Materias primas líticas en Patagonia. Localización, circulación y métodos de estudio de las fuentes de rocas de la Patagonia argentino-chilena

June 19, 2017 | Autor: Jimena Alberti | Categoría: Archaeology, Lithic Technology (Archaeology), Lithic Raw Material Sourcing
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Descripción

VOLUMEN ESPECIAL 2 - 2015

ISSN 1850 373X

Introducción En busca de recursos líticos: recurrencias y singularidades en abordajes arqueológicos de Fuego-Patagonia - Patricia S. Escola..................................................................................................................................................................................................................

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Artículos Fuentes de aprovisionamiento y uso de obsidianas del ámbito boscoso y lacustre andino norpatagónico (provincia del Neuquén, Argentina) – Alberto E. Pérez, Martin Giesso y Michael Glascock....................................................................................

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Fuentes de materias primas líticas en la costa del golfo San Matías (provincia de Río Negro, Argentina). Una síntesis regional – Jimena Alberti, Marcelo Cardillo y Cristian M. Favier Dubois............................................................................................

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Caracterización regional de recursos líticos en el nordeste de la provincia del Chubut (Patagonia argentina) – Anahí Banegas, María Soledad Goye y Julieta Gómez Otero.............................................................................................................................

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Fuentes de materias primas líticas en la costa norte de Santa Cruz (Patagonia argentina): el caso del sur de la ría Deseado Pablo Ambrústolo, Miguel Ángel Zubimendi, Alicia Castro, Laura Ciampagna, Heidi Hammond, Leandro Zilio y Lucia Mazzitelli.............................................................................................................................................................................................................

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Disponibilidad de materias primas líticas en los valles de los ríos Los Antiguos, Jeinemeni, Zeballos y Ghío (Santa Cruz, Argentina) – María Victoria Fernández........................................................................................................................................................

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Disponibilidad de recursos líticos y movilidad durante el Holoceno tardío en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz Gisela Cassiodoro, Silvana Espinosa, Josefina Flores Coni y Rafael Goñi............................................................................................

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Variabilidad y distribución de fuentes de materias primas líticas en el Macizo del Deseado (Santa Cruz, Argentina) Darío Hermo, Lucía Magnin, Pilar Moreira y Santiago Medel................................................................................................................

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Volumen especial 2 - 2015

Índice

Disponibilidad, circulación y uso de materias primas líticas en las cuencas de los lagos Tar y San Martín (provincia de Santa Cruz, Argentina) – Silvana Espinosa, Juan B. Belardi, Gustavo Barrientos, Patricia Campan y Alejandro Súnico.................................................................................................................................................................................................................. 101 Materias primas líticas y su utilización en las cuencas de los ríos Chico y Santa Cruz (provincia de Santa Cruz, Patagonia argentina) – Nora Viviana Franco, Pablo Ambrústolo y Lucas Vetrisano............................................................................................. 113 Disponibilidad de rocas y costos de aprovisionamiento en el extremo austral de Patagonia meridional: integración de resultados en una escala regional – Judith Charlin y Cecilia Pallo....................................................................................................... 125 Obsidiana verde en Tierra del Fuego y Patagonia: caracterización, distribución y problemáticas culturales a lo largo del Holoceno – Flavia Morello, Charles Stern y Manuel San Román.......................................................................................................... 139 Caracterización de las materias primas líticas de Chorrillo Miraflores y su distribución arqueológica en el extremo meridional de Fuego-Patagonia – Karen Borrazzo, Flavia Morello, Luis Alberto Borrero, Massimo D’Orazio, María Clara Etchichury, Mauricio Massone y Hernán De Angelis............................................................................................................................... 155

Materias primas líticas en Patagonia.

Localización, circulación y métodos de estudio de las fuentes de rocas de la Patagonia argentino-chilena. Editoras invitadas Jimena Alberti y María Victoria Fernández

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COMITÉ EDITORIAL

Intersecciones en Antropología – Volumen especial 2 - Materias primas líticas en Patagonia. Directores María A. Gutiérrez, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA) – Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano (INCUAPA) – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) Ramiro Barberena, CONICET, Laboratorio de Paleoecología Humana, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Nacional de Cuyo. Editoras invitadas Jimena Alberti, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas - Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas. Buenos Aires, Argentina. María Victoria Fernández, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas - Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina.

Evaluadores del Volumen Especial “Materias primas líticas en Patagonia. Localización, circulación y métodos de estudio de las fuentes de rocas de la Patagonia argentino-chilena” Jimena Alberti, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) - Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU). Buenos Aires, Argentina. Myrian Álvarez, CONICET - Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC). Ushuaia, Argentina. Pablo Ambrústolo, CONICET - Museo de Ciencias Naturales, División Arqueología. La Plata, Argentina. Gabriela Armentano, Anthropologie des Techniques, des Espaces et des Territoires au Pliocène et Pléistocène, Université Paris. Nanterre, Francia. Ramiro Barberena, CONICET - Laboratorio de Paleoecología Humana. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza, Argentina. Cristina Bayón, Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur. Bahía Blanca, Argentina. Juan Bautista Belardi, CONICET - Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Río Gallegos (ICASUR). Argentina. Cristina Bellelli, CONICET - Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL). Buenos Aires, Argentina. José Blanco, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Olavarría, Argentina. Karen Borrazzo, CONICET - IMHICIHU. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. Luis Borrero, CONICET - IMHICIHU. Buenos Aires, Argentina. Juan Pablo Carbonelli, CONICET - Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. Marcelo Cardillo, CONICET - IMHICIHU. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. Manuel Carrera Aizpitarte, CONICET - Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Argentina. Departamento de Arqueología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Olavarría, Argentina. Gisela Cassiodoro, CONICET - INAPL. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. Analía Castro Esnal, CONICET - INAPL. Buenos Aires, Argentina. Roxana Cattáneo, CONICET - Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR), Universidad de Córdoba. Museo de Antropología, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Córdoba. Córdoba, Argentina. Judith Charlin, CONICET - IMHICIHU. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. María Teresa Civalero, CONICET - INAPL. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. Valeria Cortegoso, CONICET - Laboratorio de Paleoecología Humana. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza, Argentina. Víctor Durán, CONICET - Laboratorio de Paleoecología Humana. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza, Argentina. Alejandra Elías, CONICET - INAPL. Buenos Aires, Argentina. María Victoria Fernández, CONICET - Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. Nora Flegenheimer, CONICET - Área Arqueología y Antropología, Museo de Ciencias Naturales de Necochea. Necochea, Argentina. Nora Franco, CONICET - IMHICIHU. Buenos Aires, Argentina. Raven Garvey, Department of Anthropology, University of Michigan. Michigan, Estados Unidos. Martin Giesso, Department of Anthropology, Northeastern Illinois University. Chicago, Illinois, Estados Unidos. Julieta Gómez Otero, CONICET - Centro Nacional Patagónico (CENPAT). Puerto Madryn, Argentina. Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Trelew, Argentina. Gabriela Guráieb, INAPL. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. Darío Hermo, CONICET - Museo de Ciencias Naturales, División Arqueología. La Plata, Argentina. Rodolphe Hoguin, CONICET - Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina.

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Gabriel López, CONICET - Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. Flavia Morello R., Centro de Estudios del Hombre Austral, Instituto de la Patagonia, Universidad de Magallanes. Punta Arenas, Chile. Nélida Pal, CONICET - CADIC. Ushuaia, Argentina. Norma Ratto, Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. Federico Restifo, CONICET - Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. Laura Salgán, CONICET - Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA). Mendoza, Argentina. Vivian Scheinsohn, CONICET - INAPL. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. Fabiana Skarbun, CONICET - Museo de Ciencias Naturales, División Arqueología. La Plata, Argentina. Carolina Somonte, CONICET - Instituto de Arqueología y Museo, Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, Universidad Nacional de Tucumán. Tucumán, Argentina. Charles Stern, Department of Geological Sciences, University of Colorado. Boulder, Estados Unidos. Jimena Torres, Laboratoire Ethnologie Préhistorique, Université Paris. Nanterre, Francia. Rodrigo Vecchi, CONICET - Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur. Bahía Blanca, Argentina. Celeste Weitzel, CONICET - Área Arqueología y Antropología, Museo de Ciencias Naturales de Necochea. Necochea, Argentina. Miguel Ángel Zubimendi, CONICET - Unidad Académica Caleta Olivia, Universidad Nacional de la Patagonia Austral. Museo de Ciencias Naturales, División Arqueología. La Plata, Argentina. Y evaluadores anónimos. Corrección de estilo María Milena Sesar Diseño Mario Pesci Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires Rector: Cr. Roberto Tassara Vicerrector: Ing. Agr. Omar Losardo Indizaciones y Portales digitales de Acceso Libre Anthropological Literature (HOLLIS 009867824); Arts & Humanities Citation Index; DOAJ (Directory of Open Access Journals); LATINDEX (Directorio y Catálogo; Folio No. 15044); Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas (Resolución 1071/07, CAICYT-CONICET); Redalyc; SciELO Argentina; Social Science Citation Index; SCOPUS; Zoological Record Portal

Intersecciones en Antropología es propiedad de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Prohibida la reproducción de artículos sin su expreso permiso. Domicilio postal: Avda. del Valle 5737 - B7400JWI Olavarría, Argentina. ISSN 1850 373X (versión on line)

Inscripta en el Registro de Propiedad Intelectual Expte. 869051. La versión on line de Intersecciones en Antropología está disponible en el Portal SciELO Argentina (www.scielo.org.ar)

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Índice Introducción: En busca de recursos líticos: recurrencias y singularidades en abordajes arqueológicos de Fuego-Patagonia Patricia S. Escola.......................................................................................................................................................05

Artículos: Fuentes de aprovisionamiento y uso de obsidianas del ámbito boscoso y lacustre andino norpatagónico (provincia del Neuquén, Argentina) – Alberto E. Pérez, Martin Giesso y Michael Glascock......................................17 Fuentes de materias primas líticas en la costa del golfo San Matías (provincia de Río Negro, Argentina). Una síntesis regional – Jimena Alberti, Marcelo Cardillo y Cristian M. Favier Dubois................................................27 Caracterización regional de recursos líticos en el nordeste de la provincia del Chubut (Patagonia argentina) Anahí Banegas, María Soledad Goye y Julieta Gómez Otero....................................................................................39 Fuentes de materias primas líticas en la costa norte de Santa Cruz (Patagonia argentina): el caso del sur de la ría Deseado – Pablo Ambrústolo, Miguel Ángel Zubimendi, Alicia Castro, Laura Ciampagna, Heidi Hammond, Leandro Zilio y Lucia Mazzitelli................................................................................................................................51 Disponibilidad de materias primas líticas en los valles de los ríos Los Antiguos, Jeinemeni, Zeballos y Ghío (Santa Cruz, Argentina) – María Victoria Fernández..................................................................................................61 Disponibilidad de recursos líticos y movilidad durante el Holoceno tardío en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz – Gisela Cassiodoro, Silvana Espinosa, Josefina Flores Coni y Rafael Goñi..........................................75 Variabilidad y distribución de fuentes de materias primas líticas en el Macizo del Deseado (Santa Cruz, Argentina) – Darío Hermo, Lucía Magnin, Pilar Moreira y Santiago Medel................................................................87 Disponibilidad, circulación y uso de materias primas líticas en las cuencas de los lagos Tar y San Martín (provincia de Santa Cruz, Argentina) – Silvana Espinosa, Juan B. Belardi, Gustavo Barrientos, Patricia Campan y Alejandro Súnico...................................................................................................................................101 Materias primas líticas y su utilización en las cuencas de los ríos Chico y Santa Cruz (provincia de Santa Cruz, Patagonia argentina) – Nora Viviana Franco, Pablo Ambrústolo y Lucas Vetrisano..................................................113 Disponibilidad de rocas y costos de aprovisionamiento en el extremo austral de Patagonia meridional: integración de resultados en una escala regional – Judith Charlin y Cecilia Pallo....................................................125 Obsidiana verde en Tierra del Fuego y Patagonia: caracterización, distribución y problemáticas culturales a lo largo del Holoceno – Flavia Morello, Charles Stern y Manuel San Román........................................................139 Caracterización de las materias primas líticas de Chorrillo Miraflores y su distribución arqueológica en el extremo meridional de Fuego-Patagonia – Karen Borrazzo, Flavia Morello, Luis Alberto Borrero, Massimo D’Orazio, María Clara Etchichury, Mauricio Massone y Hernán De Angelis.............................................155

Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2: 03-03. 2015. ISSN 1666-2105 Materias primas líticas en Patagonia. Copyright © Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA - Argentina

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En busca de recursos líticos: recurrencias y singularidades en abordajes arqueológicos de Fuego-Patagonia Patricia S. Escola

Desde la década de los ochenta, la importancia de la disponibilidad de las materias primas líticas y su influencia relativa en las estrategias tecnológicas han sido objeto de variadas discusiones. Sin embargo, más allá de los puntos de vista, su tratamiento como componente necesario de los estudios de organización tecnológica resulta indiscutible (Binford 1979; Strauss 1980; Bamforth 1986; Kelly 1988, 1992; Hayden 1989; Nelson 1991; Andrefsky 1994; Carr 1994; Ingbar 1994; Kuhn 1995, entre otros). En este tratamiento, las fuentes de aprovisionamiento han recibido especial atención en virtud de su singular posición dentro del proceso productivo y, por ende, de su potencial interpretativo. En efecto, en este contexto, cualquiera sea el tipo de fuente que se pretenda abordar, comienza a ser imprescindible tener presente que “they are the only nodes which are ultimately connected to every other component of the system (...and) the behavior which took place at the sources should have been affected at least to some degree by the processes taking place at every other element in the entire system” (Torrence 1986: 164). Asimismo, un aspecto del ambiente natural vinculado a las fuentes como es la disponibilidad y accesibilidad de materias primas empieza a ser destacado como uno de los componentes importantes de la dinámica del comportamiento tecnológico (Gould y Saggers 1985; Bamforth 1990; MontetWhite y Holen 1991; Andrefsky 1995, entre otros). Esto conllevó a un mayor interés por las litologías regionales y las características de la estructura de recursos líticos en lo que respecta a abundancia, calidad y frecuencia. En el ámbito nacional, y en especial en la arqueología pampeana y patagónica, la incorporación plena de la perspectiva organizativa a las investigaciones, hacia finales de la década mencionada, dio

el puntapié inicial para el desarrollo de los estudios sobre abastecimiento, enfatizando su relación con la movilidad y el uso del espacio (Bellelli 1988; Nami 1992; Berón et al. 1995; Flegenheimer et al. 1996; Oliva y Moirano 1997; Flegenheimer y Bayón 1999; Espinosa et al. 2000, entre otros). Siguiendo esta tendencia, uno de los conceptos más aceptados y desarrollados fue el de la base regional de recursos líticos (sensu Ericson 1984). Desde aquellos comienzos y transitando las décadas hasta la actualidad, sin lugar a dudas, la determinación de la base regional de recursos líticos y el estudio de su estructura constituyen el punto de partida para entender la variabilidad de los conjuntos arqueológicos. En este sentido, este primer paso permite abordar temáticas diversas vinculadas a la selección y uso diferencial de dichos recursos, los costos de aprovisionamiento, el transporte de rocas, su distribución en el espacio, las interacciones culturales, etcétera. En términos generales, una adecuada evaluación de esta base de recursos en una región se inicia con la revisión de la bibliografía geológica específica de manera tal de lograr un panorama preliminar de la distribución espacial de potenciales materias primas. Luego, la realización de relevamientos, muestreos y observaciones de campo apunta a la localización y caracterización de las fuentes de aprovisionamiento involucrando en ello la consideración de aspectos tales como la forma en que la roca se presenta en la naturaleza (mantos, filones, bloques, nódulos, rodados, etc.), las condiciones de accesibilidad a las fuentes y las características petrográficas y/o geoquímicas de las materias primas. Cabe destacar que estos recursos se encuentran disponibles no sólo en cantidades limitadas sino también en calidad, tamaño

Patricia S. Escola. Centro de Investigaciones y Transferencia de Catamarca (CITCA). Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Universidad Nacional de Catamarca (UNCA). Prado 366 (4700), San Fernando del Valle de Catamarca, Catamarca, Argentina. E-mail: [email protected] Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2: 05-16. 2015. ISSN 1666-2105 Materias primas líticas en Patagonia. Copyright © Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA - Argentina

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y variedad diferenciadas, hechos que condicionan la magnitud, tiempo y técnicas de su explotación y aprovisionamiento (Hayden 1989; Jochim 1989; Haury 1995). Finalmente, toda la información generada en estos aspectos debe ser puesta en juego con los resultados del análisis del registro arqueológico lítico. Esto permite, entonces, comenzar a evaluar y discutir, entre otras temáticas, las condiciones y las estrategias de aprovisionamiento implementadas, los mecanismos de adquisición de recursos -en especial, de aquellos identificados como no locales-, la valoración otorgada a las materias primas, las decisiones económicas involucradas en el aprovechamiento de estas. En definitiva, la idea es generar conocimientos acerca de la relación entre las estrategias tecnológicas, las de subsistencia y la movilidad de los grupos humanos. Ahora bien, junto con el impulso que brindó la perspectiva de la organización tecnológica a los estudios de abastecimiento y al conocimiento de la base regional de recursos líticos, los abordajes tendientes a la identificación de la procedencia de las materias primas en el paisaje también cobraron gran desarrollo. Es en este contexto donde toman relevancia a nivel internacional los denominados “análisis de procedencia o análisis de fuentes”. Estos estudios se constituyeron en un medio para evidenciar la existencia de contactos entre dos o más localidades geográficas: la fuente geológica original de una determinada materia prima y el contexto arqueológico de donde se recuperaron artefactos confeccionados con ella. Al respecto, numerosos procedimientos técnicos de carácter petrográfico, químico y geológico han permitido contrastar el postulado de procedencia (Weigand et al. 1977) y así establecer la correlación esperada entre artefactos y fuentes. Estos análisis de procedencia pueden realizarse sobre distintas materias primas, pero la obsidiana ha sido uno de los principales recursos estudiados, ya que su utilización recurrente para la confección de instrumental especializado o suntuario generó, alrededor de este recurso, intensas cadenas de intercambio prehistórico. Al respecto, cabe aclarar que los estudios sobre obsidiana comenzaron a desarrollarse ya en la década del sesenta en el Cercano Oriente y en Europa mediterránea. Sin embargo, nuevos abordajes tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo (Mesoamérica y SO de Estados Unidos) enriquecieron el conocimiento acerca de la identificación de redes de intercambio, y de estrategias de aprovisionamiento y manejo de esta materia prima (Renfrew et al. 1968; Findlow y Bolognese 1980; Ericson y Earle 1982; Torrence 1986; Cobean et al. 1991; Glascock et al. 1998, entre otros).

Por su parte, en la Argentina, es posible afirmar que hacia comienzos de la década del noventa, eran prácticamente inexistentes los estudios de procedencia vinculados a la explotación de obsidiana. En líneas generales, en las últimas décadas, aportes realizados por distintos investigadores a partir de contextos cazadores-recolectores y agropastoriles han permitido avanzar en este aspecto y acrecentar la discusión acerca de los patrones de movilidad y los mecanismos económico-sociales de complementariedad entre diversos grupos humanos (Stern et al. 1995; Vázquez y Escola 1995; Yacobaccio y Lazzari 1996-1998; Civalero 1999; Espinosa y Goñi 1999; Yacobaccio et al. 2002, entre otros). Cabe destacar entonces que el desarrollo de los estudios de procedencia está estrechamente vinculado a la obtención de las llamadas “huellas químicas”. Dichas huellas, bajo la forma de concentraciones específicas de elementos traza, posibilitan una caracterización geoquímica de las fuentes a partir de la cual, dentro de ciertos límites estadísticos, se logra identificar el/los afloramientos de origen para artefactos arqueológicos confeccionados con el recurso lítico estudiado. Existen numerosas técnicas de medición multielemental aplicadas al análisis químico de muestras de obsidiana: espectroscopía de emisión óptica (OES), espectroscopía de absorción atómica (AAS), emisión de rayos X o gamma por inducción de partículas (PIXE y PIGE), fluorescencia de rayos X (XRF) y activación neutrónica (NAA). Recientemente se ha sumado a estas técnicas la espectroscopía de emisión atómica con plasma acoplado inductivamente, o ICP. La elección de alguna de ellas está sujeta, principalmente, a su disponibilidad, costo, velocidad, precisión, existencia de datos comparativos y habilidad para diferenciar entre fuentes. En este sentido, la fluorescencia de rayos X y la activación neutrónica han sido las técnicas analíticas más efectivas y frecuentemente usadas en la determinación de procedencias (como trabajos de referencia clásicos en la utilización de estas técnicas ver Fowler et al. 1987; Glascock et al. 1990; Stark et al. 1992; Asaro et al. 1994, entre otros). La importancia y la vigencia de las problemáticas comentadas queda al descubierto en este volumen. La compilación reúne un conjunto de artículos vertebrados por el interés de estudiar las materias primas líticas y las fuentes de aprovisionamiento a lo largo del Holoceno en sectores diferenciados de Patagonia y Tierra del Fuego (Argentina y Chile). Por un lado, la gran mayoría de los trabajos refieren al establecimiento de la base regional de recursos líticos y a las características de las materias primas

En busca de recursos líticos: recurrencias y singularidades en abordajes arqueológicos de Fuego-Patagonia

a los fines de evaluar las estrategias de aprovisionamiento y utilización de estas en el espacio. Asimismo, por otro lado, ciertos trabajos abordan la temática de la procedencia de materias primas a partir de las características geoquímicas de fuentes y artefactos arqueológicos. En líneas generales, estos estudios intentan comprender, a partir de los resultados geoquímicos, su relación con aspectos culturales como el aprovisionamiento, las estrategias tecnológicas, la circulación y distribución de materias primas. Las áreas estudiadas de la Patagonia argentinochilena comprenden sectores de costa, de meseta y porciones cordilleranas intersectadas por diversas cuencas fluviales y lacustres. Algunas de ellas, como la costa norte del golfo San Matías (Río Negro) o los valles de los ríos Los Antiguos, Jeinemeni, Zeballos y Ghío (NO de Santa Cruz), se encuentran poco o recientemente exploradas en relación con este tema. Esto se complementa con sectores que poseen ya desde fines de la década del noventa una trayectoria de investigación en el estudio de las materias primas a escala local y regional (por ejemplo, cuencas de los lagos Salitroso, Guitarra, Cardiel y meseta del lago Strobel –CO de Santa Cruz– y cuencas de los ríos Chico y Santa Cruz –SE de Santa Cruz–). En este sentido, las particularidades de los distintos espacios a nivel geológico y cultural y los abordajes metodológicos aplicados para el estudio de estos evidencian los avances alcanzados en la macrorregión.

SÍNTESIS REGIONALES Y NUEVOS RESULTADOS

En este volumen se presentan doce trabajos vinculados por el objetivo general de brindar una puesta al día de las perspectivas y abordajes arqueológicos aplicados al estudio de fuentes de materias primas líticas en la Patagonia argentinochilena. En este sentido, se constituyen en síntesis y evaluación de las investigaciones desarrolladas por los integrantes de distintos equipos científicos. De esta manera, se reúnen aquí diversas experiencias de investigación, fruto de largas jornadas de trabajo de campo e intensas actividades de gabinete multidisciplinarias. En términos generales, desde el punto de vista teórico-metodológico, en esta compilación se presenta una serie de recurrencias y singularidades que dan cuenta de la labor interdisciplinaria efectuada por los equipos de investigación involucrados en el estudio de los grupos cazadores-recolectores del extremo meridional de Sudamérica. En conjunto, los

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aportes realizados por los distintos autores hacen de este volumen una herramienta de consulta imprescindible para aquellos que trabajan en las diferentes áreas de la Patagonia. Específicamente, permiten acceder a un panorama general de la disponibilidad de recursos líticos en la macrorregión y a sus particularidades locales, lo cual posibilitará desarrollar miradas comparativas en diferentes escalas. En lo que refiere a las recurrencias observadas, cabe señalar que, ya sea en forma explícita como implícita, todos ellos se enmarcan en la perspectiva de la organización tecnológica, la cual brinda un marco que contempla la integración de la disponibilidad ambiental de materias primas y sus formas de aprovisionamiento con las estrategias de subsistencia. De este modo, los resultados presentados aquí confluyen en la discusión de problemáticas similares como la circulación de rocas, el uso del espacio, la movilidad y/o los rangos de acción, la interacción cultural. Asimismo, en lo que respecta al abordaje específico de las fuentes de aprovisionamiento, es interesante advertir que, existiendo en la bibliografía internacional distintos criterios para la definición de tipos de fuentes (por ejemplo, Gould 1978; Hiscock y Mitchell 1993), la propuesta de Nami (1992) para fuentes primarias y secundarias sea la empleada recurrentemente en los distintos trabajos, seguida en sólo dos casos por la de Church (1994), que incluye también las fuentes terciarias. Por otro lado, el aspecto metodológico también presenta abordajes homogéneos importantes de destacar. Más allá de que en la mayoría de los trabajos se apunta al establecimiento de la base regional de recursos líticos conjugando información proveniente del trabajo con hojas geológicas, de la revisión de bibliografía geológica y geomorfológica específica y de análisis petrográficos y geoquímicos, la metodología implementada para la realización del relevamiento y los muestreos de campo se basa fundamentalmente en la propuesta de Franco y Borrero (1999). Sin lugar a dudas, dado el predominio de depósitos secundarios en la macrorregión, esta estrategia de muestreo ha resultado para los investigadores sumamente efectiva a la hora de establecer la disponibilidad, abundancia relativa, formas de presentación de las materias primas y rendimiento de las fuentes en términos de costo-beneficio. Asimismo, se puede advertir, en aquellos trabajos que integran a la discusión información artefactual tecnológica, la utilización de los lineamientos metodológicos propuestos por Aschero (1975, 1983). Al respecto, cabe recordar, como bien lo señalan Bayón y Flegenheimer (2003), que esta clasificación que surgió a mediados de la década del setenta

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estandarizó el análisis y la descripción de los materiales líticos a nivel nacional, con fuerte repercusión en los estudios patagónicos y pampeanos. En definitiva, todas las recurrencias señaladas hablan a las claras de la existencia de un corpus teórico-metodológico que, compartido por los equipos de investigación, comprende la utilización de conceptos, criterios, técnicas y terminologías comunes. En este sentido, se puede afirmar que esto constituye una fortaleza que no sólo enriquece a la arqueología regional sino que también brinda la posibilidad de abrir el camino para pensar en términos comparativos a nivel macrorregional. Por su parte, en esta compilación es posible reconocer una serie de singularidades que están vinculadas a las particularidades de los diferentes paisajes y sus litologías específicas, con la puesta a prueba de ciertos modelos regionales, con la lectura crítica de los datos arqueológicos a los fines de evaluar nuevos resultados y con la incorporación de metodologías y técnicas que, si bien no son novedosas, complementan abordajes previos. Ahora, si bien el orden de los artículos refiere a un eje geográfico que recorre la Patagonia de norte a sur es posible advertir, a los fines de resaltar las singularidades mencionadas previamente, la existencia de dos bloques temáticos. Por un lado, nueve de ellos presentan y discuten los resultados alcanzados en cada caso acerca de la disponibilidad de materias primas y de su aprovechamiento por parte de grupos cazadores-recolectores en distintos momentos del Holoceno. Luego, los tres restantes (Pérez et al., Morello et al. y Borrazzo et al.) restringen sus aportes a materias primas particulares (obsidiana y tobas), brindan una síntesis de los resultados de las caracterizaciones petrográficas y/o geoquímicas, y discuten la relevancia de estas rocas y su circulación en un marco cultural y temporal similar al de los trabajos previos. Comenzando con el primer bloque de textos, el trabajo de Alberti, Cardillo y Favier Dubois presenta una caracterización de las fuentes de materias primas aptas para la talla de la costa del golfo San Matías (provincia de Río Negro). Para ello llevaron adelante una revisión bibliográfica exhaustiva de las investigaciones previas en el área y, con base en ello, realizaron muestreos acompañados de observaciones en el campo tendientes a la identificación macroscópica de rocas. Ahora bien, de acuerdo con las características geológicas y geomorfológicas, la costa rionegrina del golfo San Matías fue dividida en dos sectores, norte y oeste. En ambos, los relevamientos

realizados comprendieron fuentes primarias (rocas ígneas y metamórficas) y numerosos depósitos secundarios (nódulos, guijarros y rodados patagónicos de origen ígneo, sedimentario y metamórfico) susceptibles de explotación por parte de los grupos cazadores-recolectores que habitaron el área. Al respecto, los autores señalan la dificultad que implica el abordaje de las fuentes secundarias en cuanto a la determinación del uso efectivo de ellas, razón por la cual presentan todos los depósitos susceptibles de haber sido utilizados para la manufactura de artefactos. Cabe destacar, en lo que respecta al registro arqueológico, que tanto en la costa norte del golfo como en la costa oeste fueron localizados alrededor de 92 loci, en su mayoría concheros correspondientes al Holoceno medio y tardío. Este mismo registro arqueológico es el que ha permitido detectar, en muy bajas frecuencias, la presencia de artefactos confeccionados sobre obsidiana, materia prima que no se halla disponible en la costa rionegrina, ni en forma primaria o secundaria. La realización de análisis geoquímicos sobre artefactos arqueológicos llevó a la identificación de distintas variedades de obsidianas procedentes de fuentes localizadas entre 100 y 400 km e incluso a más de 500 km de la costa. En definitiva, los relevamientos y análisis realizados evidencian que la costa rionegrina presenta una abundante disponibilidad de materias primas líticas aptas para la manufactura de artefactos. Específicamente, los autores destacan la ubicuidad de fuentes de rocas locales de variada litología y diversa calidad para la talla, así como también el acceso a ciertas materias primas (obsidiana) no locales. Es interesante advertir que los resultados alcanzados, sumados a instancias preliminares comparativas con el registro arqueológico, han permitido que Alberti y colaboradores empezaran a pensar en distintos patrones de circulación de rocas para aportar así a la discusión de la movilidad de poblaciones y el intercambio de bienes a larga distancia. Siguiendo con el paisaje costero, Banegas, Goye y Gómez Otero analizan las variaciones en la disponibilidad local de rocas y el aprovechamiento de un espectro reducido de rocas alóctonas a los fines de indagar sobre los modos de adquisición y explotación de materias primas líticas en el nordeste de la provincia de Chubut. De este modo, a lo largo del trabajo presentan y discuten los resultados de la caracterización de la base regional de recursos líticos en función de un abultado corpus de datos tecnológicos correspondientes a ocupaciones cazadoras-recolectoras del Holoceno medio y tardío.

En busca de recursos líticos: recurrencias y singularidades en abordajes arqueológicos de Fuego-Patagonia

A partir de la definición, dentro del área de estudio, de dos sistemas geomorfológicos (costa norte y valle inferior del río Chubut), las autoras conjugaron de manera exhaustiva información proveniente de diversas vías. En primera instancia, con base en los antecedentes geológicos y geomorfológicos, se identificaron las principales formaciones y litologías asociadas. Luego, en segunda instancia, se realizaron muestreos sistemáticos de nódulos en distintas geoformas y sectores de cada sistema geomorfológico, lo cual permitió caracterizar depósitos secundarios de rodados en relación con la identificación litológica, la abundancia, forma de presentación, tamaños y aptitud para la talla. Cabe destacar en este caso la particularidad de que la información presentada se discute en función de tres grandes unidades de análisis que son estrictamente arqueológicas y devienen de un modelo regional de uso del espacio propuesto por una de los autoras. En tercera instancia, se efectuaron estudios tecnológicos sobre 2946 artefactos líticos recuperados en muestreos sistemáticos de superficie correspondientes a las unidades arqueológicas ya mencionadas. Esto posibilitó determinar la litología de las distintas clases artefactuales y evaluar sus frecuencias en cada unidad arqueológica. Al respecto, se identificaron ocho materias primas locales de diverso origen (ígneo, sedimentario y metamórfico) y cinco no locales. Entre estas últimas se destaca principalmente la obsidiana, con seis variedades geoquímicamente diferenciadas y tres fuentes localizadas, dos de ellas distantes del área de estudio entre 180 y 330 km, y una ubicada a alrededor de 800 km. A manera de conclusión, las autoras señalan que la base regional de recursos líticos y la selección humana de estos fue diferencial según cada unidad arqueológica. Asimismo, resulta relevante apreciar que la integración de los resultados de las vías implementadas permitió la exploración de tendencias en los modos e intensidad de uso de las rocas y la indagación sobre los mecanismos y circuitos de adquisición de las de procedencia alóctona y de larga distancia. La investigación de Ambrústolo y colaboradores aborda la costa norte de la provincia de Santa Cruz y ofrece una síntesis actualizada de las investigaciones vinculadas con las estrategias de aprovisionamiento y utilización de materias primas líticas por parte de grupos cazadores-recolectores durante el Holoceno medio y tardío. La vía de entrada para esta problemática se centró en el estudio de la distribución de los recursos líticos en el espacio. Este análisis fue complementado con la evaluación de algunas características de los artefactos registrados

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en los conjuntos líticos procedentes de sitios emplazados sobre médanos litorales y abrigos rocosos del área. La metodología aplicada en este aporte se configuró a partir de tres aspectos básicos que integraron la información geológica, el relevamiento en el terreno de fuentes y el estudio de la frecuencia y características de ocurrencia de algunos recursos líticos en el registro arqueológico. Cabe destacar que, si bien se tuvieron en cuenta diversas variables, de uso recurrente en los trabajos de esta compilación, la estimación del rendimiento de los depósitos secundarios con base en la evaluación del costo de aprovisionamiento (cantidad de rocas aptas para la talla/tiempo de recolección) enriqueció este tipo de abordaje. Asimismo, ya en el tratamiento de las determinaciones petrográficas, otro aporte interesante fue la apreciación de la variabilidad de las fuentes según la cantidad de tipos litológicos presentes. Ahora bien, los relevamientos realizados en el terreno comprendieron tanto fuentes primarias como fuentes secundarias potenciales, siendo estas últimas las más representadas en el área. Los muestreos realizados en depósitos de rocas emplazados en diferentes geoformas mostraron la existencia de una variabilidad importante de recursos disponibles, fundamentalmente calcedonias, riolitas y basaltos de distintas variedades. Por su parte, en lo que respecta a materias primas no locales, estudios geoquímicos sobre muestras artefactuales de obsidiana evidenciaron la circulación y el transporte a larga distancia de tres variedades provenientes del área fuente Pampa del Asador, distante aproximadamente 400 km. Con estos resultados iniciales, integrados a la información disponible de los conjuntos artefactuales líticos de las ocupaciones del Holoceno medio y tardío, los autores proponen, por un lado, ciertos patrones en la implementación de estrategias en relación con el aprovisionamiento de recursos locales; y por otro lado, plantean la existencia de circuitos de intercambio entre el interior y la costa, destacando el rol clave del río Deseado como vía de comunicación. El escenario de los estudios pasa ahora al ámbito cordillerano del noroeste de Santa Cruz con el trabajo de Fernández. Este paisaje en el que abundan los depósitos secundarios no contaba aún con una caracterización de ellos, de modo tal que el aporte de esta autora viene a llenar un vacío importante de información regional. Fernández presenta la disponibilidad ambiental de materias primas líticas aptas para la talla a los fines de aportar a la discusión

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del rol del paisaje lítico en las estrategias humanas de aprovisionamiento y, al mismo tiempo, contribuir al tratamiento más amplio de problemáticas relativas a la ocupación humana del área desde su primer poblamiento hasta tiempos recientes. El abordaje metodológico siguió las instancias básicas señaladas ya en otras contribuciones. Sin embargo, cabe destacar en este caso: a) un marcado énfasis en la consideración de información geomorfológica junto a la geológica; b) la utilización del Sistema de Información Geográfica (SIG) para seleccionar los sectores a muestrear; y c) la realización de un análisis factorial múltiple, considerando las variables materia prima, calidad, forma, tamaño, volumen, para explorar las tendencias de variación global.

consideró la información de 92 prospecciones sistemáticas y transectas, así como también de 244 sitios arqueológicos tanto de superficie como estratigráficos. El análisis se concentró en las principales materias primas registradas (obsidiana, basalto, sílice y limolita), para las cuales se presentaron tanto las características y localización de los afloramientos como su representación en el registro arqueológico. Se destaca que la asignación de procedencia se realizó sobre la base de propiedades macroscópicas (basaltos y sílices) y datos geoquímicos (obsidiana y limolita).

En el terreno se realizaron 22 muestreos en los que se registraron, en orden de frecuencia, variedades de sílices, volcanitas intermedias-básicas, sedimentitas y volcanitas ácidas. En líneas generales, los estudios permitieron advertir que en el área de estudio las materias primas aptas para la talla son ubicuas y variadas, aunque se evidencia una gran variabilidad espacial en la abundancia de rocas. Esto habría implicado diferencias en el uso de los distintos espacios y recursos líticos disponibles a nivel areal por parte de las poblaciones cazadorasrecolectoras. Asimismo, a partir de la vinculación de los resultados alcanzados con los recursos efectivamente usados en los sitios del área de estudio, la autora propone la explotación incidental de los recursos locales y un uso más frecuente de rocas no locales de excelente calidad localizadas en áreas cercanas y/o lejanas. En este último caso se destaca la utilización de obsidiana de Pampa del Asador, distante 86 km, así como también la posible explotación de sílices del área del río Pinturas, a 90 km.

En el desarrollo del trabajo, Cassiodoro y colaboradores dan cuenta de las características geológicas generales, entre las que destaca el dominio de depósitos secundarios de variadas litologías. Luego, de manera ordenada y exhaustiva, presentan las fuentes de obsidiana, basalto, sílice y limolita relevadas en el área atendiendo especialmente a la forma de presentación de la materia prima, tamaño, distribución, densidad, frecuencia en los conjuntos artefactuales y representación según la clase tipológica. De esta manera, en función de una estructura de recursos que ofrece gran variedad y amplia distribución de materias primas de muy buena calidad para la talla, se discuten aspectos de la variabilidad del registro arqueológico. Estos están vinculados con la utilización del paisaje y las estrategias de movilidad implementadas por las poblaciones que ocuparon el área en el Holoceno tardío. Resulta interesante en esta discusión final la consideración de, por ejemplo, la mayor o menor incidencia de factores naturales y de factores organizativos, el uso diferencial del espacio en función de la programación de actividades y la percepción de la distancia a las fuentes de aprovisionamiento.

Dentro de la misma provincia de Santa Cruz, el eje de las investigaciones de Cassiodoro y colaboradores se traslada al centro-oeste, donde ya vienen desarrollando relevamientos sistemáticos desde la década de 1980. Este equipo expone entonces una síntesis de la localización y de las propiedades de las principales materias primas del área, centrando la atención en las características de la utilización de estos recursos durante el Holoceno tardío. Cabe aclarar que el tratamiento de esta problemática se desarrolla en el marco de un modelo de movilidad y de ocupación del espacio propuesto por uno de los autores. De este modo, a partir de los resultados alcanzados, buscan evaluar las respuestas tecnológicas al modo en que las poblaciones cazadorasrecolectoras organizaron la utilización del paisaje en vinculación con las estrategias de movilidad implementadas. En esta búsqueda de respuestas se

Por su parte, en pleno ámbito santacruceño de planicies mesetiformes, Hermo y colaboradores han focalizado sus investigaciones en el Macizo del Deseado, específicamente en la localidad arqueológica La Primavera. Este lugar es considerado un sector particular debido a la presencia de una gran riqueza de recursos líticos de buena calidad para la manufactura de artefactos. Se trata, fundamentalmente, de rocas volcánicas de alto contenido silíceo y maderas fósiles que se caracterizan por su amplia distribución. Asimismo, su abundancia y similitud litológica dificultan la identificación de las materias primas en el caso de los artefactos arqueológicos, así como también la determinación de sus fuentes de procedencia. En este contexto, se presenta un panorama de la información generada acerca de la base regional de recursos líticos con base en distintos procedimientos metodológicos. Así, en el

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desarrollo del trabajo se integran los resultados de prospecciones sistemáticas, estudios petrográficos, y análisis mediante SIG vinculando datos de campo, e información geológica y geomorfológica. Se debe señalar que todo este corpus de datos apunta a comprender aspectos tales como los rangos de movilidad de grupos cazadores-recolectores y los modos de uso del espacio, la continuidad o intermitencia en la ocupación de este y la organización tecnológica, incluidas las estrategias de aprovisionamiento, uso y descarte de artefactos en la localidad arqueológica La Primavera. La metodología aplicada entonces permitió a los autores determinar y caracterizar un conjunto de siete fuentes primarias donde pudieron ser relevados distintos sectores con evidencias claras de extracción. Su localización con GPS fue representada como un tema de puntos en el SIG y superpuesta a la información geológica y geomorfológica. Por su parte, también se localizaron diversos depósitos secundarios cuyo tratamiento fue similar. Se destaca en estos últimos, desde el punto de vista metodológico, que para estimar la diversidad de litologías presentes, junto con la información registrada en el campo, se aplicó el trazado de las cuencas de drenaje locales que actuaron como captadoras de rocas. En suma, a partir de la data generada los autores señalan que la alta disponibilidad de materias primas líticas actuó como un factor de importancia en la conformación de un entorno atractivo para las poblaciones humanas desde los primeros momentos de ocupación del área en el Holoceno temprano. Sin embargo, aún resta mucho por hacer, ya que Hermo y colaboradores destacan como líneas de trabajo a futuro la necesidad de enfatizar la realización de prospecciones de gran detalle y el abordaje de análisis de procedencia de obsidianas para avanzar en el estudio de la circulación de recursos desde el sector cordillerano. Con el texto de Espinosa y colaboradores el foco de atención retorna al sector cordillerano, específicamente, a las cuencas de los lagos Tar y San Martín. Este equipo de investigación presenta aquí una puesta al día de las fuentes y lugares de procedencia de rocas locales aptas para la talla, al tiempo que la integra con información sobre el uso de rocas de fuentes alóctonas. Para llevar adelante los estudios en el campo, el espacio fue segmentado considerando el tipo de ambiente y el sector altitudinal. De este modo, los muestreos para el relevamiento de las fuentes de aprovisionamiento comprendieron la realización de transectas en los

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distintos segmentos. Por su parte, la recuperación del registro arqueológico se efectuó implementando una metodología distribucional. En cuanto a la disponibilidad de materias primas, Espinosa y colaboradores identifican la existencia de distintas áreas con oferta litológica diferencial. Se destaca la presencia de basaltos y andesitas del Terciario, tobas dacíticas, lutitas, tobas silicificadas y una amplia disponibilidad de guijarros de basalto de distintas calidades. A esto se suma la identificación del uso de obsidiana, procedente de la fuente de Pampa del Asador (150 km al noroeste); y de limolita, cuyos afloramientos y depósitos distan 70 km al noreste del lago San Martín. Por otro lado, se presenta con detalle la información tecnológica artefactual orientada al uso preferencial de ciertos recursos líticos, a las estrategias de aprovisionamiento con base en el tratamiento de núcleos y en la identificación de estrategias de equipamiento de individuos y/o espacios. Así, con el conocimiento de la disponibilidad de recursos líticos, sumado a las tendencias tecnológicas observadas en el registro arqueológico, los autores logran identificar patrones en la circulación y uso de materiales líticos a los fines de aportar a la discusión sobre el uso de las cuencas a lo largo del Holoceno por parte de grupos cazadores-recolectores. Resulta de sumo interés el planteo inicial para el área de una hipótesis de marginalidad con expectativas arqueológicas que logran discutirse finalmente a partir de los resultados alcanzados en el estudio de la base regional de recursos líticos. Los dos últimos artículos de este primer bloque abordan la temática de la estructura regional de recursos líticos en el extremo sur patagónico. El trabajo de Franco y colaboradores presenta una síntesis y actualización de los resultados alcanzados en los relevamientos de materias primas desarrollados en el sur del Macizo del Deseado, en el curso medio del río Chico y en diferentes sectores de la cuenca del río Santa Cruz. En este sentido, plantean que el conocimiento detallado de la disponibilidad de recursos líticos puesto en relación con la información recuperada del registro arqueológico del área constituye una importante vía de acceso para la comprensión de los procesos de incorporación humana de distintos ambientes durante el Holoceno. De este modo, se configuró una metodología exploratoria de análisis de la estructura de recursos líticos en una escala espacial amplia siguiendo los lineamientos de Franco y Borrero (1999), pero incorporando nuevas variables a medida que se complejizaban los relevamientos de los depósitos

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secundarios y fuentes primarias. Al respecto, las modificaciones se efectuaron con el objeto de hacer estimaciones más precisas en el estudio de las estrategias de aprovisionamiento y utilización de recursos líticos. En líneas generales, cabe destacar que los análisis se focalizaron en los estudios de costo-beneficio. De este modo, los autores presentan un panorama detallado de la disponibilidad de recursos líticos a escala espacial amplia, dando cuenta en primer lugar, de las características de las materias primas –tipo de roca, tamaño, calidad y productividad– y de la existencia de variaciones en la facilidad de localización y obtención de estas. Asimismo, brindan luego la información disponible sobre las estrategias de utilización de las materias primas presentes en cada uno de los espacios (rocas silíceas, ígneas y metamórficas), así como las evidencias de presencia de materia prima alóctona (obsidiana procedente de Pampa del Asador). En definitiva, se puede señalar que los autores utilizaron el conocimiento de la forma de disponibilidad de diferentes materias primas para comprender el proceso de incorporación de los distintos espacios. Por otra parte, se advierte que esto ha sido un punto de partida necesario para comenzar a entender las razones de los cambios en las estrategias seguidas por las poblaciones humanas en la ocupación de estos sectores. Charlin y Pallo aportan un estudio de disponibilidad de rocas aptas para la manufactura de artefactos en el campo volcánico Pali Aike (CVPA) y áreas vecinas a los fines de evaluar similitudes y diferencias en el uso del espacio y la movilidad asociada con el aprovisionamiento de rocas para el Holoceno tardío. Dicha evaluación se efectúa en una escala regional de análisis, ofreciendo una síntesis e integración de viejos y nuevos datos. Para ello llevaron adelante tres tareas fundamentales. En primera instancia, efectuaron un total de 84 muestreos de roca que cubrían los diferentes sectores del CVPA, las nacientes del río Gallegos y la costa nororiental del Estrecho de Magallanes. Al respecto, brindan un panorama de la determinación petrográfica de muestras naturales y artefactuales, así como también de la realización de análisis geoquímicos. Cabe destacar, como resultado de estas tareas, la definición operativa del grupo RGFO o rocas de grano fino oscuras y sus variedades volcánicas, sedimentarias y metamórficas, y la caracterización de la dacita “Potrok Aike”. En segunda instancia, integran los resultados alcanzados sobre la abundancia, riqueza, tamaño y calidad de las rocas para la talla por fuente

potencial de aprovisionamiento a través de análisis estadísticos multivariados. En este sentido, la utilización del análisis de componentes principales permitió a las autoras evaluar las principales tendencias en la disponibilidad de rocas a escala regional incluyendo las materias primas antes mencionadas, a las que se sumaron distintos tipos de silicatos, de rocas volcánicas ácidas e intermedias básicas, de rocas plutónicas ácidas e intermedias básicas, de rocas piroclásticas y rocas metamórficas. Finalmente, en tercera instancia, compararon las distancias implicadas en el aprovisionamiento de rocas representadas en los contextos arqueológicos, lo que les permitió evaluar el ajuste de varios modelos espaciales que dan cuenta de la cantidad de tipos de rocas que es posible obtener en función de la distancia. En esta tarea se destaca la utilización del análisis de regresión múltiple. De esta forma, las autoras logran discutir los costos involucrados en la obtención de los diferentes recursos líticos considerando la distancia lineal mínima en km entre los sitios arqueológicos y las fuentes potenciales como un proxy de los costos de aprovisionamiento. En definitiva, Charlin y Pallo, en un desarrollo ordenado y exhaustivo, a partir de la discusión de los costos de aprovisionamiento sugieren la existencia de variaciones en la movilidad y el uso del espacio por parte de poblaciones cazadoras-recolectoras en el sur de Patagonia meridional. El segundo bloque temático comprende tres trabajos en los cuales la identificación de procedencia y la discusión de tendencias en la distribución y circulación de obsidianas y tobas constituyen las temáticas dominantes. Por un lado, el trabajo de Pérez y colaboradores brinda una síntesis actualizada de los grupos químicos identificados a través de fluorescencia de rayos X no destructiva y activación neutrónica, tanto en muestras artefactuales de obsidiana de la región boscosa y lacustre andina norpatagónica como de muestras de diversas fuentes del área de estudio. En este desarrollo se presentan resultados previos y las nuevas evidencias obtenidas a partir de la ampliación de las muestras del área, que lleva a los autores a discutir aspectos de la movilidad, rangos de acción y territorialidad de grupos cazadores-recolectores durante el Holoceno. Si bien se contaba ya con más de un centenar de muestras arqueológicas y geológicas procesadas con diversas técnicas (LA-ICP-MS, NAA, XRF e ICP-MS), el eje del trabajo se basa en el tratamiento de 363 artefactos de obsidiana y 29 muestras geológicas correspondientes a seis fuentes o grupos químicos. Las muestras artefactuales responden a sitios

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emplazados en la cuenca del río Limay, la cuenca Lacar y la cuenca del río Neuquén. Por su parte, las fuentes caracterizadas geoquímicamente pertenecen a las denominadas Área Lolog, Área Lacar, Área compartida entre cuenca Lacar y Lolog, Área Cordón Chapelco y Área Meliquina. En cuanto a las fuentes, la información de los distintos grupos químicos identificados en cada una de las áreas se ve complementada con datos relativos a las características de emplazamiento de fuentes primarias y secundarias y a la consideración de variables tales como forma de presentación de la roca, tamaños, calidad para la talla y rangos de distribución. Luego, el nuevo corpus de procedencias artefactuales de obsidiana, puesto en relación con el registro arqueológico del área, posibilitó a los autores proponer distintos patrones de circulación y movilidad centrando también la atención en indicadores relevantes de territorialidad. Por su parte, Morello y coautores abordan la problemática de la obsidiana verde, cuyo registro como materia prima utilizada por los grupos cazadores-recolectores prehistóricos de Fuego-Patagonia ha estado presente en las investigaciones macrorregionales desde la década de 1950. Al respecto, si bien la localización exacta de la fuente de obtención aún hoy es desconocida, distintos indicadores geológicos y arqueológicos circunscriben su ubicación al sector del mar de Otway e isla Riesco (región de Magallanes, Chile). De este modo, los autores presentan para esta compilación una evaluación crítica sobre el estado de los estudios en torno a esta roca volcánica, incluyendo una síntesis de aspectos geológicos, químicos y culturales, con énfasis en el aprovisionamiento, distribución y tendencias tecnológicas. En primera instancia, en lo referente a los aspectos geológicos y químicos, los autores vuelcan la información actualizada de las referencias geológicas disponibles, así como también de los estudios geoquímicos efectuados con distintas técnicas analíticas (ICP-MS, NAA y XRF). Asimismo, destacan la obtención de resultados positivos en referencia a la identificación a ojo desnudo de la obsidiana verde y a la utilización de las propiedades ópticas de esta roca para la identificación de fuentes. En segunda instancia, llevan adelante una evaluación de la distribución espacial y temporal del registro arqueológico de obsidiana verde haciendo especial hincapié en la identificación de lapsos de discontinuidad en su utilización. Cabe señalar que la muestra de sitios arqueológicos con presencia de esta materia prima suma 163 casos, y los sitios con

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información cuantitativa alcanzan un total de 94. En tercer término, sobre la base de información tecnológica de distintas clases artefactuales confeccionadas en esta materia prima, revisan de manera crítica las tradiciones y subsistemas tecnoeconómicos de las poblaciones de Fuego-Patagonia durante el Holoceno medio y tardío. Finalmente, en sus consideraciones finales, los autores discuten la relevancia de la obsidiana verde como evidencia de interacción cultural, específicamente, en relación con la circulación de bienes entre grupos cazadores-recolectores terrestres y marítimos, de oeste a este, y también entre poblaciones del norte y el sur del Estrecho de Magallanes. Asimismo, se destaca el planteo de hipótesis explicativas acerca de la existencia de discontinuidad en la circulación de obsidiana verde, tanto entre sitios arqueológicos de cazadores marinos como terrestres. Sin lugar a dudas, el estudio de la obsidiana verde como materia prima ha resultado ser un elemento significativo en la discusión del registro arqueológico de Fuego-Patagonia, de las dinámicas culturales involucradas y, esencialmente, se ha convertido en una vía para avanzar en la comprensión de los procesos de poblamiento humano del extremo austral de Sudamérica. El último trabajo de este bloque, y cierre de esta compilación, corresponde a Borrazzo y colaboradores, que presentan un panorama actualizado de la información disponible sobre una fuente primaria localizada en el valle del Chorrillo Miraflores, Isla Grande de Tierra del Fuego (Chile). Se trata de una fuente que presenta dos litologías que fueron identificadas como toba riolítica y toba silicificada. Cabe destacar que su singularidad macroscópica, petrográfica y geoquímica, su disponibilidad restringida en la región y su amplia distribución arqueológica -que incluye espacios fuera de la isla- han posicionado a estas rocas como marcadores adecuados para discusiones de movilidad, circulación e interacción entre las poblaciones fueguinas terrestres y canoeras. De este modo y atendiendo a su relevancia cultural, los autores abordan el estudio de estas rocas indagando sobre tres aspectos clave, que desarrollan a lo largo del texto. Uno de ellos se vincula con la caracterización de la fuente. Al respecto, se vuelcan los resultados alcanzados en distintos trabajos de campo, los cuales se centraron en el relevamiento, geoposicionamiento y muestreo sistemático de todos los afloramientos y/o sectores del terreno donde estaba disponible naturalmente alguna de las dos litologías. Se aporta, en este

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caso, no sólo información acerca de la disposición y forma de presentación de las rocas, sino también acerca de la presencia de varios loci arqueológicos. En segundo lugar, y de manera más específica, se expone el protocolo de análisis definido para estas materias primas, que incluye: a) la descripción e identificación petrográfica a partir de cortes delgados e inspección de secciones pulidas (utilizando microscopio petrográfico y SEM, respectivamente); y b) la caracterización geoquímica de 45 muestras –naturales y arqueológicas– con base en la aplicación de ICP-AES (elementos mayoritarios) e ICP-MS (elementos trazas). En este sentido, se resalta que la información generada en cuanto a los atributos macroscópicos y a la identificación de subgrupos químicos puede resultar de gran utilidad para los estudios arqueológicos. Luego, el otro aspecto desarrollado comprende la actualización de los datos acerca de la distribución arqueológica de estas rocas a partir de nueva información generada en el relevamiento de colecciones de Argentina y Chile, que suman un total de 95.124 piezas analizadas. Esto permitió detectar nuevos contextos arqueológicos que, sumados a los preexistentes, evidencian que ambas rocas no sólo poseen una amplia distribución en la Isla Grande de Tierra del Fuego sino que también han sido transportadas fuera de ella. Se aportan también interesantes datos acerca de aspectos tecnológicos ligados a la explotación y uso de las materias primas. Sin lugar a dudas, el aporte de Borrazzo y colaboradores da cuenta, de manera ejemplificadora, del desarrollo de investigaciones conjuntas entre equipos multidisciplinarios internacionales. La integración de los tres aspectos tratados enfatiza el rol y potencial de las materias primas Miraflores como marcadores espaciales en el estudio arqueológico del extremo austral de Sudamérica. A manera de reflexión final, se debe señalar que esta compilación muestra que el estudio de las fuentes de materias primas líticas, sus características geológicas y geoquímicas, su forma de explotación y accesibilidad, y la circulación de rocas en el espacio constituyen problemáticas nodales para comprender la dinámica del comportamiento de poblaciones humanas prehistóricas, en este caso de las cazadoras-recolectoras. En conjunto, se debe resaltar que los aportes, en conjunto, reflejan la solidez y la madurez alcanzadas en las investigaciones de la temática, al tiempo que permiten advertir la conjugación de metodologías recurrentes junto con otras más novedosas que enriquecen los distintos abordajes arqueológicos.

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Fuentes de aprovisionamiento y uso de obsidianas del ámbito boscoso y lacustre andino norpatagónico (provincia del Neuquén, Argentina) Alberto E. Pérez, Martin Giesso y Michael D. Glascock Recibido 1° diciembre 2014. Aceptado 23 de julio 2015 RESUMEN Se presentan resultados del análisis por fluorescencia de rayos X no destructiva de 363 artefactos (guijarros, desechos, núcleos y cabezales) de obsidiana de la región boscosa y transición con la estepa del área sur de la provincia de Neuquén, y 29 muestras de activación neutrónica sobre obsidianas de fuentes que denominamos Lácar (grupo químico QU/AP), Lolog (grupo  químico CP-LL 1), Filo Hua-Hum (FHH), Paillakura (Pk, exgrupo Desconocida 1), Meliquina (MQ, exgrupo Desconocida 2) y Yuco (YC). Dos de estos grupos químicos (Pk y CP/LL1) presentan registro de su uso efectivo desde el Holoceno temprano en sitios de la cuenca del río Limay. Mediante la ampliación exponencial de muestras de nuestra área de estudio identificamos por primera vez la presencia de obsidiana de Portada Covunco (PC 1) y Cerro Huenul (CHN), del centro y el norte de Neuquén respectivamente. En concordancia con trabajos previos, las fuentes más utilizadas durante  el Holoceno tardío continúan siendo CP/LL 1 y Pky, en menor medida, QU/AP y MQ;  mientras que a partir del uso de técnicas analíticas no destructivas sobre instrumentos, se registró el uso del grupo químico YC en sitios relevados en islas y costa del lago Lácar, próximos a su fuente y su transporte 30 km al sureste en cercarías de lago Meliquina en forma de instrumentos. La ampliación de la muestra confirma la ausencia de obsidianas de fuentes chilenas y mendocinas, lo que permite discutir aspectos sobre movilidad, rangos de acción y territorialidad humana durante el Holoceno. Palabras clave: Obsidianas; XRF; INAA; Neuquén; Patagonia.

ABSTRACT OBSIDIAN SOURCES AND USE FROM FOREST AND LAKE ENVIROMENT OF NORTH PATAGONIAN ANDES (NEUQUÉN PROVINCE, ARGENTINA). We present the results of X ray fluorescence analysis of 363 obsidian artifacts (nodules, debitage, cores, and projectile points) from the forest region and transition to steppe of the southern part of Neuquén province, and of neutron activation of 29 fragments of the sources we call Lácar (chemical group QU/AP), Lolog (chemical group CP-LL 1), Filo Hua-Hum (FHH), Paillakura (Pk, ex Unknown #1), Meliquina (MQ, ex Unknown # 2) and Yuco (YC). Pk and CP/LL1 were used since the Early Holocene in sites of the Limay river. With this exponential expansion of the sample from our study area we have identified for the first time the presence of Portada Covunco (PC 1) and Cerro Huenul (CHN) obsidian from the center and North of Neuquén. A continuous pattern shows that during the Late Holocene CP/LL 1 and Pk were the most utilized sources, followed by QU/AP and MQ. The analysis of instruments (projectile points) indicated that populations of the islands and coasts of the Lácar and Meliquina lakes (30 km away from the source) used Yuco obsidian. This new sample confirms the absence of obsidian from Chilean and Mendoza sources, which allows a discussion of mobility, action range and human territoriality during the Holocene. Keywords: Obsidian; XRF; INAA; Neuquén; Patagonia.

Alberto E. Pérez. Universidad Maimónides. Fundación de Historia Natural Félix de Azara. Hidalgo 775, 7º piso (1405), CABA, y Laboratorio de Arqueología y Etnohistoria, Municipalidad de San Martín de los Andes (8370), Neuquén. Argentina. E-mail: [email protected] Martin Giesso. Department of Anthropology, Northeastern Illinois University, 5500 North St. Louis Avenue, 60625, Chicago, Illinois, EEUU. E-mail: [email protected] Michael D. Glascock. Missouri University Research Reactor. 1513 Research Park Drive. Columbia, MO 65211, USA. E-mail: [email protected] Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2: 17-26. 2015. ISSN 1666-2105 Materias primas líticas en Patagonia. Copyright © Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA - Argentina

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A. Pérez et al. - Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2 (2015) 17-26 INTRODUCCIÓN

El objetivo de este trabajo es presentar actualizada y exhaustiva la caracterización de los grupos químicos presentes en la localidad arqueológica Meliquina (en adelante, LAM [Pérez 2010]) a partir de la ubicación de las fuentes de procedencia de los dos grupos químicos mas representados y que hasta el momento eran denominados como Desconocidos 1 y 2 (López et al. 2009a; Pérez y López 2010; Pérez et al. 2012). En segundo lugar, aplicamos técnicas analíticas novedosas de tipo no destructivas que permitieron ampliar exponencialmente el muestreo al trabajar sobre instrumentos, una posibilidad que nos permitió analizar conjuntos de nuevos sitios (ubicados en las cuencas de los lagos Huechulafquén, Lolog, Lácar, Meliquina, Filo Hua-Hum y río Caleufu) y muestras únicas de conjuntos procedentes de sitios previamente descritos pero con muestras vedadas a análisis por técnicas destructivas. Entre los resultados de estos estudios, agregamos un nuevo grupo químico −al que denominamos FHH- escasamente utilizado en la LAM, y describimos su fuente procedencia en la cuenca del río Filo Hua-Hum, lo cual amplía la lista de los grupos químicos previamente ubicada y descrita por nosotros como CP/ LL1 y QU/AP (Pérez y López 2007; López et al. 2009a; Pérez et al. 2012). También presentamos resultados de relevamientos de fuentes potenciales de obsidianas que habíamos caracterizado químicamente y cuya procedencia había sido descrita en forma parcial (López et al. 2009a; Pérez et al. 2012), respecto de las que, además de comprobar su uso efectivo, ampliamos su distribución en forma de fuentes secundarias, como es el caso de YC. Finalmente, recientes estudios muestran que los grupos químicos Des1 y Des2 están presentes en el registro arqueológico de sitios de la cuenca del río Limay desde el Holoceno temprano (Fernández et al. 2013), por lo que la ubicación de su procedencia se constituye en un sustancial aporte en diversas escalas de análisis en el contexto regional (Figura 1). En este trabajo, nuestra área de estudio incluye sitios emplazados en las cuencas del río Limay (ver síntesis en Crivelli Montero 2010)

y su recientemente escindida cuenca Lácar, caracterizada como Área Arqueológica Cuenca del Río Valdivia, sector oriental cordillerano (Pérez 2015). También se hace mención a sitios y fuentes procedentes de la cuenca del río Neuquén (ver síntesis en Cúneo 2010). Entre los sitios de la segunda área arqueológica −circunscripta en la Argentina a la cuenca del lago Lácar, y que hacemos extensiva a los sitios de la LAM- hemos distinguido previamente sus ocupaciones cerámicas en un período Alfarero temprano y período Alfarero tardío al incorporar los modelos de investigadores trasandinos (Adán et al. 2010) a partir de reconocer una continuidad entre el paisaje y la cultura material a lo largo de la cuenca hidrográfica del río Valdivia y zonas aledañas a su naciente, la cuenca Lácar (Pérez 2015).

MATERIALES Y MÉTODOS

La muestra está compuesta por 392 artefactos líticos: 363 artefactos analizados por fluorescencia de  rayos X no destructiva (guijarros, desechos, núcleos y cabezales) de obsidiana de la región

Figura 1. Ubicación de fuentes y distribución arqueológica de grupos químicos del sur de Neuquén (referencias de sitios en Tablas 1 y 2).

Fuentes de aprovisionamiento y uso de obsidianas del ámbito boscoso y lacustre andino norpatagónico (provincia del Neuquén, Argentina)

boscosa y transición con la estepa del área meridional del Parque Nacional Lanin; y 29 muestras de activación neutrónica sobre obsidianas de fuentes que denominamos Lacar (grupo químico QU/AP), Lolog (grupo  químico CP-LL 1), Filo Hua-Hum (FHH), Paillakura (Pk, ex grupo Desconocida 1), Meliquina (MQ, exgrupo Desconocida 2) y Yuco (YC). Los análisis se realizaron en varias etapas desde fines de 2008 hasta marzo de 2014. Las primeras, en el Missouri University Research Reactor (MURR), tanto por activación neutrónica como por fluorescencia de rayos X (equipo portátil). La última etapa fue con un equipo portátil del MURR en la Universidad Nacional de Cuyo. Los análisis de activación neutrónica en el MURR, que consisten de dos irradiaciones y un total de tres conteos de rayos gamma, constituyen un conjunto de procedimientos utilizados en la mayoría de los laboratorios que aplican activación neutrónica. El Elva-X es un espectrómetro portátil de fluorescencia de rayos X por energía dispersa. El instrumento consiste en un generador de rayos X, un detector de rayos X y un analizador de canales múltiples (MCA). El detector es un diodo de estado sólido con un área de 30 mm² y una resolución de 180 eV a 5,9 KeV (a 1000 cuentas por segundo). En cuanto al espectrómetro portátil Bruker Trace III-V, utilizado a partir de 2009, el análisis permite la cuantificación de 13 elementos: potasio (K), titanio (Ti), manganeso (Mn), hierro (Fe), zinc (Zn), galio (Ga), rubidio (Rb), estroncio (Sr), itrio (Y), circonio (Zr), niobio (Nb), plomo (Pb) y torio (Th). Contábamos con 110 resultados previos mediante diversas técnicas analíticas sobre desechos. En el conjunto fueron incluidas 15 muestras geológicas procedentes de la cima del CP y 20 artefactos del conjunto LM-FI, por medio de la técnica de LA-ICPMS (espectrometría de masa por plasma iónicamente acoplado, inducido por ablación láser) (Pérez y López 2010); más otras 75 muestras realizadas mediante INAA (análisis instrumental de activación de neutrones), XRF (fluorescencia de rayos X) y ICPMS con disolución (López et al. 2009a; López et al. 2010; Pérez et al. 2012).

RESULTADOS Obsidianas, grupos químicos y características de sus fuentes Área Lolog: grupos químicos (CP/LL1)

Presenta dos grupos químicos, uno exclusivo de la cuenca Lolog-Quilquihue y otro compartido

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con la cuenca Lácar (YC), hasta hace poco tiempo caracterizado como singular del último (López et al. 2009a; Pérez et al. 2012). El primero se trata de una fuente primaria en la cima del Cerro de Las Planicies 39º 59’ 12’’ S - 71º 23’ 10’’ W, cerca de la costa norte del lago Lolog (Pérez y López 2007). El cerro tiene una altura de 1732 msnm y su cima está cubierta por abundantes clastos de obsidiana angulosos y del tipo guijarro, guijón y bloque −rangos de tamaños desde 1,6 cm hasta superiores a 25,6 cm de diámetro-. Hay disponibles nódulos homogéneos y de excelente calidad para la talla. Su textura vítrea (cristalina) y policromía son las características más destacadas de este grupo químico y que la diferencian de los otros cercanos, siendo la variedad negro traslúcido a transparente con vetas o manchas negras y el negro con vetas y/o manchas marrones o rojizas las más representadas. El lago Lolog presenta fuentes secundarias de este grupo químico compuestas por guijarros ubicados en distintos sectores de la costa norte del lago en diferentes densidades (López et al. 2009a; Pérez et al. 2012). Este grupo químico presenta la mayor distribución espacial registrada en Norpatagonia, identificada en forma de artefactos a 520 km de distancia al sur de la provincia de La Pampa (Giesso et al. 2008; López et al. 2009b), y a 560 km al este en la costa rionegrina (Favier Dubois et al. 2009), con algunos registros intermedios en la estepa y la meseta a partir de los sitios Pilcaniyeu Viejo y Loma Boggio respectivamente (Boschín y Massaferro 2014). Área Lácar: grupo químico (QU/AP)

Existen dos grupos químicos en el lago Lácar: el primero se denomina Quilahuinto/Pocahullo (López et al. 2009a) y está más representado a lo largo de la costa nororiental del lago; y el segundo, denominado Yuco (López et al. 2009a), parecía circunscripto a una sola playa del lago Lácar (López et al. 2009a; López et al. 2010; Pérez et al. 2012) pero durante el verano de 2014 localizamos dos fuentes secundarias en la costa del sector suroccidental del lago Lolog. El grupo químico más abundante y circunscripto a la cuenca Lácar ha sido denominado Quilahuinto/Pocahullo (QU/AP) a partir de las primeras fuentes secundarias (López et al. 2009a; Pérez et al. 2012), que parecen tener su origen en un sector acotado del cordón Sabána, cuyo pico más alto es el cerro Colorado, con 1778 msnm. Son obsidianas de color negro y gris, presentes también en vetas finas que alternan proporciones de ambos colores. La textura predominante es sedosa, y en

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A. Pérez et al. - Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2 (2015) 17-26

menor proporción se presentan cristalinas y translúcidas. Los tamaños de los rodados no superan los 5 cm de largo en las costas, pero pueden superar los 10 cm en las morenas, que se encuentran en forma de conos alrededor del cordón Sabána (40º 06´58´´ S - 71º 28´04´´ W). Compartido entre las cuencas Lolog y Lácar: grupo químico Yuco (YC)

Es una fuente secundaria compuesta por guijarros de obsidiana color negro translúcido depositados en una playa cercana a la localidad de Yuco, hacia las coordenadas 40º 9´ 31´´ S - 71º 30´ 44´´ W. Se trata de una playa extensa en la costa centronorte del lago Lácar de acceso lacustre, que presenta guijarros de obsidiana de excelente calidad, algunos que superan los 5 cm de diámetro (López et al. 2009a; Pérez y López 2010; Pérez et al. 2012). Recientemente, dentro de este sector también se han identificado rodados de perlita de obsidiana que superan los 20 cm de diámetro y 1 kg de peso, indicador de su fuente primaria en forma próxima. La particularidad de Yuco es que guijarros de excelente calidad y tamaños de hasta 5 cm de diámetro están presentes en al menos dos fuentes secundarias (playas) de la costa suroccidental del lago Lolog (aproximadamente 40º 02´ 46´´ S - 71º 32´ 09´´ W), lo que la convierte en una fuente disponible en ambas cuencas. Área Cordón Chapelco: grupo químico Paillakura (Pk)

Se trata del grupo químico que habíamos definido hasta ahora como Desconocida 1 (López et al. 2009a; López et al. 2010; Pérez y López 2010; Pérez et al. 2012). Su fuente primaria se ubica en la ladera occidental de un cerro en el paraje Paillakura, sector centro oriental del cordón Chapelco (40º 15´ 12´´ S - 71º 10´ 30´´ W 2000 msnm). La obsidiana es de excelente calidad y se presenta en guijarros y bloques de más de 500 g de peso. Algunos constituyen núcleos, lo que permite caracterizar al sitio como una cantera-taller. La obsidiana Pk es color negro sedoso homogéneo, rasgo distintivo que la diferencia de los restantes grupos químicos cercanos. Por su ubicación, puede estar disponible en forma aislada o en fuentes secundarias a lo largo del interior del cordón Chapelco por medio de retracción glaciar; y en mayor cantidad y tamaños por gravedad y dinámica del río Paillakura, el cual desemboca en el río Caleufú en su tramo medio a superior, y este en el río Colloncura hacia

las coordenadas 40º 24´ 03´´ S - 70º 42´ 59´´ W y a 17 km de su confluencia con el río Limay. Área Meliquina: grupos químicos Meliquina (MQ) y Filo Hua-Hum (FHH)

Se trata de fuentes secundarias y rodados aislados de obsidiana que se distribuyen actualmente en forma discontinua sobre la costa oeste del lago Meliquina y en la cuenca del río homónimo, desde aproximadamente 40º 19´ 42´´ S - 71º 20´ 01´´ W y 40º 28´ 51´´ S - 71º 13´ 38´´ W. Denominada desde ahora Meliquina (MQ), es el segundo grupo químico representado entre los artefactos de la LAM caracterizado hasta su novedosa ubicación como Desconocido 2 (López et al. 2009a; López et al. 2010; Pérez y López 2010; Pérez et al. 2012). Se presenta en tamaños superiores a los 50 cm de diámetro y los 5 kg de peso en su forma de perlita en proximidad a su intersección con el río Filo HuaHum (40º 28´ 53´´ S - 71º 13´ 35´´ W). Ambos ríos son muy dinámicos y se encuentran repletos de rodados basálticos y graníticos de mayor dureza, combinación de factores que determina que las obsidianas de buena calidad se fragmenten y sólo se puedan reconocer actualmente en su forma más resistente pero de mala calidad para la talla. Su color es negro o gris translúcido. Posiblemente se trate de una fuente de aprovisionamiento importante en momentos en que los cursos de agua fueron menos dinámicos, aportando guijarros de mayor cantidad, accesibilidad y calidad. Área Filo Hua-Hum: grupo químico Filo HuaHum (FHH)

Hemos caracterizado recientemente este grupo químico como singular de la cuenca del lago Filo Hua-Hum (FHH) en forma de fuente secundaria, que escurre a través de un cañadón del puesto Domingo (40º 30´ 01´´ S - 71º 22´ 12´´ W, 1017 msnm), un curso de agua estacional que transporta guijarros de obsidianas, entre otras rocas más duras, hasta un curso de agua permanente que continúa aguas abajo en el lago Filo-Hua-Hum, siguiendo luego hasta el río homónimo para unirse al río Meliquina y crear el río Caleufú (40º 28´ 53´´ S - 71º 13´ 35´´ W). La obsidiana se presenta en forma de perlita en tamaños mayores a los 10 cm, mientras que la calidad para la talla se ve limitada por el tamaño de los guijarros, pocos de ellos libres de impurezas y con cualidades buenas para la talla, que se presentan en tamaños menores a los 5 cm de diámetro. Su color es gris translúcido.

Fuentes de aprovisionamiento y uso de obsidianas del ámbito boscoso y lacustre andino norpatagónico (provincia del Neuquén, Argentina)

Nombre CP/LL1 o Lolog QU/AP o Lácar Yuco Pk (ex Desconocida 1) MQ (ex Desconocida 2) FHH (rango sin precisar)

Rb (ppm) 128-150 100-137 123-159 155-174 144-164

Sr (ppm) 20-54 145-239 70-110 73-86 97-99

Zr (ppm) 78-100 63-209 63-77 268-289 53-63

Tabla 1. Elementos diagnósticos de las obsidianas mediante fluorescencia de rayos X.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

La ampliación de la muestra confirma una mayor circulación este-oeste de obsidianas, centrada en los grupos químicos Lolog (CP/LL1) y Pk hacia el sector sur; PC1 hacia el central; y CHN (Huenul) hacia el septentrional, en la provincia del Neuquén. Los últimos dos grupos están escasa o raramente representados en la región sur a lo largo del Holoceno (Pérez et al. 2012). La circulación de materias primas durante el Holoceno Tardío puede deberse a la gran disponibilidad de fuentes primarias y secundarias de carácter localizado y previsible, conformando un paisaje que puede incluir una movilidad planificada para el abastecimiento de obsidianas, donde los pequeños rodados que abundan en fuentes secundarias se ven revalorizados a causa del tamaño requerido

Sitios arqueológicos Nivel 1- El Contra 2- Lago Epulafquén (aislado) 3- Los Chenques 4- Fuente de Arcillas 5- El Nido 2 6- Quilquihue 3 7- Nonthué 8- La Puntita 9- Lago Queñi (aislado) 10- Playa Lacar 11- Catritre 12- Quechuquina 3 13- Yuco 14- Playa Costilla 15- Isla Sta. Teresita 16- Lote 19 17- Siete Manzanos 18- Los Radales 1 19- Rancho Montaña 20- Newen Antug

CS CI

21- Valle Meliquina 22 - Alero Doña Mica 23- Las Cachañas 24- Lago Meliquina FS S1 Lago Meliquina FM S1

Temp. Temp. Temp. Temp.-Tard. Temp. Temp.-Tard. 480±60 AP Temp. 540±50 AP 880±40 AP Temp. Temp. 1090 ± 60 A.P 730±80 AP 750±60 AP 920±60 AP

Lago Meliquina FM S2 Lago MeliquinaFI 25- CPD: Cueva Parque Diana

Periodo alfarero o cronología Temp. Temp. Tard. Temp.-Tard. Tard. Temp. Temp. Temp. Temp. Temp. Temp.-Tard.

Temp. CI CM

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de las materias primas líticas en sistemas de armas como el arco y flecha. En segundo lugar, se observan distintos aspectos que pueden denotar territorialidad o acceso diferencial a fuentes de aprovisionamiento de obsidianas. Por un lado, la proporción entre sitios con acceso directo a más de cinco fuentes (grupos químicos), como el caso de Lago Meliquina, sobre el que se postula para el último milenio que los sitios emplazados hacia el este presentan porcentajes inferiores al 5% de obsidiana, y principalmente instrumentos extractivos, como pequeños cabezales pedunculados y desechos de reactivación y mantenimiento de estos, por lo que hemos sugerido que se trata de un acceso indirecto, en forma de productos manufacturados como cabezales (Pérez 2010). El otro potencial indicador de territorialidad se da en el eje norte-sur, donde los grupos químicos presentan una distribución restringida, asociada a una forma diferente de manufacturar los cabezales Coordenadas geográficas 39º 48´ 16´´ S - 71º 18´ 30´´ W 39º 47´ 43´´ S - 71º 33´ 28´´ W 39º 58´ 36´´ S - 71º 55´ 06´´ W 40º 01´ 50´´ S - 71º 22´ 42´´ W 40º 04´ 42´´ S - 71º 19´ 21´´ W 40º 04´ 07´´ S - 71º 18´ 38´´ W 40º 07´ 24´´ S - 71º 39´28´´ W 40º 09´ 19´´ S - 71º 42´ 54´´ W 40º 09´ 37´´ S - 71º 21´ 38´´ W 40º 10´ 29´´ S - 71º 23´ 43´´ W 40º 10´ 02´´ S - 71º 34´ 39´´ W 40° 9’ S - 71°31’ W 40º 11´ 02´´ S - 71º 32´ 54´´ W 40º 09´ 58´´ S - 71º 34´ 25´´ W 40º 06´ 53´´ S - 71º 17´ 27´´ W 40º 08´ 14´´ S - 71º 13´ 45´´ W 40º 09´ 32´´ S - 71º 18´ 44´´ W 40º 08´ 28´´ S - 71º 17´ 24´´ W 40º 09´ 44´´ S - 71º 20´ 49´´ W 40° 19´ 82´´ S - 71° 19´52´´ W 40° 18´ 43´´ S - 71° 20´ 02´´ W 40° 21´ 19´´ S - 71° 18´ 45´´ W

40° 20’ 03’’ S - 71° 19’ 08’’ W

Representación cuantitativa y cualitativa de grupos químicos CP/LL 1:6, Desc: 1 CP/LL1: 1 QU/AP: 1; CP/LL1:1 CP/LL1:2; CHN: 1 CP/LL1:4 CP/LL1:5; Pk:2 MQ: 1 QU/AP:2; CP/LL1:1 CP/LL1:2 CP/LL: 1 QU/AP:1; CP/LL1:1; Pk:2; Desc:1 YC: 1; CP/LL1:1; Pk:1 CP/LL1:1; Pk:1 YC:2; CP/LL1:6; QU/AP:5; YC:8; CP/LL1:4 CP/LL1:1 QU/AP:1; CP/LL1:1; Pk:1 CP/LL1: 2; MQ:1 CP/LL1:1; MQ:1; Pk:2 QU/AP:1; YC:4; CP/LL1:2 CP/LL1:2; Desc:1 QU/AP:2; CP/LL1:1 MQ:1; Pk:3 CP/LL1:1; Pk:1; Desc:1 Pk:2; desc:2 QU/AP:1; YC:1; MQ:1; Pk:2; PC1:1 YC:3; CP/LL1:1; MQ:7; Pk:12 QU/AP:1; YC:9; CP/LL1:6; MQ:6; FHH:1; Pk:25; Desc:1 Pk:1 YC:1

2370 ±70 AP 900 ± 60 AP 40° 19´ S - 71° 20´ W 990 ± 60 AP CS 580 ± 60 AP YC:2; CP/LL1:2; MQ: 5; Pk:3; 760 ± 60 AP Desc:1 26- Lago Machónico Temp. 40º 19´ 22´´ S - 71º 24´ 47´´ W Pk:1 27- Cueva Filo Hua-Hum Temp. 40º 30´04´´ S – 71º 17´09´´ W Pk:2 28- Cueva Casa de Piedra Temp.-Tard. 40º 29´ 52´´ S - 71º 12´ 14¨ W YC:1; CP/LL1:3; Desc:1 Otros conjuntos citados de áreas vecinas en la Figura 1: 29- Alero Lariviere; 30- Alero Los Cipreses; 31- Cueva Traful I; 32- Cueva Cuyín Manzano; 33- Valle Encantado 1; 34- El Trébol; 35- Aº Corral; 36- Casa de Piedra de Ortega; 37- Epullán Grande; 38- Rincón Chico 2/87.

Tabla 2. Grupos químicos de obsidianas analizados. Periodo Alfarero temprano, siglos II a XIV DC: Temp. Periodo Alfarero tardío, desde Siglo XI DC: Tard.; CI: Componente Inferior; CM: Componente Medio: CS: Componente Superior.

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A. Pérez et al. - Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2 (2015) 17-26

líticos, de hacer y utilizar alfarería, e incluso a la presencia de instrumentos singulares entre sitios de las cuencas de los ríos Neuquén, que ocupa buena parte del sector norte de la provincia, y Limay, que ocupa su segmento sur (Schobinger 1958). La ampliación del análisis de conjuntos líticos gracias a los muestreos no destructivos confirma la escasa circulación de grupos químicos en sentido norte-sur hasta nuestra área de estudio en sitios de las cuencas Huechulafquén, Lolog, Lácar, Meliquina, Filo Hua-Hum y Caleufú. Por ejemplo, el grupo PC1 (Portada Covunco), procedente de, al menos, 120 km al norte (Salazar y Stern 2013), sólo fue identificado por una punta de proyectil colorada y negra atigrada encontrada en Lago Meliquina Faja Media Sector 1, en asociación con alfarería pintada Negro sobre Colorado típica del período Alfarero temprano, datada en 920  ±  60 años C14 AP (LP-1721, madera carbonizada). Luego, en el sitio Fuente de Arcillas, costa sur del lago Lolog, se identificó un artefacto del grupo CHN procedente de aproximadamente >350 km de distancia al norte de Neuquén (Barberena et al. 2011), que conforma su primer registro al sur de la cuenca del río Neuquén. En ambos casos, son los primeros registros en sitios de “Interior de Bosque” (sensu Pérez 2010), y se encuentran en contextos alfareros y sitios emplazados en inmediata proximidad a otras fuentes de obsidiana efectivamente utilizadas desde hace milenios. Observamos que Yuco (YC), que previamente había sido considerada de mala calidad o menor acceso por su ausencia entre los conjuntos analizados (López et al. 2009a; López et al. 2010), fue ampliamente utilizada, tanto en instrumentos de mantenimiento como extractivos en el área del lago Lácar, y es la principal materia prima en sitios insulares cercanos a su fuente; mientras que a la LAM ingresó en forma de instrumentos extractivos como cabezales pedunculados. Igual es el caso de los niveles alfareros tardíos del cementerio Newen Antug en el cordón Chapelco, lo que confirma que la ausencia de su registro previo no se debe a la calidad o accesibilidad de la fuente, sino a limitaciones del muestreo, principalmente por las técnicas analíticas aplicadas, que vedaron la caracterización química de instrumentos. Otra observación que se desprende de los resultados es que el grupo químico MQ parece resultar de baja calidad para la manufactura de instrumentos extractivos, aunque sí fue intensamente aprovechado en los sitios inmediatamente disponibles para instrumentos de mantenimiento expeditivos de la LAM y transportados a sitios como Yuco en el lago Lácar (López et al.

2009a; Pérez et al. 2012). Esto permite postular una interacción entre poblaciones o unidades familiares residenciales autosuficientes como las caracterizadas para las poblaciones del período Alfarero temprano (Pérez 2015) que se distribuyen a lo largo de diferentes lagos y ríos, y que ocuparon sincrónicamente estos locus, o la alternancia estacional en la ocupación estival de los sitios de la LAM e invernal en los sitios como Yuco por los mismos grupos. En suma, la obsidiana Yuco (YC) aumenta en sitios del período Alfarero tardío, donde el patrón de asentamiento parece reflejar la transición de un sistema de movilidad residencial en momentos del período Alfarero temprano, con pequeñas unidades familiares residenciales autosuficientes pero que interactúan y se complementan entre sí, dispersas alrededor de las cuencas hidrográficas principales de nuestra área de estudio, a un patrón tipo de asentamiento y movilidad logístico con centro en la cuenca Lácar y parte integrante y contemporáneo al desarrollo cultural del resto de la cuenca valdiviana (Pérez 2015). La distribución espacial y temporal de los grupos químicos

Nuestra primera observación es que se confirma la ausencia de grupos químicos correspondientes a la vertiente occidental cordillerana como Chaitén o Sollipulli en nuestra área de estudio (Stern et al. 2009). Postulamos como causa probable de ello en tiempos alfareros, el conocimiento acerca de su disponibilidad natural, debido a que su ubicación es tan puntual y predecible que hace innecesario el transporte de materias primas desde un área distante a otra si se planifica la movilidad; lo que genera un patrón de circulación caracterizado por la previsibilidad del abastecimiento de rocas de excepcionales cualidades como la obsidiana. Distribución espacial y temporal de los grupos químicos durante el Holoceno tardío

Los registros del área Traful presentan el uso predominante y continuo de los grupos químicos CP/LL1 y Desconocida 1, que aquí identificamos como Pk, durante los últimos 3500 años, a partir del Componente Acerámico (ALC, CA-LC) de Alero Los Cipreses, datado entre 3490 ± 90 y 2890 ± 100 años AP, donde predomina Pk con siete artefactos y luego CP/LL1 con cinco, junto con una muestra desconocida (López et al. 2010; Silveira et al. 2013). El Componente Cerámico del mismo sitio (ALC, CC-LC), datado entre 1510 ± 90 y 840 ± 90

Fuentes de aprovisionamiento y uso de obsidianas del ámbito boscoso y lacustre andino norpatagónico (provincia del Neuquén, Argentina)

años AP, presenta la misma tendencia, con seis artefactos del grupo Pk y cuatro del CP/LL1, en asociación a otras muestras de un grupo químico local de mala calidad no utilizado como instrumento en el sitio (López et al. 2010). En el cercano sitio Alero Lariviere, a partir de los 780 ±  90 años AP nuevamente Pk se encuentra representado con tres artefactos y CP/LL1 con dos, junto con muestras de la obsidiana local de mala calidad sin evidencia de uso (López et al. 2010). En los sitios del área Limay, Cueva Epullán Grande, hay un uso exclusivo a partir de tres artefactos del grupo Pk en su estrato 19 3a, datado en 2740 ± 50 (Beta-47402); y en menor cantidad en el Estrato 19 1a y 2a, con fecha 2360 ± 50 (Beta-61146), dos artefactos, uno de los cuales pertenece al grupo MQ. Casi sincrónicamente en Cueva Traful I, Estrato 4 de CTI 1, 2 y 3, datados en 2720  ±  60 (LJ-5131), sobre tres artefactos, dos (66,6%) corresponden al grupo Pk y uno (33,3%) a CP/LL1. En Casa de Piedra de Ortega, provincia de Río Negro, para el año 2000  ±  90 AP (LP-168) se registra un artefacto del grupo Pk en su Estrato CPO e2. Mientras que para los Estratos CPO h, 2720 ± 60 años AP (LJ-5131), se reparten en partes iguales dos muestras un grupo químico denominado MS1 y CP/LL 1 (Fernández et al. 2013). En este momento se registran las primeras ocupaciones de la LAM a partir del Componente Inferior de CPD, que transportan y distribuyen en escondrijos o caches a través del paisaje un acotado número de formas bases e instrumentos terminados, como bien hemos registrado para el Componente Inferior, datados en 2370  ±  70 años AP del sitio Cueva Parque Diana. Claramente, esta conducta se enmarca en un uso logístico del espacio (Binford 1979), de acuerdo con el cual individuos o grupos de tareas desprendidos de una base residencial distante y fuera de su radio habitual de forrajeo están acampando en la LAM, sin dejar mucha evidencia que denote su interacción con los recursos locales. Encontramos presencia de tecnología laminar sobre el grupo Pk contemporánea entonces a las ocupaciones de Cueva Epullán Grande y Casa de Piedra de Ortega (CPO) y la circulación del grupo químico MQ como evidencia del abastecimiento de materias primas en nuestra área de estudio, que luego serán descartadas en sitios residenciales como Cueva Epullán Grande. Respecto de los contextos alfareros que limitamos a los últimos dos milenios, en sitios como Rincón Chico 2/87 (RCh2/1) en su Capa F, nivel 200-201 datado en 680  ±  65 AP (LP-855) y 710 ± 60 AP (Beta-47403) presenta un artefacto del grupo PC1, mientras que (RCh2/2) Capa C, nivel

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125-130 de la misma cronología presentó un artefacto correspondiente al grupo Pk (Fernández et al. 2013). Para momentos históricos, el sitio Casa de Piedra de Ortega presenta hacia los 280  ±  50 AP (LP-191) dos artefactos del grupo CP/LL1 y otro correspondiente a MQ. En suma, los registros de la cuenca del río Limay sugieren una revalorización de las obsidianas para manufacturar instrumentos extractivos durante el Holoceno tardío, especialmente en momentos correspondientes al Componente IIB de la secuencia de Cueva Traful I (Crivelli Montero et al. 1993), etapa recientemente caracterizada como de “proliferación de símbolos” en la arqueología regional (Crivelli Montero 2010). Crivelli Montero atribuye a cambios en las fronteras étnicas, al uso de hojas como soportes para formas base, y posteriormente la experimentación con nuevas técnicas de caza, por ejemplo la incorporación del arco y flecha entre los sistemas de armas, tecnologías más generalizadas para explotar recursos diversos en bosque y estepa, entre otras (Crivelli Montero 2010). Sin descartar estas opciones, agregamos la revalorización de los guijarros de obsidianas pequeños presentes en las fuentes secundarias de obsidianas ampliamente distribuidas en la región a partir del uso del arco y flecha. Distribución espacial y temporal de los grupos químicos durante el Holoceno medio y temprano

Durante buena parte del Holoceno medio, pero especialmente en el milenio transcurrido a partir del 6200 AP −caracterizado como Componente IIA o “Fase Confluencia”-, aumenta la proporción de dacita respecto de las obsidianas entre los instrumentos −incluso los extractivos como cabezales-; los instrumentos en general reducen su tamaño y estandarizan sus diseños, y aparecen los primeros raspadores unguiformes (Crivelli Montero 2010). Esta gestión de las obsidianas respecto de otras materias primas ha sido interpretada como respuesta a un sistema de asentamiento logístico, con movilidad estacional por territorios más reducidos que en momentos previos (Crivelli Montero 2010). En Cueva Traful I, CTI 9 se encuentra obsidiana del grupo químico CP/LL 1 datado entre 6030  ±  115 (I-11304) y 6240  ±  60 (LJ-5132) mientras el grupo químico Pk está presente en los conjuntos de CTI 10 a 13, datados ca. >6000 y 70%)

Calcedonia (>85%)

Calcedonia (60%)

Rocas aptas para la talla (%)

Riolita/ Calcedonia (6,2%)

Basalto (30%)

Basalto/ Calcedonia (28%)

Basalto (95%)

Basalto/ Calcedonia (>70%)

Calcedonia (>75%)

Calcedonia (60%)

Calidad para la talla

Mala (>80%)

Mala (>60%)

Mala (>60%)

Muy Buena (85%)

Muy Buena/Buena (>60%)

Buena/Muy Buena (>75%)

Buena (60%)

Tamaño medio en mm (largo x ancho x espesor)

98 x 70 x 50

95 x 74 x 41

97 x 70 x 47

95 x 68 x 39

88 x 63 x 38

82 x 57 x 32

63 x 38 x 26

Rodado (>90%)

Rodado (>90%)

Rodado (>80%)

Rodado (95%)

Rodado (>60%)

Bloque (>95%)

Rodado (53%)

Presencia de corteza (%)

100%

100%

100%

100%

85%

80%

87%

Rendimiento

Bajo

Medio

Medio

Muy alto

Alto

Muy Alto

Alto

Poco variables

Poco variables

Variables

Poco variables

Variables

Poco variables

Poco variables

Morfología

Variabilidad de los depósitos

  Tabla 1. Tendencias generales identificadas en los muestreos de potenciales fuentes secundarias de aprovisionamiento lítico en las diferentes geoformas relevadas.

Fuentes de materias primas líticas en la costa norte de Santa Cruz (Patagonia argentina): el caso del sur de la ría Deseado

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sobre rocas no locales de muy buena y excelenprima. Probablemente, esto esté relacionado con la te calidad para la talla (calcedonias y obsidiana confección de piezas para la realización de tareas negra), que presentan diseños versátiles y probaespecíficas, como son por ejemplo las puntas de blemente formaban parte de equipamientos persoproyectil bifaciales pedunculadas. Cabe mencionales (Ambrústolo 2011; Ambrústolo et al. 2011). nar que en el sitio conchero La Lobería (Figura 1) Se registran escasas evidencias de realización de se identificaron, en superficie, tres puntas de proeventos de talla inicial sobre materias primas disyectil (Figura 3a). El registro de altas frecuencias ponibles en las inmediaciones, como el sílex rojo de núcleos poliédricos y discoidales −algunos, con identificado en baja proporción (2,2%) (Ambrústolo restos corticales- de módulo de tamaño y volumen et al. 2011; Ambrústolo 2012); lo que sería espechico confeccionados sobre calcedonia roja (n = 5; rable para momentos exploratorios (Franco 2002). 71,42%) (Figura 3b) evidenciarían, al menos para En este sentido, en las ocupaciones iniciales del los sitios cercanos a las fuentes, el aprovisionamiensitio Alero El Oriental (Figura 1) se identificó la to directo de estas rocas inmediatamente disponiexplotación de calcedonia roja inmediatamente bles. En este sentido, las actividades iniciales de disponible (Ambrústolo et al. 2011), lo que sería talla sobre estas rocas se habrían realizado tanto esperable para momentos exploratorios (Franco en las fuentes como en el sitio (Ambrústolo 2011). 2002). En este caso se identificaron lascas angulaCon respecto a los núcleos, un dato significativo res de módulo de tamaño chico con talones lisos, que apoyaría la relativa abundancia y facilidad de lascas de adelgazamiento con talones filiformes y acceso a ellas −al menos para los sitios del submódulos de tamaños chicos y un núcleo poliédrico sector Bahía del Oso Marino cercanos a las fuende módulo de tamaño chico sin restos corticales tes- es que las causas de abandono de las piezas (Ambrústolo 2011). Las actividades de talla inicial en general no se relacionan con su agotamiento, se habrían realizado principalmente en las fuentes sino con la presencia de charnelas. Asimismo, en de aprovisionamiento, mientras que la talla en el cuanto a los núcleos, cabe mencionar que en el sitio habría estado orientada hacia la obtención de sitio Los Albatros (Figura 1) se registró un ejemplar formas base principalmente de sílex castaño y gris poliédrico de módulo de tamaño mediano que pre(entre ellas, bifaciales con talones filiformes), las senta un 50% de reserva cortical, mientras que en cuales probablemente se habrían transportado hacia el sitio Cueva del Negro (Figura 1) se identificaron otros espacios. La existencia de un núcleo poliédridos núcleos amorfos, agotados y con reserva cortico tendería a sustentar esto. La presencia de lascas cal (Ambrústolo 2011). de adelgazamiento bifacial con talones filiformes En suma, las evidencias registradas en los sitios podría indicar la confección de formas base bifade Bahía del Oso Marino sugerirían el ingreso de ciales y su traslado a otros sectores del espacio, lo la calcedonia roja a ellos bajo la forma de núcleos que es esperable cuando hay materias primas de probablemente poliédricos con mayor o menor alta calidad disponibles (Franco 2002). El tamaño presencia de corteza −conformada por la roca de chico de los artefactos, por otra parte, estaría en caja que contiene a dicha roca bajo la forma de relación con el tamaño en que se presenta la roca filón- y/o artefactos bifaciales; ambos con módulos en las fuentes primarias conformando filones de ca. de tamaños medianos (Ambrústolo 2011). Es proba10 cm de espesor máximo. Para momentos tardíos, ble que en este subsector se hayan implementado entre ca. 2000 y 1100 años AP, se registra una mayor explotación de las fuentes primarias de aprovisionamiento lítico de calcedonia roja ubicadas en Bahía del Oso Marino (Figura 1). Esto se observa mayoritariamente en los sitios emplazados en las cercanías de dichas fuentes. En los conjuntos artefactuales líticos de esas ocupaciones se observa una mayor riqueza de las clases tipológicas repre- Figura 3. a) Puntas de proyectil de calcedonia roja registradas en el sitio La Lobería. b) sentadas sobre esta materia Núcleo poliédrico de calcedonia roja identificado en el sitio La Lobería.

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P. Ambrústolo et al. - Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2 (2015) 51-60

estrategias de aprovisionamiento directo de esta materia prima y que las actividades de talla inicial se desarrollaran principalmente en las cercanías de las fuentes. Como se mencionó antes, algunas variedades de calcedonia se presentan disponibles en forma secundaria en el subsector Punta Guanaco (Tabla 1) (Figura 1). En dicho subsector, el aprovisionamiento de estas materias primas se habría realizado en los depósitos de rocas ubicados en los cañadones cercanos a los sitios (i.e., Cañadón Santa Elena). Por otra parte, el hecho de que las calcedonias opacas (no rojas y translúcidas) se encuentren disponibles en muy bajas frecuencias en Bahía del Oso Marino, sumado a la recuperación de estas en altas frecuencias bajo la forma de artefactos en los sitios de dicho subsector (i.e., La Lobería, Cueva del Negro, Los Albatros, La Cantera) (Ambrústolo 2011), sugeriría la circulación y el transporte de dichas rocas probablemente desde fuentes ubicadas en el territorio interior y/o desde los depósitos de rocas identificados en el subsector Punta Guanaco. Estudios geoquímicos sobre obsidiana negra

En cuanto a los artefactos de obsidiana negra registrados en los sitios del sector, cabe mencionar que se presentan en proporciones que varían entre 0,88% y 7,29% (Ambrústolo et al. 2012). En términos generales, se trata de productos de talla internos con módulos de tamaño chico y muy chico, con un relativamente alto registro de reserva cortical (en los casos en los que se identificó, se trata de corteza de rodado) y una baja frecuencia de formatización (Ambrústolo et al. 2012). La mayoría de los conjuntos líticos evidencian la puesta en práctica de eventos de talla intermedios y, en menor medida, iniciales. Estos últimos están representados por la presencia de núcleos agotados, en algunos casos con restos corticales (Ambrústolo 2011). Los estudios geoquímicos realizados sobre artefactos de obsidiana negra del sector sur de la ría Deseado evidencian la circulación y el transporte a larga distancia de las tres variedades de esta materia prima provenientes del área fuente Pampa del Asador (Ambrústolo et al. 2012). Si se consideran las características tecnomorfológicas de los artefactos, creemos que el aprovisionamiento de estas rocas se pudo haber llevado a cabo, al igual que en el caso de algunas variedades de calcedonia, en el marco de rangos regionales de movilidad. El transporte e intercambio de nódulos de esta materia prima en Patagonia sur fue sugerido por Civalero y

Franco (2003) sobre la base de evidencias obtenidas en espacios localizados hasta 270 km de la fuente. En nuestro caso, las evidencias apuntan hacia la obtención de dicha materia prima bajo morfologías de rodados o, al menos, bajo la forma de núcleos. El transporte de los nódulos, y no de artefactos o lascas, podría relacionarse con la falta de impurezas en su interior, lo que hace innecesario su testeo en la fuente; por este motivo, el hecho de que existan artefactos con corteza no implicaría necesariamente aprovisionamiento directo. Cabe mencionar que la distancia entre el sector analizado y Pampa del Asador es de ca. 400 km, considerada mayor que el rango de acción estimado para grupos humanos prehistóricos de Patagonia (Borrero 2001). Durante el Holoceno tardío, la probable existencia de grupos vecinos habría posibilitado los contactos entre estos (entre otros, Borrero 2001), lo que habría favorecido el intercambio de recursos.

CONSIDERACIONES FINALES

Las fuentes primarias identificadas en el sector poseen una variabilidad litológica escasa o nula y se presentan altamente localizadas. El aprovisionamiento en ellas pudo haber tenido un papel preponderante en las estrategias seguidas por los grupos humanos que ocuparon el sur de la ría Deseado, por lo que otras tareas habrían estado integradas dentro de dicha actividad. Esto se debe a la alta calidad de las rocas y a la elevada predictibilidad del lugar de ocurrencia de estas, ya que se encuentran disponibles en afloramientos emplazados en zonas puntuales. Con base en las tendencias registradas en los cordones litorales, se podría postular que, en ellos, el costo de aprovisionamiento es alto. Esto se debe a la amplia disponibilidad de rocas riolíticas y basálticas que presentan, fundamentalmente con morfología de rodado, de mala calidad para la talla, en contraposición con las bajas y/o nulas frecuencias de rocas aptas para la talla, representadas por las calcedonias. Si se tiene en cuenta esta imagen de la oferta y disponibilidad de rocas para la talla en estas geoformas y se considera su bajo rendimiento, se podría plantear que en esos casos era improbable que la adquisición de materias primas se realizara en el marco de actividades específicas implementadas para tal fin. Probablemente, dichas tareas en los cordones litorales habrían estado relacionadas con la implementación de estrategias inclusivas o embedded (sensu Binford 1979). Es decir, la recolección de rocas se podría haber llevado a cabo

Fuentes de materias primas líticas en la costa norte de Santa Cruz (Patagonia argentina): el caso del sur de la ría Deseado

junto con otras actividades de subsistencia realizadas en la costa propiamente dicha, como puede ser la adquisición de recursos alimenticios. Las tendencias registradas en los depósitos de rocas de cañadones y mesetas permiten postular a dichas geoformas −en especial los cañadones− como fuentes secundarias potenciales de abastecimiento de materias primas líticas del sector sur de la ría Deseado. En este sentido, se habría priorizado quizás a los cañadones como vías de circulación entre la costa propiamente dicha y la franja de territorio inmediata a ella debido a la buena disponibilidad de rocas en los cañadones. El cañadón El Carmen podría ser caracterizado como una fuente o área fuente de calcedonia; lo mismo ocurriría en el cañadón Puerto Jenkins en relación con el basalto, y en el cañadón Santa Elena con el basalto y la calcedonia. Si bien los tamaños de los bloques o nódulos son variables −en algunos casos, medianos/ pequeños-, al tratarse de rocas de buena/muy buena calidad para la talla (sensu Aragón y Franco 1997), es posible que puedan ser talladas a mano alzada. Se pueden diferenciar algunos patrones en relación con el aprovisionamiento y la circulación de materias primas líticas en el sector sur de la ría Deseado: - la existencia de una estructura de recursos líticos que presenta una oferta y disponibilidad de materia prima variable. - en los momentos de ocupación inicial del sector, el ingreso de rocas silíceas y de obsidiana con diseños versátiles en forma de equipamiento personal. - las materias primas locales (i.e., basalto y calcedonia roja) habrían circulado dentro del sector en el marco de estrategias de aprovisionamiento directo. - en momentos de ocupación efectiva (sensu Borrero 2001) se habría dado una integración de los espacios por medio de circuitos de intercambio de nódulos o núcleos de obsidiana negra integrando largas distancias entre el interior y la costa. - las variaciones artefactuales se relacionarían con la disponibilidad diferencial de recursos líticos y con la integración de espacios ubicados en el sector de estudio y en áreas diferentes. En el Holoceno tardío el recurso lítico se habría distribuido socialmente a nivel regional, integrando espacios cercanos y lejanos probablemente en el marco de contactos poblacionales. El río Deseado podría haber conformado una importante vía de comunicación y circulación de personas e ideas entre ambas áreas. Durante el Holoceno tardío, esto podría haber estado favorecido por el aumento en la demografía y la mayor ocupación de diferentes espacios (Borrero 1994-1995).

Los resultados obtenidos constituyen acercamientos iniciales, por lo que será necesario ampliar el número de muestras analizadas y complementar la información con otras líneas de evidencias.

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En cuanto a las perspectivas de estudios futuros, consideramos la necesidad de incorporar muestras procedentes de contextos datados emplazados en el territorio interior próximo a la costa con el objetivo de seguir evaluando tendencias respecto del aprovisionamiento, transporte y cambios en la utilización de materias primas líticas por parte de los grupos humanos cazadores recolectores que ocuparon el sector sur de la ría Deseado durante el Holoceno medio y tardío.

Agradecimientos

A las instituciones que financiaron estos trabajos, CONICET y UNLP. De la misma manera, a las instituciones y personas que nos brindaron apoyo logístico en los trabajos de campo: Consejo Agrario de la Provincia de Santa Cruz -Delegación Puerto Deseado-, Museo Municipal Mario Brozoski y Municipalidad de Puerto Deseado.

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Disponibilidad de materias primas líticas en los valles de los ríos Los Antiguos, Jeinemeni, Zeballos y Ghío (Santa Cruz, Argentina) María Victoria Fernández Recibido 9 de diciembre 2014. Aceptado 10 de junio 2015

RESUMEN

El objetivo de este trabajo es presentar el escenario de recursos líticos aptos para la talla de un sector cordillerano del NO de Santa Cruz que no contaba con dicha caracterización. Es un paisaje rico en cuanto a su geología, en el que abundan los depósitos secundarios. La metodología para su estudio fue formulada a partir de información geológica y geomorfológica volcada en un SIG. Así, se seleccionaron unidades de muestreo ubicadas a lo largo de toda el área, se realizaron identificaciones petrográficas de los nódulos y se analizaron su calidad, forma y tamaño para evaluar su potencial para la talla. Los resultados muestran una gran variabilidad de materias primas. Algunos sectores son grandes concentradores de nódulos de buena calidad para la talla pero de tamaños pequeños, y otros muestran el patrón opuesto. Existen nódulos de calidad, forma y tamaño adecuados para tallar, pero son escasos los que reúnen estas tres cualidades y su ubicación no se limita a algún rasgo particular del paisaje. Esta información, junto con la evidencia arqueológica, permitió discutir el rol del paisaje lítico en las estrategias humanas de aprovisionamiento de rocas. Se sugiere una explotación incidental de los recursos locales y un uso más frecuente de rocas no-locales de áreas cercanas, con amplia disponibilidad y excelente calidad (e.g., obsidiana, variedades de sílices). Palabras clave: Materias primas líticas; Depósitos secundarios; NO de Santa Cruz; Patagonia.

ABSTRACT

LITHIC RAW MATERIAL AVAILABILITY IN THE VALLEYS OF LOS ANTIGUOS, JEINEMENI, ZEBALLOS AND GHÍO RIVERS (SANTA CRUZ PROVINCE, ARGENTINA). The aim of this paper is to present the lithic raw material availability of an Andean range sector of N.W. Santa Cruz province that had no such characterization. It is a rich landscape in terms of its geology where secondary deposits have been generated by different geomorphological processes which have carried rocks throughout the area. The methodology for the study was formulated using geological and geomorphological information that was analyzed into a GIS. Surveys were conducted in most of the area, petrographic identification of nodules was performed and their quality, shape and size were analyzed to assess their potential for knapping. The results show a large variability of raw materials: some sectors are major focus of good quality rocks but of small sizes and others show the opposite pattern. There are nodules of suitable quality, shape and size for knapping, but only few of them meet these three qualities together and moreover their location is not limited to a particular feature of the landscape. This information, along with archaeological evidence, allowed us to discuss the role of lithic landscape in human rocks procurement strategies. As a result, it’s suggested an incidental exploitation of local resources and more frequent use of non-local rocks from nearby areas, with wide availability and excellent quality (e.g., obsidian, silicates). Keywords: Lithic raw materials; Secondary deposits; N.W. Santa Cruz; Patagonia.

María Victoria Fernández. Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires. 25 de Mayo 217 (1002), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2: 61-73. 2015. ISSN 1666-2105 Materias primas líticas en Patagonia. Copyright © Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA - Argentina

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M. V. Fernández - Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2 (2015) 61-73 INTRODUCCIÓN

El objetivo de este trabajo es presentar la disponibilidad ambiental de materias primas líticas aptas para la talla o base regional de recursos líticos (Ericson 1984) en un sector de Patagonia centro-meridional que no contaba con dicha caracterización. El conocimiento de la oferta geológica total del área permite plantear expectativas e hipótesis vinculadas con la selección de recursos, la movilidad de los grupos en distintas escalas, la forma de uso y el grado de conocimiento del espacio, entre otros. Esto difiere de los acercamientos que se concentran en determinar mediante diversos métodos los tipos líticos utilizados en el pasado y luego identificar su proveniencia (e.g., Fernández et al. 2015). Si bien estos esfuerzos son útiles para explorar temas como el intercambio o interacción entre grupos (sobre todo a partir de la obsidiana), no permiten abordar los temas antes enunciados. Estos sólo pueden ser tratados si se conoce el abanico total de recursos, es decir, tanto aquellos explotados como los que no lo fueron. El área de estudio se caracteriza por el predominio de depósitos secundarios de rocas y de minerales/ mineraloides. Esto se debe a la gran importancia de ciertos procesos geomorfológicos que actuaron sobre el paisaje transportando y depositando materiales en diversos emplazamientos. Son conocidos los problemas que acarrea el estudio de este tipo de fuentes de materias primas en relación con su localización, cuantificación y finalmente, en la identificación de evidencias de uso efectivo (Sappington 1984; Shelly 1993; Church 1994; Franco y Aragón 2004, entre otros). Aquí, entonces, se utilizó la información geológica y geomorfológica disponible en

el área para seleccionar espacios a muestrear y así caracterizar la oferta de materias primas líticas y reconocer la variabilidad espacial en esta región. En sectores con características geológicas y geomorfológicas disímiles se realizaron muestreos de rocas que permitieron evaluar la localización de las potenciales fuentes de materias primas líticas aptas para la talla. Luego se caracterizaron la petrografía y la forma de presentación de los nódulos recolectados con el fin de generar un marco de referencia para los estudios arqueológicos que se vienen realizando en el área. Finalmente, se discute la caracterización del paisaje lítico resultante en una escala local y regional y su vinculación con

Figura 1. a) Mapa del área de investigación con la ubicación de los puntos de muestreo. b) Cantidad de nódulos recolectados y volumen de material representado en cada punto de muestreo.

Disponibilidad de materias primas líticas en los valles de los ríos Los Antiguos, Jeinemeni, Zeballos y Ghío (Santa Cruz, Argentina)

los recursos efectivamente usados en los sitios del área de estudio.

ÁREA DE ESTUDIO

El área de investigación es una franja cordillerana ubicada en el NO de la provincia de Santa Cruz (46° 30’-47° 10’ S; Figura 1a). De norte a sur se extiende 100 km desde la margen sur del lago Buenos Aires hasta el lago Ghío, en el sur. De oeste a este abarca ca. 25 km desde la frontera política con Chile hasta el borde de la meseta del Lago Buenos Aires, que es abrupto en este flanco. Este espacio se encuentra surcado por varias cuencas fluviales: al norte, los valles de los ríos Los Antiguos y Jeinemeni-Zeballos, que drenan en el lago Buenos Aires y, al sur, el valle de los ríos Ghío y Columna. El primero de ellos drena en el lago Columna, y el segundo, en el lago Ghío.

Mengoni Goñalons et al. 2013). En la porción norte del área de estudio, las ocupaciones más antiguas corresponden al Holoceno tardío ca. 2200 años AP (sitio Alero Mauricio II; Mengoni Goñalons et al. 2009, 2013). Aspectos geológicos y geomorfológicos relevantes

El área se incluye dentro de la provincia geológica de los Andes Patagónicos Australes (Caminos y González 1996) y presenta un paisaje muy rico geológicamente en términos de la cantidad de formaciones. En total afloran 19 formaciones geológicas, que abarcan desde el Jurásico hasta el Pleistoceno, y cuyas litologías corresponden a rocas ígneas (volcánicas y plutónicas), sedimentarias y piroclásticas (Giacosa y Franchi 2001; Escosteguy et al. 2003). Las descripciones geológicas disponibles, sumadas al conocimiento del área permiten considerar a priori que muchas de estas rocas podrían ser apropiadas para las actividades de talla lítica (Tabla 1). Las características que se consideran que las hacen aptas para tallar son la fractura de tipo concoidea, la textura homogénea, de grano muy

Este trabajo se enmarca en los proyectos dirigidos por el Dr. Guillermo Mengoni Goñalons, cuyo tema central de investigación es la historia de ocupación humana de este espacio desde su primer poblamiento hasta tiempos recientes (Mengoni Goñalons et al. 2009, 2013). Algunos de los problemas tratados son la falta Formación de continuidad espacial y temporal Cjo. El Quemado en las ocupaciones, la persistencia en el uso de ciertos lugares y el paSpringhill pel que durante el Holoceno jugó este corredor natural que une las Río Mayer (Gral. Pueyrredón) cuencas de los lagos antes mencionaRío Belgrano dos y que también se conecta con el (Gral. Pueyrredón) Pacífico a través de Chile (Mengoni Río Tarde Goñalons et al. 2009, 2013). Para Instrusivos C° Negro, abordar muchos de estos temas es Colmillo, Indio, etc. fundamental obtener un panorama Río Lista completo de los recursos líticos disLigorio Márquez ponibles localmente y de esta forma Teschenita Jeinemeni comparar con aquellos que fueron Basalto Posadas efectivamente utilizados en el área, Centinela tal como se discutirá escuetamente Río Jeinemeni al final del trabajo. En la región NO de Santa Cruz las ocupaciones humanas se remontan a ca. 10.000 años AP (e.g., Gradin et al. 1979; Civalero y Franco 2003). Sin embargo, en el área de estudio las ocupaciones más antiguas detectadas (ubicadas en la porción sur) no superan los ca. 7000 años AP (sitio Alero Sol de Mayo I, en el valle del río Ghío; Fernández 2013;

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Potencial para la talla

Litología Ignimbritas (predominan), brechas volcánicas y tobas riolíticas. Aglomerados y tufitas.



Conglomerados, areniscas y pelitas carbonosas



Pelitas negras y areniscas



Areniscas y peltas. Areniscas calcáreas.



Tobas y areniscas tobáceas



Andesitas y dioritas



Arcilitas y arcilitas con carbón



Conglomerados, areniscas y pelitas



Gabros

No

Basaltos olivínicos



Areniscas y pelitas



Areniscas y arcilitas tufíticas



C° Boleadoras

Areniscas medianas y tobas cineríticas



Río Correntoso

Conglomerados, areniscas y arcillitas



Conglomerados, areniscas y pelitas



Basaltos olivínicos



Traquitas



Gabros

No

Basaltos olivínicos



Gr. río Zeballos y Fm. Santa Cruz Meseta Lago Buenos Aires Traquita C° Lápiz Teschenita Los Antiguos El Sello

Tabla 1. Formaciones presentes en el área, sus litologías y potencial uso para la talla.

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M. V. Fernández - Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2 (2015) 61-73

fino, y la ausencia de planos de debilidad internos (alteraciones, fracturas, inclusiones, etcétera). El estudio de los aspectos geológicos es necesario pero no suficiente para conocer la disponibilidad de materias primas líticas. Las formaciones en sí indican qué rocas es posible encontrar, pero sobre estas actúan múltiples agentes geomorfológicos que las erosionan, transportan, redistribuyen u ocultan. Por lo tanto, es preciso considerar aquellos aspectos geomorfológicos que modelan el paisaje y juegan un rol fundamental en su evolución (Holdaway y Fanning 2004). Entonces, el estudio de la geomorfología del área ayuda a pensar acerca de la distribución y presentación de las materias primas más allá de los afloramientos. En este caso, la información geomorfológica disponible proviene de la descripción de la hoja geológica (ver más abajo) y de la interpretación de un mapa geomorfológico inédito confeccionado por Fernando X. Pereyra (Dpto. Cs. Geológicas, FCEyN, UBA, en Mengoni Goñalons 1999). En términos geomorfológicos, el área corresponde a un paisaje compuesto, es decir que actuaron varios procesos, tanto endógenos (e.g., vulcanismo) como exógenos (e.g., fluvial, remoción en masa, etc.) (Escosteguy et al. 2003). Durante el Pleistoceno el área se encontraba bajo un fuerte proceso de glaciación que dio origen a una de las unidades geomorfológicas más importantes del área: el lago Buenos Aires, cuya superficie es de ca. 2240 km2 (Escosteguy y Geuna 2008). Los trabajos sobre morenas glaciarias y cenizas datadas de erupciones del volcán Hudson sugieren que hacia los 6000 años AP el lago se encontraba 100 m sobre su nivel actual (Douglass et al. 2005; Bell 2008). De manera concéntrica al lago Buenos Aires se ubican una gran cantidad de depósitos morénicos que marcan los diferentes avances glaciares y representan uno de los registros más completos de las glaciaciones del hemisferio sur, a la vez que es uno de los más antiguos del mundo, con una cronología que abarca desde casi un millón de años atrás hasta el presente (Escosteguy et al. 2003; Singer et al. 2004; Escosteguy y Geuna 2008). Estas morenas están constituidas principalmente por depósitos de gravas. Entre ellas se localizan planicies fluvioglaciales, y cerca del lago se ubican las planicies glacilacustres disectadas por la acción de los ríos y arroyos que desembocan en este cuerpo de agua (Pereyra 1999 en Mengoni Goñalons 1999). Durante el Holoceno, la acción fluvial tuvo, y aún tiene, un rol fundamental, sobre todo para comprender la distribución actual de las materias

primas líticas. Los tres cursos de agua principales y de régimen permanente en el área son el río Jeinemeni, el río Zeballos y el río Los Antiguos. El primero es el de mayor caudal, nace en un área cordillerana chilena y drena hacia el lago Buenos Aires y su principal tributario es el río Zeballos. El río Los Antiguos nace en la meseta del lago Buenos Aires, y drena en el lago homónimo. La alta tasa de sedimentación en la desembocadura de los ríos Jeinemeni y Los Antiguos, que es casi coincidente espacialmente, generó un importante delta en el que se localizan las ciudades de Los Antiguos (Argentina) y Chile Chico (Chile) (Escosteguy et al. 2003). Existe, además, una gran cantidad de arroyos de régimen temporario que nacen en la meseta del lago Buenos Aires o en el área cordillerana. Algunos drenan en el mismo lago y otros son tributarios de los tres ríos principales (Escosteguy et al. 2003). Otro proceso geomorfológico presente en el área y que desprende material lítico desde su fuente de origen es la remoción en masa del borde de la meseta del lago Buenos Aires. Este proceso se ve favorecido por la litología, la morfología y las precipitaciones nivales, y genera deslizamientos rotacionales, acompañados por flujo distal, que se extienden aproximadamente 5 km a partir del borde de la meseta (Pereyra 1999 en Mengoni Goñalons 1999; Escosteguy et al. 2003). Con respecto a los procesos endógenos, en el área es de particular importancia la actividad volcánica. Desde el Mioceno, el vulcanismo ha generado extensos mantos de lava basáltica que han constituido la meseta del lago Buenos Aires (Escosteguy et al. 2003). Los eventos más significativos durante el Holoceno fueron las distintas erupciones del volcán Hudson (Chile; 45°54’0’’S – 72°58’0’’W), en particular aquellas datadas en 6890 ± 100 14C años AP (Stern 2008; Prieto et al. 2013) y 3600 14C años AP y las recientes, registradas en los años 1971 y 1991 (Stern 1991; Naranjo y Stern 1998). Finalmente, el paisaje muestra una marcada estacionalidad, con inviernos en los que las precipitaciones pueden caer en forma de nieve, cuando las temperaturas son bajas, en cuyo caso disminuye la potencial visibilidad superficial de los espacios con rocas (Figurero Torres et al. 2013). No obstante, es importante destacar que, en escala regional, el paisaje muestra un alto grado de preservación a partir del momento de retracción glaciaria (Rabassa 2008; Hein et al. 2010). Así, se considera que en el Holoceno no habrían sucedido cambios sustanciales en el paisaje que afectaran la distribución natural de rocas actualmente disponibles.

Disponibilidad de materias primas líticas en los valles de los ríos Los Antiguos, Jeinemeni, Zeballos y Ghío (Santa Cruz, Argentina) METODOLOGÍA

Para seleccionar los sectores a muestrear se volcó la información geológica y geomorfológica en un Sistema de Información Geográfica (SIG). Se utilizaron las hojas geológicas (escala 1:250.000) y los informes del SEGEMAR 4772-II del lago Buenos Aires (Escosteguy et al. 2003) y 4772-IV del lago Posadas (Giacosa y Franchi 2001). Además, se usó el mencionado mapa geomorfológico inédito confeccionado para el sector norte del área, desde el lago Buenos Aires hasta las nacientes del río Zeballos (Pereyra 1999, en Mengoni Goñalons 1999). Por cuestiones de espacio no abordamos los detalles del análisis de SIG. Estos se encuentran en un trabajo en preparación (Fernández y Figuerero Torres, en prep.). Las variables consideradas para la selección de los sectores a muestrear fueron: a) la presencia de afloramientos; b) la cantidad de tipos litológicos asociados a cada formación, con su potencial aptitud para las actividades de talla lítica (Tabla 1); y c) la presencia de procesos y/o depósitos geomorfológicos, suponiendo a priori que los lugares con mayor disponibilidad de material serían aquellos que evidencian mayor grado de transporte y que disectan más formaciones. Con esto se buscó muestrear la mayor variedad de paisajes geológicos/geomorfológicos y que, en la medida de lo posible, fueran representativos de toda el área de investigación. En el campo se implementó la estrategia de muestreo propuesta por Franco y Borrero (1999). Cada sector seleccionado fue recorrido por dos personas durante 20 minutos. La cantidad de personas y de tiempo se mantuvieron fijos de forma tal que los muestreos fueran comparables. En ese tiempo se recolectaron las materias primas aptas para la talla. Estos muestreos no tuvieron como fin representar la diversidad geológica existente en el área, sino que fue sólo una aproximación a la variabilidad de tipos de rocas potencialmente aptas para la talla. Se recolectaron nódulos enteros o se tomaron muestras en el caso de nódulos no transportables (en este caso, las diferentes variables consideradas se registraron in situ). Para la determinación de los tipos litológicos se adoptó la propuesta de Alberti y Fernández (2015) y se trabajó con el Dr. Pablo Leal (docente de Mineralogía, Departamento de Ciencias Geológicas, FCEyN, UBA). Para la primera identificación se utilizó una lupa binocular Zeiss-Stemi SV11 (Plan S 1,0x), que en muchos casos fue suficiente para identificar los tipos de forma general. Se cortaron y pulieron 19 ejemplares como forma económica y

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expeditiva para obtener una superficie fresca para su identificación. En segundo lugar, se enviaron 14 muestras para obtener cortes delgados. Las rocas seleccionadas para esto fueron las que presentaron dudas para su identificación con lupa binocular, o bien representaban grupos de rocas muy frecuentes. Las identificaciones de los cortes delgados se realizaron con un microscopio Zeiss de polarización con aumentos de hasta x500 en el laboratorio Petrográfico Franco Pastore del Departamento de Ciencias Geológicas, FCEyN, UBA. Para presentar los resultados, en este trabajo se optó por agrupar ciertos tipos litológicos en categorías mayores, dado que su aparición conjunta en la naturaleza y/o la imposibilidad de diferenciarlos de forma macroscópica hacen innecesario un mayor grado de detalle. Así, se usaron las siguientes categorías: volcanitas intermedias-básicas (basaltos y andesitas), volcanitas ácidas (riolitas), variedades de sílices (calcedonia, ópalo y cuarzo), sedimentitas (pelitas y areniscas), piroclastitas, anfibolitas y materias primas indeterminadas. Para cada muestreo se calculó el total de nódulos y el volumen de la siguiente manera: (largo × ancho × espesor)/1000. Esto último se consideró dado que es una medida más aproximada de la cantidad de materia prima que puede ser recolectada. Además de su identificación, para cada muestra se registró: a) La calidad para la talla: definida para cada nódulo a partir de la observación macroscópica de su fractura, textura de la matriz, tamaño de grano, porcentaje de inclusiones, homogeneidad y presencia de fisuras y alteraciones (Aragón y Franco 1997). De acuerdo con los lineamientos propuestos por estos autores, se clasificaron las rocas en excelentes, muy buenas, buenas, regulares y malas. b) La forma: para analizar esta característica tridimensional de los nódulos se tomaron las medidas en mm de los tres ejes principales (A: eje mayor, B: eje intermedio y C: eje menor). Se agruparon los nódulos en diferentes clases propuestas por Sneed y Folk (1958). Para ello se utilizó el software Tri-plot (Terniary diagram plotting software), que consiste en un macro de una hoja de cálculo de Microsoft® Excel diseñada especialmente y provista de forma libre y gratuita por el Dpto. de Geología de la Loughborough University en http:// www.lboro.ac.uk/microsites/research/phys-geog/triplot/index.html (1/12/2014). En la hoja de cálculo se introducen las medidas de los tres ejes de cada nódulo y el programa representa las muestras en un gráfico ternario junto con una tabla donde se

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consigna la cantidad y el porcentaje de ejemplares pertenecientes a cada clase. Del total de campos dentro del diagrama ternario, se seleccionaron los más generales, estos son: elongado/prolado, laminar, aplanado/discoidal o compacto/esférico. Las tres primeras clases son las que en principio serían más adecuadas para las actividades de talla dado que presentan plataformas naturales a partir de las cuales comenzar a tallar y formatizar nuevas plataformas de extracción (Shelley 1993). Los nódulos de formas compactas/esféricas son considerados a priori menos aptos para la talla por percusión directa debido a que no suelen presentar plataformas de extracción adecuadas (Shelley 1993). Sin embargo, estas formas pueden ser reducidas mediante técnica bipolar. c) El tamaño: a partir del promedio de las medidas en mm de los tres ejes de cada nódulo se les asignó una categoría. Se siguió la propuesta de Blair y McPherson (1999) para clasificar a los clastos tamaño grava (de 2 mm a 4096 mm) en categorías menores: gránulo (2-4 mm), guija fina (4-8 mm), guija mediana (8-16 mm), guija gruesa (16-32 mm), guija muy gruesa (32-64 mm), guijarro fino (64-128 mm), guijarro grueso (128-256 mm) y bloque (˃256 mm). Finalmente, se realizó un análisis factorial múltiple para explorar las tendencias de variación global. La ventaja de este método es que permite analizar simultáneamente más de un grupo de variables; en este caso, materia prima, calidad, forma, tamaño, volumen y frecuencia. En primer lugar, el método realiza análisis de componentes principales de cada grupo seguido de una estandarización, de manera tal que cada grupo posea un peso semejante en el análisis global. Posteriormente, se realiza un análisis

factorial con todos los grupos empleando aquellos componentes que aportan significativamente a la varianza observada (Scoffier y Pagés 1998; Pagés 2002). Para esto se empleó el programa FactoMiner del paquete R 3.03 (R Development Core Team 2009).

RESULTADOS Frecuencia y volumen de nódulos

En total se realizaron 22 muestreos a lo largo de toda el área (Figura 1a) y se recolectaron 408 nódulos. En la Tabla 2 se presentan los puntos de muestreo, de norte a sur, y se consigna qué formación geológica interceptan, la geoforma en la que se localizan y la frecuencia de nódulos recolectados en cada muestreo (última columna). El primer aspecto a destacar es que la abundancia de rocas no es homogénea en toda la región. De hecho, se observa que algunos puntos del paisaje presentan una gran cantidad de nódulos aptos para la talla, mientras que otros sectores presentan una oferta limitada. Los muestreos 1, 3 y 4 -vinculados estrechamente con el lago Buenos Aires- representan en conjunto poco más del 40% del total de

Formación geológica

Muestreo

Geoforma

N

1

-

Abanico fluvial Jeinemeni-Los Antiguos

85

2

-

Terraza glacifluvial Jeinemeni-Lago Buenos Aires

16

3

-

Planicie glacilacustre Lago Buenos Aires

50

4

-

Planicie glacilacustre Lago Buenos Aires

29

5

-

Terraza glacifluvial Jeinemeni-Lago Buenos Aires

15

6

Fm. Centinela

Terraza y planicie aluvial Jeienemeni-Los Antiguos-Zeballos

27

7

-

Terraza glacifluvial Jeinemeni-Lago Buenos Aires

22

8

-

Terraza glacifluvial Jeinemeni-Lago Buenos Aires

17

9

-

Terraza glacifluvial Jeinemeni-Lago Buenos Aires

7

10

Fm. C° Boleadoras

Morena

29

11

-

Pendiente aluvio-coluvial

7

12

Cjo. El Quemado

Terraza y planicie aluvial Jeienemeni-Los Antiguos-Zeballos

12

13

Fm. Río Tarde

Terraza y planicie aluvial Jeienemeni-Los Antiguos-Zeballos

17

14

Complejo El Quemado

Terraza glacifluvial Jeinemeni-Lago Buenos Aires

15

Fm. Río Tarde

Terraza y planicie aluvial Jeienemeni-Los Antiguos-Zeballos

16

Fm. Ligorio Márquez

Terraza y planicie aluvial Jeienemeni-Los Antiguos-Zeballos

17

-

Terraza glacifluvial Jeinemeni-Lago Buenos Aires

15

18

Fm. Río Tarde

Pendiente aluvio-coluvial

5

19

Fm. C° Boleadoras

Terraza y planicie aluvial Jeienemeni-Los Antiguos-Zeballos

2

20

-

Terraza y planicie aluvial Jeienemeni-Los Antiguos-Zeballos

7

21

-

Depósitos de remoción en masa

3

22

-

Planicie aluvial Ghío

10

9 10 14

∑408

Tabla 2. Geología, geomorfología y cantidad de nódulos recolectados en cada muestreo.

Disponibilidad de materias primas líticas en los valles de los ríos Los Antiguos, Jeinemeni, Zeballos y Ghío (Santa Cruz, Argentina)

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material recolectado en toda el área. Esto indica representan volúmenes relativamente altos. Estos que la desembocadura de los principales ríos y puntos corresponden a emplazamientos geomorfoarroyos que drenan en el lago son una importante lógicamente disímiles (Tabla 2) aunque son depózona de depositación de materias primas aptas para sitos mixtos, con presencia de gravas de tamaños las actividades de talla. Allí, el abastecimiento de mayores. grandes cantidades de material sería relativamente sencillo con poco tiempo de búsqueda. Sin embarMaterias primas representadas go, esta tendencia varía al considerar la cantidad efectiva de roca, es decir, el volumen total recolecLos cortes delgados permitieron diferenciar los tado. En este caso, la suma de los cm3 obtenidos distintos tipos de rocas. En todos los casos estos en estos tres muestreos apenas supera el 14,6% del corresponden a volcanitas, sedimentititas o pirototal. Esto se ve claramente al comparar la cantidad clastitas. Los cortes y observación de superficies de nódulos con el volumen por muestreo. La Figura frescas permitieron identificarlos casi en su totalidad 1b exhibe una relación inversa entre la frecuencia de nódulos y el volumen de roca que estos representan. Este patrón es bien claro en los muestreos 1 y 3. Entonces, si bien el abanico aluvial de los ríos Jeinemeni y Los Antiguos y la planicie glacilacustre del lago Buenos Aires son espacios que disponen de una gran cantidad de nódulos, estos son de tamaños pequeños y duros (variedades de sílices) debido, probablemente, a la dinámica misma del transporte. En el resto de los muestreos, las curvas de frecuencia y volumen en general siguen tendencias similares, excepto en los muestreos 2, 16 y 18, en los que se recolectaron muy pocos nó- Figura 2. Porcentajes de a) tipos de materias primas; b) tipos de calidades; c) categorías de formas; y dulos pero que d) clases de tamaños de los nódulos recolectados en cada punto de muestreo.

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como variedades de sílices. Con estos dos conjuntos de cortes quedó conformada una muestra de referencia de todo el abanico de recursos. En casi todos los muestreos predominan las variedades de sílices (Figura 2a) que, sumadas, representan el 62% del total de nódulos recolectados. En los muestreos 8 y 21 esta materia prima es la única representada (Figura 2a). En los muestreos 2, 12, 14, 16 y 17, en los que estas materias primas son escasas o inexistentes, el volumen de material recolectado es llamativamente elevado (ver Figura 1b). Esto podría indicar que las variedades de sílices, aunque ubicuas y abundantes, aparecen representadas en volúmenes reducidos. Este dato resulta de gran importancia a la hora de caracterizar la oferta de materias primas, ya que esta clase de materiales no suelen informarse en las hojas geológicas ni en los informes asociados. El segundo grupo de materias primas en frecuencia son las volcanitas intermedias-básicas, lo cual es esperable de acuerdo con la geología del área, no tanto por la cantidad de formaciones con este tipo de rocas (n = 4; Tabla 1), sino por la extensión de estas. Como se observa en la Figura 2a, en los muestreos 2 y 12 estas materias primas aparecen altamente representadas (˃60% de los nódulos recolectados). En estos casos, si bien el número de nódulos se encuentra por debajo de la media, el volumen se posiciona sobre el promedio, lo que indica que esta materia prima se presenta en forma de nódulos de gran tamaño, es decir, un patrón inverso a lo que observamos con las variedades de sílices. Las sedimentitas aparecen en tercer lugar en frecuencia (Figura 2a). Su frecuencia relativamente alta podría deberse a que diversas formaciones del área (n = 10) presentan rocas sedimentarias. Por ejemplo, en el muestreo 19 que intercepta la formación Cerro Boleadoras, conformada por este tipo de rocas (Tabla 1 y 2), las sedimentitas alcanzan el 50% de los nódulos (Figura 2a). Con la intención de identificar alguna potencial fuente de aprovisionamiento primaria correspondiente a rocas sedimentarias, se realizó el muestreo 13 (Figura 1a) sobre un afloramiento de la formación Río Tarde. Sin embargo, en este punto no se recolectaron sedimentitas debido a que la materia prima de esta formación no presentaba aptitudes para la talla. Por otro lado, en el muestreo 15, también realizado sobre dicha formación (Figura 1a), se recolectaron sedimentitas pero correspondientes a depósitos secundarios dispuestos sobre esta y con características (e.g., color) diferentes a las de dicha formación.

Las volcanitas ácidas, por su parte, representan en conjunto el 5% de los nódulos. En los muestreos en que aparecen, su proporción varía entre el 6% y el 56%, como en el muestreo 14 (Figura 2a). El bajo porcentaje de estas rocas, que suelen ser aptas para la talla, se debería a su ausencia en las formaciones geológicas del área (Tabla 1). El resto de las categorías de rocas aparecen en muy bajas frecuencias (Figura 2a). Calidad de las materias primas

Al enfocarse en la calidad de las materias primas líticas (Figura 2b), se ve que los nódulos más frecuentes son los regulares (37%). En algunos casos, esta categoría es la única representada (muestreo 19) y en la mayoría (n = 14), la predominante (Figura 2b). Los nódulos de buena calidad aparecen en segundo lugar (29%; Figura 2b). En los muestreos 1, 6, 11, 21 y 22 esta categoría aparece en porcentajes mayores al 40%. En estos casos, las variedades de sílices dominan ampliamente los conjuntos (Figura 2a), por lo cual se podría pensar que este tipo de calidad se asocia con estas materias primas. Los nódulos de calidad muy buena aparecen únicamente en ocho muestreos y representan la tercera categoría en frecuencia (Figura 2b). En el muestreo 10, donde las variedades de sílice dominan ampliamente, esta categoría alcanza el 50% del total, lo que indica que también estaría asociada a este tipo de rocas. Los nódulos de mala calidad representan cerca del 9% del total y aparecen en buena parte de los muestreos (n = 13) con frecuencias que varían entre el 3% y el 30% (Figura 2b). Es llamativo que el porcentaje más alto de nódulos de calidad mala corresponda al muestreo 3, donde predominan las variedades de sílices. Al explorar las posibles causas para este patrón se observa que las variedades de sílices allí representadas presentan un alto porcentaje de fracturas internas y de inclusiones que afectan su calidad para la talla. Por último, en sólo cinco muestreos y en un porcentaje cercano al 7% se identificaron nódulos de calidad excelente para la talla (Figura 2b). Estos corresponden exclusivamente a variedades de sílices. Forma de los nódulos

De acuerdo con su forma (ver Figura 2c), los nódulos más representados son los compactos/ esféricos, dado que alcanzan poco más del 50% del total del conjunto. Como ya se mencionó, esta forma suele ser la menos idónea para la talla por percusión directa, pero sí puede ser apta para la

Disponibilidad de materias primas líticas en los valles de los ríos Los Antiguos, Jeinemeni, Zeballos y Ghío (Santa Cruz, Argentina)

técnica bipolar. En todos los muestreos esta categoría supera el 40% del total, excepto en los muestreos 18 y 21, donde representan el 20% y 33% respectivamente. En el muestreo 22, todos los nódulos presentan esta forma. La segunda categoría representada es la laminar (ca. 21%), que aparece en casi todos los puntos muestreados. Siguen en frecuencia los clastos elongados/prolados (ca. 18%) y los aplanados/discoidales (ca. 10%), que aparecen en menor número de muestreos (n = 13). Tamaño de los nódulos

Finalmente, se identificaron cinco categorías de tamaño de gravas entre los nódulos (Figura 2d). La clase más representada es la de las guijas gruesas (ca. 41%), que aparece en todos los muestreos y en algunos supera el 70% del total. La siguiente categoría en abundancia es la de las guijas muy gruesas (ca. 39%), que aparecen en porcentajes muy variables en todos los puntos. Ambos tamaños sólo podrían ser aprovechados por técnica bipolar. En tercer lugar se ubican los guijarros finos (ca. 12%). Este tamaño no aparece en todos los muestreos, y en los que aparece (n = 14), su porcentaje varía entre ca. 2% y 62%. En cuanto a los clastos de mayor tamaño (bloque) se restringen a siete muestreos en porcentajes que van del 7% al 50%. Contrariamente a lo que venía sucediendo, en el muestreo 15, en el que predominan ampliamente las variedades de sílices, el tamaño bloque representa la mitad de los nódulos que, sin embargo, presentan calidad regular para la talla. En los otros dos muestreos que presentan mayor cantidad de nódulos tamaño bloque (muestreos 5 y 17), estos corresponden a volcanitas o sedimentitas y a escasas variedades de sílices de calidad, en general, regular. Finalmente, los nódulos tamaño guija mediana, demasiado pequeños aún para la técnica bipolar, aparecen sólo en dos muestreos, son sumamente escasos (n = 4) y no llegan a representar el 1% del conjunto. Análisis factorial

Por último, para explorar la relación simultánea entre todas las variables se realizó un análisis factorial múltiple (Tabla 3). Las variables fueron transformadas a porcentajes, y la cantidad de nódulos y el volumen, a logaritmo, para controlar su efecto sobre el resultado. En primer lugar, se observa que las correlaciones entre los grupos de variables en general son

bajas. Los pares con más alta correlación aparecen sombreados en gris. Como ya se resaltó, el tamaño se relaciona, en parte, con el tipo de materia prima y con la calidad. También, como es de esperar, se ve cierta correlación entre frecuencia-volumen y volumen-tamaño (más nódulos, más volumen; más volumen, mayor tamaño; Tabla 3). Sin embargo, esta tendencia es general, dado que se vio que en algunos muestreos en particular esto no se cumple (muchos nódulos pequeños). La forma de los nódulos parece ser la dimensión menos relevante o más variable en relación con las demás. Luego, se observa que la materia prima y el tamaño son los grupos de variables que más aportan al resultado general en términos de correlación (Tabla 3, última columna). De acuerdo con el análisis factorial múltiple las dos primeras dimensiones explican el 40% de la variación general (Figura 3a y b). En la Figura 3a se ve el aporte de cada grupo de variables a las dos primeras dimensiones de variación, y en la Figura 3b, la distribución de todos los muestreos en relación con los porcentajes de todas las categorías estudiadas. Se puede ver que los casos hacia la izquierda están relacionados con la calidad, forma y frecuencia, mientras que los ubicados hacia la derecha se vinculan según volumen, materia prima y tamaño (Figura 3a y b). El programa reconoce automáticamente tres grupos de muestreos y los representa mediante un cluster que resume casi el 80% de toda la variación (Figura 3c). Al cruzar este gráfico con los de las Figuras 3a y 3b (los números de los muestreos aparecen con los mismos colores que los tres clusters de la Figura 3c) se puede ver qué categorías son las que más peso tienen para vincular cada grupo. Se destaca que no se encuentra un patrón espacial claro en todos los casos que explique el agrupamiento, dado que los muestreos ubicados en unidades geológica y geomorfológicamente disímiles aparecen juntos en los tres grupos, excepto en el cluster representado en rojo (muestreos 15, 18 y 19), cuyos puntos se encuentran próximos, los tres Materia prima

Materia prima

69

Calidad Forma Tamaño

Volumen Frecuencia MFA (log) (log)

1

0,13

0,10

0,38

0,18

0,04

0,61

Calidad

0,13

1

0,11

0,19

0,04

0,15

0,51

Forma

0,10

0,11

1

0,07

0,08

0,09

0,49

Tamaño

0,38

0,19

0,07

1

0,32

0,04

0,70

Volumen (log)

0,18

0,04

0,08

0,32

1

0,26

0,54

Frecuencia (log)

0,04

0,15

0,09

0,04

0,26

1

0,19

MFA

0,61

0,51

0,49

0,70

0,54

0,19

1

Tabla 3. Matriz de correlaciones entre grupos de variables (la última columna representa el aporte de cada grupo al resultado general; MFA = análisis factorial múltiple).

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Figura 3. Análisis factorial múltiple: a) aporte de cada grupo de variables a las dos primeras dimensiones, que explican el 40% de la variación; b) distribución de los puntos de muestreos dados los porcentajes de todas las categorías estudiadas; y c) cluster que resume casi el 80%.

interceptan formaciones y se vinculan con geoformas relacionadas con los ríos Jeinemeni y Zeballos (Figura 3c).

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Los resultados presentados aquí permiten proponer que en esta porción cordillerana del NO de la provincia de Santa Cruz las materias primas líticas aptas para las actividades de talla son ubicuas y variadas. Sin embargo, existe una gran variabilidad espacial en la abundancia de rocas que posiblemente implicó diferencias en el uso de los distintos espacios y recursos líticos disponibles a nivel areal por parte de las poblaciones cazadoras-recolectoras. Por ejemplo, las geoformas estrechamente relacionadas con el lago Buenos Aires representan opciones seguras, accesibles, con gran abundancia de material distribuido de forma relativamente continua. Sin embargo, la cantidad, los tipos y la calidad de las rocas no son criterios suficientes para definir una fuente potencial de material lítico. La forma y el tamaño de los ejemplares son dos variables tan importantes como las primeras y, en este sentido, se ve que en los espacios cercanos al lago la dinámica de los procesos geomorfológicos que configuraron los depósitos muestreados han seleccionado ciertas rocas duras, pero de formas en general esféricas,

y de tamaños demasiado pequeños para tallar por técnicas distintas a la bipolar. Además de las diferencias en las frecuencias de material, se observaron variaciones en los tipos de materias primas disponibles. Si bien las variedades de sílices son el grupo más frecuentemente representado y además se distribuyen a lo largo de toda el área, su forma de presentación tanto en relación con el tamaño (pequeños nódulos) como con la morfología (compactos/esféricos) implicaría una forma de utilización particular (técnica bipolar) para la cual existe escasa evidencia en el área, e inexistente para esta materia prima particular (Fernández 2013). Lo contrario sucede con otras rocas como las volcanitas intermedias-básicas que, si bien son menos frecuentes, se presentan en mayores tamaños, pero acotadas a ciertas geoformas (terrazas glacifluviales y fluviales). De manera general, se puede decir que la ocurrencia de estas materias primas declina de norte a sur. Este patrón se condice con lo observado en el registro arqueológico, que muestra un uso más local de este tipo de rocas en los sitios arqueológicos de los valles de los ríos Jeinemeni y Zeballos (e.g., Mengoni Goñalons et al. 2013). En estos contextos se encuentran núcleos de volcanitas intermedias-básicas de tamaños medianos (sensu Bayón y Flegenheimer 2004, entre 101 y 500 grs) y aún no agotados.

Disponibilidad de materias primas líticas en los valles de los ríos Los Antiguos, Jeinemeni, Zeballos y Ghío (Santa Cruz, Argentina)

Como puede observarse, también en el área predominan las rocas de calidad regular. Este tipo de calidad coincide con la más frecuente en los sitios arqueológicos de la porción norte, valles de los ríos Jeinemeni y Zeballos, mientras que los sitios ubicados al sur, valle del río Ghío, presentan proporciones más altas de rocas de calidad superior (e.g., Fernández 2013; Mengoni Goñalons et al. 2013). En particular, en el sector sur es notoria la alta representación arqueológica de obsidiana de calidad excelente desde los comienzos de la ocupación del área hasta tiempos históricos (Fernández 2013). La mayor frecuencia de esta roca exótica en la porción sur respondería, en parte, a su cercanía a la fuente de obsidiana utilizada, que en este caso es Pampa del Asador (ca. 86 km; Espinosa y Goñi 1999; Stern 1999; Fernández et al. 2015); a la escasez de otros recursos líticos de formas y/o tamaños adecuados para las formas base deseadas; o bien a la inclusión de estos sitios en circuitos de obtención/circulación de materias primas distintos a los del sector norte. Estas hipótesis explicarían también por qué en el norte las rocas locales están más representadas. En suma, se sabe que en el área existen rocas adecuadas para la talla tanto en relación con su calidad, como con su forma y su tamaño. No obstante, los análisis mostraron que en la mayoría de los casos estas tres cualidades no se encuentran asociadas. Los emplazamientos que contienen rocas con estas tres características juntas, es decir, con nódulos “óptimos” o “adecuados” para tallar, no se restringen a ciertas geoformas o puntos del paisaje particulares. A partir de este trabajo, entonces, se podría pensar que las materias primas líticas disponibles localmente se aprovisionaron de manera incidental en el marco de otras actividades (embedded sensu Binford 1989). Esto coincidiría con la ausencia de “sitios-taller” o de evidencias menos claras, como las esperadas en el caso de fuentes secundarias, de la utilización efectiva de ciertos lugares donde la gente se aprovisionó sistemáticamente de rocas (e.g., Fernández 2013). Es así que las materias primas más representadas y de mejores calidades en los sitios arqueológicos provendrían de otras áreas cercanas o lejanas (el caso de la obsidiana en el sector sur), donde la provisión de rocas óptimas o adecuadas para la talla, es decir, de aquellas en las que buena calidad, tamaños adecuados y formas fáciles de tallar se dan de manera conjunta, pueda darse de forma fácil y predecible. Se podría pensar en el área del río Pinturas para el aprovisionamiento de las variedades de sílices, en particular ciertos afloramientos del Grupo Bahía Laura (Giacosa y Franchi 2001) localizados a ca. 90 km en línea recta de la cuenca media del río

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Ghío (Fernández 2013), donde se ha observado que este tipo de material se manifiesta en grandes tamaños, excelente calidad y buenas formas. Para la obsidiana, se sabe que fue utilizada la fuente de Pampa del Asador (Fernández et al. 2015), en la cual la cantidad y calidad de material disponible la configuraron como la principal fuente de esta roca desde el comienzo de la ocupación humana en Patagonia (e.g., Civalero y Franco 2003). Para concluir, la metodología empleada permitió obtener un panorama bastante completo acerca de la disponibilidad de materias primas líticas aptas para la talla en el área de estudio. Se pudo recabar información de diferentes sectores de un paisaje complejo tanto geológica como geomorfológicamente. Sin embargo, el conocimiento acerca de la base regional de recursos es una tarea que debe continuarse, para lo cual es importante y necesario contar con trabajos que cubran buena parte del espacio para poder planear sobre esta base los siguientes pasos a seguir en esta dirección. Además, el estudio de nuevos conjuntos arqueológicos posiblemente dispare nuevos interrogantes que requieran nuevos muestreos dirigidos a resolver problemáticas puntuales.

Agradecimientos

Este trabajo se realizó gracias a la financiación de los proyectos dirigidos por el Dr. Guillermo Mengoni Goñalons: UBACYT F039 (2004-2007), UBACYT F061 (2008-2011) y PICT-ANPCYT-00668 (2008-2011). A los Dres. Julieta Suriano y Pablo Leal (Dpto. Geología, FCEyN, UBA). Al Dr. Marcelo Cardillo, por el análisis estadístico. A los/las evaluadores/as, cuyos excelentes comentarios ayudaron a mejorar sustancialmente el contenido y la forma de este trabajo. Al comité editorial de la revista por el gran trabajo realizado para llevar adelante este Volumen Especial.

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Disponibilidad de recursos líticos y movilidad durante el Holoceno tardío en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz Gisela Cassiodoro, Silvana Espinosa, Josefina Flores Coni y Rafael Goñi Recibido 30 de noviembre 2014. Aceptado 22 de junio 2015 RESUMEN

La base regional de recursos líticos del centro-oeste de Santa Cruz se caracteriza por una alta frecuencia, distribución y variedad de materias primas de excelente calidad para la talla, que incluye no sólo obsidiana negra sino también basaltos, rocas silíceas y limolita. Es así que en este marco donde el aprovisionamiento de materia prima no constituye un problema a resolver, buscamos evaluar cómo la tecnología responde al modo en que los grupos cazadores-recolectores organizan su utilización del paisaje regional y a las estrategias de movilidad desarrolladas. En este trabajo realizamos una síntesis de la localización y propiedades de las principales materias primas de la región, en la cual se vienen efectuando relevamientos sistemáticos desde la década de 1980. Aquí, buscamos principalmente delinear las características de la utilización de estos recursos durante el Holoceno tardío. De manera independiente a las diferentes distancias entre las fuentes de aprovisionamiento y los espacios de uso de las materias primas, se interpreta que los patrones de movilidad de los grupos habrían incidido en la accesibilidad a todas las rocas aquí presentadas. Palabras clave: Patagonia; Recursos líticos; Aprovisionamiento; Tecnología; Movilidad.

ABSTRACT

LITHIC RESOURCES AVAILABILITY AND MOBILITY DURING LATE HOLOCENE IN THE CENTRAL WEST OF SANTA CRUZ PROVINCE. The characteristics of the regional lithic resources base in central western Santa Cruz present a high frequency, distribution and variety of raw materials of excellent quality for knapping that includes black obsidian as well as basalts, siliceous rocks and siltstone. Thus, in this context, where the acquisition of lithic raw materials was not a problem to be solved, we seek to evaluate how technology responds to the way hunter-gatherer groups organized the use of regional landscape and to the mobility strategies developed. In this paper we present a synthesis of the location and properties of the main raw materials in the region, where systematic surveys were conducted since 1980`s. Here we seek to outline the characteristics of the use of these resources during the Late Holocene. Regardless of the different distances between the provisioning sources and the areas where these raw materials were used, groups´ moblity patterns would have influenced the accessibility to all the raw materials presented. Keywords: Patagonia; Lithic resources; Acquisition; Technology; Mobility.

Gisela Cassiodoro. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Universidad de Buenos Aires (UBA). Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL). 3 de Febrero 1378 (1426), Ciudad Autónoma de Buenos Aires. E-mail: [email protected] Silvana Espinosa. CONICET. Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) Instituto de Ciencias del Ambiente, Sustentabilidad y Recursos Naturales (ICASUR). Av. Gregores y Piloto Rivera s/n (9400), Río Gallegos. E-mail: [email protected] Josefina Flores Coni. CONICET. INAPL. 3 de Febrero 1378 (1426), Ciudad Autónoma de Buenos Aires. E-mail: [email protected] Rafael Goñi. UBA. INAPL 3 de Febrero 1378, Buenos Aires (1426). [email protected] Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2: 75-86. 2015. ISSN 1666-2105 Materias primas líticas en Patagonia. Copyright © Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA - Argentina

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G. Cassiodoro et al. - Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2 (2015) 75-86 INTRODUCCIÓN

La región bajo estudio del centro-oeste de Santa Cruz comprende el espacio que cubren, desde el norte, las cuencas de los lagos Salitroso-Posadas hasta la cuenca del lago Cardiel, al sur; el extremo oeste lo marca el límite con Chile, y hacia el este, de manera arbitraria, la ruta Nacional 40 (Figura 1). Desde el comienzo de las investigaciones arqueológicas en la región se ha abordado la identificación de las fuentes de abastecimiento lítico y se ha evidenciado que la base regional de recursos líticos se caracteriza por una alta frecuencia, distribución y variedad de materias primas de excelente calidad para la talla que incluye obsidiana negra, basaltos, rocas silíceas y limolita (Espinosa y Goñi 1999; Cassiodoro 2011; Belardi et al. 2015, entre otros). El reconocimiento de los puntos o sectores del espacio en que se encuentran disponibles estos recursos permite evaluar las posibilidades de acceder a ellos por parte de los grupos cazadores-recolectores y los resultantes patrones y vías de circulación humana (Bamforth 1991; Andrefsky 1994; Thacker 2006, entre otros). Las investigaciones arqueológicas en la región han sido guiadas por la premisa que indica que el poblamiento humano es dependiente de aspectos climáticos y ecológicos. En este sentido, el patrón de ocupación habría estado afectado por un proceso de progresiva, aunque fluctuante, desecación ambiental, registrado a nivel regional durante el Holoceno tardío (Goñi 2000, 2010). Este proceso, que habría comenzado hacia los 2500/2000 años AP, se habría intensificado hacia los 900 años AP con la denominada Anomalía Climática

Medieval (Stine 2000). Considerando que estas condiciones implicarían cambios en la estructura de recursos, necesariamente se habrían generado modificaciones en la movilidad de los grupos cazadores-recolectores. Es decir que, ante una distribución heterogénea de uno de los recursos críticos de Patagonia, como es el agua, las poblaciones humanas se habrían concentrado en lugares que tuvieran recursos permanentes y confiables. Se ha propuesto que estos espacios óptimos serían, principalmente,

Figura 1. Sectores de la región de estudio y fuentes de materias primas líticas.

Disponibilidad de recursos líticos y movilidad durante el Holoceno tardío en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz

las cuencas lacustres bajas, donde la carga nívea invernal no dificulta el acceso a los recursos ni el abrigo, como por ejemplo, las cuencas de los lagos Salitroso-Posadas-Pueyrredón y Cardiel (Goñi 2000). Este proceso de reducción de la movilidad residencial llevaría al nucleamiento de poblaciones en determinados sectores ambientales, a partir de los cuales se habrían desarrollado movimientos específicos hacia otros sectores para la obtención de recursos, como cuencas lacustres altas o las mesetas. Así, la reducción de la movilidad residencial y el establecimiento de estrategias logísticas funcionarían como soluciones ante una incongruencia espacial de los recursos producto de las condiciones ambientales mencionadas (Goñi 2000, 2010). En el marco de este modelo de movilidad y en un contexto donde el aprovisionamiento de materia prima lítica no constituye un problema a resolver, buscamos evaluar de qué manera la tecnología responde al modo en que las poblaciones organizan su utilización del paisaje y se vincula con las estrategias de movilidad desarrolladas. En este trabajo realizamos una síntesis de la localización y propiedades de las principales materias primas de la región y delineamos las características de su utilización durante el Holoceno tardío.

METODOLOGÍA

propuestos por Aschero (1975 rev. 1983). La muestra consta de un total de 244 sitios arqueológicos, tanto de superficie como estratigráficos, asignados al Holoceno tardío. Asimismo, se incluye información de 92 prospecciones sistemáticas y transectas, que se presentan en función de las principales materias primas registradas: obsidiana, basalto, sílice y limolita. Se consideran las características y localización de los afloramientos y en qué frecuencia se presentan las materias primas en el registro arqueológico. En la Tabla 1 se reseñan las distancias lineales entre las fuentes y las diferentes áreas. Para esquematizarlas se consideraron puntos medios estimativos de la distribución de cada fuente y área (Tabla 1). La asignación de procedencia se realizó sobre la base de propiedades macroscópicas en el caso de basaltos y sílices, y de análisis geoquímicos realizados por Stern y Glascock para la obsidiana (Stern 1999) y limolita (Belardi et al. 2015), respectivamente.

MARCO GEOLÓGICO

Para entender la disponibilidad de recursos líticos potencialmente utilizados por los grupos cazadores-recolectores en la región de estudio, es necesario conocer sus características geológicas generales. Así, la región abordada se ubica en tres provincias geológicas. Al oeste se localiza el Arco magmático de la Cordillera Austral; al este, la Patagonia Extrandina; y la Faja Plegada y Corrida de los Andes Australes, en el sector intermedio entre ambas (Ramos 1982; Giacosa et al. 1997). En distintos sectores de todo este espacio afloran litologías vinculadas con el Complejo El Quemado, las formaciones Río Tarde, Centinela, Santa Cruz, Río Lácteo, Cardiel y Piedra Clavada, entre otras. Así, se presentan rocas de variado origen y edad (Giacosa et al. 1997).

Para este trabajo son considerados los materiales líticos provenientes de la cuenca del lago Salitroso, Pampa del Asador-lago Guitarra, Parque Nacional Perito Moreno (PNPM), meseta del lago Strobel y cuenca del lago Cardiel. La información se aborda a partir de trabajos publicados y tesis de doctorado y licenciatura de los autores (Espinosa 2002; Cassiodoro 2011; Flores Coni 2013; Cassiodoro et al. 2014; Belardi et al. 2015) y datos inéditos de las mesetas del Strobel y Guitarra. Es por ello que la información detallada Materia Fuente prima de las fuentes de aprovisionamiento y la metodología empleada para el Obsidiana Pampa del Asador relevamiento de estas está presenPosadas tada en dichos trabajos. Asimismo, PNPM Basaltos actualmente el equipo de trabajo se Pampa del Asador encuentra en las etapas iniciales de Cardiel un proyecto de investigación que Salitroso/ Posadas busca afinar la caracterización y PNPM Sílices distribución de las rocas silíceas y Pampa del Asador el basalto. Cardiel En todos los casos los materia  les fueron analizados siguiendo los procedimientos metodológicos

Limolita

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Cardiel

Áreas bajo estudio. Distancias en kilómetros PDA/Guitarra

Salitroso

Cardiel

PNPM

0

45

85

50

Strobel 45

45

10

140

35

100

50

35

115

0

90

0

45

85

50

45

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0

130

25

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0

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0

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50

45

90

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0

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25

90

140

0

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25

Referencias: PDA: Pampa del Asador; PNPM: Parque Nacional Perito Moreno.

Tabla 1. Distancias lineales entre las fuentes de aprovisionamiento y los distintos sectores de la región de estudio.

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G. Cassiodoro et al. - Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2 (2015) 75-86

Una serie de efusiones lávicas, denominadas Basalto Posadas, Basalto Belgrano y Basalto Strobel, se encuentran cubriendo en parte estas litologías. El esquema de la estratigrafía geológica regional se completa con los sedimentos de edad Cuaternaria, donde predominan los depósitos glaciarios, glacilacustres y glacifluviales (Giacosa et al. 1997). Entre estos depósitos se destacan los que constituyen a la Pampa del Asador, que acarrean rodados de diferentes tamaños y litologías (Ramos 1982; Giacosa et al. 1997). Con el objeto de identificar las fuentes potenciales de abastecimiento lítico se efectuaron distintos relevamientos. Las materias primas líticas representadas mayoritariamente son obsidiana negra, rocas silíceas, basalto y limolita (Figura 1). Otras materias primas presentes en menor frecuencia son riolita, cuarcita, cuarzo, lutita, dacita, granito y una serie de rocas sedimentarias y volcánicas indeterminadas. Todas estas rocas provienen de fuentes de aprovisionamiento de tipo secundario (Nami 1992), en forma de nódulos o bloques, y se discriminaron a priori según rasgos macroscópicos (granulometría, color, entre otros).

OBSIDIANA

Goñi (1999) localizaron en la Pampa del Asador y en la Pampa de la Chispa una alta disponibilidad de guijarros redepositados de obsidiana negra. La presencia de canteras y talleres (Espinosa y Goñi 1999), su alta distribución espacial y la ausencia de otras fuentes similares de obsidiana negra, establecen que Pampa del Asador sea la principal fuente de aprovisionamiento de esta materia prima desde el estrecho de Magallanes a la provincia del Chubut (Stern et al. 2000; Stern 2004, entre otros). En la Pampa del Asador se han determinado dos sectores con mayor densidad de guijarros, lascas y nódulos (Espinosa y Goñi 1999). El primer sector se localiza en el borde sur de Pampa del Asador y tiene una dispersión mínima de 8 km por 6,5 km (Espinosa y Goñi 1999). La mayor frecuencia de tamaño de los guijarros muestreados ronda entre los 40 y 59,9 mm, pero pueden llegar a superar los 100 mm (Espinosa 2002) (Figura 2). A su vez, se registran guijarros de tamaño muy pequeño, que no superan los 20 mm. El segundo sector se encuentra en las inmediaciones del cerro Pampa, en una cuenca lagunar cerrada, en el borde norte de Pampa del Asador. Allí, la densidad es muy alta, como lo determina un muestreo de 1 m², donde se contabilizaron un total de 40 guijarros de variados tamaños (Espinosa y Goñi 1999). En trabajos de campo realizados recientemente, a partir de 15 muestreos realizados cada 500 m hacia el noreste del Cerro Pampa, se pudo dar cuenta de la dispersión de

Dada la constante representación de obsidiana negra en el registro arqueológico de Patagonia centro-meridional y la escasa frecuencia de fuentes de abastecimiento, su disponibilidad ha sido ampliamente abordada en la literatura (Stern et al. 1995a; Stern 1999; Espinosa y Goñi 1999; Molinari y Espinosa 1999; Belardi et al. 2006). Esta materia prima volcánica con textura vidriosa presenta excelentes propiedades para la talla. A partir de las referencias en Onelli (1998) y Musters (1997) y de las referencias brindadas por C. Stern (comunicación personal, Figura 2. Materias primas naturales y arqueológicas. 1) Tabletas naturales de limolitas del lago 1994), Espinosa y Cardiel, 2) Guijarros de obsidiana y basalto de Pampa del Asador, 3) Puntas de proyectil de obsidiana de la meseta del Guitarra, 4) Raspadores de sílice de la cuenca del lago Salitroso.

Disponibilidad de recursos líticos y movilidad durante el Holoceno tardío en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz

nódulos de manera continua. En cuanto a la densidad, se registró un total de 196 nódulos, 20 núcleos y 329 lascas de obsidiana en 60 m2. Asimismo, distintos relevamientos han permitido ampliar el área de disponibilidad de obsidiana hacia el noreste y al este de Pampa del Asador. Hacia el noreste, se incluye la Pampa de la Chispa, el Cerro Bayo y un amplio abanico aluvial a sus pies (Belardi et al. 2006). Estos estudios han registrado que el tamaño de los guijarros de obsidiana tiende a decrecer a medida que uno se aleja del Cerro Pampa hacia el este. A su vez, nuevas prospecciones realizadas en el borde este de la Pampa del Asador (Estancia El Delfín), dan cuenta de la presencia de nódulos de obsidiana. Para una superficie de 75.000 m2 se registraron 57 nódulos, 3 núcleos y 62 lascas de obsidiana. Los nódulos son de pequeños tamaños, no mayores a los 50 mm. Esta ampliación de la disponibilidad de obsidiana implica una localización de esta en sectores próximos a vías de circulación de menor costo y en espacios que no son afectados por la carga de nieve en invierno, como sucede en el caso de Cerro Pampa (Belardi et al. 2006). A futuro resta evaluar si la presencia de escasos y pequeños nódulos localizados recientemente hacia el sureste del área (Franco et al. 2015) puede considerarse como una ampliación de la disponibilidad de obsidiana negra. En términos de la distribución y composición del registro arqueológico, análisis geoquímicos determinaron una asociación entre el material de Pampa del Asador y los artefactos de obsidiana del área Río Belgrano-Lago Posadas y el Río Ibáñez (Chile) (Stern et al. 1995a; Stern 1999). En sectores más distantes como la cuenca del lago Argentino (Stern et al. 1995b), Tierra del Fuego (Stern 2004), la provincia de Chubut (Stern et al. 2000), las cuevas de Palli Aike y Fell (Stern 2000) y en la costa de Santa Cruz (Ambrústolo et al. 2012, entre otros) también se han registrado artefactos de obsidiana negra con las características químicas de la Pampa del Asador.

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Hacia el Holoceno medio, se registra un mayor número de sitios arqueológicos con obsidiana y la variedad de artefactos manufacturados con ella es mayor, e incluye puntas de proyectil apedunculadas (Gradin et al. 1979; Aschero et al. 2005; Goñi et al. 2010). Cabe destacar el registro de obsidiana de Pampa del Asador hacia los 4000 años AP en Tierra del Fuego (Morello et al. 2012). Para el Holoceno tardío, en función de algunas de las secuencias estratigráficas publicadas, se observa una tendencia al aumento en la utilización de esta materia prima (Gradin et al. 1979; Skarbun et al. 2007; Re et al. 2014). Al ampliar la escala espacial de análisis, los mayores porcentajes de artefactos en obsidiana se encuentran en los sectores próximos a la Pampa del Asador (Molinari y Espinosa 1999), aunque las frecuencias tienden a disminuir más gradualmente en el eje norte-sur que en el oeste-este (Molinari y Espinosa 1999; Re et al. 2014). En particular en la región en estudio, todos los contextos del Holoceno tardío presentan una alta frecuencia de obsidiana (Tabla 2). Así, considerando todos los sitios hasta el momento relevados en el sector de Pampa del Asador-meseta del lago Guitarra, el total de artefactos de esta materia prima tiende a ser mayor al 80%, y existen sectores con una distribución continua de desechos de talla por más de 3 km y espacios donde la densidad alcanza a 1956 artefactos de obsidiana en 0,5 m² (Figura 3). La frecuencia de obsidiana sigue siendo alta en sectores distantes de la Pampa del Asador (Tabla 1) como la meseta del Strobel y el PNPM, donde los valores alcanzan el 60% (Tabla 2). Más allá de las diferencias en frecuencias, en todos estos espacios se ha registrado una gran variedad de artefactos confeccionados sobre obsidiana, que incluye desechos de talla, núcleos, artefactos de formatización sumaria, raspadores y puntas de proyectil. Con respecto a estas últimas, en toda la región se observa una alta selección de esta materia prima para su manufactura (Figura 2), que llega al 90% en sectores como el PNPM y

A su vez, su utilización resulta también amplia en términos temporales. En distintos contextos del Holoceno temprano se ha registrado Sectores Obsidiana Basalto Sílice Limolita Riolita Otras Total principalmente en desechos de talla Salitroso 48,49 19,55 24,04 0,57 3,60 3,75 100 (N = 8428) (Civalero y Aschero 2003; Skarbun et PDA/Guitarra 81,85 12,37 5,34 0,08 0,07 0,29 100 (N = 66.759) al. 2007, entre otros). En este punto cabe mencionar que, aunque la fuenPNPM 62,46 16,91 19,63 0,02 0,1 0,88 100 (N = 10.232) te es conocida para estos momentos Strobel 67,73 5,52 21,66 2,08 0,13 2,88 100 (N = 21.160) temporales, no se han registrado Cardiel 22,27 24,66 30,41 9,84 0,9 11,91 100 (N = 5640) puntas de proyectil cola de pescaTotal 71,92 12,65 12,38 0,98 0,39 1,68 100 (N = 112.219) do manufacturadas con este tipo  de Referencias: PDA: Pampa del Asador; PNPM: Parque Nacional Perito Moreno. obsidiana. Tabla 2. Producción lítica total de la región de estudio (porcentajes).

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Figura 3. Desechos de obsidiana en Pampa del Asador (sitio CP2C parapeto 3).

la meseta del Strobel (Espinosa 2002; Flores Coni 2013). Asimismo, cabe destacar que en sitios de las cuencas de los lagos Cardiel y Salitroso se han recuperado guijarros o nódulos enteros, aunque en baja frecuencia (Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2014).

BASALTO

En toda la región se registran distintos tipos de basalto. Uno de ellos, el denominado “Basalto Posadas”, ha sido caracterizado geoquímicamente como andesita; aflora en la barda norte de la meseta del Águila, al pie de la cual está disponible en terrazas glacifluviales y en el abanico aluvial del río Tarde, en proximidades del lago Posadas. En este sector, se presenta en forma de bloques de hasta un metro de diámetro y en rodados menores (Guráieb 2012). En baja frecuencia, también se lo ha registrado en algunos sectores de la Pampa del Asador y en la localidad del cerro Guacho, en el valle del río Olnie (Belardi y Carballo Marina 2005). Dado que en gran parte de la bibliografía de la región se sigue con la denominación de basalto y que existen problemas aún no resueltos referidos a la variabilidad en su composición, en esta oportunidad continuamos con la misma nomenclatura. Asimismo, en Pampa del Asador, en depósitos hacia el suroeste del Cerro Pampa se han

observado bloques y guijarros de un tipo de basalto, de muy buena calidad para la talla, con características macroscópicas diferentes al “Basalto Posadas”, como ausencia de fenocristales (Figura 2). Se presentan en tamaño mediano y grande (superior a 100 mm) (Espinosa y Goñi 1999). Para conocer su distribución se realizaron transectas. A modo de ejemplo se señala que sobre una superficie de 3500 m2 muestreados, se concentran 17 nódulos, 3 núcleos y 230 lascas. Cabe destacar también la presencia de pavimentos de basalto en este sector. Por otra parte, en la cuenca del lago Cardiel, en el sector Médanos del este también se registraron grandes rodados de basalto de buena calidad, con eventos de talla asociados (Cassiodoro et al. 2014). Finalmente, en el PNPM se ha registrado esta materia prima en el Arroyo del Águila y en la laguna La Oriental en forma de guijarros de tamaños grandes (Guráieb 1993). Como puede observarse, en todos los sectores que abarca la región en estudio se han registrado guijarros o rodados de basalto; asimismo, su presencia en el registro arqueológico también es importante (Tabla 2). Entre ellos, se destaca la cuenca del lago Cardiel, donde los valores tienden a superar a las rocas silíceas en los sitios localizados en la margen este, con una alta representación de núcleos (Cassiodoro et al. 2014). Esto cubre las expectativas

Disponibilidad de recursos líticos y movilidad durante el Holoceno tardío en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz

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de hallazgos, dada la disponibilidad inmediata de rodados de basalto en este espacio.

Bayo (Bellelli y Civalero 1988-1989) y en la laguna La Oriental (Guráieb 1993).

Como fuera señalado, en la región existen dos variedades de basalto que se diferencian macroscópicamente por la presencia/ausencia de fenocristales: Basalto Posadas y aquellos de Pampa del Asador. Según esta caracterización y sumado a la disponibilidad en el lago Cardiel, se plantea que la utilización de esta materia prima es, en todos los casos, local. Así, en los conjuntos del Salitroso no se registran artefactos de basalto con características similares al de Pampa del Asador y los artefactos de basalto de Pampa del Asador tienden a ser de la variedad sin fenocristales. En este contexto, es de destacar la variabilidad arqueológica observada en la meseta del Strobel. Al momento, se registraron piezas de cuatro tipos de rocas adscribibles macroscópicamente a la categoría de los basaltos. Análisis de cortes delgados se encuentran en proceso con el fin de especificar esta variabilidad.

Asimismo, en diferentes depósitos de la cuenca del lago Salitroso, se observaron guijarros de estas materias primas en baja frecuencia, en el curso del río Blanco y en afloramientos rocosos cercanos a la sierra Colorada (Cassiodoro 2011). En la cuenca del lago Posadas, existen sílices gris-verdosos y amarillentos que se presentan en matrices del Complejo El Quemado (Guráieb 2012). Sin embargo, por el momento, en la cuenca de los lagos Salitroso-Posadas-Pueyrredón no se han registrado depósitos significativos de rocas silíceas de muy buena calidad (Guráieb 2012). Finalmente, en la cuenca del lago Cardiel se observaron guijarros de sílice de buena calidad, distribuidos tanto en el sector de Cañadones y Meseta baja como en Médanos del este (Cassiodoro et al. 2014).

La diversidad observada respecto de las variedades de roca se manifiesta también en los artefactos manufacturados, tanto en sus clases como en las frecuencias. No obstante, es de subrayar la alta representación de raederas en todos los contextos (por ejemplo, un 58% en el lago Salitroso) y la escasa frecuencia de puntas de proyectil y raspadores. En términos generales, las piezas de basalto tienden a ser las que están representadas en los tamaños mayores (Espinosa 2002; Cassiodoro 2011; Flores Coni 2013).

ROCAS SILÍCEAS

Dentro del grupo de las rocas silíceas, se incluye una serie de materiales con diferente origen pero con un alto porcentaje de sílice o vidrio en su composición (Guráieb 2012). En distintos sectores de la región, se han registrado guijarros de variados tamaños y calidad en depósitos aluviales y glacifluviales. Por un lado, en la Pampa del Asador -de amplia disponibilidad de obsidiana y basalto- también se encuentra un gran número de guijarros de sílice de muy buena calidad para la talla (Espinosa y Goñi 1999). A diferencia de la obsidiana, localizada en sectores específicos del área, las rocas silíceas están distribuidas de forma ubicua. Los tamaños de estos guijarros pueden llegar a superar los 100 mm. Por otro lado, en el PNPM se registraron algunas rocas silíceas aleatoriamente distribuidas en la margen sur del río Roble, en proximidades al cerro

En relación con el registro arqueológico, la representación de las rocas silíceas es destacada en la región (Tabla 2). Aunque las frecuencias son muy variables entre los distintos sectores, por ejemplo en Pampa del Asador, donde se encuentran disponibles guijarros de esta materia prima, los porcentajes no llegan al 10%, y en la cuenca del lago Cardiel llegan a ser las más representadas, con un 30%. Las clases artefactuales en rocas silíceas también son variables (desechos de talla, raspadores, artefactos de formatización sumaria, puntas de proyectil). No obstante, se destaca la selección de estas rocas para la manufactura de los raspadores en los conjuntos del Cardiel, Strobel y Salitroso (Cassiodoro 2011; Flores Coni 2013; Cassiodoro et al. 2014) (Figura 2), lo cual es coincidente con la tendencia general en el sur de Patagonia. Los porcentajes de raspadores confeccionados con sílice en todas las áreas consideradas superan el 38%. Asimismo, es la segunda materia prima más utilizada para la confección de puntas de proyectil, después de la obsidiana. Finalmente, cabe mencionar la alta representación de núcleos de sílice en la cuenca del Salitroso (40%; n = 175) y la meseta del Strobel (30%; n = 25). En ambos casos los porcentajes son equiparables a los de los núcleos de obsidiana, lo que evidencia un transporte similar de las materias primas.

LIMOLITA

Esta roca ha sido registrada en forma de fragmentos angulosos en los cursos de agua que bajan desde la meseta del cerro Belgrano (Guráieb 2012).

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En el río Tarde y el arroyo Pedregoso, en proximidades del lago Posadas, se identificaron fragmentos de buena calidad. También se registraron guijarros en la costa este del lago Guitarra (Goñi et al. 2010). No obstante, la principal fuente de limolita en la región se encuentra en el sector de Cañadones de la cuenca del lago Cardiel (Belardi et al. 2015). En el noroeste del lago se hallan depósitos conformados por abundantes clastos de limolitas, en la zona de playa y abanicos aledaños a ellas. Se observa que esta materia prima tiende a ser gris en la fractura fresca y amarillenta en superficie, y se presenta en tamaños variables de unos pocos centímetros hasta 15 a 30 cm. Los clastos son en general prismáticos con bordes suavemente redondeados, lo que denota un escaso transporte y permite asumir que esta es la ubicación de su fuente (Figura 2). Es así que se han identificado en la zona bancos in situ con espesores de 40 a 60 centímetros con esta litología. Los análisis geoquímicos efectuados no permitieron diferenciarla de las limolitas localizadas en el lago Guitarra y en el lago Posadas (Belardi et al. 2015). Por su parte, la tendencia observada en los artefactos de limolita muestra la mayor representación regional en la cuenca del lago Cardiel, principalmente en el sectores Cañadones (Cassiodoro et al. 2014; Belardi et al. 2015). Se registraron mayoritariamente en contextos con cronologías iniciales de ocupación del área, con una alta representación en sitios asignables al Holoceno medio, como el sitio Patito, donde alcanza el 50% del conjunto (Cassiodoro et al. 2014). Se trata en su mayoría de desechos de talla y núcleos, lo que se interpreta como el desarrollo de actividades relacionadas con el aprovisionamiento en canteras y/o talleres. La limolita ha sido utilizada para la producción de una gran variedad de herramientas que incluye tanto piezas con escasa formatización como bifaciales (Belardi et al. 2015). Dentro de este último conjunto, se destacan dos puntas de proyectil apedunculadas y una punta con pedúnculo esbozado con aletas en espolón en el sector de Cañadones (Cassiodoro et al. 2014). El registro de este diseño en el sector norte de Patagonia, junto con el de otras piezas de diseños diversos, ha permitido proponer a la cuenca del lago Cardiel como una potencial zona de circulación y tránsito (Goñi 2010). Además, se ha utilizado la limolita para la manufactura de artefactos de filo largo, como raederas y cuchillos. En términos generales, estas piezas tienden a alcanzar tamaños grande (8,1-12 cm) y muy grande (>12 cm). La elección de módulos y tamaños para la manufactura de este tipo de piezas podría

verse favorecida por las características prismáticas y tabulares de los nódulos. La presencia de esta materia prima en otros sectores de la región es escasa (Tabla 2). Cabe mencionar que se ha registrado un mayor número de artefactos en sectores localizados más al sur, como la cuenca de los lagos San Martín y Tar, donde esta materia prima no se registra localmente. Estas discrepancias evidencian un eje más destacado de circulación de la limolita hacia el sur que hacia el norte de la cuenca del Cardiel (Belardi et al. 2015).

DISCUSIÓN

La estructura de recursos líticos del centro-oeste de la provincia de Santa Cruz ofrece una gran variedad y distribución de materias primas de muy buena calidad para la talla. A excepción de la meseta del lago Strobel, en todos los sectores mencionados se han localizado fuentes secundarias de materias primas. Esto establece que, de algún modo, la región de estudio resulte autoabastecida en términos de recursos líticos y que la obtención de ellos no haya sido un problema a resolver por las poblaciones cazadoras-recolectoras que la habitaron. Desde el registro arqueológico, esta autonomía de recursos líticos queda evidenciada a través de las características de su utilización y del desarrollo de dos estrategias de aprovisionamiento. Por un lado, no se ha evidenciado, por el momento y en función de las variables analizadas, un aprovechamiento intensivo de ninguno de estos recursos. El descarte de potenciales formas bases sin utilizar tanto en limolita y basalto en el lago Cardiel (Cassiodoro et al. 2014), como de obsidiana en Pampa del Asador y el lago Salitroso (Cassiodoro 2011) permite dar cuenta de que el acceso a las diferentes materias primas no resulta un problema durante el Holoceno tardío ni, al parecer, durante todo el Holoceno. Por otro lado, existen estrategias de aprovisionamiento vinculadas con un uso de las materias primas inmediatamente disponibles en cada uno de los sectores. Este es el claro caso de la limolita y el basalto en la cuenca del lago Cardiel. En contraposición a esto, la materia prima que evidencia mayor circulación en toda la región es la obsidiana negra de Pampa del Asador. La frecuencia y variedad de artefactos (que incluye tanto desechos de talla, puntas de proyectil como núcleos y guijarros) en todos los sectores permite plantear estrategias vinculadas con la posibilidad de un acceso directo a la fuente de obsidiana. A su vez, Pampa del Asador no sólo ofrece materias primas de excelente calidad para la

Disponibilidad de recursos líticos y movilidad durante el Holoceno tardío en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz

talla sino también muy buenas posibilidades para la obtención de recursos faunísticos, por lo cual la adquisición de ambos tipos de recursos estaría necesariamente relacionada, en una estrategia del tipo embedded (sensu Binford 1979). La mayor frecuencia de obsidiana hacia el Holoceno tardío en una escala regional establece que Pampa del Asador habría tenido un papel más destacado en los circuitos de movilidad de las poblaciones para ese período. De este modo, este sector se destaca como un espacio de tránsito programado que conecta diferentes ambientes, lo cual permitió el aprovisionamiento de recursos líticos y faunísticos (Goñi et al. 2010). Entonces, se considera que parte de la variabilidad en la representación de las materias primas en los distintos sectores estaría en relación con factores naturales tales como la manera en que ellas se presentan en el paisaje y la distancia respecto de los lugares donde serán utilizadas (Ericson 1984; Bamforth 1991, entre otros). Sin embargo, la frecuencia con que determinada materia prima se encuentra en el registro arqueológico está condicionada por la interacción de diferentes variables, que redundan en la mayor o menor utilización de un recurso lítico. Así, no sólo inciden una serie de factores naturales sino también organizativos (Binford 1979). De esta manera, en función de una estructura de recursos líticos autónoma se discuten aspectos de la variabilidad del registro arqueológico que están vinculados con la utilización del paisaje y las estrategias de movilidad implementadas por las poblaciones (Binford 1979; Thacker 2006, entre otros). Como punto de partida, se evidencia un claro patrón en el registro arqueológico de la región. No obstante algunas discrepancias, existe una selección de materias primas para la confección de determinados artefactos: la obsidiana para puntas de proyectil, sílice para raspadores, basaltos para raederas. En la elección de las materias primas no incide únicamente la distancia a las fuentes sino también sus propiedades para la talla y los modos de acción específicos. En un contexto de descenso de la humedad regional del Holoceno tardío, el conocimiento de las actividades a realizar en cada uno de los espacios y la necesidad de que se desarrollen de manera óptima va a requerir que las materias primas seleccionadas para la confección de cada una de las herramientas sean adecuadas en relación con la función que llevarán adelante. Así, la selección de determinadas materias primas para la manufactura de artefactos específicos no sólo se relacionaría con la efectiva disponibilidad

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de recursos líticos (Guráieb 2012), sino también con este desarrollo pautado o planificación de las actividades. Tal es el caso de los raspadores en Pampa del Asador, donde si bien la obsidiana se encuentra en grandes cantidades, el 50% (n = 347) de ellos fueron confeccionados con rocas silíceas (Cassiodoro 2011). Al mismo tiempo, en un contexto de descenso de la humedad regional se ha planteado la existencia de una jerarquización de los espacios en función de la disponibilidad de recursos en el Holoceno tardío. Sectores localizados a mayor nivel altitudinal, como las mesetas (Pampa del Asador-lago Guitarra, lago Strobel) y cuencas lacustres altas (PNPM), habrían cumplido un papel logístico, y sectores de cotas de menor altura habrían tenido un uso más residencial (cuencas lacustres bajas de los lagos Salitroso y Cardiel) (Goñi 2000, 2010). Al considerar la selección de materias primas, no sorprende la alta representación de obsidiana, no sólo en Pampa del Asador-Guitarra, sino también en el PNPM y en la meseta del Strobel. A su vez, principalmente los espacios mesetarios presentan una alta frecuencia de parapetos, que habrían sido utilizados para la caza estival de guanacos (Goñi 2010; Cassiodoro 2011, entre otros). De este modo, más allá de la lejanía o cercanía a la fuente de aprovisionamiento, la presencia destacada de obsidiana parece estar vinculada con la planificación de las tareas de caza a desarrollar en estos espacios, considerando que esta materia prima resulta ser óptima para la producción de proyectiles, y de una mayor eficiencia para herir a las presas (Ellis 1997), lo cual evita riesgos en la pérdida de los recursos faunísticos. No debe dejar de mencionarse que la obsidiana se presenta además en un gran número de desechos, principalmente producto de la reactivación y formatización de los proyectiles en todos los sectores altos (Espinosa 2002; Cassiodoro 2011; Flores Coni 2013). En contraposición con este patrón, se observa una representación más similar entre las distintas materias primas en la cuenca del lago Salitroso y Cardiel. Esta utilización más homogénea se debe al desarrollo de un mayor rango de actividades y al uso residencial de dichas cuencas (Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2014). De este modo, diferencias en el uso del espacio regional habrían incidido en la representación de las materias primas en el registro arqueológico. La manera de utilizar el paisaje regional o el grado de movilidad condiciona la percepción de la distancia a la fuente de aprovisionamiento, al margen

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de cuánta sea la distancia efectiva entre ellas y las localidades en las que se utiliza el recurso (Ingbar 1994). Asimismo, el aprovisionamiento de materias primas líticas dentro de las tareas de subsistencia establece que la distancia a la fuente no sea un factor clave para explicar la variabilidad en el registro. De esta forma, autores como Bamforth (1991), Ingbar (1994) o Kelly (1988) han llamado la atención acerca de realizar vinculaciones simplistas entre proporciones de materia prima de una fuente determinada y rangos de acción o territorialidad. Entonces, de manera independiente a las diferentes distancias entre las fuentes de aprovisionamiento y los espacios de uso de las materias primas, se interpreta que los patrones de movilidad de los grupos cazadores y, básicamente, la programación en la utilización de tales espacios establecen que todas las rocas aquí presentadas han estado disponibles y fácilmente accesibles durante el Holoceno tardío en la región.

CONSIDERACIONES FINALES

La caracterización de la base regional de recursos líticos de la región se encuentra en pleno desarrollo. En este sentido, se están realizando nuevas investigaciones tendientes a especificar de manera más detallada la variabilidad y dispersión de las rocas silíceas y basálticas (Proyecto PIP-Conicet 0442). Al mismo tiempo, aún están en proceso de análisis nuevas muestras arqueológicas de las mesetas del lago Strobel y del lago Guitarra que aportarán más información a la discusión. Sin embargo, el conocimiento que se tiene de las particularidades geológicas y arqueológicas del centro-oeste de Santa Cruz nos permite generar nuevas preguntas para evaluar cómo la tecnología responde al modo en que los grupos cazadores-recolectores organizan su utilización del paisaje.

Agradecimientos

Las investigaciones en la región han sido financiadas por múltiples proyectos otorgados por Ministerio de Cultura de la Nación, CONICET, UBA y ANPCYT. Actualmente estos son: UBACYT 20020130100293BA, PICT 2012-1352, PICT 20131965, PIP 2013-2015 nº11220120100406 y PIP 2013-2015 nº11220120100442. Agradecemos los comentarios de los evaluadores.

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Variabilidad y distribución de fuentes de materias primas líticas en el Macizo del Deseado (Santa Cruz, Argentina) Darío Hermo, Lucía Magnin, Pilar Moreira y Santiago Medel Recibido 1° de diciembre 2014. Aceptado 19 de agosto 2015 RESUMEN

En este artículo se complementan las investigaciones sobre fuentes de materias primas líticas que desarrollamos en la localidad La Primavera, Macizo del Deseado (Santa Cruz, Argentina). En este sector, gran parte de la superficie está constituida por formaciones geológicas de origen volcánico ricas en sílice. Su abundancia y similitud litológica dificultan la caracterización de las materias primas de los artefactos arqueológicos hallados en el área de estudio, así como la determinación de su fuente de procedencia. Se presenta un panorama de los datos obtenidos mediante las diferentes técnicas de análisis usadas para abordar este tema, y se definen líneas de trabajo interdisciplinario con geólogos, que incluyen el diseño de una prospección que permita completar la información referente a la base regional de recursos; realizar estudios petrográficos para completar la caracterización de las fuentes conocidas y ensayar métodos geoquímicos como una aproximación nueva en el sector; utilizando sistemas de información geográfica (SIG) para gestionar e integrar diversos recursos de información. Palabras clave: Materias primas silíceas; Provincia Silícica Chön Aike; Cazadores-recolectores.

ABSTRACT

VARIABILITY AND DISTRIBUTION OF SOURCES OF LITHIC RAW MATERIALS IN THE DESEADO MASSIF (SANTA CRUZ, ARGENTINA). In this article we complement the research on raw materials sources developed at La Primavera locality, Deseado Massiff (Santa Cruz, Argentina). In this sector, a wide proportion of its surface corresponds to geologic formations of volcanic origin rich in siliceous rocks. This result in difficulties to characterize the lithology of archaeological artifacts registered at the study area and to trace back the sources for the raw materials used. We present a panorama of known rock sources suitable for artifacts manufacture, as well as the different analysis techniques we have used. We conclude defining the future interdisciplinary work along with geologists, including the design of field surveys necessary to complete the regional lithic resource base knowledge, a petrologic and geochemical treatment for characterizing known sources, using geographic information systems (GIS) to manage diverse information resources. Keywords: Siliceous raw materials; Chön Aike Siliceous Province; Hunter-gatherers.

Darío Hermo. Museo de La Plata, División Arqueología. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata (FCNyM, UNLP). Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Paseo del Bosque s/n (B1900FWA), La Plata, Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] Lucía Magnin. Museo de La Plata, División Arqueología. FCNyM. UNLP. CONICET. Paseo del Bosque s/n (B1900FWA), La Plata, Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] Pilar Moreira. Instituto de Recursos Minerales (INREMI). FCNyM, UNLP. CONICET. Calle 64 entre 119 y 120 s/n (CP B1904DZB), La Plata, Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] Santiago Medel. Geólogo independiente. Paseo del Bosque s/n (B1900FWA), La Plata, Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2: 87-100. 2015. ISSN 1666-2105 Materias primas líticas en Patagonia. Copyright © Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA - Argentina

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D. Hermo et al. - Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2 (2015) 87-100 INTRODUCCIÓN

EL ÁREA DE ESTUDIO

En el estudio arqueológico de cazadores-recolectores, los artefactos líticos constituyen una importante fuente de información. Su resistencia a los procesos naturales de erosión y meteorización permite que se preserven bajo condiciones que producen la destrucción de otras evidencias, como es el caso de los contextos superficiales. En particular, los materiales líticos son relevantes en el modelado de la circulación de artefactos a través del paisaje, ya que permiten estudiar la movilidad, el uso del espacio, la organización tecnológica, la territorialidad y la interacción social entre sociedades cazadoras-recolectoras (Ericson 1984; Torrence 1984; Aschero 1988; Geneste 1992; Franco y Borrero 1999; Berón 2006, entre otros). La vasta bibliografía respecto de este tema sugiere que el aprovisionamiento e intercambio de materias primas depende de una serie de variables, que incluyen la disponibilidad y accesibilidad de rocas útiles, los usos que se les darán a las herramientas, las técnicas empleadas en la manufactura de artefactos, las estrategias de movilidad y los patrones de asentamiento adoptados por el grupo al cual pertenecen los talladores (Holdaway y Stern 2004). En este sentido, un punto de partida fundamental para el abordaje de estos temas es contar con un detallado conocimiento de la base de recursos líticos, un apropiado reconocimiento y diferenciación de las materias primas usadas y la localización de sus fuentes. Por tal motivo, existe un número de trabajos realizados en el Macizo del Deseado (provincia de Santa Cruz) que se enfocan en su estudio con distintas preguntas y usando diferentes metodologías (Hermo 2008, 2009; Magnin 2010, 2015).

La localidad arqueológica La Primavera se localiza en el Macizo del Deseado, provincia de Santa Cruz (Ramos 1999). Se extiende entre los paralelos de 47º 47’ y 47º 57’ de latitud Sur y los meridianos de 69º 30’ y 68º 50’ de longitud Oeste (Figura 1), y abarca las estancias La Primavera y Las Mercedes y parte de Bajo Grande, La Dorita y La Lotita. Se define en torno a Cueva Maripe, el sitio arqueológico más intensamente estudiado. Este corresponde a una cueva de grandes dimensiones (26 metros de ancho en su abertura, 24 metros de profundidad y entre 1 y 5 metros de altura) que se abre en la Fm. Chön Aike, a 4 metros sobre el fondo del valle en la cuenca media del Zanjón La Primavera (Miotti et al. 2007, 2014) (Figura 1). La cueva presenta abundantes pinturas rupestres en sus paredes y techo y una gran potencia sedimentaria. Las excavaciones realizadas (34 m2) permitieron recuperar una alta densidad de artefactos líticos, junto con otras evidencias, como restos arqueofaunísticos, artefactos óseos, restos vegetales, fogones, pigmentos y otros materiales de probable cronología histórica (Miotti et al. 2007, 2014; Carden 2008; Hermo 2008; Miotti y Marchionni 2009; Marchionni 2013). Los fechados radiocarbónicos obtenidos a partir de restos de carbón extraídos en los fogones indican que su ocupación se dio al menos entre los 9518  ±  64 años AP (AA65175) y 1078 ± 40 años AP (AA65176) (Miotti et al. 2007, 2014). Asimismo, se obtuvieron fechados de 939  ±  59 años AP en el sitio a cielo abierto La Quinta (AA85460) y 3678 ± 65 años AP (AA85461) en el sitio Cueva Mora, que indican el uso de otros espacios en la misma localidad (Magnin 2010).

En estos trabajos, principalmente en las tesis doctorales de dos de los autores (Hermo 2008; Magnin 2010), se plantea que la gran riqueza de materias primas útiles, su amplia distribución y la dificultad en su caracterización constituyen un problema central en las investigaciones, que requieren de estrategias especiales para su abordaje. Aquí nos proponemos en primer lugar sintetizar la información generada a través de los trabajos de campo, los estudios petrográficos y los análisis mediante sistemas de información geográfica (SIG). Por otro lado, expondremos los procedimientos metodológicos seguidos en cada caso, para finalmente proponer líneas de trabajo que permitirán profundizar las investigaciones en el área de estudio.

Si bien en el área delimitada para este estudio el paisaje es ondulado con elevaciones del terreno que varían entre 990 y 320 msnm, a escala regional el relieve se caracteriza por la presencia de extensas planicies mesetiformes con una pendiente suave hacia el este. Las máximas elevaciones están formadas por las rocas volcánicas jurásicas cubiertas por mantos basálticos que protegen de la erosión a las unidades sedimentarias inferiores (Panza 2001). Desde el punto de vista geomorfológico, la acción fluvial predomina como modeladora del paisaje. Sin embargo, como se trata de una región de clima semidesértico, en algunos sectores se consideran significativos los efectos producidos por la acción eólica, los fenómenos de remoción en masa, y la acción volcánica como factores importantes en la morfología local (Panza et al. 1994). La red fluvial se encuentra parcialmente integrada en un sistema endorreico que consiste en cursos de régimen temporario que llevan agua durante el invierno y el comienzo de la

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como materia prima de buena calidad para la manufactura de artefactos (Miotti 1998; Hermo 2008, 2009). Entre ellas se encuentran rocas volcánicas de alto contenido silíceo y maderas fósiles que pertenecen a formaciones geológicas Jurásicas a Cretácicas denominadas Chön Aike (caracterizada por ignimbritas riolíticas, aglomerados y tobas riolíticas; escasas tufitas y pórfiros riolíticos y vetas epitermales de cuarzo); Bajo Grande (constituida por tobas, tufitas, areniscas y conglomerados; escasas calizas laminadas); Baqueró (caracterizada por tobas, cineritas, pelitas, areniscas gruesas a conglomerados); y La Matilde (que presenta tobas, tufitas e ignimbritas Figura 1. Localización de las fuentes sobre el mapa geológico. Las siglas de fuentes de materias altamente silicifiprimas corresponden a las presentadas en la Tabla 1. Las formaciones geológicas son las de cadas y es además Panza (2001) 1) Fm. Roca Blanca; 2) Fm. Bajo Pobre; 4) Fm. Chön Aike; 6) Fm. Bajo Grande; 7) portadora de troncos Fm. Baqueró; 11) Basalto Las Mercedes; 17) Fm. (Grupo) Sarmiento; 18) Basalto Alma Gaucha; 19) Fm. Monte León; 27) Depósitos que cubren niveles de pedimento I; 33) Depósitos que cubren petrificados de arauniveles de pedimento III; 36) Depósitos de planicies aluviales; 37) Depósitos de conos aluviales; cariáceas) (Panza 38) Depósitos de bajos y lagunas; 39) Depósitos de derrumbes y deslizamientos. Las siglas CM, 2001). Estudios geoCMo y LQ señalan la localización de sitios mencionados en el texto que han sido fechados (Cueva lógicos que consideMaripe, Cueva Mora y La Quinta). ran a las rocas de las formaciones del Jurásico Medio a Superior (Chön Aike, primavera. Estos afluentes, en ocasiones, erosionan La Matilde, Bajo Pobre, Los Pirineos y Bajo Grande), las formaciones volcánicas y los basaltos que los desde un punto de vista litofacial, indican que algunas cubren, recortando profundos cañadones como el unidades están conformadas por litologías similares. de La Primavera, con abruptos paredones de 20 m En parte se presentan interdigitadas en relaciones esde altura (Panza 2001). Las fuentes de agua permatratigráficas complejas que dificultan separarlas claranentes del paisaje son las aguadas que brotan de los mente, por lo que se han propuesto agruparlas en la escoriales, los que constituyen importantes acuíferos “Provincia Silícica Chön Aike” –PSCA– (Pankhurst et (Mazzoni y Rabassa 2010). al. 1998, 2000; véase Moreira et al. 2009 y autores allí citados). La geología regional

El Macizo del Deseado es considerado un sector particular por presentar una alta riqueza en rocas útiles

En este escenario de alta variabilidad litológica, la forma en que las rocas de utilidad para la talla se presentan sobre el terreno es diversa. Estas afloran

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como filones expuestos (fuentes primarias sensu Nami 1992) que pueden medir varios cientos de metros de longitud, mientras que en otros casos las rocas son subaflorantes y presentan en superficie pocos metros de extensión constituyendo pequeñas vetas de rocas y minerales formados en oquedades y grietas. También las rocas útiles se encuentran en forma de nódulos transportados y concentrados en depósitos que cubren niveles de pedimentos, depósitos de cordones litorales, planicies y conos aluviales, así como material de derrumbes y deslizamientos (Panza 2001) constituyendo fuentes secundarias (sensu Nami 1992).

LOS ESTUDIOS DE LA BASE REGIONAL DE RECURSOS LÍTICOS EN LA PRIMAVERA

El estudio de la base regional de recursos líticos en el Macizo del Deseado ha tenido interés creciente en los últimos años (Cattáneo 2002, 2004; Skarbun 2011; Skarbun y Páez 2012, entre otros). Los principales trabajos arqueológicos sobre fuentes de materias primas realizados en el área corresponden a las tesis doctorales de Darío Hermo (2008) y Lucía Magnin (2010). El trabajo de Hermo (2008) se enfocó en las relaciones entre las fuentes de aprovisionamiento de materias primas líticas y los conjuntos artefactuales del sitio arqueológico Cueva Maripe. Además de las características litológicas de cada fuente, se analizaron variables como ubicación en el paisaje, visibilidad, y conocimiento de las sociedades sobre los recursos (véase Hermo 2009). La metodología empleada incluyó: 1) detección, descripción y análisis litológico de diferentes fuentes primarias de abastecimiento; 2) registro artefactual mediante unidades de muestreo en fuentes primarias y secundarias; 3) identificación de las materias primas de artefactos extraídos de la secuencia estratigráfica de Cueva Maripe; 4) planteo de relaciones de identidad y evaluación de procedencia mediante la comparación de muestras de rocas de los conjuntos artefactuales y de las fuentes de materias primas; y 5) evaluación de los cambios en las materias primas usadas a lo largo de la secuencia estratigráfica. Para la determinación de las litologías se analizaron cortes petrográficos (Dra. Pilar Moreira, Instituto de Recursos Minerales [INREMI], Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP). Con esta técnica se identificaron caracteres distintivos de las rocas silíceas, como la forma de los cristales, la textura y la trama de las fases de la sílice y aquellos aspectos heredados de las rocas a las que reemplazaron. La muestra analizada consta de artefactos de Cueva Maripe y de rocas provenientes de fuentes primarias de aprovisionamiento (Cantera Rocky, Cantera del Rojo y Cantera del Verde) y un

depósito secundario (La Primavera pedimento 1, LPP1). Las 14 muestras analizadas fueron asignadas a cinco grupos con base en su caracterización mineralógica: Ignimbrita Silicificada Grupo 1 (ISG1) y 2 (ISG2); Rocas Silíceas grupo 1 (RSG1); Rocas Silíceas Grupo 3 (RSG3); Ópalos Grupo 1 (PG1) y Calcedonias Grupo 1 (CG1) (véase Hermo 2008, 2009; Hermo y Lynch 2015). Dicha clasificación permitió ajustar las clases de materias primas identificadas a nivel local a categorías más exactas que las usualmente utilizadas (i.e., sílice, calcedonia), mediante la discriminación de variedades litológicas con mayor correspondencia con la determinación geológica (i.e., se asignaron a la clase ignimbritas silicificadas muestras que, mediante una clasificación tradicional, hubieran formado parte de la clase “sílices”). Como resultado pudo determinarse que todas las fuentes analizadas fueron utilizadas en la manufactura de artefactos descartados en Cueva Maripe, lo que permitió plantear que los artefactos circularon, desde las fuentes de aprovisionamiento hasta su descarte en el sitio, distancias de 200 m a 11,60 km, involucrando diferentes circuitos y grados de conocimiento sobre el ambiente (Hermo 2008, 2009; Hermo y Lynch 2015; Hermo et al. 2014). El trabajo de Magnin (2010) se basó en: 1) la prospección sistemática del área de estudio; 2) la recolección de hallazgos aislados y de muestras artefactuales en sitios y en concentraciones de superficie y la toma de muestras de rocas en sitios de cantera; 3) la caracterización litológica de las muestras; 4) la integración de los datos de campo, información geológica y geomorfológica en un SIG; y 5) la determinación de las distancias de aprovisionamiento, considerando para ello no sólo la localización de canteras conocidas sino también la procedencia probable según la configuración geológica y la distribución de los depósitos secundarios en el fondo de cuencas de drenaje. En dicho trabajo, las prospecciones se realizaron mediante transectas paralelas de 10 km de longitud y separadas en intervalos de 1 km hasta cubrir un área de 100 km2 en los alrededores de Cueva Maripe. Cuatro personas, separadas 10 m entre sí registraron tanto evidencia arqueológica como información ambiental relevante para determinar recursos potencialmente utilizados así como condiciones de preservación diferencial de la evidencia. Los datos arqueológicos tomados incluyeron no solamente sitios de alta densidad artefactual sino también concentraciones menos densas de materiales y hallazgos aislados (sensu Borrero et al. 1992)1. Se registraron fuentes de materias primas líticas tales como las canteras

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Presentación

Calidad

Litología

Formación Geológica

Extensión aproximada

Tipo

Fuente

del Gris, Platense, F4, D9, Los Bloques, el Filón Las investigaciones antes mencionadas han brinNegro y varios depósitos secundarios; y otros rasgos dado información valiosa, guiadas por diferentes precomo aguadas, cuevas y abrigos rocosos. El cruce guntas y usando las metodologías descriptas. En amde datos referente a variables arqueológicas y ambos casos, así como en trabajos subsiguientes (Hermo bientales permitió obtener una serie de patrones 2014; Hermo y Lynch 2015; Hermo et al. 2014; relevantes para abordar el uso del paisaje entre los Magnin 2015) esta información permitió comprender cazadores-recolectores que ocuparon el área. Entre aspectos tales como los rangos de movilidad de los los patrones hallados, se encontró que los sitios grupos humanos y los modos de uso del espacio, de actividades múltiples −indicadores de campala continuidad o intermitencia en la ocupación y la mentos base residenciales− se localizan cerca de organización tecnológica, incluidas las estrategias de afloramientos canteados (Magnin 2010). Esto originó aprovisionamiento, uso y descarte de artefactos en nuevas preguntas acerca de las estrategias de aprola localidad arqueológica La Primavera. visionamiento de materias primas líticas en estos sitios, lo que llevó a considerar las distintas fuentes posibles de rocas: afloramientos primarios usados ASPECTOS METODOLÓGICOS como canteras, depósitos secundarios e incluso nóA partir de los trabajos de campo se logró la dulos dispersos en amplias formaciones geológicas. identificación de evidencias de obtención de mateA su vez, permitió comparar las materias primas rias primas (Figura 1 y Tabla 1), y se denominó con más usadas en cada sitio respecto de las fuentes el término canteras a aquellos afloramientos de roca de materias primas más cercanas a cada uno de que muestran evidencias de aprovechamiento por ellos para generar hipótesis acerca de las posibles los grupos humanos, es decir, negativos de lascados estrategias seguidas para el aprovisionamiento de de extracción, asociados a conjuntos arqueológicos rocas en los contextos analizados (Magnin 2015). que presentan una alta proporción de artefactos en En ese estudio fue necesario caracterizar la matelas primeras etapas de manufactura (Ericson 1984). ria prima de 1886 muestras líticas constituidas por En el laboratorio, las localizaciones de canteras artefactos distribuidos en 14 sitios de actividades tomadas con navegador GPS fueron representadas múltiples y muestras de materias primas extraídas   de las fuentes conocidas. El examen visual se realizó mediante lupa de 10 x, y permitió la identificación y búsqueda de similitudes entre ellas. Las clases de materias primas se establecieron siguiendo sus características generales CDG 1 260 x 20 m Baqueró Sí M, R A (Luedtke 1992; McPhie et al. 1993). Estas son: CDR 1 300 x 4 m Chön Aike ISG1 R, B A, B andesita, basalto, calcedonia, gabro/diabasa, CDV 1 2 x 2,5m Baqueró RSG3 B A madera petrificada, obsidiana, riolita, rocas CF4 1 20 x 20 m Baqueró Sí B silíceas e indeterminadas. Cabe aclarar que CP 1 50 x 25 m Chön Aike Sí B A dentro de las rocas silíceas se incluyó un núCR 1 100 x 35 m Chön Aike ISG2 R, B V mero de rocas volcánicas tales como tufitas, D9 1 200 x 50 m Chön Aike Ri R,B B ignimbritas y brechas altamente silicificadas, B CB 2 Derrumbes de Baqueró Sí y depósitos aluviales que presentan fractura concoidea y calidades J2-J1 2 Litologías de la cuenca varias N para la talla que van de regulares a buenas de drenaje K2-K1 (Aragón y Franco 1997). En aquellos casos K3-K2 2 Depósitos que cubren RSG1, PG1, M, R, N que presentan textura porfírica y en que los niveles de pedimento y CG1 B K4-K3 cristales de cuarzo o feldespato alcalino pueden observarse, la muestra se clasificó como Tabla 1. Caracterización de las fuentes mencionadas en el texto. Siglas riolita. Con respecto a la calcedonia, el térmi- para las fuentes: CDG, Cantera del Gris; CDR, Cantera del Rojo; CDV, Cantera del Verde; CF4, Cantera F4; CP, Cantera Platense; CR, no se usó en referencia a una variedad de sí- Cantera Rocky; D9, Cantera D9; CB, Cantera los Bloques; J3-J2; K1-K2 lice extremadamente homogénea con fractura (corresponde a LP-P1 en Hermo 2008); K2-K3 y K3-K4. Ver Figura 1. concoidea, traslúcida y con lustre vítreo que Siglas: 1: primaria; 2: secundaria; litología 1) determinados con lupa de 10 x: Op: ópalo; Cal: calcedonia; TS: toba silicificada; Br: brecha silicificada; suele presentar un bandeado característico. Ig: ignimbrita; IR: Ignimbrita riolítica; Ri: riolita; X: Xilópalo; Si: rocas siseas, Por lo tanto, esta clase no tiene correlación Piroclásticas y vulcanitas silicificadas. 2) determinados mediante corte con el mineral calcedonia, que no es posible petrográfico: ISG1: Ignimbrita riolítica soldada grupo 1, ISG2: Ignimbrita silicificada grupo 2 (Ignimbrita riolítica), RSG3: Roca silícea grupo 3 determinar en muestras de mano. (Brecha silicificada), PG1: Ópalos grupo 1, CG1: Calcedonia grupo 1, Calidad: M: mala; R: regular; B: buena. Presentación: A: afloramiento, V: veta, B: bloques, N: nódulos.

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mediante un tema de puntos superpuesto mediante SIG con otras capas de información, como la hoja geológica Monumento Natural Bosques Petrificados disponible a escala 1:250.000 (Panza 2001), el mapa geomorfológico disponible para el sector del Cañadón La Primavera a escala 1:50.000 (Gómez y Magnin 2008). Esto permitió la asignación de cada cantera a una formación geológica. En el campo también se registró evidencia arqueológica en depósitos secundarios (depósitos que cubren niveles de pedimento, depósitos de conos aluviales o de planicies aluviales), que permite plantear que algunos sectores de dichos depósitos fueron utilizados como fuentes de aprovisionamiento. La evidencia está constituida principalmente por núcleos sobre los nódulos y bloques que presentan lascados aislados y artefactos con altas proporciones de corteza. Si bien las densidades artefactuales son bajas e intermedias, lo que caracteriza a los depósitos secundarios utilizados como fuentes es su continuidad marcada en el registro (Ericson 1984; Magnin 2010; Hermo et al. 2014). Las evidencias de uso efectivo aparecen como aumentos focales en la densidad de artefactos en extensiones grandes de estos depósitos. Por ejemplo, a lo largo de los tramos de transecta que atraviesan estos sectores, la alta continuidad en la dispersión de evidencia hizo necesario cambiar la estrategia de muestreo. En lugar de avanzar en una transecta hasta “detectar” un sitio de alta densidad y proceder a su delimitación y muestreo (muestreo adaptativo sensu Orton 2000), allí se realizaron registros regulares de superficies pequeñas del terreno (ver Magnin 2010). Siguiendo el mismo procedimiento que con las fuentes primarias, la localización de GPS de los sectores con evidencias de extracción más claras (altas densidades de material que incluye indicadores de las primeras etapas de reducción lítica) fueron representadas como un tema de puntos en el SIG y superpuestas a la información geológica y geomorfológica (Figura 1). Otros sectores de estos depósitos, con evidencia espacialmente discontinua de elementos testeados y muy baja densidad artefactual, fueron tratados como fuentes potenciales. Las medidas de extensión máxima de las fuentes primarias se determinaron usando los puntos extremos de los afloramientos tomados con GPS en el campo y midiendo su distancia luego en laboratorio. En cambio, no se pudieron establecer límites para las fuentes secundarias por tratarse de evidencia dispersa en grandes extensiones, que tornó imprecisa la delimitación de los sectores concretos dentro de cada uno de los depósitos que fueron usados como fuentes de aprovisionamiento.

Respecto de la litología, para cada cantera se consignó la identificación realizada a partir de la descripción macroscópica, que en algunos casos se complementó con la caracterización mediante cortes petrográficos. En cuanto a los depósitos secundarios, para estimar la diversidad de litologías presentes, junto con la información registrada en el campo se aplicó el trazado de las cuencas de drenaje locales que actuaron como captadoras de rocas (Carballido 2000-2002; ver metodología en Magnin 2011). Para ello se asume que las rocas presentes en las diferentes formaciones geológicas dentro de los límites de esas cuencas fueron transportadas naturalmente y depositadas en la parte baja de estas últimas (Figura 1). Finalmente, se completó la descripción de las fuentes indicando la calidad para la talla, definida como mala, regular y buena (siguiendo los lineamientos de Aragón y Franco 1997) y su forma de presentación, ya sea en afloramientos, vetas, bloques, o nódulos.

LAS FUENTES DE MATERIA PRIMA DE LA PRIMAVERA

A continuación realizamos una puesta en común de las fuentes conocidas en el área de estudio (Figuras 1 y 2) y de la información existente sobre la procedencia de materias primas, tomando como unidad de análisis las cuencas de drenaje (Figura 1). Los datos respecto de nombres de canteras o depósitos, formación geológica sobre la que se emplaza, litologías presentes, extensión, calidad de la materia prima y presentación se resumen en la Tabla 1. Fuentes primarias

1- La Cantera del Gris (CDG) se localiza sobre la Fm. Baqueró, según el mapa geológico (Panza 2001). Es un afloramiento de sílice gris claro algo verdoso en forma de filón que mide aproximadamente 260 m × 20 m y se localiza 2,2 km al sur de Cueva Maripe. Sobre él fueron registrados negativos de lascado, y junto al filón se encontraron núcleos. En algunos sectores de este extenso afloramiento se observaron planos de fractura internos que propician el desprendimiento de clastos por acción de la meteorización. Con base en las observaciones realizadas, su calidad puede establecerse como mala a regular, con algunos sectores del filón donde la calidad es buena (Magnin 2010). 2- La Cantera del Rojo (CDR) constituye un asomo de ignimbritas de la Fm. Chön Aike en una ventana erosiva dentro del basalto Las Mercedes, cuyas

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granos y presencia de inclusiones, características que inciden en la calidad para la talla en sus diferentes sectores (que varía entre mala y muy buena). La determinación mediante corte petrográfico de una muestra procedente de esta cantera permitió clasificarla como Ignimbrita Silicificada Grupo 1 (ISG1) (Hermo 2008; Hermo y Lynch 2015). Se registran negativos de lascado directamente sobre el filón, lo que, sumado a los productos de talla circundantes, permite interpretar este sitio como una canterataller donde se realizaron las primeras etapas de descortezamiento y obtención de materia prima (Hermo 2008, 2009). 3- La Cantera del Verde (CDV) está constituida por un afloramiento de brecha volcánica silicificada, de excelente calidad para la talla (Hermo 2008) Figura 2. Fuentes de materias primas localizadas en el área de estudio. A) CDR, Cantera del Rojo; B) CF4, Cantera F4; C) CDG, Cantera del Gris; D) CP, Cantera Platense; E) CDV, Cantera del cuyas coloraciones Verde; F) CR, Cantera Rocky; G) D9, Cantera D9; H) Depósitos: K4-K3, K3-K2, K2-K1, J2-J1 y CB. predominantes son el verde y el marrón (con tonalidades diferentes), y que corresponde a la rocas presentan diferentes grados de silicificación Fm. Baqueró, localizada 6,2 km al nornordeste de (Hermo 2008). Se ubica a 11,3 km hacia el suroesCueva Maripe. Se trata de un pequeño afloramiente de Cueva Maripe. Las litologías predominantes to que no supera los 5 m2 de extensión, aunque a incluyen ignimbritas y lavas riolíticas silicificadas, través de observaciones de campo se determinó que cuyas tonalidades son comúnmente rojizas, pero las rocas de esta unidad continúan de manera subatambién existen amarillas, castañas y violáceas. florante por debajo de las rocas de las Fm. Baqueró/ Tal variabilidad es extensible a otros atributos, Bajo Grande que constituyen la lomada aledaña. El tales como el grado de silicificación, tamaño de

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análisis de corte petrográfico permitió clasificarlo como una variedad de roca silícea incluida en el grupo 3 (RSG3). En torno al afloramiento y a favor de la pequeña pendiente se extiende un área con notoria presencia de artefactos tallados, que incluye la utilización de otras materias primas que no afloran en las inmediaciones (Hermo 2008). 4-La Cantera F4 (CF4) se localiza 2 km al noroeste de Cueva Maripe, en una pequeña ventana de erosión sobre el basalto La Mercedes, según la hoja geológica (Panza 2001), que deja ver un asomo de la Fm. Baqueró, portadora de sílices. Presenta indicios fuertes de aprovechamiento: núcleos muy grandes con lascados aislados, lascas primarias de tamaños grandísimos y alta densidad de desechos. Su color varía entre castaño y amarillo. La forma de presentación es de nódulos subangulosos grandes, de buena calidad para la talla, que denotan la ausencia de transporte (Magnin 2010). 5-La Cantera Platense (CP) es un filón de rocas silíceas localizado a 4,4 km al sursudoeste de Cueva Maripe que se extiende unos 1250 m2 de extensión aproximadamente y pertenece a la Fm. Chön Aike. El color de la roca es castaño-rojizo, con partes de color negro y blanco. Este filón presenta negativos de lascado que indican que fue usado como fuente de materias primas. Su forma de presentación es parecida a CDG, aunque sus dimensiones y la densidad de desechos en sus alrededores son menores y la materia prima presenta mejor calidad (Magnin 2010). 6- La Cantera Rocky (CR) se localiza 200 m al oeste de Cueva Maripe. Emplazada sobre Chön Aike, está constituida por ignimbritas riolíticas subaflorantes. El análisis de corte petrográfico de una muestra procedente de CR permitió clasificarla como Ignimbrita Silicificada grupo 2 (ISG2). Esta roca, cuyo color predominante es el castaño oscuro, se encuentra muy silicificada y posee gran dureza, pero se considera de buenas condiciones para la talla. Su extensión es de 3500 m2 (Hermo 2008, 2009). 7-En el sector denominado D9 y localizado a 5,7 km al oeste sudoeste de Cueva Maripe, se halla un crestón de ignimbrita riolítica de 10000 m2 de extensión, de color predominantemente rojo con corteza rosada, correspondiente a la Fm. Chön Aike. Alrededor de este se registra una extensa y densa distribución de artefactos de sílice rojo. Entre los numerosos desechos de talla se encontraron algunos de tamaños grandísimos y con reserva de corteza. Si bien no se detectaron negativos de lascado sobre el afloramiento, la gran cantidad de artefactos

no formatizados registrados in situ permite plantear como hipótesis que este sitio funcionó como cantera de aprovisionamiento y taller (Magnin 2010). Depósitos secundarios

En el caso de las fuentes secundarias, estas se registraron tanto en depósitos que cubren niveles de pedimentos (denominadas K4-K3, K3-K2) como depósitos de planicies y conos aluviales (J2-J1, K2K1)2 y depósitos de remoción en masa (CB). Todas estas se localizan entre 3,2 y 4,6 km al noreste de Cueva Maripe (Tabla 1 y Figura 1). Estos tipos de depósitos se caracterizan por presentar rodados subangulosos a redondeados, de gran variabilidad en las materias primas y calidades para la talla. En cuanto al tamaño, en todos los sectores se registraron rodados grandes (de tamaños mayores a 10 cm de diámetro), particularmente en los depósitos de conos aluviales. Las litologías presentes corresponden a las formaciones Basaltos Las Mercedes, Alma Gaucha, Chön Aike, Baqueró, Bajo Grande y Monte León, las cuales afloran dentro de la cuenca de drenaje 1 correspondiente con el Cañadón La Primavera y Zanjón de La Mora (ver Figura 1) (Magnin 2011). Según el análisis de cortes petrográficos, algunas de las variedades de rocas que se hallan en el depósito LP-P1 corresponden a las variedades Ignimbrita silicificada grupo 1 (ISG1), Ópalos grupo 1 (PG1) y Calcedonia grupo 1 (CG1).

DISCUSIÓN Y PERSPECTIVAS ANALÍTICAS

Las prospecciones realizadas en la localidad La Primavera permitieron ubicar una importante y variada cantidad de fuentes de materias primas líticas que las sociedades de cazadores-recolectores que ocuparon el Macizo del Deseado utilizaron. Los estudios de campo, junto con la información geológica y geomorfológica (Panza 2001; Gómez y Magnin 2008), el análisis de muestras de mano y las observaciones de cortes petrográficos al microscopio, junto con la gestión de datos en SIG, permitieron determinar fuentes inmediatamente disponibles (accesibles en un radio de alrededor de 10 km del sitio sensu Bayón y Flegenheimer 2004) y locales (en un radio de hasta 60 km) para la mayoría de las materias primas registradas arqueológicamente. Los estudios realizados ponen a disposición información que permite discutir algunos tópicos de importancia para definir las líneas a seguir en nuestras investigaciones arqueológicas acerca de la disponibilidad y uso de rocas.

Variabilidad y distribución de fuentes de materias primas líticas en el Macizo del Deseado (Santa Cruz, Argentina) La distribución y abundancia de materias primas

La geología regional del Macizo del Deseado determina la presencia de numerosos sectores en los que se encuentran disponibles materias primas líticas. Así, la Fm. Chön Aike es la que más se destaca por su volumen, distribución areal, y por estar principalmente compuesta por ignimbritas (90% de los afloramientos), con subordinados depósitos volcaniclásticos retrabajados y tobas de caída asociadas, que se intercalan con lavas, diques y domos riolíticos (Pankhurst et al. 1998, 2000; entre otros). En el área de estudio, las fuentes asociadas a esta formación son CDR (ignimbritas silicificadas y riolitas), CR (ignimbritas silicificadas), CP y D9 (rocas silíceas) (Figura 1). Otras rocas silíceas y calcedonias útiles para la manufacturas de artefactos tienen su origen principalmente en los rellenos hidrotermales o en las silicificaciones producidas durante el Jurásico medio a superior. El magmatismo y el alto gradiente térmico que originaron a las rocas de la Fm. Chön Aike, entre otras, también desarrollaron una importante actividad hidrotermal que dio lugar a la formación de depósitos epitermales de oro y plata de sulfuración baja a intermedia. Estos depósitos se caracterizan por ser muy ricos en minerales del grupo de la sílice, que se presentan como relleno de cavidades que conforman vetas y brechas, y como reemplazos de rocas preexistentes que conforman silicificaciones. Asociados a estos depósitos hay abundantes ocurrencias de tipo hot spring (Guido y Schalamuk 2003; Guido y Campbell 2011), que constituyen las porciones más someras de los sistemas geotermales que formaron los depósitos epitermales. Estos están representados principalmente por depósitos silíceos en superficie (sinter), depósitos carbonáticos en superficie (travertinos) y sectores de reemplazos superficiales (mantos de calcedonia). Por lo tanto, la amplia variabilidad de rocas de calidad para la talla tiene su origen en la riqueza silícea de las formaciones Jurásicas que conforman el Macizo del Deseado y que se extienden por la PSCA (véase asimismo Skarbun 2011; Skarbun y Páez 2012). Con base en esta información podemos afirmar que la alta disponibilidad de materias primas líticas fue un factor de importancia en la conformación de un entorno atractivo para las poblaciones humanas desde los primeros momentos de ocupación del área (Cattáneo 2004; Hermo 2008; Magnin 2010; Miotti 1998; Skarbun 2011, entre otros). Otras materias primas, como la andesita, el basalto, el gabro/diabasa y las maderas petrificadas,

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también tienen procedencia local, aunque su disponibilidad es más restringida (Magnin 2010, 2015). En cambio, la obsidiana no presenta fuentes locales conocidas de la variedad negra que se observa en el registro arqueológico. Otros estudios regionales sugieren que sus orígenes geológicos pueden ser asignados al área de Pampa del Asador, que constituye la fuente de obsidiana más cercana para otros sitios del Macizo del Deseado (Espinosa y Goñi 1999; Stern 1999, 2004; Belardi et al. 2006). En ese sector, el Cerro Pampa es el centro de dispersión de la obsidiana, que fue transportada por antiguos cauces siguiendo la pendiente regional hacia el este y sur, hasta depositarse junto con otros materiales en dos planicies fluvioglaciares paralelas (Pampa del Asador y Pampa de la Chispa) y un abanico aluvial que se encuentra al pie del Cerro Bayo. La obsidiana se presenta en forma de rodados con tamaños mayores cuanto más cercanos a su fuente y disminuyendo hacia el este y hacia el sur (Belardi et al. 2006), siendo los depósitos aluviales terrazados del mencionado abanico aluvial el límite este de la dispersión de los rodados de obsidiana de la Pampa del Asador (Belardi et al. 2006). Por encontrarse sus fuentes a más de 155 km de La Primavera (Magnin 2010), se infiere que la presencia de obsidiana en la localidad se debe a factores antrópicos (Hermo 2008; Hermo y Miotti 2011). Consideraciones sobre la procedencia de materias primas

La ubicuidad de formaciones portadoras de rocas tecnológicamente útiles supone una dificultad para determinar las distancias de circulación de materiales hallados en sitios arqueológicos. La posibilidad de discriminar una fuente de abastecimiento está relacionada con la existencia de un rasgo diagnóstico en la roca que lo haga reconocible, sumado a una distribución discreta y conocida en el paisaje (Bayón et al. 1999; Flegenheimer y Bayón 2008). Con respecto a esto último, los depósitos que cubren las partes bajas de las cuencas reúnen la variabilidad litológica de las rocas aflorantes, lo que amplía las posibles procedencias para materias primas usadas en la localidad (Magnin 2015). Esto contrasta con otras áreas arqueológicas en las que los estudios de estructura de recursos líticos indican una distribución regional más heterogénea (e.g., Bayón et al. 2006; Berón 2006; Ambrústolo 2012; Charlin y Pallo 2013, entre otros), y subraya la importancia que en este caso particular tiene la intensificación de las prospecciones para lograr registros muy detallados de las fuentes.

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Por otro lado, los estudios de procedencia permitieron llamar la atención sobre aquellas materias primas presentes en el registro arqueológico que podrían tener sus fuentes en sectores más acotados de la localidad La Primavera. Por ejemplo, la andesita está presente en la formación Bajo Pobre, la que constituye un área relativamente pequeña (3,67 km2) que asoma al este de la cuenca 3 (Figura 1), aunque podrían haber andesitas en forma de rodados presentes en la formación Chön Aike (Panza 2001). Por su parte, la formación Alma Gaucha tiene asimismo una extensión muy acotada en la localidad (3 km2 en la cuenca 1 y 0,2 km2 en la cuenca 4) (Figura 1) y representa una posible fuente para gabros/diabasas empleados en la confección de bolas de boleadora (véase Magnin 2010, 2015). Por su parte, las formaciones Baqueró y Bajo Grande presentan abundantes fósiles vegetales y son portadoras de xilópalo o madera petrificada, que es frecuente en el registro arqueológico (Panza 2001; Hermo 2014), pero no cuentan con canteras de aprovisionamiento confirmadas aún en la localidad. Tampoco detectamos sectores de aprovisionamiento de basalto, roca con baja frecuencia en los conjuntos artefactuales (Hermo 2008; Magnin 2010; Hermo et al. 2014), cuyas fuentes corresponderían a las formaciones Las Mercedes y Alma Gaucha (Panza 2001). Líneas analíticas a seguir

A partir de los aciertos y nuevas inquietudes que se desprenden de los trabajos aquí presentados, definimos un programa de trabajo tendiente a complementar la base regional de recursos líticos. En primer lugar, los resultados obtenidos mediante la gestión de datos en un entorno SIG llevan a continuar esta metodología de trabajo. Así, los registros georreferenciados de fuentes primarias y secundarias superpuestos a imágenes de satélite de alta resolución espacial, información geológica y geomorfológica, y la continuación del análisis de cuencas de captación de rocas constituyen procedimientos fundamentales. Esto permitirá planificar nuevos trabajos de campo para completar la base regional de recursos, definiendo el diseño de prospección adecuado para ello. Al respecto, la cuenca 1 presenta el mayor número de fuentes conocidas (cuatro fuentes primarias y cinco fuentes en depósitos secundarios); en contraste con la cuenca 2, que presenta tres fuentes primarias; la cuenca 4 (con una fuente conocida) y la cuenca 3 (sin fuentes registradas). Se prevé dirigir nuevas prospecciones

sistemáticas a las cuencas 3 y 4, las cuales han sido menos intensamente prospectadas que las cuencas 1 y 2 (Figura 1). La realización de prospecciones de gran detalle es particularmente importante para continuar estudiando el patrón de uso prioritario de materias primas no inmediatamente disponibles detectado en algunos de los sitios de la localidad (Hermo 2008; Magnin 2010, 2015; Hermo et al. 2014; Hermo y Lynch 2015). La búsqueda de fuentes aún no detectadas y el análisis de nuevos sitios permitirán contrastar ese patrón, que tiene implicancias para la interpretación general del rol de esta localidad en el esquema de poblamiento regional (Rockman 2003; Magnin 2015). También se destaca que las materias primas menos frecuentes en el registro arqueológico y menos abundantes en el paisaje presentan un potencial informativo inexplorado. En tal sentido, se plantea la necesidad de dirigir prospecciones a sectores de afloramientos concretos buscando evidencias de canteo de basalto, andesitas y gabros/diabasas. Del mismo modo, los depósitos secundarios relevantes en función de los estudios de cuencas de captación de rocas serán prospectados buscando evidencias de aprovechamiento de rodados de estas materias primas. En cuanto a los cambios cronológicos en el uso de materias primas, el análisis de los conjuntos artefactuales a lo largo de la estratigrafía de Cueva Maripe permitió comenzar a reconocer algunas tendencias al respecto (Hermo 2014; Hermo y Lynch 2014; Hermo et al. 2014). La realización de cortes petrográficos sobre muestras de roca de canteras que aún no fueron analizadas con esta técnica (Cantera del Gris, Cantera Platense, Cantera F4, y Cantera D9) permitirá constatar si son variedades petrográficamente distinguibles entre sí. Esta posibilidad abre una importante perspectiva de estudio, ya que su comparación con muestras de artefactos de Cueva Maripe aumentará la base empírica para estudiar las estrategias de aprovisionamiento representadas en el sitio, con la posibilidad de darles un marco cronológico. Para avanzar con el estudio de la circulación de materias primas desde el sector cordillerano (i.e., Pampa del Asador), resulta importante realizar análisis de procedencia de obsidianas presentes en conjuntos artefactuales, tanto de superficie como en estratigrafía, de la localidad estudiada. En este sentido, se propone la realización de análisis geoquímico por elementos mayoritarios, minoritarios y de tierras raras con el objetivo de reconocer improntas

Variabilidad y distribución de fuentes de materias primas líticas en el Macizo del Deseado (Santa Cruz, Argentina)

geoquímicas características que permitan encontrar asociaciones entre las muestras locales con alguna de las fuentes conocidas (Stern 1999, 2004), aplicando técnicas estadísticas tales como análisis bivariado (coeficiente de correlación Pearson) y multivariado (componentes principales y función discriminante, entre otros) (Bustillo et al. 2012). La aplicación de esta metodología, nueva para la localidad, se hará extensiva a las demás variedades de rocas, y permitirá cotejar las caracterizaciones realizadas mediante cortes delgados.

PALABRAS FINALES

Hasta aquí hemos expuesto nuestros avances en el estudio de la base de recursos líticos mediante la descripción y localización de las fuentes de materias primas conocidas y la definición de formaciones de donde pueden provenir otras materias primas que aparecen en el registro arqueológico. La puesta en común de los resultados obtenidos a lo largo de estos años nos permitió generar una nueva perspectiva sobre el estudio de la complejidad de la distribución de los recursos líticos en ambientes con alta disponibilidad. A partir de lo expuesto antes se puede comprender la importancia que tienen el registro y el análisis espacial muy detallado, ya que permiten ampliar el rango de preguntas acerca de la diversidad de estrategias tecnológicas accesibles desde la evidencia arqueológica. Nuestros resultados, junto con otros esfuerzos similares (Cattáneo 2002, 2004; Skarbun 2011; Skarbun y Páez 2011), permitirán complementar el conocimiento de la distribución natural de las rocas que fueron usadas como materias primas para la fabricación de herramientas. Si bien dista de ser un panorama acabado de la geología regional y su utilidad para las sociedades de cazadores-recolectores, nos permite proponer estrategias que permitirán avanzar en estos estudios

Agradecimientos

Tanto los trabajos de campo como los de laboratorio se desarrollaron principalmente con la ayuda de pobladores de la meseta santacruceña, amigos y compañeros de trabajo. Agradecemos a todos ellos. Agradecemos también a los evaluadores anónimos del manuscrito. Este trabajo fue subsidiado por ANPCyT- PICT 1552 y 176; CONICET-PIP 264 y 207; UNLP- PI 665 y PPID N003.

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Notas 1.- Los límites superiores de los intervalos para los valores de densidad son de 6,78E-03 artefactos/m2 para las densidades altas, 6,29E-04 para las intermedias y 6,76041E-05 para las bajas (Magnin 2010). 2.- Las denominaciones dadas a estos depósitos corresponden en la mayoría de los casos a los tramos de las transectas según el diseño de prospección planteado en Magnin (2010). La fuente K2-K1 corresponde a LP-P1 en Hermo (2008).

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Disponibilidad, circulación y uso de materias primas líticas en las cuencas de los lagos Tar y San Martín (provincia de Santa Cruz, Argentina) Silvana Espinosa, Juan. B. Belardi, Gustavo Barrientos, Patricia Campan y Alejandro Súnico Recibido 1° de diciembre 2014. Aceptado 23 de junio 2015

RESUMEN

Los artefactos líticos de la cuenca de los lagos Tar y San Martín fueron manufacturados sobre una importante variedad de rocas de diferente génesis. Se presentan las fuentes y lugares de proveniencia de rocas locales (toba silicificada verde y basalto). Se interpreta la circulación y uso de estas conjuntamente con otras alóctonas como la obsidiana de la Pampa del Asador y la limolita de lago Cardiel, con el fin de conocer acerca del uso del espacio por parte de las poblaciones cazadoras recolectoras. La ocurrencia de artefactos de sílice obedecería a la presencia local de nódulos, aunque su diversidad sugiere el empleo de otros de proveniencia desconocida. El paisaje arqueológico indica la existencia de diferentes formas y vías de circulación de rocas, tanto en la escala regional como suprarregional, y el equipamiento tanto de espacios como de individuos, lo que sugiere redundancia y planificación en el uso del espacio. Se manifiesta el uso no restringido de aquellas rocas de disponibilidad local, particularmente en relación con el tamaño de las piezas, aunque han tenido una circulación espacialmente acotada. Esto difiere del uso dado a las rocas alóctonas. Así, la disponibilidad de rocas, la circulación y el uso de artefactos líticos muestran tendencias y patrones que permiten modelar las formas de uso del espacio por parte de las poblaciones cazadoras recolectoras a lo largo del Holoceno en diferentes escalas espaciales. Palabras clave: Disponibilidad de rocas; Circulación; Estrategias de aprovisionamiento; Patagonia; Cazadores-recolectores.

ABSTRACT

AVAILABILITY, CIRCULATION AND USE OF LITHIC RAW MATERIALS IN THE BASINS OF TAR AND SAN MARTIN LAKES (SANTA CRUZ PROVINCE, ARGENTINA). Lithic artifacts from Tar and San Martín lake basins (Santa Cruz, Argentina) were made on a variety of rocks. In order to improve our knowledge about landscape use patterns by past hunter-gatherer populations from this region, we present the sources, distribution and patterns of use of local (green silicified tuff and basalt) and non local rocks (obsidian from Pampa del Asador and siltstone from Cardiel lake). Siliceous rocks artifacts were probably made on locally available nodules, although their diversity suggests that they could come from some other unknown Silvana Espinosa. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA). Unidad Académica Río Gallegos. Campus universitario. Piloto Rivera y Av. Gregores (9400), Río Gallegos. Santa Cruz, Argentina. E-mail: [email protected] Juan. B. Belardi. UNPA. Unidad Académica Río Gallegos. CONICET. Campus universitario. Piloto Rivera y Av. Gregores (9400), Río Gallegos. Santa Cruz, Argentina. E-mail: [email protected] Gustavo Barrientos. CONICET. División Antropología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, Paseo del Bosque s/n° (1900), La Plata, Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] Patricia Campan. UNPA. Unidad Académica Río Gallegos. Campus universitario. Piloto Rivera y Av. Gregores (9400), Río Gallegos. Santa Cruz, Argentina. Email: [email protected] Alejandro Súnico. UNPA. Unidad Académica Río Gallegos. Campus universitario. Piloto Rivera y Av. Gregores (9400), Río Gallegos. Santa Cruz, Argentina. Email: [email protected] Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2: 101-111. 2015. ISSN 1666-2105 Materias primas líticas en Patagonia. Copyright © Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA - Argentina

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sources. The archaeological landscape indicates the existence of different lithic raw material exploitation and  circulation patterns on a regional and supraregional scales, as well as both individual and place provisioning strategies, which suggests some levels of redundancy and planning in landscape use. Local raw materials have been used widely, particularly in relation with artifact sizes, but their circulation seems to have been rather restricted, which contrasts with the circulation patterns of non local rocks. It is concluded that the availability of raw materials and their spatial distribution exhibit patterns and trends that allow modeling the landscape use at different spatial scales by hunter-gatherer populations during the Holocene. Keywords: Rock availability; Circulation; Provisioning strategies; Patagonia; Hunter-gatherers.

INTRODUCCIÓN

La región de las cuencas de los lagos Tar y San Martín se encuentra en el suroeste de la provincia de Santa Cruz (49° 7´ S, 72° 11´ O), a aproximadamente 300 msnm (Figura 1). Sus límites están dados por el Campo de Hielo Sur al oeste; hacia el norte, por la meseta de San Adolfo / Cardiel Chico; y hacia el sur, por las pampas y mesetas que las comunican con el lago Viedma. Las cuencas se ubican en el extremo occidental del eje de circulación natural para las poblaciones humanas que es el valle del río Chalía, que corre en sentido oeste-este, y próximas también a otro importante eje de circulación, en dirección norte-sur, como es el largo corredor sobre el que se emplaza la Ruta Nacional N° 40. Además, sobre la margen este del lago Tar, desembocan los ríos Tar y Meseta (al norte y sur, respectivamente), que comunican con las mesetas de San Adolfo y Cardiel Chico y con la margen norte del lago Viedma. Las investigaciones tuvieron como objetivo principal conocer y evaluar los patrones de poblamiento cazador-recolector y la circulación de estos grupos y bienes desde momentos iniciales de poblamiento (ca. 10.000 años AP) hasta el Holoceno tardío -últimos 2500 años AP-, momento en el que se ve una mayor intensidad de las ocupaciones y una integración plena de los distintos ambientes de la región. La identificación de las características del paisaje arqueológico regional ha sido la base de estas exploraciones (Belardi et al. 2010). Aquí se presentan las fuentes y lugares de proveniencia de rocas locales aptas para la manufactura de artefactos -toba silicificada verde y basaltos- y se la integra con la información sobre el uso de rocas de fuentes alóctonas, como la obsidiana de la Pampa del Asador (Espinosa y Goñi 1999) y la limolita del lago Cardiel (Belardi et al. 2015). Asimismo, se reconoce la ocurrencia de artefactos en variedades de rocas silíceas, que obedecería a la presencia local de nódulos, a pesar de que su diversidad sugiere el empleo de otros de procedencia desconocida. Se busca resumir resultados previos

e integrar nueva información dentro de un marco que permita identificar tendencias y patrones en la circulación y uso de materiales líticos con el fin de ampliar la discusión sobre el uso de estas cuencas por parte de las poblaciones cazadoras recolectoras.

EL APROVISIONAMIENTO DE ROCAS Y EL USO DEL ESPACIO

Se ha sostenido que los aspectos sociales y económicos de una sociedad están reflejados en la tecnología lítica (entre otros, Binford 1979; Ericson 1984; Bamforth 1986; Shott 1986; Nelson 1991). Dado que el análisis del uso del espacio es un objetivo principal en este trabajo, el estudio de la organización tecnológica (Nelson 1991) brinda una estructura que contempla la variabilidad de los conjuntos líticos, la cual abarca tanto el uso específico de un instrumento como la organización de todo el sistema cultural (Carr 1994). Para entender la obtención de materias primas y la producción de artefactos es fundamental establecer la estructura de la base regional de recursos minerales (Ericson 1984). La localización espacial de las fuentes de abastecimiento de materia prima lítica, que resulta en puntos fijos del espacio, puede abordarse a partir del análisis desde una perspectiva de mosaicos (Kelly 1995) y habilita la discusión sobre la movilidad de las poblaciones y de la circulación de las rocas utilizadas. No obstante, existen condicionamientos a la disponibilidad; por ejemplo, la forma en que las rocas se presentan en el paisaje, ya sea en fuentes primarias o secundarias, y la distancia respecto de los lugares donde serán utilizadas. Se denomina fuente primaria a aquella en la que el material aparece en forma de manto o filón, mientras que aquella en la que el material ha sido transportado por un agente natural es la fuente secundaria (Nami 1985, 1992). En la selección de las materias primas también inciden las propiedades para la talla y los modos de acción específicos. Por otra parte, la disponibilidad de rocas puede verse afectada por la forma en que

Disponibilidad, circulación y uso de materias primas líticas en las cuencas de los lagos Tar y San Martín (provincia de Santa Cruz, Argentina)

los grupos humanos se organizan. La manera de utilizar el paisaje regional o el grado de movilidad condiciona la percepción de la distancia a la fuente de aprovisionamiento (Ingbar 1994; Jones et al. 2003; Thacker 2006). Así, las estrategias de aprovisionamiento propuestas por Kuhn (1995) son pertinentes ya que se relacionan con el transporte de los artefactos o el aprovisionamiento de espacios, cuyo retorno es planificado. En la primera estrategia, los individuos transportan consigo la materia prima a través de artefactos manufacturados. Esta situación prevé la disponibilidad de herramientas al momento de uso. Por su parte, la estrategia de equipamiento del espacio busca proveer de instrumental a los lugares donde sea necesario utilizar artefactos para actividades extractivas o de procesamiento de recursos, sin recurrir al acarreo continuo. En consecuencia, el conocimiento de la ubicación y accesibilidad a los recursos líticos permite sortear momentos de estrés (Kuhn 1989). Frente a esta situación, por ejemplo, dificultades en el acceso debido a fluctuaciones climáticas o a la estacionalidad, se generan expectativas arqueológicas centralizadas en el abandono de piezas con potencial de reactivación. También, podría suceder que no se plantee el riesgo de pérdida del recurso; no obstante, la adquisición de la materia prima lítica podría estar diferida espacial y temporalmente al momento de uso del instrumental. Aquí las expectativas arqueológicas proponen el descarte de las piezas, evidenciado por altos índices de fractura, ausencia de potencial de reactivación de filos y falta de estandarización de los artefactos (Franco 2004). Ahora bien, estos argumentos deben ser evaluados en un determinado contexto geográfico. En este sentido, Borrero (2004) ha propuesto que aquellos espacios que, como las cuencas lacustres andinas, configuran callejones sin salida, podrían considerarse marginales sobre la base de un uso discontinuo respecto de núcleos poblacionales ubicados hacia el este. Estos últimos están localizados en vías de circulación intensa o, al menos, más intensa que los primeros o se encuentran próximos a ellas. Desde esta perspectiva, se espera que, ante condiciones de marginalidad, los conjuntos artefactuales presenten, ante todo, bajas tasas de depositación (Borrero 2004) y que sobre la base del uso discontinuo de estos espacios, los grupos humanos lleguen provistos de materia prima y/o de productos finales (sensu Kuhn 1995). Ello implica el descarte de artefactos de materias primas alóctonas y con evidencias de intensa utilización. A la vez, en espacios utilizados de forma más redundante se espera registrar su equipamiento.

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El conocimiento de la disponibilidad local de rocas aptas para la talla habría llevado al incremento en las tasas de depositación y, una vez incorporados los espacios a circuitos de movilidad imperantes, se habría reducido el equipamiento de los individuos y, por lo tanto, se observaría un decrecimiento en la depositación de artefactos de rocas alóctonas. A la vez, la disponibilidad local de rocas deriva en el predominio de estrategias expeditivas (sensu Bamforth 1986). Bajo estas condiciones, se podría pensar en sectores que, si bien marginales, permitieran un uso planificado hacia su interior (por ejemplo, logístico –sensu Binford 1981–). Por lo tanto, las condiciones de marginalidad se expresarían de variadas maneras según las diferentes posibilidades de articulación entre los sectores y, en una escala mayor, con otros espacios.

METODOLOGÍA

El espacio fue segmentado para su análisis según los diferentes ambientes: estepa, bosque y ecotono estepa-bosque; y por sectores altitudinales: bajos (fondo de cuenca o valle) y altos (mesetas). Los sectores bajos se localizan entre 270 y 400 msnm, y se caracterizan por presentar una estepa arbustiva y herbácea; y comprenden un sector intermedio de hasta los 700 msnm, que se destaca por la presencia de estepa graminosa; finalmente, los sectores altos, sobre 700 msnm, donde también predomina la estepa graminosa y el semidesierto asociados a los Plateau basálticos (Ramos y Kay 1991). La creciente desertificación de la región, ya informada hace más de medio siglo por Aüer y Cappannini (1957), determina buenas condiciones de visibilidad arqueológica en la estepa, que favorecieron la implementación de una metodología distribucional para la recuperación del registro arqueológico. Desde esta perspectiva, se llevaron a cabo transectas así como excavaciones en sitios a cielo abierto y abrigos rocosos. La intensidad de las ocupaciones se analizó sobre la base de densidades y tasas de depositación de artefactos (Belardi et al. 2010; Espinosa et al. 2013). El análisis tecnológico lítico siguió los lineamientos propuestos por C. Aschero (1975, rev. 1983) y se tomaron en consideración el estado de conservación, la clase artefactual, las materias primas y los tamaños de los desechos de talla enteros. Además, a los efectos de analizar la presencia de clastos mayores como fuente de aprovisionamiento directo de materiales líticos, se llevaron adelante muestreos mediante transectas en los distintos

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ambientes. Especialmente, a lo largo de los arroyos y ríos en la vertiente sur del lago San Martín (Espinosa et al. 2009), ubicada en los sectores bajos, con el objetivo de analizar los clastos mayores como fuente de aprovisionamiento directo de materia prima lítica. Los cursos de agua tienen sus nacientes en los cerros inmediatamente circundantes a la zona de estudio, por lo que la composición de las fracciones clásticas es un reflejo fiel de la litología regional, la que se describe a continuación (Súnico 2007).

LA REGIÓN Y SU LITOLOGÍA

Las cuencas de los lagos Tar y San Martín (Figura 1) han sido principalmente modeladas por la acción glaciaria; tienen una orientación noroeste-sudeste y están circundadas por diferentes sistemas de morenas (Bonarelli y Nágera 1921; Aüer y Cappannini 1957; Rabassa y Coronato 2002). Se destaca una importante diferenciación ambiental que incluye semidesierto y estepa arbustiva (mesetas San Adolfo, Cardiel Chico y alrededores del lago Tar y del cerro Cach Aike), estepa graminosa (lago San Martín), ecotono bosque-estepa y bosque (caracterizado por la presencia de Nothofagus, en el oeste del lago San Martín y en las penínsulas, Maipú y Chacabuco) (Bamonte 2012). En la actualidad, la estepa graminosa abarca la mayor porción de la margen norte del lago San Martín, incluyendo sectores de la península Chacabuco y la bahía La Lancha. Asimismo, parte de estas dos últimas está ocupada por un estrecho ecotono bosque-estepa y bosque. La litología aflorante en el área de estudio se compone principalmente por las vulcanitas jurásicas denominadas Complejo El Quemado (Fossa Manzini et al. 1938), coronadas por las sedimentitas marinas cretácicas de la Formación Río Mayer y/o la Formación Cachaike. El Complejo El Quemado posee una gran distribución areal, ya

que se extiende desde la margen septentrional del lago Buenos Aires hasta el monte Stokes (Panza y Haller 2002). Se halla compuesto principalmente por potentes coladas lávicas de color rojizo gris y gris verdoso con intercalaciones de tobas de caída de colores gris verdoso y verde. En el área de estudio las rocas se presentan estratificadas y componen casi la totalidad de la península Maipú. La composición litológica es descripta por Riccardi (1971), quien menciona la presencia de lavas andesíticas, dacíticas y riodacíticas y de piroclastitas de color gris verdoso o verde que se diferencian en areniscas volcánicas y tobáceas, tobas vítreas, tufitas, ignimbritas, brechas y aglomerados volcánicos. Las rocas se hallan fuertemente silicificadas y son frecuentes las vetas, venillas y rellenos de oquedades de cuarzo, ópalo y sílice sin diferenciar, de colores blanco, gris verdoso y verde. Los afloramientos del Complejo El Quemado comienzan a interrumpirse a la altura de la Estancia El Castillo (margen sur

Figura 1. Ubicación de la región de estudio, sectores relevados y sitios arqueológicos.

Disponibilidad, circulación y uso de materias primas líticas en las cuencas de los lagos Tar y San Martín (provincia de Santa Cruz, Argentina)

del lago San Martín), donde están cubiertos por las sedimentitas marinas cretácicas (Arbe 2002). En la zona de la Cascada del río Elena afloran lutitas de la Formación Río Mayer de color gris oscuro con concreciones esféricas, en forma de disco y con formas redondeadas irregulares (Espinosa y Súnico 2008). Las morenas glaciarias se hallan dispuestas en los márgenes sur y norte de los lagos San Martín y Tar, ya sea como remanentes de morenas laterales o como depósitos morénicos terminales, que marcan los distintos episodios glaciarios. Estos depósitos se caracterizan por una notoria heterogeneidad litológica y una mala selección, ya que se pueden hallar clastos de dimensiones mayores al metro. En estos depósitos se observaron abundantes clastos mayores totalmente alterados y, en algunos casos, completamente reemplazados por óxidos de hierro (limonita) de color amarillo, ocre y pardo, los cuales pudieron haber sido utilizados como pigmentos (Súnico 2007).

DISPONIBILIDAD DE MATERIAS PRIMAS LÍTICAS

A lo largo de un eje comprendido por el lago San Martín y las nacientes del río Chalía, existen dos grandes áreas con diferente disponibilidad de materias primas. La primera comprende desde la margen sudoeste de dicho lago hasta las nacientes del río Chalía. Las rocas disponibles provienen principalmente de los sedimentos glacifluviales, de las sedimentitas cretácicas y de los afloramientos y mantos lávicos básicos que coronan las mesetas. En consecuencia, los basaltos y andesitas del Terciario son las rocas con mayor disponibilidad y aptitud para la talla. La segunda área se ubica al oeste, donde dominan principalmente los afloramientos de rocas que conforman el Complejo El Quemado. Las texturas, durezas y grado de silicificación e incluso el ambiente geológico en el que se formaron permiten suponer una amplia disponibilidad o posibilidad de hallazgo de guijarros aptos para la talla. En este sector, se encuentran rocas y silicificaciones en vetas y vetillas, así como areniscas y concreciones provenientes de las sedimentitas cretácicas. Por último, en ambas áreas existen clastos constituyentes de los depósitos glacifluviales, de características óptimas para la manufactura (Espinosa y Súnico 2008). En este marco se destaca el istmo de la península Maipú, donde se registraron tobas dacíticas verdes y gris verdosas de grano muy fino y lutitas negras (Espinosa y Súnico 2008; Espinosa et al. 2009). Se ubicó allí una fuente primaria de toba silicificada de color verde y de dacita, ambas contenidas en el

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mismo filón. Los artefactos manufacturados con estas rocas (N = 411) se presentan con mayor frecuencia en inmediaciones de esta fuente, en los sectores denominados Médanos (N = 137) y Lagunas (N = 274) (Espinosa et al. 2009). En el sector Lagunas, se encuentra una cantera-taller de toba silicificada verde en la que se evidencia la extracción de formas base, sobre una superficie total de 1150 m². En una escala más amplia, la tendencia observada es de una abrupta disminución de las frecuencias hacia el lago Tar al este y la margen norte del lago San Martín. Por el contrario, la distribución de artefactos de dacita se presenta de manera homogénea, debido a que la disponibilidad de esta roca no está restringida al filón mencionado sino también en forma de guijarros localizados en toda la región. Por otra parte, las erupciones volcánicas ocasionaron derrames de basalto durante el plegamiento de la cordillera, en el período Terciario, y dieron lugar a las mesetas ubicadas al norte y al sur de la región de estudio. Estos derrames de basalto actúan como un manto, y a la vez están superpuestos por cantos rodados sueltos. En las proximidades de los cráteres, como el cerro Cach Aike, cerro Pana, cerro Moro, se observa la penetración de los derrames basálticos en las formaciones sedimentarias, en forma de capas intrusivas (Súnico 2007). Esto, a su vez, genera una oferta de guijarros de diferentes calidades para la talla. Así, se ha registrado un taller de basalto en la meseta de San Adolfo (950 msnm), que cubre una superficie de 250 m². Se han identificado, macroscópicamente, siete variedades de basalto (P. Tiberi, comunicación personal, junio 2014). El conjunto artefactual (N = 104) no contiene productos finales sino fundamentalmente desechos de talla (98,07%) y sólo dos núcleos (1,92%). Los tipos angulares, los tamaños mediano-pequeños y la presencia de corteza (32%) en los desechos reflejan las primeras etapas y la baja inversión de energía en el proceso de manufactura. Por otra parte, en el sector medio de la meseta que separa a esta cuenca del lago Viedma, en inmediaciones de la laguna El Pajonal (750 msnm), existe un extenso paredón de roca ígnea (Sitio Laguna El Pajonal 1), en el que se registraron paneles con motivos rupestres grabados, y en el talud, concentraciones de artefactos líticos y restos arqueofaunísticos. Sobre el techo del farallón se relevó una cantera taller de basalto (N = 110) en la que se observaron, también macroscópicamente, 10 clases de basaltos de granulometría media (P. Tiberi, comunicación personal, junio 2014). Esto cubre una superficie de 150 m². El conjunto está compuesto por desechos de talla (91,8%), núcleos, nódulos y artefactos formatizados (biface, cepillo

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y punta de proyectil) que completan el 8% restante. El Pajonal 1 presenta cronologías del Holoceno tardío (2900 años AP y 1300 años AP) (Espinosa y Belardi 2014). En estas mesetas se han observado, además, guijarros y tabletas de rocas silíceas como calcedonia y madera silicificada (Belardi et al. 2013). Recientemente, se observaron nódulos tabulares de toba en torno al lago Cardiel Chico. En la margen norte del lago San Martín no se reconocieron fuentes de aprovisionamiento de materia prima, aunque en términos potenciales podría contemplarse el arroyo de las Minas y los ríos Fósiles y Caracoles. Finalmente, en el sector fondo de cuenca se llevaron a cabo transectas que no arrojaron información sobre fuentes de aprovisionamiento. No obstante, al tratarse de depósitos morénicos, exponen clastos de litología heterogénea disponibles en cicatrices de erosión y en las terrazas fluviales; sin embrago, se encuentran totalmente alterados no siendo aptos para la talla. Respecto de las rocas alóctonas, la Pampa del Asador (entre 900 y 1100 msnm) –ubicada a 150 km hacia el noreste– es la fuente principal de obtención de obsidiana. Esta roca, de origen volcánico y excelente calidad para la talla, se presenta en forma de guijarros entre 20 y 100 mm de lado, redepositados sobre una extensa superficie de, al menos, 250 km² (Espinosa y Goñi 1999; Stern 1999; Cassiodoro et al. 2015). Por otra parte, en la porción norte del sector denominado Cañadones, al oeste del lago Cardiel (270 msnm) –a 70 km al noreste del lago San Martín-, existen afloramientos y depósitos de limolita. Sobre las playas y paleoplayas del lago Cardiel se registraron clastos redepositados de hasta 30 cm de longitud, que conforman una fuente secundaria (Belardi et al. 2015). En este punto, conociendo la proveniencia de la amplia diversidad de rocas empleada para la manufactura de los artefactos en las cuencas San Martín y Tar y de las zonas mesetarias circundantes, es posible evaluar el aprovisionamiento y el uso de las materias primas líticas.

LA INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA. TENDENCIAS DEL REGISTRO EN LA CUENCA DE LOS LAGOS SAN MARTÍN Y TAR

Las rocas más utilizadas en la manufactura de artefactos han sido obsidiana, silíceas y basaltos; se trata de rocas de disponibilidad local, a excepción

de la obsidiana y la limolita, como recién se mencionara. Entre las rocas de grano fino hay una gran variedad de materias primas silíceas: calcedonia, ópalo, jaspe, madera silicificada, toba silicificada, dacita, lutita. Respecto de los artefactos, se destacan, en primer lugar, los desechos de talla, y especialmente de obsidiana. Cabe señalar que esta situación probablemente se deba a que la roca, a diferencia de otras, produce altas frecuencias de desechos durante la talla, lo que no implica que haya sido utilizada con mayor intensidad. La obsidiana ha sido utilizada principalmente en la manufactura de puntas de proyectil. Los basaltos se han empleado en la manufactura de piezas de tamaños grandes, en una clase particular de piezas bifaciales en la meseta de San Adolfo, todas fracturadas (Espinosa y Belardi 2014), además de núcleos. Entre las clases artefactuales el grado de estandarización es bajo; las tendencias generales indican una asociación entre piezas de tamaños grandes y rocas de granulometría gruesa, por ejemplo, manos de moler, molinos, bolas de boleadora, raederas. Al descomponer el conjunto general en los sectores altitudinales y ambientales señalados, se observa que en los sectores bajos -fondo de cuenca y ecotono estepa-bosque- se ha hecho uso de diversas rocas, mientras que en el bosque y en las mesetas ha sido más restringido. En este sentido, las ocupaciones de carácter residencial y campamentos intermedios (Binford 1980), ubicados en los fondos de cuenca y en el ecotono, grafican un espacio equipado para el desarrollo de actividades extractivas o de procesamiento de recursos (Figuras 2 y 3). A su vez, la amplia variedad de rocas utilizadas en el fondo de cuenca tiene una distribución homogénea. Se ha postulado que este sector tiene un uso mayormente residencial. Este es el caso de las márgenes este y sureste del lago Tar y alrededo­res del cerro Cach Aike, donde se presenta una mayor intensidad de ocupación respecto de la registrada en el lago San Martín. Esta situación responde a la ubicación más próxima a vías naturales de fácil circulación, que conectan las mesetas de San Adolfo y Cardiel Chico con la costa norte del lago Viedma y a una estacionalidad menos marcada de estos sectores bajos (Belardi et al. 2009); esta es la ruta seguida que mejor sostiene el ingreso de los artefactos de limolita y obsidiana. Así, en la estepa, los sectores de fondo de cuenca provistos de lugares protegidos como los médanos y grandes bloques rocosos habrían estado ocupados durante todo el año. La obtención de las materias primas líticas habría sido relativamente sencilla, dada la alta disponibilidad y fácil acceso a ellas, tanto en

Disponibilidad, circulación y uso de materias primas líticas en las cuencas de los lagos Tar y San Martín (provincia de Santa Cruz, Argentina)

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Materias primas

60 estepa valle estepa meseta ecotono

50

bosque

%

40

30

20

10

Núcleos granito

jaspe

madera

arenisca

andesita

lutita

toba

limolita

riolita

dacita

opalo

toba verde

70

calcedonia

obsi

basaltos

80

silíceas

0

Figura 2. Distribución porcentual de materias primas líticas en las cuencas de los lagos San60Martín y Tar. 50

norte de bahía La LanchaFigura 1), las frecuencias de materias primas se mantienen constantes en toda la secuencia. En estos sitios, se destaca también el uso de obsidiana a través de los desechos de talla, raspadores y artefactos bifaciales, entre ellos, principalmente, puntas de proyectil. Se ha registrado, además, una baja frecuencia de núcleos de dacita y piezas de toba, ambas de disponibilidad local. Adicionalmente, el registro de superficie de las inmediaciones refleja todas las etapas de la manufactura lítica (Espinosa et al. 2013).

La información reseñada permite identificar que los ecotono bosque sectores más occidentales 30 son aquellos que ofrecen si20 tios bajo abrigo (Campo de 10 Blo­ques 1 y 2 –margen sur– y Alero y Cueva del Paisano 0 Desconocido –margen norte–, Figura 1), habrían funcionado como campamentos Materiasprimas Primas de los núcleos de las cuencas de Figura 3. Distribución porcentual de materias operativos (Binford 1980), los lagos San Martín y Tar. desde donde pudieron haberse articulado partidas logísticas hacia el bosque afloramientos rocosos como en lechos de los ríos y y las mesetas. en las mesetas circundantes. En la margen sur del

En el ecotono, se destacan la obsidiana, la dacita y las silíceas. La margen norte del lago San Martín presenta una variedad mayor de rocas, entre las que alcanzan frecuencias importantes las silíceas, seguramente asociadas con la disponibilidad cercana de maderas silicificadas y calcedonia en las mesetas de Cardiel Chico y San Adolfo. En el Alero y la Cueva del Paisano Desconocido (porción

riodacita

toba verde

jaspe

madera

arenisca

andesita

lutita

toba

limolita

riolita

dacita

opalo

calcedonia

obsidiana

basaltos

lago San Martín, en el Campo de Bloques (Figura 1), se han registrado mayoritariamente las instancias finales de regularización y mantenimiento de filos en artefactos de obsidiana. Sin embargo, se registra también el uso expeditivo de rocas inmediatamente disponibles, evidenciado por núcleos abandonados, caracterizados por plataformas lisas (Belardi y Campan 2009; Pallo 2009). Las frecuencias de obsidiana aumentan a lo largo del tiempo y la roca se vuelve dominante en el Holoceno tardío. La secuencia del sitio Oquedad 1 sugiere una relativa estabilidad en el tipo de actividades desarrolladas a lo largo del tiempo (Pallo 2009).

diabasa

estepa meseta

silíceas

%

estepa valle

40

Por su parte, las ocupaciones en el bosque y en las mesetas reflejan un uso específico en cada ambiente, destinados los sectores altos a la captura de presas y a la obtención de rocas y/o pigmentos (Belardi et al. 2013). El bosque se destaca por conjuntos de baja frecuencia –con casos de eventos de talla en toba– y riqueza artefactual, donde mayoritariamente se han aprovechado rocas de disponibilidad local. Los desechos de talla son de tamaños pequeños y muy pequeños, con talones no preparados y, entre los artefactos formatizados, predominan las raederas y raspadores. Esto sustenta la hipótesis de una estrategia de equipamiento de individuos que, junto con la baja tasa de depositación artefactual y la marcada estacionalidad del bosque, indican que es un espacio usado marginalmente; no obstante, la ocurrencia de la cantera de toba silicificada verde y dacita en el istmo de la península Maipú fundamenta la singular alta frecuencia de una misma roca en el sector. En este sentido, se proponen ocupaciones esporádicas y el

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ingreso de individuos equipados. El uso de hemiguijarros de obsidiana como forma base de artefactos se relaciona con el transporte de nódulos como una estrategia conservada (Nelson 1991). Esto implicaría el conocimiento previo de la dificultad de circulación más hacia el oeste, en cercanías del Campo de Hielo Sur (Belardi y Carballo Marina 2014). En las mesetas, por su lado, se destacan los basaltos, luego las silíceas y la obsidiana y proporciones menores de rocas locales de granos medios (dacita, riolita, toba). Se ha descripto el caso del taller localizado en la meseta de San Adolfo (ver Disponibilidad de materias primas líticas). Asimismo, un aspecto tecnológico que colabora en la evaluación de las estrategias de aprovisionamiento de rocas es el relevamiento de los núcleos (N  =  274) (Figura 3). Para ello se registró su presencia tanto en los conjuntos artefactuales de superficie como en estratigrafía, y en todos los espacios estudiados. Se presentan en diversas rocas, aunque se destacan los de materias primas locales como toba, toba silicificada verde y silíceas; son multidireccionales, sólo el 23% está agotado y son fundamentalmente aquellos recuperados en estratigrafía. En la estepa se encuentran las frecuencias más altas, lo cual sustenta el carácter residencial de las ocupaciones, la cercanía a las vías óptimas de acceso a los sectores altos, donde se han obtenido las rocas silíceas y los basaltos. No obstante la amplia distribución de núcleos y algunos nódulos en rocas silíceas, hasta el momento no se ha detectado ninguna cantera en estas cuencas; solamente se observaron guijarros de madera silicificada y calcedonia en la meseta del Cardiel Chico. Ahora bien, dados los altos porcentajes relativos de núcleos en tobas y dacitas, disponibles localmente, principalmente en el sector occidental, se considera que esta representación similar de los núcleos de silíceas permite pensar en la disponibilidad y distribución ubicua de guijarros. Respecto de las rocas alóctonas, tanto la obsidiana como la limolita se encuentran distribuidas de forma relativamente homogénea en todos los sectores y en baja frecuencia. No se han registrado núcleos de limolita en el bosque. Ambas situaciones son esperables en el uso de estas rocas, cuyas fuentes se ubican en cuencas alejadas.

CONSIDERACIONES FINALES

El paisaje arqueológico de las cuencas de los lagos Tar y San Martín está caracterizado por concentraciones de altas frecuencias de artefactos en

puntos singulares del espacio. La evidencia sugiere que la intensidad en el uso decrece des­de el este hacia el oeste, lo que sustenta la hipótesis de marginalidad regional (Borrero 2004; Belardi el al. 2010). Las canteras y talleres de toba silicificada verde y basaltos cubren superficies acotadas que contrastan notablemente con la fuente de obsidiana de Pampa del Asador y la limolita del lago Cardiel. Asimismo, están localizadas en espacios cercanos o inmediatamente vecinos a sitios de actividades múltiples. En este sentido, queda evidenciado que el aprovisionamiento de materias primas líticas es una tarea planificada dentro de la circulación de las poblaciones cazadoras. La distribución diversa de dichas rocas en los espacios de uso logístico permite pensar en usos también diferentes en cada una de las márgenes del lago San Martín. La accesibilidad a las rocas silíceas y a los basaltos de grano fino o lutitas no presenta dificultades. El aprovisionamiento debió estar dentro de las tareas habituales de los grupos que residían en los fondos de cuenca. Por el contrario, la circulación hacia y por la margen sur implicó la planificación del uso de un tool kit y el aprovisionamiento y uso expeditivo de rocas locales de menor calidad. El uso sostenido de obsidiana puede ser considerado como una respuesta al conocimiento del riesgo de no contar con rocas de excelente calidad para la manufactura de una clase artefactual específica, de diseño confiable. Por otra parte, el menor descarte de núcleos en la meseta del Cardiel Chico debe estar asociado a actividades focalizadas en la obtención de presas, en un espacio que se presenta muy transitado (Belardi et al. 2013) pero de uso estrictamente estacional. Se ha presentado aquí la información sobre materias primas líticas de manera integrada y en relación con los espacios de aprovisionamiento. La oferta local de rocas aptas para la talla, el conocimiento de otras de procedencia alóctona y la circulación e intensidad de uso en los diferentes ambientes y sectores analizados llevan a sostener la circulación planificada de las poblaciones cazadoras. Las ocupaciones del Holoceno tardío con mayor carácter residencial, como las relevadas sobre la margen este del lago Tar y en torno al cerro Cach Aike, estarían incluidas dentro de circuitos con mayor intensidad de circulación, tanto desde las mesetas ubicadas hacia el norte y sur como desde los espacios localizados hacia el centro-este del actual territorio de Santa Cruz (Belardi et al. 2013). En este sentido, la hipótesis de marginalidad propuesta para el área puede discutirse y, en consecuencia, es posible evaluar el papel de estas

Disponibilidad, circulación y uso de materias primas líticas en las cuencas de los lagos Tar y San Martín (provincia de Santa Cruz, Argentina)

cuencas como un espacio utilizado alternativamente en momentos de disminución de la humedad en los espacios ubicados hacia el este.

Agradecimientos

Al Lic. Pedro Tiberi por los comentarios realizados y por la confección de la Figura 1. A los evaluadores por sus oportunas observaciones que ayudaron a clarificar la presentación. A los dueños y personal de las estancias. Las investigaciones en los lagos San Martín y Tar fueron financiadas a través de los proyectos PIP-CONICET 0418, 0422 y 0622; UNPA A/183/2, A/213, 29/A245 y 29/A304-1.

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Materias primas líticas y su utilización en las cuencas de los ríos Chico y Santa Cruz (provincia de Santa Cruz, Patagonia argentina) Nora Viviana Franco, Pablo Ambrústolo y Lucas Vetrisano Recibido 1° de diciembre 2014. Aceptado 17 de junio 2015 RESUMEN

En este trabajo se sintetizan y actualizan los resultados de los relevamientos de materias primas líticas realizados en el extremo sur del Macizo del Deseado, el curso medio del río Chico y en diferentes sectores de la cuenca del río Santa Cruz. Se presentan las variables registradas, así como las razones de las modificaciones introducidas en la metodología de su relevamiento a lo largo del tiempo. Los resultados se integraron en una base de datos que posee un correlato de muestras de mano, identificadas en casos seleccionados mediante cortes delgados. Se realizaron análisis geoquímicos sobre algunas muestras. La información obtenida da cuenta no sólo de las características macroscópicas de las materias primas, sino también de su forma de presentación, dispersión en el espacio y visibilidad. Estos datos se utilizan para evaluar los cambios en el registro arqueológico y sus implicaciones en relación con el comportamiento humano. Palabras clave: Cazadores-recolectores; Materias primas líticas; Sur del Macizo del Deseado; Cuenca del río Chico; Cuenca del río Santa Cruz.

ABSTRACT

RAW MATERIALS AND THEIR UTILIZATION IN THE CHICO AND SANTA CRUZ RIVER BASINS (SANTA CRUZ PROVINCE, ARGENTINE PATAGONIA). The purpose of this paper is to present a summary of the results obtained in raw material samplings which took place in different localities within the southern end of the Deseado Massif, the middle Chico river basin and the upper and lower Santa Cruz river basin. Variables considered as well as modifications introduced in the methodology through time are described. Results obtained were introduced into a data base, which has a correlative set of hand samples that, in selected cases, were identified through thin sections. In some cases, geochemical analyzes were carried on. Data acquired inform us about the macroscopical characteristics of raw materials, their availability, spatial dispersion and visibility. This information is used to analyze changes in the archeological record and their implications for human behavior. Keywords: Hunter-gatherers; Lithic raw materials; Southern Deseado Massif; Chico river basin; Santa Cruz river basin.

Nora Viviana Franco. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU). Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Saavedra 15, 5° piso (1083), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] Pablo Ambrústolo. CONICET. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad de La Plata, Museo de La Plata, Paseo del Bosque s/n (CP 1900), Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] Lucas Vetrisano. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Saavedra 15, 5º piso (CP 1083), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2: 113-123. 2015. ISSN 1666-2105 Materias primas líticas en Patagonia. Copyright © Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA - Argentina

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N. V. Franco et al. - Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2 (2015) 113-123 INTRODUCCIÓN

En los últimos años, los estudios relacionados con la evaluación de las formas de aprovisionamiento de materias primas líticas por parte de grupos cazadores-recolectores y su integración dentro de sus estrategias de subsistencia se han desarrollado con gran énfasis tanto a nivel nacional como internacional (e.g., Bamforth 1986; Bellelli 1988; Hayden 1989; Nami 1992; Bousman 1993; Espinosa et al. 2000; Franco 2002, 2004; Cattáneo 2004; Hermo 2008; Skarbun 2009; Ambrústolo 2011; Franco et al. 2011, 2012). De acuerdo con Hayden (1989), los recursos líticos se presentan en concentraciones localizadas, por lo que involucran costos de búsqueda, aprovisionamiento y procesamiento. Dichos costos están en relación con su distribución, disponibilidad y accesibilidad (sensu Haury1995). La acción de procesos glaciarios o fluviales en un determinado espacio, tal como el que nos ocupa, puede extender la disponibilidad de estos recursos. Debido a esto, algunas materias primas tendrán una amplia dispersión, mientras que otras se encontrarán más localizadas. Durante la etapa de exploración (sensu Borrero 1994-1995), las poblaciones humanas necesitaron tiempo para conocer la disponibilidad y distribución de los diferentes recursos presentes en espacios que desconocían (e.g., Rockman 2003; Franco 2004). En el caso de las materias primas líticas, el conocimiento detallado de su disponibilidad puesto en relación con el registro arqueológico nos proporcionará una vía de acceso a la comprensión de los procesos de incorporación humana de distintos ambientes.

METODOLOGÍA

A los efectos de dar cuenta de la disponibilidad de materias primas líticas se hicieron muestreos sistemáticos, los que se complementaron con muestreos asistemáticos en sectores puntuales en los que existían limitaciones de tiempo para su realización. En todos los casos se utilizó la misma metodología y se registraron las mismas variables. Al realizar estos relevamientos es importante distinguir entre los distintos tipos de fuentes potenciales de aprovisionamiento lítico, ya que cada una de ellas demanda una particular inversión de tiempo y energía para la obtención de materia prima. Para distinguir entre los diferentes tipos de fuentes existentes, utilizaremos los criterios definidos por Church (1994). Las fuentes primarias son

los afloramientos de roca; mientras que las fuentes secundarias son el material erosionado proveniente de una fuente primaria (por ejemplo, depósitos formados por guijarros o material presente en aluviones y taludes); y las fuentes terciarias, los conjuntos de artefactos líticos reclamados por poblaciones que ocupan el espacio, con posterioridad a su primer descarte. Con la finalidad de dimensionar los costos antes mencionados, se configuró una metodología exploratoria de análisis de la estructura de recursos líticos (sensu Ericson 1984) en una escala espacial amplia (Franco y Borrero 1999). Las razones de la aplicación de esta metodología, que tiene en cuenta el tiempo de búsqueda en lugar de la superficie involucrada para evaluar los costos, han sido reseñadas en Franco y Borrero (1999) y en Franco (2004), por lo que no se entrará en detalles aquí. Dicha metodología estaba destinada a evaluar la variabilidad en las fuentes secundarias de materias primas, las cuales eran las más abundantes en el área de trabajo en ese momento. La metodología utilizada se ha ido complejizando a lo largo del tiempo –con la incorporación de variables tales como grado de redondeamiento, etc., ver infra)–, con la finalidad de efectuar estimaciones más precisas en el estudio de las estrategias de aprovisionamiento y utilización de recursos líticos. Por el momento, los análisis se han focalizado en los estudios de costo-beneficio, aunque se debe evaluar aún el efecto de variables tales como el volumen y la presencia de aristas. Por otra parte, a medida que se localizaron fuentes primarias potenciales de aprovisionamiento lítico, estas fueron incorporadas en el análisis. El primer paso en el relevamiento consiste en seleccionar los espacios a ser muestreados sobre la base de la información geológica, considerándose para esto aquellas materias primas de calidad adecuada para la talla y/o presentes en el registro arqueológico (Franco y Borrero 1999). Debido a que la información geológica se genera a una escala mayor que la humana, en cada uno de los espacios que se presentan como homogéneos desde el punto de vista geológico (una misma formación o grupo, por ejemplo), se realizan muestreos en diferentes sectores con el objetivo de dar cuenta de la variabilidad presente en escalas espaciales más pequeñas. Por otra parte, y a modo de control, algunos espacios se muestrean en más de una ocasión y en distintos momentos del año (Franco y Borrero 1999). Dentro de cada fuente potencial de aprovisionamiento seleccionada, se establece un tiempo de

Materias primas líticas y su utilización en las cuencas de los ríos Chico y Santa Cruz (provincia de Santa Cruz, Patagonia argentina)

trabajo en el que se recorren diferentes sectores y se registra la presencia de las materias primas líticas de mejor calidad para la talla. Las rocas de calidad regular o mala se registran sólo en los casos que presenten altas frecuencias y/o en los que aquellas se hayan identificado en el registro arqueológico del área. Aunque la cantidad de personas involucradas y el tiempo utilizado varíen, en todos los casos la información se expresa –aplicando una regla de tres compuesta– como la muestra obtenida por dos personas en diez minutos, a fin de facilitar la comparación de las frecuencias obtenidas entre fuentes (Franco 2002, 2004). Las variables relevadas se basan en información suministrada por talladores e investigadores. En los primeros muestreos, las variables consideradas fueron: tipo de materia prima, calidad para la talla (sensu Aragón y Franco 1997), tamaño (diámetro o eje máximo), color y forma de presentación (guijarros achatados, por ejemplo), tomándose en todos los casos fotografías del contexto (Franco y Borrero 1999). Estas variables se incorporaron a una base de datos unificada. Adicionalmente, se recogieron muestras de tamaño suficiente para: 1) conservar una muestra de mano que permitiera su identificación macroscópica por un geólogo (en nuestro caso, el Dr. Aragón) y comparaciones con artefactos; 2) realizar cortes delgados en ejemplares seleccionados; y 3) efectuar análisis geoquímicos. Esta metodología de registro de fuentes de aprovisionamiento permite obtener una aproximación respecto de la relación entre el tiempo involucrado en la búsqueda de rocas aptas para la talla –de calidades para la talla buenas a excelentes– y los resultados de dicha búsqueda en diferentes espacios. Esto permite estimar qué fuentes poseen un mayor rendimiento en términos de costo-beneficio y, entonces, comparar la disponibilidad y accesibilidad de los recursos líticos en diferentes regiones (Franco y Borrero 1999). A lo largo del tiempo, la aplicación de esta metodología ha llevado a generar una litoteca que unifica la información obtenida en los análisis (descripción macroscópica, de cortes delgados y análisis geoquímicos cuando correspondiera) con las muestras de mano provenientes de cada espacio muestreado. Como mencionamos, con el transcurso de las investigaciones se efectuaron mejoras en la metodología. En este sentido, resultaba de interés evaluar, por ejemplo, la posible interacción entre el método de talla y la forma del nódulo, el volumen de materia prima de calidad adecuada para la talla en cada nódulo y la presencia de superficies, aristas y/o ángulos aprovechables. Las variables incorporadas a lo largo del tiempo fueron las siguientes: las

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medidas máximas de los tres ejes ortogonales de cada ejemplar (largo, ancho y espesor en el caso de bloques; ejes mayor, menor y altura del guijarro); la productividad (entendida como el porcentaje de materia prima aprovechable en el nódulo, evaluada en relación con la presencia de impurezas, planos de debilidad y grado de homogeneidad en la silicificación, cf. Franco et al. 2011); y presencia de redondez (diferenciándose entre bloque y rodado, careciendo este último de aristas). En el caso de fuentes primarias fue necesario adaptar la metodología. A efectos de dar cuenta de las variaciones en su calidad, se toman muestras en distintos sectores del afloramiento, tratando de maximizar la representación de la cobertura de la superficie total visible. Las variables relevadas son: clasificación macroscópica de la materia prima, calidad para la talla, color y productividad del afloramiento (estimada sobre la base del porcentaje de muestras de diferente calidad tomadas en el campo [Franco et al. 2014a]).

RESULTADOS

La mayoría de los resultados obtenidos en cada una de las áreas han sido publicados (e.g., Franco y Borrero 1999; Franco 2002, 2004; Franco et al. 2012, 2014a). Realizamos aquí una síntesis de ellos a escala espacial amplia, dando cuenta en primer lugar, de las características de las materias primas– tipo de roca, tamaño, calidad y productividad– y de la existencia de variaciones en la facilidad de localización y obtención de ellas. Sintetizamos luego la información ya disponible sobre la forma de explotación de las materias primas presentes en cada uno de los espacios, así como las evidencias de presencia de materia prima alóctona. Las áreas analizadas son: el extremo sur del Macizo del Deseado, la cuenca del río Chico, la margen norte del río Santa Cruz, el norte de Lago Argentino y el sur de la cuenca del río Santa Cruz, en sus cursos superior e inferior (Figura 1). Disponibilidad de materias primas 1. El extremo sur del Macizo del Deseado

El Macizo del Deseado es una región morfoestructural con importantes evidencias de actividad volcánica durante el Jurásico (De Giusto et al. 1980). En ella hay numerosas venas minerales que proporcionan materias primas de excelente calidad para la talla (e.g., Panza et al. 1998; Panza y Haller

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Figura 1. Áreas analizadas: 1. Extremo Sur del Macizo del Deseado; 2. Cuenca del río Chico; 3. Margen norte del río Santa Cruz; 4. Norte de lago Argentino; 5. Sur de la cuenca del río Santa Cruz (curso superior); 6. Sur de la cuenca del río Santa Cruz (curso inferior). Principales localidades y sitios arqueológicos: A: Cerro Ventana; B. Fuente de Pampa del Asador; C. Fuente de 17 de Marzo; D. Localidad arqueológica La Gruta; E. Localidad arqueológica La Martita; F. Localidad arqueológica Viuda Quenzana; G. Localidad arqueológica Yaten Guajen; H. Localidad arqueológica El Soiego; I. Sitio arqueológico Chorrillo Malo 2; J. Sitio arqueolígico Río Bote 1.

2002; Miotti y Salemme 2003; Cattáneo 2004; Echeveste 2005; Hermo 2008; Skarbun 2009). Las rocas silíceas, que son abundantes, están presentes en el Grupo Bahía Laura, dentro de sus formaciones Chon Aike y La Matilde. Estas comprenden ignimbritas jurásicas, tobas y venas de cuarzo con varios grados de silicificación, venillas de alteración hidrotermal y rellenos en ambientes hidrotermales (e.g., Panza et al. 1998; Schalamuk et al. 2002). Por otra parte, en la formación Baqueró se identificaron ópalos y madera silicificada (Panza et al. 1998). Nuestros trabajos se han focalizado en el extremo sur del Macizo, en las localidades de La Gruta, Viuda Quenzana, La Martita, La Barda y La Alianza, a distancias máximas de ca. 25 km entre sí. Debido a que el comienzo de nuestras investigaciones es posterior a la instalación de empresas mineras, no se

cuenta con muestreos en sectores de minas activas. En este espacio se han identificado diferentes tipos de depósitos minerales de origen hidrotermal con rocas aptas para la talla; al respecto, se destacan los sinters, los cuales se originan por la depositación de materiales silíceos en ambientes lagunares, que en algunos casos se ven afectados por procesos de brechamiento, lo que altera su textura original bandeada a una compuesta por clastos dentro de una matriz cementada (Schalamuk et al. 2002). Los resultados recientemente publicados indican que existen variaciones en la disponibilidad y calidad para la talla (sensu Aragón y Franco 1997) de materias primas silíceas (Franco et al. 2014a). Hasta el momento se han localizado fuentes primarias en La Alianza, La Barda y La Gruta, todas muy próximas entre sí, siendo el afloramiento de

Materias primas líticas y su utilización en las cuencas de los ríos Chico y Santa Cruz (provincia de Santa Cruz, Patagonia argentina)

La Alianza el que presenta materias primas silíceas de mejor calidad (Franco et al. 2014a). En La Gruta (Figura 1, D) se identificó la presencia de un sinter brechado de homogeneidad media de calcedonia beige, que presenta sectores con rocas buenas y muy buenas. Recientemente, se localizaron también sinters y brechas silíceas de distribución muy acotada y disponibilidad de materia prima de calidad variable para la talla en La Gruta, aunque no se cuenta aún con resultados cuantificados de los muestreos. En términos generales, teniendo en cuenta tanto fuentes primarias como secundarias, el sector con rocas de mejor calidad (de muy buena a excelente) es Viuda Quenzana (Figura 1, E), donde se identificaron calcedonia, ópalo, y madera silicificada y otras rocas silíceas (Franco et al. 2012, 2014a). Estas se presentan, en algunos casos, altamente localizadas. La productividad es también mayor en el área de Viuda Quenzana que en La Gruta (Franco et al. 2012). En lo que se refiere a la dispersión de las materias primas en el espacio, cabe señalar que mientras algunas de ellas presentan una dispersión amplia, en otros casos esta es más localizada, como sería el caso de los sinters, brechas y otros depósitos de ambiente hidrotermal o hotsprings (Echeveste 2005). En nuestro caso, se han identificado hotsprings en Viuda Quenzana, con una extensión no mayor a 200 x 300 metros y sin caracteres que los hagan visibles desde lejos. Las variaciones en la visibilidad de los afloramientos traerían aparejadas consecuencias en su velocidad de incorporación a los circuitos de movilidad de las poblaciones humanas. Por otra parte, en lo que se refiere a la disponibilidad y calidad de la materia prima, la comparación de nuestros resultados con los obtenidos más al norte (Hermo 2008; Skarbun 2009; Ambrústolo 2011) sustentan la idea de la existencia de una gran variabilidad en la estructura de recursos líticos en el Macizo. Estos indican que la productividad es mayor en los sectores localizados al norte, tanto en el interior –en el área de la localidad arqueológica La María– como en el sector costero –sur de la ría del Deseado– (Franco et al. 2011).

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del neck o cuello volcánico conocido como Cerro Ventana (Panza et al. 2005, Figura 1, A). Se identificó la presencia de rocas silíceas de muy buena calidad con características macroscópicas similares a las recuperadas en el Grupo Bahía Laura dentro del Macizo del Deseado. Se trata en su mayoría de guijarros pequeños, con diámetros medios cercanos a los 55 mm (Franco et al. 2014a). Recientemente se ha ubicado una fuente secundaria de obsidiana negra geoquímicamente indistinguible de la de Pampa del Asador (Figura 1, B) entre el cauce del río Chico y el sur del Macizo del Deseado, en la localidad de 17 de Marzo (Franco et al. 2014b). Se trata de guijarros de muy pequeñas dimensiones; el ejemplar de mayor tamaño recuperado es de 45 mm de diámetro (Figura 1, C). 3. La margen norte del río Santa Cruz

Los mantos volcánicos que cubren este espacio están cortados por distintos cañadones que corren en sentido norte-sur y desembocan en el río Santa Cruz (Panza y Franchi 2002). Los basaltos que los conforman no presentan, en general, calidad adecuada para la talla. Sin embargo, son frecuentes las dacitas, de muy buena a regular calidad, y se han identificado también diabasas y riolitas (Franco et al. 2007). Las calcedonias translúcidas, de muy buena a excelente calidad, se han recuperado como guijarros durante muestreos asistemáticos en la desembocadura de los cañadones, aunque se presentan en muy bajas frecuencias y tienen diámetros máximos comprendidos entre 25 y 50 mm (Franco et al. 2014a). De acuerdo con la información geológica, sería posible encontrar guijarros aislados de rocas silíceas de características semejantes a las del Macizo del Deseado en la Formación Pampa Alta (Panza et al. 2005), al oeste de nuestra zona de estudio. Hasta el momento, estos no han sido recuperados en los muestreos. Por otra parte, se espera la presencia de rocas silíceas sedimentarias –diferentes a las disponibles en el Macizo del Deseado– en espacios ubicados hacia el este de nuestros muestreos o en sectores muy acotados y difíciles de localizar dentro de los basaltos.

2. La cuenca del río Chico

El río Chico, ubicado al sur del Macizo del Deseado, se origina en la zona cordillerana y pudo haber transportado rocas procedentes de este espacio, especialmente en momentos de mayor caudal que el actual (Panza et al. 1998). A los efectos de comenzar a evaluar su potencial de transporte, se realizaron muestreos de rocas en proximidades

4. El norte de Lago Argentino

De acuerdo con la bibliografía geológica sintetizada por Franco (2002), al oeste de este espacio se encuentran dacitas que formarían parte del Complejo El Quemado (Fossa Mancini et al. 1938). Los basaltos, en tanto, forman parte de depósitos

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pleistocénicos ubicados al sudoeste de las nacientes del Lago Viedma (Kraemer 1986). La presencia de restos de madera silicificada fue mencionada por Feruglio (1944-1945) en la margen derecha del arroyo El Guanaco, y Platnizky (1938) menciona la presencia de nódulos de calcedonia en la formación Man Aike, entre el curso inferior del río La Leona y el Cañadón de los Potros, con tamaños inferiores a los 30 mm. Por otra parte, los granitos y diabasas pueden hallarse al oeste (Kraemer 1986). Los muestreos realizados en cotas bajas y altas han señalado la presencia de basaltos y dacitas, entre los que predominan las calidades buena y muy buena. Las distintas variedades de dacita (gris clara y oscura, beige, blanca, verde y negra) provendrían del Complejo El Quemado. La diabasa aparece también en distintos depósitos morénicos en este espacio. Finalmente, se efectuaron hallazgos asistemáticos y aislados de nódulos de rocas silíceas –menores a 40 mm de diámetro– y de madera silicificada –de 115 mm de diámetro– (cf. Franco 2002). 5. El sur de la cuenca del río Santa Cruz

Al igual que en el caso anterior, la dacita local forma parte del Complejo El Quemado (Fossa Mancini et al. 1938). Estas rocas podrían encontrarse también como parte de los conglomerados de la Formación La Anita. De acuerdo con Feruglio (1944-1945), en el Brazo Sur son frecuentes las rocas ftaníticas, las cuales no pudieron ser localizadas. Los basaltos se encuentran en Sierra Baguales (Furque 1973). Por otra parte, Furque menciona la presencia de troncos silicificados en la margen derecha del arroyo Calafate. Los muestreos de materia prima en esta área han indicado la presencia de dacitas de diferente calidad, de las cuales, la mejor es la variedad gris, que se encuentra en muy baja frecuencia (Franco 2002, 2004). Esta materia prima fue identificada por cortes delgados por el Dr. E. Aragón. Las calcedonias translúcidas se han recuperado en el curso del río Centinela, probablemente procedentes de rellenos de vesículas volcánicas. En la costa sur del Lago Argentino se han recuperado pequeños nódulos de calcedonia translúcida de origen sedimentario de acuerdo con los análisis geoquímicos realizados (Franco y Aragón 2004). Los trabajos efectuados en la cuenca inferior del río Santa Cruz recién iniciados muestran la presencia de dacitas de calidad semejante a las existentes en el curso superior, entre las que se observa un predominio de aquellas buenas y muy buenas.

Estrategias de utilización de materias primas 1. El extremo sur del Macizo del Deseado

En este espacio existen evidencias de traslado de rocas desde las ocupaciones iniciales, localizadas en el sitio La Gruta 1, correspondientes a la transición Pleistoceno-Holoceno (Franco et al. 2010a, 2014a). Estas incluyen obsidiana negra y una variedad de calcedonia rojiza translúcida, presentes bajo la forma de desechos de pequeño tamaño (Franco et al. 2014a). Partiendo de la comparación del tamaño de los artefactos y del tamaño de los guijarros presentes en las fuentes, se puede considerar que durante la transición Pleistoceno-Holoceno podría haberse utilizado la fuente secundaria de 17 de Marzo. Por otra parte, durante el Holoceno inicial, el tamaño de los artefactos recuperados en distintos sitios del área (La Martita cueva 4, El Verano cueva 1, La Gruta 1 y La Gruta 2; cf. Aguerre 2003; Durán et al. 2003; Franco et al. 2014a) sugiere que para ese momento ya se conocía la fuente de obsidiana de Pampa del Asador (Stern 1999) o su fuente secundaria adyacente, localizada hasta 30 km al este de la fuente primaria (Belardi et al. 2006). La frecuencia de artefactos en esta materia prima decrece hacia el final de las ocupaciones en el área, hace ca. 300 años AP (Franco et al. 2014a). 2. La cuenca del río Chico

En este caso, los distintos sondeos efectuados en proximidades de Cerro Ventana no han presentado material en estratigrafía (Cirigliano 2013). 3. La margen norte del río Santa Cruz

Las ocupaciones humanas en estos cañadones son discontinuas, se iniciaron hace ca. 7700 años AP y la mayor intensidad de ocupación se registra entre ca. 1700 y 1100 años AP. Los estudios efectuados sugieren la realización de actividades iniciales de talla sobre dacita desde las ocupaciones más tempranas, estando la obsidiana presente en forma de lascas, núcleos e instrumentos (Franco et al. 2014a). En el Holoceno tardío se encuentran evidencias de manufactura de hojas en dacita en el cañadón Yaten Guajen (Yaten Guajen 12, ver Figura 1, G). La frecuencia de obsidiana es variable en el Holoceno tardío en sitios ubicados en los distintos cañadones, y aún no es clara su forma de incorporación al registro arqueológico del área (Franco et al. 2014a).

Materias primas líticas y su utilización en las cuencas de los ríos Chico y Santa Cruz (provincia de Santa Cruz, Patagonia argentina) 4. El norte de Lago Argentino

Las evidencias estratigráficas son escasas tanto en cotas altas como bajas; se identificó la realización de actividades iniciales de talla sobre basalto y sobre algunas variedades de dacita local. La presencia de lascas en cresta en basalto en estratigrafía en cotas bajas en El Sosiego 2 (Figura 1, H) ha permitido relacionar tentativamente estos materiales con la manufactura de hojas, cuyos núcleos son frecuentes en superficie y estimar para esta tecnología una fecha de ca. 1920 años AP (Franco 2002). Por otra parte, en cotas altas se han recuperado en estratigrafía núcleos en basalto, algunos de ellos de hojas, que alcanzan los 73 mm de dimensión máxima. Lamentablemente, estos materiales no pudieron ser datados (Franco 2002). La presencia de lascas de diabasa en superficie sugiere la formatización inicial de bolas de boleadora en este espacio. Se ha recuperado también obsidiana de color gris y negra, que podría provenir de Pampa del Asador (Stern 1999).

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2014). Concretamente, se trata de la existencia de tecnología laminar entre ca. 6200 y 4300 años AP, y la utilización del método Levallois recurrente centrípeto (Boëda1993) entre esta última fecha y los 1800 años AP (Franco y Vetrisano 2014). Estos cambios no se relacionan con la disponibilidad de materias primas. En el caso particular del inicio del Holoceno tardío, se ha identificado la existencia de tecnologías semejantes en cotas bajas y altas (entre ca. 200 y 1000 msnm) de la cuenca del río Santa Cruz, además de la circulación de materias primas entre ambos espacios (Franco 2002, 2004, 2014). En el curso inferior del río Santa Cruz, nuestras investigaciones recién han comenzado y se centralizaron en la meseta, en la margen sur del río. Ellas mostraron la utilización de dacita inmediatamente disponible hace ca. 2500 años AP (Franco et al. 2010b, 2013).

CONSIDERACIONES GENERALES 5. El sur de la cuenca del río Santa Cruz

La cuenca superior de este río es el área que cuenta con mayor cantidad de investigaciones. Las ocupaciones iniciales, datadas en el Holoceno temprano, corresponderían a la exploración (sensu Borrero 1994-1995) de este espacio por parte de cazadores-recolectores (Franco 2002, 2004). Los estudios realizados han mostrado que, a pesar de que la dacita verde es la materia prima más frecuentemente registrada en los distintos muestreos, es la dacita gris, de calidad excelente para la talla, la que se selecciona para aquellos artefactos que tienen mayor inversión en su manufactura ya desde la etapa de exploración inicial de estos espacios (Franco 2002, 2004). Por otra parte, se observan cambios a lo largo del tiempo en la incorporación de materias primas localizadas a distintas distancias de los sitios estudiados, lo que es concordante con la incorporación de nuevos espacios y con la ocupación efectiva de ellos (e.g., Franco 2002, 2004). La obsidiana negra −procedente de Pampa del Asador o de sus fuentes secundarias− está presente en toda la secuencia, y respecto de ella se han postulado diferentes formas de adquisición a lo largo del tiempo (e.g., Franco 2002, 2004, 2014). Recientemente, la ampliación de las excavaciones en el sitio Chorrillo Malo 2 (Figura 1, I) y la extensión de las investigaciones hacia el este (sitio Río Bote 1, Figura 1, J) han permitido evaluar la existencia de cambios tecnológicos (Franco y Vetrisano

El estudio de las fuentes de materias primas líticas potenciales en áreas como las que nos ocupan, con una importante acción glaciaria y fluvial, es costoso en términos de tiempo, energía y fondos. Sin embargo, los estudios realizados hasta el momento han permitido generar un panorama de las variaciones en la disponibilidad de materias primas a escala espacial amplia. Algunas de ellas se presentan más ubicuamente distribuidas, como es el caso de la dacita a lo largo de la cuenca del río Santa Cruz. En este mismo espacio, otras materias primas, tales como las calcedonias y otras variedades silíceas, parecen estar más localizadas. En el sur del Macizo del Deseado, las rocas silíceas son más abundantes, aunque parecen existir también variaciones, tales como la presencia de sinters o hotsprings altamente localizados, en algunos casos con baja visibilidad. Los estudios realizados han permitido además localizar una nueva fuente secundaria de la obsidiana negra de Pampa del Asador, al este de la fuente secundaria ya conocida. Si bien los tamaños de los guijarros registrados hasta el momento son pequeños, es necesario ampliar las investigaciones en esta fuente y así como también en los espacios comprendidos entre esta y Pampa del Asador. El hallazgo de esta nueva fuente podría cambiar nuestras interpretaciones sobre el traslado de esta materia prima −al menos para los sitios más cercanos a ella− y sobre sus condiciones de accesibilidad.

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El conocimiento de la forma de disponibilidad de diferentes materias primas ha contribuido a comprender el proceso de incorporación de distintos espacios, como ocurrió, por ejemplo, en el curso superior del río Santa Cruz. Por otra parte, es un punto de partida necesario para comprender las razones de los cambios en las estrategias seguidas por las poblaciones humanas. Sin duda, la realización de análisis geoquímicos –en los casos en que esto sea posible− será un paso necesario, así como también continuar profundizando el análisis de aquellos espacios que los estudios ya realizados han marcado como relevantes para esta problemática.

Agradecimientos

Estos trabajos fueron realizados en el marco de los proyectos PIP 356 y 447, UBACyT 01/W404 y 0664BA, y Cooperación Internacional CONICET-NSF (Resolución 1838/13). Nuestro agradecimiento a las Lics. Jimena Alberti y Victoria Fernández por su invitación a participar en este volumen. Al Dr. E. Aragón (CIG-CONICET) por su invalorable colaboración. A las autoridades de las Direcciones de Turismo y Cultura de Gobernador Gregores, Comandante Luis Piedra Buena, Puerto Santa Cruz y El Calafate. A los dueños y empleados de las estancias Chorrillo Malo, Lago Roca, Dos Lagos, Huyliche, 25 de Mayo, Río Bote, Bon Accord, Rincón Amigo, El Sosiego, La Querencia, La Angostura, La Porfía, Luz Divina, La Sofía, La Laurita, La Meseta, El Tranquilo, Bi Aike, Yaten Guajen, Güent Aike, Marta, La Rosinda, La Madame, El Verano, La Esmeralda, 17 de Marzo. A las Mineras Triton SA y Piedra Grande, quienes proporcionaron alojamiento y comida. A los dueños del hotel Cañadón León y de la Hostería Lago Cardiel (Gobernador Gregores). A la Asociación de Guías de Calafate. En particular, a los Sres. Gerardo Povazsan, Pablo Ramírez y Dr. Claudio Iglesias.

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Disponibilidad de rocas y costos de aprovisionamiento en el extremo austral de Patagonia meridional: integración de resultados en una escala regional Judith Charlin y Cecilia Pallo Recibido 21 de noviembre 2014. Aceptado 10 de junio 2015 RESUMEN

Nuestro trabajo en el sur de Patagonia meridional estuvo orientado al estudio de la disponibilidad de rocas para la manufactura de artefactos con el objetivo de evaluar las estrategias de aprovisionamiento y explotación de las materias primas líticas implementadas por los grupos humanos durante el Holoceno tardío. Nuestro foco de trabajo ha sido el campo volcánico Pali Aike (CVPA, Santa Cruz, Argentina) y áreas vecinas, sumando un total de 84 fuentes potenciales de aprovisionamiento que han sido muestreadas. El presente trabajo persigue tres objetivos: por un lado, se presenta una síntesis de los análisis petrográficos y geoquímicos realizados, y de las principales conclusiones derivadas; por otro lado, se integran los resultados sobre la abundancia, riqueza, tamaño y calidad de las rocas para la talla por fuente potencial de aprovisionamiento en una escala regional mediante un análisis de componentes principales. Finalmente, se comparan los radios de distancia implicados en la obtención de las rocas representadas en los contextos arqueológicos por sectores del espacio y se evalúa el ajuste de diferentes modelos espaciales a través de regresión múltiple. De esta forma se discuten los costos vinculados a la obtención de los recursos líticos con el fin de ofrecer una visión integrada de la movilidad y uso del espacio por parte de las poblaciones cazadoras-recolectoras que ocuparon el sur de Patagonia meridional. Palabras clave: Materias primas líticas; Disponibilidad; Costos de aprovisionamiento; Sur de Patagonia meridional.

ABSTRACT

ROCKS AVAILABILITY AND PROVISIONING COST IN SOUTHERNMOST PATAGONIA: RESULTS INTEGRATION ON A REGIONAL SCALE. Our studies about lithic raw materials availability in southernmost Patagonia pursued the aim to assess provisioning and exploitation rock strategies by hunter-gatherer populations during Late Holocene. With this objective we sampled a total of 84 lithic potential sources in the Pali Aike Volcanic Field (PAVF, Santa Cruz Province) and areas nearby. In the present study our goals are threefold: on the one hand, a synthesis of previous petrographic and geochemical studies and their main conclusions are presented. On the other hand, data about lithic raw materials abundance, richness, flaking quality and size of each potential source are integrated in a regional scale. Finally, provisioning distances by sectors are compared and the fit of different spatial models are tested using multiple regression. All these data are used to assess provisioning costs and to discuss hunter-gatherers mobility and landscapeuse in southernmost Patagonia. Keywords: Lithic raw materials; Availability; Provisioning cost; Southernmost Patagonia.

Judith Charlin. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Instituto Multidisciplinario deHistoria y Ciencias Humanas (IMHICIHU). Universidad de Buenos Aires. Saavedra 15, 5º piso (1083), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] Cecilia Pallo. CONICET. IMHICIHU. Saavedra 15, 5º piso (1083), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2: 125-138. 2015. ISSN 1666-2105 Materias primas líticas en Patagonia. Copyright © Facultad de Ciencias Sociales - UNCPBA - Argentina

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J. Charlin y C. Pallo - Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2 (2015) 125-138 INTRODUCCIÓN

El estudio de la disponibilidad de rocas ha ocupado un lugar de extrema importancia en el desarrollo de nuestras investigaciones, ya que constituye el marco de referencia para evaluar la explotación de las materias primas líticas por parte de los cazadores-recolectores que ocuparon el sur de Patagonia meridional durante el Holoceno tardío (Charlin 2009). Así, el estudio de la disponibilidad de rocas ha involucrado tres tareas fundamentales: 1. el muestreo de las fuentes potenciales de aprovisionamiento lítico; 2. la determinación petrográfica de muestras naturales y artefactuales; y 3. la realización de análisis geoquímicos. Con base en ello, nuestro trabajo se organiza de la siguiente manera: Primero, se presenta una breve síntesis de la información obtenida y los resultados alcanzados en cada una de las tres áreas recién señaladas. Luego, se resume la información sobre abundancia de tipos de roca, calidad para la talla, tamaño y riqueza por fuente potencial de aprovisionamiento lítico a través de análisis estadísticos multivariados, mostrando la relación entre casos y variables según sectores del espacio. Finalmente, se comparan las distancias implicadas en el aprovisionamiento de rocas y se evalúa el ajuste de varios modelos espaciales que dan cuenta de la cantidad de tipos de rocas que es posible obtener en función de la distancia. Nuestro objetivo general es evaluar similitudes y diferencias en el uso del espacio y la movilidad asociada con el aprovisionamiento de rocas en una escala regional de análisis, para ofrecer una síntesis e integración de viejos y nuevos datos.

SÍNTESIS DE LOS ESTUDIOS PREVIOS

Para evaluar la disponibilidad de materias primas líticas en el sur de Patagonia meridional hemos seguido la estrategia de muestreo para fuentes potenciales de aprovisionamiento lítico propuesta por Franco y Borrero (1999). Dicha técnica permite comparar la oferta relativa de recursos líticos en diferentes puntos del espacio con una base cuantitativa, registrando la cantidad de rocas aptas para la talla que un número de personas puede obtener en una unidad de tiempo establecida (minutos). Así, hemos realizado un total de 84 muestreos de roca que cubren los diferentes sectores del CVPA (valle del río Gallegos, interfluvio Gallegos-Chico y sur del río Chico), las nacientes del río Gallegos (zona de Los Morros y río Turbio hacia el NO)

y la costa nororiental del estrecho de Magallanes. En la Tabla 1 se muestran las principales variables cuantitativas que permiten evaluar el rendimiento relativo de cada fuente y, en una escala mayor, de los diferentes sectores del espacio regional. Por cuestiones de espacio solamente se incluye la proporción de RGFO y dacitas por fuente potencial de aprovisionamiento, dado que han sido las principales materias primas utilizadas para la manufactura de artefactos (ver infra el detalle sobre la medición de cada variable). Las investigaciones previas en el CVPA señalaban que la roca predominantemente utilizada para la manufactura de los artefactos líticos en los diferentes sitios del área era el basalto (Sanguinetti de Bórmida 1976, 1982, 1984; Massone e Hidalgo 1981; Nami 1984a y b, 1986, 1999; Gómez Otero 1986-1987, 1989-1990; Bird 1988; Prieto 19891990, 1997, entre otros). Por su parte, los estudios geológicos indicaban que el CVPA, el cual cubre una superficie entre 4500-3000 km² según las distintas estimaciones, estaba compuesto por basalto alcalino y basanita (Skewes 1978; D’Orazio et al. 2000; Mazzarini y D’Orazio 2003, entre otros). Los primeros muestreos de rocas que realizamos en los depósitos secundarios al SO del CVPA no mostraron la disponibilidad de nódulos de basalto en ningún caso, por lo cual nuestra hipótesis preliminar de trabajo fue que los afloramientos primarios del CVPA habrían funcionado como la principal fuente de aprovisionamiento de esta roca. Para testear esta hipótesis y gracias a la colaboración del Dr. M. D’Orazio (Departamento de Ciencias de la Tierra, Universidad de Pisa, Italia), efectuamos análisis geoquímicos sobre una muestra de 10 artefactos procedentes de distintos sectores del CVPA con el objetivo de determinar su procedencia. El conjunto de estas muestras nos brindaba una cobertura espacial amplia que nos permitía evaluar la existencia de variabilidad en los tipos de basalto utilizados en distintos sectores del CVPA. Esto era importante ya que los estudios previos de D’Orazio y coautores (2000) indicaban la existencia de tres unidades volcánicas con diferente composición geoquímica. El análisis de las muestras artefactuales fue realizado en el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Pisa. Los elementos mayoritarios fueron determinados mediante fluorescencia de rayos X, en tanto que los elementos traza fueron identificados mediante espectrometría de masa (ICPMS) (ver Tykot 2004 para una descripción de los

Disponibilidad de rocas y costos de aprovisionamiento en el extremo austral de Patagonia meridional: integración de resultados en una escala regional

Sector

N Riqueza Prop. Prop. Muestreo 1px5m Rocas aptas estand. Media tamaño DS tamaño Dacita RGFO

R. Gallegos

Loy1

R. Gallegos

Loy2

R. Gallegos

GA1

R. Gallegos

GA2

R. Gallegos R. Gallegos

68

0,59

0,97

68,05

21,70

0,71

0,04

62

0,65

0,76

81,28

17,39

0,84

0,05

15,5

0,40

1,08

74,96

17,09

0,58

0,23

17,5

0,23

0,34

69,75

23,24

0,83

0,00

GA3

21

0,33

0,46

66,50

20,22

0,44

0,01

GA4

35

0,43

0,57

82,72

24,04

0,78

0,02

R. Gallegos

PA1

8,75

0,18

1,18

60,92

22,27

0,02

0,01

R. Gallegos

PA2

7,25

0,05

0,93

81,67

29,94

0,48

0,03

R. Gallegos

PA3

19,5

0,19

1,44

71,67

25,45

0,27

0,04

R. Gallegos

PAc1

9

0,16

1,17

59,17

20,85

0,58

0,19

R. Gallegos

PAc2

8,75

0,14

0,85

55,32

11,18

0,71

0,06

R. Gallegos

PAc3

7

0,09

1,32

68,47

31,52

0,54

0,18

R. Gallegos

1MY1

2

0,00

0,71

0,00

0,00

0,13

0,00

R. Gallegos

1MY2

3

0,17

0,58

90,00

24,08

0,67

0,00

R. Gallegos

1MY3

2,5

0,20

1,26

64,88

18,57

0,30

0,10

R. Gallegos

BTR1

8

0,15

1,06

77,55

27,58

0,36

0,06

R. Gallegos

BTR2

10

0,30

0,37

87,36

31,94

0,77

0,23

R. Gallegos

CAR1

16

0,17

0,51

82,81

20,88

0,90

0,05

R. Gallegos

CAR2

18

0,44

0,67

88,26

27,01

0,61

0,28

R. Gallegos

CAR4

17

0,84

0,49

86,46

29,00

0,68

0,16

R. Gallegos

CAR5

19

0,92

1,15

83,50

18,91

0,85

0,08

R. Gallegos

CAR7

13

0,76

0,83

84,67

17,92

0,88

0,12

R. Gallegos

Z1

30

0,53

0,73

79,00

25,05

0,57

0,13

R. Gallegos

Z2

29

0,59

0,74

94,09

19,82

0,76

0,03

R. Gallegos

PB

23

0,39

0,83

61,00

17,23

0,70

0,00

R. Gallegos

IN1

20,5

0,21

1,09

74,06

17,64

0,06

0,11

R. Gallegos

IN2

13,5

0,20

1,15

63,36

13,22

0,56

0,11

Interfluvio

PKA1

28,5

0,21

0,93

103,60

31,64

0,63

0,12

Interfluvio

PKA3

40

0,44

0,79

100,60

18,26

0,60

0,04

Interfluvio

PKA4

20

0,55

1,12

121,00

27,46

0,45

0,20

Interfluvio

PKA5

39

0,31

0,91

94,21

16,06

0,15

0,15

Interfluvio

PKA6

14

0,34

0,94

80,04

12,76

0,22

0,20

Interfluvio

RR

31

0,26

1,14

82,18

16,33

0,31

0,02

Interfluvio

LC1

46

0,76

0,74

74,73

14,36

0,46

0,39

Interfluvio

LC2

26

0,46

1,77

81,79

18,77

0,46

0,23

Interfluvio

Bi

50

0,54

1,13

64,67

11,71

0,58

0,03

S Río Chico

RCH1

28,5

0,36

0,40

82,88

21,83

0,79

0,00

S Río Chico

RCH2

27,5

0,34

0,67

83,56

19,75

0,88

0,00

S Río Chico

DB1

34,5

0,22

0,60

56,48

12,95

0,71

0,00

S Río Chico

DB2

20

0,19

0,47

53,30

6,83

0,80

0,00

S Río Chico

3EN1

7,75

0,17

1,26

56,25

33,04

0,48

0,00

S Río Chico

3EN2

7

0,10

1,32

87,27

21,14

0,46

0,00

S Río Chico

3EN3

12

0,17

1,30

65,91

25,78

0,52

0,00

S Río Chico

3EN4

13,5

0,15

1,09

79,35

32,37

0,57

0,00

S Río Chico

3EN5

26

0,77

0,59

82,95

19,08

0,88

0,00

S Río Chico

3EN6

26

0,78

0,20

60,33

12,04

0,78

0,00

127

diferentes tipos de análisis geoquímicos; Charlin et al. 2010). Una síntesis de los resultados obtenidos es la siguiente: 1. Ninguna de las muestras artefactuales analizadas fue manufacturada sobre rocas del Plioceno-Cuaternario del CVPA. 2. Siete de las muestras son composicionalmente muy similares, con una distribución de elementos típica de rocas orogénicas. La identificación de un corte delgado efectuado sobre una de las muestras indicó que se trata de dacitas; en consecuencia, no se encuentran relacionadas con las rocas volcánicas de los plateau basálticos cenozoicos de Patagonia. 3. Las tres muestras restantes corresponden, cada una de ellas, a diferentes tipos de roca (dos sedimentarias y una dudosa, debido al elevado grado de alteración que presenta).

La conclusión más importante que se desprende de estos resultados es que los afloramientos primarios del CVPA no fueron utilizados como fuente de abastecimiento de basalto, a pesar de su abundante oferta (Charlin et al. 2010). Esto puede encontrarse relacionado con la baja calidad para la talla que en general presenta este tipo de basalto (siguiendo los criterios de textura de la matriz y contenido de cristales u otras heterogeneidades señaladas por Aragón y Franco 1997). Por otro lado, la distribución espacial de las muestras artefactuales analizadas mostró que la dacita (el basalto de los estudios previos) había circulado por los distintos sectores de Pali Aike (norte, centro y sur del CVPA, incluyendo sitios cercanos a la costa Atlántica, como cañadón Gap).

128

J. Charlin y C. Pallo - Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2 (2015) 125-138

S Río Chico

FRI

10

0,25

0,67

69,44

13,43

0,90

0,00

S Río Chico

FRII.1

12

0,23

1,02

69,91

26,95

0,28

0,00

S Río Chico

FRII.2

15

0,23

1,28

65,14

23,24

0,45

0,00

S Río Chico

AZ1

7,5

0,00

0,24

0,00

0,00

0,00

0,00

S Río Chico

AZ2

4

0,02

0,50

90,00

nc

0,02

0,00

S Río Chico

AZ3

6,75

0,06

1,15

50,00

13,84

0,37

0,00

S Río Chico

AZ4

4,33

0,04

0,39

67,43

18,35

0,58

0,00

S Río Chico

AZ5

8,5

0,21

0,97

49,57

8,98

0,41

0,00

S Río Chico

AZ6

1,5

0,00

1,22

0,00

0,00

0,17

0,00

S Río Chico

AZ7

19

0,26

1,30

65,35

18,35

0,55

0,00

S Río Chico

AZ8

9

0,17

1,41

49,17

13,57

0,44

0,00

S Río Chico

PAL1

6

0,29

1,15

74,29

26,52

0,42

0,00

S Río Chico

PAL2

31,5

0,40

0,50

49,73

14,85

0,67

0,00

S Río Chico

PAL3

15,5

0,31

1,08

54,26

17,11

0,77

0,00

S Río Chico

OB1

8,5

0,09

1,21

67,00

23,38

0,41

0,00

S Río Chico

OB2

8

0,03

1,24

69,25

14,91

0,06

0,00

S Río Chico

OB3

0,75

0,08

1,15

50,00

nc

0,17

0,00

S Río Chico

Olla 1

16,3

0,09

1,12

50,14

15,72

0,16

0,00

S Río Chico

Olla 2

4,75

0,15

0,69

43,09

12,75

0,39

0,00

S Río Chico

MtAy1

4,5

0,07

1,65

57,50

3,54

0,14

0,00

NW Gallegos

RiM

13

0,28

0,83

67,90

17,40

0,35

0,06

NW Gallegos

LCdr1

25,5

0,32

1,26

76,15

17,82

0,32

0,08

NW Gallegos

LCdr2

22

0,16

1,36

119,13

20,24

0,20

0,07

NW Gallegos

MCh

22

0,30

1,21

90,54

40,68

0,13

0,09

NW Gallegos

RT1

18

0,21

1,17

84,96

29,11

0,25

0,06

NW Gallegos

RT2

14

0,43

0,80

88,36

29,00

0,71

0,14

NW Gallegos

Fleu

18

0,11

1,65

92,44

22,74

0,17

0,39

NW Gallegos

Lga1

17

0,94

1,21

70,94

10,14

0,35

0,29

NW Gallegos

Lga2

21

0,67

1,09

85,71

10,75

0,52

0,14

E Magallanes

PosI

30,5

0,27

1,28

72,25

19,63

0,16

0,09

E Magallanes

PosII

22

0,30

2,03

82,59

24,94

0,05

0,13

E Magallanes

PtaDel

20

0,25

1,34

82,00

12,57

0,06

0,35

E Magallanes

BSanI

35

0,29

1,69

72,10

11,84

0,29

0,17

E Magallanes

BSanII

27

0,74

1,35

81,25

20,66

0,30

0,22

E Magallanes

SGrI

13

0,54

1,66

89,00

14,61

0,10

0,15

E Magallanes

SGrII

17

0,53

1,70

81,33

16,83

0,18

0,24

E Magallanes

SGrIII

31

0,29

1,08

82,67

14,04

0,28

0,29

delgados efectuados sobre otro conjunto de muestras, indicaron que las rocas negras utilizadas para la manufactura de artefactos correspondían a diferentes tipos petrográficos, en muchos casos diferentes al basalto. Por este motivo, se decidió denominar “rocas de grano fino oscuras” (RGFO) a este conjunto de materias primas de color negro, para evitar ambigüedades en la clasificación a ojo desnudo (Charlin 2005). Esto impulsó un muestreo más intensivo de los depósitos glacifluviales con el fin de detectar la fuente de procedencia de la dacita negra y de las otras variedades de RGFO registradas. Así, fueron muestreadas diferentes unidades del paisaje, tales como márgenes de ríos y lagunas, hoyadas de deflación, terrazas fluviales, entre otras. Las RGFO mostraron ser escasas y de disponibilidad restringida a determinados sectores del espacio regional, como el valle del río Gallegos y el interfluvio río Gallegos-río Chico, hacia el norte del CVPA. Hacia el sur del río Chico estas rocas se encuentran totalmente ausentes (Charlin 2009).

A partir de las nuevas muestras de RGFO recoE Magallanes BLar 32 0,44 1,24 102,71 21,81 0,00 0,22 lectadas en el sector sepReferencias: Loy: Punta Loyola; GA: Güer Aike; PA: Palermo Aike; PAc: Palermo Aike camping; 1MY: tentrional del CVPA se Primero de Mayo; BTR: Las Buitreras; CAR: La Carlota; Z: El Zurdo; IN: el Indio; PKA: Potrok Aike; RR: Río Roble; LC: Laguna Carolina; Bi: Laguna Bismarck; RCH: Río Chico; DB: Don Bosco; 3EN: Tres realizaron nuevos análisis de Enero; FR: Sierra de los Frailes; AZ: Laguna Azul; PAL: Paleocauce; OB: Orejas de Burro; MtAy: geoquímicos. Se seleccioMonte Aymond; RiM: Roncón del Morro; LCdr: Laguna Cóndor; MCh: Morro Chico; RT: Río Turbio; Fleu: Fleuret; Lga: Laguna Larga; Pos: Bahía Posesión; PtaDel: Punta Delgada; BSan: Bahía Santiago; naron 20 ejemplares: seis SGr: San Gregorio; BLar: Bahía Laredo. nc: no es posible calcular el desvío estándar ya que el dato muestras naturales recude tamaño no corresponde a la media sino a un sólo ejemplar apto para la talla. Tabla 1. Información cuantitativa sobre los muestreos de roca efectuados en 84 fuentes peradas en Punta Loyola (n = 1), Palermo Aike potenciales de aprovisionamiento lítico. (n = 2), Potrok Aike (n = 2) Estos resultados, junto con aquellos obtenidos a y El Zurdo (n = 1), 14 artefactos de sitios arqueopartir de la determinación microscópica de cortes lógicos con secuencias de ocupación prolongadas,

Disponibilidad de rocas y costos de aprovisionamiento en el extremo austral de Patagonia meridional: integración de resultados en una escala regional

que se extienden desde principios del Holoceno tardío hasta momentos históricos (Charlin y D’Orazio 2010). La selección de las muestras artefactuales estuvo orientada a evaluar la existencia de posibles cambios temporales en la explotación de estas rocas. La determinación de los elementos mayoritarios se efectuó mediante espectrometría de emisión óptica (ICO-OES), y la de los elementos traza, a través de espectrometría de masa (ICP-MC) en el laboratorio ACTLABS (Canadá). Los resultados arrojados por estos estudios indicaron que la mayoría de las muestras (n = 15), tanto naturales como artefactuales, representaban el mismo tipo de roca. Se trata de la dacita detectada en los análisis previos (Charlin y D’Orazio 2010). Los análisis geoquímicos indicaron que esta roca se encuentra disponible en la laguna Potrok Aike (debido a su mayor abundancia en esta laguna, esta dacita es actualmente denominada “tipo Potrok Aike” [Charlin y Pallo 2013]), en la margen sur del río Gallegos en la Eª Palermo Aike, y en la costa atlántica, en Punta Loyola. Otros tipos de RGFO también fueron detectados en las fuentes muestreadas: basanita primitiva del CVPA en El Zurdo, andesita basáltica en Potrok Aike y otro tipo de andesita en Palermo Aike. Ninguna de estas variedades tiene su correlato en las muestras artefactuales incluidas en ambos estudios geoquímicos (Charlin y D’Orazio 2010). Con respecto a los artefactos líticos, solamente se registraron dos muestras que no correspondían a la dacita tipo Potrok Aike. Se trata de una andesita diferente a la detectada en Palermo Aike y de una dacita diferente a la tipo Potrok Aike. Ambos tipos de RGFO son de procedencia desconocida hasta el momento (Charlin y D’Orazio 2010). De acuerdo con los fechados asociados con las muestras de artefactos analizadas es posible sostener que la dacita tipo Potrok Aike ha sido la roca principalmente seleccionada para la manufactura de artefactos desde los ca. 4000 AP hasta momentos históricos (Charlin y D’Orazio 2010). El relevamiento reciente de la colección John Fell en el Instituto de la Patagonia (Universidad de Magallanes, Chile) ha mostrado que la explotación de esta roca se remonta a fines del Pleistoceno. La información geoquímica señaló que la dacita estudiada tiene una geoquímica de roca total diferente de otras rocas volcánicas ácidas conocidas en el sur de Patagonia para el Cuaternario (como las de los volcanes Reclus 50°S 73°W y Burney 52°S 73°W). La mayor afinidad se mantiene con las

129

traquidacitas que proceden de los volcanes Macá y Cay, localizados más al norte (~45°S 73°W). Sin embargo, lo más probable es que los volcanes que fueron la fuente primaria de esta roca se encuentren actualmente erosionados (Charlin y D’Orazio 2010). Con los estudios subsiguientes, mediante los cuales se intentó discriminar las distintas variedades de RGFO al menos según su naturaleza, fue posible identificar una distribución diferencial en el espacio regional de las variedades volcánicas, sedimentarias y metamórficas (Charlin y Pallo 2013; Charlin y D’Orazio 2014). Así, mientras las RGFO volcánicas (frecuentemente dacitas, basaltos y andesitas) son predominantes a lo largo del río Gallegos (incluyendo el sector de su desembocadura en la costa Atlántica) y en el interfluvio Gallegos-Chico, las variedades sedimentarias (principalmente lutitas y fangolitas) son mayoritarias en la zona de sus nacientes (Los Morros y río Turbio), hacia el NO del CVPA (Charlin y Pallo 2013). Los muestreos de rocas realizados recientemente a lo largo de la costa del estrecho de Magallanes, entre bahía Posesión y bahía Laredo, han mostrado que las variedades metamórficas (pizarras) son las más abundantes en este sector del espacio (Charlin y D’Orazio 2014). Es importante remarcar que en ninguno de los nueve muestreos realizados en la costa del estrecho de Magallanes se ha recuperado dacita tipo Potrok Aike (Charlin y D’Orazio 2014). Este tipo sólo ha sido detectado en las fuentes antes señaladas, identificadas en los análisis geoquímicos (Potrok Aike, Palermo Aike y Punta Loyola) y en muestreos realizados en forma posterior, localizados en los mismos sectores del espacio donde se encuentran las fuentes identificadas geoquímicamente, a saber: en el río Zurdo -cerca de su confluencia con el río Gallegos-; en la Eª Primero de Mayo (fuera del tiempo de muestreo, curso inferior del río Gallegos); en la Eª Las Buitreras (curso medio del río Gallegos); y en las lagunas muestreadas en el interfluvio Gallegos-Chico, donde se registra su mayor abundancia. Nos referimos a las lagunas Carolina 1 y 2 (Eª La Carlota), Bismarck (Eª Markatch Aike, donde se recuperaron dos ejemplares fuera del tiempo de muestreo) y una laguna actualmente seca en el predio del INTA (Charlin y Pallo 2013).

LAS FUENTES POTENCIALES DE APROVISIONAMIENTO EN UNA ESCALA REGIONAL

Dado que los muestreos de roca efectuados hasta la fecha son abundantes (n = 84), realizamos un análisis de componentes principales (ACP) para

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J. Charlin y C. Pallo - Intersecciones en Antropología - Volumen especial 2 (2015) 125-138

presentar la información de manera sintética y mostrar las principales tendencias en la disponibilidad de rocas a escala regional. El espacio regional fue subdividido en cinco sectores con el objetivo de evaluar la existencia de diferencias en la disponibilidad de rocas. Tales sectores son: el río Gallegos, el interfluvio Gallegos-Chico (ambos al N del CVPA), el sur del río Chico (S del CVPA), las nacientes del río Gallegos hacia el NO del CVPA (zona de Los Morros y río Turbio) y la costa del estrecho de Magallanes. Los sectores han sido definidos de manera arbitraria y como una medida operativa, pero siguiendo las principales diferencias ambientales y topográficas. El ACP es una técnica descriptiva multivariada que da cuenta de la interrelación entre las variables que describen un fenómeno y entre estas y los casos de estudio, poniendo de manifiesto la estructura subyacente de los datos a través de variables hipotéticas o transformadas (los componentes), que explican la mayor parte posible de la varianza (Manly 1994). Para realizar dicho análisis se utilizaron el programa PAST 3.01 (Hammer et al. 2001) y las variables de la Tabla 1. A continuación describimos cómo ha sido medida cada una de las variables consideradas. Abundancia: la recolección de rocas en los distintos puntos del espacio fue realizada en un tiempo determinado por un número de personas (Franco y Borrero 1999). Dado que estos parámetros no se mantuvieron constantes, fue necesario convertirlos a una unidad comparable. Como el número y tiempo mínimo registrado es de una persona por cinco minutos (1 p × 5 m), el rendimiento relativo de cada fuente potencial de aprovisionamiento fue estandarizado a dicha unidad. A partir del número total de rocas que es posible obtener por una persona en cinco minutos, se calculó la proporción de dacita y RGFO -los dos tipos de materias primas líticas más explotados para la manufactura de artefactosposibles de obtener en ese tiempo. Proporción de rocas aptas para la talla: Dado que el número de rocas adecuadas para la manufactura de artefactos mediante talla no siempre es proporcional a la abundancia de nódulos en la fuente potencial de aprovisionamiento, se calculó la proporción de rocas aptas para la talla que es posible obtener en la unidad de comparación considerada (1 p × 5 m). La aptitud para la talla fue evaluada sobre la base de la calidad de las rocas para la manufactura de artefactos por percusión (sensu Aragón y Franco 1997). Así, aquellas rocas con calidad ≥

a buena fueron consideradas como rocas aptas. En muchos casos, la baja calidad de las rocas para la talla no se debe a las características intrínsecas de la pasta/matriz de la roca, sino a procesos de alteración físico-químicos, como la oxidación, el relleno secundario de fisuras o la infiltración de manganeso, entre otros. Riqueza: se refiere al número de tipos de rocas por muestreo (Jones y Leonard 1989). Se trata de un número mínimo, dado que las RGFO -que constituyen diferentes tipos petrográficos- fueron contabilizadas como un sólo tipo, al igual que los casos en los cuales rocas volcánicas básicas (como basalto y andesita) o ácidas (como dacita y riolita) de grano fino, no pudieron ser identificadas con un mayor nivel de detalle a ojo desnudo. Asimismo, aquellas rocas clasificadas en un nivel genérico como sedimentitas, vulcanitas o metamorfitas -debido a diferentes factores que dificultaron su identificación megascópica, como la presencia de una alteración intensa, entre otros- sólo fueron contabilizadas en los casos en que no había otras rocas identificadas petrográficamente en estas grandes categorías. Las rocas indeterminadas fueron excluidas. Debido a que existe una correlación positiva (correlación de Spearman, rs =  0,57) y significativa (α = 0,05, p = 
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