L
a mirada lineal sobre el mundo, es la que encarna la dicotomía causa/efecto. La mecánica cuántica ha ampliado hace ya casi un siglo esta obsoleta mirada sobre el mundo, abriendo nuestra comprensión a una realidad mucho más compleja que “la navaja de Okham” propia de la Edad Media, que aconsejaba que la mejor respuesta “es siempre la más simple”; y ese es el proceso mental usual en el sistema en el que vivimos, el que por conveniencia, nos mantiene pensando en la línea dual “feo-bonito; malobueno; verdad-mentira”, para poder levantar el dedo acusador de la opinión pública o de individuos seleccionados, contra lo que conviene a los grupos de poder, que siguen siendo iguales y los mismos siempre, aunque cambien de bandera, porque el sistema es el mismo, y eso, con nuestra limitada visión “causa –efecto”, no lo vemos. Esa búsqueda del culpable, nos libera de pensar más allá, teniendo por verdadero lo que nuestras creencias “malo-bueno” indican, incapaces de ir más lejos y comprender que no existe ni “verdad” ni “mentira”, calificativos fáciles y superficiales sobre las realidades que nos rodean, porque “realidad “no es UNA, y lo que los pueblos originarios saben desde siempre, la ciencia corrobora hoy: la existencia interconectada de múltiples universos paralelos que son el reflejo de las múltiples dimensiones de cada individuo o grupo, que vive múltiples realidades en un mismo cuerpo: diversas realidades en los sueños (que la ciencia también confirma que no son “fantasías”); múltiples momentos cotidianos bajo la presión de las emociones y sinnúmero de caras, que según lo que sintamos se requieran, que cambian sin inmutarnos, “por default”. A esto ya sé que muchos dirán “yo no soy hipócrita”, bajo la misma sencilla mirada lineal aprendida. Es por eso esencial que paremos de acusar y buscar “verdades y mentiras”, y seamos capaces de encontrar la palanca adecuada en el sistema fallido, que es lo que el pensamiento sistémico nos enseña. TODO está interconectado. Lo que nos sucede nunca se debe a UNA causa, hay que aprender a profundizar
más, a aventurarnos y descubrir todas las facetas, para comprender que la complejidad es una oportunidad, no un obstáculo… ni “un problema”.
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