Memorias de la Mar: reconstrucción de la memoria colectiva en torno a las actividades marinas desarrolladas en las comunidades de Amargos, San Carlos, Huape, Chaihuín y Huiro durante el Siglo XX.

July 23, 2017 | Autor: Agustina Andrade | Categoría: Patrimonio Cultural
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Descripción

Memorias de la mar

MEMORIAS DE LA MAR Reconstrucción de la memoria colectiva en torno a las actividades marinas desarrolladas en las comunidades de Amargos, San Carlos, Huape, Chaihuín y Huiro durante el siglo XX. Ma. Agustina Andrade A.y Rodrigo Pacheco B.

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Memorias de la Mar

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Autores

COAUTORES

Ma. Agustina Andrade Alvarado, egresada de Licenciatura en Antropología Social, Universidad Austral de Chile y encargada del Programa Comunidades Costeras, Conservación Marina ONG.

CHAIHUIN

Rodrigo Cristóbal Pacheco Brintrup, Socioeconomista, Universidad de Valparaíso. COLABORADORES EN INVESTIGACIÓN Camila Uribe Rosales, egresada de Lic. en Antropología, Universidad Austral de Chile. Danilo Gonzáles Huala, Sindicato de Pescadores Artesanales de Chaihuín. COLABORACIÓN EN TRANSCRIPCIONES Verónica Valdivia, Carolina Andrade, Joceline Jaramillo, Esperanza Álvarez. ARCHIVOS FOTOGRAFICOS Archivo Fotográfico-Dirección Museológica UACH, Familia Colipay Andrade, Familia Aguayo Gonzáles, Ximena Antillanca, Guido y Verónica Aguayo, Leonidas Torres, Víctor Martínez, Armando Espinoza, Alfonso Pérez, Ivo Brasseur y Susana Le Breton. FINANCIAMIENTO Proyecto financiado por el Fondart Ámbito Regional, convocatoria 2009, del Consejo Nacional de Cultura y las Artes, Región de los Ríos.

ELSA ANTILLANCA / GUILLERMO GONZALES / HERALDO GONZALES / JOSE MATEO RAILAF / JUAN DE DIOS COLIPAY / DANILO GONZALES / FREDY COLIPAY / MARCOS “CACO” HUALA / ALBERTO MARIPANE / ELIAS MARIPANE / BALTAZAR TRIVIÑOS / DOROTEA RAILAF / PEDRO RAILAF / JUVENAL TRIVIÑOS HUIRO VICTOR ANTILLANCA / JUVENAL ANTILLANCA / JUAN ANTILLANCA LLASCAN / JUAN ANTILLANCA PALACIOS / DIONISIO NAUCO / ALFREDO ANTILLANCA / RUPERTO ANTILLANCA / MARIA ELISA ANTILLANCA / XIMENA ANTILLANCA / DAVID CARCAMO / ADELA ANTILLANCA / MARGARITA ANTILLANCA / JUANA ANTILLANCA

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Manuel Rojas en Hijo de Ladrón.

HUAPE AMELIA MUÑOZ / BELLADINA TORRES / EVA GARRIDO / CARMEN TORRES / LEONIDAS “YONY” TORRES / JORGE DIAZ / MANUEL DIAZ / MARCOS DIAZ / ROSARIO DIAZ AMARGOS Y SAN CARLOS

Diseño : Rúbika Estudio Impreso en Imprenta América

Y así caminando sin prisa, uno junto al otro, como embarcaciones abarloadas, nos acercábamos al mar, llevados por nuestras piernas, por nuestros recuerdos y por los personajes de nuestros recuerdos, los que caminan, por su parte, dentro de nosotros.

JUANA QUEZADA / VICTOR MARTINEZ / ARMANDO ESPINOZA / MAXIMILIANNO LEAL / FELICIANO RIFFO / CARLOS PACHECO / FERNANDO AGUERO / MARIA GOMEZ / JOSE RIVERA / ADOLFO PEREZ / FRANCISCO CARREÑO / LEONARDO ESPINOZA / IVO BRASSEUR / ALAIN BURTONBOY

Este libro esta dedicado a la memoria de todos los hombres y mujeres de Mar, presentes y en alta mar, que desde sus recuerdos mantienen viva la historia de la Pesca Artesanal.

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Memorias de la Mar

06 08 10 12 CAPITULO I (1900-1959) El borde costero de Corral durante la primera mitad del siglo XX. 1. Antecedentes históricos sobre 13 el desarrollo industrial en la provincia de Valdivia y el puerto de Corral a principios del siglo xx. 2. La industria ballenera en San 17 Carlos (1906-1936). 30 3. Comunidades costeras: asentamientos mapuche y llegada de familias obreras. 4. La pesca artesanal y 42 recolección de mariscos durante la primera mitad del siglo xx. Agradecimientos Presentación Introducción

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CAPITULO II (1960-1978): 60 Experiencias cooperativas y pesca artesanal en las comunidades costeras. 1. Antecedentes históricos y de 62 contexto sobre la década del 60’ en Chile. 2. El terremoto y maremoto de 66 1960. 3. Cooperativa de pescadores 79 de Valdivia, coopesval (1960- 1978 APP.) 4. Transformaciones en la pesca 111 artesanal: la llegada del motor y el traje de buzo rana.

CAPITULO III (1981- 1989) 124 Mercado, Pesca Artesanal y sobreexplotación: Las “fiebres” por los productos del Mar. 1. Antecedentes sobre el 125 paso del modelo nacional desarrollista al modelo neoliberal en Chile y su impacto en el rubro pesquero 2. Libre acceso, Libre mercado. 132 Las fiebres extractivas de la macha y el loco en las comunidades costeras. 3. Formación de sindicatos 149 de pescadores artesanales, federaciones y confederaciones en Chile y en la costa de Corral.

ÍNDICE

CAPITULO IV (1990-2003): 159 Pescadores en la mar, pescadores en la orilla: del libre acceso a las areas de manejo de recursos bentónicos. 1. Antecedentes sobre ley 160 general de pesca y acuicultura. 2. Implementacion de áreas de 166 manejo de recursos bentónicos. Palabras al cierre. 174 Imágenes 177 Bibliografía 189

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Agradecimientos Queremos agradecer por el apoyo a la realización de esta experiencia a todas las personas de las comunidades de Amargos, San Carlos, Huape, Chaihuín y Huiro, quienes nos abrieron un espacio de tiempo y confianza en sus vidas, y contribuyeron con sus relatos a la construcción de este libro. A Danilo Gonzáles Huala, Patricia Poveda y Camila Uribe Rosales, por las constantes conversaciones, guías y buena disposición a contribuir con el desarrollo de esta investigación en lo práctico y lo teórico. A Malu Saavedra, por su inspirado regalo a la pagina web Memorias de la Mar. A Soledad Rivera Ramírez, encargada de Fondos Concursables del Consejo de la Cultura y las Artes Región de Los Ríos, por su constante apoyo en el desarrollo y finalización de esta experiencia.

Un especial agradecimiento al equipo de trabajo de Conservación Marina ONG, Ximena Rosales, Ricardo Álvarez Pacheco, Claudio Delgado, Ana María Pfeifer, Verónica Rojas, Marco Sepúlveda, Alexandra Martínez y Viviana Villegas. Agradecemos también a las instituciones que hicieron posible la realización de esta experiencia: Ilustre Municipalidad de Corral, a la Reserva Costera Valdiviana y su equipo de guardaparques, a la Dirección Museológica de la Universidad Austral de Chile, en especial a su Archivo Fotográfico, al Laboratorio de Conservación y a la oficina de Antropología Audiovisual. Finalmente, agradecemos a nuestras familias y amigos, y a todas aquellas personas con las cuales hemos dialogado alguna vez sobre la situación del Mar en Chile.

A Don Iván Railaf, Don Juvenal Triviños, Doña Adela Arriaza, Don Alberto Delgado, Don Juvenal Antillanca, Don Leonardo Espinoza, Doña María Gómez, y Don David Cárcamo, dirigentes de la Pesca Artesanal que apoyaron esta iniciativa.

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Presentación Sin duda, la conservación de la biodiversidad y ecosistemas marinos constituyen un asunto necesario y de alta prioridad, no solo por cuestiones éticas o estéticas, sino especialmente porque representan un espacio en el cual muchas comunidades humanas se han asentado y estableciendo diversas relaciones de dependencia. El mar es fuente de alimento, de trabajo, de inspiración e intercambio cultural, es vía de comunicación, es donde buena parte de la historia humana ha ocurrido. Es por tanto un complejo espacio socio – ambiental, donde confluyen sistemas físicos, ecológicos y sociales en continua interacción. Es entonces prioritario procurar su protección y uso sustentable, para que este espacio continúe brindando los beneficios que históricamente ha entregado.

Es precisamente en este enfoque integrador, donde Memorias de la Mar se incorpora como una recopilación histórica necesaria para comprender mejor la relación de las comunidades con el mar y ser más realistas al momento de avanzar hacia un manejo sustentable de la zona costera.

A partir de lo anterior, Conservación Marina, desde el año 2004 ha venido implementando un modelo de conservación basado en el Manejo Costero Integrado en el litoral sur de la Región de los Ríos. Este enfoque integrador reconoce, antes que todo, la estrecha relación de las comunidades humanas con la zona costera y la necesidad de establecer acuerdos inclusivos para asegurar la protección de la biodiversidad marina, mediante la implementación de prácticas que den sustentabilidad a las actividades productivas y socio-culturales que las personas realizan. En este marco, se ha desarrollado investigación biológica, socio-económica y cultural, así como también se ha generado una línea de apoyo a organizaciones locales en emprendimientos productivos sustentables.

Claudio Delgado Rodríguez Director Conservación Marina ONG

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En este libro está invitado a navegar tranquilamente y sin prisa por las diversas anécdotas, relatos, entrevistas y fotografías de personas que han construido la historia de nuestra zona costera. Queda entonces, hecha la invitación para sumergirse en las Memorias de la Mar.

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Introducción

La Pesca Artesanal es una de las actividades más antiguas realizadas por el ser humano, la cual ha permitido su sobrevivencia y ha motivado la construcción de un vasto conocimiento a través de la experiencia. En la costa sur de Corral, el desarrollo de este y otros oficios ligados a las actividades marinas, han dado vida a una serie de historias, sucesos, recuerdos de hombres y mujeres presentes en un cordón de comunidades que hasta hoy, continúan desarrollando su vida y cultura junto al Mar. Memorias de la Mar, es el resultado de una motivación inicial que surge en el transito y encuentro con distintas personas miembros del Sindicato de Pescadores de Chaihuín, quienes a través de amenos momentos de diálogo, nos invitaban a iniciar viajes al pasado, donde el recuerdo era evocado para explicar situaciones actuales, que son el marco de la vida cotidiana en el territorio, y que al ser nosotros un visitante, se hacía necesario explicar, poner de manifiesto, para que podamos comprender de manera adecuada el presente.

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A partir de lo anterior, decidimos iniciar un recorrido por las comunidades de Amargos, San Carlos, Huape, Chaihuín y Huiro, embarcándonos en la tarea de “abrir las puertas a la memoria y con ellas a las fuentes orales”(Fauré, 2008) y a través de entrevistas, visitas a lugares importantes de la costa, conversaciones grupales, iniciar un proceso de reconstrucción de la memoria colectiva, entendiendo esto como el ejercicio de “evocar un acontecimiento que ocupa un lugar en la vida de nuestro grupo y que hemos traído a la memoria, que lo hacemos presente en el momento en que lo recordamos desde el punto de vista de un grupo” (Halbwachs en García, 2005). El presente libro es el resultado de este ejercicio, el cual fue articulado en torno a un catastro de “hitos de memoria” o temas convocantes sobre los que se articulan las memorias sueltas de los individuos, pero que de manera colectiva, son los puntos fijos que aparecen reiterativamente en los recuerdos de varios y que se transforman así en “puntos fijos donde lo inestable o móvil de los sucesos se contiene para mantenerse como recuerdos” (García, 2005). Así, Memorias de la Mar les presenta a ustedes un recorrido inicial y descriptivo por los principales Hitos de Memoria relacionados con el desarrollo de la vida del ser humano junto al mar, donde nuestros entrevistados relatan los principales procesos históricos, cambios y transformaciones ocurridos en sus comunidades, siendo nosotros los facilitadores y compiladores de estas experiencias.

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CAPÍTULO I (1900-1959) EL BORDE COSTERO DE CORRAL DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX 14

1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS SOBRE EL DESARROLLO INDUSTRIAL EN LA PROVINCIA DE VALDIVIA Y EL PUERTO DE CORRAL A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX. Tras la toma de Valdivia en 1820 dirigida por Lord Cochrane e iniciada en la zona costera de Corral, con la toma de los fuertes de San Carlos, Amargos y Corral, respectivamente; se pone fin a la resistencia española y se da comienzo al estado republicano. De acuerdo a Guarda (1953), la inestabilidad política, administrativa y financiera que experimentó el país hasta mediados del siglo XIX, hacen que la situación social y productiva de la provincia de Valdivia, creada en 1926, se mantuviera en un estado de letargo.

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Ante esta situación, y la necesidad de consolidar el estado nación chileno en términos territoriales sobre la zona de frontera entre el río Bío Bío y el río Malleco, y por el sur hasta el río Toltén, controlada por el pueblo mapuche, se da curso al desarrollo de una estrategia basada en la entrega de grandes extensiones de tierra a colonos europeos (18461910); y la puesta en marcha de una violenta ofensiva militar contra el pueblo mapuche, paradójicamente conocida como Pacificación de la Araucanía (18601883).

De esta manera, se identifican rubros productivos posibles de abordar por los colonos, y se inicia el proceso de inversión de capitales extranjeros y estatales en la provincia. Al respecto, Guarda (1953) señala que hacia el año 1885, por ejemplo, se realiza la primera exportación de suelas al extranjero, los establecimientos Hoffman dan curso a una variedad de actividades; tales como curtiembre, destilería de alcohol, fábrica de cecinas, conservas, agencias de vapores y ramos agrícolas, sosteniendo positivas cifras económicas. Se fundan los astilleros Behrens, Daiber, Oettinger y Haverbeck; se instala la primera industria de calzado en 1953, la zapatería Rudloff que alcanza importantes ganancias hacia 1907; aparece la primera fábrica de cecinas de Shuler Hnos. y la empresa del mismo rubro, de la familia Haverbeck.

Estos procesos impulsaron la migración de población indígena hacia zonas costeras mas alejadas, tras la ocupación colonizadora de Valdivia, los llanos de La Unión, Río Bueno y el Lago Llanquihue, permitiendo la incorporación económica y política del territorio a la administración estatal “pues con la llegada de este nuevo contingente colonizador europeo, llegaron nuevas practicas y nuevas tecnologías para la explotación de los recursos naturales, cosa que generó grandes cambios en el territorio y sus recursos, en tanto la investigación científica y aplicada comenzó a dar cuenta de la biodiversidad y los múltiples usos de los recursos disponibles”1. Al respecto, el naturalista R.A Phillipi en 1865, inicia un recorrido de reconocimiento de la zona, describiendo por ejemplo, los alerzales ubicados entre Corral y río Bueno, indicando lo siguiente: “Las verdaderas minas de la cordillera de la Costa son sus bosques, sobre todo los alerzales (...) Los otros árboles son de menor importancia principalmente por la dificultad de transportar las vigas, tablones y demás maderas que ellos buscan, mientras las tablitas de alerce, por su tamaño y su liviandad, se pueden llevar con más facilidad por los caminos escabrosos y malos de la montaña. El alerce es de suma importancia para las provincias de Valdivia y Llanquihue, porque todas las casas en esas provincias están techadas de tablas de alerce”2.

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El mismo autor (Guarda, 1953) indica que este movimiento comercial e industrial, da paso a la formación de la primera cámara de comercio e industrias hacia 1907, los bancos se hacen presentes hacia 1875, con una sucursal del Banco de Chile, y posteriormente el Banco Alemán Trasatlántico en 1898 y el de Chile y Alemania en 1907.

R.A Phillipi,

1865

Adán, L y Godoy, M. 2006. Huellas de Historia. Patrimonio Cultural de la Reserva Costera Valdiviana. Pág.17.Imprenta Austral. Valdivia.

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2 Philippi: 1865:301 en Molina, R., Correa, M., Smith, C y Gainza, A. 2006. Alerceros Huilliches de la cordillera de la costa de Osorno. Pp.74. ANDROS Impresores, Santiago, Chile.

Guarda, Fernando. 1953. Historia de Valdivia 1552-1952. Pag.321. Municipalidad de Valdivia, Imprenta Cultura, .Santiago de Chile. 3

Por último, hacia 1906, se fundan los Altos Hornos de Corral, Compañía Electro Siderúrgica de Valdivia, de capitales franceses3, que con un amplio apoyo del estado, se instala en el sector La Aguada, y cuya zona de influencia se extiende por un amplio sector de la costa sur de Corral, hasta el río Chaihuín, donde el estado autoriza la extracción maderera del fundo Quitaluto, para abastecer de energía a la planta siderúrgica.

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El rápido auge industrial anteriormente descrito, va acompañado de una alta demanda que absorbía los productos generados, tanto en el mercado interno, como externo. Es así como el Puerto de Corral se transforma en “el centro neurálgico para la distribución nacional e internacional de productos”4, así como para la importación de maquinarias e insumos requeridos para los procesos productivos de los distintos rubros, o la incorporación al mercado local de bienes suntuarios traídos desde Europa. Algunas cifras consideradas en el trabajo de investigación histórica de Guarda (1953) indican que “La exportación efectuada por Corral, en 1845 era de 55.512 pesos 17 reales, en 1862 ascendía a 302.238 pesos 12 reales. Las importaciones por su parte, que en la primera fecha eran de 34.095.56, en la segunda alcanzaban a 370. 878.64 pesos. Estas cifras, acrecentadas periódicamente en los años posteriores, llegarían a alturas insospechadas a fines del siglo XIX y principios del XX. Desde 1900 Corral era el cuarto puerto en el comercio de cabotaje nacional y uno de los primeros, en el extranjero; en 1904 las exportaciones subían a 3.364.808 pesos. La carga exportada en 1906 ascendía a 78.813 toneladas y la importada a 79.388”5. Es en este escenario, donde se da curso a la mercantilización de los recursos naturales presentes en la zona y se generan diversos procesos históricos y socioculturales que transforman la vida de la zona costera al sur de Corral. A continuación profundizaremos en los hitos de memoria presentes en las comunidades durante la primera mitad del siglo XX, que caracterizan la nueva relación que establece el ser humano con la naturaleza, y en particular, con la vida en la Mar.

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4 Adán, L y Godoy, M. 2006. Huellas de Historia. Patrimonio Cultural de la Reserva Costera Valdiviana. Pp18, Imprenta Austral, Valdivia.

A través de la caracterización de la vida obrera en la Industria Ballenera de San Carlos, la llegada de familias trabajadoras a las faenas madereras y su relación con las comunidades mapuche asentadas al sur del río Chaihuín, y finalmente, las memorias recabadas en torno al desarrollo de la Pesca Artesanal de la época, se espera reconstruir aspectos relevantes de la memoria colectiva en torno a las actividades marinas desarrolladas en esta primera mitad de siglo en la zona de estudio.

2. LA INDUSTRIA BALLENERA EN SAN CARLOS

(1906-1936).

Guarda, Fernando. 1953. Historia de Valdivia 1552-1952. Pág.320. Municipalidad de Valdivia, Imprenta Cultura, .Santiago de Chile.

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Guarda, Fernando. 1953. Historia de Valdivia 1552-1952. Pág.320. Municipalidad de Valdivia, Imprenta Cultura, .Santiago de Chile.

El proceso de industrialización vivida en la provincia de Valdivia desde fines del siglo XIX, tuvo como punto estratégico para el desarrollo productivo y comercial de la zona, el Puerto de Corral. Este lugar fue una pieza clave, donde se instala un importante número de industrias dedicadas a la extracción y transformación de materia prima, las cuales podían acceder a los servicios del puerto para el transporte marítimo a distintas ciudades de Chile y el extranjero.

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En este escenario, el principal referente en la elaboración de productos marinos fue la puesta en marcha de la industria ballenera en el sector San Carlos, donde se instala una de las primeras plantas de captura, faenamiento y comercialización de productos, principalmente aceite y harina de ballena.

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La presencia de esta planta, su funcionamiento, los oficios desarrollados y la llegada de un grupo de obreros y sus familias para dar vida a este lugar, son recuerdos que se han instalado en la memoria de los habitantes de San Carlos, Amargos y las comunidades al sur como Chaihuín y Huiro, encontrándonos con relatos directos de personas que nacieron en la población obrera formada junto a la planta de procesos, y también con historias escuchadas de los padres o abuelos, y que han sido transmitidas en forma de intrépidas historias de caza.

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De acuerdo a Navarro (2008), hasta 1880 el rubro ballenero fue desarrollado por embarcaciones extranjeras, principalmente europeas y norteamericanas, que recorrían desde la Antártica, pasando por Cabo de Hornos y llegando hasta las islas Galápagos. En dicha fecha, Juan Macaya fue el primer empresario chileno en instalar una factoría de ballenas ubicada en isla Santa María, Golfo de Arauco, dando inicio la inversión nacional en este ámbito. Posteriormente, hacia 1911, se funda en el puerto de Corral, en el sector de San Carlos, la Sociedad Ballenera Corral S.A, para desarrollar la pesca y procesamiento de ballenas6.Esta industria, propiedad de Adolfo Kellevig, desarrolla una actividad cazadora regular, con dos factorías terrestres: San Pedro y Corral7, destinadas principalmente a la producción de aceite de ballena.

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Información disponible en http://ballenerosdequintay. unab.cl/index. php?page=ballenera

Posteriormente, en 1913 la Sociedad Ballenera Corral es adquirida por Jorge Anwandter, conocido empresario valdiviano, quien trajo desde Europa dos buques caza ballenas para impulsar el desarrollo de la planta de San Carlos, denominádolos “Scott I y Samson”, que posteriormente fueron adquiridos junto a la planta procesadora, por la Compañía Industrial Indus8, el año 1936. Desde dicha época y por siete años más, la compañía industrial INDUS mantiene las actividades de la planta de San Carlos, hasta 1943 donde se traslada a una nueva instalación en Quintay, tras un convenio de trabajo con la empresa japonesa Nitto Whaling Co. para abastecer al mercado japonés de carne de ballenas de barba. El funcionamiento de la planta Quintay se extiende hasta el año 1967, fecha del termino de las faenas balleneras por parte de la empresa Indus en el rubro, proceso que coincide con la firma y participación de Chile en el acuerdo internacional impulsado por la Comisión Ballenera Internacional para la moratoria en la caza de ballenas, que solo Japón y Noruega no adscriben.

Adán, L y Godoy, M. 2006. Huellas de Historia. Patrimonio Cultural de la Reserva Costera Valdiviana. Pp18, Imprenta Austral, Valdivia.

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Navarro, M. 2008. Comunidades Humanas y poblaciones de grandes ballenas: Una aproximación desde la Antropología al patrimonio natural y cultural de las localidades del archipiélago de los Chonos, región de Aysén, Chile. Tesis Lic. en Antropología Social, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Austral de Chile.

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Además de las empresas anteriormente mencionadas, se incorporaron al desarrollo de faenas balleneras en la costa corraleña (Navarro, 2008; Adán y Godoy, 2006): la Sociedad Ballenera Christensen y Cía (19081911), la Sociedad Ballenera de Corral Valdivia (1927-1932), la Sociedad Ballenera y Pescadora de Valdivia, de capitales chileno-alemanes (1906-1908), la Compañía Chileno Noruega de Pesca que luego se transforma en la Sociedad Ballenero Chileno Noruega (1923-1936).

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El funcionamiento de la planta ballenera de San Carlos.

Las técnicas de caza: chalupones y barcos balleneros.

La planta ballenera de San Carlos fue una instalación formada por una rampla de concreto y madera, donde tiradas por un huinche, se arrastraba a la ballena capturada desde el mar, instalándose para ser faenada por los “descuartizadores de ballena”. Parte del producto se procesaba en las calderas de la planta San Carlos, y una segunda porción era trasladada a la planta refinadora de aceite “El Laurel”.

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Sobre el funcionamiento de la planta San Carlos, Don Armando Espinoza, antiguo pescador de Amargos, nos relata: “Si, era una rampla grande ahí, al aire libre. Una plataforma grande que empezaba del mar, por donde subía la ballena y después llegaba a la plataforma grande, todo enmaderado (…) después se faenaba y se hacía aceite y abono. Porque derretían el tocino, la carne la hacían abono y hasta los huesos los molían. La carne la cocían, le sacaban todo el aceite, después la desecaban y la molían, y el hueso igual. No se perdía nada, todo se aprovechaba…yo viví en la playa donde ahora creo que van a construir un hospital. Cuando había temporal, el mar casi se llevaba la casa”

Armando Espinoza,

“… ví el instrumento viejo no mas que estaba ahí, cuando tuve conocimiento. Era una rampla grande, así como esta mesa, que llegaba al mar y acá tenía una rondana con cables. Y llegaba el ballenero y entregaba allá en la punta, y lo enganchaban con un anzuelo, con una cosa grande...y de ahí lo tiraban de arriba... por aquí se venía la ballena y llegaba ahí a la cantera donde lo freían y estaban los viejos de los cuchillos y después vamos echando al tambor y vamos friendo. Eso me han contado a mí los mas antiguos que trabajaron ahí.”

José Mateo Railaf,

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Amargos, 2010

Chaihuín, 2010

Martinic, 1973 en Navarro, M. 2008. Comunidades Humanas y poblaciones de grandes ballenas: Una aproximación desde la Antropología al patrimonio natural y cultural de las localidades del archipiélago de los Chonos, región de Aysén, Chile. Tesis Lic. en Antropología Social, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Austral de Chile.

La invención y perfeccionamiento del cañón arponero a fines del siglo XIX por noruegos (1864-7), favorece los altos niveles de captura en las actividades cazadoras del hemisferio norte. El agotamiento de los recursos es una de las causas del inicio de la caza pelágica en los mares del extremo sur americano y el continente Antártico9. De acuerdo a la investigación realizada por Navarro (2008), hacia fines del siglo XIX (1880), se organiza en nuestro país la primera empresa de explotación ballenera de capitales nacionales, la cual realizaba operaciones de captura empleando el sistema de chalupas. Posteriormente, y hacia principios de 1900, la industria local sigue el antiguo estilo ballenero europeo, y se arma de embarcaciones más especializadas, pero a diferencia de los barcos factorías extranjeros, establece plantas de procesos a lo largo del litoral chileno. De esta manera, y a partir del relato de nuestros entrevistados, se identifican dos técnicas de captura de estos grandes cetáceos: una artesanal, desarrollada por avezados pescadores locales; y una industrial, a través de la puesta en marcha de los barcos caza ballenas.

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En relación a la técnica de caza artesanal, nuestros entrevistados grafican de la siguiente manera la ejecución de las faenas de captura: “Mi abuelo tenía una chalupa, él casaba ballenas, el finado de mi abuelo, Pedro Leal. Él tenía esa chalupa, tenía como nueve metros. Eran cuatro bogadores por lado, un ballona, un arponero y un lancero. Andaban como once personas en esa chalupa y cazaban la ballena. Ahí la ponían y ya cuando estaban más o menos muertas, las dejaban con banderín y ahí la iba a buscar el remolcador. El remolcador la traía aquí a la ballena”. “No, los primeros balleneros antiguos esos eran a remo. Yo no los vi, pero me contaron los antiguos. Me imaginaba a mi padre que murió de cien años, más de cien años tenía, y todo eso vio. Y hacían ranchas por las costas, por ahí esas de chupon no ma’, los pescadores esos de ballenas. Ahí esperaban quince días, veinte días, un mes, hasta que asomaba una ballena. La veían, porque la ballena se ve de lejos cuando pega el chorro pa’ arriba. Y eran ocho remadores por lado de la lancha, de los botes grandes eran (…) Dicen que salían a la pelea de la ballena. Tremenda ballena!!. Dicen que iba el hombre a proa, el que iba con el arpón y los otros a remo. Y la ballena, dicen que esta diez minutos abajo, y entonces estos tanteaban los diez minutos, bajaba la ballena y se tiraban a la carga. Y cuando venía subiendo, le pegaban el arpón. Pero eso era una cosa que...como una hoja de afeitar, pasaba no mas. Y el carretel iba a dentro del bote, mil metros, y cuando enganchaba la ballena con el arpón, arrancaba la ballena pa’ abajo y se llevaba el carretel casi completo, algunos le sacaban los mil metros, depende la hondura...y ahí volvía. Y después iba la lanza, esa era cómo una aguja. El mismo viejito que iba a proa, esperaba, arrollaba el carretel, arroyaba y salía la ballena, porque tenía que respirar arriba pa’ salir, tenía que salir. Y cuando lo tanteaban que venía, ahí le iba la lanza, y ahí salía y votaba sangre ya. Y así la mataban. Trabajaban todo el día en eso (...) Y pa matarla había que desangrarla. Ya cuando la ballena estaba desangrada quedaba muerta y flotaba. Entonces ahí, le ponían un banderín en la cabeza, arriba en la espalda, clavado con una banderita y ahí después la buscaba el barquito. Hasta que encontraba la banderita, ahí estaba la ballena y se la llevaba pa’ San Carlos”.

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José Mateo Railaf,

En cuanto a las técnicas de caza industrial y los procesos de producción generados en la planta ballenera de San Carlos, regresamos a las memorias de los actores que vivenciaron esta forma de trabajo y de relación con las ballenas:

Chaihuín, 2010

Armando Espinoza, Amargos, 2010

“Salían por el norte hasta Isla Mocha y hasta Talcahuano llegaban. Por el sur hasta Chiloé. A veces cazaban aquí cerquita, porque las ballenas andaban en cardúmenes buscando la comida, a veces llegaban hasta Corral mismo…” “ … No le digo que nos subíamos en las ballenas, jugábamos y comíamos carne de ballena. Habían barcos cazadores, balleneros se llamaban. Esos tenían un arpón grande en la proita del barco, era como un cañón con un arpón grande. Con eso mataban a los pobres animales inofensivos. Son tan inofensivas las ballenas que da lástima que las hayan casi exterminado” “El ballenero cazaba por cantidad de ballenas. El máximo que tuve conocimiento yo fue un ballenero que cazó 10 ballenas en un viaje (…) las cazaban, las arponeaban y les echaban aire. Tenían unas mangueras con las que las llenaban de aire y quedaban flotando. Y las dejan ahí con una banderita. Después se iban a cazar otra y otra, y así…hasta que juntaban la carga, o las que podían cazar. Las amarraban de la cola, las dejaban cerca del barco a un costado del barquito y después las remolcaban hasta acá. Acá iban en una chalupa grande y las remolcaban hasta la rampla de la planta en San Carlos”.

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Memorias de la Mar

Memorias de la mar

Raituel, Alfaguara, Finback y Cachalote: tipos de ballenas capturadas. Respecto a los tipos de ballenas cazadas, la ballena azul se posiciona como la especie más representativa. “A comienzos de 1900, las ballenas azules fueron el principal blanco de la industria ballenera en todo el mundo. Sólo en la Antártica, alrededor de 350.000 ejemplares fueron cazados durante el siglo XX, reduciendo su números a menos del 1%10”. Para el caso de la planta faenadora de San Carlos, esta especie, junto a cachalotes, ballena franca y ballena finback (ballena de aleta o rorcual) fueron cazadas por la flota arponera local, al acercarse en busca de alimento para continuar con su ruta migratoria de ida y vuelta entre el polo sur y los mares cálidos. Sobre los cetáceos capturados y faenados en San Carlos, Don Armando Espinoza, nos describe las especies que vio y aprendió a diferenciar durante su infancia: “La ballena más valiosa era la Ballena Azul que se conoce. Que dicen que hay bastante por aquí por Chiloé, están llegando de nuevo por acá por la costa chilena otra vez. La Ballena Azul o “Alfahuara”, esa es la mas apetecida, la de mas valor, porque el aceite es de mejor calidad y es grande. Las otras son la “Raituel”11, esa ballena es costina: siempre anda en la orilla de la costa, es más chica. Después viene la Finback12, que es una ballena muy bonita: plomita con la guatita blanca y esa era comestible. ¡Cuando llegaban las finback bailábamos de contentos, todos felices!. El administrador a veces daba la carne, le daba a cada uno su pedazo de carne, la repartía. Pero cuando no repartía él, uno mismo iba a sacar, porque nadie se va a comer media ballena, así que permitían que la gente aprovechara…”

Informe Técnico. 2006. Propuesta de un Área de Conservación Marina y Costera Protegida ChiloéGolfo de Corcovado, X y XI regiones en Navarro, M. 2008. Comunidades Humanas y poblaciones de grandes ballenas: Una aproximación desde la Antropología al patrimonio natural y cultural de las localidades del archipiélago de los Chonos, región de Aysén, Chile. Tesis Lic. en Antropología Social, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Austral de Chile.

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De acuerdo a Navarro (2008) los descendientes directos de trabajadores de plantas balleneras distinguen cuatro especies de ballenas, identificadas como Esperma, Albahaca, Raituel y Alfaguara. La ballena Esperma correspondería al Cachalote o Sperm Whale (Physeter macrocephalus), la Ballena Albahaca (o Ambaque) correspondería a la Ballena Jorobada o Humpback Whale (Megaptera novaeangliae), la Ballena Raituel o Rapel correspondería a la Ballena Franca Austral o Southern Right Whale (Eubalaena australis) y la Ballena Alfaguara es la Ballena Azul o Blue Whale (Balaenoptera musculus).

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12 Ballena Finback o Ballena de Aleta, podría ser el nombre dado a la Ballena Sei (Balaenoptera borealis) o la Ballena Minke (Balaenoptera bonaerenses), ambas ballenas de aleta observadas frecuentemente en las costas del sur de Chile.

Armando Espinoza,

“El cachalote. Ese no es como las otras ballenas, es grande y tiene la particularidad de que tiene dientes y las otras ballenas son de barba. La barba es como una especie de escobilla en la mandíbula y esas no se alimentan de carne, se alimentan de krill. El cachalote tiene tremendos dientes de un marfil tan bonito y unas corridas de dientes tremendos, si son como de tres metros cada mandíbula, y arriba y abajo corrida de dientes. Esa mastica, come jibia, pescado, jurel y otras ballenas también, las ballenas chicas. Y otra propiedad Armando que tiene es que su aceite es más Espinoza, bien espelma, como esa con la Amargos, 2010 que se hacen las velas”.

Amargos, 2010

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Oficios en la planta ballenera de San Carlos: Remolcadores y Descuartizadores. Una vez que las ballenas capturadas eran arrastradas flotando hacia la costa más próxima de la Bahía de San Carlos, eran los remolcadores y descuartizadores de ballenas los trabajadores expertos en dar inicio al proceso de faena. Estas actividades son parte de los oficios aprendidos y desarrollados en la planta San Carlos, tal como nos relata el siguiente entrevistado: “Y cuando era de noche era muy importante. Mi padre trabajó muchos años ahí, y cuando llegaban las ballenas él iba a remolcarlas a la orilla y las subían a la rampla. Ese era su trabajo. Entonces en la noche llegaban los cazadores y tocaban un pitazo largo y después, según las ballenas que traían, se tocaba un pitito cortito: tu-tu-tu-tu. Ahí nosotros íbamos contando y sabíamos cuántas ballenas traían. Mientras más pitazos, era más trabajo pa’ la gente. Porque el remolque de las ballenas era su pega. Eran dos o tres caballeros que hacían ese trabajo de remolcar hasta la rampla. Había una boya donde los balleneros se quedaban y después los hombres de acá las remolcaban hasta la playa. Esa era la pega de mi papá, entre 3 ó 4 caballeros hacían tripulaciones para sacar la ballena. La forma era que había una boya fuera y ahí se amarraba el ballenero con todas sus ballenas y de ahí los remolcadores la tiraban a la orilla de la planta y de ahí con un huinche se tiraba. ¡Llegaban unas ballenas inmensas!“. “Mi papá se llamaba Pedro Espinoza. El era descuartizador también. Él tenía que remolcar la ballena y subirla a la rampla. Habían 4 descuartizadores de ballenas: mi padre, el Señor González, el Sr. Millán y el Sr. Lavados. Ellos eran los “descuartizadores” y era una especialidad que tenían. Ellos dividían la ballena en un metro y medio, dos metros a lo largo. Le hacían un corte encima a la piel para sacar el tocino, entonces con unos machetotes grandes y después con unos huinches y alambres amarraban ahí la punta e iban tirando, tirando y ellos iban cortando y cortando. Ahí salía puro tocino y quedaba la ballena coloraíta, pura carne no más.

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Armando Espinoza, Amargos, 2010

Hubo varios accidentes ahí, porque se cortaba el tocino y mandaba el chicotazo y lo pillaba a uno eso y lo noqueaba. Si era tremendo de grueso po’!. Diez metros, veinte metros de tocino. No murió gente, pero varios se accidentaron si. Porque se soltaba el tocino y los pasaba a buscar. Nunca alcanzó a morir nadie, porque igual siempre tenían cuidado, siempre de la orillita iban cortando con unos machetotes largos, uno por cada lado. Pero con un chicotazo lejos saltaban, pero no fueron grandes accidentes, no murió nadie. Pero si quebrados, machucados. Ese era la especialidad de él. Eran cuatro caballeros descuartizadores”.

La vida alrededor de la planta ballenera de San Carlos: obreros, familias y conventillos.

13 Podemos indicar por ejemplo, la formación de caseríos o “tomas” en las cercanías de las plantas procesadoras de salmón, en varias ciudades del sur de Chile, tales como Puerto Montt, Calbuco o Ancud, desde la década de los 90’ hasta la actualidad.

El funcionamiento de la planta ballenera de San Carlos, y el éxito que tuvo este rubro a principios de siglo, determinó la llegada al sector de personas que se incorporaron a estas faenas de trabajo. Es así como se desata un proceso social ligado al trabajo asalariado en industrias: la formación de caseríos o “conventillos” cercanos a las plantas de procesos, fenómeno que podemos observar hasta nuestros días en ciudades donde se ha vivido el auge industrial13. Este fenómeno, en el caso de la ballenera de San Carlos, determinó la llegada de obreros tanto para trabajar en la planta faenadota de ballenas, como para trabajar en la planta Refinadora de aceite, sumando cerca de 100 operarios. Este grupo humano, proveniente de distintas regiones de Chile, se incorpora al trabajo ballenero y se instala en las cercanías de la planta de San Carlos en un “conventillo”, espacio doméstico donde el trabajo se mezcla con la vida familiar, al respecto e indica:

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“Si, la mayoría de la gente vivía en casitas cercanas de la compañía. Ellos tenían sus casitas por ahí… conventillos se llamaban antes: unas casas largas y divididas… llegó harta gente a trabajar en ese tiempo (…) Habría, más o menos, unas 100 personas… porque ahí, donde llega el trasbordador, tenían la planta refinadora de aceite, refinería de aceite “El Laurel” se llamaba. Ahí donde está el morrito con el árbol, ahí mismo donde llega el trasbordador. Ahí había otro grupo de gente trabajando, pero con todos, yo creo que mas o menos 100 operarios había. Eso era del año 36 para atrás”.

Armando Espinoza,

“Mi mamá se acuerda de la ballenera, ella se acuerda bien porque cuenta que iban a jugar encima de las ballenas cuando chicas. Cuando varaban ballenas porque varias ballenas vararon ahí en la playa. Había que tirarlas con huincha pa’ arriba y ahí iban a jugar. Las que faenaban primero, las otras quedaban al lado, así que ellas iban a jugar”.

Maximiliano Leal,”Don Panda”

Amargos, 2010

Amargos, 2009

El cierre de la planta ballenera de San Carlos. La empresa INDUS, última dueña de la planta ballenera de San Carlos, comienza a armar una importante flota cazadora industrial, “iniciada con cuatro balleneros: Indus 1, ex Chile de la compañía de Andresen, Indus 2 ex Noruega de la misma compañía magallánica, Indus 3, ex Scott I, de la compañía de Anwandter, y finalmente Indus 4, ex Samson de la mencionada compañía valdiviana, que hicieron de ella por años la principal empresa del ramo ballenero en el país (…) hasta aproximadamente 1965”14.

El período de cierre de la planta, determinó la retirada de muchas familias de la caleta San Carlos, mientras otras, ya acostumbradas a la vida cercana al mar, se quedan y buscan su espacio en la pesca artesanal, combinando temporadas de trabajo en la Planta Quintay, tal como se indica a continuación:

Martinic, M. 2004. Antecedentes históricos sobre la caza de cetáceos en Chile en Boletín Antártico Chileno, Vol.23, N°1, Mayo de 2004, disponible en http://www.12design. cl/inach/wp-content/ uploads/2009/10/ BACmayo04.pdf

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Maximiliano Leal,”Don Panda” Amargos, 2009

“Un tío trabajó en la ballenera. Era pescador de acá, y ahora esta en Punta Arenas. Él se fue a trabajar a la ballenera ahí en Quintay cuando la llevaron pa allá. Venían a buscar gente pa llevarla pa allá por la temporada y después volvían todos para acá, para San Carlos”.

El término de la actividad ballenera en San Carlos, coincide con el declive de la industria en la provincia de Valdivia. La crisis económica en Estados Unidos desde el año 1929, la inauguración del canal de Panamá (1914) que determina la disminución del tráfico marítimo tanto hacia Valparaíso, como hacia el puerto de Corral y las dos guerras mundiales, son algunos de los procesos históricos que cambian el curso del acelerado desarrollo industrial vivido desde 1860 a 1929 en la costa corraleña. El proceso de asentamiento definitivo de parte de las familias obreras en la zona costera, tras el cierre de la industria, tal como vimos en el caso de San Carlos, según Adán y Godoy (2006), es el principal factor que da origen a la actual composición de las comunidades costeras. Casos como el de San Carlos serán desarrollados en el capítulo siguiente.

La alta productividad de esta empresa, motiva la construcción de una planta de mayor capacidad en la caleta Quintay, inaugurada el año 1943, centralizando sus actividades en esta nueva infraestructura, poniendo término a las actividades de la planta ballenera de San Carlos.

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3. COMUNIDADES COSTERAS: ASENTAMIENTOS MAPUCHE Y LLEGADA DE FAMILIAS OBRERAS. De acuerdo a Adán y Godoy (2006) la actual formación de las comunidades costeras, donde se integran comunidades mapuche y familias obreras chilenas desde fines del siglo XIX, puede ser explicada a partir de dos fenómenos. En primer lugar, la entrega de grandes extensiones de terreno a la empresa colonizadora desde 1846, y posteriormente el rápido desarrollo industrial experimentado en toda la provincia de Valdivia, que impulsó la actividad maderera de especies nativas desde Chaihuín hasta el río Bueno hasta aproximadamente 1958, año de cierre de faenas de los Altos Hornos de Corral. A partir de la dictación en 1845 de la “Ley de terrenos baldíos” en el gobierno de Manuel Montt, y la posterior entrega de terrenos a las familias colonas, se generó un proceso de migración de la población indígena desde el interior de La Unión y Río Bueno hacia zonas costeras como sus asentamientos definitivos, si bien la trashumancia desde los llanos de la región hasta la costa era un fenómeno registrado desde tiempos prehispánicos15. Uno de los colonos que fue testigo de la presencia indígena en la zona costera al realizar diversas expediciones para describir el estado de la biodiversidad local y sus posibles usos es el naturalista R.A Phillipi, quien en un viaje junto a su hermano por la costa desde Chaihuín al río Bueno, da cuenta de la presencia de asentamientos mapuche en el lugar:

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Molina, Correa, Smith y Gaínza (2006), indican que “Los Huilliche desde tiempos precoloniales visitaban la costa pacífica para las actividades de pesca y recolección marina. Para esto debían bajar los ríos navegables en canoas o construir senderos que bordeaban las riberas de los ríos, esteros o quebradas. También se efectuaban viajes atravesando la cordillera de la costa o de los alerzales, subiendo desde el valle central, pasando por las planicies y bosques de alerce, para luego caer a las playas o caletas donde se efectuaban las labores marinas. Estos caminos serán de gran importancia puesto que permiten comunicar las zonas de poblamiento permanente en el interior con las costeras de recolección y pesca, piso ecológico de complementación de la economía indígena”. Además, las investigaciones arqueológicas desarrolladas por Adán, L., Godoy, M. y Mera, R. (2006), dan cuenta de importantes y numerosos sitios arqueológicos en el borde costero desde el río Chaihuín hasta el río Bueno, con presencia de complejos cerámicos Pitrén y Valdivia, industria cerámica ubicada entre el 0 y 500 DC.

“Por lo común los que buscan mariscos descienden en sus canoas por el río Bueno hasta cerca de su desembocadura; allí dejan sus canoas y llevando sus víveres al hombro, van por la playa hasta encontrar un lugar bastante rico en yerbas marinas para poder juntar un cargamento de éstas, el que tienen que llevar también al hombro hasta el punto donde dejaron su canoa, el cual dista a veces una jornada. Otros van por tierra llevando caballos y mulas cargadas y atravesando la cordillera por el único camino que se conoce en ella y este tomé yo y mi hermano. Es poco usado por ser largo y malo, y la mayor parte de los marisqueros son gente pobre que no tienen las mulas necesarias para el viaje, y prefieren por esta razón irse embarcados en el río Trumao o Río Bueno. Pero nosotros dimos la preferencia al camino por tierra, porque conduce a una parte de la costa bastante distante de la boca de aquel gran río adonde no alcanzan los que van en canoa, y donde por consiguiente el collofe y luche son más abundantes, que son los mariscos más buscados” (Philippi, R.A., 1865 en Molina, Correa, Smith y Gainza, 2006).

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Para el caso de las familias mapuches asentadas en Huiro y Chaihuín, este proceso migratorio es recordado a partir de la memoria oral de las familias, donde las condiciones de vida de sus antepasados y su llegada al territorio se recuerdan de la siguiente manera:

Ruperto Antillanca y Sra. Maria Elisa Antillanca Huiro, 2010

“… el abuelo Pedro Antillanca, vino del lado de La Unión. Porque antes esos antiguos se venían todos a las costas a vivir, ya no volvieron pa` sus tierras de ellos. Uno se vino pa` acá y el otro agarró pal` lado de Cutipay que parece que le nombran, si ahí esta la otra familia de nosotros po`, la Antillanca. Pal` lado de Bonifacio, pa` ese lado dicen que hay familia Antillanca también po`, y dicen ellos que son hermanos con nosotros, que somos de la misma familia. Y el que está al lado del Ranco dicen lo mismo. Hay un lado donde dicen que hay una isla, ahí dicen también hay otros Antillanca familia de nosotros”.

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“En ese tiempo mi abuelo vivía en el campo pa` allá pa` La Unión y en ese tiempo hubo una gran hambruna. Se terminó el trigo, y la gente se empezó a morir de hambre. Así que ahí se vino a trabajar aquí a la cordillera de las Hueicollas, a las pelas que le dicen. Ahí vino a hacer tejuelas, trabajó en las tejuelas y las sacaba con caballos a La Unión y ahí se las compraban. Así que ahí estuvo trabajando y conoció a unos ricos que administraban el fundo de La Barra. Así que ellos lo vieron y conversaron con él y lo invitaron a vivir ahí a Hueicolla donde no había nadie, así que le gustó y se vino a trabajar a Hueicolla, como cuatro años ahí estuvo. De ahí conoció en este fundo a Calcurrupa que le llaman, un cacique, y ese lo invitó que se venga a vivir por acá. Le dijo que se venga a vivir porque este era su cerro de ellos, así que se vino y pasó a vivir un poco a Colún porque le gustó, y salió de Hueicolla porque era muy a trasmano para ganarse la vida …”

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Godoy, M. 2003. Informe diagnostico comunidad Mapuche Huilliche de Huiro. Informe Técnico. World Wildlife Fund-Programa Ecoregión Valdiviana de los bosques templados de Chile y Argentina. 16

Juan Antillanca Llancan, Huiro, 2010

De acuerdo a Godoy (2003), la actual comunidad de Huiro se funda con el matrimonio de Don Pedro Antillanca y Antonia Pomonceno, quienes llegaron ha habitar la zona de Hueicolla a fines del siglo XIX, este matrimonio tiene 5 hijos, y ellos constituyen la base de la totalidad de población indígena de la comunidad. A su vez, y tras el mismo proceso migratorio que dio origen a la comunidad de Huiro, llegan a Chaihuín otras familias mapuches que se asientan en el borde río, tal como indica Don José Mateo Railaf: “Mi padre era de las afueras, de La Unión, por ahí llegaron. Ese tiempo la gente andaba por la costa no mas, a nadie le prohibían donde hacer su casa, su rancho...no le prohibían ni una cosa. Llegaban y hacían donde le gustaba al hombre hacía su casa, y ahí vivía. Después cuando llegaron los modernos fue lo bueno, llegaron los gringos y pa’ fuera no mas. La gente que vivía ahí la arrinconaron todo pa allá, y lo prohibieron todo. En ese tiempo aquí las familias antiguas, los fundadores de aquí de Chaihuín digámoslo así fueron los Railaf. Railaf, el primero que llegó aquí, y después Antillanca. Después llegaron los otros. Navarro, son los últimos si po, Montaña también hubieron. Después de los años que llegaron ellos, ahí nací yo aquí y fuimos nueve hermanos”.

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José Mateo Railaf, Chaihuín, 2010

El asentamiento inicial es disperso, ocupando la zona que se extiende desde Hueicolla a Chaihuín (…), posteriormente se iría concentrando a los largo de la historia comunitaria, producto de relaciones de conflicto que se desarrollarían en la zona a lo largo del siglo pasado16. Una vez entrado el siglo XX, y de acuerdo a las investigaciones realizadas en la zona costera (Vergara, Foerster y Mascareño, 1995; Torres, 1996; Godoy, 2003), se plantea que en la zona sur del río Chaihuín existió una concesión de tierras fiscales hacia la empresa maderera Cotapos, donde no existe certeza de sus dueños directos. Posteriormente, como propietaria del fundo Chaihuín aparece Marie Therese Lebaudy, condesa francesa, que a su muerte hereda a la sucesión Lebaudy (Torres, 1996 en Godoy, 2003). De esta situación las familias mapuche no se enteran hasta 1949, donde un nieto de la condesa y representante de la familia, Jean Paul Soudreau Lebaudy de York toma contacto con las familias de Huiro, Punta Galera y Colún, que habitaban el fundo Chaihuín, y entrega a estos un documento de reconocimiento a las mejoras y tolerancia de la ocupación a través de la escritura de inscripción del acta de reconocimiento, Fs.322, del 16 de Noviembre de 1946, en el conservador de bienes raíces de Valdivia, donde se toma el compromiso con los vivientes de no vender, ni hacer ninguna clase de transferencia a terceras personas que entren a tomar posesión del fundo en calidad de ocupantes arbitrarios (Vergara, et al en Godoy, 2003).

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Así lo corrobora la memoria local, donde Don Víctor Antillanca de la comunidad de Huiro nos señala: “El tema de la tierra fue una historia larga, nosotros vivíamos felices acá. Porque mis abuelitos, unos que ya están fallecidos, los papás de Ruperto con mi papá y otros tíos, en su tiempo un día vino el pariente de una condesa, y les explicaron por qué razón ellos estaban acá, por qué habían llegado, y estas personas van y le hacen un papel de reconocimiento a ellos, como personas vivientes de acá del fundo. Y le dieron ese documento firmado para que ellos sigan viviendo, y si alguna vez vendían el fundo, tendrían parte del fundo, una parte que iba a ser de ellos, correcto, y ahí se quedaron tranquilitos con el papel en el bolsillo. Pero nunca se dieron cuenta que esos documentos a largo tiempo hay que renovarlos, y se quedaron con el documento guardado nomás. Nunca hicieron nada, porque nadie los molestaba, vivían tranquilos, hasta que después cambiaron de dueños, llegaron las forestales, y ahí llego el problema”.

Según Godoy (2003), durante 10 años, las familias viven tranquilas, hasta que el año 1958 el fundo es adquirido por José González y la Sociedad Quilapán, quienes tratan de desalojar a las familias, concentrándolas y movilizándolas desde las zonas más alejadas del fundo, al actual lugar donde se instala la comunidad de Huiro, a 13 Km, del río Chaihuín aproximadamente. Este conflicto por el reconocimiento de la propiedad Mapuche Huilliche se extiende hacia fines del siglo XX, y en donde las comunidad de Huiro y algunas familias asentadas en la ribera sur del río Chaihuín no sólo enfrentan el conflicto por la tenencia de la tierra, sino que sufrirán los impactos ambientales sobre el río y el mar producto de las actividades forestales que allí se realizarán, situación que se tratará mas ampliamente en el capitulo IV.

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Continuando con el segundo factor que impulsa la llegada de población a la zona costera, además de la migración mapuche tras la colonización alemana, se ubica el desarrollo de la industria maderera del alerce, y la explotación forestal para abastecer de leña y carbón desde el fundo Quitaluto a los Altos Hornos de Corral durante la primera mitad del siglo XX.

Víctor Antillanca, Huiro, 2010

Molina, R., Correa, M., Smith, C y Gainza, A. 2006. Alerceros Huilliches de la cordillera de la costa de Osorno. ANDROS Impresores, Santiago, Chile. 17

Tal como indicamos, hacia fines del siglo XIX, se desarrolló en la zona de Chaihuín y hasta el río Bueno una intensiva actividad maderera, destinada a la fabricación de tejuelas de alerce y otros productos derivados de este noble árbol, así como la explotación de otras especies nativas, transportadas hacia Valdivia y La Unión, tal como indica Domingo Salamanca (1875) en sus crónicas, tras una expedición por la desembocadura del río Bueno17: “En la época en que nosotros estuvimos en ese punto, había ocupados en el corte de madera unos 50 individuos, en su mayor parte chilotes. Bajan tablas y cuartones de la montaña al hombro y las piezas de mayores proporciones con bueyes. Los caminos que conducen a los alerzales son malísimos. Los chilotes, que son los que generalmente talan estos senderos, buscan solo el camino más recto sin tener en cuenta la mayor pendiente ni las numerosas quebradas. Para la conducción de las maderas al interior, usan canoas y a veces lanchas, que remontan el río a remolque o a vela, cuando el viento es favorable” (Salamanca: 1877 en Molina, Correa, Smith y Gainza, 2006).

Es así como se desarrolla en distintos sectores de la cordillera de la costa (Colún Alto, Carimahuida, Hueicolla y el Guindo, entre otros) faenas de extracción de alerce, que se extendieron hasta mediados del siglo XX, de acuerdo a nuestros entrevistados, actividad que atrajo a un gran número de personas y sus familias, incorporándose al trabajo de extracción.

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Posterior al terremoto de 1960, la presencia de población obrera disminuye con la inclusión de maquinaria y tecnología en las faenas, para luego, en la década del 90, dar paso a la sustitución de especies nativas por eucalipto.

Godoy, M. 2003. Informe diagnostico comunidad Mapuche Huilliche de Huiro. Informe Técnico. World Wildlife Fund-Programa Ecoregión Valdiviana de los bosques templados de Chile y Argentina. 18

Respecto a la vida en las faenas madereras en la cordillera de la costa, y la formación verdaderas poblaciones de obreros y sus familias, Don Manuel “Cholo” Díaz, nos cuenta: “Después me fui yo pa’ trabajar pa’ la cordillera. Trabajaba en el verano, en las temporadas, a veces en noviembre y volvía por mayo por aquí. Iba a trabajar así con bueyes. Dieciséis años salí a trabajar pa’ la montaña. En el alerce. Yo fui a explotar el alerce pa’ atras pa’ la cordillera. Puro alerce nomás. Lo que era Colún, la cordillera de aquí de Chaihuín. Yo cuando recién entré aquí a Chaihuín, entre aquí a El Guindo (…) Había mucha gente trabajando en esos años ahí. Harta, era una faena muy grande, pero explotaban solamente la madera de alerce. Y después último estuve aquí en Colún acá. De ahí estuve nueve años, ahí me casé, estuve ahí, viví con mis chicos. Allá en la montaña se cortaba la madera, se elaboraba, y se transportaba con bueyes. Ahí primero cargábamos a pulso la madera. Después llegó una máquina, una cargadora. Con esa ya nos eliminaron...Vivíamos primero en una mediagua, después tuvimos una casa muy modesta parecida a esta. Después ya nos casamos y estuvimos nueve años en la cordillera. Pero antes de eso, yo trabajaba de cabro joven, de 16 años salí a trabajar a la cordillera. Ahí ya se arranchaba uno, en mediaguas por ahí, se acampaba. Después no po, después ya eran casitas. Es que eran puras empresas grandes, había harta gente, había harto movimiento de trabajo en ese tiempo, pero era difícil la vida si “.

Además de las faenas del alerce, una segunda actividad forestal experimentada hacia la ribera norte del río Chaihuín, fue la explotación maderera del fundo fiscal llamado Quitaluto, para dotar de energía a la usina Altos Hornos de Corral.

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“Allí se instaló un campamento con una población estable de 900 personas, donde se incluyeron una troncha para el desplazamiento de material, andariveles para la bajada de leña y carbón desde los cerros hasta los Altos Hornos, fuerza pública y otros servicios básicos. La explotación se extendió a los largo del período de existencia de la instalación industrial, entre 1910 y 1960. Esto significó la llegada de un enorme contingente de trabajadores, muchos de los cuales se instalaron o bien sus hijos, en las zonas urbanas y rurales de Corral”18. Este importante hito histórico, se hace presente en los relatos de muchos pescadores entrevistados, quienes llegaron a vivir junto a sus padres a las comunidades de Chaihuín y Huape, para insertarse en las faenas de explotación maderera del fundo Quitaluto. De la misma manera, muchos pescadores, parte de las comunidades mapuche asentada en la zona, también se incorporan a estas faenas de manera estacionaria. Al respecto, se indica lo siguiente:

Manuel Díaz Baeza, Huape, 2010

Heraldo Gonzáles Garay, Chaihuín, 2010

“En primer lugar yo quisiera contarle de cuando llegamos acá a la costa. Nosotros vinimos, mis padres vinieron del sur, de Chiloé. Entonces se vinieron por un trabajo que era muy famoso en la Compañía Altos Hornos en esos años, acá de Corral. Pero ellos se vinieron acá a Quitaluto, porque a mi papá le gustaba todo eso del maderero, entonces se vino a trabajar acá en un campo vecino, y como había mucha hechura de leña se vino a ese trabajo, pero parece que estuvo muy poco tiempo, y no le gusto mucho parece el trabajo, entonces se vino para acá para Chaihuín, pero a la parte de Cadillal, arriba como a diez kilómetros de Chaihuín. Ahí había un maderero, pero se trabajaba en poco volumen diría yo, pero la parte importante era que se podía criar, hacer siembra y crianza, entonces eso era la parte positiva. Porque a mi papá le gustaba la siembra, y había posibilidad de eso, no se le negaba que criaran, que sembrara. Pero igual había que ayudar por estar ahí al cuidado de los animales que había en el fundo Chaihuín.

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Entonces ahí estuvimos años trabajando, yo me acuerdo que íbamos a la cordillera, aunque yo era muy chico. Éramos cuatro hermanos nosotros, así que íbamos con mi papa, íbamos con bueyes. Teníamos que andar con bueyes para cargar trozos, o base que nosotros le llamamos, que eran un palo que se labraba, se entallaba al tamaño que se pudieran movilizar bien con la yunta de bueyes, y ahí había que recorrer varios kilómetros, once o doce kilómetros hacia arriba y ahí estuvimos varios años”.

Heraldo Gonzáles Garay,

“Los Altos Hornos andaba a puro leña, puro fuego. La leña la bajaban de Quitaluto, por ahí en todo eso trabajé yo, intruseando salí andar por ahí yo, con los bueyes. En Quitaluto estaba la leñera po’, los obreros de la leña estaban a este lado y era pura carreta mover la leña. Después llegó un trencito chiquitito. Imaginase como era Chile en esa época, era pobre po’, si no había nada, no había camiones todavía. No había máquina de estas que hacen caminos, no había nada de eso. No había motosierra, pura hacha, combo. Así que ahí esa fabrica se mantenía a pura leña y carbón. En Quitaluto había harta gente, como 600 obreros había ahí ese tiempo, harto trabajo. Corría plata, todos los pagos la gente con plata. Ahí en Corral no había pa’ onde, los que tenían cantina, adonde echar más plata, por esos días de dieciocho...uuuhh! Mire si en Quitaluto corrían unos andariveles, unos que van colgados arriba. En algunas partes tienen que haber todavía. Tienen unos capachos, como le decíamos, unos grandes así, cómo esta pieza, era un cuadrado grande, taponado con carbón. Y ese era un cable que estaba en la fábrica abajo, y acá en Quitaluto estaba el otro, pero arriba en el cerro. Y los capachos iban pegaos en el cable, y esa rueda estaba dando vuelta. Y entonces el cable lleno iba llegando a La Aguada y lo iban descargando, y el vacío iba llegando arriba y lo iban cargando. Eso era todo el día. Yo trabajé en la leña, yo iba con los bueyes para sacar de las quebradas con carreta, ahí trabajé yo. Y arrumar arriba donde pasaba el trencito. Trabajamos varios de acá. Harto trabajo había. ¡Uh! había tienda, había arriba de todo, pulpería…”.

José Mateo Railaf,

“Yo estaba trabajando para la Usina Altos Hornos, que era la Industria que había aquí en La Aguada. Pero aquí arriba si, no allá mismo. Porque todo lo que es alto, todo pertenecía a los Altos Hornos, y estos terrenos de aquí, también po. El Quitaluto se lo pasaron, todas esas partes, llegaban hasta el río aquí. Después lo parcelaron aquí, muchos años después. Es que había muchos problemas de terreno aquí. Nosotros éramos unos de los que no teníamos donde instalar casa, donde nos ganábamos, nos correteaban”.

Guillermo Gonzáles Garay,

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Al concluir las faenas de los Altos Hornos en 1958, muchos obreros y sus familias regresan a sus lugares de origen, mientras otros se trasladan a nuevos destinos laborales. Pero parte de las familias que llegaron a trabajar al fundo Quitaluto, territorio colindante al río Chaihuín, tomaron la decisión de quedarse, aprovechando las oportunidades que daba el sector para el desarrollo de la pesca artesanal, el acceso a los recursos del bosque, el río y la agricultura. Este hecho genera lo que indica Don Guillermo Gonzáles, ‘problemas de terreno’ por la falta de regulación en la tenencia de la tierra.

Chaihuín, 2010

Chaihuín, 2010

Esta situación de inestabilidad en la propiedad de la tierra, y la lenta incorporación de estas familias a las faenas de pesca artesanal y recolección de orilla se describe en el siguiente relato de Don Heraldo Gonzáles:

Heraldo Gonzáles Garay, Chaihuín, 2010

Chaihuín, 2009

“Y nos quedamos acá po, como quien dice, dando bote por lado y lado, porque no teníamos donde quedarnos, no teníamos tierra. Estuvimos años dentro del fundo, después volvimos, después estuvimos fuera. Pero buscando, mas bien dicho, buscando donde estar. Nosotros éramos cabros muy jóvenes todavía, entonces nadie nos enganchaba para trabajar, por ejemplo los pescadores que había acá no nos llamaban para trabajar en la mar. No podíamos salir y nadie nos invitaba, no nos sacaban, porque no éramos pescadores. Entonces fueron años difíciles, años muy mal porque teníamos que entrar a mariscar a las orillas y ese, ese marisco teníamos que llevarlo a Corral. En esos años acá en Chaihuín no era mucha la gente que había, había un mal camino, que no era más que una huellita no más por lo que la gente podía ir a caballo o a pie no mas, asé lleno de barro y de bosque. Y ahí estuvimos po. Años trabajando en eso, con mi mamá, éramos tres hermanos, dos hermanos y una mujer mi mama. Mis otros hermanos que eran mayores ya salieron a trabajar y había otro hermano que era muy enfermizo que salía, se resfriaba y no salía. Así que lo que sacábamos lo llevábamos a Corral a vender.

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Memorias de la Mar

“Y de ahí comprábamos algunas cositas de mercadería para poder subsistir, pero doy gracias porque había harto pescado y marisco, y era alimento. Fueron años muy duros. Nosotros éramos artos. Años tristes, porque no teníamos donde vivir. Después ya entramos a la pesca, después ya la gente nos invitaba a la pesca porque ya nos habíamos hecho algo pescador, entonces ya la gente nos invitaba porque ya teníamos mas fuerza para remar para la pesca, ya éramos más grandes, porque cuando llegamos acá, Heraldo Gonzáles yo tenía entre ocho o diez años, Garay, joven todavía”. Chaihuín, 2010

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Memorias de la mar

Finalmente, hacia el año 1959, el Fisco junto a Bienes Nacionales, toman la decisión de realizar un estudio de tierras, y poder regular las propiedades en la zona de Huape, Chaihuín, Cadillal Alto y Cadillal Bajo (comunidades la interior del río Chaihuín), lo que no se concreta en primera instancia, al ocurrir el gran terremoto de 1960 que paraliza el país. Posteriormente el proceso se resuelve hacia 1962, distribuyéndose en la zona de Cadillal Alto y Bajo, Chaihuín y Huape, una serie de parcelas ocupadas desde años por los habitantes de la costa, saneando las propiedades al reconocer las mejoras y la antigua ocupación. La situación social de las familias al concluir las faenas forestales, no sólo es difícil al no contar con la propiedad de la tierra muchas de ellas. Se suma a ello que tras el cierre de Los Altos Hornos y la disminución de la mano de obra en los campamentos forestales en la cordillera de la costa, sucede el terremoto de 1960, desastre natural que deja en el suelo toda la infraestructura material y el sistema económico de toda la provincia de Valdivia, cimentado en esta primera mitad del siglo XX.

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Memorias de la Mar

Memorias de la mar

4. LA PESCA ARTESANAL Y RECOLECCIÓN DE MARISCOS DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX.

La misma situación de aprendizaje del oficio en la mar experimentaron las familias que llegaron a trabajar a principios de siglo en las faenas madereras de Quitaluto y la cordillera de la costa, al respecto se indica:

La formación de comunidades estables en la costa, como se plantea anteriormente, hace que las estrategias de sobrevivencia de los grupos se adecuen al nuevo escenario natural y sus posibilidades. Además, los cambios en el sistema social y económico de la provincia, con el proceso de industrialización vivido a comienzos de siglo, genera la demanda de recursos del mar, haciendo que la extracción no se restrinja sólo a la sobrevivencia. Es así como Don Juan y Don Juvenal Antillanca nos relatan la incorporación de las actividades marinas a la vida de las primeras familias llegadas a Huiro: ”Después se vinieron a Punta Falsa, que le llaman, ahí se vino a vivir y crió sus hijos y ellos aprendieron a trabajar en la mar después po`. Porque eran vaqueanos19, para trabajar en la mar aprendieron después acá, porque en ese tiempo el negocio de mar estaba abundante. El erizo abundaba más, no como ahora que hay que juntar los erizos y empozarlos, y tener una cantidad y llevarlos al pueblo. Antes no po`, el día que querían ir al pueblo, con marea baja iban atracar su bote a la orilla de la mar y sacaban pa tierra, así que la vida no es como ahora. Ahí crió sus hijos, los que fueron hombres y se casaron y los hijos siguieron viviendo aquí, y así (…)”. “Bueno, mi papá trabajó aquí en el mar, pero es que la verdad de las cosas es que él llegó por crianza20 y después ingresó al mar. Digamos trabajaba en las dos cosas, digamos en tres cosas, porque el trabajaba en crianza y agricultura, y el llegó acá a trabajar en lo mismo, y el cambio que él tuvo fue trabajar en el mar nomás, eso fue algo nuevo para el porque allá en La Unión no tenía ese trabajo, lo ejerció acá”.

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Heraldo Gonzáles Garay, Chaihuín, 2010

Juan Antillanca Llancan, Huiro, 2010

19 Vaqueano, palabra referida al desarrollo de la actividad ganadera

Juvenal Antillanca,

“Bueno, nosotros estábamos buscando trabajo aquí trabajo, y trabajo es trabajo. Yo nací el 36, y mi familia llegó de Chiloé acá a trabajar a Quitaluto, y bueno, como digo, fueron años durísimos, durísimos, porque no teníamos casa, no teníamos bote, no teníamos de la pesca, no teníamos nada. Así que fue gracias a Dios ahí en Chaihuín, ahí donde hay unos sobrinos que viven ahora, ahí por medio de la Gobernación Marítima, nos entregaron un pedazo de tierra. Y ahí fuimos a hacer un rancho, una ruca, que le llamaba la gente, que es un fogón no más, una cosa humilde, porque éramos artos hermanos. Así que ahí estuvimos varios años, nos criamos ahí. Y de ahí, como le digo, cuando crecimos, ya nos sacaron a pescar. Salíamos a la pesca, pero nos hacía falta una embarcación, porque sin embarcación no era buena la cosa. Además que a nosotros ya conocíamos un poco el trabajo del mar y nos gustaba la manera de nosotros. Porque la gente a veces salía un rato y de ahí volvía, entonces no. Nosotros queríamos salir y sacar provecho de la pesca. Sacar algo de pescado, así que nos pusimos de acuerdo con mi hermano y nos hicimos un bote, mandamos a buscar un maestro y nos hicimos un bote. Y de ahí vino un año muy bueno, trabajamos la pesca a la voluntad de nosotros. Salíamos todos los días, días enteros. Pero muy sacrificado, porque el bote era a remo y a vela. Era duro, además que a nosotros no nos gustaba vender el producto que sacábamos acá, la sierra que era lo abundante en ese tiempo. Sino que nos íbamos a Valdivia, y nos íbamos a remo y un poco a vela todo un día”.

Huiro, 2010

18 Crianza, palabra referida al desarrollo de la actividad ganadera.

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Memorias de la Mar “Todos mis familiares por la parte Andrade, son de Osorno. También de la parte de Chiloé. De por ahí empezaron los Andrade, pero se quedaron en Osorno y de ahí partieron pa otros lados. Mi padre, él era de acá de La Unión, del campo igual. Por eso estamos acá, él fue obrero y vino a trabajar a la cordillera y de ahí trabajó en el Faro de Galera, fue responsable del Faro de Galera. Pero cuando ya quedó sin pega, se salió del Faro Galera y se vino más acá a vivir, a Piedra Redonda que le llaman. Y ahí compró ese terreno acá po, a otra familia que vivía antiguamente, y ahí se inició en la pesca mi papá. Tenía un montón de cabros, hijos, y a todos los andaba trayendo y al final fuimos todos pescadores. Ese año se usaban los botes a vela, las embarcaciones a vela, no había a motor. Y ahí se inicio en la pesca, y ahí después, cuando nosotros fuimos grandes seguimos lo mismo, en la pesca, trabajando en la pesca”.

Memorias de la mar

Juan de Dios Colipay Andrade,

Algunos de nuestros entrevistados, caracterizan sus inicios en la pesca artesanal de la siguiente manera:

Chaihuín, 2010

Manuel Díaz Baeza,

“Uno se guiaba por sus padres, porque ellos trabajaban en eso y ahí uno va trabajando con ellos. Y ahí aprendiendo a trabajar, a salir a la pesca. Los que podían, salían con sus padres y ahí empezaban trabajando. Porque señorita, nosotros antes, aquí nosotros éramos muy pobres algunos. No le voy a estar mintiendo que teníamos, no. Nosotros fuimos muy pobres en esta costa. Nosotros íbamos a vender mariscos a Corral también. En canasto, íbamos a vender a Corral, y de a pie. Nos juntábamos de a tres, cuatro chicos de una misma edad e íbamos pa’ Corral. Llovía, antes cuando llovía los esteros se llenaban harto, porque no estaba explotada la montaña. Entonces el agua era abundante. Entonces, nosotros en veces llegábamos al estero ahí del Huape y pasábamos por el lado de la playa, ahí había pasada. Teníamos que tomarnos de la mano pa’ que la mar no nos lleve. Porque cuando estaba mala la mar, entonces subía pa’arriba. Y ahí nosotros nos tomábamos de la mano, así, dos, tres que veníamos, y pasamos así, pal otro lado. Todo eso nosotros hicimos. De esa edad, de los 10 años pa arriba, uno ya era viajero pa’l pueblo para vender, y así trabajábamos acá nosotros”.

Leonidas Torres Garrido “Don Yony”,

“En la pura siembra, crianza. Así se trabajaba, igual agarrando algas en la playa, en esos años no se compraba la luga, nada de eso. El puro luche. Y trabajaba en eso, mariscando. En eso se ganaba la vida mi mamá, se la ganaba para mantenernos a nosotros. En esos años sacaba luche y hacía curanto, sacaba marisco y los limpiaba, e iba de caballo a venderlo a Corral. En esos años no había camino tampoco como ahora. Había una huella nomás pero solía pasar apenas el caballo. Así que era sacrificada la vida antes. En esos años no, era el puro caballo y el hombro nomás. Y cuando había harta mercadería, en puro bote a remo y si estaba buena la mar, se iba a vender pero hasta a Valdivia, o a vender a

Huape, 2010

Aprendiendo el oficio de pescador artesanal y la recolección de orilla. A lo largo del tiempo, la pesca y la recolección de orilla, han sido una actividad que se transmite en el marco de la vida cotidiana, y generalmente dentro del núcleo familiar. Es un conocimiento práctico, donde las generaciones menores se van integrando paulatinamente a las distintas etapas del desarrollo del oficio en la mar. Durante la primera mitad del siglo XX, este noble oficio fue aprendido desde muy temprana edad por los niños y niñas de la costa, en un mundo caracterizado por el aislamiento geográfico y el desarrollo de una vida austera basada en la realización de actividades de subsistencia. Si bien existía comercialización hacia los centros urbanos de Valdivia y Corral, la incorporación al mercado de los productos marinos siempre tuvo que enfrentar el monopolio por parte de intermediarios, y el costo agregado de trasladar los productos a través de largas distancias.

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Huape, 2010

Corral”.

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Memorias de la Mar

Memorias de la mar

Técnicas de extracción de productos del mar durante la primera mitad del siglo XX. “Por que yo he sido pescador y buzo. A pescar empecé cuando tenía once años. Yo tenía un año y medio cuando falleció mi papá, cuando quedé huérfano de padre. Así que el no me enseñó, mejor dicho. Todo lo aprendí de otros, de mis hermanos, de mi padrastro que vive todavía. Y como era la manera más fácil de ganarse la plata, o sea se ganaba más plata en eso que en otra cosa (…) Yo cuando empecé a salir a pescar eran embarcaciones de otras personas, me llevaban ellos nomás pa’ darme trabajo. Yo me mareaba las primeras veces y hasta que tenía 20 años, todavía me mareaba cuando salía a la mar! Y así mareado igual salía ir a pescar no más para ayudar. En esos años cuando empecé yo a trabajar se salía, uno salía a pata pelá pa’ fuera, no habían botas, ¡nada! Ni zapatos. Nadie usaba zapatos. No había esta cuestión de ropa impermeable tampoco, pa’ taparse un poco, nada de eso. Cuando se corría a la vela uno se mojaba completo, pero así había que aguantársela nomás”.

Leonidas Torres Garrido “Don Yony”,

“Se solía estar una semana en veces por allá por Huiro, y se acampaba con la misma vela del bote se hacía una carpa. Esas carpas que se ven ahora, no se conocía señorita. Eso nosotros no lo conocíamos, la pura vela del bote, y se hacía una carpa así. Y ahí uno estaba, cuando llovía ahí, no le pasaba ná. Y así solía estar uno por ahí. Habían locos a veces con jaivas… nosotros nos íbamos en esos botes a vela, como dice mi viejo, con mi mamá pa’bajo pa Huiro, y allá nos íbamos a ranchear e íbamos a agarrar luche porque ella hacía curanto de luche. Y hacíamos curanto de luche, y ella iba con esos cajones de luche a vender, ahí a venderlos a Valdivia, y después nos traía ropa, nos traía de todo a nosotros. Así nos criaron”.

Manuel Díaz,

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Huape, 2010

21 Voqui (Berberidopsis corallina) planta trepadora de follaje siempre verde, se desarrolla en la cordillera de la costa, desde la región del Maule a Los Lagos. Información disponible en http://www.chilebosque. cl/epiv/berberidopsis_ corallina.html 22 Ñocha: Hierba bromeliácea, cuyas hojas sirven para hacer sogas, canastos, sombreros, esteras y aventadores. Información disponible en http://www. rae.es

Huape, 2010

El desarrollo de la pesca artesanal en sus primeros tiempos se caracteriza por la gran creatividad y conocimiento sobre los elementos del medio natural que permitieron a los pescadores elaborar certeros artefactos para poder extraer los recursos bajo la mar. La ausencia de materiales plásticos como el nylon transparente, que hoy es la base de lienzas y redes, es una tecnología absolutamente ausente, y en su lugar era masivamente utilizado la pita sisal, elaborada en base a algodón, y en momentos de escasez, el voqui21 o la ñocha22, materiales nobles claves para la elaboración de tecnología. Otra condición característica de esta época, es que la pesca se realizaba sobre el mar, no existió sino hasta después de 1960, la presencia de trajes de buceo submarino en la costa sur. Sólo en la caleta Amargos se desarrolló el buceo con escafandra, lo que puede asociarse a la cercanía de la caleta con la capital portuaria de la provincia en este período, Corral, donde la llegada de las “vanguardias de la época” tocaba tierra, y desde allí se distribuían. A continuación presentamos una descripción de las principales técnicas de captura de recursos marinos utilizadas:

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José Mateo Railaf,

1. Lienza con pita sisal

Chaihuín, 2010

La pesca de sierra y corvina se realizó con espineles y lienzas confeccionadas con pita sisal, un hilo fabricado de algodón, que hasta el día de hoy es utilizado en embalaje, principalmente. El uso de la lienza, además, fue mas frecuente en la temporada de invierno, cuando las condiciones climáticas para calar una red eran más peligrosas.

Juvenal Antillanca, Huiro, 2010

A continuación, nuestros entrevistados describen la puesta en marcha de las faenas de pesca con esta técnica: “La sierra, el jurel en esos años, la corvina, el congrio, en todo eso trabajábamos. En esos años la sierra no picaba como pica ahora que una la pesca por aquí a la orillita de la costa. Había que salir afuera, al sur a pescar. Había que navegar, en esos años había puro bote a vela y a remo, nada de motor. Así que había que navegar pa’fuera pa’ donde estaban las sierras, tres, cuatro horas se navegaba, corriendo a la vela a veces cuando había viento y cuando no, a remo. Y de ahí, hacíamos pesca y después teníamos que volver pa tierra y a pura lienza. Y en esos años, no había de esta lienza de nylon que hay ahora. Había una lienza como de pita nomás, una blanca que hay. Y con eso se pescaba la sierra”. “Se hace un plomo, se arregla un plomo con un tubo con algo de cobre que brille, y se le ponía un anzuelo grande. Y ese era el único material que se necesitaba para pescar sierra. En esos años no existían las redes, nada po. O sí había redes, la hacíamos nosotros mismo, la hacíamos para pescar corvina acá a la orilla. Pero para la sierra por lo menos, pa’ el congrio había que usar esos materiales, la lienza y el plomo. Nosotros en esos años trabajábamos en los botes que nos hacían hasta 500 sierras, botes a remo. Eso cuando había harto pescado, en tres horas se llenaba, el bote mas o menos. Porque siempre salíamos de a tres, de a cuatro pescadores en una embarcación. Así que no se demoraba tanta pa’ llenar la embarcación”.

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“Antes todo era de pura pita. Pita no ma’ po, de algodón, unas que había como lienza, esa era la lienza que se usaba antes, pescábamos nosotros con unos rollos de lienza así, de una pita gruesa. Esas eran las lienzas, y ahí iba el anzuelo. Con los espineles, lo mismo. Y todo lo hacíamos nosotros”. “Mi papá tenía todos esos materiales, entonces el trabajo de nosotros era ese po`, digamos, trabajar con él y aprender a usar los materiales de niños. Porque digamos que él trabajaba por temporadas, por lo menos en invierno se trabajaba con poca red, en el verano se trabajaba con mas red digamos. Se trabajaba con más red que con lienza por la orilla, y en invierno se trabajaba casi permanente con pura lienza”.

2. El Jaibero Leonidas Torres Garrido “Don Yony”,

Una segunda herramienta utilizada para a extracción de loco y jaiba es una trampa submarina mas conocida como Jaibero. Esta herramienta consistía en una armazón de base circular, cubierta por un tejido de de alambres o voqui, que se introducía al fondo marino junto a un peso denominado “potala” y la correspondiente carnada. Está técnica de extracción fue ampliamente utilizada por todos los pescadores de la costa, desde Amargos hasta Huiro.

Huape, 2010

Heraldo Gonzáles Garay, Chaihuín, 2010

“Sacábamos el loco con jaibero, unas cosas redondas de alambre, o voqui, si no pillábamos alambre, y con eso se hacía un tejido con cáñamo, que le llamábamos nosotros a una pita que se vendía, y cuando no, con ñocha. Y eso calábamos. Sacábamos un poco de jaiba, echábamos una o dos al jaibero y la dejábamos calada, de un día para otro. Calábamos en la tarde, y al otro día temprano nos levantábamos a retirarla. Es una trampa que le llamábamos jaibero, y picaba jaiba y loco, porque el loco llega a comer ahí. Y así de un día para otro, hasta que juntábamos. A veces calábamos de doscientos, cien, hasta que hacíamos la carga que nos conviniera ir a Valdivia. Y partíamos a Valdivia”.

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Memorias de la Mar

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3. Redes Corvineras y Troliguanes “Las trampas van a unos diez, doce metros, hasta quince se ponían y con un peso se dejaba caer. Le llamábamos “Potala”, que es una piedrecita alargada, se amarraba y para arriba se hacía una huellita. Se hacía una huellita de madera, con un trocito de madera la amarrábamos y le hacíamos un agujero. Siempre era conveniente aujeriarla y amarrarla, porque si uno la amarraba atravesada, hacía mucha fuerza con la corriente con el mar, entonces para eso se hacía. Y así, íbamos juntando nuestro marisco, como le decía, loco, hasta hacer una carga y partíamos para Valdivia”.

Una tercera herramienta significativa en la captura de especies marinas, sobre todo pescado, es la red. En los primeros tiempos de la pesca en al costa se utilizaban de dos tamaños, el troliguan, red de calado pequeño, utilizado para pescados menores, y redes de calado mas grandes, orientadas a la captura de corvina y sierra. Al respecto se indica:

Heraldo Gonzáles Garay, Chaihuín, 2010

“Uno tenía redes robaleras, Troliguanes, como le decíamos, y ahí entraba todo po`: el negro, el rollizo, entraba de todo pescado. El troliguan es el que recoge todo el pescado menor. Y está la otra red, que es la red corvinera donde ahí entra pura corvina. La red por ejemplo y la lienza, eso fue lo primero, aprender a trabajar con la lienza, y después la red. La red lo hacíamos nosotros mismos. Mi padre tejía redes, él mismo lo hacía y yo también sé hacer redes, y hasta hoy en día trabajo en eso”.

“Nuestros caladeros son las partes donde esta mas abundante. Por ejemplo acá la parte de Huiro, aquí en la punta Chaihuín, ahí estaba el loco, que era el producto que mas se compraba. Y de ahí hacia dentro del Huiro, ahí donde hay roca, ahí crece bien el producto, siempre crece mas, porque es mas abundante de comida. Así que ahí sacábamos”. “En mis tiempos por ejemplo, antes del 60, el loco era de arto, había abundancia, pero abundancia, y se pagaba malísimo, malísimo! Y nosotros trabajábamos en el loco con un jaibero que hacíamos nosotros, de varilla del monte, porque era escaso el fierro igual. Y juntábamos pita y ñocha, y con un cordel de la misma ñocha que lo hacíamos nosotros, todo eso lo hacíamos. Y después nos íbamos pa dentro de la mar, 5-6 metros, y una guía así para arriba, y ahí el cordel y arriba una boya. Y lo largábamos pa bajo, con una potalita de piedra pa que se vaya pa bajo, y con unas jaibas muertas pa que pique. Se mata la jaiba, se le hacía unos hoyitos y ahí se pasaba la pita y se amarraba, una abajo y otra encima. Y uno lo dejaba unas tres horas, y ahí picaba. Teníamos de a 30 jaiberos, 40 algunos. Así que con una cala’ cargábamos el bote, y a Valdivia se ha dicho! Ya después cuando llegaron los buzos, ahí ya no quedó nada, se terminó todo”.

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José Mateo Railaf,

Juvenal Antillanca,

Chaihuín, 2010

Huiro, 2010

Pita sisal, hilo de algodón con el cual se tejían redes de pesca.

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“…los materiales han cambiado bastante, por ejemplo, yo le hablaba de los troliguanes, esos antes se hacían con pita23 y ahora no po`. Ahora todo se hace con polietileno, un material mejor y más firme. Ahora hay un material más firme que es un nylon, que es mejor a los materiales que había antes, por lo menos las redes corvineras ya no se trabaja con pita, sino se trabaja con puro nylon”.

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Memorias de la Mar

Memorias de la mar

Comercialización: Valdivia, Colún Alto y Quitaluto.

4. Lampazo para captura de erizo Herramienta orientada a la captura del erizo, construida con una vara larga de madera, a la cual se le integraba en uno de sus extremos una “chasca” construida por hilos de algodón obtenido de antiguos sacos de harina deshilachados, formando una especie de escoba, la cual se sumergía y se desplegaba en el fondo atrapando en sus cabellos a los puntiagudos erizos, tal como podría ser el efecto de un cadillo en la ropa de algodón.

El canal comercial establecido por los habitantes de la costa para sus productos marinos fueron tres puntos: la ciudad de Valdivia, el puerto de Corral, y los campamentos madereros de la cordillera de la costa. Es así como en los momentos en que el duro trabajo en la mar permitía una buena captura, con botes a remo y vela se navega hasta Valdivia, ubicándose en lo que actualmente es la feria fluvial, para vender sus productos. Tal como nos cuentan los siguientes entrevistados:

Sobre esta técnica, nuestros entrevistados nos indican: “Pero la abundancia en esa Punta Galera era enorme, no había por donde poner otro erizo, estaba lleno, que los botes cargaban dos o tres veces en el día!. Diez mil erizos, quince mil erizos se sacaban en ese tiempo. Esos años era a pura vara po, así era como sacábamos nosotros, antes que lleguen los buzos po’. Era una vara larga. Uno quedaba aquí en el canto del bote y pa entro, pero rápido. Tenía que estar calmita la mar si po, que el bote no se moviera y nosotros ahí con el lampazo. Ese lo hacíamos nosotros, con esos sacos antiguos donde venía harina, le sacábamos las mechas, y esas iban con el lampazo largo, al final. Y es chasca se movían abajo, y empezaba a soltarse el erizo y se iba pegando en la chasca esa “.

José Mateo Railaf,

“Antes se ponían una vara larga, y una pita, harta pita y se hacia así como a una trenza grande, como un pelotón, que es como así tan ancho y una vara arriba, y entonces ese cuestión lo corría por las paredes de las piedras y se juntaban los erizos, y se iba revolviendo y eso hacia una penca grande de erizos y ahí esa se subía pa` arriba y se echaba al bote, esas eran las maneras de pescar el erizo”.

Juan Antillanca,

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Chaihuín, 2010

Leonidas Torres Garrido, “Don Yony”, Huape, 2010

Huiro, 2010

“Y aquí no se compraba el pescado en esos años, había que ir a vender a Valdivia. Así que todo ese trayecto teníamos que hacer, salir en la mañana, a las cinco de la mañana pa’fuera, a la mar. Y ahí cuando sacábamos pescado nosotros, y no andaban, porque solían andan compradores en lancha por acá también recibiendo el pescado, entonces cuando no andaban ellos nosotros teníamos que ir directo a Valdivia a vender el pescado y bogar pa’ arriba no má por que no había otros medios como para poder llegar a la costanera arriba para ir a vender. A puro remo. Y a vela a veces, depende si había viento, se aprovechaba, cuando había viento a favor po, porque viento en contra tampoco se podía correr. A veces, toda la noche remando pa’arriba pa’donde se vendía. Y así, había oportunidades en que se vendía bien y había otras oportunidades que había que regalar el pescado porque había demás y el precio bajaba… Ahí se hacían las ventas como le digo, en la feria fluvial, ahí llegaban compradores antes, se compraba por cantidad. Pa’ llevar pa’ otros lados y vender ahí en el pueblo igual. Ellos compraban ‘por mayor’ le llamábamos nosotros en esos años, y ellos revendían al pueblo. Eran empresas, o sea eran compradores, personas que tenían plata nomás. En esos años me acuerdo de don Antonio Belliazzi, el otro era don Guillermo Koff, esos eran los compradores los que había ahí, los que mandaban con todo el negocio ahí. Y así había varios más que eran más chicos, que compraban de a poco”.

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Memorias de la Mar

Memorias de la mar

“A Valdivia nos íbamos a remo. Cuatro o cinco horas a remo. Y llegábamos y entregábamos a los canasteros ahí. Pero a un precio malísimo, no ve que tanto pescador a remo. A dos pesos pagaban a veces, si llegábamos hasta con cinco mil locos, cinco mil locos le pusimos nosotros una vez a un bote grande nosotros. Es que ellos son los que mandan allá po, si uno le dice, no este precio es bajo, no nos hacían ni caso. Ellos nos decían: “bueno te pago esto, si acaso querís, si no, problema tuyo”. Y imagínese uno sin comer, de aquí mismo, y allá esperar todo el día otra vez, si acaso no nos compran. Pasaban las diez, once de la noche, ya nadie le compra. Se van todos y hay que quedar allá hasta el otro día, si acaso los vende, y si no los bota, y eso no se podía hacer. Esa era la pesca antes”.

José Mateo Railaf,

“Para vender la pesca íbamos para Valdivia. De aquí a Valdivia, y a remo! Si, en ese tiempo no había lanchas. Solo en Corral había como 3 lanchitas en esos años. Toda la gente lo hacia a remo nomás. Venían los de Niebla, de Amargos, San Carlos a pescar por estas costas y juntaban sus pescados y pa` Valdivia. Allá cada uno vendía sus pescados y hacia su negocio, compraba sus cositas y se venia igual a remo hasta aquí mismo. Se iba a remo y se volvía a remo. Si fue sacrificada la vida, porque si usted ve la distancia, cuanto tiene que remar usted en un bote, no es como andar en una lancha po`, son muchas horas, y a veces la corriente esta en contra, porque en el mar nunca falla la corriente, todo el tiempo corre por un lado y pal` otro lado así. Nos demorábamos unos tres días en hacer esa faena…”

Juan Antillanca Llascan,

“Mire, nosotros le entregábamos a compradores nomás. Se les entregaba al por mayor. Cuando estaba muy barato el pescado o el marisco, ahí se callejeaba como se dice, venderlo casa a casa. Pero eso para el pescador no era muy rentable, porque había que tener un día más para estar allá en Corral”.

Juvenal Antillanca,

Además de la venta en Valdivia y Corral, existió un segundo canal de venta de productos del mar: los campamentos forestales de Colún Alto y Quitaluto. La industria maderera desarrollada en la cordillera de la costa, como vimos en el apartado anterior, impulsó la formación de campamentos forestales donde llegaron numerosos obreros y sus familias en busca de oportunidades laborales. Este escenario permitió el intercambio de productos con las comunidades costeras, quienes visitaban los campamentos cargados de pescados ahumados, luche y mariscos, para comercializar o trocar con las familias asentadas en la cordillera. A continuación, Don Juvenal Antillanca nos relata su experiencia:

Chaihuín, 2010

“Mire, el ahumado se trabajaba mas acá. De a cincuenta sierras se ahumaba. La corvina igual se ahumaba, el robálo. Pero eso se le entregaba al pueblo un poco y también a las empresas que estaban trabajando acá, esos compraban la mayoría del pescado en el mes, las empresas estaban acá en Colun Alto que le decíamos nosotros, allí había una empresa donde habían mas de 1000 personas ahí, entonces ahí compraban de todo. Era una maderera que trabajaba el alerce en esos años ahí …”

Huiro, 2010

Huiro, 2010

Juvenal Antillanca, Huiro, 2010

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“El trabajo de ir a vender pa’ Colun Alto se hacia a caballo, o de repente también en vehículo, cuando nos llevaban los camiones que trabajaban ahí, porque esa maderera trabajaba con todo. Ahí en esa empresa los trabajadores tenían sus casas arriba con toda su familia, entonces ellos compraban o nos cambiaban por víveres, todo eso hacían. Era como un pueblo, porque había poblaciones grandes ahí. Entonces eso, se iba a vender o uno iba a cambiar, trueque, pero uno le decía cambiar. Porque muchas veces la gente no tenia plata y le daba a uno que se yo, azúcar, harina, lo que podía entonces uno iba a todo eso (…) la empresa se llamaba RALCO. Yo tenía 12 años cuando eso sucedió. Íbamos acompañando a mi papá. Bueno, una vez me tocaba a mí, otras veces le tocaba a mis otros hermanos, pero en el fondo todos nos movíamos”.

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Memorias de la Mar

Memorias de la mar

La demanda de productos del mar desde los centros poblados y los campamentos forestales, impulsó durante la primera mitad del siglo XX la extracción y comercialización de productos pesqueros, así como determinó en las comunidades locales y entre generaciones un cambio en la forma de vida, donde el contacto con otras personas, la llegada de mayores artículos de consumo y la posibilidad de nuevas formas de intercambio, instalan nuevas maneras de llevar la vida en las comunidades costeras, que nuestros entrevistados grafican de la siguiente manera: “Si siempre trabaje con mi familia, hasta que me aparte de ellos cuando yo me case y forme mi propia familia, (…) en ese tiempo todo lo que trabajábamos, todo era pal` fondo familiar. Y lo otro era para vestirnos nosotros. Y ya después ahí vino el cambio para nosotros también. El cambio en los hermanos, en las hermanas, por ejemplo, en mi mamá. Porque primero éramos varios en la casa y a mi papá no le alcanzaba pa` tanto. Además que en esos años la gente no pensaba como ahora po`, porque ahora uno quiere tener mas cositas en su casa y en esos años no po`, se vivía nomás y mas encima se tomaba, claro si todo eso pasaba antes (…)Con la generación de nosotros los hermanos ya hubo un cambio entre familias. Tener mas ilusiones, porque uno cuando digamos, nosotros ya comenzamos a vestirnos, a poner el zapato como le dijera, bonito bien vestido, fué un cambio. Porque como le digo, nosotros nos criamos en la cocina fogón, de a pata, después ya no usamos eso. Y los hermanos menores, ellos ya no supieron de eso, ellos ya fueron como más acomodados como se dice. Fué un cambio tremendo, grande porque nosotros también clamamos tener la casa, no vivir en la cocina fogón. Hicimos casa porque en esos años estaba el alerce libre po`, todos podían sacar alerces, si hicimos la casa de puro alerce, de puro alerce. Y fué un tremendo cambio, donde ya todos clamaron lo mismo, y la juventud después, ya todos clamaban tener una casa digna, no pasar tanto frío, ni pasar hambre, mas que nada por los hermanos menores…”

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Juvenal Antillanca, Huiro, 2010

“La gente antigua era distinta, ellos como que no querían tener muchas cosas, eran felices en su ruca no mas, esas eran unas casas, las casas de antes de acá, que eran un puro fogón señorita. Y sabe que yo no sé porque, teniendo animales, haciendo siembra, muchas veces faltaban las cosas, no se pasaba bien. Ya después uno se independizó, al menos yo me fui jovencito de mi casa y me metí en la pesca, y fue un cambio de vida, Elías ya uno quería tener sus cositas, Maripane, estar mejor.” Chaihuín, 2010 Este cambio en la subjetividad de las personas, que se relaciona con la manera en que una generación integra nuevas necesidades y nuevas valoraciones de un modo de vida en relación a otro, es quizás uno de los impactos más sustantivos de la llegada del mercado y la industrialización desde los centros urbanos de la provincia hacia as comunidades costeras. Las actividades productivas comienzan a tomar un giro, donde no sólo se orientan a la sobrevivencia y la adaptación al medio natural, sino que también permiten acceder a un nuevo sistema sociocultural de mercado que trae consigo nuevas y mayores necesidades.

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El Buzo Escafandra en la bahía de Corral y Amargos. Un último hito reconocido en este primer período del siglo XX por los entrevistados en la zona costera, es el desarrollo del buceo de escafandra en la caleta Amargos y a bahía de Corral, únicos lugares donde se desarrollo esta técnica submarina caracterizada por sus impresionantes y pesados trajes.

Juan Antillanca Llascan, Huiro, 2010

Sobre el avistamiento de estos avezados buzos y el desarrollo de sus faenas, los pescadores más antiguos de las comunidades de Huiro y Huape nos relatan:

“Después llegaron unas maquinas escafandras que le decían, donde andaba un buzo andando que se ponía unos zapatos que pesaban como 10 kilos, y un cinturón, y un sombrero así de fierro pa` afirmarse abajo en el agua. Pero a este le rendía el trabajo nada mas que cuando estaba el erizo en las paredes, entonces ellos todo lo que alcanzaban lo sacaban, y el erizo de abajo lo iban pisando y muchas veces quebrando, porque ellos no se podían doblar tanto con ese traje, no era tan fácil. No como el que llegó después, el buzo rana, que nadaba por los campos, por los faldeos, esa fué máquina buena”.

“Yo fuí tele, telegrafista que le llaman, el responsable del buzo. El tele que tiene que ir a tiempo con la manguera de aire al buzo, y el cabo guía. Ese lleva un quiñe abajo, y si el buzo toca 2 veces, hay que tirarlo para arriba. Si toca uno, hay que quitar el quiñe. Si toca rápido, 3, 4 toques: peligro. Hay que subirlo altiro! Y lento, no a full, pero claro si uno ve el tiburón que viene, hay que tirarlo rápido, jajaja! Pero el buzo puede morir, puede reventar, mucha velocidad para arriba. Tiene que venir descansando. Todo tiene su técnica porque es un trabajo peligroso ese”.

José Mateo Railaf,

La reflexión sobre la disminución de recursos tras el cambio de tecnología ocurrido con la llegada del buzo rana, propuesta por los actores con mayor experiencia, así como los cambios vividos en el sistema económico que amplían la demanda de recursos del mar, y por ende su mayor extracción, marcan el fin de una primera etapa en la historia de la pesca artesanal.

“Cuando llegaron los buzos, los modernos estos, ahí se terminó todo. Antes habían buzo, pero de escafandra. Yo vi esos escafandras, eran buzos pesados, esos llevaban diez kilos en cada pie en plomo. Y aquí una casco atornillado, en la cabeza. Los trajes no eran como estos modernos que tienen los chicos por ahí. Era como una lona, una cosa así como una carpa, dicen que podían dormir abajo, no fallando el aire ¡calentitos! Esos se veían en Amargos, todos esos viejos eran de ahí y de Corral, pero no hay ni uno ahora, ellos tenían de esos. Pero ya después, cuando llegó el buzo moderno fue distinto. Ese seguía un erizo de allá pa’ acá, pa’ allá, pegaba el hualetazo y pa’ dentro. Otro por allá y pa´ entro. Imagínese! No quedó ni uno. Se terminó todo”.

José Mateo Railaf,

Con el terremoto del 60, las políticas de reconstrucción y la implementación de nuevas tecnologías (hombre rana y motor lister) que se difunden desde la caleta Amargos hacia las demás comunidades de la costa, la pesca artesanal experimentará profundos cambios que serán presentados en el capítulo siguiente.

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Chaihuín, 2010

Chaihuín, 2010

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CAPITULO II (1960-1978) EXPERIENCIAS COOPERATIVAS Y LA PESCA ARTESANAL EN LAS COMUNIDADES COSTERAS.

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El segundo capitulo sobre las memorias en torno a las actividades marinas desarrolladas en la costa de Corral abarca el periodo que comprende las décadas que van entre 1960 y 1978. Los sucesos locales que analizaremos se enmarcan dentro del espacio de tiempo comprendido desde la catástrofe del terremoto/maremoto que afectó a la costa de Corral, hasta la liberalización de la economía chilena durante la segunda mitad de la década del 70`. Uno de los hitos de memoria más representativos de este periodo es la historia de la cooperativa de pescadores de Valdivia (COOPESVAL). Organización social con fines productivos, sociales y educacionales, que tiene su origen en la caleta de Amargos, y que experimenta su mejor momento económico y organizacional hasta finales de la década del 60`, pero que en el devenir del tiempo va desmembrándose poco a poco hasta finalizar cerca de 1978` llegando a convertirse en un ejemplo productivo de la pesca de Chile. Unido a esto, como uno de los principales hechos a tratar en el presente apartado es la incorporación de nuevas tecnologías al mundo de la pesca artesanal y los cambios en los patrones productivos, extractivos, y de organización del trabajo en el principal núcleo de la pesca: la embarcación y su tripulación.

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1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y DE CONTEXTO SOBRE LA DÉCADA DEL 60’ EN CHILE. La década de los 50 finaliza con una sociedad mundial inquieta de cambios sociales y de acontecimientos tanto en la esfera internacional como nacional. Para contextualizar que estaba sucediendo expondremos algunos hitos relevantes: En la mitad del siglo XX nos encontramos con un escenario internacional de pos guerra muy politizado por la disputa del poder mundial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, conflicto denominado Guerra Fría, momento histórico en que se enfrentan la ideología capitalista contra un modelo de sociedad comunista. Esta sociedad politizada de mediados de los cincuenta repercute también en la iglesia católica. Esta institución históricamente conservadora, manifiesta desde sus cúpulas de poder la influencia de los planteamientos críticos y de sentido que vive la sociedad de la época. Los cambios doctrinarios dentro de la iglesia se expresan en un marcado sentido de cambio social propio de la doctrina social de la iglesia, llegando a Chile misioneros católicos provenientes de varias partes del mundo dispuestos a trabajar por una sociedad mas justa.

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Mientras tanto en Chile, asume la presidencia en 1958 Jorge Alessandri Rodríguez, candidato independiente y políticamente conservador, al cual, se le reconoce como un hombre ligado al ámbito empresarial. De acuerdo a Hernández (2011), Alessandri plantea la visión de un Estado que deba estimular la inversión extranjera y apoyar el aumento de la producción nacional. Esto último mediante el ordenamiento racional y eficiente de la Administración Pública, y de la economía nacional. Define su gestión como apolítica y técnica, es mas, ideológicamente su proyecto implica legitimar una acción política de especialistas. En 1959 Triunfa la Revolución Cubana donde el pueblo armado derrota la dictadura existente. La isla se transforma en un bastión del comunismo y desde su experiencia muestra al mundo una opción política, ideológica y societal diferente y posible. En Estados Unidos en 1960 asume John F. Kennedy (JFK), quien anuncia medidas para frenar la expansión comunista hacia Latinoamérica. Esta serie de medidas se sistematizan en un programa llamado “La alianza para el progreso”, la cual ofrece a los países latinoamericanos ayuda económica y logística a cambio que sus políticas públicas se orienten ideológicamente hacia el “desarrollo” en “democracia”. Varios países latinoamericanos entre ellos Chile firman este pacto.

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Una de las aristas de este programa en el ámbito de las políticas públicas estadounidenses, es proponer la modernización del sector agrícola, y para esto se inicia la denominada “Reforma Agraria”. A nivel nacional la clase alta y el gobierno miran con recelo su aplicación en Chile, el presidente Alessandri Rodríguez “terminaría aceptando la presión estadounidense, llevando a cabo una tímida reforma agraria, la cual sería conocida como la “Reforma de Macetero”24, considerando estas medidas como necesarias para aumentar la producción del agro, comenzando la aplicación de políticas agrarias a través de programas regionales de asistencia técnica encargadas a Corfo y su comité ejecutivo agrícola. Mientras tanto, las características del campo chileno en el gobierno de Alessandri, estaban dadas por dinámicas productivas pre- industriales mas ligadas al sistema de latifundio, por lo tanto, la idea reformista se orienta a aumentar la producción distribuyendo las tierras no trabajadas entre los campesinos sin tierras. El Estado y algunos sectores de la iglesia católica apoyan la figura de la cooperativa para impulsar algunas experiencias asociativas de producción en el campo. Estas y otras políticas económicas buscan impulsar la producción industrial de los recursos más generosos incluyendo la minería, el agro y la actividad productiva proveniente del mar, esta última de incipiente desarrollo.

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La actividad productiva del mar en Chile. Antes de la década del 50` la situación general de la actividad pesquera en Chile es de carácter artesanal mayoritariamente. El Estado y los privados consideran a la actividad pesquera como una actividad económica incipiente, más no representativa del desarrollo industrial del momento, centralizado en la minería.

24 Gamonal, (s/f ) en 1960 Hernández, J. 2011, Memorias de un desastre. PP. 31, editorial Arte sonoro Austral Ediciones. Valdivia

Según el investigador del sector pesquero chileno, Julio Peña (1996), desde mediados del la década del 50 en adelante comienza el desarrollo de la pesca industrial, en especial en el norte del país. Predominando la pesca pelágica como el jurel, la anchoveta y la sardina, la idea es destinarla principalmente para la fabricación de harina de pescado. En términos jurídicos esta naciente industria pesquera se basa en el principio legal de ocupación histórica, el cual privilegia el permiso en el acceso a quienes extraen históricamente del mar. En 1956 la autoridad comienza a exigir permisos para la explotación pesquera industrial debido al creciente número de extracciones. Más tarde, a comienzos de la década del 60` comienzan a exigirse cuotas anuales máximas permitidas de pesca (CPP), las que según Peña (1996), más bien afectan de forma simbólica a los privados.

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Esta situación de la pesquería nacional es también la tónica de lo que sucede en la costa de la comuna de Corral, especialmente en las comunidades costeras de Amargos, San Carlos, Huape, Chaihuín y Huiro. Estas últimas tres con mayores niveles de aislamiento de los núcleos productivos de la época (Valdivia y Corral) , tras la ausencia de conectividad terrestre. Entrando en la década del 60 los pescadores de todas estas zonas realizan su trabajo manteniendo los modos y medios de producción que han aprendido de sus mayores, sin embargo, este sistema productivo no volverá a ser el mismo debido a las consecuencias de un hito que marcara para siempre a la costa de Corral.

“(…) estábamos almorzando en una partecita donde solíamos ir siempre, en un restaurante, era la hora de almuerzo...cuando derrepente se movió así po’. ¡Temblor! dijeron. Derrepente sentí yo que venía una cosa así buuum… claro, quedamos escuchando, llegó y empezaron las botellas ahí... y empezaron a caer abajo. Ya está, y no mermó, déle no mas y a cada rato más fuerte. La olla se dio vuelta, calló la estufa y José Mateo arrancamos. ¡El maremoto! dijeron, Railaf, Chaihuín, 2010 ¡temblor!, ¡temblor!”

2. EL TERREMOTO Y MAREMOTO DE 1960 El día Domingo 22 de Mayo de 1960 a las 14:55 p.m, el país se estremece por un terremoto que afecta desde la VII hasta la XI regiòn, y que tiene su epicentro en la zona que rodea a la ciudad de Valdivia. El movimiento alcanza una magnitud máxima de 9,5 grados Ricther, y tiene una duración de 10 minutos. Mas tarde toda esta catástrofe se verá teñida de más desgracia producto de un maremoto que afectará con mayor fuerza la costa de Corral25. Hagamos un breve paneo de lo sucedido ese día en la costa de Corral desde la memoria de quienes lo vivenciaron.

25 Para mas detalle visitar (http://www.rescate.com/ valdivia.html)

Ese Domingo Don José Mateo Railaf, pescador de Chaihuín, se encontraba entregando sierras en el puerto de Corral, cuando al medio día le sucede lo siguiente:

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La extensa duración del movimiento telúrico hizo que algunas personas alcancen a pensar en salvar sus pertenencias, como en el caso de Don José tMateo, alcanzar a salvar su embarcación. De esta manera lo recuerda: “(…) así que nos fuimos, arrancamos pa` los botes. Yo me aparté de mis socios, cortaron por allá del susto. Yo me fuí pal` bote y tuve que cruzar la calle ahí pa` bajo y en ese tiempo las calles no eran como ahora, de un tiro. Eran por planchas así de cemento, y se levantaban las puntas. Y yo saltando por ahí, pal` bote. Llegué al bote y me tiré pal` otro lado, pal` del frente de Corral Bajo, pa’ allá en el Cerro La Marina que le dicen. Ahí con el bote y ahí me gritaban los otros del cerro arriba: ¡arranca!, ¡arranca, que viene la mar! Ni un poco caso le hacía yo, no tengo miedo a la muerte. Y llegué al otro lado y amarré el bote. Y ahí pensé yo, dije “voy a salvar el bote”. Ahí me gritaron de arriba los amigos que tenía: ¡sale!, ¡arranca!, me dijeron. Y yo me había devuelto del cerro a buscar mi manta que estaba en el bote, para abrigarme en la noche. Pensaba así po’. ¡Vuélvete! -me dijeron- ¡la mar te va a pillar! Y volví po’, y alcancé a saltar así en un arbolito, me pesqué en un ganchito y ahí quedé. Paso por aquí el agua, me tenía como pañuelo ahí. Suerte que si me pilla mas abajo me lleva. Se llevó el bote, se llevó todo. Después vino la hinchada y se llevó Corral enterito, el pueblo enterito, las tiendas con las ventanas abiertas, los gallos cantando en sus gallineros, los chanchos nadaban abajo donde estábamos, los chanchos gordos. Ahí llegó mi socio, le dije tiremos uno pa arriba por si acaso. Porque la gente va a quedar sin comer, algo que coma. Que, vino la ola mas grande y se lo llevó todo, no quedó ni huella…”

La inmensidad del relato de Don José Mateo permite colocarnos como observadores de la magnitud de la tragedia en Corral, sin duda, uno de los lugares más afectados por el maremoto. En ese mismo instante en la caleta contigua de Amargos, don Armando Espinoza se encuentra arreglando su vivienda, cuando derrepente…

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Armando Espinoza, Amargos, 2010

José Mateo Railaf, Chaihuín, 2010

“(…) estaba pintando mi cocina cuando empezó a temblar, mi señora que estaba ahí de 8 meses con la tremenda guata se abrazó con la niñita que estaba en ese tiempo, que tenía unos 6 ó 8 años. El agua en la bahía parecía que hervía, ¡como la de la olla! El terremoto no hizo nada las casas quedaron tal cual, después fue lo terrible. De ahí salí a mirar a una puntilla de Amargos y ahí llegó un amigo más viejo que yo, nos quedamos mirando y vimos cómo la tierra se hundió como 2 metros. Ahí notamos que la tierra lentamente se iba sumergiendo y el mar lentamente iba subiendo, ¡pero estaba calmo!, no había maremoto en ese momento. Un bote que iba con leña naufragó cerquita y los vecinos se pusieron a acarrear leña. Derrepente mi amigo me dice “oye weón, mira cómo viene adentro, la oscuridad, parece que se viene un maremoto, vamos a tener que arrancar”, me dijo. Y se fué… yo le hice caso. En eso llegó una profesora que vivía cerca preguntando si iba a haber maremoto. Yo le respondo que me habían dicho que si y que me estaba arrancando… y arrancamos pa’ arriba! La profesora salvó casi todas sus cosas. Y yo no quise sacar nada más: le echamos llave a la casa, sacamos unas frazadas y abrigos viejos. Le avisamos a mi suegra pa’ que subiera al cerro también. En eso estábamos ya arriba del cerro cuando empezó a llegar la mar. Pasó re cerca, porque primero subimos 10 metros no más… Esa mar se llevó todas las casas que alcanzó a tocar, así que nos dio miedo y subimos más arriba y en eso pasó la segunda mar. Esa echó el hotel abajo, Tremendo estruendo ese! Era casi puro vidrio, cayeron los dos edificios. De ahí bajé a ver mi casa ¡y no había nada, ni una casa! Menos mal que no se murió nadie, los cerros nos salvaron, así que volvimos pa’ arriba. ¡Pero fue terrible! Nos quedamos sin nada, con ni una cosa…y la llave en el bolsillo… ahí uno pierde los sentidos. Un viejo alemán me preguntaba que cómo podíamos salvar un tremendo barco que quedó naufragado, y no teníamos cómo salvarnos a nosotros mismos, ahí la gente perdió un poco el sentido, queda neutro uno…”

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La población de Corral y Amargos se protegió arrancando a los cerros, sin embargo, la cercanía al mar de ambas localidades destruyó la mayor parte de las instalaciones existentes.

Juan de Dios Colipay,

El maremoto afectó fuertemente la bahía de Corral y también a las localidades costeras de más al sur. Veamos como vivió ese momento, Don Manuel Díaz Baeza en el sector de Huape. “¡Vino un tremendo ruido, y cómo se chicoteaban los palos! Los animales corrían, bramaban, todo, las gallinas, todo! Aquí la mar no subió. No, no alcanzó a subir los riscos allí. ¡Si la mar estaba mansa. Pa’ allá se metió toda pa’ Corral, nosotros de aquí veíamos la mar cuando entraba en el morro allá. Tremendo cerro pa’ dentro. Claro, aquí no hizo daño, este es mar abierto, pero en Corral hizo un daño tremendo del callejón pa’ adentro. Se fue la mar embolsadita pa’ adentro, no pilló donde pa’ desparramarse, y aquí tiene harto pa’ desparramarse. Nosotros pasamos el temblor ahí en la pampa, justo íbamos a ir a Corral ese día, y a Valdivia. Si la mar afuera no hizo nada, porque aquí se salvaron lanchas que andaban afuera. Si fue allá no más en Corral donde se metió la mar encallejonada pa’ dentro. Ahí fue el daño. Si afuera, aquí la mar no reventó. Si a la orilla venía la mar nomás enrollando pa’ tierra. Se recogía y volvía”.

En general, las comunidades costeras al sur de la bahía de Corral no fueron tan fuertemente impactadas, al encontrarse en el borde costero que mira hacia el mar abierto, mientras en la bahía de Corral la ola reventó. Al parecer en la localidad de Huape no debieron lamentar tantas consecuencias humanas y materiales producto de la catástrofe. Mientras que por la costa al sur, en la localidad de Chaihuín, Don Juan de Dios Colipay recuerda que momentos antes del maremoto se encontraba recogiendo erizos en la caleta.

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Chaihuín, 2010

Manuel Díaz Baeza, Chaihuín, 2010

“… Estábamos ahí donde teníamos los botes a la vela, abajo en la caleta. Acá en Chaihuín. Entonces, cuando el mar se recogió, en esas partes quedaron los erizos, quedaron así en pampa po’. Entonces como nadie sabía lo que iba a venir se fueron a mariscar po’, a sacar erizo, mi papá y dos hermanos más. Fueron pa’ adentro po’, así a pie no más, con un saco, estaban los erizos ahí po’ y empezaron a llenar sacos. Y yo con otro caballero también me fui po’, y nosotros con la finá mi Mami estábamos justo donde hay un alto, y nosotros vimos la mar que venía allá. Ella sabía po`, no ve que por su mamá, su papá, le habían conversado de eso, de esos maremotos, que la mar salía pa afuera. Nosotros vimos cuando venía de Corral pa allá, venía blanqueando metiéndose pa’ adentro. A esa hora yo fui a mariscar con otro caballero, y la fina’ mi Mamá se fué a la casa po`, no quedó nadie arriba, si estábamos nosotros no má, con la fina’ mi Mamá. Mi mamá se fue a la casa y yo bajé a mariscar, y como la casa estaba cerquita del alto, mi mamá volvió otra vez po`, a pararse al alto, cuando la mar venía llegando donde estábamos nosotros y nos empezó a gritar po`, y nosotros arrancamos pa arríba, y al finao de mi papá, como era más pesado ese, lo pilló la mar po’, claro. Los cabros se tiraron por un corte alto de piedras, se tiraron por un cordel donde teníamos amarrada la lancha abajo, por ahí se tiraron pa’ arriba como gatos y, yo corté pa’ otro lado. Si, yo me había pasado a embarcar en un bote, un bote que teníamos varado arriba, nunca iba a imaginar que la mar iba a salir tanto po’. Entonces, yo me salvé por otro caballero, que no me dejó po’, me decía “¡corre, corre, corre!”. Claro y venía atrasito de mí, empujándome que yo corra po`. Entonces yo me pasé a embarcar al bote y el corto pa’ otro lado. Y ya cuando ví que la mar llegó al bote, que ya la mar venía aquí, yo me tiré abajo del bote y arranqué pa’ otro cerro, me subí arriba de un cerrito. Claro, y yo ví cuando la mar se pescó a mi papá, y lo fue a dejar arriba de una mata de chupón que había arriba en un pedazo de pampa, ahí lo dejó sentado!

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Por ultimo, la comunidad de Chaihuín sufrió la mayor destrucción de casas y bienes materiales en comparación al resto de las comunidades ubicadas en la costa debido a la subida del río Chaihuín y la cercanía de algunas viviendas a las zonas ribereñas.

Una vez pasado el desastre, el Puerto de Corral quedó paralizado y las condiciones de aislamiento de las comunidades costeras se extrema. La búsqueda de víveres en los pocos almacenes del pueblo, el reciclaje de los restos de materiales y alimentos distribuidos por la marea en el borde costero fue una estrategia de sobrevivencia en el tiempo de crisis. De esto nos relata Don Juan de Dios: “No había comercio, Corral quedó pelado. Todo quedo así por harto tiempo. Había un almacén que quedo en Corral, claro que estaba en los altos. En Amargos también quedaron almacenes, pero esos vendían de a poquito, de un cuarto, que le llamaban por familia. Y después empezó a varar la harina por estas costas po`, claro, varaban quintales de harina y nosotros de eso recogíamos, no ve que había un barco varado cerca de Corral con quintales y quintales que iban a los almacenes que habían en Corral. Esos quintales estaban tanto mojados no ma`, y adentro estaba sequito, nosotros llevamos quintales y estaban sequitos, sequitos, sequitos adentro, nosotros los vaciamos adentro de un tambor, y ahí vaciábamos la harina seca y lo dejábamos al lado de la cocina. ¡Y ahí teníamos pa comer, claro! Después de los años se normalizó un poco, pasaron varios años eso si...”

Juan de Dios Colipay, Chaihuín, 2010

Si bien el mar es la causante de mayor desastre natural y económico de la época, es este mismo recurso el que les brindara a las comunidades costeras la posibilidad de reconstruir su vida y la de sus familias, insertándose en el desarrollo de oficios ligados a la pesca artesanal.

Si bien los impactos en la zona costera son menores, las pérdidas para los pescadores artesanales, si son relevantes, pues sus embarcaciones y artes de pesca fueron afectadas por la marejada, al respecto don Juan Antillanca recuerda: “(…) En esa estábamos cuando sentimos el ruido del mar, parecía que se venía haciendo pedazos el mundo, había un tremendo ruido que traía, nos fijamos para allá y el mar se venia sacando el monte por la orilla, tremenda correntá, ¡en esa hora me acordé de mi bote!, todos recordamos el bote, pero cuando llegamos mi bote andaba allá afuera con su vela y ahí asomo con la barba adentro en una punta de piedra que hay, como cien metros mas adentro, pero quien me iba a prestar bote pa` salvar mi bote po`.”

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El fenómeno del maremoto y terremoto ha dejado un territorio costero en ruinas. La catástrofe rompe la normalidad de las dinámicas productivas generales y en particular de la pesca. En este sector económico se malogra la vida de numerosos pescadores que se encontraban en sus embarcaciones por la faena de ese día, y se destruye el puerto de Corral, importante mercado consumidor.

Juan Antillanca Llancan, Huiro, 2010

Para promover esto el gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez decide impulsar la actividad económica en la zona a través de una naciente cooperativa de pescadores. Esta estrategia de desarrollo es una práctica utilizada por el gobierno de la época para aumentar los niveles de producción en el agro y en la pesca. En el sector del campo chileno la figura asociativa cooperativista se perfiló como una herramienta de trabajo adecuada a los procesos de cambios que nacen de la reforma agraria; y en el sector pesquero permitió insertar tecnología a sectores pesqueros apartados. La destrucción de la zona costera producto del maremoto reveló al gobierno un territorio apto para ser incluido con más fuerza en la economía del país. De esta forma se decide invertir con créditos y subsidios en una política de reconstrucción de la zona afectada.

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3. COOPERATIVA DE PESCADORES DE VALDIVIA, COOPESVAL (1960-1978 app.) “La Cooperativa tiene un principio Ivo Brasseur, Valdivia, 2010 totalmente contrario al capitalismo. El capitalismo es una acción un voto. La Cooperativa es un hombre, un voto. Lo que cambia totalmente el asunto. El sentido cambia.” Los inicios de Coopesval Meses antes del gran terremoto de 1960 comenzaba a erigirse la Cooperativa de Pescadores de Valdivia (Coopesval), específicamente en la caleta de Amargos. Esta idea productiva se articula desde el trabajo compartido entre el recientemente formado Sindicato de Pescadores de Amargos, y un grupo de voluntarios belgas ligados a la iglesia católica, equipo formado por dos sacerdotes, donde se encontraban Ivo Brasseur y Alejandro Deschamps, y un asesor técnico agrícola, llamado Alain Burtomboy. El primer presidente del sindicato de Amargos, Don Armando Espinoza recuerda así el momento:

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“El padre Alejandro fue el párroco de Corral. En ese tiempo, antes del maremoto, yo fuí elegido presidente del sindicato de pescadores de Amargos. Entonces el terremoto y maremoto me pilló siendo presidente del sindicato. Y antes de que fuera el maremoto, el padre Alejandro había hablado conmigo “Armando-me dijovamos a armar una cooperativa de pescadores”. Él era belga. Y yo le dije: “Padre, se podrá?”. “Mira- me dijo- aunque sea con 12 personas lo vamos a formar”. Yo le dije que no tenía ni un conocimiento, él me dijo que no me preocupara, que ellos se iban a encargar. Y en eso estábamos cuando llegó el terremoto y maremoto. Entonces para que la congregación pudiera darles ayuda a los pescadores, hubo que formar la cooperativa. Así que la formamos, Armando habíamos hartos, más de 200 socios Espinoza, Amargos, 2010 se juntaron…”

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Como vemos el germen de la cooperativa ya existía antes del terremoto, sin embargo, este acontecimiento de la naturaleza reforzó los acuerdos previos e impulsó a esta organización como polo productivo de la zona. Uno de los sacerdotes belgas, recuerda así la situación: “Los pescadores lo perdieron todo. No quedaba nada para pescar. Los pescadores perdieron todos sus botes y enseres, hubo algunos muertos incluso, porque estaban en el mar cuando sucedió todo. Y recuerdo que al día siguiente, el Padre Alejandro se fue a ver a Amargos, toda la gente metida en el fuerte… estaba lleno de gente que se había abrigado ahí, porque había un frío salvaje, no tenían nada. Entonces pensó: ¿qué hacer?. Menos mal que del gobierno de Don Jorge Alessandri, llegó, no se quien tuvo la idea, que a los pescadores artesanales se les iba a dar ayuda solamente a través de Cooperativas. Aquí el terreno estaba abonado”.

El relato de lo vivido corresponde a la experiencia del sacerdote de Corral, Alejandro Deschamps, durante 1960, reflejándose en esta cita la relevancia histórica que tuvo la cooperativa para la situación de la época. Tanto el padre Ivo Brasseur, como Alejandro Deschamps, pertenecieron a un grupo de voluntarios católicos que partieron desde sus países europeos para trabajar en Latinoamérica interesados en un cambio social y en formas de organización más justa a fines de la década del 50´, integrándose un par de años después a la red el técnico agrícola de 23 años llamado Alain Burtomboy. Inmediatamente después del terremoto, la cooperativa comienza las gestiones para recibir apoyo del Estado chileno y de la comunidad católica belga y chilena, pues desde finales de los 40`se produce una estrecha relación entre la corriente “acción social” de la iglesia católica chilena y el sector cooperativista, impulsando abiertamente diversos sectores de cooperativas.

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Ivo Brasseur, Valdivia, 2010

26 Rubio, Héctor. 1998. “El sector cooperativo chileno. Tradición, experiencias y proyecciones”. Pp. 190. CONFECOOP. Santiago, Chile.

Este auge en las organizaciones cooperativistas forma parte del legado de organizaciones sociales con fuerte sentido asociativo que surgen desde los trabajadores salitreros de principio de siglo, tales como las mutuales y las mancomunales. Al transcurrir los años y producto del terremoto de Chillán, el Estado comienza a fomentar esta buena idea de trabajo territorial institucionalizando el tema cooperativo a través de un departamento de mutualismo y cooperación dependiente del ministerio del trabajo y seguridad social. Según información del actual departamento de cooperativas dependiente del ministerio de economía de Chile, entre 1930-1960 crecen lenta pero sostenidamente la cantidad de cooperativas. Así transcurridos los años entre 1946 y 1955, existen en Chile 5 cooperativas pesqueras, mientras que para el periodo que va desde 19561966 aumentan a 39 cooperativas de pesca26. El sindicato de pescadores de la caleta de Amargos y esta cooperativa conforman los inicios de la organización de pescadores artesanales en la zona, ya que históricamente la unidad básica de los pescadores había sido la propia embarcación. El haber formado el sindicato antes del terremoto constituyó la piedra angular de la conformación de la Coopesval, aclarando que son dos organizaciones diferentes pero ligadas una con al otra. Algunos integrantes de la cooperativa fueron Don Maximiliano “Panda” Leal, Don Adolfo Pérez, Don Armando Espinoza, Don Víctor Martínez, Don Juvenal Pérez, Don Francisco Ulloa, Don Simón Baeza, Don Atilio Espinoza, entre otros. Mención especial posee el asesor de la cooperativa, Alain Burtomboy, quien trabaja en conjunto con los pescadores apoyando la articulación de los procesos de la cooperativa durante una década aproximadamente.

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Don Adolfo Pérez y Don Maximiliano “Panda” Leal, recuerdan así los inicios de la primera cooperativa: “A ver tiene que haber sido como el año sesenta y poquito después del maremoto, el 62, por ahí. De ahí vinieron personas que mandaba el gobierno a darnos charlas y ahí venía el hombre de Bélgica, el señor Alen. Ese fue el primero que vino a nombrar la palabra Cooperativa y de ahí ya se empezó a formar la Cooperativa y ahí se asociaron todos los que querían asociarse no más, hubieron hartos socios.”

Adolfo Pérez,

“Esa fue la primera, porque antes había un sindicato, pero como no tenía fines de lucro, no pasaba ná`, se andaban pateando por aquí y por allá los dirigentes, porque en veces iban en veces no iban, porque a veces plata no había. ¡Pero pa reclamar la gente, el grupo, reclama!, ¡pero cuando hay que ponerse con dinero no pasa na`! Si ese es el drama de todos los sindicatos, siempre pasa lo mismo.”

Maximiliano Leal,

Con el surgimiento de Coopesval se da pie a convivir con una nueva forma de conseguir objetivos comunes en la caleta, en este caso, poder comercializar los productos del mar. Esto porque históricamente han concebido un modo individual de trabajo enmarcados en la figura de la embarcación. Con este modo de producir y comercializar asociativamente, se logra enfrentar con mayores ventajas al mercado, al fortalecer el proceso de negociación de precios y distribución de los recursos.

Constitución de COOPESVAL: Directorios, Estatutos y Organización. Una cooperativa al igual que cualquier organización productiva requiere de un ordenamiento interno para funcionar. La idea es incorporar una estructura que proporcione coherencia entre los procesos de trabajo, y los objetivos planteados por los socios de la cooperativa, todo esto mediado por un acuerdo explícito en un estatuto.

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Amargos, 2009

Los principios de las cooperativas proponen un orden interno, donde se realicen actividades orientadas a la cohesión del grupo, a través de la participación, la vigilancia colectiva, y el fortalecimiento de la identidad grupal, donde todos los mismos socios accionistas son los productores y administradores de la organización, por lo tanto, los mismos pescadores son los propietarios de la empresa.

Amargos, 2009

Don Armando Espinoza y Don Víctor Martínez recuerdan cómo se formó la primera directiva de la cooperativa:

Armando Espinoza, Amargos, 2010

(…) “empezamos ahí… el padre Alejandro trajo un joven belga, como su asesor. Ahí hicimos un estatuto. Ahí donde está la escuela ahora, hicimos las primeras reuniones. Algo de 240 socios se juntaron. Había que comprar acciones pa’ entrar a la cooperativa, $200 pesos creo que costaba una acción. Se hizo elección de directorio y después una elección de gerente. Había dos postulantes a gerente y como presidente salió elegido don Juvenal Pérez esa vez como primer presidente de la cooperativa; y yo vicepresidente; secretario fue Francisco Ulloa; directores Simón Baeza, Atilio Espinoza (no me recuerdo bien). Ese era el consejo de administración.”

Víctor Martínez, Amargos, 2009

“Sí, tenía un presidente, tesorero, secretario, un gerente que era mi amigo el que nos trajo y nosotros éramos productores po, pescadores. Y habían varios comités, dentro de la organización habían varios comités, por ejemplo, comités de vigilancia, comités de créditos, así, todo eso había porque habían tasadores. Si quería un crédito y estaba en vencimiento no se lo daban tampoco. Todo eso tenía, si estaba bien formado.”

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Según los entrevistados el esquema interno de Coopesval podría resumirse en el siguiente organigrama:

Como apreciamos en el organigrama, el proceso interno de la cooperativa estaba compuesto por la asamblea de socios, el consejo de administración, la gerencia, y los comités de crédito y vigilancia. Respecto a la toma de decisiones, Don Armando y el sacerdote Ivo, describen la siguiente dinámica interna:

Organigrama

Gerencia Alain Burtonboy

Comite de Vigilancia

Consejo de Administración Presidente : Juvenal Pérez Vicepresidente : Armando Espinoza. Secretario: Francisco Ulloa Tesorero: Sin Información Directores: Simón Baeza y Atilio Espinoza.

Armando Espinoza,

“Había una asamblea, ahí el secretario anotaba algunas peticiones y después el consejo veía si se podía o no. También había un comité de crédito y comité de vigilancia, porque pasaron varias cosas ahí.”

Ivo Brasseur,

“(….) necesitaban un gerente que viera el asunto económico. Necesitaban un comité, especialmente un comité de vigilancia, para vigilar la actuación del gerente. Porque en varias partes había sucedido que el gerente se iba con todo…”

Adolfo Pérez,

“(…) cada mes había reunión general aquí en Amargos donde daban cuenta de todos los por menores, pero aparte de la reunión general habían comités: comité de vigilancia y comité de crédito, y esos hacían sus reuniones. Los de vigilancia por ejemplo tenían que fiscalizar, entonces ellos se encargaban de eso; y el comité de crédito, si es que había algún socio que necesitara algún bien como un motor o si es que no tenía dinero para comprar un repuesto o cosas así, ellos también intervenían po`, decían que sí, que se les dé y listo. Toda esa facilidad tenía el socio.”

Amargos, 2010

Valdivia, 2011

Comité de Crédito Luis Gonzalez Amargos, 2009

Asamblea Socios Accionistas Pescadores de la Costa de la Provincia de Valdivia

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El proceso interno se articula desde una asamblea en la cual se plantean ciertas peticiones de trabajo para la cooperativa, estas son recibidas por el consejo administrativo el cual determina en conjunto con el gerente si son viables. Una vez examinadas las propuestas por el consejo, los socios dan el visto bueno en la asamblea. Este proceso de toma de decisiones está permanentemente fiscalizado por los comités de crédito y vigilancia, el primero determina la entrega de los créditos a los socios; y el segundo supervisa los asuntos económicos. Este comité debe velar por la claridad de los dineros manejados y por el cumplimiento de los estatutos. En este sentido, un punto fundamental es respetar la exclusividad con la cooperativa en la entrega de los peces. Al respecto se indica: “De 240 y tantos socios que fueron al principio, después fue pasando un colador o se fueron retirando solos. Porque el pescador es más bien individual, le gusta vender al tiro, aunque sea barato. Y en la cooperativa no era así po’.

¿Cómo fue ese cambio de mentalidad? Costó po’, por eso le digo que de los 240 se fueron retirando y a otros los echaron. Porque el estatuto decía que toda la producción que hiciera algún socio, debería entregarse a la cooperativa y la cooperativa los comercializaba. Entonces eso fue lo difícil pa’l pescador que estaba acostumbrado a vender libremente po, recibir la plata al tiro y tomársela, qué se yo po`,’ hacer lo que quería… al final quedamos pocos, pero quedamos los mejores.”

Este diferente modo de enfrentar el trabajo, pasando de la embarcación a una articulación asociativa como gremio, se convertirá en la principal desafió que deberá sortear la cooperativa en el transcurso de los años venideros.

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Una visión estratégica para la cooperativa. Una vez constituida formalmente la cooperativa se debe pensar en el proceso de la comercialización de los productos, y de su inserción en los mercados locales como Valdivia y la región hasta apuntar a Santiago. La idea principal es poder competir en el mercado de los productos del mar, y para eso, es necesario trabajar con volúmenes de mercadería que permitan la negociación de un precio mejor.

Armando Espinoza, Amargos, 2010

La construcción de esta estrategia en el tiempo va a contar con el comprometido trabajo de Alain Burtomboy, quien debe administrar los recursos y planificar las acciones a futuro. De acuerdo a los hitos de memoria recopilados, el camino lógico que siguió la cooperativa fue: gestionar la implementación de infraestructura y materiales básicos; mejorar la comercialización; obtener beneficios sociales y lograr la expansión a otros territorios. Todo esto no sería posible sin considerar a la educación popular como pilar fundamental para sostener en el tiempo la propuesta, la idea es que el pescador esté conciente que la cooperativa es de todos y suya, y que el esfuerzo colectivo permitirá una mejor calidad de vida a su familia.

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A continuación, examinaremos las etapas vividas por la cooperativa:

Mientras tanto la población de la zona del terremoto reclama al gobierno de Alessandri por la lentitud en el apoyo a las necesidades urgentes de la población, sin embargo, durante los años próximos al terremoto, se comienza la reconstrucción de la caleta. De acuerdo a la investigación sobre el terremoto de 1960 realizada por Hernández Ojeda (2011), la señora Edita Vera González de Corral se refiriere a la reconstrucción de la caleta Amargos:

Implementación de Infraestructura, Embarcaciones y Materiales La pesca artesanal en la bahía corraleña se realiza a vela y a remo, por lo que se debe mejorar la tecnología para la pesca si se desean aumentar los niveles de comercialización. El sacerdote Ivo Brasseur, recuerda la construcción de las primeras embarcaciones de la cooperativa: “La primera cosa que me acuerdo, que eso lo financiamos de Bélgica, fue construir 5 botes que se construyeron en la parroquia de Corral. Me acuerdo de toda la construcción con los maestros que construyeron 5 botes. Tuvieron que tomar una madera que no era la mejor, porque era blanda, pero quedaba bien. Porque Alain sólo consiguió madera de alerce, entonces hicieron botes de alerce. El alerce es excelente como para cerrar, pero no es muy resistente, es blando. Pero dijeron lo vamos a hacer, porque es mejor que nada. Son los 5 primeros botes de la Cooperativa.”

Como apreciamos en el relato del padre Ivo se construyeron las primeras 5 embarcaciones entre la misma gente de la caleta, recordemos que en ese entonces el terremoto dejó a los pescadores sin sus embarcaciones e implementos. En esta etapa inicial de la cooperativa es notorio el aporte económico de la iglesia católica de Bélgica, gestiones realizadas por los sacerdotes Deschamps, Brasseur, y el técnico Burtomboy. Mas tarde sus gestiones serán con el gobierno de Bélgica.

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Ivo Brasseur,

27 En Hernández Ojeda, 2011. 1960 Memorias de un desastre. Pp. 189. Editorial Arte Sonoro Austral, Valdivia, Chile.

“Empezó como al año. Lo primero que arreglaron fueron los muelles, porque no había muelles, si no que no quedó muelle. También ahí empezaron las aguas a bajar, porque si usted hubiese querido ir para allá para Amargos, el agua estaba en el cerro, no había camino, entonces después el agua empezó solita a bajar. Ya como al año empezaron los muelles, al año empezaron a reconstruirse los muelles27.”

Valdivia, 2011

Comprendemos la importancia de estas primeras 5 embarcaciones que fueron la fuerza inicial de la organización, sin embargo, mas tarde, para el periodo entre 1961 y 1965 los entrevistados relatan la llegada de un conjunto de 20 a 30 embarcaciones de 10 mt. provistas de una tecnología moderna desconocida para la zona, entre lo que se cuentan los primeros motores marítimos Lister e instrumentos para pescar. Este relato coincide con literatura referida a la historia de otras cooperativas de la época, en la cual se manifiesta el apoyo que brinda el gobierno a través de INDAP. Esta última institución dedicada a lo agropecuario sumaba a sus funciones la responsabilidad del sector pesquero, en especial de apoyar el trabajo de las cooperativas.

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Durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, se inyectan fondos para proporcionar créditos a los socios a tasas de interés muy bajas, los cuales irán destinados a la obtención de embarcaciones y equipos para la pesca sólo a quienes estén agrupados en cooperativas. Esta política y su implementación queda de manifiesto en los siguientes relatos: “(…) porque recuerdo unos años después que llegaron una vez como 20 o 25-30 lanchas de motores. Yo he visto algunas incluso todavía que han quedado de esto, de casi 50 años, que fue como el primer aporte a través del capital de la Cooperativa, entonces se avanza, poco a poco, pero con grandes dificultades.”

Ivo Brasseur,

“(…) las lanchas chicas tenían sus propietarios con sus marineros, pero eso venía con platas nacionales parece. Hicieron en Pto Montt esas lanchitas, como de 10 mts. más o menos. La mayoría de los pescadores tenían una, eran como de 10 metros, se les vendió en ese tiempo a unos $1500 pesos. Pero hubo que elegir a los pescadores, no se le pasaba a cualquiera: el que podía trabajar bien. Cuando se fueron conociendo a los socios, se les fue vendiendo. Ahí la condición era que toda la producción se fuera a la cooperativa.”

Armando Espinoza,

Valdivia, 2011

Adolfo Pérez, Amargos, 2009

Maximiliano Leal, Amargos, 2009

Amargos, 2010

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“(…) en ese tiempo INDAP hizo una tirá de embarcaciones pa’ repartírselas a las cooperativas, pero ya esas lanchas venían completas, completas con medios de trabajo incluso venían, venían hasta con “chirios” pa tirar, con materiales que no se conocían en ese tiempo acá, pero ya venían pa que el hombre trabaje menos…”

De acuerdo a la investigación sobre la caleta de pescadores del Membrillo de Valparaíso realizada por Pereira, Gorgerino y Jofré (2008), al jefe del Área Pesquera de INDAP de Valparaíso en 1966, Hortz Pollak, comenta acerca de los créditos entregados a las cooperativas de pescadores de la época:

Don Adolfo Pérez relata con sorpresa y curiosidad la llegada del motor Lister a la caleta: “Ahí se consiguió, en esos años, motores y lanchitas que las hicieron en Puerto Montt y las trajeron para acá, eran motores ingleses. También fueron motores que se importaron de Inglaterra, motores Lister, nosotros no conocíamos esos motores. Conocíamos los motores Chevrolet, los motores que no son motores marinos, en cambio los otros eran genuinos para la pesca. Esos motorcitos cuando llegaron acá, llegaron a Puerto Montt primero.

Ahí hicieron lanchitas chicas como de ocho metros, nueve metros, y acá cuando las lanchitas ya estuvieron listas para traerlas para Valdivia fueron una Comisión que nombraron, una asamblea de 4-5 personas a ver como funcionaban. Y el asombro fue que a los motores les daban manivela y partían y todos preguntaban, “¿Bueno y no tiene magneto?”, -magneto se llamaba uno que originaba corriente para hacer funcionar el motor- “no po’ decían” ‘si incluso el motor estaba lleno de agua, estaba todo mojado’ y le dieron manilla y partió todo al tiro y todos decían “no, cómo, en alguna parte debe haber tenido el sistema eléctrico, no, si nosotros estuvimos ahí y no tenía, ¿cómo andaba?”. No sé, el asunto es así, le dieron manilla, abrieron petróleo, le dieron manilla y partió y ni un problema”.

28 En Pereira, J; Gorgerino, C. y Jofré, D. 2010. “Caleta el Membrillo. Más allá de las postales. Pesca, trabajo colectivo e identidad en riesgo”. Pp. 30. Impresiones Comía, Santiago.

“(…) Eso fue el año 66, 67, 68. Todo provenía de Japón y los motores Alquímides de Suecia, y los motores interiores ingleses. Todo se entregaba a los artesanales, se hacía un proyecto muy simple. Para acceder a esto, los obligábamos a ser socios de la cooperativa, pero tampoco era algo rígido. Yo hacía un estudio de factibilidad económica, se podía pagar en 5 años, en 3. Tenían que pagarlo pero a un interés anual creo de un 6%, que era fondo perdido. Pagaban algo, algunos eran más duros. Eran créditos súper blandos28.”

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Podemos apreciar que lo sucedido en Valparaíso no es muy distinto a los que sucede en Amargos y en el resto de las cooperativas de pescadores de la época, esto dado que Frei Montalva da mayor impulso al cooperativismo al incluirlas en su programa de gobierno como parte del modelo de desarrollo de “promoción popular en democracia”. Pudiendo observarse un incremento de cooperativas desde 1966 a 1976, desde 39 a 63 pesquerías29. La creación de estas organizaciones responde a la necesidad de activar lo más rápido posible las economías de estos alicaídos lugares a causa del terremoto. Algunos ejemplos de otras cooperativas a nivel nacional son: El Membrillo de Valparaíso (SOCOPEM), Maullín, Calbuco, Puerto Montt, Carelmapu, Angelmó, entre otras.

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29 Rubio, H. 1998. “El sector cooperativo chileno. Tradición, experiencias y proyecciones”. Pp. 190. CONFECOOP. Santiago, Chile.

“En Valdivia compraron esa parte donde está la lechera ahí al lado de SAESA, esa era una lechera antes, esa la compraron y ahí pusieron cámaras Maximiliano de frío, pusieron puestos de ventas Leal, adentro”. Amargos, 2009

Camiones para trasladar productos a Santiago.

Implementación de un Frigorífico

La visión de futuro de los dirigentes y socios de la cooperativa contempla ampliar los mercados de ventas, para ello debieron gestionar la adquisición de un camión frigorífico que les permita trasladar sin problemas la mercadería fresca a Santiago.

La mejora en las condiciones de trabajo para la faena de los pescadores permite mayor eficiencia en la etapa de extracción, por lo que ahora, se hace necesario mejorar en la comercialización. Para esto se adquiere una planta frigorífica en Valdivia que permita almacenar una cierta cantidad de pescados para negociar mejores precios. Algunos socios recuerdan el frigorífico:

Ivo Brasseur, Valdivia, 2011

“Sí, había una cámara frigorífica ahí mismo en General Lagos. Cuando había buen negocio recibía en el día hasta 30 personas pa desconchar el loco, llegaban cuatro, cinco lanchas con locos y en algunos pedidos teníamos que andar rápido”.

Víctor Martínez,

“Teníamos una cámara de hielo con escama de donde se mandaban los mariscos y pescados a Santiago. Incluso a los que venían de Valdivia le vendían hielo con escamas. Teníamos camiones, camiones grandes, camiones frigoríficos. Teníamos muelle en Valdivia, ahí donde estaba una chimenea grande de SAESA que le llaman, ahí al lado del club de remeros Arturo Prat, por General Lagos. Estábamos vecinos con los del Club de Remeros Arturo Prat, pero no sé que numero sería mas o menos por ahí”.

Adolfo Pérez,

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Amargos, 2009

“Entonces después, no se exactamente cuando fue, porque yo estuve hasta el 63 en Corral, consiguió de Bélgica la compra de un camión frigorífico para llevar productos a Santiago. Entonces esa fue la segunda etapa, primero fue tener el acopio aquí en Valdivia para vender. Pero aquí la venta era difícil porque la gente es poco consumidora de pescado y poca fruta, hasta el día de hoy ese es un problema de educación popular”.

Amargos, 2009

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Avances en la comercialización Dentro del funcionamiento de la pesca artesanal la etapa de la comercialización es fundamental para mejorar los beneficios de los pescadores. Esta situación ha sido históricamente difícil para la gente de mar debido a que poseen una desventaja en la cantidad de información respecto de los comerciantes o intermediarios. Don Armando Espinoza nos grafica esta situación: “Ese era otro sufrimiento que teníamos, porque cuando estábamos solos cada uno venía a vender su producción a Valdivia, a veces subíamos como 4 a vender y los comerciantes ponían el precio, se reían y nos preguntaban “¿a cuánto los erizos?”, nosotros le decíamos $70 centavos, “jajaja, cómetelos con papa”, nos decían… ¡si así eran! mientras se paseaban arriba y conversaban entre ellos. Al final decían, “ya, te pagamos $50 centavos” y uno tenía que aceptar no más po`, no había otra manera. Daba tanta rabia y pena que quedábamos con ganas de llorar, y aparte una cantidad de mariscos fresquitos, ellos ponían el precio. Era una injusticia tan re grande… Entonces cuando se formó la cooperativa cambió la cosa, aunque muchas veces tuvimos que perder mercadería porque al principio como la cosa era nueva hubo que invertir, y de a poco nos fuimos afirmando hasta que al final le decíamos a los comerciantes “si les gusta lo llevan, si no, lo deja ahí no más”.

Cubriéndose la etapa referida a la articulación de la infraestructura necesaria para el funcionamiento de la comercialización, comienza la puesta en marcha. El proceso general de la cooperativa consistía en la extracción, procesamiento, comercialización, distribución de las utilidades y reinversión. Una vez extraídos los productos del mar se trasladan al acopio en la planta frigorífica de Valdivia donde se recibe la mercadería, y se prepara para su distribución.

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“Juntaban la pesca en una bodega que consiguió el gerente allá en General Lagos, medio abandonada. La tremenda bodega, después se compró una planta frigorífica, y después hicieron un muelle para descargar directo allá.

¿Y se acuerda de la gente que trabajaba en Valdivia?

Armando Espinoza, Amargos, 2010

Armando Espinoza, Amargos, 2010

Había un chofer, Jorge Fuentes, que todavía anda por ahí, ahora es peluquero!; tres bodegueros que manipulaban el pescado, el jefe de ellos vendía y recibía la plata, apellido Medina era; un empleado de oficina, Sergio Flandes se llamaba; un contador aparte, el Sr. Zamorano”.

La planta de General Lagos es el centro donde se coordinan las operaciones comerciales de la cooperativa, en especial, coordinar los envíos a Santiago – el mejor mercado de la época- y la venta dentro de la región, como Panguipulli y la misma Valdivia, satisfaciendo estos mercados con la cantidad de mercadería almacenada. Recordemos que la costa de Corral es la gran extractora de recursos del mar en la zona y que en este momento la cooperativa va absorbiendo la pesca de la mayoría, desplazando a los intermediarios.

Armando Espinoza, Amargos, 2010

“Se corrió la voz y después casi ningún comerciante les compraba. Uno que otro que no estaba en la cooperativa les vendía, pero igual les bajó mucho la producción. La mayor producción estaba en la cooperativa. Y cuando había harto pescado en la bodega, que medía unos 30x20 metros, lleno de corvina, el frigorífico lleno de loco, la sierra tapada en hielo…”

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La idea de Alain Burtomboy de regular los volúmenes de pescado puestos en el mercado Valdiviano, es lograr estabilizar un precio que permita solventar los gastos de operación de la cooperativa, más una ganancia permanente para los pescadores. El sacerdote Ivo, recuerda así esta situación: “(…) Entonces podían guardar el pescado para no sobrecargar el mercado y hacer bajar los precios. Por otra parte, fijando un precio, y estudiando los precios del mercado, podían dar de inmediato un precio seguro a los pescadores, más una cuota después con el balance final que se podía repartir entre los socios. Pero primero darles como un sueldo, bueno, la dificultad era que confundan que esto que se da era un anticipo y no un sueldo. Un anticipo sobre su pesca, después había que calcular todo eso, hubo que conseguir contadores. Porque no es tan fácil, hay que tener gente capacitada, y él menos mal tenía buena capacitación para esto (sobre Alain Burtomboy), él lo hizo muy bien”.

Armando Espinoza, Amargos, 2010

Ivo Brasseur, Valdivia, 2011

Sin duda que esta era una experiencia nueva en la vida de los pescadores, los cuales estaban acostumbrados a otras formas de trabajar más individuales basadas en la embarcación. Por lo que es necesario comprender que los procesos de aprendizaje son lentos y requieren trabajo, sobretodo concientización a través de la educación y del siempre efectivo aprendizaje por medio de la experiencia.

Sin duda que la distribución de las ganancias es un tema delicado en cualquier organización productiva, sin embargo, conseguir ingresos permanentes por la venta de los productos permitía que los pescadores reciban su pago una vez por semana de forma estable.

Desafíos de COOPESVAL

“La Cooperativa nos pagaba a nosotros la pesca, al dueño. Por ejemplo, usted es el dueño de la lancha, usted recibía toda la plata de su lancha y ahí nos repartía a nosotros el dueño de la lancha. Sí, nosotros le vendíamos a la cooperativa, al negocio, y a la semana nos tenían la plata. Venían a pagar. “Fulano alcanzó tanto, ahí está su guía y listo”. Y así hacían, todos entregaban, como veinte lanchas y así, una vez se llegó a pagar 14 millones de pesos”.

Víctor Martínez,

“Claro, en esos años sacaban un margen de utilidad de la producción y eso quedaba exclusivamente para la Cooperativa, y un tanto de la producción del dinero que se hacía quedaba como un pozo pa arreglar la misma embarcación, como un remanente que iba quedando pal negocio po, pa repuesto, pa arreglar su lanchita y pintarla. Entonces el pescador ya no se preocupaba al momento de hacer una reparación, porque todos los veranos se hace eso, ahora se tenía su capital como para financiar todas esas cosas. Se pagaba a la semana toda la pesca…”

Adolfo Pérez,

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“Todo se vendía en Valdivia, el gerente sacaba todos los descuentos que había que hacer que salían de la reunión del consejo de administración: se sacaba un 5% pa’ reparación de embarcaciones; otro porcentaje para comprar pintura; para pagar maestro mecánico; empleados; préstamos; luz y agua. Después eso se distribuía entre los pescadores. Se ganaba buena plata en ese tiempo. Todavía en Amargos se acuerdan de esos tiempos”.

Amargos, 2009

Amargos, 2009

Los pescadores artesanales de la costa de Corral habían enfrentado siempre de la misma manera al sistema de mercado, ante lo cual, surgen desafíos que la cooperativa debe sortear. Los socios al ir experimentando este modo de comercialización asociativo a través de la organización, vivencian situaciones que no encajan con esta nueva lógica comercial y que son resabios de lo acostumbrado. Por ejemplo, situaciones de venta por fuera de la cooperativa; intermediarios de la pesca que ofrecen sobre-precios a los socios; y una generación joven que no logra acceder a los mismos derechos que los más antiguos.

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Respecto a lo primero, Ivo Brasseur, sacerdote Belga que colaboro en el proceso de Coopesval, recuerda: “Y los pescadores no veían ni calculaban así a largo plazo ni a mediano plazo, sino que inmediatamente, lo inmediato, no dándose cuenta que al vender a los comerciantes saboteaban su propia cooperativa, ¡que era pan para hoy y hambre para mañana! Los comerciantes hicieron la guerra permanente a la cooperativa porque les quitaban y controlaban, y en el fondo tenían que necesariamente ofrecer al menos los mismos precios que la cooperativa para poder comprar, entonces esto estabilizaba un poco el mercado.

Este tipo de problemas pueden suceder dentro de las organizaciones, en especial en sus etapas iniciales, sin embargo, como relata Don Maximiliano, pudieron regularlo al poseer reglas de control interno establecidas. Por otro lado, la cooperativa se encuentra con otra piedra en el camino.

Ivo Brasseur, Valdivia, 2011

La división del trabajo en la embarcación de pesca ha estado marcada por los años de antigüedad en el oficio, es decir, los jóvenes deben comenzar realizando las tareas más básicas. Esta regla generacional comienza a molestar a la relación entre los jóvenes y los más experimentados. Don Maximiliano Leal, con 16 años pertenecía a la generación de socios jóvenes que tenía la cooperativa a mediados de la década del 60`, así recuerda esta situación:

Entonces sucedían los problemas con los comerciantes que inmediatamente vieron a la cooperativa como la enemiga por excelencia, entonces ofrecían sobreprecio a los pescadores, precio mayor de lo que pagaba la cooperativa algunos días cuando había escasez, en cambio la cooperativa daba siempre el mismo precio para tener una seguridad…”

¿Pero en ese tiempo usted estaba iniciándose?

La idea de la cooperativa era romper con la lógica acostumbrada de pescar para asegurar el día. Esta cultura asociada a la “inestablididad” en los ingresos de los pescadores, permitió que algunos socios prefieran entregar su mercadería a otros intermediarios por unos cuantos pesos más. Más aun, sucedió que algunos socios de la misma cooperativa comenzaron a participar como intermediarios. “Cuando salió la cooperativa ahí ya llegaron como treinta embarcaciones que se dieron en parte de pago, pero eso fue una ayuda, si fueron ayuda, y después la cooperativa pa hacer fondos empezó a descontarle una cierta cantidad de dinero por pesca hasta que se pagaban las embarcaciones. Pero hubo otros que se enchuecaron, porque no hay gente derecha en todas partes, no hay po`. Entonces a los que se enchuecaron pa otro lado se las quisieron quitar y empezaron a repartírselas a la gente que estaba con la institución. Porque ellos empezaron a comprarle a la demás gente y hacerle, como quien dice, la guerra a la cooperativa con las mismas embarcaciones que les había dado la cooperativa. Entonces se las quitaron porque eran comerciantes, eran intermediarios”.

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Maximiliano Leal, Amargos, 2009

Maximiliano Leal, Amargos, 2009

“No iniciándonos porque nosotros a los 16 años ya habíamos formado un grupo pa que nos den una embarcación, ahí también la gente vieja fue egoísta con nosotros porque no nos aceptó a nosotros como pa’ entregarnos una embarcación. Porque en ese tiempo INDAP hizo una tirá de embarcaciones pa’ repartírselas a las cooperativas, pero ya esas lanchas venían completas, completas con medios de trabajo incluso venían, venían hasta con “chirios” pa tirar, con materiales que no se conocían en ese tiempo acá, pero ya venían pa que el hombre trabaje menos. Y la gente adulta de la cooperativa, en esos años había un consejo, no nos aceptó a nosotros la solicitud porque teníamos que formar grupos de a cuatro, y no nos aceptó porque ellos se quedaban sin tripulantes. Ese fue el drama que hubo, porque ellos nos tenían como tripulantes a nosotros, pero con ese sistema ellos no nos dieron, entonces ya no trabajamos aquí y empezamos a migrar, a irnos pa otro lado. Eso fue el 65`, pero lo que pasó fue que el 68` fue cuando nosotros presentamos esa solicitud, el 75` migramos, nos fuimos a Punta Arenas”.

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“Nosotros presentamos la solicitud y nos vendían, pero con dinero, no nos daban fiado. A los mayores sí, esos pedían créditos y se los daban y tenían su embarcación. A nosotros que teníamos juventud, éramos marinos y queríamos tener algo teníamos que comprarlo con plata al tiro, pero sin que sepa el consejo porque el consejo tampoco quería que nosotros nos armemos, y eso es lo que me pasó a mi, no se las otras personas, pero eso me pasó a mi…”

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Políticas de bienestar para los pescadores.

Maximiliano Leal,

El escenario de la cooperativa a mediados de la década del 60` comenzaba a manifestar el fruto del trabajo de los pescadores. La organización brinda un respaldo que antes no tenían, y que se manifiesta en aspectos tales como: una mayor estabilidad en los precios y en los ingresos; la renovación de los materiales necesarios para la faena; tener un fondo comunitario contra accidentes; un economato; capacitaciones, entre otros.

Amargos, 2009

Don Armando refiriéndose a Don Maximiliano: “sí, era jovencito, tenía que trabajar como tripulante. ¡Pero es muy buen pescador!, uno de los mejores que hay en Amargos”. Dentro de los aproximadamente 18 años de vida que duró la cooperativa, convivieron diferentes generaciones de pescadores. Por ejemplo, a Don Maximiliano le correspondió pertenecer a la generación de pescadores que iniciaron su carrera dentro del sistema de la cooperativa y que se encontraron con socios de otras edades, que tuvieron otro proceso de iniciación, esta situación fue provocando un choque generacional que no fue fácil de resolver en el marco de las dos décadas de actividad de la cooperativa. Pero por otro lado, esta misma situación provocó que se abrieran otros caminos para esta generación joven, como lo recuerda Don Maximiliano, quien participó de la camada de pescadores pioneros en la faena sur austral. El tema generacional y otros temas de conflicto, dan a entender la existencia de procesos complejos en el manejo de una organización, donde el objetivo que se pretendía era quebrar con ciertos esquemas ya establecidos de beneficio individual por sobre

lo colectivo, y lograr el bienestar de todos, en base a los acuerdos entre las distintas visiones de trabajo.

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En el beneficio referido al fondo comunitario ante alguna desgracia, Don Adolfo Pérez, lo analiza de la siguiente forma:

Adolfo Pérez, Amargos, 2009

“Si po, había un fondo en ese sentido. También ayudaban a personas que estaban mal, o facilidades pa que puedan solventar algunos gastos, porque en ese sentido los pescadores siempre han sido como débiles, en el sentido de cuando se enferman, cuando hay un naufragio y las familias quedan desprotegidas”.

La idea de los beneficios colectivos de COOPESVAL los lleva a formar un economato para apoyar la economía del hogar. El objetivo del economato es disminuir los precios de los víveres o abarrotes que deben ser adquiridos mensualmente al ser comprados al por mayor en Valdivia. En el recuerdo de Don Armando Espinoza y Don Adolfo Pérez la época del economato se grafica de la siguiente manera:

Armando Espinoza, Amargos, 2009

“Ahí se fue viendo lo bueno que era la cooperativa, porque después formamos un economato para los víveres, teníamos un almacén atendido por las señoras de los pescadores en Amargos, ahí frente al muelle estaba el economato… nosotros mismos teníamos que descargar la mercadería, ayudarle a las señoras, que eran 3 que hacían de jefas y 2 ayudantes. Y vendían como en cualquier negocio. Ahí íbamos a hacer pedidos o a comprar, si uno tenía plata en efectivo compraba, si no, teníamos créditos y después íbamos pagando. ¡Era bueno ese economato, y barato!”

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“Fue un buen momento porque los bienes que tenía la cooperativa fueron buenos, buenas facilidades. La Cooperativa importaba los materiales de pesca. Se consiguió el combustible bonificado, que es un bono que le descuentan, por ejemplo si el litro estaba a $50, el Estado ponía un poco, era como un subsidio al precio del combustible, tenía repuestos de los motores y todo ese asunto importado. Tenía un stock grande. Todo lo que se necesitaba para la reparación de motores. Teníamos un economato muy surtido, sí, le decían el economato. Tenía su local abajo.

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Adolfo Pérez, Amargos, 2009

Ahí empezamos a conversar con esta otra cooperativa y empezamos a ver cuál es la mejor cooperativa de Chile. Porque los otros se cachiporreaban de que eran los mejores, que tenían más lanchas y barcos, qué se yo. Entonces Juvenal empezó a decir que teníamos 15 lanchas, más 3 barquitos como de 40 toneladas, la bodega frigorífica, y las ventas… Ahí dijeron “Ahh no, parece que no somos la mejor cooperativa”, jajaja… éramos la Armando única cooperativa que estábamos Espinoza, trabajando bien en ese tiempo.” Amargos, 2009

¿Y ahí las familias podían ir a buscar cosas también? Si po, con plata o sin plata, después se iba a pagar. Era bien surtido, tenía de todo”

Como vemos estas actividades anexas a la cooperativa proporcionan un marco general de mayor estabilidad para los pescadores, quienes tradicionalmente viven el día a día. Otro aspecto significativo proporcionado por esta experiencia asociativa es el aspecto educacional y de capacitación. Ya el ejercicio asambleario proporciona la oportunidad de discutir y compartir puntos de vista, lo cual aumenta los niveles de reflexividad. Por otro lado, el papel de dirigente de la organización, brindó la posibilidad de compartir experiencias con otros dirigentes cooperativistas del país, como por ejemplo, cuando viajan a un congreso en Valparaíso el año 1964: “(… ) una vez fuimos a un congreso en Valparaíso, no me acuerdo en qué año, y nos juntamos con la cooperativa de Peñuelas. Vino una comisión a invitarnos y fuimos, ahí era presidente don Juvenal Pérez, en el tiempo en que era presidente Frei Montalva, que mandó al ministro de agricultura ahí. Un inspector de pesca también nos ayudó bastante, era macanudo, un Sr. Narea, con él fuimos a Valparaíso.

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Armando Espinoza, Amargos, 2009

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Capacitaciones

Por estos años las políticas públicas provenientes desde el gobierno de Frei Montalva incentivan a las cooperativas a nivel nacional a continuar aumentando su trabajo en la pesca. Como hemos visto esta cooperativa tuvo rápidamente bastantes recursos, probablemente por haber sido parte central de la reconstrucción del terremoto de 1960. Una política de COOPESVAL asociada a este mayor impulso es ampliar el territorio de trabajo a la faena de la pesca austral de Chile, para lo cual, debe invertir en adquirir los recursos materiales y la capacitación adecuada para tamaña empresa. “Después llegamos a tener tres barco: dos que se fueron pa Punta Arenas, ¡no, cuatro! por que el cuarto quedó así, no se alcanzó a terminar, barcos de dieciocho metros. Barquitos buenos, si nosotros trabajábamos aquí po, trabajábamos en el congrio. Aquí llegó un pesquero de los que hicieron en Valdivia. Llegó a sacar un kilo de congrio por anzuelo, claro y caló 3.000 anzuelos, tres mil kilos en una calá de puro congrio, no vamos a estar contando el otro pescado que no se consumía po.”

En 1966 se funda el Instituto Nacional de Capacitación (INACAP) institución pública proveniente de CORFO y SERCOTEC. La idea original es entregar educación técnica a la población mediante centros de capacitación a lo largo de Chile, en este caso, con esta institución publica el gobierno pretende entregar educación que potencie el trabajo entorno a la pesca ofreciendo cursos de capitán o patrón pesquero, y motorista.

Víctor Martínez, Amargos, 2009

¿Usted se acuerda de los nombres de las lanchas? “Sí, eran nombre de los puertos belgas, porque fueron donaciones de allá: Zeebrugge y Ostende, el principal puerto marítimo de Bélgica. Sacaban de todos los pescados, sierra no, pero el congrio, la merluza, la corvina. Ese era el fuerte de los barcos grandes, porque tenían esas redes de arrastre. Sí, ellos fueron los que descubrieron unos grandes bancos de congrio. Después fueron llegando otros pesqueros a trabajar acá. ¡Llegaban re cargaos!, con unos animales bonitos…

¿Y se movían desde Mehuín hasta Río Bueno? Sí, toda la provincia de Valdivia.”

La idea era armar una flota pesquera de arrastre que sea precursora de la pesca en la zona austral. El proceso involucraba gestionar recursos materiales como embarcaciones adecuadas para la pesca a mayor escala, y por otro lado, aumentar el capital humano capaz de realizarlo.

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Armando Espinoza, Amargos, 2009

Armando Espinoza, Amargos, 2009

“Hasta donde llegamos nosotros los primeros que formamos la cooperativa, fue cuando hicimos curso pa’ patrones pesqueros, porque la cooperativa hizo dos barcos grandecitos y uno que donó la CORFO. Había una pesquerita chica en Corral mismo, la cooperativa funcionaba bien, porque que el gerente (que era ese gringo tan inteligente) averiguó y se consiguió un pesquero po’. Con ese primer pesquero grande que había necesitábamos formar patrones o capitanes y motoristas. Entonces el gerente se consiguió el barco y créditos con CORFO e INDAP pa’ mandar a hacer dos barcos más. Y se pidió a INACAP un profesor de navegación para que diera cursos a postulantes de capitanes… (…) En ese tiempo se metieron como 8 postulantes a patrones con un profesor de Valparaíso, yo no sé cómo le pagaron, me imagino que la CORFO o INDAP. ¡Ese gringo tenía mucha influencia!, yo no sé si porque era extranjero o qué… pero es que había 3 barcos no má y todos los aspirantes salieron bien, así que sobraron patrones después, ¡y con título! los cursos los hicieron ahí en la sede que es el deportivo ahora. La donamos al deportivo cuando quebró la cooperativa. Y después hubo curso de motoristas, también vinieron profesores de Valparaíso. Ahí se metieron los pescadores que sabían, porque es casi más jodio que pa’ capitán, y se metieron varios jóvenes y todos salieron bien, incluso mis dos hijos que ya habían salido del 4to medio, y no tenían otra oportunidad donde poder estudiar. Porque la universidad para dos más la hija después era imposible po’ tanta plata. Los metimos a la fuerza. Y como habían salido hace poco del colegio eran re estudiosos, sacaron buenos puntajes, pero no los embarcaron porque no sabían nada de pesca, eran cabritos de 18, 19 años. Así que embarcaron a los que sabían más de pesca y a los pescadores, era una razón razonable”.

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En el año 1970 el hecho que marca el inicio de la desarticulación de la cooperativa es la partida del país del gerente belga Alain Burtomboy. El papel realizado por este técnico agrícola con inspiración social, fue fundamental para el avance de la organización productiva, al compartir la experiencia cooperativista con los pescadores por cerca de 10 años de su vida. No conocemos las razones de su fugaz partida, pero sabemos que aportó al buen momento de las cooperativas en Chile.

Esta expedición a las faenas sureñas de Punta Arenas se enmarca dentro de un momento histórico donde aumenta la pesca industrial en Chile, especialmente son barcos extranjeros que aprovechan las escasas regulaciones pesqueras de la época. La Cooperativa de Pescadores de Valdivia en los años finales de la década del sesenta representaba el espíritu de las políticas sociales de apoyo productivo al campesino y al pescador. En estos 10 años de vida la estrategia de colectivización para administrar los recursos del mar fue demostrando una serie de avances en torno a la estabilidad económica del pescador artesanal, por ejemplo: mejoras en la tecnología de pesca; mejoras en la comercialización y administración; mejoras en los beneficios sociales; mejoras en los niveles educacionales y expansión a nuevos mercados, sin embargo, el cambio de década modificaría progresivamente el escenario.

Década del 70`: La tarea de mantener el buen funcionamiento. COOPESVAL en la década del setenta experimentará una serie de acontecimientos que determinarán progresivamente su ocaso. Las causas externas a la cooperativa en esta década se marcan por la dictadura de Pinochet, y una economía liberal basada en la exportación de recursos naturales, sin embargo, en paralelo se conjugan varios sucesos internos propios de la organización.

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Don Adolfo Pérez recuerda así la situación:

Adolfo Pérez, Amargos, 2009

“(…) después que ya se fue el gerente ya empezó a flaquear el asunto, ya después se desbandó todo. Ya después el que más pudo, más hizo y se terminó. Fue una oportunidad muy buena que se perdió por el solo hecho de no administrar bien un asunto”.

No obstante la partida del gerente y coordinador, se continúa con el proceso de inserción en la pesca de arrastre, donde los jóvenes continúan embarcándose a trabajar a las faenas del sur austral. Don Maximiliano Leal parte en 1975 a la edad de 25 años a la faena austral.

Maximiliano Leal, Amargos, 2009

“Aquí nos fuimos, a ver, 18 personas. Si po`, si fuimos dos pesqueros de la cooperativa e iban seis en cada pesquero y en la otra lancha que iba yo iban seis también, toda le gente era de aquí. Nosotros fuimos los iniciadores de la pesca en Punta Arenas, con la migración que hubo después de pescadores de acá. Después de eso la juventud no quedó, se fue toda pa Punta Arenas a trabajar en la centolla, después vinieron trabajos de erizos, de centollón, de esta cuestión de… este marisquito, chorito, ostión… allá se daban natural, lo sacaban natural los buzos allá. Una embarcación grande así como la sardinera era la rastrera en ese tiempo. La cooperativa compró una grande de la empresa Cabancha, de los rastreros de madera que se llamaba esto, “Doña Berta” se llamaba, primero le pusieron Don “Alejandro Deschamps” y después “Doña Berta”.

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La pesca de arrastre en el sur austral constituye la oportunidad para que la generación joven posea un espacio dentro de la cooperativa. Estos pescadores son recordados con los honores de ser los pioneros de la pesca austral en Chile, y como los inventores de las jaulas de centollas. “(…) seguí trabajando en los pesqueros que tenía la cooperativa, me buscaron pa que vaya trabajando allá pué, me fui con Juvenal Pérez, en una lancha chica de doce metros pa’ ir. Si nosotros en ese año estábamos saliendo recién a las trampas que la había hecho un cabro de acá, que había hecho la trampa. Íbamos a experimentar con la trampa pa la centolla y dio resultado po, después entonces quedó trabajando la trampa. Nosotros fuimos los iniciadores y nos mandaron al tiro al Beagle a trabajar, a hacer soberanía, ahí estuvimos trabajando con los marinos, anduvimos recorriendo la Isla Picton, la Nueva, allá anduvimos pescando, más haciendo soberanía que pescando. Porque de allá mandábamos primero en una embarcación la centolla y llegaba todo muerto acá o la mitad muerta a Punta Arenas. Después empezamos a mandar en avión, cargábamos un avión LAN, lo cargábamos, le sacábamos todos los asientos, le poníamos una carpa y tapábamos, esa llegaba viva. Demoraba poco más de una hora el avión de allá. Tenían que llegar vivas (las centollas) a la fábrica sino, no la pagaban…”

Este panorama en las faenas del sur continuó por varios años de la década del 70`, durante la cual se realiza un constante flujo de pescadores entre Punta Arenas y Amargos. La idea era que la cooperativa funcionase mancomunadamente entre ambos territorios. Sin embargo, la partida de Alain Burtomboy obligó la llegada de otro gerente, al cual se sumaron cambios en el equipo de dirigentes y administrativos en la cooperativa. Desde este suceso la organización comienza a desvirtuar su esencia de producción colectiva con fines sociales.

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Existen una serie de factores internos a la organización, que la fueron debilitando. Por ejemplo, se continúan ejecutando situaciones de irregularidad en la exclusividad de entrega de los productos hacia la organización, y por otro lado, comienza a visualizarse la falta de rigurosidad en el departamento de fiscalización de la cooperativa en Punta Arenas. Esto último fue dando espacio para la autonomía de decisiones con fines más personales que colectivos.

Maximiliano Leal, Amargos, 2009

Adolfo Pérez, Amargos, 2009

“Todo fue un montón de cosas pa que hubiera seguido funcionando, los pescadores no se deberían haber desbandado, si con eso funcionaba la Cooperativa”. “… yo volví el 76, y estuve un poco trabajando allá porque después no me quise ir tampoco, empezó ya el asunto de las imposiciones que no me las pusieron, ahí tengo todos los descuentos de las liquidaciones de pago, descontaban imposiciones y nunca aparecieron, ¡nunca las pusieron, porque sino hubieran aparecío po`! Claro, si usted busca ahí en la AFP no aparecen po`, sino están pagadas, no van a aparecer nunca po`…”

De esta forma la situación se torna inestable en el sur para los pescadores que habían visto una opción en este trabajo de la cooperativa, y se comienza a desmembrar el eje de trabajo cooperativa- zona austral. La cooperativa en la faena sureña debía ser una oportunidad para adaptarse a las nuevas tendencias pesqueras de la época, sin embargo, se transforma en un problema dentro de la organización. Esta separación profundizó la naciente crisis administrativa y falta de liderazgo, la cual, se vio manifestada en irregularidades desde los dueños de las embarcaciones hacia la tripulación que se encontraba en el sur.

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Mientras tanto el resto del país vive una situación pesquera donde se inserta rápidamente la industria de harina de pescado y sus barcos factorías, en tanto que conviven 3.600 cooperativas, esto como resultado de las políticas de los sesenta. No obstante, la dictadura militar y las políticas de libre mercado vienen a acelerar la industria exportadora, y a truncar el movimiento cooperativo en Chile. En 1973 la derecha económica y política, junto a los militares derrocan violentamente el gobierno socialista, imponiendo duros criterios contrarios a los principios de colectivización propios del cooperativismo.

Memorias de la mar

30 Rubio, H. 1998. “El sector cooperativo chileno. Tradición, experiencias y proyecciones”. Pp. 49,50. CONFECOOP. Santiago, Chile.

Ibíd., Pp.190.

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Don Armando Espinoza recuerda la caída de la cooperativa:

Armando Espinoza, Amargos, 2009

El sector pesquero industrial crece aceleradamente entre 1970-1980 al insertarse la lógica de libre mercado y de privatizaciones expansiva. Según Julio Peña (1996), la ley de pesca otorga “libre acceso” a los industriales y sus solicitudes debían ser aceptadas solo si cumplían requisitos técnicos mínimos. Ya en 1975 los grupos neoliberales hegemonizan el país y las cooperativas no son bien toleradas por la dictadura, esto principalmente por implantar una ideología que propicia lo individual y lo privado, principios contrarios al cooperativismo, con lo cual se corta el apoyo económico del Estado. Por otro lado, los militares prohíben la libertad de reunión, lo cual atenta gravemente contra la dinámica de los sindicatos, y cooperativas de producción con orientación popular tales como las experiencias agrícolas o pesqueras.

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Aunque en 1974, el ministro de economía Fernando Leniz, reconoce el aporte que generan las cooperativas para la economía y el desarrollo del país, la organización que agrupa a las cooperativas de Chile no encuentra eco a sus propuestas en la autoridad.30Así de esta forma podemos ir observando en el tiempo que disminuyen de 63 a 41 el número de cooperativas entre 1976 a 198231.

“(…) pa’l golpe ya no quedaba cooperativa, pero afectó, porque el gobierno de Pinochet no aceptaba grupos de gente que afectaran su gobierno y las cooperativas las echó todas abajo. La nuestra no hubo necesidad de echarla abajo, se fue sola…”

El ocaso de COOPESVAL Armando Espinoza, Amargos, 2009

“Y se fue yendo abajo el asunto, la gente se fue saliendo, ya después no tenía producción la cooperativa, vendieron el camión frigorífico, los dos barquitos los llevaron a Punta Arenas, a trabajar la centolla, pero resulta que la producción de los barcos no se vio nunca po’. Vino un grupo de socios de allá pa’ echar abajo la comisión que aquí había y había que elegir un nuevo consejo. Y habíamos varios que teníamos rabia por lo que estaba pasando, entonces hicimos una reunión grande, donde los otros dijeron que esto tenía que acabarse. ¡Pero los barcos que tenían eran de todos! Y ahí nos dijeron que los gerentes y directivos que estaban en ese tiempo iban para allá ¡y les cobraban la producción y se quedaban con la plata! Entonces vinieron a nombrar un nuevo consejo, a espaldas del consejo que estaba funcionando, y me eligen a mí de presidente de nuevo. Yo no quise al principio, pero todos me dijeron que fuera, así que acepté. De secretario quedó don Luis Bravo de Mancera.

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Memorias de la Mar Lo único que iba quedando eran los dos barcos de Pta Arenas. Así Que tuvimos que partir pa’ allá con el secretario. Allá había una contadora que estaba a cargo de las platas ahí me dijeron que la cosa estaba mala, porque ella tampoco veía la plata, me decía que juntaban un poco de plata y se la distribuían entre los capitanes de los barcos. Se ganaron esa plata a la mala.

Memorias de la mar

Armando Espinoza, Amargos, 2009

Esto unido a los cambios políticos, sociales y estructurales a nivel económico impuestos desde la dictadura militar, que propició la apertura al mercado mundial sin regulaciones ni protecciones para el mercado interno, hicieron que la COOPESVAL, y muchas otras cooperativas, no pudieran enfrentar y adaptarse a las nuevas condiciones.

Ya po’, ahí nos preguntamos, “¿qué hacemos con los barcos?”, porque teníamos una deuda como de $300.000 pesos en una oficina. Entonces ahí nos ofrecieron vender los barcos y pagar la deuda, porque los iban a rematar. Así que fuimos a la gobernación marítima e informamos que íbamos a sacar de circulación esas embarcaciones por pertenecer a la cooperativa. No tuvieron ni un problema.

A pesar de los hechos que ponen fin a esta experiencia, la Cooperativa de Pescadores de Valdivia es un ejemplo de cómo la pesca artesanal puede asumir sus debilidades, y atreverse a un cambio que permita un mejor bienestar del gremio y sus familias a partir de la unión y la fuerza del compromiso colectivo.

La contadora era conocida de los varaderos de los barcos y les pidió a ellos que hicieran la maniobra de vararlos y los vararon. Los estuvimos vendiendo primero, y no los compraron. Los dejamos varados, nunca los compraron hasta el día de hoy. Fue lo mejor que pudimos haber hecho, porque estaban lucrando unos pocos con el trabajo de todos. ¡Toda la gente de acá lo sabía!”.

Mirar hacia atrás y reflexionar sobre los aprendizajes de los 20 osados años de Coopesval, pueden dar luces a procesos actuales que afectan la pesca artesanal, y que no son muy distintos a los vividos en ese tiempo.

Reflexiones finales sobre COOPESVAL La contradicción entre lo individual y lo colectivo es la discusión que acompaña toda la experiencia de Coopesval. En su primera etapa, mostrando una alternativa a la cultura del pescador asociada a la sobrevivencia, y la inmediatez comercial, con la cultura del cooperativismo, la cual involucra una visión de largo plazo con igualdad de derechos y deberes entre los socios, y con el logro de un bienestar individual que se adquiere a través del trabajo colectivo. Es en la estrategia de comercialización donde se planteó el primer desafío, tratando de impulsar un cambio para enfrentar el mercado, el cual a nivel individual, no permitía a los pescadores acceder a precios justos, mientras en un ejercicio colectivo, la inserción al mercado era en mejores condiciones.

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Víctor Martínez, Amargos, 2009

¿Y que recuerdos tiene de la Cooperativa Valdivia ? “Gratos recuerdos, lindos recuerdos. Junto con Don Juvenal, trabajaba con él y nos integramos todos. Marchó bien, hasta lo último, pero como nosotros los chilenos no servimos pa manejar algo, no somos capaces y hacemos cualquier otra cosa. Aquí se metieron las manos, por eso se acabó todo. Nosotros entrábamos a la cooperativa a través de un belga, Alin Tumbá se llamaba el caballero. Y ese hasta que se fue, funciono bien la cooperativa. Ya después el se fue con el gobierno del Perú y después se fue a Ecuador a hacer clases y a formar cooperativas, y nosotros quedamos en manos de un chileno, hasta ahí quedó la Cooperativa”.

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“Aquí cuando estuve con ese gringo, el gringo ese era cosa seria. Eso me gustó a mí, trabajar tranquilo. Por ejemplo, si le pasaba algo a un niño, llamaban por aquí por la radio nomás, y que se venga pa Valdivia si pasaba una desgracia así. A mi se me murió un chiquillo y llegamos a Valdivia y llegó y mandó la urna al tiro, sin ningún costo. ¡Ahí no, si era distinto, eramos todos iguales! Había un sector que era bien unido, bien unido, pero siempre, igual que los hijos, hay unos que tiran pa un lado y otros pal otro. La mayoría estaba conforme y los que no estaban conformes eran los que trabajaban particulares, los que no entregaban a la cooperativa. ¿Ah y mujeres no habían? No, aquí es difícil, nunca las señoras han sido amantes de las instituciones “Si no hay espíritu comunitario, y por otra parte, visión al menos a mediano y largo plazo, no al corto plazo de la ganancia de hoy no se dan cuenta que se hacen un daño. Es que hay un interés común y un interés individual, y eso no es siempre el mismo. El interés individual a más largo plazo pasa por un interés común. Eso es complicado de explicar. Se necesita asesores idealistas que piensan a favor de la gente, y que los convencen por su honestidad. Ese es el logro de Alain…” “Si po’, si quedó el tremendo recuerdo de ese gringo. Ese se iba a hablar con el presidente de la república, no le importaba nada quién estuviera, él hablaba no más. A los intendentes los tuteaba po’. Era tan macanudo. Bueno que, como extranjero, tenía las puertas abiertas en todas partes”. “Mientras pudimos aprovechar todo eso, anduvo muy bien. Mucha gente se superó, vimos que la cooperativa es la mejor herramienta tanto para campesinos, como para pescadores, porque toda su producción se canaliza por un solo conducto y el valor se puede manejar mejor, porque ellos ponen el precio, no el comerciante. Cuesta un poco, pero cuando funciona, es muy bueno: teníamos de todo para trabajar bien, créditos, herramientas, facilidades, equipamientos. Es una empresa de los pescadores que mucha gente no supo valorar.”

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Memorias de la mar

4. TRANSFORMACIONES EN LA PESCA ARTESANAL: LA LLEGADA DEL MOTOR Y EL TRAJE DE BUZO RANA.

Víctor Martínez, Amargos, 2009

Tras el cierre de los Altos Hornos de Corral, las faenas forestales del fundo Quitaluto que abastecía de recursos madereros y carbón a este industria concluye. Al cierre de las faenas, se suceden una serie de cambios tecnológicos en las faenas forestales desarrolladas en la cordillera de la costa que disminuye el número de mano de obra requerida y finalmente, acontece el terremoto de 1960 que termina de apagar las luces de la industrialización y el comercio en la zona.

Ivo Brasseur, Valdivia, 2011

Armando Espinoza, Amargos, 2009

José Mateo Railaf, Chaihuín, 2010

En las comunidades costeras, este período de transformación de la economía local se traduce en un retorno a las actividades de subsistencia, donde la disponibilidad de recursos marinos y un creciente mercado de consumo hacia los productos del mar, orienta a las comunidades costeras a integrar esta actividad como una de las más importantes para su economía, tal como lo describen los siguientes entrevistados: “Antes era pura hacha acá en Quitaluto. Yo con bueyes y a las cuatro, cinco de la mañana los viejos estaban con el hacha, todo el día, hasta la noche cortando los palos, con otro socio igual, el otro partiendo y arrumando. Los buenos se hacían diez metros dicen en el día, los mas guapos pal hacha. Después ya eso se acabó, todo eso terminó y me volví pa’l mar. Seguí en la mar”.

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Memorias de la Mar

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“Todos mis familiares por la parte Andrade, son de Osorno. También de la parte de Chiloé. De por ahí empezaron los Andrade, pero se quedaron en Osorno y de ahí partieron pa otros lados. Mi padre, él era de acá de La Unión, del campo igual. Por eso estamos acá, él fue obrero y vino a trabajar a la cordillera y de ahí trabajó en el Faro de Galera, fue responsable del Faro de Galera. Pero cuando ya quedó sin pega, se salió del Faro Galera y se vino más acá a vivir, a Piedra Redonda que le llaman. Y ahí compró ese terreno acá po, a otra familia que vivía antiguamente, y ahí se inició en la pesca mi papá. Tenía un montón de cabros, hijos, y a todos los andaba trayendo y al final fuimos todos pescadores. Ese año se usaban los botes a vela, las embarcaciones a vela, no había a motor. Y ahí se inicio en la pesca, y ahí después, cuando nosotros fuimos grandes seguimos lo mismo, en la pesca, trabajando en la pesca”.

Juan de Dios Colipay Andrade,

“Nosotros lo primero que hicimos en el 60, como te decía, fue un bote para la pesca. Allá abajo, de donde los Huala, llegábamos en la tarde de la pesca, pasábamos a comer y altiro venir a trabajar aquí. Yo para trabajar era duro, todavía trabajo, y empezamos a hacer la casa después, a juntar madera. Claro que primero para empezar, conseguí unos bueyes y traje madera que había botada allá en la parte de atrás del cementerio allá, había una parte ahí, había harta madera varada del maremoto. Fui a recoger madera, fui a recoger lo que me podía servir y la cargué con bueyes, pa’ empezar a levantar la casa. Dos años demoré en techar y tinglar por que iba juntando poco a poco la madera po. En esos tiempos cuando trabajaban esas empresas de la cordillera bajaba tanto alerce por el río po, que eso uno igual lo aprovechó. Como se salvó mi botecito chico que tenía, con ese salía a recoger madera y ahí se dio tejuela y toda la cuestión pa hacer la casa”.

Guillermo Gonzáles Garay,

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Chaihuín, 2010

Chaihuín, 2010

Como vimos en el capítulo anterior, donde se relata la experiencia durante la década del 60’ y 70’ de Coopesval, en esta época se da curso a una política de reconstrucción orientada al fortalecimiento y apoyo de las actividades productivas de extracción y transformación de recursos naturales, a través de la implementación de subsidios en tecnología, recursos humanos y beneficios tributarios, orientados a que la industria local pueda agregar valor a sus productos y abastecer el mercado local y nacional. Todo esto, desde gobiernos que promovieron un modelo económico nacional desarrollista basado en la sustitución de importaciones que pretendía impulsar la industria nacional y el consumo de los productos a nivel interno. En este contexto, y durante el gobierno de Alessandri Rodríguez y Frei Montalva, fueron las cooperativas agrícolas y de pesca artesanal las encargadas de acceder y administrar el acceso a las políticas públicas establecidas, como los subsidios y sistemas crediticios para el acceso a nuevas tecnologías. Pero si bien esta figura asociativa desarrolló adecuadamente el objetivo de distribuir e implementar capacidad tecnológica y humana en los rubros pesqueros y agrícolas, existieron muchas comunidades y personas que no son parte de estas experiencias de manera directa. Es en este punto donde proponemos que la llegada de esta renovación tecnológica implica un impacto más allá del grupo beneficiario directo, ampliando su marco de influencia a toda la comunidad. Tal podría ser el caso de Coopesval, que en el caso de la implementación de nuevas tecnologías en la pesca artesanal, su margen de influencia y difusión de información abarca a todos los pescadores de la zona costera.

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Heraldo Gonzáles Garay,

Es así como el conocimiento sobre la llegada del “motor Lister” y el traje de “hombre rana” llega a Chaihuín, Huape, y Huiro. Una de las primeras familias en adquirir esta nueva tecnología son los hermanos Gonzáles Garay, cuyos padres se asientan en la zona a principios de 1900 atraídos por el trabajo en las faenas forestales, pero que tras el cese de la actividad, se quedan en la costa y sus hijos aprenden y desarrollan el oficio de la pesca artesanal.

Chaihuín, 2010

Don Guillermo, Don Heraldo y Don Marco Gonzáles Garay, participan del sindicato de pescadores de Amargos, el cual se transforma posteriormente en la Cooperativa de Pescadores de Valdivia (1960). En este espacio se accede a la información de nuevas tecnologías, y se espera el acceso a ellas tras el desastre de 1960.

Nos retiramos de la cooperativa, y al año, dos años, ya teníamos nuestro motor. Y como éramos conocidos con los de Amargos, conversábamos siempre con ellos, y ahí les conté que habíamos pedido un motor también, conversando con los pescadores. Y ellos me decían: pero pidieron particular? Ah! Quizás cuando le va a llegar su motor!! Toda la gente creía que no nos iba a llegar. Y a nosotros nos prometieron que en tres meses llegaba, y nosotros estábamos pagando el motor, y ahí justo nos llego primero el motor a nosotros, y un tiempo después llegaron los de la cooperativa”.

Debido a malos entendidos y problemas administrativos con Coopesval, esta familia de pescadores de Chaihuín se retira de la organización, pero mantienen la idea de que es necesario acceder a estas nuevas tecnologías para el desarrollo de la actividad pesquera. “En ese tiempo había una cooperativa en Amargos, nosotros fuimos socios de la cooperativa de Amargos (Coopesval), y teníamos la intención de pedir algunas herramientas de pesca que llegaban. Y yo lo primero que hice fue una solicitud para un troliguán, que en ese tiempo se sacaba mucho pescado con troliguan, que es una red con malla chica, que son tres telas, que lleva dos telas grandes afuera como una red corvinera, y una malla chica en el medio, entonces el pescado al quedarse ahí, pasa y queda ahí atrapado, porque había mucho robálo en esos años.

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Así que ahí nos pusimos de acuerdo y yo me integre para tener un troliguan lo más rápido posible, para tener para la pesca. Así que hice la solicitud, y yo tenía siete acciones me acuerdo compradas. Pero uno tenía que tener diez acciones compradas para poder ser socio con derecho a crédito, pero postule igual porque hubo gente que igual se le entregaba el materia si le faltaban unas pocas acciones igual lo iba pagando, dependía del encargado de los créditos que estaba ahí. Al final este hombre dijo que no, que me faltaban acciones, siendo que a otra gente que tenía menos acciones incluso la habían entregado materiales. Así que de ahí, retrocedimos en la cooperativa, ya no quisimos ir más a reuniones, y ahí nos hicimos un bote nosotros, y empezamos a trabajar en la pesca. Antes nosotros pertenecíamos al Sindicato de Amargos, porque aquí no había, y éramos poquitos pescadores aquí, así que nos sumamos al de Amargos. Era la única organización de pescadores en ese tiempo, no había otra. Y por un curita de Corral igual yo me metí, el padre Juan, que teníamos buenas relaciones y él me aconsejo que entrara a la cooperativa.

Heraldo Gonzáles Garay, Chaihuín, 2010

La llegada de tecnología a las comunidades costeras durante los primeros años de la década del sesenta, fue una empresa asumida por los núcleos familiares, debido al alto costo de la inversión inicial, es así como entre grupos de hermanos o familiares cercanos, se articulaban para poder juntar el dinero necesario y traer a la costa los primeros motores y trajes de hombre rana.

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Al respecto, Don Heraldo Gonzáles nos cuenta la experiencia de su familia: “Con un hermano que se llamaba Marco, que falleció él. Estábamos al tanto en revistas que habían salido los famosos buzos rana. Entonces nosotros estábamos de antes tan entusiasmados con conseguir un equipo escafandra, pero esos los daba de baja la armada. Entonces habría que ser compadre de alguien que lo ayude para poder comprar uno, así que era muy difícil. En Amargos se veían buzos rana, pero era difícil. Así que ahí yo le dije a mi hermano, oye porque no tratamos de comprar nosotros un equipo de buzo rana, juntamos plata para pagar todo lo posible, y ahí vemos si podemos quedar debiendo, o si pagamos con la plata que tenemos mas la venta de unos animales que tengo, y ahí vemos si podemos. Pero teníamos que ir a Santiago, entonces le pedimos ayuda a una Sra. de Corral, conocida de nosotros que vivía en Santiago, así que tomamos contacto con ella, hicimos unas cartas, porque en ese tiempo teléfono de donde. Y la contactamos, así que nos coordinamos para poder viajar y quedarnos con ella. Porque no conocíamos nada. Así que nos fuimos e hicimos compromiso con la casa que tenía los equipos. Y también, a la vez, tratamos de juntarnos con mi otro hermano, acá con Guillermo e hicimos una sociedad de tres y ver si podíamos pedir un motor también, porque motor era lo que mas nos hacía falta. Así que nos pusimos de acuerdo casi en el mismo período, hicimos los contactos y una plata que teníamos la depositamos para un motor “lister”, unos motores ingleses que llegaban en ese tiempo. Y como digo, de ahí no demoro nada el equipo rana, lo mandaron rápidamente. Trajimos una parte nosotros, y lo otro llego después. Y de ahí un hermano, el que falleció, empezó a practicar con las indicaciones que le habían dado y con un folleto. Así no mas lo hizo. Entonces aprendió muy rápido, al que le costo fue a mi”.

La llegada del motor y el buzo rana durante la década del 60 implicó evidentes cambios en las metodologías de extracción y las cantidad de recurso que podía capturar la pesca artesanal, pues de ser una actividad desarrollada sobre el mar, con ingeniosas técnicas de captura, ahora pueden acceder al fondo marino y movilizarse con mayor facilidad, mejorando los tiempos bajo el agua y las posibilidades de captura de recursos.

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Pero además de este factor a nivel técnico, la llegada de esto nuevos implementos al mundo pesquero artesanal y la demanda creciente de productos marinos implicaron un aumento en la extracción, venta y dividendos monetarios obtenidos de su actividad, pudiendo acceder a estas nuevas tecnologías con mayor facilidad en un breve espacio de tiempo, impulsando la incorporación de nuevas generaciones al oficio pesquero tras los buenos resultados y permitiendo la independencia mas temprana del núcleo familiar, eje productivo inicial, aumentando el numero de buzos en la década del 70’. Al respecto de indica:

Heraldo Gonzáles Garay, Chaihuín, 2010

Heraldo Gonzáles Garay, Chaihuín, 2010

“Pero eran buenos años, buenos años en la pesca. Había arto interés en el loco y el erizo, así que nos hicimos una chata más grande después, y con el motor que llegó y seguimos trabajando solos, sin hacer compromisos con nadie. Íbamos a vender a Valdivia si podíamos, directo. Pero en ese tiempo como era abundante el loco y el erizo. El erizo era lo más abundante, eso era lo que mas comercializábamos. Y ahí a los tres años tuvimos nuestra lancha más grande, y ahí pudimos trabajar con más facilidades, ya teniendo motor, eso fue una gran ayuda. Ha valido la pena siempre sacrificarse. Éramos los únicos que teníamos motor a un principio. En la pesca sacábamos congrio, sierra, robálo. En el buceo el loco y el erizo. Nosotros entregábamos a intermediarios. Ellos nos pedían el loco y el erizo grande, todo escogido, y ellos enviaban a Santiago, y el resto quedaba en Valdivia. Ese no era tan clasificado. Y los precios eran variables, a veces eran más o menos buenos. Otras veces no tanto, depende de la cantidad que iba llegando. En eso había que cuidarse, nosotros tratábamos de aposar el erizo, hasta 20.000 erizos aposados, puros escogidos grandes, porque si veíamos que estaba un poco mala la cosa, mejor no entregábamos. Hasta que se arreglaba, y como ya nos conocían, ya después nos mandaban a avisar con alguien y los llevábamos a Valdivia cuando mejoraba el precio. Después ya nos fue bien, y tratamos de tener cada uno su equipo con mis hermanos, e independizarnos. Entonces compramos otro equipo y cada cual quedo con su equipo”.

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Memorias de la Mar “Yo cuando empecé a bucear tenía 16 años, 17 años. Esa era la edad que tenía. Cuando buceaba, sacaba el erizo y el loco. Eso era lo primero que se empezó a sacar aquí y ese era el fuerte, como se dice, del trabajo. Después cuando ya empezó a escasear el erizo, el loco, ya se empezó a bucear el congrio, la jaiva, porque aquí en mar abierto hay de eso nomás, el piure igual. Había en esos años todas esas cosas, ahora se ha perdido todo.

Memorias de la mar

Leonidas Torres Garrido,

Primero entraron mi cuñado, el Cacho y otro cabro. Entraron el primer año, y el segundo año estuvimos nosotros en ese curso y ahí aprendimos a bucear. Después para salir, la primera vez, la primera vuelta de buzo, yo la trabaje a un caballero, Don Lalo Ponce, que vive por allá por Huiro. Cuando termine el curso me dijo que tenía una máquina con equipo y no tenía quien se la trabaje, no tenía buzo así que yo le dije que sí, porque yo no tenía máquina y no tenía nada y ahí estuve trabajando con él. Ahí trabajé, trabajé casi un año, cuando venían los buenos días me iba temprano todos los días, o a veces me quedaba allá a alojar y me iba después, cuando se echaba a perder el mar me volvía. Esa era mi rutina. Y después el Cacho Huala, que también estaba trabajando con un equipo de acá de un compadre que tengo, el gordo Oyarzún, hizo unos ahorros, tenia ahí una plata, vendió unos animales, le fue tan bien a este cabro y se compro otro equipo, y ese equipo me lo paso a mi y empezamos a trabajar juntos otra vez y ahí le pase la maquina a este otro caballero y me quede acá. Después con eso, nos fuimos a San Pedro por allá al lado de Osorno ahí nos fuimos, estuvimos como mas de dos meses trabajando, y el Cacho pago su lancha y cuando volvimos acá me vendió el equipo que tenia, el que usaba yo acá como en parte de pago, y ahí ya al final ya empecé a tener mi equipo, mi bote, me compre un botecito y por ahí empecé.

Huape, 2010

Nosotros usábamos un compresor nomás, un motor, un compresor, no con botella. Sino con una manguera. Por intermedio de una manguera le llega el aire abajo a uno donde anda buceando. Yo el primer día que quise aprender a bucear me prestaron el equipo y me metí al agua y aprendí altiro. El mismo día, y de ahí ya me entusiasmé po. Porque yo cuando era más cabro veía ya que los buzos andaban trabajando por ahí y podía estar un día entero mirándolos como buceaban. Entonces me dio tanto entusiasmo de bucear que aprendí rápido”.

Durante la década del 70’, tras el auge de la actividad pesquera a partir del buceo rana, la Armada de Chile, a través de la Gobernación Marítima comienza a dictar cursos para enseñar el oficio de buzo artesanal y también validar los aprendizajes de los pescadores autodidactas. Los buzos formados en estas instancias, se incorporan en las faenas de los pescadores que durante la década anterior se transforman en patrones de lancha y dueños de maquinaria de buceo, trabajando para ellos, y accediendo en un breve tiempo a sus propios equipos. “Aprendí la pesca un poco con mi papa, porque yo salí de muy cabro de mi casa. Pero lo demás lo aprendí acá con un amigo, el Cacho Huala, que trabajaba allí donde me críe, antes que me case. Con ese trabaje harto, con el Cacho. Así que después de los años ya vinieron a dictar cursos de buceo, como el 74 sería. Había un profe ahí, un caballero que se llamaba Orlando Burgos, él había estado parece en la Armada, el era el que dictaba el curso, el profe.

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Fredy Colipay, Chaihuín, 2010

Don Alberto “Hueto” Maripan, Pescador y Buzo Artesanal, es nombrado por distintos entrevistados como un hombre de mar que entregó formación en el oficio de la pesca artesanal a varios otros pescadores de la zona. 32

Elías Maripane, Chaihuín, 2010

“A mi me enseño a bucear Hueto Maripán32, él me enseñó a bucear a mi. Le dije a Hueto po, le dije a la Marcela primero, que es mi prima, le dije al a Marcela si me podía enseñar. La Marcela lo conversó con Hueto, y el me enseñó y fue mi profesor, un extraño. Después cuando yo aprendí a bucear, él mismo se encargó y me compró un equipo de buceo para que se lo trabaje. Con Hueto estuve trabajando en el buceo ocho años, él me enseñó y de alguna manera tenía que pagar po. Sacábamos en ese tiempo loco, era la fiebre del loco. Cuando me tiré al agua la primera vez, cuando me enseñó, se me reventaron la nariz, los oídos y con las ganas de aprender me saqué 240 locos y en ese tiempo pagaban a diez pesos el loco parece, me gané quinientos pesos. De ahí me dijo ‘Fredy, querís aprender a bucear bien? Si po’ le dije yo. Me dijo ‘vay a aprender rápido’ ya, me dijo ‘te voy a comprar un quipo de buceo pa que lo trabajes’.

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Entonces él era mi patrón y él me arreglaba a mí, mi parte que a mí me correspondía. Entonces ya habían pasado ocho años con él y me dijo – siempre me acuerdo yo- este equipo va a ser pa ti, me dijo. Cuídalo, haz de cuenta que es tuyo. Yo le tenía cariño por que él me compró un equipo nuevo, un motor nuevo, el compresor de aire era más chico, mas viejo, pero, el motor estaba impeque. Yo un día le tire los corridos también a él y le dije si me lo podía vender, ‘yapo, voy a sacar mis cuentas primero y de ahí te lo vendo’ (…) De repente Hueto dijo ‘ya!’ ‘cuando es que vamos a vender el equipo’ le dije, ‘ahora po’. Ya había ganado sus monedas el hombre ya con mi trabajo. Sabe que me vine a las doce de la noche, me vine de allá a buscar la plata porque yo quería tener mi equipo y llegué allá de a pié, me fui por aquí arriba y le dije ‘aquí está’. Sabe que después de tres días de trabajo, porque me tocó una mansura buena- mansura le llamamos nosotros cuando queda la mar echadita así, tranquilita- en tres días recuperé las lucas. En tres días recuperé esa plata que había juntado cuanto tiempo, claro, era bueno ese tiempo, fines de los setenta-ochenta, era el boom del loco”.

Fredy Colipay,

“Yo trabajaba con las máquinas de buzo rana que tenía mi papá, el tenía dos máquinas. Una la trabajaba yo y la otra, otro colega. Y ya como a los dos años me independicé, compré una máquina propia y ya cuando tenía 18-19 me tuve que ir al servicio, y ahí estuve dos años. Y cuando salí, seguí con mi papá trabajando en el buceo”.

José Ribera Baeza,

Además del desarrollo del buceo, la actividad pesquera con espineles, redes y lienzas se mantuvo, extrayendo corvina, congrio, sierra y jureles, que durante las décadas del 60 y 70, aun no se veían disminuidos por la presión de la pesca industrial, al igual que la sardina, principal carnada para armar los anzuelos en los espineles.

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Chaihuín, 2010

Amargos, 2010

“Si no se podía bucear, salían otras faenas al tiro, sobre todo el congrio con espineles. Claro, cuando no se podía bucear, se hacía otro tipo de faenas porque el congrio también lo trabajábamos en el tiempo de Diciembre, desde Septiembre en adelante mejor dicho. Antes había más carnada también, que se usa la sardina, más pescado porque ahora también, año a año va escaseando más po. Imagínate que los cerqueros a veces vienen a trabajar aquí adentro, dentro de la Bahía de Chaihuín Fredy Colipay, po, cuando aquí no es permitido.” Chaihuín, 2010

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El recuerdo de una pesca abundante, donde los tiempos de faena rendían buenas capturas que eran comercializadas en la Feria Fluvial de Valdivia, tanto a intermediarios que los distribuían a otras partes del país, como al comercio local, son los recuerdos de niñez y juventud de estos pescadores: “La pesca igual era abundante en ese tiempo. La pesca antes uno salía una hora a pescar congrio, ahí sacaba lo que quería. Ahora ni eso sale, puede amanecerse uno pescando afuera o a calar 5 mil anzuelos para sacar congrio y no saca ni la mitad de lo que sacaba antes con 300 anzuelos. Nosotros cuando calábamos aquí, los que más salíamos a calar espineles, calábamos 500 anzuelos. Espineles horizontales. Calábamos 500 anzuelos y sacábamos 300 kilos de congrio. Ahora no po, ahora calamos 5 mil anzuelos y sacamos 50, 60 kilos de congrio”.

Leonidas Torres Garrido, Huape, 2010

“Ahí se hacían las ventas, en la feria fluvial, ahí llegaban compradores antes, se compraba por cantidad. Pa’ llevar pa’ otros lados y vender ahí en el pueblo igual. Ellos compraban ‘por mayor’ le llamábamos nosotros en esos años, y ellos revendían al pueblo. Eran empresas, o sea eran compradores, personas que tenían plata nomás. En esos años me acuerdo de don Antonio Belliazzi, el otro era don Guillermo Koff, esos eran los compradores los que había ahí, los que mandaban con todo el negocio ahí. Y así habían varios más, que eran más chicos, que compraban de a poco. Pero esas persona compraban por cantidad”. “Como a la mitad de los 70 más o menos, en ese tiempo se compraba el loco y el erizo. En ese tiempo mi papa tenia una lanchita chica e íbamos a Valdivia a vender, loco, jaiba, corvina, lo que salga lo íbamos a vender allá. Íbamos a vender a la fluvial ahí. En ese tiempo no habían distinciones, solo distintos portes, grande y regulares. Íbamos a Valdivia en eses tiempo era sufrida la cosa, porque nosotros cuando llegábamos a Valdivia llegábamos a las 10-11 de la noche, tirábamos los pellejitos no mas, ahí al lado del cemento, y ahí dormíamos, junto con los fluviales que estaban ahí, que tenían sus cosas y dormían ahí cuidaban sus cosas, porque nunca acarreaban las cosas para su casa, sino que ahí hacían carpa y quedaban cuidando ahí mismo. Así que con nosotros igual, tirábamos los pellejos y dormíamos en el cemento, hasta el otro día temprano que llegaban los conchenchos a comprarnos los locos y lo otro que llevábamos”.

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José Ribera Baeza, Amargos, 2010

La llegada y masificación del traje de buzo rana, así como el motor marino durante la década del 60 y 70’ transformó la pesca artesanal hasta los días de hoy. Permitió hacer mas livianas las duras faenas extractivas y de comercialización, y generó una transformación en la economía costera, al surgir la pesca y el buceo como el centro de la actividad económica, donde las generaciones jóvenes se incorporan rápidamente y con altas expectativas al trabajo en la mar. En el capitulo siguiente, analizaremos como este cambio tecnológico y el posicionamiento de la pesca artesanal como un rubro económico importante y creciente, coincide con los cambios estructurales a nivel político, social, económico y comercial vividos por el país luego del golpe militar de 1973, donde Chile se abre al mercado internacional, sube la demanda de recursos marinos desde 1974 en adelante, pero con ello, la sobreexplotación se hace presente.

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Capítulo III (1981- 1989) Mercado, Pesca Artesanal y sobreexplotación: Las “fiebres” por los productos del Mar. 126

1. ANTECEDENTES SOBRE EL PASO DEL MODELO NACIONAL DESARROLLISTA AL MODELO NEOLIBERAL EN CHILE Y SU IMPACTO EN EL RUBRO PESQUERO (19731989). El Estado chileno, desde el año 1938 a 1973, impulsó un modelo económico de sustitución de importaciones, proceso conocido como Nacional Desarrollismo, donde se implementaron una serie de incentivos orientados al fortalecimiento y desarrollo de la industria nacional, cuya producción era destinada al consumo interno del país, estrategia surgida a nivel mundial tras la crisis económica de Estados Unidos en 1929.

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Producto Interno Bruto (PIB), mide el valor de mercado de todos los bienes y servicios, desde las manzanas, hasta las cremalleras que produce un país durante un año. En: Samuelson, P y Nordhaus, W. 1992.Economía. XIII edición, Editorial McGrawhill. Pp. 92. 35

Este modelo económico y las políticas públicas desarrolladas hasta 1973, dieron curso a experiencias comerciales e industriales a todo nivel, tal como la recientemente analizada Cooperativa de Pescadores de Valdivia (COOPESVAL), proceso que contó con un importante respaldo estatal (CORFO, INDAP) para la implementación de infraestructura y medios de producción, posicionando sus productos en el mercado nacional, donde el objetivo era abastecer Santiago y la provincia de Valdivia, con sus principales centros industriales y urbanos: la ciudad de Valdivia, Panguipulli, La Unión y el Puerto de Corral, mas que orientarse a la exportación de recursos pesqueros. Con el derrocamiento del gobierno socialista en democracia el año 1973, la dictadura militar desde 1974 comienza a implementar una serie de reformas orientadas a la transformación del modelo económico nacional desarrollista, pasando a un modelo de libre mercado, donde “el rol del estado fue desmontar el sistema de incentivos que rigió durante el periodo de la sustitución de importaciones (19381973) e implementar un modelo económico liberal orientado a las exportaciones33. Estas reformas “estaban orientadas por la idea de que, una vez asentado el imperio de las fuerzas de mercado, los recursos serían asignados (sin costo) a las industrias de exportación en que el país tenía una ventaja comparativa, lo cual conduciría al rápido crecimiento, no solo de las exportaciones, sino también del producto global34.

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Agosin, M. 2001. “Reforma comerciales, exportaciones y crecimiento. En FfrenchDavis, Ricardo y Stallings, Bárbara. 2001. “Reformas, Crecimiento y Políticas Sociales en Chile desde 1973”. Pp.102-103. CEPAL, LOM Ediciones. Santiago de Chile.

36

33 Agosin, M. 2001. “Reformas comerciales, exportaciones y crecimiento” Pp.101 en Ffrench-Davis, Ricardo y Stallings, Bárbara. 2001.”Reformas, Crecimiento y Políticas Sociales en Chile desde 1973”, CEPAL, LOM Ediciones. Santiago de Chile.

Ibíd., Pp. 99

34

37 Trauttman, M. 2009. Antecedentes Generales sobre la implantación del modelo de acumulación orientado a las exportaciones en el caso de Chile. En: Bahamondes, M. 2009. Efectos del modelo de acumulación orientado a las exportaciones en economías locales. Compendio de documentos. Pág. 29. Grupo de Investigación de Ciencias Sociales y EconómicasGICSEC, Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Santiago, Chile.

Este cambio en el modelo económico asume que, al ser Chile un país pequeño, “los mercados internos son pequeños y su demanda no puede apoyar un crecimiento sostenido del PIB35: cualquier impulso al desarrollo económico originado en la expansión de la demanda interna tenderá a agotarse con cierta rapidez. Por el contrario los mercados de exportación son casi ilimitados para un país pequeño y por lo tanto, no presentan restricciones al crecimiento por el lado de la demanda”36. Desde este punto de vista se asume que para lograr el crecimiento, son las exportaciones el principal mercado al cual debe orientarse la producción nacional, estimulando su aumento y diversificación e implementando desde el año 1974 un programa de reformas políticas y legales orientadas a la liberalización del mercado y a la reducción del papel regulador y promotor del Estado. De acuerdo a Trauttman (2009) y Agosin (2001) las principales acciones para la liberalización del mercado y su orientación a un modelo de acumulación basado en las exportaciones parten con la eliminación de todas las barreras arancelarias y el control a los precios definidas durante el gobierno de la Unidad Popular. Además, se realiza una reforma tributaria, instaurándose el impuesto al valor agregado (IVA), se deroga el Código Laboral de 1931 que reglamentaba la relación de capital de trabajo y se suprimen la mayoría de los derechos sindicales existentes37.

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Se suprimieron las principales restricciones no arancelarias y en 1974 se anunció una reforma arancelaria con el objeto de eliminar la protección a los sustitutos de las importaciones, de manera que hacia 1977 el arancel promedio cayó de un 94% a un 20%, y hacia mediados de 1979 la tasa arancelaria baja a un 10% uniforme38. La importación de bienes de capital39 que no pagaban aranceles quedó también afectos de arancel, pues la idea es desestimular la producción destinada al mercado interno y orientar la acumulación hacia actividades exportables40. En cuanto a la liberalización del mercado financiero durante la dictadura militar, este implicó en 1975 una reforma que incluyó la privatización de los bancos, la eliminación de los topes máximos de las tasas de interés, la reducción de las tasas de encaje bancario, y la eliminación de toda restricción al crédito (…) por consiguiente el sector creció enormemente, las operaciones financieras desplazaron a las inversiones reales y las tasas de interés pasaron desde muy negativas, a ser extremadamente elevadas en términos reales. En este escenario la reestructuración de empresas que producían para el mercado interno, o su transformación en exportadoras, resultaba casi imposible41. A partir de las reformas planteadas, el crecimiento de las exportaciones se eleva desde el mismo año en que se declaran las reformas. La economía chilena se abre al mercado, cambiando su centro gravitacional desde los sectores no transables o importables, a otra donde su sector principal son las exportaciones (Agosin, 2001).

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38 Ffrench-Davis, 2001 en Trauttman, 2009, Pág.29 39 Bienes de Capital: Bienes duraderos que se utilizan a su vez en la producción (equipo o maquinarias que normalmente se espera que duren más de tres años. En: Samuelson, P y Nordhaus, W. 1992.Economía. XIII edición, Editorial McGrawhill. Pp.1127. 40 Trauttman, M. 2009. Antecedentes Generales sobre la implantación del modelo de acumulación orientado a las exportaciones en el caso de Chile. En: Bahamondes, M. 2009. Efectos del modelo de acumulación orientado a las exportaciones en economías locales. Compendio de documentos. Pág. 29. Grupo de Investigación de Ciencias Sociales y EconómicasGICSEC, Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Santiago, Chile.

41 Agosin, M. 2001. “Reforma comerciales, exportaciones y crecimiento” en FfrenchDavis, Ricardo y Stallings, Bárbara. 2001.”Reformas, Crecimiento y Políticas Sociales en Chile desde 1973”, Pp. 111.CEPAL, LOM Ediciones. Santiago de Chile.

Con el Decreto Ley 701, de 1974, instaura un subsidio del 75% a las plantaciones exóticas de pino y eucalipto, promoviendo el rubro forestal para exportación.

42

Agosín, 2001, Pág.105.

43

Estas además se diversifican mas allá del cobre, incorporándose al mercado exportador siete categorías, entre las cuales se encuentran: otros minerales, productos agrícolas, madera y productos de madera, papel y celulosa (sobre todo esta última42), el rubro pesquero a través de la harina de pescado y otros productos pesqueros (conservas y congelados); y otras manufacturas. Todos estos productos destinados a la exportación se caracterizan por el uso intensivo de recursos naturales o la aplicación de tecnologías estandarizadas43. De acuerdo a lo datos entregados por Agosin (2001) tanto para los rubros indicados, como para el rubro exportador de harina de pescado y otros productos del mar, los porcentajes de crecimiento son particularmente elevados entre 1974-1981 y continúan en alza entre 1982-1989. Pero a pesar del aumento de las exportaciones, en el período indicado no existe un crecimiento sostenido del PIB como se esperaba en la teoría. Por ejemplo, mientras en el período 1960-1970 el PIB crece un 4,2% y el crecimiento de las exportaciones alcanza un 5,6 %; en el período de 1974 a 1981, el PIB crece un 3,7% y las exportaciones un 12,0%. De acuerdo al autor (Agosin, 2001), podemos indicar que a pesar del auge exportador de materia prima hacia el mercado internacional, la valorización de los bienes y servicios producidos por el país no se eleva de la misma manera. A diferencia del período anterior, donde la generación de productos con valor agregado para consumo interno permitía una mejor valoración de los productos y servicios transados. Es necesario indicar que esta situación respecto al aporte del modelo exportador se mantiene hasta el año 1989.

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Continuando en específico con la consolidación del crecimiento en las exportaciones del rubro pesquero, el estado impulsa una serie de cambios legislativos para ello, partiendo en 1978 con el Decreto de Ley 2442 y el decreto de Ley 175, promulgado en 1980. De acuerdo a Peña (1996) estos procesos permiten incluir a nuevos actores inversionistas, en un escenario anteriormente limitado a los actores con “derechos históricos de pesca”. Es así como se determina un régimen de libre acceso a los recursos del mar, donde todas las solicitudes de permisos de pesca (de pescadores residentes) debían ser aceptadas, si cumplían con requisitos técnicos mínimos, no especificando mayores condiciones para su otorgamiento. En paralelo a esto (Peña, 1996), se crean en este período las primeras dos instituciones especializadas en pesca, para la regulación del rubro: Subsecretaria de Pesca (SUBPESCA), dependiente del Ministerio de Economía, encargada de establecer normativas y políticas de control sobre los recursos y la actividad extractiva, y el Servicio Nacional de Pesca (SERNAPESCA), orientado a la aplicación, fiscalización y cumplimiento de la legislación pesquera vigente, así como llevar el levantamiento de información del sector público respecto de la actividad pesquera. Pero estas instancias, ante las pocas herramientas de control y las escasas exigencias legales al rubro pesquero, sólo aplicaron como principal y única herramienta para la regulación de la creciente industria durante los años 80’ las vedas biológicas y capturas mínimas, pues el sistema de cuotas globales de pesca recomendadas siempre fueron excedidos tras la presión de mercado.

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Ibíd., 2001, Pág.104

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De esta manera, tras la implementación de estas políticas en el rubro pesquero, en el periodo que va de 1974 a 1981, la exportación de harina de pescado y otros productos marinos alcanza el 45,8 % de crecimiento de sus exportaciones44 y continua su crecimiento, pero mas regulado hasta 1989 (11,1 % desde 1982 a 1989). La falta de regulación efectiva y las presiones comerciales por la extracción de recursos pesqueros para exportación, de acuerdo a Peña (1996) determinan durante la década del 80’ una disminución del stock de peces a niveles alarmantes, llegando a la drástica situación de cerrar el acceso a pesquerías industriales desde las regiones del norte, hasta la VIII región, desde 1986 a 1991. Esta caracterización de la política económica impulsada por el gobierno militar y la inserción del modelo de acumulación exportador tienen sus impactos tanto en los índices económicos a nivel nacional, como a nivel local. Es así como en las comunidades costeras y el rubro pesquero artesanal experimenta dos fenómenos muy importantes. En primer lugar, se viven las primeras experiencias de venta de producto fresco para el mercado exportador. Se instala en la memoria colectiva de la pesca artesanal los “Boom” o las “Fiebres” del erizo, del loco, de las machas, de las algas. Proceso caracterizado por la demanda de grandes toneladas de recursos extraídos por la flota artesanal en toda la costa, actor que durante la década del sesenta e inicios del setenta puede armarse de bienes de capital (motores, trajes de buceo) gracias a las políticas de desarrollo industrial, comercial y crediticio del nacional desarrollismo, haciendo que desde 1975 a 1986, pudieran enfrentar la gran demanda de recursos.

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En segundo lugar, el impulso al rubro exportador de harina de pescado, hace que la flota industrial aumente progresivamente sus niveles de extracción, aumentando la competencia por los recursos del mar con la pesca artesanal.

2. Libre acceso, libre mercado, libre extracción. Las fiebres extractivas de la macha y loco en las comunidades costeras. El sistema de libre acceso al mar, la falta de regulaciones extractivas desde la autoridad fiscalizadora y la alta demanda del mercado exportador, cambiaron el escenario de las comunidades costeras y la pesca artesanal hacia mediados de la década del 70’. De ser su principal foco de venta el abastecimiento de Valdivia y otras ciudades de Chile, el objetivo principal de los productos del mar extraídos a partir de entonces, fue la venta para exportación a intermediarios, representantes de grandes empresas transnacionales. Los productos del mar eran y siguen siendo comercializados sin ningún proceso secundario que le entregue valor, sólo en fresco, como materia prima y en grandes cantidades, siendo los precios fluctuantes, donde el pescador comercializaba de manera individual con la empresa, sin tener control alguno sobre los precios de venta, que durante la primera década de este modelo fueron altos, pero lentamente van decayendo.

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La llegada del nuevo modelo económico de libre mercado impuesto en Chile por la dictadura militar, llega a las costas de Amargos, San Carlos, Chaihuín y Huiro, y a toda la costa chilena desatando las fiebres por diversos productos: erizo, loco, macha, algas. Así grafica este cambio uno de nuestros entrevistados:

Pedro Railaf,

“Acá se trabajaba loco y erizo, choro no, nada. Es que antes no había compradores. Antes uno iba no mas a las partes donde había loco más bonito, de la Punta Lobo pa ya, acá cerca y encontraba bonito marisco. Lo que pasa es que no se explotaba porque no compraban arto, no se exportaba, o sea, había poca población por acá, entonces se pedía poco, una cierta cantidad no mas, y no sé, la gente no conocería mucho el marisco quizás. Pero de repente llegaron los comerciantes y empezaron a pedir, a pedir, y a pedir y después en las faenas se lleno, pero cualquier bote, cualquier buzo, de todas partes…y de esto estaremos hablando unos 30 años atrás, mas o menos”.

Juan de Dios Colipay,

“Yo tenía harto trabajo de embarcación en esos años, porque como estaba el comercio de la macha, estaba el comercio del loco, del erizo, toda la gente necesitaba botes. Yo me dediqué a hacer botes no mas, no me iba a bañar a la playa po, jaja! Teníamos cualquier pega ese tiempo”

Pedro Railaf,

“A ver cuando yo empecé a bucear, como a los 20 años (1975 aprox.) por ahí. Empezaron a sacar erizo, y antes si que había, pero ese si que es difícil para que se reproduzca. Porque ahora estas costas ya no tienen erizo, la parte de Los Colmillos no más tiene, pero ya muy poco. Mismo Galera, ese era una tremenda eriza, uno donde se botaba había erizo. Es que uno realmente lo hizo mal, porque lo sacamos todo. Se iban las lanchas cargas, no se pagaba muy bien, pero como se vendía arto, se sacaba no mas. Entonces cuando se acabó el erizo, empezaron con la cuestión del loco. Y el loco estuvo bien pagado, si llego a costar como 1.500 pesos un loco, como en los 90 por ahí, y eso era súper bueno. Ahora imagínese, esta como a 500 pesos el kilo”.

Chaihuín, 2009

Chaihuín, 2010

Chaihuín, 2010

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A continuación realizaremos una descripción de dos hitos de memoria referidos al desarrollo productivo en la década del 80’ en la pesca artesanal, lo que determina el momento de más alta extracción de recursos en la costa, y como esta cadena sin límites comerciales y extractivos, impactó en el marco de 15 años aproximadamente, la presencia y reproducción de especies marinas.

Aquí fue mucha gente, si una persona mala para sacar podía sacar 20 o 30 kilos, hasta 50 kilos! Se veían blanquitas! Se me movía un poquito no mas la arena y solita entraban al quiñe”.

Juan de Dios Colipay, Chaihuín, 2010

1. La Fiebre de la Macha en las playas de Chaihuín, Colún y Hueicolla.

La macha se sacaba con los pies no mas, sacaron hartas. Después se anduvo perdiendo por tanta macha que sacaron. Tal vez la gente sacó y no aprovecho también, porque derrepente se perdió la macha. A veces sacaban y no venían a comprar, y esa macha quedaba y se echaba a perder. Sacaban no más, como no había control. El último año que sacaron machas, sacaron cantidad de machas, y no la aprovecharon, porque ahí en Los Colmillos, en Punta Lobo, ahí tenían su embarcadero donde embarcaban, pero tenían tremenda rumas de machas po oiga, después no se podía ni llegar acá a los Colmillos por la hediondez po’, se pudrió toda esa cuestión po’, cantidades y cantidades de machas po. Es que nadie tenía control de eso. Y después en Colun fue otra fiebre de la macha igual po, ahí también tenían campamento, ahí había cualquier gente ahí po, ahí hubo gente de fuera. De acá iban a trabajar igual po, la juventud de acá, como llegaba gente de afuera, niñas, de todo! Si sacaban tanta macha que no llegaban ni con ropa, menos con plata! Jajaja! Se iban los carabineros a buscar al clandestino, nunca lo pillaron. No ve que tenía tremendo forado en la playa donde enterraba el licor po. Se iban los pacos y se armaba la fiesta”.

Una de las actividades donde se experimentó la demanda y extracción explosiva de especies marinas desde fines de los 70’, hasta el año 1989 aproximadamente fue la recolección de machas. Los datos relavados en las entrevistas indican que la actividad machera partió en Playa Chaihuín, luego a playa Colun y playa Hueicolla y que debido a la sorpresiva demanda de compradores que llegaban en embarcaciones a las alejadas playas de la costa de Corral y La Unión, en un breve período de tiempo la macha se pierde de las arenas costeras hasta la actualidad. Algunos relatos que nos hablan de la llegada de estos compradores y las actividades desarrolladas por los pescadores artesanales que se incorporaron en las faenas indican lo siguiente: “… Igual que la macha. Aquí había macha antes, pero nunca se sacaba tanto porque no había comercio, o sea, se vendía de poco, en Corral de repente, pero nada más. Y de repente vino eso de la macha, llegaron los compradores y listo! Se fueron todos a esa cuestión y en un par de años no se supo qué se hizo la macha! Bueno, dicen que no se terminó, sino que se va. Antes se sacaba con los pies, con las manos, con azadón, de todas las maneras se sacaba.

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“Yo me acuerdo de rumas de machas. Y llegó gente de afuera a trabajar igual en la macha, de Queule. Hicieron campamento ahí en Peña Lobo , por ahí donde esta la Chipeadora, por ahí. Por ahí tenían un campamento de totora, de ratonera, de ese pasto largo, hicieron tremendos campamentos los viejos, había harta gente ahí.

Pedro Railaf, Chaihuín, 2009

Las primeras experiencias de extracción en Chaihuín, que de acuerdo a nuestro entrevistado, Danilo Gonzáles Huala, habrían sucedido antes de 1986. Durante los años venideros, la inclusión de muchas personas jóvenes y adultos a las faenas de las machas desde Chaihuín, Huiro y otras comunidades de la costa se debe, no solo a la alta demanda comercial que tuvo esta especie, sino que en esos años también se experimentó la disminución del recurso Loco y la aplicación del primera veda biológica de este molusco, desde el año 1989 a 1992.

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Sobre la incorporación de la población joven a esta faena, se indica: “También hubieron unos meses en ese año 87’ u 88’ mas o menos, en que nosotros no vivimos en Chaihuín. La gran mayoría de los pescadores en Chaihuín se trasladó a Colun, por el tema de la extracción de la macha. Porque aquí también hubo macha en los primeros años, antes del 86’ se extraía machas en Chaihuín y había como un trabajo de recolección bastante fuerte, después fue en Colun. Entonces nosotros nos trasladamos para allá a trabajar, y para algunos fue de varios meses. Yo te puedo decir que estuve como un año y medio ahí metido, pero en ese tiempo no veíamos tampoco el impacto.

En ese tiempo trabajábamos y traíamos las machas hacia Huadey, a la playa y ahí estaban las embarcaciones grandes, ahí desembarcaban los lanchones. Casi todos los días era ese trabajo de estar acarreando macha de allá de Colun. Le traíamos a toda la gente que podíamos traerle y después estuvimos, serian como un año que estuvimos correteando ahí. Y después de eso entraron los vehículos, las camionetas, jeep. Después ya no trabajábamos con ellos sino que entregábamos allá mismo, echamos a la camioneta las machas y las camionetas las acarreaban a Huadey. Eso después, ya como al segundo año, porque fue como dos, tres años que estuvimos pegados en esa cuestión.

Danilo Gonzáles Huala, Chaihuín, 2010

Nosotros pasábamos largas temporadas, nos veníamos los meses de invierno, algunos, porque como te digo, fácilmente yo me pude haber pasado un año y medio metido ahí. Veníamos a casa a ver a nuestros viejos, pero volvíamos porque el trabajo estaba ahí. Mientras había marea, mareas bajas, tenías la posibilidad de poder sacar macha.

Y después nos fuimos a Hueicolla a trabajar donde está el santito Chaguay a la playa allá, ahí estaba el otro banco de machas, hasta el mismo Hueicolla. Ahí estuvimos trabajando y también se sacaba en lancha nomás po`. Ahí se sacaba en lancha y ahí estaban los vehículos que acarreaban pa` allá, pal` puerto de Pichihueicolla, un puerto donde cargaban las lanchas con la mercadería”.

Se armaron campamentos, pero todos estaban en campamentos distintos, la gente de Huiro estaban en un campamento, la de Chaihuín en otro campamento, las de Queule en otro lado, o sea, eran como tribus. Sí, eso éramos en realidad”.

La explotación fue intensa, y abarca un margen de tiempo aproximado de 8 años, donde desde el inicio de la explotación sucede en Chaihuín, y va avanzando hacia el sur, como una especie de frontera movediza, hasta llegar al Río Bueno, en el sector de Hueicolla. Se forman campamentos de recolectores venidos desde Queule, Valdivia, Niebla y las comunidades costeras de Corral, quienes se diferencian entre si por las distintas técnicas que emplearon para extraer las machas. Al respecto, uno de los participantes en estas faenas recuerda:

Además de la faena de recolección, la actividad machera incorporó el servicio de personas que trasladaron la producción en carretones tirados por yuntas de bueyes, principalmente habitantes de la comunidad de Huiro. Posteriormente, al aumentar la cantidad de recolectores venidos desde diversas partes de la región, se incorporaron automóviles que movilizaban a los recolectores y sus machas por los 9 Km. de extensión de playa Colun: “Yo trabajé en las machas en Colun y después de ahí nos trasladamos, cuando se terminaron las riquezas nos fuimos a Hueicolla, por ahí fuimos a terminar con lo del macheo. Bueno, el macheo fue harto trabajo porque pa` sacar ese producto tuvimos que acarrearlo a Galera, hablando de ahí de la playa de Colun, ahí tuvimos que carretear hacia Galera. Yo era un carretero po`, trabajé con carreta con buey.

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Ruperto Antillanca, Huiro, 2010

Danilo Gonzáles Huala, Huiro, 2010

“La playa no la dividíamos, si no que si se encontraba un banco -al banco le llamábamos nosotros a las partes bajas (o le llamamos aún) donde podíamos encontrar la macha y se forman de acuerdo a las mareas, o de repente había una malura de mar por ejemplo y trasladaba esta playa para un lado o para otro y ahí se descubre un banco en un lado- todos nos íbamos para allá y así estábamos todos sacando.

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Memorias de la Mar Claramente nosotros no lográbamos ni siquiera sacar la mitad de lo que sacaban ellos, los del norte, estaban mas acostumbrados, tenían unos chinguillos, ellos trabajaban sin traje de buceo, nosotros si. Eso los mantenía mas afuera a ellos, se echaban unos aceites en el cuerpo para mantener el frió y tenían otras técnicas. Nosotros no porque era como bailar twist no mas y venia una ola y nos pescaba y nos mandaba para la orilla y después teníamos que volver al lugar a ver si es que encontrabas el mismo sitio. Pero los nortinos no, los nortinos trabajaban hasta con cinturones con plomo para mantenerse en el lugar, se echaban un aceite, en realidad nunca supe que tipo de aceite era el que se echaban, parecía como una vaselina en realidad. Ellos usaban un chinguillo, que es un quiñe (nosotros usábamos quiñe) con un aro mas grande, redondo, de fierro, donde el aro lo anclabas en la arena y hacías un movimiento para que toda la macha se meta sola hacia el chinguillo. En cambio nosotros no, porque nosotros sacábamos de a una la macha. Claro el chinguillo también tenía la desventaja que caía muchísima macha afuera, y esa varaba y la gaviota estaba en su salsa!”.

Memorias de la mar

Huiro, 2010

“Sí, ahí se terminó la macha, hasta los días de hoy. Había un campamento en Hueicolla, como una ciudad y se mataban viejos ahí po. Claro, porque llevaban trago, eran bravos. De Queule, del norte, como trescientos viejos ahí po’. Ahí terminó la macha, sacaban cien, doscientos kilos en el día. A veces los pillaba el tiempo malo, porque no había salida por tierra y no venía la lancha que retiraba y todo se podría, la macha la votaban. Y ahora no se pilla ni una, ni pa’ carnada! Yo fui como cuatro veces, pero eso no duró mucho, ve que los buzos no le duro na po’, un par de meses no mas y terminaron.

¿Así de rápido? Claro! Es que es igual que cuando llegan las sardinas: se ven los pájaros, llegan los tiburones, llegan las corvinas, llegan los delfines! Igual el pescador! Por donde pilla la mata, llegan todos po’, y listo, barrieron (…) Se termino toda la macha. Si al Chileno no po’, no le importa que se termine. Yo le decía, siempre pensaba, le decía a los jóvenes, estas cosas deben quedar, dije, porque vienen los hijos al final y les va ha servir a ellos, deberíamos de reservarlo. Que, no hacen caso.”

De esta manera concluye la faena machera, con la especie perdida hasta la actualidad y con una reflexión profunda de parte de las personas que participaron de la actividad, donde a partir de esta fugaz experiencia, se hace evidente que la naturaleza y sus riquezas no son ilimitadas, y que los principales afectados por el exterminio, es la propia comunidad humana que por siglos hizo uso de este patrimonio.

Sobre el proceso de término de las faenas macheras, dos importantes actores que vivieron el proceso recuerdan:

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José Mateo Railaf, Chaihuín, 2010

Tras la sobre demanda y sobreexplotación de esta especie destinada a la venta de gran tonelaje para exportación, no quedaron machas. Desde Chaihuín hasta Hueicolla desapareció este bivalvo un día, dejando perplejos y llenos de cuestionamientos a los pescadores y recolectores locales, mientras los compradores y las personas venidas desde otras comunidades, nuevamente se retiran y buscan otro lugar que les pueda surtir de “todas esas riquezas” como decía Don Ruperto Antillanca.

“Bueno, en un principio por ejemplo un nortino te sacaba 300 kg en una marea. Nosotros sacábamos 100, 120 kg. Después el kilaje de extracción fue bajando, fue mermando y eso mismo fue trasladando a la gente a otro lado, si también llegaron hasta Hueicolla. Ahí sacaron muchísima macha. Hasta que ya no quedó nada, no se podía sacar nada. Nosotros fuimos los últimos en salir de Colun.

Los últimos días ya sacabas para puro comer, pero no nos queríamos ir del lugar porque había un sentimiento distinto, debió haber sido unos dos o tres meses que estábamos ahí porque no queríamos dejar Colun no mas”.

Danilo Gonzáles Huala,

Danilo Gonzáles Huala, Huiro, 2010

Es la fiebre machera quizás uno de los episodios más intensos de sobreexplotación y comercialización de recursos del mar en estas comunidades, donde si bien no se acabó la especie en el mundo o en Chile, si desapareció de las playas de las comunidades costeras, que aún siguen habitando este territorio.

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Memorias de la Mar

Memorias de la mar

La fiebre del loco entonces se transforma a nivel nacional y local como el hito mas reconocido de explotación intensiva dentro de la pesca artesanal en estos últimos 30 años. Donde la extracción de grandes tonelajes del molusco, fue posible debido a la alta demanda de los paladares orientales, y las condiciones legales de Chile en ese momento, que aseguraban y permitían una modalidad de libre acceso al Mar y sus recursos, determinando la llegada de un fuerte contingente de trabajadores buzos a la zona sur, principalmente hacia las regiones productoras, la X y XI regiones.

2. La fiebre del LOCO “Así también se fue terminando la especie del loco ¿Esto de la cuota igual empezó como en los noventa, antes ustedes sacaban lo que querían? Claro, ejemplo, ahí el Gobierno, no sé, daban una veda de seis meses, en seis meses veía uno si la aprovechaba o no la aprovechaba. De repente decía uno ‘no voy a salir a trabajar’, pero la veda seguía abierta. Ahora no, porque ahora uno va jugando contra el tiempo, porque a veces el tiempo está malo y te dan una veda de un mes. De repente uno no alcanza a echar todos sus moluscos cuando está por cerrarse la veda y van a pedir una prórroga pa que te aumenten unos días más po. Eso era pal tiempo de los cupones y cosas así po. Después ya cuando salió la ley, hubieron sindicatos y cosas así. Bueno, los sindicatos ya estaban, pero no con tanta fuerza como ahora. Y cuando llegó las áreas de manejo ahí ya quedó, se veía buena, iba a estar impeque, se iba a conservar todo y no es na’ así como la pintaron en el Congreso, era pa hacer una ley de área de manejo que en vez de arreglarlo lo echó a perder más po.”

La denominada “Fiebre del Loco” es una caricatura del fenómeno social ocurrido con la extracción de oro en California Estados Unidos a mediados del siglo XX, donde gran cantidad de inmigrantes del mundo son atraídos por este rubro en busca de riquezas. El desierto de California se transforma en un lugar de nuevos comienzos y grandes oportunidades, donde el duro trabajo y un poco de suerte podían ser recompensados con enormes riquezas. Desde este imaginario se caracteriza el fenómeno del loco, el cual se desarrolla de manera intensa y ascendente desde 1975, en el marco de las políticas económicas orientadas a las exportaciones descritas anteriormente.

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Fredy Colipay, Chaihuín, 2010

“La primera fiebre”: explotación intensiva del Loco desde 1975 a 1982.

46 Stotz, W. 1997. “Las áreas de manejo en la Ley de Pesca y Acuicultura: Primeras experiencias. Evaluación de la utilidad de esta herramienta para el recurso loco”. Facultad de Ciencias del Mar, Universidad Católica del Norte. En Revista Estudios Oceanológicos Vol.19, Pp. 68. ISSN CL 0071-173X.

Las capturas del recurso loco, Concholepas concholepas, permanecieron relativamente estables, fluctuando alrededor de valores de 5.000 ton. a nivel nacional hasta mediados de los años setenta. En esa época y producto de una activa política de exportación, las capturas aumentaron rápidamente, alcanzando los 25.000 toneladas en 1980, el valor más alto en la historia de esta pesquería46. A partir de este antecedentes, definimos un primer período en la fiebre del loco, que va desde la apertura de Chile al mercado exportador de materia prima tras la implementación de políticas publicas que incentivaron este escenario, desde 1975, hasta el año 1982, donde luego del momento pick en la extracción del recurso, el advenimiento de la crisis económica mundial y la sobre explotación de esta especie, se da pie a las primeras voces de alerta respecto de la necesidad de regular la extracción.

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Memorias de la Mar

Este momento de alta productividad de las faenas extractivas, en un tiempo sin restricciones en el acceso a los recursos marinos, se recuerda en las comunidades costeras de la siguiente manera: “Hubo un tiempo en que hubo abundancia de loco. Si yo en ocho días sacaba 10 mil, 20 mil locos. Eso era ganar plata, eso era ganancia para uno. Y estaba bien pagado.” “El loco se encuentra de a dos, de a tres, así juntos. Pero cuando uno encontraba la flor, era como esta casa: lleno de loco, arrumao! Y eso por acá, por Galera, Colún y mas al sur. Nosotros llegábamos hasta caleta Milagros por el Río Bueno, Trumao que le dicen. Por abajo, por la barra. Es que uno podía partir pa ya o nos quedábamos por aquí, porque la costa estaba libre, donde quería ir uno a trabajar, ahí trabajaba.

Memorias de la mar

Fredy Colipay, Leonidas Torres, Don Yony,

¿Y donde vendían el loco?

Pedro Railaf, Chaihuín, 2009

En la actualidad, y para llevar un control del desembarque de loco, este producto se entrega en el terminal pesquero de Niebla 47

Aquí mismo vendíamos nosotros porque en ese tiempos los compradores andaban trayendo cualquier plata, porque llegabas con tu bote cargado de locos, y te ganabas al lado de la lancha y empezabas a contar tus locos, y le decías: ‘saqué dos mil’, y ¡te pagaban tus dos mil locos y ya chao! Así se hacía. Se vendía ahí mismo en las mismas embarcaciones, porque en ese tiempo nosotros aún no empezábamos a tirar embarcaciones pa Niebla47”.

Es en esta época es donde las comunidades de Huape, Chaihuín y Huiro comienzan a recibir a numerosas personas ligadas a la pesca como buzos, pescadores, intermediarios y comerciantes desde diversos lugares incorporándose a la cadena productiva del loco. Así recuerda este proceso Don Elías Maripane:

Es necesario indicar que en aquel primer período de la fiebre, para que la pesca artesanal local pudiera insertarse y participar de este rubro emergente, había ocurrido hacia fines de la década del sesenta la llegada del motor y del buzo rana a las comunidades al sur de Corral, tecnología que transformó las dinámicas productivas para la extracción del recurso loco, permitiendo sacar una mayor cantidad de moluscos, en un menor tiempo. Es así como estos equipos y herramientas de trabajo, permiten enfrentar esta demanda nunca vista de recursos marinos desde la pesca artesanal. Al respecto, nuestros entrevistados nos indican:

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“Era mucha gente, gente de acá mismo no más de Corral, de Chaihuín. Todos se movían en embarcaciones, en lanchas, porque no teníamos caminos, ni luz eléctrica ni nada, todo se movía así en embarcaciones no más po`, y para salir de aquí a comprar sus cosas, uno hacia encargo a las lanchas no más.

Huape, 2010

Entonces decían, más o menos del 15 de Julio van a empezar a comprar loco, entonces la gente empezaba a juntar antes. Es que antes era así, no había veda, no había nada. Se sacaba no más, porque pedían por ejemplo, a mi me decían, sácame 1000 locos o 2000 locos en un día, y después si uno sacaba en la semana 50.000 loco, igual no mas lo vendía.”

“En esos años cuando no estábamos en el sindicato, era cada cual con su equipo de uno nomás. Por que yo tuve varios equipos de buceo, o le pasaba a mi familia, yo tenía uno donde trabajaba con mis dos hijos igual, así que, el que quería sacaba lo que quería nomás, o sea no era obligación de que tenías que sacar puro loco, no. Uno trabajaba a su idea.”

Chaihuín, 2010

Elías Maripane, Chaihuín, 2010

Leonidas Torres, Don Yony,

“Todos los días acá en ese tiempo, aquí venían como 3 lanchas 4 lanchas de ahí de Amargos y ellos nos compraban loco a nosotros. Pero cuando vendíamos más para otros lados, eran a los que venían de La Calera, usaban botes motores fuera de borda como los que se usan ahora, botes a remo no mas teníamos nosotros. Entonces si los compradores iban con una lancha, 5 o 6 botes le hacían la carga a la lancha así todos los botes hacían la tirá, y así la lancha se cargaba por un montón de gente, no tan solo con una sino que con a varios. Todo, todo el mundo, toda la gente de todos lados venían. Del lado de la 4ta. Región, 5ta región, llegaban acá a Niebla camiones cargados con botes para trabajar en esta zona, ellos se venían a trabajar acá porque se hablaba de puro loco no mas”.

Huape, 2010

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Memorias de la Mar

Memorias de la mar

La fiebre del loco y la sobreexplotación: primeras regulaciones.

Las reformas económicas del país desde la segunda mitad de la década del 70` no sólo estuvieron orientadas a la exportación de productos competitivos, sino también estimularon la demanda interna de bienes de consumo. Así en varios relatos se muestra la situación de encontrarse con dinero y adquirir productos con mayor facilidad que en tiempos anteriores, por ejemplo: casas modernas, equipos de buceo, motores para embarcaciones, artículos eléctricos, ropa de moda, etc. De esta forma se generaron otros niveles de bienestar en lo material, mientras que paralelamente, fue diminuyendo la abundancia de recursos del mar en comparación a épocas anteriores.

La libre extracción del loco en este primer período, determina un ascenso rápido y progresivo en un margen de 5 años, tal como se indicó anteriormente, llegando a su máximo de desembarque en 1980, con 25 mil toneladas de moluscos, quintuplicando la tasa de desembarque desde 1970. Ante este escenario era de esperar que las especies comiencen procesos de agotamiento, haciendo peligrar al recurso, tal como comienzan a vislumbrar los buzos pescadores de las comunidades costeras que participaban de las faenas en aquel tiempo:

“… De repente Hueto dijo ‘ya! Cuándo es que te vamos a vender el equipo? Le dije: Ahora po’! Ya había ganado sus monedas el hombre ya con mi trabajo. Sabe que me vine a las doce de la noche, me vine de allá a buscar la plata porque yo quería tener mi equipo y llegué allá de a pié, me fui por aquí arriba y le dije ‘aquí está’. Sabe que después de tres días de trabajo, porque me tocó una mansura buenamansura le llamamos nosotros cuando queda la mar echadita así, tranquilita- en tres días recuperé las lucas. En tres días recuperé esa plata que había juntado cuanto tiempo, claro, era bueno ese tiempo, fines de los setenta-ochenta, era el boom del loco”.

Fredy Colipay,

“Era el boom del loco. El loco en ese tiempo empezó a venderse entre cien y trescientos y tantos pesos un loco, pero después llegó a casi mil pesos el loco, más de mil también. Ahí era donde teníamos que aprovechar nosotros. Éramos muy sueltos de plata y farreros a veces, pa que le voy a mentir. Entonces trabajábamos buuh! arto, y gastábamos un montón de plata, también gastábamos (…)”

Elías Maripane,

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Chahuín, 2010

Juvenal Antillanca, Huiro, 2010

Chahuín, 2010

“Ya mucho antes de las vedas ya comenzó a fallar las mercaderías porque después no fuimos nosotros nomás, sino que llegaron montones de buzos y equipos de buceo, hasta del norte llegaron a bucear, entones gente que trabajaba todos los días, todos los días y entonces se fue perdiendo el recurso.”

Tal como en la historia del oro en Estados Unidos, el recurso loco fue disminuyendo en el tiempo y ya en 1980, se declara sobreexplotado. Las autoridades pesqueras de la época implementan un sistema de vedas, el más popular instrumento de control aplicada al rubro pesquero durante la década de los 80’, tras la ausencia de herramientas de regulación más pertinentes y validas a nivel legal. Esta estrategia determinó la prohibición de extracción del recurso entre determinados meses del año (generalmente en su época reproductiva).

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Memorias de la Mar

Memorias de la mar

Mientras otro sector, enfrenta con menos responsabilidad y mas incredulidad la situación de escasez, extrayendo el recurso en sus períodos de veda, actividad conocida como “matute”, la cual se intensificó en el período de veda total.

Don Juvenal de Huiro y Don Danilo Gonzáles, de Chaihuín, nos comentan sobre esta medida: “Después, la primera cosa que vino cuando ya los empresarios se fue transportado el loco, comenzaron a comprar por medida, por ejemplo el loco grande, el loco extra un precio, el loco mediano tenia otro precio, y el loco chico que le llamaban, un loco de 10, ese tenía otro precio. Así comenzó ya el asunto a notarse que iba a tener un cambio, y después vinieron las vedas po` y las vedas se hicieron con el mismo sistema de la pesca. Después de eso ya se comenzó a controlar, entonces ahí necesitamos el sindicato de pescadores, se necesitó la organización de pescadores. Ahí nacen los sindicatos…”

Juvenal Antillanca,

“En un principio había veda, como te digo los primeros años en que fue libre la extracción de loco. Pero después llegaron las vedas, se abría en el mes de julio, bueno en realidad también porque en ese mes era cuando las empresas compraban por requerimiento del mercado extranjero. Se abrían vedas de un mes, o quince días, por ejemplo, con el tema del loco, el resto no tenían veda. Ah bueno! el erizo si. El erizo también tenía veda y bueno, el choro también, que en ese tiempo el erizo y el choro tenían la misma veda que era desde enero, solía estar abierta hasta septiembre. En septiembre se cerraba para reproducción y curiosamente ahora el erizo no se cierra en esos meses, se cierra en febrero, seguramente se dieron cuenta que las vedas biológicas no estaban en los meses correctos”.

Danilo Gonzales Huala,

La pesquería del recurso loco entre los años 1980 y 1985 se tornó fluctuante, implementado el sistema de vedas por un período de ocho años aproximadamente, hasta que se declara la especie como sobreexplotada y se cierra completamente la pesquería a partir del año 1989, medida que se mantuvo hasta 199248. La preocupación por la situación del loco a nivel local, y la implementación de vedas, hacen que una parte de los mismos pescadores comiencen a aplicar un sistema de control social para el cumplimiento de las vedas.

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Huiro, 2009

Algunas impresiones de este proceso se agregan a continuación:

Juvenal Antillanca,

“Los sindicatos en ese tiempo comienzan a surgir por eso un poco, porque el rol del sindicato era para digamos controlar, por ejemplo si estaba en veda el erizo por decirle algo y si se pillaba una persona trabajando el erizo era denunciado po`, así comenzó. Después fue del loco ya, y también por ejemplo nosotros como Huiro, cuando sabíamos que íbamos a venir la veda iba una persona a sacar la autorización a sernapesca, que en esos años todavía no existía Sernapesca, existía la pura gobernación marítima. Y ahí se iba a saber cuando se abría la vedas y se le venia a traer el aviso a todos los pescadores de la comunidad. Se decía tal día se abre la veda y tal día vamos a trabajar, y así comenzaron a organizarse mas”.

Elías Maripane,

“Después se empezó a terminar la cosa, se empezó a desconchar y empezaron a aparecer los matutes, la venta por fuera, como se dice”.

Huiro, 2010

Chaihuín, 2010

Chaihuín, 2010

48 Stotz, W. 1997. “Las áreas de manejo en la Ley de Pesca y Acuicultura: Primeras experiencias. Evaluación de la utilidad de esta herramienta para el recurso loco”. Facultad de Ciencias del Mar, Universidad Católica del Norte. En Revista Estudios Oceanológicos Vol.19, Pp. 68. ISSN CL 0071-173X.

Este periodo de restricción total, significa una difícil situación para las caletas pescadoras locales, la cual se enfrenta con el retorno a otras actividades que habían sido dejadas en segundo lugar, tras el auge y fiebre del loco, al respecto se indica:

Danilo Gonzáles Huala, Chaihuín, 2010

“Con el loco, para la gente pescadora, había posibilidad de comprar equipos como te digo, o de levantar casas, todo se podía hacer con el tema del loco, porque se podía hacer plata rápido. Pero cuando fue la veda, tampoco fue una época en que pucha no pudimos hacer nada, porque el erizo estaba abierto, la lapa se podía vender, el congrio seguía llegando, el choro se podía seguir sacando, había con qué darse vueltas. Aquí en Chaihuín quizás el tema de los choros también coincidió con que hubo un tiempo en que comenzó a bajar por lo mismo, porque como no se podía sacar locos, se sacaba más choro”.

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Memorias de la Mar

Hacia fines de la década del 80’ la escasez de recursos es clara e irrefutable, tanto para la pesca industrial, como para el rubro artesanal. Junto a la crisis del loco, desde el año 1985 la capacidad de carga de la flota en las principales pesquerías industriales fue congelada, como consecuencia de los fracasados controles a las pesquerías pelágicas y la peligrosa disminución de los stocks de las principales especies en explotación, como la sardina del norte49. Se iniciará la siguiente década con una legislación que busca salvaguardar los escasos recursos existentes, impulsando modelos de manejo y restricciones territoriales, de administración y de extracción que tratarán de regular y condicionar el acceso a los recursos, ante los resultados de sobreexplotación excesiva que impulsa el modelo de libre mercado y que pone en riesgo la sustentabilidad de los recursos en el tiempo. Además, el país vive momentos de cambios, donde se pone fina la dictadura militar y las organizaciones de pescadores artesanales se reestructuran para tener representatividad gremial ante los cambios ad portas a la nueva década y reclaman sus derechos a participar de los procesos legales que se quieren impulsar desde el gobierno. A continuación, damos cuenta de un importante hito en la pesca artesanal desde el año 1986 en adelante, el resurgimiento de las organizaciones de pescadores artesanales en la costa y el país.

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3.FORMACIÓN DE SINDICATOS DE PESCADORES ARTESANALES, FEDERACIONES Y CONFEDERACIONES EN CHILE Y EN LA COSTA DE CORRAL. 49 Peña, J. 1996. Regulación Pesquera en Chile: Una perspectiva Histórica. En: Cuadernos de Economía, Año 33, N°100, PP. 371.

A partir de la situación de sobreexplotación dada en la década de los 80, la disminución de los recursos marinos preocupa a todos los sectores. Es así como desde 1984, en la costa de Corral comienzan a surgir las primeras organizaciones de pescadores artesanales, todos motivados principalmente por fines sociales, pero también por la necesidad de enfrentar proceso puntuales referidos a los intentos de adquisición de derechos de uso solicitados por empresas y la sobreexplotación de recursos por parte de flotas venidas desde otros lados. La primera organización en articularse es el Sindicato de Isla del Rey, que de acuerdo a la investigación desarrollada por Díaz (2006), los pescadores del sector deciden formar el sindicato en 1984 para hacer frente a la solicitud de concesión acuícola en el borde costero de la Isla del Rey presentada por una empresa externa, lugar donde se encontraba un importante banco natural de choritos que permitía la subsistencia de la mayoría de las familias isleñas. Hacia 1986 se constituye el Sindicato de Pescadores de Corral, motivados por la necesidad de enfrentar la comercialización del loco de manera conjunta entre socios del sindicato, pues hasta el momento desarrollaban la comercialización de su producto de manera individual, generalmente con intermediarios, que muchas veces fijaban bajos precios o no respetaban los acuerdos de pago.

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Para el caso de Chaihuín, y su constitución el año 1986, la motivación inicial también fue hacer frente a una concesión acuícola en el río por parte de privados, además de lograr acuerdos en la comunidad para regular la extracción de choros del banco natural y asegurar el uso exclusivo a la gente de la comunidad, pues en esa época trabajaban diariamente entre 10 a 15 embarcaciones en la extracción de choros (…) por lo que la población comenzó a temer un posible agotamiento del recurso50. El sindicato solicita una concesión acuícola que hasta los días de hoy se encuentra en trámite, y además, logra normar el uso del río implementando y respetando un sistema de vedas51. En la comunidad de Huiro también se constituye el Sindicato de Pescadores en 198652, pero no contamos con información detallada respecto de los motivos de su conformación, solo las indicaciones de Don Juvenal Antillanca indica el rol de control de las vedas de loco y erizo a mediados de los 80’ podría haber motivado la organización del sindicato de Huiro.

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Memorias de la mar

50 Díaz, A.2006. Situación de las áreas de manejo adyacente a la Reserva Costera Valdiviana, Dimensiones Políticas, Económicas y Culturales de las Organizaciones de Pescadores Artesanales. Informe Técnico, Conservación Marina ONG, Pag.11. 51

Ibíd. Pág., 12-14.

52

Ibíd.

Como vemos, la preocupación por lograr enfrentar problemas locales de manejo de recursos, producto de la sobredemanda y sobreexplotación que caracterizó el período que va desde 1974 a 1989, tras la puesta en marcha del modelo libreexportador, es una de las motivaciones iniciales y espontáneas de las primeras organizaciones de pescadores en la costa corraleña, donde los pescadores, a pesar de encontrarse el país en un momento político de dictadura militar que había restringido la participación de la ciudadanía por mas de una década, veía la necesidad urgente de analizar y poner en practica procesos locales de protección de recursos que aseguren la continuidad de las actividades pesqueras y de recolección en sus territorios.

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Memorias de la Mar

Memorias de la mar

Don Fredy Colipay recuerda las motivaciones para la conformación del sindicato de Chaihuín de la siguiente manera: “Si, yo participé de la formación del sindicato el año 86, y fue porque un caballero aquí de apellido Naipán estaba pidiendo una concesión acuícola para los choros. Ahí vimos nosotros que querían entrar otras personas ajenas a los vivientes de acá al río, porque llegaron de afuera, como tenía más influencias, no sé, más allegados a la marítima y cosas así. Ahí vimos nosotros que empezó a llegar gente y marcamos el río po, porque nosotros decíamos que el río aquí era de los Chaihuineros y de ahí que se empezó a formar el sindicato, de ahí que se formó el sindicato pa’ luchar, que nadie llegue a ver las cosas que son de nosotros de aquí de Chaihuín. Cuando se formó, se formó con Guillermo González, don Godofredo Oyarzún, don Lalo González igual. Esos viejos empezaron a motivarse. Porque antes se daban también los cultivos, uno compraba un pedazo de agua también y nosotros nos empezamos a motivar también po porque ya íbamos pa ese lado, pa ese rumbo también, de no ser un puro pescador y estar afiliado en una agrupación, así que ahí”.

Hacia el año 1988, en la caleta EL Piojo, y tras la articulación de sindicatos en la costa de Corral, los pescadores del sector deciden formar el Sindicato de Pescadores de la Caleta EL Piojo-Niebla53, además, motivados de poder participar en las incipientes actividades referidas a la construcción de la nueva Ley de Pesca, y las organizaciones de segundo nivel que esperaban representar a la pesca artesanal en este proceso. A nivel nacional, hacia 1989 se implementa la primera Ley de Pesca, conocida como la Ley Merino, que pretendía regular la actividad pesquera artesanal e industrial motivada por la difícil situación que vivían las pesquerías de loco, merluza, jurel, sardina y anchoveta, que habían sido fuertemente sobreexplotadas y pasaban por momentos de duras vedas y restricciones tratando de evitar la desaparición del recurso.

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Fredy Colipay, Chaihuín, 2010

Peña, J. 1996. Regulación Pesquera en Chile: Una perspectiva Histórica. En: Cuadernos de Economía, Año 33, N°100, PP. 375.

54

“Esta ley fue promulgada en Diciembre de 1989, y su implementación pretendía ser efectiva en Marzo de 1990. Días antes de su introducción, el gobierno del recién electo presidente Aylwin propuso postergar la vigencia de la nueva ley hasta Octubre del mismo año (…) esto inició una prolongada discusión de la regulación pesquera que duró hasta fines de 1991”54. En este contexto, y para promover los intereses de la Pesca Artesanal, de acuerdo a la información entregada por Don Marco Ide, Presidente de la Federación de Pescadores Artesanales del SurFIPASUR, se constituye el año 1988-9 el Consejo Nacional de Pesca Artesanal, que posteriormente pasa a ser la Confederación de Pescadores Artesanales de Chile-CONAPACH, quienes buscan posicionar los intereses del gremio pesquero artesanal en la discusión sobre construcción de la nueva ley de pesca.

Marco Ide, Niebla, 2010

Ibíd.

53

“EL ochenta y nueve eran los últimos tiempos de la dictadura militar todavía, y en el país existía un Consejo Nacional de Pesca, que después se transformó en la Confederación de Pescadores Artesanales de Chile, Conapach. Justamente por el momento político que se vivía, ya que como consejo era una organización de hecho y no de derechos, por lo tanto no lo podían apañar legalmente. Y en esa época se recibían muchos fondos del extranjero para ayudar a las organizaciones a levantar el movimiento organizacional o sindical en el país, y en una de esas ayudas surgió a través del consejo la necesidad de organizar a los pescadores de todo el país y fue así como se realizó el año 89’ el primer congreso provincial de pescadores artesanales de Valdivia en la Casa de Ejercicios del Obispado que esta en la Isla Teja donde van todos los sindicatos que estaban organizados en esa época. Me acuerdo el de Isla del Rey, estaba fuerte también en ese tiempo el de Amargo, estaba creado el de Los Molinos, Niebla y otros más. Entonces por un lado teníamos el tema como nacional, con la idea de organizar al país en cada una de las regiones, y en el ámbito de la región propiamente tal, o a la provincia en esa época, organizar a los sindicatos que estaban cada uno pa’ su santo.

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Juvenal Antillanca, Niebla, 2010

(…) Del Sindicato de Niebla me eligieron a mi como presidente, y entonces yo salte al congreso de pesca, o sea, fui con otra gente mas, otros dirigentes todos nuevos, que no sabíamos nada de temas de sindicalismo y logramos conocer ahí a los dirigentes nacionales y ya ellos pusieron las fichas en nosotros, como se dice vulgarmente, y al otro año creamos ya la federación de acá, con cuatro sindicatos al principio, que se llamo Federación Interprovincial de Pescadores Artesanales del Sur-FIPASUR, y ya el año 90’ también se forma la Conapach, o sea, pasa a ser una organización de hecho, a una de derecho, y se forma en la caleta Portales el 90’. Y empezó el ir y venir con la Confederación (Conapach) y empezamos a formar sindicatos, y justamente, nos toco jóvenes en esa época, participar en la Ley de Pesca desde el año 89’ (…) y después el año 92’ logramos hacer en Corral el primer seminario de áreas de manejo”

De esta manera, motivados por la implementación de la nueva Ley de Pesca a nivel nacional, y la necesidad transversal en todo el rubro pesquero artesanal de incluir sus objetivos en las políticas orientadas a regular las actividades de extracción y promover el cuidado de los recursos marinos, es que sucede en todo Chile, y en la provincia de Valdivia, la organización espontánea al principio, y planificada después, del gremio pesquero artesanal, representado en sindicatos, federaciones y la confederación nacional. Sobre las primeras instancias de participación impulsadas en la provincia, y las motivaciones de las organizaciones locales, Don Juvenal Antillanca recuerda:

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Marco Ide, Niebla, 2010

“Estamos hablando como de fines del 86 por lo menos, me recuerdo que ya comenzamos con el asunto de las vedas y todas las organizaciones digamos estábamos preocupadas por el recurso. Pero el inicio de todas estas organizaciones es cuando se dicta la Ley el 92`. Yo tengo todavía el momento de cuando se hizo la primera reunión con las autoridades marítimas que tenían que ver. Habían gobernadores, todos los que se metieron en el sistema a hablar de la vedas, y yo en esos años era un joven nomás, fui invitado entonces yo tengo el documento del inicio del asunto ese, seminario le llamaban en ese tiempo. Se hizo en Corral, aquí en La Aguada, ahí se hizo el seminario donde se hablo de la Ley de Pesca, porque antes no había ley. Antes era todo así nomás, la gobernación marítima puso un reglamento de poner una veda, pero era sin decreto, así no más, porque todo había comenzado a escasear. Justamente por los grandes empresarios, cuando comenzaron los transportes digamos, de salir transportado el producto hacia fuera, comenzó todo el pescado, los moluscos y todo ya fue transportado. Y el reclamo más gravísimo que fue en esos años, fue cuando entraron con el asunto de la sardina y el jurel, entonces por eso fue que se hizo todo este movimiento del seminario, para darle a conocer a los pescadores que si tenían derecho ellos a reclamo y que para eso tenía que haber un reglamento.

¿Y el jurel y la sardina quién lo sacaba? - Los rastreros y no habían ningún respeto, si llegaban hasta mismo a la orilla nomás.

¿Eso empezó en los 80` entonces? - Si en los 80’. Pero en el 92` como le digo comenzó a dictarse el reglamento. A respetarse, a saber respetarse el pescador artesanal que era el que le correspondía las 5 millas hacia adentro. Digamos que de esos años comencé yo a escuchar eso de las 5 millas.

¿Antes era así nomás? - Si po`. Aquí el pescador artesanal perdió cualquier material con el rastrero: redes, espineles, los que trabajaban con espineles pasaba el rastrero y pasaba a buscar todo nomás, y no había ni un reclamo porque a quien le iba a reclamar uno”.

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La situación de sobreexplotación, las controversias y escasa regulación en la pesca industrial y pesca artesanal, y las transformaciones políticas del país, impulsaron la implementación del primer cuerpo legal específico para la actividad pesquera en Chile, el cual transformará los derechos sobre los recursos pesqueros y la manera en que se desarrolla la pesca artesanal hasta la actualidad.

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En el próximo capítulo se señalarán los antecedentes, implementación y transformaciones vividas tras la implementación de la Ley de Pesca en las comunidades costeras.

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CAPITULO IV (1990-2003) PESCADORES EN LA MAR, PESCADORES EN LA ORILLA: DEL LIBRE ACCESO A LAS AREAS DE MANEJO DE RECURSOS BENTÓNICOS. 160

1.ANTECEDENTES GENERALES SOBRE LEY DE PESCA Y ACUICULTURA Ley 18.892/89 y sus modificaciones. A fines de la década, se vive un proceso de reflexión y necesidad urgente de mejorar las practicas extractivas de la pesquería en Chile, pues las evidentes falencias legales del marco normativo, sumado a la situación de sobreexplotación de los recursos marinos y la creciente demanda para exportación, ponían en duda la sustentabilidad de la actividad y determinaban un gran riesgo para el patrimonio natural y cultural marino presente en la costa chilena.

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Surge entonces la Ley General de Pesca y Acuicultura (Ley 18.892/91) la cual “busca la preservación de los recursos hidrobiológicos, y toda actividad pesquera extractiva, de acuicultura, de investigación y deportiva, que se realice en aguas terrestres, aguas interiores, mar territorial o zona económica exclusiva de la República y en las áreas adyacentes a esta última, sobre las que exista o pueda llegar a existir jurisdicción nacional de acuerdo con las leyes y tratados internacionales” (Art. 1, Ley 18.892/91). A través de sus diversos artículos, este cuerpo legal incluye cuatro puntos clave para el desarrollo de la Pesca Artesanal hasta nuestros días: - Crea una zona exclusiva de uso para la pesca artesanal, indicando “Resérvase a la pesca artesanal el ejercicio de las actividades pesqueras extractivas en una franja del mar territorial de cinco millas marinas medidas desde las líneas de base normales, a partir del límite norte de la República y hasta el paralelo 41º28,6’ de latitud sur, y alrededor de las islas oceánicas. Asimismo, resérvase a la pesca artesanal el ejercicio de las actividades pesqueras extractivas en la playa de mar y en las aguas interiores del país” (Art. 47). - Crea el Registro Nacional de Pescadores Artesanales (RPA), que corresponde a la nómina de pescadores y embarcaciones habilitadas para realizar actividades de pesca artesanal, donde el pescador deberá estar inscrito por categoría (buzo, pescador, recolector, armador) y definir en qué pesquería se desempeñará. Si en un determinado período un pescador no certifica su actividad extractiva, será eliminado de los registros de las pesquerías en que estaba inscrito.

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Tal como se indica en el Art. 50, “El régimen de acceso a la explotación de los recursos hidrobiológicos para la pesca artesanal es el de libertad de pesca. No obstante, para ejercer actividades pesqueras extractivas, los pescadores artesanales y sus embarcaciones deberán previamente inscribirse en el registro artesanal que llevará el Servicio” (Art.50). - Se determina el Régimen Artesanal de Extracción (RAE), sistema que distribuye una cuota global de captura en una determinada región para la pesca artesanal, de acuerdo a tamaño de las embarcaciones, caleta, organizaciones de pescadores artesanales o individualmente. Para estos efectos se considerarán, según corresponda, los pescadores artesanales debidamente inscritos en el Registro Pesquero Artesanal en la respectiva pesquería, la caleta, la organización, o el tamaño de las embarcaciones. - Por último, otro de los ejes clave incorporado en el año 1995, es la implementación del Reglamento sobre las Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (DS n°355-95), el cual incorpora un nuevo sistema de tenencia y parcelación del mar, donde solo las organizaciones de pescadores artesanales legalmente constituidas, podrán optar a ser administradores de un determinado espacio marino, o “Área de manejo y Explotación de recursos Bentónicos (AMERB).

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La implementación de esta nueva normativa inicia un importante cambio, donde la realización de este oficio debe adaptarse y asumir los siguientes cambios centrales:

Transición hacia las AMERB: Implementación del sistema de tickets y cuotas.

- Pasar de un régimen de libre extracción y libre tránsito, a una modalidad restringida en términos espaciales y productivos, donde los pescadores deben incorporarse al sistema formal de registro (Registro de Pesca Artesanal- RPA), como condición para acceder a “cuotas de pesca” de especies pelágicas, demersales y bentónicas, determinadas para cada una de las regiones del país, considerando además sus respectivas vedas biológicas, sistema implementado a partir del Régimen Artesanal de extracción-RAE.

Desde el año 1989 hasta el año 1992, tras la sobreexplotación del recurso loco se implementó una veda total, que paralizó la actividad radicalmente en busca de reestablecer la población de esta especie. Para evitar una nueva depredación del loco, la autoridad pesquera implementó un sistema de tickets y cuotas, entregando exclusivamente a la figura del buzo mariscador las cuotas de extracción del loco. Es decir, se le entregaban una cantidad de cupones o vales que equivalían a una cierta cantidad de unidades de locos para ser extraídos en el año.

- Condiciona la administración de un “Área de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERB)”, exclusivamente a un grupo de pescadores asociados en alguna organización productiva, impulsando el trabajo asociativo dentro de un rubro caracterizado por desarrollar practicas productivas más bien individuales, que integraban generalmente sólo a los núcleos familiares más directos. A continuación analizaremos las principales implicancias de estas medidas en las comunidades costeras, considerando el período de transición desde 1992 al año 2002, año en que se implementan las Áreas de Manejo de Recursos Bentónicos (AMERB) en la zona, y posteriormente, una breve descripción del funcionamiento de esta modalidad estos últimos años.

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Esta medida innovadora en la historia de la pesca en Chile proporciona este beneficio solo a quienes estén inscritos en el registro de pesca como buzos mariscadores, haciéndose acreedor de un carnet, permiso, o un ticket que lo investía como la persona encargada de manejar las cuotas de extracción del loco. El buzo Danilo González de Chaihuín recuerda:

Danilo Gonzáles Huala, Chaihuín, 2010

“El loco que era como el boom, estaba con una veda bastante prolongada. A los buzos le habían entregado cupones en ese tiempo y los cupones eran como una cuota de captura que tenía cada uno de los buzos, únicamente los buzos porque en este reglamento de Sernapesca se desconocieron a los marinos de la embarcación por ejemplo.

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Además, dentro de los que sacaban este producto se desconoció a algunos recolectores, dándoles cupo de loco solamente a los buzos. Recuerdo que hubo un tiempo que les dieron 3mil locos, después le dieron 1mil para extraer, dependía mucho de la cantidad de requerimiento de la empresa para mantener una especie, así lo veía yo (…) Bueno, también habían algunos de aquí de que eran verdaderos pescadores que tampoco pudieron inscribirse, porque como te digo, cuando se abrió esta inscripción era solo a los buzos que estaban inscritos. Se desconoció a algunos marinos y también se desconoció a algunas personas que buceaban pero por un tema de estudios quizás que no tenían el 8vo básico mínimo, que era lo que se necesitaba para hacer un curso de buzo. Era injusto que algunos no pudieran ser reconocidos sólo por un curso.”

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Danilo Gonzáles Huala, Chaihuín, 2010

Juan de Dios Colipay, Chaihuín, 2010

La figura del buzo mariscador nunca había poseído tanta relevancia en la historia de la pesca artesanal, ya que, sin él, no había comercialización del loco. De esta forma todo buzo inscrito en Sernapesca comenzó a ser la figura central dentro la dinámica loco-céntrica de comercialización, al punto de transformar la tradicional distribución del poder dentro de la lancha o embarcación. “ Por ejemplo, también era como bien desleal el tema porque según los repartos que se hacían, el buzo lograba el 30% de la producción, generalmente era el que tenía la máquina y lograba otro 30% de la producción total. O sea tenia el 60% de la producción, y como tenía mas plata generalmente podía comprarse una embarcación, y eso era la otra parte, entonces el buzo que era dueño de una embarcación, tenía como el 70% de la producción total, y los marinos que generalmente eran 2, se dividían el otro 30% de la producción, entonces era el 15%, y muchos marinos no tenían la posibilidad de ser buzos, entonces si bien es cierto podemos escuchar que se podía ganar muchísima plata con el tema del loco, sí era muchísima plata, pero ganaba plata el buzo que era dueño de equipo y tenía su embarcación, entonces eso también era de alguna forma muy disparejo.”

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La dinámica comercial en torno al recurso loco fue sumando cada vez más actores interesados en obtener una tajada de su deliciosa riqueza. De acuerdo a las entrevistas realizadas, en ese período existió una falta de regulación en las instituciones que entregaban los ticket o carnet de buzo, apareciendo personas inscritas que nunca habían desarrollado el oficio. “Entonces, habían buzos que no tenían ni idea de buceo, entonces el buzo era inteligente el que tenía hacía sus movidas y se compraba cupones, trabajaba a medias con el dueño del otro cupón, le daba la mitad. Si en Valdivia, toda esa gente que trabajó en la Feria, todos eran buzos pescadores po`, claro, habían Pacos, Profesores, hasta los Sernapesca tenían tickets po`, hartos funcionarios, hasta los enfermeros del hospital pedían su ticket de buzo. Era por la cuestión de la plata, porque el loco estaba tan bien pagado en ese tiempo.”

Ante la demanda de loco, y la implementación del sistema de cupones y vedas, surgió un mercado negro que permitió “limpiar” el loco extraído fuera de las temporadas autorizadas, a partir de la compra u obtención de cupones:

Danilo Gonzáles Huala, Chaihuín, 2010

Danilo Gonzáles Huala, Chaihuín, 2010

“Compraban los cupones para tener la capacidad de comprar el loco negro, el loco negro lo podías comprar en cualquier época del año porque con los cupones las empresas fructificaban. Por ejemplo, la Multiexport, por nombrar una empresa de las tantas que hay, la Multiexport tenía, eh, no sé, 10.000 cupones de locos, esto se tenía para sacar cuánto, 1millón de unidades de loco, y con los cupones justificabas que dentro del frigorífico había 1millón de locos, a pesar de que muchas veces no tenía ese millón de unidades sino que tenían menos, pero el restante que tenías lo podía comprar en cualquier época del año matuteado.”

Este complejo sistema se mantuvo activo hasta el año 2000 aproximadamente, fecha en que comienzan a implementarse en la costa de Los Ríos, el Sistema de Áreas de Manejo de Recursos Bentónicos (AMERB) , que concluyó con el sistema de cupones y implementó la concesión de un espacio marino para el cultivo de loco a organizaciones de pescadores artesanales.

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Además, se implementó la condición de pago de patente por cada hectárea entregada, equivalente a 0,18 unidad tributaria mensual, y la incorporación de la asistencia técnica de una institución calificada, que debía implementar un Plan de Manejo que permita dar curso a la explotación de los recursos que allí se encuentran (Art.55) . Sin este plan, la extracción no sería autorizada y el costo de ello debían asumirlos las organizaciones de pescadores.

2. Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos – AMERB La implementación del Reglamento sobre las Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (DS n°355-95) comienza a aplicarse desde el año 1995 en el país, implementándose desde esa fecha de norte a sur, hasta llegar a la región de Los Ríos el año 2000 aprox., tiempo en que se entregan los primeros convenios de uso a las organizaciones de pescadores.

Hasta el año 2011, el estado a través de CORFO, ha subvencionado gran parte de los costos para la realización de los estudios y planes de manejo, lo que preocupa al rubro pesquero artesanal en la actualidad, pues dicha subvención esta cumpliendo su último ciclo.

Desde el año 1995, en la región las organizaciones de pescadores participaron en distintas instancias informativas que buscaban implementar de mejor manera este nuevo sistema de manejo de recursos, experiencia única en el mundo, donde una parcela de mar era entregada a la administración de privados. Don Elías Maripane da cuenta de su impresión en esos años, cuando se proponía el sistema de AMERB: “Después llegaron las ideas de Áreas de Manejo, que nosotros no creíamos, lo habíamos escuchado, que en otro lado estaba pasando, pero dijimos: Y cómo van a marcar el mar? Como que no nos entraba, no nos cabía en la mente como podían demarcar el mar po, si no es como la tierra…”

El sistema de AMERB, exigía que sólo organizaciones de pescadores formalizadas podrían acceder a la administración de estos espacios marinos, donde el recurso loco y los demás recursos bentónicos que allí se encuentren, serían manejados en todo su proceso productivo por los miembros del sindicato, asignando a cada AMERB una cuota determinada de extracción, que debía ser manejada por cada grupo administrador.

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A partir de lo anterior, la implementación de las AMERB en la región de los Ríos significó una parcelación de todo el borde costero, donde las organizaciones que se adjudicaron la administración de determinadas AMERB no necesariamente eran habitantes contiguos a dicho borde costero, iniciando controversias en torno a los derechos legales de administración recientemente adjudicados, y el uso histórico que las comunidades locales siempre habían ejercido en dichos espacios marinos. Don Fredy Colipay nos indica:

Elías Maripane, Chaihuín, 2010

Fredy Colipay, Chaihuín, 2010

Ellos pidieron por acá. La Caleta del Piojo tiene acá po, tiene Colún, Chaguay y Lamehuapi y allá no tienen porque es mala la costa po, es pobre en marisco. Galera, Punta Falsa que tiene lo de Corral, Huiro, Chaihuín, Huape, Amargo hasta el morro de Gonzalo llegan las áreas. A la manera mía, yo creo que de Corral pa acá las áreas de manejo deberían corresponder a la gente que vive en este lado y de Niebla para allá a las personas que les corresponde para el otro lado, porque para allá también hay mar, pero hay compadres que son de Niebla y tienen acá po.

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Esa repartija fue del vivaracho no más, llegaron y dijeron ‘yo quiero esto y esto’, y eso echó a perder todo el sistema acá, porque de repente tú andas pescando en el área de Corral, pongámosle un caso, o en la misma área de nosotros y se sabe al tiro que un bote es el que anda y si es ajeno nosotros llamamos a los marinos ‘anda un bote extraño en el área de manejo’ - ‘y que anda haciendo?’, entonces pa joderlo más ‘anda pescando locos’ y ya vienen los marinos pa acá, pero puede ser que estén haciendo faenas en red, con red calada y es diferente a los recursos que nosotros estamos cuidando, porque los pescados son migratorios, corren pa todos lados pa allá y pa acá, pueden estar en un área de manejo hoy día y mañana en otro lado y la red no hace daño po. Son cosas que yo creo que les faltó a esa ley, para hacerla bien, ver que los pescados son migratorios, no están fijos en ninguna parte.

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Fredy Colipay, Chaihuín, 2010

Danilo Gonzáles Huala, Chaihuín, 2010

Las impresiones de Don Fredy, integran también un segundo hecho controversial sobre la aplicación de las AMERB, pues si bien están orientadas a la extracción de productos bentónicos, en los espacios marinos también existen otras especies que no están dentro del margen de administración de la AMERB, que son especies pelágicas, algas, etc. Pero la necesidad de cuidado de los recursos de las AMERB, así como la desconfianza hacia la posibilidad del “robo o extracción ilegal de locos” ha limitado el acceso a los espacios marinos ha personas que quieran trabajar estas otras especies y ha privilegiado la producción de loco, especie con mayor demanda comercial. “Loco y hay otras especies ahí, pero no tienen comercio po. La lapa no la compran y si nosotros le sacamos la lapa o el alga, le terminamos el alimento a los mariscos. Así que no la podemos utilizar por que le sacamos la comida po, claro y si le sacamos la comida, menos locos van a haber po”.

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Si bien el sistema de AMERB, de acuerdo a los relatos de los pescadores, funcionó en términos económicos a un principio, desde su aplicación hasta nuestros días ha existido un constante retroceso tanto en la sustentabilidad de los recursos como en la valoración en el mercado de ellos, siendo cada vez más difícil por parte del sector pesquero artesanal proyectar una situación positiva para el futuro de su actividad. Un antecedente clave sobre el funcionamiento de las AMERB durante estos casi diez años nos entrega Don Danilo Gonzáles, del Sindicato de Chaihuín:

Maximiliano Leal Lavados, Amargos, 2009

“A nosotros se nos ocurrió como sindicato llevar una estadística, y fijate, en el año 2003 fue la primera cosecha mas o menos que se sacaba, y se sacaba mucho producto, vendido a un muy buen precio, donde el sindicato ganó buena plata. En ese tiempo el área de manejo estuvo cuidada un año y medio . Un año y medio y comenzó a desaparecer un producto que nosotros nunca sacamos para comercializar que era el piure. Claro, comenzó a desaparecer y le comenzamos a echar la culpa a las aguas cálidas, a las corrientes malas, un montón de cosas que le echamos la culpa. Pero lo que nos hizo pensar a algunos que no era eso, si no que era por una sobrepoblación de locos fue el área C, que era un área más pequeña del sindicato. El área C era muy rica en piure en el año 2003, nosotros sacamos cerca de 5mil locos vendibles en esa área. Históricamente ahí no se encontraba tan buen producto, pero ese año sí lo encontramos y lo encontramos todo arriba de los piures. Sacamos ese loco y nos dimos cuenta de que el piure, que había harto en esa área, ya no estaba, que se lo habían comido todo los locos ese año porque es muy, muy depredador. Se terminó el piure ese año y en el año 2004 terminamos por ver el último picoroco en el área, igual sacamos arto loco en ese año. El año 2005 no teníamos piure, no teníamos picorocos, pero teníamos picoroquillo que es un producto parecido, y pasó lo mismo. Ese año también sacamos muy buen producto y fue el año en que mejor se pagó, pero lo que yo iba viendo en la estadística era que la calidad del loco estaba decayendo. Primero comenzamos con que 6,4 locos hacían un kilo, así de promedio general.

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Después el otro año fueron un 7,3 que hacían un kilo, así como en otro año fue de un 7,8 y así fue aumentando la cantidad de locos por kilo o disminuyendo el peso del loco, pero era obvio, porque no había piure, no había picoroco. El 2006, 8,1 locos hacían 1 kilo, siempre siguió bajando. Hasta el año 2009, donde las piedras estaban peladas, peladas, no había comida y el loco estaba en la conchilla, y eso es cuando tú tenís puro té para comer (…) para mí es él el causante, el causante de esto y somos nosotros también, que nos pusimos a cuidar a un depredador, nos pusimos a cuidarlo de tal manera que lo más importante de la cadena alimenticia fue el depredador y no pudimos darnos cuenta de lo que estaba pasando con el loco.

La situación de la Pesca Artesanal, y una de sus principales actividades, la extracción de loco, continúa estando en una situación compleja. Los distintos intentos por implementar medidas que favorezcan la sustentabilidad de los recursos no han tenido bueno resultados. Podemos indicar, refiriéndonos a las AMERB y los datos expuestos, que uno de los motivos fundamentales de esto es que se sigue favoreciendo a las especies con alta demanda comercial, lo que ha impulsado el monocultivo del loco. Hoy, ante el escenario de tener que pagar estudios y patentes por la administración de AMERB, las malas condiciones en las negociaciones de venta con las empresas exportadoras, donde los sindicatos no tienen control ni mayor participación en la definición de precios, hacen que el futuro de su principal actividad se vea incierto, tal como indican los siguientes entrevistados:

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Danilo Gonzáles Huala, Chaihuín, 2010

Víctor Antillanca,

“Entonces pa` mi las áreas de manejo quizás fue una buena iniciativa del gobierno a un principio, pero no ha funcionado en el tiempo. Porque ya me he estado dando cuenta que por lo menos los sindicatos particulares y las asociaciones indígenas, ya están reclamando por que los costos son muchos de los estudios, y de repente van a dejar sus áreas porque ya no les alcanza para pagar. Porque la cosecha que ellos hacen es poca, y cada año es menos. Por lo menos en el caso del loco cada año sacan menos y es mas mal pagado, entonces ya no les esta alcanzando para pagar 3 millones en un estudio en el año. El estudio es muy caro, entonces, de repente quizás los sindicatos comenzarán a dejar sus áreas y no sé lo que irá pasando mas adelante”.

Maximiliano Leal Lavados,

“A nosotros nos tiró a la costa el Estado po, dándonos las áreas de manejo pa sacarnos de afuera, del mar. Por eso es que le dio a todos, a todos los que son sindicato tanta orilla de la costa. No fue que nos dieron un recurso sustentable, nosotros nos ilusionamos con que iba a ser así y que íbamos a ganar plata con eso y nunca fue po. Esta muy difícil para

Huiro, 2010

Amargos, 2009

adelante”.

Fredy Colipay, Chaihuín, 2010

“Difícil, yo creo que en unos años más yo no se si siga en la pesca. Te digo, sinceramente que hace como dos años que no salgo al mar. Trabajamos en los puros choros, y el loco, pero como le dijera, los locos no con la misma fuerza que antes. Yo ahora tengo mi embarcación, tengo mi motor fuera de borda, tengo todo. Pero de a poquito me voy olvidando de la pesca, porque no hay recurso, y los precios ya no convienen”.

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La Pesca Artesanal esta hoy en una encrucijada. A pesar de que esperábamos tener alguna mirada más esperanzadora, que nos permitiera concluir este episodio con alguna impresión de aliento, las posibilidades de continuidad para las actuales generaciones de pescadores y las futuras son muy difíciles. Hoy los sindicatos tienen un promedio de edad entre 40 y 50 años, para la incorporación de nuevos socios se establecieron altas cuotas de inscripción, tratando de limitar las condiciones de redistribución de las ganancias en las faenas colectivas como el Loco, no existen instancias de comercialización asociativa entre sindicatos que pudieran permitir enfrentar de mejor manera la comercialización con las grandes empresas exportadoras que fijan los precios; y los costos de manutención de las AMERB se hacen cada vez mas difíciles de sostener.

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Algunos apuestan a la diversificación productiva, a la inserción del turismo de intereses especiales y el poder abordar nuevamente, con productos procesados (congelados y conservas) el mercado local. Es un gran desafío el que se vive hoy en las caletas al sur de Corral, esperamos que la experiencia de estos años, y las ganas de continuar la vida en sus territorios sea la principal herramienta para continuar con la búsqueda de opciones y seguir desarrollando el oficio y tradición de la Pesca Artesanal.

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PALABRAS FINALES El siglo XX y el desarrollo de las actividades marinas en el borde costero de las comunidades al sur de Corral han vivido grandes transformaciones.

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Hacia la década del 60´, y tras el terremoto de Valdivia, el modelo económico nacional desarrollista impulsa la llegada de tecnología a la actividad pesquera artesanal y promueve experiencias asociativas de producción como la Cooperativa de Pescadores de Valdivia, orientando la comercialización de los productos pesqueros al mercado nacional y local con valor agregado.

Durante los primeros años del siglo XX, se hacen presente en el territorio costero dos modos de producción, uno asociado a las comunidades mapuche asentadas en la zona, que practicaban actividades de recolección y pesca artesanal para complementar su economía doméstica, y un segundo modo de producción, impulsado por el proceso de industrialización vivido en al provincia de Valdivia tras la llegada de la colonización, que trae consigo las primeras experiencias de mercantilización de recursos marinos, tal como la industria ballenera en San Carlos, zona donde además, se viven las primeras experiencias de trabajo asalariado para muchos pescadores que habitaban cerca de este emplazamiento y que se incorporan a las faenas.

Tras el Golpe Militar, y la implementación del sistema de libremercado, el objetivo de la producción nacional se orienta a la exportación, es así como se inicia la alta demanda de productos pesqueros y las fiebres del loco y la macha. Surge la sobreexplotación, el aumento del consumo, las deudas, y las medidas exploratorias que pretenden regular las faenas extractivas y asegurar la sustentabilidad de los recursos.

Posteriormente, el desarrollo industrial de la provincia se ve afectado por diversos hechos a nivel mundial, iniciando un proceso de disminución progresiva de la actividad, pero sentando las bases materiales, culturales y sociales de un cambio en el modo de vida de las comunidades costeras, y en la relación con los recursos marinos, pues comienza a posicionarse la pesca artesanal, como un rubro económico importante.

Es de esperar que los hombres y mujeres de mar, tras las diversas experiencias vividas logren encontrar un camino que les permita continuar, pero es deber de todos como sociedad asumir que día a día el modelo económico pone trabas para la subsistencia de las actividades artesanales e impulsa la sobreexplotación. Esperamos que este libro nos permita reflexionar a todos sobre el delicado equilibrio entre la demanda, la exportación, la extracción y los recursos disponibles del mar en Chile.

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Hacia fines de siglo, vemos como las distintas medidas de control pasan de una condición de libre acceso al mar, a una privatización de derechos de uso de los recursos, pero que hasta el momento no logran mejorar la situación del rubro pesquero, abriendo un abismo hacia lo que sucederá en un futuro.

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Recorrido en Imágenes

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Planta Ballenera San Carlos (1908-1936) Colección Particular.

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Planta Ballenera San Carlos (1908-1936) Colección Particular.

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Buzo Escafandra, Amargos, 1958 Gentileza de Armando Espinoza.

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Juan Antillanca e hijos, 1956. Gentileza de Ximena Antillanca, Huiro. Familia Colipay Andrade, Chaihuin. Gentileza de María Colipay, Chaihuín.

Planta Ballenera San Carlos (1908-1936) Colección Particular

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De izq.a der. Alain Burtomboy (fumando pipa), Alejandro Deschamps e Ivo Brasseur, colaboradores de COPESVAL, Gentileza de Alfonso Pérez, Amargos. Pescadores de Amargos en faenas de centolla en Punta Arenas. Gentileza de Alfonso Pérez, Amargos.

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Faenas macheras en Colún, 1984. Gentileza de Yolanda Gonzáles, Chaihuín. Buceo de loco en Huape. Gentileza de Leonidas Torres, Huape.

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Pesca de corvinas en Huape. Gentileza de Leonidas Torres, Huape.

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Pesca de corvinas en Huape. Gentileza de Leonidas Torres, Huape.

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Bibliografía

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