“Marking 50 years of Progress”: El desarrollo y el Sur Global bajo la mirada de la USAID.

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Descripción

XV JORNADAS INTERESCUELAS/DEPARTAMENTOS DE HISTORIA 16 al 18 de septiembre de 2015 Comodoro Rivadavia – Chubut ORGANIZA: Departamento de Historia Sede Comodoro Rivadavia Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (U.N.P.S.J.B.)

Número de la Mesa Temática: 87 Título de la Mesa Temática: Imágenes en la construcción de la memoria e historia reciente. Apellido y Nombre de las/os coordinadores/as: Lizel Tornay (Inst. Interdisciplinario de Estudios de Género – UBA) Gonzalo Leiva Quijada (Pontificia Universidad Católica de Chile) Alberto del Castillo (Instituto Mora, D.F., México)

“Marking 50 years of Progress”: El desarrollo y el Sur Global bajo la mirada de la USAID.

de Brea Dulcich, Nicolás Instituto del Desarrollo Humano - UNGS Facultad de Filosofía y Letras - UBA [email protected]

“Marking 50 years of Progress”: El desarrollo y el Sur Global bajo la mirada de la USAID.

Introducción La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) es una institución oficial de los Estados Unidos fundada en el año 1961 durante la presidencia de John Kennedy. De acuerdo con sus creadores, la agencia nació con el objetivo de ordenar las múltiples y variadas organizaciones norteamericanas dedicadas a la “asistencia extranjera” para, de esa manera, canalizar la “ayuda” ofrecida a través de una única institución. Esta medida continuaba la línea trazada por el Programa de Recuperación Europea (1948) y se asociaba directamente con la Alianza para el Progreso (1961). Mientras que el primero estuvo dirigido a la reconstrucción del viejo continente luego de la guerra, la segunda fue orientada a fomentar el “desarrollo” de las economías latinoamericanas. Este “altruismo” manifestado desde la USAID no respondía a un súbito rapto de benevolencia sino a una política de Estado diseñada en plena Guerra Fría. En el ámbito latinoamericano, a través de su empeño “desarrollador”, la oficialidad estadounidense buscaba “contener” la influencia comunista y/o revolucionaria en la región1 (donde ejerce su hegemonía desde principios del siglo XX). El objetivo perseguido por esta política consistía en mejorar los estándares de vida de los países “subdesarrollados” a través del envío de “ayuda” económica a las distintas administraciones estatales del continente. Esto, se entiende, con miras a evitar que la situación de explotación de aquellas poblaciones funcionara como caldo de cultivo para potenciales rebeliones y/o revoluciones que amenazaran con debilitar la hegemonía norteamericana sobre la región. En su página web institucional2, la USAID presenta un audiovisual titulado Marking 50 years of Progress [Marcando 50 años de Progreso]. El mismo fue realizado para celebrar los 50 años transcurridos desde el decreto presidencial que dio nacimiento a la Agencia. El objetivo de este trabajo consiste en tomar el audiovisual en cuestión como eje para analizar el discurso de la Agencia de los Estados Unidos para el 1

Ver, entre otros, AGUIRRE, Luis María (2006): Las relaciones entre América Latina y Estados Unidos: Balance y perspectivas en: BORÓN, Atilio y LECHINI, Gladys (comp.). Política y movimientos sociales en un mundo hegemónico. Lecciones desde África, Asia y América Latina. Buenos Aires, CLACSO y CARBONE, Valeria (2009): Cuando la guerra fría llegó a América Latina, en: NIGRA, Fabio y POSSI, Pablo. Invasiones bárbaras en la historia contemporánea de los Estados Unidos. Buenos Aires, Maipue. 2 http://50.usaid.gov/

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Desarrollo Internacional. Lo que interesa, en particular, es revisar la forma en que la Agencia concibe, piensa y promociona el “desarrollo”. La representación del desarrollo/subdesarrollo en "Marking 50 years of Progress" El audiovisual fue lanzado en el año 2011, más precisamente en el mes de noviembre (tal y como se consigna en el sitio web que lo aloja). El mismo, de 2:15 minutos de extensión total, fue realizado a partir de una serie de fotografías 3 editadas, con música y voz en off, a modo de presentación o slide. Para introducirlo, el sitio web oficial de la Agencia destaca que: Por cincuenta años, los programas de la USAID han salvado y mejorado vidas alrededor del mundo, han desarrollado los valores [norte] Americanos, han aumentado la estabilidad global y han dirigido el crecimiento económico en mercados emergentes. En este video, usted oirá la visión del Presidente Kennedy respecto de la asistencia extranjera, una visión que ha sido llevada adelante por el personal de la Agencia alrededor del mundo. Nuestro personal continúa trabajando, sin ceder al cansancio, con la meta de alcanzar la dignidad humana y el progreso global, poniendo foco en soluciones inteligentes e innovadoras que resuelvan los desafíos del desarrollo. 4

Y para finalizar, cierra la síntesis con la siguiente cita: Nuestros problemas son problemas creados por el hombre, por lo tanto pueden ser resueltos por el hombre. - Presidente John F. Kennedy

Para empezar, es necesario abordar el audiovisual teniendo en cuenta su carácter de propaganda; siendo que éste es un producto elaborado desde la propia institución5, sería extraño que el mismo no tendiera, en mayor o menor medida, hacia la convalidación de lo hecho por la Agencia en sus primeros cincuenta años de existencia. Esta suposición se confirma, sin más, con reproducir el video una sola vez. Y es comprensible que esto suceda así dado que “no podemos más que considerar la cámara como el medio de una mirada que se fija en la imagen, tomando en cuenta que se trata de una mirada ajena que se transfiere a nuestra propia mirada cuando nos plantamos frente a la imagen final”. (Belting, 2007: 276). Es

cierto

que

las

fotografías

presentadas en el slide fueron, de hecho, tomadas por fotógrafos independientes o freelance, miembros de agencias de noticias como la Agence France-Presse (AFP) o 3

Producidas por los fotógrafos: Bruce Burkhardt, Gideon Mendel, Luis Rabayo, Tony Karumba, Roberto Schmidt, Noah Seelam, Tim McKulka, Joel Robine, Simon Maina, Patrick Baz, Pascal Guyot, Carl De Souza, Stuart Price y Adek Berry. 4 La traducción es propia. 5 Si bien el video cuenta con el sello oficial de la USAID, el sitio web no especifica quién estuvo a cargo de la realización del audiovisual. De todas formas, se sobreentiende que el mismo fue una realización propia de la Agencia o fue realizado a pedido de ésta última.

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agentes de periódicos como The Guardian o The New York Times. Pero esto no atenta contra el hecho de que la USAID se valió de esas imágenes para reproducir su propia mirada. Puede que las imágenes en cuestión surgieran de una mirada diametralmente distinta a la finalmente propuesta por el video institucional (o tal vez no), pero no hay que olvidar que "cualesquiera que sean el origen y el destino del mensaje, la foto, además de ser un producto y un medio, es también un objeto, dotado de una autonomía estructural (...)" (Barthes, 1992: 12) y que "(...) la condición puramente 'denotativa' de la fotografía, la perfección y plenitud de su analogía, en resumen, su 'objetividad' (…) es algo que corre el riesgo de ser mítico (...)" (1992: 15). De esto se desprende que, independientemente de la voluntad de sus autores, la connotación elaborada en el proceso de realización del audiovisual por parte de (o a pedido de) la USAID, pudo haber extraído de las fotografías un sentido divergente respecto del mensaje fotográfico original. Marking 50 years of Progress comienza con música de fondo (un piano, violines, violas, cellos, contrabajo y percusión) y la voz en off del ex presidente John Kennedy en pleno discurso. El audio está editado de tal manera que sugiere, para el espectador desprevenido, referir a un fragmento de un discurso particular del ex presidente. Pero lo cierto es que el mismo es una compilación de frases provenientes de, al menos, dos célebres discursos; uno de ellos 6 brindado en el marco del primer aniversario de la Alianza para el Progreso (13 de marzo de 1962) y el otro 7, titulado A Strategy of Peace [una estrategia de paz] ofrecido en la American University de Washington (10 de junio de 1963). El audio del video reproduce las siguientes palabras8: Hoy nos proponemos ir más allá de los logros del pasado para establecer el principio de que todas las personas tienen derecho a vivir decentemente. Ésta es la meta más exigente de todas. Hemos tenido un buen comienzo en nuestra trayectoria; pero todavía tenemos un largo camino por recorrer. La erradicación de la pobreza es una tarea tan difícil, sino más difícil, que la de conquistar el espacio exterior. Y seguramente habrá momentos de frustración y decepción. Pero no debemos dudar de los resultados. Porque toda la historia nos muestra que el esfuerzo por lograr el progreso representa la aspiración más decidida y firme del hombre. Nuestros problemas son problemas creados por el hombre, por lo tanto pueden ser resueltos por el hombre. Porque, en última instancia, nuestro mayor vínculo en común es que todos habitamos este pequeño planeta, todos respiramos el mismo aire, todos velamos por el futuro de nuestros hijos y todos somos mortales. 6

El texto completo, en idioma original, se encuentra disponible en: http://www.presidency.ucsb.edu/ws/? pid=9100 7 El texto y el audio completos, en idioma original, se encuentran disponibles en http://www.jfklibrary.org/Asset-Viewer/Archives/JFKWHA-190-002.aspx 8 La traducción es propia.

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Pero además de esto, el audiovisual presenta una serie de imágenes en slide, tal y como fuera adelantado más arriba. Las imágenes muestran, en un primer nivel de análisis general, diversas personas en diferentes espacios y circunstancias: podemos ver hombres y mujeres, tanto adultos como niños. Se alcanza a reconocer que aquellas personas se encuentran en distintas locaciones geográficas, presumiblemente en rincones distantes del mundo. Una de las cuestiones que salta a la vista al reproducir el video por primera vez, está relacionada con los rasgos fenotípicos de las personas que allí aparecen; con la excepción de la imagen del ex presidente Kennedy dando un discurso por televisión y la de un aparente voluntario anónimo (presumiblemente de la propia USAID) trabajando en la construcción de una estructura de madera, el resto de los protagonistas poseen fenotipos generalmente asociados a poblaciones no europeas. Desde ya que esta asociación responde pura y exclusivamente a un estereotipo que supone, erróneamente, algún tipo de relación lineal y fija entre territorio y fenotipo. Pero es precisamente por ello que interesa destacar esta cuestión. El hecho de que el audiovisual centre su atención en personas aparentemente hindúes, latinas, africanas, árabes, etc., sugiere que son justamente ellas las destinatarias de la ayuda de la USAID. Esto, claro está, no aparece de forma explícita en el video. Pero la exclusión (deliberada o no) de personas a quienes pudiéramos prejuzgar como integrantes de poblaciones “occidentales”, permite entrever esta posibilidad. A este respecto es interesante destacar que al estereotipar a los miembros de un grupo, se perciben como una esencia inmutable rasgos que derivan del hecho de las condiciones sociales que les son impuestas. La desigualdad social o la violencia resultante de la lucha es interpretada como una característica inherente al grupo. Se desvía la acción histórica de los grupos dominantes y la desigualdad de clase del sistema, a la culpa o el mérito de los grupos estigmatizados. En ambos casos se termina investigando a la víctima (Gamarnik, 2009: 3)

La representación convierte algo extremadamente complejo de describir, como lo es en este caso la variabilidad genética, su expresión a nivel fenotípico y la dispersión de poblaciones humanas alrededor del mundo, en algo simple. Y al hacerlo, reduce y distorsiona lo que representa. El mensaje pareciera estar indicando algún tipo de valoración humana “deducible” a partir de una determinada expresión fenotípica; el color de la piel estaría significando mucho más que “sólo un color”. Porque, tal y como se muestra en el video, son los no-blancos quienes necesitan ser asistidos y son los

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blancos quienes están capacitados para asistir. Siguiendo con la autora podemos afirmar que el impacto de estas representaciones resulta poderoso sobre todo respecto de los grupos de los que no se tiene un conocimiento directo ¿Qué sabemos nosotros de los musulmanes o de cómo era América antes de la conquista? Nuestro conocimiento, salvo un estudio particular o una especialización en el tema, es siempre indirecto y mediático, entendiendo el término mediático en sentido amplio (Gamarnik, 2009: 2)

Otro detalle interesante a destacar, además de la caracterización fisonómica de las personas, es la forma en que éstas aparecen representadas: vestidas con ropa sucia, descuidada o vieja, descalzas, con transpiración en sus rostros, sentadas en el suelo o recostadas sobre camas sin colchón. Situadas en pleno desierto, en villas miseria o alojadas en chozas precarias, llorando, mostrando sus rostros de tristeza, famélicas o compartiendo un poco de comida. Prácticamente todo elemento material visible aparenta ser viejo: las calles son de piedra, los autos de mitad del siglo pasado, lo mismo sucede con las casas y la pintura de las paredes, los ventiladores o el televisor. Las escenas muestran ambientes desprolijos y descuidados, con cables sueltos o ventanas sin vidrios. Incluso los colores de las imágenes se muestran lo suficiéntemente débiles como para suponerlos “gastados”. Sumado a todo esto, el empleo de un foco diferencial que destaca a los individuos retratados y opaca su contorno, nos habla de una decisión estética que fomenta, en el espectador, la sensación de que los protagonistas realmente viven en el desamparo. Porque, después de todo, el audiovisual pareciera estar insinuando que las personas retradadas efectivamente viven "atrapadas" en algún tiempo pasado. Su realidad, contemporánea al presente occidental, no se condice con los "progresos" de la ciencia y la técnica. Los beneficios de la modernidad (de pura cepa occidental, claro está) no habrían llegado a aquellas lejanas latitudes terrenales. Más bien las escenas parecieran representar auténticas "supervivencias", al decir de Tylor (1871); vestigios del pasado que arañan el presente como testimonios de tiempos pretéritos que se resisten, inútilmente, ante la fatalidad del devenir histórico. La ideología que subyace a esta lógica de pensamiento no es otra que la del evolucionismo unilineal. Aquella que supone a la historia de la humanidad como un proceso evolutivo que, etapa tras etapa, conduce a nuestra especie desde el salvajismo y la barbarie hacia la civilización. No es necesario ser demasiado perspicaz para deducir que, para la USAID, la máxima expresión del desarrollo histórico ascendente de la humanidad, la tan mentada "civilización", no es otra que la propia sociedad que la cobija y la financia. 6

Todo esto pareciera estar dispuesto con el objetivo de persuadir al público espectador (¿principalmente ciudadanos estadounidenses?) respecto de las intenciones, metas y nobles objetivos de la USAID. La impresión que deja es la de que, allá afuera, existe un mundo lleno de personas que necesitan ayuda. Y puede ser pensado así, ya que la fotografía, como un proceso de producción cultural, es también una elaboración simbólica de un discurso político: ayuda a crear un imaginario social con una significación particular tanto para el grupo que la elabora (y reproduce), como para el público que la recibe. (Entin y Yujnovsky, 2005: 15)

Es necesario aclarar en este punto que la USAID depende directamente del Departamento de Estado norteamericano y que, desde los atentados de septiembre de 2001, sus programas de asistencia fueron integrados a su doctrina de Seguridad Nacional. Teniendo esto presente, es posible juzgar a Marking 50 years of Progress como un dispositivo de propaganda tendiente a justificar o, al menos, a perseguir la construcción de un determinado consenso respecto de las acciones llevadas adelante por la administración gubernamental estadounidense. El hecho de que la duración total del audiovisual alcance a penas los 2:15 minutos coincide con esta suposición. La síntesis del formato favorecería una amplia difusión del mensaje, ya sea vía televisión o internet. Continuando en este sentido resulta interesante prestar atención al logo de la Agencia (con el cual se da cierre al video). El mismo consiste en un escudo/sello con dos manos estrechándose en el centro de una pseudo-bandera estadounidense; compuesta por siete estrellas blancas situadas dentro de un rectángulo azul, justo encima de siete bastones rojos dispuestos de manera vertical. Inmediatamente a la derecha del escudo/sello, aparece la sigla “U.S.A.I.D.”, identificadora de la Agencia, haciendo un juego de significado: las letras U.S., destacadas en color azul, hacen referencia a United States [Estados Unidos] y las restantes A.I.D., resaltadas en color rojo, sobresaltan la palabra homónima AID [ayuda/asistencia]. Debajo de la sigla figura la frase FROM THE AMERICAN PEOPLE [del pueblo americano]. Siguiendo con la hipótesis presentada un poco más arriba, sería coherente arriesgar que el logo de la Agencia se asocia directamente con la idea de democracia tan blandida por el aparato propagandístico norteamericano. Porque si bien la USAID es una institución de carácter gubernamental, lo cierto es que desde el propio logo se promociona la índole popular de la “asistencia” brindada por “el pueblo americano”. Esto también podría asociarse con lo dicho más arriba respecto del imaginario social que supone a la población “blanca” 7

como aquella realmente capacitada para ofrecer ayuda al resto de las poblaciones. Después de todo, si la de los Estados Unidos es la más antigua, sólida, estable y desarrollada de todas las democracias del mundo, entonces por qué no argüir que sus miembros integrantes tienen la posibilidad (y tal vez, la responsabilidad) de transmitir, exportar y asistir al resto de los mortales en lo que refiere al “desarrollo”. De esto también se desprende una cierta mirada respecto a las supuestas características fenotípicas de la población estadounidense en tanto comunidad imaginada 9; los del norte serían, en su mayoría, individuos de tez blanca. De lo contrario sería difícil proponer un mensaje basado en el par de oposición blanco/no blanco y desarrollado/subdesarrollado. Retomando las imágenes del audiovisual, es necesario hacer una mención especial a la decisión estética detrás de la selección fotográfica de los realizadores. Resulta evidente que aquello que buscaron representar es la carencia sufrida en el mundo “no desarrollado” y, para ello, accedieron a estetizar la desgracia ajena para “convertir el naufragio en ícono”, usando las palabras de Didi-Huberman. Sucede de esta manera que el espectador de un naufragio o de una batalla sangrienta no debe sentirse culpable por estar sano y salvo (…) En lugar de esto, debe poner en evidencia la diferencia que existe entre la necesidad de felicidad y la implacable voluntad propia de la realidad física o histórica. Éste debe justamente hacer de su buena fortuna el soporte de una sabiduría que otros podrían aprovechar (Didi-Huberman, 2008: 46)

En este sentido sería interesante situarse detrás de los ojos de un potencial espectador. Podría esperarse que aquél fuera sobrecogido con fuerza al ver las imágenes reproducidas por el audiovisual y acabara efectivamente como “espectador del naufragio”. El naufragio, en esta situación, estaría representado por el hambre y la necesidad, la carencia de bienes materiales, de tecnología, la dificultad de acceder a una educación escolarizada, a una atención hospitalaria, etc. Lo llamativo, sin embargo, es que el video no parece interpelar a sus “espectadores del naufragio” para movilizarlos frente a esa realidad adversa e incentivarlos a tomar cartas en el asunto. Más bien pareciera como si se limitara a representar una realidad extraña, ajena o lejana a sus espectadores, al tiempo que les hace saber que ya hay alguien comprometido en la situación; el Estado norteamericano, que como legítimo representante de su pueblo posee una Agencia específicamente pensada para encargarse de esos asuntos, por lo cual 9

“Es imaginada porque aun los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión” (Anderson, 1993: 23).

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el espectador/ciudadano puede sentirse aliviado de esa carga moral. El video no explica las causas de aquella "realidad" representada, pero sí muestra "la solución", el camino a seguir para corregirla y superarla. La propia música que acompaña al audiovisual pareciera sugerirlo; alrededor del minuto 00:59 hay un aumento repentino del volumen que indica un cambio en la representación. Simultáneamente, las imágenes exhibidas también comienzan a mostrar que hay un quiebre en la narración; con la aparición en primer plano del sello/logo de la USAID impreso en un retazo de arpillera que flamea de forma constante y sonante, vemos por primera vez en la secuencia a un niño que, sonriendo, trae consigo un recipiente lleno de comida. Y a partir de este momento las escenas son distintas a las anteriores, algo cambia. Vemos niños y niñas asistiendo a la escuela, hombres trabajando en equipo, una mujer sonriente cargando una gran bolsa de la USAID, y todo con un marco de helicópteros, marines, tiendas de campaña y, por supuesto, la voz del ex presidente Kennedy que nos incita al optimismo: “no debemos dudar de los resultados”. La construcción de subalternidad: la interdependencia entre Desarrollo y Sur Global Resulta interesante y necesario detenerse sobre la representación del mundo construida por la USAID. Porque ya desde su propio nombre declama una proyección "internacional" del "desarrollo". Y Marking 50 years of Progress se encarga de traducir esa proyección del plano ideológico al plano audiovisual. De ahí el valor que encierra el video en cuestión; en él se puede rastrear la perspectiva global que la Agencia crea y difunde para argumentar su accionar en las distintas partes del mundo en que tiene injerencia. La hipótesis sobre la que se apoya este trabajo consiste en sostener que aquella perspectiva global parte de la cosificación de la alteridad no-occidental. Esta postura le permite a la USAID construir el subdesarrollo y convalidar, en un mismo movimiento, su pertenencia al "desarrollo". De esta manera, ambos conceptos quedan íntimamente ligados en una relación de retroalimentación continua. En su abordaje de la temática, Arturo Escobar (2010) trabajó en torno a los orígenes del concepto moderno de "planificación", central para el "desarrollo" desde su aparición. En términos generales el autor encontró que aquel concepto, en su proceso de constitución, llegó a incorporar la noción de que el cambio social puede (y debe) ser diseñado y dirigido; en fin, generado a discreción. Ahora bien, esa posibilidad de acción 9

quedaba reservada a los países del "Primer Mundo", tanto para consolidar su propio "desarrollo" como para exportar su experiencia desarrolladora a aquellos países "incapaces" de desarrollarse por sí mismos. De esta manera, los países de América Latina, África y Asia, eran vistos como "subordinados a las fuerzas naturales", lo cual no produjo los "resultados más felices". Los países pobres eran introducidos al mundo "iluminado", moderno y occidental, de la ciencia y la economía, mientras que las condiciones vigentes en aquellos países eran construidas y caracterizadas como un "círculo vicioso" de "pobreza", "ignorancia", etc. La ciencia y la planificación, por otro lado, eran vistas como neutrales, deseables y universalmente aplicables, mientras, en verdad, toda una particular racionalidad y una experiencia civilizatoria estaba siendo transferida al Tercer Mundo a través del proceso del "desarrollo". El Tercer Mundo entraba así a la consciencia occidental de la segunda posguerra como la materia prima (social y técnica) apropiada para la planificación. Este estatus por supuesto dependía, y todavía lo hace, de un extractivismo neocolonial. Epistemológica y políticamente, el Tercer Mundo fue construido como un objeto natural y técnico que debía ser normalizado y moldeado a través de la planificación para alcanzar las características "científicamente comprobadas" de una "sociedad desarrollada" (Escobar, 2010: 149).

En esta caracterización, Escobar destaca algunas de las instituciones que abonaron a la construcción de esta particular perspectiva global. Entre ellas podemos destacar al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional, algunas universidades estadounidenses y británicas o a las agencias técnicas de las Naciones Unidas. Si bien no nombra específicamente el caso de la USAID queda claro, por lo visto hasta aquí, que la Agencia comparte esta postura al pie de la letra: la "ayuda" dispensada tiene como destinatarios a sociedades concebidas como objetos. Porque si se ponderara a aquellas sociedades como dinámicas, en lugar de estáticas, o si se tomara a sus miembros integrantes como sujetos activos capaces de valerse por sí mismos, entonces sería insensato plantear cualquier tipo de asistencia externa. Para poder justificar su rol de agente desarrollador, la USAID (como cualquier otra institución, Estado, corporación, ONG, etc.) necesita construir el subdesarrollo. Y ese subdesarollo, queda claro, fue construido desde una perspectiva eminentemente etnocéntrica. Regresando la atención sobre su página web, la USAID destaca que su meta es lograr "(...) la dignidad humana y el progreso global, poniendo foco en soluciones inteligentes e innovadoras que resuelvan los desafíos del desarrollo". Y en la misma sintonía se reproduce un fragmento de discurso del ex presidente Kennedy en el que señala que "(...) toda la historia nos muestra que el esfuerzo por lograr el progreso representa la aspiración más decidida y firme del hombre". Lo primero que llama la atención es el carácter casi sinonímico con que ambos fragmentos se refieren al 10

"desarrollo" y al "progreso". Tanto uno como el otro parecieran estar significando lo mismo. Esto puede relacionarse con lo que se dijera más arriba acerca de la matriz evolucionista del discurso; al parecer, el "desarrollo" no sería otra cosa que una mera reformulación nominal (elaborada luego de la segunda guerra mundial) del "progreso" decimonónico. Incluso hay quienes afirman que este continuum tiene origen mucho tiempo atrás: disfrazado por muchos nombres (civilización, progreso, modernización, globalización) y oculto bajo diferentes rostros, el desarrollo ha sido desde 1492 la más atractiva idea galvanizando a gobiernos, líderes y sociedades, independiente de raza, religión e ideología. (...) funcionando para organizar la hipocresía y legitimar la injusticia (...) concebida por el más fuerte para explotar al más débil (de Sousa Silva, 2009: 1)

Tal

vez

este

continuum

pueda

ser

relacionado

con

las

diversas

caracterizaciones con que fue definida (y construida) la subalternidad del desarrollo: Mundo Antiguo, Oriente, Mundo Primitivo, Sociedades Pre-capitalistas, Tercer Mundo, Mundo en Vías de Desarrollo y, el más frecuente hoy en día, Sur Global. Lo interesante de estas caracterizaciones es que todas produjeron el efecto de subordinar a un amplísimo espectro de sociedades (diferentes entre sí) en una única identidad aglutinante y totalizadora; en el caso que nos concierne, la condición distintiva de cada sociedad perdió relevancia frente al imperativo del "desarrollo". De esta manera, el mundo fue construído a partir de un principio de dualidad: los desarrollados (occidentales) y los subdesarrollados (todos los demás). Otro dato sintomático es la suposición manifestada desde la USAID respecto del carácter universal del "progreso global" como "la aspiración más firme y decidida del hombre". Forma parte del mismo accionar etnocéntrico que proyecta las propias ideas, nociones y cosmovisiones, al conjunto de los hombres y mujeres del planeta. Asumiendo que la experiencia occidental es siempre universal y no, como cualquier otra, local y particular. Esto puede confirmarse con tan solo volver a poner atención sobre el audiovisual: en un fragmento del discurso allí reproducido, el ex presidente Kennedy realiza una comparación entre la dificultad de erradicar la pobreza y la dificultad, aun mayor, de conquistar el espacio exterior. La comparación funciona muy bien a los efectos de visibilizar este punto: la confianza moderna y occidental que se deposita sobre las supuestas bondades inherentes al "progreso ininterrumpido" de la ciencia y la técnica, del método, del cálculo y la planificación, es elocuente en sí misma. El problema de la pobreza podría resolverse aplicando el método científico a todas las 11

administraciones de gobierno. No sólo da por supuesta la efectividad absoluta de la ciencia sino que, además, imagina que todas las sociedades del mundo están sujetas a un gobierno centralizado. Desde Marking 50 years of Progress se elabora un discurso que parte de la naturalización de concepciones singulares (no por ello necesariamente erradas) y se las da por supuestas y verdaderas, en todo tiempo y lugar. La fe ciega que la modernidad occidental tiene por la razón científica es tan potente que conduce a creer que su racionalidad es, en realidad, la única posible en términos lógicos. Basta pensar sino en la racionalidad económica que emana de ella: destacar, como hecho positivo, que la USAID haya dirigido el crecimiento económico en "mercados emergentes" equivale a suponer que el "desarrollo" implica, necesariamente, la existencia de una lógica de mercado. Allí donde no existiera la propiedad privada, el intercambio de bienes y servicios, la libre competencia o la oferta y demanda ("libres" también), de mano de obra; estaríamos en presencia de sociedades en un estado "inferior" de desarrollo. Allí donde la población tuviera libre acceso de los medios de producción, mantuviese un régimen de asentamiento territorial incompatible con las necesidades de un mercado de capitales ávido de mano de obra estable o sencillamente tuviera otras opciones y posibilidades frente a la proletarización; estaríamos en presencia de sociedades "subdesarrolladas". Existen circunstancias que efectivamente establecen un parteaguas entre aquello que puede relativizarse y aquello que no. El hambre es un ejemplo: nadie negaría que un pueblo arrasado por algún desastre natural, una guerra, o cualquier otro factor extraordinario, pudiera recibir ayuda para volver a ponerse de pie. Ahora bien, algo muy distinto es hablar de "la pobreza", como lo hace el audiovisual, y suponer que aquél es un concepto conclusivo. Por poner un ejemplo, "ser pobre" no significa lo mismo para un economista con sede en Washington que para un campesino en los Andes bolivianos. La noción misma de "carencia" sobre la que se hablara líneas más arriba podría abrir un discusión eterna. De todas formas, parece evidente que a través de su discurso, la USAID niega cualquier tipo de sistema social que no coincida con el moderno, occidental y capitalista, por más viable que sea.

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Palabras finales Habiendo llegado a este punto podemos afirmar con Quintero que el “desarrollo” queda planteado así como una “idea/fuerza” enunciada desde un lugar de poder y basada en una noción del tiempo que niega la coetaneidad entre la sociedad occidental y las sociedades no-occidentales, partiendo del supuesto de que estas últimas son “(...) exponentes del pasado y del atraso, agentes de su propia ineficiencia para cumplir la tarea de la historia y [por ende] responsables de una afrenta en contra de la naturaleza humana” (2012: 276). De ahí que la supuesta direccionalidad histórica propuesta por el "desarrollo” sea impuesta de forma orientadora al resto de las sociedades. Pero queda claro que esto resulta de una perspectiva eminentemente etnocéntrica que logra imponerse y volverse hegemónica gracias a múltiples dispositivos de poder. Porque, de otra forma, cómo puede explicarse que la USAID (o cualquier otra institución) pueda afirmar de manera taxativa saber qué es lo que necesitan los hombres y mujeres en todo el mundo ¿Por qué es lícito afirmar que “expandir el libre mercado” equivale a “mejorar la vida de millones de personas en el mundo en desarrollo”? ¿Por qué “exportar los valores [norte] americanos” debiera significar un hecho positivo para las sociedades receptoras de aquellos valores? ¿Por qué presuponer que una sociedad tiene la capacidad de enseñarle a otra a “descubrir su potencial”?10 El hecho de que Marking 50 years of Progress presente a individuos mudos, atentos y/o sujetos al discurso de un primer mandatario estadounidense, es representativo de este punto al que se pretende aludir. Antes de terminar este trabajo es necesario mencionar algunas cuestiones relevantes. La primera de ellas está relacionada con los fines y objetivos que se propone: valerse de imágenes para estudiar el pasado. No ya en calidad de meras ilustraciones o índices sino, siguiendo a Didi-Huberman (2004), para contemplarlas, asumirlas y tratar de contarlas. De esto se desprende una segunda cuestión, que tiene que ver con la justificación de abordar el tema aquí desarrollado partiendo sólo de una fuente audiovisual. Esta decisión se explica por el deseo de ensayar esta perspectiva y poder probar, así, el potencial real de las imágenes como objetos de análisis en sí mismos, independientemente de cualquier otra fuente. Y esto da pie a la tercera cuestión, relacionada precisamente con la forma en que se intentó trabajar con las imágenes. Siguiendo con el autor, existen dos maneras de "poner inatención" a las 10 Afirmaciones

todas que pueden leerse en el sitio web oficial de la USAID.

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imágenes: "hipertrofiarlas", que equivale a pretender ver todo en ellas; o "reducirlas", vaciándolas y transformándolas en simples documentos informativos. Modestamente se intentó encontrar un punto medio entre estos dos extremos, insistiendo en el carácter experimental de este trabajo. En este sentido es preciso apuntar que el audiovisual no sintetiza, de forma total y conclusiva, la mirada que tiene la USAID respecto del "desarrollo". Sino que permite acercarse, aunque sea de manera parcial, hacia aquella idea sobre la cual la Agencia basa su existencia. Seguramente

investigaciones

más

exhaustivas pudieran llegar a conclusiones más precisas y certeras.

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