MÉXICO HOY JUVENTUDES EN MÉXICO… OTROS MUNDOS SON POSIBLES.

September 24, 2017 | Autor: Luis Hurtado | Categoría: Cultural Studies, Violence, México, Jóvenes, Sociedad, Manifestaciones, Marchas, Manifestaciones, Marchas
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ENCUENTRO DE TEMÁTICAS PSICOSOCIALES 2014 HELLEM: CONSULTORÍA PARA UN DESARROLLO INTEGRAL

SEDE:

UNIVERSIDAD CUAUHTÉMOC PLANTEL QUERÉTARO

SIMPOSIO: MÉXICO HOY JUVENTUDES EN MÉXICO… OTROS MUNDOS SON POSIBLES. Psi. Soc. Luis Enrique Hurtado Trejo1. Jueves 20 de noviembre, 2014. 08:00 horas.

Que vivan los estudiantes Jardín de nuestra alegría Son aves que no se asustan De animal ni policía.

Y no le asustan las balas Ni el ladrar de la jauría Caramba y sambalacosa ¡Qué viva la astronomía!

Violeta Parra | Me gustan los estudiantes

¿Por qué, por qué, por qué nos asesinan?, si somos la esperanza de América Latina. Es uno de los tantos gritos de protesta, de los tantos que he escuchado últimamente, de las protestas que se hacen en las calles, en donde participan las juventudes, en donde se visibiliza la situación tan violenta y de desigualdad que se está viviendo en el país. Ser joven, estudiante, clasemediero o de clase baja es un 1

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problema en el país en donde vivimos, y más cuando piensas, eres crítica o crítico y propones otras formas de vida.

El panorama actual en nuestro país para cualquiera está jodido. No estamos viviendo, estamos sobreviviendo. Sí hay empleo, mal pagado y que te explotan, pero lo hay. Los salarios no los pueden subir, dicen que generaría una inflación en la economía del país. A caso, el aumento a los alimentos y demás cosas que necesitamos para vivir, ¿no genera también inflación, al momento que tenemos que endeudados para comprar un kilo de aguacate o limón en 50 pesos? Pareciera que en este país sólo hay dos alternativas de vida: traquetear o prepaguiar, o ser político de primer nivel. Que al final, parece que es lo mismo.

No es nueva la idea de que las y los jóvenes somos un peligro en nuestros países. Por lo regular siempre las juventudes han representado un problema para la sociedad. La sociedad capitalista y deshumanizadora en la cual vivimos quiere la producción masiva de sujetos que no piensen y que sólo reproduzcan discursos, por ello, las propuesta contraculturales se convierten en proyectos de resistencia y liberadores que son considerados discursos disidentes, o cómo diría el presidente, en movimientos desestabilizadores de los proyectos de la Nación.

Hablo de las propuestas contraculturales desde las juventudes, ya que coincido con el supuesto que hace José Agustín (2013), en el sentido de que estos movimientos y estas expresiones en su mayoría son integradas por jóvenes (más no es exclusivo de estos), ya que son las juventudes quienes rechazan, marginan o enfrentan a la cultura institucional, esa cultura que nos dice cómo debe de ser la realidad, cómo la debemos de vivir, cómo la debemos de pensar y cómo la debemos de sentir.

Cuando se es joven se tiene mayor capacidad de crear nuevas formas de vida a las que tenemos. Aún y cuando estemos inmersos en el mundo del capitalismo salvaje y voraz. Cuando se llega a una etapa adulta, la gran mayoría de las veces,

hemos perdido esa capacidad de creación y de asombro ante la realidad, pues las responsabilidades sociales nos marcan un camino recto del cual muy difícil nos podemos salir, total, a quién le gustaría ser señalado y llamado desviado social.

En la actualidad las y los jóvenes nos estamos movilizando, estamos cansados del mundo que tenemos, de un sistema represor. Las y los jóvenes sabemos que la realidad hay que sacudirla para que se activen las demás personas, pero que este sacudón no debe de ser con armas o de manera violenta, sino con la transformación de las realidades desde lo corto y en lo cotidiano y a través de los procesos socioculturales. Dirían por ahí algunos compas: en lo cortito que es pa’ largo.

Antes de continuar me gustaría que hiciéramos una pausa y pensáramos, qué es la violencia. Pues día a día hablamos de acciones violentas, pero, desde dónde estamos partiendo la violencia.

Gisela Pérez (2014) dice que la violencia es una acción que causa daño o lesión a la integridad física o psicológica de un tercero sin su consentimiento. En este sentido, argumenta que no podemos extender el concepto de “violencia” a cualquier cosa que nos parezca ofensiva o chocante. Continuemos.

Para algunas personas las resientes movilizaciones que se están desarrollando en el país son acciones “violentas”, esto porque les es ofensivo o chocante que un puñado de cientos de personas, en su mayoría jóvenes, salgamos a las calles a manifestar nuestra inconformidad por las violencias que ejerce el Estado. Recordemos nada más una cosa antes de alargarnos, las y los funcionarios públicos son nuestros empleados, pues con los impuestos y demás contribuciones que realizamos, ellos tienen un salario. En ningún momento y de ninguna manera las y los funcionarios públicos son nuestros jefes, nuestros superiores. Ellas y ellos, se suponen, se están rentando para obedecernos a nosotras y nosotros, puesto que en teoría, aunque no en práctica, nosotras y nosotros somos sus jefes.

Pero, qué pasa cuando tenemos un sistema represor, cuando tenemos un sistema capitalista y en donde se nos ha olvidado lo anterior, y entonces las riquezas y bienes producidos en el país pasan a ser propiedad de unos cuantos y no de la gran mayoría que los trabajamos. Pues tenemos una sociedad zombi, una sociedad que camina en estado idiotizado mientras llegan los vampiro a succionar la poca sangre que nos queda.

Si no les parece una acción violenta el hecho de que los de arriba no sólo nos tengan abajo y con el pie en el pescuezo, es decir que estén causando un daño o lesión a nuestra integridad física o psicológica sin que nosotras y nosotros lo estemos permitiendo, entonces no entiendo porque les parece violento que las y los jóvenes salgamos a manifestarnos a las calles. Incluso, aunque no lo fomento pero sí estoy acuerdo, que se rayen o grafiteen consignas sociales en las paredes y muros de nuestras calles, así como la colocación de mantas en puentes peatonales y monumentos y edificios. Al final esto sólo se trata de una violencia simbólica, pues el cuestionar estas formas al poder, no daña (al poder) más que en abstracto (ídem). Es decir, no estoy violentando ni física ni psicológicamente a ningún funcionario.

Pero, ¿por qué hemos de considerar la protesta de las y los jóvenes como un acto violento, cuando en realidad no lo es? Quizá ello se deba a la educación que hemos recibido de la caja idiota, es decir, la televisión. Cabe señalar que la mayoría las personas está educada y construye su realidad a partir de lo que dicen los medios de comunicación, sobre todo la televisión. Además de ser una sociedad zombi, también somos una sociedad homo vides.

En la actualidad las y los jóvenes tenemos incertidumbre, no sólo del futuro, sino también del presente. Hay veces que ni siquiera alcanza para comer. A futuro la incertidumbre crece porque no se visualiza mucho, ya que por ejemplo, las oportunidades para adquirir una vivienda propia es algo muy lejano, esto porque el outsourcing de la gran empresa en donde trabajas no te permite generar

antigüedad o puntos para el Infonavit. Jamás tendremos nuestra “Casa blanca” de 7 millones de dólares.

Entonces valdría preguntarnos sobre cuál es el presente de los jóvenes mexicanos y cuál es nuestro futuro, y me refiero al del grueso de la población, al de las y los jóvenes de clase media y clase baja. Los primeros con mayor oportunidad de ir a una universidad, los restantes quizá sólo logren llegar hasta el bachillerato, pero al final, quizás ambos terminaran siendo compañeros de trabajo: Taxistas, microbuseros o vigilantes (Guerrilla Comunicacional México, 2013 Agosto 11).

Todo pareciera indicar que a nadie le importan las y los jóvenes. Ni siquiera los institutos o las secretarías de las juventudes son capaces de visualizar los problemáticas reales y vigentes dentro de los distintos contextos de su población de trabajo, de lo que representa ser un joven en nuestro país. Ni siquiera visualizan las multiculturalidad de la población para la cual se suponen están creadas esas instituciones. De perspectiva de género, mejor ni hablamos. Todas – casi todas - las instituciones juveniles en nuestro país sólo trabajan para una minoría. Y creen que su trabajo es hacer conciertos y eventos en donde aparentemente se convoca a la multiculturalidad. Si bien te va, combaten el desempleo ofertando tu mano de obra a una gran empresa que te pagará el mínimo y tu contratación será vía outsourcing, pero es con quien tienen “convenios”. Sobre las posibilidades de que continúes estudiando no son capaces de generar una propuesta de impacto.

Según la Encuesta Nacional de Valores en Juventud 2012, las y los jóvenes mexicanos pensamos que los tres problemas más graves en el país son: la pobreza, el desempleo y la inseguridad. Curiosamente no son fenómenos aislados, son fenómenos cuyos síntomas se conectan. Quizá por ello, como ya lo había señalado en algún momento (Hurtado, 2011), no es de extrañarse que los jóvenes de nuestro país vean en el narcotráfico una opción de empleo, una opción

que se encuentra en condiciones similares al grueso de los empleos lícitos en nuestro país: sin servicio médico y sin prestaciones, pero eso sí, con un salario que te permitirá (sobre) vivir de manera “digna”.

Pareciera que todo es caótico y desconcertante, y lo es porque así nos han dicho que es y debe de ser, pero no necesariamente tiene que ser así. Me refiero que se pueden generar formas distintas a las que ya tenemos en nuestra realidad social, lo que nos hace falta es creernos que somos sujetos políticos, que tenemos la capacidad para ejercer nuestro derecho a la participación y comprometernos en los procesos sociales que están en nuestra cotidianidad, en otras palabras, nos hace falta hacer comunidad, de encontrarnos con las otras y los otros igual a nosotras y nosotros. Crear vínculos sociales y ver que tenemos algo en común, que somos comun-idad y podemos transformar la realidad de abajo hacia arriba a partir de generar procesos subjetivantes distintos. Quizá habrá a quienes no les guste que se estén generando estos procesos y formas distintas, pero al final del día es inútil que el Estado desaparezca o mate a las personas, pues lo que perduran en la memoria colectiva son la ideas, lo que nos permite sostenernos de la realidad de una forma y no de otra.

REFERENCIAS Agustín, J. (2013). La contracultura en México. Grijalbo. Mx.

Encuesta Nacional de Valores en Juventud (2012). México: Instituto Mexicano de la

Juventud.

Recuperado

de

http://www.imjuventud.gob.mx/imgs/uploads/ENVAJ_2012.pdf

Guerrilla Comunicacional México. (2013, Agosto 11). Estudio de la SEP revela que quienes estudian humanidades tienen más probabilidades de terminar como vigilante

o

chofer.

Recuperado

de

http://gcmx.wordpress.com/2013/08/11/estudio-de-la-sep-revela-que-quienesestudian-humanidades-tienen-mas-probabilidades-de-terminar-comovigilante-o-chofer/

Hurtado, L. (2011). ¿Qué es para los jóvenes del municipio de Querétaro el narcotráfico? Memoria de un trabajo de investervención. Recuperado de http://luishurtado.net/blog/Memoria%20Luis%20Enrique%20Hurtado%20Trej o.pdf

Pérez de Ancha, G. (noviembre 16, 2014). En defensa del anarquismo. Sin embargo. Extraído de http://www.sinembargo.mx/opinion/16-11-2014/29153

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