esa foto podía llegar a Bolivia? Y llega a Bolivia la foto… casualmente me descubren los parientes de mi novia, de mi ex novia en ese entonces”. Las ganas de volver a ver a su ex novia impulsaron su primer viaje de regreso a Bolivia. Sin embargo, dijo que ya desde algún tiempo planificaba volver pues:

33Entre

los años 1958 y 1992 los migrantes limítrofes radicados en los procesos de amnistía llegaron a la impresionante cifra de 1.140.000 (De Marco y Sassone, 1991). Entre estos, casi 200 mil bolivianos se radicaron en al país entre los años 1974 y 1994 (Grimson, 1999). “(…) de acuerdo con el Censo de Población de 1991, en este año residían en Argentina 146.460 bolivianos, mientras los paraguayos y los chilenos se acercaban al cuarto de millón. Sin embargo, a diferencia de este y otros casos, los bolivianos registran un incremento cuantitativo entre 1980 y 1991. Por otra parte, cuando desde 1992 hasta 1994 el gobierno argentino dictó una amnistía que permitía acceder a la documentación a personas que estuvieron residiendo en el país, el grupo más numeroso de los beneficiados fue el de los bolivianos: 110.253. Prácticamente la mitad del total, el doble de los paraguayos y cuatro veces más que los chilenos” (Caggiano, 2005:54). 34Según señala Grimson, “En Charrúa se condensa una parte importante del pasado y del presente de la inmigración (boliviana) a Buenos Aires” (1999:34).

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Mi objetivo siempre fue juntar un poco más de dinero, volver a Bolivia y comprar esas maquinarias (para montar una fábrica de cerámica). Pero nos salió mal (a Hermes y a su hermano) y me fui quedando, quedando, quedando. En un momento en el año 93 cuando volví otra vez a Bolivia, ahí es donde mi hermano tampoco juntó plata y yo con lo poco que junté, ya no se pudo hacer nada. En realidad mira, inicialmente hasta los años 90 casi 2000, podemos decir casi, yo me sentía como un argentino más. Porque era como una segunda etapa de mi vida, lo había hecho acá. O sea mi juventud la estaba dejando acá en Argentina, trabajando, haciendo los estudios cortos; terminé después enfermería, soy enfermero de profesión. Bueno, lamentablemente después de los años 2000 sentí un poco el racismo, la discriminación. Lamentablemente la discriminación ha hecho darme cuenta de que no tengo que perder la identidad como boliviano. Pero uno siempre tiene esa preferencia en la Argentina porque acá ha hecho muchos años de trabajo, de lucha, más que todo por la villa también. Pero no te permiten avanzar por esa cuestión de discriminación. Hoy por hoy la discriminación es más por el tema de la vivienda, por el tema de la inseguridad, del narcotráfico. No te dan opción de obtener una vivienda digamos. Yo me metí más en el terreno político acá en la Argentina más que todo por pelear por la urbanización de la villa.35

Actualmente Hermes aún reside en la Villa de Bajo Flores. Allí tiene una casa precaria, pero ya no de cartón. Por ser uno de los primeros habitantes del Bajo Flores post-dictadura, pudo ocupar un terreno ubicado en frente a la avenida. Como los demás habitantes de villa, no tiene la propiedad del inmueble donde reside hace 27 años y tampoco los servicios legalizados como le gustaría dejar para sus hijos en el futuro: “mis hijos bajo techo, bajo un techo seguro, digno, definitivo, no precario como el que ahora tengo y no lo puedo ni mejorar porque no tengo plata”. Hermes tiene cuatro hijos, todos nacidos en Argentina. Me aseguró que por sus hijos no abandonaría su objetivo: la vivienda digna. Pero recalcó que “siempre de forma legal, no ilegal”. Su ética personal – recalcó-, la había heredado de sus antepasados y “corría por su sangre” hasta hoy día: Conociendo como lo manejan yo podría haber acomodado a muchos parientes míos o sea mi familia mismo estaría en este momento bien parada pero no lo quiero hacer por una cuestión de ética personal, por una cuestión de formación. No sé si esto viene desde mis antepasados que también mi bisabuelo en Bolivia ahora me entero acá, en la Argentina, que existe un libro que mi bisabuelo había sido un luchador en contra de la esclavitud, me entero acá en la Argentina yo, existe un libro, ¡un libro escrito! Entonces yo sin saber estas cuestiones de mis antepasados, de mi bisabuelo…estoy haciendo las 35La

“sensación” de Hermes sobre el aumento de la discriminación coincide con los datos presentados por los estudios migratorios respecto a la articulación entre el “crecimiento de la desocupación en la Argentina y la consolidación de la acusación a los inmigrantes latinoamericanos como responsables de esta situación” (Halpern, 2009: 152); iniciada en los años de 1990 y profundizada hacia los años 2000. Adamovsky también observa la misma situación para décadas precedentes, indicando que la mayor visibilidad de los migrantes limítrofes, especialmente de la colectividad boliviana, no se dio por el aumento de la cantidad de migrantes arribados sino por el “(…) agotamiento de la capacidad integradora de la ciudadanía y como reacción a formas de xenofobia que se intensificaron a partir del Proceso” (2012:410). Estos estudios coinciden con lo experimentado por Hermes al describir que: “En décadas anteriores los bolivianos en general no sufrían una discriminación especifica como bolivianos, sino por ser considerados parte de esta masa indiferenciada de los “cabecita negras”, lo que de alguna manera unía su situación con la de los pobres de nacionalidad argentina” (Halpern, 2009:152). La situación ha empeorado para los años de 1990, cuando “Ya no se los despreció por “cabecitas”, sino por “bolitas”, “perucas” o “paraguas” (…). No debe sorprender entonces que, paulatinamente desde mediados de los años setenta, los inmigrantes bolivianos hayan mostrado un creciente interés por agruparse para defender sus derechos y afirmar su cultura” (Adamovsky, 2012: 412-413).

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cosas. Entonces creo que por mi sangre pasa, me corre esa cosa, esa sangre sana, transparente que no se puede digamos corromper fácilmente.

Como muchos de sus vecinos, Hermes considera la corrupción política la principal causa del problema de habitacional. En los inflamados discursos proferidos en las reuniones y protestas en la Legislatura de la Ciudad, siempre enfatizó dicho aspecto. Supe que Hermes participaba de una gran cantidad de reuniones y que la militancia por la vivienda era, actualmente, su principal ocupación: “no tengo trabajo, me dedico más a la pelea del tema de la vivienda, a la urbanización, no recibo nada, no percibo nada; bueno es así como estoy digamos. Si no tuviese la pequeña venta que mi esposa hace venta de comida en la noche...” Conocí a Hermes en una de las reuniones en la Legislatura, pero fue sólo algunos meses más tarde que tuve la oportunidad de acompañar su lucha por la vivienda como integrante del grupo Villas Unidas. Durante el periodo de realización de la etnografía Hermes participó activamente de todas las movilizaciones por la vivienda. En el año 2011 fue electo uno de los delegados de la villa de Bajo Flores por el grupo “transparencia”. 1.3 Un cambio de 180 grados Me acuerdo que me subí un poquito más donde estaba la teja, me acosté así mirando para el cielo, veía las nubes que caminaban y yo cuando estaba ahí me sentía libre, sentía que era mi espacio, mi lugar, mi todo”. (Elena, recuerdos de infancia en Asunción, Paraguay) Yo venía de una familia que tenía niñera, que tenía todo viste y tuve que venir acá. En vez de que me sirvan a mi yo tenía que servir y ahí eso fue un cambio, pero un cambio 180 grados. Yo pasé muchas cosas feas.

Elena viajó de Asunción hacia Buenos Aires en los años 70, con la edad de quince años. No fue una decisión propia sino que su madre la trajo “de prepo”, o sea, escondida. Mi mamá prácticamente me sacó, me arrebató y me llevo a Caaguazú (Paraguay), a un lugar que es puro campo. Esta cerca de Coronel Oviedo, se ven árboles y árboles. Mi mamá primero me llevó para ese lugar y después de ahí pasamos para la Argentina porque me tuvo que… vamos a decir, me cambió el nombre, me cambió el apellido, todo.

Elena nunca supo por qué su madre biológica le sacó tan repentinamente de la casa de su familia adoptiva y le cambió el nombre antes de cruzar la frontera entre Paraguay y Argentina, pero lo cierto es que ella lamentaba mucho lo sucedido. “Lo más triste” -me dijo- “es que ella me trajo y me dejó acá, no es que se queda ella conmigo acá, ella me deja acá con mi hermana”.

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Para Elena, la infancia con su familia adoptiva en Asunción fue “tranquila”. Recordó que a su papá le gustaba la música clásica, escuchaba la radio Nacional y la radio Comunero toda la noche, y leía el diario La Tribuna. También recordó que vivían al lado de la Embajada de Alemania, “en la calle Sarmiento”. Mi papá era Dr. en Ciencias Económicas, era el presidente del partido Febrerista en Asunción y mi mamá era ama de casa. Mi papá era Febrerista, presidente, pero le tenía un respeto a Stroessner… y él vivía nomás tranquilamente, Carmen era comerciante, trabajaba y todo estaba bien, estaba bien… Vecina de Elena, también recuerda con cierta tristeza su historia familiar: “yo no vine por Sus padres adoptivos y su madre biológica son necesidad, porque yo tenía de todo, lo fallecidos. Entre sus hermanos, dos viven en Asunción único que faltaba bueno no sé… Capaz me faltaba cariño de papá, de y uno en Brasil. En Argentina, Elena tiene una madre, todas esas cosas viste”.

hermana nacida en Formosa que había migrado hacia

la capital “cuando era jovencita”. Dijo que fue en la casa de esta hermana donde pasó los primeros meses después de que su madre (biológica) la trajera a Buenos Aires. Me contó también que empezó a trabajar de empleada doméstica, como su hermana, en el barrio de Pompeya: “Me metí cama adentro a trabajar y no sabía hacer nada, ahí sufrí. Una familia judía que era súper cerrada, súper religiosa, tenían todo con candado, la heladera, los teléfonos…” El relato de Elena mechó los tiempos de una añorada infancia de niña mimada y las dificultades afrontadas en su adolescencia en Buenos Aires. Para confirmar la veracidad de sus palabras, me invitó a ver un video de la casa de sus padres, el cual había hecho su hija Antonia, durante la última visita familiar a Paraguay. También me mostró fotos de su familia adoptiva, expuestas en la pared de la pequeña sala de su casa en Villa Fátima. A través de las imágenes Elena puso en evidencia el descenso social de su trayectoria o, en sus propias palabras, su “cambio de 180 grados”. Hablaban en guaraní (en su casa) y a nosotros no nos permitían, mira lo que es el cambio de ahora porque ahora te obligan a que aprendas el guaraní. Antes te decían guaranga no hables así, te reprendían o te hacían pasar vergüenza para que vos no hables en guaraní, en Asunción era así. Bueno y ahora no, ahora es todo al revés, es una materia ahora (en la escuela) en Paraguay y antes no. Me encantaba escuchar, rápido aprendí a hablar.

También recordó a su abuela, una “muy bonita mujer”. Mi abuela era de… Eva (Perón). Mi mamá también, pero mi abuela le adoraba a Eva. La habrá conocido a Eva, no sé. Ellos (sus abuelos) seguramente como venían muy seguido

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a la Argentina, evidentemente hubo contacto. No sé cómo fue pero ella tenía fotos de Eva en toda la casa.36

¿Y en Paraguay, durante esta misma época, quien era el presidente? -le pregunté. En Paraguay estaba Stroessner. Yo me acuerdo cuando yo estaba en la escuela con mi familia adoptiva, teníamos que ir a verle al desfile a Stroessner. Pero yo en ese momento no sabía lo que era la dictadura, no tenía ni idea lo que era la palabra dictadura. Acá vine a aprender todo eso. Es más, cuando yo vine no sabía que los que estaban eran dictadores, tampoco los sentía como dictadores, porque estaba todo muy tranqui. En ese tiempo montones de paraguayos vinieron de Paraguay por el dictador Stroessner.37

Para relatar sus experiencias e impresiones del pasado en Asunción, Elena recurrió a la ayuda de las sensaciones, sonidos e imágenes, rescatando determinados momentos puntuales que parecían estar marcados indeleblemente en su memoria. En el ámbito de la vida pública, recordó a la dictadura stronista a través de las fiestas patrias, de los vestidos blancos que su mamá le hacía usar en estas ocasiones, la sensación de orden y disciplina que marcaba el ritmo cotidiano del entorno social y familiar. Sin embargo, a medida que los recuerdos del ámbito privado afloraban, las escenas e imágenes domesticas marcaron una tensión que Elena transformó en preguntas sin respuestas: ¿Cuál fue la relación que sus padres y abuelos tenían con Argentina? ¿Por qué había tantos retratos de Eva en la casa? ¿Por qué sus padres no le dejaban hablar en guaraní mientras por la noche los adultos se reunían y las charlas se daban en dicho idioma? ¿Por qué su madre le cambió el nombre antes de cruzar la frontera entre Paraguay y Argentina? Sin encontrar explicaciones los interrogantes formulados de manera implícita o explícita durante la reconstrucción del relato, Elena volvió a guardarlas en el cajón de la memoria. Me dijo que ya no le interesaba saber los motivos de su raro viaje hacia la Argentina pero lamentaba que este hecho

36Al

indicar los lazos de sus padres y abuelos con argentina, Elena señaló la antigüedad que caracteriza la inmigración paraguaya hacia Buenos Aires en relación a otros grupos nacionales, como los bolivianos, por ejemplo. De hecho, la migración de paraguayos “(…) aparecen, a partir de 1947, como la más numerosa entre las latinoamericanas y, desde 2001, como la primera sobre el total de extranjeros” (Halpern, 2009: 85), además de presentar un proceso de “metropolización” mucho más temprano en relación a otros flujos migratorios latinoamericanos (Halpern, 2009: 105). A pesar de eso, Halpern señala el déficit de investigaciones en torno a esta población con respecto a otros colectivos étnico-nacionales como los bolivianos, los chilenos y los peruanos (Halpern, 2009: 74). 37De hecho, los “factores de expulsión” (o emigración) de paraguayos se encuentran estrechamente vinculados con la situación política del país y con los impactos del régimen stronista sobre la distribución de tierras y del trabajo. En este contexto, se destacan los siguientes factores de expulsión: “a) la concentración de la tierra y el escaso desarrollo industrial en Paraguay, b) la pobreza a la que es sometido el paraguayo en su país, c) la relación estrecha entre el sector público en Paraguay y la fracción política que se alce en el poder, generando los mecanismos de privilegio de ingreso al trabajo en el Estado para el afiliado al partido que ocupe este lugar; d) las persecuciones políticas y la institucionalización de la dictadura paraguaya a mediados de los ’50, logrando establecer la permanencia de una fracción partidaria en base a proscripciones, exilios, expulsiones y otras variantes (Halpern, 2009:107). En una investigación realizada por las Naciones Unidas sobre la Emigración en Paraguay, se indica la constancia del proceso emigratorio de la población paraguaya desde 1940 hasta la actualidad, destacando que: “El éxodo que se origina en ese entonces se extiende con ligeros cambios de ritmo hasta nuestros días, y reconoce en sus inicios causas fundamentalmente políticas” (PNUD, UNFPA, UNICEF, UNIFEM, OIM – Paraguay, 2009).

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hubiera cambiado totalmente el rumbo de su vida y que, desde aquel momento, debió afrontar la dura realidad en el país de acogida: el empleo doméstico y la vivienda precaria. Recordó que al poco tiempo de su llegada conoció a su primer marido, “un argentino nacido en Córdoba y criado en Santiago del Estero”. Estar en pareja le permitió dejar el trabajo de “cama adentro”38 y alquilar un departamento en “Mariano Acosta al 2400, más adelante que vendría a ser Carrillo”. Apenas pudieron, se mudaron a Boedo, el barrio donde residieron por siete años. Cuando se separaron Elena no pudo sostener el alquiler y por eso “nos vino el desalojo. Y vinimos para acá… era terrible porque era un (otro) cambio de 180 grados. Para los chicos más que nada viste, porque no estaba asfaltado, teníamos problemas de energía, el tema de agua, de todo”. Durante once años Elena crió a sus hijos sola y fue después de este largo período que le sucedió “el tercer giro de 180 grados”. Riéndose, me contó que el responsable por el cambio fue su actual marido. Lo conoció durante una cena en la Casa Paraguaya, el club de la colectividad. Aclaró no ser una asidua frecuentadora del local, pues “la entrada es muy cara”. Me dijo que frecuentaba el club solo en momentos especiales, como por ejemplo, cuando su hija que vive en Estados Unidos viene a visitarla. Sobre su hija, dice que está muy bien económicamente y que hasta le propuso “comprar una casa para sacarme de acá. Me dijo que empiece a ver inmobiliarias. Me preguntó qué barrio es el que me gustaría, le dije Boedo porque ahí estuvimos siete años pero parece que son muy caras las casas ahí”. Según Elena, Boedo sería la segunda opción, pues la primera era volver con el marido a Asunción: “Bueno él dice que no quiere morir acá, que quiere terminar sus días allá. Y yo digo que a mí me da lo mismo acá que allá, estoy tan acostumbrada ya acá”. Me contó que en septiembre de 2010, durante un viaje a Asunción, programaron la compra de un terreno cerca de la ciudad. Firmaron contrato con una inmobiliaria en Buenos Aires y desde entonces pagan una cuota mensual por el terreno, a liquidar en diez años. Pero me explicó que si uno desea pagar más cuotas por mes puede quitar la deuda rápidamente y que, además, un programa nuevo, implementado por el Gobierno de Lugo, ayudaba a los flamantes propietarios a edificar la vivienda: Elena: Es mejor, porque si vos pagas un alquiler no termina nunca y no deja nada. Por lo menos esto algún día va a ser tuyo. En diez años ya vamos a ser dueños. Y lo más lindo es que pagas una cuota y ya tenés el terreno, ya podés edificar. Por ejemplo nosotros ahora tenemos ese terreno que está vacío. Si nosotros queremos vamos a la Embajada, hacemos el plan, hacemos un documento y ellos nos edifican… Está ese plan, si uno tiene un terreno, nosotros queremos ellos nos edifiquen, ellos nos edifican y total después lo pagamos como un crédito. Investigadora: ¿Y esta bueno el programa? Elena: Es lindo. Se denomina comúnmente “cama adentro” a la modalidad del empleo doméstico donde la trabajadora vive en el mismo lugar donde desarrolla sus actividades laborales. 38

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Investigadora: ¿Hace poco que está? Elena: Cuando entró este presidente, el presidente Lugo. Lugo hizo muchas cosas, está haciendo muchas cosas. Yo estoy viendo el noticiero acá, me entero de todo lo que pasa allá. Investigadora: ¿Te gusta Lugo? Elena: Y él me gusta… Estaba en la clínica en Brasil, está mucho mejor, ya tiene pelito, de vuelta todo, está bueno. Gracias a Dios, yo oré mucho por él, pedí mucho por él porque es una persona que está haciendo…39

Con gran entusiasmo Elena describió el lote comprado: “un terreno de doce por treinta (metros), muy lindo”. Evaluó como “excelente” la ubicación del terreno, pues contaba con servicios públicos de salud, recreación, transporte y “seguridad”: “tenemos atrás una futura sala de salud y al frente una plaza. De la misma cuadra atrás nuestro tenemos el colectivo que da la vuelta a toda Asunción, a dos cuadras más sería esa cosa de los cadetes”. Sin embargo, cuando le pregunté si estaba contenta con la perspectiva de volver a Paraguay me contestó que: Él (su marido) sueña con terminar los días allá viste. Pero yo no quiero ir antes de recibir una jubilación, una pensión o algo porque toda mi vida la pasé acá, la viví acá. Ya le di a este país hijos y nietos, así que alguna recompensa tengo que llevar, viste… no puede ser, ¿me entendés? Eso es lo que yo quiero, después terminar allá tranquila con la jubilación, con la pensión por lo menos… y él también.

Mientras no vuelve a Paraguay Elena sigue “trabajando por el barrio”. Para eso, decidió agruparse a otros vecinos que, como ella querían “un cambio”. Pocos meses después de esta entrevista, el grupo en que participaba Elena (Vecinos Unidos por el Cambio y la Igualdad) fue electo como representante de la junta barrial de Villa Fátima. 1.4 Vida gitana Y empecé a trabajar en la chacra, a migrar carpir40. Yo llevo esa sangre de la selva, ¿entendés? Nací en el monte en el Alto Paraná, nada me asustaba. Curepa, curepa, curepa, me decían y me querían patotear y yo ya estaba siempre para pelear. (Violeta, recuerdo de la juventud en General Artigas, Paraguay) Yo vine cuando tenía seis años, nací en Paraguay, en Capitán Mesa que sería como ahora…como cerca de Ciudad del Este. Cuando yo tenía tres años nos fuimos para General Artigas y después me acuerdo que nos vinimos para acá. Vinimos en tren, a parar acá en la casa de mi tía en los monoblocks de Soldati. 39Durante

el trabajo de campo tuve la oportunidad de indagar la opinión de los residentes paraguayos sobre el gobierno de Fernando Lugo. Tal como Elena, sus compatriotas indicaron estar conformes con el mandatario y con las posibilidades de cooperación abiertas entre Paraguay y Argentina, fruto de la afinidad política. Fernando Lugo fue electo presidente de Paraguay en 2008 y en 2012 fue depuesto del cargo por un golpe de Estado. 40Según Violeta, “migrar capir” en idioma guaraní significa “trabajar en la chacra”, “limpiar el terreno”.

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Violeta rememoró con nostalgia los tiempos de su infancia en la casa de la tía y el paisaje de los alrededores del conjunto de edificios. Recordó que “había como tipo un lago, sería Los Piletones, todo eso era como tipo tortuguita, carpincho, era todo muy bella, era muy lindo. Bueno había también vacas, se hacía carrera de sortija, era como todo un parque y la villa era muy grande”. 41 Mientras Villa Piletones era una gran área verde, Villa Fátima ya se encontraba poblada. Violeta y su hermano pasaban por ella todos los días, de camino para ir al “viejo colegio”. Recordó con nostalgia que cuando salían de la escuela iban jugar al parque con los otros niños que vivían por la zona. Hasta los doce años Violeta pudo mantener sus estudios primarios pues aunque su familia viajara con frecuencia a Paraguay, sus padres tenían residencia permanente en Buenos Aires. Lamentó la inestabilidad de su formación escolar, sobre todo después que su familia fuera repatriada a Paraguay. En época de los militares, empezaron a sacar la villa y nos mandaron a nosotros repatriados a Paraguay, mis viejos pidieron ir a Paraguay. Y volvimos allá a Paraguay (a General Artigas) y pasé un año, un año y meses. No nos pudimos acostumbrar. Pasamos mucha miseria en Paraguay, no teníamos chacra. Acá por ejemplo teníamos azúcar, panes, uno vivía… tenía su desayuno, su merienda y allá no teníamos porque éramos pobres, muy pobres. (Además) en esa época mi papá tomaba, era muy tomador y golpeaba a mi vieja, golpeador y tomador.42

41En

1984 se asentaron las primeras familias alrededor del entonces “lago regulador de Soldati”, conformando lo que hoy día es la Villa Piletones. En 1999, los residentes del precario asentamiento se movilizaron a fin de reclamar al Gobierno de la Ciudad la urbanización del área. El proceso resultó en el reconocimiento estatal de la villa como “espacio a urbanizar”. Sin embargo el proceso de urbanización nunca llegó a completarse. Debido a esto, los 2.600 habitantes censados en 2003 siguen reclamando al gobierno la realización de obras de infraestructura básica. 42La experiencia de Violeta y su familia coincide con el panorama sobre la situación económica de la zona rural de Paraguay realizado por la Organización Internacional para las migraciones: “(…) la pobreza en el campo es más profunda, y se dan los porcentajes más elevados de pobreza extrema. En promedio los ingresos de la población de zonas rurales logran cubrir únicamente el 50% de la canasta básica (…) Ante la ausencia de una reforma agraria, la destrucción de las posibilidades de vida en el campo para los pequeños productores, la degradación ambiental, la emigración hacia las zonas urbanas o a otros países representa la estrategia de supervivencia de muchas familias” (Informe OIM en Halpern, 2009: 80). Una buena información sobre las características de las viviendas de las familias paraguayas con algún miembro emigrado puede ser consultado on line en una encuesta realizada por la UNFPA (2008): http://www.unfpa.org.py/download/Caracteristicas%20de%20la%20reciente%20Emigracion%20Paraguaya.pdf

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En medio de la miseria y de la violencia familiar, Violeta

remarcó reiteradamente

su conflictiva

e

interrumpida trayectoria escolar. Con pesar, lamentó la

Victoria

poca importancia que sus padres dieron a su educación

También tuvo problemas de violencia familiar en Bolivia, pues “El hermano (del marido) me golpeó, todo eso; mi madre ya estaba acá, estaba mucho más antes que yo y mi hermana también. Se enteraron… Mi mamá llegó allá en Bolivia con una platita…yo me quería ir porque la había pasado mal y ahí decidí irme, y recuperamos a mi hijo y a mi bebé (que estaba con el marido) y me vine para acá con los ojos cerrados, pensando que iba haber una oportunidad. Mi mamá vino por el mismo motivo casi, mi papá era muy golpeador. Mi mamá lo que hizo fue tratar de salir ella y podernos sacar… lo que logró. Aunque no lo logró como ella quiso, lo logró sacándonos porque yo creo que si me hubiese quedado en mi país ahora hubiese estado hundida en no sé qué. Te digo…acá es la droga, esas cosas…pero allá no se toma mucho la droga, los bolivianos están metidos muchos en tomar (alcohol)… el que más tomaba era el más macho, el más fuerte, todo”.

ya que la pendularidad migratoria estuvo regulada totalmente por las necesidades económicas de la familia. Me dijo que sus compañeros de clase en Argentina le llamaban “abuelita” por ser la alumna más vieja del grupo. El desfase entre su edad y el año escolar correspondiente fue resultado del proyecto migratorio familiar: “me llevaban de aquí para allá, un poco allá y un poco acá”. Cuando estudió en Paraguay también tuvo problemas pues “todo el mundo me decía curepa43, porque yo y mi hermano hablábamos castellano. Por eso hablo mucho ahora en mi idioma guaraní. Nos sirvió… fue una lucha”. Cuando la familia pudo retornar de Paraguay, Violeta debió dejar la escuela y empezar a trabajar para ayudar en la economía doméstica. Y ahí ya empecé a trabajar, a los trece, catorce años, con cama. Lloré mucho. Mi papá trabajaba en una fábrica de hielo acá, pero en Paraguay en una chacra o en albañilería. Mi vieja era ama de casa o lavaba ropa a gente.44

Los distintos viajes relatados o, según Violeta, “las idas y venidas”, variaron entre períodos de un año y medio a pocas semanas: “éramos como gitanos, íbamos y veníamos”. Hasta los diecisiete años, describió puntualmente cada episodio de sus cruces fronterizos y las dificultades que afrontaba en cada uno de ellos. Contrastó la vida rural en la chacra con la vida urbana en Soldati: la hambruna que pasó en General Artigas y la precariedad del hogar en Buenos Aires. Sobre el problema habitacional, recordó el diminuto departamento de su tía en los monoblocks de Soldati,

43El

término “curepi” procede del idioma guaraní y significa "cuero de chancho". Este es el apodo despectivo que se da a los argentinos, desde la guerra de la Triple Alianza (1864-1870) cuando los soldados argentinos usaban botas confeccionadas con el cuero de este animal. 44Nuevamente el servicio doméstico aparece como el primer empleo para las mujeres recién llegadas a Buenos Aires, sea en el caso de las bolivianas que paraguayas. Para ver más sobre empleo doméstico y migraciones consultar: Courtis, C. y Pacecca, M. I (2010); Gorban, D. (2012).

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donde la numerosa familia vivía de manera hacinada. Con el fin de la dictadura en Argentina, la familia volvió a Buenos Aires y sus padres tomaron la decisión de buscar otra residencia: Se ve que papá habló con algún amigo, yo estaba trabajando, y vinieron y tomaron… y vinieron y le dieron un pedazo de terreno acá donde estaba y después otro pedacito más y después para su cuñada y así se hicieron hectáreas de cajitas de manzana, se hicieron su casita de maderita.

Violeta estima que después de la última dictadura (1976 – 1983) Villa Fátima fue repoblada mayormente por familias de nacionalidad paraguaya.45 Sostuvo que se trataban de casos similares al suyo pues “muchos vecinos de los monoblocks” se encontraban en las mismas condiciones: viviendo en situación de hacinamiento y sin posibilidad de pagar alquiler o de comprar un terreno. Ese también fue el caso de Pepo, su primer y único marido. Pepo vivió durante muchos años con su familia (también emigrada desde Paraguay) en los monoblocks de Soldati: “nosotros en la casa de la hermana de mi mamá y él arriba en su casa con su mamá”. Violeta también describió la experiencia de otras familias que ocuparon los terrenos adyacentes a la Avenida Mariano Acosta. Explicó que los terrenos ubicados sobre la avenida no habían sido desapropiados durante la dictadura militar: “bueno la que es presidenta de acá del barrio ya estaba, todo lo García ya estaba”. Actualmente, Violeta reside en uno de los terrenos tomados por su familia en los años 80. Sus padres, al contrario, nunca dejaron “la vida gitana”: Mi papá ahora se vino para acá, pero viene unas dos semanas. Siempre depende de acá de la Argentina para que ellos puedan comer y todo eso. Siempre nosotros le estamos ayudando, yo y mi hermana. Mi papá trabaja de albañil, viene trabaja una temporada y después se va otra vez.46

Violeta ya no trabaja más como empleada doméstica en casas de familia y se dedica exclusivamente al que describe como “trabajo social”. Me contó que desde que se mudó a Villa Fátima trató de ayudar a sus vecinos: Porque la villa estaba empezando y había mucha, mucha gente inmigrante y venía y estaba sin laburo y todo eso. Nosotros habíamos puesto un comedor en la calle, Olla Popular se

45La

información coincide con el relato de otros antiguos pobladores. La historia de los dos procesos de población de Villa Fátima será descripta en el capítulo siguiente. 46Es interesante observar la pendularidad “atípica” para el caso de esta migración urbana con inserción laboral en el sector de la construcción, movimiento generalmente concebido en términos menos temporales que aquel regulado por el trabajo agrícola en las cosechas de las zafras en el nordeste argentino. Sobre este último Halpern (2009) y Benencia (2009) señalan las provincias de Formosa, Chaco y Misiones como las regiones donde se dirigía la inmigración paraguaya, originada por la demanda de mano de obra en las producciones de algodón, caña de azúcar, tabaco y té. Con respecto a la migración urbana, señalan un proceso de metropolización hacia Buenos Aires y Región metropolitana a mediados de los años 1950.

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llamaba, con una compañera mía. Eso sería en el '86 más o menos, '86, '87. Y buscábamos huesos, inventábamos comida y le dábamos de comer a la gente.

Al principio, la Olla Popular funcionó en la casa de una amiga y vecina, pero después Violeta empezó a “recibir la gente” en su propia casa. Cuando sus hijos crecieron ella optó por separar el lugar de residencia y de actividad laboral. Para eso, abrió a pocos metros de su casa, El Refugio para Mujeres Golpeadas. Actualmente, El Refugio trabaja en conjunto con el Gobierno de la Ciudad y es una referencia para asistentes sociales y mujeres víctima de violencia familiar, además de constituirse como base territorial para la militancia política joven47. Al constatar este tipo de vínculo con el Estado, le pregunté si recibía alguna “ayuda” del gobierno. Me dijo recibir “toda la ayuda” de parte del gobierno Nacional y completó “no me joden por más que yo sea inmigrante…”. Si bien no me refería específicamente a aquel tipo inusitado de “ayuda”, su respuesta me hizo reflexionar sobre la importancia fundamental, para un extranjero, de que las autoridades locales simplemente les “dejen vivir” o, en otras palabras, residir en el país sin la presión de las políticas de control en la vía pública. Quizás Violeta estuviera comparando los contextos de dictadura militar y democracia, recordando los traslados

Carmen,

y

Vecina de Violeta y Clemente, también remarcó ser una de las primeras residentes de la zona. “La primera boliviana que llegó acá en el barrio fui yo. Después llegó una señora que se murió hace poco, después el tipo que estaba hablando el sábado acá, Clemente… ese también, hace años lo conozco. Esos llegaron cuando yo estaba soltera…”

repatriaciones

forzadas.

Sin

embargo

–y

paradojalmente- dijo que nunca tuvo problemas para cruzar la frontera durante el período pues “solamente te pedían la cédula o los papeles que vos tenías. Fecha de nacimiento… nunca te ponían pretexto”. Recordó también que para trabajar no le exigían documento pero que “ahora no podes trabajar sin DNI, es muy distinto pero bueno, es mejor”, concluyó. Al contrario de Elena, Violeta no añora

la infancia en Paraguay. Tampoco tiene planes de volver, aunque aclaró: A mi país lo quiero un montón, o sea que extraño esa tierra, cada tres, cuatro años me voy. Para el presidente actual (Fernando Lugo) trabajé mucho, llevé gente, estuve con el presidente. En realidad a Paraguay lo llevo en el corazón pero mi vida, mi lucha esta acá en la Argentina…

En su lucha para mejorar las condiciones de vida y hábitat, Violeta decidió unirse a un grupo de vecinos y disputar las elecciones barriales. Al momento de esta entrevista Violeta aún no

47Actualmente

El Refugio, asociación que coordina Violeta cede parte de su espacio para realizar actividades de la militancia joven de La Cámpora.

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era “la presidenta” del barrio, cargo que ocuparía desde 2011 hasta el momento de la escritura de esta tesis. 2. Expectativas migratorias y circuitos de precariedad en la “ciudad de oportunidades” Entonces es cuando una idea se transforma en una necesidad más allá de lo vital, más allá de las necesidades básicas para convertirse en el espacio ideal o por lo menos circunstancialmente ideal y, a partir de allí cada habitante, en cuanto pueda franquear la propia tragedia de la vida verá con pasión los muros que lo rodean; pues verá en ellos la cultura, el mito, la lengua, el arte, la educación, el hacer de sí mismo y su competencia con el hacer de los demás, aquellos a los que ama u odia, a los que acepta o rechaza, a los que ayuda o abandona y entonces no será un habitante por necesidad, lo será por ideología; más aún cuando las propias patologías urbanas que se generan no le son reconocidas en cada instante de su existencia, sino solamente cuando las mismas se transforman en historia. (Víctor Costa, La Ciudad como Ideología)

Los relatos de Clemente, Hermes, Elena y Violeta indicaron la diversidad de situaciones que configuran los proyectos y trayectorias migratorias. También indicaron que los proyectos pueden ser fruto de una elección personal o parte de una estrategia familiar, estar relacionados a una necesidad económica inmediata y/o a una idea más abstracta de “mejora” y “progreso”, y que se encuentran atravesados por dinámicas socio históricas compartidas con otros migrantes. Las redes de información y contacto entre connacionales son buenos ejemplos de estas dinámicas sobrepuestas pues permiten comprender el vínculo entre los deseos personales de ascensión y las representaciones colectivas construidas en el lugar de arribo. Aunque estas representaciones no siempre coinciden con la realidad experimentada en la sociedad de destino48, lo cierto es que, para el caso de Buenos Aires, no dejaron de nutrir las descripciones de los viajantes arribados y la imaginación de otros potenciales migrantes. Al mismo tiempo que los recién llegados describían la capital como un destino promisorio, un lugar que concentraba una gran cantidad de recursos “a disposición”, ésta era imaginada, por los que aún no habían migrado, como el lugar ideal donde atraparlos y así lograr la mejora de sus condiciones de vida. Los relatos indicaron que Buenos Aires fue concebida como un lugar de acceso a recursos públicos tales como educación y salud, pero también de

48Esta

es otra información que puede ser observada en otros contextos. Según Pedone, “(…) ya en la sociedad de destino, los migrantes comprueban que existe una brecha de gran magnitud entre la representación de las condiciones de trabajo que traen desde el lugar de origen y el alto grado de precariedad laboral a la cual se enfrentan a su llegada” (2006:121).

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oportunidades laborales y generales de “progreso”, “superación”, “lugar con riquezas” y “donde hay de todo”. Ellos lo primero que me decían es “Roberto allá hay de todo, allá vas a hacer guita”, ellos me decían para jugar a la pelota. “Vamos, vamos, te presto el dinero”, me decían, pero acá vine a hacer el terciario. Cuando llegué estuve en Monte Grande, empecé a trabajar de costurero, aprendí todo lo que es de la rama de la costura desde el hilvanado hasta cortar el hilito. Tenía amigos que me habían hospedado, ellos me enseñaron a hacer taller de costura, viví con ellos. Después me desplacé para Lanús donde aprendí mecánica, que es chapa y pintura, soldar esas cosas. Después pasó un tiempo, le mandé una carta a mi vieja diciendo que en Argentina tenía grandes probabilidades de superación y mi vieja no duró ni tres meses que ya estaba detrás de mí... en Monte Grande (Roberto). Y justo viene mi hermana y me dice vámonos, estaba aquí mi hermana menor que había venido. Y ahí dije voy a estar un año y me vuelvo, voy a continuar a estudiar, no nunca más pude volver… estudiaba administración de empresas en la Universidad Autónoma al norte de Santa Cruz de la Sierra. Si hubiese terminado de estudiar hubiese seguramente muchas perspectivas… (Henrique).

Los circuitos de información y apoyo entre connacionales nutrieron las expectativas de “mejorar de vida” a los que aspiraban migrar hacia Buenos Aires. Las redes de información entre las sociedades de destino y origen y el rol central que cumplen al incentivar, sostener y consolidar los flujos y cadenas migratorias son un fenómeno por mucho tiempo analizado en los estudios migratorios (Massey, 1987; Tilly, 1990). Estas dinámicas fueron señaladas para los más diversos contextos, desde el precursor análisis de Sayad (1998) sobre las migraciones de argelinos hacia Francia durante los años 70, hasta los estudios contemporáneos sobre brasileños en Estados Unidos y Canadá (Soares, 2003; Goza, 2003), ecuatorianos en España (Pedone, 2006) y bolivianos en Argentina y España (Hinojosa, 2009). Estos estudios son unánimes en diagnosticar que los circuitos de información y representación que se construyen entre los países conforman un mecanismo de reproducción de la inmigración (Sayad, 1998; Pedone, 2006). En lo que concierne a mi investigación, no propongo explorar el funcionamiento de las cadenas y redes migratorias, sino subrayar su rol en fomentar el proceso de concentración residencial de los migrantes y la entrada de los migrantes en el circuito habitacional y laboral de pobreza luego de arribados a la ciudad (hacinamiento, inseguridad social, bajos salarios, jornadas laborales extensas, etc.)49. En este sentido, si por un lado las redes migratorias sirven de apoyo a los recién llegados, por otro contribuyen para atraparlos en un circuito de precariedad. Por supuesto, las redes migratorias no son las responsables de la situación de pobreza de los migrantes sino su puerta de entrada al mundo de las clases populares (villeras) nacionales. En 49En

el ámbito laboral, la inserción al mercado de trabajo se dio predominantemente vía sector textil, de la construcción y del empleo doméstico. En el ámbito residencial la inserción se dio vía mercado inmobiliario informal de las villas de la ciudad.

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Buenos Aires, las redes migratorias han tradicionalmente convergido, superpuesto y densificado las ya consolidadas redes de relaciones socioeconómicas y territoriales informales. Este proceso se remite al propio desarrollo urbano de la capital, sobre todo a fines del siglo XIX, cuando la floreciente urbe atrajo grandes contingentes de población migrante, primeramente desde Europa y después desde el norte del país y de países limítrofes (Devoto, 2009). Hoy en día los descendientes de estos migrantes ya son argentinos, y es probable que muchos de ellos -los que no han podido salir del circuito de la precariedad- formen parte de la llamada “clase popular argentina”. En este contexto, parece adecuada la definición de “clase popular” propuesta por Adamovsky (2012): un sector heterogéneo, que sólo puede ser definido tomando en consideración un conjunto de factores articulados tales como riqueza, trabajo, nivel educativo, etnia, nacionalidad y capacidad para influir en las decisiones del Estado. El eje que atraviesa y entreteje a todos estos factores es la situación de subalternidad compartida. Por eso Adamovsky sostiene: Optamos asimismo por titular ‘en Argentina’, antes que aludir simplemente a las clases populares argentinas, porque ni el toba a fines del siglo XIX, ni el obrero inmigrante europeo de comienzos del XX, ni los trabajadores de países limítrofes que se afincaron en este país, se consideraron indefectiblemente argentinos. Las clases populares en Argentina fueron y siguen siendo múltiples en su sentido de pertenencia nacional. A pesar de toda su fragmentación y heterogeneidad, las clases populares comparten una situación común de subalternidad respecto a las élites que han tenido y tienen el poder social, económico y político (2012:12).

La subalternidad se configura como el principal articulador de las heterogeneidades. Pero también racializa, circunscribe y territorializa la desigualdad histórica y socioeconómica de un universo dispar. A este ámbito socio espacial subalterno convergen las redes migratorias, materializando en la configuración territorial de la ciudad la perversa lógica circular que acaba por reforzar: “Como un círculo vicioso, el hecho de que les fuera peor económicamente a los de piel más oscura y a los de zonas menos urbanizadas del interior parecía confirmar el prejuicio según el cual eran personas “inferiores” y poco aptas para la civilización” (Adamovsky, 2012:33). La población nativa comparte con los extranjeros similares dificultades, sobre todo de inserción al mercado inmobiliario formal. El principal obstáculo es la falta de garantías a la hora de alquilar un inmueble. En el último Censo de Población (2010) se infirió un incremento del 69 por ciento en el volumen de alquileres en las villas, lo que denota un aumento progresivo de la exclusión residencial de una parte de los habitantes de la ciudad, independientemente de su origen. A pesar del impacto de las redes migratorias en las relaciones de compra, venta y alquiler de inmuebles en las villas de la ciudad, los datos brindados por el censo no desagregan la información para la población migrante, y los estudios urbanos no se proponen profundizar 69

sobre sus dinámicas específicas. Para Cravino, las transacciones inmobiliarias en las villas se encuentran atravesadas por una fuerte relación entre la nacionalidad del “propietario” y del inquilino, en parte fomentadas por la circulación de información “boca en boca” a través de las redes sociales en y entre barrios (2011:32). En su investigación sobre el mercado inmobiliario informal de las villas, detecta la existencia de ciertas transacciones inmobiliarias particulares por colectividad, pero las entiende como parte de un campo más complejo de relaciones étnicas y nacionales a las que opta señalar pero no analizar. Para Cosacov (2012c) los datos censales pueden ser comprendidos como un reflejo de la combinación de ciertas dinámicas relacionadas al déficit de viviendas de la ciudad de Buenos Aires: aumento de la demanda, falta de regulación estatal sobre el valor de los alquileres y aumento abusivo de los precios de los alquileres del mercado inmobiliario formal con impacto en lo informal, entre otros.50 Sin embargo, sostiene que: (…) lo que a muchos hogares los lleva a tener que alquilar una pieza en una pensión o en una villa no es siempre el valor del alquiler sino también las condiciones que se exigen (…). Las inmobiliarias exigen garantías inmuebles con, en muchos casos, requisitos particulares ciertas veces difíciles de cumplir, como el que la garantía sea de un inmueble de la propia Ciudad de Buenos Aires y/o de un familiar cercano. También se exige recibo de sueldo…” (Cosacov, 2012c:5).51

Para el caso de los migrantes, se agregan algunos factores extra. Según Mariela y Carmen (habitantes de Villa Fátima) la discriminación cotidiana que sufren los migrantes regionales por “portación de cara” es uno de ellos: Mariela: Hay mucha demanda. Porque para irte a alquilar en el centro tenés que tener garantía, que la llave, que esto que aquello… Carmen: Un montón de cosas te piden… Mariela: Si. Acá es solo el mes que está entrando y listo, chau. Investigadora: Y también porque cuando llegan a Buenos Aires tienen amigos o parientes acá, ¿no? Mariela: Claro. O también están indocumentados, en la villa no es tanto el control como en el afuera, viste. El que entró en un barrio común le ven la cara rara, lo agarra la policía, lo para la policía, le pide documentos.

50Al

respecto de la articulación entre mercado laboral formal e informal ver también Cravino (2006). de uso corriente que los locatarios paguen el valor correspondiente a dos o tres alquileres como “comisión” por servicios inmobiliarios. Eso significa decir que para alquilar un inmueble el locatario debe pagar el monto de dos meses de alquiler, un mes de “caución” (una garantía extra) y el mes de alquiler por anticipado. En el año 2012 el Diputado Aníbal Ibarra presentó un proyecto de ley para regular, y frenar la especulación, del mercado inmobiliario de la capital. Al momento de escribir esta tesis el proyecto estaba sancionado. Para conocer los principales puntos del proyecto de ley, consultar: https://docs.google.com/document/d/1XHyhIj496V8e1pZ6-ilxy8CxF083CsKsmlDjXP8RrY/edit. 51Es

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El problema “policial” también fue señalado por los residentes de villas argentinos, especialmente migrantes de las provincias del norte del país con rasgos indígenas, que creen ser discriminados por “parecer bolivianos”. El control ejercido por las fuerzas policiales confirma y evidencia con crudeza el veto al paso que la ciudad impone a este sector específico de la población. Otra restricción común enfrentada por los residentes de villas, específicamente vinculada al ambito laboral, se configura a partir de la intersección entre “lugar de residencia” y “nacionalidad”: “por vivir en la villa es difícil conseguir trabajo. Yo ya me inscribí para ser cajera de Jumbo y en otros supermercados pero si pareces boliviana y aparte vivís aquí te dicen que te van a llamar pero no te llaman más, chau!”. Las mismas redes que viabilizaron los proyectos migratorios entre connacionales acaban por limitar las posibilidades de éxito de los proyectos migratorios pues, como constata Clemente: “nadie quiere emplear a una persona que vive en la villa”. Hasta para el caso de los que trabajaban o habían trabajado sin relación de dependencia formal, el lugar de residencia fue indicado como un problema extra a la hora de conseguir empleo. La lógica de residir temporariamente en la villa para ahorrar -y de esta forma salir de la pobreza- y la imposibilidad de insertarse al mercado laboral por vivir en la villa es una paradoja igualmente señalada para el caso de los sectores populares de origen nacional, tan atrapados como los migrantes en la dinámica segregacionista (Cravino, 2006: 177). En el caso de Valeria, una sonriente y corpulenta señora paraguaya, la estrategia ingeniada para saltar el obstáculo fue mentir el domicilio a sus empleadores. Para eso, guardó cuidadosamente su primer DNI argentino. Me contó que al momento de tramitar su nuevo documento no quiso llevar el anterior, por miedo de perderlo: “Así eran los DNIs cuando llegué. ¡Mirá mis fotos, mirá cómo cambié! ¿Sabés cómo lo guardo? ¡Ese no me lo sacan! Aquí demuestra que yo viví en un barrio”. Tal como sus vecinos, Valeria entiende que vivir en la villa reduce sus posibilidades de conseguir empleo pues “viviendo en la villa nadie te quiere dar laburo. Si yo decía que vivía aquí la gente tenía miedo… y yo mostraba el DNI con la otra dirección (risas)”. También recordó sus propios miedos luego de mudarse a Villa Fátima, pero el alto precio de los alquileres en los barrios formales de la ciudad no le dejaron otra opción que trasladarse a la villa: “No me quedaba otra, pero luego me acostumbré”. La capacitación profesional fue indicada como la principal vía para escapar al circuito de la precariedad y lograr la inserción laboral. En el caso de Mariela, la educación fue al mismo tiempo el motivo de su atracción a la ciudad y, posteriormente, a la villa. Después de un periodo residiendo en la ciudad de Jujuy -donde sus padres habían migrado por la demanda de mano de obra en el campo en décadas anteriores a su propia migración- Mariela emprendió viaje hacia

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Buenos Aires con el objetivo de encontrar un colegio para su hijo con discapacidad auditiva. Mariela contó que en Bolivia, y después en el norte argentino, muchas personas le aconsejaron establecerse en la capital, donde ella encontraría “escuelas especializadas”. Luego de su llegada alquiló un departamento en el barrio de Flores -uno de los barrios formales de clase popular de la zona sur de la ciudad-, pero no pudo sostener los altos costos del inmueble por mucho tiempo. Con la prioridad puesta en la educación de su hijo, aceptó la invitación de una amiga y se trasladó a Villa Fátima, donde pudo conciliar los gastos de vivienda y educación, además de “ahorrar algo de plata”. Eligió “la mejor escuela, una con un muy buen nivel, mixta, de monjas italianas”, que integraba a alumnos con y sin discapacidades. Consiguió media beca para su hijo y la otra parte de la mensualidad dijo haberla pagado con mucho esfuerzo. Con gran convicción afirmó que su sacrificio sería recompensado por el aumento de las oportunidades de inserción laboral de su primogénito, independientemente de la discapacidad auditiva. La educación de los hijos, pero también la formación propia, fue un recurso valorado por los migrantes: Y ahora tengo 33 años, mi hijo tiene 18 años. Y ahora que él quiere dejar la secundaria me puse yo a terminar la primaria y lo terminé el año pasado la primaria, me dio un poco de vergüenza pero pasé; es como que pude pasar una meta que nunca podía…siempre decía voy hacerlo, voy hacerlo, pero nunca lo pasé y ahora este año voy para el secundario para tener por lo menos ese título y comenzar algo, viste (Victoria). Tratamos de hablar más o menos nosotros del barrio, del alcoholismo, de la droga, de que los chicos se tienen que superar porque uno viene aquí (a Buenos Aires) a superarse no solamente económicamente, entonces uno viene a superarse intelectualmente también. Yo no pude estudiar, por motivos “x” digamos, pero quisiera que mis hijos se superen más que yo. Entonces yo no quiero... y si yo no voy a pensar en eso entonces hubiera decido quedarme en el lugar donde estaba… si no, no hubiera venido aquí… (Clemente).

Algunos migrantes tuvieron más suerte que otros y pudieron terminar sus estudios y/o “dar estudio” a sus hijos52. Otros tuvieron que desistir de esta parte del proyecto migratorio o, como en el caso de Victoria, siguen intentando concretarlo. No obstante, todos indicaron la capacitación profesional como una herramienta clave a la hora de aprovechar y/o competir por las “oportunidades” brindadas por la ciudad. Roberto, por ejemplo, dijo haber realizado una serie de cursos terciarios con la intención de prepararse para el mercado laboral. Hermes también me contó sobre sus esfuerzos en conciliar trabajo y estudios durante los primeros meses en la capital: 52Semejante

“expectativa” es señalada para otros contextos: “La percepción de varones y mujeres de la necesidad de “dar estudio” a sus hijos es uno de los aspectos que genera nuevas expectativas en el contexto migratorio. Aquí se hacen patentes una vez más las diferencias de género, las mujeres migrantes son las que en su mayoría hacen alusión a las ventajas que sus hijos y sobre todo hijas pueden tener en la sociedad de llegada, en relación a disfrutar de los servicios sociales, especialmente la educación. Algunas autoras han denominado a este proceso como la “revolución de las aspiraciones” por parte de las mujeres, aunque ellas pertenezcan a la primera generación de mujeres migrantes que seguramente no lograrán salir de la precariedad sociolaboral” (Pedone 2006: 195). Pedone presenta un muy interesante análisis desde la perspectiva de género, eje que no será desarrollado por esta investigación.

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Sí, quería ser odontólogo. Pero lamentablemente se me frustró, pero… vine acá, también se iba postergando y me metí, me inscribí en el Hospital Rawson y Borda que está ahí en la zona de Constitución, donde había una escuela de enfermería en el Hospital Borda, ahí donde está el hospital psiquiátrico, ¿verdad? Ahí había una escuela de enfermería, bueno me anoté ahí para…habré estado una semana y el tipo (su empleador) descubrió que estaba estudiando y me dice: mirá, te necesito en este horario. Y me perjudicó prácticamente en el estudio. Y así una y otra vez, y después del año 83, creo que fue… decidí estudiar. Hasta esa época, trabajé con ese señor paisano mío, Claudio se llamaba, trabajé con él. Y ese año dije bueno, hasta acá llegué, aunque me eche, bueno me retiro, listo. Voy a buscar otro trabajo y voy dedicarme a estudiar, a terminar por lo menos… ya tenía mi esposa e hija. Ya tenía el documento, entonces ya podía trabajar en cualquier lado pero no para estudiar porque me pedían certificados de estudios que no los podía conseguir, tenía que ir sí o sí a Bolivia y como yo no tenía salida a Bolivia en ese entonces… no podía ir a Bolivia como estaba… (Hermes).

A fin de priorizar la educación Hermes decidió dejar su trabajo en el taller mecánico “del paisano”. Tal como sucedió para el caso de Mariela, priorizar la preparación profesional implicó entrar al circuito de la precariedad habitacional de la villa de Bajo Flores –el mismo que buscaba escapar capacitándose para el mercado laboral: En aquel entonces cuando yo salí (del trabajo en el taller mecánico) y decidí estudiar enfermería, el paisano mío me dice “no te necesito más”. Me sacó digamos la garantía que me daba para alquilar el departamento en Avellaneda, me quitó la garantía y ya no tenía forma para poder alquilar porque no tenía garantía, porque él me garantizó con la casa de él, con el taller. Entonces si yo ya no tenía garantía no me daba opción a renovar mi contrato de alquiler. Por eso me vi obligado a venir acá a la villa (Hermes).

La compleja articulación entre la realidad habitacional, laboral y educacional experimentada por Valeria, Clemente, Hermes, Cristina, Victoria, Mariela y Roberto luego les hizo constatar que el sólo hecho de residir en la gran ciudad no les aseguraba el acceso a las oportunidades con las que soñaron al momento de emprender sus viajes migratorios. Por eso, me explicó Roberto, “Hoy por hoy no estoy contento, tengo una decepción. Había pensado que digamos… de que veníamos con ese afán de progreso…53. Por ahí los inmigrantes son explotados o se explotan entre sí. Yo sé que vinieron con una gran esperanza pero esa esperanza no la han logrado porque han encontrado el mismo rechazo de sus propios compatriotas. Entonces les entró una desconfianza, por ahí una decepción. Hoy por ahí no están contentos y les veo a menudo que van sufriendo secuelas psicológicas y es ahí donde digamos un pobre inocente nace, el mal concepto, el mal crecimiento, el resentimiento de su vida lo van heredando de su propia gente (…). La

53Al

respecto, Pedone sostiene que “Los migrantes construyen socialmente representaciones sobre los diferentes lugares de destino, sobre las potencialidades laborales y sobre las ventajas que estos ofrecen para varones y mujeres. Estas representaciones se confunden, se solapan y entran en conflicto entre sí al arribar a los destinos” (2006:103).

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decepción puede ser fracaso, a veces uno no puede conseguir laburo… se meten al narcotráfico, que están vendiendo las drogas, se hacen de mulas (Roberto).

A medida que las narrativas sobre las trayectorias sociolaborales y territoriales se acercaban a la contemporaneidad, los relatos remarcaron con más intensidad el contraste entre la realidad imaginada en el proyecto migratorio y aquella experimentada a la hora de ponerlo en práctica. Una representación anterior y una sensación posterior compartida con migrantes de clase popular de otros contextos mundiales. La idea de “solapamiento” de las representaciones (Pedone, 2006:103) describe de manera adecuada el conflicto y la incongruencia que caracteriza el proceso migratorio luego del arribo de los migrantes a Buenos Aires: “(…) los migrantes comprueban que existe una brecha de gran magnitud entre la representación de las condiciones de trabajo que traen desde el lugar de origen y el alto grado de precariedad laboral a la cual se enfrentan a su llegada” (Pedone, 2006:121). Para el caso de Buenos Aires, por supuesto, eso incluye el ámbito residencial. No obstante los conflictos causados por los solapamientos y el sentimiento de “decepción” que estas sobreposiciones generaron, los que migraron hacia Buenos Aires no dejaron de creer en el potencial de la ciudad como lugar de “oportunidades”, lugar donde lograr “muchas cosas”, aunque estas “cosas” no siempre pudieron ser definidas con exactitud: Acá hay muchas cosas para lograrse pero a veces la gente no abre los ojos, los mismos argentinos no aprovechan ni su propio país bien. No valoran las riquezas que hay acá. En vez de valorarlas y hacerlas crecer utilizan simplemente para un beneficio propio, para nada, son cosas que yo veo como extranjera y valoro este país viste. Que todo extranjero llega a gustarle acá, vos misma (hace referencia a mi condición migrante) te has dado cuenta de cosas que acá no hay caso de separarse… porque te encariñas a algo que ellos mismos no lo vienen a notar (Victoria).

El ideal de la ciudad y el sueño urbano que marca decisivamente el fenómeno migratorio, se construye durante el propio advenimiento de la sociedad moderna. En La Revolución Urbana, Lefebvre indica que los orígenes de las concepciones sobre lo urbano se articulan a partir de la imagen de lo cultivado y de la urbanidad en oposición a lo rústico y lo bruto (1976:18). Pero también señala dos concepciones fundamentales vinculadas a la ciudad: lo urbano como “horizonte” y como “centro”. El efecto virtual de la ciudad -remarcado en su sentido de imagen proyectada pero también como objeto abstracto del conocimiento sociológico (Lefebvre, 1976:23)- se alza como un horizonte, con una forma de “querer ser” o “estar” en el mundo. Sin embargo, la ciudad sólo es capaz de cimentar sus bases a partir de una práctica social “en movimiento” -denominada por Lefebvre como “práctica urbana” (1976:114)-, que se diferencia de las representaciones iniciales. Lo urbano como centro también pertenece al ámbito de la

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virtualidad, desde donde adquiere sus sentidos de “unidad” y “congregación”. Pero al concretarse en las prácticas y en el espacio de la ciudad, los sentidos de lo urbano cobran actividad y engendran diferencias y segregaciones que no son fruto del espacio en sí sino de lo que se reúne, se yuxtapone y se confronta en el espacio urbano (Lefebvre, 1976:131). La urbe moderna es, desde sus orígenes hasta la contemporaneidad, el escenario de un conjunto de imágenes y concepciones dialécticas, las cuales también son captadas por los migrantes. Lo más notorio es que, a pesar de las prácticas de la exclusión, la ciudad prevalezca como símbolo de inclusión. Eso podría estar asociado a los ideales de la “democracia urbana” (Lefebvre, 1976:131), bajo los cuales la ciudad es (o debería ser) un lugar donde prevalezca la participación equitativa en los intercambios económicos, políticos, culturales, etc. Pero en la práctica –y por eso Lefebvre hace tanto hincapié en que “lo urbano se enuncia y se confirma, no como entidad metafísica, sino como unidad basada en la práctica” (1976:114)- la ciudad viene mostrando una tendencia hacia la profundización de las desigualdades sociales: Muy pronto se advierte que la ciudad se estructura de acuerdo con los patrones de las grandes líneas de la desigualdad social; pero, paralelamente, se difunde una idea central en todo el pensamiento político y social contemporáneo: la ciudad es el lugar por excelencia para habitar, aquel que hace posible el pleno desarrollo de las capacidades intelectuales y morales de los seres humanos. En cierto modo la esencia de la ciudad es la de constituir un “contenedor perfecto” para las “prácticas de habitar” de la ciudadanía (Morán, 2003:36).

Las expectativas de los migrantes mostraron su conformidad, como sujetos históricos, a estas tendencias. Enredados por esta especie de fenómeno atractivo de lo urbano, ellos también se sintieron convocados a “habitar en la ciudad” y en consecuencia ser “ciudadanos”, “entrar a la modernidad”, estar en el “centro”, tener acceso a “todo”. Pero también reconocieron que el simple hecho de habitar en la ciudad no los habilitó a usufructuar con plenitud de todos los recursos disponibles en ella. Por otro lado -tal como subraya Morán (2003)-, la “esencia de la ciudad” también contiene la promesa del ejercicio de la práctica ciudadana y convoca a ejercitarla. Y justamente en este punto se encuentra un gran dilema extra para los migrantes. Si “habitar la ciudad” no resultó en una mejora inmediata de sus condiciones de vida -aun después de sus esfuerzos en capacitarse y “ahorrar”-, reclamar la mejora a través del ejercicio de la práctica fundamental del habitar en la ciudad (la práctica ciudadana), tampoco fue una tarea sencilla. Evidentemente, las oportunidades de concretar la promesa urbana del ejercicio de la ciudadanía dependen de las características políticas de la sociedad de destino y de los canales de participación, abertura y diálogo que proporcione cada urbe, en sintonía con las políticas migratorias nacionales. La ciudad es una esfera central de poder que autoriza (o no) al migrante a

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participar de la nación a través de la practica urbana. En este sentido, el grado de “inclusión” de la Nación se vincula a las posibilidades y condiciones de habitar la ciudad y practicar la ciudadanía en ella. En todo caso, estas prácticas también dependerán de otros factores, tales como el apoyo que los migrantes gocen como ciudadanos residentes en el exterior por parte de sus países de origen o, en un nivel más micro, del amparo legal de las instituciones locales y territoriales y de la existencia de espacios de participación barrial. La conjugación de todos estos factores, ámbitos y escalas -los cuales expondré gradualmente a lo largo de la tesis-, conforman una especie de ecuación que se aproxima, pero nunca con exactitud (dada la naturaleza social de los eventos y los factores o circunstancias que pueden cambiar el rumbo de cualquier previsión sociológica), a las prácticas y formas de participación específica de una gran parte de los migrantes bolivianos y paraguayos residentes de villas en Buenos Aires. Más específicamente aquellos que optaron por ejercer la práctica urbana vía lucha por la vivienda. Éste fue el camino por el cual reclamaron las “promesas” de mejora de la ciudad y pusieron en marcha la práctica urbana en su versión democrática y porteña. La lucha por la urbanización y la vivienda es, actualmente, un campo clave para analizar la puja de los migrantes por los derechos ciudadanos y sus concepciones más generales sobre modernidad, progreso, democracia e igualdad, entre otros, engendradas por el habitar en la ciudad. 2.1. Expectativas de futuro y herencia generacional Buenos Aires, la más poblada de todas, tenía ya 677.000 habitantes en 1895 y tocaba los dos millones en 1930. Fue, sin duda, la ciudad cuyo crecimiento llamó más la atención de los europeos -de cuyo tronco se nutría la inmigración que la transformabahasta convertirse en un pequeño mito. (José Luis Romero, Latinoamérica: las ciudades y las ideas)

En el presente etnográfico los migrantes siguieron nutriendo expectativas de una mejora en sus condiciones de vida. Sin embargo, el camino y las estrategias para lograrlas habían cambiado considerablemente. Si otrora los migrantes concebían el progreso vía educación o inserción laboral, actualmente lo expresaban en términos de urbanización. El aspecto generacional, fue un ámbito propulsor para la transformación. En primer lugar, por permitir la prolongación temporal del proyecto migratorio y, de cierta forma, actuó como un sostén para las expectativas. “Los hijos” fueron un elemento clave para la reconfiguración de los proyectos migratorios, ya que permitieron posponerlos hacia sucesivas generaciones. En otras palabras, el sueño de progresar en la ciudad encontró en lo generacional un componente fundamental de apuntalamiento y proyección para el proyecto migratorio, una especie de trampolín por medio

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del cual extender el efecto virtual de la ciudad como horizonte. Como efecto, el horizonte no desapareció del campo de vista de los migrantes sino que se alejó. Eso también impactó en las expectativas respecto al éxito del proyecto migratorio: ya no centrado en lograr una mejora inmediata sino en garantizar una mejora a largo plazo, de la cual pudiesen usufructuar sus descendientes. Esta especie de extensión, o trasmisión generacional del proyecto migratorio, configuró uno de los ejes de construcción del reclamo por el derecho a la vivienda. Los hijos fueron indicados como causa y motivación para la lucha. Pero también fueron un eslabón vital del pacto de los migrantes con la Nación. “Dar hijos al país” –tal como había expresado Elena- selló el vínculo ius solis y ius sanguinis de los migrantes con la sociedad local. Las intervenciones presentadas a continuación conforman un registro significativo de esta idea54: Queremos construir para nuestros hijos, para que ellos tengan derecho. Nosotros tenemos que luchar por el derecho de nuestros hijos, porque nosotros somos inmigrantes, pero tenemos derechos. No nos dejemos engañar. Tenemos que luchar por nuestros hijos. Sólo queremos una vivienda digna para nuestros hijos. Yo creo que vale la pena luchas por el futuro de nuestros hijos, por una vivienda digna. Hay gente que quiere seguir siendo villero. Yo no quiero, quiero que mis hijos y mis nietos tengan una vida mejor, no quiero seguir siendo villero. Yo estoy hace 20 años en la villa, queremos tener una vivienda digna porque nosotros pasamos pero se queden nuestros hijos. Para mí una vivienda digna es tener nuestra propia casa, hacer… para mí especialmente, construir para mí, construir para mi vivienda, yo misma mi vivienda y tener que pagar y tener mi luz pago, el agua y que sea eso el futuro, eso va ser el futuro de mis hijos.

Hacer de sus hijos propietarios y residentes de un barrio urbanizado fue señalado como logro y legado central de la lucha por la vivienda. No obstante, si salir del circuito de la precariedad vía educación y trabajo no era una empresa fácil, elegir la vía de la lucha por la vivienda no fue una tarea menos engorrosa. Aun así, todos dijeron estar dispuestos a hacer de ella su principal meta a largo plazo. A veces es fácil digamos… bajarse de esta lucha, es fácil pero yo elegí el camino… este camino, lo cual es difícil y si nosotros no lo encaramos y si nosotros no seguimos

54Debido

al gran número de participantes en algunas reuniones vecinales, no pude identificar a todos los testimonios con el nombre de quienes los proferían. Mi objetivo en las reuniones numerosas fue detectar la emergencia de ciertas temáticas, la frecuencia con que emergían en las reuniones y los debates que generaban entre los participantes.

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reclamando nuestros derechos elementales nunca va haber digamos… un mejor porvenir para nuestros hijos (César).

Reclamar por sus derechos y entrar en lucha también implicó reconocer procesos históricos y dinámicas contemporáneas a las cuales estaban irremediablemente vinculados. La clase política desconoce a los hijos nuestros que son argentinos, por eso yo en un momento dije nuestros hijos son argentinos, peleamos por nuestros hijos. El día de mañana nosotros vamos a ir bajo tierra, al igual que ellos, sus padres pelearon los derechos de ellos que hoy son argentinos y que sus viejos también fueron extranjeros, fueron migrantes; y es más, cruzaron el océano, vinieron del viejo continente, vinieron a este continente que ahora nos quieren a nosotros discriminar, marginar y qué sé yo… todas esas cuestiones, entonces es un poco triste también viéndolo desde ese lado, ¿no? La verdad acá la gente sudamericana somos un poco discriminados, si un poco vemos, miramos hacia el interior del país… acá ellos, los políticos, se llenan la boca diciendo que (Bolivia) es un país grande subdesarrollado, todo… pero hay que ver la zona de Jujuy, Salta, Misiones, Entre Ríos, Neuquén, Ushuaia, hay que ver que el verdadero, verdadero argentino está viviendo peor que un boliviano, peor que un boliviano. Así que eso es algo lamentable, que éstos no ven el más allá de Capital, solamente ellos viven en su egoísmo, los egoístas digamos en la Capital, lamentablemente estamos llegando a eso (Hermes).

Cada persona, a su manera, trató de explicarme que sus posibilidades de “progreso”, “superación” y/o “mejora” sólo podrían ser logradas después de sortear ciertos obstáculos dentro del campo de la política local. Éste es el ámbito privilegiado donde actualmente los migrantes interpretan la situación de marginalidad urbana en que se encontraban. Sus años de residencia en Buenos Aires y su adhesión a la lucha por la vivienda engendró un proceso de reinterpretación respecto al acceso a los recursos de la ciudad. Ya no se trataba de una cuestión basada únicamente en el “esfuerzo personal” sino un derecho –me explicaron. Un derecho al que si ellos, por ser extranjeros, no eran totalmente autorizados a tenerlo –legal y moralmente- creían que sí lo eran sus hijos argentinos. La “mejora” como derecho también implicó una nueva forma de reclamo en términos territoriales: transformar la villa en barrio. Bajo esta perspectiva, la meta apuntó a extender los recursos de la ciudad al propio territorio ocupado, legalizarlo. Pero también “democratizarlo”, sea en términos de acceso a los servicios públicos en pié de igualdad con otros barrios de la ciudad, o en términos de equidad distributiva entre vecinos de la misma villa. En otras palabras, los migrantes residentes de villas no buscaron simplemente captar los recursos en la ciudad sino legalizar su acceso a ellos vía legalización de sus territorios: Nosotros no queremos quedarnos así tal como estamos viviendo sino que vuelvo a reiterar, queremos insertarnos al tejido urbano, que se urbanice la villa, que tengan sus calles, que entren las ambulancias, que entren los bomberos, que entren todos los servicios elementales (César).

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No quiero nada ilegal, quiero algo legal que sea, si el beneficio es para todos los vecinos si la urbanización nos tiene que sacar a todos… bueno yo estaría en ese cupo digamos. Pero si me quieren comprar a mí sólo y el resto dejar jodido -estoy hablando en términos vulgares- o sin solución de vivienda, para mí no es conveniente (Hermes).

Para ellos, transformar la villa en barrio significaba acceder a los servicios y a la infraestructura pública que disponían los demás barrios de la capital: conexión a la red de agua potable, electricidad, gas y cloaca, servicios de alumbrado, barrido, manutención del espacio público y recolección de basura, acceso al transporte público, a la salud, a la educación y fundamentalmente, a la propiedad de sus inmuebles. De esta forma, al mismo tiempo que los migrantes transformaron sus proyectos migratorios en la dura realidad de la metrópolis, fomentaron el desarrollo del antiguo e idealizado -pero nunca implementado- proyecto de planificación urbana de la ciudad de Buenos Aires. Un proyecto que, por cierto, no concibe los migrantes regionales más que como un problema, aunque actualmente sean parte de la población más movilizada, y “en lucha”, para implementarlo. 3. Viejos problemas, nuevas denominaciones: el Estado de Emergencia habitacional de la ciudad de Buenos Aires Por debajo de estos niveles estaba en Buenos Aires el “atorrante”, que hacía su morada en los caños que se apilaban en las calles esperando la instalación de las obras sanitarias; o en Santiago de Chile el “roto”, típica expresión de la pobreza urbana. (…) los cortiços cariocas o los conventillos de Buenos aires, hundían las formas infrahumanas de vida de quienes se refugiaban en ellos. (José Luis Romero, Latinoamérica: las ciudades y las ideas)

En el año 2004, la legislatura porteña sancionó la ley 1.408 en la que declaró el Estado de Emergencia Habitacional de la Ciudad de Buenos Aires por el plazo de tres años. En su artículo 2° la ley definió la Emergencia Habitacional de la siguiente forma: (…) se entiende por Emergencia Habitacional a la situación en que se encuentran los siguientes grupos familiares y/o personas: - Ocupantes de casas o edificios con sentencia judicial firme de desalojo, utilizados con uso manifiesto de vivienda única y que no posean otros bienes inmuebles a su nombre. - Habitantes de núcleos Habitacionales Transitorios y asentamientos de la Ciudad. - Ocupantes de viviendas en situación de hacinamiento, inhabitables o en estado obsoleto. - Alojados en hoteles o pensiones. - En situación de calle.

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En las consideraciones de la ley se aclara que la enumeración puede no contemplar todos los casos de Emergencia Habitacional ya que “no constituye un indicador claro del universo de casos”. Por eso también recomienda conocer en detalle -“previa evaluación profesional”- las causas de la Emergencia Habitacional y el universo de casos circunscriptos bajo la denominación. Por otro lado, la ley también recomienda “contar con una evaluación profesional efectuada sobre cada caso concreto” para no declarar a todos los residentes de dichas modalidades habitacionales, “a priori y de forma generalizada”, en emergencia habitacional. A pesar de estar vigente desde el año 2004, sólo en el año 2008 las indicaciones normativas fueron vigorosamente puestas en marcha. A partir del año 2008, se inició una intensa fase de estudios y diagnósticos, conjugados con un proceso de debates y difusión pública de la normativa. También fueron elaborados informes actualizados sobre el déficit de viviendas y la crisis habitacional de la ciudad y organizadas jornadas y reuniones en la legislatura de la ciudad a fin de debatir sobre el problema.55 En el año 2007 la Emergencia Habitacional fue prorrogada por el plazo de tres años (Ley 2.472). En el año 2010, a pesar de la gran movilización de los residentes de villas –y de los esfuerzos conjuntos entre el Presidente de la Comisión de la Vivienda de la Legislatura, de los curas villeros y de la militancia joven-, la ley no volvió a ser prorrogada. El Gobierno de la Ciudad no reconoció la problemática como una pauta importante de su agenda política. De esta forma, desconoció los informes presentados por la propia Comisión de la Vivienda de la Legislatura y otras instituciones que acompañan la problemática, como la Defensoría del Pueblo, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Además de los estudios desarrollados en el marco de la Universidad de Buenos Aires y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), los cuales han servido de base para el armado de los informes presentados por las instituciones.56

55Todas

las actividades de investigación y debates desarrolladas desde la Legislatura fueron iniciativas durante el mandato del diputado Facundo Di Filippo como presidente de la Comisión de la Vivienda (entre diciembre del año 2007 y diciembre del año 2009). Su mandato se destacó por fomentar la participación de las personas afectadas directamente por el problema habitacional, aproximando los beneficiarios directos de las políticas a la Comisión de la Vivienda y al ambiente parlamentario y político. Estas acciones fueron ampliamente valoradas y reconocidas por la población en emergencia habitacional: residentes de villas, asentamientos, personas afectadas por los desalojos, residentes de hoteles y pensiones y cooperativas de viviendas, entre otros. 56Muchos investigadores del CONICET y docentes de UBA trabajan en cooperación con las mencionadas instituciones. También es notorio que muchos de ellos presten asesoría al Estado y a las poblaciones, como parte del proceso de “transferencia” fomentada por el CONICET. Se trata de aplicación de conocimiento técnico científico en áreas de gestión y de políticas públicas. Se podría citar como un buen ejemplo de esta vinculación al importante núcleo de estudios urbanos del Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG). El núcleo cuenta con una amplia gama de estudios sobre la ciudad y sus más diversas problemáticas y un equipo de investigadores comprometidos con los procesos de planificación urbana y la participación de los sectores populares en él. Para más sobre el núcleo y sus publicaciones consultar: http://aeuiigg.sociales.uba.ar/

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El Informe expedido por la Comisión de la Vivienda para el año 2009 indicó el déficit habitacional como producto de la articulación entre el acelerado crecimiento demográfico y la falta de planificación urbana: Es importante remarcar que no se trata de un problema marginal ni una cuestión coyuntural, el problema de vivienda es estructural e histórico. El mismo se remonta a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando se dieron los procesos de urbanización e inmigración masiva que dieron origen a novedosas soluciones habitacionales –que luego se consolidaron- como ser el emblemático conventillo de la ciudad (Informe sobre la Emergencia Habitacional de la Ciudad de Buenos Aires, 2009:7).

El informe hizo hincapié en el carácter histórico y progresivo del problema, alertando sobre la necesidad de tomar medidas inmediatas para frenar, y preferentemente revertir, el proceso de deterioro de las condiciones habitacionales de los ciudadanos de la capital. También señaló al acelerado proceso de urbanización, la concentración demográfica y la inmigración como los factores responsables por las primeras “deformaciones” urbanas de la próspera urbe, bajo la forma de conventillos. Ubicados mayormente al sur de la ciudad, los conventillos plasmaron la pobreza del hogar migrante hacia principios del siglo XIX, tal como lo hacen las villas en la contemporaneidad. También materializaron las estrategias residenciales de los migrantes internos y externos que arribaron a la ciudad y los mecanismos de un mercado inmobiliario regulado en gran parte por estos mismos flujos. (…) las condiciones ambientales se habían deteriorado en algunos centros como Buenos Aires y Rosario, donde la construcción de nuevos “conventillos” mostraba la paradójica rentabilidad del hacinamiento. Esta realidad era consecuencia del proceso de concentración migratoria y la preferencia tradicional por la “centralidad” urbana que llevaba aceleradamente a la decadencia de zonas como el antiguo barrio sur de Buenos Aires (Gutiérrez, 2001:179).

La retrospectiva histórica brindada por los estudios urbanos y estadísticos indica que a fines de los años 1960, había un déficit de 600 mil viviendas en el área metropolitana. Pero el problema ya había sido detectado anteriormente, por el Censo de 1957. Para el período, se constató que el 2,5 por ciento de la población del Gran Buenos Aires vivía en villas y que el índice era fruto de una tendencia ascendente (Gutiérrez, 2001)57. Para la época, el Estado trató de

57Más

allá de la división político administrativa que separa la Ciudad de Buenos Aires de la Región Metropolitana (el denominado conurbano bonaerense) buena parte de la población que reside en la periferia de la ciudad lo hace por imposibilidad de sostener los costos habitacionales dentro de los límites de la ciudad. Dicha población conforma una masa de trabajadores que confluye cotidianamente a la capital, ya sea por motivo de trabajo, de educación o salud, entre otros. Según Adamovsky, “Entre 1955 y 1966 se había quintuplicado el número de villeros del conurbano bonaerense. Un estudio de 1963 reveló que existían 120 conglomerados, en los que residían más de 330.000

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remediar el problema implementando una serie de políticas urbanas –procesos también conocidos por la producción académica local (Ballent, 2005; Devoto y Madero, 1999; Gutiérrez y Gutman, 1988). Sin embargo, las sucesivas legislaciones y los planes de viviendas populares acabaron plasmando el “(…) carácter errático de una política que terminó sustentándose más en el lucro de las empresas constructoras y de los intermediarios que en atender a fondo el problema de la vivienda social” (Gutiérrez, 2001: 201). Mientras el sur de la ciudad entraba en proceso de deterioro material, al norte surgían los “barrios residenciales”, donde las clases pudientes tomaron como referencia otras latitudes a la hora de construir su hábitat: “la “ciudad jardín” inglesa con calles forestadas, amplias veredas y vivienda individual en espacioso terreno ajardinado” (Gutiérrez, 2001:182). El contraste entre los modelos y estilos de hábitat norte y sur marcó, y sigue marcando, el paisaje de una capital que a pesar de estar en emergencia habitacional no oficialmente declarada desde por lo menos cinco décadas, sigue en pleno proceso de expansión no planificada hacia la periferia. Las autoridades y los habitantes socioeconómicamente “mejor ubicados” (los del norte) siguen priorizando otros temas y problemas para la agenda política pública y electoral, mientras “la ciudad sigue gozando de la suculenta herencia de su urbanización originaria y puede tratar de que los melones del hábitat se acomoden solos, sin que haga falta articular una política urbana que dé cuenta del problema” (Sehtman, 2013: 7). Más allá de los análisis académicos y diagnósticos institucionales, los migrantes definieron al problema como resultado de la “falta de voluntad política”. La expresión fue utilizada para describir, justamente, la ausencia de iniciativas públicas capaces de poner en práctica la normativa vigente para el sector. También señalaron que la solución al problema habitacional dependía de la “voluntad personal” de ciertos políticos y/o funcionarios públicos y que las menguadas acciones públicas destinadas a solucionar el déficit habitacional no coincidían con el código legal de amparo a su derecho a la vivienda. De hecho, los estudios urbanos detectan una ineficiencia operativa histórica de las instituciones públicas dedicadas al sector habitacional. Ese puede ser uno de los motivos por los que hoy día, como otrora, la aplicación de las leyes dependa más de la iniciativa personal de ciertos diputados, funcionarios públicos, políticos y juristas que de los procesos de planificación urbana: Antes de 1915 varios intentos legislativos habían procurado la integración de las experiencias dispersas en materia de vivienda para los sectores populares mediante un único instrumento legal, pero sólo en aquel año por iniciativa del diputado Cafferata, se sancionará la correspondiente ley, creándose la Comisión Nacional de Casas Baratas. Con personas, poco menos de dos tercios de las cuales eran nacidas en Argentina (la presencia de inmigrantes limítrofes ya se hacía notar fuertemente)” (2012:277).

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frecuencia suele criticarse a la Comisión por su inoperancia en la construcción de viviendas, las que se realizaron efectivamente en número ínfimo en relación a las necesidades del país (…). Por añadidura, las propias autoridades reconocen abiertamente la exigüidad de las cantidades construidas insistiendo en que se trata de meros ensayos (Liernur, 1984:117).

Un siglo después del diagnóstico institucional, el número de organismos dedicados a solucionar el problema del déficit habitacional se multiplicó por seis: Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC), Unidad de Intervención y Gestión Social (UGIS), Corporación Buenos Aires Sur S.E., Dirección General de Atención inmediata (DGAI), Unidad Ejecutora Ex AU3 y Mejoramiento de Villas. Dichos organismos funcionan bajo la jurisdicción de la Jefatura de Gabinete (correspondiente a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires) y de los siguientes Ministerios Públicos (a nivel Nacional): Ministerio de Desarrollo Económico, Ministerio de Desarrollo Social, Ministerio de Desarrollo Urbano y Ministerio de Ambiente y Espacio Público58. Sin embargo, la “evolución” de la cuestión para la última década de este siglo no proyecta mejor panorama: (…) en el período intercensal (2001-2010) muestra un empeoramiento de las condiciones habitacionales. Aumento de las personas que viven en villas, y asentamientos precarios, aumentaron también las personas que alquilan piezas en inquilinatos, pensiones u hoteles y también se ha registrado un aumento de hogares que residen en viviendas que no son deficitarias pero que se encuentran hacinados (Cosacov, 2012a: 2).

Sobre el funcionamiento de los organismos públicos dedicados a la problemática habitacional, también se observa una análoga –y desconcertante- situación con respecto a periodos históricos anteriores: En primer lugar cabe destacar la desarticulación y fragmentación que existe entre los diferentes programas que abordan la cuestión habitacional. A pesar de que el año pasado se creó la secretaria de Hábitat e Inclusión Social, dependiente del Ministerio de Desarrollo Económico, a los fines de centralizar las distintas intervenciones y programas, lo cierto es que aún no se han puesto en funcionamiento (Cosacov 2012a: 3).

El acelerado y progresivo crecimiento de la ciudad, la falta de planificación pública acorde a las necesidades de los nuevos habitantes de la metrópolis, la falta de aplicación de la avanzada legislación para el sector habitacional, el carácter personalista e intermitente de las acciones destinadas a solucionar el déficit habitacional, la inoperancia institucional regida por los vaivenes de las disputas políticas locales– y la falta de idoneidad ética y técnica de las empresas responsables por la ejecución de las obras en las villas conforman un desalentador panorama a sus 58Una

descripción detallada de estos organismos y sus funciones puede ser consultado en Cosacov (2012a).

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habitantes59. Estos factores también fueron responsables por la aparición de otras tantas tipologías de la precariedad que se sumaron a las villas de la ciudad: los asentamientos, los núcleos habitacionales transitorios (NHT), los hogares públicos, los inquilinatos, hoteles, barrios municipales y los complejos habitacionales. Todas estas modalidades, catalogadas por el poder público desde la mitad del siglo XX, siguen albergando precariamente a una población que aún no pudo encontrar una solución habitacional definitiva. Muestran, así mismo, a un Estado históricamente incapaz de desarrollar un plan urbano integral para la ciudad. Estos factores son profundamente conocidos por los migrantes: ocuparon un lugar destacado en las pautas de sus reuniones y fueron registrados y denunciados a través de una consistente documentación expedida al IVC, a la Corporación Sur, a la UGIS, al Gobierno Municipal y Nacional y a otros organismos involucrados con la cuestión habitacional. A pesar de la gran cantidad de estudios y análisis que hacen hincapié en la falta de datos estadísticos sobre el déficit habitacional, la afirmación puede ser relativizada si se observa al consistente corpus de investigación desarrollada sobre la cuestión. En este sentido, si bien es cierto que desde el Estado no existe una precisión en términos cuantitativos –o en todo caso una presentación de datos de forma desagregada-, la articulación entre los relevamientos cuantitativos y cualitativos brindados por las instituciones y por la Comisión de la Vivienda conforman un material suficientemente riguroso y detallado sobre el déficit habitacional de la ciudad60. 3.1 Cambios en el escenario político de la ciudad 59Otro

factor importante que contribuyó al déficit habitacional está relacionado con las dinámicas mundiales de aumento del valor del suelo urbano, sobre todo para las grandes capitales. No desarrollaré este aspecto de la cuestión, aunque es importante señalar el fuerte impacto que tiene sobre el crecimiento de las villas. La especulación inmobiliaria, conjugada a la desregulación del mercado inmobiliario de la ciudad llevó a la absurda cotización de los inmuebles de las villas en dólares: “La 1-11-14 con la urbanización está en dólares ahora. ¿No sabías? Dije... voy a venderlo (su hogar en Los Pinos) con la construcción y todo que me salió como veinte mil y dije lo voy a dar en veinticinco para ganar algo, voy a preguntar a uno a la 1-11-14 y me dijo uno veinticinco, buah, me voy… veinticinco mil dólares me dijo, ah mama mía me quedo acá, ya está, qué voy hacer, o me voy a otro asentamiento donde esté comenzando o algo pero es así, viste” (Victoria). Para más información sobre esta dinámica en el contexto de la ciudad de Buenos Aires, consultar Cravino (2006). 60Algunos ejemplos son: los censos nacionales y las Encuesta Permanente de hogar (EPH) realizadas anualmente a nivel municipal (disponible en: http://www.ec.gba.gov.ar/estadistica/publi.html), los estudios sobre el déficit habitacional y las políticas del desalojos y sobre “la infantilización del déficit habitacional” que forman parte del Informe sobre Derechos Humanos del CELS (disponible en: http://www.cels.org.ar/common/documentos/ia09.pdf), los diagnósticos sobre la situación social presentados por el Ministerio de Desarrollo Social (disponible en: http://www.buenosaires.gob.ar/areas/des_social/evaluacion_programas/informes_condiciones_vida/Presentacion _diagnostica_CBA3.pdf), los diagnósticos hechos por el Ministerio de Salud sobre la situación de las villas (disponible en: http://www.buenosaires.gob.ar/areas/salud/epidemiologia/archivos/asis/Acciones%20de%20Epidemilogia%20A mbiental%20%20Cuenca%20Matanza%20Riachuelo%20CABA.pdf), los informes brindados por la Defensoría del Pueblo sobre los distintos casos de emergencia habitacional en la ciudad y los Informes de la Auditoria General de la Ciudad de Buenos Aires (disponible en: http://www.defensoria.org.ar/publicaciones/pdf/diag03.pdf y http://www.defensoria.org.ar/areastematicas/viviendaarchivo.php), los estudios sobre la precariedad habitacional realizadas por la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (Szajnberg, 2009), etc.

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Partiendo de la constatación de que el déficit de viviendas -y todos los procesos que lo generan y caracterizan- fueron analizados y diagnosticados desde el campo académico, institucional y experimentados desde la cotidianidad de los migrantes, ¿por qué a fines de año de 2007 el problema genera un aumento en la movilización de la población villera? Encontré una vía de compresión sobre el “estallido” y la visibilización de la cuestión en los procesos de transformación y tensión en el escenario político de la capital y del país, marcados por la exacerbación de la disputa política polarizada entre el Gobierno de la Ciudad (la alianza partidaria Propuesta Republicana, PRO)61 y el Gobierno de la Nación (La alianza Frente por la Victoria)62. La tensión política resultante de la disputa atravesó todo el proceso etnográfico, inundando las micro reuniones vecinales con cuestiones que excedieron en mucho las fronteras del problema habitacional y proyectaron los migrantes hacia un marco de discusiones más amplias sobre el contexto político nacional y regional. El contenido y la característica de tales discusiones –las cuales serán descritas en los siguientes capítulos- llamaron mi atención ya en los primeros meses del trabajo de campo. El proceso de disputa política entre Gobierno de la Ciudad y Gobierno de la Nación, así como la superposición entre estas dos escalas administrativas y territoriales contribuyó a profundizar el crónico problema de falta de planificación urbana por parte de las sucesivas gestiones públicas (Sehtman, 2013). Sehtman sostiene que las disputas políticas entre tales niveles de gobierno están entre las principales razones de la falta de planificación. El marco político institucional en que se dio el proceso de autonomía jurisdiccional de la Ciudad de Buenos Aires contribuyó al abandono de la cuestión urbana en la agenda pública. Orientado por el interés de las elites partidarias nacionales, la autonomía no tuvo como objetivo central el desarrollo y el mejoramiento administrativo local sino sólo la forma en que se resolvía la “ecuación electoral general” (Sehtman, 2013:7). Eso ha sellado el destino de lo que se denomina como “débil desarrollo urbano” de la ciudad:

61En

julio del año 2005 el partido Compromiso para el Cambio, liderado por Mauricio Macri se alía estratégicamente con el partido Recrear Argentina, con el fin de disputar las elecciones municipales. La alianza recibe el nombre Propuesta Republicana (PRO). La alianza no logra la victoria pero conquista bancas en la Legislatura de la Ciudad. En el año 2007, Macri disputa nuevamente el cargo para Jefe de Gobierno de la Ciudad y logra la victoria. En 2011 obtiene el segundo mandato como Jefe de Gobierno, con la mayoría de los votos en primera y segunda vuelta (45,6% y 61% respectivamente). Para más detalles consultar: http://www.buenosaires.gob.ar/areas/com_social/jefe_gobierno/trayectoria.php?menu_id=22223 62La alianza electoral Frente por la Victoria fue creada para apoyar la candidatura presidencial de Néstor Kirchner en el año 2003. Dicha alianza también sostuvo la candidatura presidencial de la Cristina Fernández de Kirchner, que obtuvo su primer mandato en 2007 y la reelección en 2011. Para más consultar: http://www.frenteparalavictoria.org/

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(…) El marco institucional en el que se efectivizó la autonomía reforzó esta tendencia al quitarle a la naciente Ciudad Autónoma injerencia sobre aspectos fundamentales para cualquier gobierno en lo que respecta a la producción y el uso del espacio, como el manejo del puerto y la regulación del transporte y los servicios públicos. Sin un mandato político claro en tal sentido y sin capacidad institucional para encarar la cuestión, el gobierno porteño nació de espaldas a la cuestión urbana (Sehtman, 2013: 7).

Al sacar el foco de la esfera municipal como nivel privilegiado de resolución de los problemas porteños, las prácticas políticas partidarias se orientaron hacia las grandes cuestiones nacionales y la planificación de la ciudad quedó en segundo plano. Esta tendencia histórica de concentración política en la ciudad de Buenos Aires, de disputa entre los niveles municipal y nacional, así como de abandono de la planificación urbana por parte de ambas esferas, sigue marcando las dinámicas contemporáneas de la capital. Desde el campo etnográfico, la polarización política y la primacía de los objetivos electorales se manifestaron de diversas formas y engendraron un conjunto de factores que impactaron sobre la lucha por la vivienda. En el ámbito institucional las pujas terminaron por desestabilizar la ya frágil planificación urbana. El carácter político orientó la función pública y, en consecuencia, los vecinos tuvieron que dialogar con un equipo de funcionarios que poco o nada sabían sobre los procesos de urbanización y los proyectos en ejecución en las villas al momento de asumir sus cargos. El cambio de gestión en el año 2007 acarreó la parálisis y/o el retraso de las obras iniciadas por la gestión anterior, afectando así la ejecución y aplicación del presupuesto público para la vivienda. Buena parte del presupuesto que debería ser ejecutado en obras públicas fue destinado a subsidiar, por un período de tiempo acotado, a las familias desalojadas en distintos puntos de la ciudad. Las pocas acciones emprendidas por el Gobierno de la Ciudad fueron para paliar los efectos generados por la propia política de desalojo y de exclusión de las clases populares de la ciudad (Di Virgilio, 2011; Cosacov, 2012a; Arcidiácono y Royo, 2009; Verón, 2011). Tal como sucedió con las gestiones municipales anteriores, el gobierno de turno prefirió postergar el problema antes que solucionarlo. Este conjunto de medidas y opciones políticas tensionaron al máximo la situación de precariedad habitacional de un amplio sector de la población que, junto a los residentes de villas, engrosaron al contingente de los sin techo de la ciudad: En síntesis, la lógica del Gobierno de la Ciudad se orienta a la asistencia social, vía el Ministerio de Desarrollo Social y a intervenciones urbanas superficiales y de atención a la emergencia, vía el resto de los organismos. El Instituto de la Vivienda, que tiene programas que podrían aportar soluciones definitivas, ha sido sistemáticamente desfinanciado y al mismo tiempo, ha subejecutado el presupuesto que se le asignó año atrás año (Cosacov, 2012a:10).

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Dentro de las villas, la reconfiguración del escenario político y de las autoridades, implicó una dinámica de reacomodación política de los referentes territoriales, o los llamados punteros. La disputa política entre vecinos por la canalización de recursos vía alianzas partidarias también se puso en primer plano, en detrimento de la cuestión habitacional. Se sumó a esta situación un conjunto de factores combinados que contribuyeron a tensionar al máximo la emergencia habitacional de la ciudad: el atraso y la paralización de las obras, la ineficiencia operacional del funcionariado público, la subejecución del presupuesto público para el sector de la vivienda social, la inversión del gasto público en otras áreas geográficas de la ciudad, la implementación de las políticas de desalojo y el consecuente aumento de la población en situación de precariedad habitacional, etc. Fuera del ámbito específicamente habitacional, el aumento de la represión de los actos públicos y protestas en la calle y las declaraciones anti inmigración del jefe de gobierno y altos funcionarios, contribuyeron a aumentar la progresiva agitación popular que marcó el periodo comprendido entre los años 2008 y 2011, así como a fomentar la movilización de una gran parte de la población en torno a la lucha por la vivienda. La confrontación entre partidos y esferas políticas fogueó aun más el proceso observado. Los sectores de izquierda, por su parte, convocaron a los vecinos de la ciudad –entre ellos los migrantes- a oponerse a las denominadas medidas “elitistas” y “privatistas” del gobierno de la ciudad, protestar públicamente en contra de ellas, reclamar por sus derechos y defender al presupuesto público destinado a la vivienda popular. La conjunción de todos estos factores tensionaron al máximo el periodo de lucha por la vivienda entre los años 2008 y 2011. 3.2 El presupuesto de la vivienda Las cifras para los presupuestos públicos para la vivienda de la Ciudad entre los años 2008 y 2011 indican un aumento de los montos destinados al sector. Para entender la contradicción que se genera con el déficit habitacional que presenté anteriormente, dos informaciones resultan sumamente esclarecedoras. En primer lugar que el aumento de la cifra de un año a otro se dio en términos nominales y no relativos. Y en segundo lugar que dicha cifra fue subejecutada. Estos problemas se dieron de forma articulada y cumulativa. El informe sobre Emergencia Habitacional de la Ciudad de Buenos Aires traduce el vínculo de la siguiente forma: El incremento presupuestario registrado por el área de vivienda para el año 2009 ha sido menor que el registrado por el presupuesto general: mientras que el presupuesto general de la ciudad se ha incrementado en un 26% con respecto al año 2008, el presupuesto asignado a vivienda sólo lo hizo en un 14%. (…) El aumento de la participación del área de vivienda para el año 2008, apenas ronda el 0,44. En el presupuesto 2009, la partida

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asignada a la DGAI63, se incrementa un 31% respecto del presupuesto sancionado en el año 2008 (equivalentes a $17.862.544). Sin embargo, dicho monto resulta inferior al total ejecutado al 4° trimestre del año pasado (-693.034) (Informe Emergencia Habitacional en la Ciudad de Buenos Aires, 2009:99).

Para el año 2008, se registra un incremento del presupuesto originalmente sancionado, el problema es que sólo un 40 por ciento fue ejecutado. Lo mismo pasó con los programas bajo coordinación de la DGAI donde, de los once programas de vivienda, nueve registran subejecuciones que rondan los 90 por ciento. A pesar de que el problema fuera denunciado por algunos Legisladores de la Ciudad, entre ellos el propio presidente de la Comisión de la Vivienda de la Ciudad, la insólita contradicción entre el aumento y la subejecución del presupuesto no fue solucionado. Otro problema adyacente fue el traspaso de las funciones del IVC hacia la Corporación del Sur y UGIS, y de parte de su presupuesto a esta última institución a partir del año 200864. El proceso fue comúnmente denominado por los habitantes de villas –así también por ciertos legisladores, militancia joven, funcionarios críticos a la actual gestión de gobierno y demás movimientos en favor de la vivienda digna- como “vaciamiento del IVC”. En más de una reunión en la Legislatura, el Diputado Di Filippo explicó a través de gráficos y diapositivas cómo el IVC, histórico organismo ejecutor de las políticas habitacionales de la Ciudad, ya no disponía más que del presupuesto para pagar a los salarios del funcionariado y la manutención de la estructura física de la institución. A partir de 2008 se agrava la situación. Los gastos burocráticos institucionales son triplicados, mientras el presupuesto, en términos relativos, siguió igual o progresivamente menor. Respecto del presupuesto transferido a la UGIS, el mencionado informe señala que, “En el trascurso del año 2008, el vigente asignado a la UGIS se incrementó un 71%. Sin embargo, más de un tercio de este presupuesto quedó sin ejecutar (36%)” (Informe Emergencia Habitacional en la Ciudad de Buenos Aires, 2009:102). Otro dato importante se refiere al plazo de ejecución del presupuesto en términos trimestrales (para los cuatro trimestres del año). Estos datos reflejan los periodos del año en que los organismos frenaron las obras correspondientes, revelando cómo los atrasos en las obras, y la inoperancia del sector, imposibilitaron que al último trimestre del año se ejecutara el total del presupuesto. Para el caso de Villa Fátima, por ejemplo, la etnografía registró para el primer trimestre de 2009 (correspondientes a los meses de enero, febrero y marzo) la completa paralización de las obras. Los pobladores describieron la situación de la siguiente 63Dirección

General de Atención Inmediata. informe indica que la Corporación Sur fue el único organismo que, al menos hasta el año 2009, había ejecutado 100% el presupuesto. Sin embargo, de acuerdo con información de la asesora de la Comisión de la Vivienda de la Ciudad, dicho organismo se ocupa solamente en desarrollar el Programa Prosur Habitat. Según la evaluación de los residentes de Villa Piletones, el programa no cumplió las expectativas de los beneficiarios y tampoco respetó las acciones de planificación con participación vecinal, tal como prevé el reglamento del programa. 64El

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forma: “cuando ellos se van de vacaciones nosotros nos quedamos abandonados”. Pero Villa Fátima no fue el único caso donde eso sucedió. Para el mismo año y en el mismo trimestre, nueve programas para el área de vivienda todavía no habían empezado a ser ejecutados. De acuerdo a datos de la Comisión de la Vivienda, la situación era preocupante ya que: “(…) los niveles registrados en todos los programas se encuentran muy por debajo del 25% que comúnmente es tomado como referencia para los niveles esperados de ejecución en dicha etapa del año” (Informe Emergencia Habitacional en la Ciudad de Buenos Aires, 2009: 104). Para el año 2010 la situación no ha presentado mejor panorama y el programa Mejoramiento de Villas –que impacta directamente a la población bajo mi estudio- no tuvo ningún monto sancionado. En todo caso, la gran protagonista de la emergencia habitacional siguió siendo la subejecución: un 55,5 por ciento contra un 44,5 por ciento de ejecución para el total de los créditos asignados al IVC65. Los residentes de villas definieron como “burla” a la dramática paradoja de aumento del presupuesto y subejecución del mismo. Es importante tener en cuenta las diferencias entre los montos sancionados y los créditos vigentes ya que en algunos casos, como el del Programa Regularización Dominial y Financiera, tiene una ejecución del 100% pero redujo notablemente su monto. En otros casos existen aumentos en vez de reducciones, pero no se contempla una alta ejecución (ejemplo, Créditos Ley 341/964) (Diputada Jimena Navatta).66

Para el año 2011 el IVC ejecutó el 53 por ciento del presupuesto. En términos numéricos esta información corresponde a la siguiente cifra: total del crédito vigente al cierre de 2011: $686.685.137; total del monto ejecutado $360.683.462; total del monto subejecutado $324.001.675. 4. La emergencia habitacional desde el territorio. “(…) una habitación de emergencia, para una situación de emergencia; una habitación provisoria –doblemente provisoria, porque los ocupantes sólo la habitan provisoriamente y porque ella misma constituye una respuesta para una situación pensada para ser provisoria 65El

informe “Regresividad del presupuesto de vivienda e infraestructura educativa y su ejecución”, elaborado por el Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Defensoría General) indica las cifras de inversiones para el sector entre los años 2007 y 2010. El informe también indica el grave problema causado por la subejecución presupuestaria. Disponible en: http://defensoria.jusbaires.gov.ar/attachments/article/2931/Estudio%20sobre%20ejecuci%C3%B3n%20p resupuestaria.pdf. 66Estos datos fueron obtenidos directamente con la legisladora a través de comunicación vía mail. Dichas informaciones coinciden con el Informe sobre la Vivienda y Emergencia Habitacional en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, presentado por la legisladora en julio del año 2010. Este y otros informes de la vivienda para los años siguientes pueden ser consultados en: http://acij.org.ar/presupuesto-y-derechos-humanos/

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–para un residente provisorio, Pues es siempre de esta forma que se imagina al inmigrante...” (Abdemalek Sayad, A Imigracao) [Traducción propia]

La materialización de la precariedad habitacional fue guía de lucha y brújula de la movilización villera. Un “recorrido” por la Villa de Bajo Flores fue mi puerta de entrada para comprender a qué situación se refiere concretamente el Estado de Emergencia Habitacional de la Ciudad de Buenos Aires. Mi visita al Bajo Flores fue propuesta por Roberto, quien advirtió: “tenés que ver con tus propios ojos el abandono en que vivimos”. Marcamos el encuentro para un día de semana cerca del mediodía, pues Roberto tenía una reunión en el centro de la ciudad por la mañana. Tomé el colectivo 76 y bajé justo en la esquina de las Avenidas Varela y Perito Moreno, en un triangulito de vereda donde las dos calles se encuentran con la Avenida Riestra. De un lado del triángulo un muro ennegrecido por sucesivas fogatas; del otro, el estadio del Club Atlético San Lorenzo de Almagro y finalmente, en el tercer costado, la Villa de Bajo Flores. No era la primera vez que yo descendía allí pero siempre escuchaba la misma advertencia del conductor: “¿Estás segura que querés bajar aquí? ¿Dónde necesitás ir? ¿Conocés a alguien?”. En realidad, casi siempre seguí la misma dinámica propuesta por mis contactos en la villa: “bajate del colectivo y llamame que te voy a buscar”. Pocas veces mis contactos en las villas me dejaron caminar por la villa sola, aunque les dijera que no me sentía en peligro y ya conocía el camino entre la parada de colectivo y sus casas. Sin embargo, lo cierto es que el paisaje degradado, la crudeza de las construcciones, el descuido con el espacio público, la falta de árboles, los autos viejos y quemados estacionados en la avenida lindera a la villa, la suciedad general, las veredas rotas, la cloaca a cielo abierto y hasta el deterioro de las líneas de colectivos que pasan por la zona -que parecen estar en condiciones aún peores que la de otras zonas de la ciudad- contribuían para crear cierta sensación de inseguridad. Recordé la idea de abandono a la que siempre hacían mención Roberto y sus vecinos a la hora de describir la villa. Las obras públicas planificadas para mejorar las condiciones de hábitat acababan por estirarse temporalmente y aumentaban así la sensación de degradación de un espacio que parecía heredero perpetuo de intervenciones incompletas y olvidadas. La parada del colectivo, lugar de gran circulación diaria de personas, se encontraba obstruida por grandes cúmulos de escombros y arena que dificultaban el embarque y desembarque de pasajeros y el tránsito de peatones. ¿Sería el producto de una obra pública no finalizada?, ¿una tentativa de arreglar la cañería, por ejemplo? Durante el desarrollo de mi trabajo de campo constaté que las intervenciones públicas realizadas en las villas, aun las más simples, como el arreglo de veredas o la limpieza de una plaza, tenían plazos de ejecución muy dilatados. Además, la finalización de una intervención pública no

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correspondía, necesariamente, a la finalización de la obra. Eso acababa por transformarse en un problema cotidiano para los habitantes. La sensación de abandono causada por el deterioro del espacio público era apenas una pequeña parte de un estado de precariedad mucho más profundo, al que yo sería introducida por Roberto aquella misma tarde. Él estaba convencido que yo necesitaba probar la sensación de caminar por la parte más degradada de la villa, conocer una de las manzanas donde ya casi nadie vivía “por el tema de la tuberculosis” y conocer las primeras habitaciones allí construidas. Acepté su propuesta y nos aventuramos por laberinticos pasillos sin luz y sin ventilación. Desde allí me contó historias de enfermedades causadas por las malas condiciones de hábitat, sobre los negocios inmobiliarios informales (ventas, alquileres y subalquileres), sobre los primeros vecinos de la manzana y acerca de los nuevos compradores e inquilinos. Me presentó una descripción de las enfermedades relevadas en su manzana y me informó exactamente el número de personas que vivían allí: “461 almas”. Sobre ellas describió sus tiempos de residencia, sus lugares de procedencia migratoria y sus ocupaciones laborales. También fue capaz de recordar la cantidad de integrantes por familia y las enfermedades que había registrado en cada casa. Para Roberto, ser un buen referente de manzana67 significaba conocer la comunidad y comprender sus problemas. Durante el recorrido Roberto me presentó a sus vecinos, la mayoría bolivianos, y aprovechó para ponerse al tanto sobre sus problemas. En algunas casas entramos sin que sus dueños cambiasen la rutina y mientras Roberto me mostraba los detalles de la construcción, ellos seguían con sus labores. La mayoría de los residentes se dedicaba a la costura. Levantaban la vista para saludarme y luego volvían a concentrarse en sus tareas, algunos al ritmo de la cumbia, otros solamente acompañados por el sonido hipnótico de las máquinas de coser. Las amistades y la influencia de Roberto me brindaron pase libre a casas y pasillos. Algunos de estos pasillos eran tan angostos que tuvimos que cruzarlos “de costado”; otros estaban enrejados para evitar que “los chicos malos” los usaran como lugar de consumo de drogas. Algunos se encontraban bajo agua y en total oscuridad. Los que estaban en “mejores condiciones” tenían electricidad a través de enmarañados cableados, tendidos a la altura de nuestras cabezas.

67Son

llamados y/o se autodenominan “referentes” las personas que representan a sus vecinos junto a las autoridades locales. El término abarca una amplia gama de personas y puede ser atribuido a aquellos con cierta popularidad local, que ocupan cargos representativos por participar del proceso electoral de las villas o personas electas con mandato vencido -y que por falta de nuevas elecciones siguen siendo llamados como referentes. En buena parte de los casos son personas que gestionan comedores o centro comunitarios o que “trabajan para el barrio”. También pueden ser (auto) reconocidos como referentes aquellos que habitan por mucho en la villa –y por eso conocen muy bien los problemas de la comunidad- y/o que trabajan con algún partido o agrupación política. En general –pero no necesariamente-, los referentes que trabajan en conjunto con políticos o partidos políticos son denominados como “punteros políticos”.

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Debido a la necesidad habitacional algunos de estos pasillos acabaron por convertirse en insólitas habitaciones. De hecho, cualquier pequeño espacio allí había sido ocupado: los espacios más ínfimos eran valiosos y hasta los más insalubres eran objeto de disputa. Éste era el caso de una de las habitaciones más antiguas de la manzana, ubicaba al fondo de uno de los húmedos pasillos. Para llegar a la puerta de la habitación tuvimos que bajar algunos escalones pues las bases de la construcción se habían hundido y su techo cedido. Roberto me comentó que la casa estaba desocupada por motivo de un litigio entre sus supuestos propietarios. El piso de la casa, ahora la base de cinco pisos más, estaba más abajo del nivel del pasillo y por eso se encontraba inundado por la napa de agua que le brotaba por las paredes. Al lado de este recinto Roberto indicó: “Aquí hubo tuberculosis y aquí también, por eso hoy están desocupadas estas casas”. Desde aquel inhóspito subterráneo (angosto, húmedo, sin ventilación ni luz natural) se veía una ramificación de pasillos y las indicaciones de los números de las casas con flechas que señalaban hacia donde seguir. En realidad, no todos los números indicaban casas sino habitaciones que eran alquiladas o vendidas como casas. Le pregunté a Roberto cómo todo aquello había empezado y cómo funcionaba actualmente, ¿dónde estaban los “dueños” de aquellos sótanos vacíos que sostenían a la numerosa población que vivía arriba? ¿La persona que compraba un departamento y/o habitación en los pisos de arriba, por ejemplo, tenía conocimiento sobre el deterioro de los cementos del edificio? ¿Los “propietarios” edificaban de la forma y de la altura que quisieran? Según Roberto, “el primer dueño” es la persona que ocupa el terreno construye su casa. Cuando la situación económica permite, agrandan la casa. Dependiendo de los proyectos personales del propietario (aumentar la familia, recibir parientes inmigrados, abrir un negocio, dejar la villa, retornar al país de origen, etc.) alquilan y/o venden las habitaciones de forma fragmentada. En general –me explicó Roberto- los dueños residen en la parte superior y las habitaciones de planta baja acaban por convertirse en cuartos de alquiler extremadamente insalubres. Es común que se transformen en focos de enfermedades pero aun así –lamentó Roberto- no quedan afuera del voraz mercado inmobiliario informal68. A pesar de la soleada y calurosa tarde de verano, nuestra incursión por "la peor manzana del bajo" fue sin luz natural. Apenas algo de claridad en los pasillos y, adentro de las casas, luces artificiales. Roberto tenía razón, cualquier intento de describir aquella realidad sería incompleto sin la inmersión sensorial por el “bajo profundo”. Justamente por eso, me dijo que parte de su 68Este

fenómeno no es exclusivo de las Villas. La rentabilidad se constituyó como un elemento histórico de transformación de la ciudad de Buenos Aires. Según Gutiérrez, “(…) la actividad constructora residencial había ido formando la ciudad con el mecanismo de la inversión para casas de renta (…). La aplicación de la Ley de Alquileres de la década de 1940 marcó una parálisis de esta forma de inversión y generó una manera diferenciada de hacer la ciudad a partir de los grandes planos de vivienda realizados por el Estado (…). El lenguaje de la modernidad externa parecía condicionado por el afán de rentabilidad, encubriendo reducidos patios de aire y luz en los edificios de altura con la siguiente degradación de las calidades ambientales (2001: 183).

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“trabajo por el barrio” consistía en "traer gente de afuera" para hacer pública la progresiva situación de deterioro de las condiciones habitacionales de las villas: "eso es una bomba de tiempo, estos chicos la están pasando muy mal". A medida que volvíamos "a la superficie" aumentaba el tránsito de personas. Las puertas de las habitaciones más próximas de la calle exterior a la manzana se abrían y cerraban con el flujo incesante de hombres, mujeres y niños cargados con enormes rollos y paquetes de tela. Observé la intrínseca articulación entre vivienda y trabajo que revelaba aquella sencilla caminata, la dependencia vital entre los dos ámbitos de la vida de los migrantes: sin el espacio doméstico los talleristas no podían desarrollar su actividad laboral y sin trabajo no podían mantener siquiera los gastos de aquellas precarias e insalubres viviendas. Cuando finalmente accedimos la calle externa Roberto me avisó, “Ahora vamos a mirar desde arriba, vamos subir hasta una terraza para que tengas una visión del todo”. La oscuridad, las bajas temperaturas del interior y la humedad contrastaron con el sol y la ventilación externa. Bordeamos la misma manzana por la vereda, desde donde un ancho flujo de agua grisácea y maloliente seguía su rumbo hacia las afueras de la villa. En la misma vereda, concurridos puestitos de comida anunciaban el menú en sus pizarras: caldo de trigo y pollo frito. Desde allí seguimos nuestro camino hacia la casa “de unos paisanos”, donde Roberto evaluaba que tendríamos una buena vista panorámica de la villa. Sus habitantes se encontraban en pleno proceso de producción, en un taller de costura familiar que funcionaba en una pequeña habitación de no más de seis metros cuadrados, sin ventanas. Cinco personas, dos pares de máquinas de costura y bolsas de telas disputaban el apretado espacio de trabajo. Roberto saludó y me presentó a sus vecinos como “una compañera”. Les dijo que me quería mostrar la villa desde arriba y sin esperar la respuesta de los dueños de la casa empezó a subir una angosta escalera caracol. Por la naturalidad con que me saludaron y volvieron a su trabajo, igual que las anteriores familias, supuse no ser la primera desconocida en visitar sus casas. De hecho, para instalar el tema en la agenda pública, Roberto creía fundamental difundir los problemas de la villa. Juzgaba que la mejor forma de hacerlo era invitar a los funcionarios públicos, militantes, investigadores, diputados y/o candidatos a algún cargo político a caminar por el barrio y observar la precariedad habitacional y de salud ya que, argumentó: “no hay cómo imaginar, hay que venir a ver en qué condiciones viven las personas, por eso yo invito a que vengan y a que vean cómo vivimos”69. Después de subir dos pisos tuvimos acceso a una diminuta terraza. Tanto el segundo como el tercer piso contaban con una habitación y un baño, lo que me indicó la futura subdivisión de la casa, tal como me había explicado Roberto. Desde allí avistamos otras terrazas y balcones, muchos techos de chapa, obras en pleno proceso de construcción y una cantidad 69La

estrategia de invitar a las autoridades a “caminar” por el barrio fue comúnmente utilizada por los residentes de villa para denunciar su precariedad residencial.

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considerable de basura. Roberto señaló molesto la suciedad y la falta de cuidado e higiene de la propia población con sus espacios privados y públicos. Señaló las manzanas nuevas y evaluó taxativamente: “van hacia el mismo camino”. La progresión del deterioro de las condiciones habitacionales y consecuentemente de salud, educación y, en los términos de Roberto, también “generacionales” de la Villa de Bajo Flores era comparable, salvo las debidas proporciones, a otras villas de la ciudad. Y éstas, por su parte, el reflejo de un déficit habitacional mayor que sacudía toda la ciudad de Buenos Aires. Aun observando el panorama desde la terraza pregunté a Roberto si él veía una solución para toda aquella encrucijada de problemas articulados. Con gran optimismo me dijo que sí, pero concluyó con cierta dosis de desánimo: “y… el problema es que falta voluntad política, viste… falta voluntad política”.

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CAPITULO 2 LUCHA POR LA EXISTENCIA

Abrigo aos vagabundos (…) Eu comprei um lindo lote dez de frente e dez de fundos Construí minha maloca Me disseram que sem planta Não se pode construir Mas quem trabalha tudo pode conseguir João Saracura que é fiscal da Prefeitura Foi um grande amigo, arranjou tudo pra mim Por onde andará Joca e Matogrosso Aqueles dois amigos Que não quis me acompanhar Andarão jogados na avenida São João Ou vendo o sol quadrado na detenção Minha maloca, a mais linda que eu já vi Hoje está legalizada ninguém pode demolir Minha maloca a mais linda deste mundo...

(...) Yo compré un lindo lote diez de frente y diez de fondos Construí mi chabola Me dijeron que sin plano No se puede construir Pero quien trabaja todo puede conseguir Joao Saracura que es fiscal de la municipalidad Fue un gran amigo, arregló todo para mí Por donde andará Joca y Mato Grosso Aquellos dos amigos que no quisieron acompañarme estarán tirados en la Avenida Sao Joao o mirando el sol cuadrado desde la prisión mi chabola, la más linda que he visto hoy está legalizada nadie la puede demoler Mi chabola la más linda de este mundo….

Clara Nunes (Brasil)70

Escuchar en: https://www.youtube.com/watch?v=Tkan1k721FQ 70

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1. Villa Fátima del nacimiento a la resurrección La desterritorialización es el rompimiento definitivo de la relación corpórea del hombre con el suelo y el cosmos, llevando a niveles todavía más profundos esa alienación, causa de la desnaturalización y el desarraigo causado, a su vez, por el destierro; rompiendo literalmente la relación identitaria que mantenía el hombre como habitante de la superficie de la tierra a través de su hábitat, transformándole en un migrante permanente. [Traducción propia]. (Ruy Moreira, Pensar e Ser em Geografia)

La historia de Villa Fátima, semejante a otros pequeños núcleos villeros, empieza en 195571. Para aquel año, el total de la población de las villas de la Ciudad de Buenos Aires fue estimada en 33.920 personas (Blaustein, 2001). La Comisión Nacional de la Vivienda (CNV), órgano del Estado responsable por los censos en las 21 villas contabilizadas de la capital, informaba que la población ascendía a 78.000 personas, incluidos los núcleos de la región metropolitana. Durante el período subsecuente, los mismos censos proveyeron los indicadores necesarios para planificar los primeros esbozos del programa de erradicación de las villas, que culminó en su formato más duro para el año 1976. Mientras tanto, para el año 1973, Villa Fátima siguió creciendo en términos edilicios y poblacionales. La Avenida Mariano Acosta, su principal vía de acceso, era una calle angosta de tierra, por la cual todavía no pasaba el premetro. Frente a la emergente villa apestaba el nauseabundo olor de un inmenso basural72. El barrio contiguo (Ramón Carrillo) todavía no existía y Fátima ocupaba el espacio de una pequeña manzana formada por dos hileras de casas. El espacio libre fue rápidamente ocupado, domingo a domingo, a través de una acción coordinada entre la iglesia, la Juventud Peronista, la Comisión Municipal de la Vivienda (CMV) (actual Instituto de la Vivienda de la Ciudad - IVC) y la Comisión Vecinal. Esta última, efectuaba el catastro y la distribución de tierras a los nuevos pobladores73: Empezaron a configurarse el pedido de la gente que venía, que se anotaba, principalmente paraguayos, también otra gente, que se anotaba para venir y se le atribuía 71Villa

Fátima está localizada en la zona suroeste de la Ciudad de Buenos Aires y forma parte del Barrio Soldati (comuna 8). Se delimita entre la Avda. Lacarra y las calles Ana María Janer, Mariano Acosta y Somellera y está distribuida en siete manzanas y un sector de viviendas individuales. Según el Informe de la Defensoría del Pueblo para el año 2009, la villa alcanza una superficie total de 16 hectáreas. Informe disponible en: www.defensoria.org.ar/institucional/resoluciones/r5193-08.doc 72 Para reconstruir la historia de Villa Fátima me apoyé en la memoria de sus habitantes. La estructura principal de los acontecimientos descriptos se asienta en el relato de la monja de la capilla Nuestra Señora de Luján, una de las habitantes más antiguas de Villa Fátima, popularmente conocida por los habitantes como Hermana María. A esta estructura sumé las memorias de otros habitantes. 73Los registros históricos indican la fuerte articulación entre poblaciones de villas, curas tercermundistas y militancia joven (especialmente del Partido Comunista y de la Juventud Peronista, JP), donde la urbanización de las villas fue su eje (Vernazza, 1989; Adamovsky, 2012). 96

un terreno con apoyo de la Comisión de la Vivienda, pero organizado por los vecinos. Yo era apoyo de la secretaria de la Comisión de Vecinos. Era una muchacha de la provincia de Misiones…muy lúcida… y me pedía que le ayudara. (Hermana María)74

La primera comisión vecinal tenía como secretaria a la “muchacha de misiones” y como presidente a un inmigrante de Paraguay. La composición de la junta expresó los tintes de la comunidad: inmigrantes del interior –misioneros, correntinos, santafecinos, etc.– e inmigrantes de países latinoamericanos, en su mayoría paraguayos, huidos de la dictadura de Stroessner, bolivianos y, en menor medida, chilenos y uruguayos. En 1973, también Villa Retiro, una de las más grandes y antiguas villas de la capital, pasaba por cambios generados por las políticas de vivienda. Muchos de sus habitantes fueron trasladados al barrio Ejército de los Andes, también conocido como Fuerte Apache, en Ciudadela. Otra parte fue trasladada a Lugano, donde el gobierno militar terminaba de construir lo que actualmente se conocen como los monoblocs. Los traslados reconfiguraron el mapa de la población villera, reubicando geográficamente una parte significativa de la misma. La ocupación de tierras en Villa Fátima no fue ajena a los demás contextos de desplazamientos planificados o espontáneos. (…) los bolivianos, algunos venían de la Villa 31, sobre todo los que corrieron, hicieron una corrida de la 31 para ubicarse en estos monoblocs que hay, los monoblocs de Lugano… Y vimos llegar para allá, vimos llegar a la gente con chapas en el hombro. A los 15 días habían vendido a familias criollas o a familias… decían lo hemos vendido a los policías, a los canas75 les hemos vendido las casas porque les interesa estar aquí. Y se venían con las chapas en el hombro y se incorporaban a la villa76. (Hermana María) 74Adamovsky

establece una diferencia entre el poblamiento de las villas y la toma de tierras: “A diferencia de las villas, que se formaban por la llegada individual y paulatina de los habitantes, las tomas eran acciones colectivas y planificadas, un ejercicio de auto-organización que con frecuencia se prolongaba en la formación de asociaciones para conseguir colectivamente un reconocimiento del Estado o para gestionar diferentes aspectos de la vida cotidiana (desde el trazado de calles y división de las parcelas, hasta la instalación de salas de primeros auxilios).” (2012: 278) 75 En la jerga local “canas” significa “policías”. 76 La Villa 31, o Villa Retiro tiene sus orígenes en los años 1940. Las tierras de Villa Retiro pertenecen mayoritariamente al Estado Nacional (administradas o bajo jurisdicción de las autoridades portuarias, del Organismo Nacional de Administración de Bienes e Yacimiento Petrolíferos Fiscales). Se ubica en un área de gran valor inmobiliario, justo al lado de la estación de trenes y ómnibus de Retiro, a pocos metros del Barrio Recoleta (uno de los barrios más tradicionales y aristocráticos de la ciudad) y del centro político y financiero del país. La villa cuenta con un cuerpo de decretos y normativas propias y fue objeto de programas de erradicación y radicación que se alternaron a lo largo de su historia. Los conflictos y negociaciones generados en estos procesos dieron lugar a decretos, ordenanzas, amparos judiciales y medidas cautelares que, de forma general, reconocieron el derecho de los residentes, su situación de emergencia y la necesidad de realizar acciones de mejora edilicia y urbanización. A pesar de eso nunca hubo una intervención y un plan integral de urbanización de la Villa Retiro sino que, según indica un informe de la Legislatura del año 2009, el gobierno local: “(…) sólo proyectó intervenciones menores en el barrio que fueron el resultado de la lucha de los vecinos por su derecho a la vivienda y a la radicación definitiva” (Informe sobre Emergencia Habitacional de la Ciudad de Buenos Aires, 2009: 44). Junto a la Villa Barracas (Villa 21-24), son las únicas ubicadas sobre terrenos fiscales nacionales. Sus habitantes viven en situación de hacinamiento, con falta de infraestructura sanitaria y de servicios, en riesgo ambiental y sanitario, ya que se emplaza al lado de un rio altamente contaminado. No cuenta con un cuerpo normativo propio, sin embargo, existieron iniciativas del gobierno nacional para urbanizarla. Tal como sucedió con las demás villas de la ciudad, estos intentos no lograron llevar a cabo la tarea: “En el año 1992, en el marco del Programa Arraigo, el Estado Nacional decidió venderle a la Asociación Mutual Flor 97

Así, el proceso de loteo en Fátima permitió el asentamiento de una gran cantidad de familias que venían del interior, del exterior y de villas adyacentes. Pero el loteo se mantuvo tan solo tres años. Con la muerte de Perón en el año 1974 y la asunción de Cacciatore en la CMV en 1975, se puso en marcha la política de erradicación de villas que, en 1976, orientó el llamado “terrorismo urbanístico” (Blaustein, 2001)77: Ya se veían que venían todas las ondas, que se venían con la topadora. A la mitad del 76 me mandaron decir a la iglesia que tenían la noticia de que iban a voltear la villa, que no estuviera más, que no estuviera más…Y se fue cerrando mucho el cerco. Entonces llegó diciembre y hubo que irse, hubo que irse porque avanzaban las topadoras. Ya no se pudo… y nos fuimos todos. (Hermana María)

En el periodo de la dictadura militar, la erradicación obedeció a los proyectos de limpieza de aquellos espacios considerados como “refugio de subversión y la delincuencia tanto como un agravio a la estética de la ciudad…” (Blaustein, 2001:8). De acuerdo con tal doctrina, las villas y sus ocupantes representaban la vergüenza moral y estética que el régimen no estaba dispuesto a soportar. No es difícil entender como aquellos espacios de precariedad edilicia y de derechos fueron un blanco fácil de eliminar –o, en las palabras del régimen, erradicar-, engrosando así las estadísticas de los muertos y desaparecidos del oscuro período. Doscientos mil fue la cifra de personas desalojadas y transportadas hacia las afueras de la ciudad durante los operativos de la CMV entre 1976 y 1980. Desde Villa Fátima las personas fueron trasladadas en camiones hasta el “kilómetro 38”, a Gonzales Catán, a Laferrere y al norte de Argentina. Los paraguayos y los bolivianos fueron deportados a sus países de origen y, de acuerdo con el relato de los actuales vecinos, algunos “cayeron en otros lugares”. Estos relatos coinciden con los datos relevados por Vernazza (1989), donde el presbítero describe que, En Gonzales Catán, sobre ambas márgenes del arroyo ‘Las Víboras’, en su cruce con la ruta nº 2, puede verse una villa, de las más miserables, formada desde fines de los años 1979 con familias erradicadas mayormente de la villa nº 3 (Soldati), pero también de otras, todas ellas de la Capital Federal (Vernazza, 1989:85).

No se sabe cuántas de estas personas volvieron a Buenos Aires, pero lo cierto es que con la vuelta de la democracia las villas empezaron a poblarse nuevamente. Los retornados no

de Ceibo-Villa 21 los terrenos sobre los que se asienta la villa 21. Sin embargo, a quince años de la firma del convenio marco para la urbanización de la misma, la situación de emergencia habitacional continúa y inclusive se agudizó (Informe sobre Emergencia Habitacional de la Ciudad de Buenos Aires, 2009:48). 77 Bajo la gestión del intendente de la dictadura Osvaldo Cacciatore, la CMV llevó adelante una política orientada por las acciones de congelar, desalentar y erradicar las villas de emergencia de la capital. (Blaustein, 2001). 98

disputaron espacio con otras personas pues los terrenos se encontraban libres. Sin embargo los encontraron transformados: “Se hizo basural después de la limp… después que la vaciaron se hizo basural” (Hermana Maria). En 1983, el mismo año en que vuelve la democracia, Antonio, un vecino tucumano que hoy vive en una manzana lateral al centro de la villa, cuenta que toda el área estaba libre y por eso ocupó el mayor espacio que pudo. Doña Justa también volvió a Fátima, embarazada de su hijo menor y acompañada por su marido. Juntos, ocuparon un terreno y empezaron a construir. Habían intentado transferirse al Bajo Flores, pero allá no pudo quedarse pues a la villa 1-11-14 también “la vaciaron”78. Según Hermes, la vaciaron para el mundial del año 1978. Para el Mundial 78 (cuando) recién me salieron los documentos y tuve la suerte de estar en el Mundial de 78 acá, ahí es donde vi el desalojo de la villa 1-11-14 (villa Bajo Flores) y el desalojo de la villa 31(Villa Retiro). Para el Mundial 78… en el año 76 el jefe de gobierno que en aquel entonces era Cacciatore los saca digamos, erradica la villa digamos.

Hermes tuvo más suerte que sus compatriotas pues en aquel momento él todavía residía en el barrio de Avellaneda. Horacio, hoy habitante de Villa Fátima, tampoco pasó por el proceso de desalojo ya que, para los tiempos de la dictadura, vivía en los monoblocs de Lugano con su hermano79. Cuando se mudó a Fátima, ocupó un lote grande: “agarré toda esta parte (indica con la mano su parte del terreno). Ahora vivo en una parte chiquita… no la vendí, se la di a mi familia. Cuando llegué no tenía nada de eso (apuntando con su mano para la manzana central de la villa)…”. Al contrario de otras villas erradicadas durante la dictadura militar -como la Villa de Bajo Belgrano y la Villa de Colegiales, por ejemplo- los terrenos de Villa Fátima volvieron a ser ocupados de forma irregular, pero esta segunda vez sin la comisión de vecinos, sin el IVC y tampoco la Juventud Peronista. El espacio tomó la forma de los proyectos de sus habitantes. Las parcelas más grandes fueron divididas entre familiares, vendidas o alquiladas a los recién llegados.

La Villa Bajo Flores se ubica en la zona sur de la ciudad, en terrenos de propiedad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Es una de las villas más pobladas de la ciudad y presenta un crecimiento demográfico acelerado. La villa cuenta con un cuerpo normativo propio y sus residentes vienen desde muy largo tiempo reclamando por su implementación. Con una fuerte organización política, los reclamos se concentran alrededor del cumplimiento de la Ley 403. La misma establece la conformación de una mesa de Planeamiento Participativo con el objetivo de elaborar el Plan Integral de Urbanización para la villa. La normativa establece que dicha mesa debe estar integrada por representantes, también denominados delegados. Eso significa decir que, antes del proceso de urbanización de la villa, los residentes deben pasar por un proceso de elecciones barriales para solo entonces conformar la mesa participativa y empezar con el mencionado proceso de urbanización. 79 Además de los monoblocks (grandes edificios de departamentos, en general degradados y sin manutención edilicia donde residen las clases populares) el barrio abriga la Villa de Lugano (Villa 20). Tal como la Villa de Retiro, tiene sus orígenes en los años 1940. La villa también erradicada durante la dictadura militar volvió a ser ocupada después de dicho periodo. Los terrenos sobre los que se ubica pertenecen al Gobierno de la Ciudad y la villa cuenta con una normativa específica, la cual declara el barrio en emergencia habitacional, ambiental y sanitaria y ordena su urbanización. Hasta el momento de la escritura de esta tesis sus residentes seguían reivindicando el cumplimiento de dichas leyes. 99 78

Aquellos que planificaron establecerse definitivamente en Villa Fátima hicieron la loza80, los que tenían familia numerosa o esperaban recibir parientes inmigrados construyeron nuevas habitaciones. Los espacios públicos también fueron modelados a la forma de sus usos. El espacio de uso común del barrio, una especie de plaza conocida como la “jaulita” (por estar totalmente enrejada), abriga actualmente una parte del mercado de ropas, verduras y electrodomésticos que se extiende serpenteante por la Av. Lacarra, límite de la Villa con la autopista. Además de la venta de productos, el ya tradicional mercado de los sábados brinda a sus clientes una gama de pequeños servicios de peluquería, zapatería, costura, etc. La oferta gastronómica se concentra al final de la feria, bajo la autopista y en el pasaje que divide Fátima de la villa contigua llamada Los Piletones81. En el fin de semana este límite se desdibuja y la autopista deja de servir de frontera para convertirse en abrigo compartido por los comerciantes y habitantes de ambas villas. Es probable que los habitantes del Asentamiento Los Pinos 82 -ubicado en frente a Villa Fátima, del otro lado de la Avenida Mariano Acosta- y del barrio Ramón Carrillo83 -ubicado entre Villa Fátima y la Avenida Castañares- también se abastezcan de los La loza es la estructura de hormigón armado que separa los distintos niveles de una casa y puede servir de piso y/o techo. Es la parte más costosa de la edificación. Su construcción demanda conocimiento técnico y mano de obra especializada. Tener una casa con loza es indicador del nivel socioeconómico y de la estabilidad residencial del propietario. En este sentido, es un demarcador de status entre los residentes de villa. 81 La Villa Piletones (o barrio Piletones) se conformó a meados de los años 1990, sobre terrenos fiscales del Gobierno de la Ciudad. "El mismo debe su denominación a la existencia en su interior de numerosos piletones que antiguamente funcionaban como contenedores de agua de lluvia pero que ahora se encuentran cubiertos con material de construcción" (Informe sobre Emergencia Habitacional de la Ciudad de Buenos Aires, 2009:56). Históricamente, este espacio fue usado como área de recreación por los habitantes de Villa Fátima, lo que coincide con el relato de Violeta presentado en el primer capítulo. Así como otras villas de la ciudad, Piletones esta construida sobre terrenos no propios para la edificación. Eso torna aun más precaria la calidad de las viviendas y la calidad de vida de sus habitantes. 82 Según el Informe sobre Emergencia Habitacional de la Ciudad de Buenos Aires, las tierras del asentamiento Los Pinos son administradas por la Organización Nacional de Administración de Bienes del Estado (ONABE). Sin embargo Victoria, habitante de Los Pinos, cuenta que los terrenos son "semi-privados": "Primero era del gobierno, el gobierno lo vendió cuarta parte en dinero, de la colecta que hicieron en el colegio Pío Décimo en su momento. Compraron en este lugar (un cuarto del terreno) pero haciendo un trato de que el tres cuartos porciento tenían que ser…tenían un lapso... digamos yo te doy diez años para que en este terreno me hagas actividades católicas, actividades de recreación para los chicos. Ellos (el colegio católico Pío Décimo) dijeron que querían eso. Y bueno, en estos diez años si vos haces eso el terreno es tuyo... (la iglesia) no llegó a cumplir porque después de esos años como vieron que era un basural esto... y después pasando la fecha del cumplimiento la gente llegó a usurpar. Eso fue hace seis años". 83 Ramón Carrillo se encuadra en la categoría urbanística estatal "barrios municipales de la ciudad": "fue construido en 1990, en un tiempo récord de 90 días a los fines de proveer una solución habitacional a las personas que habitaban el ex-albergue Warnes" (Informe sobre Emergencia Habitacional de la Ciudad de Buenos Aires, 2009:82). Las obras para el barrio y el proceso de regularización de los terrenos nunca fueron finalizados. Por eso, los residentes no cuentan con la escritura de sus inmuebles y no son considerados, legalmente, propietarios. Desde su construcción el barrio fue “abandonado” por la municipalidad. Tal como las villas, no cuenta con una conexión formal de servicios de cloaca, no existe recolección de basura domiciliaria y tampoco servicio de manutención del espacio público. En el año 2004 la Legislatura de la Ciudad sanciona la Ley 1.333, que declara el barrio en “emergencia de infraestructura” por 365 días. En 2005 la ley es prorrogada (Ley 1.719) pues la “adecuación de la infraestructura”, prevista para el año anterior, aun no había sido puesta en marcha. En este contexto, los residentes presentaron una acción de amparo exigiendo el cumplimiento de la ley. En 2007 la justicia ordena al Gobierno dar “respuesta a los reclamos”, sin embargo, al momento de la realización de esta etnografía no tuve registro sobre dichas “respuestas” o “adecuaciones”. 100 80

productos de dicha feria pues durante la realización de la etnografía no tuve conocimiento de la existencia de otras ferias en los alrededores. Villa Fátima no cuenta con un espacio verde, pero sus habitantes disponen de algunas áreas de recreación cerca. Una de ellas es la enorme plaza sobre la Avenida Mariano Acosta, que limita la Villa con el Barrio Ramón Carrillo. Otra opción es el Parque Indoamericano y el Parque Roca, que se ubica atrás de la contigua villa de Piletones84. Sin embargo, el abandono de estos espacios por parte del Estado y su consecuente degradación inhiben sus usos 85. Los habitantes de la zona califican las plazas y parques del barrio como “tierra de nadie”, “lugar de drogas” o “donde se juntan los chorros”. El actual contexto dista en mucho de las imágenes recordadas por antiguos residentes. Violeta por ejemplo, recordó cuando toda el área donde está hoy la Villa de Piletones era campo, con caballos y pasto. La monja, por su parte, mencionó el inmenso basural y, accionando su memoria olfativa lo adjetivó maloliente. Carmen añadió a la escena su recuerdo sobre "la quema", cuando un cierto supermercado de la zona desechaba allí sus productos con plazo de validez vencido. A estas transformaciones temporales del paisaje de la villa se sumaron aquellas vinculadas a los procesos de intervención pública, que contribuyeron a materializar espacios residenciales dispares: construcciones más consolidadas que otras, calles anchas y pasillos angostos, zonas con y sin acceso a energía eléctrica y cloaca, etc. Tales diferencias moldearon la configuración espacial de la villa y delinearon un mapa de distinciones sociales: nuevos y antiguos habitantes, espacios más precarios que otros, espacios consolidados, terrenos con y sin medidas reglamentares, viviendas resultantes de proyectos de intervención pública o autoconstrucción, etc. Desde el fin de la dictadura militar, en la década de 1980, estos espacios no fueron el blanco de un plan urbanístico integral y, si bien los vientos democráticos barrieron la amenazante erradicación, las villas y los villeros fueron dejados a su propia suerte. La repoblación de estas áreas y su desarrollo urbano obedeció el ritmo de las posibilidades económicas y sociales de sus Durante la realización de la etnografía pude conocer la situación de emergencia habitacional de 300 familias alojadas en el Parque Roca. Debido a un incendio en la Villa Cartón en 2007 (entonces localizada bajo la autopista 7 en el barrio de Soldati), el Gobierno de la Ciudad se había comprometido a brindar una solución definitiva a las familias por medio de la construcción de casas populares en el propio barrio. Mientras no daba cumplimiento a la promesa, las familias fueron alojadas provisoriamente en el parque. A fines de 2008 (momento de mi registro) las familias seguían alojadas en el parque, no contaban siquiera con una previsión de solución definitiva y además, sospechaban que el Gobierno las desalojaría (acusándolas de usurpadoras del espacio público) sin cumplir con las promesas asumidas el año anterior. 85 Según Canelo (2011), tanto habitantes de la zona como agentes estatales señalan el abandono de las áreas verdes en el área sur de la capital. En las villas se observa una situación similar. A pesar de que los espacios públicos (plazas y jardines) estén planificados en los proyectos de urbanización de las villas, la falta de inversión de recurso público acaba por transformar estos espacios en depósito de desechos y escombros. Eso contradice la propia definición brindada por el Estado en documentación oficial: "(...) será protagonizado por 'material vegetal': árboles, arbustos, césped y otras plantas. Y por supuesto, deberán haber elementos 'artificiales' (bancos, cestos, bebederos, etc.), que hagan utilizable el espacio como parque para las personas de manera recreativa, pero considerando que la prioridad de uso es el contacto de la persona con el verde vegetal”. (Canelo, 2011:83). 101 84

residentes, de los procesos migratorios, de la profundización del déficit de viviendas de la ciudad y de la auto-regulación de y entre los mercados inmobiliarios formales e informales86. Dos décadas más tarde –durante la grave crisis económica del año 2001- todas las áreas y barrios de la ciudad quedaron huérfanos de planificación pública. Las villas y los villeros ya no fueron los únicos olvidados, aunque seguramente los más afectados por las consecuencias del abandono estatal. En una etnografía realizada en una de las villas del Gran Buenos Aires en el año 2001, el autor así describe el contexto en tales zonas: La retirada y el desmantelamiento del Estado de Bienestar populista hacen que los riesgos -y las desigualdades- implicados en situaciones de privación material sean aún mayores. En la última década, la Argentina ha asistido a un proceso de constante degradación del sistema público de educación, del sistema público de salud y de las políticas de vivienda dedicadas a los sectores de bajos ingresos (Auyero, 2001:56).

Una década después del mencionado estudio, ya en la fase de recuperación económica del país, el Estado sigue sin proponer una planificación urbana integral para las villas de la capital87. A nivel local, las políticas públicas se caracterizaron por su intermitencia y dependen del grado de compromiso del gobierno de turno con los sectores sociales y económicamente menos favorecidos. En lo que respecta Villa Fátima, las intervenciones estatales fueron puntuales, en forma de pequeños parches que logaron una mejora parcial para un número restringido de habitantes. Eso significa que la intervención del actual gobierno municipal ha heredado un problema crónico de la ciudad. No obstante, este mismo gobierno ha profundizado el problema habitacional al restringir el diálogo entre el poder público (funcionarios de gobierno y legisladores) y los residentes de villas. Las reuniones de los Vecinos Autoconvocados de Villa Fátima deben ser entendidas como un producto de estas dinámicas. 2. Militancias laica y católica La presencia de jóvenes (laicos y católicos) que se acercan a las villas de emergencia o a los barrios carenciados buscando un espacio para llevar adelante cierto tipo de actividad social, política o religiosa data de fines de la década del 60’. Así describió Vernazza, el escenario en la Villa Bajo Flores para aquel entonces: De acuerdo con un "Informe de situación", expedido por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires en junio de 2006, "correlativamente, la población que habita en villas de emergencia aumentó un 300% entre 1983 y 1991 y un 150% adicional en la última década, alcanzando en la actualidad una cifra superior a las 120.000 personas". Estas cifras no son exactas y pueden divergir entre los distintos informes y censos oficiales. 87 Si bien existen ciertos programas de construcción de nuevas vivienda implementadas por el gobierno municipal y nacional, hay un déficit de programas y propuestas direccionadas a la principal demanda de los residentes de villas: la mejora de las edificaciones ya existentes y de infraestructura. 102 86

(…) en ciertos ámbitos, especialmente juveniles, se puso de moda ‘ir a hacer apostolado a las villas’ o, como algún villero decía con sorna, ‘a darse un baño de pobreza’. También otros jóvenes, enrolados en una línea nacional pero influenciados por los aires revolucionarios que soplaban en toda América Latina, creyeron propagar sus sueños en ese medio, con mayor facilidad. En estas circunstancias fueron muchos los jóvenes que se acercaban a las villas. (Vernazza, 1989:17) Desde Villa Fátima, Hermana María también describió la gran presencia y rol de la juventud dentro de las villas. Sin embargo, aclaró que a pesar de compartir un mismo lugar de actividad y conjugar principios equivalentes, la convivencia entre el movimiento católico y la militancia política laica tuvo algunos momentos de tensión. Los conflictos se disiparon a medida que el combate a la pobreza y a las injusticias sociales cedió espacio a una preocupación más urgente: la defensa por sus propias vidas y hogares durante la dictadura militar. Teníamos gente de la JP88, del ERP89 … una de las chicas del ERP se peleó conmigo, ‘que haces vos, que haces vos, vos no sos de la villa’, ‘no pero tengo mi cama aquí y vos no sos de la villa tampoco’ y bueno nos entendimos, yo entendí lo que estaban haciendo, ellos entendieron lo que yo estaba haciendo y me cuidaron. A mí no me hizo nada el ERP… (Hermana Maria).

Para la época, las poblaciones de villas, los curas y la militancia fueron desplazados involuntariamente de sus territorios de acción y hábitat, no obstante, las banderas de lucha llevadas adelante en aquel momento aun son recordadas por las personas que viven, trabajan y/o militan en las villas. Entender esta herencia es indispensable para comprender las afiliaciones ideológicas que siguen llevando a los laicos y religiosos a acercarse a las poblaciones de las villas, así también la historicidad de las problemáticas que motivaron, y siguen motivando, su cooperación. Su presencia sostenida en estos territorios revela el carácter perenne de las demandas villeras y sus procesos de organización y reorganización política y territorial. Entre las demandas, las más amplias y abarcadoras son sin duda la igualdad y la justicia social. Entre las más puntuales, la urbanización y la regularización de la propiedad de la vivienda. Actualmente, curas villeros y militancia siguen sosteniendo estas mismas consignas (y otras más) frente a los sucesivos gobiernos. Mientras, orientan a la población sobre sus derechos y la forma cómo reclamarlos, ofreciendo a la población cierto capital económico y cultural. A pesar de tender puentes de diálogo entre las autoridades y los vecinos, más las militantes que los religiosos con los cuales tuve contacto durante el trabajo de campo, prefirieron alejarse del lugar 88 89

Juventud Peronista. Ejército Revolucionario del Pueblo. 103

de intermediarias. De modo general, abogaron por la participación autónoma y directa de los vecinos. Las autoridades, al contrario, reconocieron a ambos grupos como mediadores territoriales, buscando servirse de sus redes de contacto para la gestión de servicios y la distribución de recursos públicos. Sin embargo, es cierto que, en los momentos de mayor inseguridad social y vulnerabilidad de derechos -como el momento de desalojo y reubicación de los habitantes de la manzana intervenida de villa Fátima, por ejemplo- las militancias han debido interceder por los pobladores más de lo que idealmente desearon. Mis registros etnográficos indicaron que dichas acciones son ampliamente reconocidas y valoradas por los residentes de villas. Eso no sugiere que los curas villeros y la militancia joven sean los responsables por la organización y la movilización vecinal en torno al reclamo por los derechos a la vivienda, aunque sin duda sin su presencia tales reclamos hubiesen adquirido otras vías y características. En este sentido, cualquier intento de describir la lucha por la vivienda sería incompleto sin tomar en consideración la presencia y la influencia de estos sujetos. Más que eso, las militancias, laica y católica, son parte del mapa iconográfico del paisaje villero. Como investigadora extranjera, determinadas imágenes –que muy probablemente pasan desapercibidas para los nativos–, me causaron un gran extrañamiento. Me refiero al contingente considerable de jóvenes de clase media (estudiantes y militantes políticos y religiosos) que se apeaba en la estación final del subte línea E para, desde allí, tomar el premetro en dirección más al sur de la ciudad. El contraste fenotípico e indumentario de aquél ejercito de jóvenes –en lo que me incluyo– no parecía despertar curiosidad a los demás pasajeros que, casi con indiferencia, observaban como aquellos jóvenes arribaban a las villas cada fin de semana. Interpreté estas imágenes como testigos elocuentes de la larga convivencia y de la estabilidad de los lazos entre población villera y militancia. Tomando en consideración estos hechos e imágenes se podría reflexionar al respecto de la intermediación ofrecida por los residentes de villas a las militancias. De cierta forma la población villera permitía a las militancias mantenerse conectadas a sus propias ideologías. Desde esta perspectiva, son las poblaciones de villas que organizan y movilizan a estos sectores y, si se quiere, les confieren sentido histórico y existencial. No pretendo indicar una relación de dependencia a la inversa sino pensar respecto de una imagen donde las jerarquías y las relaciones entre los grupos se esfuman, volatilizan y así adquieren otros sentidos posibles. Debo admitir que el ejercicio me fue sugerido por Mariela, durante uno de mis desembarcos de fin de semana en la villa. Haciendo referencia a las militantes de La Chispa (“las chicas”), respondió de la siguiente forma a mi interrogante: Investigadora: Y Mari, ¿Cómo andas?, ¿Cómo andan las cosas? Mariela: Yo ya estoy cansada de luchar pero viste, no desistimos por las chicas... pobres... 104

2.1 La Chispa, la Corriente Política 17 de Agosto y otras militancias. Hoy ustedes, hermanos de la juventud, militen donde militen, tienen la posibilidad de hacer el cambio en paz y en democracia que nosotros como generación no tuvimos. Por eso, participen; por eso, opinen; por eso, sean transgresores; por eso, ganen las calles; por eso, recorran las universidades, recorran los talleres, los trabajos... Esta juventud tiene que ser el punto de inflexión de la construcción del nuevo tiempo. (Néstor Kirchner, Discurso en la Plaza de los dos Congresos, 16 de julio de 2008).

La Chispa nasció a fines de 1995, cuando Checho y otros compañeros militantes del partido socialista -del grupo fundador de la Chispa- "plantearon la necesidad de tener una inserción territorial en los barrios" (Clara)90. Clara, una de las militante de la Chispa, contó que la iniciativa de acercarse a la villa fue de Checho que, junto a otros compañeros del partido tomaron el premetro, bajaron en la parada María Janer y “entraron caminando… él siempre cuenta…dice que fue así". A fin de establecer la base territorial del partido, se acercaron "al primer comedor que vieron y empezaron a charlar con esta mujer que es la mamá de María Paula”91. Recuerda que durante tres meses frecuentaron el comedor y cuando la mencionada señora les pidió dinero para que siguieran desarrollando sus actividades allí, conocieron a otro habitante del barrio, "que tenía relación con el Partido Comunista". Este otro vecino propuso a la militancia ceder la parte de abajo de su casa a cambio de la construcción de una pieza en el segundo piso de la vivienda. Pero cuando "el Partido Socialista entra a la Alianza, los jóvenes del Partido Socialista que eran de la Chispa no acuerdan con esa decisión del Partido y

La historia de fundación de La Chispa fue hecha a partir de una entrevista a Clara y Martin. Durante el trabajo de campo también tuve la oportunidad de conocer a Checho y otros históricos militantes territoriales de la Chispa. Hoy día estos militantes siguen desarrollando su militancia en otros territorios y así enlazando a las poblaciones de las distintas villas y a sus experiencias de lucha. En los momentos donde la población de Villa Fátima necesitó un mayor apoyo y sostén (como son las movilizaciones, elecciones barriales o durante los desalojos y reubicación de los pobladores, por ejemplo) dichos militantes acudieron en bloque al territorio. Más detalles sobre la asociación pueden ser consultados en: http://www.lachispa.org.ar/category/el-barrio/soldati/ 91 María Paula es la histórica puntera política de Villa Fátima. Ganó las primeras elecciones barriales y, una vez asumido el cargo de presidenta, se recusó a llamar nuevas elecciones. Se mantuvo en el cargo de representante vecinal durante sucesivos años. La investidura le garantizó el monopolio del contacto con las autoridades y el manejo del dinero recaudado en la feria barrial, una especie de caja comunal para “arreglos en el barrio”. María Paula no apoyó la organización de los Vecinos Autoconvocados. De hecho, estuvo en contra de sus acciones por miedo a que el grupo ganara representatividad y eso pusiera en riesgo su función de representante y, consecuentemente, perdiera el manejo de los recursos económicos recaudados vía la función pública. María Paula perdió gran parte de su prestigio local al no respaldar a los vecinos durante la intervención pública de la manzana central de la villa. Su desgaste político combinado a la puja por la urbanización integral sostenida de los Vecinos Autoconvocados le llevó a la derrota en las elecciones barriales. María Paula fue desplazada del cargo a principios del año 2011. Ocuparon su lugar el grupo Vecinos Unidos por el Cambio y la Igualdad, conformado en su mayoría por participantes de Vecinos Autoconvocados. 105 90

se van del Partido. Ahí es cuando la Chispa se separa del Partido y se conforma como organización social" (Clara). Martin, también militante de la Chispa y marido de Clara, me explicó que, en el año 2002, en plena crisis económica, los militantes deciden comprar de manera independiente la casa donde actualmente funciona la asociación y conformar una organización social no partidaria. A pesar de la fractura político ideológica, dijo que: "el objetivo político siempre fue el mismo digamos. Era trabajar en los barrios más humildes apostando a generar organización de los sectores populares y que eso genere un avance tanto en sus condiciones de vida como en el nivel de organización de la clase digamos…a nivel nacional." Sin embargo, como aparece en el relato también de otros militantes, tanto entre la juventud cómo entre los habitantes de las villas, reinaba un clima "anti política": "después del 2001 hubo como un reflujo de gente que se empezó a querer volcar a lo social pero con una visión todavía muy, muy despolitizada. Y no sólo despolitizada sino anti política. De que la organización en realidad estaba mal y que todo tenía que ser medio asambleario." Martin y Clara cuentan que cuando la militancia se acercaba a los habitantes, debían explicar que sus actividades no eran políticas pues "estaba totalmente asociada a la corrupción, al oportunismo. Y eso alejaba a la gente. Con lo cual vos te presentabas como una organización política y no te quedaba ni dos vecinos (risas)." Emiliano, militante en la misma villa pero en otro grupo, el de los "chicos del Refugio", observó el mismo escenario, que describe como "un vacio": Los jóvenes teníamos agrupaciones universitarias pero en general eran agrupaciones independientes que quizás reivindicamos alguna tradición del Peronismo, reivindicamos alguna tradición del Socialismo de la izquierda pero sin una pertenencia orgánica porque estaban muy mal vistas las estructuras, especialmente lo que era el Partido Peronista oficial, entonces como que en ese momento éramos agrupaciones independientes con algún tipo de reivindicación histórica de viejos partidos en algunos aspectos, pero ninguna conexión (con el aparato estatal y partidario)92.

Los militantes fueron unánimes en remarcar que en el periodo del gobierno menemista (1989 – 1999) y el subsiguiente, de recesión y crisis económica (1999 – 2002), la juventud se alejó de las estructuras partidarias. También observaron que, a pesar de los cambios en el peronismo durante la fase neoliberal, los sectores populares siguieron identificándose con "una tradición de militancia juvenil importante a partir de lo que fue la Juventud Peronista. En las villas de la ciudad yo creo que tiene que ver con el rol que tuvo la Juventud Peronista ahí y de hecho todos los movimientos villeros estuvieron conducidos por un JP." (Emiliano). Para el caso de Villa Fátima, es cierto que la Juventud Peronista, junto a los curas villeros, tuvieron una fuerte presencia, sobre todo a través de su participación en los procesos de loteo y asentamiento de la población. 92

La aclaración entre paréntesis es mía. 106

Las opiniones de las distintas militancias coincidieron respecto a un periodo de distanciamiento entre el aparato estatal y los territorios y problemáticas de la población villera. Según los relatos, prevaleció una situación de “abandono de los espacios territoriales ocupados por la política” (Emiliano), acerca de lo cual nadie supo precisar los años de inicio pero aseguraron que su culminación se produjo con la crisis económica del año 2001, el momento que en general definen como "el quiebre" de una época y “la recuperación” (económica) del país. Según Clara, "el proceso que hace la Chispa está absolutamente atravesado por el contexto político del país". Si los rumbos de la asociación estuvieron marcados por el contexto político del país, también estuvieron orientados por las expectativas de la población respecto a quienes se acercaban a las villas, fuesen ellos políticos, militantes o religiosos: En ese momento 2002, 2003, 2004, la situación en los barrios era desesperante, con lo cual había poco margen como para poder convocar a los vecinos desde la militancia y el compromiso y la lucha. O sea, había una situación en la cual el vecino se acercaba a buscar una respuesta laboral, un plan, un bolsón de comida. Ahí se armaron varios emprendimientos. Se armó el emprendimiento de panadería, el de costura, se armó uno de mensajería con jóvenes. Hubo un momento en el que había como diez emprendimientos en la Chispa entre los diferentes frentes. Y eso era toda guita del Estado…con planes del gobierno de la ciudad. (Clara)

En el mismo período, Merklen (2005) extiende esta dinámica a nivel nacional. Bajo la lógica de la política como distribución de recursos, el autor describe la siguiente lógica operada entre el Estado y los sectores populares: Durante los años ochenta y sobre todo durante los noventa los gobiernos orientaron la acción social en una lógica de “proyectos” con la intensión de luchar contra la pobreza en función de necesidades y de objetivos que debían ser definidos localmente. Así, visto todo desde abajo, la puesta en marcha de una nueva orientación tuvo efectos bien precisos: tras la invitación a la “participación activa”, los habitantes de los barrios debieron organizarse a fin de estar presentes allí donde se disponía de recursos, a tal punto que se especializaron yendo incluso hasta una cierta “profesionalización” en la presentación de proyectos... (Merklen 2005:143)93

Fue a través de uno de estos proyectos que Emiliano empezó a trabajar en Villa Fátima. Durante la gestión del ex Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra (2000 a 2006), Emiliano fue contratado como trabajador social para llevar adelante un programa que se 93La

dinámica de presentación de proyectos genero dilema y discusión entre la militancia: "La discusión era bueno, aceptamos, no aceptamos lo recursos del Estado. O sea por un lado hay una situación de emergencia social que hace que como organización también tengas que incidir en eso…no puedes quedarte fuera de esa realidad. Al final todos los militantes terminamos llenando formulario para llevar al programa, realizando emprendimientos que terminan más siendo una gestión, una administración de la pobreza que una organización política. (...) ahí también se transforma la lógica de las organizaciones que empiezan a acumular políticamente ya no a través de la militancia sino a través de los recursos del Estado" (Clara). 107

llamaba Recuperadores Urbanos. Según describe, el objetivo del programa fue organizar a los cartoneros para el armado de cooperativas de reciclaje de residuos, además de orientar a esta población sobre determinados temas vinculados al proyecto: prevención de riesgos en el trabajo, erradicación de trabajo infantil y prevención en temas de salud, entre otros. A través de esta inserción institucional Emiliano empezó a conocer el barrio y los referentes que le podían ayudar a desarrollar el proyecto: Arrancamos en Soldati, en particular en El Refugio, con Violeta. Igual, habíamos laburando antes con otros referentes también cartoneros y no cartoneros porque en el caso de Violeta, ella no era cartonera pero nos prestaba el espacio para las aulas, los salones que ella tiene en el centro comunitario para laburar con los cartoneros.

Con relación a los referentes, Emiliano señaló sus vínculos con representantes políticos. Los definió como relaciones punteriles y clientelares: María Paula, ponele, proviene del Radicalismo… en esta zona y en general todos los punteros políticos que trabajaban clientelarmente, digamos, respondían al Radicalismo en Fátima. En ese sentido había una presencia del Partido Radical pero después estaba éste localcito que, te digo, del Partido Comunista pero con un mínimo de decisión…Y después pibes de afuera...94

En su formación política, estos jóvenes, ya sea Emiliano o Clara, y buena parte de los militantes que hoy trabajan en las villas, son herederos de una tradición familiar o provienen de la militancia universitaria. En el caso de Clara, su hermano ya militaba en el partido cuando ella decidió empezar, y actualmente su hermana también trabaja en la Chispa. En el caso de Emiliano, su militancia empezó en el ámbito universitario, se fortaleció durante el trabajo en Fátima –donde pudo trabajar con sus pares, "en mi caso como trabajador social y otros compañeros como sociólogos"–, y se desarrolló desde un pequeño grupo de militancia en el que participaba, el Grupo Oriente 95. Más

Las presencias de la Federación de Tierra, Vivienda y Hábitat (FTV) y del partido humanista también fueron indicadas por Clara y Emiliano. 95 Emiliano indicó que el Grupo Oriente fue una “organización territorial”, mientras los dos últimos grupos fueron definidos como “organizaciones políticas”. Sostuvo que la diferencia fundamental entre ellos fue la "transcendencia" de los objetivos. Mientras las organizaciones de base territorial buscaron objetivos puntuales, de ayudar a los habitantes en sus necesidades más inmediatas y organizativas, las organizaciones políticas se vincularon a "proyectos nacionales", a las ideologías que direccionan el rumbo de las acciones políticas a niveles más amplios. Semejante lógica utilizó Clara para diferenciar el trabajo desarrollado por La Chispa y por la Corriente Política 17 de agosto: "La corriente se plantea como una organización política que milita para transformar el país, para transformar…para hacer avanzar un proceso que nosotros creemos que está en avance en relación a las condiciones de vida del pueblo digamos…hacerlo avanzar en mayor distribución de la riquezas, en más trabajo, en más inclusión… por ahí esa también es una diferencia entre la corriente y La Chispa. La Chispa se planteaba una dirigencia más territorial, la corriente se plantea más como una organización política que debe tener frentes de masas. Pero los frentes de masas no necesariamente son del barrio, también puede ser la universidad, también puede ser los gremios, los sindicatos. No es una organización que solo se plantee que hay que trabajar en los barrios. Los barrios son un lugar donde hay que trabajar pero hay que militar en todos los ámbitos". 108 94

tarde el grupo se unió a la Generación por la Emancipación Nacional (GEN)96 y, posteriormente, a la Cámpora. Emiliano estima que su caso se asemeja al de otros grupos de militantes y que "hoy quizás, la Cámpora hacia adentro incluye grupos que ya venían funcionando independientemente". A diferencia de Emiliano y sus colegas, que se unieron a la Cámpora97, los militantes de la Chispa adoptaron otra estrategia. Mantuvieron la independencia política y fundaron la Corriente Política 17 de Agosto (de aquí en más CP17)98 pero trabajaron en cooperación con referentes barriales y las demás militancias territoriales. Otra diferencia, apuntada por Emiliano, se refiere a la forma como los habitantes se identifican con cada grupo: Había una idea de yo laburo con los chicos de. Porque no había… yo soy parte de. Muchos vecinos del barrio te decían lo mismo, yo laburo con, quizás eso es lo que siempre yo observé en La Chispa y me parece que es un logro buenísimo que nosotros recién ahora lo estamos…y ellos tenían, lo habían logrado antes. Yo a veces charlaba con Mariela y me encantaba ver eso yo soy o soy de la CP17 y ahí nosotros, los vecinos que laburaban con nosotros decían: yo trabajo con. No terminaban de decir soy parte, estaba todo bien pero…Y recién hace un año, quizás un poquito más que se empiezan a llegar a decir yo soy de La Cámpora.

A partir del recorrido histórico propuesto por la propia militancia, la diferencia marcada por Emiliano (el ser de y el trabajar con) abre algunos interrogantes sobre el comportamiento político de la población: ¿Las nuevas formas de afiliación política señaladas por Emiliano estarían relacionadas solamente a un logro de la militancia? O quizás, tal como sucedió con los militantes, y con una gran parte de la población nacional, ¿El vecino estaría pasando por un proceso de renovación de sus expectativas políticas? En otras palabras, la frustración y el enojo con los Según Emiliano, el "GEN tuvo como una perspectiva diferente porque había militantes que venían más de la experiencia en la militancia en Derechos Humanos. Un grupito del GEN eran todos militantes de Hijos o sea que venían de la militancia de Derechos Humanos. Otro grupo de pibes que integraron GEN eran militantes más de la cultura, gente que venía de la murga, del teatro". Clara dice que, "parte de lo que después fundó Hijos eran de la Chispa, eran integrantes del Partido Socialista, de la parte territorial de la Chispa. Hay un grupo que fundó… no el que fundó sino el que hace más tiempo que está en la organización Madres y ahora hay uno que dirige el periódico". 97 Actualmente La Cámpora es la mayor agrupación política joven en funcionamiento en Argentina. Fue fundada oficialmente en 2006 durante, y en apoyo, al gobierno de Néstor Kirchner. Dicha organización oficialista es una fuerza política que cuenta con sus propios diputados a nivel nacional y municipal. Reivindica ser heredera y continuadora de la política de la Juventud Peronista (JP) de la década de 1970. Más detalles sobre la agrupación pueden ser consultados en: http://www.lacampora.org/ 98 La CP17 –como la casi totalidad de la militancia política joven– también se reivindica heredera de la política de la Juventud Peronista (JP). La agrupación es oficialmente fundada en 2008. Según la página web de la CP17, la organización política se desarrolló como una forma de resistencia al neoliberalismo y en apoyo a las acciones del gobierno nacional (al Kirchnerismo). Como objetivo indica: “Pretendemos ser una fuerza dinamizadora en la pelea por la distribución de la riqueza, en la recuperación de los recursos naturales, en la re-estatización de las empresas privatizadas, en la desconcentración de los poderes económicos, en el tratamiento de una reforma impositiva y en la conformación de un bloque nacional de liberación que sea el articulador de los diferentes sectores sociales, los cuales deben ser el sustento social del nuevo proyecto nacional. La conformación de un programa de liberación, basado en 4 pilares esenciales: 1) Soberanía Nacional, 2) Justicia Social, 3) Democracia Revolucionaria y 4) Unidad de los pueblos y gobiernos latinoamericanos, debe ser capaz de convocar al conjunto de la población”. Consultado en: http://corrientepolitica17deagosto.blogspot.com.ar/search/label/editorial%2017%2F8 96

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dirigentes políticos que atravesó a todos los sectores sociales argentinos, plasmándose en la consigna de protesta “que se vayan todos” en diciembre del año 2001, ¿estaría cediendo espacio a un nuevo tipo de confianza en la vía política? No me propongo responder a estas preguntas, sin embargo plantearlas es una buena forma de recordar la conexión de los sectores populares –y de los migrantes- con las tendencias políticas generales e históricas, y rechazar cualquier idea de aislamiento de la población villera respecto de las dinámicas que se desarrollan en las escalas urbana y nacional. En referencia a ello, los militantes apuntaron que “el Kirchnerismo” representa un periodo de recuperación de la discusión política adentro de las villas (desde el año 2003 hasta la actualidad). Si en periodos anteriores la relación entre Estado y sectores populares fue descripta en términos de bajada de recursos y planes, y las organizaciones como sus administradoras, la relación actual fue descripta en términos de militancia política genuina: Entonces fue transformar ésta lógica de organización social y asistencial y empezar a reconstruir una lógica política que en sus inicios la Chispa la había tenido por ser del Partido y el mismo proceso la había…así como otras organizaciones vivieron procesos similares la habían relegado a ser más una organización de ayuda…vos por ahí no te dabas cuenta la diferencia entre lo que hacía la parroquia y lo que hacía la Chispa. Igual, nunca llegó a eso de ser una mera organización de repartir cosas, pero la tendencia en general fue esa, terminamos todas las organizaciones administrando los recursos del Estado. (Clara) Un llamado… como que el Kirchnerismo ya empieza, especialmente más cerca de las elecciones de 2007 cuando gana Cristina, empieza a haber como un apoyo mucho más explícito a lo que es la militancia y la construcción territorial, hay un llamado a la participación ¿No? Entonces estas agrupaciones como que estaban de a poquito formándose empiezan a encontrar más lugares de discusión política, de diálogo con algunos funcionarios, más apoyo quizás de lo que era la estructura, la conducción del Kirchnerismo. Antes en el 2004, 2005 quizás era más una necesidad nuestra de apoyar algo que veíamos que estaba bueno del gobierno de Néstor, digamos, y este primer avance de los juicios, de la política económica. Ya con las elecciones de 2007 ya había más espacios.... (Emiliano)

Con respecto al ámbito institucional, Emiliano sostuvo que, A partir del 2006, 2007 pudimos sentarnos con funcionarios. Quizás fue en estos años, donde ganó Cristina, las primeras posibilidades de sentarnos con funcionarios a discutir mira nosotros queremos apoyarlos, necesitamos que ustedes confíen en nosotros. Especialmente con las segundas líneas de los ministerios en función de fortalecer el proceso político digamos de estos compañeros que estaban en la gestión pública y a su vez estos compañeros desde la gestión pública fortalecer estos procesos incipientes de laburo militante en los territorios ¿No? 99 99 Al

respecto, observé que los militantes conocían a muchos funcionarios que actualmente desempeñaban funciones en el Estado y que, quizás, se tratasen de antiguos “compañeros” de militancia. Asimismo, registré que, en asociaciones como INADI, ACIJ, Defensoría del Pueblo, entre otras, trabajaban personas con fuerte vinculación con dicha militancia y con los territorios villeros. Hubo gran organicidad entre militancia joven, funcionarios y villeros, lo que caracterizó una relación de proximidad, amistad e informalidad. 110

Es probable que este proceso de reconfiguración de los vínculos políticos haya incidido sobre el aumento del rechazo de las poblaciones de las villas a los históricos referentes, los llamados punteros políticos. La militancia y la población villera, o al menos parte de ella –los que buscaban reorganizarse a fin de entrar en la “etapa de democratización”- reconocieron, entusiasmadamente, el escenario político favorable abierto por el Kirchnerismo. Frente a este escenario, trataron de entablar un diálogo con las autoridades y negociar la ocupación de ciertos puestos institucionales clave para implementar las demandas históricas de los sectores populares. Por otro lado, el escenario político de la ciudad no fue evaluado tan favorable como el nacional, sino como una fuerza política contraria a los objetivos e intereses populares del periodo. En síntesis, el espacio político de la villa se caracterizó por una militancia reagrupada y reorganizada en torno a determinadas demandas (históricas) del derecho popular, por una población que empezó a acercarse nuevamente a la participación política y reivindicar su inclusión en el proceso democrático, un Gobierno Nacional afín a las banderas de lucha de los sectores populares–reivindicadas a partir de una tradición peronista– y dispuesto a incluir en su agenda algunas de las demandas tradicionales (aunque sin propuestas concretas para el sector habitacional) y un Gobierno Municipal de oposición al modelo político nacional, hostil a las demandas populares y proclive a políticas de recorte de gastos públicos para el área de la vivienda. Todo eso, enmarcado por una situación crónica de emergencia habitacional para la Capital. Estas características del contexto nacional y municipal signaron un clima de efervescencia política que tuvo fuertes reflejos en los ánimos y acciones de quienes llevaron adelante la lucha por la vivienda durante el periodo de mi investigación. 2.2 El cura y la hermana Vos sabes cómo soy... hay un vaso medio vacío y uno medios lleno. Y yo siempre te voy a ver y te voy a contar sobre el medio lleno (Hermana María)

En ocasión de los festejos del bicentenario argentino en 2010, el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia entregó un documento a la Presidencia de la Nación. Cuando me acercó el documento, el cura villero de Villa Fátima me explicó que se trataba de un intento más para llamar la atención de las autoridades y de la sociedad en general sobre las problemáticas de las poblaciones de villa. De cierta forma, el leimotiv propuesto para el bicentenario sintonizó con el clima indicado por la militancia joven: un momento favorable para el rescate de determinadas demandas históricas de los sectores populares, entre ellos, los migrantes pobres y residentes de villas. 111

(...) “nuestra” guerra de independencia es la misma que condujo a las independencias de Chile, Perú, Bolivia, Paraguay y Uruguay, por citar sólo los casos cercanos. En esa época la gente tenía dos identidades: el lugar donde nació (así había salteños, mendocinos, porteños, correntinos, cordobeses, potosinos, cochabambinos, limeños, asunceños, etc.) y ser americano. (...) El pueblo argentino nace en el espacio fraterno de la solidaridad latinoamericana que no puede ser borrado de la memoria histórica. (...) Por eso, es también la celebración de los bolivianos, paraguayos, peruanos, uruguayos y otros latinoamericanos que viven en nuestro país, en nuestra Ciudad de Buenos Aires y por consiguiente en nuestras Villas. Sería muy bueno que pensemos a los años que vienen como una oportunidad para la integración; que sea el Bicentenario de la integración. (Carta abierta de los curas villeros a la presidencia de la nación por motivo de las conmemoraciones del bicentenario argentino)100

Activo participante de la lucha por la vivienda, el cura Gustavo indicó que el bicentenario de la integración también implicaba un proceso urgente de "integración urbana". Después de reflexionar retrospectivamente sobre las condiciones de hábitat de los pobres, concluyó que "El Estado alguna cosa ha hecho comparada con la época de Mujica, Vernazza, Richardelli101cuando no hacía nada con el tema vivienda". Sin embargo admitió que tales acciones eran todavía insuficientes para solucionar el problema habitacional de las villas que, con el pasar de los años y el aumento demográfico de la población, se complejizaba. En su momento el tema de viviendas era un tema fuerte hace más años digamos… Lo que pasa es que eran otros los temas, ese era un tema vivienda, agua era un tema, luz era un tema, cloacas también. Hoy también son esos temas pero hay otros que son igualmente importantes. El tema de la droga es muy importante... (Cura Villero Gustavo)

El presbítero consideró la urbanización como un eje central para solucionar los viejos y nuevos problemas de las villas. Pero la urbanización –aclaró– entendida no solo como la abertura de calles y la construcción de viviendas, sino como una intervención pública integral, que incluyera otros tipos de infraestructura comunitaria tales como puestos de salud, escuelas, centros de deporte y recreación, guarderías y demás servicios públicos. La propiedad de la tierra y la escrituración de las casas fueron señaladas como una parte importante de la urbanización, pero debía acompañar la construcción de infraestructura y la prestación de servicios, en condiciones de igualdad con otros barrios de la ciudad. De lograr este tipo de urbanización las villas se integrarían al tejido urbano de la ciudad -sostuvo. A diferencia de los militantes, los sacerdotes creían que la forma de alcanzar la urbanización no debería vincularse a la estructura política partidaria. Al contrario, entendían que

Disponible en: http://www.diariolibre.info/secciones/noticias/nota.php?id=10542 Mujica, Vernazza y Ricardelli fueron curas tercer mundistas que residieron y militaron en las villas de Buenos Aires en los años 1970. 112 100 101

los gobiernos y sus estrategias políticas conducían de manera casi inevitable a prácticas corruptas y clientelares que “distorsionan la cultura popular. Estas propuestas van en contra de la cultura popular... y después es lo que se critica de esa cultura". Cuando le pregunte un poco más acerca de la cultura popular me indicó la lectura de un libro de antropología sobre el tema, Se llama Bajo continuo102... el primer capítulo habla sobre la cultura popular y la valoración de lo sagrado como el milagro parte de la vida, lo sagrado es parte de la vida. Entonces así como el vecino te pide por ejemplo agua bendita, también te pide si podes mediar para conseguir el agua y que sé yo…Y uno trata, a veces dialoga también con el Estado y trata de tener cosas bien concretas. (Cura Villero Gustavo)

Para Gustavo, los recursos (“las cosas concretas”) deberían ser suplidas por el Estado y lamentaba que casi nada realmente incisivo fuera hecho para revertir la situación de invisibilidad social de los habitantes de villas a lo largo de las últimas décadas. No obstante, los curas seguían tratando de incluir la cuestión habitacional de forma definitiva en la agenda de los gobiernos municipal y nacional. Pero, mientras eso no sucedía, ayudaban a la población intercalando la prestación de servicios litúrgicos y civiles y enviando cartas abiertas a las autoridades. A través de una de sus cartas, Gustavo logró llamar la atención del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación, que se dispuso a abrir un Centro de Acceso a la Justicia en Villa Fátima103. Una vez transferido a la Villa Bajo Flores Gustavo escribió otra carta al mismo organismo, "y abrimos acá. Después vino el ministro y dijo '¿por qué no abrimos en otros lugares?'". El sacerdote subrayó cierta apertura de diálogo con el gobierno nacional, indicando que el acercamiento del Estado a las poblaciones de villas se hacía notar a través de las políticas sociales puestas en marcha. Iniciativas que la iglesia católica apoyaba poniendo a disposición el lugar físico para su implementación: Por ejemplo el tema de la documentación de los extranjeros. Muchas cosas de documentación de extranjeros se hicieron acá, se hicieron campañas acá. Y la gente venía y había que poner un límite porque ¡en un día venían 200 personas! Hubo esto del ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social) también. La documentación por ejemplo de los argentinos también, se hacen campañas y se lleva a sacar documentos a personas que tienen una discapacidad o tienen una adicción y entonces tiene que ser medianamente rápido el trámite. (Cura Villero Gustavo) Semán, P. (2006). Bajo Continuo. Buenos Aires: Gorla. En la página web del Ministerio consta que los Centros de Acceso a la Justicia prestan servicios de "(...) asesoramiento jurídico, la derivación institucional y la mediación comunitaria. En ellos, se realiza la recepción, solución y seguimiento de problemáticas tanto personales como comunitarias". De acuerdo al organismo, el objetivo principal de los centros es "(...) acercar la justicia a la ciudadanía, particularmente a aquellos sectores más vulnerables de la población que desconocen los medios y las vías institucionales para hacer efectivos sus derechos o que, por diversos motivos, se encuentran imposibilitados para hacerlo. De esta manera, se busca garantizar un acceso a la justicia real y efectivo, eliminando las diversas barreras que restringen el ejercicio pleno de este derecho". Consultado en: www.minseg.gob.ar/download/file/fid/932 102 103

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No obstante reconocer ciertos avances, el sacerdote insistió en que el principal problema seguía postergado. Frente a la complejidad de la problemática habitacional el cura respiró hondo y, con una resignación sacerdotal, lamentó la incompatibilidad de las políticas e intervenciones urbanas con las necesidades de sus beneficiarios. También compartió conmigo sus inquietudes, desánimos y desacuerdos. Para que se vayan a un lugar les dan 12 mil pesos. Se van del lugar sí... pero no resolviste un tema habitacional con 12 mil pesos. Pero ¿quién fue el que generó esa política de Estado? Entonces bueno, por eso digo que a veces, es supuestamente gente que es más preparada, supuestamente…que ha ido a universidad, que ha…pero en el fondo me parece que no tiene una valoración, un respeto por el habitante de la villa porque sino por ahí no pensaría de esa manera. (Cura Villero Gustavo)

Por otro lado, reconoció la importancia de los profesionales capacitados y su "muy importante trabajo” en las escuelas, comedores y bibliotecas populares. En cuanto a la contribución de la iglesia católica en el área de servicios, citó las guarderías y los talleres de oficio ofrecidos a la comunidad. La línea de acción de la iglesia privilegiaba a dichos servicios de apoyo y asistencia, aunque no descartó que "puede haber una intervención más política del sacerdote como una excepción pero no como una regla común (…) sobre todo en este tiempo que estamos viviendo, el protagonista tiene que ser, dicho en términos de Iglesia, el laico, el vecino común tiene que ser el candidato". La religiosa Maria, histórica habitante de Villa Fátima, fue una de estas excepciones. Junto a Violeta y Mariela, participó de las elecciones locales para la junta de representantes del barrio 104. Maria estaba convencida de que el loteo -y no la construcción de edificios y la adjudicación de departamentos- era la opción más adecuada a la población. Desde las primeras reuniones de los Autoconvocados, Maria insistió en explicar a los vecinos sobre la Ley Venteañal, también denominada usucapión. Dicha ley prescribe la posesión legítima del inmueble para aquellos que lo ocupen de forma ininterrumpida por un período mayor o igual a veinte años. Por eso, la monja insistía que las personas debían atesorar todos los papeles que disponían para probar dicha ocupación: “un certificado de la escuela, de la salita de salud, un recibo donde constara su domicilio, cualquier documento que compruebe el tiempo que ustedes viven aquí, ¡guarden todo!”. Maria me contó que conoció la ley venteañal en su estadía en el norte del país donde, al lado de "criollos e indígenas", reivindicó la legalización de la propiedad de la tierra. Recordó que en aquella época, dos diputados quisieron "declarar libres" las 84 mil hectáreas donde estaba asentada la comunidad en cuestión y "donarlas" a En Premat, S. (2010). Curas Villeros. Buenos Aires: Sudamericana, pude encontrar una descripción de la villa hecha por Hermana María (y una descripción de la religiosa hecha por la escritora) muy semejante a la presentada en estas páginas. También tuve la oportunidad de registrar los relatos de la monja en encuentros promovidos por la legislatura de la Ciudad, donde volvió a repetir la historia de la villa. 114 104

un grupo de extranjeros. Con un desconcierto que parecía perdurar los años, argumentó: "¡No, no! ¿Cómo? ¡Aquí estamos en divida y aquí están los criollos! Hicimos una carrera contra el tiempo, tuvimos que demostrar que todos había más de veinte años que estaban... Mientras me contaba la interesante historia del norte, su sonrisa anticipó el "final feliz": "El gobernador tuvo que entregar las tierras de 5 lotes fiscales. La gente criolla e indígena se lo repartieron". Y luego insistió en la estrategia: "esta tarde, cuando vayamos a la legislatura, seguimos peleando con el tema". En todas las reuniones sus intervenciones no dejaron de remarcar que, Esta tierra es de ustedes, no es del gobierno, el gobierno no las reclamó ni vino a construir para ustedes y no compró ni nada. Ustedes las han mejorado, ustedes han criado en ella una familia, tienen derecho, hay que defenderlo. Las villas... el tema de que las villas hayan sido destruidas por la dictadura, ¡hoy no puede! La democracia vuelve a destruir las villas. No se puede porque no se puede, eso era antes… han hecho cosas peores, pero no importa, la historia avanza. (Hermana María)

Férrea defensora de los derechos humanos, Maria no se conformaba al constatar que, en tiempos democráticos, los mismos problemas de falta de la propiedad legal de la tierra –y el miedo a la desapropiación– seguían afligiendo a las poblaciones de las villas. Las vivencias y los recuerdos del tiempo de la dictadura fueron su eje referencial: la dictadura representaba la destrucción del territorio, de las vidas y de todas las formas de acción popular. En democracia – argumentaba– debería ser distinto, las personas deberían organizarse para que sus derechos sean reconocidos, “ahora es otro tiempo”: Estamos ahora constituidos en red, que no tiene tanto tiempo, porque el movimiento de redes es un movimiento que tiene tres, cuatro años en Buenos Aires, no tiene más… y después se destruyó todo lo que es movimiento popular. Todo fue destruido por la dictadura, tuvimos que volver a armarlo, costó volver a rearmarlo y la gente durante mucho tiempo tuvo mucho miedo a volver a organizarse, mucho miedo… y decíamos volvamos a salir todos juntos, porque el miedo está, pero sabemos que si no nos juntamos no nos salvamos. Ahora están los comedores, está la Iglesia Evangélica que trabaja muy bien, que trabajó frente a la droga… la Chispa, que hace un trabajo social. Está la escuelita y está el Partido Humanista que en momentos ha hecho mucho y en momentos no ha hecho nada y hay una cooperativa que se llama Reciclando Sueños que es una cooperativa de cartoneros. (Hermana María)

El trabajo en red fue indicado como la forma ideal de acción, tanto para los religiosos y la militancia como por los habitantes de villa. De hecho, más allá de las redes de parentesco y de amistad -ámbitos preferencialmente abordados por las etnografías sobre los sectores populares así como por los estudios migratorios-, los vecinos están conectados a una amplia trama de ayuda y contención asociativa comunitaria. En diversas ocasiones los migrantes subrayaron la importancia de estos apoyos. 115

Más que todo, ha sido como una especie de fuerza para nosotros los villeros, una especie de apoyo, de…no sé cómo podría decir…para nosotros era importante, para mí por lo menos en lo personal era importante que el cura nos apoye, nos acompañe, que este al lado del pobre para que se pueda encarar porque... no habían otros organismos políticos, no había quien nos apoye. (Hermes)

La iglesia católica, así como las asociaciones comunitarias, y la militancia joven cumplen un muy importante rol en la lucha por la vivienda, sobre todo por enunciar el derecho de los villeros a tener derechos. Pero también por caminar por las villas y escuchar las angustias y preocupaciones cotidianas de los residentes de villas. Estas acciones fueron sumamente importantes en la lucha por la vivienda, funcionaron como una especie de válvula de escape emocional y psicológica para aquellos que vivían cotidianamente procesos de invisibilización y silenciamiento concreto y simbólico. Los religiosos atestiguaban su existencia y corroboraban su antigüedad. La Caravana del Sur, fue un buen ejemplo de este tipo de apoyo. Organizada en forma de peregrinación por las villas de la zona sur, la Caravana de vecinos, y de militantes, empezó el recorrido en el comedor del asentamiento precario de Parque Roca, pasó por la Villa de Piletones, siguió por Villa Fátima, hizo una parada en el asentamiento Los Pinos y terminó el recorrido en la plaza del barrio popular Ramón Carrillo, donde se presentaron bandas de música y se leyó un documento sobre la problemática habitacional. La idea del evento –explicó el sacerdote- fue "escuchar al vecino" y también que “los vecinos se escuchen”. Escuchar y proyectar la voz de las poblaciones villeras fueron dos acciones complementarias que impactaron profundamente en las posibilidades de visibilización de la población migrante en la Ciudad de Buenos Aires. 3. Intervención urbana en Villa Fátima: inestabilidad residencial y memoria Consideramos que el proceso de urbanización de nuestro barrio puede lograr un mejoramiento del hábitat y de las condiciones de vida de su comunidad, sólo si se realiza desde un abordaje participativo e integral, considerando las necesidades reales de los vecinos habitantes del barrio105.

Nota presentada por los vecinos a la Corporación Sur el 10 de febrero de 2009. Al consultar los documentos oficiales del organismo encontré en su estatuto de creación las siguientes orientaciones, respectivamente: Ley 470/2000, Art. 8º -PARTICIPACIÓN CIUDADANA. La Corporación Buenos Aires Sur S.E. promoverá una amplia difusión y consulta de sus acciones a través de la convocatoria periódica a organizaciones comunitarias con asiento en su área de influencia; Decreto 1814/2000, Art. 4 ítem “l”: Promover el equipamiento de los barrios y sectores carenciados, instalación de centros cívicos, culturales, artísticos, educativos, universitarios, de calificación laboral y profesional, sanitarios, sociales, deportivos y recreativos en general. Para acceder los documentos en la integra consultar: http://www.cbas.gov.ar/normativa.php 116 105

La intervención urbana de Villa Fátima se inscribe en un cuadro más amplio de proyectos de urbanización de las villas de la ciudad bajo el Programa Federal de Construcción de Viviendas. En el año 2004 fueron licitadas la construcción de 340 viviendas colectivas para Villa Fátima. La primera parte del proyecto contemplaría la construcción de 220 viviendas y la segunda 120 viviendas (licitación pública N.47/2004). Sin embargo, al año siguiente (2005) se adjudica la licitación para la construcción de tan solo 220

viviendas106.

Las

obras

fueron

encargadas a cuatro empresas distintas, cada una responsable por la construcción de 55 viviendas por un valor de alrededor de cuatro millones doscientos mil pesos. Las obras fueron co-financiadas. El Gobierno de la Ciudad se encargó de aportar mitad del monto a través del IVC y el Gobierno Nacional la otra mitad, a través de la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda. A fines del año 2008, la Defensoría del Pueblo realizó un informe, donde señaló una serie de irregularidades en las distintas etapas del proyecto y emitió sus recomendaciones a las autoridades del organismo competente (IVC). El informe presentó un listado completo de los problemas de la intervención que coinciden en exactitud con los registros etnográficos. Otro informe, este realizado por la Auditoria General de la Ciudad de Buenos Aires

Mario y Delia Se conocieron en la estación de tren “La Lucila”. Ella trabajaba como empleada doméstica, él como albañil. Ella vino de Paraguay, de una ciudad fronteriza donde “no tenía trabajo ni que comer”. Mario, también paraguayo, trabaja en la construcción. Cuando conoció a Delia vivía en un hotel/pensión en el centro de la ciudad. Como pareja, decidieron mudarse a Villa Fátima. Evaluaron que allí tendrían oportunidad de comprar un terreno y dejar de pagar alquiler. Mientras ahorraron para comprar su lote, también fueron inquilinos en la villa. Les vendió una parte de su lote “el chileno”: “Al principio teníamos una caballeriza (risas) y de a poco fuimos comprando terreno y construyendo nuestra casa. Hicimos todo. Tuvimos una ayuda de la Acción Social, pero poca. Compramos todo el material y algunos amigos nos ayudaron a construir. El gobierno nunca hizo la instalación de los servicios. Nosotros pusimos agua, luz y cloaca, hicimos la conexión de la calle hasta la casa. Pusimos casi 30 mil en la casa. Doce años de reforma resultaron en una casa de dos pisos con loza, tres habitaciones, comedor, cocina, dos baños, patio y terraza. La intervención preveía la demolición de su casa y su reubicación en los monoblocs. Así describieron el contacto con el IVC durante el proceso de desalojo: “Dijeron que no hay nada que hacer, que nos tenemos que mover o si no, nos cortan el la luz y los servicios. Dijeron que los que no quieren ir a los departamentos deben encontrar cada cual una casa para reubicarse.

durante el año 2009, constató la paralización de las obras por parte de las cuatro empresas contratadas por el Estado. El principal motivo alegado por las empresas fue el inconveniente Según Informes de la Defensoría del Pueblo, el IVC no dio ninguna información sobre las demás 120 viviendas que no fueron construidas. En dicho informe se encuentran todos los plazos de las obras, las irregularidades comprobadas por las auditorias y el parecer negativo de la institución sobre el desarrollo del programa. También detalla algunos datos cuantitativos sobre las viviendas y la población residente, además de indicar y describir los procesos de intervención pública anteriores. Informe disponible en: http://www.defensoria.org.ar/institucional/resoluciones/r5193-08.doc 117 106

causados por la falta de redes de infraestructura de servicios públicos a las cuales conectar las obras. En otras palabras, el IVC aprobó las licitaciones y dio inicio a la construcción de viviendas sin haber planificado la infraestructura pública (red de agua, desagüe y gas) necesaria para la edificación107. La planificación inicial del proyecto también fue gravemente deficitaria respecto al aspecto demográfico. El relevamiento fue parcial y no contempló la variación poblacional. De eso resultó que, al final de las obras, la política pública solucionó el problema del 70 por ciento la población afectada por el hacinamiento no cumpliendo, por lo tanto, con los objetivos planteados por el proyecto. Respecto a los procesos licitatorios, la Defensoría del Pueblo indicó excesivas demoras en y entre la etapa de adjudicación y preadjudicación de las viviendas: “licitaciones interrumpidas y suspendidas, concursos licitatorios re-abiertos hasta cuatro años después de su paralización, variaciones injustificadas en las cantidades de obras a realizarse, incumplimientos de los plazos en la construcción de las viviendas”108. El informe también detectó ciertos “factores políticos” que resultaron en “informaciones contradictorias” respecto a los requisitos para acceder a las viviendas, plazos de inscripción y adjudicación de viviendas. Estos problemas tuvieron como consecuencia la exclusión discrecional de parte de los beneficiarios. La falta de información y la indeterminación de las manzanas afectadas por la operatoria también fueron señaladas y, para la última fase del proyecto (“las demoliciones”) el organismo diagnosticó “la máxima expresión en la vulneración de derechos esenciales”. La sucesión de problemas e irregularidades que acompañó el largo proceso de intervención de Villa Fátima resultó en una serie de inquietudes entre la población local que, sin saber quiénes serían concretamente afectados por la intervención ni a que instituciones recurrir a fin de adquirir dicha información, iniciaron un proceso de movilización a través de un pequeño núcleo de vecinos. En 2008, el IVC dio por concluida la etapa de construcción y puso en marcha la fase de reubicación y adjudicación de las viviendas a los residentes desalojados de la manzana central de la villa. En los terrenos desocupados, fue planificada la abertura de un pulmón en la manzana: una plaza pública atravesada por dos calles perpendiculares. De acuerdo con la versión oficial divulgada en el proyecto de urbanización, las etapas de desalojo y adjudicación de viviendas Para que se tenga una idea del impacto de la paralización de las obras en términos de presupuesto público, basta decir que corresponden a un aumento mayor a 50% en los gastos públicos. De los 17 millones de pesos licitados inicialmente, los gastos ascienden a casi 31 millones de pesos. Los valores exactos y una descripción detallada de las obras de villa 3 y sus irregularidades pueden ser consultados en el Informe de la Auditoria General de la Ciudad de Buenos Aires, disponible en: http://es.scribd.com/doc/187776899/INFORME-FINAL-DE-AUDITORIAProyecto-N-%C2%BA-1-08-12 108 Informe Defensoría del Pueblo, op. cit. pág. 119. 107

118

deberían ser sincronizadas. Sin embargo, la simultaneidad no fue lograda. El descompás acabó por convulsionar el cotidiano de los habitantes de Villa Fátima que, preocupados con la posible pérdida de su hogar, decidieron reunirse a fin de cotejar información sobre la intervención en curso. En junio del año 2008 empecé a frecuentar dichas reuniones. Mariela, la persona que me invitó a participar en los encuentros, dijo que algunos vecinos autoconvocados, con el apoyo de las militantes de la Chispa, Clara y Eva, el sacerdote villero y la religiosa, se reunirían una vez por semana en la capilla con el objetivo de discutir sobre el proyecto de intervención pública. En la evaluación de Mariela, el problema más grave era la situación de total desconocimiento sobre quienes serían afectados por el proyecto y sobre los tiempos y normas de la ejecución de la operatoria. Eso había generado –me explicó– una serie de rumores que contribuían a aumentar la incertidumbre de los vecinos que vivían bajo amenaza de desalojo. Las versiones que circularon entre los habitantes fueron dispares pero coincidieron en que muy pronto el “tercio central sería liberado”109. La hipótesis coincidía con la otra acción del Gobierno en el área: la construcción de departamentos en edificios de monoblocks. Los habitantes confiaban en que los departamentos serían adjudicados prioritariamente a las personas desalojadas durante la intervención, tal como se indicaba en el documento de la intervención. Aun así nunca tuvieron una confirmación formal del IVC sobre dicha información. El martes siguiente a la invitación de Mariela, a las diecinueve horas, me encontré con un grupo de vecinos frente a la pequeña iglesia de Villa Fátima. Media hora más tarde el número de concurrentes era de poco más de 65 personas. La capilla, de porte medio y austeridad decorativa, abrigó cómodamente a los presentes. En el altar, un gran tablero cumplía la función de repisa. Al lado, las militantes habían fijado dos mapas del barrio. Uno presentaba el plan oficial de la intervención, con la nueva traza de las calles planificadas para la manzana cinco y el censo de la populación según los datos colectados por el propio gobierno110. El otro presentaba la información cotejada entre los vecinos y también contabilizaba el número de las familias interesadas, o no, en cambiar de residencia. Los dos mapas presentaron datos completamente distintos. De acuerdo con lo estimado por los residentes, el número de personas que resistían a abandonar su hogar era mayor que aquel indicado por el censo oficial. Los autoconvocados interpretaron la disparidad numérica como el resultado de un mal relevamiento, ya que muchos

Lenguaje técnico adoptado por los vecinos para definir el centro de la manzana. El censo contabilizó el número de habitantes de la manzana afectada, la cantidad de personas que habían manifestado interés en mudarse a los departamentos en construcción y las que no tenían intención de abandonar su hogar. 119 109 110

de los allí presentes no figuraban en el censo oficial111. Estar contabilizado en el censo era de gran importancia para los afectados pues, en caso de desalojo, solamente las personas censadas tendrían derecho a las nuevas viviendas. Sin embargo, la preocupación más inmediata del grupo fue obtener información precisa sobre quienes serían los afectados por el trazado de las nuevas calles, pues de eso dependía la importancia de figurar, o no, en los censos oficiales y además, lo más importante, de empezar a planificar para la mudanza. Por eso, el acceso a la información oficial fue extremamente valioso para los residentes. No obstante, casi la mayor parte del proceso de intervención pública estuvo marcado por la comunicación truncada entre los organismos responsables por las obras y los afectados que, sumado al desfase entre la construcción de nuevas viviendas y los procesos de relevamiento poblacional, desalojo y reubicación, y la circulación de rumores sobre la irregularidad del censo y la distribución y/o venta fraudulenta de los nuevos departamentos, completó el conjunto de incertidumbres experimentado por los residentes durante el periodo de la intervención. No es exagerado emplear el término desesperación para describir la reacción de muchos vecinos112 frente a una política habitacional que los convirtió en beneficiarios en la fase de planificación y en víctimas de la inseguridad habitacional durante la implementación. En este contexto caótico, las reuniones vecinales también se configuraron como un espacio para el alivio de tensiones individuales y colectivas. Es decir, un espacio de contención emocional, donde fueron expuestas e intercambiadas impresiones, opiniones, experiencias, sensaciones, angustias y sentimientos sobre las situaciones vividas, especialmente aquellas de contacto con las autoridades locales, descritas en términos de maltrato y discriminación Según la información de los habitantes, los censos fueron realizados en horario comercial, no tomando en consideración los horarios laborales de los vecinos. Las personas no censadas reclamaron la inexistencia de formas de justificar la ausencia y así poder comprobar su residencia. Un censo organizado por la propia comunidad, con la ayuda de la militancia, fue presentado al gobierno. Al final de cada reunión las militantes Eva y Clara brindaron asesoramiento legal a las familias. Las militantes tomaban notas minuciosas sobre la situación habitacional de cada una de las personas y/o familias, registraron sus años de residencia en la villa, la composición del grupo familiar, etc. A partir de estos registros Eva armó un banco de datos completo sobre los afectados y los clasificó por casos. El objetivo fue presentar al Gobierno un mapa de los afectados, caso por caso, y al mismo tiempo brindar un panorama de los casos semejantes, que pudiesen ser solucionados en conjunto a través de las mismas medidas. De hecho, el trabajo de la militancia trató de suplir ciertas funciones técnico-administrativas que, aún previstas en el protocolo de intervención, nunca fueron implementadas por el Estado. Para los afectados por el proyecto, este trabajo fue sumamente importante ya que aumentó las posibilidades de que su historia fuera reconocida por el Gobierno. La militancia –y en otras ocasiones también los religiosos– proporcionaron un importante sostén psicológico a los afectados que, después de tener sus historias registradas por la abogada se decían aliviados por ser escuchados por “alguien”. Sin duda, la militancia laica y católica ha contribuido a amenizar la inseguridad social por la que pasaban los vecinos durante el proceso de desalojo y reubicación. Volveré a esta cuestión un poco más adelante, en este mismo capítulo. 112 Fue posible registrar un fuerte vínculo entre la inestabilidad residencial y emocional de los afectados por el proyecto. Aunque esta investigación no profundizará sobre dichas emociones es oportuno señalar su emergencia. En los días que antecedieron al proceso de reubicación los registros etnográficos estuvieron impregnados por la fuerte emotividad de los desalojados. Algunos entrevistados indicaron estar desesperados, mientras otros dijeron preferir morir que abandonar su hogar. La solidaridad entre vecinos y el apoyo de la militancia y de los curas villeros tuvo un rol fundamental en estos momentos más críticos de inseguridad. 120 111

. En primer lugar hemos sido sorprendidos por unos edificios que han construido en la calle Riestra y Lacarra, sorprendidos porque no sabíamos para que se estaban construyendo, solamente versiones decían que era para nosotros, hoy día los edificios están por terminarse. Hace poco pasaron unas personas muy soberbios a Natalia y Nora registrar la casa donde vivimos, tipo como un censo, y mencionando que era para las viviendas. Hace una son hermanas y viven, con sus semana atrás se hizo versiones que los departamentos respectivos maridos e hijos, en serian para manzana seis, hoy se dice que es para una misma casa en Villa manzana cinco. (Mario) Fátima. Las mujeres trabajan en la costura y en la venta de El marido de mi mama no fue censado en 2003… verduras, los hombres en la dijeron los encargados del IVC que no le correspondía construcción. Nora vino de entrar en los departamentos y que quedaba en la calle. Bolivia en el año 2000, Natalia Nos enteramos también que mucha gente fue en 2005: “En aquella época el maltratada por los encargados. Mi mama dijo terreno se inundaba con agua de ¿entonces van a la calle?. Ellos dijeron que eso no era cloaca y no teníamos conexión de su problema y que sí, quedaban afuera. ¿Y con cuál agua, solo de electricidad”. intención se hace eso?, ¿es para que los chicos se vayan Rellenaron el lote con a la calle? A ellos eso no les importa, solo hacen su escombros y, con la ayuda de trabajo. Quedamos en la calle, eso dijeron aquellas contratistas, mejoraron la casa. personas. Ahora me pregunto… ¿no tenemos derecho Al principio el IVC informó al menos de ser nosotros los que elijamos el lugar que ellos tendrían derecho a donde vamos a vivir? La respuesta es NO, porque ellos dos casas pero después te ofrecen a su modo y si no te gusta ese ya es tu “cambiaron de opinión y dijeron que problema. (Felisa) las dos familias tienen derecho a una sola casa y que no hay posibilidad Mi situación es desesperada, ante perder mi fuente de de desglose porque yo no estoy trabajo por la pérdida de mi vivienda porque allí tengo censada y mi hermana no tiene una carnicería y un almacén, mi única fuente de ingreso. documento y tuvo que ir a Bolivia Me propusieron un departamento pero de este modo por causa de un juicio por accidente. mi familia perdería la única fuente de trabajo que Me dijo (El funcionario del tenemos para vivir dignamente. Yo pido no tener que IVC) que él no podía hacer nada y abandonar mi vivienda que tantos años me ha costado que no tenía la culpa si mi hermana construir. (Telmo) 113 se iba de viaje y no es de acá”.

Además de los registros sobre la situación de cada familia tomadas por Clara y Eva a lo largo de la intervención, las militantes organizaron una jornada de “colecta de información” en la Chispa. He colaborado con dicha iniciativa, auxiliando con el registro de los relatos de una parte de las familias afectadas. Los relatos presentados en esta sección, incluso los dos recuadros, son parte de este trabajo. Los datos compilados fueron presentados formalmente a las autoridades locales a través de informes, notas y petitorios. El trabajo conjunto entre militancia y residentes ofreció a las instituciones públicas un panorama detallado y preciso sobre el desarrollo de la intervención (historial de residencia y composición del grupo familiar). El trabajo técnico de la militancia incluyó el análisis de los datos y la comparación de estos con los datos oficiales brindados por las autoridades. Algunos de los datos registrados por el informe son los siguientes: “1) errores en referencia al sector A: en la cantidad de relocalizaciones se contabilizan 55 familias pero luego cuando se desagregan según se halla celebrado un convenio al efecto, se cuentan 15 familias; 2) por este error la cantidad de familias en el sector A sería de 116 familias; 3)Es decir que si tal como se registra en el mapa, no se tienen datos sobre 48 familias, finalmente sólo se conocería la situación de 40% del sector; 4) Además, se señala que habría más familias que se niegan a mudarse que las registradas por el IVC; 5) Los datos sobre inquilinos son notoriamente ocultados; 6) La cantidad de familias de la manzana 5, 487 personas (según la corrección del punto 1) sobre la cantidad de familias sobre las cuales el IVC admite poseer datos (290 familias), demuestra que el IVC desconoce la situación de 60% de las familias de la manzana 5”. 121 113

Los afectados por el proyecto que se acercaron al IVC dijeron no haber podido hablar con ningún funcionario y que esta situación, la cual llamaron “ninguneo”, caracterizaba el proceder habitual de las instituciones responsables por el

Jerónimo

sector habitacional. Sean vecinos afectados o no

Vecino de Villa Fátima, así describió su diálogo con una asistente social respecto a mudarse a los departamentos: “Yo no quiero salir de mi casa, no quiero ir a los departamentos. Yo tengo una zapatería… ¡no puedo tener una zapatería en un departamento! Vino la asistente social y me dijo que yo debería ir a los departamentos que eso iba a mejorar mi condición de vida. Yo le dije: con todo respeto señora asistente social, pero me estás diciendo boludeces ¿Por qué voy a mejorar mi vida si voy al departamento? ¡Voy perder mi trabajo! ¡En mi casa tengo 5 piezas, en el departamento voy tener 3! ¿Eso es mejorar la vida? Yo quiero el loteo, quiero mi terreno. Para mi madre, una señora de edad, ella dijo lo mismo, que ella tenía que ir al departamento conmigo. Me dijo que mi madre era vieja y no podía trabajar. Yo le dije que si mi madre no trabaja muere. Ella va todas las semanas a vender en la Salada. Si ella no va, no sobrevive. Mis hijos trabajan conmigo. Ella me dijo que mis hijos eran niños y no podían trabajar… entonces dame un salario para mis hijos y una jubilación a mi madre que ella para de trabajar. La asistente social solo dice boludeces!”. *

afectados, todos encontraron en la capilla un espacio de desahogo, donde contar sus historias y reafirmar su existencia 114. 3.1 Sobre otros modelos de habitar Las múltiples intervenciones llevadas a cabo en Villa Fátima y los procesos de ocupación espontáneos por parte de la población nativa y extranjera, dejaron su impronta en el espacio y en la memoria de sus habitantes. Si bien la mayoría de las intervenciones fueron criticadas por los pobladores, algunas de ellas recibieron evaluación positiva. Este fue el caso de, por lo menos, dos de

ellas:

los

dúplex

y

el

proceso

de

autoconstrucción asistida de la manzana cuatro. Según los autoconvocados estos proyectos contemplaron las necesidades concretas de los beneficiarios. Para el caso de los dúplex (chalets de dos plantas), el proyecto ofreció un lote con

En general, las militantes trataron de acotar el tiempo de dichos desahogos y apuntar hacia la organización de los vecinos en términos de estrategias e intercambio de información. La necesidad de “ser escuchados” y obtener información transcendió las fronteras de Villa Fátima. El espacio de reuniones de la capilla también fue conocido por residentes en las villas aledañas. La militancia y los religiosos cumplieron un rol fundamental en la divulgación de estos espacios entre habitantes de distintas villas. * El caso de Jerónimo, así como el de Mariano y Carmen, indican importantes diferencias de lo que es considerado mejora de vida para los distintos sectores sociales que interaccionan en el territorio. Como último análisis, si los proyectos de urbanización popular son planificados con el objetivo fundamental de cambiar “para mejor” las condiciones de vida de las poblaciones afectadas por ellos, deberían tomar en consideración, en primer lugar, la opinión de los beneficiarios acerca de qué consideran como mejora. De esto puede resultar el alcance de los objetivos estatales frente a los problemas sociales y, consecuentemente, el incremento del éxito de los procesos de planificación pública y la diminución de los gastos en el presupuesto público. 114

122

medidas reducidas pero con patio y posibilidad de expandir futuramente la construcción115. El proyecto fue apuntado como un ejemplo exitoso de solución habitacional por presentar algunas características valoradas por la población. Entre ellas, el patio. Esta parte de la casa cumple dos funciones muy importantes para los residentes de villas: como depósito (lugar para el almacenamiento de las herramientas de trabajo116) y como espacio de sociabilidad, lugar de fiestas y reunión familiar. Además, muchas personas que hoy habitan en la villa vivieron su infancia y adolescencia en el campo o en ciudades agrícolas (dentro y fuera del país) donde el patio, vínculo entre la casa y la naturaleza, fue recordado con nostalgia. Elena, por ejemplo, al relatar su historia personal, recalcó la importancia de las plantas y de la tierra. Ese fue uno de los motivos señalados para su posible retorno a Paraguay, el de “tener un terrenito, un pedacito de tierra”117. Por ahora, Elena sigue cultivando sus plantas en el diminuto pasillo lateral de su casa. No tiene espacio para plantar árboles pero “al menos un verde para mirar”. Carmen tuvo un poco más de suerte pues su casa tiene un patio donde pudo plantar un limonero. El árbol de mediano porte hace mucho que abastece la familia con sus frutos y, rodeado de otras pequeñas plantas, crece junto a los gatos y perros de la familia. Cierto día, Carmen me mostró orgullosa el tamaño del limón que condimentaría la ensalada de nuestro almuerzo mientras su marido, un señor flaco de mediana edad, me enseñaba la parrilla y se decía afortunado por tener un espacio donde hacer el asado118. Su casa es luminosa, al frente tiene la calle asfaltada (una gran ventaja de ubicación para los residentes de villa) y en el contrafrente el pulmón de manzana, lindero a los demás patios de sus vecinos. La casa fue edificada a través del proyecto de autoconstrucción asistida, "por vuelta del año 2003 más o menos"119. Forzando su

Como las demás operaciones de urbanización, el mencionado proyecto se extendió por un largo periodo de tiempo (entre planificación y adjudicación de viviendas). Según el informe de la Defensoría del Pueblo, “En el año 2000 la ex C.M.V. informó que se encontraba en proceso de licitación la construcción de treinta seis (36) viviendas individuales “tipo cáscara” en la manzana 7 (109 E) (…) La primera etapa tuvo importantes demoras. Luego de cinco años del llamado a licitación y tres años desde que se efectuara la inscripción a la operatoria, fueron entregadas las dieciocho (18) viviendas de dicha etapa recién en el año 2007, fecha en la que ya se contaba con un nuevo relevamiento poblacional realizado por la ex C.M.V. en el año 2003. Los resultados arrojados por dicho censo contabilizaban un total de mil cuatrocientos diez (1.410) viviendas y dos mil veintitrés (2.023) familias, con un incremento poblacional del 25%”. 116 La mayoría de la población de Fátima, así como de otras villas de la capital y conurbano, se dedican a trabajos en las áreas de la construcción, del empleo doméstico, la costura o el comercio. Con excepción del empleo doméstico, los demás rubros requieren del almacenamiento de mercaderías y herramientas. En general, estos materiales son depositados en el patio o en la terraza. Una de las causas de la resistencia de los habitantes a mudarse a los nuevos departamentos fue justamente la falta de ese espacio de uso vital para los trabajadores. 117 La historia de vida y los planes del futuro habitacional de Elena fueron descritas en el primer capítulo. 118 Carmen y Mariano son una de las pocas “parejas mixtas” que tengo registro. Ella es boliviana y él paraguayo. Mientras Carmen se involucró con el problema de los vecinos, participó de las reuniones y de gran parte de las movilizaciones organizadas por los vecinos, su marido prefirió mantenerse al margen de tales dinámicas. 119 Los vecinos se refieren a dicha intervención como "proyecto de la manzana cuatro". Utilizo el término autoconstrucción asistida para señalar las características del proyecto: los planos de las casas fueron diseñados por arquitectos y la construcción realizada por los propios beneficiarios del programa, bajo supervisión de profesionales. Aunque los arquitectos deberían acompañar las obras a fin de proveer ayuda técnica a la población y certificar el 123 115

memoria, Carmen recordó que la obra ya se había iniciado cuando murió Rodrigo, un famoso cantante argentino. Mariano, su marido, concordó y agregó: "yo me acuerdo que estaba haciendo esta columna (apunta para una de las paredes de medianera) cuando un vecino me dio la noticia del accidente de Rodrigo". Según Mariano, la desventaja del proyecto fue las reducidas dimensiones de las habitaciones. Por trabajar desde hace muchos años en la construcción, me explicó que, de acuerdo con el código de edificación de la Ciudad de Buenos Aires, no eran medidas mínimas reglamentarias. Sin embargo, contó resignado que, al cuestionar al arquitecto sobre las medidas del terreno y consecuentemente de las habitaciones, este le hizo la siguiente pregunta: "¿Y para qué querés una casa tan grande?" Con una encogida de hombros, Mariano dijo que "era lo que se podía hacer" y con una sonrisa pícara me explicó que para el living y la cocina desobedeció al arquitecto y ganó un metro sobre el patio sin que esto afectara demasiado la luz de la casa. Cuando le pregunté si tuvo problemas por no respetar el plano original dijo que no, pues el arquitecto visitaba la obra muy esporádicamente, no habiendo por lo tanto una fiscalización y/o acompañamiento técnico riguroso durante la construcción. También comentó que, a pesar de considerar al proyecto exitoso, lamentó el hecho de que nunca finalizó completamente: "todo lo que hacen en el barrio siempre se queda por la mitad. Los tiempos para ellos son muy largos". De hecho, la ordenanza para la intervención de la manzana 4 nunca fue finalizada. La ejecución contempló solo parcialmente las tres etapas de la planificación pública: desalojo, reubicación y construcción120. Cuando la Comisión Municipal de la Vivienda (CMV) dio inicio a la ordenanza, hizo el desalojo de una parte de los habitantes, demarcó los nuevos lotes (previendo un pulmón de manzana) y abrió las actuales calles internas121. Según Mariano, los vecinos desalojados fueron reubicados en viviendas sociales sobre la calle Lacarra, afuera de la villa. La pareja –que entonces vivía en condiciones insalubres en el centro de la manzana– fue directamente interpelada por el cumplimento de los planos, algunos de los beneficiados por este programa recordaron que debido a la escasa y esporádica presencia de los arquitectos durante el proceso de construcción pudieron adaptar los planos originales a sus gustos y necesidades. 120 Sobre el proyecto, así se refiere un informe de la Defensoría del Pueblo: “Luego de casi dos décadas de crear un programa destinado a la urbanización del barrio, la ex C.M.V. diseñó –alrededor del año 2000– una primer Operatoria de Regularización Dominial en la manzana 3, que comprendía cuarenta y dos (42) viviendas por autoconstrucción. En ese momento el propio organismo había relevado, en el censo efectuado en el año 1999, mil ciento sesenta y tres (1.163) viviendas y mil cuatrocientos setenta y cinco (1.475) familias. Para ese entonces “la solución habitacional alcanzaba a cubrir solamente el 3,6% de los grupos familiares”. A pesar de que el informe indique el proyecto para la manzana 3, el mismo se realizó en la manzana 4. No pude comprobar si se trató de una equivocación en el informe o si originalmente el proyecto fue previsto para la manzana 3 y luego se llevó a cabo en la manzana 4. 121 En la época de la mencionada intervención el órgano del gobierno responsable por las obras era la Comisión Municipal de la Vivienda (CMV). Algunos años más tarde la CMV fue substituida por el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC). Hoy día, buena parte de las funciones del IVC fueron trasladadas a la Corporación Buenos Aires Sur (Corporación Sur) y a la Unidad de Gestión (UGIS). Eso se conformó como un obstáculo hacia la planificación integrada, además de alargar los tiempos de ejecución de las obras por el aumento de la burocracia administrativa. 124

arquitecto, quién les preguntó informalmente sobre su interés en participar del proyecto y mudarse para una casa en esta misma manzana, bajo régimen de autoconstrucción. Ellos y los vecinos que aceptaron la propuesta recibieron los planes de las casas y los materiales necesarios para su construcción, pero las calles nunca fueron terminadas y parte de los terrenos evacuados se quedaron sin definición: ni calle ni vivienda. Por eso, la pareja contó haber asistido pasivamente a las nuevas ocupaciones y los conflictos vecinales generados por las mismas122. Finalizadas o no, estas obras han moldeado el mapa de la villa y ubicado en el plano de sus siete manzanas las huellas de las experiencias previas de la población respecto a las distintas políticas públicas de reordenamiento del territorio, así como las características del contacto entre la población local y los representantes del poder público. Estas experiencias conformaron un marco de referencia para los pobladores a la hora de evaluar el proyecto actual. 4. El derecho a la existencia. olé olé, olé olá, vivienda digna y popular, a los vecinos de Soldati, Fátima!123

La antigüedad de la ocupación de Villa Fátima fue una base fuerte para la construcción del reclamo por el derecho a la propiedad de la tierra y la participación en las decisiones de la vida pública barrial. Sobre todo en el primer periodo de las reuniones, registré una gran cantidad de testimonios sobre el proceso de poblamiento de Villa Fátima. Sin información precisa sobre el proyecto para el barrio y sin saber quienes realmente serían afectados por el desalojo, los habitantes de la manzana central –así también residentes de otras manzanas que se solidarizaron con el problema de sus vecinos–, acabaron transformando las veladas en la capilla en un espacio donde compartir preocupaciones y (auto)afirmar su propia existencia. Queremos el censo, queremos ser reconocidos, queremos existir, estamos aquí, ¡somos de carne y hueso! ¡Nosotros existimos y queremos pagar por las tierras! ¡Sí soy boliviano, sí soy paraguayo, pero primero de todo somos seres humanos y tenemos derecho a la existencia!124

Entre la indignación y la impotencia, los autoconvocados tejieron sus historias residenciales cada martes a la noche. Verónica, por ejemplo, compartió con los demás Durante el periodo de escritura de esta tesis un grupo de vecinos, incentivados y asesorados por Eva, reactivaron judicialmente el reclamo por la finalización de las obras de la manzana cuatro. 123 Cántico de protesta entonado durante las manifestaciones de los Autoconvocados. 124 Registros no identificados con nombres debido al carácter numeroso de la reunión. 125 122

participantes una duda: ¿cómo era posible que los habitantes de la villa no fuesen mínimamente respetados por las autoridades a pesar de ocupar aquellas tierras tantos años? Ella y su marido, naturales de Paraguay, ocuparon un terreno amplio en comparación con la mayoría de sus vecinos. Actualmente tienen una casa consolidada, con un pequeño patio al costado. Al frente de la vivienda, montaron un mercado donde trabaja Verónica y sus hijos, mientras el marido complementa los ingresos familiares con trabajos de albañilería. Como muchos de sus vecinos, ella no quería dejar su casa pues, en su opinión, la mudanza a los departamentos no ofrecía una mejora en sus condiciones de vida. Su casa tiene dimensiones amplias y un espacio al aire libre donde el marido guarda las herramientas de trabajo. La mudanza implicaría perder metros cuadrados fundamentales para la actividad laboral de su pareja, además de cerrar su actividad comercial. Por eso dejó claro su postura a los demás autoconvocados: “a mí nadie me va apurar”. Los vecinos entendieron la posición tomada por Verónica, algunos por identificarse con su problema, otros por reconocer que los comerciantes (en general los residentes más antiguos) viven en casas consolidadas y mejor ubicadas en relación a los recién llegados125 y, por lo tanto, no tienen ningún interés en la mudanza. Hermana María, defensora convencida del derecho veinteñal, no perdió la oportunidad de subrayar a los vecinos que nadie debería tomar una decisión en contra de su propia voluntad. Y a los que expresaron la voluntad de permanecer en sus casas recordó: “la tierra es de quien la ocupa, esta tierra es de ustedes”. Sus antiguas historias sobre la villa –sobre tiempos inmemorables, pero imaginables, para parte de los oyentes– también ayudaron a reconstruir la memoria barrial de la ocupación de Villa Fátima: “primero vinieron los criollos y se pusieron en el centro, después vinieron los paraguayos y se pusieron en dos listones en los costados, huidos de la dictadura de Stroessner”. Gran parte de los participantes contribuyeron con la tarea, algunos hicieron referencia al período de la primera ocupación de Fátima y otros a la segunda. Clemente recordó a los vecinos que sus compatriotas de Bolivia también eran parte de aquella historia, pues desde hacía mucho habían arribado y se habían instalado en grande número no solo en Villa Fátima sino también en toda la zona sur y en el conurbano. Dijo que él y Carmen fueron los primeros en llegar y que desde entonces la cantidad de personas naturales de Bolivia había aumentado gradualmente, superando, según sus estimaciones, la cantidad de vecinos que llegaban desde Paraguay. En cada reunión los relatos emergían gradualmente, yuxtaponiendo capas espacio temporales. Algunos estuvieron vinculados

Los residentes más antiguos y/o aquellos en mejores condiciones económicas son los que ocupan los mejores lotes en la villa. Sus casas se ubican en los límites de las manzanas, con salida a calles principales y no a pasillos angostos. Eso les permite abrir sus pequeños negocios de venta de comestibles, ropas o prestación de servicios. La ubicación también permite el acceso de coches y carretillas, una facilidad valorada por una población compuesta en su mayoría por trabajadores del sector de la construcción. 126 125

a la dictadura, otros a determinados hitos de la historia nacional126. Pero también fueron asociados a las historias familiares (el arribo de parientes inmigrados, un hijo que nacía o se casaba, por ejemplo) o a proyectos de urbanización anteriores. Estos últimos dispararon recuerdos no sólo respecto al tipo de construcción materializado sino al tipo de experiencia del beneficiario con las autoridades, los problemas y dificultades afrontados. Estos recuerdos colectivos sirvieron de base para evaluar sus posibilidades de diálogo con el actual gobierno y las nuevas autoridades del IVC. Así también para la toma de decisiones y el trazado de estrategias de acción individual y colectiva. Mientras constataban su desamparo frente al actual proyecto urbano –del que poco o nada sabían– los relatos sobre la ocupación y las argumentaciones sobre el derecho a existir suplieron parte de la necesidad de estabilidad del grupo. Consideraban tener, como mínimo, el derecho de voz y opinión sobre el plan de urbanización para el barrio, de ser consultados sobre el futuro de su propio hábitat. Las historias personales, aunque no reconocidas por el poder público127, alimentaron la memoria de un grupo que buscaba construir su propia historia, aferrándose a los marcos referenciales personales, barriales y nacionales que disponían. La construcción de esta especie de “memoria colectiva” (Halbwachs, 1997) fue una vía por medio de la cual explicar y comprender al pasado, ordenar los acontecimientos y vincular nuevamente sus historias personales y barriales con la historia de la ciudad. Según Halbwachs es justamente esta la esencia de la producción de la memoria colectiva: un relato vivido, oral, que permite la pluralidad y la heterogeneidad negada por la Historia. Esta última entendida como un relato pragmático, normativo, unificado y homogéneo (Halbwachs, 1997:97). Al respecto de la diferencia entre historia y memoria, Candau ofrece una síntesis útil para pensar el proceso de los vecinos de Villa Fátima: (…) la memoria no es historia. Ambas son representaciones del pasado pero la segunda tiene como objetivo la exactitud de la representación en tanto que lo único que pretende la primera es ser verosímil. Si la historia apunta a aclarar lo mejor posible el pasado, la memoria busca, más bien, instaurarlo, instauración inmanente al acto de memorización. La historia busca revelar las formas del pasado, la memoria las modela, un poco como lo hace la tradición. La preocupación de la primera es poner orden, la segunda está atravesada por el desorden de la pasión, de las emociones y de los afectos. La historia puede legitimar, pero la memoria es fundacional. Cada vez que la historia se esfuerza por poner distancia respecto al pasado, la memoria intenta fusionarse con él. (2006:56)

Para el caso del grupo de habitantes de Fátima, las historias personales también trajeron a la luz membrecías nacionales y regionales enlazadas por acontecimientos comunes tales como los regímenes militares en toda la región. Según Halbwachs, los acontecimientos nacionales capaces de transformar contemporáneamente la vida y la existencia de un gran número de personas son raros, sin embargo pueden ofrecer a todos habitantes de un país (o de una región, en este caso) ciertos puntos de apoyo en el tiempo (Halbwachs, 1997:128). 127 Las historias personales sobre la antigüedad residencial de las familias fueron registradas por las militantes y conformaron parte de las notas expedidas al IVC, UGIS y Corporación Sur. 127 126

De hecho, la reconstrucción de la memoria barrial de los Autoconvocados estuvo impregnada de pasiones y emociones, de un deseo fundacional sobre el que reivindicaron el reconocimiento de un derecho de posesión que no podía ser comprobado legalmente. Las villas, así como los asentamientos y otros tipos de ocupaciones irregulares del suelo, acaban por configurar zonas sin reconocimiento histórico y sin lugar en la historia oficial de la ciudad. Esto es distinto a lo que sucede con los barrios centrales de la capital, como Recoleta y San Telmo, por ejemplo. Dichos barrios tienen sus historias autorizadas. Más que eso, ellas configuran la identidad oficial de la ciudad de Buenos Aires. Alimentan la propia idea de lo que es, o de lo debe ser la capital porteña, tanto para nativos como para turistas y/o personas que jamás tuvieron la oportunidad de conocer Buenos Aires, pero la imaginan. En este imaginario autorizado, o la historia oficial de la ciudad del tango, de las grandes avenidas, de los cafés, confiterías tradicionales y de arquitectura al estilo europeo, no hay espacio para las historias de pobreza, tampoco para las villas y sus ocupantes, los villeros y/o inmigrantes nacionales y de países limítrofes. Al mismo tiempo en que el espacio recibe la impronta del grupo, las imágenes resultantes de dicha impronta tornan posibles al proceso cognitivo por medio del cual el grupo ancla de forma estable su propia identidad (Halbwachs, 1997:197). Las imágenes espaciales –sostiene Halbwachs– tienen un importante rol en el desarrollo de la memoria colectiva y en el sostén de la estabilidad de las personas y grupos sociales. En todo caso, se debe tomar en consideración que la memoria, tal como la historia, no es un proceso neutral o natural sino que implica la reconstrucción del pasado a partir de un proceso de selección de los hechos. Lo que se elige pasa entonces a ser oficialmente reconocido mientras lo que se queda afuera de la elección es destinado al olvido (Finley, 1981)128. Para el caso de Villa Fátima, la memoria barrial tuvo la capacidad de rescatar a ciertos olvidos nacionales, incluso de traer a luz la incómoda necesidad de una parte de la sociedad porteña de borrar personajes indeseados de la historia urbana (los migrantes pobres latinoamericanos). Los olvidos no son procesos espontáneos. Están vinculados a dinámicas socioeconómicas, políticas, culturales, étnicas y raciales que delimitan quiénes tienen el derecho de atribuir los sentidos y significados territoriales a la ciudad y quiénes no lo tienen. Dentro de Al respecto de la relación olvido y memoria, Candau sostiene: “En el caso de los grandes acontecimientos colectivos, se adivina el interés conjunto de historiadores y antropólogos por la búsqueda de la memoria: los primeros ayudan a los segundo a medir los deslizamientos de la memoria en relación con la realidad histórica; los segundos proponen a los primeros una interpretación de estos deslizamientos a la luz de lo que está en juego en el presente cultural, en lo social y en lo simbólico. Podemos adoptar el mismo enfoque en el caso de la dimisión de la memoria, el olvido: la amnesia colectiva no puede explicarse por completo sin la colaboración de historiadores y antropólogos” (2006:77). 128

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este segundo grupo están los olvidados que con sus recuerdos periféricos o subalternos tratan de ejercer cierta resistencia a la desaparición simbólica y material (Campos, 2005:31). A partir de un estudio sobre la construcción histórica de las favelas brasileras, Campos (2005) analiza las dinámicas de poder y resistencia que determinan los procesos de construcción espacial de la ciudad del Rio de Janeiro. Tales dinámicas indican a lógicas de construcción espacial urbana semejantes a aquellas operadas en las villas de Buenos Aires donde el hacer la ciudad es monopolizado por los grupos más representativos mientras a los demás –y más específicamente las llamadas minorías–, resta seguir el flujo de las decisiones de los primeros (Campos, 2005:19): Históricamente, sobretodo en la ciudad de Rio de Janeiro, las favelas, así también los conventillos129, surgieron en el escenario urbano carioca para suplir el déficit habitacional, abrigando, inicialmente, en su gran mayoría, una masa de pobres que buscaba habitar próximo a los lugares de mayor ofertas laboral, principalmente para aquellos sin cualificación profesional. Por no constituirse como individuos fenotípicamente encuadrados en los ideales de monarquistas y, posteriormente, de republicanos, (…) los negros esclavos o libres fueron excluidos de las prácticas políticas y marginados económicamente, señalados por la sociedad de la época (…) como “vagos”, “ociosos”, “desocupados” (…) y otros términos sociales peyorativos, que, en su raíz, tuvieron como antecedente el preconcepto racial… Las estrategias de sobrevivencia y resistencia desarrolladas por las masas pobres, en las favelas (espacios contemporáneos), debido a las varias intervenciones del Estado se revelan como conflictos eminentes con el poder público. Este casi siempre asociado a los intereses de los grupos socialmente dominantes. La apropiación del espacio por los más pobres (…) era (y es) considerada como una transgresión al ordenamiento del suelo urbano. (Campos, 2005:21-22)

Las pujas por qué cosas, personas, tiempos y espacios olvidar o recordar, evidencian el carácter intrínsecamente político de la relación entre memoria y olvido, su sentido organizador y reorganizador pues, “dado que la memoria es más anima mundi que imago mundi, dado que puede actuar sobre el mundo, los intentos de manipularla son permanentes” (Candau, 2006:75). Para el caso de los migrantes bolivianos y paraguayos residentes de villas de Buenos Aires, estos procesos de resistencia tuvieron doble significado ya que, además, implicaron el reconocimiento de sus lazos con la sociedad de inmigración, la nación. Lazos también construidos a partir de la identificación de la población migrante con históricos movimientos de resistencia y movilización villera. Movimientos en los cuales participaron y/o se identifican. Volveré a esta cuestión en el próximo apartado. Por ahora, me interesa recalcar el eje político de los procesos de memoria y olvido bajo otro proceso histórico en el que participó la población migrante a escala urbana: la transformación de los villeros en vecinos. En épocas de democracia, los principios de igualdad no sólo frenaron las repatriaciones sino abrieron espacio a una nueva denominación para los pobres nacionales y extranjeros, la de 129

“Cortiços” en el original en portugués. 129

vecinos de la ciudad. De hecho, las autoridades municipales utilizaron la nomenclatura para dialogar con los residentes de villas durante todo el proceso de intervención. Las declaraciones de los políticos y diputados y las discusiones con los funcionarios públicos estuvieron plagadas del término vecino. Sin embargo, ser enunciados como vecinos no implicó un cambio en las condiciones de vida y hábitat de los Autoconvocados. Tampoco implicó, el reconocimiento de la historia vecinal de la ocupación territorial de aquellos que, en la práctica, siguen siendo tratados como villeros. El hecho de convertir nominalmente a los villeros en vecinos para luego declararlos ciudadanos fue explicado por Frederic (2004, 2005) como parte de un fenómeno histórico político en Argentina130. Según Frederic (2004) la supuesta “ciudadanización de los villeros” vía sustitución del término villero por vecino marcó una tendencia a la despolitización de los sectores populares al desafiliarlos de un grupo político de resistencia histórica. Eso contribuyó a profundizar el proceso de invisibilización y ocultamiento de la población villera como actores políticos y desarticularlos como comunidad política (Frederic, 2004; 2005:327). A través de la memoria los Autoconvocados trataron de “existir” –o resistieron a desaparecer- rescatando las historias territoriales y políticas de ocupación y movilización. Trataron de encontrar en ellas una base concreta donde anclarse durante el momento de inseguridad habitacional por el que transitaban y, al mismo tiempo, conectarse como ciudadanos a la historia de la ciudad. Al participar de estos procesos, incluso como mayoría numérica, los migrantes configuraron una parte importante de la memoria de las clases populares en Argentina, específicamente aquella de la clase popular que habita en las villas de la ciudad. 5. Reconocimientos y enlaces de lucha A fines de 2008 los Autoconvocados de Fátima se movilizaron hacia el Palacio de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, un imponente edificio de estilo Luis XIV que se localiza en los límites de las calles Perú, Avenida Pte. Julio Argentino Roca (Diagonal Sur), Hipólito Irigoyen y Bolívar. Con sus pancartas y pasacalles, el grupo de Villa Fátima llegó al centro político y geográfico de la ciudad para protestar contra el traspaso de las funciones del Si bien Frederic no generaliza los resultados de su etnografía (llevada a cabo en la ciudad de Uriarte, en Argentina), menciona las posibles transcendencias de su caso para observar otros contextos nacionales: "Más bien, en Uriarte, así como en otros municipios gobernados por el peronismo –como es el caso de Morón– el villero ocupó el centro de la imaginación comunitaria política durante los años de 1980. Pero cuando los vientos neoliberales comenzaron a soplar en Argentina, los funcionarios municipales de Uriarte recrearon la comunidad política apelando a la imaginación de una comunidad formada por vecinos. Tampoco Uriarte fue una excepción, quizás solo haya tomado la delantera, porque lo cierto es que ya en la Convención Constituyente de 1996, mediante la cual se sancionó la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires que le diera su autonomía, quedó incorporada la futura sanción de una Ley de Comunas que contemplara la comunidad barrial como base de la organización política" (Frederic, 2005:326). 130 130

IVC (referentes a los servicios de urbanización y construcción) a la Corporación Sur. Entre la marea de manifestantes, la “geografía de la protesta” se delineó a través de carteles que, además de plasmar consignas de reclamo, identificaron el enclave residencial de los manifestantes. Los de la Autopista AU3 (también conocida como “la traza”) pidieron por el cumplimento de la ley 324y 341131 y por la vivienda definitiva establecida por dicha legislación. Los carteles de Villa Fátima reclamaron por la vivienda digna y contra el traspaso de las funciones del IVC a la Corporación Sur, mientras los de la Villa Bajo Flores rechazaron a la Corporación Sur por creerla de orientación política y económica incompatible con los intereses públicos: “¡No a la empresa privada!”. También concurrieron a la protesta un pequeño número de habitantes de Villa Barracas y del conjunto habitacional Piedrabuena. Entre la constelación de pequeños núcleos, al mismo tiempo articulados y delimitados, un grupo de manifestantes se destacó por subsumir su procedencia residencial a otra demarcación territorial identitaria: la pertenencia nacional. Compuesto en su mayoría por hombres de origen boliviano, el grupo no exhibió carteles sino banderas de Bolivia. Munidos de megáfono, dispararon sus quejas contra las mismas dinámicas rechazadas por los habitantes de la villa Bajo Flores, pero con una consigna extra: “¡No a Buenos Aires Produce!”. Casualmente, un contingente considerable de trabajadores del sector textil había organizado una protesta para el mismo día y horario que los vecinos de las villas. Los trabajadores protestaron contra la ley 3019. La normativa declaró la emergencia laboral y de infraestructura de las micro y pequeñas empresas de indumentaria, calzado y afines y sancionó el Programa Buenos Aires Produce132. El Programa tiene como objetivo mejorar las condiciones laborales del rubro vía manutención y regularización edilicias de los talleres textiles. Pero aunque el objetivo de la creación de la normativa fue "promover la regularización de las empresas declaradas en emergencia conforme el articulo 1ro (micro y pequeños talleres), garantizando la elevación de la calidad de empleo de sus trabajadores" (Ley 3019, art. 2), los talleristas no lo interpretaron de la misma forma. La Ley 341: “sancionada por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires el 24 de febrero de 2000 permite el otorgamiento de créditos a personas físicas y jurídicas (cooperativas, mutuales y organizaciones sociales sin fines de lucro) de escasos recursos. Dicha ley permite financiar total o parcialmente las siguientes operatorias: Compra o construcción de vivienda económica unifamiliar o multifamiliar; Compra de vivienda económica unifamiliar o multifamiliar y obras destinadas a ampliación o refacción; Obra destinada a ampliación o refacción; Compra de edificios y obras destinadas a su rehabilitación. La CMV puede financiar hasta el 100% de las operatorias descriptas anteriormente de acuerdo con la tasación oficial que suministra el Banco de la Ciudad de Buenos Aires. El monto de los créditos a otorgar no puede superar la suma de 30.000 pesos por grupo familiar. De esta forma, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires desarrolla emprendimientos de solución habitacional definitiva, mejorando la eficiencia social de las distintas alternativas de alojamiento” (Documento del Consejo Nacional de la Vivienda, nº 7, septiembre 2002). Ya la ley 324 establece la "Recuperación de la traza de la ex – AU3".Para más detalles consultar: http://www.buenosaires.gov.ar/areas/com_social/vivienda/324.php 132 No haré un análisis sobre la ley y del programa en cuestión ya que esto excedería los objetivos de este trabajo. La intención es señalar el vínculo entre el reclamo laboral y habitacional de aquellos habitantes de la zona sur de la ciudad que confluyeron a la casa legislativa. Para más detalles sobre el programa consultar: http://www.cedom.gov.ar/es/legislacion/normas/leyes/ley3019.html 131 131

Reclamaron, al contrario, que la normativa precarizaría aún más su situación laboral, toda vez que se podrían clausurar los talleres domésticos sin brindar a los trabajadores una alternativa adaptada a su verdadera situación habitacional y migratoria. Según las opiniones de los manifestantes –registradas al momento de la movilización– las condiciones habitacionales concretas de los trabajadores del sector textil, en su totalidad residentes de villas, era incompatible con lo establecido por la normativa. El principal problema se relacionaba a los requisitos exigidos por el Programa: La inscripción se llevará a cabo en la Subsecretaría de Trabajo del Ministerio de Desarrollo Económico y deberá realizarse dentro de los 120 días a contar desde la entrada en vigencia de la norma. Son requisitos para la inscripción, entre otros, que el personal de la empresa se encuentre debidamente registrado; y que el inmueble cuente con espacios exclusivos para la producción, instalaciones eléctricas y de gas adecuadas en relación al parque de máquinas instalado, condiciones edilicias estructurales que garanticen el no desprendimiento de techos o mampostería, extintores de incendio y correcta señalización y operabilidad de medios de salida. Las empresas que reuniendo los requisitos no adhieran al programa, serán pasibles de la aplicación de sanciones133.

De hecho, es de conocimiento común que los trabajadores más precarizados del rubro no disponen de otro lugar para desarrollar su actividad que su propio hogar. Los hacinados talleres domésticos que funcionan en las villas, en general familiares, absorben buena parte de la mano de obra migrante excedente de la ciudad. Se conjuga así la falta de acceso al mercado formal de la vivienda con el laboral. Al establecer que “pueden adherir al programa los talleres que cuenten con hasta 15 personas, ocupen un espacio de no más de 200 metros y se encuentren funcionando sin la habilitación correspondiente del Gobierno de la Ciudad” (art.3), y prever sanciones de clausura, suspensión de la actividad y multas a los que no respeten la normativa (art. 13), la ley acaba por sumar un problema aun mayor a la población. Si bien es loable en su objetivo de mejorar las condiciones laborales de la categoría, la normativa no tomó en consideración la realidad socioeconómica de la población puesta bajo su disposición. Desde la óptica de los afectados, la normativa configuraba una amenaza y no, como planteada en su texto de ley: una "elevación de la calidad de empleo" (Ley 3019, art. 2). Y no obstante el art. 6 ofrezca “(…) al interesado asesoramiento técnico para que lleve a cabo las adecuaciones necesarias, las que deberán completarse en el término máximo e improrrogable de sesenta (60) días", no menciona ningún tipo de soporte económico que permita a los

Los testimonios y opiniones de los manifestantes también fueron divulgados por un reconocido periódico editado por la colectividad boliviana. La nota, titulada “Buenos Aires produce… y te abrocha” indica que “esta ley es altamente inviable y restrictiva, o sea que no va dirigida a solucionar el problema sino a proporcionar argumentos a futuras acciones de gobierno” Disponible en: http://www.renacerbol.com.ar/edicion173/actualidad01.htm 132 133

beneficiarios llevar a cabo las adecuaciones edilicias necesarias, pasando por alto que la precariedad edilicia corresponde a la precariedad económica de los habitantes de villas. La alternativa brindada a los talleristas más precarios fue centralizarlos y transferirlos hacia el Polo Textil. Pero el problema y la paradoja fue que el flamante Polo, pre inaugurado por el Ministerio de Producción y por la Corporación Sur desde diciembre de 2007, todavía no se encontraba en condiciones edilicias para su funcionamiento. El primer plazo declarado para la finalización de las obras (marzo de 2008) no fue cumplido y el segundo (fijado para septiembre de 2008) tampoco. Para la fecha de la movilización, un año después de la pre inauguración, no había previsión para la finalización de las obras del Polo Textil y, consecuentemente, sobre su disponibilidad para albergar a los trabajadores. Desconfiados respecto de las verdaderas intenciones del Gobierno de la Ciudad, los talleristas acusaron a las autoridades de llevar adelante una política de “expulsión de los migrantes para las afueras de la ciudad”. Residentes de villas, talleristas y/o trabajadores pasaban por una situación análoga, engendrada por la incapacidad legislativa y técnica del poder público: falta de relevamiento sobre la población afectada, tanto en términos numéricos como sobre sus modos de vida, falta de una visión integral sobre los problemas de dichas poblaciones y un cuerpo normativo poco compatible con las posibilidades técnico administrativas institucionales. Frente a esta situación, talleristas y residentes de villas buscaron llamar la atención sobre la incompatibilidad entre los proyectos y las políticas públicas y su situación habitacional, laboral y migratoria. En el caso de los habitantes de Villa Fátima, por lo menos desde cuatro meses antes demandaban la realización de un nuevo censo poblacional, alegando irregularidades en los relevamientos de años anteriores (2001, 2003 y 2007). Los querellantes advirtieron que los datos, usados como parámetros para la adjudicación de las viviendas en el año 2009, no coincidían con la inestabilidad residencial de los afectados. De hecho, algunos habitantes no censados en el año 2001 (por vivir en régimen de inquilinato, por estar en viaje, no estar en el domicilio a la hora de la visita del censista o por cualquier otro motivo), aparecieron en los censos de los años 2003 y/o 2007. De esto resulta que, ya sea viviendo en la villa desde el año 2003 o anteriormente y, aun que pudiesen comprobar dicha situación a través de otros documentos (como un comprobante escolar o un registro del sistema de salud), estaban sujetos al desalojo de su vivienda sin tener el derecho a la adjudicación de una nueva. Más allá de aquella confluencia casual, los problemas compartidos entre Autoconvocados y talleristas indicaron la compleja –y perversa– trama entre trabajo informal, vivienda precaria, proyectos que profundizan situaciones de irregularidad e inseguridad social e intervenciones 133

estatales escasamente planificadas y reguladas. El encuentro de las manifestaciones puso en evidencia a la trama que enreda un determinado sector social y territorialmente ubicable: los pobres residentes de villas de la zona sur de la ciudad de Buenos Aires. La movilización cumplió una función didáctica en tanto permitió a los manifestantes hacer visible el panorama social, económico, político y legal al que se encuentran circunscriptos. En la reunión de Autoconvocados posterior al evento, se generó una reflexión conjunta sobre la precariedad compartida. En la evaluación de la protesta –un punto en la pauta de reuniones que siempre figuraba después de las manifestaciones– los movilizados hicieron un resumen sobre el acto, y las posibles consecuencias de la acción, a los demás vecinos. Eso incluyó opiniones sobre los talleristas y otros residentes de villas también organizados en torno a la lucha por la urbanización. Evaluaron la unificación de las protestas como beneficiosa. Consideraron que la gran cantidad de manifestantes aumentó la posibilidad de llamar la atención de las autoridades sobre sus problemas y además, constataron: “somos muchos y estamos en la misma”. Las movilizaciones fueron importantes momentos de encuentro entre la población villera. En los actos se conocían y reconocían compañeros de lucha, se intercambiaban teléfonos y opiniones y se conformaban redes. En general, las reuniones posteriores a las manifestaciones se caracterizaron por un clima de euforia y optimismo. En este sentido, considero que las movilizaciones fueron una importante vía de escape para las tensiones de la lucha por la vivienda. Al mismo tiempo que inyectaban ánimo a los participantes, contribuyeron a visibilizarlos frente a las autoridades y a la sociedad y así mantener la existencia de dicha población en la vida pública. 6. Inestabilidad institucional e inseguridad habitacional. Ingredientes para un conflicto La primera reunión entre Autoconvocados y autoridades, arreglada por medio de las militantes Clara y Eva, fue en la capilla de Villa Fátima y generó grandes expectativas en los habitantes que esperaban, finalmente, obtener información precisa sobre la intervención. Pretendían, además, establecer un contacto personalizado con los funcionarios públicos de modo de ganar cierta visibilidad y pactar algún tipo compromiso. Para aprovechar al máximo el tiempo los Autoconvocados diagramaron una pauta para la reunión. Primero se presentarían como un grupo de vecinos organizados, luego cotejarían información, presentarían los problemas generados por la intervención y finalmente lanzarían propuestas y pedirían participar en la toma de decisiones referentes a la intervención. Asesorados e incentivados por las militantes Clara y Eva, y por los religiosos Maria y Gustavo, agruparon sus problemas por casos y a partir de ellos 134

armaron bloques de preguntas. Las militantes recordaron a los vecinos que si bien habían ayudado a formular las preguntas, ellos eran los que mejor conocían sus problemas y por lo tanto, quienes deberían exponer su situación y hacer las preguntas, sin mediadores. Aquella noche, las autoridades encontraron una mesa de vecinos bien organizados y dispuestos a salir de aquel primer contacto con respuestas. Los vecinos, por su parte, conocieron a tres señores titubeantes y poco informados sobre la operatoria de Villa Fátima. Habían pasado seis meses desde la asunción del nuevo gobierno municipal, pero los funcionarios dijeron no conocer todavía el proyecto a desarrollar en Villa Fátima. Explicaron el problema de la siguiente forma: "Tenemos poca información pues cuando la gestión anterior se fue... se llevaron todas las carpetas"134. La inusitada respuesta indicó la principal característica de la intervención: escaso conocimiento técnico administrativo sobre las obras en ejecución, perfil y necesidades de la población afectada, falta de planificación a largo plazo y recurrente transferencia de responsabilidades entre organismos, escalas de gobierno y partidos políticos. La inestabilidad institucional expresada en la imprecisión sobre las acciones y medidas públicas generó una gran inseguridad habitacional para la población135. Los encargados del proyecto lo desconocían pero, aun así, brindaron algunas alternativas a las demandas vecinales. Para los que no quisieron reubicarse en los nuevos departamentos se les propuso cambiar su vacante con un vecino que estuviera interesado en mudarse, quedándose así con su casa. El problema –plantearon los vecinos– sería encontrar personas dispuestas a dejar sus casas. Razonaron que, si el vecino se interesara por el cambio eso significaba que su casa tampoco estaba en condiciones de habitabilidad. Frente a la probable hipótesis, los funcionarios dejaron abierta la posibilidad de que el gobierno destinara un fondo para hacer mejoras en dichas casas. Sin embargo, no supieron precisar cómo se podría en práctica dicha “opción”, tampoco los plazos y los montos destinados a las mejoras edilicias. La propuesta convulsionó el cotidiano y las expectativas de los vecinos, incluso las de aquellos que, hasta el momento, no habían sido afectados por el proyecto. En las semanas siguientes a la reunión registré la desesperada carrera de los afectados en búsqueda de posibles interesados en cambiar sus casas por departamentos, hecho acompañado de una gran especulación respecto al estado y al valor de los inmuebles a cambiar. El periodo fue marcado por una fase de gran agitación pero también por la apertura de cierto dialogo a través de un funcionario dispuesto a dedicar atención al caso. Sin embargo, un El actual jefe de gobierno de la ciudad ganó las elecciones en junio de 2007 y asumió formalmente el cargo el 10 de diciembre de 2007. Al momento de la reunión con los pobladores de Villa Fátima habían transcurridos seis meses del comienzo del mandatario y del cambio de gestión. 135 Los funcionarios dijeron estar dispuestos a solucionar los problemas "caso por caso, de cada uno de los vecinos". Cuando los autoconvocados les preguntaran precisamente cómo lo harían, respondieron de la siguiente forma: “Se utilizarán las herramientas disponibles del Estado para hacer cumplir el bien común”. 135 134

hecho fortuito desestabilizaría nuevamente las negociaciones y contribuiría a profundizar la inseguridad habitacional de los vecinos: la muerte del mencionado funcionario. Conmocionados por la fatalidad, los Autoconvocados se reorganizaron para evaluar conjuntamente la situación y decidir sus próximas acciones. A partir de una apreciación colectiva de forma unánime los vecinos consideraron que la pérdida del funcionario era un duro golpe a las estrategias de los Autoconvocados, pues implicaba la interrupción y/o retroceso del diálogo con la institución. Luego, la evaluación cedió espacio a la duda: ¿Quién sería el próximo funcionario designado por el gobierno? ¿Se mantendría la disposición de diálogo lograda con el funcionario anterior? Para alivio de los Autoconvocados el nuevo encargado de la operatoria fue el asesor del anterior funcionario. Sin embargo, las militantes se enteraron de una desalentadora noticia: "Olivera (el nuevo gestor) no sabe cuál es la nueva fecha de adjudicación, hasta el día 15 no se hizo nada y nadie sabe para cuando será". La falta de protocolo formalizado y el cuño personal de las decisiones (centralizadas en la figura del ex funcionario) paralizó al proceso de intervención y dejó nuevamente a la deriva a los beneficiarios de la política urbana. Pasado cierto tiempo, los Autoconvocados –más cansados y menos entusiasmados– retomaron el diálogo con el Instituto. Pero la prolongada etapa de adjudicación de vivienda –mismo para el caso de los que deseaban mudarse a los departamentos– y la circulación de rumores sobre la venta de departamentos a personas de afuera de la villa generó un clima de inquietud y agitación social. Al cabo de seis meses, la articulación entre inseguridad residencial e inestabilidad institucional resulto en un grave incidente en la villa. Los medios de comunicación lo llamaron de “la batalla campal de villa Soldati”. La policía utilizó carros hidrantes y contó con el aporte de la Guardia de Infantería, helicópteros y motociclistas. La batalla campal fue a partir de las cuatro de la tarde y terminó cerca de las 20. En el lugar se hizo presente el comisario inspector Sebastián Seggio, quien dijo ante las cámaras de TV que la situación estaba “controlada”. Los vecinos le pidieron explicaciones por la represión. “Yo llegué más tarde, no vi nada”, fue su única respuesta 136

Según los testimonios de los Autoconvocados, la llegada y la instalación de un grupo de personas ajenas a la villa había disparado el ya latente conflicto. Al constatar la ocupación de los departamentos, los que esperaban desde hacía meses por la adjudicación metieron mano en el asunto. El violento conflicto entre vecinos fue reprimido vía fuerza policial. Luego del conflicto, se supo que se trataba de un grupo de personas en situación de emergencia habitacional que, por medio de una orden judicial, habían sido conducidas a los departamentos. Los autoconvocados nunca fueron informados sobre aquella decisión pública. Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-123895-2009-04-25.html. Otra nota sobre el conflicto puede ser consultada en: http://edant.clarin.com/diario/2009/04/24/um/m-01905079.htm. 136 136

6.1 La transferencia de responsabilidades Che Macri no chamulles más, Che Macri no chamulles más, Hay guita para los del norte y para los del sur hambre y nada más137.

Los Autoconvocados pujaron constantemente para ser escuchados por las autoridades. Frente a la recusa –vía silencio– de los organismos públicos a abrir espacios de consulta y diálogo con la población, así como la falta crónica de información sobre las acciones públicas, una de las estrategias de la población fue “irrumpir” inesperadamente en las sedes de los organismos. Por medio de estas acciones, los Autoconvocados reivindicaron simplemente ser recibidos por algún “responsable”. Imbuidos de estas expectativas, alrededor de cincuenta residentes de Villa Fátima se dirigieron hacia la sede del IVC entre las calles Sarmiento y Carlos Pellegrini 138. Desde la calle, los Autoconvocados levantaron sus carteles con la siguiente insignia: “no somos ciudadanos de segunda”. Una vez en el palier de la institución los autoconvocados pidieron comunicarse con el encargado del caso de Villa Fátima y exigieron ser informados sobre las medidas del IVC respecto a los casos sin solución. Desde la institución se les comunicó que el funcionario responsable por la intervención en Villa Fátima no se encontraba en el Instituto aquél día y que el grupo debería volver al día siguiente. Al negarse a abandonar la institución sin una previsión concreta sobre los plazos de las obras, el grupo fue recibido por un titubeante funcionario que se presentó como “el arquitecto”. El arquitecto trató de calmar los ánimos de los impacientes vecinos con la promesa de apertura de una nueva tanda de adjudicaciones de viviendas, pero no supo informar cuando y de qué forma se realizaría dicho procedimiento. Los Autoconvocados también exigieron una respuesta al petitorio entregado vía mesa de entrada, en el cual denunciaban las irregularidades en el proceso de adjudicación de viviendas. El arquitecto dijo no disponer de ninguna información al respecto. En la reunión posterior al acto, Verónica denominó las acciones del organismo púbico como una “bicicleteada”139: Cántico de protesta entonado durante las manifestaciones de los Autoconvocados. Las palabras “chamullo” y “guita” significan en lenguaje coloquial, respectivamente, “falacia/mentira” y “dinero”. 138 Además de las militantes de la Chispa, también estuvieron los militantes de "La Cámpora”. Hasta entonces mi contacto con estos militantes había sido muy escaso ya que los mismos no participaron en las reuniones vecinales. A pesar de seguir desarrollando sus actividades independientemente, mantuvieron una relación de colaboración y apoyo hacia la causa de los Autoconvocados. Aquel día en particular, colaboraron con Clara en la tarea de instruir a los manifestantes, asesorarlos sobre la mejor forma de interpelar al IVC: cómo entrar al lugar, con quién hablar y qué cosas preguntar. Consensuaron que era mejor entrar al Instituto “de a pocos” y sin llamar la atención, "si no, no van a dejar que todos entremos". Una vez adentro –concluyeron– deberían hacer “presión” para ser recibidos. 139 En la jerga local bicicletear significa dar vueltas sobre un asunto sin ofrecer una concreción. 137

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Les dijimos de todo... vivienda, luz, la mugre de las calles, ¡de todo! Pero ellos dijeron que cada una de las instituciones tiene su función y que ¡los reclamos tienen que ser dirigidos a cada una en separado! Tenemos que organizarnos para pedir a cada uno lo que corresponde a cada uno... Ellos te bicicletean de lo lindo. Si ellos no nos dan respuesta tenemos que ir al frente... porque ellos te bicicletean de lo lindo…

Las “bicicleteadas” contribuyeron a generar el clima de invisibilidad e inseguridad entre una población que se sentía cada vez más lejos de participar de las decisiones barriales que involucraban su destino habitacional. La transferencia de responsabilidades entre autoridades, instituciones públicas y escalas de gobierno (Ciudad y Nación) vetaron la autonomía de los proyectos habitacionales personales. Situaciones como esta abundaron en el cotidiano de las intervenciones públicas. Pero la transferencia de responsabilidades no se dio sólo entre facciones y escalas del Estado sino también hacia otros sectores sociales y hacia la población misma. La responsabilidad de regular y fiscalizar, por ejemplo, fue transferida desde el poder público hacia los beneficiaros de la política y la de administrar los servicios comunitarios hacia la Iglesia Católica. En cierta ocasión, los Autoconvocados pudieron anudar un contacto con un representante de la Corporación Sur. En el diálogo, expusieron sus preocupaciones respecto al espacio verde planificado en el proyecto para el centro de la manzana. Desde largo tiempo los autoconvocados hacían hincapié sobre el problema de la degradación y falta de manutención de los espacios públicos, citando como ejemplo la situación de abandono de los parques y áreas de recreación aledañas a la villa. Para demostrar el peso del problema y comprobar la unanimidad de la opinión de los vecinos al respecto, los Autoconvocados –bajo la coordinación de las militantes y la ayuda de la monja–, organizaron una consulta popular. Los resultados dieron base a un documento enviado a la Corporación Sur, donde los vecinos explicaban que los espacios verdes, sin la debida manutención pública, acababan por transformarse en una amenaza a la seguridad de la población. Los vecinos reconocieron la importancia fundamental de los espacios verdes sin embargo, argumentaron que sin iluminación, manutención pública y la presencia de efectivos policiales durante la noche, era probable que el centro de la manzana se convirtiera en un lugar inseguro, además de correr el riesgo de ser nuevamente ocupado. Por eso, preferían que el proyecto de urbanización para el centro de la manzana contemplara una sala de salud, un polideportivo y/o una guardería140. En el documento encaminado a la Corporación Sur, los querellantes expusieron el siguiente argumento: “en diversas reuniones de la Comisión de Vecinos y Vecinas se dialogó acerca de este proyecto, ya que la mayoría opina que la plaza no constituye una prioridad para el barrio. Por el contrario, muchos vecinos plantean que las plazas existentes son ocupadas permanentemente por grupos de jóvenes con problemas de adicciones, que con frecuencia las plazas son también lugares de venta de sustancias, lo cual limita el uso libre de este espacio por parte de las 138 140

Mediante tales inquietudes y sugerencias, las autoridades competentes respondieron estar “pensando sobre el polideportivo y la guardería” y agregaron que, en caso que estos proyectos fuesen aprobados, “la idea de la corporación Sur es dejarlos a cargo de la iglesia”. Frente a la perplejidad de los vecinos y de los propios religiosos, Eva (militante de La Chispa/CP17) cuestionó al funcionario: “pero ¿por qué no es como en cualquier otro barrio de la ciudad? ¡El Estado debe hacerse cargo, no la iglesia! El Estado tiene que cumplir sus obligaciones y estar presente”. Aquella no fue la primera vez que las instituciones indicaron, al menos el deseo, de transferir ciertas decisiones y tareas administrativas hacia la iglesia. En otra ocasión, funcionarios públicos sugirieron a la población que la iglesia tendría cierto poder de decisión sobre quienes podrían o no permanecer en la manzana desalojada. Cuestionados sobre la veracidad de la información, la monja y el sacerdote villero se mostraron tan sorprendidos como los demás vecinos. Otra forma común por medio de la cual las autoridades trataron de transferir responsabilidades, fue pedir la participación de la propia población a la hora de fiscalizar a las políticas de las cuales eran beneficiarios. Así, cuando los Autoconvocados exigieron el cumplimiento de las normas establecidas en los documentos de la operatoria y sobre todo el respeto al derecho de los vecinos desalojados de la manzana cinco141 a ser trasladados con prioridad a los departamentos, el IVC los impulsó a denunciar formalmente y “con pruebas” las irregularidades. La indicación causó desconcierto entre aquellos que, desde el principio de las obras, reclamaron la presencia reguladora del poder público: "El IVC dijo que tenemos que denunciar las irregularidades. ¡Yo no soy autoridad! ¡Ellos son los que tienen que venir a fiscalizar… ellos son los que tienen que comprobar si está todo bien!"

familias del barrio. Frente a estas inquietudes, en el espacio de asamblea se decidió realizar una Consulta Popular de modo de poder obtener propuestas consensuadas que den cuenta de las necesidades de la comunidad. La Consulta Popular consistió en solicitarle al vecino que opine sobre 'qué es lo que más necesita el barrio hoy', marcando tres opciones en orden de prioridad. Por esta razón la cantidad de votos es aproximadamente tres veces la cantidad de encuestados. Se encuestaron 440 personas del barrio, teniendo en cuenta que estuvieran representados jóvenes y adultos, varones y mujeres (se adjuntan las planillas de encuestas firmadas por los encuestados). Los resultados de la Consulta definen como los proyectos más votados, así como los más prioritarios (es decir, votados como primera opción) a una Salita de Salud en primer lugar, un Polideportivo en segundo lugar, y una Guardería en tercer lugar (se adjuntan cuadros de resultados)” (Nota a la Corporación Sur, presentada en la mesa de entrada de la institución el 10 de febrero de 2009). Tuve la oportunidad de contribuir en la realización de la Consulta Popular. La dinámica consistió en formar grupos de encuestadores voluntarios, donde cada uno se encargó de indagar una muestra de vecinos por manzana. La encuesta fue realizada en el fin de semana y movilizó a militantes y vecinos en un trabajo bien organizado y coordinado. La villa fue dividida en sectores y en cada uno de ellos se buscó extraer un muestra representativa. La tarea me permitió conocer algunas de las historias habitacionales descriptas en esta tesis. 141 En general los reclamos y petitorios fueron dirigidos a todos los órganos que de alguna forma podían solucionar o intervenir en el problema. Eso dio a los Autoconvocados cierta seguridad de que su problema fuera “documentado” (registrado por alguna autoridad o institución) y denunciado en los espacios institucionales. Confiaron en que estos procedimientos aumentarían las probabilidades de éxito de sus demandas. Debido a la formación profesional de las militantes (una abogada, otra socióloga) los documentos fueron redactados en lenguaje jurídico y formal. No obstante, las militantes no entregaron a las autoridades ninguna petición o documento de denuncia sin la lectura, aclaración y debate sobre el contenido de los respectivos documentos en las reuniones vecinales. 139

Al transferir parte de sus responsabilidades a los vecinos, el IVC obligó a los pobladores a encargarse de sus propios problemas. De esta forma, se eximió de movilizar los recursos públicos hacia la supervisión y control de la operatoria, recursos fundamentales para lograr el éxito (o al menos la posibilidad de un proceso de evaluación retrospectiva) en la aplicación de cualquier política pública. Estas acciones contribuyeron a profundizar la inseguridad habitacional de los pobladores y la desconfianza respecto del poder público, además de habilitar ciertas acciones desesperadas por parte de la población, tales como las ocupaciones de viviendas que se describirá seguidamente. 6.2. Los tiempos de violencia y diálogo En abril de 2009, la toma de departamentos y el enfrentamiento entre vecinos de Villa Fátima fueron noticia en periódicos de grande circulación y en un par de canales de televisión 142. Los canales de televisión no retrataron las mejores noticias desde el sur. Una vez instalado el conflicto en los medios de comunicación, las autoridades municipales se pronunciaron al respecto. El Jefe de Gabinete del gobierno porteño pidió diálogo a los vecinos aunque, en su opinión, era muy difícil dialogar con “personas violentas”. Asimismo agregó: "No creo en las casualidades. Hay una coincidencia inocultable con el momento electoral. En todo 2008 no hubo problemas de este tipo y en el último mes hubo cuatro casos". Consultado sobre las medidas tomadas al momento del conflicto se expresó: “En el lugar hay gente nuestra, del Instituto de la Vivienda que está intentando dialogar con los vecinos. Acá hay algo más. Nada justifica lo que está ocurriendo, por más necesidad de vivienda que tenga una persona” 143. Entre los elementos señalados para explicar el conflicto el jefe de Gabinete no mencionó el principal de ellos: el vacío institucional antes de la toma. Es probable que este no sea el único “algo más” que explique la situación, pero seguramente fue uno de los principales motivos para la ocupación de las viviendas. La toma de los departamentos no fue una acción organizada por los Autoconvocados, aunque haya figurado en las reuniones como posible medida de presión por la adjudicación de las viviendas. A pesar de los rumores sobre la supuesta venta de departamentos por parte de políticos y punteros la mayor parte de los vecinos prefirió tomar la vía formal, pujando por el diálogo y confiando en los procedimientos administrativos del IVC. Cuando las cámaras de TV y los diarios llegaron al local, las imágenes instantáneas de la “batalla” televisada para toda la ciudad fueron insuficientes para retratar la complejidad del

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Consultar: http://edant.clarin.com/diario/2009/04/25/um/m-01905586.htm Declaraciones públicas disponible en: http://edant.clarin.com/diario/2009/04/24/um/m-01905079.htm 140

conflicto vivido –y debatido- por los habitantes de Villa Fátima. Algunos medios llegaron a publicar los testimonios de algunos residentes sobre la raíz del problema. No obstante, la mayoría optó simplemente por captar y retransmitir escenas de violencia, imágenes de niños que circulaban en el local, peleas entre vecinos y el testimonio de algunos de ellos. Violeta estuvo en el epicentro del conflicto y apareció como una de las protagonistas del relato mediático144. Pero este no fue el caso de Mariela, sorprendida por los helicópteros que sobrevolaron la Chispa mientras participaba de una reunión de vecinos y militantes. Mariela contó que el grupo fue sorprendido por las bombas de gas lacrimógeno que cayeron en el patio de la asociación. Aquella misma noche, cuando la llamé por teléfono me indicó: "¡Mirá el noticiero! No sabes lo que fue, un horror, una batalla campal, nosotros no sabíamos que hacer, helicópteros, mucha policía, la TV...". El horror de Mariela coincidió con el de otros testimonios captados por los medios: "los policías entraron en todo el barrio, no sólo donde estaban las viviendas tomadas. Y tiraban balas de plomo contra el piso, y también de goma. Los gases lacrimógenos caían adentro de las casas"145. La intervención del poder público se desplegó sobre Villa Fátima a través de una faceta bastante conocida para las poblaciones de villas: la manutención del orden vía fuerza policial. La violencia en su forma manifiesta y espectacularizada fue transmitida en vivo para toda la opinión pública de la capital. Pero la violencia latente, que azotó de forma velada y progresiva la población durante todo el proceso de la intervención pública (la discriminación institucional, la inseguridad residencial de los habitantes y los conflictos vecinales, entre otros) no se transformó igualmente en noticia. Una vez manifiesta, captada y transmitida, la violencia retornó al estado latente, dejando, una vez más, de causar interés a los medios, opinión pública y autoridades. El llamado al diálogo también siguió el ritmo cíclico y alternado de ambas violencias. Durante los tiempos de violencia manifiesta, las autoridades fueron las que llamaron mayoritariamente al diálogo mientras que en los largos tiempos de violencia latente fueron los pobladores de las villas los que reiteradamente lo demandaron. Las distintas formas que adquiere la violencia en procesos políticos de correlación de fuerzas y contraposición de intereses en contextos populares no es un hecho novedoso para las ciencias sociales. Atravesó desde los estudios clásicos de Karl Marx y de Max Weber hasta las investigaciones contemporáneas que atienden a la dialéctica de las tensiones y conflictos del 144 Violeta

fue indicada por los periodistas como “la vocera del grupo”. Sus declaraciones reflejan parte de los debates vecinales: “Esto es culpa de la comisaría 36ª, que vino a reprimirnos a todos, de las autoridades del IVC, que nos vienen haciendo promesas que nunca cumplen, y de (Mauricio) Macri, que está por encima de todos y no hace nada por nosotros”; “Hace 24 años que vivimos en este barrio. No somos delincuentes, peleamos por viviendas y también contra los narcotraficantes. Estas casas eran para los que vivimos acá, pero se las entregaron a otras personas tan pobres como nosotros. Ellos tampoco tienen la culpa. No queremos una guerra entre pobres”. Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-123895-2009-04-25.html. 145 Disponible en: http://edant.clarin.com/diario/2009/04/25/um/m-01905586.htm. En la reunión posterior al evento Clemente definió el incidente como “terrorífico” y agregó: “¡fueron cuatro horas de terror!”. 141

universo popular (Balibar, 2004; Chatterjee, 2008). Tanto Balibar como Chatterjee han indicado que los conflictos son un momento privilegiado para observar las posibilidades de avance de los sectores populares en la disputa por la conquistas de derechos. Eso también implicó considerar las formas que adquiere la violencia dentro del campo de la práctica popular, sobre todo porque las negociaciones políticas tienden a funcionar como instrumento de la clase dominante (Balibar, 2004)146 y generalmente son conservadoras e insensibles a las demandas de las poblaciones localmente marginalizadas (Chatterjee, 2008:152). Chatterjee reconoce que la violencia, o lo que él denomina “el lado oscuro de la sociedad política” tiene una estrecha relación con las estrategias de los grupos de población, (…) obligados a luchar para que atiendan sus reivindicaciones de acceso a los programas públicos. Creo que he dicho lo suficiente para sugerir que, en el campo de la práctica popular democrática, crimen y violencia no son categorías cerradas, sino que, por el contrario, se encuentran abiertas a un alto grado de negociación política. (2008:154)

Para el contexto local, parte de la identidad de los que luchan se construyó en contextos de violencia, sea en la versión latente de las batallas cotidianas que en la versión manifiesta de los combates televisados. El uso de la violencia para llamar al diálogo no es una estrategia restringida al contexto urbano investigado, sino que traspasa gran parte de los reclamos por derechos en todo el continente: desde los pueblos originarios que se declaran “en lucha” (Ghiotto, 2009), hasta los estudiantes y militantes que adhieren a “las luchas sociales” (López Ramirez, 2009) y los movimientos de género que “entran en guerra” por el reconocimiento (Pizzarro, 2009). La violencia que permea todos estas pujas –y las hace reconocibles y solidarias entre ellas– forman parte de las experiencias de lucha de las clases populares de la región. Las distintas modalidades de violencia que se desplegaron en los procesos de confrontación y negociación de lucha por la vivienda (desde el silencio institucional hasta los desalojo con el uso de la fuerza policial) contribuyeron a dar sentido de unidad a los compañeros y enlazar a los más distintos reclamos. Y si se observan todos estos sentidos de la violencia, también habría que considerarla un componente central de la dinámica de las sociedades capitalistas. De hecho, la violencia constituye un componente central para la manutención de las desigualdades de clase, una válvula de escape que contribuye para liberar la tensión social y de esta forma mantener el frágil equilibrio entre la enunciación de la igualdad de derechos y la construcción de la cartografía diferenciada y segmentada de la ciudad. Heredero de una perspectiva marxista, así también de las teorías de la “desobediencia civil” tal como lo plantea Arendt, Balibar sostiene que “el fondo de esta vitalidad democrática ha estado siempre constituido por la realidad del conflicto social, y éste configurado el contenido real de la práctica y la conciencia cívica” (2004:41). Sobre la “desobediencia civil” a partir de una relectura de Arendt consultar Balibar (2007). 142 146

7. Inseguridad social y enunciación del derecho La precariedad y la inestabilidad habitacional, y su progresiva profundización, se convirtieron en una inseguridad cotidiana en la vida de los residentes de villas nacionales y extranjeros. La seguridad como protección social configuró los objetivos de la lucha y la construcción del reclamo por parte de los residentes de villas. La seguridad como orden público fue la respuesta de las autoridades frente a las demandas populares. La seguridad como orden público se vincula al ámbito del control y de la defensa (Balibar, 2004). En términos concretos, tanto el control como la defensa pueden traducirse, aunque no necesariamente, en el accionar de la fuerza policial (o las fuerzas de orden) por parte del poder público. La seguridad, en este caso, se configura a partir de la idea de prevención frente a un determinado peligro exterior (concreto o imaginado), apuntado por el poder público como una amenaza al orden establecido y consecuentemente a la ciudadanía. No deja de configurarse, por lo tanto, en términos de derecho. Un derecho que el Estado tiene como función: brindar seguridad de sus ciudadanos. Sin embargo, para hacer frente al problema de la inseguridad, el Estado debe, antes que nada, definirlo y eso, sostiene Balibar, deriva en lo que: “(…) es claramente uno de los sentidos del señalamiento de las poblaciones peligrosas y de grupos de riesgo.” (Balibar, 2004:35). La seguridad, en estos términos, adquiere la función de defensa del orden establecido frente a una amenaza exterior. Y eso puede resultar –si se comprende la dinámica dentro de la perspectiva marxista a la cual Balibar se afilia– en la defensa de una parte de la ciudadanía en detrimento de otra, ya que el Estado tiende siempre a funcionar como una herramienta de la clase dominante (Balibar, 2006:34). Volveré a este aspecto en el último capítulo cuando centre la atención sobre el accionar del Estado (en sus estancias municipal y nacional) frente la toma de tierras del Parque Indoamericano. Por ahora, me interesa poner en foco el sentido de seguridad como protección social. El término también contiene la idea de derecho, ya que la protección social, tanto como el orden, se constituye como función brindada por el Estado a sus ciudadanos. No obstante, se trata aquí de una función de la cual los ciudadanos esperan hacer uso cotidiano: administración, representación, sistema de poder público, etc. (Balibar, 2004: 33), y eso marca una diferencia fundamental con el sentido de seguridad anteriormente presentado: no se trata de proteger los ciudadanos del “otro” sino brindarles un soporte público y social de protección. Esta modalidad de inseguridad, o la falta de seguridad, si bien no se construye a partir de una amenaza pasible de personificarse en el “otro”, tampoco pierde la capacidad de poner en riesgo la vida de las 143

personas. Es probable que sea este tipo de inseguridad la que afecte a la mayor parte de la ciudadanía de las grandes urbes, puntualmente aquellas que viven en situación socioeconómica y habitacional más precaria. Pero, a la vez que es el sector social más golpeado por este tipo de inseguridad, es también acusado de ser el responsable por generarla. En medio de esta visible (y perversa) contradicción, no es raro que las poblaciones de villas sean convertidas en blanco de la represión policial. De forma general, las teorías sociales se refieren a la inseguridad como un efecto de los procesos históricos de crisis del Estado de bienestar (Castel, 1997; Rosanvallon, 2007). Castel sostiene que en las sociedades contemporáneas la inseguridad se aleja de su sentido clásico (enfermedad, accidentes fortuitos y otras incertidumbres relacionadas a la propia vida) para acercarse a problemáticas vinculadas a la pobreza y a la exclusión social generadas por la retracción del Estado de protección: “(…) la problemática de las protecciones se redefine alrededor de la figura del individuo moderno que vive la experiencia de su vulnerabilidad…” (Castel, 2004:27)147. Sin embargo, este proceso debe ser cuidadosamente relativizado para el contexto argentino pues, al menos en lo que respecta al acceso a la vivienda por parte de las clases populares, el Estado de protección social se configuró más como modelo político que como una fase estable y prolongada de inversión pública. No obstante, también es cierto que el Estado como proveedor social aún solo como modelo no ha dejado de desempeñar un rol histórico fundamental para las clases populares: un horizonte ideal de igualdad a perseguir. Recientemente, Adamovsky indicó que el periodo de modernización social argentina, periodo tradicionalmente señalado por las ciencias sociales como el de mayor bienestar social del país, no ha sido más que un mito (2012:38). Él argumenta que, a pesar de las mejoras en las condiciones de vida de la población nacional no se trató de una fase de desarrollo y consolidación estructural de la igualdad y la redistribución de la riqueza sino de avance del capitalismo urbano en su primera fase nacional. En otras palabras, el crecimiento general de la economía experimentada por los argentinos no sentó las bases para una sociedad más equitativa sino que resultó en “una honda reestructuración de las formas de desigualdad y opresión”148 (Adamovsky, 2012:42). A partir de una reinterpretación de los datos estadísticos para el periodo, Adamovsky sostiene que no todos los sectores sociales fueron beneficiados de igual forma por el proceso de modernización social. Eso sin duda converge con el historial progresivo de precarización habitacional de la urbe en general y de la zona sur en particular, descripto en el primer capítulo de El campo de la sociología argentina utiliza enormemente en los aportes teóricos de la obra de Castel (1997) para estudiar el ámbito laboral, sobre todo para analizar “la cuestión social” vinculada al desempleo y los efectos de la desestabilización laboral generados a partir de la aplicación más reciente de las políticas neoliberales en los años 1990 (Rosa et al, 2013). 148 Cursivas en el original. 144 147

la tesis. No resulta exagerado entonces reiterar que siquiera en la fase de desarrollo de la industria en la ciudad (entre los años 1920 y 1930) y en la primera fase del gobierno peronista (1945), los sectores populares tuvieron mayor seguridad habitacional. Las políticas públicas direccionadas al problema de la vivienda fueron intermitentes e insuficientes para frenar la inseguridad residencial de los flujos migratorios (internos y externos) arribados a lo largo de la historia del desarrollo urbano de la capital. Adamovsky indica que “la incertidumbre y la precariedad de la existencia fueron la norma” (2012:54) y subraya que la vivienda fue un problema “particularmente agudo” (2012:56). (…) Con los datos que hoy contamos, no resulta evidente que luego del 1880 haya habido un proceso de cambio continuo hacia una mayor igualdad, o que hubiera bienestar mayor para todos los habitantes. Sin duda el gran desarrollo económico trajo al país muchas más riquezas. El mayor dinero circulante engrosó las arcas públicas y permitió grandes obras de infraestructura. Los servicios de salud y educación estuvieron al alcance de más personas y existen datos objetivos de mayor bienestar social, como la mayor alfabetización y la caída de la tasa de mortalidad. Las nuevas actividades económicas brindaron a muchos oportunidades de empleo lucrativas. Sin embargo las ventajas materiales y el mayor bienestar no beneficiaron a todos por igual, ni llegaron a todos los grupos sociales. (Adamovsky, 2012:39)

Es central tomar esta reserva para analizar el contexto local ya que la inseguridad experimentada por un proceso de pérdida de seguridad es, sin duda, bastante distinta de aquella vivida por poblaciones que nunca la conocieron o, en todo caso, que no pudieron beneficiarse de ella más que por acotados periodos de tiempo, o aún que fueron apenas nominalmente circunscriptas al derecho a la seguridad social. En estos casos, se deben considerar nuevamente los efectos de la enunciación del derecho en la configuración de ciertos parámetros de igualdad y universalidad que contemporáneamente se extienden como un fenómeno social y cultural en las sociedades occidentales, u occidentalizadas. Los habitantes de villas y/o los migrantes en Buenos Aires no estuvieron inmunes a estos efectos sino que, al contrario, han orientado sus reclamos por la vivienda con base en la persecución de tales parámetros. Esta dinámica puede ser comprendida a través de lo que Homi Bhabha denomina la “ética del reconocimiento”, un proceso que anticipa desde el ámbito retórico, la eficacia legal o instrumental de los derechos. Las “enunciaciones éticas” y las “aserciones retóricas”, sostiene, Constituyen una parte fundamental de nuestras iteraciones democráticas. Al mismo tiempo la enunciación –la performance149 y el proceso de un discurso “sin garantías”- es la que hace posible las aspiraciones paradójicas de la vecindad y la hospitalidad. (…) La ley de la hospitalidad se dirime en forma perturbadora entre la ética de la invitación

149

Cursivas en la versión original. 145

incondicional y la política de la interdicción condicional (visas, permisos de entrada, tribunales de refugiados, policía fronteriza). (Bhabha, 2013:29)

Si bien Bhabha focaliza específicamente la cuestión de la extranjeridad, su perspectiva sobre las minorías es más amplia y su análisis se extiende hacia el ámbito de las negociaciones de alteridad y reconocimiento (2013:32). Un campo donde las clases populares y los extranjeros, y de modo más explicito los del Tercer Mundo, plasman incesantemente sus estrategias con la esperanza de lograr ciertos derechos fundamentales –o subirse al tren de la historia moderna y sus promesas de justicia e igualdad social. Por otro lado, Bhabha no olvida el ámbito concreto donde se manifiesta la dialéctica entre la aspiración y el reconocimiento: “El reconocimiento, en el ámbito de las minorías, se traduce por lo general como un reclamo lanzado hacia la autoridad por parte de un sujeto o grupo emergente que busca reafirmar su nueva identidad colectiva” (2013:27). Chatterjee (2008) también reconoce la tensión entre aspiración y reconocimiento engendrado por los desajustes entre los anhelos democráticos y la realidad concreta de los grupos de reclamo que conforman el universo de “la sociedad política”150 en los contextos de los Estados nacionales poscoloniales151. El autor argumenta que en dichos Estados, las ideas de libertad e igualdad pertenecen más al orden de los “deseos de ciertos sectores de la élite” que a un proyecto histórico concreto (2008: 205). Eso también es cierto para el contexto Latinoamericano, donde los procesos de modernización nacionales que tuvieron lugar en el subcontinente durante el siglo XX se configuraron a partir de los ideales de igualdad y libertad. Aunque la formulación de dichos proyectos haya adquirido características particulares de desarrollo para cada contexto nacional, Domingues (2008) señala que en Latinoamérica, de modo general, los procesos de cambio que originaron el “imaginario emancipador” vinculados a la libertad igualitaria fueron apalancados por una nueva forma de solidaridad social denominada “inclusión y reconocimiento” (2009: 37). Bajo estos parámetros se destacaron los sentidos de la atribución de derechos y prerrogativas: (…) paso a paso, comenzando por los funcionarios públicos, luego comprendiendo a los trabajadores de sectores exportadores clave y de los servicios financieros, hasta alcanzar las grandes empresas industriales, la seguridad social se difundió entre el proletariado asalariado de los países latinoamericanos. Y como medio de incorporar a las masas –o a gran parte de la población– de modo paulatino, confiriendo derechos sociales diferenciados y reconocimiento simbólico, el corporativismo fue un instrumento poderoso en la creación de nuevas formas de solidaridad en América Latina, aunque

El término sociedad política define un campo de negociaciones y encuentro entre la política popular y la política de elite (Chatterjee, 2008). 151 Además de contemporáneos y compatriotas Chaterjee y Bhabha, comparten la perspectiva poscolonial. 146 150

algunos países permanecieron presos a la oligarquía, mientras que otros desarrollaron mecanismos más peculiares de construir alianzas e identidades… (Domingues, 2009: 40)

Para el caso argentino, el autor indica una mayor movilización de las masas respecto a otros países de la región. Lo que sin duda ha caracterizado la formación del Estado de cuño desarrollista definido desde la sociología argentina como “nacional-popular” (Germani, 1988)152 y en donde la justicia y el bienestar social fueron fomentados vía legislación laboral e inclusión de los trabajadores al mercado de trabajo formal. Lo que concierne a la contradicción entre el status igualitario universal y la estructura de clases desigual –heredada de la fase colonial y perdurable hasta la actualidad–, Domingues lo plantea en términos de “abstracción real”153. Tomando el concepto desde el campo de la teoría crítica, lo utiliza para indicar la contraposición entre el carácter abstracto del ciudadano frente al carácter concreto del individuo, sujeto portador de determinada pertenencia e interés de clase. Los proyectos modernizadores han negado las heterogeneidades constitutivas de los Estados coloniales apenas independizados para proclamar al ciudadano como identidad organizadora de la vida política y social. La ciudadanía fue el componente abstracto y fundamental de esta “utopía homogeneizante” (Domingues, 2009: 48). Sin embargo, mientras los Estados declararon a las personas como ciudadanos igualmente libres, la población no pudo liberarse de los principios que estructuralmente la organizaba, vinculados a los tradicionales sistemas de dominación: clase, género, raza, etc. Las coincidencias histórica y epistemológica que atraviesan los procesos y los análisis de Bhabha, Chatterjee y Domingues se tornan aun más patentes cuando los autores señalan el rol de las “abstracciones reales” (las “aspiraciones” para Bhabha o los “anhelos” para Chatterjee) en las formas de organización y construcción de los reclamos por los grupos populares o subalternos. Domingues, indica que a pesar de sus contradicciones, la ciudadanía social “(…) desempeñó una función importante, como un horizonte pero también de forma práctica, en gran medida, en la conformación de la solidaridad en América Latina” (2008: 50). Chatterjee también hace hincapié en el rol de los “anhelos” para la configuración de la sociedad política. Reconoce que el brazo legal del Estado no se proyecta de la misma forma para todos los sectores sociales pero por otro lado indica que las enunciaciones han contribuido para aumentar las demandas y reivindicaciones de los sectores subalternos –y por lo tanto su participación en la vida pública– a través de lo que denomina el “ansia por la democratización” (2008:11). Balibar, por su parte, interpreta el ansia como un proceso de retorno de las “contradicciones reprimidas” (1994:55). Esto es, como el Domingues considera esta definición como “problemática”, aunque la rescate por su capacidad de “captar el tema de la solidaridad e inclusión popular” (2009:41). 153 Según Domingues, “El concepto de ‘abstracción real’ tiene una larga historia en el campo de la teoría crítica, de Marx a Habermas, pasando por Lukács, Adorno y Horkheimer. Lógicamente fue utilizado de diferentes modos, pero solamente Marx, en un texto de juventud, lo empleó para hablar de la ciudadanía” (2008:46). 147 152

producto contemporáneo de la insoluble dialéctica histórica entre la proclamación de la igualdad del ciudadano y la diferencia concreta entre los individuos. Siguiendo el sendero propuesto por Balibar, Bhabha reactualiza el tema de la siguiente forma: El “reconocimiento” ahora154 es tanto una condición fenomenológica como una lucha política, y la ambivalencia y la ansiedad desempeñan un papel tan significativo en la búsqueda de igualdad como el de los reclamos contrafácticos y las “contradicciones reprimidas” en la diversificación de libertades. (Bhabha, 2013:40).

Las contradicciones reprimidas a las que se refiere Bhabha (de raza, género, generación y localización geopolítica) son aquellas diferencias perennes que permanecen “en el interior” y que dictan la agenda de los Estados (y de las autoridades en sus distintas escalas de poder)

155

.

Mientras la igualdad y la universalidad permanecen en el terreno enunciativo o, en sus palabras, “en una posición externa, empujando al borde de la rueda” (Bhabha, 2013:39). Aun reprimidas, las diferencias pueden ser reconocibles a través de las prácticas y de los discursos, de las legislaciones y del accionar de las fuerzas por parte del Estado, entre otras vías (Balibar, 2004). Actualmente, los migrantes bolivianos y paraguayos en lucha por la vivienda se encuentran en medio a esta dialéctica, presionando por el reconocimiento de sus derechos enunciados desde distintos ámbitos. Esperan ser reconocidos como migrantes regionales y portadores de los plenos derechos enunciados por los discursos de los gobiernos nacionales refiriéndose a la Patria Grande. Pero también esperan ser reconocidos como vecinos de la ciudad y portadores de los derechos a la vivienda y la urbanización, tal como sostienen los discursos de los políticos y legisladores a nivel municipal, y finalmente como seres humanos, portadores del derecho a los bienes vitales para su sobrevivencia, tal como sostienen los discursos internacionales apoyados en la Convención Internacional de Derechos Humanos. La paradoja del caso argentino es que estas enunciaciones (de igualdad y universalidad de derechos) están menos en “el exterior de la rueda” que en otros contextos nacionales pues conforman concretamente el propio código legislativo nacional y municipal, tanto en materia migratoria como habitacional. El hecho proyecta las prácticas políticas de los migrantes residentes en Buenos Aires a un nivel aventajado. En primer lugar porque la nueva ley migratoria habilita la puja de los migrantes por la implementación de derechos y ya no más por su adquisición. En segundo lugar porque la normativa basada en el derecho (y no en el control) permite que los migrantes desarrollen sus prácticas políticas con mayor libertad y Destacado en el original. Aunque a primera vista “en el interior” a que se refiere Bhabha pueda ser asociado al ámbito concreto, no parece ser exactamente este el sentido que el autor busca trasmitir. Entiendo “en el interior” como un indicador del lugar arraigado donde se encuentran las diferencias vehiculadas por los Estados a través de las políticas públicas. 148 154 155

consecuentemente reivindiquen más libremente sus derechos, sean migratorios que habitacionales. Eso sin duda converge con las argumentaciones respecto al papel de las enunciaciones para la reconfiguración de las diferencias “en el interior”. De cualquier forma, insisto en no perder de vista las condiciones políticas que impactan la dialéctica en su desarrollo local: poblaciones de villas históricamente movilizadas alrededor de sus derechos, articulación histórica con las militancias territoriales de base y una legislación avanzada en materia migratoria y habitacional. Es importante subrayar que las convicciones ideológicas y las acciones políticas de las militancias apuntaron hacia la emancipación de las clases populares y de los villeros (independientemente de su procedencia nacional). Los pobladores, por su parte, también impulsaron el reclamo único entre los pobres y los sin techo, más allá de la nacionalidad y de los límites territoriales de sus villas de residencia. Más bien buscaron proyectarse como parte de la sociedad porteña y argentina. Eso diferencia mi caso de análisis, por ejemplo, del caso estudiado por Chatterjee en contexto indio, donde los habitantes de los asentamientos estudiados definen los límites de la identidad con base en los límites territoriales: “Ashu Dar explica: ‘el otro lado del puente es otro vecindario. Esta zona queda para sus habitantes. Nosotros no cruzamos las fronteras’. Estos límites son casi siempre cruciales a la hora de determinar y articular reivindicaciones…” (Chatterjee, 2008:131). En Buenos Aires, los límites territoriales fueron más flexibles y orgánicos, en sintonía con las dinámicas de participación de los sujetos a otros grupos y/o espacios de militancia –los cuales abordaré detalladamente en el próximo capítulo. La “ansia por democratización” tuvo la capacidad de conectar luchas y territorios, poner reivindicaciones en red y alcanzar altos niveles de abstracción sin perder el sentido local y territorial de las necesidades concretas por inclusión y reconocimiento. Desde ya, las históricas enunciaciones del derecho, y las “abstracciones reales” contenidas en los modelos de Nación, así también la acción de parte de los sectores “enunciadores” (las militancias laica y católica), tuvieron un rol central en ello. Pero, a la diferencia de lo que indica Chatterjee para su caso, donde los grupos de reclamo trataron de ejercer “la presión adecuada en los puntos adecuados del aparato gubernamental” (Chatterjee, 2008:142), en Buenos Aires el éxito de las reivindicaciones dependió en gran medida de la capacidad de los grupos (Tanto Vecinos Autoconvocados como Villas Unidas) de ejercer la presión correcta en los tiempos políticos correctos. Sostengo que esta característica define gran parte de las prácticas democráticas y de ciudadanía populares de los migrantes y los procesos de expansión de libertades y conquista de derechos locales: no se trata de un grupo que intentó cuadrarse bajo una categoría de población sino de personas que buscaron expandir sus derechos 149

vía reforma de las estructuras de poder con vistas al cambio social. De hecho, la población comprometida con la lucha por la vivienda trabajó mayormente en redes, tendiendo puentes de afiliación más allá de los límites territoriales de sus villas e independientemente de su procedencia nacional. En la lucha por la vivienda, las aspiraciones por reconocimiento, participación y derechos de los residentes de villas (nacionales y extranjeros) amalgamaron a los anhelos democráticos. Los mismos configuraron un campo de enunciaciones y performances156 donde los migrantes reivindicaron su derecho a la propiedad de la vivienda y a la urbanización, presionado a las autoridades para ser reconocidos como históricos ciudadanos de la ciudad y del continente. En próximo capítulo, examinaré las bases de dicha amalgama.

Para Bhabha, “el acto de enunciación, que representa el proceso y la performance del sujeto parlante, pertenece al dominio inmanente del discurso. La enunciación es una articulación del lenguaje en curso que siempre supone el intento de capturar el presente en su paso hacia el futuro, y como tal, está íntimamente ligada al aspecto aspiracional de la dialéctica del reconocimiento” (2013:27). 150 156

CAPITULO 3 LUCHA EN RED

Maria (...) Minha canção é coisa séria Um verdadeiro comício Se o suingue é meu vício Bato tambor, desde o início Nosso som não tem cor Nosso som não tem briga Vejo as favelas todas elas unidas Nosso som não é barulho Nosso grito é aviso...

(…) Mi canción es seria un verdadero comicio si el swing es mi adicción toco el tambor desde el principio nuestro sonido no tiene color nuestro sonido no tiene pelea y en mis sueños veo a las villas unidas nuestro sonido no es ruido nuestro grito es aviso…

O Rappa (Brasil)157

Acá ya no me toman por tonta, la buena, la boluda, la humilde, la sumisa, la educada comenzó a romperse porque bien como extranjeros ellos también viajan en otros países y no se les trata así. Capaz sí por la ignorancia, no saben decir alguna cosa… como yo he aprendido acá, pero no se puede comparar la educación de acá con la de allá. Uno se puede perdonar a un ignorante que te falte el respeto por ignorancia pero cómo los vamos a perdonar a ellos que son acá capacitados, qué perdón ¿Qué excusa tiene? ¿El de ser racistas y humillar a las personas porque no sabe sus derechos? Victoria, Los Pinos.

157

Escuchar en: https://www.youtube.com/watch?v=cNcI5mQWC9I 151

1. Espacios de participación y la construcción de redes.

La finalización del proceso de desalojo y reubicación de las familias afectadas por el proyecto de intervención en Villa Fátima marcó un periodo de menor participación de los vecinos en las reuniones autoconvocadas. Después de trece meses de intensa movilización, la mayor parte de los habitantes se dijo cansada y, aunque siguieron manifestando su apoyo a la lucha por la vivienda, simplemente dejaron de concurrir a los encuentros en la capilla y volvieron a dedicarse a sus actividades cotidianas. Gran parte de estos vecinos había encontrado una solución para su caso, ya sea mudándose a los departamentos o reubicándose en otra casa adentro de la misma villa. Sin embargo hubo un pequeño grupo de participantes que, junto a la militancia, decidió sostener el reclamo por la conclusión de la segunda etapa de intervención (la ejecución de las obras previstas para el terreno desocupado) y por la urbanización integral de la villa. Llamativamente, ninguno de estos vecinos había sido afectado directamente por el proceso de desalojo. Otra característica común fue que, en su mayoría, contaban con una trayectoria de participación en otros espacios de movilización, ya sea de cuño político, social y/o cultural. Eso no significa decir que los habitantes que dejaron de participar no se interesaban por los problemas generales de su barrio o que no soñaban, tal como los vecinos más movilizados, con la urbanización de la villa. Sin embargo, muchos no pudieron conciliar los horarios laborales y de cuidados de los hijos con las reuniones, movilizaciones y demás actividades del grupo. No se puede pasar por alto que para esta población, la lucha por la vivienda demandó un tiempo de trabajo no remunerado. Además de poner en riesgo los medios concretos de subsistencia de toda la familia -y profundizar la ya precaria situación económica en que se encuentran-, la decisión derivó, en ciertos casos, en un conflictivo proceso de negociación y reorganización de la economía doméstica. En las entrevistas o encuentros en los que participé, los hombres remarcaron especialmente este problema, indicando la falta de comprensión de sus esposas respecto a la decisión de “militar por la urbanización”. Las mujeres además, subrayaron la dificultad de reacomodar los horarios destinados al cuidado de los hijos al de las actividades y movilizaciones. Súmase a eso el hecho que las reuniones se realizaron habitualmente en los fines de semana, días de autoconstrucción de viviendas, venta en la feria barrial o simplemente día de descanso para muchos de los trabajadores. Estas cuestiones cotidianas de orden práctica explican en parte el carácter intermitente de la participación vecinal. Para el caso de los vecinos de Villa Fátima que decidieron seguir en la lucha por la vivienda, la desarticulación del grupo de Vecinos Autoconvocados implicó la rearticulación con personas que impulsaban el mismo reclamo desde otros territorios. De esta rearticulación surgió 152

un nuevo espacio de reivindicación denominado Villas Unidas. Tal como los habitantes de Villa Fátima, los vecinos de las villas aledañas (y de la Villa Retiro) participaban de otros espacios en sus respectivos territorios de residencia y a la vez buscaban vías complementarias para expandir y visibilizar sus demandas por la vivienda. Seguir al movimiento de reagrupación de los Autoconvocados me permitió tomar contacto con el universo de las pequeñas células de protesta villera en actividad simultánea en la zona sur de la capital. La rearticulación territorial demandó una nueva forma de presentarse ante las autoridades. Ya no se trataba de luchar por la finalización de una intervención pública particular, ni de establecer diálogo con un grupo de funcionarios específicos, sino de hacer público al crónico déficit habitacional, ampliar el universo de interlocutores y aumentar la presión popular por la urbanización. Los autodenominados Villeros Unidos reclamaron por todos los procesos de intervención inacabados, por el abandono histórico de sus territorios, por el maltrato y la discriminación cotidiana, por la inoperancia de las instituciones públicas responsables por el sector habitacional, por la irresponsabilidad de aquellos que desempeñan la función pública, por el progresivo recorte del presupuesto de la vivienda y profundización de la emergencia habitacional, por la violación de las leyes y de sus derechos ciudadanos. Sus consignas ensancharon los marcos de referencia territorial y temporal, tejieron afiliaciones y banderas de lucha política. Al mismo tiempo que se presentaron como un nuevo espacio de militancia, se reivindicaron como herederos de agrupaciones y movimientos villeros anteriores, tratando de rescatar, y visibilizar, la antigüedad de su lucha, de su ocupación territorial y de la situación de precariedad histórica en que viven. Por otro lado, la articulación entre villas y demandas comunes no impidió que, meses más tarde, otro proceso de intervención pública ocasionara la desarticulación de Villas Unidas. Con motivo de las elecciones para representantes barriales el grupo emprendió un nuevo repliegue territorial. El movimiento dio cuenta de la plasticidad estratégica con que los migrantes villeros adaptaron su lucha a las condiciones del escenario político local. Desactivándose como grupo Villas Unidas, los residentes de Fátima –igual que los residentes de las demás villas- volvieron a organizarse como vecinos para los comicios barriales. La desarticulación no fue el fin del grupo Villas Unidas sino, tal como indicaron sus participantes durante todo el proceso etnográfico, se trató de una adaptación táctica de la lucha frente a las exigencias políticas circunstanciales. Las decisiones de los políticos y legisladores, especialmente en contexto de presentación de proyectos de ley y sus respectivas votaciones en la Asamblea Legislativa, los periodos de veto o renovación de leyes ya existentes, así como de disputas electorales en todos sus niveles, marcaron el ritmo del incesante movimiento de articulación y rearticulación de las células de 153

protesta. A fin de avanzar en su proceso de lucha por la vivienda los migrantes se adaptaron y se amoldaron constantemente a los cambios y oportunidades brindadas por el escenario político. Las elecciones para representantes barriales, por ejemplo, abrieron una posibilidad de dialogo con el gobierno y, consecuentemente, de luchar por la urbanización desde el rol de representantes legalmente reconocidos por las autoridades. En este sentido, desactivar, reactivar antiguos espacios de lucha o crear nuevos, permitió el acumulo de experiencias y el fortalecimiento de otras luchas, desde otros frentes. En Villa Fátima, el repliegue reactivó la participación de los antiguos Vecinos Autoconvocados y cooptó nuevos adeptos a la causa, ahora bajo el nombre Vecinos Unidos por el Cambio y la Igualdad. Finalizados los comicios, observé nuevas articulaciones en y entre villas. Las mismas revelaron al incesante movimiento de ampliación y retracción de objetivos y afiliaciones entre “subescalas” urbanas de reclamos por la vivienda (villas, zona sur, ciudad de Buenos Aires). Al mismo tiempo que la investigación registró principalmente las actividades de Vecinos Autoconvocados y Villas Unidas, los grupos fueron ubicados dentro de una constelación de pequeñas células de reclamo interconectadas. Desde un punto de vista panorámico, estas células de lucha por la vivienda presentaron un movimiento ininterrumpido de articulación, desarticulación y rearticulación. Los migrantes villeros dieron cuerpo, forma, duración y proyección a una lucha desarrollada en tiempo simultáneo en toda la capital. Continuidad y acumulación de experiencias fueron sus características centrales. Investigadora: Veo que hay una buena articulación entre villas… Cesar: Sí mira. Por el medio hay muchas amenazas158… toda esa situación ¿No? A veces siempre tiene sus subidas y bajadas, sus subidas y bajadas; reagrupados a veces se desconcentra esa agrupación ¿No? Entonces la idea de todos los que hemos participado en las Villas Unidas por la Urbanización está vigente, porque no podemos dejar de lado algo que hemos emprendido…159

Las “subidas y bajadas”, las agrupaciones y reagrupaciones, impusieron el ritmo a los procesos de formación y duración de las células de reclamo que, en términos emic, fueron denominadas “espacios”. Los “compañeros”- podían “apoyar el espacio” y/o “ocupar el espacio”. Estas acciones caracterizaron las distintas formas de vinculación y afiliación entre personas y grupos. Se refiere a amenazas física por parte de los punteros. En otros momentos de la entrevista también se refiere a la “amenaza de desalojo”. Cesar fue amenazado de muerte por los punteros de la villa de Piletones después de cuestionar el proyecto Pro Sur Hábitat. La militancia joven del Partido Polo Obrero se solidarizó con la situación de César presentando una denuncia formal en la legislatura de la ciudad (a la Comisión de la Vivienda) y divulgando públicamente lo ocurrido. Registré casos semejantes en Villa Bajo Flores y Villa Fátima. Las autoridades policiales nunca quisieron tomar las denuncias de los vecinos amenazados. 159 Este registro fue tomado luego del conflicto del parque Indoamericano (diciembre del año 2010), en el mismo momento en que los Villeros Unidos se replegaron a sus villas de residencia y se rearticularon como vecinos –ya no como villeros- para las disputas electorales barriales. De eso resulta el sentido retrospectivo del testimonio. 154 158

En general, “apoyar al espacio” no significó necesariamente ser miembro del mismo o frecuentarlo asiduamente, sino manifestar solidaridad con el reclamo llevado adelante. Se podía “apoyar” participando de las movilizaciones y marchas organizadas por un espacio o adhiriendo públicamente a sus demandas de forma individual o colectiva. En este último caso, el apoyo se daba entre grupos y podía (o no) derivar en la participación concreta de los “compañeros” a las marchas u otras actividades promovidas por otros espacios. “Ocupar el espacio” implicó mayor compromiso. Cuando el espacio ocupado no fue el principal grupo de afiliación, mantenerlo en funcionamiento –lo que podría ser traducido por las acciones de “sostener el espacio” y “fortalecer el espacio”-, fue considerado una estrategia clave para reforzar los reclamos del grupo de afiliación principal. Los espacios de reclamos frecuentados por los residentes de villas de origen boliviano y paraguayo no se restringieron a la problemática habitacional. También estuvieron vinculados a demandas por mejores condiciones laborales, por el reconocimiento a la diversidad cultural, por los derechos de las mujeres, por acceso a la salud y a la educación, por los derechos migratorios, etc. Durante el proceso etnográfico observé que los migrantes participaron contemporáneamente de un gran número de espacios, bajo las más variadas consignas. En algunos de ellos se reunieron exclusivamente con compatriotas, en otros con migrantes de distintas nacionalidades y en otros con “compañeros” argentinos. Interesa recalcar que la afiliación a los distintos grupos fue múltiple y no estuvo anclada en la pertenencia nacional sino en la prioridad de sus demandas160. Esa especie de jerarquía de luchas fue explicada de la siguiente forma por Clemente, cuya historia fue resumida en el capítulo I: Todos hablan de los pueblos originarios, que hay que ayudarlos, que quieren vivir en la diversidad, ser respetados como pueblos originarios. Yo quiero ser originario y popular porque en primer lugar la lucha es contra la Corporación Sur, es contra el macrismo, que es el enemigo común que tenemos. Primero tenemos que luchar contra eso y después vivir en la diversidad. La lista de espacios con los cuales los migrantes villeros trabajaron en red fue extensa e incluyó a comedores y bibliotecas comunales (Movimiento los Pibes), pequeñas células de militancia universitaria y/o partidaria (GEM), reconocidos movimientos sociales que militaban por el derecho a la vivienda (MOI y MTL), por el derecho a la tierra (MST), laborales (CTA), de los pueblos originarios (Coro Mayta), etc. De hecho, era común que al final de las reuniones, programadas para los sábados por la mañana, que sus integrantes se dirigiesen a otras reuniones. Estas, podían variar la temática pero tenían un eje ideológico vinculado a las demandas tradicionalmente reivindicadas por los movimientos sociales, populares, de partidos y militancias definidas y autodefinidas como de izquierda. Así, algunos seguían la jornada participando en otros espacios de discusión sobre el derecho a la vivienda, otros volvían a sus barrios y se reunían con vecinos y militantes para tratar cuestiones puntuales sobre salud, educación, y otros servicios deficitarios del barrio, otros participaban de reuniones sobre derechos humanos con organizaciones sociales o instituciones del gobierno, otros se reunían con "los compañeros de la CTA" para tratar cuestiones laborales, etc. Las mujeres también optaban por participar en espacios de discusión sobre violencia domestica, la legalización del aborto y otros ámbitos relacionados a la adquisición de derechos de las mujeres. Otros, aun se reunían con "asociaciones de la colectividad”. En general, estas reuniones se vincularon a demandas transversales al universo de esta población y e influenciadas por las agendas de los debates políticos y de votación de leyes vinculadas a ellas. 160

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Cuando Clemente señaló que la lucha debía ser contra el “macrismo” (término con que denominaban la gestión de gobierno municipal) y la Corporación Sur, indicó como prioridad el derecho a la vivienda. Más que eso, subrayó que la adquisición del derecho a la vivienda era base y condición para la adquisición del derecho al reconocimiento a la diversidad cultural. Trasladado al campo de las políticas públicas, la argumentación puso en foco la diferencia entre las políticas de igualdad y diversidad, así como el orden de prioridad atribuida por sus beneficiarios, los villeros migrantes. La priorización de las demandas ha definido el tipo de participación de los migrantes en cada espacio de reclamo. Con base en dicha prioridad, clasifiqué los espacios como principal y secundario(s). El espacio principal es el de la lucha por la vivienda y la urbanización. A ello los migrantes dedicaron mayor tiempo y esfuerzo, lo “sostuvieron”. Los espacios secundarios fueron los grupos de reivindicación por los derechos de los migrantes, laborales, sindicales, de las mujeres, etc. Los espacios secundarios fueron “apoyados”, pero no por eso tuvieron menor importancia. Al contrario, fueron indicados como ámbitos fundamentales para la acumulación de experiencias y consolidación de las luchas. Observar estos espacios en conjunto y analizar sus conexiones permitió comprender al complejo proceso de construcción y articulación de referenciales que validaron el derecho y la lucha por la vivienda en Buenos Aires. La condición de pueblos originarios, la orientación política y la condición socioeconómica y territorial brindaron un lazo de pertenencia a la nación. Desde esta base los migrantes reivindicaron sus derechos en el territorio urbano, la participación legitima en las decisiones de la vida pública y el reconocimiento del Estado respecto a dicha participación. Los espacios de Villas Unidas y de Autoconvocados estuvieron conformados por una mayoría de migrantes pobres (externos e internos). A pesar de la notoria presencia, los espacios no circunscriptos al ámbito de las reivindicaciones tradicionalmente étnicas y/o nacionales (como las asociaciones de las colectividades por ejemplo) no han sido un blanco de observación para los estudios migratorios locales. Tampoco se ha prestado suficiente atención a los vínculos entre los diferentes espacios de participación, aun cuando, tal como argumento en este capítulo, existe una gran transversalidad y articulación entre dichas luchas. Transversalidades, por cierto, reconocidas y reivindicadas por sus participantes. La acumulación de experiencia en los espacios primario y secundario impulsó un tipo particular de participación y construcción del reclamo por parte de los migrantes residentes de villas en la ciudad de Buenos Aires. No es mi objetivo identificar ni establecer divisiones entre formas de participación nacional y extranjera, sino observar cómo fueron tejidos los hilos 156

argumentativos a través de los cuales los migrantes justificaron su derecho a la vivienda y cerraron filas al lado de la población nacional. Sus argumentaciones articularon amplias concepciones acerca del ejercicio de la ciudadanía y de los derechos de los ciudadanos en democracia, sobre los cuales me interesa poner en foco. El testimonio de Henrique, participante en simultáneo de los espacios Coro Mayta y Vecinos Autoconvocados161 es un buen ejemplo de lo que aquí indico. Otra cuestión iluminada por su testimonio y que vale la pena rescatar es la forma particular de afiliación de los migrantes bolivianos a los espacios vecinales de participación. En el capítulo 2, indiqué la percepción de los militantes sobre su propio trabajo político de cooptación de los vecinos: el ser de y el trabajar con. El testimonio de Henrique pone peso al ámbito de la agencia de los vecinos e invita pensarla de modo articulado al trabajo de la militancia: Me vinieron a invitar en unas reuniones en la iglesia para tratar ese problema, de esa manera me enteré de ese movimiento. La Chispa… y da la casualidad de que coincidía en gran medida con lo que pienso, es luchar por algo que son derecho civil algo que es también la vivienda. Es importante cubrir una necesidad básica para poder aspirar a otra, si usted analiza, por ejemplo el hombre aspira por ejemplo a la gran autodeterminación, ¿qué es autodeterminación?, es cuando vos querés hacer algo de lo que piensas. Que te puedo decir de millones pueden entrar cien así es. Y está muy equivocado pensar que con la plata se hace sin embargo actualmente sí, solo el millonario puede hacer lo que quiere y lo que piensa, hacer autodeterminación ¿no es cierto? Esto es autodeterminación, hacer lo que uno piensa. Es una pirámide de las necesidades que existen donde lo primero son las necesidades básicas que son la comida, la casa, la vestimenta y algo de educación básica ¿no? si cumplís eso recién podes esperar a la otra por ejemplo el estudio superior, el aporte de la universidad. No todos podemos ir a la universidad sino cumplís tus necesidades básicas sino se queda a medio camino. Y así como dicen solo algunos llegan a la puntita, unos cuantitos llegan nomás a la punta porque hacen lo que piensan. Yo me di cuenta que no es necesario el dinero para tener, para hacer eso sino capacidad de lucha y tenacidad para concientizar. (Henrique)

Los espacios secundarios, como los de “la colectividad” o sindicales, por ejemplo, han cumplido el importante rol de empoderar a los migrantes en su reclamo por la vivienda y fortalecer la presión general de los sectores populares argentinos y en Argentina por los derechos habitacionales. Empezaré por describir y analizar a estos espacios para, a continuación, entender sus impactos en la configuración de la lucha por la vivienda.

A pesar de participar también de Villas Unidas Henrique tuvo una participación de mayor destaque en el proceso de intervención judicial de Villa Fátima, durante las reuniones para el armado del código electoral. Estas reuniones se extendieron durante todo el año de 2010. Junto a las militantes de la Chispa y otros vecinos movilizados, sobretodo Mariela, Carmen, Clemente, Hermana María, Henrique armó el grupo Vecinos Unidos por el Cambio y la Igualdad, que saldría vencedor de las elecciones barriales en el año 2011. Señalo a estas reuniones en el grafico de la lucha por la vivienda pero opté por no desarrollarlas en el cuerpo de la tesis. En todo caso, estas reuniones también fueron una valiosa fuente de información y confirmación de interrogantes de investigación respecto a las dinámicas de articulación y rearticulación de las células de reclamos vecinales. 157 161

2. Espacios secundarios: participación y apoyo. Las reivindicaciones por los derechos laborales, de salud y educación pública, el derecho de las mujeres al aborto y el derecho a la democratización de los medios de comunicación son algunos ejemplos entre un abanico más amplio de consignas proclamadas y adheridas por los residentes de villas involucrados en la lucha por la vivienda. Para el caso de los residentes de origen bolivianos y paraguayos además, se incluyen las reivindicaciones por los derechos como inmigrantes (en Argentina) y como emigrados (de Bolivia y Paraguay). En este último caso, los migrantes exigieron ser reconocidos bajo la categoría legal de ciudadanos residentes en el exterior y que se respetara sus derechos políticos y civiles provenientes de dicha condición. Un reclamo recurrente de Villas Unidas fue por mayor atención de los consulados de Bolivia y Paraguay al problema habitacional de sus ciudadanos en Buenos Aires. Los migrantes esperaban que las autoridades de sus países intercediesen junto al gobierno nacional y municipal argentino -o al menos ejercieran cierta presión-, para mitigar la emergencia habitacional que padecían162. Hermes: Fuimos a pedir al cónsul boliviano la visita del Juez Gallardo163. Esta semana con Gema vamos al consulado paraguayo y peruano. Clara (militante): ¿Cuál es la función de eso? Hermes: porque la mayoría somos bolivianos y paraguayos. Clara: no sé si el juez podrá hablar con todos… con cualquier persona. Hermes: ¡el cónsul no es cualquier persona! Eso puede ayudar con que la colectividad pueda hablar con el juez con más tranquilidad. Juan: ¿y qué puede hacer su gente? (rumores) Evo: ¡Compañeros, debemos consultar las bases para evitar conflictos, somos una organización! Victoria: Cuando yo traje el cónsul la gente tuvo más confianza conmigo. Hay mucha mentira, muchos punteros. Yo llamé a mi cónsul y funcionó. Yo dije a los paraguayos y peruanos que hagan lo mismo. María: ¿y de que sirve el cónsul? Victoria: Las personas empiezan a venir más en las reuniones. El cónsul no da soluciones pero da el apoyo. Eso es importante para que cada persona tome consciencia de donde es y que los cónsules de nuestros países se hagan cargo, que las comunidades se sientan apoyadas. Horacio: Yo estoy a favor del cónsul. Tenemos que invitar a los consulados que vengan.

En diálogo con las autoridades consulares y municipales los migrantes han argumentado ser la población que vive en las peores condiciones habitacionales. Sus constataciones coinciden con las estadísticas oficiales presentadas en la introducción de esta tesis. 163 A partir del orden expedido por el Juez Gallardo, se inicia el proceso de “intervención judicial” que tuvo como finalidad conformar el código y el padrón electoral para las elecciones barriales en las distintas villas de la ciudad. De esta forma se dio inicio al cumplimiento de la ley 148 que ordena la elección de representantes locales para, junto a representantes políticos e institucionales, conformar una mesa de diálogo participativa sobre los proyectos de urbanización en las villas. 158 162

Clemente: el cónsul tiene que saber lo que pasa en las villas pero creo que tenemos que poner en votación siempre. Gema: decidimos hacer eso porque hay muchos inmigrantes y esta bueno que los cónsules se interesen. Tenemos que defender nuestro derecho a la vivienda y cuanta más gente nos apoye mejor.

Las instituciones consulares son parte importante de las redes de apoyo que disponen los migrantes en Buenos Aires. Ellos esperaban que el respaldo consular se tradujera en acciones concretas, como la implementación de proyectos de cooperación bilaterales y programas de colaboración regional enfocados en la disminución de las desigualdades sociales y de la pobreza. En otras palabras, apostaban a que los consulados aplicasen medidas prácticas, a nivel urbano, orientadas a plasmar las directrices políticas de sus respectivos gobiernos nacionales. 164 En contrapartida, demostraron apoyo a los gobiernos –y a los gobiernos regionales de orientación popular y de izquierda- a través de una militancia activa en asociaciones de la colectividad o participando de eventos y convocatorias puntuales. Antonia: la parte política siempre es bueno para ellos, Argentina, Brasil, Bolivia que sean del mismo… Violeta: nosotras estuvimos con Evo y con Lugo… en la Casa Rosada… Antonia: Con Cristina. Eso fue cuando vino a firmar un documento del fin de la guerra del Chaco con Bolivia, Paraguay y Bolivia donde Argentina fue como un nexo… Violeta: La presidenta… Antonia: Como un nexo… Así que bueno, después de 70 años por fin se hizo los documentos y se le dio este…a Paraguay y a Bolivia esos documentos del fin de la guerra. Antonia: Todos nosotros lo seguimos (a Fernando Lugo), apoyándolo, porque creemos… porque es el hombre que nos va llevar adelante y nos va sacar adelante… Alberto: No importa partido político y no importa la nacionalidad, tenemos que juntarnos todos, los curepis argentinos, los bolitas y los paraguas. Todos los presidentes, Correa, Evo, Chávez, todos hablan del socialismo. Tenemos que unirnos porque este es el momento...165

Desde hace por lo menos una década las asociaciones de las colectividades boliviana y paraguaya en Argentina reivindican la mejora de sus condiciones de vida a través de la implementación de medidas de cooperación entre los Estados nacionales de origen y destino (Halpern, 2009 y Grimson, 1999). De hecho, a pesar de reconocer el escenario político regional favorable, los migrantes también diagnosticaron la falta de una estructura técnico administrativa capaz de plasmar la cooperación internacional en medidas concretas en la escala urbana, específicamente aquellas relacionadas al problema habitacional: “Todos son intentos de uno u otro lado. Hoy en día si cualquier alto funcionario quisiera recibir…atender la problemática, no hay gente que los represente, lo mismo para el gobierno de Bolivia. Si Evo quisiera bajar con alguna ayuda para los bolivianos, con algún programa específico con acuerdo con el gobierno argentino, no hay institución… carecemos de una institución legal.” (Henrique) 165 Con mucha frecuencia los migrantes, sean paraguayos o bolivianos, me preguntaron sobre la situación de Brasil y el desempeño del gobierno “Lula”. Se interesaron particularmente por los programas de urbanización de las favelas e indicaron tener conocimiento sobre ciertos proyectos “exitosos”. También buscaron información específica sobre el “Programa de Pacificación de las Favelas” (para más información sobre el programa consultar Guimaraes Ferreira, 2011 y Henrique y Ramos, 2011) de Rio de Janeiro y, en cada una de las oportunidades en que yo viajaba a Brasil, pedían material actualizado sobre la situación de la urbanización en Brasil (artículos, notas, proyectos, leyes y demás información impresa o digital). A pedido de Hermes, por ejemplo, lo puse en contacto, vía red social Facebook, con una militante y socióloga brasilera dedicada a cuestiones de derecho a la vivienda en el sur de Brasil. Los migrantes también me preguntaron sobre las políticas de disminución de la pobreza y de las desigualdades sociales aplicadas en Brasil (con especial interés en el Programa “Fome zero”) y sobre las movilizaciones populares (puntualmente sobre 159 164

No obstante el optimismo general sobre al escenario político regional, los migrantes no desestimaron los problemas concretos que obstaculizan el ejercicio de la ciudadanía. Uno de ellos es la existencia de asimetrías económicas y políticas entre los distintos Estados y su reflejo en la desigualdad de derechos entre los ciudadanos de los países de la región. Al respecto, creían que sus gobiernos deberían trabajar para disminuir dichas asimetrías y, si fuera necesario, interceder y mediar por sus ciudadanos residentes en el exterior. Evo tiene que exigir que nos traten bien, si no corta el gas y a ver si cocinan con fuego. Solo quieren recibir lo económico pero nosotros tenemos derecho, nuestro presidente tiene que presionar, nos tiene que ayudar a presionar. (Ivone)

Por otro lado, entendían que el respaldo debería ser retribuido con el apoyo popular, construido sobre las bases de una militancia participativa y sostenida. Abogaban así por una dinámica de apoyo y respaldo en doble sentido. Lo que veo yo es que hay que participar, todos ahora estamos muy apiñados a participar en la parte política de nuestro país. Y a partir de eso se consiguen muchas cosas. Porque si no participas, si no estás, entonces te pierdes. Yo estuve como diez días en Asunción y fuimos a acompañar al embajador. Y fuimos a hacer lobby. Invitar a todos los senadores, al vicepresidente a todos los otros partidos políticos para que vean acá lo que queremos, de participar. Porque en realidad nosotros también somos ciudadanos paraguayos no hemos perdido nuestra identidad como ciudadanos. (Antonia)

Consideraban que uno de los principales obstáculos a la participación era la “falta de costumbre” con la práctica democrática. Bolivianos, paraguayos y argentinos han coincidido respecto a la escasa “experiencia democrática” de la población regional. También opinaban que sus connacionales deberían involucrarse más en lo que denominaron como “cuestión política” y, a pesar de que ambas nacionalidades consideren sus respectivas colectividades poco movilizadas políticamente, fueron unánimes en constatar que los bolivianos se organizaban más y mejor por sus derechos: Violeta: Nuestra gente no se involucra ni con la política de allá ni de acá, no entienden…hay muy poca… Antonia: Están bastante apartes. No hay así como un compromiso. Los bolivianos sí. Violeta: ¡Los bolivianos sí! el Movimento dos Trabalhadores Sem Terra (MST) y Movimento dos Trabalhadores Sem-Teto (MTST)). Estas inquietudes revelaron a un sujeto migrante informado e interesado en intercambiar opinión sobre las condiciones de vida de las clases populares (nacional y extranjera) en otros contextos urbanos de la región. Un dato significativo es que gran parte de la población estudiada dijo tener familiares y/o conocidos residiendo en Brasil. De hecho, algunos de mis informantes han residido en Sao Paulo antes de migrar a Buenos Aires. Eso podría explicar la cantidad de información que disponen sobre el contexto brasilero. 160

Antonia: Sin embargo a los paraguayos les cuesta mucho actuar en bloque y también por la dictadura… Hasta hoy que vivo hace casi dieciséis años en Buenos Aires siento que la única colectividad que se moviliza es la boliviana, en actos de protestas, en actos de reclamos…a los paraguayos no les he visto no están unidos, carecen. Hemos visto que más se mueve la gente boliviana que otra gente ¿No? El argentino también se moviliza por la vivienda pero como hay una pequeña cantidad de gente argentina no se nota tanto. (Henrique)

Las observaciones sobre la menguada participación de los paraguayos y argentinos coincidieron con los registros etnográficos. Vale recordar que la lucha por la vivienda contó con la presencia masiva de bolivianos y entre los pocos paraguayos una mayoría de mujeres. Violeta y Antonia tenían una opinión formada sobre el llamativo desequilibrio de género y su relación con el rol tradicional de las mujeres en la cultura paraguaya. Según mis interlocutoras, la proyección de las mujeres como actores políticos clave en Argentina se vinculaba a cierta tradición cultural heredada de Paraguay, donde la mujer desempeña un rol protagónico en la toma de decisiones familiares y en los asuntos relacionados con la administración del hogar; creían que en Argentina esta cultura se había expandido al campo de la política popular. Las explicaciones tuvieron como punto de referencia sus propias historias familiares, así como observaciones respecto a las experiencias familiares de otras mujeres paraguayas. Ambas participaban de un grupo de prevención de la violencia familiar y amparo a mujeres golpeadas, bajo la coordinación de Violeta, en Villa Fátima. Desde este grupo de afiliación resaltaban la importancia de rol de las mujeres como sostén del hogar y como primera línea de fuerza política entre los emigrados paraguayos residentes en Argentina. Esta convicción las llevó a participar del Primer Congreso de Migrantes Paraguayos (realizado en la ciudad de Asunción en el año 2008), donde se presentaron como “mujeres”, remarcaron su importancia como actores políticos y expresaron su apoyo al gobierno de Fernando Lugo. Violeta: Nosotros hicimos una carta como Mujeres Unidas en Acción y la entregamos y fue publicada en el diario de allá. Antonia: Sí porque nosotras como mujeres… Violeta: ¡Las únicas que estuvimos allá! Antonia: Sí, le dijimos que casi siempre en Paraguay son mujeres las que llevan adelante muchas cosas, llevamos adelante nuestros hogares, criamos a nuestros hijos, tenemos a nuestros hombres. Nosotras le dijimos que en este momento entiendan (las autoridades en Paraguay) un poco nuestro drama porque somos un sostén. Que no le íbamos a pedir nada en este momento, lo único que pedíamos era que siga adelante con este cambio… Violeta: Lo que pasa es que por ejemplo acá nosotros lo que aprendimos también es que la mujeres tenemos más el poder entiendes, con todo. Nosotras podemos ir adelante, es como si fuera que tenemos las cosas más abiertas para todas las cosas como mujer y los hombres, si va el hombre al frente y no le da ni cinco de pelota y puede recibir mucho 161

palazo entiendes, en cualquier queja, en cualquier lado entiendes, hasta puede ir preso. ¿Por qué? Porque es hombre, acá es así. Por eso es que nosotras las mujeres somos las que caminamos, para una marcha, para una…para todo porque las mujeres no se las puede tocar pero a los hombres mm..... Antonia: Hasta ahí… Violeta: Supuestamente, tenemos más esa protección166.

La militancia política, el viaje a Asunción y los resultados de la participación “como mujeres militantes” en el congreso fueron descriptos con gran entusiasmo: Antonia: Si todos nosotros viajamos, fuimos a un congreso de ellos muy grande. Violeta: Llevamos como 200... Nosotros llevamos como 250 votantes pero eso fue nuestro trabajo así como militantes. Nosotros llevamos todos en el tren, una plata de nuestros bolsillos. Es un cambio allá. ¡Era como Navidad para nosotros, entiendes, para que gane Lugo! Antonia: Porque salió eso del voto cuando fuimos al congreso de la migración que vinieron migrantes ¿te acordás? (pregunta a Violeta) Violeta: De Estados Unidos, de todos lados… Antonia: Y ahí nosotros viajamos. Lo que pasó es que nosotros fuimos para que la voz del migrante se escuche y nosotros tuvimos cuando fuimos ahí al congreso, el presidente se comprometió con nosotros que el representante acá como embajador iba a ser un residente paraguayo por compromiso. Y eso solucionó ahora para que nosotros… de verdad él nombró a un residente paraguayo… Violeta: ¡Un compañero nuestro que viajó con nosotras en el tren! A Bernardo yo lo conocí hace años en una reunión. Yo tengo un diario... te voy a mostrar su teléfono! Y él desde su lugar también ayudaba a nuestros paisanos a conseguir laburo y nos conocimos creo que era "de mujer migrante" en un congreso no sé donde... no cambió nunca, con su pelo así y todo (risas)... y nos volvimos a encontrar. Yo le daba mi teléfono en el tren a todos, en cada vagón mi teléfono... Siempre nos llaman, de todos lados nos llaman, gente paisana nuestra pidiendo ayuda. Y de repente nos cruzamos con Antonia y ella dice “¿y vos? ¿De qué organización sos?” yo digo, soy de Soldati, soy de Mujeres Unidas en Acción y ahí dice “hay que bueno, yo también” y ahí nos presentamos y me dice “a mí me gustaría ir a conocer tu espacio”, estábamos todos así con remeras, el doctor que ahora va ser el embajador! Éramos como tipo revolucionarios porque si no nos dejaban pasar para allá íbamos a pasar igual (por la frontera con Paraguay), íbamos a agarrarnos todos e íbamos a cruzar… Antonia: ¡Caminando! Violeta: ¡Caminando!

Luego de relatar la participación en el Congreso, Violeta me enseñó una revista azul, indicando con orgullo la tapa: “mirá, soy yo y Lugo”. De hecho, en la primera página de la revista “Diáspora Paraguaya, Primer Congreso de Migrantes Paraguayos (Asunción, 9 de julio de 2008 Sala de sesiones del Honorable Congreso Nacional)” se veía una foto de Violeta abrazada al presidente. La gráfica de la tapa mostraba imágenes sobrepuestas de un grupo de personas en un autobús y una foto del Congreso de la Nación de Paraguay, con los parlamentares, los emigrados Aunque la investigación no se propone abordar las transversalidades de género respecto a la participación política de los migrantes, los testimonios abren novedosos interrogantes sobre el rol tradicional de las mujeres paraguayas en el ámbito del hogar y su reflejo en las actividades del ámbito público barrial en la ciudad de Buenos Aires. 162 166

y el afiche del evento. Violeta me regaló la revista para que yo pudiera comprender mejor lo que se discutió durante el congreso. En la revista encontré el discurso presidencial en su versión integral. Entre sus declaraciones, el mandatario remarcó la prioridad de su gobierno en “reestructurar la representación diplomática (...)”, con el fin de promover los intereses de los ciudadanos paraguayos “(…) ante los gobiernos de los países que los recogen y trabajar con esmero para atenderlos en sus necesidades”167. Al menos para el caso de Buenos Aires el mandatario había logrado cierto éxito, pues sus compatriotas se decían muy satisfechas con la nueva representación diplomática. Helena, vecina de Violeta, también se decía satisfecha con la relación de proximidad y cooperación establecida entre el consulado y los residentes de villas durante el gobierno de Lugo: Muchas veces cuando sucede algún problema se hace una llamada telefónica, va una persona. Pero no es solamente de aquí en Villa Fátima que hay paraguayos sino en toda la Nación. Principalmente lo que es capital, provincia, ellos saben... tienen informantes así como Violeta. Seguramente que debe tener informantes también en otros lugares... (Helena)

No se debe obviar que la ascensión de gobiernos comprometidos con políticas de cuño social en gran parte de la región sudamericana ha motivado la participación de sus ciudadanos emigrados, favoreciendo e incentivando la reactivación de ciertos reclamos, consignas y apoyos políticos desde el exterior (Halpern, 2011; Canelo et all., 2012)168. En el caso de los protagonistas Para un análisis puntual sobre dicho Congreso consultar Halpern (2011). Otra medida impulsada durante el gobierno de Fernando Lugo fue el voto de los paraguayos residentes en el exterior. Según las declaraciones del gobernante, la medida permitiría que sus compatriotas participasen “(…) con plenitud de derechos en la toma de decisiones sobre los destinos nacionales”. En 2011, el gobierno reafirmó el compromiso con la colectividad paraguaya residente en el exterior a través de una consulta popular de nivel nacional. El referéndum indagó a la población sobre el derecho de sus connacionales emigrados a votar. Resultó que el 78% del electorado votó por el “sí”. Eso permitió enmendar el art. 120 de la Constitución Nacional y reglamentar definitivamente el derecho político de los ciudadanos paraguayos residentes en Buenos Aires. Con la nueva ley, Fernando Lugo saldó una deuda histórica con la colectividad paraguaya en Argentina que, desde hacía por lo menos una década, se movilizan por tal derecho (Halpern, 2009). La disposición reafirmó el compromiso del gobierno de Fernando Lugo con el afianzamiento de la red democrática fomentada por la política regional. A pesar de los esfuerzos en consolidar el régimen democrático en Paraguay, no pudo terminar su mandato, siendo destituido de su cargo por un golpe de Estado parlamentario en el año 2012. Tras el golpe, los países del Mercosur decidieron suspender a Paraguay de sus derechos como miembro pleno, hasta la realización de nuevas elecciones presidenciales. En abril del 2013, en medio a un contexto de inestabilidad política en Paraguay, desde Argentina, el flamante electorado ejerció por primera vez su derecho a votar para presidente. Entre los países integrantes del Mercosur, solo Uruguay y Chile aun no han reconocido y reglamentado el derecho político al sufragio desde el exterior, a pesar de las fuertes demandas y movilizaciones de los ciudadanos emigrados. Para el caso de los bolivianos, el derecho al voto también fue un logro reciente, a pesar de ser un antiguo reclamo de la colectividad boliviana en Buenos Aires. La primera jornada electoral transcurrió a fines de 2009, pero la conquista del derecho tiene antecedentes desde el año 2003 (Canelo et all, 2012). Entre las movilizaciones y protestas impulsadas por la colectividad boliviana en Buenos Aires la más significativa fue el voto simbólico. El evento –un simulacro electoral autoconvocado- indicó la fuerte voluntad de los ciudadanos emigrados en participar de los rumbos políticos de su país y, principalmente, de apoyar al proceso de cambio iniciado por el gobierno de Evo Morales. De hecho, los resultados de la primera votación oficial indicaron que el 92% de los bolivianos residentes en Argentina aprobaban al gobierno de Evo Morales (Canelo et all. 2012). Según los datos de una encuesta que realizé con otras investigadoras durante la jornada, y que resultaron en la 163 167 168

de esta etnografía, las expectativas generadas por los procesos de cambio y afianzamiento democrático en Paraguay y Bolivia incentivaron las reivindicaciones por derechos en distintos niveles: internacional, nacional y municipal. Interesa señalar que los logros provenientes de las luchas emprendidas por los migrantes, ya sea en sus países de origen o en Argentina -desde la condición de inmigrantes, emigrados o villeros-, fueron concebidos como etapas graduales y acumulativas de un proceso más amplio y general de conquista de derechos. Henrique, Clemente y Hermes, por ejemplo, sostuvieron una participación activa en distintas escalas y tipos de reclamos que concebían de forma articulada. Al mismo tiempo en que luchaban por la vivienda y dialogaban con las autoridades de nivel municipal, participaron de las movilizaciones por los derechos de los bolivianos a través de la Asamblea Popular y Originaria Carlos Coro Mayta169. Evo está haciendo bien la gestión, entonces nosotros hemos dado continuidad con el apoyo digamos al proceso de cambio. Nosotros peleamos por el tema de la vivienda acá en la Argentina, pero por dignidad, por el hecho de ser boliviano apoyamos el proceso de cambio porque en verdad Bolivia siendo el segundo país rico en recursos naturales ¿cómo es posible que este en esa situación de pobreza? Por eso queremos nosotros que Bolivia salga adelante y que Evo siga manejando el destino del país170. (Hermes) Investigadora: Los bolivianos organizados en la Asamblea demandan al gobierno de Evo el derecho al voto. ¿El movimiento también pide por derechos en Argentina? Henrique: Evidentemente le puedo decir que si, que tiene que ser acá (la adquisición de derechos), porque estamos viviendo bajo las reglas de Argentina, bajos las normas y leyes argentinas. Estamos bajo la tutela de la bandera argentina en tanto tenemos que basarnos en las leyes argentinas. (…) Queremos asegurar el bienestar que vinimos buscar aquí a través de una organización… El objetivo de este movimiento es por los derechos humanos y los derechos civiles y la autodeterminación de los pueblos… de Bolivia. Los derechos civiles para practicarlos en cualquier parte del mundo que se encuentre un citada investigación, el 40,5% de los electores consultados indicaron como su principal motivo de participación en las elecciones “apoyar el proceso de cambio que se vive en Bolivia”, seguido por un 14% de quienes dieron la siguiente justificación: “soy ciudadano boliviano y es mi derecho”. (Canelo et al, 2012: 98). También fue relevado que el 68% de los votantes tenían domicilio en la Ciudad de Buenos Aires y 79% eran trabajadores del sector textil. La encuesta que hicimos no detalló el domicilio por barrios o zonas de la ciudad, no obstante, si cruzamos la información con datos relevados por otras investigaciones respecto a la concentración territorial de los migrantes (Cravino, 2006 y Cerruti, 2009), se infiere que la mayor parte de esta población reside en villas de la zona sur oeste de la capital. Otro dato relevante fue que 30% de los encuestados dijo haber participado de manifestaciones y marchas, el 42% se dijo “muy” y “bastante interesado” en los asuntos político administrativos del Estado Nacional argentino, el 38% “muy” y “bastante interesado” en los mismos temas, pero en el ámbito municipal, y el 43% manifestó estar interesado igualmente por la política argentina y boliviana. (Canelo et al, 2009:104). En términos estadísticos, el perfil trazado por nuestra encuesta corresponde a la características generales de población bajo estudio: personas que participan frecuentemente en movilizaciones y protestas, muy interesados por los asuntos político administrativos de nivel nacional y municipal en Argentina y por la política de forma general sea en Bolivia que en Argentina. 169 La Asamblea Popular y Originaria Carlos Coro Mayta está conformada por miembros de la colectividad boliviana residente en Buenos Aires (mayormente residentes de la Villa Bajo Flores). El grupo reivindica tres consignas fundamentales: el derecho al voto de los bolivianos residentes en el exterior, la nacionalización de los recursos hidrocarburíferos y la conformación de una Asamblea Constituyente orientada hacia la soberanía y justicia social. 170 La lucha por dignidad también fue señalada por otros ciudadanos bolivianos residentes en Buenos Aires. Para los representantes del Comité por el Cambio (ciudadanos bolivianos residentes en Buenos Aires), la dignidad y el orgullo de los orígenes étnico nacionales impulsado por el gobierno de Evo Morales son fuertes elementos de propulsión para las luchas sociales emprendidas por los bolivianos en el exterior. Realice la entrevista al Comité en el marco del proyecto de investigación sobre la participación política de los bolivianos en el exterior. Para más consultar Canelo et al. (2012b). 164

boliviano, hacer valer esos derechos civiles. Por ejemplo acá los derechos civiles es el derecho a votar, un derecho constitucional viste que no estaba todavía dentro de la legislatura boliviana especificado plenamente. Decía el criterio que el derecho de votar del extranjero, decía en un artículo pero no decía cómo, o sea faltaba una ley reglamentaria, un reglamente que autorice a la corte electoral a cómo actuar.

Henrique aclaró que las reivindicaciones de la Asamblea Popular y Originaria Carlos Coro Mayta no se restringían a las problemáticas de la colectividad boliviana residente en Buenos Aires sino que abarcaba consignas más amplias, vinculadas al acceso a la tierra, a la soberanía nacional y a los recursos naturales por los pueblos del continente y los pueblos originarios. Derechos que creían poder defender más activamente desde Argentina a través de su empoderamiento como electores en Bolivia. Por eso, entre las principales consignas de la Asamblea figuraba el derecho de voto de los bolivianos en el exterior. Oscar y Virginia, comprendían la cuestión de forma semejante, estaban convencidos que el derecho al voto daría mayor visibilidad a los reclamos de la colectividad boliviana, además de ser un paso importante hacia el afianzamiento del sistema democrático de forma general. Tales convicciones los llevaron a colaborar como “veedores” (fiscales) voluntarios en la primera votación de los bolivianos en el exterior. Además de sufragar, propusieron fiscalizar las elecciones y contribuir a evitar posibles fraudes e irregularidades durante el proceso. Igual que sus vecinos paraguayos, se dijeron conformes con la coyuntura política regional, entusiasmados con las posibilidades de participación popular abiertas por el gobierno de Evo Morales y con grandes expectativas respecto al afianzamiento del régimen democrático en los países del bloque. Estos análisis y opiniones nutrieron los debates promovidos en los distintos espacios de participación, circunscriptos o no al ámbito de las colectividades. En el año 2010, por ejemplo, encontré a Oscar y Virginia en una conferencia del Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, titulada “La construcción del Estado” boliviano. En el evento, promovido por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, también participaron las militantes Clara y Eva, y otros residentes de villas involucrados en la lucha por la vivienda171. Durante el trabajo de campo fue común encontrar a los migrantes, no sólo en actos de protesta, marchas y movilizaciones por la vivienda sino también en conferencias, debates y jornadas sobre política, migración y hábitat, promovidos por la universidad de Buenos Aires, por la legislatura porteña, por los consulados y otros organismos e instituciones públicas. A pesar del interés y adhesión de los migrantes a un amplio conjunto de reivindicaciones y de su concepción de lucha en red, la participación regular y transversal en distintos espacios no es un tema de interés para los estudios migratorios locales. Entiendo que la invisibilización de

Más información sobre la conferencia disponible en: http://www.filo.uba.ar/contenidos/novedades/cont/listado/GarciaLinera_desgrabacion 165 171

estos procesos contribuye para encapsular las reivindicaciones de los migrantes a ciertas demandas de la colectividad vía dirigentes, lo que ha generado, por su parte, debates teóricos centrados en las llamadas dinámicas identitaria, especialmente sobre las disputas de las asociaciones de la colectividad por la representación y por la definición legitima del “ser boliviano” y del “ser paraguayo” (Pizarro, 2013; Baeza, 2013). El caso que analizo en estas páginas se aleja considerablemente de estos análisis centrados en los grupos de representantes y/o dirigentes. Al contrario, mi estudio centra la atención en el proceso de deconstrucción y/o flexibilización de las fronteras que delimitan las nacionalidades. La lucha por la vivienda configuró un escenario dinámico donde el ser boliviano y el ser paraguayo aparecieron como telones de fondo inmóviles, como clasificaciones estériles. Desde los espacios de Villas Unidas los luchadores por la vivienda optaron por presentarse como “militantes”, “mujeres” y “originarios”, lucir sus experiencias y exigir el reconocimiento de su potencial de lucha como sostén de un proyecto político en desarrollo. Estas fueron las bases sobre las cuales bolivianos y paraguayos abarcados por la etnografía reivindicaron ser ciudadano boliviano y paraguayo residentes en Buenos Aires ante los gobiernos nacionales. Desconocer estas formas de presentación y reivindicación implica invisibilizar a los migrante como sujetos político-históricos. Por otro lado, considerarlos de esta forma supone reconocer que sus experiencias de lucha y pujas por reconocimiento se insertan en dinámicas que desbordan, en mucho, las tradicionales reivindicaciones “de migrantes”. Algunos autores han denominado a estas disputas contemporáneas bajo el término “moléculas de cambio” (Espasandín López, 2009; Coscione, 2009). Esta perspectiva propone dar cuenta de la transversalidad que une a las “luchas cotidianas”172 en Latinoamérica y, al mismo tiempo, construir una herramienta teórica que permita pensar las posibilidades de transformación emergentes en distintos lugares, bajo distintas “tradiciones de emancipación” (Espasandín López, 2009). Más allá de reducir el abanico de experiencias al universo de los llamados movimientos sociales o de los nuevos movimientos sociales –lo que, en cierta forma, excluiría del análisis a aquellas luchas que no han pasado por procesos de institucionalización y reconocimiento legítimo de los actores sociales como interlocutores- los casos son agrupados bajo un eje común de amplio espectro: (…) la percepción de un objetivo, aunque varíen las acciones que emprenden para lograrlo. El objetivo macro es un cambio en la sociedad, donde viven y luchan. A pesar de las especificidades de cada una, todas estas luchas transcienden las reivindicaciones El término “lucha cotidiana” circunscribe a todos los tipos de acciones y asociaciones de movilización popular observados en el subcontinente: “movimientos sociales”, “articulaciones ciudadanas”, “asociaciones”, “acción colectiva”, “experiencias”, etc (Coscione, 2009). 166 172

particulares y se proyectan en un marco regional que las transforma en luchas continentales y también globales. Detrás de todas, la exigencia de “democratizar la democracia”, este tipo de democracia, es bien visible, sobre todo cuando ni el mercado, ni el Estado supieron generar las respuestas adecuadas para impulsar un verdadero desarrollo humano y el pleno ejercicio de todos los derechos. (Coscione, 2009:20)

Los microgobiernos barriales en Bolivia, los piqueteros en Buenos Argentina, los sin tierra y sin techo en Brasil, los campesinos de Paraguay, el movimiento indígena y campesino mexicano y otras tantas experiencias de lucha cotidiana subcontinentales conforman el material de análisis de este supuesto analítico que propone escudriñar al “mosaico de luchas silenciosas, desconocidas, locales, nacionales, mundiales…” (Coscione, 2009:21). La diversidad de luchas analizadas, indican un marco de tendencias comunes que amarran de forma transversal a estas experiencias173. Las características comunes -sostienen-, derivan del “(…) arraigo en espacios físicos recuperados o conquistados a través de luchas largas, abiertas o subterráneas.” (Zibechi, 2003:186). En términos de acción las principales características son: arraigo territorial mediante la ocupación de tierras y edificios en las periferias de las grandes ciudades (al que denomina “los espacios físicos de resistencia”), autonomía (material y simbólica) frente al Estado y a los partidos políticos, revalorización cultural y afirmación de la identidad de los pueblos, capacidad de formar sus propios intelectuales, protagonismo femenino, preocupación en establecer nuevas relaciones de producción (más armónicas a la naturaleza y que tiendan a revertir los procesos de alienación vía horizontalidad en las relaciones de producción), reproducción de la vida cotidiana, familiar y comunitaria en las formas de organización (generando las redes de autoorganización territorial) y acciones simbólicas de ocupación del espacio (como las tomas de parques y plazas). Su armazón ético y cultural común -sostiene Zibechi- se conforma sobre ciertas bases ideológicas mestizas: los movimientos eclesiales de base vinculados a la teología de la liberación, la cosmovisión indígena y la militancia revolucionaria de inspiración guevarista (2003:185). Sobre el terreno político histórico que posibilita su (re)florecimiento, manifiestan ser “las nuevas fuerzas políticas progresistas o de izquierda que en los últimos años han ido ganando terreno en el continente” (Coscione, 2009:19). La perspectiva brinda una interesante herramienta de análisis para observar la participación política transversal de los migrantes en Buenos Aires, sea desde su condición de villero en la lucha por la vivienda como en la condición de migrantes en la lucha por los derechos políticos y sociales aquí y allá. Al mismo tiempo, permite observar dicha participación como parte de dinámicas territoriales que trascienden los marcos de los Estado Nación. Un buen ejemplo son A pesar de estar en línea con la perspectiva de Coscione y Espasandín López, Zibechi define a las experiencias y grupos de lucha como movimientos sociales, aunque estos no parecen estar relacionados directamente con la institucionalización de los actores sociales que de ellos participan. 167 173

los procesos de arraigo al territorio, o la resistencia al desarraigo, una característica constitutiva de las luchas históricas por la urbanización de villas y barrios populares en Buenos Aires. Como he desarrollado en el capitulo anterior, la lucha por el reconocimiento a la ocupación territorial –por la existencia y/o por el reconocimiento de la historia barrial- es parte intrínseca de la cotidianidad de los residentes de villas nacionales y extranjeros. La necesidad vital de conquistar este reconocimiento –en buena parte reivindicada desde su condición más básica, la de seres humanos- fue un potente motor para las luchas diarias que se desarrollaron en toda la zona sur de la capital. La reivindicación por el reconocimiento territorial y de identidad enlazó la lucha por la vivienda a estas “otras” luchas continentales que, vistas en panorámica, conforman lo que Espasandín ha descripto como “la estela de una galaxia intrincada que pugna por no desaparecer, por autodefinir su existencia individual y colectiva.” (2009:16). Cuando los residentes de Villa Fátima se unieron para ser “alguien”, los Villeros Unidos se agruparon para ser visibilizados y los migrantes para ser representados, también pusieron en evidencia la pugna de un mismo sujeto, desde distintos espacios, por la autodefinición. La afiliación estratégica articulada a la participación múltiple en los espacios de lucha obedeció a la misma lógica: unificación, suma, incremento, evolución, progresión y, en última instancia, emancipación. Desde el campo de la participación política y de ciudadanía estos significados fueron vehiculizados por las acciones de cooperación y lucha en red, lo que, por su parte, permitió el apuntalamiento de las demandas por la vivienda. En otras palabras, los migrantes trataron de potenciar el acceso a la vivienda a partir de la sumatoria de derechos gradualmente conquistados en distintas luchas, de modo a impulsar los procesos de urbanización a través de canales adyacentes: el voto de los migrantes para las comunas o los derechos como ciudadanos emigrados, por ejemplo. Como se dieron estas dinámicas en el espacio principal de Villas Unidas es lo que analizo a continuación 3. El espacio de Villas Unidas por la Urbanización: confluencias y rearticulaciones entre células de reclamo y redes de militancia. El espacio de Villas Unidas congregó a personas vinculadas a redes de militancia común, con trayectorias y experiencias de lucha similares. En términos de procedencia nacional, no hubo variaciones respecto a los demás espacios vinculados a la lucha por la vivienda. Registré una mayoría de bolivianos, seguida de paraguayos y argentinos. Todos contaban con una larga trayectoria de militancia por la urbanización. Esta experiencia, constituía las bases de un conocimiento compartido sobre la historia de urbanización de las villas y de los movimientos 168

villeros (las ocupaciones, desalojos, reclamos, avances y retrocesos históricos en términos de derechos), de los referentes y/o punteros, del escenario político y de los políticos, de los distintos grupos de militancia por la urbanización y sus líderes, entre otros. Con base en estos conocimientos fueron capaces de trazar un panorama complejo y articulado de los problemas en y entre sus territorios, así como sobre sus posibilidades de adquirir legalmente la propiedad de las tierras ocupadas. La conjugación entre la adquisición del conocimiento y la movilización fue definida bajo los términos “trabajar por el barrio” y “caminar por el barrio”174. “Caminar por el barrio” significaba participar de todas aquellas actividades afuera del territorio de residencia (lo que incluía también otras villas) que pudiesen ser capitalizadas para la mejorar urbana de sus territorios: marchas, movilizaciones, protestas de todo el tipo, reuniones organizadas por instituciones públicas, encuentros con legisladores, políticos, académicos, iglesia y organizaciones sociales. Ya señalé que para el año 2008 la emergencia habitacional alcanzó un punto de máxima tensión -en gran parte resultante del recorte de presupuesto para las villas pero también por los demás factores detallados hasta aquí. Para el periodo, las personas que ya venían “trabajando y caminando por sus barrios” decidieron activar determinados contactos y rearticularse como un nuevo grupo: Villas Unidas por la Urbanización. A Alberto de la 21-24 ya lo conocía hace mucho, a Zulma de la 31 también, había otros más. Después de la última jornada de la vivienda salimos afuera, nos juntamos en el bar de la esquina y ahí yo les he propuesto armar una especie de intervillas para poder hacer frente a la gestión de Macri, que todos estábamos de acuerdo. A partir de esa reunión yo prácticamente seguí pateando, yo seguí caminando digamos para armar porque a mí siempre me interesó digamos tratar de armar la reunión de villas, juntar más villas para poder hacerle frente. Porque para nosotros con la experiencia del movimiento villero para nosotros fue útil como te dije, se beneficiaron varias villas. Porque es la única forma, cuantas más villas estén al frente peleando más logros vas a tener; para mí era importante unir otras villas por eso empecé a caminar a otras villas. (Hermes)

Paralelamente a los intentos de trabajar en red con habitantes de otras villas, Hermes buscó la ayuda de la militancia territorial para asesorarse jurídicamente sobre la cuestión habitacional175. Fue entonces, durante una movilización de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), que Hermes reanudó el contacto con Eva que, en aquel preciso momento, venía orientando jurídicamente a los Vecinos Autoconvocados de Villa Fátima y, al mismo tiempo, Trabajar por el barrio tuvo carácter profesional. En los momentos de trabajo más intenso se planteó la idea de conseguir fondos económicos junto a alguna ONG para así poder dedicarse a tiempo completo al trabajo por el barrio, sostener la lucha por la vivienda y, al mismo tiempo, mantenerse económicamente. 175 Hermes me explicó que muchos estudiantes de derecho prestaban asesoramiento legal en las villas vía distintas asociaciones. A lo largo del trabajo de campo registré una intensa prestación de servicios comunitarios por parte de estudiantes de distintas carreras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) -derecho, psicología, trabajo social, ciencias sociales y antropología, entre otros. 169 174

desarrollando su militancia. En la manifestación, dijo haber encontrado a Leila (una colega de Eva, también abogada y militante) en la mencionada protesta sindical. Por medio de Leila Hermes supo que Eva estaba “trabajando con el tema de la vivienda en Soldati” Ella está más metida en ese tema de la vivienda que para vos va ser más fácil me dice (Leila), como yo estoy en otras cosas no te voy a poder atender. O si ella no quiere asesorarte yo te voy a dar con otra chica para que trabaje con ustedes. Bueno, entonces un día de esos me encuentro con Clara, a Clara la conocía de hace mucho ¿No? y Clara, le digo, la estoy buscando a Eva y…no sé si me dio el teléfono Clara o me dio el teléfono Leila, creo que una de ellas me dio. Le llamo y entonces le hago la propuesta (a Eva) y me dice “si, no hay problema, estoy más en Soldati, no hay problema” pero nosotros queremos que nos asesores realmente en el tema de la vivienda porque sino el tema este es puro cuento, “si está bien” me dice; ahí empezamos a trabajar. Por eso hicimos la primera movilización conjuntamente con Eva y Clara allí en la legislatura. Porque ya veníamos pateando la Legislatura, ya veíamos caminando diputado por diputado porque la ley estaba por aprobarse, la modificación de la ley 1251176. Esa fue la primera vez que convocamos, ya agrupándonos solamente con Fátima, los otros no venían, los otros no venían… Pero yo seguía hablando con la gente de Piletones, con la gente de los Pinos, con la gente de Calacita que está ahí al lado nomás y con la gente de Carrillo, con la gente de la villa 19 y nunca se aparecían ellos, hasta la fecha no vienen; pero el resto ya nos hemos juntado, hasta ahora somos siete villas. (Hermes)

Alberto, de Villa Barraca (Villa 21-24) conocía a las militantes a través de las mismas redes que Hermes. Ambos se conocieron durante una movilización por la vivienda y desde hacia cierto tiempo mantenían contacto telefónico para organizar un encuentro. Hermes también mantenía contactos telefónicos con personas de la Villa 20, a quienes ya había propuesto armar un frente de reclamo unificado. De Villa Fátima, conocía a Clemente a través del grupo Coro Mayta, donde militaron juntos por el llamado proceso de cambio en Bolivia. No tuve mayores detalles del origen del vínculo entre Victoria y Hermes pero de hecho, ella también dijo haber recibido una invitación de su parte177. Hermes me invitó que había una reunión con las pibas (las militantes Clara y Eva), de paraguayos, bolivianos, de todo… Me dijo un poco es para hablar del tema de las villas y asentamientos. Yo en ese momento estaba como que decía no sé, si voy o no voy, por el tema de que este predio es un asentamiento pero privado no es La ley 1251 modificó la CMV en IVC y cambió su reglamentación (aprobado en 2003). En 2009, la ley se modifica, se incorpora a la ley el articulo 14bis. La ley 3269 incorpora el articulo 14bis a la ley 1251. El artículo se refiere a que “El Instituto de la Vivienda (IVC) garantizará la transparencia de su gestión otorgando suficiente publicidad a todos sus programas y operatorias de acceso a la vivienda y/u otorgamiento de créditos”. Ley disponible en: http://www.cedom.gov.ar/es/legislacion/normas/leyes/ley1251.html 177 A medida en que más personas se iban incorporando a las reuniones se hacían rondas de presentación, donde cada nuevo integrante (en general familiares y amigos de otros participantes) explicaban a través de qué vínculos había llegado a la reunión. Cleber, por ejemplo, era cuñado de Cintia. Dijo que Cintia lo había invitado y él tenía curiosidad en saber “cómo es esa movida entre villas”. Tatiana, de Bajo Flores fue invitada por Tiberio a una movilización, le pareció interesante y decidió empezar a participar de las reuniones. Andrés, de Villa Barraca fue invitado por Alberto, que le habló de “una movida entre villas”. Douglas, de villa 20 era vecino de Oscar y militaba con él en el Frente Dario Santillán. Se habían conocido en la militancia y por eso se interesó por las reuniones: “vine saber lo que pasa con el compañero Oscar.” 170 176

que es del gobierno. Era como que tenía una alta duda, todos hablaban el tema de que tendría que urbanizarse y el tema mío era como imposible, todos querían que yo apoye, yo apoyaba todo pero en un momento como que me di cuenta que cuando hablaba el tema mío era como que ya lo tenían perdido, como que no…que era al pedo hablar ¿Por qué? Porque era un terreno privado esto hasta que conociendo, acompañándolos a todos, escuchando conversaciones, esto, lo otro, comencé a darme cuenta que se podría abrir un recurso de amparo, así que fuimos hacer una denuncia por el trato interno que había acá dentro, el maltrato a la comunidad boliviana como también a los demás inmigrantes que eran brasileros, hay una cubana que ya se fue, hay uruguayo, chileno y paraguayo y entre eso bolivianos, lo más afectados son los bolivianos. (Victoria)

Victoria, por ejemplo, me explicó que cuando decidió “apoyar” a Villas Unidas ya venía desde largo tiempo “trabajando por el barrio”. Empezó recabando información sobre la situación legal del asentamiento Los Pinos. Para eso, acudió a las mismas redes de ayuda institucional y de militancia que sus “compañeros”. El camino transitado por Victoria es ilustrativo de la trayectoria recorrida por los migrantes en su lucha por mejores condiciones de vida en Buenos Aires. Este proceso de aprendizaje, derivado del recabado de información, la participación en distintos espacios, la conformación de vínculos y redes y la puja conjunta (armado de estrategias, articulación de movilizaciones, etc.) es parte de lo que aquellos involucrados en los procesos de reclamo por la vivienda entienden por “formación de lucha”. Yo ya sabía que el terreno (del asentamiento Los Pinos) era privado. De la Iglesia… es semiprivado porque ahí había un convenio. ¡Los delegados (los representantes del barrio) teniendo los papeles ni sabían para que le servían! Había el catastro que había comprado la Iglesia un cuarto porciento con el dinero y lo demás tenían que…tenían digamos un trato (con el Estado) que teníamos que hacer acá una organización católica o de recreación, un colegio, algo para los chicos, pero tenían un lapso de tiempo. Y en ese lapso de tiempo lo dejaron tirado, era una montaña de basura y después de eso vino la gente que comenzó a usurpar. Tenían un lapso… digamos, yo te doy diez años para que en este terreno me hagas actividades católicas, actividades de recreación para los chicos que ellos (la iglesia) dijeron que querían eso. Y bueno, en estos diez años si vos haces eso el terreno es tuyo…un pacto entre la Iglesia y el Estado, en el cual no llegó a cumplir porque después de esos años como vieron que era un basural esto… después pasando la fecha del cumplimiento la gente llegó a usurpar eso, que fue hace seis años. Así es como que lo que nosotros vamos a ver si se puede llegar porque hasta ahora Macri (el jefe de Gobierno de la Ciudad) es como que no quiere nada, lo que vamos a tratar de ver es que si se puede renovar o…al ver que ese plazo no se cumplió que haya una revocatoria, que es casi imposible, o que nos adjudiquen viviendas, ya que no es tampoco culpa nuestra que el terreno estuvo mucho tiempo en abandono. El gobierno no quiere hacerse cargo por el tema de que ya esta usurpado pero lo cierto es que la Iglesia no cumplió lo que tendría que el estado haber hecho. Tendría que ser entonces a favor nuestro (la decisión judicial sobre la posesión de las tierras). Así que depende de cómo se pruebe, y hay gente que vivió desde un principio…la gente que vivió en un principio acá que les daban, el Colegio San Pio décimo, el lugar para que cuide, ellos son los primeros que saben que este lugar estaba abandonado, así que es cuestión de probar eso. Pero mientras tanto con el tema del recurso de amparo estamos viendo antes de…hasta que se solucione esto va que pasar mucho tiempo, como qué puede pasar depende del juez, mejorar el lugar y la calidad del asentamiento… porque hace tres o cuatro años no había agua ni cloaca así que era terrible (…) era un problema por el tema de salud que había de infección, de diarrea, 171

de piel, de todo que lo llegó a atender el Cesac 24. Con esa parte el Cesac 24 un poco nos ayudó mucho porque al preocuparse por los chicos y al haber hablado por el tema de salud yo me fui directamente…no era delegada era vecina, me fui a la Dirección de la Niñez, no sabía que había organizaciones por arriba de las pequeñas que están alrededor de la CGP178 viste…Yo me iba a la Defensoría, a Derechos Humanos, de Derechos Humanos a Víctimas, de Víctimas a Defensoría del Pueblo; de a poquito comenzaba organizándome, conociendo lugares. Algunos lugares pensaban que yo quería para mi todo eso…me cerraban la puerta, era como que tenía patadas por todos lados, todos me cerraban la puerta hasta que llegué a lograr…porque no había curas en ese momento acá, en esta zona no había cura, ni en villa 3 ni en Carrillo ni acá mismo, cosa que hay ahora. Entonces esa vez yo fui al obispo de la zona que no me acuerdo ahorita el nombre…Mario era, era Mario…si, el apellido no me acuerdo; fui al obispo pero mediante el padre Adolfo, como yo vine de la 1-11-14 y viví mucho tiempo ahí… Aprendí viendo y escuchando y abriendo los ojos. Y mi decisión fue comenzar y abrirme por otros lados, si había algo legal que se podía hacer directamente. Llegaron las organizaciones acá, Defensoría del Pueblo, Derechos Humanos, asociaciones, todos; venían de todos los lados donde yo iba y denunciaba que había niños y ahí es donde también me di cuenta que los chicos también tenían derechos acá porque yo no sabía nada de este país. Y comencé a leer, a preguntar aunque me decían para qué, yo les decía porque quiero saber, y trataba de hacer conexión todo con lo que había acá. Escuchaba si había algo en algún barrio, les invitaba para este barrio, comencé a hacer contacto, haciendo que vean que existía este lugar. Mi primer interés era que vean que no era un lugar de área verde como estaba en los mapas, que sí había gente acá, que sí había niños, que sí había problemas porque era un lugar inexistente, ni la policía ni el 107, nadie se acercaba, si tenía que morirse alguien se moría. (Victoria)

El aprendizaje práctico de Victoria sobre sus derechos en Argentina también es revelador de la función y de la importancia que los otros brazos institucionales tienen para los migrantes y/o villeros. La defensoría del Pueblo, el INADI, la secretaría de Derechos Humanos, los Centros de Salud Comunitarias (CESAC), entre otros, han contribuido para mitigar parte de la problemática urbana de la ciudad. El deterioro de las condiciones psicológicas y de salud de la población residente de villas -un problema, por cierto, de conocimiento público- es un buen indicador de la inoperancia de las instituciones de la CABA dedicadas a sector de planificación urbana (IVC, UGIS y Corporación Sur). El aumento de las enfermedades en las villas reflejó el mal funcionamiento de las instituciones dedicadas al sector habitacional y la intrínseca relación entre salud y planificación urbana179. Los Centro de Gestión y Participación (CGP) comunales de la Ciudad de Buenos Aires fueron creados en el año 2006 y tienen las siguientes funciones: “Coordinar acciones conjuntas con los vecinos y las asociaciones de la zona, tendientes al fortalecimiento de la democracia participativa; Recibir, diligenciar a las áreas correspondientes y resolver en los casos en que competa, los reclamos, quejas y denuncias de los vecinos; Brindar el apoyo necesario para la prestación de servicios a cargo de otras dependencias en su sede, propendiendo a su optimización y a la unificación de criterios de gestión.” (http://www.buenosaires.gob.ar/areas/med_ambiente/com_ges_vec/cgpc.php?menu_id=31654) 179 La actual política habitacional de recorte de presupuesto tiene un enorme impacto negativo sobre el sector de la salud. En términos económicos hay una reducción del “stock” de recursos humanos, lo que implica una pérdida extra para el Estado. El aumento del contingente de personas enfermas impacta no solo en la disminución de los niveles de producción sino implica una saturación de los hospitales públicos con el empeoramiento de la prestación de servicios para los sectores sociales más bajos. El deterioro de los servicios públicos de salud implica un gasto extra para la clase media que, debido al deterioro de los servicios de salud pública debe migrar hacia el sector de salud privado –una lógica semejante a la que pasa con el sistema de educación pública. Los costos no son solo económicos 172 178

Gema y Roberto también recorrían estos canales institucionales no directamente relacionados al sector habitacional a la hora de apuntalar su lucha por la vivienda. Desde hacía mucho tiempo ellos venían “trabajando por el barrio” de Bajo Flores y, junto con Hermes, conformaban una pequeña célula de vecinos en lucha por la urbanización: el grupo Transparencia. Su militancia había empezado en el micro universo de su propia manzana de residencia y de allí expandido su lucha a otros territorios. En el caso de los migrantes, eso permitió trazar interesantes comparaciones entre contextos nacionales: Ya hace diez años que yo peleo para organizar la gente en Bajo Flores. Para mi manzana yo conseguí mucha cosa. Pero a veces uno se desanima porque la gente no viene a los encuentros, somos muy pocos a pelear. La gente no tiene conciencia de que tiene que luchar y participar. Mi sobrina trabaja para el gobierno en Paraguay. De la última vez que estuve allá me llamó para trabajar en Paraguay, para hacer formación con la gente porque acá en Buenos Aires tenemos mucha experiencia en organización y lucha popular. Allá ellos no saben cómo organizarse. Entonces ella me dijo que si yo voy allá, hacemos un trabajo de enseñar a la gente a organizarse. Aquí yo trabajo gratis pero ¡allá me quieren pagar! Yo ya hace once años que estoy organizando, que participo en reuniones, que voy a todos lados. (Gema)

Gema tenía una larga trayectoria en “organizar a la gente y trabajar por el barrio”. Para eso, se candidateó -y ganó- las elecciones para referente de manzana. Este trabajo le ayudó a profundizar sus conocimientos sobre las instituciones públicas de nivel nacional y municipal donde podía llevar sus reclamos, notas y petitorios. Políticamente y a nivel nacional y regional se posicionaba a favor del gobierno de Lugo y de acuerdo con el de Kirchner. Conocía a los diputados locales y me podía describir la orientación política de cada uno de ellos, además de tener una visión bastante amplia al respecto de los arreglos entre los políticos y partidos locales y algunos habitantes, denominados “transas” o “punteros políticos”. Se dijo harta de que los recursos públicos fueran distribuidos de forma desigual entre los vecinos, por eso deseaba “un cambio” en su realidad. Roberto estaba de acuerdo en que solo a través de un “cambio rotundo” podría revertir la situación de pobreza en que vivían. Para eso, eligió el mismo camino que Gema y se candidateó como delegado de manzana: Empecé por mi manzana que era la más segura de ganar en las elecciones. Lancé el comité ad hoc que yo mismo organicé en mi manzana, donde yo estaba como uno de los secretarios, empecé a empadronar mi manzana y como íbamos a ir tres miembros, empadronamos toda la manzana. Entonces aparece el viejo delegado a decir que no puedo pasar por encima... (de su autoridad) pero yo me presento. Después él se presentó, sino que afectan los niveles más subjetivos de la vida social y cultural porteña: aumento de la polarización social y racial, el odio al otro, el menosprecio por la cultura andina y por los “negros”, la deshumanización del pobre, la sensación de malestar social y la inseguridad, etc. Esta perspectiva y más detalles sobre la relación salud, migración y xenofobia es desarrollada por Caggiano (2005) y Grimson (1999). 173

ofreció departamentos, terrenos, venía con la fórmula PRO, eran cinco ellos…lo que se puede se puede y yo estaba convencido de que podía lograrlo porque yo hacía campañas de educación y de salud. (Roberto)

Roberto explicó que los antiguos delegados respondían a partidos políticos: "algunos abrazan el PRO, después algunos son de la UCR, después algunos del Polo Obrero…". Paralelo a las disputas barriales por representación, Roberto mantenía otros canales de comunicación con las autoridades. Por medio de esto canales enviaba sus notas y petitorios. Hizo hincapié tanto en la importancia de la formalización, así como en la fundamentación de las demandas: entregar los documentos vía mesa de entrada, justificar el reclamo con base en las leyes y normativas circunscriptas al código legal de la villa y en consonancia con la constitución de la ciudad. Además de hacer uso de estos recursos, Roberto capitalizó un otro recurso político adquirido en su país de origen: Tengo los cartones de Bolivia, aún me queda el sello acá en casa, los papeles mismos le pongo una cintita y la pongo en mi sello, que me la trajo mi vieja de Bolivia. Entonces le pongo el sello de allá del concejo, la tengo acá. Después pedí por nota al concejo municipal que me haga una certificación, la certificación la tengo acá que el concejo municipal de Bolivia me la dio… de ser munícipe. (Roberto)

El status de “munícipe” en Bolivia era reconocido y valorado por sus “compañeros de lucha”. De hecho, mucho antes de que Roberto me contara su actividad en la función pública en Bolivia, Mariela ya me había informado sobre la trayectoria de su compatriota con cierta admiración. La formación de los líderes era un recurso valorado por los Villeros Unidos, además de tema de debates en sus reuniones. Cesar y Alberto, por ejemplo, estaban convencidos de la importancia del cambio de experiencias y de debates para desarrollar la formación de lucha. No pocas veces se incentivaron mutuamente a “formarse” y escucharon con admiración las iniciativas personales de sus “compañeros” orientadas a este fin. Parte de estas experiencias provenían de las luchas cotidianas, de la militancia canalizada desde otros espacios de participación política. Más del 50% yo aprendía en la militancia junto al Partido Obrero pero siempre uno también digamos no…en la vida diaria emprende otras luchas que uno va ganando experiencia y siempre el camino es difícil para nosotros. Entonces a veces uno piensa ¿No?, a veces es fácil digamos…bajarse de esta lucha, es fácil pero yo elegí el camino… (Cesar) En ese entonces se hablaba de lotes y no de departamentos como ahora. Se hablaba de loteo y se hablaba de un banco de tierra porque había terreno de sobra, como te dije, atrás había terrenos vacíos, baldíos, era una especie de selva y ese estaba predestinado como banco de tierra; en aquel entonces del 90 en adelante se hablaba de esas cosas. En ese entonces me conocí con gente del movimiento villero, a Juan Simes que estaba a la 174

cabeza, me pareció que era un tipo luchador, conocido políticamente, hicimos muchas movilizaciones… En ese entonces se hablaba de 21 villas en Capital Federal. Entre núcleos habitacionales transitorios más ¿No? Y también fue la otra, la segunda gestión…el segundo logro del movimiento villero fue digamos que la gente de Warnes, del edificio, el elefante blanco que había ahí en la zona de Chacarita me parece…esa gente del edificio Warnes se viene acá, a Ramón Carrillo que está al lado de Soldati; ese es el segundo logro del movimiento villero. O sea yo soy parte de esa lucha, soy parte de esa gestión como comisión vecinal de la 1-11-14 y miembro del movimiento villero. (Hermes)

Las luchas cotidianas, y los movimientos generados por ellas, fueron un importante enlace de aproximación entre nacionales y extranjeros. Al afiliarse al histórico movimiento villero, los migrantes indicaron la antigüedad de su ocupación territorial, así como de articulación con la población nacional vía reclamo compartido, vía objetivo común. No obstante la adhesión de los migrantes a la causa villera, la población nacional no siempre los reconoció, y los aceptó, en pié de igualdad. De hecho, la lucha por la vivienda reveló un conflicto vecinal donde la lógica de la diferencia nacional trató de sentar sus raíces. Por eso, sus esfuerzos por cerrar filas con la población nacional en lucha por la vivienda encontró la resistencia de una parte de los vecinos. Más puntualmente aquella involucrada en las disputas políticas internas e interesada en mantener el monopolio de los contactos con los políticos locales. Los intentos de esta parte de la población nacional en descalificar la participación de los migrantes conformaron una parte importante del universo de disputas barriales. Ellas revelaron los mismos mecanismos de discriminación y exclusión tradicionalmente utilizados por otros sectores socioeconómicos y territoriales de la ciudad a la hora de deslegitimar la participación política de los pobres y/o villeros. Los registros etnográficos relevaron la exacerbación de los conflictos y dinámicas discriminatorias durante dos momentos específicos: los periodos de elecciones para representantes villeros y las fases de adjudicación de las viviendas de los proyectos públicos. En ambos, el componente nacional cumplió la función de justificar y naturalizar exclusiones de la participación de los migrantes como representantes vecinales y como beneficiarios de las políticas de urbanización. Estas dinámicas –que desarrollaré en el próximo apartado- no son una novedad para los estudios migratorios. Lo novedoso fueron las estrategias de los migrantes para desbaratarlas. Sus acciones contrariaron una lógica tradicionalmente apuntada para las dinámicas migratorias, según la cual los migrantes tienden a alejarse de las cuestiones políticas, o excluirse de participar en ciertos ámbitos del cual la sociedad de recepción da por sentado que ellos deben estar excluidos (Sayad, 1998), como las reivindicaciones por la propiedad del suelo. Los bolivianos y paraguayos han pujado por opinar y decidir sobre las cuestiones de la vida pública 175

referentes a la vivienda y a los proyectos urbanísticos desarrollados en sus villas. Para eso, se agruparon a otros vecinos (nacionales y extranjeros) igualmente insatisfechos con la acción de “los punteros políticos corruptos” e interesados en llevar adelante sus demandas por la urbanización de modo participativo.

4. Estrategias de participación política intrabarrial: la desconstrucción de las fronteras nacionales Villa 31: Es necesario que las villas armen un partido político. ¡Estamos cansados que vengan, pongan la plata para el voto y después no hacen nada!! Villa 31: Somos 70.000 total en la villa. Entonces unos 4.000 votos podemos sumar, pero tenemos que empadronarnos. (Siguen la discusión sobre el empadronamiento de extranjeros y su potencial como electores) Villa 20: Hay que unir a todos e informar a todos. Sobre los subsidios, sí necesitamos, pero se te dan 150 (pesos) tenemos que abrazar al partido que te da la plata… y después ¿si te cortan los planes? Villa 31: El caso de Bolivia es un ejemplo, hay organización. Tenemos que organizarnos, unirnos como villeros. Macri paga hasta 150 pesos a los vecinos por votos. Pero los vecinos no se dan cuenta que cambian 150 pesos por poder, ¡que cambió 150 por poder!! Villa 20: La principal lucha es la vivienda, no nos olvidemos. ¡Ya es hora de que participemos en las elecciones! Macri ganó porque era presidente del Boca. La mayoría de la gente de las villas es de Boca. Son los argentinos que eligen, porque no son todos los extranjeros que están empadronados. Tenemos que concientizar los argentinos, tenemos que informarlos y hacer un proyecto para urbanizar. Villa 1-11-14: En la última toma de los departamentos eran 80% extranjeros. Primero estaban los bolivianos, después los paraguayos y también tenían peruanos, en menor número. Y quien coordinó la toma fueron los argentinos. Pero dicen: “no podemos dejar estos departamentos a los extranjeros”. ¡Hay que neutralizar esta pelea! Eso solo nos perjudica. Es pelea de pobre contra pobre. Villa 20: Hay mucha discriminación porque nosotros los bolivianos nos callamos. Villa 1-11-14: Si, pero ya se están concientizando… Villa 20: Nosotros estamos aquí, pero los argentinos están en su casa tomando mate, no están informados. Tenemos que abrir para que ellos vengan, abrir el espacio y entonces vamos a cambiar la política. (Reunión Villas Unidas, Villa 31, abril de 2009)180

Uno de los mayores desafíos para los migrantes en lucha por la vivienda fue cooptar la población nacional a la causa. Según los migrantes, los villeros nativos -tanto como los extranjeros recién llegados a Buenos Aires- son personas que tienen poca información sobre sus derechos. En consecuencia, las consideraban incapaces de medir su “poder político” o sea, de evaluar el peso, la importancia y el impacto de su participación en las decisiones de la vida Como indiqué en la introducción de la tesis, mi intención en algunas reuniones fue recabar información sobre los problemas comunes compartidos ente territorios. Por eso, los testimonios fueron registrados de modo identificar la villa de procedencia de los participantes, no su identidad personal. 176 180

pública. Consideraban además, que si este poder fuera canalizado correctamente hacia la lucha por la vivienda, esta masa de personas sin representación ni representatividad podría engendrar el cambio social, económico y político que anhelaban. Tanto la marginación política de los residentes nativos como la marginación electoral de los extranjeros fueron planteadas como un mismo obstáculo en la lucha por la vivienda. Según los villeros Unidos, ambas poblaciones se encontraban en un “limbo” representativo: si por motivos de distinta índole no todos los migrantes disponían del valorado instrumento de presión política -el derecho al voto- la población nacional que sí lo disponía tampoco le hacía uso. A partir de este panorama, evaluaron como tarea urgente presionar por el empadronamiento electoral (para elecciones legislativas, para jefe de gobierno y para las comunas) de sus compatriotas. En este sentido, si la participación era considerada como “poder”, el voto era una herramienta indispensable para el ejercicio concreto del mismo. Según los Villeros Unidos, ser elector aumentaba las posibilidades de ser escuchados por las autoridades y permitía “castigar a los malos políticos en las urnas” (Oscar). Los periodos próximos a los pleitos fueron donde más se debatió sobre las estrategias para aumentar el empadronamiento de los extranjeros, para convocar a los argentinos a las reuniones, “incluir” e “informar” a la población nacional no interesada por la cuestión pública y política y hacerla “consciente” sobre su importancia para la lucha por la vivienda. Por otro lado, evaluaron que el problema se complejizaba a medida que estas importantes fuerzas de lucha eran cooptadas por los punteros, entrando en una dinámica de discriminación y desunión entre villeros según la nacionalidad: Yo iba con varios referentes digamos de distintos sectores, mi estrategia siempre fue eso digamos buscar de diferentes sectores, buscar gente que pueda acompañarme ¿No? entonces llegué a conformar un grupo de gente, de vecinos para armar una lista. Llegamos al acuerdo de llamar a elecciones conformando una junta electoral, negociando, después de un negociado bastante peleado ¿No? no era fácil con argentinos que un boliviano quisiera estar…no les gustó nada a los argentinos dicen ¿Cómo? Aparte ellos decían que eran peronistas, que eran radicales, que eran comunistas y todos apadrinados políticamente y nosotros no podíamos tener nada. Paraguayos eran medios tímidos, no querían estar metidos en nada; así que yo era el único boliviano que quería hacer frente. Y me busqué estratégicamente argentinos, en el grupo mío tenía argentinos. Entonces fui hablando, haciendo mi campaña por sector y conversando y convenciendo a la gente de que era necesario porque el gobierno quería urbanizar, era necesario que nosotros estemos organizados porque si no, no conseguíamos nada. (Hermes)

Cooptar los vecinos y canalizar su “potencial de lucha” hacia el reclamo por urbanización implicaba saltar un fuerte obstáculo: “la pelea de pobres contra pobres”. La expresión fue utilizada para definir la fractura vecinal entre nacionales y extranjeros. Una fractura que erosionó cotidianamente las ya limitadas posibilidades de los migrantes en incidir en las decisiones de la vida pública barrial. 177

A nosotros los bolivianos nos dicen que salimos a defender los derechos, pero no defendemos el derecho de los bolivianos sino defendemos el derecho de todos por igual, paraguayos, bolivianos, uruguayos, brasileros. ¡Nosotros no decimos nosotros, es para todos, generalizamos! (Mariela) Somos bolivianos, somos negros, somos villeros, pero somos seres humanos. No nos peleemos más… vamos a luchar por la vivienda eso nos une. Con Telerman181 ya habíamos presentado un petitorio, pero pesa más cuando es una organización, cuando tiene un sello y cuando está en los medios. (Oscar) ¡A ellos (los políticos) les sirve la pelea de pobres contra pobres! (Clemente)

Los registros etnográficos indicaron un aumento del conflicto entre nacionalidades –o “la pelea de pobre contra pobre”- en los periodos de disputas electorales barriales. A fin de mantener el monopolio de los canales de diálogo con las autoridades y el poder adentro de la villa, los antiguos referentes utilizaron las prácticas y discursos discriminatorios que deslegitimaron a los migrantes como actores políticos. Estas prácticas, a pesar de accionadas en periodos de tiempo puntuales, tuvieron efectos profundos y duraderos sobre la participación política de los migrantes. Ora latentes (en el “entretiempo” de las disputas), ora manifiestos (en los periodos electorales), los mecanismos de la discriminación mantuvieron a los migrantes alejados de los codiciados puestos políticos en disputa y, consecuentemente, del diálogo con las autoridades. Este problema impactó directamente sobre la lucha por la vivienda. Igual a lo sucedido con Vecinos Autoconvocados, los Villeros Unidos vieron disminuidas sus posibilidades de diálogo con las autoridades y de influenciar en los proyectos de urbanización en sus barrios. Desde este punto de vista, los punteros acabaron por motorizar, “desde abajo” y “desde adentro” de la villa la exclusión política de parte de la población villera. Durante las disputas políticas entre vecinos, la supuesta incapacidad de los bolivianos para representar a los villeros fue un argumento común accionado por la población nacional. Las acusaciones sobre el carácter cerrado de la colectividad boliviana ejercieron fuerte control y coerción sobre la participación de los migrantes de esta nacionalidad. Los estudios locales sobre identidad (Grimson, 1999), comunicación intercultural (Caggiano, 2005) y discriminación (Rivero Sierra, 2011) han dado cuenta de la producción de cierto tipo de imágenes sobre la inmigración limítrofe –sobre todo la boliviana- en Argentina. Según Caggiano (2005), entre el conjunto de imágenes que delimitan el “ser boliviano”, destacan las siguientes: cerrados, orgullosos, trabajadores y tímidos. Es oportuno subrayar particularmente la primera imagen, ya que “ser cerrado” –sostiene el autor- vehiculiza ciertos discursos de la Jorge Alberto Telerman fue Vicejefe del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires entre los años 2003 y 2006, durante el Gobierno de Aníbal Ibarra (destituido de su cargo en el año 2006 mediante juicio político). Asume el Gobierno de la Ciudad durante los años 2006 y 2007. 178 181

población nacional arraigados en el imaginario social respecto a la supuesta incapacidad de los bolivianos de relacionarse con los argentinos (Caggiano, 2005:65). La característica atribuida se convierte así en un “recurso estigmatizante, un reproche hacia aquellos de 'la colectividad' que se 'se aíslan y no se integran'” (Caggiano 2005:65). Bajo una apariencia congénita, estos recursos acabaron por justificar ciertas prácticas discriminatorias que no son, en realidad, más que manifestaciones tangibles de las relaciones de valor y de poder que fundan los contextos sociales donde se manifiestan (Rivero Sierra, 2011: 273). Dichas prácticas legitiman las “inhabilitaciones” arbitrarias –con base en presupuestos falsos o ideológicos- por parte de quienes discriminan sobre quienes son discriminados (Rivero Sierra, 2011: 275). El esquema ofrecido por Rivero Sierra es útil para comprender el impacto de la inhabilitación del “ser migrante” en su “hacer” y en su “derecho a hacer”: (…) Dado un agente de un grupo A éste considera que hay agentes sociales que no pertenecen a su grupo que llamaremos B. El miembro de A puede creer que es legítimo inhabilitar ciertas acciones de los miembros de B por los siguientes motivos: a) los miembros de B no saben, o no pueden, hacer la acción x; b) los miembros de B no tienen el derecho a hacer la acción x; c) los miembros de B tienen propiedades indeseables. (Rivero Sierra, 2011:275)

Bajo la acusación de que los bolivianos son “cerrados” los punteros invalidaron su participación política a partir del siguiente argumento: si la función de los representantes es defender los derechos de todos los villeros y los bolivianos defienden los derechos de su colectividad eso significa que los bolivianos no están habilitados para representar a los villeros (“motivo a”). Vale recordar la distinción que hace Rivero Sierra respecto a la vinculación entre estigma y discriminación. Mientras el estigma es “(…) una propiedad indeseable que se atribuye a una persona o a un colectivo.” (Rivero, 2011:276), la discriminación es una práctica que anima al estigma. La práctica discriminatoria que inhabilita la participación se justifica en el estigma y, al mismo tiempo, reactualiza los discursos e imágenes estigmatizantes (ser cerrado) respecto a la colectividad boliviana (“motivo c”). En el caso de esta investigación, se desprenden de estos motivos dos efectos vinculantes: la extensión de la inhabilitación también a los paraguayos y la “presión discriminatoria” (Rivero Sierra, 2011:276). El hecho de que la colectividad paraguaya y/o los demás migrantes limítrofes sean igualmente blanco de prácticas discriminatorias por parte de la población nacional (Halpern, 2009; Oteiza y Aruj, 1997), creó condiciones favorables para el desarrollo del primer efecto señalado. La combinación de las imágenes negativas ya consolidadas en el imaginario social local han extendido los recursos estigmatizantes, homogeneizando y encerrando a paraguayos y bolivianos en la categoría migrantes y consecuentemente, no aptos para participar de las disputas 179

políticas. Los punteros usaron esto tipo de inhabilitación para mantener el monopolio de los canales de diálogo con las autoridades y de captación de recursos materiales y simbólicos. Si durante la década de crisis económica los punteros trataron de canalizar, con sus redes, desde productos alimenticios hasta planes sociales, en la actualidad, la vivienda es un recurso más que atractivo. En el capitulo anterior ya he indicado, a través del caso de Villa Fátima, la gran preocupación de los beneficiarios de los proyectos de urbanización publica por las ventas de departamentos y otras negociaciones entre políticos y punteros vinculadas a las obras públicas. El episodio de adjudicación de viviendas en la villa Bajo Flores es un ejemplo concreto de la esta lógica. El caso plasmó la “situación b” (“los miembros B no tienen el derecho a hacer la acción x”):

Bueno, después de eso nosotros mediante la justicia se logra destrabar (una nueva adjudicación de los departamentos), se logra sacar a la gente y empezamos a cumplir con lo que te dije, con las leyes. Empezamos a cumplir, donde la prensa, la gente, sale a decirte que “extranjeros están ocupando en los departamentos, solamente extranjeros, no hay argentinos”. Pero como nosotros nos basamos en apertura de calles y dar cumplimiento a la ordenanza, no interesa, no interesa quien sea. La única condición es que debe cumplir con el reglamento por eso es la ley, ahí es donde pauta digamos si tiene la documentación, tiene derecho. Si no tiene el documento, el DNI no puede ir a la vivienda. Es una de las cuestiones más grande, más sobresaliente. A nosotros nos empezaron a criticar... Dijeron 'solamente hay extranjeros', los argentinos empezaron a decir ¿No? O sea, no todos los argentinos sino hay unos cuantos vivos que siempre les gusta buscar la quinta pata al gato. Eso salió en los diarios también, en la prensa… En una reunión, yo fui el que propuso, dije bueno si estos nos van empezar a criticar es como que nos van a voltear la ley, nos van a voltear y nos van a criticar y nos van a mandar a usurpar. Entonces en una reunión de delegados yo planteo y dije que deberíamos priorizar en esta etapa (de adjudicación de viviendas) mandando una cantidad de gente nacional para taparle la boca a los que reclaman. Entonces en la reunión he planteado al resto de los compañeros y lo sometimos a votación y gané con la propuesta de mandar argentinos, y por eso mandamos una cantidad. Buscamos en todas las manzanas que argentinos querían ir al departamento, tampoco obligamos ¿No? voluntad de cada uno de los argentinos ¿Querés ir al departamento? Te lo mandamos. Fue una buena cantidad de gente que fue a los departamentos. (Hermes)

Los procesos de adjudicación de viviendas evidenciaron el impacto concreto de las inhabilitaciones arbitrarias y su articulación con las restricciones legales afrontadas por los migrantes en el ámbito de la vivienda. Tanto en el caso de Villa Fátima como de Bajo Flores, los migrantes desalojados y reubicados debieron justificar moralmente su derecho a la adjudicación de las nuevas viviendas. Y aunque el derecho estuviera garantizado por ley, los migrantes temían que la ley fuera “volteada” y su derecho anulado. La naturalización de las inhabilitaciones vía “propiedades indeseables” minó de modo continuo las posibilidades concretas de los migrantes de acceder a la vivienda, así como sus acciones e iniciativas destinadas a este fin. Sus estrategias 180

para neutralizar las pujas barriales tuvieron que adaptarse a la oscilación entre los ámbitos formal e informal. Para escapar a la situación, los migrantes se esforzaron en (re)ubicar constantemente la cuestión en el plano legal –desde donde podían construir sus argumentaciones. Cuando los derechos fueron trasladados hacia el terreno pantanoso de las subjetividades, los migrantes resistieron en abandonar su lucha. Frente a las arbitrariedades ingeniaron curiosas estrategias: al mismo tiempo que pujaron por el cumplimiento de la ley trataron de neutralizar “las peleas de pobres contra pobres” negociando soluciones con algunos vecinos para “tapar la boca” a otros. No obstante la persistencia y la adaptación estratégica de los Villeros Unidos, las desestabilizaciones de cuño emocional tuvieron efectos corrosivos sobre la participación de los migrantes en la vida pública barrial. Mariela y Victoria, por ejemplo, utilizaron el adjetivo “doloroso” para describir la discriminación sufrida a lo largo de la lucha por la vivienda. Los estudios migratorios han analizado los efectos subjetivos de la desautorización de los migrantes bajo el concepto de “presión discriminatoria”. El concepto remite, justamente, a la reacción de los sujetos discriminados frente a las situaciones de discriminación:

La presión discriminatoria pretende explicar los procesos por los cuales los agentes sociales discriminados se autolimitan, como parte de una estrategia para evitar posibles acciones discriminatorias en su contra. Se trata, en suma, de un esfuerzo por situar la reflexión del fenómeno a partir de lo que acontece en la subjetividad de los agentes sociales pertenecientes al grupo discriminado. (Rivero Sierra, 2011:277)

Esta lógica no se restringe al contexto argentino. Sayad ha indicado como las subjetividades que llevan a la auto exclusión son una dinámica intrínseca del fenómeno migratorio. Dichas subjetividades acaban por limitan la participación de los migrantes en la vida pública: El individuo se excluye de lo que es excluido y de lo cual sabe, casi instintivamente, que está excluido; el individuo se excluye a si mismo antes de ser excluido y también para no tener que ser excluido; y, por otro lado, de hecho, la emigración (que es de la misma forma, igualmente y siempre una emigración hacia afuera de un orden político) y, con ella, los emigrantes que con su ausencia o su deserción se excluyen o son excluidos del político desde donde provienen. [Traducción propia] (Sayad, 1998:269)182

No se puede pasar por alto que el caso examinado por el autor, la inmigración argelina en Francia, se desarrolló bajo un marco nacional de política migratoria desfavorable–ya sea en su

Mi traducción viene de la edición brasilera (1998). Dicha edición es una traducción del libro original en francés. Ofrezco la traducción más fiel de portugués a castellano. Aunque la sintaxis se presenta un poco confusa creo plasmar la lógica de autoexclusión señalada. 181 182

contexto de origen como en el de destino. Este no es el caso del contexto argentino donde actualmente los migrantes gozan de ciertos derechos y garantías legales que permiten clasificar el contexto como favorable en comparación con otras realidades nacionales. Evidentemente, en el contexto analizado por Sayad entran en juego relaciones más complejas entre los países de emigración inmigración (una de ellas las asimetrías entre países colonizados y colonizadores) que afectan el contexto urbano y que impiden interpretar la cuestión de la autoexclusión como una cuestión meramente normativa. Sin embargo, la condición de legalidad otorgada por los Estados receptores también materializa parte de estas dinámicas. Como ellas se desarrollen dependerá de las características particulares de cada localidad y de lo que ellas imprimirán en las lógicas políticas que conforman los procesos migratorios. Es posible que, en el contexto de Buenos Aires, muchos migrantes se excluyan de lo que son y se sienten excluidos –y quizás este sea el motivo de la falta de participación política de parte de esta población. De cualquier modo, es importante tener en cuenta que otra parte de esta misma población no se siente excluida ni se excluye de la participación política. Todo lo contrario, viene tratando de construir su legitimidad dentro del campo político. Para esta parte de la población, tener su situación migratoria reglamentada configuró un plus en la lucha por la vivienda. Amparándose en la situación de residentes legales – con DNI- estos migrantes reclamaron ser beneficiarios de las políticas de la vivienda y por estar habilitados a participar en las decisiones de la vida pública barrial –incluso formalmente a través del voto de los extranjeros para las comunas. Si por un lado la legalización no impidió el accionar de las inhabilitaciones arbitrarias, que en la práctica restringen el ejercicio de los derechos, por otro lado es cierto que amplió el margen de maniobra y negociación de los migrantes con las autoridades locales. Bajo la condición de residentes legales y sujetos con derechos, los migrantes villeros abogaron por reelaborar los proyectos de urbanización a fin de adaptarlos a su realidad. El proceso de lucha por la vivienda fue capaz de visibilizar a esta parte de la población, revelando al migrante que aun bajo presión discriminatoria pudo reconocerse como sujeto político en las esferas municipal, nacional y regional. Según Mezzadra (2012) el carácter ambivalente de las migraciones reside justamente en la heterogeneidad de prácticas y estrategias que los migrantes construyen cotidianamente para afrontar las dinámicas de exclusión experimentadas en los contextos de inserción. Los efectos de estas combinaciones son múltiples y generan una infinidad de “maneras de ser migrante”. Por eso, el autor argumenta sobre la imposibilidad de referirse a una subjetividad migrante en singular. Sostiene además, que estas combinaciones están atravesadas por divisiones de clase, raza y género –a las que yo agrego también las territoriales- propias de la contemporaneidad capitalista (Mezzadra, 2012). Dentro de estas pluralidades de formas de “ser migrante”, la subjetividad 182

construida en la lucha por la vivienda generó intrincados procesos de negociación. Estos, por su parte, dispararon sugerentes reflexiones a la población. Reflexiones que fueron discutidas colectivamente en las reuniones de los Villeros Unidos y posteriormente expuestas –no sin dificultad- a las autoridades: En las Villas Unidas queríamos mandar una carta183 como comunidad de inmigrantes más que todos... pero no expresándonos como bolivianos y paraguayos sino como vecinos que vivíamos en diferentes barrios pero que sufríamos en lo social… El problema no es ser extranjero, es ser pobre. Uno es inmigrante en su propia tierra. La historia es siempre la misma, somos siempre pobres y quizás nuestros hijos lleguen a ser clase media… (Mariela)

La lucha por la urbanización, una necesidad vital para nativos y extranjeros, engendró una dinámica de desconstrucción de las fronteras nacionales hacia la construcción de lazos de solidaridad vecinal que se construyeron entre aquellos que “sufren en lo social”, independientemente del origen nacional. En otras palabras, si gran parte de las disputas políticas observadas en la lucha por la vivienda trataron de invisibilizar la heterogeneidad constitutiva de los vecinos y/o villeros y diferenciarlos de los migrantes –homogeneizando a estos últimos- de modo de inhabilitarlos como sujetos políticos y deslegitimarlos como beneficiarios de las políticas públicas habitacionales, los migrantes pujaron constantemente por deconstruir las fronteras entre las nacionalidades y visibilizar lo que consideraban uno de los peores obstáculos de la lucha por la vivienda y la puesta en práctica de los procesos de urbanización: “la pelea de pobres contra pobres”.

5. Para formarse en la lucha, “hay que estudiar las leyes” Desde la perspectiva jurídica, Sassen (2003) reflexiona sobre el rol de la ley para promover el reconocimiento de los excluidos y cuestiona –con buena dosis de desconfianza- hasta qué punto los instrumentos formales y constitucionales son capaces de asegurar una igualdad de hecho. Su aprensión radica en las condiciones cerradas del marco legal de derechos para el contexto estadounidense: (…) en la medida que el Estado ha experimentado transformaciones significativas –en particular en lo que se refiere al marco económico global de competencia interestatal- se puede hablar de una merma o reducción de las posibilidades abiertas para que las instituciones estatales emprendan una nueva ampliación legislativa y jurídica que conduzca a nuevas inclusiones formales de otros sujetos o de otros derechos. (Sassen, 2003: 98).

183

A las autoridades institucionales y a los dirigentes políticos. 183

Sin embargo, añade cierta dosis de optimismo a su análisis al considerar los impactos de la práctica de los excluidos en la ampliación de derechos de ciudadanía formal (2003:98). Sus efectos –sostiene- pueden disparar avances, sino en una inclusión efectiva y a corto plazo, al menos en la visibilización de las presencias territoriales y la escucha de las voces de ciertos grupos (o minorías) silenciadas. En un contexto jurídico favorable, como es el caso de Buenos Aires para lo que atañe al hábitat y a las migraciones, esta cuestión se complejiza. No se trata de una ampliación del derecho a la ciudadanía formal, sino en cómo los migrantes y/o villeros se están apropiando de estos códigos formales, la ciudadanía nominalmente concedida, a modo de residir de manera digna y estable en la ciudad. Y eso significa decir, ejercer la ciudadanía para poder usufructuar de ella. A eso se dedicará esta sesión: la comprensión de las “armas de lucha” (la legislación sobre el derecho a la vivienda) y de su manejo por parte de los migrantes. Este ejercicio, al mismo tiempo practico y reflexivo, se inscribió en el proceso denominado por los Villeros Unidos como “formación de lucha”184. Los Villeros Unidos estudiaron la legislación, interpretando, discutiendo, comparando y articulando legislaciones nacionales e internacionales. El objetivo práctico de su búsqueda por los conocimientos jurídicos y la interpretación de las leyes, con base en la necesidad –ya sea del derecho de propiedad, de justicia social o de reconocimiento-acabó por quitar la rigidez del derecho, por dotarlo de nuevas interpretaciones (pues la primera la dieron los legisladores). Por este mismo motivo, el de iluminar al ejercicio de apropiación practica de la normativa, revisaré solamente las leyes reivindicadas por los Villeros Unidos, aquellas que analizaron y discutieron en sus reuniones y debates, que reclamaron en los actos de protesta y frente a las autoridades185. La decisión también radica en la importancia epistemológica que la cuestión despertó durante el proceso de investigación. El examen de las leyes sobre vivienda -no planteado originalmente como un dato relevante- se convirtió progresivamente en una necesidad etnográfica. Si, para los villeros, “estudiar las leyes” fue una tarea fundamental en su “formación de lucha”, para mí, conocer las normativas fue una condición clave para comprender las discusiones del grupo. El profundo conocimiento de los migrantes sobre la legislación habitacional y sus debates sobre los textos legales se presentó como un evento imprevisto de investigación186. A lo largo del trabajo de 184El

corpus normativo tuvo un sentido didáctico y dinámico para el grupo. Por eso opto en retratarlo en este capítulo y de la forma como gradualmente fue apareciendo a lo largo del trabajo de campo y no como contexto histórico en el primer capítulo. 185 Rodriguez (2005 y 2007) hace una revisión completa sobre las leyes de vivienda; para leyes de vivienda y migraciones Gallinati y Gavazzo (2010) y Vaccotti (2012). 186 Estoy absolutamente de acuerdo con La Plantine, para quién la búsqueda etnográfica, o el trabajo del etnógrafo tiene algo de “errante”, un encuentro con ciertos eventos imprevistos que ocurren cuando, y donde, no esperábamos: “(…) no consiste solo en recolectar, a través de un método estrictamente inductivo, una gran cantidad de información sino de impregnarse de los temas que causan obsesión a una sociedad, de sus ideales, de sus angustias. El etnógrafo debe ser capaz de vivir en sí mismo la tendencia de la cultura que estudia. [traducción propia] 184

campo, los villeros mejor “formados” en la lucha (como Hermes y Alberto, por ejemplo) nos introdujeron, a mí y a los demás “compañeros”, al universo normativo de la ciudad. De hecho, la acumulación del saber técnico (que abarca todas las disposiciones que conforman el corpus jurídico de amparo al derecho a la vivienda de la ciudad: leyes, decretos, ordenanzas, operatorias, etc.) y del lenguaje jurídico permitió que el diálogo entre villeros y autoridades se caracterizara por cierta horizontalidad argumentativa. Dada la importancia de este conocimiento, mi objetivo en este apartado es ofrecer un mapa de este aprendizaje, una cartografía que permita revelar el proceso de desarrollo gradual de los saberes adquiridos durante el proceso de “formación en la lucha”. Por esta razón, insisto, no interesa examinar de forma exhaustiva la legislación sino puntualizar las leyes específicamente reclamadas por los villeros y sus discusiones sobre ellas, así como examinar la (re)transmisión de saberes en el espacio de Villas Unidas. Me llamó la atención la popularización del lenguaje jurídico entre los migrantes villeros, el reclamo por el reconocimiento de la legalidad en medio a un territorio conformado a partir de una acción de ilegalidad -la toma de tierras- y el consistente corpus jurídico (municipal y nacional) que habilita dicha situación vía el derecho universal a la vivienda. Acredito que estos factores tornan el contexto de la ciudad de Buenos Aires un caso de estudio paradigmático. Las normativas mayormente reivindicadas por las poblaciones de las villas fueron: el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y el 31 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, así como la ley municipal 148. Respecto al primero, el artículo 14 bis prescribe una serie de derechos de seguridad social con carácter “integral e irrenunciable”187, entre los cuales se encuentra “el acceso a una vivienda digna”. En la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires este derecho también es asegurado en el artículo 31. Además de reconocer el derecho a la vivienda, la ley especifica las acciones que el Estado debe tomar a fin de ponerlo en práctica: resolver progresivamente el déficit habitacional, de infraestructura y servicios (con prioridad a los sectores de pobreza crítica), promover a planes autogestionados y la integración urbanística y social de las personas “marginadas”, recuperar a las viviendas precarias y regularizar la posesión dominial hacia la radicación definitiva, etc. Pero también existen una serie de normativas que

(1988:149). Así, cuando Mariela y Clemente me advirtieron que “para entender hay que participar” adopté el mismo sentido de participación como aprendizaje –y como red de conocimiento- de los Villeros Unidos, impregnándome de sus principales temas de interés y dando atención a la “imprevista obsesión” de los migrantes con la legislación de la vivienda y con el dominio del lenguaje jurídico. 187 Nótese que el artículo 14 bis de la Constitución ancla todos los derechos que prescribe en el trabajo. Es decir, para gozar de estos derechos es condición primaria ser trabajador. Los migrantes en lucha por la vivienda mantuvieron una participación sostenida en el espacio de la CTA. En cierta reunión de Villas Unidas, la participación de Clemente en un congreso de la CTA fue pauta del temario. Clemente exigió/demandó/ia la CTA una mayor participación y protección de los bolivianos en el ámbito sindical y lanzó la propuesta de cambiar el nombre de la CTA: de Central de Trabajadores Argentinos para Central de Trabajadores en Argentina. Su propuesta recibió en apoyo unánime de los presentes en la reunión de Villas Unidas. 185

regulan exclusivamente el derecho de los pobladores de las villas. Algunas de estas disposiciones abarcan las villas en su conjunto y otras atienden a problemáticas específicas de cada territorio. La ley 148 –según Hermes “la madre de las leyes de los villeros” 188- es de aplicación extendida a todas las villas. Sancionada en diciembre de 1998,

la ley declara "atención prioritaria a la

problemática social y habitacional en las villas y núcleos habitacionales transitorios" y ordena la creación de la Comisión Coordinadora Participativa (CCP)189. La Comisión tiene como rol central la aplicación y funcionamiento de la ley. Sin ella la ley queda prácticamente anulada. En el artículo 3 son definidas las funciones de la Comisión: diagnosticar, proponer, planificar y ejecutar las políticas sociales habitacionales. También establece que la CCP debe “diseñar los lineamientos generales de un programa integral de radicación y transformación definitiva de las villas y núcleos habitacionales transitorios realizable en un plazo máximo de cinco años”. Queda a su cargo la regulación y fiscalización las acciones desarrolladas en las villas y la confección de informes bimestrales. Su objetivo es: “garantizar a través de la representación vecinal el adecuado ajuste entre las necesidades de los pobladores y las respuestas conducentes para la satisfacción de las mismas y un adecuado mecanismo de gestión y promoción social”, entre otros. En el artículo 4 se define la composición de la CCP, de la siguiente manera: representantes del poder ejecutivo de cada una de las Secretarias del Gobierno de la Ciudad (con rango no inferior al de Subsecretario), funcionarios con responsabilidad directa en la aplicación de políticas de emergencia habitacional y social, siete diputados de Buenos Aires (incluyendo a diputados de los partidos opositores), un representante de cada villa (electo en comicios regulares), tres representantes de la Federación de Villas, Núcleos y Barrios Marginados de la Ciudad (FEDEVI) y tres representantes del Movimiento de Villas y Barrios Carenciados. Finalmente, en el artículo 7 se establece que la CCP “dictará el reglamento electoral y confeccionará el patrón para los comicios en las villas y núcleos habitacionales transitorios no regularizados y convocará a elecciones abiertas dentro del primer año de funcionamiento de la CCP." En resumen, queda bajo responsabilidad de la CCP la planificación, implementación y fiscalización de todas las acciones relacionadas con la problemática habitacional. De eso resulta que, sin la conformación de la Comisión, la ley no entra en vigor. Durante el periodo de realización de la etnografía, los villeros reclamaron reiteradamente la conformación de la CCP a través de la realización de “elecciones democráticas” para

Al momento de la escritura de esta tesis, parte de los grupos de vecinos movilizados de cada villa, así como los integrantes del grupo Villas Unidas se habían reagrupado bajo el nombre “Villas y barrios unidos por la ley 148”. Se presentan de la siguiente forma: “Nosotros como integrantes de los Cuerpos de Delegados y de las Juntas Vecinales, muchos electos democráticamente en comicios regulares y transparentes y otros que gozan de la legitimidad barrial, hemos decidido autoconvocarnos en Asamblea para lograr la implementación integral de la ley N° 148 y el inicio de los procesos legales de reurbanización de nuestros Barrios.” http://unidosporlaley148.blogspot.com.ar 189 Disponible en: http://www.cedom.gov.ar/es/legislacion/normas/leyes/ley148.html 186 188

representantes barriales. Pero también reclamaron que la ley 148 volviera a estar orientada hacia su objetivo original: la urbanización. Hermes: Esa ley 148 me parece que tenía un convenio con el gobierno desde el IVC que le bajaba un presupuesto y ese presupuesto estaba a la cabeza del movimiento villero, eran cuatro, cinco personas digamos los que manejaban. Eran ellos autonombrados, no eran elegidos por nosotros. (…) ya se hablaba de dinero, se hablaba de…en ese momento se manejaba la caja aparte, o sea, alimento desde promoción social. Ahí que mediante el movimiento villero obtuvimos nosotros mercadería para la gente de las villas y esa mercadería, la carga y descarga y el traslado lo manejaba el movimiento villero. Investigadora: ¿En el gobierno, con quién dialogaban? Hermes: Con Promoción Social. Investigadora: En esta época ¿Quién estaba en el gobierno? Hermes: El intendente Grosso y el presidente Menem.

Según el relato de Hermes, el Movimiento Villero, inicialmente organizado para dialogar con el IVC sobre cuestiones vinculadas específicamente a la urbanización –tal como determina la ley 148- acaba siendo cooptado por la Secretaria de Promoción Social y adquiere la función de distribuidores de recursos. Nótese que la militancia joven ha subrayado, para la misma época, un proceso general de desarticulación política de las organizaciones territoriales. Ya he indicado como este proceso es examinado por Merklen, quien indica la “(…) reorganización de los habitantes de los barrios a fin de estar presentes allí donde se disponía de recursos” (2005:143) 190. Al parecer, el Movimiento Villero no escapó a esta lógica y apuntó a canalizar recursos en una época en que la preocupación inmediata de los residentes de villas era aun más básica que la urbanización. Ahora bien, si durante los años 1990 los movimientos territoriales e incluso la militancia se vieron forzados a reorientar sus objetivos, lo mismo parece suceder actualmente. En sintonía con los cambios políticos de nivel nacional y regional, los residentes de villas vienen pujando por un cambio también en la política a nivel municipal y barrial. El rechazo a la lógica de bajada de recursos vía punteros, la puja de los residentes de villas para abrir canales de diálogo con los organismos responsables por el sector habitacional y el rescate de la urbanización como objetivo histórico y bandera de lucha son algunos indicios que sostienen el razonamiento. Para la Según Domingues, “Con la declinación de los sindicatos y la pulverización de la clase trabajadora, y el peronismo debiendo alterar sus bases de apoyo, el clientelismo asumió un papel mucho más destacado que antes en el partido justicialista (PJ), y de forma más burocrática, menos personalista, también fue retomado por la Unión Cívica Radical (UCR). Por lo tanto, a pesar de que eso ocurrió en medio de una profunda y dramática crisis, las ciencias sociales tuvieron que afrontar la emergencia del clientelismo en un sistema político que se modernizaba velozmente. No era un fenómeno remanente del pasado, un testigo de otrora, sino que expresaba la emergencia de un sistema político nuevo, más liberal y democrático, que surgió del naufragio de la brutal dictadura militar que había tomado el poder en la década de 1970.” (2009:57). Ya indiqué anteriormente como los migrantes villeros tuvieron que echar mano a sus aspiraciones de una representatividad villera a fin de canalizar sus demandas más básicas vía redes clientelares. Esta fue la única forma de participar del sistema político y conseguir beneficios en el momento más agudo de la crisis. 187 190

población villera, la urgencia por la alimentación no es actualmente un dato prioritario, como así lo fue una década atrás.191 Las discusiones de los Villeros Unidos sobre a la necesidad de reformar la ley 148 y redefinir los objetivos de las organizaciones villeras son un fuerte indicio del cambio en la orientación política que los residentes de villas buscan imprimir a la lucha por la vivienda. Las funciones de la FEDEVI (la Federación de Villas que junto al Movimiento Villero tiene cupos de representantes en la CCP establecido por ley) y de las cooperativas de vivienda fueron temas de amplio debate. Si bien la población no se opuso al sistema de trabajo cooperativo, reivindicó la erradicación de las “coopetruchas”. Fueron denominadas “coopetruchas” las organizaciones ficticias, que no estaban orientadas al trabajo y al desarrollo urbano sino a la captación de recursos públicos. Por un problema de “mal funcionamiento” –argumentaron-, las “coopetruchas” contribuían para profundizar la corrupción interna a la villa y fracturar la acción vecinal, implicando en el desvío y la repartición de los recursos públicos de la urbanización entre los gobiernos de turno y los punteros políticos. Alberto: Desde la creación en el gobierno de Ibarra192 hasta ahora, la ley 148 no fue puesta en práctica. Nunca ha servido para nada, solo para manejar el poder con los punteros de la ciudad. La ley es para la villa pero sirvió para concentrar poder y manejar a los villeros. Hay que estudiar la 148, nosotros, todos los villeros. Desde la FEDEVI se manejó el destino de todas las villas. Hoy es manejado por Chamorro, un villero. Hay la necesidad de crear leyes específicas para las villas, para regular elecciones y poner orden en las villas. La villa es prácticamente otra provincia. Tenemos que tener una ley para nos defender de los malos políticos, hay que modificar la ley 148. También hay el problema de las coopetruchas. En la 1-11-14 opera la misma cuadrilla (que en la 21-24). Tienen un alto presupuesto y a cada tres meses el gobierno vuelve a firmar convenio por 90 mil pesos. El gobierno da el material y entonces ¿para donde va la plata?

Basados en sus experiencias cotidianas, los villeros consensuaron sobre el problema de la representación villera o, mejor dicho, sobre la falta de representación. Concordaron que actualmente ninguna organización villera respondía a los intereses de esta enorme parte de la población. No objetaron el sistema representativo, cooperativo y legal. Al contrario, estaban convencidos que la justicia y la igualdad social –o el cambio esperado- debían ser construidas sobre principios reformados de la representación, cooperación y legalidad. El hincapié en este tema es importante a medida que revela una característica fundamental de la lucha por la Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) hubo una retracción gradual de los índices de pobreza para la última década. Datos disponibles en: http://www.indec.gov.ar/nuevaweb/cuadros/74/pob_tot_1sem13.pdf y http://www.censo2010.indec.gov.ar/archivos/censo2010_tomo1.pdf (Capitulo 12 - página 309 en adelante) 192 Aníbal Ibarra fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires durante dos mandatos consecutivos. El primero entre los años 2000 y 2003 y el segundo entre 2003 y 2005 cuando es destituido de su cargo mediante juicio político. Entre los años 2007 y 2010 desempeño como legislador municipal por la Ciudad de Buenos Aires. 188 191

vivienda: su índole reformadora y transformadora. La propuesta de “estudiar las leyes” puede ser leída en esta clave. Las reivindicaciones se orientaron hacia el perfeccionamiento, y de cierta forma, la “defensa” de la ley a través de la creación de dispositivos de seguridad jurídica. La demanda por mecanismos de control y regulación también fue observada para lo que atañe a la creación de los códigos electorales villeros. Los Villeros Unidos dedicaron minuciosa atención a los textos de ley, en cada una de las palabras que contenía la legislación y que regulaba la cuestión habitacional. Un buen ejemplo de esto fue la preocupación con la redacción de los reglamentos de los proyectos de urbanización de Villa Barracas y de Villa Piletones. En una discusión con legisladores de la ciudad reclamaron la reforma de ambos proyectos. En el caso de Villa Barracas subrayaron el empleo de la palabra erradicación en la normativa del proyecto de rectificación del Riachuelo. Exigieron la eliminación de la palabra del reglamento, bajo el argumento de que dicha palabra podría habilitar legalmente el desalojo de la población y por lo tanto configurarse como lo que consideraban una “trampa legal”.

En el caso de Piletones, observaron que el proyecto de urbanización, para ser

implementado, requería la firma de los beneficiarios. Tomando en consideración que la urbanización se encuentra reglamentada en ley y que debe beneficiar a todos los habitantes de la villa, los Villeros objetaron las normas de implementación del proyecto y exigieron su reforma. Considerándose personas con derechos los migrantes subrayaron ser discriminados legalmente como villeros. Con el respaldo del grupo Villas Unidas, Cesar denunció el proyecto PROSUR Hábitat a la Comisión de la Vivienda de la legislatura. Juzgaron el proyecto “inconstitucional” y “discriminatorio”. Además de llevar la preocupación a conocimiento de los legisladores, Cesar convocó a una reunión vecinal y redactó un volante informativo en el cual constaron los mismos argumentos presentados formalmente a las autoridades. El volante circuló por la Villa de Piletones y su contenido fue discutido en el espacio de Villas Unidas:

La Corporación Buenos Aires Sur convocó a vecinos de algunas manzanas para la ejecución del Programa Pro Sur Hábitat Barrio Piletones. Nadie conoce de qué se trata la urbanización de que hablan, ya que nunca lo hicieron público ni lo discutieron con los vecinos. Antes de informar que va a pasar con el barrio y con sus habitantes exigen que cada vecino, por separado, firme un “acta de adhesión, por la cual se comprometen a participar en los talleres que se realicen y colaborar en el desarrollo del programa”. Quien no firme se quedaría afuera: una EXTORCIÓN193, ya que obligan a firmar a ciegas. Cualquier urbanización que se haga debe ser con la participación de todos los vecinos. TODOS tenemos el derecho a ser incluidos en un plan de urbanización y salida habitacional. Ya hubo un censo, ¿para qué quieren que se firme un acta de adhesión? Para sacarnos el derecho a reclamar otra cosa si no estamos conformes con la salida que plantea la corporación. Buscan dividir al barrio haciéndonos firmar de a uno. Esto no es 193

Todas las palabras mayúsculas están en el original. 189

todo: según anuncian, solo se inscribirán personas con DNI, en un claro acto de discriminación. Recordemos que Macri es un derechista y sus funcionarios han declarado que la causa del déficit de viviendas en la capital son los inmigrantes (y no las políticas de especulación inmobiliaria, el empobrecimiento que ellos generan y la ausencia de una política integral de viviendas para la ciudad)…

Entre la constelación normativa a que acudieron los residentes de villas también figuró la ley 1408, que decreta la Emergencia Habitacional de la Ciudad. Además de reconocer públicamente al problema, la ley visibiliza a otros grupos de población que, a pesar de no ser clasificados como villa, se encontraban en condiciones habitacionales de hacinamiento y precariedad: los residentes de hoteles y pensiones, personas en situación de calle y ocupantes de casas o edificios con sentencia firme de desalojo. El primer artículo de la ley establece la creación de un fondo para la emergencia habitacional, destinado a fortalecer los programas de urbanización ya existentes. El segundo, a la suspensión de los desalojos. A través de los testimonios de los habitantes de distintas villas, registrados durante las reuniones en la Legislatura de la Ciudad (en el marco de la comisión de la vivienda de la legislatura), pude constatar que no hubo una relación directa entre la creación del fondo y la finalización de las obras implementadas en los distintos territorios. Por eso, los pobladores seguían reclamando una previsión sobre los plazos de finalización de las intervenciones en sus villas de residencia. Por otro lado, creían que la ley había cumplido su función protectora al frenar, aunque momentáneamente, las acciones de desalojo (violento) en toda la ciudad. Sin embargo, a pesar de la oposición de los residentes de villas y otros grupos sin techo la ley fue vetada a principios de 2011. Con el veto del proyecto de Ley 3.654 (que proponía una nueva prórroga para la Ley 1408) el actual Gobierno de la Ciudad negó el estado de emergencia habitacional sin haber solucionado el problema. Dentro de las fundamentaciones que legitimaban el veto encontré la siguiente justificación:

Que la prorroga de un plazo solo puede disponerse durante su vigencia, resultando improcedente resolverla una vez que el mismo ha vencido; Que consentir que un plazo ya fenecido implicaría admitir la factibilidad de hacer renacer un término vencido para el ejercicio de un derecho o el cumplimiento de una obligación, con el siguiente perjuicio para la estabilidad jurídica.194

Los Villeros Unidos objetaron la justificación oficial, argumentando no entender porqué la violación de un plazo de validez representaba un perjuicio para la estabilidad jurídica mientras

Publicado en Boletín Oficial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (número 3599/febrero de 2011): http://boletinoficial.buenosaires.gov.ar/areas/leg_tecnica/boletinOficial/documentos/boletines/2011/02/2011020 4.pdf 190 194

la violación de la Constitución de la Ciudad en materia de hábitat no era considerado de la misma forma. Por eso, también clasificaron la justificación como “discriminatoria y anticonstitucional” –tal como lo habían hecho con el proyecto PROSUR Hábitat Otra normativa interpretada fue la Ley 1251, que regula y define las funciones del IVC. En sus principios generales, esta ley hace referencia al artículo 31 de la Constitución de Buenos Aires, prioriza por el acceso a la vivienda digna a todos los habitantes de la ciudad, busca reducir el déficit habitacional y ordena la regularización dominial de los inmuebles a favor de los destinatarios de las operatorias. Dicha Ley, y los proyectos presentados para su modificación no fueron vistos con buenos ojos por los residentes de villas: La modificación de la 1251 no la aceptamos porque se lo entrega a la 470, que viene a ser la creación de la Corporación Buenos Aires Sur, por lo tanto la 1251 es el funcionamiento del IVC, el que tiene competencia en materia de urbanización, tierra, mantenimiento, todo lo referido a la villa y a los barrios. Estamos en contra de la modificación de la 1251 y en contra de la 470. (Hermes)

Los villeros señalaron que la ley 470, que regula la creación de la Corporación Buenos Aires Sur, no define en su texto los principios sociales del organismo. Interpretaron la normativa como una amenaza evidente de lo que denominaban “privatización de las villas”195, en base a la primacía del objetivo económico sobre lo social. Por eso, aun subrayando el mal funcionamiento del IVC, prefirieron dialogar con dicha institución más que con la Corporación Sur, a la cual consideraron estar orientada por una política preponderantemente económica y sin atención a lo social. De hecho, al consultar las normativas constaté que las leyes 148, 1408, 1251, 341/964 y la propia Constitución de la Ciudad de Buenos Aires recomiendan la regularización dominial mientras que la ley 470 (de creación de la Corporación Sur) no prevé la escrituración de los inmuebles y tampoco la radicación definitiva.196 Según el estatuto de creación de la Corporación Buenos Aires Sur, fijado por la ley 470, su función es "desarrollar actividades de carácter Disponible en: http://www.cedom.gov.ar/es/legislacion/normas/leyes/ley470.html La ley 341/964, propone instrumentar a las "políticas de acceso a vivienda para uso exclusivo y permanente de hogares de escasos recursos en situación crítica habitacional, asumidos como destinatarios individuales o incorporadas en procesos de organización colectiva verificables, a través de cooperativas, mutuales o asociaciones civiles sin fines de lucro, mediante subsidios o créditos con garantía hipotecaria." Muchas de las operatorias de los programas de construcción de viviendas se dieron en el marco de dicha ley. Las cooperativas tenían especial interés sobre ella pues la misma establecía el financiamiento de las "organizaciones colectivas verificables", "a los efectos de satisfacer la necesidad de vivienda de sus miembros". Ley disponible en: http://www.cedom.gov.ar/es/legislacion/normas/leyes/ley341.html. Al respecto de la regularización dominial y la radicación definitiva de las poblaciones residentes de villas, la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dicta en el Capítulo 5, art. 31 (Hábitat), ítem 2: “Auspicia la incorporación de los inmuebles ociosos, promueve los planes autogestionados, la integración urbanística y social de los pobladores marginados, la recuperación de las viviendas precarias y la regularización dominial y catastral, con criterios de radicación definitiva.” 195 196

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industrial, comercial, explotar servicios públicos con el objeto de favorecer el desarrollo humano, económico y urbano integral de la zona, a fin de compensar las desigualdades zonales..." (art 2). Para eso, el articulo 4 dicta: "Autorízase al Poder Ejecutivo a disponer la transferencia a la Corporación Buenos Aires Sur S.E. los inmuebles de dominio privado de la Ciudad de Buenos Aires ubicados en el área de competencia delimitada". La zona delimitada comprende toda el área de villas al sur de la capital. A partir del conocimiento detallado de las leyes, los autoconvocados definieron la situación como peligrosa así como la gestión municipal responsable por configurarla: “hay que avisar a la gente del peligro que es el Macrismo”197. Según los pobladores, los programas bajo la coordinación de la Corporación Sur podían resultar –y allí residía el peligro- en la priorización de otros proyectos de desarrollo para la zona sur de la ciudad no vinculados a la planificación urbana y al mejoramiento de las condiciones habitacionales de los sectores populares allí residentes. Estaban convencidos que, al no ser una población con prioridad en la agenda del gobierno municipal, corrían el riesgo de ser desalojados de sus tierras o, en sus propios términos, de ser “expulsos de la Ciudad” Además de las leyes y proyectos públicos que regulan la cuestión habitacional de forma general, algunas villas cuentan con normativas específicas. Este es el caso de las villas Lugano y Bajo Flores. La villa Bajo Flores cuenta con la Ley 403, que delinea el Programa de Planeamiento y Gestión Participativo. Según la normativa, el programa esta "destinado a elaborar, ejecutar y verificar el Plan Integral de Urbanización de la misma en forma consensuada."198 Villa Lugano está regida por la Ley 1770, la cual determina su urbanización199, y la Ley 2724, que declara la zona en emergencia ambiental y de infraestructura200. Estas fueron las principales normativas, generales y especificas de cada villa, discutidas y minuciosamente estudiadas por los residentes de villas. Gradualmente, tuve que habituarme a aquellos enigmáticos números a través de los cuales los migrantes formularon sus argumentos y me explicaban su problemática:

Debido al carácter político partidario (y temporal) de las orientaciones institucionales y de los cargos administrativos de tales organismos los residentes de villas asociaban de forma directa la institución al alcalde y a su partido, en este caso el Jefe de Gobierno Mauricio Macri y su partido político electoral Propuesta Republicana (PRO), respectivamente. 198 Dicha ley tampoco fue puesta en práctica durante el periodo de cuatro anos de realización de la etnografía. Ley disponible en: http://www.cedom.gov.ar/es/legislacion/normas/leyes/ley403.html 199 En función de no cumplir el primer paso para la ejecución de la ley - el traspaso de las tierras desde el Gobierno de la Nación hacia el Gobierno de la Ciudad- la normativa nunca pudo ser implementada. 200 De acuerdo con el periódico Mundo Villa, editado por los propios residentes de villas, hace veinte años que los habitantes de Lugano denuncian la contaminación del suelo con plomo. A pesar de la ley, el gobierno de la ciudad sólo tomó las medidas correspondientes en octubre de 2009, cuando una orden judicial ordenó la limpieza del área y la remoción de las chatarras. Esta problemática específica de villa Lugano fue ampliamente discutida en la reunión de Villas Unidas que luego, a partir de notas y petitorios, llamaron la atención del gobierno sobre este grave problema. A través de las relaciones personales establecidas con el Juez responsable por la cuestión los villeros pudieron lograr la aplicación de la ley. 192 197

Bueno en la época del movimiento villero habíamos, todavía había un par de movilizaciones masivas de todas las villas, por eso se sacó la ley 1001, hasta ahí. Entramos para la aprobación del decreto 1001, después de eso es como que siempre nos manejamos en los barrios. Ahora para sacar la ley 403, creo que nosotros ya a nivel villa nos movilizamos; nos apartamos de la ley 148 y empezamos a pelear solamente nosotros porque éramos afectados por la ordenanza 44873. (Hermes)

A pesar del amplio amparo legal de los residentes de villa y de sus esfuerzos históricos por materializar estos derechos en una mejora de sus condiciones de vida, una serie de impedimentos de orden administrativo, burocrático y sobre todo político obstaculizaron la implementación de las normativas. Frente a ellas, tuvieron que adoptar algunas estrategias complementarias menos formales. 6. Para formalizar la lucha, “Hay que perseguir a los diputados” El hecho de vivir en una capital del país contextualizó de modo particular a los migrantes bajo la lupa etnográfica. En primer lugar porque la proximidad geográfica con el centro del poder político y económico nacional facilitó su acercamiento y diálogo con las autoridades, aunque eso, por supuesto, no garantizó el logro de sus demandas. En todo caso, la proximidad permitió a los migrantes y/o villeros evaluar el escenario político desde una experiencia concreta de dialogo con políticos y legisladores. En diversas ocasiones, los legisladores fueron contactados por ellos. Algunas veces exitosamente, otras no tanto. Méndez201, por ejemplo, desde cierto tiempo trataba de comunicarse con algunos diputados pero aun no había logrado más que hablar con sus asesores: “Cabandié ni me recibe, manda sus secretarios”. Pero este no fue el caso de Violeta. Su trabajo territorial vinculado a la Cámpora le había garantizado contacto directo con los políticos de más alto rango. Durante el periodo etnográfico, los migrantes en lucha mantuvieron mayor proximidad con la Alianza electoral Frente para la Victoria (FPV), un núcleo conformado centralmente por el Partido Justicialista (PJ) y demás fuerzas partidarias de orientación peronista202. La proximidad también fue ideológica, a medida que asociaron la Alianza con las demandas históricas de las clases populares -en buena parte vía trabajo de la militancia joven en las villas y barrios carenciados. Otra fuerza política que mostró cierta apertura en escuchar las demandas de los villeros fue el Movimiento Proyecto Sur (Proyecto Sur). El Partido Propuesta Republicana Mendez es boliviano y reside en la villa 31. Tuvo una participación más activa en el momento de formación del grupo Villas Unidas. Al cabo de pocos meses decidió abandonar el espacio y articularse con otros grupos más afines ideológicamente. 202 La alianza nació durante el primer mandato del gobierno de Néstor Kirchner, se consolidó en la segunda victoria electoral, con el gobierno Cristina Fernández de Kirchner y se prolonga ahora, durante su segundo mandato. 193 201

(PRO), al contrario, no permitió ningún acercamiento. Tampoco aceptó las propuestas de diálogo con los Villeros Unidos. Con base en estas experiencias, los migrantes clasificaron el PRO como una fuerza política “enemiga”, opositora a sus demandas. No obstante estas variaciones –por cierto importantes-, ninguno de estos partidos (alianzas y movimientos políticos), presentó soluciones a largo plazo ni propuestas concretas para solucionar la problemática habitacional durante el periodo de esta investigación. Aun así, infiltrarse en las redes políticas fue considerado un avance hacia la adquisición de los derechos a la vivienda y, sobre todo, para la consolidación de la lucha. Como me explicó Hermes, para establecer los contactos necesarios para la lucha, fue necesario "perseguir a los diputados": Llegar al diputado Di Filippo203, que es presidente de la Comisión de Vivienda de la Legislatura no fue fácil, es como que él me miraba con un poco de desconfianza o tal vez desprecio porque era boliviano, es como que me miraba, me escuchaba y se quedaba mirándome! Yo le decía 'soy de la 1-11-14, soy delegado de allá y quiero hablar con usted' y él decía 'no en este momento estoy apurado no le puedo atender, volvé otro día, o hablamos en otro momento'. Y así lo estuve persiguiendo por todos los pasillos por la Legislatura (risas) y como ya sabía cómo se entraba la ley en Legislatura, busqué otra estrategia mediante otros personajes de otros sectores políticos. A Albertina la conocí mucho antes, cuando ella estaba como ONG digamos. Venía acá a mi casa, yo le contaba las cosas, los problemas internos, le contaba quien era quien, trataba de buscar la transparencia y el apoyo de esta gente. Y así cuando me entero que Albertina estaba en la Legislatura yo dije '!tenemos una persona de confianza que conoce nuestro problema, que desde ahí nos van apoyar!' (Hermes)

Sea en los pasillos de la Legislatura o adentro de la propia villa, los migrantes trataron de tender redes de apoyo a su causa. Las alianzas fueron estratégicamente tejidas y conocidas en profundidad: nombres, cargos, formación profesional, trayectoria personal de militancia y, por supuesto, perfil político ideológico de cada persona. Así, además de conocer las leyes y normativas de la ciudad relacionadas a la vivienda (y las normativas específicas de cada villa) se dedicaron a conocer a los diputados y políticos “amigos”: No, no... no es la asesora del diputado, esta que decís es la directora de la Comisión de Vivienda, la otra que está con ella también es la abogada! (hace una descripción física de la persona y aclara mi confusión respecto a los cargos). Cuando yo me acerco a ella, como que toma distancia de nosotros (los delegados del Bajo Flores). O sea yo fui persiguiendo... Para mi dejar pasar tiempo era demasiado riesgo, salíamos perdiendo. Entonces para mí era importante avanzar en esa gestión. (Hermes) El ex diputado Facundo Di Filippo fue Legislador de la Ciudad de Buenos Aires por el partido Coalición Cívica para la Afirmación de una República Igualitaria (CC-ARI) entre los años 2005 y 2009. Del año 2005 al 2007 presidió la Comisión de Derechos Humanos y del año 2007 al 2009 la Comisión de Vivienda de la Ciudad. En 2011, junto a otros fundadores del ARI crea el Colectivo por la Igualdad y el Partido Social, al que han adherido muchos de los residentes de villas involucrados en la lucha por la vivienda. Actualmente sigue militando en defensa de la urbanización de las villas y en defensa de los derechos de sus pobladores. 194 203

Las redes de contacto con los diputados, asesores y abogados de la Comisión de la vivienda fueron evaluadas como un recurso estratégico clave para la lucha por la vivienda. Pero si, por un lado, comprendían que los vínculos personales con los políticos aumentaban sus posibilidades de visibilizar al problema habitacional, también reconocieron que dichas posibilidades eran oportunidades acotadas al tiempo de duración de los mandatos políticos. Una forma de paliar al problema y “ganar tiempo” fue conocer a los diputados, explicarles su contexto, sus problemáticas y sus ideas al respecto de cómo solucionarlas, antes mismo de que los diputados asumiesen la función pública. Durante el periodo de campaña para las elecciones legislativas del año 2009, los Villeros Unidos debatieron sobre la estrategia más adecuada a sus objetivos. Evaluaron que “los diputados que entran ahora no llegaran a votar el presupuesto”, mientras aquellos que finalizaban sus mandatos no se preocuparían demasiado por la cuestión. Por eso coincidieron que “tenemos que salir a defender el presupuesto de las villas”. El cambio de gestión fue vivido como una amenaza concreta y/o una desestabilización que ponía en riesgo la planificación urbana a largo plazo y la finalización de la obra en ejecución, pues el presupuesto destinado a ellas podría disminuir o ser sub-ejecutado. Defender al presupuesto incluyó dos tipos de acción combinadas: movilización y presión. Para ambas acciones creyeron indispensable que "¡además de villeros autoconvocados tenemos que atraer a los movimientos sociales, todos por la vivienda!". Así, la legislatura fue nuevamente planteada como un espacio clave de participación y presencia. Por otro lado, estimaron que lo más estratégico sería esperar los resultados de las elecciones y establecer vínculos de compromiso con los diputados que iniciaban sus mandatos. Mientras tanto, coordinaron una recorrida por los despachos de los legisladores. Luego de las elecciones, los migrantes villeros invitaron a los diputados del partido Proyecto Sur204 a participar de una reunión. El objetivo: presentarse como grupo, establecer un vínculo de dialogo para los próximos cuatro años, presentar a los nuevos diputados un panorama sobre los problemas puntuales de cada villa y de la zona sur en general y hacerles firmar un documento de compromiso respecto a la cuestión habitacional, redactado por el propio grupo. Los representantes recién electos escucharon atentamente el aluvión de información, reclamos y propuestas disparadas por los anfitriones. Los ejes de la reunión fueron los siguientes: problemas puntuales de cada villa, problemas generales a todas las villas y reclamos sobre la política de la vivienda. Entre los temas generales, recalcaron los problemas con los punteros políticos y las amenazas que sufrían cotidianamente por denunciar sus prácticas. También explicaron la En noviembre del año 2009, en la Villa de Bajo Flores, los Villeros Unidos se reunieron con los diputados del Proyecto Sur Fabio Basteiro, Laura Garcia Tunon y Eduardo Faierman. Los diputados asumieron sus cargos en diciembre de 2009 por un mandato de cuatro años. 195 204

situación de inseguridad generada por la connivencia policial, sobre todo cuando en la comisaria se recusaban en tomar sus denuncias. Respecto a la urbanización, presentaron un panorama sobre el déficit habitacional y plantearon su preocupación con la orientación económica de la Corporación Sur, a la cual caracterizaron como una “amenaza inminente de desalojo”. Frente a los diputados y sus asesores, los Villeros Unidos desplegaron toda la información que disponían. De forma organizada y formal, cada uno de los participantes, abordó el problema de su villa. Ofrecieron una visión articulada sobre los problemas de la población en emergencia habitacional (residentes de villas, asentamientos, hoteles, pensiones y albergues públicos, personas en situación de calle, etc.) y pidieron a los legisladores que adoptasen medidas integrales para solucionar el problema que afectaba a todos los habitantes de la ciudad. Para eso, explicaron a los diputados ciertas dinámicas que agravaban el problema habitacional e insistieron en adoptar una visión articulada sobre el complejo problema a afrontar: “Hay que dar una solución también para los inquilinos y trabajar para frenar el desalojo de los hoteles pues esta gente también acaba cayendo en las villas”. Los villeros no dejaron de advertir a los legisladores cuán informados, organizados y formados en la lucha estaban y, además, cuán obstinados estaban en seguir presionando por sus derechos. Hicieron hincapié en la importancia de respetar la función pública y la institucionalidad. Reivindicaron tener los mismos derechos que otros habitantes de la ciudad y reclamaron la violación de las normativas de la vivienda en general y de las villas en particular. Pidieron “compromiso” de parte de los legisladores y avisaron que seguirían su lucha por la vivienda. No somos tontos, como pueden ver estamos bien informados. Ya es hora de crear resortes jurídicos para castigar a estos malos funcionarios, para que el que pase por la función pública no se burle, no pase inmune. ¡Estamos luchando para entrar en una etapa de democratización! Nos dimos cuenta que es una burla... que el derecho villero es todavía menos respetado. (Alberto) Estamos cansados de ver que todo lo que se hace es provisorio, no hay nada a largo plazo. ¡Hay que democratizar los derechos! (Oscar) Esperamos tener las puertas de sus despachos abiertas. Di Filippo fue el primer diputado que abrió las puertas de la legislatura, esperamos que ustedes sigan abriendo las puertas para los villeros. Aquí debe haber un cambio, un cambio total, por eso queremos que sigan las reuniones y queremos un compromiso formal con ustedes. (Hermes) Estoy hace veinte años en la villa, queremos tener una vivienda digna porque nosotros pasamos pero se quedan nuestros hijos. Los vecinos están de acuerdo en pagar los impuestos. Nuestros hijos ya no son extranjeros, ya nacieron aquí. Somos peruanos, paraguayos, bolivianos, argentinos y al final estamos todos en la misma situación. (Cesar) Queremos solo tener una vivienda, un pedazo de tierra para nuestros hijos. No quiero más sentirme marginado, porque tan solo en decir que vive en la villa ya 196

somos discriminados. ¡Hay que hacer por el pueblo, eso es un problema del pueblo latinoamericano porque vivimos en todos lados en la villa! (Clemente)

A pesar de no presentar ninguna propuesta concreta a los problemas planteados durante la reunión, los diputados se comprometieron en mantener el tema de la vivienda en un lugar destacado en la agenda política de la ciudad y concordaron en firmar el documento redactado por Villas Unidas. Para los migrantes la firma del documento significó la formalización –casi ritualdel encuentro y del compromiso que los nuevos legisladores asumían, en aquel preciso momento, con la población villera y con las próximas generaciones argentinas. 7. Judicialización y “ciudadanía de primera” La “judicialización” de los problemas relacionados directamente a los proyectos urbanísticos -pero también de aquellos vinculados a la representación política o al accionar de la fuerza policial, entre otros- fue una de las principales vías utilizadas por los Villeros Unidos a la hora de formalizar y documentar el problema habitacional. El poder judicial fue considerado como una instancia clave y estratégica en la lucha por la vivienda. La entendían como la única esfera con poder suficiente para obligar a que el gobierno municipal y las instituciones públicas cumpliesen con las normativas y, en caso de omisión de dichos deberes, de penalizarlos. Registré una gran cantidad de debates vecinales respecto el tema, así también un amplio manejo del lenguaje jurídico por parte de la población. En Villa Fátima, por ejemplo, los Vecinos Autoconvocados judicializaron los reclamos sobre la intervención de la manzana central. Con la ayuda de Eva, demandaron legalmente al Estado por los daños materiales y emocionales causados por el proceso de desalojo y reubicación de los pobladores. También presionaron para que las autoridades cumpliesen con las normativas referidas a la urbanización participativa y, para eso, reivindicaron el llamado de elecciones de nuevas juntas vecinales. Se debe remarcar la importancia que adquirió la figura personal del juez Gallardo205, a cargo de la urbanización y de los procesos de elecciones en las villas. Es probable El Juez del Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Roberto Andrés Gallardo, creó la Secretaría Villera. El objetivo de la secretaria fue concentrar las causas vinculadas a las villas porteñas y acelerar su tratamiento. En 2012 diputados del PRO pone en debate un proyecto para desmantelar dicha secretaria y distribuir sus causas entre los distintos fueros de la ciudad. El Juez Gallardo y el Diputado Di Fillipo se manifiestan en contra la iniciativa por atentar contra el derecho de los villero a la vivienda y son apoyados por los movimientos sociales, las población de villas en general y demás sectores involucrados en la emergencia habitacional. La Vicaría Episcopal por las Villas de la Ciudad organiza una movilización para reclamar la urbanización de las villas porteñas y solicitar al Consejo de la Magistratura que no desmantele la Secretaría Judicial Villera. El documento de la convocatoria redactada por la Vicaría Episcopal, al cual adhieren los movimientos sociales, sostiene el siguiente objetivo: “La convocatoria tiene como común denominador los derechos básicos de más de 500.000 personas que viven en las barriadas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es que sin derechos eficaces y sin ámbitos 197 205

que, aun reglamentado por ley, los procesos electorales llevados a cabo en 2011 no hubiesen sucedido sin la orden judicial expedida por dicho magistrado. Lo mismo se podría suponer para el caso del poder legislativo. El rol del Diputado Di Filippo, presidente de la Comisión de la Vivienda, fue fundamental para el desarrollo de la causa villera en el periodo observado, sea por establecer un vinculo de dialogo con las poblaciones que por ejercer el debido control y fiscalización sobre la aplicación del presupuesto público. El juez y el legislador fomentaron de manera articulada la judicialización de las demandas por la vivienda, impulsando el cumplimiento de la ley de emergencia habitacional. En un contexto marcado por la inestabilidad y la flexibilidad en la aplicación de las normativas, la “voluntad política” –y la orientación ideológica- de los que ejercían en este momento la función pública se transformó en un elemento clave. La conjunción entre el amplio marco legal de amparo, el periodo de mandato de un legislador comprometidos con la urbanización de las villas a cargo de la Comisión de la Vivienda y un juez dispuesto a regularizar la situación de las villas a través del cumplimiento de la ley fue identificada por los villeros como un momento favorable para el avance concreto de la lucha por la vivienda. En este tiempo algunas instituciones cumplieron el rol auxiliar de amparo a la población, entre ellas la ACIJ y la Defensoría del Pueblo. Un trabajo reconocido y valorado por la población en lucha: Alberto: La ACIJ está dando una buena mano al barrio, en Barracas vamos empezar a judicializar los temas... Clemente: Tenemos que ir por lo jurídico, por lo legal. Eva: hablamos sobre eso en la reunión con Barrios de Pié, que hay que estar en la calle pero que también hay que pensar estrategias nuevas. Mendez: No podemos olvidar de la nueva policía (se refiere a la nueva policía metropolitana). Tenemos que tener conocimiento judicial. “¿qué pueden ellos hacer? Si nos meten presos tenemos que saber de nuestros derechos.206 Alberto: se habló con la Dra. Silvina Penela, que es una persona que está atenta a los problemas de las villas. Planteamos la desatención de la UGIS y Corporación y abrimos un expediente dentro de la Defensoría. La Doctora se ofreció para visitar los barrios y ver las obras fantasmas de estos dos organismos. Podemos judicializar los nuestros temas y eso en la Defensoría abre un precedente. Hermes: No se cumple la ley 403 y vamos entrar con un amparo. Las obras no están de acuerdo con el ENRE (órgano de infraestructura de las villas), hay que denunciar. Oscar: la cuadrilla de luz hace firmar a la gente por los trabajos que no están hechos y después estos papeles se les presentan a la UGIS. Hay que judicializar a los funcionarios

disponibles para reclamar su cumplimiento, estos habitantes están condenados a vivir en las peores condiciones y sin viso alguno de mejoría”. La iniciativa convocó a todos los habitantes de Buenos Aires “a acompañar a los habitantes de los barrios pobres de la ciudad que desde hace años piden simplemente que se derriben los muros que separan a los pobres de esta ciudad con una calle asfaltada que atraviese los barrios, una adecuada iluminación, una línea de colectivos que ingrese regularmente y la remoción de las murallas de basura que hay en cada barrio”. Para más información sobre la cuestión consultar: http://www.noticiasurbanas.com.ar/noticias/movilizacion-al-consejo-en-defensa-de-la-secretaria-villera/ Discusiones sobre la efectividad de las marchas y movilizaciones callejeras, luego de una movilización de Villas Unidas. 198 206

que actúan mal y que cobran a los vecinos el servicio ya pagado por el gobierno. Tenemos que abrir el expediente como Villas Unidas. (Cesar concuerda con sus compañeros y remarca el problema puntual del barrio Piletones, donde indica que también es necesario judicializar las irregularidades del programa PROSUR Hábitat) Cesar: El PROSUR está pasando una acta de adhesión al programa que también será usada para sacar la ley 1251. (Alberto avisa al grupo que en esta misma semana la junta vecinal de Barracas va ser recibida en el despacho del Juez Gallardo; Hermes y Alberto, por su parte, dicen haber contactado a algunos diputados recién electos al dialogo) Hermes: habría que ver cómo vamos seguir trabajando con los diputados. Marcelo: ¡habría que formalizar el grupo, darle personería jurídica, tener más identidad para pelear legalmente!207

El accionar de los mecanismos jurídicos de amparo y protección indican el alto grado de familiaridad de los migrantes con las prácticas jurídicas, la confianza depositada en el poder judicial y la construcción progresiva de sus demandas dentro del ámbito legal. El proceso se ajusta a una tendencia más amplia de judicialización de la vida social y política (Dominguez, 2009) que viene tomando espacio desde fines de los años 1980 en todo el subcontinente (Peruzzotti, 1999). Los estudios indican el lugar destacado del sistema formal de justicia como locus de resolución de los conflictos de la vida cotidiana. Desde los años 1990, los países de la región llevaron a cabo una serie de reformas en el derecho y en el sistema judicial. Según Domingues, estas reformas tuvieron como objetivo crear una red de protección legal para las inversiones extranjeras, y para el sector privado, compatible con la democracia en su versión neoliberal (2009:73). Crear un ambiente adecuado a los nuevos objetivos demandó una serie de reformas por parte del Estado. Eso incluyó el fomento a la profesionalización y la creación de cuadros (abogados y jueces) capaces de mover los engranajes de la nueva institucionalidad (Pérez-Perdomo y Friedman, 2003). Aunque no fuera su objetivo, estos movimientos ampliaron el acceso a la justicia por gran parte de la población. En todos los países, pero especialmente en Brasil y Argentina, la expansión de los servicios llevó a que las personas recurriesen al sistema judicial para solucionar sus problemas diarios (Vianna, 1999; Fucito, 2002; Domingues, 2009). Independientemente del funcionamiento del poder judicial para cada contexto nacional, en todos ellos la ley, la justicia y los derechos pasaron a configurar el horizonte subjetivo y en las prácticas concretas de sus poblaciones. En Buenos Aires, los migrantes de mi caso de estudio no escaparon a esta tendencia y construyeron sus demandas dentro de tales parámetros: accionando

Para que se entienda el clima de la discusión opto por presentar la discusión tal como las notas de campo tomadas al momento de la reunión. Los registros manuales implicaron este recurso pues no era posible escribir todo. (Discusiones sobre la judicialización luego de una reunión de Villas Unidas con Defensoría del Pueblo) 199 207

códigos nacionales e internacionales de protección, judicializando el problema habitacional, documentado su problemática. Por cierto la infiltración de la cultura jurídica en la cotidianidad de los migrantes y/o villeros debe ser comprendida en articulación con el fuerte trabajo de militancia territorial intelectualizada, tanto laica como religiosa.208 Y eso, por su parte, en sintonía con el rol activo de los migrantes, ya sea en la búsqueda de asesoramiento legal a través de sus redes, que estudiando las leyes y persiguiendo a los diputados. La fuerte cultura de judicialización y de legalidad que atraviesa a los distintos sectores sociales participes de la lucha por la vivienda se enmarcan en los proyectos modernizadores implementados en toda la región desde la fase de las independencias nacionales. Ya he indicado en

el

capítulo

anterior

que

dichos

proyectos

rechazaron

las

particularidades

e,

independientemente de las desigualdades estructurales de las sociedades donde se implementaron, sostuvieron un ideal de ciudadanía fundado sobre concepciones clásicas del status igualitario universal (Domingues, 2009:46). También señalé que estas concepciones han ofrecido a los habitantes del continente un modelo de modernidad a partir de la cual construir sus nuevas relaciones sociales e identidades. Pero para que la ciudadanía pudiera fundar la base identitaria de una nación moderna, las elites gobernantes debieron crear condiciones concretas para su sostén. Los sistemas de derechos políticos, civiles y sociales, o los códigos, normativas y reformas constitucionales fueron factores decisivos para la implementación de los proyectos modernizadores. La conjugación de tales condiciones, o la fusión de las dimensiones subjetiva (los imaginarios) y concreta (las instituciones), conformaron las “abstracciones reales” (Domingues, 2009:48) que sostuvieron y sostienen hoy día los ideales de modernidad en la región. Por otro lado, no se puede pasar por alto la fragilidad en los cimientos de una ciudadanía que toma como referencia un modelo ajeno -forjado por condiciones socio históricas muy distintas a las que se dan en el subcontinente. En los “laboratorios” latinoamericanos, el modelo fue apuntalado por relaciones e identidades vigentes, vinculadas a los sistemas de dominación que ya prestaban sentido a las subjetividades colectivas: clase, raza, género, etc. Este proceso de acomodamiento –explicado bajo la idea de “desencajes y reencajes” por Domingues (2009:46)- permitió la combinación y la convivencia de prácticas e imaginarios supuestamente contradictorios en una misma realidad social. Para el caso El movimiento de articulación y puja entre los sectores populares y la intelectualidad no ha pasado desapercibido para la sociología latinoamericana. Algunos autores sostienen que los servicios legales alternativos fruto de la cooperación de la militancia y los sectores populares –sobre todo en Argentina, donde el fenómeno es más visiblevienen impactando sobre la hegemonía de los poderes instituidos (Domingues, 2009; Burgos, 1996). Domingues sostiene que entre los contextos regionales, estas cooperaciones (las cuales el autor denomina bajo el concepto “pluralismo legal”) han sido especialmente destacables en Argentina y Brasil (2009:77). Para el caso boliviano, sostiene que el pluralismo permitió reformas constitucionales y capacitó a las poblaciones originarias a ejercer una versión transformada de prácticas legales tradicionales. El autor no hace ninguna referencia al contexto de Paraguay. 200 208

de Buenos Aires, eso explica la existencia, y la “naturalización” social de una situación paradójica: la construcción de un código legislativo ejemplar –quizás el más avanzado en términos de derecho del subcontinente- y la deconstrucción (o intentos permanentes de erosionar) de los medios y posibilidades de ponerlo en práctica. Una dinámica, por cierto, reforzada por la persistencia de las desigualdades socioeconómicas y territoriales, naturalizadas cotidianamente a través de las inhabilitaciones basadas en distinciones de “raza” y/o nacionalidad. Estas dinámicas acabaron por establecer distintos matices e jerarquías a la ciudadanía. Los migrantes y/o villeros utilizaron innumerables veces la expresión “somos ciudadanos de segunda” para referirse a dichas jerarquías y ubicarse respecto a los demás habitantes de la ciudad: un sujeto con menos derechos que otros. La expresión evoca los dos planos entre los cuales los migrantes y/o villeros se encuentra actualmente atrapados: uno de las enunciaciones de los derechos y otro del ejercicio de los derechos. El empleo de la expresión también expresa su experiencia política local, caracterizada por el tironeo entre un modelo de ciudadanía que se fundamenta sobre la idea de derechos universales y las practicas particularistas, regidas por las relaciones personales. En medio de la tensión generada entre estos dos polos, ellos se ubicaron más próximos al segundo, aunque no dejaron de aspirar al primero como horizonte ideal. Al explicar el equilibrio necesario entre el ejercicio de los derechos y de los deberes de los ciudadanos en democracia -o la relación entre participación y votación- Henrique expresó su opinión sobre “el horizonte ideal”. Su testimonio coincide con las opiniones de los demás Villeros Unidos registradas a lo largo del trabajo de campo: Si tu problema es el mío y el tuyo ¿por qué te vas a abstener de votar? Si sabemos que juntos podemos hacerlo más fácil y rápido y eso sería por ética ¿no? Ahora si hablamos por definición de la palabra democracia, la democracia es donde tu cumples con tus obligaciones y donde tú también tienes el derecho de exigir tus derechos como se dice ¿no? la democracia es eso, vos das entonces también tienes derecho a exigir. Como te das cuenta, si vos quieres vivir en un mundo democrático donde también quieres exigir, te piden, entonces hay que vivir, hay que cumplir. ¡Participa en tu decisión! Democracia también significa…nunca debe haber excesos de poder ni de responsabilidad, tiene que ser equilibrado. No te puede hacer responsable si no te dan la autoridad necesaria de nada, ¿no?, y tampoco puedes tener tanta autoridad y no ser responsable (risas). Pues entonces tiene que ser un equilibrio en ese sentido… (Henrique)

En la dinámica democrática explicada, los sujetos no pierden jamás el protagonismo, pues “participar de las decisiones” (cumplir con el deber público) no implica una espera pasiva de algo abstracto, sino la formalización del “derecho de exigir derechos”. Bajo esta lógica, la relación equilibrada entre dar y exigir sólo se concretaría a través del ejercicio electoral, de modo que el 201

status de elector investiría a los ciudadanos de la “autoridad” para participar y, al mismo tiempo, le otorgaría una poderosa herramienta de presión política. Dicha herramienta garantizaría la eficacia del exigir. Nótese que dentro de esta lógica, la participación no es una condición previa o posterior a la adquisición del derecho al voto, sino una dinámica intrínseca de la vida política. Para los Villeros Unidos dar, exigir y votar son acciones que presuponen, siempre y continuamente, la participación. Participar no fue indicado como sinónimo de votar, pero participar sin votar sería correr el riesgo de no tener un instrumento de presión política a la hora de exigir que las decisiones acordadas en los procesos participativos de sus barrios fuesen implementadas. En este sentido, si bien la participación fue considerada una práctica independiente de la formalización, no desestimaron los efectos potenciales de la inclusión vía sistema electoral en sus prácticas -ya hice referencia a esta lógica en el ítem 2 de este mismo capítulo. La participación sin poder de decisión (el voto) fue señalada como una situación de “desventaja” e “injusticia”: Yo soy de nacionalidad paraguaya y no soy argentina, no puedo votar. Nosotros tendríamos que poder votar...tendría que cambiarse eso. ¿Cuántos años hace que estamos? (Helena) ¡No es justo! Si vos te preocupas… hay otros que no quieren participar y se benefician al mismo tiempo de las decisiones que viene de eso, no es justo, ¡no es justo! (Henrique)

Aunque parte de la bibliografía contemporánea sobre ciudadanía y migraciones tienda a separar el aspecto formal del informal, para el contexto local estas fronteras deben ser relativizadas. El enfoque de la “autonomía de las migraciones” (Mezzadra, 2012), por ejemplo, sostiene que los migrantes son sujetos políticos que actúan como ciudadanos y, por lo tanto, ya son ciudadanos. La perspectiva centra el análisis en las prácticas y reivindicaciones, sobre el aspecto informal y activo de la ciudadanía (Sassen, 2003), poniendo atención en la participación subjetiva, en los deseos, expectativas y comportamientos de los migrantes (Mezzadra, 2012). Ya no se trata de comprender la integración de los migrantes en el marco jurídico nacional sino la transformación que los migrantes imprimen a dicho marco. Para el caso de la Ciudad de Buenos Aires la situación se complejiza pues integrarse y transformar no son movimientos excluyentes. Pero tampoco son acciones llevadas adelante frente al mismo marco jurídico. Y eso es extremamente importante para comprender el caso en estudio: respaldándose en los derechos de residencia legal en Argentina, otorgados por la normativa migratoria, y en las políticas nacionales y regionales de cooperación, los migrantes bolivianos y paraguayos vienen pujando -y auto habilitándose como sujetos políticos- por transformar el marco jurídico de la vivienda. En estas dinámicas, los aspectos formal e informal de la ciudadanía se complementaron. Los migrantes practicaron una 202

ciudadanía en la calle pero también adentro de la legislatura, de las instituciones y de los juzgados; enviaron notas formales a las instituciones y judicializaron sus problemas, pero al mismo tiempo supieron que estas acciones debían ser reforzadas con prácticas informales accionadas en momentos oportunos -como perseguir a los diputados, por ejemplo. De eso resulta que, es cierto, los migrantes en lucha actuaron como ciudadanos pero no por eso sintieron que ya son ciudadanos. En todo caso, eso sí, se sintieron “ciudadanos de segunda”. Elena, Henrique, también Hermes, Mariela, y Roberto lamentaron que a pesar de vivir en democracia, participaban solo parcialmente de ella. Eso les convertía – argumentaron-, en “ciudadanos de segunda”. No menos sugerente fue observar el paralelo trazado entre los denominados “ciudadanos de segunda” –o “de tercera” como habitualmente graficaban sus carteles de protesta- y sus territorios de residencia. Ambos fueron ubicados en algún lugar espacio temporal “afuera de la democracia”. Ubicándose en este tiempo y espacio “afuera”, subrayaron la necesidad de “entrar en la etapa de democratización” con urgencia. En el contexto de la lucha por la vivienda “entrar en la etapa de democratización” fue sinónimo de “democratizar la villa”. Ambas significaron urbanizar. La urbanización fue indicada como condición fundamental para salir de este lugar afuera y ser finalmente anexado “al tejido de la ciudad”: ser parte del entramado urbano, no ser discriminado o percibido como “otro”, ajeno. Los migrantes y/o villeros no pusieron en duda la eficacia del sistema democrático pero concluyeron, por experiencia, que aun no participaban de él pues, de lo contrario, ya tendrían la escritura de sus casas, los servicios públicos regularizados y el derecho de influenciar en las decisiones de la vida pública barrial. Alberto explicó de la siguiente forma los intentos de democratizar Villa Barracas vía dinámicas de urbanización: Hace 25 años que vivo en Barracas y siempre he luchado para democratizar a los derechos. Hasta que en 2006 fue cuando hubo la posibilidad de implementar la democratización. En 2001 se toman hectáreas, en 2006 se pierden 16 mil hectáreas. De la toma no les voy a contar porque es largo... Pero teníamos muchas hectáreas que las podíamos tomar y hacer un barrio lindo pero no hubo voluntad política. En 1992 tuvimos posibilidad de tener acceso a la tierra, a las escrituras y a la vivienda digna. No lo tuvimos por la Flor de Ceibo209, !la flor de curro¡, dirigida por un paraguayo. Se tomó el sector San Blas pero después vino la mutual y denunció como tomas ilegales la toma de las últimas 16 hectáreas. Tenían miedo de que les fueran a sacar a palos. El Juez Gallardo tomó la denuncia de los vecinos e intervino en 2007. Él puso un interventor y logró la democratización. Se hizo el censo necesario para la democratización del nuestro barrio. Se presentaron siete candidatos. Junta vecinal y secretariado, veinte al total. Eso se logró el año pasado con el Interventor y el Juez Gallardo. Solo 2.500 personas fueron empadronadas. Los vecinos no tenían el hábito de votar… (Alberto)

209(una

cooperativa de viviendas) 203

Del relato de Alberto se desprenden dos sentidos para el término democracia. Uno como sistema donde existe la aplicación y extensión de los derechos sociales de forma igualitaria y universal y otro como ejercicio universal del derecho político. La interpretación no es una lectura novedosa sobre la democracia. Tampoco revela ninguna concepción particular vinculada a la “cultura villera”, popular o un modo especifico de los migrantes de percibir la realidad política en que participan. Y eso es, justamente, lo que me interesa poner en foco: un sujeto histórico, participe y analítico210. Un sujeto en sintonía con su tiempo, contemporáneo, sea desde el punto de vista de las prácticas que de las experiencias y de los marcos de interpretación sobre la ciudadanía y la democracia. La ciudadanía “de primera” -tal como rezaban los modelos de las naciones modernas latinoamericanas-, plasmado en condiciones concretas y no solamente enunciativas, fue la punta de lanza a la hora de construir las reivindicaciones por la vivienda. Este modelo en el horizonte de la lucha (el mismo que aún figura en el horizonte de la región en la contemporaneidad) incentivó a los migrantes a buscar la construcción de nuevas relaciones sociales y reactualizar identidades sociales basadas en la condición de pobreza y en la situación territorial urbana en detrimento de la condición nacional. Las tensiones generadas por el descompaso entre la realidad de los migrantes y/o villeros y los modelo en su horizonte se (in)filtraron a través del propio lenguaje: “vivir en democracia” pero desear “entrar en la etapa democrática”, “ser ciudadano” y “no existir”, “vivir en de la ciudad” y “estar excluido de la ciudad”, etc. Lejos de ser una falla comunicativa o una incoherencia del lenguaje, proyectaron sus experiencias contradictorias en el ámbito oral211. Sus palabras y expresiones reelaboraron verbalmente las relaciones políticas, sociales y territoriales experimentadas cotidianamente. El ámbito del lenguaje, de los discursos y de las argumentaciones conformó un terreno fértil para observar la construcción de las nuevas relaciones sociales y de identidades Los migrantes villeros manifestaron molestia e irritación frente a ciertas percepciones que los políticos e investigadores tenían sobre ellos. No pocas veces hicieron bromas respecto a “los grandes descubrimientos” de los investigadores sobre su “obvia” realidad. También expresaron cierto rechazo por aquellos investigadores que creyendo conocer su realidad trataban de “organizarlos”. Volveré a esta cuestión en el próximo capítulo donde describiré las reuniones de los villeros en la Legislatura. Allí expresaron reiteradamente conocer muy bien (y desde muchos años) sus derechos, sus problemas y la realidad de sus villas y del “mundo”. 211 Desde los estudios de la antropología del espacio y del lugar (anthropology of space and place) Kuper sostiene que “Los sitios pueden ser identificados tanto verbal como espacialmente. Inherente a mi descripción de los eventos se encuentra el tema de los valores incorporados en las palabras, las cuales influencian en el conocimiento y, como también argumenta Evans-Pritchard, variaciones en el significado de una palabra particular no se debe a inconsistencias del lenguaje sino que son relativas al grupo de valores a que hace referencia la palabra. Puede ser que las fronteras de los sitios fluctúen con la articulación oral y al solapar y extenderse, las propias palabras cambien su significado.” [traducción propia] (2006:259). La autora define los “sitios” (sites) como una parte particular del espacio social (social space), un lugar (place) social e ideológicamente demarcado y separado de otros lugares. (2006:258). Con el avanzar del trabajo de campo, el mayor conocimiento sobre las experiencias políticas y de hábitat de los migrantes permitieron comprender que las aparentes inconsistencias en el uso del lenguaje. Para profundizar sobre la perspectiva consultar Low y Lawrence-Zuñiga (2006). 204 210

reelaboradas en la lucha por la vivienda. Desde “allí” articularon sus concepciones sobre la ciudadanía y democracia con los problemas concretamente afrontados en el territorio. De esta forma construirán sus argumentaciones de lucha y explicaron a las autoridades no sólo los motivos por los cuales ellos aun estaban “afuera de la democracia” y eran “ciudadanos de segunda” sino cuales las medidas concretas que deberían ser tomadas a nivel urbano y de urbanización necesarias para revertir su situación. De estas cuestiones, argumentativas, me ocuparé en el próximo capítulo.

205

CAPÍTULO 4 LUCHA HISTÓRICA

Latinoamericano (…) Quién más que tú misma Latinoamérica Puedes explicar la situación por la que pasas Es trágica viviendo en cada ciudadano La prueba práctica de la tragedia El continente constantemente es azotado Por corrupción, droga, violencia, miseria Si seguimos en las mismas quedaremos pa’ la historia Adinerados explotando a los humildes Dictaduras que espantan Los ricos derrochan plata y nada gastan Los pobres derrochan vida hasta que se gastan La cuidad, el consumo, industrias y humo Esto lo han transformado en relajo puro Donde nadie ni nada puede estar seguro No hay que dudar que es una mierda El modelo neoliberal Y donde se aplique siempre va a ensuciar La bomba a tiempo acaba de estallar Los países se revelan Aunque tiranos no quieran Si te quieres liberar del genocidio Latino las batallas nos esperan Adelante latino rompe dictadura América es la casa, tu raza sólo una (…) Argentina los convoca, alcen la cabeza En la unión radica nuestra fortaleza Dicen que el mundo ya no va a cambiar Que no insistamos, resignación nos piden Latinoamericanos, dicen Que fuimos derrotados, perdimos una guerra Y ahora hay que resignarse a vivir en esta mierda Por eso somos tratados, programados como ganado No todo puede medirse por las leyes del mercado Porque tus cálculos pueden causar estímulos

Para revoluciones que se te vuelvan obstáculos Y yo creo, estamos en la dulce espera Si te quedan dudas solo mira p’afuera Hay un diluvio Un pueblo ardiendo, hundido en el lodo Sin nada que perder, dispuesto a todo Que ya no compra más el mundo éste de fantasía En donde avanza el hambre avanza la tecnología Donde nos siguen vendiendo el sueñito americano Los mismos que tiran la piedra y después esconden la mano Ay, el ser humano parece que nunca aprende Tropieza, da tumbos, no cambia de rumbo Pero no me derrumbo, estoy aquí parada Como Latinoamérica no estoy derrotada Es una misma voz que va retumbando en el planeta La gente está cansada de ser la marioneta (…) Llegó la hora de recuperar nuestro destino Salir a la calle, a la batalla, latino Adelante latino, rompe dictadura América es la casa, tu raza sólo una Argentina los convoca, alcen la cabeza En la unión radica nuestra fortaleza Venezuela, Bolivia, unión es fortaleza Chile, Perú, alcen la cabeza Nicaragua, México, unión es fortaleza Brasil, Uruguay, alcen la cabeza Paraguay, Colombia, unión es fortaleza Panamá, Ecuador, alcen la cabeza América latina, unión es fortaleza…

Actitud María Marta (Argentina)212

212

Escuchar en: https://www.youtube.com/watch?v=Jjc6GVdCKq0, ver también: https://www.youtube.com/watch?v=Cm5i9HJCnS4 206

1. En algún lugar en el entre-medio de la nación y del urbano Entre los años 2008 y 2011 tuve la oportunidad de registrar muchas jornadas individuales y colectivas de trabajo por el barrio. En esas actividades, los migrantes interpelaron a las autoridades desde la condición de vecinos y villeros, pero también presentándose como militantes, activistas sociales, hijos de la Pachamama, descendientes de los pueblos originarios, entre otras adscripciones. Accionando múltiples afiliaciones, los migrantes apuntaron con firmeza a sus objetivos -la urbanización, la vivienda digna y el derecho a la tierra- y adaptaron la base argumentativa de sus reclamos según los interlocutores y los contextos de diálogo en los que participaron. En una misma jornada de trabajo por el barrio los migrantes enlazaron y articularon afiliaciones, tratando de abrigarse bajo la suma de los derechos garantizados por las autoridades. De esta forma, reclamaron considerar también la multiplicidad de derechos a los que tenían derecho. En cada jornada de peregrinación institucional en búsqueda de información, respuestas y cumplimiento de derechos, los migrantes interpretaron el “drama del reconocimiento” (Bhabha, 2013)213. Un drama que siguen recreando (ahora mismo) de manera sostenida y constante, jugando con las afiliaciones de forma creativa, en la esperanza de conquistar espacio y voz, a través de los intersticios de la cultura política local. Una lógica similar a la que Bhabha describe al abordar “la cuestión de la cultura”; o mejor dicho, el lugar de la cultura y de la construcción de las identidades culturales en la posmodernidad: El distanciamiento de las singularidades de “clase” o “género” como categorías conceptuales y organizacionales primarias ha dado por resultado una consciencia de las posiciones del sujeto (posiciones de raza, género, generación, ubicación institucional, localización geopolítica, orientación sexual) que habitan todo reclamo a la identidad en el mundo moderno. Lo que innova en la teoría, y es crucial en la política, es la necesidad de pensar más allá de las narrativas de las subjetividades originarias e iniciales, y concentrarse en estos momentos o procesos que se producen en la articulación de las diferencias culturales. Estos espacios “entre-medio” [in-between] proveen el terreno para elaborar estrategias de identidad [selfhood] (singular o comunitaria) que inician nuevos signos de identidad, y sitios innovadores de colaboración y cuestionamiento, en el acto de definir la idea misma de sociedad (Bhabha, 2007:18).

En los intersticios -sostiene Bhabha-, se disputan y se negocian las experiencias intersubjetivas de la nacionalidad, los valores culturales y los intereses colectivos (2007:18). El entre-medio no se define como un límite donde se da el encuentro de singularidades antagónicas,

213El

“drama” como metáfora para describir a manifestaciones culturales fuera del ámbito del teatro fue aplicado por primera vez por el antropólogo Victor Turner, en “Schism and continuity” (1957). Desde entonces el concepto de “drama social” viene siendo usado, sobre todo por los estudios de la antropología simbólica, como una importante herramienta para analizar las estructuras sociales y culturales organizacionales en distintos contextos. Con base en los estudios sobre la “liminalidad” de “los ritos de paso” de Van Gennep (1986), Turner también desarrolla el sentido de “in-betweenness”, el cual retoma Bhabha: (…) como transición entre dos estados de “mayor acomodamiento” (settled) o de mayor actividad cultural convencional” [traducción propia] (Carlson, 1996:21). 207

donde una termina y la otra empieza, sino como el lugar donde acontece cierta transmutación. El espacio liminal de las subjetividades también pertenece al terreno de lo concreto, ámbito de conformación de las condiciones materiales que sostienen y/o refuerzan las subjetividades. Es en la esfera concreta del tiempo presente donde tiene lugar “(…) la performance de la identidad como interacción, la re-creación del yo en el mundo del viaje, el reasentamiento de la comunidad fronteriza de la migración” (Bhabha, 2007:25). Los conceptos de drama y performance, a través de los cuales Homi Bhabha explica las dinámicas de reconocimiento e intervención, se ligan a una rama específica de los estudios de la performance: la “resistant performance”. La performance como resistencia surgió a principios de los años 1970. Los autores catalogados bajo esta rama –entre los cuales se encuentran Homi Bhabha y Amartya Sen- se dedican a rescatar las voces de los subalternos a través de performances mayormente comprometidas en lo social y lo político (Carlson, 1996: 165)214. El acto de enunciación, que representa el proceso y la performance del sujeto parlante, pertenece al dominio inmanente del discurso. La enunciación es una articulación del lenguaje en curso que siempre supone el intento de capturar el presente en su paso hacia el futuro, y como tal está íntimamente ligada al aspecto aspiracional de la dialéctica del reconocimiento. El reconocimiento, en el ámbito de las minorías, se traduce en general como un reclamo lanzado hacia la autoridad por parte de un sujeto o grupo emergente que busca reafirmar su nueva identidad colectiva (Bhabha, 2013:27).

En los capítulos anteriores indiqué el proceso de construcción del reclamo y las formas en que fue lanzado a través de las redes, de la persecución de los legisladores y de todas las vías de inclusión en la agenda pública. Sin embargo, fue en el momento de diálogo con las autoridades, especialmente en el espacio de la legislatura, donde el drama por el reconocimiento (de la problemática, de derechos, de inclusión y de existencia física y social) ganó presencia e intervención como performance. El ámbito institucional y legislativo fue uno de los escenarios donde la etnografía captó la performance como argumento, el espacio liminal de la re-creación del sujeto entre-medio donde se tejieron vínculos heterogéneos entre grupos de interés conformados en la experiencia de lucha territorial. La “performance como lenguaje” presupone exactamente este tipo de acercamiento teórico, abierto, hacia la experiencia discursiva. Permite comprenderla como un lugar de constante (re)significación de uno y de los otros: La obra de Carlson presenta de forma sistematizada el surgimiento y el desarrollo de la teoría de la performance desde 1960 hasta la contemporaneidad. El estudio explica la relación entre performance, posmodernismo y políticas de la identidad. A la hora de clasificar los estudios de la performance, Carlson enmarca a Bhabha en la rama de la “performance de la resistencia”. Sin embargo, los autores con los cuales Bhabha dialoga son catalogados dentro de la rama de la “performance como lenguaje”. No es la intención desarrollar una discusión sobre el campo de la performance y sus divisiones; no obstante, interpreto a los estudios de Bhabha en una posición bisagra entre la performance como lenguaje y como resistencia, quizás aproximándose más a la primera para revelar la segunda. 208 214

Sobre el traslado de la estructura de la lengua hacia los eventos en los cuales el discurso toma lugar, el discurso comunitario y la situación, se asemeja más a una matriz y a un contenedor de códigos de significados que a algo general y homogéneo de una comunidad cultural (…) las personas usan el habla reflexivamente para construir verdaderos contextos con el uso de términos a través de los cuales entienden lo que hacen y hablan unos sobre los otros [traducción propia] (Carlson, 1996:57).

Los estudios de Sen (2007) respecto a la tradición argumentativa en la India iluminan estas ideas. Al describir el encuentro entre la modernidad y la tradición en la India contemporánea, el autor señala la relevancia y las influencias de la herencia argumentativa para el desarrollo de la democracia. Por otro lado, también resalta la importancia de considerar esta herencia como algo en constante transformación. En este sentido, sostiene: “Reconocer la importancia de una herencia argumentativa y de la historia de la heterodoxia no significa de ningún modo prescindir de la necesidad de buscar el impacto de otras influencias, ni obviar el requisito de investigar sus interacciones” (Sen, 2007: 55). El aporte de Sen para este estudio reside justamente en profundizar más puntualmente sobre el rol de lo argumentativo en los procesos de reclamo por justicia e igualdad social en Buenos Aires. Si bien Chatterjee (2008) y Bhabha (2007) también subrayan la importancia de los encuentros dialógicos, Sen puntualiza específicamente la importancia del razonamiento público como motor de la praxis política democrática y para la reducción de las desigualdades económicas y las asimetrías sociales (2007:59). Más que eso, propone concebir la democracia como razonamiento público (2007:35). La perspectiva se liga a presupuestos de la filosofía política contemporánea y sus esfuerzos por expandir el concepto de democracia más allá del ámbito electoral. Para eso, hace hincapié en el sentido de “gobierno por discusión”, donde “(…) los valores pueden cambiar y cambian efectivamente en el proceso de toma de decisiones” (Sen, 2007:37). Bajo estos parámetros, observa la voz (argumentativa) como herramienta de puja y al mismo tiempo “termómetro” que mide el grado de inclusión política y social de los sectores populares o subalternos. Sobre la voz y el argumento, sostiene tres ideas que tomaré a la hora de analizar el contexto de diálogo entre migrantes villeros y autoridades: a) los encuentros argumentativos son momentos capaces de cruzar las barreras de clase, b) la argumentación es una práctica que no tiene como condición de base la formación escolar y/o erudita y c) el debate como ámbito de rescate de ciertas “argumentaciones persistentes”. El enfoque de la tradición argumentativa fue una herramienta para interpretar el universo fluido del razonamiento, del punto de vista de, del debate o del embate entre ideas, del momento creativo que tiene lugar en cada contexto y en cada circunstancia. Este capítulo se dedicará a seguir el hilo argumentativo de las voces, su momento de encuentro y la apertura del espacio liminal, el lugar (de la cultura) desde dónde el encuentro entre las voces encendió ciertas chispas 209

de significado, captadas en el momento presente y presencial, con el objetivo de “descifrar los actos de agencia” (Bahbha, 2013:87). El estiramiento entre los hilos de relaciones (políticas, sociales, culturales, económicas, emocionales, simbólicas, materiales y territoriales) que conformaron las tramas de la lucha por la vivienda plasmó una fuerte tensión en los diálogos. Eso generó el “estallido” del problema, ya sea en términos de visibilización pública como de toma de responsabilidades políticas. La descripción de César brinda una buena metáfora para comprender el exacerbado clima de época: “¡¿Como que se destapó la olla y saltó todo eh?!”. En esta sección también me ocuparé de describir y analizar la Toma del Parque Indoamericano, uno de los eventos que marcó el momento de máxima cocción de los “ingredientes de la olla” de la emergencia habitacional. Dicho período también estuvo marcado por una gran movilización, no sólo entre residentes de villas sino de personas o movimientos agrupados alrededor de la misma problemática y reclamo: residentes de pensiones y hoteles (mayormente ubicados en la zona central y sur de la ciudad), asentamientos precarios, viviendas transitorias, personas en situación de calle, etc. Según mi perspectiva, el estallido fue un punto de inflexión hacia un nuevo estado de orden, una redefinición de los marcos de las relaciones sociales y políticas entre los habitantes de las villas y las autoridades. A partir de ello fueron varias las preguntas que me asaltaron: ¿Qué experiencias de participación y reclamo fueron vividas en el torbellino del estallido? ¿Qué cuestiones emergieron? ¿Qué discusiones y argumentaciones tuvieron lugar en este período? ¿Qué voces se proyectaron y cuáles se silenciaron? ¿De qué forma estos procesos se vincularon al fenómeno migratorio y vice-versa? Y finalmente, ¿qué tiempos disyuntivos revelaron? En función de la voz y de la argumentación, así como en referencia a las distintas temporalidades y escalas transitadas por el sujeto in-between, opté por dividir este capítulo en dos partes. En la primera el foco recae sobre la voz y la argumentación de los migrantes en el tiempo de lo que denomino la “cocción lenta”, esto es, el tiempo donde los migrantes y/o villeros llamaron a las autoridades al diálogo y reclamaron que éstas dedicasen la debida atención al problema habitacional. Este tiempo no fue trasmitido por los medios de comunicación. Tampoco emergió en la escena nacional y regional. En síntesis, fue el período donde el problema habitacional y la lucha por la vivienda se desarrolló como proceso. La escala urbana fue el espacio que mayor correspondencia tuvo con este tiempo. En la segunda parte me centro en el “desborde de la olla”. El tiempo de la visibilización pública del problema, cuando la temática pasó a figurar en los discursos políticos y en la agenda del día. Durante este tiempo el déficit de viviendas se transformó el noticia y despuntaron en la escena etnográfica dos sujetos nuevos: los gobiernos nacionales y la “opinión pública” (la 210

ciudadanía porteña). La escala nacional y regional fue el espacio en foco. El tiempo y el espacio del estallido fue el momento en que la temática habitacional –o los ingredientes de la olla- se derramó sobre la ciudad, vía la toma del Parque Indoamericano. El tránsito entre estos tiempos alternó el accionar de las circunscripciones filiativas, iluminando a unas y ensombreciendo a otras. En términos generales este capítulo mostrará las formas camaleónicas a través de las cuales los migrantes emprendieron su lucha. Al mismo tiempo, trataré de no perder la referencia del sentido “humanista” que atravesó al proceso de lucha y sus protagonistas, sean migrantes o militantes, curas tercermundistas o autoridades en todos sus niveles. Para eso, tomaré la propuesta de Bhabha de sustituir el concepto de “resistencia” por el de “supervivencia”. El reemplazo converge con el sentido de la agencia de los sujetos de esta investigación, siendo extremadamente útil para romper con el binarismo homogeneizante bajo el cual se concibe, en general, el diálogo entre dominantes y dominados, oprimidos y opresores, migrantes y Estado. Eso me permitió escapar a la idea de acción intencional vinculada al concepto de resistencia, y dar más atención a la influencia de lo afectivo en los procesos sociales (Bhabha, 2000). Los reclamos de los migrantes por la existencia, la desesperación de la pérdida del hogar, el sentimiento de abandono durante el proceso de reubicación, entre otras sensaciones y emociones experimentadas en la lucha cotidiana por el hábitat, convergen con la categoría y la propuesta que origina la noción: Hay que volver a poner la resistencia en su contexto de dolor, de sufrimiento, de melancolía y desmoralización. No es mi intención atenuar la fuerza de la resistencia acentuando la noción de supervivencia, sino decir que los actos de resistencia son a menudo vistos en el nivel de la acción intencional. Que el verdadero costo de la resistencia, el costo psicológico, el costo en el nivel doméstico, el costo en el nivel del sufrimiento, son problemas enfocados de forma inadecuada. Ahora, cuando se encara la resistencia en el contexto de la supervivencia, entonces creo que realmente se hace estallar el binarismo de amo y esclavo. (…) Con la supervivencia quiero introducir otro término que precisamente rompe esa dependencia mutua y también sugerir que el acto de supervivencia nos hace pensar en el acto de resistencia fuera de ese tipo de noción pura de oposición política (Bhabha, 2000:226).

El ámbito de la afectividad y el costado emocional de las decisiones familiares fue una parte fundamental de la lucha por la vivienda. Las angustias, los miedos, las esperanzas y las decepciones, pero también la rabia y la “bronca” –entre un mar de otros sentimientos que podrían ser enumerados- fueron importantes ingredientes para la cocción de la olla de emergencia habitacional. Ya he indicado el rol de estos sentimientos en la conformación de los espacios, para marcar el ritmo orgánico de las células de reclamo vecinal y para fomentar las reivindicaciones por la vivienda y los conflictos cotidianos entre vecinos, entre otros. Las experiencias de tipo 211

sensorial fueron pedagógicas para la lucha. Las dificultades y los miedos antes y durante el viaje migratorio, el primer impacto visual que implicó el reconocimiento territorial de una villa, la angustia y la frustración frente a la inserción laboral y residencial, el sentimiento de fracaso por no progresar luego de la profesionalización, el miedo al desalojo, pero sobre todo la incertidumbre y el “ninguneo” evidenciaron la exclusión urbana y nutrieron el deseo por el cambio. La creencia en la democracia y en el reclamo por la igualdad de derechos también fueron aprehendidos a través de la experiencia histórica sensorial y emotiva. Cuando Elena fue “abandonada” por su madre en Buenos Aires conoció el temor de la dictadura y el sufrimiento de entrar en el empleo doméstico. Cuando la dictadura envió a Violeta y su familia de retorno a Paraguay ella experimentó el hambre, la vergüenza del desfase escolar y el apodo de “curepa”. Cuando los padres de Hermes tuvieron que volver a Bolivia desde Chile también él se tuvo que adaptar a su nuevo apodo, “el roto”, mientras extrañaba el clima playero de su ciudad natal en Chile. En Buenos Aires se sumaron las experiencias emocionales vinculadas al vacío institucional, a la falta de garantías y de derechos. Mariela y Victoria dijeron sentir dolor: Mariela por la forma en que los argentinos la miraban en la calle durante las manifestaciones y Victoria por constatar ser “nadie” y residir en un área borrada del mapa, o representada como “área verde”. Los vecinos de la manzana cinco de Villa Fátima también probaron la inexistencia y el miedo al quedar sin agua, luz, cloacas; así como sin respuestas cuando los funcionarios públicos se fueron de vacaciones y las obras se paralizaron. Por eso, las reivindicaciones por el derecho a existir, el derecho a ser reconocidos como seres humanos, a participar de las decisiones urbanas de la vida pública, a ocupar y significar el territorio ocupado; en última instancia, el reclamo por el reconocimiento del derecho a la vivienda y a la inclusión social, a la vida democrática y a la participación ciudadana, son acciones que no podrían ser comprendidas sin incluir el ámbito emocional en el análisis.

I Parte (Sobre la voz activa) 2. Una nueva interpretación para la discriminación

A fines del año 2010 registré una de las jornadas de trabajo por el barrio más interesantes en términos argumentativos. La jornada podría ser dividida en tres momentos, según las actividades e interlocutores con los cuales han dialogado los migrantes: Legislatura, IVC y ACIJ.215 Los dos primeros momentos fueron parte de la agenda de actividades exclusiva del Según la página oficial de la Institución, “La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) es una organización no partidaria, sin fines de lucro, dedicada a la defensa de los derechos de los grupos más desfavorecidos de la sociedad y el fortalecimiento de la democracia en Argentina. Fundada en 2002, ACIJ tiene por objetivos 212 215

grupo de referentes de Bajo Flores. Entre los participantes estuvieron Gema, Roberto y Hermes. A pesar de presionar por respuestas, el grupo salió del IVC sin ninguna previsión sobre las fechas de ejecución de las obras en la villa Bajo Flores. La segunda parte de la jornada no fue mucho más alentadora. Mientras un grupo esperábamos en el palier del IVC, Hermes consiguió ser recibido por un funcionario del Instituto. Como de costumbre, nadie de la institución dio respuestas precisas sobre los proyectos y plazos de obras consultados: "No se sabe nada, ellos dijeron que tienen un proyecto para el barrio pero no lo quieren presentar, porque hasta el próximo año no van hacer nada… si Macri ya se va…” -concluyó Hermes. Faltaban dos meses para cerrar el año y, tal como había sucedido con los Autoconvocados en años anteriores, el período se revistió del mismo "letargo institucional". Hermes razonó con el grupo sobre la inminencia del año electoral. Todos asintieron que hasta el próximo cambio de gobierno sería difícil avanzar en temas complejos y de largo plazo. Desde la sede del IVC, en el centro de la ciudad, la próxima parada del grupo fue la reunión convocada por la ACIJ. De las quince personas que habían empezado la jornada, éramos diez los que subimos a la furgoneta de uno de los referentes. La charla hasta el estacionamiento fue animada y llena de relatos cotidianos. Me sumé a la conversación de dos delegadas de manzana (o referentes barriales) que comentaban sus actividades en la villa de Bajo Flores. Una se dedicaba a vender pan casero mientras la otra, desempleada, se estaba dedicando integralmente al trabajo por el barrio. Sin embargo, nos comentó que económicamente no le iba muy bien pues: “eso de estar todo el día en la movida política me está matando”. El propietario de la furgoneta era un señor de alrededor de cincuenta años, boliviano y, muy probablemente, trabajador del sector textil, pues cargaba enormes rollos de tela en el fondo del vehículo. Después de recorrer un par de cuadras Evo fue el primero en bajarse pues necesitaba volver a casa para trabajar en el taller de costura. Los del fondo de la camioneta me preguntaron sobre los proyectos de urbanización en Río de Janeiro y opinaron comparativamente sobre los dos contextos de urbanización de las villas. En la parte de adelante el otro grupo se reía y charlaban sobre varios asuntos. Entre los temas, figuró la muerte del Presidente Néstor Kirchner, ocurrida la semana anterior. Hermes dijo haber participado del funeral del ex mandatario: "yo estuve en la Plaza". Otra señora, con aire de tristeza, defender la efectiva vigencia de la Constitución Nacional y los principios del Estado de derecho, promover el cumplimiento de las leyes que protegen a los grupos desaventajados y la erradicación de toda práctica discriminatoria, así como también contribuir al desarrollo de prácticas participativas y deliberativas de la democracia” [http://acij.org.ar/nosotros/]. A fines del año 2012 la asociación presentó un informe sobre el déficit habitacional de la Ciudad de Buenos Aires y una investigación sobre el presupuesto destinado a la vivienda entre los años 2008 y 2012. La asociación mantiene un contacto cercano a los territorios villeros a través de los servicios prestados a la población, especialmente los de asesoramiento jurídico. Informe disponible en: http://acij.org.ar/blog/2012/12/04/sin-vivienda-para-los-mas-vulnerables-en-la-ciudad-debuenos-aires-2/ 213

también dijo haber ido hasta la Plaza. Todos evaluaron positivamente el gobierno del difunto presidente: “él sacó la Argentina de la pobreza…”. También concordaron sobre el carácter espontáneo de la movilización hasta Plaza de Mayo, donde "de esta vez no pueden decir que la gente fue pagada para ir... la gente fue porque quería despedirse”. Cuando el vehículo se acercó a la legislatura, tres personas bajaron. Hermes me explicó que el grupo se había dividido tareas y que a estos compañeros “les toca marcar una audiencia" mientras a nosotros “nos tocaba” ir al encuentro de los compañeros de Villas Unidas en la reunión con la ACIJ. La reunión se enmarcó en el ámbito jurídico y fue la primera de una serie de cinco encuentros semanales destinados a informar a las poblaciones vulnerables acerca de sus derechos, así como sobre los organismos públicos a los cuales podían recurrir en caso de discriminación o de violación de derechos216. Originalmente, la agenda de las reuniones previó la concurrencia de representantes de la UGIS y de la Corporación Sur. Sin embargo, la coordinadora del evento explicó que debido a la poca comunicación con los funcionarios de ambas instituciones, decidieron suplantar dichas participaciones por la del INADI. Eso generó cierto desconcierto entre los participantes que tenían la esperanza de finalmente encontrar un espacio donde interpelar a los organismos responsables por el tema habitacional. A diferencia de lo que pasaba con otras instituciones públicas observadas, los canales de diálogo de los migrantes con los organismos responsables del sector habitacional fueron restringidos. En aquella jornada, por ejemplo, veníamos de un recorrido bastante estéril desde el punto de vista del diálogo. Desde el INADI compareció en el encuentro el coordinador de la Dirección de Asistencia y Asesoramiento de Personas en Discriminación. Como parte de la presentación, mencionó su trabajo por el derecho a la vivienda en la villa Retiro, a través de una organización no gubernamental. Tal como sucedió con la mayoría de los funcionarios dispuestos a dialogar con los residentes de villas, el joven funcionario tenía una trayectoria de militancia social y política que le confería cierto conocimiento y proximidad a los territorios villeros. No obstante, el eje de su presentación no fue la vivienda sino la discriminación –especialmente de sesgo étniconacional–, las vías institucionales a través de las cuales denunciarla al INADI y las implicancias penales de los discriminadores. Finalizada la exposición, Alberto fue el primero en pedir la palabra. Se presentó a sí mismo y a los demás compañeros de Villas Unidas allí presentes, de la siguiente forma:

A partir de este asesoramiento, se concretó una serie de encuentros para el mes de noviembre, con: la Asesoría General Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires, la Defensoría General de la Ciudad, la Defensoría de la Nación y finalmente con la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. 214 216

Casi todos los que estamos aquí somos activistas sociales. Y es en este aspecto que nos sentimos discriminados por los funcionarios del Gobierno... en nuestra función de militantes sociales somos discriminados. Después, con las otras discriminaciones nos ayudamos y nos defendemos. Pero en este aspecto... cuando los funcionarios se ríen de nosotros, cuando no nos escuchan, cuando no cumplen la función pública, cuando se burlan de nosotros, ¿el INADI nos puede dar una mano?

Sin rodeos, Alberto señaló la cuestión prioritaria para el grupo, que era la violación de derechos y la discriminación relacionada a la problemática habitacional. Gema, por su parte, reafirmó el discurso de Alberto, ejemplificando éste con una situación concreta en la cual cierto funcionario del Gobierno “bajó a la villa, nos discriminó y nos trató mal”. Después de eso -prosiguióella y un par de vecinos se acercaron al INADI a fin de denunciar el maltrato. Pero, para su sorpresa -y para la del funcionario allí presente- dijo que en el INADI “¡no nos dieron bolilla, no nos hicieron caso!”. Por ese motivo se dijo “muy decepcionada con el INADI”. Y sin dar tiempo a las explicaciones del representante de la institución disparó: “En la Defensoría del Pueblo tampoco quisieron agarrar la denuncia, hasta que después de insistir mucho, la tomaron…”. Las declaraciones de Gema y la pregunta de Alberto causaron cierto desconcierto entre los anfitriones de la jornada. Al contrario de lo que esperaban los organizadores del encuentro, la discriminación étnico-nacional fue sólo una problemática periférica para aquellos residentes de villas. Para no dejar dudas al respecto, insistieron en explicar la discriminación que sufrían durante sus "actividades en lo social". Hermes, por su parte, reformuló la cuestión de la siguiente forma: “En el caso de la urbanización, ¿se puede tomar como un acto discriminatorio que los gobiernos de turno no cumplan con las políticas y las leyes, aun cuando están en la Constitución?" El funcionario, una vez más sorprendido por las argumentaciones de los “activistas”, dijo no saber cómo encuadrar aquel tipo de discriminación en la normativa vigente: "Habría que ver hasta dónde se puede ensanchar el concepto de discriminación... en este caso, sería una discriminación masiva" (risas). De hecho, al clasificar como una práctica discriminatoria el no cumplimiento de la función pública y la violación de la Constitución nacional, la argumentación de Hermes exigió un considerable ensanche de las definiciones institucionales. Lo que Hermes señaló –y en otros términos también Gema y Alberto- fue el daño sufrido como ciudadano para, posicionado desde dicha categoría, acudir en defensa de las garantías institucionales argentinas. Los documentos expedidos por el INADI hasta la fecha del encuentro, presentaron definiciones compatibles con los reclamos de los “activistas”. En el Plan Nacional Contra la Discriminación del año 2005, por ejemplo, la definición sobre las prácticas discriminatorias es la siguiente:

215

I) Aquellas que generan estereotipos sobre cualquier grupo basados en aspectos abstractos o empíricos, como también acerca de cualidades adquiridas o innatas; II) Aquellas que consisten en proceder con maltrato, aislamiento, agresión, segregación, exclusión y/o marginación sobre un sector social determinado o individuo; III) Aquellas que resultan en diferenciaciones legales, económicas, laborales, de acceso, etc. sobre un grupo humano determinado.

En el año 2007, otro Informe del INADI volvió a subrayar el ítem II del mencionado Plan Nacional. La discriminación fue definida bajo los mismos parámetros: "La discriminación consiste, ante todo, en maltratar, agredir, excluir y marginar de cualquier forma a cualquier persona (o grupo de personas) por motivos arbitrarios y que derivan en múltiples casos de discriminaciones específicas” (INADI, 2007). En el año 2009, el INADI presentó un nuevo documento sobre políticas antidiscriminatorias pero, esta vez, en el marco de la Integración Regional del MERCOSUR. La redacción del documento, de iniciativa argentina, contó con la colaboración de estudios desarrollados en distintos contextos nacionales de la región, entre ellos Brasil, Paraguay y Uruguay. En él quedó patente la preocupación de los gobiernos de la región en combatir la discriminación de manera coordinada. La declaración del Coordinador del Proyecto de Políticas Antidiscriminatorias en el MERCOSUR, Damián Paikin, apuntó en esta dirección:

La idea que guía la investigación es dar respuesta a preguntas que quizás parezcan simples pero que son bastante importantes a la hora de definir políticas comunes, y son las siguientes: ¿Qué es discriminación para cada uno de los países? ¿Sobre qué ejes se está trabajando? ¿Sobre cuáles poblaciones se están realizando políticas públicas? Que no son iguales para todos, que son diferentes, según hayan ido, digamos, desarrollándose en su lucha con los movimientos sociales con relación con el Estado (INADI, 2009: 164).

Las cuestiones formuladas por el alto funcionario son útiles para pensar la interpretación de los migrantes respecto a las formas bajo las cuales la discriminación puede manifestarse, dependiendo de las especificidades de los contextos donde se desarrollan y de la relación de los sujetos -o movimientos sociales, como prefiere llamar Paikin- con el Estado. Para el caso de la Ciudad de Buenos Aires, los migrantes han puesto de manifiesto la necesidad de identificar tales facetas y reconocer los “múltiples casos de discriminación” (INADI, 2007) que derivan del maltrato y de la exclusión en el contexto particular de emergencia habitacional de dicha ciudad. De esta forma señalaron una de las facetas de discriminación que sufre no sólo los migrantes, sino parte de la población urbana, pobre y nacional. Una faceta que se desarrolló, justamente, en la lucha de los villeros y de los sin techo en general -y eso incluye a los llamados movimientos sociales- en sus intentos por dialogar con el Estado. 216

La lectura propuesta por los villeros sacó al Estado de su rol protector y de garante de derecho y lo señaló como la fuente misma del problema discriminatorio. También fue sugerente observar cómo la interpretación propuesta por los migrantes trasladó el foco desde lo nacional hacia lo urbano para, desde este plano, señalar que la población nacional, independientemente del sector social de origen, también era fuertemente afectada por el problema. Más que eso, indicaron que tal discriminación, al violar las normativas máximas que rigen al país, ponía en peligro la propia institucionalidad de la nación. Tuve la oportunidad de registrar muchas otras situaciones similares a aquella, donde los migrantes pidieron que las autoridades respetasen la Constitución nacional. Un pedido, por cierto, poco común para la población migrante, grupo señalado por el campo político y pensado desde el campo académico, como agente de desorden nacional (Sayad, 1998; Bhabha, 2013; Balibar, 1991 y 2004; etc.). No raramente las argumentaciones de los migrantes causaron desorientación a sus interlocutores. Fue habitual registrar las dinámicas configuradas por pequeños momentos de ruptura -o los “eventos imprevistos” (Laplantine, 1988) que hice referencia en el capítulo anterior (ítem 5)-, en una secuencia más o menos lógica y armoniosa de diálogo217. Momentos en que las autoridades no supieron cómo responder a las demandas planteadas o cómo rebatir a las afiladas argumentaciones de los villeros. Las autoridades reaccionaron de distintas formas, desde la irritación y el desconcierto hasta cierta admiración. En la jornada descripta, por ejemplo, el representante del INADI no supo dar una alternativa a las situaciones de discriminación planteada por los discriminados, pero tampoco pudo negar que realmente se trataba de una situación discriminatoria. Estos fragmentos truncados del diálogo abrieron las brechas del desorden, valiosos momentos donde los migrantes tuvieron un margen de libertad para manifestar, y negociar, cómo y en qué población se inscribían, cómo analizaban sus problemas y cómo pensaban solucionarlos. En la reunión descrita los migrantes abrieron -a codazos- dicha brecha, o el “espacio intersticial” a que se refiere Bhabha (2013), forzando a sus interlocutores a reconocer su problema y cómo se posicionaban frente a él desde su punto de vista. Sus argumentaciones forzaron a que sus interlocutores descongelasen el ser migrante y el ser villero, asfixiados por la interpretación acotada de la discriminación en singular. Aunque irritados y molestos, invitaron a los funcionarios a mirar más allá de sus propias categorías y reconocer la complejidad de su discriminación en el cruce de su realidad territorial política, nacional y jurídica concreta. Desde el entre-medio (in-between) negociaron las experiencias intersubjetivas de la Si se imagina metafóricamente el conjunto de los encuentros dialógicos como una obra musical, los aparentes descompases comunicativos podrían ser interpretados como notas que, si bien a primera vista pudiesen ser vistas como disonancias o quiebres equivocados en la armonía de la composición musical, una mirada completa y en panorámica de la pieza revelaría que se tratan más bien de elementos esenciales de la partitura. 217

217

nacionalidad, tratando de llevarlas hacia el terreno concreto de la aplicación de las normativas. En este contexto cobra mayor sentido el empeño de los migrantes en desarrollar la oratoria y la argumentación, así como el estudio de los textos de ley en su proceso de formación de lucha. Éstas fueron sus herramientas para provocar “desencajes” y nuevos “reencajes” (Domingues, 2009). En el texto “En la caverna de la acción”, Bhabha (2013) llama la atención sobre este punto exacto del “lugar dialógico”, en medio del cual la puja, no obstante todas las asimetrías que pueda contener, abre interesantes posibilidades a la agencia a los subalternos. Es allí también –alerta Bhabha- donde el investigador debe afilar sus sentidos a fin de no dejar escapar su oportunidad epistemológica, la de observar los espacios culturales liminales o “el lugar de la cultura” (Bhabha, 2007). Tal vez el predicador que confundió el Espíritu Santo con un fantasma era un mal traductor. Tal vez los campesinos que demandaban una Biblia vegetariana fueron sagaces estrategas subalternos. No obstante, lo que me atrajo a ellos inicialmente no fue el problema de la fidelidad de la traducción ni los usos y abusos políticos de la (in)comunicación cultural. Lo que llamó bastante mi atención fue la emergencia de un lugar dialógico -un momento de enunciación, identificación, negociación- que se veía súbitamente despojado de su dominio o soberanía en medio de un campo de fuerzas marcadamente asimétrico y desigual. En un espacio intercultural de enunciación, en la intersección de distintos lenguajes en pugna por la autoridad, se abre por medio del proceso de diálogo un espacio de traducción que sirve como lugar de negociación (2013: 81).

Las reuniones con las autoridades, pero sobre todo las reuniones organizadas en la legislatura porteña durante el año 2009 fueron espacios privilegiados para explorar el proceso dinámico de la producción de sentido, vía argumentación. Las reuniones descritas a continuación fueron otras ventanas desde donde observé la producción de significado y las performances de un sujeto escindido que se “explicó” en el aquí y ahora, pero también evocó otros espacios y temporalidades, tratando de atrapar la autoridad en su propia narración.

3. Un pedido de revisión de la(s) política(s)

El presidente de la comisión de la vivienda de la legislatura -el diputado Facundo Di Filippo- fue el mentor del encuentro "Jornadas por el acceso a la vivienda de Buenos Aires: discusiones para generar el diseño de una política integral de vivienda para la ciudad"218. Fueron Las Jornadas duraron dos días, desde las diez de la mañana hasta las siete de la tarde. Adhirieron públicamente a ellas las siguientes villas, movimientos y asociaciones: Mesa de trabajo por la radicación de la villa 31-31bis, Vecinos de la traza de la Ex AU 3, CELS, ACIJ, El Ceibo TB, Red Hábitat, SERPAJ, CIBA, MTL, Instituto del Conurbano UNGS, Coordinadora de Villas y NH. 218 218

invitadas a participar de las jornadas todas las personas o grupos involucrados en la problemática habitacional, desde especialistas (investigadores del CONICET/UBA, gestores y funcionarios públicos del área) hasta estudiantes, militantes, curas villeros, políticos y residentes de villas. El público, conformado por una mayoría de migrantes, mostró una vez más las especificidades de la vida política local, y las brechas institucionales y formales de comunicación abiertas a los migrantes a partir de las categorías villeros y/o sectores populares. La especificidad del contexto político local, sin duda, contribuyó para caracterizar la participación activa de los migrantes en la vida pública, o al menos les permitió construir sus reclamos y acercarse a las autoridades “sin miedo” de expulsión o deportación del país219 -y eso no es una diferencia menor en comparación a otras realidades nacionales en la contemporaneidad. No he registrado ninguna situación donde el proceso de diálogo con los legisladores, políticos y demás autoridades, fuera cuestionado o vetado por motivos relacionados a la condición migratoria de los querellantes. De hecho, la tensión generada en los diálogos –y especialmente en estas jornadas- se circunscribió exclusivamente al campo de la vivienda y de la política local, campo en que los migrantes pudieron pujar por sus derechos a través de la libre argumentación y del reclamo “sin miedo”, garantizado desde el ámbito de la política migratoria. También se debe considerar, por supuesto, las influencias de la seguridad jurídica que brindan los contextos democráticos. Las jornadas configuraron, para mí, otro importante espacio de observación etnográfica. Mi participación en ellas tuvo como objetivo -y esperanza- captar nuevos fragmentos de espacios de negociación de las intersubjetividades de los migrantes. Para eso, centré la atención en las argumentaciones y en el encuentro dialógico. Pero luego me di cuenta que no era la única persona en búsqueda de aquel momento, sino que el principal motivo de confluencia de los migrantes a la jornada era, justamente, protagonizar aquel momento. Mi constatación sobre el hecho se fundamentó en la reacción de rechazo de los migrantes frente a la rígida estructura organizativa del evento. Una breve descripción de dicha estructura elucida de manera clara esta idea: dos días enteros de jornada, cada día con tres paneles temáticos divididos en tres bloques. Los paneles del primer día fueron los siguientes: “el derecho a la vivienda en la Constitución de la Ciudad”, “políticas públicas locales de vivienda” y “villas de emergencia”. Entre cada bloque hubo una pausa, en la cual los participantes no necesitaron dejar el recinto pues, allí mismo, fueron servidos almuerzo y café. Durante el segundo día los paneles fueron: “cooperativas y autogestión”, “acceso al suelo y dinámica urbana” y “emergencia habitacional y desalojos en la ciudad”. En cada uno de los bloques las temáticas fueron desarrolladas por al menos cuatro especialistas.

219Los

migrantes sin DNI y residencia legal (o en trámite) no expresaron ningún tipo de preocupación frente a alguna posible “expulsión” del país -aunque reconocieron que tener la documentación les garantizaba más derechos. 219

Todos ellos con gran trayectoria técnica académica y/o en la administración pública. Al final de cada bloque el público fue invitado a exponer sus dudas y dialogar con los panelistas. Este último tiempo fue extremamente acotado en relación a las exposiciones y fue exactamente, en este reducido espacio, donde los migrantes tuvieron la posibilidad de argumentar y manifestar su voz públicamente. El monopolio del tiempo por parte de las autoridades y especialistas generó una tensa incomodidad entre el público. Aún deseosos de participar dialógicamente, o sea, debatir sobre el problema habitacional, debieron mayormente escuchar las largas presentaciones sobre sus propios problemas. Empezaré entonces por dar un panorama sobre las exposiciones para luego fijar mi atención en el momento de la jornada de mayor interés para mí y para el público.

3.1. Argumentaciones sobre autoridad, protagonismo y “conciencia de clase”

El presidente de la comisión de vivienda de la legislatura, Diputado Facundo Di Filippo, abrió las jornadas con números impactantes: 500 mil personas sin casa, 13 villas y 55 asentamientos precarios. Luego, vinculó la falta de acceso a la vivienda con otros temas, tales como la desregulación del mercado inmobiliario por parte del Estado, la falta de políticas de vivienda, las medidas de desalojos, etc. Explicó que, a pesar de la vigencia de la ley de emergencia habitacional en la ciudad (Ley 1408), el Gobierno municipal seguía llevando adelante medidas de desalojo que agravaban la problemática. También explicó que para afrontar la situación se hacía urgente pensar en una política de vivienda y de planificación urbana integral. Por eso -justificóhabía convocado al debate a todos los allí presentes. El siguiente orador fue el Diputado Martín Hourest (Bloque Igualdad Social, Convencional Constituyente)220. El legislador explicó la problemática desde el punto de vista jurídico, haciendo hincapié en que "todas las personas tienen derechos iguales y el gobierno debe desarrollar los medios para que se pueda alcanzar la equidad". También afirmó que "el territorio debe tener un desarrollo equilibrado y no segregado". Para eso -concluyó- la regulación y la construcción de viviendas no podía estar en las manos del sector privado. La titular del juzgado (CAYT221 N4) Doctora Elena Liberatori, por su parte, indicó “la perversidad de la lógica de mercado” y convocó a la militancia y a los habitantes de villas a "hacer valer sus derechos". Evaluó que el Estado debería ser más rígido con la fiscalización pública, con la aplicación de los derechos y a la hora de implementar los proyectos. Además de los panelistas citados, el evento contó con la participación de otros conferencistas. Entiendo que las disertaciones presentadas son representativas del perfil general de los oradores invitados (políticos, legisladores, funcionarios públicos, investigadores y militantes laicos y católicos vinculados al área habitacional y/o del ámbito jurídico). Mi interés central fue registrar y analizar las argumentaciones del público, residentes de villas (extranjeros y nacionales) y demás población en situación de emergencia habitacional. 221 Fuero Contencioso Administrativo y Tributario. 220 220

El siguiente conferencista (Sebastián Tedeschi, Coordinador Programa de las Américas – COHRE) propuso “derrumbar algunos mitos" acerca de la cuestión habitacional. Uno de ellos, el mito de la inseguridad según el cual "todos los que viven en las villas son criminales". Advirtió al público que "no existe el derecho constitucional de elegir a mi vecino, pero sí el derecho de elegir dónde vivir", pero lamentó que "Buenos Aires es la primera... o la segunda ciudad de Latinoamérica en acciones de desalojo". Igual que los demás oradores, sostuvo que la mejor forma de planificación es aquella donde participan articuladamente las poblaciones afectadas y el Estado, y no aquellas en las que priman “los intereses del capital privado”. El último invitado, el profesor de Derecho Constitucional de la facultad de Derecho de la UBA, Doctor Andrés Gil Domingues, disertó sobre la "justicia social", la "vivienda digna" y el "hábitat adecuado". Argumentó sobre cuán avanzada es la Constitución de la Ciudad pero constató la falta de aplicación concreta de dichas leyes. Finalizada la primera tanda de exposiciones, el recinto fue invadido por un murmullo generalizado. El público se mostró inquieto frente a la exposición de una realidad profundamente conocida. Por eso, cuando el moderador abrió el espacio para preguntas, la primera de ellas fue de una objetividad tajante: "¿Señores, adónde queremos llegar?"

222

La pregunta evidenció la

impaciencia de estas personas que vivían cotidianamente los problemas señalados y que, más que diagnósticos, acudían a la legislatura en búsqueda de soluciones. La existencia de leyes que no se cumplían y la violación de derechos eran dinámicas experimentadas por ellos regularmente. Lo mismo sucedía con la configuración de “mitos” o estigmas, que ellos pugnaban por erradicar, sobre todo a la hora de buscar trabajo. Por experiencia, sabían que la situación de irregularidad habitacional podía transformarlos en delincuentes y usurpadores: "Yo soy de la villa 31, cuando se ocupa este espacio por necesidad se hace por derecho. Los medios de comunicación siempre dicen que somos usurpadores, delincuentes... ¡pero nosotros no estamos cometiendo un delito!". Por otro lado -también por propia experiencia- argumentaron que algunos grupos no eran denominados de la misma forma, aunque también ocupasen irregularmente los terrenos fiscales: ¿Cómo denunciar a los usurpadores con plata? Lo que pasa en Barracas es que son las empresas que usurpan las tierras fiscales. ¿Y qué se hace cuando denunciamos la ocupación de terrenos por parte de empresarios? ¡Quienes viven en Barracas saben que en la comisaría no toman las denuncias, nadie quiere agarrar la denuncia!!223

Dada la gran cantidad de personas que participaron de éste y otros eventos públicos realizados en la Legislatura de la Ciudad (los cuales seguiré describiendo y analizando en este capítulo), no fue posible personalizar los testimonios, tampoco era mi intención. Mi objetivo fue registrar la opinión general del público y los residentes de villas mostraron su apoyo “a los compañeros” con aplausos y silbidos. 223 Este tipo de usurpaciones eran conocidas por las autoridades allí presentes. Con base en las denuncias de los vecinos y en una investigación llevada a cabo por el Diputado Facundo Di Filippo, se constató una gran cantidad de inmuebles del espacio público concesionados de manera irregular, o sea, sin pago o con pago de cánones irrisorios. En el año 2014, los diputados de la ciudad de Buenos Aires Pablo Bergel y Gustavo Vera (del bloque Verde Alameda), junto al entonces ex legislador Facundo Di Filippo hacen una denuncia penal. La causa quedó a cargo del 221 222

Siempre nos tratan como villa donde hay explotación inmobiliaria. Somos discriminados porque somos mayoría paraguayos, gente de afuera...

Al cierre de la primera parte de las jornadas el público se mostró cada vez más impaciente por la falta de propuestas para, tal como lo había sugerido el titulo del encuentro, "generar el diseño de una política integral de vivienda para la ciudad". La pregunta formulada por una indignada señora reflejó la exacerbación de los ánimos: "La mesa tiene muchos estudiosos y doctores pero ¿qué soluciones concretas se dan a la gente? ¡No se encuentran soluciones concretas, inmediatas! ¿Cómo solucionar el problema del desalojo hoy?". La intervención dio lugar a una serie de argumentaciones y discursos, por parte de los villeros, que puntualizaron la misma cuestión: No nos comemos las papas señores... ya sé que estamos en una jornada pero ustedes tienen diploma, son doctores, y ¿por qué no hacen nada? Hay muchas leyes, burocracia, papeles, siempre escucho lo mismo, desde 2001 y sigue lo mismo... ¡señores, ustedes hacen la política, entonces revean las políticas! Nosotros vamos a la Defensoría, pero ¿quiénes nos defienden? Yo ando por todos lados pero ¿quién hace algo? El 10 de mayo hice expediente y ¡hasta ahora nada! Tenemos que andar de piquete en piquete... usted hace mi expediente (se dirige a la defensora) y ¿cuándo da respuesta? ¡Ni a usted le contestaron! Pero ¿no trabajan todos juntos, en el mismo gobierno?

Los oyentes utilizaron el momento de preguntas para corregir y/o poner en duda las informaciones brindadas por la mesa. De hecho, ¿Quién mejor que un residente de villa podría conocer los problemas afrontados por vivir en la villa y ser estigmatizado por ser villero? Frente a una mesa de conferencistas, que desplegaban sus conocimientos técnicos y científicos con el fin por cierto loable- de informar a la población en situación de emergencia habitacional sobre sus derechos, los residentes de villas contra argumentaron poniendo de relieve algunas cuestiones de política local: a) el conflicto de intereses y la fractura política interna que configura el Estado y lo hace inoperante; b) el rol de legisladores, “doctores” y “diplomados” en la resolución de la problemática habitacional; c) el carácter enunciativo de las políticas y de los derechos y d) la aplicación desigual de la ley entre los habitantes y territorios de la ciudad. Respecto a la primera cuestión, la representante de la Defensoría del Pueblo aclaró que, "¡no somos gobierno! Nosotros podemos emitir una recomendación…". La respuesta renovó los murmullos en el recinto, y una contra réplica de parte del público: "¡Pero ustedes son el Estado! ¡La Defensoría es del juzgado de instrucción n. 20, a cargo de la jueza subrogante Elizabeth Alejandra Paisan, fiscalía nº 39. Expediente: 12885/2014. 222

Gobierno!". La Defensora explicó nuevamente que el organismo no tenía poder suficiente para solucionar las cuestiones pero podía hacer informes, emitir pareceres y judicializar los casos pertinentes.224 También indicó la disconformidad del organismo con las orientaciones políticas e ideológicas de la actual gestión del Gobierno de la Ciudad. Una posición compartida con las demás autoridades y especialistas invitados. Tomar en cuenta las divergencias políticas es sumamente importante para comprender las argumentaciones de ambas partes (público y mesa de invitados), así como sus afiliaciones situacionalmente momentáneas. Mientras los residentes de villa dialogaron con las autoridades tratando de ponerlas en su rol formalmente homogéneo de Estado, las autoridades trataron de discernir entre dos modelos de gobierno e indicar la heterogeneidad del Estado. Para eso, se esforzaron por ubicarse “al lado” de la población villera, por identificarse como Gobierno Nacional (y favorable a las banderas de lucha de los sectores populares y/o de izquierda) y en oposición al Gobierno de la Ciudad (clasificado de derecha y favorable a las consignas de los sectores socioeconómicos más pudientes de la ciudad). En otras palabras, la mesa se presentó al público como un sector ideológicamente contrario a las políticas de desalojo y a la lógica económica responsable por la emergencia habitacional, demostrando solidaridad e incitando los residentes de villa a reclamar y luchar por sus derechos. El público, por su parte, se dijo ya en pie de lucha y manifestó su deseo de que las autoridades así también lo hicieran tomando, para eso, un rol protagonista desde adentro del Estado. Esto es, que usasen el poder que les otorgaba la investidura pública para pujar, desde el lugar legítimo de la autoridad, por la urbanización de las villas. Las argumentaciones acabaron por configurar una especie de pedido mutuo de protagonismo entre público y mesa de autoridades, o entre personas con posiciones ideológicas compatibles pero en situaciones socioeconómicas y culturales distintas. Los residentes de villas no desconocieron los esfuerzos de las autoridades pero no por ello dejaron de argumentar que, a pesar de la militancia popular, quienes detentaban el poder de cambio político y las condiciones habitacionales de los habitantes de la ciudad eran las autoridades, sus representantes dentro de la asamblea legislativa o, en sus palabras, “los que hacen las políticas”. Así, cuando la mesa convocó a la participación y la organización de los residentes de villas en torno a sus derechos, recalcando la necesidad de que ellos fueran “combativos”, eso causó un enorme descontento entre el público. En la página oficial del Instituto encontré la siguiente definición: la Defensoría "Es un órgano unipersonal e independiente con autonomía funcional y autarquía financiera, que no recibe instrucciones de ninguna autoridad". No obstante, fue creado a través del artículo 137 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires y sus funcionarios, llamados defensores públicos, son designados al cargo a través del voto de dos tercias partes de los legisladores de la ciudad. En este sentido, es cierto que la institución no es “del gobierno”, tal como sostuvo la defensora pero tampoco es totalmente independiente del poder público en términos de funcionamiento. Los oyentes reclamaron a la Defensoría que cumpliera su rol protector, ya que sus diagnósticos sobre las negligencias del Gobierno municipal eran del conocimiento de la institución y fueron expuestos públicamente durante las jornadas. 223 224

Uno de los oyentes fue ampliamente aplaudido al recordar a las autoridades que: “¡hace 20 años, 50 años que peleamos, que nos organizamos... desde la dictadura militar!”. Las argumentaciones del público pusieron de relieve a quienes, en su opinión, deberían ser los protagonistas del cambio: sus representantes. Los representantes -argumentaron- eran las personas que, por profesión, por formación y por mandato popular, ocupaban un lugar clave para la resolución de la problemática habitacional de la ciudad. Llamo la atención sobre la trascendencia del argumento del público que, al indicar quiénes tenían el poder y la autoridad de solucionar los problemas habitacionales de la ciudad, acabó por señalar una “inconsciencia de clase” de las propias autoridades, por definirlo de alguna manera. Respecto al ámbito de la acción popular, las argumentaciones de los villeros los desplazaron del lugar de víctimas y de salvadores. También rechazaron el lugar de “vulnerables”

por

desinformación o de “desarticulados” por incapacidad de puja. Al contrario, reivindicaron ser ciudadanos que presionaban por el derecho democrático a que sus representantes se hicieran cargo de los problemas públicos y, en definitiva, cumplieran la función para la cual habían sido electos. Es oportuno rescatar aquí una de las ideas sostenidas en la introducción de este capítulo respecto al rol de las argumentaciones según la perspectiva de Sen (2005): la práctica discursiva no debe ser considerada una exclusividad de los sectores privilegiados. Sen propone considerar la tradición argumentativa como una herramienta de resistencia de los sectores subalternos. Sostiene que sus prácticas son dotadas de una agencia con profundos efectos sobre el debilitamiento de las desigualdades contemporáneas de la India: (…) cometeríamos un error si supusiéramos que, debido a la posible eficacia de los argumentos bien preparados y disciplinados, la tradición argumentativa debe, en general, favorecer a los privilegiados y bien educados y no a los desposeídos e indigentes. De hecho, algunos de los argumentos más vigorosos de la historia intelectual de La India se han referido a la vida de grupos menos privilegiados, que han abrevado en la fuerza substantiva de esas ideas y no en la brillantez cultivada de los dialécticos de buena formación (2005: 35).

Para el caso de Buenos Aires la fuerza substantiva de las ideas de los desposeídos dio un interesante giro a la lógica señalada por Sen (2007), pues no sólo pusieron en evidencia su fuerte capacidad argumentativa sino que argumentaron conocer sus propias limitaciones -aquellas de los “no doctores” y de los “no diplomados”- en influir en la vida pública y política. De esta forma, desafiaron a las autoridades a cumplir su rol, al indicar que a pesar de luchar y militar, consideraban la autoridad y la representatividad política como elementos clave para el cambio concreto de la situación de emergencia habitacional. Al mismo tiempo argumentaron -y 224

advirtieron- que ellos, los pobres, sin diploma no adoptarían una posición pasiva sino que seguirían presionando por el cumplimiento adecuado de la función pública en democracia: la representación de los intereses de los representados.

3.2. Un debate “originario” en un tiempo acotado.

La mesa de conferencistas para la segunda sesión (del primer día de las jornadas) contó con la participación de personas conocidas para la mayor parte del público: la arquitecta María Alejandra Olivares, de la Auditoría General de la Ciudad; la representante de la Defensoría del Pueblo y jefa del área de derechos sociales, Silvina Penella; la Investigadora y docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), María Cristina Cravino; el titular del juzgado (CAYT N2) Doctor Roberto Andrés Gallardo; los curas villeros Gustavo Carrara (de Villa Fátima) y José Maria Di Paola (de villa Barracas); y la coordinadora del programada Redes de Trabajo en Villas Urbanas de la ACIJ, Luciana Bercovich. Subrayo que a pesar de enumerar el programa de la jornada un “representante del IVC” (al que no se identificó nombre ni función) dicho representante no compareció al evento. La primera exposición ofreció un análisis sobre los informes realizados por la auditoría desde el año 2005. A partir de estos datos se demostró la ineficiente ejecución del presupuesto para la vivienda y la desarticulación entre las distintas instancias gubernamentales dedicadas a la problemática. Se indicaron algunas fallas institucionales a solucionar: la falta de censos recientes y confiables sobre las villas, criterios poco claros de adjudicación de viviendas y ausencia de propuestas capaces de dar una solución definitiva al déficit habitacional ya que, aun cuando las viviendas son adjudicadas, sus beneficiarios no tiene acceso a la escritura del inmueble 225. Es decir, aunque la vivienda sea adjudicada a través de un proyecto de urbanización público y reconocido por el Estado, sus beneficiarios siguen sin la tenencia regular del bien raíz. La conclusión del conferencista fue poco alentadora: "Si la política actual sigue el mismo rumbo el problema habitacional se agravará". Desde la Defensoría del Pueblo no se describió un panorama menos dramático: entre los años 2003 y 2008 el presupuesto de la vivienda se redujo un 45%. Las villas de gran densidad demográfica (31, 31 bis, 1-11-14 y 21-24) fueron las que más sufrieron con la reducción presupuestaria. La situación habitacional en tres villas fue utilizada a modo de ejemplo: Zavaleta, Un caso paradigmático es la situación del barrio de Ramón Carrillo. El barrio fue originalmente construido para albergar de forma legal la población sin techo. Sin embargo, el proyecto de urbanización nunca cumplió con la última etapa: la adjudicación de la escritura de los inmuebles. En la práctica, los beneficiarios de la política pública nunca se convirtieron en propietarios. 225 225

Villa Cartón y la Boca. Para el caso de Zavaleta226 se apuntó el tiempo dilatado de las obras de construcción de viviendas (desde el año 2001 hasta el año 2008). Además, cuando anunciaron la conclusión de las obras fue constatado que las viviendas no contaban con instalaciones de agua ni cloaca. Fueron subrayadas las prácticas clientelares de los procesos de adjudicación de viviendas y la incertidumbre que afectaba psicológicamente a la población. Para Villa Cartón y para el caso del programa de Rehabilitación del Hábitat de La Boca, se constató que los módulos provisorios construidos por el IVC para albergar transitoriamente a las personas en situación de emergencia habitacional se habían convertido en hogares permanentes227. La siguiente oradora, investigadora de la UNGS, presentó los resultados de su estudio sobre el mercado inmobiliario informal de las villas. También brindó un panorama sobre las condiciones de vida de los habitantes: falta de instancias de

participación,

alto crecimiento

demográfico, conflictos por

desalojos,

empobrecimiento general de la población, estigmatización de los habitantes de villas en los medios de comunicación, etc. En lo que atañe a la población extranjera, señaló la igualdad de derechos garantizada por la actual legislación migratoria. Discurrió sobre la centralidad de las redes migratorias y de parentesco para los recién llegados y su importancia para la consolidación de las redes sociales barriales. El titular del juzgado, por su parte, ofreció una mirada panorámica sobre la situación de emergencia habitacional, ubicando el caso argentino dentro de las estadísticas del aumento de pobreza a nivel mundial. En la primera parte de su exposición hizo hincapié en la adquisición de derechos: "todos los que pisan el suelo argentino tienen derechos políticos y sociales". Sin embargo, reconoció que en los "barrios marginales" los derechos de los migrantes no se cumplían por "limitaciones legales" y argumentó que "no hay ciudadanía en estas zonas. Hay reconocimiento legal pero no práctico".228 Zavaleta es un barrio popular construido por el Estado en 1969, bajo gobierno dictatorial. Su población proviene de los procesos de erradicación de distintas villas de la Ciudad de Buenos Aires. 227 Durante la marcha Caravana Sur (ver gráfico de la lucha por la vivienda en la introducción de esta tesis), tuve la oportunidad de conocer la situación de los ex habitantes de la Villa Cartón, alojados en el Parque Roca (al sur de la ciudad). En un sector del parque está instalada una gran cantidad de familias que espera un plan de vivienda, tal como les prometió el Gobierno de la Ciudad luego del incendio de la villa. A pesar del supuesto carácter provisorio de los módulos, al momento de la Caravana, las precarias “viviendas” contaban con antenas de televisión y vallas que delimitaban los “patios” de cada una de ellas. También funcionaba en el local un comedor popular (con función de guardería) y una especie de cancha de deportes. Estas modificaciones y/o adaptaciones en el espacio denotaron la consolidación de una situación que debería ser provisoria. 228 Al respecto, la actual Ley de Migraciones no hace mención a los derechos políticos. En el capítulo I (de los derechos y libertades de los extranjeros), el artículo 6° establece el acceso al derecho igualitario que gozan nacionales y extranjeros, "en particular lo referido a servicios sociales, bienes públicos, salud, educación, justicia, trabajo, empleo y seguridad social". El artículo 7° refuerza el derecho a la educación, al prescribir que los establecimientos educativos deben admitir a los alumnos, aun en caso de situación migratoria irregular. El artículo 8° se dedica a garantizar el acceso a la salud, asistencia social y atención sanitaria a todos los extranjeros, cualquiera que sea su situación migratoria. El artículo 10° garantiza el derecho a la reunificación familiar y solamente en el artículo 11° figura una incipiente referencia a lo que se podría delinear como derechos políticos: “La República Argentina facilitará, de conformidad con la legislación nacional y provincial en la materia, la consulta o participación de los extranjeros en las decisiones relativas a la vida pública y a la administración de las comunidades locales donde residan”. Sin embargo, no especifica a qué decisiones de la vida pública y a qué administraciones de la comunidad local se refiere. En este 226 226

Finalmente, presentaron su mirada sobre la situación habitacional los sacerdotes de villas y la representante de la ACIJ. Los primeros se dedicaron a describir el barrio desde la “cultura popular” y a recordar que las villas son “barrios obreros, allí viven hombres y mujeres de trabajo. Allí construyeron sus casas, con paciencia y trabajo”. La siguiente invitada disertó desde una perspectiva crítica a la administración pública y a los organismos responsables por los servicios de las villas (IVC, Corporación Sur y UGIS), repitiendo algunas de las problemáticas ya señaladas por los anteriores conferencistas. Cuando la moderadora autorizó al público a plantear sus preguntas, una buena cantidad de personas se inscribió en la lista. Aquellos que tomaron la palabra retomaron las informaciones brindadas por la mesa, señalando sus concordancias y divergencias respecto a los respetivos planteos. Las intervenciones fueron largas y los discursos no vinieron acompañados por preguntas sino por demandas: “Pido elecciones en las villas, ¡Basta de planes de vivienda! ¡Basta de punteros!”. Al final de cada uno de los discursos el público demostró su aprobación con aplausos. La dinámica volvió a romper la estructura propuesta por los organizadores y causó molestias en la moderadora que, frente al comportamiento de los oyentes que consideraba inadecuado, aclaró: “Este es un espacio de diálogo, no de denuncia. Este es el momento de hacer preguntas”. También pidió al público que acotara sus intervenciones y explicó que las mismas deberían desarrollarse bajo la modalidad de pregunta y no de discurso. Su aclaración causó una nueva ola de murmullos entre un público también disconforme con la dinámica del evento. Independientemente de las advertencias, las intervenciones se mantuvieron extensas y sin interrogantes. Rescato algunos fragmentos significativos de dichas intervenciones. Cada una de ellas fue ampliamente aplaudida por el público y algunas acompañadas de silbidos y frases de apoyo: ¡Yo pido un encuentro donde todos puedan hablar y realmente encontrar medidas comunes! Es una falta de respeto imponer el tiempo, porque yo dejé de trabajar para estar aquí y si tengo que estar aquí toda la noche para solucionar el problema de la villa vamos estar. No nos vengan a vender gato por liebre. Nosotros ya estamos en la lucha mucho tiempo, hace más de 50 años. Que no vengan a decir una cosa y hacer otra. Si no es un espacio para propuestas tampoco nos pida respeto por el tiempo. A ver si hacemos una especie de caminada a Lujan, ¡pero con debates! Les pido que no se quede en la buena voluntad, aquí tenemos que exponer ideas de cómo hacer las cosas. Este es el objetivo de esta jornada. Es muy lindo hablar sobre el IVC, las sentido, si bien la nueva ley migratoria garantiza los derechos sociales básicos (salud, educación y reunificación familiar) no incluye en ellos el derecho a la vivienda y tampoco regula, de forma clara, los derechos políticos de los extranjeros. Por otro lado, al no ser especificado, se podría suponer que los proyectos de urbanización llevados a cabo en las villas estarían circunscritos a estas esferas de participación pública y administración local. 227

leyes, pero acá estamos para crear un espacio de propuestas. Tenemos que aprovechar este espacio que ya se termina. Ni siquiera el diez por ciento de los habitantes de mi barrio tienen solución y aquí me piden para redondear229. Pero eso no puede terminar aquí, hay que seguir. Hay que crear espacio para debate.

Los discursos del público recordaron a las autoridades el histórico compromiso con la lucha por la vivienda de los allí presentes, un compromiso consolidado durante los años de residencia en situación de precariedad habitacional. La misma antigüedad que les confirió conocimiento sobre la complejidad de una temática que –argumentaron- exigía más tiempo para debatir y planificar soluciones integrales. El público mostró molestia frente a una reunión que no cumplió con los objetivos por los cuales había sido convocada: “discusiones para generar el diseño de una política integral de vivienda para la ciudad”. De hecho, los conferencistas habían expuesto minuciosamente todos los aspectos de la problemática, pero no generado una discusión sobre ella y tampoco esbozado una línea concreta para construir una política integral para la ciudad. Por eso, el público pujó por generar la esperada discusión y, desesperándose al ver que el momento de diálogo con las autoridades finalizaba sin generar el diseño para las políticas habitacionales, lanzó a la mesa sus reivindicaciones. En medio de ellas, una se destacó de manera especial. Las argumentaciones de una señora boliviana sobre el derecho a la tierra -y a la vivienda urbana- por parte de los pueblos originarios del continente causó conmoción entre el público. Su intervención fue ampliamente ovacionada: “¡Somos americanos, somos hijos de la Pachamama, somos familias que luchamos por nuestra tierra y vida, somos descendientes de los pueblos originarios!” Durante toda la jornada los derechos de los pueblos originarios no habían sido mencionados. Tampoco las investigaciones y los informes citados habían considerado ese marco jurídico a la hora de pensar la problemática del acceso a la vivienda. Pero, a pesar de exceder la discusión sobre la emergencia habitacional y los marcos legales en cuestión, los participantes de la jornada demostraron comprender, compartir e interpretar la cuestión bajo referenciales comunes. Al declararse "americana, hija de la Pachamama y descendiente de los pueblo originarios" la oyente indicó un tipo de afiliación poco vinculada al imaginario -y a los estudios- de las poblaciones urbanas habitantes de villas. Con excepción de Bolivia y Ecuador, los debates respecto de los derechos de los pueblos originarios aún parecen estar circunscritos a los territorios indígenas y al medio rural, olvidando que parte del pueblo originario ha migrado hacia los grandes aglomerados urbanos del continente donde, desafortunadamente, no encuentran otra opción que insertarse en los mercados inmobiliarios informales de las villas. Desde allí viven y comparten la precariedad 229

“Redondear” significa acotar y/o finalizar la intervención. 228

habitacional con otros sujetos que, al menos en el caso de la Ciudad de Buenos Aires, deciden ponerse en pie de lucha por la vivienda. Allí también se convierten en vecinos, villeros, militantes, aunque no dejan de ser migrantes, pueblos originarios, bolivianos, paraguayos, hijos de la Pachamama, entre otros. Bajo el paraguas abierto por el proceso de afiliación múltiple, las reivindicaciones de la vecina boliviana como parte del pueblo originario no son de ninguna forma contradictorias con su afiliación villera. Al contrario, permitieron el apuntalamiento de la lucha por la vivienda a partir de una red más amplia de derechos articulados. Derechos e indignaciones históricas desencadenadas por aquella señora, y rescatadas por las intervenciones subsiguientes: ¿Ustedes saben lo que es no tener una casa? Ustedes... para qué queremos problemáticas, nosotros sabemos de nuestra problemática... no hay ley, señor juez, se hace como 500 años atrás, como hacían con los aborígenes, ¡que se respete la tierra, la Pachamama! Ustedes hacen este sistema, ustedes... ¡entonces pónganse los huevos! (aplausos) No queremos problemáticas, queremos respuestas para el robo de la dignidad... que nos robaron hace más de veinte años. Respetemos la Constitución, les pido... pase lo que pase... ¡les pido! (se dirige a los organizadores del evento) Ustedes estudiaron y por eso están sentados allí y nosotros aquí. Entonces con todo el respeto... ¡hagan algo por favor! No vivimos en una isla, sabemos de los problemas, sabemos que es un problema mundial... por favor señores, ¡háganse cargo! Trabajen para que no se hagan más desalojos. Hagan otro protocolo señores. ¡Nos están matando! (aplausos)

Las argumentaciones evidenciaron la antigua articulación entre demandas históricas populares continentales. En el espacio dialógico, presencial, las argumentaciones abrieron la brecha desde donde se pudo vislumbrar la intersticialidad del migrante villero originario, pero también vecinos en emergencia habitacional. Los aplausos y silbidos indicaron el encuentro de aquella especie de “yo colectivo” con otros tiempos, pueblos, lenguajes, representaciones culturales, experiencias históricas e historias de luchas compartidas entre “testigos morales” (y globales) del trauma: (…) -“soy… soy… soy…”- proyectando el trauma del pasado y ofreciendo al mismo tiempo un juicio ético proléptico sobre un presente insatisfecho. Esto le permite identificarse con distintas comunidades, establecer vínculos positivos entre pueblos y sucesos fragmentados, en su intento de crear una “balada de pertenencia” adecuada para el complicado mundo en que vivimos hoy. La “insatisfacción” supera el trauma por medio del compromiso, no la evasión, con la angustia del recuerdo y del olvido… (Bhabha 2013:188)

Las ideas de insatisfacción y compromiso describen de manera adecuada la sensación y la acción, pero también la motivación de aquellos que decidieron dedicarse a la lucha por la 229

vivienda. En la dinámica de la lucha, la proléptica del juicio ganó a la acción: un fin, más o menos planificado (la urbanización) a partir de un referencial pretérito (un pasado de expolio colonial) fue vehiculizado a modo de resultar en “algo” que, si bien nunca corresponde a un logro totalmente predecible según lo programado, no por eso deja de proyectar un futuro (un horizonte de mejora en sus condiciones de vida y/o de autonomía). El proceso iluminó a la “memoria crítica” (Bhabha, 2013:188) que cargan los residentes de villas, sus vínculos de identificación con otros sujetos temporalmente distantes, pero intrínsecamente análogos frente a determinados procesos: dominación, colonización, desapropiación y expulsión de la tierra, falta de acceso al suelo urbano, exclusión política y territorial, falta de acceso a los recursos naturales y servicios del Estado. Con base en una anamnesis de 500 años, los migrantes reivindicaron una concepción más holística sobre la problemática urbana y mostraron su impaciencia respecto a la crónica postergación de una planificación pública que nunca llega. Frustrados en sus expectativas de cerrar el evento con al menos un esbozo de planificación futura, protestaron:

Que no se quede sólo en una jornada, que se arme una mesa en conjunto entre villas, desalojados, hoteles, pensiones. Somos los mismos, es la misma lucha. ¡Hago la propuesta! En dos días de jornadas tengo dos preguntas para hacer. ¿Por qué no están aquí los funcionarios de la gestión actual que deberían estar? ¿Dónde están los demás diputados de la comisión de la vivienda para así respetar la importancia de esta jornada? Veo que lo único que va a salir de aquí es la voluntad de que siga la discusión…

Lo cierto es que los diputados del PRO, representantes del partido del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, nunca se presentaron a los encuentros a fin de exponer o debatir la emergencia habitacional con los villeros. Esto mismo también es válido para instituciones como IVC, UGIS y Corporación Sur que, a pesar de ser las autoridades responsables por las políticas públicas urbanas, han rechazado reiteradamente las convocatorias para participar de los debates públicos realizados en la legislatura de la ciudad. En este sentido, si bien la lucha por la vivienda se caracterizó por la proximidad de los migrantes respecto al centro de decisión política y administrativa de la Ciudad, los villeros nunca pudieron exponer sus argumentos a las autoridades que gobernaban la Ciudad de Buenos Aires en aquel mandato. Esto significa que la voz de aquellos sectores sociales en lucha nunca llegó directamente a las autoridades responsables en tomar medidas frente al déficit habitacional, o a quienes, en aquel momento, seguían implementando políticas contrarias a la resolución del problema habitacional. Por el contrario, las discusiones se dieron entre quienes compartían la misma perspectiva de planificación pública. 230

La falta de un encuentro dialógico entre perspectivas distintas también caracterizó la relación entre gobierno y partidos opositores. En lo que atañe al sector político y administrativo encargado de las cuestiones públicas de planificación urbana, no pude registrar encuentros donde ambos bloques debatieran conjuntamente la cuestión. Al contrario, el contexto estuvo marcado por silencios o, en su defecto, por acusaciones mutuas. De un lado se ubicó el bloque político opositor -mayormente conformado por legisladores de la alianza política Frente por la Victoria (FpV), algunos diputados de la Coalición Cívica ARI y Proyecto Sur230, que denominaba “política de privatización de la ciudad” a la orientación política del Gobierno del PRO. Del otro lado de la mesa de negociación, un gobierno contrario al debate y a cualquier acción de ocupación de las propiedades de naturaleza fiscal o privadas -aun conocedor de la situación de emergencia habitacional decretada por ley-, favorable a las medidas de desalojo y de protección del derecho de los propietarios de los inmuebles ocupados, de recortes de gastos públicos (y de sub-ejecución del presupuesto) para el problema habitacional y más propenso o dispuesto a la inversión de fondos públicos para el desarrollo del área central y norte de la ciudad. En el medio, las poblaciones en situación de emergencia habitacional, sobre todo migrantes de origen boliviano y paraguayo que, además de reclamar por sus derechos, acabaron también demandando mayor debate y compromiso político entre quienes ocupaban cargos públicos. Si se entiende la democracia como razonamiento público (Sen, 2007:35) y se observa cómo esta experiencia de lucha por la vivienda viene pujando no sólo por la inclusión de las voces subalternas en la vida pública sino también por el mayor diálogo entre bloques políticos, se puede decir que actualmente la población migrante contribuye en gran medida a la salud del sistema democrático local. Y eso coincide con los señalamientos de Sen respecto al importante rol de la argumentación en el afianzamiento de la democracia contemporánea en La India y en otras partes del mundo. El “gobierno por discusión” -sostiene- desempeña un gran aporte para el debilitamiento de los problemas de la desigualdad que asola el mundo subalterno (Sen, 2007: 243). El uso del término “debilitamiento” y no “resolución” otorga a su lente teórica un foco poderoso y sin distorsiones ya que no se trata de indicar, precipitadamente, la inminencia del cambio social sino la minúscula operación corrosiva que los subalternos imprimen a los mecanismos responsables de su propia opresión. El debilitamiento no destruye o frena dichos mecanismos pero puede imprimirles una velocidad menos abusiva o agobiante, lo que puede resultar, al fin y al cabo, en un cambio. A grandes rasgos, este sector político se mostró preocupado con la situación de emergencia habitacional, especialmente para el sur de la ciudad. Fue proclive a las políticas de urbanización de las villas y se mostró dispuesto a incluir en su agenda de debates la problemática de las poblaciones en emergencia habitacional. No sugiero ningún tipo de homogeneidad política entre estos partidos políticos, tampoco extiendo el consenso señalado para el sector habitacional a otras áreas. 231 230

4. Un diagnóstico para la problemática habitacional en la ciudad

Para hacer frente al problema de la emergencia habitacional, el Diputado Facundo Di Filippo buscó nuevas alianzas. Reunió a sectores sociales locales capaces de potenciar su voz pública: diputados aliados, militantes de izquierda, funcionarios públicos dispuestos a abrazar la causa habitacional, especialistas técnicos e investigadores, líderes comunitarios, referentes de movimientos sociales, etc. Desde su autoridad en el área habitacional reclamó el cumplimiento de los códigos internacionales del derecho a la vivienda reconocidos por la legislación porteña y tejió redes con actores internacionales con poder de presión política. En agosto de 2009, todos estos actores fueron convocados por la comisión de la vivienda para participar de la Jornada “Desalojos y emergencia habitacional en la Ciudad de Buenos Aires” 231. El objetivo de la jornada fue entablar un diálogo entre una misión de investigadores de las Naciones Unidas en Argentina y los habitantes locales “en situación de emergencia”. Pero de esta vez ya no se hablaría de los problemas de la población sino que se la escucharía232. El responsable por la misión internacional y coordinador de la Alianza Internacional de Habitantes, Cesare Atollini, explicó que el objetivo del equipo era construir un diagnóstico sobre la problemática de desalojos en la capital que sería incluido en un informe mundial de la ONU sobre la cuestión. El “diagnóstico independiente” –sostuvo- también serviría como un instrumento de presión y fortalecimiento de los reclamos de la “sociedad civil” en situación de emergencia habitacional, además de dotar a las autoridades locales de una guía para la planificación urbana. Entre los ambiciosos objetivos de la misión, también figuró la confección de un “protocolo para eliminar los desalojos”. Para eso, el representante internacional pidió a todos los participantes de la jornada que expusieran sus casos, que no dejasen ningún aspecto del problema “a la sombra” y que, si fuera necesario, fuesen “duros” con las autoridades. Los referentes barriales y organizaciones sociales allí presentes habían sido convocados –explicó-, para brindar información

La Jornada contó con la presencia de un grupo de expertos sobre hábitat de las Nacionales Unidas (AGFE, ONU). El coordinador de la misión fue Cesare Ottolini (Italia). Los demás miembros del grupo fueron: Carlos Escalante (Perú), Lucía Moraes (Brasil) y Cristina Reynals (Argentina). También formaron parte del panel el Centre On Housing Rights and Evictions (COHRE), la Coordinadora de Inquilinos de la Ciudad de Buenos Aires (CIBA), el Movimiento de Ocupantes e Inquilinos (MOI), el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la ONG sobre gente en situación de calle (Proyecto 7), el Movimiento Territorial Liberación (MTL) y otras organizaciones. 232 No tuve información sobre el vínculo entre el grupo de expertos de la ONU y el presidente de la comisión. Tampoco si la dinámica de la reunión tomó en consideración las demandas de la población villera por expresar su propia problemática aunque especulo que sea una probabilidad plausible. 232 231

al equipo internacional de investigadores. Sus testimonios conformarían el corpus principal del informe233. …vamos a escuchar lo que tienen a decir, aunque el tiempo sea chiquito. Los asistentes van ayudar para el caso de que ustedes tengan documentaciones para entregar o fotocopias, serán seguramente integrados al informe final de la misión. Entonces el diagnóstico es importante para ver el impacto de la crisis en la Ciudad de Buenos Aires, porque todavía hay crisis y hay un cambio en los sectores sociales… y hay una impulsión a aumentar el número de la violencia en los desalojos. Estamos hablando en general, no de un caso en particular. La otra cosa es ver los asentamientos urbanos (…) ver el encuentro entre la presión social y la falta de respuestas de las autoridades. Ver cuáles son las causas y ver entonces cuáles son las salidas. De este informe saldrán algunas impresiones, sobre todo impresiones, para las Naciones Unidas. En Naciones Unidas tenemos un programa que mapea la seguridad de la tenencia y también se reportan otros problemas (…) que también sirven para fiscalizar las autoridades, es decir, que en tal lugar hay alcaldes que implementan políticas de desalojo, hay conflictos entre alcaldes y jueces que desconocen el artículo 11 del pacto internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (…) Por eso se trata de un conflicto no sólo político sino legal…234

El coordinador de la misión fue optimista. Dijo que, a pesar de los tres minutos destinados a la exposición de cada persona y/o movimiento social, la misión estaba dispuesta a escuchar a todos y trabajar para que se cumpliera el derecho a la vivienda en todo el territorio argentino. Consideró aquél un “momento único”, una oportunidad para que la población exponga sus problemáticas. El presidente de la comisión de la vivienda subrayó la importancia de la jornada y contribuyó con algunos datos recabados durante su gestión. Aclaró, una vez más, la insuficiencia de cifras precisas y la falta de interés de las autoridades en revelar estadísticamente la población de las villas y sus problemas. Su exposición incluyó una lista de artículos constitucionales y normativos del Código nacional y municipal que garantizaban el derecho a la vivienda, un repaso de los programas destinados a solucionar la problemática y algunos números estimativos:

El director de la misión de la ONU, Cesare Atollini, optó por hacer su exposición en idioma español a pesar de tener como lengua madre el italiano. Transcribí su intervención sin correcciones de forma. 234 Según el Observatorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) de la ONU, El artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) establece: “el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí misma y para su familia, incluyendo alimentación, vestido y vivienda adecuadas y una mejora continuada de las condiciones de existencia”. El Comité DESC de Naciones Unidas considera que, independientemente del contexto, hay algunos elementos que hay que tener para que la vivienda se pueda considerar adecuada: a) seguridad jurídica de la tenencia; b) disponibilidad de servicios materiales e infraestructura; c) gastos soportables; d) habitabilidad; e) accesibilidad; f) lugar y, g) adecuación cultural. Disponible en: http://www.observatoridesc.org/es/derecho-una-vivienda-adecuada. Redactado por la ONU en 1966, el tratado entra en vigor en el año 1976. Con excepción de Cuba, todos los demás países de América Latina lo han firmado y ratificado. En su artículo primero el Pacto establece: 1. Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural; 2. Para el logro de sus fines, todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales, sin perjuicio de las obligaciones que derivan de la cooperación económica internacional basada en el principio de beneficio recíproco, así como del derecho internacional. En ningún caso podrá privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia. Disponible en: http://www2.ohchr.org/spanish/law/cescr.htm 233 233

500 mil personas con problemas habitacionales; 300 mil habitantes de villas; 30 mil habitantes de asentamientos; 1.200 habitantes de hoteles registrados en programas de gobierno; 1.950 habitantes en situación de calle; 30% de crecimiento de las villas en los últimos cuatro años; 374 casos de desalojos registrados en el año 2008; 3.306 familias desalojadas, no todas tuvieron una solución habitacional brindada por el Gobierno.

Luego de su presentación el diputado Facundo Di Filippo incentivó a los oyentes a explayarse plenamente. El evento permitió observar la opinión unánime de una masa de no propietarios, de sin techo de la ciudad, sean ellos nacionales o extranjeros, migrantes o nativos, residentes de villas o no. Desde mi perspectiva el hecho expresó otro momento espacio temporal donde los habitantes en estado de precariedad habitacional (y social) en lucha se reconocieron como una misma masa humana, urbana, excedente y en expansión. Desde la Legislatura de la Ciudad lanzaron su voz de reclamo en unísono hacia las autoridades nacionales e internacionales. Entre los testimonios que se presentaron en la jornada elijo presentar dos largos discursos. Para la elección he tenido en cuenta las características de su estructura argumentativa: la articulación clara y muy precisa del conjunto de problemáticas que pongo en foco en esta tesis. Todos los testimonios registrados en la jornada denotaron el profundo conocimiento de los oradores sobre el déficit de la vivienda. Algunos discursos se destacaron, no sólo por su elaborada oratoria y complejidad argumentativa sino por suscitar conmoción entre los participantes del evento. Este fue el caso del testimonio de la representante del movimiento Frente de Hoteles. El público manifestó su aprobación aplaudiendo y silbando ampliamente la intervención. Durante poco más de tres minutos la referente del Frente de Hoteles brindó al representante de las Nacionales Unidas una síntesis de casi todos los aspectos y ángulos de visión posibles sobre el problema habitacional. Mientras lo hacía, una visible efervescencia se expandió entre una masa que encontraba en las palabras de la referente sentido y empatía.235 Mencionó desde los números de inmuebles ociosos de la capital, hasta el derecho de los pueblos originarios a la tierra. El diagnóstico del Frente de Hoteles no fue distinto al de los demás “compañeros” en lucha por la vivienda: el problema habitacional era una cuestión de “falta de voluntad política”. Ahora el Frente de Hoteles enfrenta el peor gobierno de nuestra historia, que es un gobierno de instinto nazista de Mauricio Macri. Decimos nazista porque es racista, porque no hay otra cosa que falta de voluntad política para dar una vivienda, plata sobra, En las reuniones, las reacciones del público frente a las declaraciones de los distintos conferenciantes formaron parte de mis registros de campo. Los aplausos, ovaciones, silbidos, murmullos, interrupciones no autorizadas, etc. fueron tomados como indicativos del consenso o disenso del público respecto a las temáticas expuestas. 234 235

hay un superávit en la ciudad, porque eso es todo plata de nuestros impuestos (ovación). Y decimos a ustedes señores de la ONU que aquí no hay otro que racismo y falta de voluntad política, nos dicen feos, sucios y malos como en la película italiana… pero señor Macri, nosotros no somos negros, ni feos, ni sucios, ni malos… y además tenemos todo el derecho de nuestra sangre, porque muchos tenemos descendencia indígena y somos los dueños de las tierras que reclamamos (ovación). Actualmente en Buenos Aires hay 180 mil viviendas vacías y el problema de la ciudad es de aproximadamente 100 mil familias que no tenemos vivienda, si el gobierno las pusiera en alquiler o hiciera políticas de vivienda, todavía le quedarían al señor Mauricio 80 mil viviendas para seguir lucrando y con eso solucionaría el problema de todas las familias que no tenemos vivienda. Pero aquí no es solamente el gobierno de Macri el autor de todo el genocidio, porque no podemos decir otra cosa que genocida (…) además de él, el señor Macri cuenta con la complicidad de los defensores, de los fiscales, con la complicidad del poder judicial, porque los compañeros del Frente de Hoteles saben que quienes deberían defendernos no quieren siquiera llevar adelante nuestras acciones de amparo… y todos sabemos que tenemos que recurrir a algunos diputados, como el diputado Di Filippo, o a Cabandié, o a organismos como INADI y de defensa de derechos humanos para poder defender nuestros derechos (…) Los medios de comunicación, cuando íbamos a cortar una calle, nos estaban esperando a la vuelta de la esquina pero ahora ya no les servimos porque, claro, el estallido social ya se terminó y todos se acomodaron políticamente, tanto jueces, como defensores, como estos medios de comunicación que antes nos respaldaban. Ahora ya no somos beneficiosos para ellos. Entonces ahora nos ocultan y ahora somos los vagos que vivimos de subsidios. No es así, nosotros no tenemos culpa que no se cumpla el artículo 14 bis de la Constitución… donde con nuestro sueldo tenemos que comer, tenemos que vestirnos y tenemos que pagar una vivienda. Si el salario es de 1.200 y si un alquiler para nuestras familias numerosas esta alrededor de 1.800, ¿cómo piensan ustedes que podemos pagar un alquiler y comer? ¿Qué tenemos, que dejar de comer? (ovación) Y nuestro mensaje es ese… hay un objetivo principal que tenemos el Frente de Hoteles junto con otras organizaciones. La Constitución da vivienda digna… y eso fue objeto de muchos debates de jueces donde dicen que vivienda digna no es igual a vivienda definitiva. Y nosotros decimos que vivienda digna es igual a vivienda definitiva porque la Constitución por ejemplo también dice que todos tenemos derecho a comer y todos tenemos derecho a la salud y el ser humano no come temporalmente, solamente por un período de tiempo, o no necesita de la salud solamente por un breve período de tiempo, tampoco con la vivienda. La vivienda no puede ser temporaria, no puede ser un subsidio, un decreto, temporalmente, porque un ser humano necesita de una vivienda desde que nace hasta que muere. Por lo tanto la pelea es: ¡la vivienda digna es igual a la vivienda definitiva! (ovación, silbidos)

Sus argumentaciones retomaron puntos clave y estructurales de la lucha por la vivienda observada durante el trabajo de campo. Entre ellas, la aplicación de las políticas públicas según criterios de buena o mala voluntad de las autoridades y el rol amarillista de los medios de comunicación. Una revisión sobre el material periodístico para el período de esta investigación permite corroborar el sesgo indicado por la referente: el conflicto social como eje de la información, o en la jerga local, las noticias de los “estallidos”. El caso de Villa Fátima siguió la tendencia y fueron noticia la toma de viviendas, las disputas políticas y los conflictos que implicaron el uso de la violencia policial. También tuvieron gran cobertura periodística los procesos barriales electorales con énfasis en las relaciones clientelares. Las informaciones 235

brindadas sobre las temáticas obedecieron a la intermitencia y la poca profusión, una característica general de la relación entre medios y poblaciones villeras.236 Otra cuestión que me interesa destacar es la forma de construcción y defensa del argumento “vivienda digna es vivienda definitiva”. La intromisión en las discusiones entre jueces propuso incluir la vivienda como un derecho humano, reforzando así el carácter universal del argumento. Pero, al recordar la necesaria perennidad del techo para la supervivencia humana, la querellante también apuntaló la demanda con el argumento de la seguridad social. En el segundo capítulo definí la seguridad habitacional como un tipo de seguridad social (Balibar, 2004). La argumentación de la representante del Frente de Hoteles también puso de relieve el sentido intermitente y temporal de la aplicación de las leyes y de esta forma rescató los reclamos de estabilidad, recordando la incertidumbre experimentada por la mayoría de la población participante en los procesos de intervención urbanística. Sentimientos recordados colectivamente por los discursos, (re)significados por los argumentos y materializados en la precariedad, pero también en la inestabilidad de la tenencia de la propiedad. Por cierto, una inestabilidad de la tenencia que remitió a distintos espacios y temporalidades pero a un pueblo con el mismo origen étnico y/o socioeconómico. En la lucha por la vivienda los sujetos acabaron por reivindicar las demandas históricas de este pueblo, rescatando y liberando historias, tradiciones y voces asfixiadas, “argumentaciones persistentes” (Sen, 2007:35) que enlazan las escalas local, nacional y regional. Las argumentaciones de los excluidos de la ciudad (tanto nacionales como extranjeros) sobre el derecho ius solis y ius sanguinis de los pueblos originarios pusieron en foco una prioridad tradicional en la matriz de reclamos latinoamericana, persistentemente postergada pero también reivindicada: el derecho a la tierra (Cevallos, 2009; Rozental y Almendra, 2009; Santillana y Herrera, 2009). A las demandas por la tierra se sumaron otras más como el derecho a la representación y a la democracia. Todas ellas capaces de desbordar las fronteras de la comunidad nacional. Sin embargo, si bien por un lado estas argumentaciones revelaron la artificialidad de la nación, al mismo tiempo expresaron el deseo popular de la protección estatal. El problema reside en que las unidades territoriales donde se desarrollan los gobiernos democráticos son Estados pero también, e inseparablemente, naciones. Las argumentaciones del referente de la Villa 31 bis, Información recabada con base en archivo personal de los principales periódicos del país (Página 12, Clarín y La Nación) durante el periodo de la etnografía, entre los años 2008 y 2011. Otra fuente de consulta periodística fue el diario Mundo Villa, redactado por habitantes de la Villa 31 y de grande circulación en las distintas villas de la capital. Según su página web: “Este proyecto nació siendo un periódico mensual, luego Mundo Villa Tv en la Villa 31 bis de Retiro y en Villa Soldati y Lomas de Zamora, finalmente el presente portal web de información. El equipo de Mundo Villa está compuesto por corresponsales que son referentes activos y jóvenes que llevan adelante la misión de informar lo que sucede en cada uno de los barrios humildes de nuestro país”. El diario tiene corresponsales en todas las villas de la ciudad. Para más información consultar: http://www.mundovilla.com/ 236 236

de origen boliviano, mostraron un camino posible para solucionar la engorrosa cuestión entre la igualdad democrática y la particularidad de la nación a través de la noción de pueblo. Para eso, explicó al equipo de especialistas de la ONU que la condición era la observación del “contrato popular” por parte de las autoridades.

Señores legisladores, compañeros, compañeros con el mismo problema. Yo voy a hablar de los derechos que nos asisten y que nos sentencian. Muy claramente las normas y pactos internacionales, los cuales tenemos que respetar, que tienen carácter de constitución. Me voy a referir a la Constitución nacional, a la Constitución de la Ciudad y a las normas de las cuales se desprenden la obligación de las autoridades para resolver el problema de la vivienda. La tierra es de todos los argentinos, de todos los que habitan este territorio, de todos los que tienen un derecho, de todos los que tienen una identificación, un DNI, argentino, sea extranjero o sea natural. El poder de las autoridades que son elegidas por el pueblo, entonces, debe hacer por el pueblo resolviendo sus principales necesidades, no solamente porque existen los derechos, sino porque es una obligación moral, como ciudadano que se convierte en autoridad, de cumplir con el contrato popular. Y cuando no cumple con el mandato popular está incumpliendo con las normas establecidas de los pactos internacionales de la Constitución nacional y de la Constitución de la Ciudad. ¿Y quién sanciona eso? ¿Quién sanciona cuando nuestras autoridades no cumplen con las normas? No quiero hablar de la legalidad o del término usurpación porque no existe, porque cuando hay necesidad y hay obligación de la autoridad, no existe usurpación. Y cuando la tierra del Estado puede ayudar en este caso… que somos todos la ciudad, los que vivimos en capital autónoma, todos somos partícipes de la tierra que tiene el Estado, el Estado somos nosotros. El Estado no es este Gobierno, no es nuestra presidenta, el Estado somos todos nosotros. El Estado local somos nosotros… no quiero criticar al gobierno, solo quiero hacer una reflexión y si esto llega a conocimiento del Ingeniero Macri, comunicarle que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no es una empresa (ovación)… que la Ciudad Autónoma no es más una de estas empresas de un conocido, de estas empresas que explotan los trabajadores, que te pagan bajos salarios o de éstas que el empresario quisiera que el trabajador trabaje, trabaje y trabaje y cuanto más trabaja, le paga menos todavía (moderadora pide que redondee). Nosotros tenemos que exigir una actitud más popular de nuestros gobernantes, porque somos el pueblo, el pueblo no es un trabajador, no está en dependencia laboral, a nosotros no nos están haciendo un favor, somos nosotros que tenemos que exigir, E-XI-GIR237, porque los derechos no se mendigan, los derechos se exigen, se reclaman. Y los derechos hay que exigir en la calle, en los lugares públicos… que quieren dominar, que no se contentan apenas con la materia, con las cosas, éstas sí se pueden dominar, pero dominar al ser humano, al pensamiento humano, a la actitud política INNATA que tenemos los seres es imposible. No hay voluntad política simplemente… no hay voluntad política para solucionar el problema de vivienda de esta ciudad, no hay voluntad política para saber los datos de la necesidad de los pobres, se desconoce a los pobres y su derecho a vivir EN la ciudad capital. Muchas gracias.

El discurso del residente de la villa 31 bis indicó la sintonía de la población con una serie de aspectos fundamentales de orden democrático: el reconocimiento y respecto a las normas y pactos nacionales e internacionales y al “contrato social” en su versión local (el “contrato

237

Utilizo las mayúsculas como un recurso que marca en énfasis y la entonación dados por el orador a estas palabras. 237

popular”), la interpretación del rol de las autoridades como guardianes de la voluntad popular y del bien común, el bien común como la satisfacción equitativa de las necesidades básicas de la ciudadanía y el interés público sobre el privado, etc. Pero al subrayar la obligación de las autoridades de respetar el contrato popular, sea bajo argumentos del orden de la moral como del derecho, el migrante villero defendió un concepto que fue -y sigue siendo actualmente- la base para los movimientos nacionalistas y democráticos en toda América Latina: la soberanía popular (Domingues, 2009). Según el orador, las autoridades deberían primar la soberanía popular y priorizar las necesidades básicas del pueblo, entre ellas, la habitación. Desde una perspectiva más amplia, Chatterjee sostiene que la idea de pueblo soberano, conjugada a la idea de que todos los seres humanos son portadores de derecho, conforman los dos elementos que imprimen universalidad a la idea moderna de nación (2008: 182). Sin embargo –sostiene- el problema reside en que la única forma de plasmar esta idea de manera concreta es “(…) sacralizando los derechos específicos del ciudadano en un Estado constituido por un pueblo particular, bajo la forma auto asumida de una nación. El Estado-nación se ha convertido en la forma particular (y normalizada) del Estado moderno” (Chatterjee 2008: 183). Para el contexto local se debe considerar que el Estado argentino viene siendo históricamente incapaz de garantizar concretamente el acceso a la vivienda a sus propios ciudadanos nacionales, ni que hablar de la igualdad de derechos entre ellos. Para los migrantes (incluso aquellos que residen legalmente en el país y tienen el DNI) la cuestión se torna aun más compleja pues no forman parte, moralmente, de la nación. Más allá de los impactos subjetivos y simbólicos que el hecho acarrea a esta población, la incapacidad del Estado de garantizar la seguridad social a todos los habitantes del territorio nacional acaba por derivar en la lógica de criminalización de las minorías. Según Balibar, los discursos y las imágenes, así como las representaciones mediáticas, cobran un lugar central al crear y/o reforzar los “fantasmas de la inseguridad generalizada” (2004:37). Volveré a esta cuestión en la segunda parte de este capítulo, al describir la Toma del Parque Indoamericano. Por ahora, me interesa recalcar las argumentaciones de los residentes de villas, focalizando cómo esquivaron estas lógicas excluyentes, proponiendo otros parámetros para definir y circunscribirse al mismo tiempo la comunidad de pertenencia simbólica y los derechos concretos legitimados con base en dicha pertenencia. Para lograr el reconocimiento, ambos oradores apelaron a la soberanía popular y al respeto del orden democrático, donde dicha soberanía puede ser llevada a cabo. La referente de Hoteles reclamó la soberanía popular vía antigüedad de la ocupación del suelo, por formar parte de los pueblos originarios del continente, por el “derecho de nuestra sangre” y por “descendencia indígena”, mientras el referente de la Villa 31 reclamó la soberanía vía moralidad como base tácita para el contrato popular. En términos teóricos, la redefinición de 238

la particularidad, o de lo que queda “adentro” o “afuera” de la comunidad, corresponde a un nudo neurálgico de la cuestión: la relación entre propiedad y comunidad. En otras palabras, la inclusión en la comunidad vía “pueblo originario y soberano” -tal como plantean ambos oradores-, debería llevar (siempre hablando en términos ideales) al reconocimiento y el resguardo del derecho a la vivienda. Pero, en la práctica, los nacionalismos siguen actuando y, más allá de las universalidades y las igualdades anunciadas, siguen erigiendo fronteras concretas y simbólicas que refuerzan y justifican distinciones (de clase, género, etnia, etc.). Éstas, por su parte, guían las voluntades, ordenan las relaciones sociales, configuran las materialidades territoriales y dibujan la geografía socioespacial de la ciudad a través del monopolio en el acceso a la propiedad de la tierra y al suelo urbano. A pesar del desfase entre lo enunciado y lo vivido, los residentes de villa no dudaron en defender el orden democrático. Insisto en la importancia de este punto ya que, si por un lado los debates y las argumentaciones que tienen lugar en democracia no solucionaron el déficit de viviendas de la población, por otro lado permitieron la construcción de demandas y de reclamos que, a largo plazo, pueden promover cambios importantes. Estoy de acuerdo con las indicaciones de Sen (2007) respecto al rol central del uso de la “voz política” en democracia en el aumento de las posibilidades de equidad social y mejora general de las condiciones de vida de los subalternos. Para los subalternos, la posibilidad de visibilizar la desigualdad, la pobreza y la injusticia social, así como de instaurar cierta “agitación pública” que impulse su resolución -o al menos su inclusión en la agenda pública- es crucial: Hoy las posibilidades de la agitación pública con respecto a los problemas de la desigualdad y la indigencia societales comienzan a utilizarse más que antes. En tiempos recientes hubo mucha actividad en movimientos organizados sobre la base general de la demanda de derechos humanos, como el derecho a la educación escolar, a la alimentación (y en especial a los almuerzos en las escuelas), a la atención médica básica, a las garantías de conservación ambiental y a la estabilidad laboral. Estos movimientos sirven para concentrar la atención en determinados fracasos societales… (Sen, 2007: 246)

Algunos estudios indican el potencial de los reclamos para la conquista de los derechos bajo una modalidad parcial y fragmentada (Chaterjee, 2008 y Sassen 2007b). Otros resaltan la potencia resultante de la conformación de redes populares nacionales, regionales e internacionales de conexión y solidaridad entre estas demandas (Espasandín López y Coscione, 2009). El caso estudiado permite inferir que, al fomentar la circulación de ideas, saberes y experiencias, las movilizaciones y las redes que vienen tejiendo los migrantes en lucha por la vivienda impactan directamente en el fortalecimiento de las demandas populares y en los derechos conquistados con base a ellas. Esta población viene fomentando, además, la comparación entre contextos nacionales y el intercambio de ideas sobre problemáticas urbanas de la región, sobre las formas 239

de movilización y los sistemas políticos en distintas localidades y sobre el rol de las autoridades consulares y diplomáticas en la resolución de los problemas de nivel urbano afrontados por sus residentes en el exterior (como es el derecho a la vivienda y la participación política en la vida pública en la Ciudad de Buenos Aires). Así mismo, impulsan permanentemente el desarrollo de nuevas y/o renovadas argumentaciones sobre los derechos, no sólo de los migrantes sino de la clase popular (y villera) local. La tensión progresiva entre una masa creciente y cada vez más pujante (de reclamos y de personas) y el absoluto silencio por parte de los representantes del Gobierno municipal y de las instituciones responsables por el sector de la vivienda resultó, a fines del año 2010, en el conflicto de cuño internacional conocido como la toma del Parque Indoamericano. Durante los violentos enfrentamientos que tuvieron lugar en el parque, dos personas fueron asesinadas, una de origen boliviano y otra de origen paraguayo. Según mi perspectiva, una de las peores consecuencias del hecho fue la suspensión temporaria de la voz política de los migrantes y sus impactos en el debilitamiento del proceso democrático en los distintos niveles: urbano, nacional y regional. En la segunda parte de este capítulo me dedico al análisis de esta cuestión.

II Parte (Sobre la voz pasiva) 5. La toma del Parque Indoamericano: un vértice de múltiples confluencias El lunes 6 de diciembre de 2010, por la tarde, unas doscientas familias de bajos recursos lotean el Parque Indoamericano de Villa Soldati y comienzan a instalarse en él, demandando soluciones habitacionales al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA). Las autoridades metropolitanas denuncian esta “ocupación” ante el fuero penal, y la jueza que interviene ordena el desalojo del predio, del que participan agentes de la Policía Federal y de la Metropolitana. Si bien el desalojo comienza a efectivizarse sin mayores incidentes, hacia la noche de ese mismo día ocurre un violento enfrentamiento entre los efectivos policiales y quienes quieren permanecer en el parque, en cuyo marco se producen decenas de heridos y detenidos, y la muerte de dos personas bajo circunstancias aún no esclarecidas. Con el paso de las horas se suman nuevas familias a la toma, elevando a casi seis mil la cantidad de “ocupantes” (Canelo, 2011:10).238

Otras reconstrucciones sobre los hechos fueron publicadas en Caggiano et al. (2012). La toma logró llamar la atención del campo académico que estudia el vínculo de las temáticas migraciones y vivienda. Sin embargo, el tratamiento de las problemáticas no estuvo vinculado a una perspectiva regional. Los aspectos mayormente estudiados fueron la discriminación étnico-nacional y la criminalización de la protesta y de los migrantes. En esta línea, se observó la “(…) recurrente extranjerización o etnicización de inmigrantes ante situaciones que tienen a algún extranjero como protagonista…” (Halpern, 2011: 69) y la “culpabilización” de los inmigrantes de países limítrofes de acuerdo a determinados problemas locales. Un buen intento de vincular migraciones y vivienda desde distintos puntos de vista fue el “Dossier (especial): El Parque Indoamericano en diciembre de 2010: otras tramas, otras miradas” publicado en la revista Temas de Antropología y Migración nº 1: además de ofrecer un relato sobre los hechos (Canelo, 2001a), el dossier alumbró la crónica e histórica problemática habitacional que atravesaban migrantes y nacionales (Gallinati y Gavazzo, 2011), la discriminación nacional y territorial de la población extranjera (Canelo, 2011b; Vargas, 2011) y las tramas políticas populares en las que participan (Groisman, 2011). Disponible en: 240 238

El episodio, conocido popularmente como la toma del Indoamericano, tuvo significativas consecuencias en la vida de los migrantes. Para mi investigación, fue un importante –y violentopunto de ruptura en el proceso de lucha por la vivienda, un momento donde el reclamo popular emergió con la potencia de un grito social que sacudió la cotidianeidad de toda la “sociedad porteña”. De un día para el otro, la ciudad fue sorprendida por las imágenes en vivo de una multitud, para muchos hasta entonces desconocida y/o inexistente, que ocupaba las tierras del Parque Indoamericano. Mi primer contacto con los hechos fue, como la mayoría de los habitantes de la ciudad, a través de las impactantes imágenes transmitidas por los canales de televisión: miles de familias acampadas en el Parque Indoamericano, mientras otras tantas llegaban a la zona. Llamé a Mariela y ésta, en tono de profecía cumplida, comentó: “¿Viste? ¡Invadieron el parque y se armó el quilombo!”. Me preguntó si yo pensaba ir al local. Le dije que no, que acompañaría el desarrollo del conflicto a través de los medios de comunicación y que, eso sí, me acercaría al barrio (a Villa Fátima). A partir de aquel momento, me propuse sumergirme en las villas aledañas al parque con el objetivo de observar los impactos del episodio en la vida de sus habitantes239, sobre todo en la de los protagonistas de la etnografía. A pesar de no ser el epicentro del conflicto, los territorios “fuera de foco” también vivieron un momento de tensión social. La toma del parque se convirtió en el principal tema de conversación en las villas. En Villa Fátima, por ejemplo, circularon las más variadas conjeturas acerca de los rumbos de la urbanización de la zona: ¿El Gobierno de la Ciudad se dispondría a charlar con los vecinos? ¿La emergencia habitacional entraría en la agenda del Gobierno? ¿Qué sucedería con la gente que tomó el parque? ¿Los ocupantes serían beneficiados con algún plan de viviendas? ¿Los habitantes

http://www.migrantropologia.com.ar/index.php?option=com_content&view=category&layout=blog&id=44&Item id=60. Según la última publicación oficial expedida sobre el caso de la Toma del Parque Indoamericano por la Agencia de Noticias del Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires, en el mes de mayo del año 2014: “La jueza Mónica Berdión de Crudo, titular del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 47, resolvió la situación procesal de 69 personas, integrantes de la Policía Metropolitana y de la Policía Federal Argentina, en el marco de una causa por los hechos ocurridos, en diciembre de 2010, durante la toma, en Villa Soldati. Se investiga la responsabilidad de miembros de aquellas fuerzas en la violencia ejercida contra personas que estaban en el interior del predio, de la que resultaran la muerte de un hombre y una mujer, cuyos fallecimientos fueron producidos por disparos de armas de fuego, y lesiones sufridas por otras cinco personas, también provocadas por proyectiles de armas de fuego. La magistrada dispuso el procesamiento de 15 imputados por los delitos de homicidio en agresión (dos hechos) y lesiones en agresión (cinco hechos), de 10 imputados por homicidio en agresión (un hecho) y lesiones en agresión (tres hechos), de 9 imputados por abuso de armas agravado y de 8 imputados por homicidio imprudente (dos hechos) y lesiones imprudentes (cinco hechos). En tanto, dictó el sobreseimiento de 27 imputados. Según se informó, la causa ingresó en el Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 47 en el año 2012. Este informe y el fallo judicial completo de la causa están disponibles en: http://www.cij.gov.ar/nota-13338-Indoamericano-procesaron-a-polic-as-de-la-Metropolitana-y-de-la-Federal.html 239

Los territorios bajo observación fueron Villa Fátima, Piletones, Los Pinos y Bajo Flores. 241

de villas serían finalmente censados? ¿Serían divulgadas públicamente las cifras de la pobreza habitacional que el Gobierno de la Ciudad insistía en negar e invisibilizar? ¿Los históricos reclamos villeros por urbanización y vivienda digna serían por fin escuchados? ¿Qué medidas tomarían el IVC, la UGIS y la Corporación Sur después del conflicto? ¿Cómo reaccionaría el Gobierno Nacional frente al problema? ¿La presidenta Cristina Fernández de Kirchner tomaría las riendas de la situación y presionaría al Gobierno de la Ciudad para cumplir con las leyes? ¿Los Gobiernos municipal y nacional dialogarían y llegarían a un consenso sobre la urbanización? Las dudas que inquietaban a los habitantes de Villa Fátima también agobiaron a los residentes de la Villa Bajo Flores: ¿Cómo se barajaría el escenario político? ¿Qué perspectivas abría este nuevo escenario político para la lucha por la vivienda? Si para Villeros Unidos la urbanización era una cuestión de “voluntad política”, ¿la violenta presión popular desencadenada por la toma sería capaz de influenciar dicha voluntad? Al contrario de lo que conjeturaron Villeros Unidos, la urbanización, el déficit habitacional y la lucha por la vivienda no fueron los ejes centrales del debate político. Las migraciones limítrofes hacia Buenos Aires, la política migratoria y el espacio verde protagonizaron las declaraciones y debates públicos, dando lugar a una serie de discusiones sobre discriminación y xenofobia y criminalización de la población migrante. Las características del predio ocupado –un área verde-, también impulsaron debates vinculados al derecho no sólo de ciudad sino de significar a la ciudad. En este sentido, si por un lado la toma marcó un punto de inflexión a mi investigación por el hecho de proyectar la cuestión del déficit habitacional como un tema central a toda la ciudad, por otro lado también tuvo la capacidad de proyectar y vincular a los migrantes con dicha cuestión. Las temáticas de vivienda y migraciones acabaron por emerger como un problema público desde mi propio campo etnográfico, configurando una característica particular a mi caso de estudio. Más allá de confirmar la importancia de la articulación entre estos ejes de investigación, aquel evento imprevisto y errante -que en términos metodológicos amplió el margen hacia el descubrimiento etnográfico o, tal como sostiene Laplantine, hacia una experiencia que comporta una parte de “aventura personal” (1988:151)- abrió un espacio “intersticial” (Bhabha, 2013) de dimensiones colosales. La potencia de la brecha abierta por la toma fue como una especie de “supernova”240 urbana. La explosión del problema habitacional La “supernova” es un fenómeno astronómico en el cual acontece una notable explosión estelar desde un lugar inesperado, o desde donde no se podría percibir nada visiblemente particular. La explosión de una supernova tiene la capacidad de aumentar y potenciar cien mil veces el brillo de los cuerpos celestes que participan de la explosión. El brillo que producen puede durar desde días hasta meses, para luego decrecer y suavemente desaparecer por completo. El fenómeno puede ser ocasionado por una disfunción del núcleo de la estrella que, incapaz de suportar su propia presión interna, se contrae, colapsa y explota, ocasionando una fuerte emisión de energía. Pero la explosión 242 240

producido por la “supernova del Parque Indoamericano” abarcó un amplio campo de actores y escalas de análisis. Las escalas nacional y regional fueron impactadas y sus respectivas autoridades tuvieron que pronunciarse de acuerdo al problema habitacional de miles de personas, en su mayoría migrantes bolivianos y paraguayos, que viven en villas de la periferia de la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires. El brillo de aquella supernova local transcendió las fronteras urbanas y nacionales de Argentina y llegó también a las capitales La Paz y Asunción, desde donde los mandatarios y diplomáticos tuvieron que emitir su opinión sobre el problema. Para mi investigación, aquella inesperada y trascendente articulación entre vivienda y migraciones fue una oportunidad única para analizar las principales cuestiones de investigación: ciudadanía, democracia, participación popular e integración regional. Fue el momento espacio temporal desde donde medir los límites, las posibilidades y las principales características que estos fenómenos adquirían a partir del ámbito en que me propuse analizarlos: el de la cotidianidad y la vida concreta de los ciudadanos del Mercosur y de su lucha por la vivienda en Buenos Aires. Por ello, mantuve el foco en el desarrollo de la voz pública de los migrantes y agregué algunos interrogantes a la investigación: ¿este hecho potenciaría la capacidad de reclamo de los migrantes? ¿La vivienda sería comprendida por las autoridades tal como ellos lo deseaban: como su principal problema migratorio en la actualidad? ¿La vivienda sería incluida como un ámbito importante para la planificación de las políticas migratorias? En el caso de serlo, ¿qué consecuencias concretas podría acarrear sobre la realidad de los migrantes residentes de villas? Más que eso, ¿qué impactos tendría el reconocimiento del acceso a la vivienda por parte de los migrantes para el desarrollo local, concreto y contemporáneo de la democracia, de la ciudadanía (popular) y de la integración regional? Independientemente del éxito de los reclamos, ¿cuál sería la correspondencia entre la realidad ciudadana local revelada por la toma y los discursos y enunciaciones sobre ciudadanía y democracia en las escalas nacional y regional? En lo que sigue me dedicaré a iluminar posibles respuestas -y vías de interpretación- a estos interrogantes.

5.1 La dimensión municipal del conflicto En el auge del conflicto, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, aseguró a “los vecinos” que sus derechos serían defendidos frente a un “un grupo de mafiosos organizados” que, en forma de “ola invasora” e “inmigración descontrolada” habían llegado hacia Buenos también puede ser provocada por el “destello” energético de una estrella vecina. Al recibir una carga excesiva de energía emanada por una estrella compañera, uno de los cuerpos celestes desborda su capacidad de almacenar energía y la expulsa de manera violenta. Sea de origen interno o externo, la explosión de una supernova genera una poderosa onda de choques, que impacta un amplio radio a su alrededor. 243

Aires desde las fronteras del norte del país. De esta forma, culpabilizó al Gobierno Nacional por su “ausencia” o, mejor dicho, por la ausencia de controles y restricciones a la entrada de inmigrantes limítrofes al país241 Estamos todos conscientes de que la Argentina viene expuesta a una política descontrolada donde el Estado no se ha hecho cargo de su rol. Pareciera que la Ciudad de Buenos Aires se tiene que hacer cargo de los problemas habitacionales de los países limítrofes (…) Es imposible dar vivienda a todo el que viene a la ciudad producto de una inmigración de países limítrofes y del norte del país que nadie ha controlado (Declaraciones del jefe de Gobierno Mauricio Macri, 10/10/2010)242

Los funcionarios del Gobierno municipal también se dirigieron hacia la “ciudadanía porteña” (los habitantes de la ciudad considerados legítimos), fundamentando sus declaraciones en la defensa de los derechos de ciudad por encima de sus derechos de ciudadanía regional. El jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, por su parte, insinuó que los migrantes representaban una carga económica extra para el área pública habitacional: Tiene una política muy permisiva respecto a la inmigración. La Ciudad no puede hacerse cargo de todo el problema habitacional del MERCOSUR (Jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, 09/10/2010). 243 No se le puede exigir a la ciudadanía porteña que les dé vivienda a los habitantes de todo el mundo (Declaraciones de la Defensora del Pueblo de la Ciudad, Alicia Pierini, 10/10/2010). 244

Las declaraciones de Alicia Pierini recalcaron la perspectiva de los jefes de Gobierno y Gabinete. La defensora pública no mencionó la vivienda como un derecho sino que enfatizó su carácter impositivo para “la ciudadanía porteña” (“dar vivienda”). En otras palabras, Pierini interpretó el hábitat como un beneficio concedido por parte de los habitantes nacionales a los extranjeros. Su interpretación dio un giro al problema: del incumplimiento del derecho y la violación de la constitución (de la Ciudad y de la Nación) hacia el resguardo del derecho particular y legítimo -o legitimado- de los “ciudadanos porteños” para disponer de forma exclusiva de los recursos de la ciudad. De esta forma, Pierini esquivó las reivindicaciones fundamentales de una gran parte de la “ciudadanía porteña”, conformada por los villeros nacionales pero también por residentes de

Consultado en: http://www.fm955.com.ar/201012102799/El-Pais-Noticias/parque-indoamericano-macrisospecha-que-la-ocupacion-fue-orquestada.html; http://noticias.terra.com.ar/califican-de-xenofobas-declaracionesde-macri-sobre-soldati,7123285328ccc210VgnVCM20000099f154d0RCRD.html y http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-158443-2010-12-10.html 242 Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1332327-macri-califico-la-politica-migratoria-de-descontrolada 243 Disponible en: http://www.jornadaonline.com/Argentina/58031 244 Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1332327-macri-califico-la-politica-migratoria-de-descontrolada 244 241

villas migrantes en situación documental regular y aptos, según las propias normas nacionales, para los mismos derechos que la población nativa. Las declaraciones del jefe de Gabinete fueron específicamente dirigidas hacia

el

inmigrante del MERCOSUR. Las declaraciones, en su conjunto, desconocieron la orientación política de la Ley Migratoria Nacional 25.871, en vigencia desde el año 2004. La normativa se ajusta a los principios que rigen el nuevo modelo de integración regional, fundamentado en la garantía de derechos, y no en el control migratorio245, y en la cooperación entre los países del bloque regional. Según el mentor de la ley, los países de la región deben primar por la construcción de “espacios comunes, con niveles altos de armonización jurídica y social…” (Giustiniani, 2004: 22).

(…) las políticas de empleo, de formación profesional, de seguridad social, de educación y de salud, pasan a ser un objeto de atención conjunta y orientada hacia la compatibilización de los intereses nacionales y las necesidades como región. Sobre todo tienden a permitir que el ciudadano no pierda su calidad como tal en la región integrada… En otras palabras, permiten al trabajador circular libremente e insertarse en el mercado de trabajo regional, fundado en su derecho de ciudadano comunitario (Giustiniani, 2004: 22).

Por otro lado, si bien el marco jurídico de la ley migratoria se basa en la garantía de derechos, también es cierto que el texto de Ley que permite al “trabajador comunitario” circular libremente no reconoce su derecho a la vivienda, en ninguno de los artículos. La vivienda tampoco fue pensada como objeto de una política pública para ser implementada a nivel regional, como sucede en los ámbitos de trabajo, salud y educación246. Esto sugiere que, independiente de la orientación política de cuño social que impera entre los mandatarios de los países del MERCOSUR, el hábitat, un derecho fundamental en la vida del ciudadano regional, aún no está concretamente asegurado. En este sentido, trabajo y vivienda acabaron por ser desvinculados de su intrínseca relación de dependencia:

Domenech indica que “en general, en sus intervenciones públicas, los funcionarios de la DNM destacan aquellos aspectos de la nueva ley que constituyen un quiebre con la normativa anterior, inspirada en los principios de la doctrina de seguridad nacional. En efecto, ahora el Estado se compromete a velar por los derechos económicos, sociales y culturales de los migrantes reconocidos en la normativa nacional e internacional” (2009:30). Otros análisis sobre los discursos en Gallinati (2008 y 2009). 246 Dentro del marco regional encontré apenas una política puntual de vivienda, se trata de un fondo regional con aplicación restringida al territorio paraguayo. Para más información, consultar: http://www.abc.com.py/nacionales/anuncian-fondos-del-mercosur-para-construir-689-viviendas-en-paraguay159318.html; http://www.tnpress.com.py/panel/index.php?option=com_content&view=article&id=13938:construiran-98viviendas-del-plan-piloto-mercosur-roga-en-presidente-franco&catid=34:locales&Itemid=119 y http://cefir.org.uy/wp-content/uploads/downloads/2012/01/Juventud_MERCOSUR.pdf 245 245

Más que cualquier otra circunstancia, trabajo y vivienda están, en el caso de los trabajadores migrantes, en una estrecha relación de dependencia. No solamente las dos dimensiones que estructuran toda su existencia. Eso también es verdad con relación a las condiciones de existencia de las clases populares- sino, más que eso, son los dos elementos que definen el estatuto del inmigrante: el inmigrante sólo tiene “existencia” (oficial) en la medida que tiene una vivienda y un empleador…” (Sayad, 1998:74)

Para el caso de los migrantes bolivianos y paraguayos residentes en Buenos Aires, ya he descrito cómo este vínculo con la vivienda es especialmente vital en tanto asegura la actividad laboral que desarrolla una buena parte de los trabajadores migrantes (sector textil y comercio) y es fuente de ingresos (en alquileres y subalquileres) de esta población. También subrayé la paradoja de dicha situación en el contexto local: si por un lado el hábitat garantiza la entrada de los migrantes a un sector del mercado laboral, también restringe sus posibilidades de conseguir empleo en otros rubros247. El carácter histórico del dilema trabajo/vivienda afrontado por los residentes de villa fue negado e invisibilizado, así como su largo tiempo de residencia en la ciudad. El carácter sorpresivo e inesperado bajo el cual el Gobierno de la Ciudad interpretó la toma contribuyó para desvincular este hecho del proceso histórico de emergencia habitacional en la ciudad. Como efecto adyacente, generó la ilusión de que los migrantes involucrados en la toma eran personas recién arribadas a la ciudad -por cierto otra ilusión común respecto a la existencia de los migrantes, señalada por Sayad (1998, cuya presencia siempre es pensada como temporal y provisoria. De esta forma, las declaraciones desterritorializaron a la población migrante, desautorizando una vez más a los villeros y/o migrantes de participar del imaginario -y de la historia oficial- de la ciudad, o del derecho a la existencia248. Así resulta que las personas acampadas en el parque no fueron reconocidas en su condición de “vecinos de la ciudad”; otras denominaciones emergieron en su lugar durante el conflicto, sea por parte del Gobierno de la Ciudad o de los medios de comunicación: “usurpadores”, “delincuentes”, “bandas organizadas”, “ola invasora”, “oc(k)upas” o “inmigración de baja calidad”249. Algunos canales de televisión anunciaron que “los vecinos” (término usado de forma indiscriminada para referirse a los habitantes de origen nacional) se enfrentaban “cuerpo a cuerpo con los ocupas” y que, mientras las horas pasaban y la policía (Metropolitana y Federal) no ordenaba el desalojo del predio, “miles de ocupas” seguían “invadiendo” el Parque Indoamericano250. Los medios de comunicación tuvieron un rol importante en

Capítulo 1 (ítems 2 y 4) y capítulo 2 (ítem 5) Capítulo 2 (ítem 4) 249 En una entrevista con Radio Mitre (AM 790) el jefe de Gobierno calificó a las migraciones regionales como “de baja calidad”. Sus declaraciones tuvieron una gran repercusión en los medios de comunicación con reacciones que variaron del rechazo al apoyo. Consultar también: http://www.obserdiscriminacion.gob.ar/?p=820; http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-158803-2010-12-17.html 250 Estas expresiones fueron expuestas, en el momento de la toma, en los programas de noticias C5N y Telenoche. 246 247 248

invisibilizar la presencia territorial histórica de los migrantes en la ciudad. Las noticias sobre el conflicto tuvieron un carácter inminente y de emergencia:

Mientras que causas tales como la pobreza, la falta de seguridad humana o los conflictos sobre la tierra describen una larga y corrosiva línea de tiempo, los “elementos retóricos” de la propaganda de los medios masivos de comunicación constituyen líneas de tiempo de inminencia y emergencia mucho más cortas, que convierten las “causas” socioeconómicas de larga data en respuestas efectivas e incendiarias que pueden conducir a la violencia (Bhabha, 2013:175).

La asociación de las imágenes del “desconocido”, el “extranjero”, “inesperado” o “anormal” divulgadas por los medios suscitó un tiempo de emergencia en el cual la prioridad fue luchar contra la inseguridad -sentimiento generado al combinar elementos reales del caos con elementos del imaginario del “invasor desconocido” (Balibar, 2004:43)- y no contra las causas estructurales que desataron la ocupación. Interpretar la ocupación del Parque Indoamericano como un problema migratorio permitió al Gobierno de la Ciudad poner a la sombra otro aspecto muy importante del conflicto relacionado con las estrategias de presión de los sectores populares en Argentina. Al respecto, Giaretto (2011) sostiene que las tomas de tierras no son una práctica novedosa en la historia nacional, sino una estrategia política tradicional de acceso a la tierra por parte de los sectores populares. Se configuran como una forma de frenar los procesos de expropiación y concentración de tierras de los sectores socioeconómicos pudientes de la ciudad. Bajo esta perspectiva, la autora señala algunas variantes dentro de su propio género que me interesa poner en foco:

Esta presión disruptiva se vuelve aún más aguda si las tierras tomadas pertenecen al espacio público -y aún más si están destinadas a espacios verdes, lo que le agrega un plus de lucha por el espacio común-, si abarcan grandes extensiones, y si su ocupación o abandono implican la desvalorización de las propiedades aledañas (Giaretto, 2011: 206).

Abanderando la defensa del espacio verde como lugar de ocio indispensable para los vecinos de la zona sur de la ciudad, el Gobierno municipal se comprometió a hacer lo posible para acelerar la desocupación del Parque Indoamericano y punir a los migrantes usurpadores. No se trata de negar la importancia de dichos espacios. De hecho, ya indiqué los reclamos de Vecinos Unidos y sus discusiones con los funcionarios de la Corporación Sur sobre la necesidad de cuidado y manutención pública de estos espacios.251 Pero el problema, en aquel contexto 251

Capítulo 2 (ítem 6.1) 247

extraordinario del conflicto, tomó un otro giro cuando los migrantes también fueron invisibilizados como principales usuarios del parque. Según Canelo, durante los fines de semana llegan a circular hasta seis mil personas por el parque, la mayoría migrantes bolivianos y paraguayos (2011: 89). También señala tres actividades tradicionalmente desarrolladas en el parque, las cuales caracteriza como “étnicamente marcadas”: comercial (venta ambulante), deportiva (donde destaca la realización de torneos de futbol organizados por la colectividad boliviana y paraguaya) y cultural (como la típica fiesta de “Alasitas”, organizada por la colectividad boliviana). La tesis de Canelo (2012)

analiza

minuciosamente la utilización tradicional del Parque Indoamericano por parte de la población residente en zonas carenciadas aledañas, conformadas mayormente por migrantes de origen boliviano y paraguayo. También brinda un panorama histórico sobre los reclamos de los vecinos –sobre todo los de la colectividad boliviana- y el abandono del espacio verde durante los sucesivos gobiernos252. Además, da cuenta de los esfuerzos de la población para dialogar con las autoridades a fin de mejorar el parque y su contraparte: la discriminación institucional a los frecuentadores, tanto en términos de nacionalidad como de clase253. Al señalar la toma como un acto de migrantes, y circunscribir los usos del espacio público exclusivamente a los vecinos nacionales, el Gobierno de la Ciudad operó una doble negación. Por un lado no reconoció las practicas históricas de los vecinos de origen boliviano y paraguayo en el parque y los usos compartidos del espacio verde con parte de la clase popular nacional; y por el otro, tal como documenta Canelo, tampoco admitió la emergencia ambiental de aquel importante espacio verde de la ciudad que, tras décadas de abandono, defendía. Según Balibar (2004), cuando las situaciones de dominación involucran a poblaciones migrantes no nacionales en la puja por la igualdad o por la emancipación, como sucedió en el caso de la Toma del Parque Indoamericano, las exigencias por la ciudadanía son casi siempre La historia de Parque Indoamericano corre en paralelo al surgimiento y crecimiento de las villas del sur de la capital. Tal como sucede en las villas aledañas, el “espacio verde”, idealizado en la década de 1920, ha sufrido un proceso de abandono público constante. A partir de esta constatación, Canelo indica que el proyecto para este “pulmón verde de la ciudad”, (…) no sólo no se implementa, sino que en los años cuarenta varias hectáreas aledañas al parque comienzan a ser usadas como depósito de basura. Simultáneamente la zona va siendo habitada por personas de bajos recursos, que encuentran en estos terrenos inundables y carentes de servicios urbanos básicos un lugar donde vivir, conformando varias de las “villas” que aún son parte del entorno (Canelo, 2011:83). Durante dos de los períodos de dictadura militar en el país (1955-1958 y 1976-1983) se planificaron tareas de mejoramiento del espacio verde del parque y de erradicación de las villas. Sin embargo, mientras los habitantes de las villas fueron evacuados de la zona, las mejoras del parque nunca se concretaron. Dos décadas más tarde, en el año 1995, el parque fue formalmente inaugurado y se emprendieron algunas mejoras, tales como limpieza, nivelación del terreno y sembrado de arboles. No obstante, la falta de mantenimiento ocasionó la consecuente degradación del predio, poniendo en evidencia la poca importancia otorgada al espacio en la agenda pública. En años posteriores (especialmente en 2004) “los vecinos” denunciaron el abandono del espacio público ante el Consejo del Plan Urbano Ambiental. El Consejo llegó a notificar la degradación y decretó el “Estado de Emergencia Ambiental” del parque (ley 1582/04), pero nunca implementó medidas concretas para solucionar la cuestión. 253 La tesis de Canelo es una de las pocas que trata de conectar migraciones con un tema novedoso como es la disputa de los migrantes por el espacio público. 248 252

descalificadas y el orden de la nación veta, por exclusión, a los migrantes del derecho a reclamo. De hecho, en plena crisis de la vivienda que asolaba la urbe, los migrantes fueron vetados de seguir desarrollando su agencia como vecinos de la ciudad y como villeros, así como activistas sociales y como militantes por la causa de la urbanización. Las autoridades municipales neutralizaron su voz pública y deslegitimaron sus reclamos sobre el problema del déficit habitacional: un perjuicio, por cierto, extendido a los sectores populares nacionales en emergencia habitacional. Ni villeros migrantes ni villeros nacionales obtuvieron del Gobierno una respuesta sobre la sub-ejecución del presupuesto público para la vivienda año tras año, o sobre las obras frenadas y la inoperancia de las instituciones del sector de la vivienda, o sobre la diferenciación de la aplicación del presupuesto entre zonas norte y sur de la ciudad; o de una serie de cuestiones más generales vinculadas a la vivienda, como la violación de la Constitución nacional y municipal, por ejemplo. Si antes de la toma los migrantes y/o villeros eran “ninguneados”, después de ella fueron criminalizados, impactando de manera negativa en las posibilidades de la población residente de villa (nacional y extranjera) de participar de las decisiones de las políticas públicas respecto al ordenamiento del territorio y su hábitat.

6. La dimensión internacional del conflicto

La magnitud de la toma tuvo la capacidad de involucrar en el conflicto a autoridades hasta entonces “fuera de escena” como el Gobierno Nacional argentino254. Pero también involucró a los gobiernos de Bolivia y Paraguay. Para comprender por qué el conflicto adquirió una dimensión nacional e internacional es necesario considerar los datos del censo realizado durante la toma: entre las 13 mil personas que ocuparon el parque más de la mitad eran migrantes de origen boliviano y paraguayo. Del total, poco más de la mitad (7.258 personas exactamente)255 no tenían regularizada su situación documental. Durante los violentos enfrentamientos con la policía, docenas de personas fueron heridas y dos de ellas cayeron muertas, ambas extranjeras, una originaria de Bolivia y otra de Paraguay. La elevada cantidad de migrantes que participaron de la toma, pero sobre todo las muertes de dos ciudadanos de la Región proyectó el conflicto en la escena diplomática internacional. Los presidentes de Bolivia, Paraguay y Argentina, junto a sus respectivas autoridades diplomáticas, fueron unánimes en sus pronunciamientos, rechazando

254 En

los recuadros presento los discursos de los presidentes de los países de la región. Estos discursos expresan los ideales sobre derechos, integración regional, pueblo latinoamericano, institucionalidad, democracia, y ciudadanía, que guían la orientación política nacional y regional. Desarrollé el análisis sobre dichos discursos presidenciales y la implementación del Programa Patria Grande en: Gallinati (2008 y 2009) 255 Datos censales consultados en Giaretto (2011). 249

enérgicamente las medidas represivas tomadas por el jefe de Gobierno de la Ciudad, las declaraciones xenófobas acerca de los migrantes limítrofes emitidas al momento del conflicto y el no reconocimiento de la ley migratoria 25.871. Legisladores nacionales y de la Ciudad de Buenos Aires, desde diferentes bloques partidarios, condenaron las declaraciones en contra de los migrantes e indicaron la necesidad de una planificación urbana para afrontar el déficit habitacional. Desde la Presidencia de la Nación, la condena fue enérgica y se reafirmó el compromiso con la ciudadanía regional. Cristina Fernández de Kirchner recordó que la redacción de la ley migratoria 25.871 se enmarcaba en un modelo político de respeto a los derechos humanos de los migrantes y de cooperación regional. Se disculpó públicamente con los gobiernos de Bolivia y Paraguay y apenas cuatro días después de la toma del parque, con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos, reforzó su posición de la siguiente forma: Por eso quiero decirles a todos los argentinos que -como Presidenta de la Nación- no estoy dispuesta a que la Argentina se integre al Club de países xenófobos de este planeta. (…) ¿Por qué digo esto? Porque digo esto, porque en la historia... aquí nos acompañan Martin Luther King III, el hijo de Martin Luther King, símbolo, si lo hay, universal en la lucha contra la discriminación y el racismo. Y yo sostengo -queridos compatriotas- que la xenofobia e incentivar discriminaciones étnicas o religiosas o de cualquier naturaleza sólo ha servido para que la humanidad protagonice sus capítulos y sus historias más negras y fatales (Discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el acto por el Día ¡Cuánta deuda tenemos aún con la Internacional de los Derechos Constitución! ¡Con qué naturalidad la Humanos, Salón de los Patriotas desobedecemos! (…) ¿Qué proyectos vamos a Latinoamericanos, 10 de postergar, qué retribuciones vamos a negar, qué 256 diciembre de 2010). obras dejarán de hacerse? Educación, energía, medio ambiente y seguridad son los temas para los que debiéramos definir estrategias orientadas al largo plazo y luego, arroparlas, La primera mandataria no protegerlas del vaivén político para que puedan hizo ninguna referencia al derecho proyectarse en el tiempo y consumar sus efectos. (…) No perdemos la esperanza, (humano) a la vivienda y al derecho porque aún están vivos los sentimientos: desde el Río Bravo a las Malvinas vive una sola de acceso a la ciudad aunque, si nación, la nación latinoamericana. Dentro de bien condenó una de las facetas de nuestro hogar latinoamericano, tenemos un dormitorio que compartimos y que se llama la discriminación -“aquellas que MERCOSUR (José Mujica, discurso en la genera estereotipos sobre cualquier Asamblea Legislativa, Montevideo, 2009).

grupo abstractos

basado

en

o

empíricos,

aspectos como

Disponible en: http://www.casarosada.gov.ar/la-casa-rosada/palacio/4035. Los discursos de los presidentes, en adelante, se ubicarán en recuadros. 250 256

también acerca de cualidades adquiridas o innatas” (INADI, 2009)-, olvidó otras -especialmente “aquellas que resultan en diferenciaciones legales, económicas, laborales, de acceso, etc. sobre un grupo humano determinado” (INADI, 2009).Restringir la discriminación y/o xenofobia a su vertiente nacional creó una especie de “cortina de humo” sobre la situación de emergencia habitacional y otros mecanismos discriminatorios que sufren los sectores populares, conformado en gran medida por la población de origen paraguayo y boliviano. Ya he indicado las argumentaciones de los “activistas sociales” junto al INADI sobre las diferentes formas de discriminación que éstos padecen. Conviene recordar una de ellas: "En el caso de la urbanización, ¿se puede tomar como un acto discriminatorio que los gobiernos de turno no cumplan con las políticas y las leyes, aun cuando están en la Constitución?" Por otro lado, el respaldo jurídico (a través de la ley migratoria 25.871) y

A corregirme permanentemente, es posible que pueda equivocarme, puedo equivocarme, podemos equivocarnos, pero jamás traicionar la lucha del pueblo boliviano y la lucha de la liberación de los pueblos de Latinoamérica. (…) Hemos visto que organizados y unidos con los movimientos sociales de las ciudades, del campo, combinando la conciencia social, con la capacidad intelectual es posible derrotar democráticamente los intereses externos (Evo Morales, asunción del mandato presidencial, Tiahuanacu, 2006).

simbólico (a través de las declaraciones de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner) de los migrantes a nivel nacional permitió el aumento de su voz pública y la convalidación de sus argumentaciones sobre el derecho a participar en los asuntos de la vida pública urbana. Es probable que esta validación también sea uno de los principales factores de la “naturalización” del migrante como “interlocutor vecino”, con acceso al diálogo con las autoridades en el centro mismo del poder político de la Capital -un contexto por cierto muy particular, o poco común para otras realidades nacionales, incluso en el mismo subcontinente-. En el auge de los enfrentamientos, los gobiernos de Bolivia y Paraguay intercedieron por la seguridad y la protección de los derechos humanos de sus ciudadanos residentes en el exterior, así como reclamaron al Gobierno argentino explicaciones y justicia por las muertes y enviaron apoyo a las víctimas. Al mismo tiempo, rogaron a sus ciudadanos residentes en Buenos Aires que desocupasen el parque de forma pacífica y ordenada, que respetasen el orden y las leyes de la nación argentina y, diplomáticamente, se disculparan ante las autoridades locales con respecto a lo ocurrido. Desde Bolivia, el presidente Evo Morales se sumó a quienes repudiaron las declaraciones xenofóbicas y, al mismo tiempo, desaprobó la toma de tierras del parque por parte de los bolivianos residentes en Buenos Aires. El mandatario consideró que la ocupación sólo serviría para “desprestigiar” a la colectividad boliviana y que “los 251

extranjeros” en un país –de ninguna forma- podrían atentar en contra de la soberanía nacional: “Imagínense que vengan extranjeros acá (a Bolivia) a asaltar tierras”257. El canciller boliviano rogó a las autoridades argentinas que los Derechos Humanos fuesen respetados y al mismo tiempo instigó a sus compatriotas que volviesen a Bolivia y/o respetasen las leyes argentinas. El ministerio de Relaciones Exteriores de Paraguay también condenó las “expresiones” que "facilitan el rebrote de un clima xenofóbico contra la comunidad paraguaya y otras comunidades latinoamericanas residentes en el vecino país".258 Sin embargo, tal como los demás gobiernos nacionales y municipal, Paraguay no reconoció la situación de emergencia habitacional de sus compatriotas residentes en Buenos Aires ni propuso, por ejemplo, incluir el tema en la agenda regional, aun cuando es de conocimiento público que el principal factor del éxodo paraguayo es la expropiación de tierras. Históricamente, los flujos migratorios desde Paraguay hacia Argentina se conformaron dentro de este marco “expulsivo”, donde la concentración de tierras, la inexistencia de industria y de políticas públicas sociales, la “descampesinación” (Halpern, 2009:77) o la precariedad de las condiciones de vida de la población fueron factores centrales. Al respecto, un informe sobre la reforma agraria y los derechos humanos en Paraguay indica que el 85% de las tierras de Paraguay están concentradas en las manos de 2,5% de propietarios. También indica los orígenes de este fenómeno: La estructura agraria actual se originó a finales del siglo XIX con la entrega de enormes superficies de tierras fiscales a personas y empresas de capital extranjero y se consolidó durante la dictadura Stronista en la segunda mitad del siglo XX. Los proyectos de colonización no modificaron el carácter dual de la estructura agraria del país, ya que al final de la dictadura se registró una reconcentración que motivó masivas ocupaciones de tierra. Al mismo tiempo, y posteriormente, tanto el régimen dictatorial como los posteriores gobiernos entregaron de forma fraudulenta enormes cantidades de tierras sujetas a la reforma agraria a políticos, empresarios y militares afines al Gobierno, 257Consultado

en http://www.clarin.com/politica/Evo-compatriotas-sigan-ocupando-tierras_0_389961043.html. Nótese que, una vez más, el migrante sólo legitima su presencia al ser trabajador y para servir a los objetivos (económicos) del Estado. En cualquier otro ámbito la presencia migrante pierde su legitimidad. En mi caso de análisis su presencia es aún más fuertemente vetada en tanto pone en riesgo el monopolio de acceso a la propiedad de los ciudadanos nacionales. O mejor dicho, la ilusión que se construye al respecto de este monopolio. Para confirmar esta afirmación bastaría citar los conflictos entre la empresa Benetton (de capital europeo) y el pueblo Mapuche, ocasionados por la compra de tierras por parte de la empresa. Para más información sobre el conflicto consultar: http://www.mapuche-nation.org/espanol/main/benetton/noticias/art-04.htm. Esta situación que se restringe al caso argentino, el asalto de tierras por parte de los “extranjeros”, es un hecho común en el subcontinente. La concentración de tierras en manos “extranjeras” aumentó considerablemente durante los períodos de dictaduras que tuvieron lugar en toda la región. El caso de Chile es paradigmático: Karmy Bolton (2009) documenta la venta del subsuelo nacional y de sus recursos al explicar el conflicto de la población nacional con la transnacional canadiense Barrick Gold en torno a la cuestión del agua. Es probable que el pronunciamiento de Evo Morales sobre el “asalto de tierras” se inserte en un marco de defensa de las tierras nacionales frente a los capitales extranjeros. Sin embargo, sus declaraciones y desconocimiento sobre la situación de emergencia habitacional que viven sus compatriotas residentes en Argentina acabó por impactar negativamente sobre otro de los marcos de referencia nacional y regional: la defensa de los derechos de los pueblos originarios y/o latinoamericanos; así, hasta desarticular sus luchas en red. Eso niega sus propios objetivos políticos y discursos públicos (ver recuadro con sus declaraciones). 258 Consultado en http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/subnotas/20-50813-2010-12-10.html 252

generando tierras denominadas “mal habidas”. (Informe sobre situación de la posesión de tierras en Paraguay).259

Si bien los gobiernos de la Región reconocen que el problema de

la

desposesión

y

de

la

concentración de tierras no es un problema exclusivo de Paraguay sino una situación generalizada en todo

el

subcontinente,

en

el

momento de la toma de tierras en el Parque Indoamericano optaron por

Si uno nos mira a todos nosotros, verían todos distintos orígenes, pero verían un sólo objetivo: que sus pueblos, que sus sociedades tengan más libertad, más igualdad, más equitativa distribución de la riqueza, más educación, más salud. (…) Todos los que estamos aquí hoy, tenemos la suerte de poder valernos por nosotros mismos, tener casa, tener seguridades que otros argentinos y otros compatriotas latinoamericanos todavía no tienen. Por ellos tenemos que seguir trabajando con el compromiso vigente de hombres y mujeres (Cristina Fernández de Kirchner, acto de inauguración de la galería de patriotas latinoamericanos, Buenos Aires, 2010).

concentrar sus discursos en la problemática de la discriminación y criminalización de las migraciones limítrofes. Pasados once días de la toma, el Gobierno de Brasil, que en el año 2010 ocupaba la presidencia pro tempore del Mercosur, también manifestó su preocupación sobre la cuestión. Durante la 40ª Cumbre de presidentes del Mercosur, el ex mandatario Luis Ignacio Lula da Silva se unió al repudio de sus pares respecto a las declaraciones del alcalde porteño y recalcó el compromiso del bloque con la ciudadanía regional: "Mientras en otras regiones se criminaliza la inmigración, aquí construimos un espacio abierto"260. En la misma Cumbre, el bloque lanzó las bases para los próximos diez años del proyecto de integración regional. La consolidación aduanera fue el primer tema de la agenda pero también fueron tratados temas de cuño social, tales como “la conformación de la ciudadanía regional”. La delegación brasilera propuso, a través del “plan de acción para el estatuto de la ciudadanía”, la creación de un padrón único para los documentos de identidad de los nacionales del bloque. La delegación argentina, por su parte, presentó un documento para la "protección y defensa del trabajador migrante", el cual los presidentes se comprometieron a firmar durante el encuentro. En términos generales exhortaron a la democracia, los derechos humanos, la participación social, la soberanía y la autonomía de los pueblos del continente. El discurso del Fernando Lugo, presidente de Paraguay que asumía el mandato de la presidencia pro tempore del bloque, subrayó la necesidad de seguir fortaleciendo la 259Disponible

en: http://www.cloc-viacampesina.net/es/temas-principales/derechos-humanos/1246-paraguayinforme-preliminar-mision-de-investigacion-caso-marina-cue. Riquelme (2006) y Palau (2007 y 2009) confirman estas cifras en sus estudios. Al respecto, Palau agrega que “la situación en torno a la problemática de la tierra se ha ido agravando e intensificando con la implementación del modelo sojero, que ya ha desplazado, en promedio, a nueve mil familias campesinas por año durante los últimos siete años…” (Palau, 2009:115). 260 Disponible en: http://archivo.presidencia.gub.uy/sci/noticias/2010/12/2010121704.htm 253

integración, conjugando crecimiento económico y desarrollo social sostenido. Reiteró el compromiso con la preservación de la institucionalidad democrática, el orden constitucional y la paz social. Tal como los demás mandatarios, hizo hincapié en la necesidad de que los pueblos se involucraran con el bloque y recalcó: “Estamos comprometidos con un MERCOSUR de los pueblos”.261 Sin embargo, entre todas las exhortaciones y recomendaciones, así como en los proyectos propuestos, no figuró el problema habitacional de los pueblos, ni la grave situación de emergencia en que se encontraba parte de la ciudadanía regional residente en las villas de Buenos Aires. La divergencia argumentativa más tajante entre las escalas de gobernanza urbana y nacional se produjo en torno a la discriminación nacional. De ahí resultó una importante diferencia en términos de acción del poder público: no mencionar el derecho a la vivienda no es lo mismo que negarlo y, si bien ambas se configuran como formas de omisión, la segunda (el derecho vetado) es innegablemente más propicia a desencadenar formas de violencia institucionalizada que la primera (el derecho velado). Expedir una orden de desalojo que descarte de antemano el diálogo con los manifestantes no es lo mismo que una orden de desalojo que contemple un proceso de negociación previa o posterior. Según mi perspectiva de investigación, estas diferencias impactan directamente en las posibilidades de expresión y potenciación de la voz pública de los migrantes. En todo caso, esta tendencia no está exenta de contradicciones. Cuando el mandatario boliviano desaprobó la toma, pero sobre todo cuando sugirió el retorno de sus compatriotas al país de origen, accionó una de las contradicciones fundamentales y constitutivas de la condición del inmigrante: (…) la ilusión colectiva de un estado que no es ni provisorio ni permanente, o, lo que es lo mismo, de un estado que sólo es admitido ora como provisorio (de derecho), con la condición de que este “provisorio” pueda durar indefinidamente, ora como definitivo (de hecho) con la condición de que este “definitivo” jamás sea enunciado como tal. Y, si todos los actores involucrados por la inmigración acaban concordando con esta ilusión, es sin duda porque ella permite que cada uno se amolde a las contradicciones propias a la posición que ocupa… [traducción propia] (Sayad, 2008:46).

La “opción” del retorno propuesta por el Gobierno de Bolivia indica una vez más la lógica perversa que atrapa y condena al inmigrante en un lugar ilegítimo. Escapar a esta lógica parece ser una tarea titánica hasta para el contexto latinoamericano, donde los mandatarios vienen dando y/o enunciando derechos al pueblo, fomentando su participación en la vida pública y proclamando al migrante como ciudadano regional. La ilusión del retorno y del tiempo 261

Disponible en: http://archivo.presidencia.gub.uy/sci/noticias/2010/12/2010121704.htm 254

provisorio de la vivienda participa de una misma lógica, aquella que también define al inmigrante como una fuerza de trabajo en tránsito (Sayad, 2008: 54). Si no, ¿cómo comprender esta “opción” jamás pensada por los migrantes en lucha? Que Clemente cruzara nuevamente el Río Bermejo, ahora con dos hijos y una esposa, que dejara su trabajo, su casa autoconstruida y su lucha por la vivienda fue una hipótesis que nunca figuró en sus relatos. Que Victoria retornase a su país de origen, con sus hijos argentinos y su marido también argentino, dejando atrás sus ideales de urbanización y sus sueños de volver a estudiar y formar una red de organizaciones, tampoco fue una posibilidad mencionada por ella. Aun cuando Gema recibió ofertas de trabajo desde el Paraguay, justificó el rechazo diciendo: “mi lucha es aquí, aquí he construido mi vida”. Cuando le pregunté a César sobre un posible retorno a Bolivia su respuesta fue tajante: Mi hijo ya nació acá, mis hijos van a la escuela. Mi hijo mayor va al colegio, entonces no se nos pasa a ninguno de nosotros por la cabeza volver al lugar de donde habíamos partido un día. Entonces nuestra vida está hecha acá y mis hijos estudian acá y vamos a seguir batallando acá.

En este sentido, sugerir a los ciudadanos retornar a su país implicó no sólo desconsiderar su larga residencia en el país sino invalidar la trayectoria de/en la lucha, invisibilizar la batalla cotidiana del ciudadano del Mercosur. Al privilegiar, aunque circunstancialmente, la lógica de la ciudadanía nacional frente a la regional, el bloque pagó un precio alto: no reconoció la participación, la militancia y, sobre todo, el proceso de emancipación política que venían desarrollando los ciudadanos regionales residentes de villas en la Ciudad de Buenos Aires. Al pueblo regional y soberano -el que en los discursos de los mandatarios fue constantemente exhortado a reclamar por sus derechos, luchar por Tenemos una deuda histórica, construir el sur del continente en la solidaridad. América del Sur nació unida, pero nos fueron separando. Debemos unirnos, no sólo en lo económico sino en la solidaridad de los gobiernos y los pueblos (Fernando Lugo, reunión de la UNASUR, Buenos Aires, 2010).

la igualdad y la justicia social y a sostener el sistema democrático regional- se le recordó que, más allá de su pertenencia a la Patria Grande y al pueblo latinoamericano,

su

comportamiento

debería

ajustarse, en primer lugar, al respeto a la soberanía nacional y a la inviolabilidad de la propiedad. Con estas indicaciones, los mandatarios no tomaron en consideración que la ocupación se trataba de una medida de fuerza frente a una situación de emergencia.

Tampoco

interpretaron

que

la

infracción tuvo como objetivo la defensa del derecho a la vivienda y la propiedad del territorio por parte del pueblo regional que, en última instancia, acudía en la defensa de las leyes, normas 255

constitucionales y pactos internacionales. Bajo este punto de vista, no se puede negar que las prácticas de ciudadanía de los migrantes bolivianos y paraguayos en lucha (ciudadanos regionales) cumplen el importante rol de sostén democrático y afianzamiento de la institucionalidad de los ámbitos nacional y municipal, con consecuencias positivas para las clases populares en Argentina. Por otro lado, las argumentaciones de los mandatarios también deben ser interpretadas a la luz de un contexto político (continental) de recuperación de la soberanía nacional y territorial, que deshabilita la “injerencia extranjera” en los asuntos nacionales y fomenta la “autonomía de los pueblos”. Y este es el gran nudo problemático a diferentes escalas: los dilemas entre distintos niveles de “soberanías”. El desacople entre las ciudadanías urbana, nacional y regional, y las contradictorias

exigencias

de

comportamiento

cívico, ha generado cierta esquizofrenia entre un pueblo homogéneo en los discursos de la Patria Grande y heterogéneo a la hora de ocupar el territorio de esta misma “Patria”. El estado de transición por el que pasan las ciudadanías nacional y regional no permite indicar un camino preciso de desarrollo para la cuestión. Pero deja entrever el efecto emancipador que las narraciones en torno a lo nacional y lo regional vienen imprimiendo en la lucha por la vivienda y en la configuración

Y recuerda: pasará el tiempo y ahora es tiempo de compromiso, y tú tendrás que reponer lo que hay acá, y sacarás de tus entrañas lo que más te represente y lo pondrás acá. Todo esto es transitorio, lo permanente sos vos, ser anónimo, omnipotente. Y ¡ay de aquellos que creen que el poder está arriba y no se dan cuenta que el poder está en el corazón de las grandes masas! (José Mujica, asunción del mandato presidencial, Montevideo, 2009).

socioterritorial de la Ciudad de Buenos Aires. La adhesión de los migrantes en lucha a la narración y la resignificación que ésta adquiere en la vida nacional cotidiana de los villeros migrantes en Buenos Aires es innegable, así como la escisión del sujeto que provoca: ni totalmente migrante, ni totalmente vecino, ni totalmente ciudadano regional ni nacional, ni totalmente pueblo del Mercosur: “Ni ciudadano, ni extranjero, ni totalmente del lado de lo Mismo, ni totalmente del lado del Otro, el inmigrante se sitúa en este lugar bastardo del que Platón también habla, la frontera entre el ser y el no-ser social” [traducción propia] (Bourdieu en Sayad, 1998:11). Más allá de la escisión, las “nuevas” -o rescatadas- narraciones junto a las variaciones y diferencias discursivas y argumentativas entre las distintas escalas de gobierno tienen un impacto directo sobre las movilizaciones y reclamos populares262. La autonomía de las migraciones (Mezzadra, 2012), la ciudadanía como agencia dentro de una lógica de conquista de derechos vía 262

Analicé a estos discursos en: Gallinati (2008 y 2009). 256

reclamo (Chatterjee, 2008) y la democracia como razonamiento público y gobierno por discusión (Sen, 2005) se nutren y se transforman a partir de estas pequeñas autorizaciones y desautorizaciones, explícitas e implícitas, concretas y simbólicas. Las posibilidades de los migrantes y de los sectores populares de insertar sus demandas en las agendas de gobierno y visibilizar sus reivindicaciones también se vinculan con estas autorizaciones. Como una especie de foto instantánea que no representó la conducta de los Estados nacionales y del bloque sino una No hay que quedarse atrapados en el balance, sino ponerse metas: consolidar la democracia, darle legitimidad, derrotar el subdesarrollo, superar la pobreza que aún queda mucha, y reducir las desigualdades, lograr un continente integrado realmente, con unidad para ser un ejemplo en el mundo y con paz. Enfrentar unidos nuestros sueños con propuestas y proyectos concretos (Sebastián Piñera, reunión de la UNASUR, Buenos Aires, 2010).

de

las

conductas

posibles,

dentro

conjunto

de

de

un

posibilidades

circunstanciales

específicas.

En todo caso, la foto no perdió capturar

la las

capacidad

de

orientaciones

generales de una época, los parámetros de conducta más o menos tipificados, los argumentos, las argumentaciones y los discursos que, al mismo tiempo, remiten a cuestiones recurrentes –o persistentes- y abren precedentes a nuevas situaciones y formas de tratar a antiguas problemáticas. El momento capturado indicó un estado de transición, marcado por el encuentro entre estímulos/autorizaciones (a través de la enunciación del derecho, de la protección de los derechos humanos y migratorios y de una política de circulación y no de control, etc.) e impedimentos/desautorizaciones (la falta de garantías concretas, dinámica urbana de creciente desigualdad de acceso a la propiedad, etc.). En medio de estas contradicciones, “el pueblo” no pudo más que adaptarse a las condiciones circunstanciales y a las dinámicas concretas de su cotidianidad, probando una vez más la conocida sensación de impotencia, al mismo tiempo, que también revelaba aquella cotidianidad de los mandatarios de la región: Lo real es ante todo la combinación explosiva de una doble impotencia: impotencia de la masa para influir, con los medios de organización democrática legados por el pasado, sobre el nuevo ciclo de proletarización engendrado por el desarrollo del mercado; impotencia de los Estados y, por consiguiente, de las clases dominantes, para establecer instrumentos de regulación adaptados al nuevo marco social… (Balibar, 2004: 43).

Durante la toma ambas impotencias emergieron, pero la segunda -la impotencia de los Estados- reveló la incapacidad del Gobierno municipal en solucionar el problema de la vivienda y la distribución del suelo urbano, así como del Gobierno nacional en lidiar con la dialéctica entre 257

la ciudadanía nacional y regional: o señalar las “amenazas extranjeras” o exhortar la fraternidad y la igualdad entre sus pueblos. De cualquier modo, la forma en que las migraciones y los nacionalismos serán instrumentalizados (en sus distintas escalas territoriales) se vincula estrechamente con los intereses y/o posibilidades de acción de los distintos sectores frente a las potentes fuerzas del capital económico, que son, realmente, las que mayor poder de regulación tienen sobre el acceso al mercado del suelo urbano.

7. Entre taparse y mostrarse, interpretación y experiencia del conflicto desde abajo

Entonces siempre fue este nuestro reclamo puntual entre todas las villas unidas por la urbanización. Ha sido nuestro reclamo, que nosotros seamos digamos… considerados en el tejido urbano, tengamos todos esos servicios como cualquier otro barrio. Queremos tener la escrituración del lugar donde nosotros estamos viviendo. Eso ha sido el reclamo general, si eso hubiera cumplido el gobierno de turno que tanto prometieron, por ejemplo en este caso yo me voy a referir al Gobierno de la Ciudad. En su campaña prometía diez mil viviendas por año, la promesa fue exactamente en Lugano, en el lugar donde hoy es el foco de noticia de la Toma del Parque Indoamericano. Entonces, si esas promesas de todos los gobiernos de turno tanto nacional como de la ciudad se hubieran cumplido, éste problema no se hubiera suscitado sino que tienen que tomar una decisión política, social… una salida habitacional para el conjunto de los vecinos que vivimos en las villas aledañas al Parque Indoamericano.

La opinión de César sobre la toma puso nuevamente en evidencia un elemento central en la lucha por la vivienda: su dependencia respecto del tiempo electoral de la política. En la opinión de César, la toma expresó justamente el compromiso incumplido entre electores y elegidos, la ruptura del “pacto popular”, tal como lo había indicado el residente de Villa 31 bis algunos meses antes del conflicto, en la Legislatura de la Ciudad. Pero también expresó un claro objetivo: presionar por la urbanización y la posesión legal de los inmuebles. Ya indiqué anteriormente que las tomas de tierra son una modalidad local tradicional de acción y presión de los sectores subalternos frente a la expropiación del suelo urbano: Las tomas de tierras urbanas en general son acciones disruptivas del ordenamiento territorial de las ciudades capitalistas, porque cuestionan la distribución y la organización del espacio urbano y ejercen una presión social que cuestiona la injusticia territorial de dicho ordenamiento. (…) Las tomas de tierras urbanas encarnan un conflicto políticosocial que interpela al Estado en sentido ampliado: no sólo en sus diferentes niveles de gobierno -municipal, provincial y nacional- y a sus diferentes poderes -ejecutivo, legislativo y judicial-, sino también a los partidos políticos, organizaciones sociales y medios de comunicación que, de acuerdo al caso y su nivel de conflictividad, participan e inciden en las formas en las que se resuelve la toma (Giaretto, 2011: 208).

258

Más allá de reconocer las características sociológicas de la toma como estrategia, retomo una de las orientaciones que guió mi análisis (planteada en la introducción de este capítulo): desencorsetar la ocupación del parque, y los procesos que conformaron la lucha por la vivienda, como efecto monolítico de la acción intencional y dar más lugar a lo afectivo de los procesos sociales, incorporando al análisis la heterogeneidad de prácticas como una forma más de romper con el binarismo entre dominantes y dominados (Bhabha, 2000). La opción permite dar cuenta de las humanidades e imprevisibilidades contenidas en los procesos. No todos los villeros que fueron al parque, y es probable que tampoco el resto de la masa de personas que decidieron unirse a la toma, vivieron o interpretaron la acción en los mismos términos expuestos por César. Como indicaré en esta sección, muchos de los que se sumaron a la protesta fueron movidos por la magnitud de la acción y por la desesperación de vivir en condiciones habitacionales de hacinamiento e insalubridad, sin medir las consecuencias políticas de sus actos (Bhabha, 2000). Registré un intenso flujo de rumores (en y entre villas) sobre el comportamiento de ciertos referentes. Abundaron los juzgamientos sobre la ética y la moral de los que fueron al parque, lo que accionó un fuerte control social entre pares -o las inhabilitaciones desde abajo-. La participación en el conflicto fue evaluada a partir del interés que orientó la decisión personal a la acción. Fueron consideradas justificables las acciones movidas por la necesidad y/o por la lucha por la urbanización. Al contrario, fueron señaladas como acciones no justificables aquellas orientadas en base a la especulación política y sobre todo de carácter “punteril”. También fueron negativamente señaladas las personas que se “aprovechaban de la situación” sin una “verdadera necesidad”. Se incluyeron en la modalidad los que “tenían casa” y sin embargo acudieron al parque con el propósito (y la esperanza) de adquirir un inmueble, ser beneficiado por la posible distribución de planes o recibir una remuneración pública por desalojo263. Aunque ningún inmueble en la villa cuente con escritura, y por lo tanto sus ocupantes no sean legalmente propietarios, los villeros establecen una gran diferencia entre vivir de alquiler y tener la posesión (más o menos) estable del inmueble. Más aún cuando la tenencia informal no implique mayores problemas para las transacciones de compra, venta y alquiler dentro del mercado inmobiliario de las villas (Cravino, 2006). Durante el conflicto, Victoria fue al Indoamericano: juzgó y fue juzgada por sus pares. Pero a pesar del fuerte control social dijo que fue “a probar”, “a perder o a ganar”. El hogar de Para Groisman, “otro factor que contribuyó fuertemente en la deslegitimación de la ocupación fue la idea de que muchos de los que ocuparon el Parque Indoamericano ya tenían casa donde vivir. Esta idea difundida en los medios de comunicación también circulaba en las villas y barrios lindantes al Indoamericano y favoreció la falta del consenso necesario para continuar con la ocupación. En síntesis, todos estos factores contribuyeron a establecer una correlación de fuerzas desfavorable para los ocupantes que buscaban permanecer en el parque y disputar una salida al conflicto diferente a la ocurrida” (2011: 62). 259 263

Victoria está ubicado en el corazón del asentamiento Los Pinos, se accede por un pasillo angosto, mal ventilado y escasamente iluminado. En la planta baja una precaria cocina, una habitación de reducidas medidas y un baño donde la ducha, la pileta y el inodoro se sobreponen en un mismo espacio. En la planta alta -más bien una especie de entrepiso- otra habitación. A pesar de vivir en condiciones de insalubridad habitacional, Victoria temía ser “mal interpretada” por sus pares. Me dijo saber que sus vecinos la observaron y la juzgaron por tener casa e ir al parque. Reconoció como válidos los parámetros morales accionados por los vecinos pero, por otro lado, también validó su acción con base a las pésimas condiciones habitacionales en que vivía. Entre la moralidad y la necesidad, me relató su dilema, sus angustias y esperanzas. Yo estuve adentro (del parque durante la toma), a Hermes no lo vi, ellos me vieron porque yo sé que me vieron. Muchos me… Tuve mucha contra por ese tema pero yo fui con el interés de aprender porque vos no sé si te has dado cuenta, me gusta ir y ver y observar. Y ahí conocí a la gente que conocía a la gente de Villa 3, mis vecinos… quienes… ¿de qué lado están?

Al mismo tiempo que Victoria observaba, se sabía observada. Al mismo tiempo que juzgaba y evaluaba sus alianzas, entendía que los demás también la evaluaban. Sin embargo, su mayor preocupación fue con los medios de comunicación. Dijo haber tomado la máxima precaución a la hora de dar declaraciones. Trató de mantener “el perfil bajo” pero por “mala leche” los reporteros, que “iban a hablar con la gente boliviana que no sabía qué decir” le habían tomado de sorpresa. Y “ahí dije uy, caí, caí, caí… qué hago, qué hago, qué hago… porque me agarraron (risas)”:

Investigadora: ¿Y qué dijiste? Victoria: No, sí… dije una mentira, que yo alquilaba pero en Villa 3 (risas). Pero después quise decir todo lo que era verdad, que si el Gobierno… porque me preguntaban así: “entonces vos crees”… es como que Canal 26 me quería hacer pisar el palito, me quería hacer decir en contra de mi país y en contra de muchas cosas, viste. Y yo les decía NO, que el Estado, que el Gobierno… que el Gobierno tiene que solucionar muchas cosas y hablé el tema de que provincia y capital, que si un argentino va, que le cierran la puerta y peor para un extranjero. Era una… creo que me entrevistaron casi 15, 16 minutos, era la entrevista más larga. Investigadora: ¿Y ahí soltaste todo? (risas) Victoria: Solté casi todo porque tenía que tener cuidado. ¿Sabes dónde fallé? Le dije “soy madre soltera” y después dije… “y mi marido… ¡ahí!”. Después me llamaban por teléfono mis amigas y me decían “decidite, tenés o no tenés marido” me decían (risas). Yo les dije, sabe lo que pasa, yo fui madre soltera, yo conozco vecinas de acá y a veces me identifico con ellas pero sí tengo mi pareja. Pero date cuenta, esto es así… trataba de taparlo bien, viste. No soy una bruta. Pero era re chistoso, era chistoso y doloroso (…) Me decían “qué caradura que sos”, pero ¿qué querés que diga? ¿Que tengo mi casa?… Aparte no es mi casa, vos sabés, esto es un asentamiento como todo, hasta que sea legal todo esto. Falta saber si no nos botan de acá y ver si quedo en la calle... es que la necesidad está, la necesidad está”. 260

El relato de Victoria sobrepuso dos relaciones morales fundamentales que estuvieron en juego durante la toma del parque: una vinculada a sus vecinos y compañeros de lucha por la vivienda y otra vinculada a los demás habitantes de la ciudad. La primera puso en foco la condición de referente y militante de la lucha por la vivienda. De la conducta adoptada dependían las futuras redes de contacto y alianzas de lucha. La segunda puso en foco la condición de extranjeridad, demarcando la diferencia naturalizada por los medios de comunicación entre migrantes y población nativa, independientemente de la situación habitacional y del reclamo común que llevaban a cabo con la toma. Dichas relaciones acabaron por ejercer distintos tipos y grados de control y autocontrol sobre las acciones y estrategias de los migrantes. Una vigilancia múltiple, a la cual Victoria buscó eludir manteniendo el “perfil bajo” y (auto) justificando su necesidad. Asumió los costos morales entre pares y reconoció el amplio margen de pérdida frente a las exiguas posibilidades de ganancia. Frente a un escenario poco alentador, la mínima posibilidad de cambio la animó a sumarse a la masa de los sin techo. Por eso, ella también optó en ir al parque:

Cuando comencé a mirar caras que conocía de otros barrios es como que me entró ese “yo”, esa curiosidad que tengo yo y dije “no, voy”. “A perder o a ganar voy a ir”. A mi marido le dije “te animas y si nos vamos los dos a perder o ganar, si hay algo, hay algo”, si al final todos lo hacen, ¿por qué yo no?

El comportamiento de Victoria, descrito por ella como el efecto de su “yo”, parece haber contagiado a buena parte de sus vecinos que también se dirigieron hacia el local en búsqueda de “algo”. Según Giaretto (2011), la toma se caracterizó por una gran “expansión interna”, donde las 300 familias que inicialmente ocuparon el parque (alrededor de 1.200 personas) luego devinieron en 13.333, por efecto del proceso que designó como “efecto alud”. Sea interpretado bajo el efecto del “yo” o del “alud”, lo cierto es que Victoria y su marido se encuadraron en el perfil diagnosticado por las estadísticas oficiales respecto a la procedencia territorial de la población: la mayor parte provenía de las villas y asentamientos aledaños al parque -entre ellas: Bajo Flores, Ciudad Oculta, Los Piletones y Villa Lugano, Villa Fátima y Los Pinos- y, en menor medida, habitantes del conurbano.264 Una vez tomada la decisión de ir al parque, Victoria tuvo que conciliar el trabajo por el barrio, la toma y las tareas familiares y del hogar. Ella y su marido dividieron labores: él se quedó

264

Estas cifras fueron consultadas en Giaretto que toma como fuente Telam: http://www.telam.com.ar/vernota 261

acampando mientras ella se movía entre el parque y el asentamiento a fin de llevar provisiones para el marido y alimentar a los hijos que habían quedado en la casa. En mitad de la toma, Victoria seguía “atendiendo al barrio”. Me contó que justo al momento de dar una entrevista la llamaron desde el asentamiento donde “estaban por poner la carcasa del transformador (de la luz) y me vine corriendo, estaba atendiendo los temas de mi barrio y me iba de aquí para allá, estaba así…”. Cuando finalizó el conflicto, los gobiernos municipal y nacional no pudieron negar la magnitud del déficit habitacional. Se realizó un censo sobre las familias que estaban en el parque y se anunció un incierto “futuro plan de viviendas”. Victoria creía que el anuncio sería más bien una promesa incumplida, pero rescató el lado positivo de la situación: “La gente que de verdad necesita o necesitaba un empujón llegó a sacar algo como la documentación…”. Ese fue el caso de su hermana que “padecía del tema migratorio”:

Te digo que ya estamos años acá y por tema de violencia familiar ella no pudo hacer el documento y ahora puesto que se separó que pudo comenzar otra vez, está comenzando recién, le dijeron que tenía que ir a Violencia otra vez… para poder sacar (el documento), porque tiene tres hijos argentinos, ni siquiera uno en Bolivia, nada. Ella está desde pendejita, desde 16, 17 años acá. Por el tema de violencia familiar, el hombre la golpeaba, la cortaba, la lastimaba, no la dejaba salir, no la podía ni ver muchas veces, todo eso. Y ahora mira, en el Indoamericano… por eso te digo, el que necesitaba le sirvió de algo de favor, pero hubo mucho mal manejo político ahí, había muchas organizaciones, había mucha habladuría, mucho manejo político. (…) Y bueno… mi marido sí se censó, estuvo ahí, yo creo que en el último pleito… mi hermana estuvo, ella sí hizo el convenio y se solucionó el problema migratorio, le van a dar el documento de acá a dos meses, no tuvo que pagar nada. La verdad para ella ese poco fue mucho…

Aunque el acceso a la documentación, de forma rápida y gratuita, fue una ganancia valorada, Victoria también reconoció que, con relación al objetivo principal -la urbanización y el acceso a la vivienda digna-, los villeros no pudieron ganar nada. Sostuvo que el motivo de la pérdida fue “el mal manejo político”. El hincapié de Victoria señaló otra característica de la toma de tierras:

Cuando existen pujas políticas entre los diferentes niveles de gobierno las tomas de tierras resultan un problema susceptible de capitalización política, por lo que se complejizan las relaciones de fuerza entre clases e intra clases y se tornan poco predecibles las vías de resolución/disolución que pueda adoptar el conflicto (Giaretto, 2011:2009).

Debido a los costos políticos que la prolongación de la toma podría generar a los futuros candidatos, los gobiernos trataron rápidamente de desocupar el parque (especialmente el 262

Gobierno municipal) y documentar a la población extranjera (el Gobierno Nacional). Las medidas pusieron en evidencia la maleabilidad de las reglas burocráticas que, adaptadas a la conveniencia electoral, se circunscribieron al ámbito de la voluntad política, innumerablemente señaladas por los migrantes a lo largo de la lucha por la vivienda. Para César, éste fue un punto neurálgico de la cuestión y su evaluación sobre el resultado de la toma fue más pesimista que la de Victoria. En lo que atañe al caso específico de los migrantes, no interpretó más que retrocesos en términos de derechos:

Entonces, cuando un jefe de Gobierno expresa esas versiones racistas que nosotros no lo vamos a dejar pasar, vamos a seguir denunciando en todos los medios. Ha conseguido eso, ha logrado eso… dividir, digamos, la sociedad. Entonces la pelea política estaba instalada en el Parque Indoamericano, la situación era política; de un lado el Gobierno Nacional cediendo las tierras cuando el Gobierno de la Ciudad decía “bueno nosotros ponemos los predios y ustedes construyen”. El jefe de Gobierno estaba reunido con nosotros en la Casa Rosada, se sentó cinco minutos y no tenía la voluntad política de solucionar: “bueno muchachos”… se levantó… y nos dejó hablando con su jefe de Gabinete, Larreta; lo cual no tenía sentido seguir reuniéndonos con él porque no tenían digamos una solución en el corto plazo, nada. Entonces no tenía sentido. Entonces así fue pasando, que llegó el octavo día que descomprimieron todo y nosotros diciendo… y ayer lo denunciamos en el acto “los papeles aguantan todo… solamente son promesas”. Si esa gente no se organiza y reclama por lo que les prometió…265

César no fue al parque por una vivienda sino para apoyar, a través de su militancia en el Partido Obrero, a los que sí la necesitaban. Elocuente orador y luchador por la vivienda digna y por la urbanización, integró la mesa de negociaciones entre la población y las autoridades. Consideró la toma una medida necesaria, en ciertas ocasiones de desesperación, y rechazó los controles morales impuestos entre los propios referentes villeros.

Plantean diciendo que la gente que había tomado el Parque Indoamericano tenía casa, ¿no?, cuando hace quince años atrás o hace diez años atrás ellos estaban en las mismas condiciones de los que ocuparon el Parque Indoamericano. Yo te hablo puntualmente de Piletones, entonces ya se olvidaron que en su momento ellos también eran ocupas, eran ocupas, ¿no? Entonces no se puede desprestigiar, atacar a nuestra clase porque la desesperación les ha llevado… cuando a mí la desesperación me llevó también a ocupar en el 2001 el predio de Castañares y Mariano Acosta. De lo cual hemos sido también brutalmente desalojados del lugar, entonces yo prácticamente a partir de ahí, yo fui a parar a las villas.

Al respecto de la reunión, Groisman indica que “al día siguiente de las declaraciones de las autoridades metropolitanas, las autoridades nacionales convocaron a una reunión a dirigentes históricos de las villas implicadas en el conflicto que apoyaban la ocupación, y al gobierno local. Según los dirigentes convocados que participaron, en la reunión no se atendió a sus reclamos y no sirvió para establecer acuerdos entre partes” (2011: 61). 263 265

Mariela estuvo de acuerdo con César en apoyar a los compañeros pero no fue al parque porque ya tenía casa. En realidad Mariela no es la propietaria del minúsculo hogar donde vive con sus dos hijos adolescentes. Las dos piecitas construidas arriba de la Asociación La Chispa le fueron cedidas a cambio de la custodia del local. El tiempo de residencia y el profundo vínculo de amistad y militancia entre Mariela y las militantes Clara y Eva había transformado el espacio en un hogar seguro. Sin el miedo del desalojo, al menos por parte de la militancia, Mariela siguió laburando por el barrio mientras se solidarizaba con la gente que necesitaba de una vivienda más que ella. Pero no por eso vivió de manera menos intensa el episodio. Al contrario, dijo haber vivido, sufrido y llorado el conflicto desde Villa Fátima: “el día que supimos que las elecciones (barriales) fueron canceladas yo lloré mucho… era como si el trabajo que hicimos durante todo este tiempo no valiera de nada. En Villa Fátima, la toma tuvo tres efectos principales: las elecciones barriales fueron canceladas, la manzana central de la villa fue nuevamente ocupada y un violento enfrentamiento entre nacionalidades tuvo lugar en la feria del barrio. Al momento de la toma, tanto Villa Fátima como Villa Bajo Flores venían pasando por un proceso de intervención judicial que ya duraba casi un año. El objetivo de la intervención era regularizar la representación barrial a fin de dar cumplimiento a la ley 148. Durante todo el año la población participó de reuniones barriales donde eligió, con el auxilio del interventor y su equipo, el sistema de representación barrial. También fue redactado el código electoral y, al final del proceso, los vecinos se agruparon en distintas “listas” para la disputa electoral. La conformación de las listas y el lanzamiento de sus candidatos fue un proceso largo y tenso, de reconfiguración de las alianzas políticas entre residentes de villas, y entre residentes y partidos políticos. Las elecciones fueron convocadas para diciembre del año 2010, pero no pudieron realizarse debido a la Toma del Parque Indoamericano. Por el hecho de que un gran contingente policial fue movilizado hacia el parque, el juez Gallardo no dispuso de los efectivos necesarios para salvaguardar el orden de los comicios. Evaluando que los intereses en disputa podrían generar enfrentamientos entre facciones políticas y violencia, ordenó la suspensión de los comicios. El caos generado por la toma y la falta de control policial también ocasionó pequeñas tomas paralelas en otras villas aledañas al conflicto (Giaretto, 2011; Groisman, 2011). En Villa Fátima, la manzana central volvió a ser ocupada, para desesperación de aquellos vecinos que esperaban solucionar el problema del hacinamiento. Muchos de ellos habían luchado por la mejora de la manzana, y por una solución definitiva para los desalojados, como Vecinos Autoconvocados, quienes a fines del año 2010 volvieron a agruparse bajo la lista denominada Vecinos Unidos por el Cambio y la Igualdad. En este contexto, la suspensión de las elecciones y la toma de la manzana central fue un duro golpe para los vecinos organizados. Sobre todo para 264

aquellos que habían pasado por el traumático proceso de desalojo y esperaban que la elección de nuevos representantes trajera como recompensa la urbanización de la manzana y la mejora de los servicios comunitarios. Además de administrar ciertos sentimientos de incertidumbre, impotencia y tristeza, Mariela debió preocuparse por otros aspectos del conflicto: “¡no sabes, los medios están sedientos por información!”. Contó que había recibido llamadas “de todos lados” pero, a partir de lo sucedido con Victoria, evaluó estratégicamente las implicancias de sus declaraciones ya que no descartaba la hipótesis de que pudiesen ser usadas contra la población villera, especialmente contra los extranjeros. Ella tampoco quería “pisar el palito”, y por eso consintió en dar declaraciones solamente a los “medios amigos”. Entre ellos citó a Radio La Red, que -contó emocionada- “me dijeron que no nos sintamos solos”. Pero luego cambió a un tono menos optimista al relatar el ataque a la feria. Carmen y Selma, que como yo escuchaban atentamente el relato de Mariela, se pusieron circunspectas. A medida que Mariela reconstruía los hechos, el tema despertaba la indignación de sus vecinas. Ambas concordaron con la evaluación de Mariela sobre el saqueo de la feria: “fue todo planificado por los punteros del PRO” para afectar los puestos de bolivianos y paraguayos. Para ellas, la prueba más clara del hecho fue que a las 16 horas, horario del saqueo, “los argentinos y peruanos se habían ido de la feria, ¡solamente los bolivianos y paraguayos no sabían del saqueo!”. Al cuestionar sus razones para creer en aquel “ataque intencional por nacionalidad” las tres fueron taxativas en afirmar: “¡por las declaraciones xenofóbicas de los últimos días! Se vino toda la discriminación que ya tenían de nosotros, la cosa empeoró mucho. Ahora más que nunca nos llaman de bolitas y paraguas. No sabes las cosas que nos dicen en la calle después de estos quilombos, aquí en la villa empeoró…”. Me explicaron que la discriminación nacional adentro de la villa se había exacerbado luego de la toma, aumentando el nivel de violencia y enfrentamientos entre nacionales y extranjeros. César era de la misma opinión, estaba convencido de que las declaraciones del alcalde se habían “instalado en las calle”. Y lamentó: “Entonces esas cosas, esas declaraciones de un funcionario, de un jefe de Gobierno llevan a ese extremo…”. En este escenario desfavorable, los migrantes optaron por retraerse o “taparse”, como lo hizo Victoria. Se expresaron de forma cuidadosa y restringida. La fuerza didáctica de la experiencia adquirida en la trayectoria de la lucha ubicó la acción de los sujetos en el límite entre la “consciencia” sobre los impactos del elemento retórico (negativo) y la “intuición” como práctica de supervivencia. Mientras la “inminencia” y “emergencia” fue televisada, los villeros estuvieron suspendidos en el lugar liminal del migrante, donde los procesos de larga duración no tienen lugar. Frente a este estado etéreo, los migrantes trataron de aferrarse a algo concreto de modo que, cuando fueran nuevamente incorporados al tiempo de la propia ciudad (cuando los 265

efectos visibles de la supernova desaparecieran por completo), la lucha por la vivienda no tuviera que empezar de cero. Desde esta perspectiva se entiende la obsesión de los migrantes por documentar, notificar, registrar, legalizar, certificar y firmar cualquier tipo de reclamo, encuentro, reunión y pacto de compromiso con las autoridades. A pesar de la experiencia de confrontar a una burocracia doblegada por la voluntad política los villeros no perdieron su esperanza en “los papeles”, aunque juzgaron difícil hacerlos valer sin el sostén de la organización y el reclamo.

César: Entonces ahora los vecinos creyeron en esa promesa, agarraron el papel, firmaron y se fueron con eso… y bueno a seguir viviendo en el completo hacinamiento como muchos de ellos denunciaron al momento de la toma… Victoria: En la manguita donde decía TC266, nosotros le pusimos de apodo “te cagamos”… (risas). TC y un número de código, ¡TE CAGAMOS! (risas).

Los inmigrantes limítrofes “desaparecieron” de la escena pública tan rápido como se concretó el desalojo del parque. Una vez finalizado el conflicto –al menos para los medios de comunicación y para los ciudadanos telespectadores- los migrantes y la problemática habitacional perdieron su carácter de noticia. Como había indicado la referente del Frente de Hoteles, fuera del tiempo del “estallido”, los sin techo, así como los migrantes, no fueron noticia y el supuesto plan de viviendas nunca se hizo realidad. A pesar de eso, los Villeros Unidos no desistieron de su lucha. La mayoría participó de los procesos electorales en sus villas de residencia, reagrupándose en pequeños núcleos vecinales desde donde siguieron reivindicando el derecho a la vivienda y la urbanización de las villas. Sin embargo, con las elecciones barriales y la desarticulación de Villas Unidas fue cuando decidí finalizar, oficialmente, con el trabajo de campo. Si bien no dejé de frecuentar las villas, lo hice con menor frecuencia y de forma cada vez más espaciada. Cuando iba al barrio ya no llevaba mi cuaderno de notas de campo, tampoco el grabador ni la cámara fotográfica. En estas nuevas incursiones, tuve que lidiar con un nuevo problema, o mejor dicho, un nuevo dilema de investigación: empezar a analizar los datos etnográficos sin agregar nueva información. Cada vez que yo retornaba al barrio mis ex informantes me contaban sus recientes acciones y las consecuencias de las mismas. Cuando me encontraba con Mariela siempre insistía: “tenés que volver… no sabes la cantidad de cosas que te estás perdiendo!”. Lo cierto es que en cada uno de mis retornos al campo me invadía la tentación de agarrar mi bloco de notas y seguir documentado, A las personas censadas durante la Toma del Parque, supuestamente incluidas en los futuros planes para viviendas sociales, se les dio una especie de “comprobante” del censo, con la sigla TC. No pude averiguar el significado de la sigla. 266 266

quizás impregnada de la misma obsesión (y la necesidad) de los residentes de villas por registrar, documentar y rescatar las historias de lucha. En uno de estos retornos supe que desde Villa Fátima los vecinos estaban dialogando con la ministra de seguridad Nilda Garré y pujando por solucionar algunos temas vinculados a la violencia y la seguridad en el barrio. En otro supe que “ahora” los villeros estaban reunidos en el espacio Villas y Barrios Unidos por la Ley 148 que agrupaba a un número mayor de villas que Villas Unidas. Con gran pesar recusé las invitaciones para participar de las reuniones pero no pude dejar de concurrir a una movilización en el centro de la ciudad. Me sorprendí con las nuevas consignas que graficaban sus carteles y pasa calles: “no a la entrega de la ciudad a las corporaciones” y “no a la exclusión de los pobres”. Las militantes Clara y Eva, por su parte, seguían pujando por la urbanización en Villa Fátima a través de la CP17, y cooptando más vecinos hacia la militancia política. Tampoco pude recusar la invitación del ex Diputado Facundo Di Filippo de participar del lanzamiento oficial del flamante Partido Social. Allí encontré a Victoria que me preguntó cuándo yo iba a volver y me contó las últimas novedades de la “movida política” en los Pinos -siempre riéndose con las anécdotas respecto a sus pisadas en el palito-. Sin duda la supernova del Parque Indoamericano había dejado de brillar pero sus efectos eran visibles. Constaté el aumento de la complejidad de los vínculos y redes (políticas, territoriales, sociales y en definitiva de amistad entre los luchadores) y el aumento de la articulación entre las células de reclamos en y entre villas. En el año 2014, algunos meses antes de terminar la escritura de esta tesis, un nuevo hecho dio indicios de que la lucha por la vivienda entraba en una importante fase de consolidación: la Carpa Villera montada en el Obelisco. La bautizaron Villa Obelisco y garantizaron que de allí no saldrían sin recibir una respuesta del Gobierno de la Ciudad. Frente al silencio de las autoridades y la acusación de que no eran representativos, los villeros (agrupados en el espacio Corriente Villera) armaron 20 carpas más. Cada una de ellas representaba a una villa a la cual decían representar. Al transcurrir el día 54 de acampada, las autoridades municipales concordaron con firmar un acta comprometiéndose a urbanizar las villas267 y abrir una mesa de diálogo permanente entre las autoridades y las poblaciones villeras. Si

Para más, consultar: http://www.larazon.com.ar/ciudad/Crece-protesta-Obelisco-instalanvillera_0_577500027.html; http://www.minutouno.com/notas/326082-despues-53-dias-se-levanta-la-carpa-villerafrente-al-obelisco; http://www.lanacion.com.ar/1683787-instalan-campamento-villero-en-el-obelisco-en-reclamopor-la-urbanizacion; http://www.telam.com.ar/notas/201406/67173-levantaran-esta-tarde-la-carpa-villera-delobelisco-tras-un-principio-de-acuerdo-con-el-gobierno-porteno.html; http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-244575-2014-04-21.html. Mientras yo terminaba de escribir estas líneas, sucedía el III Congreso Villero, también en el Obelisco. El objetivo, sostuvo una de las referentes de este congreso que congregó diecisiete villas de la ciudad, es organizar “la lucha conjunta de los barrios y compartir experiencias sobre salud, educación, géneros y comunicación, entre otras tareas y trabajos que realizamos en nuestros barrios”. Consultado en: http://www.nodal.am/2014/07/argentina-se-realiza-en-buenos-aires-el-iii-congreso-villero. También disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-251462-2014-07-25.html 267 267

el Gobierno de la Ciudad se dedicará a urbanizar las villas y cuáles serán los rumbos del problema de aquí en adelante son preguntas que no propongo responder. Lo que mi investigación permite afirmar es que los villeros y/o migrantes vienen dando pasos importantes hacia la conquista de la ciudadanía de primera y hacia la entrada de las villas en su etapa democrática, la conquista de un espacio de diálogo permanente con las autoridades municipales es un fuerte indicio de eso.

268

Hubo una reunión del MAS268, del congreso del MAS, yo fui por allá, fui invitado especial, me

dejaron hablar y yo conté las situación de Buenos Aires. (…) Que necesitaba que los pueblos respalden a sus vecinos, a sus conciudadanos que viven en la Argentina. Yo reclamaba eso, que si podían dar una mano, con un respaldo ayudando como ciudadano… Yo presenté un proyecto político, por supuesto, el Proyecto Jenecherú se llama. Jenecherú es una palabra del dialecto, que se habla allá en Bolivia, que quiere decir fuego que nunca se apaga. Ese fuego son los pueblos, es originario de los pueblos originarios de Santa Cruz del Oriente boliviano y abarca toda Santa Cruz, parte de Tarija y Beni. Los pueblos comunitarios vivían en aldeas donde tenían sus jefes, caciques y tenía un lugar en la aldea donde en el centro de una casa grande donde siempre había ese fuego, día y noche, las 24 horas, los 365 días del año. Desde que existe la comunidad está ardiendo ese fuego ahí, a eso llaman jenecherú. Alrededor de esa fogata se reúne la gente para festejar, para unirse en matrimonio o para declarar la guerra o para ir grupos de caza y pesca; van y llegan y se reparten, se van a sus familias lo que pescaron, lo que ganaron o lo que sembraron o cultivaron, todo. Esa fogata, ese jenecherú, ese fuego que decimos que nunca se apaga en realidad se convirtió en un centro de decisión política, de decisión social donde prácticamente hoy los bolivianos, cualquier ciudadano que se quiera organizar, me gustaría que haga lo mismo. Allá donde se recibe ese fuego, empezando a discutir nuestra problemática, hablar nuestra… Hoy que en Bolivia están tiempos originarios, ¿no? y ojalá podamos avanzar como en aquellos tiempos. (…) Y tratemos de imponer en la Argentina… de alguna manera pienso que jenecherú va llegar a los oídos y el proyecto va renacer… Henrique, Villa Fátima

En

su autobiografía El largo camino hacia la libertad, Nelson Mandela señala que de niño comprendió la importancia de la democracia gracias a las reuniones locales que se celebraban en la casa del regente en Mqhekezweni: cualquiera que quisiera hablar podía hacerlo. Era la democracia en su forma más pura. Tal vez hubiera una jerarquía de importancia entre los oradores, pero todos eran escuchados: jefe y súbdito, guerrero y chamán, tendero y agricultor, hacendado y peón. (…) El fundamento del autogobierno era que todos los hombres son libres para proclamar sus opiniones e iguales en su valor como ciudadanos. Amartya Sen India contemporánea, entre la modernidad y la tradición

268

Movimiento al Socialismo (MAS) es un partido político boliviano de izquierda liderado por Evo Morales. 269

CONCLUSIONES

I. De colonizados a subalternos: acerca de luchas y otras transversalidades espacio temporales. En 1961, Frantz Fanon escribió Los condenados de la tierra, mientras los desposeídos del llamado Tercer Mundo -o los colonizados, por usar una nomenclatura de la época-, libraban sus batallas contra las metrópolis del Primer Mundo. En la misma época, la Asamblea General de las Naciones

Unidas

“proclama

solemnemente la

necesidad

de

poner

fin,

rápida

e

incondicionalmente, al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones”269. En los dos primeros párrafos de dicha declaración se explicitan los valores que fundamentan el documento: la fe de los pueblos del mundo en los derechos humanos, en la igualdad y en la libertad; así como la conciencia sobre la necesidad de crear las condiciones favorables para alcanzar la estabilidad y el bienestar social.

Teniendo presente que los pueblos del Mundo han proclamado en la Carta de las Naciones Unidas que están resueltos a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas y a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad. Consciente de la necesidad de crear condiciones de estabilidad y bienestar y relaciones pacíficas y amistosas basadas en el respeto de los principios de la igualdad de derechos y de la libre determinación de todos los pueblos, y de asegurar el respeto universal de los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión, y la efectividad de tales derechos y libertades.270

Más allá de los deseos y de las conciencias que resguardan el futuro del proyecto descolonizador, Fanon describe la descolonización en su punto de partida -desde su presente concreto- bajo el título “la violencia”. Ubicado en el punto cero de la descolonización, argumenta ya en las primeras líneas: Liberación nacional, renacimiento nacional, restitución de la nación al pueblo, Commonwealth, cualesquiera que sean las rúbricas utilizadas o las nuevas formulas introducidas, la descolonización es siempre un fenómeno violento. (…) Su importancia inusitada es que constituye desde el primer momento, la reivindicación mínima del colonizado. A decir verdad, la prueba del éxito reside en un panorama social modificado Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, aprobada por la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 14 de diciembre de 1960. Disponible en http://www.un.org/es/decolonization/declaration.shtml 270 Op. Cit. 270 269

en la totalidad. La importancia extraordinaria de este cambio es que es deseado, reclamado, exigido. La necesidad de este cambio existe en estado bruto, impetuoso y apremiante, en la consciencia y en la vida de los hombres y mujeres colonizados (Fanon, 2011:1).

La vigencia de ambos testimonios históricos (declaración y obra) sigue inspirando nuevas producciones en los campos jurídico, político y académico. Las autoridades, en todas sus escalas, redactan leyes, acuerdos, pactos, tratados y declaraciones internacionales basadas en los mismos principios de respeto a la libertad, igualdad, libre determinación de los pueblos, democracia, derechos humanos y otros derechos universales e inalienables del hombre. En cada una de estas declaraciones se reafirma el pacto con el pueblo y su soberanía, volviendo a remarcar lo fundamental, desde lo más abstracto hasta lo más concreto. En uno de estos extremos se encuentran el derecho a la dignidad, al respeto, a la diferencia y a la diversidad. En el otro, los derechos a la vivienda, la salud, la educación y, en el caso de Buenos Aires, también el derecho a la migración. Quienes realizamos etnografía en las villas confirmamos que la necesidad del cambio (deseado, reclamado y exigido) sigue vigente en el horizonte de sus habitantes, mientras seguimos releyendo a Fanon y encontrando en el punto cero de la descolonización imágenes de una realidad asombrosamente contemporánea: La ciudad del colonizado, o, al menos la ciudad indígena, la ciudad negra, la “medina” o barrio árabe, la reserva, es un lugar de mala fama. Allí se nace en cualquier parte, de cualquier manera. Se muere en cualquier parte, de cualquier cosa. Es un mundo sin intervalos, los hombres están unos sobre otros, las casuchas unas sobre otras. La ciudad del colonizado es una ciudad hambrienta, hambrienta de pan, de carne, de zapatos, de carbón, de luz. La ciudad del colonizado es una ciudad agachada, una ciudad de rodillas, una ciudad revolcada en el fango. Es una ciudad de negros, una ciudad de bicots (2011:5).

Las villas porteñas no gozan de mejor fama. En el aquí de hoy la ciudad también es indígena y de “cabecitas negras”271 y está poblada por nuevos colonizados, ahora llamados subalternos. Ellos aún nacen y viven unos sobre otros y se mueren por cualquier cosa. La tierra también sigue siendo su valor más esencial, tal como había detectado Fanon medio siglo atrás. Pero la extraordinaria actualidad de Los condenados de la tierra no reside sólo en las descripciones de las condiciones de vida de los desposeídos o en la perennidad de lo que es esencial para ellos. También aparece en la homogeneización opresiva de lo nacional y en lo que descubren los intelectuales cuando observamos “(…) la consistencia de las asambleas de las aldeas, la densidad de las comisiones del pueblo, la extraordinaria fecundidad de las reuniones de barrio y de célula” El término “cabecita negra” aparece alrededor de los años 1940, durante el periodo de la inmigración interna y limítrofe masiva, proveniente del norte del país. Tiene connotación racista, clasista y política. Designa los pobres, migrantes y/o trabajadores de clase popular de descendencia criolla e indígena. 271 271

(Fanon, 2011:13); en los conflictos que estallan en la periferia y la lucha de sus habitantes por la autodeterminación; en la agresividad de la “pelea de pobres contra pobres” (o cuando, según Fanon, “los negros se pelean entre sí”, 2011: 18). El colonizado de ayer, así como el subalterno de hoy tiene la certeza de ser inferiorizado (o desautorizado) sin estar realmente convencido de su inferioridad (2011:18), por eso reclama el derecho de manifestar su voz pública y su punto de vista. En opinión de Fanon, el hombre comprometido con la lucha siente la urgencia de decidir la conducta y la organización de la acción, es quien traza metas y planes de acción, quien se pone manos a la obra. Mientras que a su alrededor se proclama la eficacia de la vía formal y de los principios: Toda actividad de esos partidos políticos nacionalistas en el periodo colonial es una actividad del tipo electoral, una serie de disertaciones filosófico-políticas sobre el tema del derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos, del derecho de los hombres a la dignidad y al pan, la afirmación continua del principio “cada hombre – un voto” (2011:24).

Para Fanon, estas disertaciones neutralizan las acciones de las masas y no tienen como objetivo el cambio radical del sistema sino una especie de reforma que permita cierta redistribución de la riqueza urbana (mejoramiento de las condiciones de vida y salariales, por ejemplo) vía concesiones de poder: representación electoral, libertad de prensa, libertad de asociación (2011:25). Estas acciones –sostiene- son capaces de minar el colonialismo pero, por otro lado, también implican un desgaste para el pueblo. En todo caso, el autor concibe esta dinámica como una “práctica de hibernoterapia” (2011: 31), como una bomba de tiempo, que tarde o temprano tiende a manifestarse explosivamente con el despertar de las masas. Dos son los efectos que siguen: la liberación de la tensión del “complejo de inferioridad” popular y la contra-violencia policial. Cuanto más se ahonda en la lectura de Fanon más se reconocen las dinámicas históricas de las que participa los “pueblos” en lucha por la tierra: Repetidas veces hemos señalado, en las páginas anteriores, que en las regiones subdesarrolladas el responsable político siempre está llamando al pueblo al combate. Combate contra el colonialismo, combate contra la miseria y el subdesarrollo, combate contra las tradiciones esterilizantes (2011:59).

El “pueblo” que lucha desde Buenos Aires también es interpelado por dicho llamado. Los representantes municipales lo convoca a reivindicar sus derechos a la vivienda como villeros y vecinos de la ciudad, mientras las autoridades políticas nacionales lo convoca a sostener la democracia, a sentirse ciudadano y luchar por la Patria Grande. La descripción sobre pueblos y dirigentes políticos, condiciones y modos de vida subalternos, esperanzas y desesperaciones, 272

angustias, miedos y sufrimientos, estrategias de lucha y resistencia trazan un puente entre viejos y nuevos desposeídos de la tierra. También explican gran parte del pensamiento y de la acción de quienes heredan y desarrollan la lucha por la supervivencia en la contemporaneidad de las grandes metrópolis de África, Asia y América Latina. De hecho, la lucha se conforma como un eslabón espacio temporal: Es la lucha la que, al hacer estallar la antigua realidad colonial, revela facetas desconocidas, hace surgir significaciones nuevas y pone el dedo sobre las contradicciones disfrazadas por esta realidad. El pueblo que lucha, el pueblo que, gracias a la lucha, dispone de esta nueva realidad y la conoce, avanza, liberado del colonialismo, advertido por anticipado contra todos los intentos de mistificación contra todos los himnos de la nación. Sólo la violencia ejercida por el pueblo, violencia organizada y aclarada por la dirección, permite a las masas descifrar la realidad social, le da la clave de esta. Sin esta lucha, sin este reconocimiento en la praxis no hay sino carnaval y estribillos (Fanon, 2011:108).

Pasados cincuenta años de la publicación de Los condenados de la tierra, ¿qué se puede decir de la lucha? ¿Qué se puede decir sobre el proceso de conocimiento y praxis contemporánea de los desposeídos en su versión porteña metropolitana y suburbana? En primer lugar, es fundamental reconocer que el torbellino de medio siglo de puja por la tierra, pero también de transformaciones políticas, sociales, culturales, tecnológicas y ambientales, no permite limitar de manera tan precisa y de forma tan homogénea a colonos, colonizados y colonizadores. Estos grupos se astillaron, desmembraron y se reorganizaron frente a las transformaciones mundiales. Se reagruparon alrededor de nuevos o renovados ideales y desarrollaron nuevas técnicas y tácticas de dominación y poder, así como de resistencia y supervivencia. Aun así, es en la lucha que los “colonizados” de la contemporaneidad, ahora multiplicados en muchos tipos, se reconocen. En ella encuentran ciertas certezas compartidas y metas futuras hacia dónde apuntar, mientras manejan como pueden su presente de inseguridades cotidianas. En todo caso, estas luchas también se han fragmentado en una constelación de consignas territorialmente localizadas. La lucha por la vivienda de los migrantes bolivianos y paraguayos en Buenos Aires constituye una de estas estrellas entre la constelación de pujas del subcontinente. Su reclamo va directamente, y sin rodeos, al punto más antiguo y fundamental de la cuestión que, en la contemporaneidad, se traduce de la siguiente forma: la tenencia legal de la propiedad del inmueble y del derecho a los servicios de la ciudad. Es esta la batalla que decidieron priorizar los migrantes bolivianos y paraguayos residentes en villas en Buenos Aires. La vivienda, o mejor dicho, la falta de vivienda es el elemento concreto que les permite unirse, solidarizarse e 273

identificarse con la población nacional. Así como participar de la vida pública y construir sus reclamos por su reconocimiento como ciudadanos con derechos. II. Sobre la performance ciudadana local En las primeras líneas de esta tesis indiqué como mi principal objetivo indagar las prácticas de ciudadanía local de los migrantes bolivianos y paraguayos residentes en villas en lucha por la vivienda, en la Ciudad de Buenos Aires. A lo largo de la tesis las describí y las analicé minuciosamente. Las defino finalmente bajo el término performance ciudadana local. El término performance ciudadana local –y no praxis ciudadana- da cuenta del proceso total experimentado en la lucha por la vivienda. A grandes rasgos, el término se refiere a un tipo específico de actuar y reivindicar derechos, dentro de un campo de lucha también específico: la vivienda. Si bien los migrantes bolivianos y paraguayos fueron la población que participó en mayor numero de la lucha y también la más movilizada y comprometida con la causa, no se trató de una “práctica de migrante”. Por otro lado, los migrante dieron a esta performance específica características particulares al imprimir en ella sus experiencias culturales, políticas y territoriales. Tampoco se trató de un fenómeno aislado y sin vinculación a otras modalidades de reivindicación por derechos activas en la ciudad. Al contrario, la performance ciudadana local de los migrantes y/o villeros en lucha se caracterizó por el reclamo territorialmente articulado y por hacer efectivo el derecho a la vivienda a través de una red de amparo legal integral. Para eso, desarrollaron sus acciones de modo de hilvanar al conjunto de derechos a los que ya se encontraban circunscriptos pero fragmentados bajo distintas normativas y categorías poblacionales (villeros, vecinos, migrantes, seres humanos, pueblos originarios, etc.). Los derechos legalmente adquiridos en cada uno de estos campos fueron utilizados como instrumentos para empoderar la puja por la urbanización definitiva de sus territorios de residencia. Esta forma de construir el reclamo implicó un proceso de negociación de las experiencias intersubjetivas de nacionalidad, clase y territorialidad donde los migrantes villeros revelaron su capacidad de disponer creativamente de las identidades y categorías poblacionales como recurso de lucha. Para la investigación, reveló a un sujeto heterogéneo que, entre todas las configuraciones de afiliación e identidad disponibles, optó por autodefinirse a través de una causa común. Eso significa que la falta de vivienda y la situación de emergencia habitacional compartida, y no la nacionalidad, se constituyeron en el principal vínculo a la comunidad. Respecto a la situación habitacional compartida, me refiero a un complejo entramado de dinámicas que va más allá de la simple falta de vivienda. En este entramado se encuentran las 274

experiencias en la vida cotidiana, las trayectorias migratorias, las experiencias anteriores de intervención urbana y los aprendizajes políticos internos y externos a la villa. A través del estudio de caso concreto sobre la intervención urbanística en Villa Fátima, mostré cómo las experiencias territoriales de los migrantes y/o villeros incrementaron la argamasa de la experiencia compartida. En el tiempo prolongado de las obras rescaté las memorias habitacionales afloradas. En la fase de desalojo y reubicación aprehendí la incertidumbre y la falta de diálogo que configuraron al crónico estado de invisibilidad institucional de la población villera y en la fase de adjudicación identifiqué el sentimiento de injusticia que atravesó todo el desarrollo del proyecto, independiente de la alternancia cíclica entre los momentos de violencia latente y manifiesta. Todos estos estado emocionales y materiales fueron ingredientes esenciales que modelaron el vínculo de comunidad local y, al mismo tiempo, de enlace a otras luchas o -tal como describió Mariela- entre personas que “sufrían en lo social”. Los sentimientos de “sufrimiento” y de “injusticia” motorizaron la unión de fuerzas entre sujetos heterogéneos, fortaleciendo las redes territoriales y entre espacios de lucha. La importante circulación de información entre estas redes y los debates sobre problemáticas comunes que atraviesan sus territorios indicaron que las villas no son espacios aislados o segregados sino que participan plenamente de la dinámica de la ciudad desde una posición geopolítica y económica subalterna y, en general, de la siguiente forma: mientras las villas son saqueadas de los pocos recursos económicos que disponen, los villero (sobre todo los villeros migrantes) son inhabilitados a proyectar su voz pública y política. En este contexto, los espacios de las reuniones fueron un ámbito fundamental donde los migrantes y/o villeros pudieron auto-habilitarse y recuperarse, sobre todo emocionalmente, de la violencia simbólica y material padecida cotidianamente. También fue un espacio clave para la formación de los cuadros villeros. Para mi investigación, las reuniones fueron la trastienda de la lucha, el espacio “privado” de reflexión donde germinaron las bases de la performance ciudadana local. En estos espacios “los compañeros” definieron los objetivos y las estrategias de lucha, pero también debatieron y consensuaron qué entendían por democracia, ciudadanía y derechos, entre otros. Desde allí desarrollaron una parte importante de los sentidos y significados que emergieron a la hora de actuar el “drama del reconocimiento”. En todo caso este proceso no fue lineal sino cíclico pues, mientras el proceso de formación de lucha nutrió las argumentaciones y las negociaciones con las autoridades, el resultado de los encuentro dialógicos retornó a la trastienda como temario de reunión y debate entre los participantes. Estos “ciclos completos” de reelaboración de problemas y temáticas marcaron los tiempos de la performance ciudadana local. El espacio de la legislatura fue el ámbito público de la lucha, cuando los luchadores dejaban la trastienda, expresaban sus ideas y ponían a prueba sus estrategias. Fue también el 275

espacio donde los migrantes y/o villeros pujaron por el cambio de hecho de sus condiciones materiales y por los recursos de la ciudad. Pero también fue el espacio donde negociaron su identidad urbana, su pertenencia a la Nación y a la Región y su reconocimiento como ciudadanos. Para la investigación, fue un espacio clave para observar la abertura de los “intersticios” de la alteridad y la forma como se daban los “solapamiento y el desplazamiento de los dominios de la diferencia” (Bhabha, 2007:18). En la búsqueda de los “solapamientos” -que indicaban a la investigación cómo y hacia donde se desplazaban las identidades y afiliaciones-, detecté el rol crucial de las argumentaciones para el empoderamiento de los migrantes en lucha en el contexto de Buenos Aires. Los aportes teóricos de Sen (2007) sobre el rol de las argumentaciones fue una clave de análisis inestimable pues me permitió captar y señalar la importancia de los debates (tanto en el ámbito de las reuniones barriales como en la legislatura) y de la proyección de la voz pública y política para el despliegue de la performance ciudadana local. Para los migrantes las argumentaciones fueron una vía para fomentar la “voluntad política”, un modo de convencer a las autoridades a hacer efectivos sus derechos. Al cuestionar las divisiones socioespaciales de la ciudad, la desigualdad de la distribución de los recursos públicos y el modo diferenciado de aplicación de las leyes, los luchadores se desplazaron inevitablemente del lugar de migrante hacia el de ciudadano. Los diálogos con distintas instancias y escalas territoriales de autoridad que presenté en el último capítulo no dejan lugar a dudas. Algunos más que otros, pero en todos ellos los migrantes tuvieron la oportunidad de proyectar su voz en los debates. En tales ocasiones pujaron por articular derechos y negociar otras categorías bajo las cuales ser reconocidos (militantes, activistas sociales, seres humanos, pueblos originarios, etc.) A medida que desarrollaban su performance ciudadana local, revelaron puntos de vista novedosos sobre temáticas periféricas a mi investigación. En el encuentro con el INADI, por ejemplo, los migrantes propusieron a las autoridades pensar en formas alternativas de discriminación: ya no más por diferencia nacional sino por el modo territorialmente diferenciado de la aplicación de las leyes. En este sentido, además de enlazar derechos provenientes de distintos campos, los migrantes los reinterpretaron, con vistas a potenciar aun más su empoderamiento ciudadano. Eso explica su obsesión por el dominio del lenguaje jurídico, al punto de auto habilitarse a discusiones con políticos y jueces. Razonaron, interpretaron, objetaron y refutaron con precisión y lucidez sus puntos de vista sobre las leyes y argumentaron que, al contrario de lo que definen los jueces actualmente, vivienda digna significa vivienda definitiva. También argumentaron sobre la importancia de respetar la democracia y el mandato popular y expresaron su deseo de que los legisladores y representantes internacionales se ocupen menos de explicarles que defienden sus derechos y más en defenderlos de hecho para, de esta forma, cumplir con el mandato (popular) y 276

cambiar la realidad que todos reconocen ser crítica: tanto el déficit habitacional de la ciudad en particular, como la desigualdad social de manera general. Expresaron asimismo, preferir ser mejor informados sobre los proyectos, programas y presupuestos para la vivienda, que sobre cómo reclamar sus derechos. De “los doctores” exigieron el cumplimiento de su función pública y rogaron que no abandonen su obligación (moral) democrática. Además de desafiarlos a admitir y afrontar la impotencia del campo político y académico en influir sobre ciertas decisiones concretamente regidas por los intereses económicos. A partir de todo lo dicho, se puede afirmar que los migrantes bolivianos y paraguayos residentes de villa en lucha por la vivienda en Buenos Aires desarrollaron una performance ciudadana local altamente especializada. Sus experiencias migratorias permitieron aguzadas comparaciones, analogías, observaciones y juicios. En su búsqueda por entrar en la etapa democrática, los migrantes tendieron un gran número de redes, interactuaron con un amplio universo de interlocutores, dialogaron con distintos niveles de poder (municipal, nacional e internacional), etc. La puja por hacer efectivos los múltiples derechos reveló a la investigación un sujeto heterogéneo, que se desplazó incesantemente entre distintas categorías a fin de recolectar y unir los fragmentos capaces de componer el mosaico completo de la “ciudadanía de primera”. Paradójicamente, es este sujeto escindido el depositario de las mayores esperanzas de unidad de la región, el ciudadano del Mercosur. III. Integración y ciudadanía regional: reelaboraciones sobre el mito de la Patria Grande La notable articulación en red por medio del cual los migrantes y/o villeros de la periferia porteña vienen lanzando sus reclamos hacia las autoridades, la emergencia de solidaridades territoriales fundamentadas en torno al reconocimiento de derechos y el rechazo a las desigualdades e injusticia sociales son algunas características que permiten circunscribir la lucha por la vivienda entre las “moléculas de cambio” del subcontinente (Espasandín López, 2009). Según Espasandín Lopez, estas moléculas señalan un claro sendero hacia la construcción futura de una agenda transnacional de integración regional que, desde los movimientos sociales, será capaz de impactar la vida cotidiana de “los de abajo” (2009:18). Estoy de acuerdo con el autor respecto a la integración desde abajo, aunque en mi caso de estudio los problemas de la vida cotidiana fueron los que fomentaron la articulación de los villeros en los espacios de movilización. Pero más allá de dónde empiezan los senderos de la integración “desde abajo”, es imprescindible reconocer que, si las agendas regionales de los sectores privados, de los Estado Nación y de los movimientos sociales están orientadas por intereses distintos, son las narrativas sobre la 277

integración las que permiten que estos actores encuentren un eje común bajo el cual sostener el proyecto y al mismo tiempo negociar la diversidad de agendas. Este es el motivo por el cual la integración regional se configura como un marco de sentido trascendental para las distintas pujas territoriales y especialmente para la lucha por la vivienda: porque, más allá de la diversidad de intereses en juego, remite a batallas y resistencias que rompen con las fronteras nacionales (y de la temporalidad de la Nación) y enuncian un horizonte donde el “pueblo latinoamericano” es restituido en su soberanía del territorio de la “Patria Grande”. En un estudio sobre la raíz histórica común de la “Identidad latina e integración sudamericana”, Parker indica las elaboraciones y reelaboraciones históricas de los “proyectos identitarios” regionales llevados a cabo desde el siglo XIX en adelante (2008:62). El autor se refiere a la voluntad independentista, la crítica al colonialismo y la lucha por la libertad como sus ingredientes principales pero indica también que estos ideales se reconfiguraron incesantemente a partir de los grupos de intereses contrapuestos a lo largo de la historia continental: desde la guerra contra España hasta las luchas oligárquicas internas entre unitarios y federales , conservadores y liberales, y la actual connotación antinorteamericana y antiimperialista. Y es justamente el carácter dinámico de la construcción de la “identidad latina” lo que posibilita negociar, (re)significar y adaptar los marcos socio históricos, culturales y políticos de integración. Aunque advierta que no se puede hablar de una identidad a secas para referirse a un continente, a una región o a una nación, Parker señala algunos “elementos de identidad de América Latina” (2008:77) que, entendidos como un complejo entramado de textos, dan espacio a lecturas y comprensiones múltiples. Estos textos -sostieneson capaces de conformar sistemas identitarios espacio-temporales plásticos, que son leídos, adaptados y reelaborados “a la latinoamericana” y que (…) se despliegan como un plexo en el cual confluyen poderes y contrapoderes, discursos oficiales y contradiscursos, imaginarios todos ellos que conforman discursos en distintos planos, heterogéneamente articulados, que reflejan proyectos de dominación, vida, sobrevivencia, y cosmovisiones diversas en las cuales convergen en forma compleja los metarrelatos occidentales –de raíz cultural latina- y la pluralidad de relatos no occidentales de los componentes culturales amerindios y afroamericanos, todos ellos con temporalidades y espacialidades referenciales diversas. (Parker, 2008:78)272 272

Parker caracteriza la rama “Latino-Sud-América” de este entramado identitario -conformada por los países de cultura andina mayormente indígena (Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela), por países del cono sur de menor influencia indígena e inmigración europea significativa (Argentina, Uruguay y Chile) y por Brasil- por su connotación geo-política-cultural “defensiva” y de proclamación de la “libertad genuina” frente a la cultura norteamericana, pero también europea. De esto se desprende que, a pesar de la diversidad de culturas y grupos étnicos, los procesos de dominación y resistencia, aliado a ciertos padrones político culturales compartidos (por un lado los populismos, los partidos políticos democráticos, los movimientos socialistas, los modelos políticos desarrollistas, los golpes de Estado, los regímenes de seguridad social, los procesos recientes de redemocratización y la implantación de los modelos neoliberales, etc., y por otro lado los sindicalismos, las reivindicaciones sociales, las movilizaciones indígenas y las luchas antiglobalización, etc.) permitieron construir un marco de referencia identitaria común a los habitantes de la región. 278

Sin duda, los migrantes y/o villeros en la Ciudad de Buenos Aires vienen reelaborando al complejo entramado identitario regional y al mismo tiempo dando sentido histórico a su lucha a través del “mito de la Patria Grande”273. En la reelaboración del mito encontraron un terreno fértil para fundamentar su derecho de acceso al territorio urbano, a la vivienda y a la urbanización de hoy en el derecho a la tierra de los habitantes originarios del continente de ayer. De esta forma, los desposeídos pudieron reactualizar, desde la legislatura de la ciudad, sus sueños y deseos de justicia social, de igualdad y de universalidad de derechos dentro de un lenguaje compartido. La reactualización del mito de la Patria Grande en el contexto urbano formó parte del “drama por reconocimiento”. Pero al ser actuado, el mito reveló un dilema central para los migrantes en lucha: el descompás entre el lugar protagónico y central que ocupan en la narración de la nación/región y el lugar pasivo y periférico que ocupan en las dinámicas de configuración del espacio urbano. No se podría indagar la ciudadanía regional desde la participación política de los migrantes en Buenos Aires sin compartir la inquietud respecto a la relación entre narración y vida cotidiana. Ella contiene la esencia del “sujeto-pueblo”. Un sujeto que fue proclamado “pueblo”, guardián de la democracia, soberano y ciudadano legítimo del Mercosur y a la vez orientado a volver a su país y no violar la propiedad ni romper el orden de la Nación cuando, en la situación concreta de la Toma del Parque Indoamericano, reclamó por su derecho a la vivienda. Aun así, es notorio que los migrantes villeros en lucha en Buenos Aires no dejaron de sentirse interpelados por la categoría “pueblo” y eso confirma la fuerza del ámbito enunciativo del derecho. A lo largo de la tesis indiqué el efecto pedagógico de la enunciación del derecho y de los principios modernos de democracia y ciudadanía, vehiculados por los proyectos de Nación, para la lucha por la vivienda. “Desde abajo”, lo enunciado fue creativamente reelaborado a través de la performance ciudadana local. En ella los Villeros Unidos hurgaron los códigos y normativas, evaluaron el sistema democrático, concluyeron que no participaban del todo de él pero, al mismo tiempo no lo desecharon sino que propusieron reinterpretarlo bajo parámetros propios y “originarios”. No cabe dudas de que la lucha por la vivienda se configuró como uno de los micro-laboratorios subcontinentales en donde la identidad y el proyecto regional vienen siendo reelaborados. Lo sugerente de mi caso de análisis fue la posibilidad de observar, justo en los últimos meses de mi trabajo de campo de campo, al “evento inesperado” de la Toma del Parque En Myth and Meaning (2002), Levi Strauss indica que las fronteras entre mito e historia no son tan rígidas cuanto tradicionalmente son concebidas. Asimismo sostiene que el mito, a pesar de ser un sistema estático no es cerrado y que los elementos que lo componen pueden ser combinados muchas veces y de distintas formas para explicar una dada situación. Además de que el material que lo compone es, en muchos casos, el mismo que da origen a la historia. Es en este sentido pedagógico y abierto a combinaciones que utilizo la expresión “mito de la Patria Grande”. 279 273

Indoamericano. La toma de tierras me permitió analizar los límites de la performance ciudadana local a través de las negociaciones por el derecho a la vivienda en una situación concreta. Como indiqué en el último capítulo, no interpreté las respuestas de los Gobiernos como representativa de la posición política del bloque, sino como una respuesta circunstancial frente a hechos específicos. En todo caso, permitieron constatar que la vivienda es uno de los temas más espinosos para la integración. No por casualidad el derecho al hábitat no figura en los discursos y tampoco en los proyectos regionales llevados adelante por los distintos Grupos de Trabajo del MERCOSUR. Por medio de los discursos públicos y las decisiones sobre el procedimiento a tomar durante el evento, los Gobiernos Municipal y Nacional mostraron sus divergencias respecto a la cuestión migratoria. Pero también indicaron sus convergencias respecto a la cuestión de la inviolabilidad de la propiedad con variaciones que expliqué a través de la dicotomía: derecho vetado y derecho velado. En lo que atañe puntualmente a la ciudadanía regional, la opción de los gobiernos Nacionales por la defensa del derecho de los migrantes, y no por el abordaje del problema habitacional de los ciudadanos del Mercosur, implicó ejercer una fuerza contraria a la que el bloque venía imprimiendo a la lucha por la vivienda vía enunciación del derecho. En primer lugar porque, al señalar los migrantes (mismo abogando por sus derechos migratorios y en contra la discriminación) los Estado Nación hicieron saltar las viejas trampas de la exclusión vía nacionalidad y estas, por su parte, cumplieron su función de desautorizar (“naturalmente") las reivindicaciones de los migrantes a la vivienda e inhabilitar su voz de la escena pública y política. En segundo lugar porque al no reconocer el tiempo de residencia de los ciudadanos regionales en Buenos Aires e invisibilizar su trayectoria de lucha y militancia por los derechos, el MERCOSUR derrochó una potente fuerza de movilización popular. En la tesis indiqué como en Buenos Aires esta fuerza de lucha se nutrió de las expectativas generadas desde las orientaciones políticas de los actuales gobiernos de la región. La incapacidad de los Gobiernos Nacionales de canalizar adecuadamente las fuerzas populares, al menos en la situación analizada, erosionó los propios esfuerzos del bloque en empoderar a la ciudadanía regional. La resistencia de los Gobiernos en establecer la vivienda y el acceso al espacio urbano como tema definitivo y prioritario de sus agendas reveló la fuerza de los intereses económicos que orientan las dinámicas territoriales urbanas y, por otro lado, la fragilidad de la esfera política –o quizás también de las “voluntades políticas”- de llevar adelante medidas concretas para permitan a la integración regional dejar la esfera de los mitos.

280

IV.

Breves

consideraciones

sobre

interdisciplinaridad,

estudios

(subalternos)

comparados, y nacionalismo metodológico. O hacia donde apunta este estudio. Los espacios de negociación abiertos por la lucha por la vivienda han creado un terreno fértil para ajustar las interrogaciones y ensanchar los limites disciplinares de “lo migratorio”, pero también para estudiarlo en su dimensión urbana. Desde este punto, presencial, territorial y local, lo migratorio pudo deslizarse hacia otros campos y el migrante construir puentes, flexibilizar fronteras, pujar por el reconocimiento de ciertas continuidades entre afiliaciones y reivindicar las identidades múltiples que conforman su existencia nacional, regional y urbana. Hasta el momento, la reivindicación por la vivienda escapó al campo de lo que comúnmente se circunscribe a los estudios migratorios en sus vertientes de investigación más consolidadas (las políticas públicas migratorias, la inserción laboral y las discusiones sobre identidad cultural y multicultural). Sin embargo mi investigación revela a la vivienda como un eje de análisis potente por medio del cual construir un punto de vista novedoso sobre las problemáticas que afrontan los migrantes y, al mismo tiempo, un puente entre dicha problemáticas y aquellas tradicionalmente analizadas desde el campo de los estudios urbanos (el acceso desigual a los recursos de la ciudad y las políticas públicas de desarrollo urbano, entre otras). Las ventajas y las posibilidades que abre este tipo de abordaje interdisciplinar son inestimables para el desarrollo teórico de temáticas de gran envergadura y actualidad teórica y práctica como son la ciudadanía, la democracia, los derechos de ciudad y la integración regional. Al iluminar la faceta del migrante villero en lucha alineado al villero nacional, mi investigación optó por un sendero de indagación poco transitado: los procesos de reelaboración de lo nacional situado en el “pasaje intermedio” de la cultura contemporánea donde “cada vez más, las culturas ‘nacionales’ son producidas desde la perspectiva de minorías privadas de sus derechos políticos (Bhabha, 2007:22)” y (debo agregar) habitacionales. La lucha por la vivienda me permitió rescatar uno de los aspecto “en la sombra” que componen la heterogeneidad de la vida y del ser migrante. Con el propósito de registrar y dar existencia a las historias habitacionales, escudriñé en los sentimientos y las emociones de la pérdida del hogar, me empapé de las angustias y de las obsesiones de los migrantes villeros y luchadores, conocí profundamente sus motivaciones y expectativas respecto a todas las temáticas vinculadas a la vivienda y fui capaz de identificar –o creo haberlo sido- los sutiles matices de sus resistencias y supervivencias. Fue a partir de este material, y de esta capacitación adquirida en la lucha, que me propuse comprender la base de los conceptos, lógicas, estrategias, opciones y argumentaciones de los migrantes villeros analizadas a lo largo de la tesis. Considero que esta la contribución general de mi investigación: la 281

elaboración de un conocimiento profundo que permite, desde lo concreto, alzar futuros vuelos teóricos en busca de nuevos (o renovados) puentes de diálogo y comparación con otras culturas hermanadas por la privación y por los procesos de reivindicación que engendran. La perspectiva de futuros análisis comparativos entre distintas localidades urbanas converge con las directivas generales señaladas en la introducción de este estudio sobre la necesidad de (re)localizar las investigaciones acerca del fenómeno migratorio y de romper con la pertenencia nacional como unidad de análisis. Definir la performance ciudadana local como una práctica abierta pero particular, donde los migrantes participaron e imprimieron sus características particulares contribuyó a libertar los migrantes de la prisión Nacional. Imbuida del mismo objetivo elegí la lucha por la vivienda como hilo conductor de análisis y me ocupé de la tarea de primero iluminar las heterogeneidades para sólo entonces revelar a otras homogeneidades bajo las cuales los propios sujetos reivindicaron estar agrupados. Mi desafío fue conectar los problemas “de migrantes” con los “de nacionales” y desvelar las múltiples clases de ilusiones que impiden concebirlos como participes de un mismo problema y que dicho problema es, en definitiva, parte (y fruto) de un contexto poscolonial compartido. Finalmente, cierro esta tesis atendiendo al principal llamado de la lucha y al compromiso de todos aquellos que decidieron, en algún momento, participar de ella. El de no desviarse ni olvidar el objetivo principal: la urbanización y la vivienda digna. Retornar siempre a este punto fue brújula y pauta fundamental para mi investigación o, si se quiere, el compromiso académico con el pacto militante sellado en el territorio. Es en este sentido que enfatizo la necesidad de trasladar las transversalidades e interdisciplinaridades detectadas desde el campo académico hacia el ámbito de las políticas públicas. En la Ciudad de Buenos Aires es tarea pendiente y urgente considerar las especificidades de la población migrante en los procesos de planificación y aplicación de las políticas de vivienda. Los intercambio de información y opinión sobre las obras públicas indicaron un déficit no sólo en la planificación sino en las fases de fiscalización y evaluación de los proyectos de vivienda. En términos de gestión y presupuesto públicos sería eficaz aprovechar a estos valiosos datos brindados por la propia población a la hora de planificar a futuros proyectos de urbanización. Es de suma importancia admitir también que, más allá de los datos oficiales y estadísticas del Estado, sí hay datos concretos, precisos y de fuentes confiables y seguras sobre la situación habitacional de los residentes de villas y/o migrantes. Estos datos son suficientes para una planificación urbana de gran precisión y calidad. Eso contribuiría, no sólo para el fomento de los derechos ciudadanos y de la participación de los migrantes y/o villeros en la vida pública, sino para amortiguar los impactos negativos de la planificación territorial en términos de desarrollo humano y ahorro de inversiones públicas en el sector –y eso, por su parte, 282

podrían revertirse en una mejora de las condiciones de vida para todos los habitantes de la ciudad.

283

Un derecho de nacimiento (…) Es un derecho de nacimiento Es el motor de nuestro movimiento Porque reclamo libertad de pensamiento Si no lo pido es porque estoy muriendo Es un derecho de nacimiento Comer los frutos que dejan los sueños En una sola voz un sentimiento Y que este grito limpie nuestro viento Voy a crear un canto para poder exigir Que no le quiten a los pobres lo que tanto les costó construir Para que el oro robado no aplaste nuestro porvenir Y a los que tienen de sobra nos les cueste tanto repartir Voy a elevar mi canto para hacerlos despertar A los que van dormidos por la vida sin querer mirar Para que el rio no lleve sangre, lleve flores y el mal sanar Para el espíritu elevar y dejarlo vivir en paz Yo no naci sin causa Yo no naci sin fe Mi corazón pega fuerte para gritar a los que no sienten Y así perseguir a la felicidad Que es el derecho de nacimiento Es el motor de nuestro movimiento Porque reclamo libertad de pensamiento Si no lo pido es porque estoy muriendo Natalia Lafourcade (México)274

Desde el silencio a la explicación y la expresión y de nuevo al comienzo, hasta que encontremos otra vez nuestro silencio y nuestra condición mortal. Todo lo anterior se da en el mundo, en el terreno de la vida cotidiana de la historia y las esperanzas, y en la búsqueda de conocimiento, de la justicia y quizás también de la liberación. Edward Said, Humanismo y crítica democrática.

274

Escuchar en: https://www.youtube.com/watch?v=fYGdBvR1dcg 284

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