“Miembros añadidos al Estado ya hereditario del príncipe”: Maquiavelo, Fernando el Católico y los orígenes del sistema de cortes virreinales en la Monarquía Hispana

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“Miembros añadidos al Estado ya hereditario del príncipe”: Maquiavelo, Fernando el Católico y los orígenes del sistema de cortes virreinales en la Monarquía Hispana1. Manuel Rivero Rodriguez Instituto Universitario La Corte en Europa (IULCE) Universidad Autónoma de Madrid

Hace justamente un año se celebró el quinto centenario de El Príncipe de Maquiavelo. En carta escrita a Francesco Vettori el 10 de diciembre de 1513 el secretario florentino decía «Venuta la sera, mi ritorno a casa ed entro nel mio scrittoio; e in sull’uscio mi spoglio quella veste cotidiana, piena di fango e di loto, e mi metto panni reali e curiali; e rivestito condecentemente, entro nelle antique corti delli antiqui huomini, dove, da loro ricevuto amorevolmente, mi pasco di quel cibo che solum è mio e ch’io nacqui per lui; dove io non mi vergogno parlare con loro e domandarli della ragione delle loro azioni; e quelli per loro humanità mi rispondono; e non sento per quattro hore di tempo alcuna noia, sdimentico ogni affanno, non temo la povertà, non mi sbigottisce la morte: tutto mi transferisco in loro. E perché Dante dice che non fa scienza sanza lo ritenere lo havere inteso - io ho notato quello di che per la loro conversazione ho fatto capitale, e composto uno opuscolo De principatibus; dove io mi profondo quanto io posso nelle cogitazioni di questo subietto, disputando che cosa è principato, di quale spezie sono, come e’ si acquistono, come e’ si mantengono, perché e’ si perdono»2. Hace quinientos años, quedaba concluido el manuscrito de un opúsculo cuyo comienzo es bien conocido por todos: “Cap.1 Quot sint genera principatuum et quibus modis acquirantur. [Di quante ragioni sieno e’ principati, e in che modo si acquistino]: Tutti li stati, tutti e’ dominii che hanno avuto et hanno imperio sopra li uomini, sono stati e sono o repubbliche o principati. E’ principati sono o ereditarii, de’ quali el sangue del loro signore ne sia suto lungo tempo principe, o e’ sono nuovi. E’ nuovi, o sono nuovi tutti, come fu Milano a Francesco Sforza, o sono come membri aggiunti allo stato ereditario del principe

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Este trabajo ha sido realizado en el proyecto de investigación MINECO HAR 2012-37308-C05-03.

Al caer la noche, vuelvo a casa y entro en mi estudio, en cuyo umbral me despojo de aquel traje de la jornada, lleno de lodo y lamparones, para vestirme ropas de corte real y pontificia; y así ataviado honorablemente, entro en las cortes antiguas de los hombres de la antigüedad. Recibido de ellos amorosamente, me nutro de aquel alimento que es privativamente mío, y para el cual nací. En esta compañía, no me avergüenzo de hablar con ellos, interrogándolos sobre los móviles de sus acciones, y ellos, con toda humanidad, me responden. Y por cuatro horas no siento el menor hastío; olvido todos mis cuidados, no temo la pobreza ni me espanta la muerte: a tal punto me siento transportado a ellos todo yo. Y guiándome por lo que dice Dante, sobre que no puede haber ciencia si no retenemos lo que aprendemos, he puesto por escrito lo que de su conversación he apreciado como lo más esencial, y compuesto un opúsculo “De Principatibus”, en el que profundizo, hasta donde puedo, los problemas de este tema: qué es la soberanía, cuántas especies hay, y cómo se adquiere, se conserva y se pierde, lettera XXVI a Francesco Vettori, 10 diciembre 1513, Niccolò Machiavelli, Opere di Machiavelli. Cittadino e segretario fiorentino, Milano 1820, vol. 8, pp. 357-358. 2

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che li acquista, come è el regno di Napoli al re di Spagna. Sono questi dominii cosí acquistati, o consueti a vivere sotto uno principe,o usi ad essere liberi; et acquistonsi, o con le armi d’altri o con le proprie, o per fortuna o per virtù”3 . Hacía referencia a los dos tipos de estados existentes entonces, los viejos y los nuevos, configurados bajo el principio patrimonial de los soberanos. Se adquieren, se cambian, se pierden… pero el estado es un objeto que posee el príncipe. Pero la distinción entre viejos, sujetos a la legitimidad que confería la continuidad dinástica, y nuevos, aquellos que son adquiridos por la acción, se diluye con la percepción de los seminuevos, que ofrecen una variante más sutil. Porque su rasgo más característico era ser “miembros añadidos al Estado ya hereditario del príncipe que los adquiere, y tal es el reino de Nápoles”. El primero de una serie de estados que la Monarquía iría añadiendo sucesivamente. Fue esta forma de adhesión la que, precisamente, se practicaría después con los reinos de Indias (pero esto Maquiavelo no llegó a verlo).

El “Principato seminuovo” de Fernando el Católico En este trabajo voy a referirme a cómo se articula en la realidad cortesana la afirmación que definía al principado seminuevo. En el siglo XV la Corona de Aragón se formó por la agregación de reinos que conservaron su independencia compartiendo a un mismo soberano. Dichos reinos conservaron cada uno de ellos su propia idiosincrasia, estaban unidos en la persona del soberano pero desunidos en cuanto a leyes, naturaleza y fronteras. Los soberanos aragoneses resolvieron el problema de gobernar sus reinos viajando de uno a otro reino manteniendo una itinerancia constante. Fernando el Católico modificó este sistema para hacer compatibles la continuidad de la Corte en los reinos con la ausencia del rey, poniendo la base del sistema virreinal cuando anunció en el año 1505 que no residiría en el reino, si bien permanecería allí algún tiempo. En realidad no había creado nada nuevo, pues aplicó aquí lo que sus antepasados ya experimentaron en Sicilia desde 14154. Cuando Maquiavelo se refiere a que el principado viejo es seguro y que su conservación no ha de preocupar al príncipe, parece coincidir con las reflexiones con que el cronista aragonés Jerónimo Zurita analizó el viaje de Fernando el Católico a Italia, a su juicio no tenía mucho interés ocupar su relato con las cosas sucedidas en Cataluña, Aragón, Valencia, Mallorca y Cerdeña porque no arrojaban novedades mientras que lo ocurrido en Italia en esos pocos años precisaba la atención de los historiadores5. En diciembre de 1503, poco antes de la muerte de la reina de Castilla, la decisiva adquisición del reino de Nápoles, marcó un nuevo rumbo del que el rey aún no era muy consciente. En 1504, poco después de fallecer Isabel la Católica, se puso en duda la lealtad del virrey de Nápoles. Se pensaba que, al igual que muchos condottieri, podría alzarse con el reino y, emulando a Sforza, erigir un principato propio, nuovo, si usamos el concepto maquiaveliano6. Habiéndose separado las coronas de Castilla y Aragón, no parecía muy sensato tener a un noble castellano al frente de la política italiana cuando, además, se resistía

“De las distintas clases de principados y de la forma en que se adquieren: Todos los estados, todas las dominaciones que han tenido y tienen imperio sobre los hombres, han sido y son repúblicas o principados. Los principados son, o hereditarios, cuando el linaje de sus señores ha dominado largo tiempo, o nuevos. Los nuevos, o lo son del todo, como lo fue Milán bajo Francisco Sforza, o son como miembros agregados al Estado hereditario del príncipe que los adquiere, como es el reino de Nápoles para el rey de España. Estos dominios así adquiridos, o están acostumbrados a vivir bajo un príncipe, o habituados a ser libres; y se adquieren, o por con las armas de otros o con las propias, o por fortuna o por la virtud”. Prólogo de Il Principe, Niccolò Machiavelli, Opere… op.cit. vol. 4, p.8. 3

Carlos José Hernando Sánchez, “El Gran Capitán y los inicios del virreinato de Nápoles. Nobleza y Estado en la expansión europea de la Monarquía bajo los Reyes Católicos”, El tratado de Tordesillas y su época, Madrid 1995, pags. 1828-1839. 4

Jerónimo Zurita, Historia del rey Don Fernando el Católico. De las empresas, y ligas de Italia, Institución «Fernando el Católico», Zaragoza 1999, libros 7y 8. 5

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Ibidem. Libro 4.

a ejecutar las órdenes reales de gracia y perdón expedidas por su soberano7. En 1505, Fernando II reunió un “Consejo de Nápoles”, una junta doméstica formada por letrados de la Corte, miembros de la Cancillería y Consejo reales que le asesorarían en el gobierno del reino recién adquirido8. Los consejeros seleccionados para este fin, se dedicaron preparar y organizar el gobierno personal de Fernando, acompañándole durante el viaje en octubre de 15069. Cuando la Corte regresó a España, en junio de 1507, dicho consejo se dividió, quedándose en Nápoles un par de consejeros que constituyeron el núcleo de un nuevo organismo adjunto al virrey, el Collateral Consiglio di Napoli10. Eran consejeros del rey pero en su persona vicaria11. Mientras se hacían los preparativos para abandonar Castilla e ir a Italia, el rey determinó por los llamados capítulos de Segovia (5 de octubre de 1505) que los oficios de la Corte y de la Casa Real de Nápoles serían reservados a los naturales12, creando una dimensión vice real (pues ésta no era ni desdoblamiento ni prolongación de la Casa Real de Aragón, disponiendo de personalidad propia). Esta vice Corte y vice Casa, queda recogida en las pandectas del sello de Nápoles elaboradas en 1505, en ellas se eximía del pago de derechos a “hombres de sangre real” y a los “familiares”, entendiéndose entre éstos a los Sette Grandi Uffici, el Magno Condestable, Magister Justiciero, Logotheta, Magno Camerario, Gran Almirall, Gran Canciller y Gran Senescal; al mismo tiempo, lo recaudado por la expedición de derechos en la Cancillería no salía del reino y no se registraba en la Cancillería de Aragón13. Se puede apreciar que Nápoles se articuló como un estado singular del soberano, fuera de la Corona de Aragón, pues eran ajeno a la única institución común a toda ella, la Casa Real. Nuevamente se repetía la particularidad siciliana, también con casa real propia y extraña a la Cancillería la tesorería real aragonesa14. En el Parlamento de 1507 se confirmaron todas estas disposiciones dadas desde España15. Al actuar como si sólo fuese soberano de aquel reino, el soberano emuló a su tío Alfonso el Magnánimo, que devolvió a Nápoles su relumbre y prestigio al reintegrarlo en el concierto italiano, y sobre todo por rearticularlo como comunidad política independiente. Nadie diría que el reino había sido sometido por la fuerza de las armas16. Rey y parlamento, conscientes de que era preciso mantener una relación dinámica, acordaron la inclusión de “gentiluomini” napolitanos en la Casa del rey, paliando de este modo el daño

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Aurelio Cernigliaro, Sovranità e feudo nel Regno di Napoli, 1505-1557, Napoli Jovene 1983, vol. I, pags. 34-35.

Nicolo Toppi, De Origine Omnium Tribunalium. Neapoli 1655-59, II, 144-154; Gregorio Grimaldi, Istoria delle Leggi e Magistrati del Regno di Napoli, Napoli 1767, vol. V, p.128; Pietro Dusinelli, Privilegi et Capitoli concesse alla fidelissima città e Regno di Napoli, Venetia 1588, p. 42; Rocco Pirro, Chronologia Regum Siciliae, en Thesaurus Antiquitatum et Historiarum Siciliae. Lugduni Batavorum 1723, vol. II, p. 103. 8

Relación de las diez galeras que formaron la escuadra en que pasaron a Nápoles Fernando el Católico y Germana de Foix así como de las personas que les acompañaron, con expresión de la galera que ocupaba cada una de ellas, RAH. Col. Salazar y Castro ms. A-12 fols. 27-30. 9

N. Toppi, op.cit., vol. II pags. 144-154; G. Grimaldi, op.cit., vol. V, pags. 128-130; Pietro Giannone, Storia Civile del Regno di Napoli, Napoli 1821, vol. VI, pags. 205-206. 10

11

Donato Palazzo, Cancelleria e Cancelliere (lineamenti storici ed istituzionali), Edizioni Bucalo, Latina, 1972, pags. 36-45.

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Capítulo XVII, AGS. SP. Lb. 21, fol. 42.

“Pandectas del sello de Nápoles”, Toro 20 de enero de 1505, AHN. E. Lg. 1898, nº1. Dichas pandectas estuvieron vigentes hasta 1701, según reza un curioso descriptor del legajo que las contiene “Pandectas del sello de Nápoles y otros papeles de ninguna importancia sobre la misma materia”, AHN. E. Lg. 2148. Véase también “Librete de los salarios que se pagan en Tesorería ordinariamente. Hecho el 1 de noviembre de 1510”, RAH. Col. Salazar y Castro, A.13; “Los oficios que solían tener los reyes de Nápoles en su casa”, s.d., idem. A.17. 13

Ernesto Pontieri, “Fernando el Católico e i regni di Napoli e di Sicilia nella storiografia italiana del ultimo cinquantennio”, E. Boscolo ed., Fernando el Católico e Italia, Zaragoza 1954, pag. 229. Sobre la “autonomía” del virrey de Sicilia vid. Camillo Giardina, L’istituto del vicerè di Sicilia (1415-1798), Palermo 1931, pags. 288 y ss.; Aurelio Cernigliaro, op.cit., vol. I, pag. 40 y ss.. 14

El 10 de mayo de 1507 el rey puso “in exequtione” las gracias concedidas en los capítulos de Segovia, AGS. SP. Lb. 21, fol. 63 vº. 15

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Gracia concedida el 30 de enero de 1507 (capítulos XI y XV), AGS. SP. Lb. 21, fol. 59 y ss. 269

que podría sufrir “el buen gobierno per la absentia de la Corte regia”. En su servicio doméstico, en su familia el soberano dispondría de un lazo personal con sus súbditos, anticipando el inconveniente del futuro absentismo real. Pero, al mismo tiempo se incluyeron los continos en la casa real napolitana17. A través de este cuerpo se puede apreciar cómo la idea del principado agregado se modificó a tenor de los acontecimientos, porque el Gran Capitán sí concibió el reino como un reino conquistado y en el primer diseño de la Corte virreinal se perfiló como el séquito de un conquistador: En tiempo que vino el Rey catolico Fernando a este Reyno, hauiendole vltimamente ganado y conquistado, echando todos los franceses del con el gran balor de Gonçalo Fernandez de Córdoua, llamado El Gran Capitan, de eterna memoria. Hauiendo cerca de su persona seruido muchos valerosos Capitanes, Caualleros y Hidalgos, desamparando su naturaleça y venido a seruir a la conquista deste Reyno, derramando su sangre y gastando sus haciendas en seruicio de su Rey. Despues de hauerlo ganado, quedaron sin ninguna remuneracion de sus seruicios y queriendo el Rey Catolico remunerarlos, nombro ciento dellos, los mas calificados, principales y de mas seruicios, para que assistiessen cerca la persona del Gran Capitan, primero Virrey de este Reyno por Su Magestad (…) todos españoles naturales, para que pudiesse el Virrey representar su cargo con la autoridad y grandeça que los proprios Reyes tenian ; los quales ouiessen de ser caualleros hidalgos muy calificados, precediendo informacion de su calidad. Sin embargo, después de llegar el rey a Nápoles “sintiendose esta ciudad y Reyno escluydos desta dignidad, suplicaron a Su Magestad fuesse seruido que las cien plaças de continos fuessen : las cinquenta para espanoles y las otras cinquenta para caualleros naturales del Revno, offreciendo por donatiuo sessenta millducados, como se le dieron y les tue concedida la merced; que assi como fuessen vacando por los espanoles que las tenian, fuessen assentando en su lugar los napolitanos hasta el numéro de las cinquenta. Esta autoridad de nombrar las dichas Plaças, la tenian reservada para el Rey Catolico y el Emperador Carlos que le sucedio. Despues con el tiempo, se ha dado autoridad y facultad a los Virreyes que pUedan probeellas, como lo hacen18.

Puede decirse que, pese a algunas quejas esporádicas, el respeto a estas obligaciones permitió a Fernando el Católico afianzar su posesión del territorio y contar con un amplio respaldo interior19. Un reino adjunto, incorporado a su patrimonio mediante una unión personal, sin agregarlo a la Corona de Aragón20. Hasta aquí parece cumplirse el análisis de Maquiavelo y queda enmarcado el sistema de gobierno en el modelo puro de las monarquías compuestas tal como las definiera el profesor John H. Elliott21. Pero cuando Fernando el Católico regresó a España, pensó que era necesaria una relación más orgánica de sus estados de Italia dentro de su Monarquía, ligándolos con algo más que su sola persona. Aquí entra en escena un aspecto importante de su personalidad política mejor valorada por Guicciardini que por Maquiavelo, el empleo de la religión como instrumento de gobierno. Ya en 1504 , el rey había pensado ampliar la jurisdicción del tribunal de la Inquisición de Sicilia sobre Nápoles, argumentando que se había operado la restauración del antiguo reino de las Dos Sicilias (“Regum Utriusque Siciliae”)22. Pretendía 17

AGS. SP. Lb. 21, fol. 42 y ss.

José Raneo, Libro donde se trata de los virreyes lugartenientes del Reino de Nápoles y de las cosas tocantes a su grandeza, CODOIN XXIII p. 174 -175. 18

restringir la influencia papal en el reino, pero también estaba la reanimación del antiguo “Regnum” de Ruggiero II, aludiendo a una soberanía que le aseguraba la Italia meridional ostentando el título de Rex Siciliae et Italiae. Un soberano que, además, dispondría de la prerrogativa de ser legado apostólico nato, “coronado por Dios”23. Esta nueva forma de imperio o Monarquía no pasó desapercibido a los ojos del pontífice, Julio II, que negó la investidura de Nápoles a Fernando el Católico, para que el reino perdurase -en palabras del embajador Vich- como “miembro cortado” de la Monarquía. En noviembre de 1509, tras cinco años de infructuosas negociaciones, la resistencia pontificia a restaurar la unidad en el sur mediante la ampliación del tribunal de Palermo provocó la ira del soberano, diciendo que Julio II “no se contenta con lo espiritual, sino que cada día trabaja en usurpar lo temporal haciendo comisiones de causas feudales y de legos, para que conozcan de ellas, menoscabando así la preeminencia real”24. En un documento muy conocido y comentado, la carta al duque de Ribagorza, Fernando expuso con claridad lo que entendía como prerrogativas propias: “de aquí adelante por cosa del mundo no sufráis que nuestras preeminencias reales sean usurpadas por nadie; porque si el supremo dominio nuestro no defendéis, no hay que hacer; e la defensión de derecho natural es permitida a todos, y más pertenece a los reyes, porque demás de cumplir a la conservación de su dignidad y estado real, cumple mucho para que tengan sus reinos en paz y justicia y buena conservación”25. La misiva formulaba un idearium político muy poco secularizado, pese a lo que cierta tradición española ha querido ver, tomándola como un rasgo propio de un príncipe moderno26. Respondía más bien a la construcción de una Monarquía en la que el soberano, ungido por Dios, actuaba como emperador en su reino. Dispuesto, por tanto, a mantener “la preeminencia real” y dando por sentada su titulación, el rey Católico: “Dezid de mi parte a nuestro muy Santo Padre que por las cosas y ministros de nuestra Santa Fe Católica yo estoy muy determinado de poner la persona y el estado como soy obligado y que yo le suplico muy humildemente que en este caso no quyera esperimentar my paciencia (...) yo proveere en ello de manera que Dios y el mundo conozcan que las cosas de la fe no estan desamparadas y que hay quyen las ampare y defienda principalmente que la propia vida y estado”27. Consecuentemente, el 3 de septiembre de 1509, el monarca ordenó crear una comisión que estudiase la forma de ejercer la autoridad real en materia de Inquisición, presidida por los inquisidores Reinaldo Montoro y Andrés de Palacio. Como en 1504, se resolvió que la forma de vincular la inquisición a la autoridad real debía efectuarse a través de la extensión de la competencia del tribunal de Sicilia sobre Nápoles, amparado en la restauración del “Reino de las dos Sicilias”, que agrupaba a ambos territorios como una sola entidad y hacía innecesaria la solicitud de una concesión papal. Por ello, fue enviado a Nápoles Reinaldo Montoro, dominico y obispo de Cefalú, coadjutor de Pedro Belforado (inquisidor de Sicilia y arzobispo de Mesina), experimentado en las cosas de Italia y responsable de haber puesto en pie el tribunal de Palermo28.

Città di Castello 1892, vol.I pags. 90-1. 23

Walter Ullmann, «Roman Public Law...», Jurisprudence in the Middle Ages Variorum reprints, London 1980, pags. 176-178.

24

Barón de Terrateig, op.cit., vol.I p.159.

Fernando el Católico al conde de Ribagorza, 22 de mayo de 1508, se conocen varias copias, en BNM. Ms. 11017, fol. 83 y Ms. 5791 fol. 151. 25

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Avisos del reino de Nápoles, diciembre 1508, AGS. E. Lg. 1003, fol. 58.

26

Luis Díez del Corral, El pensamiento político europeo y la monarquía de España, Madrid 1983, pags. 25-35.

20

Diego Joseph Dormer, Discursos varios de Historia. Zaragoza 1683, p. 393 y ss.

27

Fernando el Católico a Jerónimo de Vich, León 5 de Diciembre de 1509, B. de Terrateig, op.cit., vol. II, doc.31 pp.90-1.

21

John H. Elliott, “A Europe of Composite Monarchies,” Past and Present 137 (1992) pp. 48-71.

28

Felipe Ruiz Martín,”La expulsión de los judíos del Reino de Nápoles”, Hispania, tomo IX n.34, Madrid 1949, pags. 44-50; Tommaso Pedio, Napoli e Spagna nella prima metà del Cinquecento, Bari 1971 pags. 351-2; Barón de Terrateig, Política en Italia del rey Católico (1507-1516), Madrid 1963, vol I pags. 148-150; Luigi Amabile, Il Santo Officio della Inquisizioni in Napoli, 22

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La patente de creación del tribunal napolitano, dependiente del de Palermo, se expidió en Valladolid el 31 de Agosto de 1509, el 18 de Octubre el obispo de Cefalú llegó a la capital del reino para tomar posesión de su cargo, y el 29 de Diciembre se le unió el Dr. Palacio, vid. F. Ruiz Martín, art. cit., pags. 50-57; L. Amabile, op.cit. I, pag. 103 y ss.; T. Pedio, op.cit., pags.193 y ss.; H.C. Lea, The Inquisition in the Spanish Dependencies, London 1908, pags. 56-63. 271

Las prerrogativas del soberano en materia eclesiástica constituían todo el eje de su acción política, la debilidad del conde de Ribagorza en esta materia supuso su cese29 y su sustitución en octubre por Ramón de Cardona30. El lunes 7 de enero de 1510, los Seggi de Nápoles se reunieron en la Iglesia de San Lorenzo para discutir sobre “lo expellere del predicto inquisitore o de laxarlo stare”. La opinión unánime de pueblo y nobleza fue pedir la expulsión del Santo Oficio; no aceptándolo el virrey, el almirante de Nápoles y el Consejo Collateral porque “ritenevano non conveniente dare per quella via tanta parte nelle cose del Regno a’ Pontefici, i quali stavano vicini e dà quali emanavano poteri pè giudici che si dovevano delegare”31. Después de casi un año de altercados, el 21 de noviembre, el rey anunció que renunciaba a extender jurisdicción inquisitorial de Sicilia a Nápoles32. A pesar de ello, la corona había logrado buena parte de sus objetivos, a cambio de ceder en esta materia el Papa le concedió la Bula de Investidura, renunció a muchas de sus prerrogativas y admitió la “presentación” de 25 obispados33. En apariencia, detrás del fantasma de la restauración del Reino de las Dos Sicilias el soberano aprovechaba para consolidar su débil adquisición, cediendo en su pretensión máxima a cambio de la bendición papal, que le permitía ejercer como “imperator in regno suo”:”Rex noster in isto Regno non recognoscit superiore (...). An autem Rex noster Catholicus invictissimusque recognoscat in Regno Siciliae Superiorem? claru est q. non; dicit hoc Aud. in pluribus locis, quia est monarcha in Regno suo, ut in prima rub. II et plus iuris habet in Regno quam Imperator in Imperio”34.

El sistema fernandino después de “El Príncipe”. En general, la situación de 1512, la derrota de Luis XII de Francia y las cesiones pontificias, motivaron que Maquiavelo y Guicciardini celebraran la memoria del Rey Católico. Desde Italia se le podía contemplar como “excelente estratega”. Sin embargo, si se pone el foco desde España, dicho éxito era discutible, otro observador italiano, Pietro Martire de Anghiera, instalado en la Corte española ofrecía otra versión35. Lo que no se comprendía desde el mirador italiano era el problema dinástico, si Fernando el Católico carecía de un heredero para perpetuar su Monarquía todos sus trabajos resultaban vanos. Sin descendencia su política era humo36. Refiere Anghiera: “El Rey Católico está en extremo deseoso de tener prole, principalmente masculina, a la cual dejar sus reinos paternos hereditarios, como a heredero más próximo que lo es su nieto Carlos. Si con justicia o sin ella está irritado contra su yerno Felipe, en primer lugar, y luego, por causa de él, con su nieto Carlos, y si en realidad está enfadado, allá ellos con sus juicios. Ya tengo fatigados los oídos con las quejas que me vienen de ambas partes”37.

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En un régimen de gobierno personal y en un clima de incierta sucesión, la decadencia del rey anunciaba una crisis en la que los altos dignatarios de la Corte, la Casa y la familia real se hallaban embargados por la preocupación de su futuro. La sucesión estaba abierta a varias posibilidades, en el príncipe Carlos de Habsburgo, en el heredero que podía alumbrar la reina Germana, en Fernando hermano de Carlos y heredero de España según un testamento dictado por el rey en Burgos el 2 de mayo de 1512, en el arzobispo de Zaragoza, el bastardo real Alfonso, que podía ser legitimado y secularizado, en la propia doña Juana I de Castilla38. Entre 1504 y 1516 Fernando el Católico permaneció casi todo el tiempo fuera de la Corona de Aragón, ya en Nápoles, ya en Castilla. Durante este tiempo, el peso del gobierno recayó en su en su hijo Alfonso de Aragón, arzobispo de Zaragoza. Pero en 1507 se pensó reemplazarlo por la reina Germana de Foix, que acabó tomando posesión de la lugartenencia general el 18 de mayo de 1512 cuando juró el cargo ante las Cortes Generales de Monzón39. Mientras que en Castilla la sucesión no planteaba problemas. La regencia de Fernando se sustentaba sobre la enfermedad de la reina y ahí le sucedería su nieto Carlos, en la Corona de Aragón estuvieron abiertas muchas posibilidades distintas hasta el día de la muerte del rey. En 1515, el preceptor del príncipe Carlos, Adriano de Utrecht, se presentó en España para notificar la mayoría de edad de su pupilo. Se celebraban Cortes en Aragón y se le contestó que la sucesora legítima era la madre del príncipe, Doña Juana I de Castilla40. Fernando el Católico dijo al embajador que si quería la sucesión para Don Carlos éste debía venir a España, que no firmase alianzas con otros soberanos y que todos los españoles residentes en su Corte fueran inmediatamente expulsados. Estaba tan enfermo que se dudaba que llegase a ver en vida la respuesta de su nieto41. Las Cortes sin embargo, contrarrestaron la decisión del soberano negándole el servicio que les demandaba. El argumento fue cruel, su vida se acababa y tendrían que estar preparados para proveer a su sucesor del habitual donativo con el que se iniciaba todo reinado. La situación era tan insólita que, según cuenta un testigo presencial, Fernando que ya se había marchado dando por seguro que sus súbditos no le negarían el dinero que se vio forzado a abandonar Castilla y dirigirse personalmente a Aragón: “En un repentino arranque vinimos desde Aranda a Segovia, y en otro más repentino, todavía a largas jornadas, paramos en Calatayud”42. Mientras tanto, crecía el número de sus súbditos y vasallos que desertaban de la Corte. El Parlamento de Nápoles envió un agente a los Países Bajos para que los intereses del reino estuviesen defendidos y representados. Aún faltaba un año para que falleciera el rey y la afrenta era dolorosa43. Al mismo tiempo que el rey marchaba “con paso acelerado al fin de su vida”, su Corte seguía el mismo proceso de descomposición44. El vicecanciller Antonio Agustí, uno de los hombres más importantes del séquito, si no el principal, fue detenido con confusas acusaciones de pretender mantener relaciones sexuales con la reina, aunque la razón era que se preparaba para viajar a Bruselas y había hecho gestiones para que fracasara el servicio solicitado a los reinos45.

C.J. Hernando, art.cit., pag. 1843.

Luigi Amabile, Il tumulto napoletano dell’anno 1510 contro la Santa Inquisizione. “Memoria letta all’Academia nelle tornate del 2 al 16” Dicembre 1888; Benedetto Croce, Storia del Regno di Napoli. Bari 1931, pag. 118; Luigi de Rosa, “Motines y rebeliones en el reino de Nápoles en el siglo XVI”, en VV.AA., Revueltas y alzamientos en la España de Felipe II, Valladolid 1992, pp.98-101. Giuseppe Galasso, Mezzogiorno medievale e moderno, Torino 1975, pags. 143-4. 30

Galíndez de Carvajal, Anales breves del reinado de los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel, BAE. LXX, pag. 562;Manuel Lasala, Reseña histórico-política del Antiguo Reino de Aragón, Zaragoza 1865, pag. 233; Jerónimo de Blancas, Comentarios de las cosas de Aragón (1588), ed. Manuel Hernández, Zaragoza 1878, pags. 254-255 . 38

39

Josefina Mateu Ibars, Los virreyes de Valencia, Valencia 1963, pag. 107.

31

T. Pedio, op.cit., pags. 195-201.

32

B. de Terrateig, vol. I, pag. 214.

33

T. Pedio, op.cit. pp. 206-7; B. de Terrateig, op.cit., vol. I p. 214.

41

Pedro Mártir de Anglería al marqués de Mondéjar, 22 de enero de 1515, CODOIN XI, pags. 211-214.

34

Pietro Dusinelli, Consuetudines Neapolitanae ,Venecia 1588, prólogo sin paginar.

42

Pedro Mártir de Anglería al marqués de Mondéjar, 14 septiembre 1515, CODOIN XI pags. 184-185.

43

Pietro Dusinelli, Privilegi et Capitoli concesse alla fidelissima città e Regno di Napoli, Venetia 1588, fol. 70v.

44

Pedro Martir de Anglería al marqués de Mondéjar, 22 de enero de 1515, CODOIN XI, 211-214.

Carta al marqués de los Vélez, Logroño 29 septiembre de 1512, Epistolario de Pedro Mártir de Anglería, ed. J. López de Toro, Madrid 1953-55, CODOIN tomo XI, pag. 66. 35

36

Pedro Martir de Anglería a Luis Hurtado de Mendoza, 13 de enero de 1513, CODOIN vol. XI, pags. 101-102.

37

A Luis Hurtado de Mendoza, 13 de noviembre de 1513, CODOIN. vol. XI, pags. 137-138.

272

Pero Mexía, Historia del emperador Carlos V, ed. de J.M. Mata Carriazo, Madrid 1945, pag. 48; Prudencio de Sandoval, Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V, ed. Carlos Seco Serrano, Madrid 1955, vol. I, pags. 18-19. 40

Anglería calificó la detención y confinamiento de Agustí en Simancas como “muy afrentosa” (16 de agosto de 1515, CODOIN XI, pag. 184). Sobre este particular, P. de Sandoval, op.cit., vol. I, pag.59, Hayward Keniston, Francisco de los Cobos, 45

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La Corte se descomponía en intrigas y luchas intestinas. Eran muchos los que se iban a Flandes, a Castilla e incluso a Italia, mientras que en el ámbito doméstico del rey Católico se hacía sentir una violencia inusitada entre grupos, personas y facciones. En 1514 Alfonso de Aragón había logrado que su padre le nombrara lugarteniente general de Cataluña, desde esa posición fue eliminando uno a uno a sus principales obstáculos en el camino de la sucesión, el vicecanciller Agustí, e iba a utilizar la Inquisición para limpiar la Casa Real, abriéndose sonoros procesos al lugarteniente del tesorero real, Jaime de Casafranca46 y al regente de la Cancillería Micer Franch, también detenidos en 151547. Las posibilidades de diálogo con Flandes eran nulas, todo aquel que manifestase la más mínima inclinación hacia el príncipe Carlos era rápidamente marginado. En dicha contienda se depuró la incertidumbre eliminándose posibilidades y candidatos, el infante Don Fernando, Doña Germana y Doña Juana quedaban prácticamente excluidos, quedando bien delimitados dos grupos hostiles, el partido flamenco y el partido aragonés, alrededor del principe D. Carlos y del arzobispo D. Alfonso respectivamente. La mayor parte de los historiadores y cronistas del periodo suelen señalar que Fernando el Católico estaba convencido de que su nieto Carlos nunca vendría a sus posesiones de España, al tiempo que era consciente de que el problema de la sucesión podría acabar en guerra civil48. Había un fundado temor al derramamiento de sangre, para evitarlo Cisneros ejercería la regencia en Castilla y D. Alfonso la de Aragón49. Mientras viviese la reina Juana, se podía mantener un régimen de regencia y éste serviría como espacio para negociar. De hecho, lo que más preocupaba al Rey Católico era que no hubiese alteraciones a su muerte, que los oficiales de la Casa de Castilla y de la Casa de Aragón permaneciesen en sus puestos y que no se diese entrada, o se restringiese al máximo, la de los miembros del séquito de Don Carlos50. Alfonso de Aragón obtuvo, pocas horas después de la firma del nuevo testamento, la lugartenencia general de la Corona de Aragón, poder con el que apartaba a la reina Germana de la dirección de los asuntos políticos reforzando su poder en una transición compleja y difícil51, justo 24 horas antes de que el rey falleciera en la villa de Madrigalejo, el 23 de enero de 1516. El regente no tardó en dar a conocer sus nuevos poderes, poniendo en activo su autoridad en el seno de la Corte52. El rey murió en un ambiente de intrigas, su secretario, Calcena escribió a Cisneros: “Asimismo ay algunas cosas que proveher tocante a lo de Aragón y aunque su alteza mandó que el arzobispo de Zaragoza sea governador de los reynos de la Corona de Aragón, me parece que por ser ynteresse de la Reyna nuestra Señora y del señor príncipe assi aquello como esto no se ha de dexar a beneficio de natural, porque en lo de Aragón ay poco consejo y poca prudencia y codicia de ynterese y no buenas voluntades”53. Al final la sucesión se produjo fuera de lo que el Rey Católico hubiera deseado y tuvo lugar la temida guerra civil en gran número de sus reinos, Castilla, Valencia, Mallorca y Sicilia.

Conclusiones. En 1513 el retrato de Fernando el Católico que hizo Maquiavelo en El Príncipe tenía tal vigor que muchos estudiosos vieron en él a un modelo inspirador de una nueva figura política. Conviene recordar el capítulo 21: Nessuna cosa fa tanto stimare uno principe, quanto fanno le grandi imprese e dare di sé rari esempli. Noi abbiamo ne’ nostri tempi Ferrando di Aragonia, presente re di Spagna. Costui si può chiamare quasi principe nuovo, perché, d’uno re debole, è diventato per fama e per gloria el primo re de’ Cristiani; e, se considerrete le azioni sua, le troverrete tutte grandissime e qualcuna estraordinaria. Lui nel principio del suo regno assaltò la Granata; e quella impresa fu il fondamento dello stato suo. Prima, e’ la fece ozioso, e sanza sospetto di essere impedito: tenne occupati in quella li animi di quelli baroni di Castiglia, li quali, pensando a quella guerra, non pensavano a innovare; e lui acquistava in quel mezzo reputazione et imperio sopra di loro, che non se ne accorgevano. Possé nutrire con danari della Chiesia e de’ populi eserciti, e fare uno fondamento, con quella guerra lunga, alla milizia sua, la quale lo ha di poi onorato. Oltre a questo, per possere intraprendere maggiori imprese, servendosi sempre della relligione, si volse ad una pietosa crudeltà, cacciando e spogliando, el suo regno, de’ Marrani; né può essere questo esemplo più miserabile né più raro. Assaltò, sotto questo medesimo mantello, l’Affrica; fece l’impresa di Italia; ha ultimamente assaltato la Francia: e cosí sempre ha fatte et ordite cose grandi, le quali sempre hanno tenuto sospesi et ammirati li animi de’ sudditi e occupati nello evento di esse. E sono nate queste sua azioni in modo l’una dall’altra, che non ha dato mai, infra l’una e l’altra, spazio alli uomini di potere quietamente operarli contro54.

Ya en aquel momento, o un poco antes, Vettori era algo escéptico respecto a las virtudes que su amigo exaltaba “bisogna di necessità far conclusione che il Re Cattolico non sia quell uomo che è predicato in astuzia e in prudenza, ovvero che gatta ci covi, e che quello si è detto più volte sia entrato a questi principi nel cervello, e che Spagna, Francia e Imperatore disegnino dividersi questa misera Italia.”55. Él si veía más allá del presente, si bien se equivocaba ante la perspectiva de la sucesión de Carlos V: “E in conclusione, se il Cristianissimo fosse contento a lasciare Lombardia, veggo tutta Italia in pace, e alla

“Ninguna cosa hace tan estimado a un príncipe como las grandes empresas y ser insólitamente ejemplar. En nuestro tiempo Fernando de Aragón, actual rey de España, a quien se puede llamarse príncipe nuevo, pues de rey insignificante se ha convertido en el primer monarca de la cristiandad por fama y por gloria. Sus obras, como puede comprobarlo quien las examine, han sido todas grandes, y algunas extraordinarias. Al comienzo de su reinado invadió Granada, siendo dicha empresa el fundamento de su Estado. Lo hizo estando ocioso sabiendo que no tendría oposición, pero tuvo ocupados y entretenidos los ánimos de los nobles de Castilla, que entretenidos en la guerra, no pensaban en intrigas, y por este medio adquirió autoridad y reputación sobre ellos, sin que ellos lo advirtiesen. Nutrió sus ejércitos con contribuciones de la Iglesia y del pueblo, fundando, gracias a la larga guerra, una milicia fiel que le ha proporcionado fama. Además, para atreverse con mayores empresas, utilizando siempre la religión, hizo gala de una piadosa crueldad persiguiendo y expoliando a los judíos. No hay ejemplo más miserable e insólito. Bajo la misma cobertura invadió África, llevó a cabo la campaña de Italia y recientemente agredió a Francia, porque siempre meditó y realizó hazañas extraordinarias que provocaron el constante estupor de los súbditos y mantuvieron su pensamiento ocupado por entero en el éxito de sus aventuras. Y estas acciones suyas se hicieron de tal manera que ha tenido suspensos y admirados a sus súbditos, que nunca han podido perjudicarle. Todas sus acciones nacen de una y otra consideración, por lo que no han dado nunca ocasión para que en la tranquilidad la gente pudiera actuar en contra suya”, Opere . 54

secretario de Carlos V, Madrid 1980, pag.21; Fernando del Arco, op.cit., pag.69; Pere Molas Ribalta, Catalunya i la Casa de Austria, Barcelona 1996, pags. 76-77. M. Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, Madrid 1980, vol. I, pag. 641; papeles del proceso, datado en 1515 en CODOIN Aragón vol. XXVIII, pag. 170 y ss. 46

47

CODOIN Aragón vol. XXVIII, pag., 214-221.

48

Jerónimo Zurita, op.cit. VII y VIII, pag. 303; P. de Sandoval, op.cit., pag. 61.

P. de Sandoval, op.cit., vol.I, pag. 62. El testamento de Fernando el Católico en Ricardo del Arco, op.cit., apéndice y en Diego Joseph Dormer, op. cit., 393 y ss. 49

50

P. Sandoval, op.cit., vol. I, pags. 62-63.

P. de Sandoval, op.cit., vol. I, pag. 62; Vicente Blasco de Lanuza, Anales de Aragón, Zaragoza 1622, pags. 136-137; Josefina Mateu Ibars, “Nóminas y cronología de los virreyes de los estados de Aragón en el siglo XVI”, VIII Congreso de Historia de la Corona de Aragón, Valencia 1973, I, 237. 51

52

Alfonso de Aragón a Juan de Aragón, 7 de marzo de 1516, CD.CV., vol. I, pags. 53-54.

Calcena a Cisneros, Guadalupe 28 de enero de 1516, V. de la Fuente, Cartas de los secretarios del Cardenal Cisneros (15161517), Madrid 1876, 251. 53

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“Necesariamente debemos concluir que el Rey Católico no es el hombre famoso por su astucia y prudencia, que nos atormenta, pero eso se ha repetido tantas veces que se le ha metido a estos príncipes en su mollerapor lo que España, Francia y el emperador proyectan dividirse este pobre Italia”, Francesco Vettori a Maquiavelo, 9 de abril de 1513 en Nicolo Machiavelli, Opere… vol. 8, p. 275. 55

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morte del Re Cattolico tornare il regno in un figliuolo del Re Federigo, e ridursi Italia ne’primi termini”56. No llegó la paz, los logros del soberano español eran efímeros y por eso mismo el propio soberano había tratado de trascender su “principato nuovo” a una fórmula más estable. Un año después, Vettori hacía un descarnado análisis con el que pretendía enfriar el entusiasmo de su amigo: Ora, compare mio, se voi mi domandassi se queste cose che Spagna si persuade sono ragionevoli, ti direi che no; nondimeno, come voi scrivesti anno, che me ne ricordo, questo Cattolico con tutti i gran progressi che egli ha fatto, io lo tengo più presto fortunato che savio, e perchè meglio questo si possa vedere, esamineremo un poco le azioni sue pubbliche, e lasceremo quelle ha fatto in Spagna e contro a Mori (perchè di queste non ho vera notizia), parleremo di quello che voi ed io ci ricordiamo. (…) Questo Re di Spagna ama assai Ferrando suo nipote, e gli vorrebbe dare uno stato in Italia, e la volontà lo trasporta in modo, che non vede tutti i pericoli ne’ quali entra. Oltre a questo, chi è uso a vincere non gli pare mai poter perdere”57. Ahí estaba el talón de Aquiles. Además el virreinato tampoco parecía un buen remedio y aunque aquí se equivocó, hablaba desde la experiencia de la fugacidad y el arribismo que caracterizaban el sistema italiano: “Vedesi ancora che Spagna ha sempre amato assai questo suo Viceré, e per errore che abbia ffitto non l’ha gastigato, ma più presto fatto più grande, e si può pensare, come molti dicano, che sia suo figlio, e che abbia in pensiero lasciarlo Re di Napoli. Se mette questo suo nipote in Milano, quest’altro suo disegno è rotto, perchè egli Sarà sì grande, che, non che Napoli, dove avrà molte ragioni, gli sarà facile pigliare tulto il resto d Italia58.

“Maquiavelo no entendió la inmensa fuerza de la legitimidad dinástica”. El gran problema era trascender el presente, mantener el principado nuevo unido a la Monarquía más allá de la persona del rey. Que el reino adjunto estuviera en manos de un virrey ligado por lazos de fidelidad a la persona del soberano era un primer paso para cohesionar esa herencia, era un modelo que se aplicaría con éxito en el futuro, pero ese detalle pasó desapercibido para el secretario florentino.

Siglas empleadas AGS: Archivo General de Simancas (secciones SP, secretarías provinciales y E, Estado) AHNM: Archivo Histórico Nacional, Madrid CODOIN: Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España.

El Príncipe fue llevado a la imprenta en 1532, cinco años después de la muerte de su autor. Señala Skinner que los dos grandes temas analizados por Maquiavelo en El Príncipe fueron las armas y los hombres59. Su retrato de Fernando el Católico es único pero sorprende que en sus escritos posteriores apenas mencione los rasgos que lo alejaron del principato nuovo. Una de las cosas que Maquiavelo subraya en El Príncipe es que tanto el principado nuevo como el seminuevo carecen de legitimidad y sus poseedores han de hacer uso de unas cualidades muy especiales para conservarlos. En el capítulo tercero explica cómo Fernando el Católico dispuso de la habilidad, la virtù, que no tuvieron los soberanos franceses para conservar lo adquirido. El príncipe maquiavélico vive en el presente pero no piensa en el día después de su muerte. Desde su punto de vista los príncipes hereditarios, los titulares de principados viejos, apenas habían de esforzarse en mantener o conservar algo que la naturaleza les otorgaba, pero fundar una monarquía, tal y como lo indica su amigo Vettori planteaba dificultades. Comprendía una realidad política efímera y volátil. En este punto no puedo menos que concordar con una afirmación que escuché de Perry Anderson

“Y en conclusión, si el rey Cristianísimo se contenta con dejar Lombardía, veo toda Italia en paz y tras la muerte del Rey Católico el retorno al reino en un descendiente del rey Frederico e Italia volverá sus orígenes”, Francesco Vettori a Maquiavelo, 5 de agosto de 1513 en Nicolo Machiavelli, Opere…, vol. 8, p. 323. 56

“Ahora compadre mío, si te preguntases si las cosas que pretende España son razonables, yo te diría que no; Sin embargo, como mantenemos correspondencia todos los años, que recuerde, este Católico con los grandes progresos que ha hecho, lo tengo por más afortunado que sabio, para verlo mejor basta examinar un poco sus acciones públicas y veamos que ha hecho en España y contra los moros (de estos no tengo noticias fiables). Hablemos de lo que recordamos (…) Este rey de España ama a su sobrino Fernando y le daría un estado en Italia, y su voluntad no le deja ver los peligros que se mete por esto. Además, quien acostumbra a vencer no se adapta a perder”, Francesco Vettori a Maquiavelo, 16 de mayo de 1514 en Nicolo Machiavelli, Opere…, vol. 8, p. 388. 57

“Ver que España siempre ha amado más a su virrey, y por error no lo ha castigado. Pero pronto se hizo más grande, y si crees, como muchos dicen, que es su hijo, y que pensaba dejarlo rey de Nápoles. Si su sobrino se hace Milán, su proyecto se ha roto, porque él va a ser más grande que el de Nápoles, pues desde allí tendrá fuerza suficiente para hacerse con el resto de Italia”, Ibidem. 58

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Quentin Skinner, Maquiavelo, Alianza Editorial, Madrid 1981, p.47. 277

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