Memoria y destino: la presencia de Italo Calvino en la literatura del Crack

Memoria y destino: la presencia de Italo Calvino en la literatura del Crack Ramón Alvarado Ruiz1 “E' il primo mattino del giorno più triste. Il cuore di Italo Calvino ha cessato di battere 2 ” (Estabile, 1985). Con estas palabras se anunciaba la muerte de un escritor cuya vida estuvo dedicada por entera a la labor literaria. Era la mañana del 19 de septiembre de 1985. En otra latitud, México era sacudido por un sismo que cambiaría su rostro: “el día más triste”, donde el destino conjuntó desde el signo de la muerte a un escritor con un pueblo atribulado. Calvino estaba trabajando en las Seis propuestas para el próximo milenio y su obra quedo inconclusa, caprichosamente quizá, suspendiendo con ello sus palabras como una invitación a remedar su incansable labor de “barone rampante”. La impronta de Italo Calvino en nuestras letras es un hecho desde ese momento aciago, desde esa danza macabra que cruza los destinos, donde “El que desciende al abismo de la Muerte y sube por el Árbol de la vida […] llega a la Ciudad de lo Posible, desde la cual se contempla el Todo y se deciden las Opciones” (Calvino, El castillo 43). Italo Calvino y su legado significaron una de esas opciones para algunos escritores mexicanos que así lo expresaron. Once años después de aquel funesto año, en 1996, cinco escritores firmantes de un manifiesto cimbraban el estatismo de las letras recuperando “las seis propuestas” para un milenio que inexorablemente se acercaba. El Crack no dudó en hacer suyas las palabras del escritor itálico, abanderando con ellas sus propuestas para una literatura que mostraba signos de haberse quedado suspendida en el tiempo. La respuesta la encontraron en un escritor que siempre arriesgó la palabra y trazó nuevos senderos por dónde transitar. Particularmente uno de ellos, Pedro Ángel Palou, es quien evoca las palabras de Calvino por medio de dos evidencias. La primera, abre el Manifiesto expresando: “Las palabras más certeras sobre los retos que se le planteaban a las                                                                                                                           1 2

Universidad Autónoma de San Luis Potosí “Es la primera mañana del día más triste. El corazón de Italo Calvino ha cesado de latir”.

novelas del Crack las iba a pronunciar, creo, Italo Calvino en Seis propuestas para el próximo milenio” (Chávez Castañeda et al 209). La segunda, presente en el trazado de su novela Memoria de los días (1996), texto que nos remite, por el uso de las cartas del Tarot, al libro de Calvino El castillo de los destinos cruzados (1973). Es pues nuestro objetivo en este trabajo, primero, evidenciar las huellas calvinianas en la propuesta estética del grupo y, segundo, presentar el trabajo de un escritor mexicano que, sin lugar a dudas, marca junto con sus compañeros de camino un nuevo rumbo para nuestras letras que han iniciado ya el recorrido de un nuevo milenio. 1. El Manifiesto del Crack El grupo del Crack3 empieza su labor literaria lanzando un Manifiesto en 1996 donde, muy al estilo de las vanguardias, deja por sentado sus presupuestos. El manifiesto fue acompañado por sendas publicaciones de novelas de los miembros del grupo. Es decir, acompañan las palabras con hechos y buscan testimoniar su credo poniendo el ejemplo. Es así como se abre, al menos es lo que parece, un parteaguas en la narrativa mexicana a las puertas del fin del milenio, con nuevas narraciones que se ofrecen como propuestas experimentales. Ahora bien, ¿cuál o cuáles son los referentes de esta generación? El primero sin lugar a dudas es Italo Calvino, o al menos así queda explicito por Ángel Palou, quien, al hacer referencia a las Seis propuestas para el próximo milenio, señala: En esas páginas, Calvino proponía una reflexión necesaria hoy, cuando la literatura y, sobre todo, la narrativa ven desplazado a su lector potencial por las tecnologías del entretenimiento [...] (Chávez Castañeda et al, 209).  

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Ignacio Padilla, Eloy Urroz, Ricardo Chávez Castañeda, Pedro Ángel Palou y Jorge Volpi son los cinco firmantes del Manifiesto, mismo que se hizo acompañar de cinco novelas respectivamente, constituyendo así el grupo y las novelas del Crack.