Mark Jones: “El poder fiscal del Gobierno Nacional debilitó al Congreso”

July 25, 2017 | Autor: F. Matos Peychaux | Categoría: Political Science, Politics
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Descripción

Por Facundo Matos

(El Estadista - Edición 115, 12/02/2015)



"El poder fiscal del Gobierno Nacional debilitó al Congreso"

entrevista ^^^^ Mark Jones, politólogo norteamericano, investigó en
Argentina la ausencia de carreras en el ámbito legislativo, la disciplina
partidaria en el Congreso y otros temas legislativos. En este reportaje con
el estadista, abona la teoría economicista: plantea que hace falta una
reforma fiscal que le devuelva autonomía a los gobernadores y poder sobre
los senadores. Pese a que la nueva conformación del Congreso, más
fragmentado y heterogéneo, augura mayores consensos, Jones cree que no
habrá mayores cambios y en cambio pone el foco sobre el próximo Presidente.
"Si es Scioli o Massa, el peronismo en el Congreso se va a encolumnar
detrás del nuevo líder. Si es Macri, si o si tendrá que pensar en armar
mayorías", opina.



Hoy el Congreso expresa una realidad política que no es la que surgió de
las últimas elecciones. ¿Cómo influye esto en la dinámica legislativa?

El Frente para la Victoria (FpV) disfruta de una gran ventaja que es que a
pesar de haber tenido una mala elección en 2013, por el éxito de 2011 sigue
con mayoría legislativa. Esto trae las ventajas de tener control de agenda
y de poder frenar cualquier proyecto de ley que complique al Gobierno. Pero
esto deja al Congreso muy débil como contrapeso frente al Poder Ejecutivo.
La oposición, a pesar de tener muchos legisladores, puede resistir, poner
el grito en el cielo pero como el FpV tiene mayoría pueden frenar toda ley
que no les convenga. Aunque es cada vez más visible como el oficialismo
viene perdiendo apoyo.

Esa debilidad del Congreso, ¿es inherente a los sistemas presidencialistas
o es una característica local?

Es una mezcla. Hay aspectos estructurales propios de los sistemas
presidencialistas, aunque en la Argentina de los últimos años el poder
creciente del Poder Ejecutivo desde el aspecto financiero ha debilitado el
contrapeso que representa el Congreso. Incluso volviendo a los noventa, las
provincias tenían mayor autonomía fiscal, por lo que no dependían tanto de
los recursos del gobierno federal. Obviamente hay provincias más pobres del
norte que sí dependían del Estado Nacional, pero en general los gobiernos
tenían más autonomía para resistir el poder federal y negociar con él por
el apoyo de los diputados y senadores. Hoy en día los gobernadores quedan
más debilitados porque saben que en la medida que el gobierno federal
concentra los recursos, sus provincias se convierten en lugares casi
ingobernables desde el punto de vista fiscal. En el pasado los diputados y
senadores que estaban en el mismo partido del gobernador respondían a él y
era él quien manejaba la relación entre el Poder Ejecutivo y las
provincias. Durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández,
el poder del gobierno federal en la economía ha crecido e incluso muchas
empresas privadas que en los noventa se hubieran aliado con los
gobernadores en contra del Poder Ejecutivo, hoy en día no lo hacen porque
sus negocios son negativos por aliarse con gobernadores.

De todos modos, ¿no existe un componente más propio de los países
presidencialistas, donde el Congreso oscila entre ser demasiado
obstruccionista o demasiado permisivo con el Poder Ejecutivo?

Eso ocurre, es cierto. Pero si vemos hacia el otro lado, no es mejor: en
los países con sistemas parlamentarios, el Parlamento suele ser una
escribanía. El problema está en encontrar un balance entre ser un
contrapeso pero sin ser tan obstruccionista, como lo es por ejemplo el de
los Estados Unidos hoy en día.

¿Cómo?

Es posible. Si miramos hacia los Estados Unidos antes del nivel actual de
polarización, volviendo a la época de Ronald Reagan, había dos fuerzas pero
eso no impedía que hubiera consensos. Una forma en Argentina sería reducir
el poder del Ejecutivo, que se ha ido agrandando en parte por el poder
fiscal del Gobierno Nacional, que es un gobierno casi omnipotente mientras
el resto de los actores son muy dependientes. Un mecanismo posible sería
una reforma fiscal en serio para que los gobernadores recuperen más
autonomía fiscal y manejen un mayor porcentaje de la torta de recursos y no
dependa todo de un reparto discrecional. También se podrían aplicar otros
programas como los que se llevan a cabo en Brasil, donde hay mecanismos de
mayor transparencia por los que los estados reciben recursos de acuerdo a
su cantidad de habitantes o extensión. Brasil es un buen ejemplo de un país
que ha podido formar coaliciones para gobernar, para aprobar leyes con
distintos partidos. Eso le da mayor legitimidad a las leyes y más que nada
hace que sean más duraderas porque están vistas como políticas de Estado y
no de un partido o presidente en particular.

Se prevé que el próximo será un Congreso más fragmentado, ¿eso podría
obligar al próximo Presidente a tener que buscar consensos?

Podría ser, pero hay que ver quién es el próximo presidente. Yo creo que si
ganan Sergio Massa o Daniel Scioli vamos a ver que la mayoría de los
diputados y senadores que vienen del peronismo se van a encolumnar detrás
del nuevo presidente y en ese caso, no creo que vaya a haber un gran
cambio. Seguramente veamos más búsqueda de consensos con Scioli o Massa que
con Cristina Fernández porque tienen maneras distintas de hacer política,
menos proclives al enfrentamiento que la de la Presidenta. En cambio,
Mauricio Macri si o si tendría que pensar una nueva manera de armar
mayorías porque PRO no va a tener mayoría en Diputados o Senadores y su
única opción sería armar coaliciones con las otras fuerzas. Con Macri hay
oportunidad de tener un congreso más consensuado, pero también hay mayor
riesgo de tener un gobierno con minoría que no pueda hacer nada. Sería más
como con De la Rúa, no solo obstruccionismo sino un Congreso con fuerza
para no solo frenar sino impulsar proyectos de leyes contrarias al
Gobierno.

Usted ha investigado mucho acerca de la ausencia de carreras legislativas.
¿Cómo se dio esto en los últimos años?¿Es posible que pueda cambiar?

Creo que la dinámica de la falta de carreras legislativas ha quedado más o
menos igual durante los últimos años. Y por otra parte es difícil
pronosticar, pero creo que en los próximos años, no vamos a ver un gran
giro en este aspecto.

Cristina Fernández y Barack Obama se acercan a su fin de mandato sin
posibilidades de reelección. ¿Cómo ve el comportamiento del Congreso frente
a esto en cada país?

En el caso de Obama, no va a poder aprobar nada porque los republicanos
tienen mayoría y hay una polarización muy alta. Su final de mandato va ser
una combinación de negociar con los republicanos las cosas que si o si
necesita aprobar y resistir con el veto los temas que apruebe el Congreso y
que él no apoye, como sucederá ahora con el gasoducto Keystone XL. Por el
lado de Cristina, ella tiene la mayoría así que va a poder frenar cualquier
legislación y va a ser favorecida porque en poco tiempo todos los diputados
y senadores van a estar más esmerados en el ciclo electoral. Porque
habiendo tantas elecciones desdobladas va a haber menos actividad en el
Congreso. Con la legislación que ella necesita aprobada y el Congreso
cerrado, que es lo mejor para ella, solo en un caso excepcional va a acudir
al Parlamento.

Por último, Estados Unidos y Argentina atraviesan una polarización muy
fuerte en sus Parlamentos. ¿Cómo las compara?

En Estados Unidos el nivel de polarización ha llegado a ser tan alto que
alcanzar a acuerdos es casi imposible porque no hay confianza entre los
actores y hay una tendencia de aprovechar cualquier cosa para el rédito
político del corto plazo en lugar de pensar el largo plazo. Antes no era
así pero el electorado de cada partido se puso más duro con determinadas
posiciones y dentro de cada partido si no estabas de acuerdo con esas
políticas no podías ser candidato. En Argentina hay una polarización muy
alta, pero es muy personal. La polarización en Estados Unidos es más seria
y difícil de romper porque es muy ideológica, no hay manera de poner en la
misma mesa a dos grupos que miran el mundo de manera tan distinta como son
los republicanos y los demócratas. Tienen electorados distintos, orígenes
distintos, mientras que en Argentina, no es tan así. En Argentina la
polarización tiene que ver con quien está en el gobierno y quien está en la
oposición. Y es mucho más fácil recomponer las diferencias cuando no son
ideológicas ni incompatibles, como en Estados Unidos. En cambio, cuando
Cristina se vaya, casi todos los peronistas van a encolumnarse detrás de
quien tenga el poder, esa es su gran virtud.
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