Marmora de Hispalis. Estudio de los materiales pétreos recuperados en las excavaciones arqueológicas de \"La Encarnación\" (Sevilla).

June 14, 2017 | Autor: Fernando Amores | Categoría: Archaeology of Roman Hispania, Roman Marble trade and distribution, Roman Archaeology, Hispalis
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Descripción

Edición del volumen: Trinidad Nogales Basarrate José Beltrán Fortes Coordinación editorial: Mª José Pérez del Castillo Eugenia López González Dpto. de Investigación del M.N.A.R. Diseño y maquetación: Ceferino López

Proyecto PRI06B286 Foros Romanos de Extremadura. Análisis y Difusión del Patrimonio Extremeño. Vicepresidencia Segunda, Consejería de Economía, Comercio e Innovación de la Junta de Extremadura   Proyecto 3PR05B003 Lusitania Romana: Investigación para la difusión del pasado cultural del Occidente de la Península Ibérica. Vicepresidencia Segunda, Consejería de Economía, Comercio e Innovación de la Junta de Extremadura Ministerio de Ciencia e Innovación. Proyecto de I+D HUM2005-02564 (Arqueología de ciudades romanas de la Bética) y Acción Complementaria HUM200627400-E (Marmora Romana), cofinanciados con fondos FEDER. Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía. Plan Andaluz de Investigación: Grupo de I+D HUM402 (Historiografía y Patrimonio Andaluz) y Proyecto de Excelencia P06HUM-01587 (Sevilla Arqueológica).

Hispania Antigua, collana diretta da Julián González, Universidad de Sevilla – Departamento de Filología Griega y Latina Marmora Hispana. Explotación y uso de los materiales pétreos en la Hispania Romana (Hispania Antigua. Serie Arqueológica, 2) ISBN 978-88-8265-453-5 Copyright 2008 © «L’Erma» di BRETSCHNEIDER Via Cassiodoro, 19 - 00193 Roma http://www.lerma.it Tutti diritti riservati. É vietata la riproduzione di testi e illustrazioni senza il permesso scritto dell’Editore Los textos e ilustraciones de este volumen son responsabilidad de sus respectivos autores

Marmora hispana: explotación y uso de los materiales pétreos en la Hispania Romana Trinidad Nogales José Beltrán Editores

Índice

Presentación 13

Patrizio Pensabene: I marmi di roma allo stato attuale della ricerca.

57

Maria Elisa Micheli: Luxuria: arredi in marmo pentelico nella Roma tardo-repubblicana. Una selezione di forme e di temi.

75

Marilda de Nuccio: Un rilievo con menade dall´area del Teatro di Marcello.

101

Aureli Àlvarez, Rosario Cebrián, Isabel Rodà: El mármol de Almadén de la Plata y los marmora importados del foro de Segobriga.

121

Begoña Soler Huertas: Los marmora de la Tarraconense y su difusión en Carthago Nova. Balance y perspectivas.

167

Anna Gutiérrez Garcia-Moreno: Canteras del noreste de Hispania (actual Cataluña): propuesta de cronología y consideraciones generales.

197

Virginia García-Entero, María del Mar Salán Asensio, Sergio Vidal Álvarez: El marmor en el yacimiento de Carranque (Toledo). Algunas consideraciones sobre las marcas de herramientas.

213

Fernando Amores Carredano, José Beltrán Fortes, Daniel González Acuña: Marmora de Hispalis. Estudio de los materiales pétreos recuperados en las excavaciones arqueológicas de “La Encarnación” (Sevilla).

231

Oliva Rodríguez Gutiérrez: Los marmora en el programa arquitectónico y decorativo del Teatro Romano de Itálica: antiguas hipótesis, nuevas propuestas y posibles certezas a la luz de las aportaciones de los análisis de microscopía óptica de polarización.

261

José Beltrán Fortes, Manuel Corrales Aguilar, Luís Efrén Fernández Rodríguez: Marmora del teatro romano de Malaca (Málaga).

285

Thomas G. Schattner y Gobain Ovejero Zappino: Mármol en Munigua.

313

José Beltrán Fortes, María Luisa Loza Azuaga: La explotación romana del mármol de la “Sierra de Mijas” (Málaga). Un estado de la cuestión.

339

Juan Aurelio Pérez Macías: Lapicidinae ad Metalla.

365

Esther Ontiveros Ortega: Análisis petrográfico de los mármoles de la cantera de la Loma de los Castillejos y su aportación al estudio arqueométrico de las canteras romanas de Almadén de la Plata.

377

Salvador Domínguez Bella: Huellas de cantería romana de mármol en Almadén de la Plata (Sevilla), un patrimonio a conservar.

391

Carlos Fabião, Thomas G. Schattner, Amílcar Guerra: El mármol en el Santuario de Endovellicus.

407

Trinidad Nogales Basarrate, Luis Jorge Gonçalves, Pilar Lapuente: Materiales lapídeos, mármoles y talleres en Lusitania.

467

Victor Lamberto y Paulo Sá Caetano: Marble stones from Lusitania: the quarries of the Estremoz Anticline.

483

Irene Mañas Romero, Arianna Fusco: Canteras de Lusitania. Un análisis arqueológico.

523

Catarina Coelho: Colaride: a Roman quarry at the Municipium Olisiponensis.

Presentación

Es bien conocida la cita que pone Suetonio (Aug. 28, 3) en boca del propio Augusto de que recibió una capital de ladrillo y dejó una Roma marmórea. Aunque bajo ello se esconde una gran dosis propagandística, es cierto que ese proceso iniciado por el princeps en la Urbs tuvo su pronta repercusión en las provincias y la “marmorización” se va desarrollando desde los inicios del Imperio romano especialmente en el marco de las ciudades de las provincias occidentales. Suponen un proceso de enorme trascendencia histórica, que no sólo conlleva un cambio trascendental de la imagen urbana, sino que supuso necesariamente desarrollar una nueva vertiente económica y profesional de gran alcance, que conllevaba la explotación, el trabajo y la comercialización a diversa escala de los mármoles y otras piedras ornamentales. Los marmora eran el símbolo de la romanización de cualquier territorio, incluyendo piedras de gran calidad y prestigio importadas desde punto lejanísimos a pesar de su coste, que coexisten con el uso de ciertas piedras locales allí donde eran posible, cuya explotación se potencia en esos momentos, como ocurre en algunos lugares de las provincias hispanas. El estudio de los marmora empleados en época romana en Hispania ya posee varias décadas de trayectoria, con importantes resultados obtenidos, que se han visto refrendados en trabajos nacionales e internacionales, en los que se han ido desvelando nuevos aspectos de enorme interés. Desde los pioneros artículos que realizaban una exploración del territorio y un análisis de visu de los materiales pétreos, se ha ido avanzando además en la adopción de nuevas técnicas de análisis que certifican el origen del material. Los trabajos han ido adoptando nuevas vertientes multidisciplinares, dadas las nuevas tecnologías y especialidades incorporadas, desarrollando la colaboración entre especialistas de disciplinas diversas, y todo ello ha redundado en la consolidación de una importante línea de investigación en los estudios de Arqueología en España. Este volumen que hoy sale a la luz es resultado originalmente de una reunión científica de carácter internacional celebrada de forma coordinada en la Universidad de Sevilla y en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, como consecuencia de sendos proyectos de investigación desarrollados de forma paralela en ambas instituciones. En esa reunión se trató básicamente de los correspondientes territorios bético y lusitano, con una importante presencia de colegas portugueses, a la vez que algunos trabajos referidos a Roma, como referente obligado, pero para la edición se han incorporado importantes aportaciones que tienen como objeto de análisis el territorio tarraconense, con lo que se completa el ciclo hispano. Este nuevo trabajo en la colección Hispania Antigua, serie Arqueológica, de la editorial L’Erma di Bretschneider de Roma, desea convertirse en un útil repertorio que facilite al investigador el acceso a temas que, usualmente, se han restringido a un ámbito más local o regional, a la vez que incorporar novedades que esta línea de investigación ofrece en nuestro país. Estudios que nos proporcionan una visión bastante completa de la explotación y uso del mármol en Hispania, fenómeno que explica no sólo la monumentalización de las ciudades hispanorromanas, sino también importantes factores económicos y sociales del llamado proceso de romanización en nuestras provincias occidentales. Tras la salida al circuito científico, el volumen debe ser empleado, revisado y objeto del análisis de la crítica científica, como un instrumento de trabajo que sirva para potenciar en el futuro este tipo de estudios en nuestro país a la vez que ofrecer un estado de la cuestión actual. Éste será el mejor síntoma de que el trabajo cumple con su esencial objetivo, servir de herramienta para la investigación.

Es merecido reconocer nuestro reconocimiento a las instituciones que han auspiciado la edición de este volumen, en primer lugar, a la Universidad de Sevilla y al Museo Nacional de Arte Romano, como centros de investigación desde los que partió el proyecto. Además, al Ministerio de Ciencia e Innovación que merced a los correspondientes proyectos I + D nos ha permitido alcanzar este objetivo, así como al Ministerio de Cultura, a las Consejerías de Innovación, Ciencia y Empresa y de Cultura de la Junta de Andalucía y a la Vicepresidencia Segunda, Consejería de Economía, Comercio e Innovación de la Junta de Extremadura. Finalmente, a la Fundación Cajasol, a la Fundación de Estudios Romanos y a la Fundación Itálica de Estudios Clásicos. Como editores, nos es grato asimismo expresar nuestro agradecimiento a las personas que han propiciado que este libro sea una realidad, a los autores que con la diligencia necesaria han remitido sus estudios en condiciones favorables, al diseñador D. Ceferino López, que ha seguido la estela de su cuidado trabajo, y, por fin, a las responsables editoriales del Departamento de Investigación del Museo Nacional de Arte Romano, Dña. Eugenia López y Dña. María José Pérez del Castillo, que han trabajado con paciencia, cariño y esfuerzo para hacer realidad esta nueva entrega editorial. Mérida, 30 de noviembre de 2008 Trinidad Nogales Basarrate y José Beltrán Fortes

Marmora de Hispalis.

Estudio de los materiales pétreos recuperados en las excavaciones arqueológicas de “La Encarnación” (Sevilla) Fernando Amores Carredano José Beltrán Fortes Daniel González Acuña1

1  Universidad de Sevilla. Departamento de Prehistoria y Arqueología. E-mail: [email protected]; [email protected]; [email protected].

Resumen Estudio de los marmora documentados en las excavaciones arqueológicas del solar de la Encarnación (Sevilla) (en su V Fase), que corresponde al sector norte de la ciudad romana de Hispalis, con un uso artesanal (s. I. d.C.) y, posteriormente, doméstico (domus de los ss. II-V d.C.), con materiales locales y de importación, placas y otras piezas más elaboradas

Fernando Amores Carredano / José Beltrán Fortes / Daniel González Acuña

1. Introducción2 Las tres últimas campañas de excavaciones arqueológicas desarrolladas en el solar del antiguo Mercado de la Encarnación, en la capital de Sevilla, han permitido el conocimiento de la evolución de cerca de 7000 m2 de superficie de la antigua ciudad romana de Hispalis3. Tales intervenciones pusieron al descubierto una dinámica ocupación edificatoria del extremo septentrional intramuros de la ciudad, perfectamente articulada mediante ejes viarios. Los contextos más antiguos, datados en la 1ª mitad del s. I d. C., corresponden a edificaciones relacionadas con actividades artesanales y el comercio portuario, destacando especialmente el descubrimiento de varias piletas de importantes dimensiones correspondientes a una factoría de salazones de pescado4 y de dos hornos superpuestos pertenecientes a un taller de fabricación de lucernas. A partir del 2º cuarto del s. II d.C. se generaliza la ocupación residencial de la zona, testimoniada por la presencia de varias unidades domésticas, dotadas de patios centralizadores (peristilos) y pavimentaciones de mosaicos, que fijan la estructura del parcelario hasta mediados del s. IV d.C. (Fig. 1). Durante la última fase residencial documentada, entre mediados del s. IV d.C. y finales del s. V d.C., se asiste a una remodelación edilicia tendente a la concentración de la propiedad inmobiliaria en este sector septentrional de la ciudad tardoantigua. 2. Los marmora de La Encarnación 2.1. Objetivo y metodología El presente estudio se circunscribe exclusivamente al análisis de los materiales pétreos recuperados en el marco de los trabajos de excavación arqueológica de la V Fase en el solar de La Encarnación, por lo que se trataría sólo de resultados parciales. Se trata de un conjunto de materiales que mayoritariamente corresponden a fragmentos de placas de diverso grosor, generalmente rectangulares, que debieron servir como elementos de recubrimiento parietal o, en todo caso, para formar parte de pavimentos de opera sectilia. Son más escasas las piezas elaboradas, siendo generalmente de carácter arquitectónico (placas o cornisas con molduras simples y capiteles, basas y fustes de columnas), y muy raros los elementos escultóricos o soportes epigráficos. No obstante, dejamos para otra ocasión su estudio cuantitativo y en esta ocasión simplemente nos centraremos en la identificación de las variedades pétreas documentadas, para valorar el uso y comercialización de esos productos en el marco de la ciudad de Hispalis5. No obstante, debe tenerse en cuenta que en buena parte los materiales están amortizados en niveles de depósito de época tardoantigua y medieval, aunque correspondieran originalmente a niveles de uso 2  Trabajo realizado en el marco de las actividades del proyecto de investigación “Arqueología de las ciudades romanas de la Bética”, financiado por el Ministerio español de Educación y Ciencia, ref. HUM2005-02564 del Plan Nacional de I+D+i 2004-2007, así como del Grupo del PAI de la Junta de Andalucía HUM 402.

3  Un avance de resultados de la primera de estas campañas, con especial incidencia en los contextos tardoantiguos, puede consultarse en Amores - González Acuña, 2006. Recientemente, estos contextos, junto con los restantes testimonios hispalenses, han sido analizados en la Tesis Doctoral inédita de uno de los autores (González Acuña, 2008). 4  Amores - García Vargas - González Acuña - Lozano, e.p.

5  Una última revisión de la arqueología hispalense en Beltrán - González - Ordóñez, 2005. Ahora se remite especialmente a González, 2008 (Tesis doctoral inédita, pero de próxima publicación).

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desde época romana altoimperial. Para la identificación de los materiales pétreos se ha recurrido en algunos casos a simples comprobaciones macroscópicas -cuando son de fácil caracterización- y en otros a análisis petrográficos, sobre todo para variedades de mármoles blancos o de más difícil identificación a simple vista, incluyendo tanto placas lisas como algunas piezas arqueológicas más elaboradas6. Se han llevado a cabo 27 análisis de muestras, 16 de placas lisas y 11 de piezas elaboradas. Los contextos arqueológicos de recuperación de este conjunto de piezas son en su mayoría -como se dijo- de momentos tardoantiguos, desde el siglo V d.C. en adelante, como fruto de la importante remodelación urbanística que tiene lugar en ese momento7. Los contextos concretos son los siguientes:

Pieza

Tipo de elemento

UE de hallazgo

Carácter UE

Cronología de los materiales asociados

P.1

Fuste de columna

12020

Depósito de amortización/ basurero con escorias vítreas

s. VIII

P. 2

Elemento arquitectónico

13017

Depósito de amortización

2/4 ó 3/4 s. V

P. 3

Fuste

13035

Relleno de fosa de expolio

4/4 s. V – VI

P4.A

Fragmento de capitel

14242

Relleno de fosa de expolio

4/4 s. V – 3/4 VI

P4.B

Fondo

12017

Cimiento de muro

1/4 ó 4/4 s.VI – 1/4 VII

P. 5

Fuste de pilastra

12016

Depósito de amortización

s. VIII con alguna mínima intrusión del s. XII

P. 6

Frag. de sarcófago

17328

Relleno de fosa de expolio

Materiales revueltos con cronologías desde el s. I al V

P. 7

Fuste de color morado

15071

Depósito de derrumbe, de una fase constructiva de mediados del s. IV (peristilo de domus)

Mediados del s. V

P. 8

Basa de columna

En superficie

-

-

P. 9

Fragmento de pierna de estatua ideal

En superficie

-

-

P. 10

Retrato masculino

11026

Depósito de amortización

VI/VII - emiral

6  Han sido realizados por la Unitat d’Estudis Arqueomètrics del Institut Català d’Arquelogia Clàssica (Tarragona), según: A. Álvarez Pérez, I. Rodá de Llanza, A. Gutiérrez García-Moreno y A. Pitarch i Marti: "Informe del análisis de un conjunto de materiales lapídeos hallados en el yacimiento de La Encarnación (Sevilla)", informe inédito elaborado en 4 de abril de 2007. Corresponden a 28 análisis petrográficos de muestras pétreas (refs. ICAC, SEV-0254/0283), mediante láminas delgadas, descritas mediante uso de microscopio de luz polarizada NIKON Eclipse 50iPOL, a 20x, 40x y 100x, y microfotografías mediante una cámara NIKON COOLPIX5400 acoplada al microscopio con un adaptador NIKON COOLPIX MDC Lens. 7  Sólo podemos llamar la atención sobre uno de los fustes de columnas de caliza morada de Alconera (P. 7) que corresponde a una fase de construcción de mediados del siglo IV d.C., utilizada en el pórtico del peristilo, que se amortiza a mediados del s. V d.C.

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Fig. 1. Fotografía aérea de las excavaciones en el solar de La Encarnación (Sevilla), tras los resultados de la V Fase.

2.2. Las variedades pétreas documentadas De forma sucinta la relación de variedades de marmora que hemos documentado en el marco de La Encarnación (V Fase de excavaciones) es la siguiente: A) Marmora hispanos: 1. Mármol de la zona de Almadén de la Plata (Sevilla), especialmente en las variantes de color blanco o blanco-rosado (Fig. 2, A) y con venillas rojas (Fig. 2, B), y -en menor grado- las variantes de color blanco-grisáceo (Fig. 2, C) y de color verdoso o “cipollino”8 (Fig. 2, D). 2. Mármol blanco de la zona de Mijas (Málaga). 3. Mármol blanco de Borba (Portugal)9 (Fig. 3, A). 4. Caliza morada de Alconera (Badajoz)10 (Fig. 3, B). 5. Caliza rosácea de Sintra (Portugal)11 (Fig. 3, C). 6. Mármol blanco-grisáceo de Trigaches (Portugal). 7. Caliza blanco-rojiza de origen andaluz (área de Málaga, Córdoba y Granada), pero de procedencia exacta indeterminada. 8. Otras calizas locales de varios colores, sin localización exacta determinada12. 8  Dentro de la serie analizada petrográficamente (27 análisis) se ha documentado en 13 muestras: de color blanco, a veces con tonos rosados más o menos intensos (refs. SEV-0255 [Fig. 2, A], 0258, 0259, 0270, 0275, 0277 y 0281-0182); de color blanco con vetas muy finas o venillas rojas (SEV-0260 [Fig. 2, B]); variedad grisácea (SEV-0261 [Fig. 2, C], 0272, 0276); variedad coloreada verdosa, parecida al cipollino (SEV0264 [Fig. 2, C]). 9  Se documenta en cinco muestras: SEV-0267 (Fig. 3, A), 0273, 0278, 0280 y 0283. 10  Se documenta en dos muestras: SEV-0256 (Fig. 3, B) y 0279.

11  Se documenta en dos muestras: SEV-0257 (Fig. 3, C) y 0274.

12  Muestras SEV-254, 0265, 0268, 0271. La muestra SEV-0269 no aportó resultados significativos para su clasificación.

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A

B

C

D

Fig. 2. Microfotografías a 2X NC de muestras petrográficas de marmora de La Encarnación (Sevilla). A. Mármol de Almadén de la Plata, variante blanco-rosada (ICAC ref. SEV-0255); B. Mármol de Almadén de la Plata, variante blanca con venillas rojas (ICAC ref. SEV-0260); C. Mármol de Almadén de la Plata, variante grisácea (ICAC ref. SEV-0261); D. Mármol de Almadén de la Plata, variante verdosa (ICAC ref. SEV-0264).

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A

B

C

D

Fig. 3. Microfotografías a 2X NC de muestras petrográficas de marmora de La Encarnación (Sevilla). A. Mármol de Borba (ICAC ref. SEV-0267); B. Caliza morada de Alconera (ICAC ref. SEV-0256); C. Caliza rosada de Sintra (ICAC ref. SEV-0257); D. Mármol cipollino eubeo (ICAC ref. SEV-0262).

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B) Marmora extrahispanos: 9. Mármol “Africano” de Teos (Turquía). 10. Mármol “Pavonazzetto” de Frigia (Turquía). 11. Mármol “Giallo Antico” de Chemtou (Túnez). 12. Mármol “Cipollino” de Eubea (Grecia)13 (Fig. 3, D). 13. Mármol “Rosso Antico” del Peloponeso (Grecia). 14. Serpentina o “Pórfido Verde” del Peloponeso (Grecia). Como se dijo, sin entrar en un análisis cuantitativo riguroso, que está en elaboración, y teniendo en cuenta el valor relativo de esta muestra parcial de la ciudad de Hispalis, cabe plantear una serie de consideraciones o reflexiones. El mármol mejor testimoniado con gran diferencia -tanto en la serie analizada como en el resto de materiales no analizados- es el procedente de las canteras de Almadén de la Plata, cuya importante proyección hacia la zona del valle del río Guadalquivir y, en general, la Bética occidental ya ha sido destacada por diversos autores14, con la existencia de una statio serrariorum Augustorum en Italica (CIL II, 1131 y 1132), aunque falta aún un estudio sistemático sobre la explotación, comercialización y uso de sus productos. Además, se testimonia en La Encarnación (V Fase) en diversas variedades, siendo las más frecuentes las de color blanco, blanco-rosado y con venillas rojas, pero asimismo tanto las de tonos o vetas grises, como las verdes. Con respecto a las variantes blancorosado y con venillas rojas15 podrían confundirse fácilmente con mármoles de la zona de EstremozVilaviçosa (Portugal), pero, en general, debe pensarse que corresponden a las canteras sevillanas, dada la proximidad geográfica y la mayor facilidad para el transporte de éstas, lo que explica la abundante presencia cuantitativa y cualitativa -en diversas variantes- de los mármoles de Almadén en Hispalis y otras ciudades romanas del valle medio y bajo del Guadalquivir. Es significativo también el uso de la variedad verdosa, ya que entraría en la consideración de los llamados “marmoles de sustitución”, por su semejanza al “Cipollino” caristio, pero que sí está también documentado en el conjunto analizado16. El hecho anterior justificaría la no presencia de los mármoles lusitanos de Estremoz-Vilaviçosa17, en sus variantes típicas de color blanco o blanco-rosado, ya que son piedras marmóreas de similares características formales y se supone que la mayor lejanía de los mármoles portugueses supondría un encarecimiento importante del producto. Por el contrario, sí se testimonia un empleo destacado del 13  Muestra SEV-0262.

14  Por ejemplo, Canto, 1977-1978; Cisneros, 1988; y, especialmente, Rodá, 1997. Cfr., Padilla, 1998 y 1999a. La ruta de salida corría por una uia terrestre secundaria desde las canteras por el valle del Viar hasta Naeua (Cantillana), en cuyo puerto fluvial accedía al Guadalquivir, llegando fácilmente a Hispalis. 15  Así se indica en el informe citado del ICAC en relación a la muestra SEV-0260, con esa posibilidad de correspondencia tanto a Almadén como a Estremoz.

16  Un caso similar, a mayor escala, se da en relación a los fustes de “Cipollino” del cercano teatro de Italica, donde se emplean tanto el mármol caristio, como variantes locales de Almadén en la reforma severiana, lo que explicaría que Marcus Cocceius Iulianus destacara orgullosamente en la inscripción del altar poligonal severiano aparecido en la orchestra del propio teatro que él sí había costeado columnas karystias duas griegas (CILA 3, 392), frente a las variantes locales que se estaban empleando coetáneamente en las reformas de época severiana del edificio. Cfr. el trabajo de Rodríguez Gutiérrez en este mismo volumen. 17  Aunque sí estaban documentados estos mármoles de Estremoz-Vilaviçosa por Cisneros (1988: 95, 98 y nota 40, 137) entre los procedentes de la excavación del solar de la c/ Argote de Molina (Sevilla), en el centro de la ciudad de Hispalis. ¿Cabría pensar en la posibilidad de que éstas fueran asimismo de Almadén?. No debemos olvidar que en la cercana Italica se ha documentado, pero en muy escasísima proporción, según Rodá, 1997; Rodríguez y otros, 1999: 96.

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mármol blanco de las canteras cercanas a las anteriores de la zona de Borba, pero de la variante de grano muy fino y gran similitud formal al mármol italiano de Luni-Carrara; sólo el análisis petrográfico ha sido definitorio para rechazar la identificación de ciertas piezas como de mármol lunense. Quizá ello explique ese empleo selectivo de esta variante dentro de los mármoles del anticlinal de Estremoz. De hecho, no hemos constatado el mármol lunense en la serie de muestras analizadas y no lo recogemos, por tanto, en la anterior relación de los mármoles documentados en La Encarnación, aún con la duda de que ciertos elementos no analizados puedan corresponder en su caso a procedencia de Luni y no de Borba. En la misma corriente de importante presencia de marmora lusitanos se testimonia, además, el mármol de Trigaches, que tiene un empleo eminentemente local en la región lusitana en torno a las canteras, pero que documentamos de uisu en diversos elementos del conjunto pétreo de La Encarnación en mármoles grises con característicos cristales de gran tamaño. No debe olvidarse que el área de uso de este tipo de material presenta su núcleo principal en torno a la capital pacense de Pax Iulia (Beja) en el Alto Alentejo, ya desde el siglo I d.C., pero asimismo se extiende hacia el sur, siguiendo la orilla derecha del Guadiana, hacia Mértola y la zona costera oriental del Algarbe18 en momentos posteriores. En el caso de La Encarnación aparece en una construcción datada a mediados del siglo IV d.C., como capitel de un fuste de caliza morada de Alconera, por lo que es probable que formaran conjunto en todo el peristilo de esa domus19. Aunque dentro de los límites de la antigua Baetica, pero ya en el límite norte de la prouincia junto a la Lusitania, se sitúan las canteras de la caliza morada de Alconera20, presentes asimismo en la muestra de La Encarnación, pero que tuvo una amplia comercialización en el territorio lusitano y en zonas de la Bética occidental, como en Italica o Malaca, aparte de Hispalis21. Además de sus propias características formales y cercanía a la uia que iba desde Augusta Emerita a Hispalis, se ha aducido su cierta semejanza al mármol “Portasanta” de Chios para favorecer ese amplio uso22; e incluso en algunas variantes puede llegar a asemejarse al “Rosso Antico”. Finalmente, está presente en relativa alta proporción la caliza fosilífera de color rosado de Sintra, el “Lioz rosa”23; su localización en el área de Lisboa y cercana al mar hace más fácil su transporte marítimo-fluvial hasta Hispalis. El último de los mármoles hispanos representado en este conjunto de La Encarnación es el de Mijas (Málaga), aunque sorprende la escasa proporción de piezas que hemos podido testimoniar, ya que son sólo un número corto de fragmentos de placas lisas, frente a su uso testimoniado en otros ámbitos de Hispalis en elementos más elaborados (capiteles y soportes epigráficos)24. Procedencia malacitana de la zona aledaña a la zona de la llamada “Depresión de Antequera”, sobre todo, en el área de la sierra del Torcal, pudieron tener asimismo algunas de las calizas oolíticas de color blanco-rojizo 18  En el ámbito de los soportes epigráficos, en el que sobresalen las frecuentes cupae elaboradas en este material, cfr., Encarnaçao, 1984: esp. 850, mapa 2. En general, Fusco - Mañas, 2006: 24-26, figs. 17-19 y 23. 19  No sabemos si fue elaborado para ese momento constructivo de mediados del siglo IV d.C., lo que sería importante para documentar su uso y comercialización desde la zona lusitana en esos momentos hasta Hispalis, o reusaba un programa arquitectónico ya existente. 20  Fusco - Mañas, 2006: 29-30, figs. 24-26.

21  Su uso hispalense ya había sido apuntado por Cisneros, 1988: 95, 98 y nota 40, 137. Para Italica, Rodá, 1997: 169, 179; y resultados de análisis petrográficos llevados a cabo por la Unitat d'Estudis Arqueomètrics del ICAC para el teatro (pedestal de Lucius Pontius de la porticus postescénica; cfr. CILA 3, 399). Para Malaca, con dudas, en las placas del parapeto del balteus del teatro, según Beltrán - Corrales - Fernández en este mismo volumen. 22  Fusco - Mañas, 2006: 29.

23  Fusco - Mañas, 2006: 26-28, fig. 21.

24  Ya testimoniado en Hispalis, según Beltrán - Loza, 2003 y, ahora, el trabajo en este mismo volumen.

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Marmora de Hispalis. Estudio de los materiales pétreos recuperados en las excavaciones arqueológicas de “La Encarnación” (Sevilla)

testimoniadas frecuentemente en placas de la serie de materiales pétreos de La Encarnación, ya que podrían corresponder a las calizas oolíticas del mal llamado “mármol rojizo del Torcal”, pero asimismo existen afloramientos en una amplia zona del Surco Intrabético que va desde Ronda (Málaga) al oeste y hasta el este en la actual provincia de Granada, con un importante centro en Cabra (Córdoba), cuyas canteras fueron explotadas en época romana desde la ciudad de Igabrum (Cabra)25. La similitud en muchas ocasiones al mármol “pavonazzetto” justificaría también ese amplio uso que tuvo en el contexto hispalense y su importación desde alguna de las zonas antes indicadas. Finalmente, de forma paralela se constatan otras calizas de diversos colores que pudieron tener un origen más cercano, dentro de fenómenos de extracción-comercialización de ámbito local, que pudieron justificarse además por la fecha de uso, algo que no podemos precisar por el contexto arqueológico de recuperación de las mayor parte de estos materiales, como se dijo. Los marmora extrahispanos que podemos identificar, casi siempre mediante simple reconocimiento visual, son todos coloreados26, con la salvedad antes indicada referida al mármol lunense. En general, responden a tipos ampliamente comercializados en época romana imperial, como los mármoles “Africano”, “Giallo Antico” o “Pavonazzetto”, además del “Cipollino” y el “Rosso Antico”27, siendo menos frecuente en los contextos de la Bética el “Pórfido Verde” lacedemonio28. En este sentido cabe citar de nuevo la cuestión de los “marmora de sustitución”, ya que algunos materiales pétreos de este conjunto son similares a algunos de éstos también testimoniados (caliza blanco-rojiza y “Pavonazzetto”; la caliza de Alconera y el “Rosso Antico”; otras calizas coloreadas y el “Africano” o alguna variedad brechada) o no (la caliza de Alconera y el mármol “Portasanta” e, incluso en algunas variantes, el “Rosso Antico”). Es cierto que en ocasiones no sólo se tendría en cuenta ese criterio de similitud con los grandes marmora del Imperio y que la explotación importante y, en ocasiones, temprana de ciertos marmora locales respondería a otros condicionantes socioeconómicos, alcanzando en ciertos usos asimismo un prestigio y cotización destacados29, pero en líneas generales también debió funcionar ese criterio de favorecer el empleo de materiales locales que se asemejaban a mármoles foráneos de amplio reconocimiento y precio. Desde el punto de vista tipológico, ya se indicó que, en su mayor parte, el material pétreo de carácter ornamental corresponde a placas lisas, que sólo en algunos casos presentan una superficie decorada con molduras lisas. Por el contrario, las piezas más elaboradas se restringen a una serie más limitada de marmora, en su totalidad de origen hispano. De nuevo el mármol más usado es el de Almadén de la Plata, con placas, fustes y capiteles de columnas y pilastras, soportes epigráficos (sobresale un altar funerario con pulvinos del s. II d.C.), así como un retrato de bulto redondo del s. III d.C., que 25  A esa problemática de las calizas blanco-rojizas nos referimos en el trabajo que Beltrán - Corrales - Fernández editan en este mismo volumen, a propósito de su empleo en el teatro de Malaca, y a éste remitimos. De todos modos, cfr., Beltrán - Loza, 1988 (para Málaga); Segura, 1988 (para Cabra). 26  Cfr., De Nuccio - Ungaro, 2002.

27  Cfr., por ejemplo, Rodá, 1997, passim, pero quien destaca el uso italicense, sobre todo, del Giallo Antico y del Cipollino, junto al Portasanta y los blancos de Luni-Carrara y, en algo menor grado, Paros (Ibid.: 169); Padilla, 1998.

28  Sí lo tenemos documentado, por ejemplo, en colonia Patricia (Córdoba) (según Márquez, 1995: 94, lám. 18 G (Rodá, 1997) y en Singilia Barba (El Castillón, Antequera, Málaga) (según Serrano, 1988: 830).

29  Cfr. las acertadas consideraciones de Soler, 2004: 472ss., a propósito de Carthago Noua, donde asimismo se emplea un mármol local que se asemeja al "Portasanta".

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mencionaremos a continuación. En mármol de Borba no sólo se realizan placas, sino también otras piezas como una basa de columna, un sarcófago (del que queda un pequeño fragmento) y, al menos, una mensa de altar paleocristiano. En mármol de Trigaches se elaboraron placas y un conjunto de basas y capiteles de un mismo orden, que debieron asociarse en una de las domus construidas en el siglo IV d.C. a fustes de caliza morada de Alconera –se conserva un elemento completo–; ésta última está asimismo testimoniada en placas. Finalmente, la caliza rosa de Sintra se testimonia en placas y en un fuste y, quizá, una basa de pilastra. Toda esa producción implica lógicamente alguna consideración en relación a los talleres de elaboración y la comercialización de los productos pétreos, más o menos elaborados desde las zonas donde se situaban las canteras. Caben todas las posibilidades: importación de piezas elaboradas, de piezas semielaboradas que serían terminadas en Hispalis o de bloques que serían completamente ejecutados en la capital del conuentus Hispalensis, donde debieron existir officinae escultóricas y/o lapidarias. Incluso se ha apuntado que el relativamente elevado número de fragmentos de mensae paleocristianas recuperados en La Encarnación y asociables a la basílica cristiana que se construyó y utilizó en el siglo VI d.C., pudiera suponer que fuera un centro de redistribución de material litúrgico en el ámbito de la Bética. Muchas de ellas se han identificado como de mármol pario y, por tanto, cabe la posibilidad de que llegaran al emporio sevillano ya elaboradas como fruto del comercio, pero el que la anteriormente citada se encuentre ejecutada en mármol de Borba, implica su elaboración hispana, ya sea en el ámbito de la cantera o, quizá más factible dado el carácter específico del producto, en la propia Hispalis del siglo VI d.C. Similar interés tiene el dato de que un fragmento de sarcófago -lamentablemente muy pequeño, que conserva parte del fondo y del inicio de la pared del frente de la caja original, donde se reconoce el inicio del pie desnudo de una figura humana30- se elaboró asimismo en mármol de Borba, lo que implica una elaboración local, en taller lusitano asociado a la cantera, o en taller bético, que apuntaría a la propia Hispalis como hipótesis más probable. Cabe destacar que son pocos los sarcófagos romanos de taller local hispano y más en concreto de la Bética, aunque a finales del s. III d.C.-inicios del s. IV d.C. se han identificado una serie de piezas para las que se ha dicho que pudieron ser elaboradas en talleres béticos o ser fruto de la importación desde talleres de segunda fila en Italia31, pero el material de esta pieza apunta a esa primera opción. Lamentablemente la escasez de lo conservado impide ajustar su fecha de elaboración. Seguramente a talleres de Hispalis hay que adscribir dos esculturas de bulto redondo que emplearon mármol blanco de Almadén, aunque en una variedad de grano muy fino. Una es sólo un fragmento de pierna desnuda, por lo que pudo pertenecer a una estatua ideal de tamaño natural o incluso mayor. La segunda pieza es un retrato que reproduce claramente el arquetipo idealizado del filósofo Crisipo32, pero el carácter individualizado de la obra hace que debamos interpretarlo mejor como el retrato de un particular bajo los rasgos del filósofo griego33 (Figs. 4-5), que tuvo bastante aceptación en el mundo 30  Aunque aumenta el número de ejemplares sarcófagicos de la Bética conocidos hasta ahora y recogidos en Beltrán - García - Rodríguez Oliva, 2006. Vid. además, ahora, Beltrán, 2007. 31  Beltrán - García - Rodríguez Oliva, 2006: 79ss. 32  Richter, 1984: 101-108 (Chrysippos).

33  Por otro lado, son bastante escasos las estatuas de filósofos griegos procedentes de la Bética; cfr. Rodríguez Oliva, 1993: esp. 42. A nivel general, Zanker, 1995.

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Fig. 4. Retrato romano, que sigue el modelo del filósofo Crisipo, de La Encarnación (Sevilla). Visión frontal.

Fig. 5. Idem. Lateral izquierdo.

romano. La pieza pudo corresponder a un retrato particular honorífico colocado en una domus, aunque asimismo a una representación funeraria34, coetánea con la moda de retratos sarcofágicos en que el difunto aparece representado como filósofo35, sobre todo, durante el siglo III d.C., momento en parte coincidente, ya que el ejemplar sevillano se dataría en época severiana. Es, pues, uno más que agregar a la corta serie de retratos de esa centuria en la Bética, aunque en continuidad con una importante línea de producción retratística en talleres locales, que arranca desde los inicios del siglo I d.C.36 La serie de capiteles de columnas -y hemos de suponer que asimismo las basas y fustes- se data durante los siglos II-III d.C., a pesar de que usan diversos tipos de piedras (mármoles de Almadén, Borba y Trigaches, y calizas de Sintra y Alconera). Debemos pensar en buena lógica que la producción de estos materiales -y de otros no citados- a pesar de ser descubiertos en contextos arqueológicos de momentos posteriores, tardoantiguos o medievales, tendría lugar durante los ss. I-II d.C. y, en todo caso, hasta época severiana, en que están en pleno funcionamiento las canteras béticas37 y lusitanas, así como los talleres. No obstante, con posterioridad (a fines del s. III-s. IV d.C. y en el s. VI d.C.) se constatan episodios constructivos de importancia, que debieron generar demanda de productos pétreos de ornamentación y arquitectónicos. 34  No debe olvidarse que esta parte estaba situada muy próxima a la necrópolis septentrional de Hispalis y que incluso en la parte NO del solar se documentó la existencia de una muralla, aunque no se llegó a datar exactamente, lo que justificaría la localización del retrato en una tumba. 35  Cfr., especialmente, Ewald, 1999. Para la Bética, Beltrán, 2000.

36  León, 2001, passim. A pesar de la relativa escasez de retratos béticos masculinos de bulto redondo durante el siglo III d.C. (sólo seis ejemplares; ibid.: 26, fig. 3, y 132-145), uno de ellos, procedente de la zona de Morón de la Frontera (Sevilla), asimismo ofrece los rasgos genéricos de un filósofo griego, aunque sin seguir estrictamente el modelo de ninguno conocido (ibid.: 132-135, nº 33). 37  Cfr. Padilla, 1999b.

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3. Conclusiones Teniendo en cuenta el carácter de los materiales estudiados, que corresponden originalmente a un contexto original urbano de tipo artesanal (s. I d.C.) y doméstico (ss. II d.C. y ss.), y en ningún caso público, así como el carácter parcial de las muestras, como resultado de reutilizaciones en muchos casos, se constata una predominancia de marmora de origen hispano, localizadas sus canteras en zonas de la Bética y la Lusitania. Su uso es tanto de placas lisas -predominante-, cuanto de productos elaborados, sobre todo arquitectónicos, y esporádicamente escultóricos (Almadén y Borba) y de soporte epigráfico (Almadén). Es destacable la relativa escasa presencia de piezas elaboradas en mármol de Mijas, documentado en otros contextos hispalenses y de la Bética occidental, así como -por el contrario- el significativo uso de piedras de origen lusitano, como el mármol gris de Trigaches, la caliza rosa de Sintra o el mármol blanco de Borba, aunque en este circuito de comercialización no se integran los mármoles típicos de EstremozVilaviçosa, seguramente por la competencia de los mármoles de Almadén, de similares características y más cercano geográficamente y fácil de trasladar. Asimismo, se importaron calizas blanco-rojizas de la zona bética del Surco Intrabético (provincias de Málaga, Córdoba y Granada) y otras seguramente de lugares más próximos, pero cuya exacta localización desconocemos. Sí están presentes en menor grado marmora extrahispanos de alta difusión durante el Imperio romano, como los mármoles “Africano”, “Giallo Antico”, “Pavonazzetto”, “Cipollino”, “Rosso Antico” y “Pórfido Verde” lacedemonio, pero siempre con un uso de placas lisas, de recubrimiento parietal o pavimental. Extrañamente no se han documentado otras variedades también testimoniados en otras ocasiones en estos territorios béticos, como el mármol de Luni-Carrara o el Portasanta, ni mármoles blancos griegos.

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