METROPOLIS CONTENIDAS: CARACAS Y EL ÁREA URBANA DE LA ISLA DE GRAN CANARIA.

June 15, 2017 | Autor: Douglas Miguel | Categoría: Urban Planning, Urban Studies, Green Belts, Urban Green Open Spaces
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Descripción

TÍTULO METROPOLIS CONTENIDAS: CARACAS Y EL ÁREA URBANA DE LA ISLA DE GRAN CANARIA.

TITLE: CONTAINED METROPOLISES: CARACAS´ CITY (VENEZUELA) AND THE URBAN AREA OF GRAN CANARIA ISLAND (SPAIN).

AUTORES Y FILIACIÓN Apellido, nombre: Llanos Medina, Douglas Miguel Institución: Universidad Simón Bolívar Teléfono: +58 212 906 4040 Correo electrónico: [email protected] País: Venezuela

1. INTRODUCCIÓN Una metrópoli puede ser definida como la ciudad principal de una región en donde se constituye “una relación entre área urbana-región, que parte del dominio y dependencia que la urbe establece a sus territorios de influencia” (Camacho, 1998, p. 453). Además, presenta grandes tamaños poblacionales —que con frecuencia superan la decena de millones—, es plurifuncional, pluricéntrica y espacialmente difusa (Negrón, 1980, p. 9). En cuanto a este último aspecto, existe un interés por delimitar dicha expansión urbana con el establecimiento de limitaciones, barreras o murallas construidas. Desde el punto de vista demográfico, la postura de delimitar el crecimiento poblacional fue sustentado por la científica ambiental Donatella Meadows en su obra Los límites del crecimiento: Informe al Club de Roma sobre el predicamento de la humanidad, donde enunciaba que el modelo de crecimiento vigente en Occidente a principios de los setenta, basado en un exacerbado consumo de recursos naturales y energía, en una masiva emisión de residuos, en una movilidad mayoritariamente privada y en el extensivo consumo territorial, conduciría al inevitable agotamiento de los recursos del planeta. Como respuesta, el informe proponía el crecimiento cero o crecimiento estacionario que consistía en detener el incremento poblacional y económico a fin de conservar los recursos naturales renovables aún disponibles. Aunque esta tesis pudiera resultar novedosa, ya anteriormente ésta había hecho su aparición en la discusión urbanística europea posindustrial.

2. ANTECEDENTES A principios del siglo

XX,

el británico Ebenezer Howard (1850-1928), preocupado por el

crecimiento desordenado y las condiciones insalubres de las ciudades británicas, concibió la idea de la ciudad-jardín, misma que plasmó y describió en su obra de 1898, Tomorrow: a

Peaceful Path to Real Reform. En ella, Howard se refiere a un nuevo tipo de ensanchamiento urbano donde la naturaleza asumía el rol del campo en la ciudad. Este nuevo modelo de ciudad tendría un máximo poblacional de 32 000 habitantes, localizados en una superficie de 2 400 ha y, por tanto, una baja densidad de 13,3 hab/ha. Tal ciudad estaría organizada conforme a un esquema radiocéntrico modificable en razón del sitio donde fuera a implementarse, permitiendo así el uso de la imaginación para ultimar el diseño de las formas del deseo, evocando tipologías arquitectónicas como los cottages, crescents y cristal-palace (Gravagnuolo, 1988). El anillo exterior de este esquema estaba conformado por un cinturón agrícola que, además de ser fuente de los recursos que sostendrían a los habitantes de la ciudad, serviría como límite natural al crecimiento urbano. Este modelo fue puesto en práctica por primera vez en Letchworth (1903-1904), Hampstead (1909) y Welwyn (1919). Posteriormente, en 1930, Barry Parker (1868-1947) proyectaría la ciudad de Wythenshawe en Manchester —considerada la tercera ciudad-jardín junto a Letchworth y Welwyn—, combinando ahí los tres principales principios de la planificación urbanística norteamericana (Hall, 1996): la unidad vecinal de Perry, la trama Radburn y la vía arbolada dentro de la ciudad. Simultáneamente, hubo algunas tentativas de discutir, en un contexto regional, las implicaciones del notable crecimiento del área urbana de Londres, lo cual dio pie a que en 1914 la London Society preparara, con base en el Plan Parisino de 1893, un esquema preliminar para el desarrollo de la ciudad capital británica. Seis años más tarde, en 1920, el Unhealthy Areas Comittee del recién creado Ministry of Health, propuso la formulación de un plan regional como una solución al crecimiento desmedido de la ciudad de Londres, planteándose para ello la construcción de ciudades-jardín autocontenidas con la asistencia del Estado.

En 1927 el ministro de Salud, sir Neville Chamberlain, conformaría el Greater London Regional Planning Comittee, y en el que agrupó a 138 representantes de autoridades londinenses abarcando un área de 4 666 km2. Este Comité recomendó que la autoridad para la planificación regional de Londres fuese la responsable de la elaboración de un Plan Maestro Regional basado en los esquemas que desarrollaría el comité. El primer informe elaborado y presentado por el Comité en 1930 insistía en la creación de un estrecho cinturón verde alrededor del área edificada del Gran Londres, compuesto por áreas de parques y zonas de recreación. El segundo reporte del comité, publicado dos años después, presentó el detalle del esquema de esta franja o cinturón verde en torno a la ciudad. Tal franja, a diferencia del área verde de Howard, no era un simple cinturón agrícola, sino un área de parques que ayudaría a cubrir las deficiencias de espacios verdes que presentaba el centro de Londres. En 1933, el Comité presentaría un nuevo reporte donde se incorporó una revisión de la región y cuya idea central era: la planificación de la región de la ciudad como un todo a fin de proporcionar la base del esquema de desarrollo general de un plan que, en escala y comprensión, tenía pocos precedentes en la historia urbanística británica. En 1939, en el marco de la Conference of London Regional Plannning, los miembros participantes, entre ellos los integrantes del London Regional Planning Comittee presidido por sir Montage Barlow, convencieron al ministro de Salud de que aprobara una investigación para la formulación del Plan Maestro de la Región de Londres respecto a la posibilidad de estudiar el establecimiento de un cinturón verde de agricultura alrededor de la ciudad. Tres años mas tarde, la responsabilidad de la planificación urbana pasó del Ministry of Health al recién creado Ministry of Works and Planning, que en 1951 se convertiría en el Ministry of Housing and Local Government, encargado de la preparación del Greater London Plan 1944 bajo la dirección de sir Leslie Patrick Abercrombie (1879-1957).

El objetivo principal de este plan era asegurar la descongestión de la población londinense a través de la creación de nuevas ciudades de mediano tamaño (50 000 hab), comparables a las ciudades-jardín preconizadas inicialmente por Howard. Dicho plan preveía además la creación de una superficie circular (anillo del cinturón verde) no edificada alrededor de la ciudad con un ancho de 60-80 km. En dicho anillo se recuperó e incorporó el sentido productivo (agricultura) que tenía la propuesta original de la ciudad-jardín. El posterior éxito de esta experiencia propició durante las décadas de los cincuenta y sesenta —y posteriormente en las ciudades latinoamericanas—, la extensión de la fórmula en el planeamiento urbanístico de las ciudades europeas. En Moscú, por ejemplo, la rígida planificación soviética estableció el cinturón verde para detener el crecimiento del área urbana, proponiéndose además concentrar el incremento poblacional en las ciudades satélites ubicadas en la periferia. En el caso latinoamericano, el problema del rápido crecimiento de algunas de sus ciudades pronto estuvo en las agendas urbanas de las grandes capitales debido a los fuertes procesos migratorios hacia los centros tradicionales, ya que la población de clase media y alta comenzó a buscar nuevas áreas residenciales en las periferias de la ciudad y, con la aparición del automóvil empezaron a asentarse en aquellas zonas vacías donde el ferrocarril no había llegado. Este proceso generó la aparición del modelo de la ciudad-jardín británica, siendo primeramente aplicado por Porfirio Díaz (1830-1915) para la Ciudad de México, Higienópolis en Sao Paulo y la Urbanización El Paraíso en Caracasi.

3. ÁREAS DE PROTECCIÓN AMBIENTAL DE LAS CIUDADES DE CARACAS Y LA ISLA DE GRAN CANARIA Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística de Venezuela, la población del Área Metropolitana de Caracas incrementó su población de 2 784 042 hab en el año 1990 a 3 205

463 en 2001, con una densidad que pasó de 3 383 hab/km2 a 3 895 hab/km2, respectivamente. Mientras tanto, en la isla de Gran Canaria, según datos del nomenclador de 2009, su población para ese mismo año era de 838 397 hab que, ocupando una superficie de 1 560,1 km2, representa una densidad de 537,40 hab/km2 (Bordes, 2010), como se puede observar a continuación:

Tabla 1: Comparativo entre situaciones de la Ciudad de Caracas y la Gran Canaria Aspecto

Caracas

Gran Canaria

Superficie

822,9 km2

1 560,1 km2

Población

3 205 463 hab (2001)

838 397 hab

Densidad

3 895 hab/km2

537,40 hab/km2

Forma de ocupación

Radial alargada

Perimetral

espacial

Centralidad

Excentricidad

Fuente: elaboración propia (2010).

Aunque la comparación de la ciudad latinoamericana de Caracas con el área urbana de la isla de Gran Canaria es poblacional y superficialmente desigual, la manera en que se ha hecho frente al fenómeno de expansión es similar, es decir, por medio del establecimiento de áreas de protección ambiental. Históricamente Caracas a inicios del siglo

XX

era recién una ciudad colonial aletargada de

apenas 100 000 hab, con una vocación principalmente agrícola, siendo a partir de la década de los treinta cuando empezó a experimentar un lento crecimiento demográfico, ocupando tímidamente el resto del valle principal hacia los sectores de Antímano, La Vega, El Valle, Chacao, Los Dos Caminos y Petare (Fossi, 1969).

De esta manera, entre 1920-1940 la superficie urbana pasó de 39.7 a 329 km2 (3 970 y 32 900 ha, respectivamente), con una tasa de expansión interanual de 0.965 km2/añoii. Este acelerado crecimiento, igualmente experimentado en otras ciudades latinoamericanas, puso en evidencia la imperiosa necesidad de elaborar instrumentos de ordenamiento urbano. En 1938, el entonces gobernador del Distrito Federal contrató al grupo francés Wegestein, Prost, Lambert y Rotival para la elaboración del Plan Monumental para la ciudad de Caracas. El plan, redactado en pocos meses y complementado en París, estaba acompañado de textos sumamente doctrinarios centrados en la exaltación al modelo urbano de Haussmann para la capital parisina (Piccinato, 2007, p. 191). Las actuaciones propuestas en este documento se enfocaron en el casco tradicional, fijando las directrices para la futura expansión de la ciudad hacia las áreas no edificadas del valle principal. Trece años después de la formulación del Plan Monumental de Caracas, sería publicado el Plan Regulador de Caracas. Elaborado por la Comisión Nacional de Urbanismo (CNU) en colaboración con el Ministerio de Obras Públicas (MOP), este plan amplió su área de estudio a todo el valle principal y a los valles secundarios, planteando —entre otras cuestiones— la organización de los usos residenciales siguiendo el modelo de unidad vecinal de Clarence Stein. Según este plan, las áreas urbanizables del valle de Caracas debían localizarse por debajo de las cotas 950 y 1 000. Las áreas ubicadas por encima de estas cotas presentaban condiciones topográficas particulares, razón por la cual fueron reguladas bajo la figura de “áreas de reforestación”, a fin de detener la erosión de las laderas montañosas por algunas actividades antrópicas. Para entonces, esta medida aún no buscaba detener o contener la expansión urbana, ya que se pensaba en ella como una pequeña urbe de apenas 395 000 habitantes. Sin embargo, en 1952 la

CNU

hizo una revisión del Plan Regulador de Caracas y decidió

complementar algunos elementos que quedaron poco desarrollados en el plan, entre ellos el

posible crecimiento de la ciudad capital, el cual debía ser controlado tanto demográfica como espacialmente. De esta manera, la Comisión promovió una política de desconcentración que posteriormente fue aceptada por el gobierno nacional y que consistía en el desarrollo de la región del valle del Lago de Valencia. No fue sino hasta 1971, con la publicación del Plan Urbano General de Caracas: 1970-1990, cuando se plasmó finalmente la visión de Caracas como parte de una región metropolitana. En cuanto al acelerado crecimiento urbano estipulaba una zona verde protectora no urbanizable en forma de cinturón natural alrededor de la ciudad de Caracas, conformado por el Parque Nacional El Ávila (1958) y lo que actualmente se conoce como la Zona Protectora del Área Metropolitana de Caracas.iii

Área urbana de Caracas

Zona Protectora y Parque Nacional El Ávila

Ilustración 1. Área urbana de Caracas y su anillo verde (Zona Protectora de Caracas y Parque Nacional El Ávila). Fuente: elaboración propia (2010).

Al siguiente año, con la creación de la Zona Protectora de Caracas se consolidó finalmente la intención de limitar la expansión física de esta capital con un cinturón verde, inspirado en el green belt británico.

Tanto en la Zona Protectora como en el Parque Nacional El Ávila, se estableció que todas aquellas personas que tuviesen explotaciones agropecuarias, industriales, comerciales o residenciales y que no perjudicaran el ambiente natural, podían permanecer dentro de la zona, siempre y cuando conservaran las mismas condiciones existentes al momento de la declaratoria. Esta norma frenó el crecimiento demográfico interno, definió un conjunto de actividades permisibles (como la agrícola, recreacional, educacional, científica, militar y de servicios públicos), y representó una fuerte disminución de las áreas urbanizables de la ciudad, lo cual se tradujo en un incremento en la densidad urbana de Caracas.

Anillo de cumbre

Anillo de medianía

Anillo de costa

Ilustración 2. Anillos circulares de la isla de Gran Canaria. Fuente: elaboración propia (2010).

En el caso del área urbanizada de la isla de Gran Canaria, el rápido crecimiento del sistema viario, acompañado de la ocupación descontrolada de nuevos suelos, impulsaron el establecimiento de áreas de protección ambiental para evitar la ocupación indebida de las laderas de la isla. Geomorfológicamente, la isla de Gran Canaria presenta una topografía repetidamente plegada, con marcadas emergencias y depresiones, e importantes barrancos que atraviesan transversalmente desde la costa (0 msnm) hasta la cumbre de la isla (cerca de los 2 000 msnm), formas que influyen en las distintas conformaciones de los asentamientos urbanos (Bordes, 2010, p. 6). Las condiciones altimétricas en las que se localizan algunos asentamientos urbanos no han sido —en algunos casos— suficientemente tomados en cuenta, razón por la cual es posible encontrar que hay villas ubicadas en cotas altas, con lo que se desvirtúa el paisaje natural por un desaforado crecimiento urbano de tipologías más propias de las grandes urbes (Bordes, 2010: 8). De esta manera fueron establecidas en el Plan Territorial Espacial del Paisaje de la isla de Gran Canaria (2009-2010) las pautas de correlación de las distintas condiciones altimétricas, diferenciando para ello los anillos circulares: de costa, de medianías y de cumbres.iv Al interior de la isla se encuentra el Anillo de Cumbre, que representa las cotas altas de la isla (1 000-2 000 msnm), con características similares al green belt de las ciudades-jardín de Ebenezer Howard, en la cual se localiza un poco número de núcleos poblados de baja densidad. Este anillo, a su vez, contiene algunas zonas identificadas como espacios protegidos: Espacios Naturales Protegidos y Áreas de Sensibilidad Ecológica. Bajo esta regulación se logró impedir el crecimiento de desarrollos urbanos descontrolados fuera del contexto territorial en

el que se ubican, pues las medidas de protección que se ejercen sobre ellos son notablemente superiores al resto de los núcleos poblacionales de la isla (Bordes, 2010, p. 11). En cuanto a los asentamientos urbanos ubicados dentro del anillo de cumbre se permiten las obras de rehabilitación y recuperación de las edificaciones de vocación residencial, así como las actividades económicas a fin de garantizar la conservación de éstos, fomentando entonces la centralidad de los núcleos urbanos más importantes, como Tejera y Artenara, y controlando el crecimiento del resto de los asentamientos para evitar así: a) la creación de nuevas polaridades urbanas que incluso el frágil paisaje de cumbre no pueda soportar, y b) la proliferación de edificaciones aisladas.

4. REFLEXIONES FINALES En las metrópolis brevemente aquí analizadas se puede constatar cómo la aplicación del cinturón verde, externo e interno, ha aplicado no sólo para la conservación de los paisajes montañosos naturales o de cumbre, sino también para evitar el rápido avance de la expansión urbana. El cinturón urbano de la ciudad de Caracas, conformado por el Parque Nacional El Ávila (1956), el Parque Nacional Macarao (1973) y la Zona Protectora del Área Metropolitana de Caracas (1972), ha contenido de cierta manera el avance de la mancha urbana sobre las laderas montañosas que rodean la ciudad, sin embargo, en algunas zonas (principalmente en la zona protectora) se han realizado desarrollos habitacionales producto de la fuerte presión de la expansión urbana caraqueña, en detrimento de la calidad ambiental de la zona. Similarmente, en la isla de Gran Canaria se recurrió a las figuras de las áreas de protección ambiental para la conservación del paisaje natural interior de la isla,v considerándolo un recurso enfocado hacia el concepto de sostenibilidad. Y que, al igual que en la ciudad de

Caracas, fue utilizado este anillo verde interior para evitar la ocupación de las laderas de las cumbres, de cota superior a los 1 000 msnm, por desarrollos urbanísticos de alta densidad. Fue esta presión urbana la que generó que la autoridad urbanística de la isla, en este caso el Cabildo de Gran Canaria, hiciera una revisión de su situación actual y formulara el reciente Plan Territorial Espacial del Paisaje de la Isla de Gran Canaria, enfocado en el reequilibrio y la sostenibilidad urbano-ambiental, debido a que la geomorfología de la isla influye considerablemente en las distintas formas de asentamiento del pueblo gran canario (Bordes, 2010, p. 6). Mientras tanto, los instrumentos vigentes que regulan las áreas de protección ambiental y que conforman el cinturón verde caraqueño, promulgados entre 1956 y 1974, aún esperan una revisión y actualización a la luz de las nuevas teorías y tendencias ambientales, como el desarrollo sostenible y el cambio climático. Finalmente, se puede constatar que el concepto de los cinturones verdes o green belts de Howard y Abrercrombie ha cambiado desde los inmaculados anillos de tierra, principalmente rural, hasta convertirse en barreras “naturales” al crecimiento urbano que han experimentado algunas metrópolis a partir del siglo XX.

5. BIBLIOGRAFÍA Almandoz, A. (2002), Planning Latin America’s Capital Cities, Londres: Routledge. Bordes, F. (2010), Hacia el establecimiento de una plataforma metropolitana en la isla de Gran Canaria: búsqueda del reequilibrio del medio insular, documento preparado para su presentación en el marco del curso Teorías Urbanas presidido por los profesores Frank Marcano y Marco Negrón en la Universidad Central de Venezuela. Cabildo de Gran Canaria (2010), “Documento de aprobación inicial del Plan Territorial Espacial del Paisaje Gran Canaria (PT 5)”, recuperado el 15 de mayo de 2010, http://planesterritoriales.idegrancanaria.es/.

Camacho Cardona, M. (1998), Diccionario de arquitectura y urbanismo, México: Editorial Trillas. Fossi, V. (1969), Urban Growth and Open Space in Metropolitan Caracas, trabajo preparado para el Seminario Urban Growth and Open Space presidido por el profesor T. J. Kent en la Universidad de California. Gravagnuolo, B. (1988), Historia del urbanismo en Europa. 1750-1960, (1ª ed. en español), Madrid: Ediciones Akal. Hall, P. (1996), London 2000, Londres: Faber and Faber Limited. Negrón, M. (1980), “La planificación urbana local y el contexto metropolitano”, Revista Urbana, Caracas, vol. 1, núm. 19. Piccinato, G. (2007), Un mundo de ciudades, Caracas: Fundación para la Cultura Urbana.

i

Posteriormente se desarrollarían otras experiencias como las colonias Lomas de Chapultepec (1922), Tamaulipas y Agrícolas (1929), el Hipódromo Condesa (1925) y la Colonia Balbuena (1933) en la Ciudad de México, y Palomar (durante la década de los cuarenta) en Buenos Aires. El único proyecto de ciudad-jardín realizado en Latinoamérica directamente por Barry Parker fue el conjunto Jardín América (1915) en la ciudad de São Paulo (Almandoz, 2002, p. 30). ii En 1945, la población de Caracas asciende al medio millón de habitantes, justo el momento cuando también es hallado petróleo en zonas de Venezuela (Piccinato, 2007, p. 189). iii En 1973 se añadiría al cinturón verde caraqueño el Parque Nacional Macarao. iv Véase http://planesterritoriales.idegrancanaria.es/. v Regulados por: a) Planes Rectores de Uso y Gestión de Parques Nacionales, Naturales y Rurales, b) Planes Directores de Reservas Naturales Integrales y Especiales, c) Planes Especiales de los Paisajes Protegidos y d) Normas de Conservación de Monumentos Naturales y Sitios de Interés Científico.

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