Metáfora de la construcción de la identidad

August 27, 2017 | Autor: J. Anzualdo Contr... | Categoría: Habitus, Identidad, La construcción de la subjetividad: Identidad y Cultura, Socialización
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Descripción







Metáfora de la construcción de la identidad
A
l referirnos a la metáfora de la construcción de la identidad no estamos asumiendo que la identidad se construya o sufra un proceso de edificación, sino entendido de manera análoga, metafóricamente. Es decir, la identidad no está sujeto a un proceso de concretización de estructuras materiales, sino un evento mucho más complejo y que es abordado durante todo el desarrollo del individuo.
La metáfora de la construcción de la identidad en el desarrollo de la investigación se va abreviar a "construcción de la identidad" o "construcción" y que va tener el mismo sentido semiótico. Pero para no adentra en confusiones va estar denotado entre comillas.
La investigación está dividido en tres segmentos. El primero de ellos gira en torno a la socialización interpretativa, el siguiente lo hace en referencia a la concepción de identidad. Y finaliza con una pequeña evaluación de las propuestas a modo de síntesis.
La socialización interpretativa
Por medio de la socialización se hace posible la transmisión de normas, de valores, de modelos, de comportamientos, etc. (Rodríguez 2007). También, es la aprehensión de conocimientos de una determinada cultura (Berger & Luckmann 2003). Dicho proceso es llevado acabo, por agentes de socialización, por la familia y el entorno escolar (Berger & Luckmann 2003, Rodríguez 2007). Además de dividirse en socialización primaria y, otra, secundaria (Berger & Luckmann 2003). La primera de ellas desarrollado en el núcleo familiar y la siguiente fase lo hace entre el núcleo escolar y fuera de él (barrio, escuela, etc.).
Mientras que la socialización interpretativa involucra un proceso de "construcción" de la identidad, por un lado, y, de otro lado, la realidad social. Pero principalmente permite habitarlo. Las personas no construyen sus mundos sino que habitan dentro de ellos (Ingold 1991). Y es allí, habitando, donde uno da sentido a las estructuras que ha "construido" en el proceso de socialización interpretativa. Es decir, la socialización interpretativa hace posible la "construcción" y habitarlo. Este proceso permite la construcción del mundo de la vida y estar-en-el-mundo.
Esos dos eventos se centran en volverlo "significativo" las cosas, las palabras, los hechos, etc. Lo que se entiende aquí por "significativo" es dotar o dar existencia, lo que nos permite entender, comprender el significado en el cual se está enunciando. Los signos lingüísticos son entendidos como significado y significante (símbolo), unidos por un lazo arbitrario (Saussure 1945). Aquí lo "significativo" trasciende al significante y al significado permitiendo así su comprensión, su existencia. En otras palabras permite la contextualización de los significados y de los significantes, permitiendo así su entendimiento y su aprehensión. Aquí las palabras se remiten a un espacio cultural para tener sentido (Siguán 1998), es decir existencia.
Además es un proceso de identificación (Dubar 2000) y por medio de esto se va reajustando su identidad (García 2008), que inicia con la relación madre-hijo, maternes (Pinker 2001), que involucra la interacción y la negociación de los significados de la palabras (Pérez 1998) en un determinado "contexto". Y en donde la familia se convierte en el lugar de aprendizaje de los papeles (Grubits & Vera 2005) o roles, y es en base a una determinada lengua que verbalizamos nuestras primeras experiencias (Siguán 1998).
La socialización interpretativa actúa en dos planos o niveles. El primero de ellos es la configuración a nivel espacial y que llevado acabo en el "contexto". De otro lado, es llevado acabo en un plano referencial trabajado con el habitus. Además, en ese mismo orden, ellos se vinculan directamente con el proceso de la globalización y de la culturalización. Aquí por globalización se entiende como la construcción de la realidad espacial a un nivel de "contexto", mientras que la culturalización lo hace a un nivel referencial y focalizado entorno al habitus.
El contexto
Aquí el "contexto" es un espacio intersubjetivo que es caracterizado por ser cotidiano, rutinario, normado, representativo y "significativo". En dicho medio las personas asumen los comportamientos propios o correctos de ese lugar. Además funcionan como guías o modelos a seguir. Es aquí donde el "contexto" obliga a todo individuo a actuar por medio de prácticas en función de representaciones (García 2008). En otras palabras es jurisdicción que permite representación. Dicho concepto se a línea a "perspectiva de habitar", en donde el "construir" mundos se vincula, principalmente, con el hecho de habitarlo (Tingold 1991).
El "contexto" se desarrolla o se materializa dentro de una "institución" o "seudo-institución". El territorio de una comunidad, el espacio escolar, la casa y otros espacios más son denotados como "institución", mientras que por "seudo-institución" se concretiza en el patio, las calles, etc. La primera de ellas tiene como característica un espacio muy bien definido de normas, de pautas, etc. Asimismo el otro tiene como rasgos un medio más difuso con respecto a las reglas, al comportamiento, etc.
Los roles se desprenden del "contexto". Este desprendimiento es bajo lo "prescrito" y lo "escrito" en la "institución" y la "seudo-institución", respectivamente. Ya que la identidad necesita una referencia espacial (Larraín 2003) y el tejido de nuestra vida está vinculada al medio (Esteban et al. 2008), es decir la "construcción de la identidad" requiere de un "contexto".
El habitus
Pierre Bourdieu (2007) lo define como un conjunto de disposiciones perdurables y el resultado de la interacción de la estructura social. También, es el espacio de reproducción social de las prácticas culturales, de innovación, de resistencia, de igualdad y de desigualdad. En otras palabras, el habitus se concibe como un esquema y como una disposición.
El habitus es propio o tiene una pertenencia a un "contexto". Cada uno de ellos es configurado por medio de la socialización interpretativa. La funcionalidad que cumple es de brindar un marco de referencia o espacio de contextualización de la información o de los hechos para poder llegar a comprenderlo. La identidad está compuesta por varios habitus lo que le permite desenvolverse, también, en varios y diferentes "contextos". Pierre Bourdieu (2007) hace referencia que en estructuras homologas se desarrolla un proceso de eufemización, es decir a "contextos" similares se recure a un habitus semejante.
Dicha estructura cobra vida entorno a la agencia y el agente. La primera de ellas se entiende como un hecho social, es decir tiene existencia propia, ejerce sobre el individuo una coacción exterior e independiente de las manifestaciones individuales (Durkheim 1978). La acción social explica lo que es agente, y aquello se define como una conducta humana que tiene un sentido (Weber 1964). Entonces la agencia, hechos sociales, no se interpretan o comprenden sino que se asumen como cuerpos normativos ya consumados y el agente, acción social, si lo hace.
La identidad
El "contexto" al igual que habitus posee elementos que los diferencias y los asemeja denominados atributos. El grupo étnico es un tipo de organización social denotado en señales o signos manifiestos y las orientaciones de valores básicos (Barth 1976). Aquí la lengua, la religión, el territorio, etc.: son, en palabras de Fredrik Bracth (1976), unidades portadoras de cultura o, simplemente, atributos. Las costumbres, la lengua, las creencias pueden ser mutilados, pero las representaciones reciprocas y las lealtades morales persisten a las transformaciones (Ribeiro 1973). En si todo atributo puede o está sujeto las transformaciones siendo algunos más propensos que otros.
La sociedad, en este caso el "contexto, es en donde se construye y por medio de las relaciones sociales la identidad (Berger & Luckmann 2003). Esta es la suma de identificaciones y fragmentos de identidades que el individuo busca reprimir (Erikson 1970), en algunos caos, y en otros revindicar o engrandecer. Pero en realidad los que se reprime o reivindica, lo que se pierde o gana son los atributos y no la identidad, y además lo que nos permite ser singulares (especifico) y pertenecer a un grupo (genéricos). Un individuo orgullo busca valorar su identidad y, caso contrario, se avergüenza (Obediente 1999). Lo que sucede aquí es que valora o se avergüenza es en materia de sus atributos y no a nivel de su identidad. Cuando se migra se aduce que la lengua y la costumbres se va perder y por ende la identidad, pero en el proceso de migración se gana atributos y se desecha otros que está relacionado a la funcionalidad del "contexto".
También el "contexto" conjuga como espacios significativos o no, en términos de Marc Auge (1998) estos pueden ser considerados como lugar y no-lugar. Los lugares como espacios de identidad, "significativo"; mientras que los no-lugares como medios de paso o de transitividad que no denotan ninguna referencia (Auge 1998). Pero el paso de un lugar a un no-lugar es posibles como también viceversa.
Los atributos son de dos tipos, unos, con pretensiones totalitarias y, otros, con una condición subordinada. Frecuentemente la lengua tiene una condición de unidad-totalitaria. Está como rasgo diacrítico que denota la identidad (Barth 1976), es el rasgo principal para identificar a los grupos (Mc Nickle 1962) y usado por los organismo internacionales como indicativo de identidad (BM 1991, OIT 1989). Todo esta lógica se centra en una aproximación objetiva para identificar la identidad basado en el reconocimiento de la lengua materna o L1 (Chumpitaz et al. 2009), entendido como unidad-totalitaria. Aquí la "verbalización social" puede ser entendida como una construcción narrativa de la identidad (Larraín 2003). Mientras que una aproximación subjetiva pone énfasis en el auto-reconocimiento (Chumpitaz et al. 2009) y que toma en cuenta otros atributos.
Cuando se dice que la persona esta o va perder su identidad como producto de las migraciones o de los programas educativos en realidad lo que está en juego es los atributos. En otras palabras, los atributos son puestos a prueba en cada "contexto" que se sumergen y dependiendo de la funcionalidad o lógica de estos va existir, entonces es una crisis de atributos que es diferente de una crisis existencial. La crisis existencias atenta contra: el mundo de la vida y estar-en-el-mundo. El cuestionamiento o pérdida de identidad es un fenómeno de crisis ontológica que está sustentado en la conciencia práctica que se relaciona de manera directa con la rutina, tiene rasgos emocionales y cognitivos, y fundamentalmente para los sentimientos de seguridad ontológica (Giddens 1997). La crisis de atributos se centra fundamentalmente al cuestionamiento de las cualidades o características y no a la estructura misma de la identidad que si hace la crisis existencia u ontológica. Un claro ejemplo son los grupos étnicos están en un proceso de transformación de atributos y no de identidad, ya que esta se mantiene en el tiempo y el espacio reproduciéndose. Una persona que presenta una crisis existencial u ontológica no reconoce su realidad, ni los "contextos" en los cuales vive o vivió, tampoco comprende los marcos referenciales en los cuales fue socializado y, principalmente, renuncia a interactuar y a representarse. Todo esto conllevándolo a salir del mundo de la vida y dejaría de estar-en-el-mundo.
Finalmente se entiende por identidad a la "representación interpretativa de lo cultural". Representación en el sentido que reproducimos y producimos cualidades o características de un orden cultural que fácilmente puede ser agrupado a un grupo social y que a su vez nos distingue en los diversos "contextos" en los cuales nos sumergimos. Interpretativa porque dada la lectura de su realidad ellos tratan de darle sentido (significativo) desde su propia postura (experiencia), tomando en cuenta los "contextos" en los cuales fue socializado. Y cultural se debe a que todo lo que haga o diga está dentro de un marco referencial ("contexto") que le permite ser asimilado, aprehenderlo, interpretarlo y representarlo. Aquí la representación está íntimamente ligada al "contexto" y al habitus denotando nuestra existencia en el mundo.
A modo de conclusión
La identidad esta constituidos a nivel primario por atributos y en un segundo nivel por habitus. Mientras que la realidad en su nivel secundario está compuesto por "contextos" y a nivel primario de atributos. Las procesos de configuración a nivel espacial es desarrollado por la globalización y a nivel referencial es emprendido por la culturalización. Cada proceso de configuración mantienen solamente una dinámica con el "contexto" y el habitus, respectivamente. Todo este juego se centra en la Teoría de Conjuntos de Ven Euler.
La "construcción de la identidad" se va remitir necesariamente a los "contexto", exclusivamente como referentes (esquemas), en los cuales fue socializado para volverlos "significativos" por medio de este proceso y en donde el habitus cumple el rol de proveer las pautas culturales y las formas de como desenvolverse en los "contextos" a los cuales se sumerge el individuo. Además todo esto está sujeto a un proceso interpretativo que conlleva dar una lectura y/o cuestionamiento de los atributos en relación a la realidad en que se encuentre.





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De aquí en adelante al referirnos a la socialización interpretativa va ser como socialización, a secas.
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La diferencia entre socialización y socialización interpretativa tiene que ver este abarque el proceso de construcción de aquel y le sume la condición de medio habitable, habitar. Eso es posible ya que el individuo maneja y comprende los significados y los significantes, es decir lo significativo.
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