Marinas, Marinistas y el caso de la obra de Theodor Ohlsen en Chile

July 4, 2017 | Autor: C. Oschilewski Lu... | Categoría: History, Art History, Art, Arts Education, Drawing, History of Art, Fine Arts, Artes, History of Art, Fine Arts, Artes
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Descripción

Ensayo

Y ese mar que tranquilo te baña: Marinas, Marinistas y el caso de la obra de Theodor Ohlsen en Chile

Album "Durch Süd-Amerika!" - Lamina N ° 50 
 El pintor Theodor Ohlsen en su viaje de arte por América del Sur

Ensayo por Carlos Cristian Oschilewski Lucares Licenciado en Comunicación Social y Periodista de la Universidad de Chile Magíster (c) en Historia del Arte de la Universidad Adolfo Ibáñez

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1. Introducción

La representación iconográfica del paisaje chileno en el siglo XIX ha tenido entre sus numerosas expresiones la incorporación gradual de elementos de la geografía física y humana a través de la obra de diversos artistas extranjeros primero, y nacionales después, quienes de una manera u otra fueron ejemplificando las diferentes etapas en la evolución de este género de la llamada pintura clásica en Chile. Desde el academicismo idealista de Charles Wood, pasando por el romanticismo poético de Rugendas, e interiorista de las hermanas Mira, transitando por el positivismo analítico de John Searle, el naturalismo de Pedro Lira y el realismo alegórico de Somerscales, dichos artistas fueron aportando desde sus respectivas miradas y experiencias a la construcción de un imaginario político del país con referencias a lo relícto. Cordilera, personajes populares, pueblos originarios, vistas campesinas, costas y ríos comienzan poco a poco a conformar esta geografía visitada que tendrá entre sus mayores exponentes a Antonio Smith como fundador del paisajismo en Chile y con el nacimiento de una mirada propia, libre de los formalismos de la Academia.

Y es en este proceso de construcción cognositiva del paisaje chileno que resulta interesante efectuar un acercamiento a la obra pictórica de Theodor Ohlsen en su paso por Chile. Esta figura representativa del naturalismo descriptivo ha sido poco estudiada pese a recientes rescates como el realizado por una tesis colectiva de la Universidad de los Andes, la cual produjo también una exitosa exposición realizada en 2011 en Santiago, en torno a un álbum publicado en 1894 en Alemania, titulado Durch Süd-Amerika! conteniendo numerosas ilustraciones alusivas al territorio chileno, entre otras.

El objetivo principal de este ensayo de investigación es analizar la obra del pintor y dibujante alemán Theodor Ohlsen – uno de los últimos exponentes de los denominados artistas viajeros del siglo XIX – durante su estadía de diez años en nuestro país (1883-1893) a la luz de una época en que la geografía nacional nacía al alero de una construcción político-simbólica e interpretar cómo su obra se relaciona con el llamado género local de marinas y marinistas, cuya tímida producción iconográfica se dio en el contexto de una consolidación identitaria nacional-republicana en plena expansión política y económica. 2

2. El Género de las Marinas

El mar como elemento figurativo ha servido de inspiración tanto a cultores como a observadores de este género de la pintura desde longa data. Desde sus orígenes en el gran Mosaico del Nilo de Palestrina del siglo I a.c. – que muestra el nacimiento de este río en los altos del Sudán rumbo al Mediterráneo – hasta los asoleados paisajes marinos impresionistas de Joaquín Sorolla de fines del siglo XIX, las marinas han sido el resultado de una expresión no solamente de la historia del paisaje sino también de la actividad humana asociada a su praxis a través de este circundante elemento. En el caso del arte occidental, pasando por las panorámicas venecianas de Carpaccio, Canaleto y Guardi; los maestros holandeses del siglo XVI y XVII; los genios de Turner, Géricault y Caspar David Friedrich en el siglo XIX, donde el mar aparece de una u otra manera asociado a relatos históricos, comerciales, políticos, científicos e incluso reflexivos y experimentales, tanto como elemento accesorio, de fondo o como protagonista.

Pero el mar también fue un espacio de poder y expansión. Las revoluciones burguesas del siglo XIX en Europa, parafraseando al historiador británico Eric Hobsbawm, junto a las eras del capital y de los imperios imprimieron su sello a este escenario al servicio de las grandes potencias que surgían a la modernidad. El comercio, el transporte marítimo de personas y materias-primas, la fascinación ejercida por los nuevos territorios y las nuevas posibilidades civilizatorias, acompañadas de los grandes pasos que la ciencia aportaba a la técnica humana fueron elementos presentes en el neocolonialismo que surgía en naciones como Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y unos Estados Unidos en plena construcción. Expediciones científicas y comerciales recorrían los océanos del globo aumentando su influencia y riqueza mediante la producción de imágenes allí donde nada se conocía o sabía. El mar cobra una renovada fuerza como soporte en esta representación iconográfica en los movimientos románticos y naturalistas, aportando un nuevo discurso épico y/o científico, según el caso, de una época marcada por el choque de los intereses nacionales.

En el caso de Chile, esta experiencia comienza a ser representada fundamentalmente por artistas viajeros extranjeros, primero, y tardía y tímidamente por nacionales, en el siglo XIX 3

que nos convoca. Al respecto, y revisando la bibliografía disponible sobre este tópico en nuestro país, existen tres autores chilenos (Salomó, Rodríguez y Solanich) quienes han investigado y publicado trabajos muy abarcadores sobre la existencia de un supuesto “marinismo chileno”. Lejos de llegar a constituir una temática extendida y popular, dado que casi todos sus exponentes incursionaron principalmente en otras temáticas del paisaje nacional, pintura histórica, bodegones y el retrato, llaman la atención algunas coincidencias1.

Luego de efectuar una introducción sobre las primeras apariciones del territorio chileno, y del mar en particular, en la representación iconográfica europea de los siglos XVI y XVII, a través de la cartografía, citando los grabados del belga Teodoro de Bry (1528-1598), las crónicas ilustradas de dibujantes que acompañaron a navegantes holandeses, ingleses, italianos y franceses2, junto a los grabados contenidos en la obra de Alonso de Ovalle publicada en Roma, Histórica Relación del Reyno de Chile (1646); dichos autores convergen en señalar al pintor inglés Charles Wood Taylor (1792-1865), arribado a Valparaíso en 1819, como el precursor del marinismo chileno en el siglo XIX. Al respecto, el historiador Jorge Salomó por ejemplo, señala, “podemos afirmar que Wood fue el primer pintor que incorporó en plenitud el tema marinista en la pintura chilena, abriendo una ruta temática importante en una nación de perfil oceánico como es Chile”.3 Agrega también el 1

Con relación a este punto, el historiador chileno Rafael Sagredo Baeza señala en su prefacio al libro de las compiladoras Amarí Peliowski y Catalina Valdés que “reflejo de la persistencia de la fuerza de la inmovilidad que se atribuye a los Andes como metáfora de lo chileno es la inexistencia del mar como paisaje. Sencillamente no está en la geografía imaginada que este libro expone. La naturaleza en perpetuo movimiento que es el mar, siempre transformándose gracias al viento, la luz y otros elementos, no figura como parte de nuestra identidad, de las representaciones de lo nacional. Una constatación inquietante si se consideran las posibilidades que los trabajos aquí reunidos atribuyen al estudio de la relación entre arte y naturaleza en Chile, una de cuyas expresiones, y por lo tanto esperanzas, es la representación de los Andes como una cordillera furtiva para los que vivieron el exilio”. Pág. 21, Prefacio del libro de Peliowski, Amarí y Valdés, Catalina (compiladoras) “Una Geografía Imaginada, diez ensayos sobre arte y naturaleza”. Ediciones Metales Pesados-Universidad Alberto Hurtado, Santiago noviembre de 2014. 2 En este sentido resultaría poco riguroso no citar las magníficas obras de los ilustradores franceses Amadeo Frezier (1682-1773) y Gaspard Duché de Vancy (1750-1788, quien acompañó al Conde de la Perouse en su recorrido por América) junto al acabado trabajo del dibujante español Alejandro Brambilla (1770-1823, quien viajó a bordo de la expedición del italiano Alejandro Malaspina) y del dibujante inglés William Hodges quien acompañó a James Cook. Otros artistas extranjeros expedicionarios que ilustraron las costas chilenas en la primera mitad del siglo XIX fueron Louis Choris, Edmond Bigot de la Touanne, Barthélemy Lauvergne, Ernest Goupil, Louis Le Breton, Conrad Martens y Joseph Selleny. 3 Salomó Flores, Jorge. “El Mar como fuente de inspiración en el arte chileno del siglo XIX”. Págs. 125-138. Publicaciones Academia de Historia Naval y Marítima de Chile, 2001. Pág. 130.

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arquitecto e historiador chileno Hernán Rodríguez, “El Naufragio de la Arethusa frente a los roqueríos de Valparaíso, suceso del que fue testigo en 1826, motivó la creación de la primera marina pintada en Chile, óleo que muchos historiadores del arte consideran la obra maestra de este autor”.4

Siguiendo la escasa producción del tema marítimo en el Chile de la primera mitad del siglo XIX y atraídos más que por el proceso emancipador político chileno, por la libertad de puertos y comercio asegurada a partir de 1817 junto a oportunidades de negocios, aparecen otras figuras extranjeras que llegan a residir al país como los ingleses John Searle (17831837) y Mary Graham (1785-1842) agregándose el alemán Juan Mauricio Rugendas (18021858) y el francés Ernest Marc Jules Charton de Treville (1818-1877). Todos ellos incorporan el mar en sus trabajos, en mayor o menor medida. Un curioso caso de un primer pintor nacional fue el de José Manuel Ramírez Rosales, quien viaja a Europa a estudiar pintura en 1825 hasta 1843 cuando regresa a Chile, quien pese a dedicarse a labores comerciales después, elaboró paisajes y marinas en el viejo continente.5

La inauguración en 1849 de la Academia de Pintura en Chile a cargo de su primer director, el italiano Alejandro Cicarelli, no supuso en todo caso volver la mirada al mar, por el contrario, los primeros alumnos se incorporaron bajo la tutela de un paisaje normado y académico, y habría que esperar la rebelión en 1852 del chileno Antonio Smith, su viaje a Europa y su regreso al país en 1865 para que dicho motivo comenzara a aparecer en la representación visual durante una presentación de paisajes y marinas del autor en un salón santiaguino de 1869.6 Al respecto, Eugenio Pereira Salas señalaba, “sin duda, su visión del

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Rodríguez Villegas, Hernán. “Mar a la Vista”, Capítulo Seis, Págs. 195-231 en “Mar de Chile”. Editorial Museo de Arte Precolombino, Santiago 2014. Pág. 204. 5 Ibíd. Pág. 212. 6 Al respecto, la investigadora chilena Catalina Valdés señala en su ensayo “Comienzo y deriva de la pintura de paisaje chilena” que “la obra de Ciccarelli pasó a trascender en el tiempo y hoy es vista como un ícono del arte decimonónico, una expresión del orden académico que, desde este punto de vista, organizó el paisaje como género e idea. Con Antonio Smith ocurrió lo contrario: reconocido entre sus contemporáneos como el primer paisajista por vocación, que no por formación, considerado de manera unánime el líder de una escuela de paisajistas que se constituía al margen de la Academia, es hoy asimilado como el continuador de un género que practicó desde el lugar del antagonista”. Págs. 110-111, en Peliowski, Amarí y Valdés, Catalina (compiladoras) “Una Geografía Imaginada, diez ensayos sobre arte y naturaleza”. Ediciones Metales PesadosUniversidad Alberto Hurtado, Santiago noviembre de 2014.

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océano es, después de la obra de Carlos Wood, el intento más logrado para servir de cabeza de puente a la escuela marinista nacional”. 7

La poca representación marina aparecerá en trabajos de otros destacados pintores nacionales como Onofre Jarpa, hasta la llegada en 1869 al país del inglés Thomas Somerscales, formador de muchos discípulos8, y quien terminaría instalando, a juicio de Hernán Rodríguez, el marinismo como una modalidad permanente de la pintura chilena con un realismo alegórico notable, marcando un verdadero paradigma épico otorgado gracias a encargos gubernamentales. Otros nombres chilenos que incursionaron en esta temática de género en la segunda mitad de dicho siglo, fueron Enrique López Vargas, Manuel Antonio Caro, José Francisco González, Ramón Subercaseaux, Alberto Orrego Luco, Ernesto Molina y Enrique Swinburn.

3. Theodor Ohlsen en Chile (1883-1893)

Entre los últimos artistas viajeros extranjeros en arribar al bullante Valparaíso de fines del siglo XIX – otros como el inglés Oswald Walters Brierly (1817-1894) y el americano James Whistler (1834-1903) lo hicieron brevemente en 1851 y 1866, respectivamente – se encontraba el pintor y dibujante alemán Theodor Ohlsen (1855-1913).9

Su caso es particularmente interesante, ya que pese a su formación académica en Alemania (en el Instituto Artístico de Hamburgo y en las Academias de Münich y Berlín), al alero de grandes maestros de la pintura histórica como el húngaro Gyula Benczur y de género como el austríaco Franz von Defregger, influido también por el realismo del profesor alemán Karl Gussow y la inspiración romántica de los alemanes Otto Runge y Caspar David Friedrich, desarrolla en sus años en Chile un estilo absolutamente apegado a un naturalismo 7

Op. cit en Rodríguez Villegas, Hernán. “Mar a la Vista”, Capítulo Seis, Págs. 195-231 en “Mar de Chile”. Editorial Museo de Arte Precolombino, Santiago 2014. Pág. 213. 8 Entre los cuáles se encuentran los chilenos Alfredo Hesby, Manuel Aspillaga, Juan de Dios Vargas Iñíguez, Carlos Délano, Carlos Vidal, Ernesto Eisele y el más fiel de todos en su trazo y pincel, Álvaro Casanova Zenteno, quienes frecuentaron su taller del Cerro Concepción, en Valparaíso. 9 Otros foráneos que también se instalaron en Valparaíso fueron el pintor y comerciante francés Desirée Chassin-Trubert en 1879 y el pintor inglés costumbrista William Walton en 1880.

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descriptivo de la geografía americana junto a escenas costumbristas, oficios, personajes populares y pueblos originarios.

Su llegada a Valparaíso ocurre en octubre de 1883 a la edad de 28 años, procediendo a exponer su trabajo y a participar en la Exposición Nacional de Santiago de 1884 con 5 obras (2 retratos, 1 paisaje, 1 dibujo y 1 bodegón).10 Ohlsen pasó casi diez años en Chile donde abrió talleres en Valparaíso y en Viña del Mar, teniendo diversos alumnos y alumnas, entre ellos, una de las primeras pintoras nacionales, Celia Castro. Asimismo, se desprende tras consultar distintas fuentes que tuvo una numerosa producción local – bastante difícil de localizar hoy, con seguridad en colecciones privadas tanto en Chile como en el extranjero aún sin catalogar – hecho que no hace más que aumentar la curiosidad en torno a su obra, principalmente sus trabajos en óleo. A su regreso a Alemania en 1893, publicará al año siguiente (septiembre de 1894) un álbum de grabados titulado en alemán Durch Süd-Amerika! conteniendo 152 ilustraciones entre dibujos y acuarelas, donde más de las tres cuartas partes versan sobre Chile. Se trata de una verdadera crónica ilustrada sobre los rincones visitados en el continente – muy admirados en ese entonces en Europa – y con referencias a la vida social y económica.

Revisada la bilbiografía disponible en Chile a la fecha, existen solamente dos estudios realizados sobre su trabajo, más una breve reseña publicada en la obra póstuma del historiador chileno Eugenio Pereria Salas, “Estudios sobre la Historia del Arte en Chile Republicano” de 1992.

Un primer esfuerzo analítico en torno a Ohlsen fue efectuado en 1975 por el profesor de la Universidad de Magallanes, el historiador y abogado Mateo Martinic Beros, titulado “Recorriendo Magallanes Antiguo con Theodor Ohlsen”.11 Profundo conocedor de la historia de su región natal, Martinic elabora una descripción del entorno físico, social y humano de la zona austral de fines del siglo XIX a partir de la iconografía patagónica 10

Catálogo “Valparaíso en la Esposición Nacional de 1884”. Imprenta del Nuevo Mercurio de Recaredo S. Tornero, Victoria 140, Valparaíso 1884. Págs. 164-165. 11 Martinic Beros, Mateo. “Recorriendo Magallanes Antiguo con Theodor Ohlsen”. Editorial Andrés Bello, Santiago 1975.

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aportada por 37 dibujos del álbum de Ohlsen de 1894. En dichas ilustraciones aparecen aspectos de la vida económica de esa parte del territorio chileno alternados con descripciones detalladas del paisaje local. Se supone que habrían sido ejecutadas por Ohlsen tanto en su viaje de venida a Chile, en 1883, como de regreso a Europa en 1893, permaneciendo en la Patagonia un considerable tiempo a juzgar por las locaciones abarcadas en sus dibujos, las cuales incluyeron las particularidades de la vida y actividad de Punta Arenas y sus alrededores, así como aquellas referidas a Tierra del Fuego, la Isla Dawson y los canales fueguinos.12

La segunda investigación y más abarcadora corresponde a la realizada en 2011, por el proyecto colectivo “Los Ojos de Ohlsen” a partir de la restauración, conservación y digitalización completa del álbum Durch Süd-Amerika! (uno de los tres existentes en el país) por alumnos del Máster en Historia y Gestión del Patrimonio Cultural de la Universidad de los Andes.13 En este esfuerzo – que generó también ese mismo año en el mes de marzo una exposición en La Liga Chileno-Alemana14 y un sitio web pedagógico – se reconstruye la época en que vivió este pintor y dibujante junto a la puesta en valor de esta obra en la que captó escenas costumbristas, paisajes, marinas y retratos, realizados en lápiz, tinta, carboncillo y acuarela.

Entre ambos estudios, se encuentra la breve reseña de Eugenio Pereira Salas de 1992, la cual ofrece una descripción biográfica de Ohlsen vinculada a la actividad del puerto de Valparaíso, su formación académica en Alemania, su viaje a Chile e instalación en el puerto, su taller, alumnos y características de su producción.15 Sobre esta última indicaba,

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Ibíd. Pág. 11. Browne, Sara y varios. “Los Ojos de Ohlsen”, Proyecto de Título de la IV Generación del Máster en Historia y Gestión del Patrimonio Cultural de la Universidad de los Andes, 2011, realizado en alianza con la Biblioteca y Archivo Histórico Emilio Held Winkler. Sitio web: www.ojosdeohlsen.cl 14 Revisados los archivos de la Biblioteca del Museo Nacional de Bellas Artes existe el registro de 3 exhibiciones anteriores en Chile de dibujos de Theodor Ohlsen, a saber: 1. Exposición de dibujos de Ohlsen en el Instituto Chileno-Alemán de Cultura de Concepción en agosto de 1980; 2. Exposición de dibujos de Ohlsen en la Liga Chileno-Alemana de Santiago en mayo de 1986 y 3. Exposición de dibujos de Ohlsen en “Alexander von Humboldt, artistas y científicos alemanes en Sudamérica y México” realizada en la Biblioteca Nacional de Santiago en marzo-abril de 1989. 15 Pereira Salas, Eugenio. “Estudios sobre la Historia del Arte en Chile Republicano”. Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago 1992. Págs 282-285. 13

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“La temática de su pintura es variada. (…) El Club de Viña del Mar conserva dos marinas del puerto de Valparaíso, paisajes que demuestran su pericia en la composición que le permite encuadrar bien el panorama de un animado centro náutico de buques de banderas de todas la nacionalidades. El colorido un tanto apagado sirve de marco austero a esta sensación naturalista que parece perseguir”. Y agrega, “El espíritu del autor no es folclórico. Describe en superficie la gama de las clases populares en sus típicos oficios urbanos, pero no se adentra en el detalle psicológico definidor ni en el toque anímico (…) Busca para dar la sensación geográfica de ubicación, las vistas generales: Corral, Puerto Montt, Lota, Baños de Chillán, Valparaíso. Luego en estos espacios trata de describir las escenas costumbristas que fijan la imagen exótica en el viajero”. 16

4. Mar y Paisaje en la obra de Ohlsen

La llegada de Ohlsen al puerto de Valparaíso, en el mes de octubre de 1883, ocurre en medio de un especial contexto para la representación iconográfica nacional. La Guerra del Pacífico había terminado solo un mes antes y la firma en la ciudad de Lima del Tratado de Ancón, al mes siguiente, era la culminación de los avatares de una nación en guerra. Por otro lado, ese mismo año y a kilómetros de distancia en París, Alfredo Valenzuela Puelma becado por el gobierno chileno pintaba La Lección de Geografía, la cual bajo nuestra mirada contemporánea arroja muchas luces sobre la ideología imperante y que subyace tanto en esta obra como su relación con dicho momento histórico, político y social.17 La necesidad en el país de construir una iconografía que acompañara el discurso oficial y nacionalista del Estado de Chile, que alentara a sus ciudadanos y a los familiares de quienes combatían en el norte, era algo que venía operando fuertemente desde el início de este conflicto bélico que involucró a Chile, Bolivia y Perú (1879-1883). A su vez, la gran mayoría de los pocos artistas chilenos que se formaban en la Academia, debieron asumir los desafíos que dicha representación significaba con mucha dificultad, dado el poco interés que el tema despertaba – a juzgar por las temáticas de las obras presentadas en los salones 16

Ibíd. Págs 283-284. Un fascinante análisis sobre dicha obra y su contexto lo realiza la investigadora chilena Josefina de la Maza en el Capítulo 3 de su libro, “De obras maestras y mamarrachos”. Ediciones Metales Pesados, Santiago diciembre 2014. 17

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de la época – y por la renuencia de muchos en acudir al campo de batalla como un grupo de civiles.18 Por otro lado, artistas ingleses con una tradición en el género de marinas, como el caso de Thomas Somerscales y sus discípulos, supieron interpretar esta demanda iconográfica mediante la obtención de encargos estatales aprovechando esta vinculación entre arte y guerra, ecuación bastante conocida y con trayectoria en la pintura europea.

Es en este escenario, que la obra de Ohlsen cobra mayor peculiaridad. Fiel a un naturalismo de carácter descriptivo, las referencias detalladas del territorio chileno y la aparición del mar en su obra iconográfica, arroja en su trabajo un enfoque distinto a lo que ocurre en su entorno, que a mi juicio de ver, pone a la representación marina y del paisaje nacional en una perspectiva más bien científica en su caso, tomando en cuenta su período de residencia en Chile de 1883 a 1893. A modo de ejemplo, analizando con detalle el álbum de 152 ilustraciones publicado en Alemania, en 53 de estas láminas el mar aparece representado en dibujos y acuarelas, y 44 están dedicadas exclusivamente a Chile, su costa, canales y baías (ver ilustraciones 3 a 16).

Como extranjero, ciudadano alemán y marcado por una formación académica que lo conectan con el realismo, se percibe en sus descripciones geográficas la necesidad de comunicar a sus contemporáneos en Europa con la mayor “objetividad posible” las imágenes de un territorio ignoto y objeto de la curiosidad de un continente en plena expansión comercial y cultural. En este sentido, su vinculación con el trabajo de otros artistas viajeros del siglo XIX es evidente y así como la gran mayoría de éstos, tienen a la baía de Valparaíso como tema principal y recurrente en su producción pictórica. Unas de las pocas obras en óleo que se conocen de Ohlsen realizadas en Chile – “Coming ashore near Valparaíso” de 1890 y “Vista de Valparaíso” de 1891 (Ver ilustaciones 1 y 2) – dan cuenta de este eje de la pintura decimonónica chilena. En este punto, el mar aparece como una interfase de llegada y partida, donde el puerto más importante del Pacífico de fines del siglo XIX constituye el paso obligado hacia un espacio interior que se abre a un país en plena consolidación nacional y republicana. Revisadas muchas obras de la época, el mar chileno no es en ningún momento un protagonista. Es un accesorio y medio a partir del cual 18

Ibíd. Pág. 142.

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se entra o se sale de un territorio, que mira fundamentalmente a su montaña, como espacio de protección y aislamiento. El llamado buen asilo contra la opresión.

Otro elemento característico en los paisajes marinos de Ohlsen contenidos en el album publicado en Hamburgo, corresponde – mediante una gran destreza y técnica en el uso del dibujo – a la incorporación de vistas poco frecuentes para la época tales como la precordillera de Santiago, el camino a Mendoza, el volcán Chillán, las localidades de Puerto Montt, Corral, Lota y Valdivia, la isla de Juan Fernández, el paisaje magallánico y los canales fueguinos y sus habitantes (en este punto, es de suponer que la inexistencia de referencias al paisaje nortino se deba a la situación derivada del conflicto bélico y de fronteras en el norte del país). Asimismo, en muchas de estas imágenes, mar y montaña se funden en el mismo paisaje, mediante el uso de luces y sombras logrando un interesante acercamiento a ambas realidades naturales, entregando al cielo la capacidad de imprimir el carácter de tranquilidad o dramatismo a la composición.

A su vez, existen cuatro láminas en el álbum Durch Süd-Amerika! que llaman poderosamente la atención en términos de composición y uso de recursos. Se tratan de dibujos a lápiz que representan la entrada a Valparaíso y el sector porteño de Playa Ancha (Ver ilustraciones 11 a 14) donde las vistas marinas cobran mucho protagonismo como moldeadoras de la geografía de la costa. Aparecen elementos figurativos como playas, roqueríos, quebradas, baías, oleaje, reventazón del mar, piedras, viento y movimiento sintetizando de manera notable la identidad del litoral chileno.

Un último elemento, no menor en el trabajo de Ohlsen, y a todas luces marcado por el surgimiento del Orientalismo a mediados del siglo XIX en Europa – época de la formación académica del artista – es la presencia del concepto del buen salvaje asociado al exotismo de los pueblos extraeuropeos en muchas de las representaciones de los pueblos araucanos, patagones y de los habitantes de Tierra del Fuego, los que aparecen interactuando gentilmente con viajeros recién desembarcados de naves del viejo continente, comercializando cueros y en acciones de pesca y caza, ataviados de pieles de lobos marinos y guanacos (Ver ilustraciones 15 y 16). 11

5. Conclusiones

Entre las conclusiones que arroja este breve ensayo de investigación se encuentran las siguientes: 1. El conocimiento que se tiene en Chile de la obra de Theodor Ohlsen está exclusivamente vinculado al análisis que se desprende del álbum de ilustraciones Durch Süd-Amerika!, manteniéndose a nuestros días una gran interrogante sobre el resto de su producción, tomando en cuenta su residencia de diez años en Chile (1883-1893), la apertura de un taller en Valparaíso donde impartió clases a artistas nacionales y su participación en salones de la época, como el de 1884 en Santiago. A modo de ejemplo, cabe señalar las menciones a otras obras suyas (con seguridad en colecciones privadas no catalogadas dada la inexistencia de trabajos de este artista en colecciones públicas chilenas) que constan en el Catálogo “Valparaíso en la Exposición Nacional de 1884” y la realizada por Eugenio Pereira Salas a dos marinas de Ohlsen en el Club de Viña del Mar, junto a un retrato de la esposa del industrial chileno Teodoro Schroeders y la obra Incendio en Arauco.19 2. Se trata de uno de los representantes más tardíos del llamado grupo de los artistas viajeros del siglo XIX – denominado “precursores” por el coleccionista chileno Luis Álvarez Urquieta20 – quien arriba al país un mes después del término de la Guerra del Pacífico. 3. A diferencia de sus contemporáneos, Ohlsen realiza una descripción naturalista e idealista del territorio que observa, permitiendo que su obra se inserte en la evolución del género del paisaje en Chile, desde la mirada extranjera a la representación de rincones del país ausentes en el lenguaje de la Academia, e incluso de parte de artistas disidentes como Antonio Smith, entre otros. 4. Revisada la temática de marinas en Chile, se puede inferir que dada su pequeña producción (en el contexto general de la representación del paisaje nacional) esta no llegó a constituir un género permanente y mucho menos extendido en la representación nacional, siendo ésta dominada por una mirada mucho más proclive a la majestuosa montaña que te dio por baluarte el Señor, estableciendo más bien una relación de carácter contemplativo con ese mar que tranquilo te baña.

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Pereira Salas, Eugenio. “Estudios sobre la Historia del Arte en Chile Republicano”. Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago 1992. Pág. 283. 20 Artistas Plásticos Chilenos – APCh. Sitio web: www.artistasplasticoschilenos.cl

12

6. Bibliografía y Fuentes de Información Artistas Plásticos Chilenos – APCh. Sitio web: www.artistasplasticoschilenos.cl Baczko, Bronislaw. “Los imaginarios sociales. Memorias y Esperanzas Colectivas”. Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires 1991. Bordieu, Pierre. “Elementos de una teoría sociológica de la percepción artística. Págs. 43-80 en “Sociología del Arte”. Ediciones Nuevas Visión. Buenos Aires. 1971. Browne, Sara y varios. “Los Ojos de Ohlsen”, Proyecto de Título de la IV Generación del Máster en Historia y Gestión del Patrimonio Cultural de la Universidad de los Andes, 2011, realizado en alianza con la Biblioteca y Archivo Histórico Emilio Held Winkler. Sitio web: www.ojosdeohlsen.cl Catálogo General Obras en Exhibición. Museo Municipal de Bellas Artes de Valparaíso. Colección Baburizza, 2013. Catálogo Museo Nacional de Bellas Artes, Exposición “Alexander von Humboldt, artistas y científicos alemanes en Sudamérica y México”. Santiago marzo/abril de 1989. Catálogo “Valparaíso en la Esposición Nacional de 1884”. Imprenta del Nuevo Mercurio de Recaredo S. Tornero, Victoria 140, Valparaíso 1884. De la Maza, Josefina. “De obras maestras y mamarrachos”. Ediciones Metales Pesados, Santiago diciembre 2014. Martinic Beros, Mateo. “Recorriendo Magallanes Antiguo con Theodor Ohlsen”. Editorial Andrés Bello, Santiago 1975. Peliowski, Amarí y Valdés, Catalina (compiladoras). “Una Geografía Imaginada, diez ensayos sobre arte y naturaleza”. Ediciones Metales Pesados-Universidad Alberto Hurtado, Santiago noviembre de 2014. Peña Muñoz, Manuel. “Chile visto por un viajero”. Artículo en diario El Mercurio, Santiago 30 de agosto de 1987. Pereira Salas, Eugenio. “Estudios sobre la Historia del Arte en Chile Republicano”. Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago 1992. Quiroga, Samuel y Villegas, Lorena. “Antonio Smith ¿Historia del paisaje en Chile?”. Ediciones Universidad Católica de Temuco, 2015. Rodríguez Villegas, Hernán. “Mar a la Vista”, Capítulo Seis, Págs. 195-231 en “Mar de Chile”. Editorial Museo de Arte Precolombino, Santiago 2014. Salomó Flores, Jorge. “El Mar como fuente de inspiración en el arte chileno del siglo XIX”. Págs. 125-138. Publicaciones Academia de Historia Naval y Marítima de Chile, 2001. Solanich, Enrique. “El Mar en la Pintura Chilena”. Fascículo, Colección Philips, Santiago 1994. 13

Ilustraciones 1

“Coming ashore near Valparaiso”, Theodor Ohlsen. Óleo sobre tela, Colección Particular, 1890.

2

“Vista de Valparaíso”, Theodor Ohlsen. Óleo sobre tela, Colección Compañía Sudamericana de Vapores, Valparaíso, 1891.

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Álbum "Durch Süd-Amerika!" - Lámina N ° 11 Vista tomada cerca de Guía Narrows, canal de Smyth (Estrecho de Magallanes)

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Álbum "Durch Süd-Amerika!" - Lámina N ° 12 La isla de Tierra del Fuego vista desde Punta Arenas

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Álbum "Durch Süd-Amerika!" - Lámina N ° 13 El Cabo de Hornos

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Album "Durch Süd-Amerika!" - Lamina N ° 17 Sholl Island (Estrecho de Magallanes)

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Álbum "Durch Süd-Amerika!" - Lámina N ° 17 Isla de Dawson, Estrecho de Magallanes

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Álbum "Durch Süd-Amerika!" - Lámina N ° 19 Punta Arenas

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Álbum "Durch Süd-Amerika!" - Lámina N ° 20 Vista de una parte de la bahía de Sholl (Estrecho de Magallanes)

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Álbum "Durch Süd-Amerika!" - Lámina N ° 22 Puerto de Valparaíso

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Álbum "Durch Süd-Amerika!" - Lámina N ° 29 La costa de chile

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Álbum "Durch Süd-Amerika!" - Lámina N ° 29 Reventazón de mar en Paya Ancha

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Álbum "Durch Süd-Amerika!" - Lámina N ° 29 Vista de la playa de Playa Ancha

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Álbum "Durch Süd-Amerika!" - Lámina N ° 29 Entrada al puerto de Valparaíso

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Álbum "Durch Süd-Amerika!" - Lámina N ° 21 Visita de los pasajeros de un vapor en una casa de un habitante de Tierra del Fuego

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Álbum "Durch Süd-Amerika!" - Lámina N ° 21 Cambalache de los habitantes de Tierra del Fuego en el canal de Smyth

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