Mármol y δύναμις, breve aproximación a la teoría hilemórfica aristotélica a través de la obra de Miguel Ángel Buonarotti.
Descripción
Mármol y δύναμις: breve aproximación a la teoría hilemórfica aristotélica a través de la obra de Miguel Ángel Buonarroti. María Victoria Pérez Monterroso Universidad Complutense de Madrid
0 “Soldar la intolerable dualidad, exaltar en las artes sus más bajas funciones a fin de redimirlo una vez cuando menos de los grilletes de la opacidad” Antonio Martínez Sarrión, Cuerpo, en C ordura , 1999.
Queremos dar inicio a este ensayo exponiendo las motivaciones que llevan a su escritura así como el horizonte que se pretende alcanzar en él. Tras la lectura de los libros Lecciones preliminares de filosofía de Manuel García Morente e Iniciación a la filosofía de Felipe Martínez Marzoa, así como las clases sobre Historia del arte tomadas durante el ciclo de Bachillerato y, por supuesto, las nociones hasta ahora recogidas en la lectura y estudio de los clásicos Metafísica y De anima de Aristóteles, surgió el propósito de tratar el papel de la δύναμις en la filosofía aristotélica, partiendo de la base de la distinción entre los conceptos materia y forma y valiéndonos de la producción artística, concretamente escultórica, del artífice Miguel Ángel Buonarroti como apoyo y ejemplo esclarecedor de la explicación. Nos serviremos de los primeros dos apartados del ensayo para asentar los conocimientos extraídos de las fuentes ya mencionadas, mientras que en el tercero se desarrollará una sugestiva anécdota sobre la producción escultórica del excelente artista Miguel Ángel que, como ya hemos mencionado, servirá como arquetipo para comprender mejor lo desarrollado en este escrito. Lo siguiente, en la sección cuarta, será establecer la conclusión derivada de la argumentación que llevaremos a cabo: trataremos de interpretar o entender el ser desde el noser , es decir, apuntaremos el estar entregado a la muerte como la propiedad fundamental del ser aristotélico. Por último, siendo éste el momento conveniente, me disculpo de antemano por los posibles equívocos que, debidos a la condición de ensayista principiante en la que me encuentro, probablemente se cometan.
I Siendo cautos, antes de comenzar con el desarrollo del ensayo, debemos establecer una serie de supuestos fundamentales para descartar de antemano posibles confusiones. En primer lugar, para Aristóteles, “ser” y “lo que es”, no es la misma cosa. “Ser” consiste primordialmente en presentar un aspecto, en mostrarse como una forma específica concreta ( εἶδος ). “Sócrates es , y su ser consiste en “ser hombre”; [...] pero no es ello mismo lo ente , sino que lo ente, en el caso de Sócrates, es Sócrates.” 1 . Sócrates, individuo particular, será entonces lo que es , lo ente , la “entidad”. Pero ¿qué queremos decir cuando utilizamos el término entidad (ουσία)? Como hemos estudiado en Metafísica , hay muchas y diversas formas en las que Aristóteles lo predica y utiliza, pero en este caso aludimos al término de la siguiente manera: La ousía es la respuesta a la pregunta τι ἐστιν (¿qué es?). Entonces, volviendo al ejemplo utilizado para esclarecer la distinción con la que se daba comienzo a este ensayo, si la respuesta al “qué es”, es decir, si lo que es , era un esto , un ente particular : Sócrates; podemos concluir en que lo que de forma fundamental es , será, en cada caso, un individuo particular, al modo en que lo es Sócrates. En efecto, a la pregunta ¿qué es esto o aquello? alegamos: un caballo, una mesa, una lámpara; respondemos señalando un ente particular, individual, único. ¿Y en qué aspecto reside esta unicidad de la entidad? Para dar cuenta de esta particularidad, recurriremos a la explicación aristotélica dada en cuanto a la composición y generación de estos individuos. La entidad es una combinación en la que quedan conjugados materia ( ύλη ) y forma [específica] ( εἶδος ). Decíamos antes que ser consiste primordialmente en presentar un aspecto o mostrarse como una forma específica concreta. La forma, dentro de la dualidad expuesta, será el elemento actualizador de la materia, que por su parte es el componente indeterminado. Además, en la generación de cada ente particular, se irá repitiendo una y otra vez en los múltiples y distintos individuos conformantes de una especie. 2 Por lo tanto, la forma será el componente reiterado en la generación individual y la materia el elemento particularizador. 1
MARTÍNEZ MARZOA, Felipe. (2011). La hylé y la morphé. En Iniciación a la filosofía (6768). Madrid: ISTMO 2 Es obvio que la forma no será la misma en un caballo que en un gato, pero sin embargo sí lo será, por ejemplo, en un caballo A y un caballo B; al igual que será la misma en un gato A y en un gato B. Por esto tildamos a la forma de “específica”, pues es el término reiterado que en la generación nos permite identificar a cada individuo singular como perteneciente a la misma especie que otro individuo del mismo modo singular.
Podemos concluir tras lo expuesto que es en la materia donde radica la unicidad, singularidad o particularidad de cada entidad. II Si ser es presentar un aspecto dado a través de la actualización de la materia por la forma específica, de algún modo podemos decir que ser , en Aristóteles, se corresponde con un llegar a ser, en cuanto a que la materia es, en una primera instancia, algo indeterminado que llegará a determinarse. Podría parecer entonces que en esta génesis la materia es de algún modo anterior al componente determinante que es la forma, sin embargo en el capítulo octavo del libro séptimo de Metafísica , Aristóteles argumenta lo contrario. “ En efecto, producir algo determinado no es sino producir algo determinado a partir de lo que es sustrato.” 3. Habíamos expuesto que todo lo generado es siempre producto de la combinación entre materia y forma. Por lo tanto, es necesario que en toda generación haya un sustrato previo que de algún modo “ya esté ahí”, pues si la forma se gestase de igual modo, estaría compuesta a su vez de materia y forma, y esta regresión seguiría en un proceso infinito. El sustrato que forzosamente existe de manera previa a la generación es la forma. III Para lograr una mejor compresión de la preexistencia de la forma sobre la materia recurriremos a un conocido ejemplo, al que hacíamos alusión en la introducción del ensayo: la concepción del David de Miguel Ángel. El término griego hylé ( ύλη) antes de la reelaboración aristotélica del mismo hacía referencia a los “materiales de construcción” en cuanto a elementos utilizados en la realización de una obra. “ Para entender lo que significa una palabra que en griego significa “materiales de construcción”, debemos pensar no en la fabricación útil ni en la moderna técnica, sino en la obra de arte. [...] Es en la obra de arte donde éstos son “descubiertos”, donde se les reconocen sus caracteres propios”. 4 Este “descubrimiento” de los materiales, el sacar a la luz lo que de antemano está, no es sino otra manera de aludir a la presencia de un 3
ARISTÓTELES. (2014) Capítulo octavo. Libro VII. En Metafísica (308). 1033a3133. Madrid: Gredos. Traducción: Tomás Calvo Martínez. 4 MARTÍNEZ MARZOA, Felipe. (2011). La hylé y la morphé. En Iniciación a la filosofía (6970). Madrid: ISTMO
algo que va a llegar a ser y que por lo tanto aún noes 5, es decir, a la preexistencia de la forma. En el momento de la creación de su David, Miguel Ángel apenas hace nada durante los primeros meses de trabajo. El procedimiento a la hora de esculpir sobre un bloque de mármol solía consistir en modelar previamente una obra en yeso a modo de boceto y posteriormente trasladar la figura a la pieza. Miguel Ángel sin embargo altera esta forma de proceder. Su primer y más importante paso consiste en “oír” el mármol: utilizando un martillo, comienza a dar pequeños golpes al bloque para descubrir los puntos en los que la densidad cambia o permanece uniforme, con objeto de conocer las características peculiares de esa sección de material. Lo que está haciendo es, precisamente, revelar lo que de antemano está en la pieza del mármol: sacar a la luz lo que verdaderamente hay en ese bloque. De manera que él no va a imprimir un boceto externo a esa precisa pieza de mármol 6, sino que va a extraer la obra que de algún modo ya está en ella. El sacar a la luz lo subyacente, lo que previamente está, es, ciertamente, la ya expuesta actualización de la materia a través de la forma. El término que Aristóteles utiliza para referirse a este movimiento pues de algún modo se transita de un estatus a otro es δύναμις. Llegar a ser es, pues, ser en cuanto a la δύναμις. IV Si se resolvió en los apartados previos que para Aristóteles ser consiste primordialmente en llegar a ser o, como acabamos de establecer, en ser en cuanto a la dynamis , ser es, de forma fundamental, perecer, pues perecer es esencialmente el cumplimiento o actualización de lo que perece. “ Que algo es A “en cuanto a la δύναμις” quiere decir que su perecer propio es “llegar a ser A”.” 7 ¿Acaso no es el surgimiento del David el perecer del mármol? El ser bloque de mármol, es decir, ser estatua en cuanto a la
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Para evitar posibles malentendidos, debemos establecer una diferencia entre “no ser” y “noser”. Una mesa “no es” una planta, en cambio una semilla “noes” una planta. El matiz radica en la potencialidad, pues una mesa no es una planta ni tiene posibilidad de llegar a serlo, a diferencia de la semilla, que potencialmente sí lo es, es decir, puede llegar a serlo como a no serlo, pero la posibilidad de serlo reside en ella. 6 Nos referimos al bloque como “esa precisa pieza” porque, como habíamos convenido, si la materia es lo que en un proceso de génesis individualiza al ente generado, en este caso debe ser ese preciso bloque de mármol y no otro, a partir del cual nace el David. 7 MARTÍNEZ MARZOA, Felipe. (2011). La hylé y la morphé. En Iniciación a la filosofía (76). Madrid: ISTMO
dynamis otra forma frecuente de expresarlo es “estar en potencia”, supone que en el surgir de la estatua, tendrá lugar el perecer del mármol. Como término del ensayo aludiremos una vez más a una cita por parte de Felipe Martínez Marzoa con propósito de establecer una conclusión a toda la argumentación precedente: “ Lo que no está entregado a la muerte, no es viviente. ” 8, pues al ser, le corresponde esencial, e inexorablemente, el noser.
MARTÍNEZ MARZOA, Felipe. (2011). La hylé y la morphé. En Iniciación a la filosofía (72). Madrid: ISTMO 8
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