Memes e ironías. El deleite momentáneo de la retórica posmedial

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Memes e ironías
El deleite momentáneo de la retórica posmedial
Por Omar Camacho






En el ocaso del complejo y vertiginoso siglo XX, con la posmodernidad ya instalada (y fluctuante) en el devenir post histórico del presente, el timón de lo digital ya gobernaba el rumbo de nuestras mentes y nuestros cuerpos. La incansable vida en línea y las múltiples interrogantes sobre lo nuevo y lo viejo, estrenaron en el imaginario colectivo una cascada de metarrelatos líquidos y cifrados en unos y ceros cuya única metáfora asequible fue la nube. Desde aquellos míticos tiempos de los mil novecientos noventa, la civilización posmoderna ya comenzaba a transitar cuánticamente entre esta nube: el correo electrónico fue la primer señal, el chat fue la antesala y ya entrados en la época post 9-11, las redes sociales virtuales y su inmersión en los teléfonos móviles evidenciaron la convergencia cultural y la portabilidad de una vida online en continuum con la offline.

A través de las siguientes líneas trataré de analizar de manera breve el fenómeno de los memes en las redes sociales virtuales como Facebook y Youtube y su discurso retórico. La propuesta es hacer hipervínculos entre la retórica de Aristóteles, los tropos maestros de Kenneth Burke y estos famosos "memes" virales que circulan frenéticamente entre los jóvenes que habitan en el ciberespacio.

La retórica como constructora de realidades

Los sofistas ya planteaban desde sus inicios no sólo la máxima de Protágoras que ubicaba a los hombres como la medida de todas las cosas, sino el concepto de verdad como uno relativo, moldeable y sobre todo construido a través de la palabra, es decir, a través de la retórica. Es en este tránsito que Aristóteles logró sistematizar y ofrecerle un campo fértil y legitimado a la práctica de la persuasión como acercamiento a la realidad; entender los acuerdos, en términos de Perelman, como la emergencia de lo preferible por encima de realidad, campo que agotó la modernidad positivista.

En este marco de la palabra, la percepción y la realidad, Aristóteles sentó las bases de la retórica como una vía de acceso a un universo complejo, con una plasticidad tan frágil que la misma mirada sería suficiente para trastocarla.

Los tiempos de la Grecia aristotélica no comprendían sobre colisión de hadrones ni de gatos de Schrödinger; el discurso del Estagirita no escapa a su época, aunque fue revolucionaria, sostenía una división entre lo que era y lo que podía ser. En esta visión evidentemente dicotómica, Aristóteles veía en la theoría la manera de acercarse a la realidad de lo inamovible (la ciencia) y en la poiesis de la techné la forma de acercarse a lo probable, es decir, por medio de la techné se transitaba del no-ser al ser (la retórica). Ahí es donde nos interesa "dar clic" para el salto cuántico, no tanto en su propuesta científica de acercamiento a la realidad "material", sino aquel universo de la probabilidad. Ese mundo construido por el diálogo en donde las verdades son sólo son momentáneas, los públicos distan de ser universales y las respuestas no por ser relativas carecen de fundamento; este mundo donde se construyen nuevos discursos para acercarse a la potencialidad de la palabra y sus evocaciones arbitrarias de construir una realidad.

Desde esta perspectiva Aristóteles encontró en la creación una puerta hacia la co-construcción de una verdad que Platón no observó, a la verdad que hoy entendemos como cuántica, a la verdad que encierra en sí misma todas las verdades posibles, pero que al nombrarla emerge una realidad única. Por lo tanto, esta verdad sólo puede aparecernos por medio de la persuasión. Es el diálogo (la cultura), el que va haciendo emerger a la realidad.

Objeto cultural y persuasión

Tomando como punto de partida la retórica aristotélica, las tecnologías como objetos culturales participan en la propia construcción de la realidad, no sólo como portadores de los discursos estructurantes sino porque en sí mismos encierran visiones particulares de realidad, en términos de McLuchan es asumir que "el medio es el mensaje". Es decir, cada vez que el ser humano propone un nuevo artefacto, éste presenta desde su constitución, su usabilidad y su interfaz una propia manera de organizar su entorno y de hacer emerger una realidad oculta.

Desde que el homo sapiens comenzó a emplear el símbolo para organizar su entorno, desvinculó, en términos foucaltunianos las palabras y las cosas. Foucault asegura que en el momento en el que el ser humano empleó el verbo, comenzó su vida cultural ya que comenzó el concepto del ser (afirma que todos los verbos se resumen con el ser y estar). Inicia así el ser humano una diáspora de lo natural y comienza lo que Sartori define como homo simbólicus, no como el homínido en contraposición con el homo videns, sino como la capacidad exógena de evolucionar por medio de los artefactos que elaboramos, como extensiones de nuestro cuerpo sobreviviente a la selección natural.

Entonces los artefactos, las tecnologías (desde el hueso como un arma hasta el satélite artificial que orbita nuestro planeta, tomando prestada la visión de Kubrick) se erigen como objetos retóricos que organizan nuestro entorno y nos persuaden de una realidad de lo probable.

Tecnologías digitales como objetos culturales

Es así que la internet como producto cultural de nuestra civilización propone una visión de la realidad, sobre todo la llamada web 2.0 que le permite al usuario interactuar y modificar el espacio en el que interactúa. De esa forma la propia estructura de la red y la manera de navegar en ella ya implica de sí una propuesta de realidad preferible, una extensión de nuestro sistema nervioso, pero también un espacio habitable. Un lugar donde se desarrolla parte de la vida, sobre todo de los nativos digitales y donde se construye por medio de interfaces una realidad tan virtual como la realidad de las palabras, es decir, tan real como la vida offline.

Entonces para analizar la realidad que nos propone, una vía puede ser los relatos que dan forma a la experiencia de "navegar" en línea. Ahí los tropos de los que Aristóteles hablaba como forma discursiva de acercar la realidad de la que trata de persuadir a su auditorio es muy útil para abordar el tema de la vida online.

En este documento no se busca ahondar en los tropos cuyo objetivo es generar una experiencia física en una práctica que es sobre todo cognitiva, pero sí es importante partir de la manera en la que las figuras retóricas han sido una herramienta fundamental para organizar semióticamente el ciberespacio. La internet está repleta de figuras como las metáforas. Simplemente al hablar de "navegar", ya estamos apelando a una experiencia particular y que se vive de esa manera.

Sin embargo, como ya lo mencionaba anteriormente, el objetivo no es analizar los tropos que estructuran internet, sino hacer un análisis particular de Facebook y los memes que han sido tan populares en los últimos años y cómo éstos se relacionan con la retórica y la manera en la que están reflejando/construyendo una realidad; todo desde la propuesta de Kenneth Burke con respecto a los tropos maestros.

La ironía y el deleite momentáneo

Como ya lo mencionaba, los tropos o figuras retóricas desde los tiempos de Aristóteles se comprendieron como parte fundamental de la elocución persuasiva, no sólo como una forma estilística y lingüística en la que el orador le presentaba sus argumentos al auditorio, sino como un recurso inventivo que encierra una experiencia física y cognitiva de aprehender la realidad. Desde esta perspectiva Kenneth Burke propone que todas las figuras retóricas se resumen en cuatro fundamentales que son la metáfora, la metonimia, la sinécdoque y la ironía. Además de establecerlo como las figuras fundamentales en el hecho retórico (por lo tanto en la propia construcción discursiva y cognitiva de la realidad) aseguró que cada una contenía a la otra y que cada una se podía sustituir por una parte experiencial. La metáfora como perspectiva, la metonimia como reducción, la sinécdoque como representación y finalmente la ironía como la dialéctica.

Partiendo de esta sucesión progresiva entre una y otra y sus sustituciones, Marti Louw retoma los tropos maestros de Burke para hacer una propuesta de experiencia de museos naturales, enfocando su análisis en el deleite. Concluye que las exhibiciones de museo memorables son aquellas donde el deleite parte de la ironía, ya que es ésta la que encierra la perspectiva, la reducción y la representación de los tropos que le anteceden, logrando una síntesis dialéctica. Este deleite, asegura Louw, logra provocar asombro, descubrimiento, inventiva e ingenio (en sucesión a los tropos desde la metáfora como asombro hasta la ironía como ingenio) y por lo tanto una experiencia de deleite memorable en el museo, por lo tanto la exposición como artefacto retórico es más persuasivo en la medida en la que pueda transitar hasta la ironía y por lo tanto logra conjugar la aparente separación entre entretenimiento y educación al momento de apreciar una exposición.

Desde esta visión de propuesta retórica en las exhibiciones en museos, propongo un análisis de la potencialidad viral de los contenidos vertidos en Facebook y Youtube. Es decir, ¿qué contenido es más viral que otro?, ¿qué detona la difusión exponencial de un contenido en estas plataformas?, ¿qué reflejan de la retórica posmedial? Este documento pretende contestar tímidamente estas preguntas sólo como un acercamiento cuya hipótesis tendrían que someterse a un proceso metodológico riguroso para su constatación empírica.

Para comenzar el símil entre el deleite de las exhibiciones museísticas y los memes virales de las redes sociales virtuales, es importante primero equiparar el deleite en ambas dimensiones. Mientras que Louw propone un deleite memorable, es decir, trascendente y cuyos contenidos provoquen una experiencia artística que por medio del pathos logre persuadir al auditorio para interesarse en temas sobre la naturaleza, el deleite que provocan las redes sociales serían todo lo contrario de memorables, ya que el diseño retórico "intercambiable" de estos productos culturales no pretende permanecer como discurso intacto, sino promueve un deleite momentáneo y superfluo para ser compartido y luego olvidado.

Los memes son imágenes (surgidas de manera espontánea en la mayoría de los casos), que se tornan representativas de una actitud o una circunstancia en general y cuyo contenido es humorístico. Toman el nombre del neologismo propuesto por Richard Dawkins de "meme" como la unidad teórica de información cultural transmisible de un individuo a otro en su libro "El gen egoísta". Estas representaciones "genéricas" son un reflejo, desde mi punto de vista, de la saturación de información que presenta la World Wide Web. Los memes como imágenes estáticas cuyo contenido visual varía mínimamente, encuentra su poder persuasivo (para compartirse) más por la repetición que por los textos en sí mismos. Los memes han generado un especie de lenguaje líquido finito entre la juventud, uniendo situaciones comunes y generales con otras particulares y sobre todo pertenecientes a la cultura popular global. Así el cuadro específico de una película que muestra a un actor con rostro de escepticismo puede funcionar para representar el escepticismo colectivo con respecto a cualquier otro tema ajeno al de la película. Una de las características evidentemente posmediales es la simpleza de su técnica.

El meme puede ser una foto, un dibujo, un video o cualquier otro producto visual y audiovisual que pueda ser representado en diversas circunstancias. En ese sentido, una constante en todos estos productos virales, es que no son producciones que desborden talento, incluso su mérito podría estar en poder expresar una emoción, sentimiento o pensamiento con los menos elementos posibles. Es una especie de minimalismo posmedial que usa trazos, encuadres, palabras y/o imágenes en su más mínima expresión para contener en sí mismo humor. Tomando al minimalismo como la reducción de los elementos más esenciales de una obra y no como un movimiento artístico con una estética particular.

Aterrizando entonces nuestro punto de partida aristotélico de la retórica como forma de construir una realidad, de la disociación de las palabras y las cosas foucaultnianas y los tropos maestros de Kenneth Burke, los memes son artefactos culturales que parten de una plataforma digital, que hace evidente la desconexión entre significado y significante (una especie de ironía pop del "ceci n'est pas une pipe" de Magritte) y sin empacho evidencia la cultura 2.0 del prosumer como generador de contenidos por medio de la ironía para provocar un lenguaje universal audiovisual pero que es tan momentáneo que se nos va de entre las manos mientras llega una nueva significación memética.

Si partimos de que la ironía es el tropo más sofisticado y por lo tanto más persuasivo, me parece que ya en sí mismo explica el éxito de las producciones irónicas de los memes, sin embargo, primero tendría que demostrar que los memes transitan por el resto de los tropos maestros hasta llegar al asombro de la ironía. Sin embargo, siguiendo la propuesta de Louw, vamos a hacer un viaje más bien en reversa, partiendo de la ironía

La ironía es comparada por Burke con el asombro y la dialéctica, en ese sentido, tomando la cita a la que hace referencia Louw, se define el asombro como "una línea limítrofe entre lo obvio, lo ordinario y lo cotidiano por una parte y lo incognoscible, lo inexpresable y lo no formulado, por otra". En ese sentido, los memes encierran evidentemente un aspecto obvio y ordinario, tan ordinario que en un porcentaje aventurado, podría decir que el contenido de los memes varían tan sólo en un 10-15% y el 85-90% restante son imágenes ya vistas. A continuación voy a exponer un ejemplo.



Para el análisis, voy a establecer una breve separación entre los elementos que comparten los memes. Por un lado tenemos la parte textual que voy a nombrar como A. Desde esta nomenclatura, hay A1 y A2, donde la primera es la frase introductora y la segunda es la de cierre. Por otro lado voy a nombrar a la imagen como B.
En estos dos casos se usa la misma imagen (del famoso Yao Ming) y la misma estructura narrativa: una frase introductoria seguida por un cierre, es decir, las dos imágenes comparten B y la estructura narrativa A1 y A2. En ambos se usa la ironía como recurso retórico. Por lo tanto el meme cumple con la primer parte de la definición de asombro, es decir, parte de lo cotidiano y ordinario (parecería que no hay nada nuevo). Sin embargo, en donde me gustaría poner la mayor atención en la ironía, es en la segunda parte; en aquello que no muestra de manera evidente, ya que los jóvenes pasan horas divulgando y generando estos memes, por lo tanto considero que es un producto que no debe de ser despreciable en el análisis de nuestra realidad posmoderna y que es propio de las generaciones de nuestro tiempo. El breve y momentáneo mensaje que propone el meme genera asombro porque apela a una realidad cotidiana que es compartida por la aldea global, son jóvenes comunicándose con contenidos genéricos. Ahí se encuentra la ironía, en la mezcla entre lo inexpresable y lo cotidiano, entonces se genera el deleite perene y se vuelve el contenido en viral. En ese sentido se genera una especie de síntesis entre dos visiones inconexas A y B, donde el humor es la conexión que los une.

El siguiente tropo es la sinécdoque, la cual es la figura del pensamiento que Burke sustituye con representación, es decir, esta figura relaciona las experiencias con las ideas, convirtiéndose en la representación de una parte por el todo o viceversa. Louw apunta que la sinécdoque es aquel que "revela nuevas relaciones y encuentra conexiones de significado no obvias", son las experiencias generales que se conectan con las particulares. Así, siguiendo el meme del ejemplo anterior, conecta la experiencia particular con una experiencia colectiva, es decir, el burlarse de la situación económica de uno mismo (en el caso del segundo meme), conecta automáticamente de manera potencial con una circunstancia con la que se identifica, por lo tanto hay deleite. El meme brinda desde la sinécdoque una experiencia de colectividad que es satisfactoria, propone al joven que es parte de algo más grande y él quiere ser parte de ello, por lo tanto lo comparte, se vuelve un ciudadano del mundo al conectarse con la nube, y su única satisfacción es el número de "likes" que recibe por compartirlo, ya que es una reiteración de que pertenece a esta ciudadanía binaria, es un recordatorio de que no está solo.

Después sigue la metonimia, figura que reduce los conceptos. Creo que aquí la imagen del ejemplo anterior es elocuente para hablar de la reducción. Mientras que A apela al logos de lo expresado, B reduce el estado de ánimo al que apela, es decir, en el rostro se encuentra el pathos. La reducción que encierra la metonimia del meme es fundamental para generar el deleite. Apela a lo intangible del sentimiento y de un estado de ánimo. La metonimia que subyace en la ironía, conecta con el usuario ya que le habla de un sentimiento muy particular expresado a través de B. Puede ser de burla a uno mismo, de burla hacia un personaje político o de los espectáculos o tal vez de una circunstancia en particular, lo importante es que la metonimia sintetiza el humor pasajero e irracional del presente.

Finalmente tenemos la metáfora, el cual Burke equipara a la perspectiva. Es observar en términos de otro objeto una realidad o concepto. En ese sentido el ejemplo del meme mantiene una relación lógicamente inconexa entre la imagen y el texto, es decir, A y B carecen de unión. En términos estrictos, el tópico que cada uno de los memes aborda se mantiene ajeno a la imagen de Yao Ming, sin embargo se establece una relación intuitiva que como ya lo mostró la metonimia, expresa una emoción particular. En ese sentido, de manera más primitiva que la metonimia, la sinécdoque y la ironía; la metáfora escondida en los memes tiene que ver más bien con un referente en común (la imagen mimética y genérica) vista desde una perspectiva particular. En ese sentido la metáfora en los memes apela a un A particular desde la perspectiva de un B genérico. El deleite de la metáfora se encuentra en el ingenio de relacionar A con B, pero sobre todo en que B es un referente compartido por millones de personas en el mundo. Puede que A sea en inglés, francés, español o portugués; para que el discurso del meme sea persuasivo, tiene que relacionarse con B de manera natural. Hay una comunidad global que legitima de manera colectiva los memes y otros los deshecha. Se establece una especie de ethos global del que muchos jóvenes quieren ser parte, por lo tanto compartir la perspectiva de B tiene un contenido altamente presuasivo.


En conclusión, creo que los memes son populares en primer lugar porque al ser productos culturales, reflejan internamente la carencia de significado que las imágenes y los conceptos tienen. Es un reflejo de la saturación de datos producto de la sociedad postindustrial y a su vez, como cualquier otro discurso y dispositivo cultural, construye una realidad que se convierte en una que refleja. Un meme es un significante carente por completo de todos sus referentes originales, es una especie de víctima de la posmodernidad a la cual le desproveyeron de todo su contenido, lo dejaron completamente vacío y ahora es un receptáculo de la cotidianidad. Su popularidad y su capacidad persuasiva reside en su intrínseca condena temporal y sobre todo, desde la perspectiva de Burke, porque genera un deleite condenado a la instantaneidad, característico de nuestra sociedad.

Para conocer la expresión cultural que subyace a estos discursos virales, me parece que el documento sería insuficiente, sin embargo intuyo que el mensaje limítrofe que se mezcla con lo ordinario y común, tiene que ver más con la construcción de una cultura juvenil, es la respuesta a una realidad compleja y que valdría la pena estudiar a mayor profundidad.

Por lo pronto la intención de este breve análisis es trazar un primer camino para entender, más allá de condenas morales y limitadas, los discursos que existen detrás de estas "modas" posmediales. Estar atentos a las nuevas formas de representación de la identidad así como la construcción de las casas, puentes, habitaciones y calles digitales donde muchos estamos habitando y co-habitando.









Bibliografía

Aristóteles, Retórica, trad. Arturo Ramírez Trejo, México: Universidad Autónoma de México, 2002.
Burke, Kenneth, "Los cuatro tropos maestros", fragmento del libro Una gramática de los motivos, PDF compartido en clase por el Mtro. Alejandro Tapia.
Foucault, Michel, Las Palabras y las cosas, México: Siglo XXI, 1968.
Jenkins, Henry, Convergence Culture, Estados Unidos: NYU Press, 2006.
Louw, Marti, Diseñando para el deleite, trad. Pilar García Garagarza, PDF compartido en clase por el Mtro. Alejandro Tapia.
Rivera, Antonio, La Retórica en el diseño gráfico, México: Encuadre, Asociación Mexicana de Diseño Gráfico, 2007.
Scolari, Alberto, Hipermediaciones, Argentina: Editorial Gedisa, 2008.

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Omar Camacho Madrigal






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