María Carmen Díaz de Alda Heikkilä: \"Ángel Ganivet y el periodismo\", en TEJEDORA DE PALABRAS. Homenaje a María Pilar Palomo (A.Ubach, ed.), Edit. Fragua, Madrid, 2013, pp. 103-128
Descripción
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Ángel Ganivet y el periodismo
Ma Carmen Díaz de Alda Heikkilä Universidad de Tampere (Finlandia)
Marco histórico ideológico. El Regeneracionismo
Para analizar la relación de Ángel Ganivet (1865-1898) con el periodismo no basta con ahondar en sus artículos ni buscar testimonios en su obra literaria;; es en la correspondencia privada ― especialmente en la intercambiada con su amigo Francisco Navarro Ledesma, muy vinculado con el periodismo de fines de siglo ― donde se nos revela el auténtico Ganivet;; correspondencia – en parte inédita - a la que remitiré con frecuencia en este artículo. 1 Será imprescindible que nos adentremos en ese epistolario para saber cuál es su visión de la prensa, qué periódicos lee, qué piensa de los periodistas y de los críticos, y qué opinión le merece el juicio de sus contemporáneos. En su trabajo “La crisis de fin de siglo”, Ana Suárez y Enrique Rull presentan un panorama muy clarificador de la España finisecular (1997: 279-330), destacando que en los años que van de 1885 a 1902, época de la Regencia de María Cristina de Habsburgo, se plantearon los problemas más graves y desastrosos de nuestra historia contemporánea (entre otros las insurrecciones de Marruecos y la guerra de Cuba), marco histórico en el que se desarrolló la vida y la obra de Ángel Ganivet, uno de los mejores representantes del llamado “espíritu regeneracionista”.2 Surgido en la España de fines del XIX como respuesta moral a la gran crisis del periodo de la Restauración, el regeneracionismo fue un movimiento ideológico, filosófico, político y social de extraordinaria amplitud;; fue un revulsivo de la conciencia nacional ante el sistema político vigente entendido como una farsa parlamentaria, en la que la democracia, la constitución,
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Francisco Navarro Ledesma (Madrid 1869 - 1905) fue el amigo más cercano de Ganivet. Periodista y cervantista español fue uno de los fundadores de ABC y de Apuntes;; colaboró activamente en periódicos como El Globo, El Imparcial y El Cardo, así como en las revistas La Lectura, Blanco y Negro, La Revista Moderna etc.;; fundó, junto con Royo Villanova y Roura, la revista satírica El Gedeón. La única monografía sobre Navarro Ledesma de que tenemos noticia es la publicada por Carmen de Zulueta: Navarro Ledesma, el hombre y su tiempo, Editorial Alfaguara, Madrid-Barcelona, 1968. 2 Regeneracionistas son los artículos de Ganivet publicados en “El Defensor de Granada” (Granada la Bella, Cartas Finlandesas y El Porvenir de España) y los de Unamuno en “La España Moderna” (1895) la serie que dará origen a En torno al casticismo (1902);; Maeztu dio a conocer a través de los periódicos los artículos reunidos en Hacia otra España (1899);; Antonio Ledesma Hernández: Los problemas de España (1898) y Santiago Ramón y Cajal - cuya actividad como literato no es la que le ha dado fama universal (Recuerdos de mi vida, Chácharas de café, El mundo visto a los ochenta años) - hizo suyos los principios regeneracionistas dando ejemplo de seriedad y rigor en la actividad científica;; con sus descubrimientos en torno al sistema nervioso (Nobel de Medicina en 1906), contribuyó decisivamente a que la labor científica española fuese conocida más allá de nuestras fronteras.
2 el sufragio y el sistema de pactos - inicialmente positivo y beneficioso- se contemplan como meras abstracciones retóricas carentes de contenido real que habían dado lugar a un sistema inmovilista, obtuso y cerrado a toda innovación. A raíz del 98 este movimiento “pasa a cobrar un protagonismo decisivo en cuanto que define la etapa previa a la decadencia y el impulso esperanzador que en el orden práctico e ideológico trataron de imponer unos pocos pensadores en nuestro país, ayudados fundamentalmente de la prensa” en la que casi todos ellos colaboran. (Suárez y Rull: 280)3 Tras la crisis colonial, la crítica se generalizó, y se multiplicaron los artículos acusando a los medios de comunicación de patrioterismo y de mentir a la opinión pública, responsable a su vez por su pasividad ante el conflicto, su indiferencia y conformismo, al no exigir a la prensa una información más crítica y veraz.4 Pero las ideas regeneracionistas no surgieron de la nada en el 98, ni son patrimonio de los autores de esta generación;; estaban ya en la sociedad española del último cuarto de siglo que no era indiferente a las vicisitudes de la vida nacional. Así lo recordaba Azorín: “Se cree generalmente que toda la bibliografía regeneracionista aparecida a fines de siglo brotó a raíz del desastre colonial, bajo la obsesión del problema de España, y como una consecuencia de él, pero en realidad no es más que una prolongación, una continuación lógica, de la crítica política y social que desde mucho antes de las guerras coloniales venía ejerciéndose”.5 La preocupación por España, así como los problemas estéticos, políticos y religiosos que se plantearon en 1898, están presentes en la obra literaria y periodística de Ángel Ganivet, pero el marco histórico en que éste escribe y da a la imprenta toda su producción hay que extenderlo fuera de nuestras fronteras, ya que vivió en el extranjero los años más decisivos en la conformación de sus ideas, en los que pudo analizar la realidad española desde una perspectiva más distanciada que la de sus contemporáneos. Rasgos biográficos de un intelectual de su tiempo. Recepción crítica.
Nacido en 1865 en Granada, donde estudió Filosofía y Letras y Derecho, se trasladó
a Madrid en 1888. Allí se doctoró en Letras, y tras breve pasantía como abogado hizo oposiciones al cuerpo de Archiveros, siendo destinado a la Biblioteca Agrícola del 3
Una información detallada sobre el periodo de la Restauración y el contexto filosófico, ideológico y literario en que se desarrolla su obra, puede verse en Díaz de Alda Heikkilä, “Ángel Ganivet: el escritor y su época”, en Intelectuales y Ciencias Sociales en la crisis de fin de siglo (J. A. González Alcantud y A. Robles Egea, Eds.), Editorial Anthropos (Barcelona) y Diputación Provincial de Granada (Granada), 2000, pp. 59-76. 4 Francisco Silvela, Sin pulso, publicado en El Tiempo, 16.8.1898. 5 ABC, 10.2.1913
3 Ministerio de Fomento. Su vocación docente, tantas veces destacada, se frustró tras el fracaso en las oposiciones a cátedra de griego de la universidad de Granada, pero pudo desarrollarla a través de sus crónicas de prensa (el contacto con los periódicos y su interés por las lenguas los mantendrá toda la vida). La necesidad de afianzar su situación económica y la de traspasar sus propias fronteras, físicas y espirituales, le llevaron poco más tarde a realizar unas oposiciones a la carrera consular;; será la ciudad de Amberes, cosmopolita y bilingüe, la primera ventana a Europa que se le abre. Desde allí escribirá sus primeros artículos para El Defensor: Estando en Amberes fue nombrado Vocal del jurado de la Exposición Universal de Bruselas de 1894, y por su labor durante la misma le fue concedido el título de “Caballero de la Orden de Leopoldo I”, lo que no le impidió criticar abiertamente el mundo mecanizado que exaltaba la propia exposición, y la política colonizadora de Leopoldo II, que disfrazaba de obra civilizadora la conquista y explotación del Congo. 6 “Cualquiera que piense, no ya con la cabeza sino con los calzoncillos, comprende que no se trata de la felicidad de la raza negra, ni del progreso, ni de nada por el estilo;; se trata de un negocio en grande escala, en el que el buen Leopoldo tiene metidos buenos millones”.7
En 1896 fue enviado como vicecónsul a Helsinki, por entonces capital del Gran
Ducado Ruso, coincidiendo su estancia con el auge del nacionalismo finlandés y la gestación de la revuelta independentista que llevaría al país a la independencia;; desde el punto de vista artístico, con un espléndido neorromanticismo, considerado como “la edad de oro del arte finlandés” 8 del que se hará eco en las crónicas de Cartas finlandesas. Por lo que se refiere a su último destino en Riga, ese periodo apenas está documentado, como tampoco lo están – a pesar de lo hasta ahora escrito- las circunstancias de su trágica muerte. 9
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En la Conferencia de Berlín (1884-85) Leopoldo II proclamó el Estado Libre del Congo, que le fue reconocido como propiedad privada. La historia de la explotación de los recursos económicos del Congo mientras fue propiedad de Leopoldo II es una de las más sangrientas de la historia contemporánea. En 1908, ante la presión internacional, se vio obligado a cederlo al Estado belga. 7 Carta de Ganivet a Navarro Ledesma de 10.05.1893. Ganivet criticó vivamente la colonización del Congo tanto en su obra literaria (particularmente en La conquista del Reino de Maya) como en su correspondencia privada. 8 Un estudio detallado de la estancia de Ganivet en Finlandia puede verse en M. Carmen Díaz de Alda Heikkilä, “Finlandia y las Cartas finlandesas. Nuevas aportaciones al estudio de Ganivet”, en Fundamentos de Antropología, Revista del Centro de Investigaciones Etnológicas “Ángel Ganivet” de Granada. Núm.8-9, otoño 1998, pp. 87-103. 9 Me sorprende la falta casi total de documentación relacionada con la carrera consular del escritor, tanto en las delegaciones diplomáticas en las que ejerció su cargo como en el Ministerio de Asuntos Exteriores español o en el Archivo General de la Administración (AGA), en especial en lo referente a los últimos meses en Helsinki y Riga;; tampoco se han encontrado las cartas y despachos enviados a su jefe en San Petersburgo, de quien dependía la legación letona, ni la correspondencia oficial tras su suicidio. Esa
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En este contexto excepcional, escribió toda su obra literaria y periodística. Siguió su
trayectoria profesional, - poco común en aquellos años para un provinciano de clase media- “como persona solitaria, sin verdadero éxito en la vida, y viviendo sus experiencias de una manera precipitada” (Fox, Inman: 13);; sin embargo su obra no es la de un escritor marginal, está plenamente incardinada en el espíritu de su tiempo, inmersa en esa crisis finisecular que se extendió al horizonte europeo y que marcó la evolución histórica del mundo occidental. Ángel Ganivet es uno de los escritores más cosmopolitas de nuestro siglo XIX;; tiene una sólida formación literaria y científica, conoce el griego, sánscrito y francés, que aprendió durante su época de estudiante y opositor;; inglés y alemán, que comienza a estudiar en Amberes;; sueco, que durante su estancia en Finlandia le permite leer y reseñar las obras de los escritores nórdicos (entre otras las Impresiones de un pintor, de Lundgren, el teatro de Ibsen o la epopeya finlandesa Kalevala) y, por último, algo de ruso;; ávido lector y crítico sagaz, afirma reiteradamente que no estudia las lenguas por sí mismas, sino como instrumento para leer los periódicos y la literatura extranjera, “leo muchos [libros] así como revistas y periódicos y cuantos papeles caen en mis manos” (Cartas finlandesas: 7). La prensa, por otra parte, será casi su único contacto con España, como demuestra la enorme cantidad de periódicos que cita y los artículos que analiza y comenta en su epistolario: El Globo, Blanco y Negro, El Defensor de Granada, La Vanguardia, El Liberal, El Imparcial, La Época, Gedeón, Apuntes (después Revista Moderna), El Heraldo Toledano, El Resumen, La Correspondencia de España, El Correo, El Motín… y, entre los extranjeros, Cosmopolis, L´Independence y La Chronique de Bruselas, Le Figaro y Le Journal des Débats, etc., periódicos a los que está suscrito, que le envían sus amigos o que llegan a la Embajada.
“Aquí no se recibe más que La Gazeta, El Imparcial y La Época ̶ escribe;; la primera la abro yo, para tomar nota de lo que nos concierne, el segundo queda en poder del cónsul, que no lo lee nunca, pero que tampoco quiere que lo lea nadie, porque se emberrincha cuando alguien está más enterado que él y en cuanto a la decana de la prensa española no sale nunca del alcance de Madame Serra 10, que se despepita por todo lo que huele a aristocrático, y ya sabes que La Época cultiva preferentemente el género. De todo lo expuesto resulta que tengo de sobra periódicos belgas y algún que otro francés y alemán, pero españoles ninguno, fuera de El Imparcial, el día que lo atrape”. (18.10.1892)
La recepción de la obra de Ganivet ha sido muy desigual en el último siglo,
coincidiendo la mayor parte de las publicaciones con los aniversarios de su nacimiento y documentación forzosamente hubo de existir y suponemos que, al menos en parte, fue la manejada por Modesto Pérez y otros estudiosos a comienzos del siglo XX. 10 Esposa del embajador español.
5 su muerte. Pero la ignorancia y la frivolidad con que parte de la crítica ha juzgado su obra - descontextualizándola de su tiempo, tachándolo de conservador, o manipulando sus ideas- , no puede ocultar la calidad de su escritura, ni el que su producción y su preocupación por España sean las de un intelectual comprometido que vivió intensamente todas las vicisitudes de su época. Su intuición genial, la sensibilidad para percibir lo nuevo sin perder lo esencial de sí mismo, su curiosidad impenitente, la inteligencia con que retrata sociedades desconocidas de las que nada se sabía entonces;; y ese estigma de perdedor, disconforme con una inteligencia brillante, lo convierten en una figura apasionante a quien los azares de la vida llevaron por caminos insospechados. (Díaz de Alda Heikkilä, 1998: 87-103). En una época tan convulsiva como la que le tocó vivir, adoptó una postura más allá de la de otros intelectuales españoles, más valiente e iconoclasta, y trasladó a sus escritos el conflicto de un hombre trágico y fronterizo, enmascarado bajo su alter ego Pío Cid, que “vivió oculto en una envoltura humildísima, y murió sin molestarse en que le conocieran sus contemporáneos”11 Porque, en efecto, su temprana muerte a los 33 años lo dejó sin valedores y las gentes del 98 contribuyeron a relegarlo a ese papel de “excéntrico” y “asistemático” que tanto ha lastrado un estudio profundo y riguroso de su obra. Son excepción los amigos del entorno granadino de la Cofradía del Avellano,12 pero en la prensa madrileña, eco y amplificador de todos los acontecimientos literarios, ese grupo tuvo una influencia muy escasa. Su fuerte individualismo le impidió formar parte de asociaciones o grupos literarios y estuvo alejado de los círculos de decisión;; y aunque evitó mezclarse en confrontaciones y polémicas ― sus críticas a la prensa las reserva al ámbito privado ― , tampoco fue dado a alabanzas, ni se constituyó en sombra o pregonero de los poderosos. Un buen ejemplo es su actitud ante “Clarín”, tan odiado como venerado por sus contemporáneos, por el que sentía una profunda antipatía;; su amigo Francisco Navarro Ledesma sí mantuvo una agria polémica en la prensa con el autor de Paliques, llegando el episodio a mayores. En relación con el mencionado incidente son ilustrativos los siguientes párrafos entresacados de la correspondencia de Ganivet: “Clarín es mal bicho, y de puro pendejo que es se ha colocado en un terreno inaccesible para los que combaten con alguna nobleza. No hay más que dejarlo que él se caiga solo, y 11
Á. Ganivet, Los trabajos del infatigable creador Pío Cid (ed. de Laura Rivkin), Madrid, Ed. Cátedra, 1983 a p. 67. (1 edición, 1898) 12 Grupo de intelectuales granadinos que, aglutinados en torno a Ganivet, mantenía sus tertulias junto a la Fuente del Avellano, de la que toma su nombre. Entre sus miembros se contaban Matías Montes Vellido, Antonio Afán de Ribera, José y Rafael Gago Palomo, Francisco Seco de Lucena, Melchor Almagro a Sanmartín y Nicolás M López.
6 si no se cae se morirá algún día y ese día hizo un año. Por descontado yo repruebo las audacias de Paquito” (carta a José de Cubas, Helsinki 18.03.1897) “El motivo de escribirte es que Pepito Cubas me ha dicho que andas metido en combates desiguales y estupendos con los gigantazos de la crítica española. Me dice que no está enterado más que a medias por El Heraldo y no me da gran luz acerca de ese jaleo. ¿Es sólo rivalidad de periódicos o disputa verdaderamente seria? Yo estoy en duda porque recuerdo que me dijiste que El Globo pretendía ahora reventar a El Heraldo, en el que escriben Urrecha y Clarín. [ ] A Constant sé que le has dicho algo sobre tus polémicas que a mi juicio son prematuras. Por Urrecha no hay peligro, pero Clarín es mal peje y tiene aún fuerzas para reventar a cualquier prójimo por su falta de vergüenza. Me parece que lo mejor es no discutir con él. Así lo han hecho con excelente acuerdo Balart y la Pardo;; no siendo posible aplastarle la cabeza como a una viborilla que es, se corre el riesgo de recibir algún mordisco envenenado”. (Carta a Navarro Ledesma, 26.3.97) “Recibo tu carta y te felicito en primer término por el feliz desenlace de tu agresión contra el venenoso bichejo, con el que a mi juicio no debías haberte metido nunca”. (Carta a Navarro, 16.10.1897)
Ángel Ganivet huyó siempre de la crítica enconada y del enfrentamiento personal,
pero en su obra hace gala de una gran libertad de pensamiento y de expresión. El rechazo de la falsa moral, la denuncia de las corruptelas de la administración, sus opiniones sobre la guerra de Cuba, la presencia de España en América o la política africana, eran contrarias al clima de exaltación patriótica que imperaba en nuestro país;; opiniones “políticamente incorrectas” especialmente al ser defendidas por un diplomático.13 Pero su posición es clara: “yo vivo en este país a costa de España ―escribe en Cartas finlandesas― y aunque no hay ningún artículo del reglamento que me obligue a escribir a mis paisanos, no hay tampoco ninguno que me lo prohíba;; de suerte que soy libre para pensar como pienso que estoy obligado y, con el sueldo que me pagan, pagado”. Tras la aparición de La conquista del reino de Maya (1897) escribe a Nicolás María López: “Estoy expuesto a que me pongan como un guiñapo, y si la cosa llega al ministerio de que dependo, a que me quiten el destino”.14 La figura de Ganivet se alza en nuestro tiempo como la de un “escritor trágico, genial, original, apasionado y sincero, de mirada humorística e ironía distanciadora, que en España sigue inquietando e irritando por su independencia y lucidez - de ahí la relativamente escasa y tergiversada recepción crítica-, pero que atrae irresistiblemente al lector enredándolo en el laberinto de las complejidades de su mente” (Díaz de Alda Heikkilä, 2004: 11);; “ha sido preciso que la lente analítica abandonase su obsesión por 13
El destino a puestos poco apreciados y de escasa influencia, las continuas contrariedades sufridas en la carrera consular, la lentitud con que se tramitaron sus asuntos en la Administración, las irregularidades en cubrir las plazas, etc. fueran, quizás, consecuencia de su ejercicio de libertad. a 14 Carta a Nicolás M López (3.2.1897), amigo granadino y miembro de la Cofradía del Avellano. (v. nota 12)
7 los aspectos ideológicos, ―distorsionados, extrapolados y abordados en todo caso de forma incompleta [ ] y se detuviese en los aspectos literarios, para poder apreciar el enorme caudal de innovaciones y sugerencias que se contienen en sus colecciones de artículos” (2004: 9). Ganivet y el periodismo en el último tercio del XIX. Prensa y Literatura Siguiendo la tónica general de los países occidentales, en la España del último tercio del XIX se produce una renovación trascendental en la prensa. Seguirán existiendo los periódicos de opinión, pero se impone la prensa informativa que por primera vez alcanza grandes tiradas, convirtiendo los periódicos en instrumentos de enorme influencia. 15 Se dictan leyes regulando la libertad de expresión y la profesión periodística (Ley de Policía e Imprenta del 26 de julio 1893), que contribuyen a la creación de nuevos periódicos;; los medios técnicos, el telégrafo, la extensión de la red ferroviaria y las agencias de prensa facilitarán la obtención y difusión de noticias y contribuirán a consolidar un periodismo de información cada vez más demandado por la sociedad;; junto a los temas políticos, aparecen nuevas secciones de crítica literaria, pasatiempos y humor;; se dedica más espacio a la publicidad, sin olvidar los populares folletines, un modelo de publicación por entregas que se utilizó también en las crónicas desde el extranjero, muy bien recibidas entre los lectores. La prensa no sólo se mantuvo como el vehículo de difusión más importante de la cultura sino que adquirió un protagonismo inusitado. Por primera vez el periodista “aspira a vivir de su profesión, de forma que su dedicación no sea sólo un complemento económico o un trampolín para darse a conocer en el ambiente cultural o político”. (Celma, 2003: 17) Recordaba González Alcantud que la lucha en el espacio ideológico era muy estrecha y muy afilada en el último tercio del siglo XIX español, y “los bandos en pugna habían de redondear sus medios y su calidad. La literatura se prefigura como el medio ideal para alcanzar reconocimiento público. Un reconocimiento cada vez más necesario, dado que la condición laboral de la generalidad de los periodistas – profesión muy frecuentada por los ideólogos del 98 - era mala. Muy pocos tenían contratos, y casi todos tenían que acudir a otro tipo de profesiones complementarias para sobrevivir. Sólo 15
Ejemplo paradigmático del “new journalisme” en Estados Unidos fueron The World, de Joseph Pulitzer y The New York Journal de William Randolph Hearst, pero su rivalidad y exceso de poder los llevó a manipulaciones de todo tipo, como el tratamiento de la Guerra de Cuba, “la guerra de Hearst”, como se dio en llamar, con la que alcanzaron tiradas de casi el millón de ejemplares. Los grandes beneficios económicos que obtuvieron estos primeros periódicos de masas los convirtieron en eje de poderosos monopolios informativos.
8 los que triunfaban podían aspirar a tener un estatus y un nivel de vida aceptable”. (2000: 37-38) Escritores reconocidos o no, ésta era la situación de la inmensa mayoría de los periodistas a fines del siglo XIX, que trabajaban en cientos de efímeras publicaciones cobrando por su trabajo (cuando cobraban) una escasísima, poco más que simbólica, retribución y sin que ninguna norma laboral los protegiese. Retomando la conocida pregunta de Valera: “¿Quién si vale algo y si ha logrado alguna celebridad como escritor no ha sido o no es periodista en España?”, afirmaba Mª Pilar Palomo que “la nómina de cultivadores del artículo literario en el periodo que nos ocupa es, casi, la nómina total de los escritores” (1997: 191), porque si algo caracteriza el panorama cultural de fines del XIX es la constante interacción entre literatura y prensa. Bécquer, Larra, Valera, Pérez Galdós, Leopoldo Alas, Emilia Pardo Bazán y el mismo Ganivet dieron a la estampa gran parte de sus escritos en las páginas de los periódicos, conjugando magistralmente el periodismo y la literatura. Para algunos el periodismo fue un banco de pruebas, para otros una forma de subsistencia, y, para casi todos, un nuevo vehículo de expresión, la tribuna idónea para ejercer el “adoctrinamiento” de la sociedad, haciendo de las páginas de los periódicos una universidad en la que – decía Ganivet- “hay cátedras y bancos de sobra”. Ganivet nunca ejerció “oficialmente” como periodista, no estuvo en nómina en ningún periódico y no nos consta que recibiera emolumento alguno por sus colaboraciones. Es más, sus intentos por escribir en la prensa madrileña nunca llegaron a concretarse, a pesar de que su amigo Navarro estaba bien situado en el medio. Desde su voluntario “exilio”, alejado de los círculos de influencia, no pudo, o no supo, aprovechar la excelente oportunidad que los periódicos ofrecían a los escritores. No responde al perfil del periodista profesional, ni por su motivación para escribir, ni por su personalidad indómita e independiente, ni por su rechazo a lo que implicaba por aquellos años el periódico como empresa;; no comparte “el ideal de la imparcialidad” ni la “neutralidad ideológica” predicada por el nuevo periodismo, que resta importancia a las opiniones del escritor, imparcialidad ideológica de la que desconfía: “No creo que en ningún país de Europa tomaran en serio un periódico que se titulase El Imparcial o El Liberal”, escribe a Navarro Ledesma (13.2.96). Pero la distancia física no impide que Ganivet comparta inquietudes y tendencias con las figuras literarias de fin de siglo.16 Coincide con Clarín, cuya excesiva influencia considera peligrosa y a quien detesta a nivel personal (como hemos visto, no ahorra 16
a
Véase: M Pilar Palomo “El artículo literario en la segunda mitad del siglo XIX”, en Movimientos literarios y a periodismo en España (M Pilar Palomo, ed.), Madrid, Síntesis, 1997, pp. 191-228.
9 críticas en privado al autor de La Regenta), en la vocación pedagógica de moralista y reformador social. Clarín defiende ― y Ganivet practica― una crítica libre y antidogmática, arriesgada en la formulación de juicios de valor a partir de criterios rigurosamente subjetivos, concebida con intención educativa y destinada a divulgar la literatura entre el gran público. Mucho mayor es la afinidad personal con Galdós;; ambos escriben pensando en elevar el nivel cultural de los lectores y sienten la necesidad de testimoniar lo visto;; buscan la naturalidad y rehúyen cualquier artificio retórico. “Mi propósito al escribir ― apunta Ganivet ―no es ciertamente llamar la atención y mucho menos en Granada;; es desasnar un poco a mis embrutecidos paisanos;; pero sin querer, por lo mismo que no se trabaja en un desierto, no es posible realizar la importante obra de desasnamiento sin ponerse en evidencia;; y de aquí el rencor de los genios desconocidos que por allí pululan. Lo mismo te pasará a ti en Madrid;; tus enemigos no lo son sólo por los garbanzos que te comes sino por el puesto que intelectualmente ocupas”. (Carta a Navarro Ledesma, 2.5.1897)
Con Juan Valera coincide en el tono familiar, y en la forma epistolar de sus artículos, cruce entre la carta destinada a ser publicada y la carta sin intención de ser de conocimiento público. Valera difunde a los autores hispanoamericanos en España y Ganivet lo hace con los nórdicos. Con Emilia Pardo Bazán comparte un estilo de crónicas que unen lo narrativo a las “impresiones”;; pero mientras que la escritora gallega se lamenta de la España ajena al progreso, Ganivet critica el progreso si éste lleva aparejado el derrumbamiento espiritual;; no critica la sociedad moderna (la alaba en muchos casos y países), sino la falta de ideales sacrificados a lo material.
Mencionaré por último a Ortega y Munilla, director de Los Lunes de El Imparcial
desde 1879 a 1906, que trataba en sus crónicas de crítica literaria “desde los asuntos más serios hasta los más zumbones de la actualidad: las modas filosóficas y las modas del vestir, la importancia de los garbanzos en la dieta española, los estrenos de teatro y de música, la huelga de peluqueros…( ) sus comentarios no tenían ni el rigor ni la estructura de la crítica literaria, pero sus juicios aligerados con digresiones al margen, semblanzas del autor, diálogos amenos con lenguaje coloquial ( ) ya constituían una buena aproximación”. (Vallejo Mejía: 78). Ganivet por su parte satisface los deseos de sus amigos enviándoles algunas crónicas que abrazan “desde la constitución geológica, etnográfica y política, artes, cocina e indumentaria, hasta los procedimientos que se emplean para encender el fuego y hacer las camas” (Cartas finlandesas, I: 3), deleitándonos con unos cuadros inolvidables de la sociedad finlandesa.
10 Los artículos de Ganivet y “El Defensor de Granada” 17
A diferencia de otros autores de su tiempo, Ganivet salió de España para no volver―
salvo dos breves periodos de licencia consular― y todas sus obras fueron escritas desde el extranjero. Sin embargo sus contactos con España fueron muy estrechos gracias a su relación con la prensa, a su avidez lectora y a la abundantísima correspondencia que mantuvo. La prensa fue para él la “cátedra” desde la que influir en la regeneración de los españoles. En la primera de sus crónicas sobre Finlandia, fechada el 1 de octubre de 1896, leemos: “[voy] a abrir mi cátedra como el más pintado, y explicar un curso libre por medio de cartas dirigidas en particular a mis amigos, y en general a todo el que quisiera matricularse en la administración de El Defensor de Granada”. El procedimiento ― escribe ― es un tanto revolucionario, pero los usos no nacieron todos a la vez. (Cartas finlandesas, 1971: 3-4)
Su relación con El Defensor se inicia el 21 de agosto de 1892 con la publicación del
artículo “Un festival literario en Amberes”, y sólo se interrumpió a su muerte, el 29 de noviembre de 1898. Entre ambas fechas media una estrecha colaboración que incluye las tres series de Granada la Bella, Cartas finlandesas y Hombres del Norte, así como el debate con Unamuno sobre El Porvenir de España. A esta relación hay que añadir un número considerable de artículos “sueltos”:
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“Un festival literario en Amberes”
(21.8.1892);; “Lecturas extranjeras” (4.10.1895), ̶ versión corregida por su amigo Nicolás Ma López de “La guerra a la fe”, firmado en París, abril 1895;; “Arte gótico” (17.11.1895);; “Socialismo y música” (23.11.1895);; “La pintura española juzgada en el extranjero” (10.7.1896);; “Cau Ferrat” (12.9.1897);; “Nuestro espíritu misterioso” (16.9.1898);; “Ñañññ” (16.10.1898);; “Una idea” (26.10.1898);; “Mis inventos. La imagen muscular“(30.1.1899,
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Periódico granadino fundado y dirigido por Luis Seco de Lucena y Escalada, mecenas y protector de los valores locales, que dio cabida en las páginas de El Defensor a muchos jóvenes desconocidos. Su hermano Francisco, redactor jefe del diario, había sido condiscípulo de Ganivet en el Instituto “Padre Suárez”. Las crónicas de Ganivet aparecieron en las secciones de artículos de fondo firmados. Para la relación de a Ganivet con los Seco de Lucena, véase: Ángel Ganivet. El escultor de su alma (prólogo de M . Carmen Díaz de Alda Heikkilä y epílogo de José Antonio González Alcantud), edición facsimilar de la primera de 1904, Editorial Universidad de Granada, 1999. 18 Estos artículos no habían sido reunidos en forma de libro hasta la reciente edición de las Obras Completas a cargo de F. García Lara, responsable, junto con Pilar Celma, del volumen 7, Ángel Ganivet. Artículos sueltos, relatos y fragmentos, Diputación de Granada y Caja de Ahorros de Granada, Granada, 2003. Por su parte, Luis Álvarez Castro y Ricardo de la Fuente Ballesteros publicaron tres artículos o desconocidos en el n 1 de la revista La Nueva Literatura Hispánica (1897): “Carta de Bélgica. Novedades teatrales”, “Clínica espiritual” y “Última hornada de ateos. La cuestión religiosa”. Un trabajo aproximativo a la obra periodística de Ganivet es el de Modesto Pérez, Ángel Ganivet, poeta y periodista, Madrid, 1918.
11 póstumo), “Instantáneas X: Matías Méndez Vellido” (sin fecha);; y “El secreto” (agosto 1892).19
Con la salvedad de “Ñañññ” y “Mis inventos. La imagen muscular”, que escribió
para Vida Nueva,20 todas sus crónicas vieron la luz en El Defensor de Granada. “Estética femenina” y “Cau Ferrat” se publicaron en La Vanguardia,21 pero habían aparecido previamente en El Defensor. No es de extrañar por tanto que, hasta la edición en forma de libro, sus artículos apenas se conociesen fuera de su ciudad natal, y su repercusión mediática fuera muy reducida.
Navarro Ledesma, a quien tantas veces recriminó el haberse abandonado en manos
del periodismo fácil renunciando a llevar a cabo una obra más auténtica y espiritual, le advirtió en varias ocasiones del peligro de no buscar otros horizontes desde donde su influencia podría haber sido mayor. “Es una tontería enviar esas cosas al Defensor de Granada, en donde no las leerá casi nadie que pueda comprender lo que hay dentro, y me parece que, al escribir y publicar, desearás que te comprendan, por lo menos, puesto que no cobras [ ]. He leído no sólo con admiración, sino con envidia, tus artículos, en los que se refleja una conciencia tranquila y una salud material que me llena de regocijo”. (Carta de Navarro a Ganivet, Madrid, 17.4.1896, inédita) “El que escribe lo hace para el público, para el gran público;; si no, no lo publica. Por consiguiente, y atendiendo a que tú eres un escritor de afición y puedes serlo de oficio y contribuir con ello a lo muchísimo que es necesario hacer para sacar adelante a este pobre país, es necesario que te sujetes a escribir, no donde te guste, sino donde convenga y donde pronto puedas adquirir nombre y ejercer influencia y, de paso, llegar a ganar algún dinero. Eso no se consigue publicando articulitos en El Defensor. Poca cosa son El Globo y La Revista Moderna, pero en ambos me he dado yo a conocer y adquirido más reputación de la que merezco”. (Carta de Navarro a Ganivet, Madrid, 29. 9.1898, inédita)
En los artículos sueltos predominan los de crítica artística y literaria, muy acertados y
perspicaces pero que, en general, para el lector medio granadino resultan más farragosos, densos, eruditos y, quizás, carentes de interés, que las series sobre Granada 19
Una derrota de los greñudos y De mi novia la que murió son textos de otro carácter que no considero propiamente artículos sino episodios autobiográficos transmutados en relato. 20 En carta de 14/2 septiembre de 1898 desde Riga, escribe a Navarro: “A Vida Nueva envié unos artículos [ ] y quizás escriba más, aunque los tres primeros números del periódico ese no me gustaron y no he visto ninguno más”. Y el 7 de octubre/ 25 de septiembre añade: “Mis hermanas me han enviado algunos números de Vida Nueva (donde he encontrado mi artículo, que no sabía lo habían publicado). Casi me arrepiento de haberlo escrito, pues acá para inter nos la tal Vida no me agrada.” 21 Publicados el 8.10.1897 y el 18.9.1897 respectivamente. “Estética femenina” es una versión de la Carta Finlandesa IX, publicada en El Defensor el 9.1.1897;; Cau Ferrat”, fechado en agosto de 1897, se reimprimió en La Vanguardia, quizás porque el artículo se adecuaba al interés regionalista de la revista, además de ser altamente elogioso para los catalanes y el círculo de Rusiñol. Éste había publicado años atrás un artículo sobre Granada bajo el título “Cartas de Andalucía” (La Vanguardia, 10.12.1895). La colaboración de Ganivet con el periódico – dirigido entre 1888-1901 por el andaluz Modesto Sánchez Ortiz- se remonta al verano de 1897, tras conocer en Sitges a Santiago Rusiñol y a los componentes del grupo de “Cau Ferrat” (Casas, Nonell, Rusiñol, Utrillo, Casellas, etc.).
12 y Finlandia, pero el procedimiento que utiliza es muy similar: parte de un pretexto, que puede ser un libro o un artículo leído, un acontecimiento relevante o la observación de un hecho cualquiera, para opinar y exponer sus propias ideas;; hay un tema central que va dando entrada a otros, no necesariamente secundarios. En algunos artículos (Carta de Bélgica. Novedades teatrales…) se evidencian los vastos conocimientos del escritor sobre la materia que trata, mientras que en otros parece querer infravalorar la propia obra;; en una carta familiar confiesa que escribió Música y socialismo y lo envió a El Defensor “por no tener ganas de escribir otra cosa. Todo eso de los periódicos es música celestial, y lo que da más juego es escribir paparruchas para salir del día, que es todo el tiempo que vive un periódico”. (Carta a sus hermanos, 22.12.1895)
Muy superior es el número de artículos ideados como “colección”, como partes de
un todo unitario que fue dando a la imprenta a medida que escribía. Él mismo reunió en libro los de Granada la Bella, y sus amigos granadinos lo hicieron con los de Cartas finlandesas. A éstos hay que añadir Hombres del Norte y El Porvenir de España. Hombres del Norte está formada por seis retratos literarios con los que introduce en nuestro país la literatura nórdica más sobresaliente, y nos confirman sus excelentes dotes de crítico literario. En una carta a Navarro Ledesma encontramos un testimonio interesante, en cuanto a que apunta al origen de una vocación y de una temática que sería frecuente después en sus artículos periodísticos: la crítica artístico-literaria: “Cuando yo estudiaba Retórica emprendí la lectura de Lope en la colección Rivadeneyra y me quedé a la mitad o cosa así. Todavía rueda por mi casa un cuaderno de apuntes que tomé. Por un lado apuntes de Lope, y por el otro, apuntes de historia. Lo más curioso es que yo hice el trabajo con la mala intención de dedicarme a crítico en un periódico local y buscar la filiación de las obras que cayeran bajo mis garras”. (10.5.1893)
El espíritu de su ciudad natal está expreso desde la primera crónica que escribe en
Helsinki:22 “Voy a hablar de Granada, o mejor dicho, voy a escribir sobre Granada unos cuantos artículos para exponer ideas viejas con espíritu nuevo, y acaso ideas nuevas con viejo espíritu;; pero (...) mi intención no es contar bellezas reales, sino bellezas ideales, imaginarias. Estas ideas [ ] tienen el mérito [ ] de no pertenecer a ninguna de las ciencias o artes conocidas hasta el día” (Granada la Bella, 1993: 47). Con prosa ágil, irónica y expresiva escribe sobre el trazado de las calles, el alumbrado, el servicio de
22
Los artículos de Granada la Bella fueron escritos entre el 14 y el 28 de febrero de 1896, y se publicaron entre el 29 de febrero y el 13 de abril. Las Cartas tuvieron un proceso de composición mucho más dilatado, pues se escribieron entre el 1 de octubre de 1896 y el 9 de marzo de 1897, aunque las cuatro últimas, numeradas de la XIX a la XXII, no llevan fecha;; aparecieron en El Defensor entre el 14 de octubre de 1896 y el 26 de abril del 1898.
13 limpieza, los aguadores, las relaciones entre el trazado urbano y el clima, la ciencia y la mística, el carácter de los españoles, la libertad de las mujeres, la falta de buen gusto, o el desamparo de ideas en que vivimos;; y la inacción popular, siempre propensa a creer que los hechos acaecen sin su participación, indiferente a su responsabilidad individual. El tema central de la última crónica de Granada la Bella, “Lo eterno femenino”, sirve de enlace con la serie finlandesa en la que ya estaba pensando. La Granada ideal da paso a una sociedad real, la de Helsinki de fines del XIX, que en el fondo admira y que presenta como modelo, contrastándola artículo a artículo, para bien o para mal, con la ciudad que le vio nacer. De ahí que las Cartas puedan considerarse una continuación de Granada la Bella, ambas se complementan.
Las Cartas finlandesas están compuestas por XXII artículos epistolares que son
auténticos “cuadros de costumbres” de la Finlandia finisecular, presentados de forma irónica, desenfadada y humorística, pero también rigurosa. Este estilo de crónicas era muy del gusto del público, que las leía al modo de los folletines por entregas, esperando ansioso la continuación. Desde el título de la primera Carta, Ganivet se presenta como periodista: “Después de celebrar como se merece el cosmopolitismo de los granadinos, el corresponsal declara sus propósitos”: complacer a los amigos de la “tan ilustre como desconocida Cofradía del Avellano”,23 que le han escrito pidiendo noticias de esos apartados países, y que les enviará en forma de cartas, dirigidas en particular a cada uno de ellos y en general a todos cuantos quisieran leerlas en las páginas de El Defensor, siguiendo las huellas de “los célebres agentes políticos que las repúblicas italianas enviaban al extranjero” [ ] los tan decantados venecianos y florentinos no eran más que corresponsales de periódico, habilísimos gacetilleros, injertados en políticos sutiles, que escribían sobre todas las cosas con la mayor libertad y desenfado y nos dejaron cuadros admirables de los países en que habitaban” (Cartas, p. 6). Principios que defiende también en Hombres del Norte: “Mi idea es vulgarizar entre mis paisanos lo poco que sé de estos países y particularmente de su literatura”.24 Cada “carta” gira en torno a un asunto principal, generalmente anunciado en el título, y otros muchos secundarios a los que éste va dando pie. Va intercalando datos, anécdotas, breves episodios y “moralejas” de múltiple función textual;; por una parte, como referentes de la actualidad, necesarios en toda crónica;; por otra, como recurso literario 23
Véase nota 12. Nota del autor a “Jonas Lie”, primer artículo de Hombres del Norte, p. 151.
24
14 propiamente dicho. Una afirmación axiomática o un pasaje particularmente denso se aligeran con un ejemplo o se afianzan citando a alguna autoridad reconocida, las expresiones populares se utilizan con función irónica, hiperbólica o satírica, etc. El autor establece una comunicación multidireccional con los lectores implicándolos en el discurso, una estructura dialógica que le permite anticiparse a cualquier posible objeción o contrarréplica, y desdoblarse en varios “yos” narrativos.
Especialmente dotado para la observación y el juicio rápido, el autor nos revela el
secreto de su escritura: “Viajo por todas partes, y pongo en ejercicio, a la buena de Dios, mis cinco sentidos (...);; después esas sensaciones se arreglan entre sí solas, y de ellas salen las ideas;; luego con esas ideas compongo un libro pequeño que, sin gran molestia, pueden leer una docena de amigos;; y de ahí no pasa la cosa “ (Granada la Bella: 95). “No trato de hacer un estudio científico;; voy sencillamente a exponer las «ideas que se le ocurren a un español que por casualidad habita en Finlandia». Hablo de lo que veo y lo que oigo, o de lo que “semiveo” y “semioigo”: porque en cuanto al oir, como me hablan en varias lenguas, es posible que entienda muchas cosas al revés” (Cartas finlandesas: 7)
Defiende la llaneza y la naturalidad, la característica más marcada de su estilo y la
fórmula que hizo sus artículos tan populares. “Cuando lean algún artículo mío en El Defensor – escribe a su madre - mándenmelo en recorte;; a mí me los mandan pero alguna vez se pierden. Como yo los escribo a vuela pluma y no me quedo con borrador, no sé a punto fijo cómo resultarán y, a veces, esos datos me sirven para después”. (Carta a 7.2.1893).
Por lo que se refiere a El Porvenir de España, título con que se publicó en las
páginas de El Defensor la correspondencia intercambiada con Unamuno en torno al Idearium español, 25 se trata de una serie de artículos epistolares con características propias, por tratarse de una correspondencia con un receptor concreto, individual, aunque forme parte de un debate público en torno al problema de la identidad de España. El exclusivismo de su dedicación al diario granadino podría hacernos pensar que, por razones no aclaradas, Ganivet no deseara relacionarse con otros medios periodísticos, ya que en los últimos años del XIX su íntimo amigo Navarro trabajaba en numerosos diarios madrileños, tenía una posición consolidada y habría podido recomendarle. Pero, sin que conozcamos las verdaderas razones, Ganivet no publicó nada en Gedeón, ni en ninguno de los periódicos donde Navarro tenía alguna influencia. 25
Véase el excelente estudio preliminar de Loretta Frattale a Ángel Ganivet. Idearium español (ed. de J.García Lara), Diputación de Granada y Caja Granada, Granada, 2003.
15 Ganivet y la prensa madrileña y toledana Sin embargo, en su correspondencia privada queda reflejada la temprana disposición del escritor, apenas llegado a Bélgica, a colaborar con la prensa madrileña por mediación de Navarro sin que podamos establecer todavía los motivos por los que este proyecto fracasara;; no sabemos cuál pudo ser la implicación o la inhibición de Navarro ante los deseos del amigo, pero lo que sí sabemos es que éste le envió algunos textos que no llegaron nunca a publicarse. “Ahí va la muestra ofrecida [ ]. Si no te gusta el título puedes poner simplemente: “Revista internacional”, aunque el Así va el mundo concuerda con el spectator y con el tono imparcial y contemplativo que le daría a estas crónicas. En otras descenderé a detalles nuevos que revelen que la cosa se hace en el extranjero, que no es de redacción. Y aparte de esto cuando pueda te escribiré “Revistas” firmadas sobre otros temas”. (Amberes, diciembre de 1892) “Con esta carta van unos cuantos párrafos en forma de crónica;; te seguiré mandando algo parecido en mis cartas sucesivas y tú te encargas de quitar lo que no te convenga y de hilvanar con el resto un artículo para el periódico. Dime que día, a más tardar, debo enviarte estos apuntes y que asuntos te hacen más juego. Si alguna noticia resulta demasiado vieja la suprimes. Te advierto que me es muy fácil enviarte un buen cartapacio de papelotes todas las semanas, porque leo bastantes periódicos y porque el trabajo más difícil, que sería el de pulimentar la redacción, te lo dejo a ti, que tienes menos que hacer” (15.10.92),
En una carta familiar, escrita poco después, encontramos otro dato que lo corrobora: Escribo con frecuencia cartas largas, algunas para El Defensor, otras para El Heraldo, un periódico que ha fundado en Toledo mi amigo Navarro, y otras para un periódico de Madrid. (Carta a su primo Antonio: Amberes, 1.2.1893)
Lo que también se deduce de otra carta enviada a Navarro sobre El Heraldo Toledano, el periódico que éste acababa de fundar: “Respecto al periódico creo que no estaría de más que lo encabezaras con una crónica semanal corta, un poco satírica, sobre asuntos locales. Si las noticias no son del día, como no pueden ser y el artículo o artículos son de literatura, apartado de todo trato humano, no podrás inspirar el interés suficiente para seguir detrayendo al público toledano unas míseras pesetejas, obra a la que yo estoy dispuesto a ayudarte si fuese preciso”. (18.2.93)
Años más tarde, siempre con gran elegancia, pues nunca utiliza su amistad para influir sobre Navarro, insiste en su deseo de escribir el los periódicos madrileños y en El Globo: “Dime si tienes interés en que te envíe algo para El Globo y te enviaré una crónica quincenal. Si tú personalmente no te interesas en que yo escriba algo, no lo haré, pues por mi gusto no cogería la pluma, tal es la pereza que tengo ahora” (16.10.1897)
16 “Si tienes interés en que yo firme con mi nombre lo haré;; pero quizás convendría usar un pseudónimo expresivo que sirviera de tapadera y dejara libertad para echar un poco los pies por alto y mirar por encima del hombro al mismo Zar de Rusia, cuando la ocasión lo aconsejara. Aunque se haga público quién es el cronista enmascarado no importa, pues lo esencial es evitar que desde el Ministerio me digan que nos está prohibido escribir sobre política internacional por el carácter de nuestros cargos” (noviembre, 1897).
Ganivet frente al periodismo: una mirada crítica La prensa va tomando cada vez más importancia en los proyectos del escritor, como elemento narrativo y como vehículo de difusión de su obra. En La conquista del Reino de Maya por el último conquistador español, Pío Cid (1897) encontramos una afirmación muy significativa: “El viejo Viami clavó su discurso en una de las puertas de la ciudad para que el pueblo bajo, que leía u oía leer en tono declamatorio esos cartelillos, se los asimilara y poco a poco fortaleciera su pensamiento. Esta es la única forma, muy rudimentaria en verdad, que existía en Maya de la creación más admirable de nuestro tiempo, la prensa periódica”.
Y en carta a Navarro Ledesma le da cuenta de sus proyectos más inmediatos diciendo: “Tengo en planta las siguientes obras––: 1 Una Historia crítica de España, o sea un curso de Historia en artículos de periódico, de igual tono que las Cartas;; 2, Ecce Homo, complemento del Idearium;; 3, La Casa eterna, comedia en tres actos;; 4, Instantáneas (críticas personales). (Carta a Navarro, 12.04.1897)
Ese curso de Historia en artículos periodísticos no lo llegó a escribir, como tampoco las Instantáneas, que prometían ser un interesante experimento y de las que sólo nos dejó un esbozo incompleto en la dedicada a Matías Méndez Vellido:
“También yo quiero ser inventor, y aunque no soy periodista mi invento va a ser periodístico: consiste en aplicar al periodismo los rayos X. Un periódico es un taller de fotografía literaria. La inquieta realidad viene cada día con cara diferente y se pone delante del fotógrafo, digo, del periodista;; y éste la reproduce en crónicas, perfiles, semblanzas, siluetas, croquis, instantáneas. Una instantánea es una fotografía tomada al vuelo;; reproduce la forma exterior, superficial, fugacísima, que van tomando los tipos más salientes de la sociedad. Con los rayos X la instantánea se transforma;; lo superficial se desvanece y el esqueleto se hace visible. La instantánea X es una creación literaria en armonía con una época en que los hombres sin fe y sin entusiasmo parecen momias galvanizadas. (Á.Ganivet, Artículos, 2003: 130). Como incompleta quedó también la ampliación de su segunda novela, Los Trabajos, en la que Cándido Vargas habría de ser “una figura importantísima cuando Pío Cid se mete a periodista, en los últimos Trabajos (si los escribo). En los primeros aparece sólo por referencia”. (Carta a Navarro, Riga, octubre 1898)
17 Es evidente que Ganivet valora en su justa medida el periodismo, aunque tiene una postura crítica y desconfiada frente a los periódicos como producto mercantil. Hay un “PERIODISMO” con mayúsculas, por el que se decanta, y un periodismo de segundo orden, ejercido desde los intereses económicos del día a día, que destruye la vocación y la capacidad artística de quienes lo cultivan. Yo te he dicho siempre que si deseas ganar cuartos te dediques a los bajos menesteres artísticos o administrativos que en España producen utilidad;; y que si quieres echar fuera algo que crees trascendente y digno de los honores de un parto no te distraigas con las musarañas de actualidad sino que tengas fe en tu obra y en que si ella es buena hará su camino aunque sea algunos centenares de años después de tu muerte. Un ejemplo tienes en Maeterlinck, cuyos primeros pasos en literatura no fueron conocidos de cuatro belgas. Maeterlinck ha declarado varias veces que en el fondo de cada belga hay una bestia, que cada periódico belga es una pesebrera y otras lindezas semejantes. (Carta a Navarro, 3.08.1895)
Queda constancia de que a medida que Navarro se abre camino como periodista,
las opiniones de Ganivet sobre la prensa finisecular se van radicalizando. Critica al amigo por haber claudicado de su vocación artística inclinándose por un periodismo fácil, y está firmemente convencido de que el trabajo del periodista profesional impide o anula su creatividad como escritor de temas serios, en especial si hace del periodismo un “modus vivendi”. Seguramente este asunto, si no los distanció, fue muy sensible para Navarro, obligado al pluriempleo en la prensa madrileña en la que pronto llegaría a destacar. Ganivet se queja amargamente a José de Cubas, amigo de ambos y diplomático como él: “Mucho me ha apenado la carta de Paco, pues viene atrozmente hundido, escéptico, periodista hasta la médula, riéndose del arte y de los que lo cultivan seriamente, enamorado del triunfo metálico, de las abundantes perras que según parece proporciona el cultivo de la literatura callejera. Yo no sé si podré aún enderezarlo pues si lo que dice no es broma sino expresión de sus ideas, creo que es hombre al agua, que se lo meriendan y que no hay que esperar ya nada de él. Verdad es que todo es relativo y al cabo de unos miles de años el dios Cronos hará con todos tabla rasa;; pero hay que ser humanos y apreciar también el valor relativo de las miserias de esta vida;; ya es doloroso que en vez de elegir siquiera las nobles miserias del arte, a las que tenía derecho y para las que tenía aptitud, se conforme con las ramplonerías en que anda metido. Si todos los que se meten por necesidad en el periodismo pensaran así, hoy que casi es forzoso debutar por él ¿qué sería de España?”. (A J.de Cubas, Riga 30.10.98)
Para cerrar estas páginas reproducimos parcialmente algunas cartas intercambiadas entre Ángel Ganivet y F. Navarro Ledesma cuyo contenido gira, casi por completo en torno a la prensa, recordando una vez más la filosofía del escritor granadino: “Respetemos la pureza de nuestras ideas y no la alteremos en beneficio de los fugaces intereses de nuestro medro personal, exagerado o mal comprendido” (Cartas, p.6) - - - - - - - - - - - - - - -
18 De Navarro a Ganivet 15.9.1895 (inédita) [ ] Estos son los propósitos. En cuanto a los medios que hasta ahora he puesto en práctica, para conseguirlos, bien pequeños son pero no tengo otros más grandes ni mejores. He escrito a cuantas personas conozco que puedan favorecerme en Madrid. A D. Benito le he pedido que me recomiende fuertemente para colocarme en el Heraldo, como logró colocar a Altamira, porque ahora el Heraldo tiene otros treinta y tantos mil duros de refresco y va a hacer edición por la mañana para darle jarabe al Liberal. El gran Pérez no me ha contestado todavía, ni creo que lo haga hasta que pueda él ver a Canalejas y hablarle del asunto, porque es D. Benito hombre de pocas promesas. A Clemente de Diego, que está obligado a mi familia por muchos estilos, también le he escrito pidiéndole colocación en su pingüe Academia, sin que tampoco me haya escrito dos letras, haciendo el menor ofrecimiento. Ítem al bueno de Ibáñez Marín, quien si algo pudiera hacer, seguro estoy de que lo haría, porque es uno de los hombres de corazón con quien he tropezado en este mundo. 22.9.95 (inédita) [ ] Por lo que hace al periodismo, tengo los siguientes datos: 1°.- Entrada en El Nacional, periódico de Romero. Buena recomendación de Madariaga, que tiene gran influjo en el periódico. Recomendaciones de Burell, Canals y Figueroa, por Luis Royo, que está dentro con cuarenta y cinco duros y cabeza o firma libre. Haría falta un empuje bueno de Romero ¿No conocías tú a los Abriles? ¿No podrían éstos recomendarme a rajatabla? 2°.- Entrada en El Liberal. Estoy preparando trabajos para que los cale Fernanflor a quien me recomienda Ibáñez. También tengo recomendación de Baquero, que es íntimo del Dr. Pulido, principal accionista del periódico. Pero el entrar aquí tiene el grave inconveniente de que Arimon ha de tirar coces a Don Benito, lo cual me haría saltar probablemente. 3°. Entrada en El Imparcial.- Carta de Don Benito, anunciándome que tanto él como Tolosa Latour, están decididos a echar el resto con Ortega Munilla y los Gasset, para que yo entre. Eso sería lo mejor de todo. ¿Tienes algún medio de ayudarme por este lado? 4°.- Entrada en El Heraldo.- Recomendación de D. Benito a Canalejas de la cual éste hace caso, pero se burla Figueroa. Recomendación de Ibáñez al mismo Canalejas y a Figueroa. Recomendación de Baquero a Saint Aubin, cuñado de Canalejas. Hace falta apretar a Figueroa. Recomendación de Cavía por Royo. 5°.- Colaboración en la Ilustración Española y Americana. Es casi seguro poder colocar un artículo o poesía mensual y retribuida, por que el administrador actual le debe doce mil pesetas a Ibáñez. 6°.- Colaboración o sección fija en el Nuevo Mundo.- Hace falta apretar al Sr. del Perojo. Para esto cuento con el Marqués de Hazas, cuando vuelva. Y yo digo ahora: entre tantas teclas como he tocado y tengo que tocar ¿No va a ser posible reunir el sobresueldo necesario para cubrir los menesteres personales ahora y los familiares luego? Por algún lado saldrá la claridad. Confiemos en Dios y después de Dios en las buenas recomendaciones. Te ruego encarecidamente que hagas memoria de cuantas puedas proporcionarme e inmediatamente me las envías, porque yo ya no me asusto de nada, después que le he besado la sandalia a Commelerán. 28.10.1895 [ ] De periódicos, sólo he logrado ser muy bien acogido por Ortega Munilla que está ahora encargado del Imparcial. Le llevé un artículo y me ha dicho que lo publicará en el primer lunes, es decir, mañana y que le lleve todo cuanto quiera, que seguramente me lo publicará. Esto sería bueno si resultase cierto, pero ya sabes lo que ocurre en los periódicos, mucho más ahora que las actualidades lo absorben todo. Es
19 indudable, que por muy malo que sea el penetrar en las caballerizas, llamadas redacciones, vale más que nada, porque siquiera en ellas se come pienso. Los periódicos son hoy las únicas empresas que ganan algo, mucho dinero y ya algunos van pagando a los literatos, aunque todavía con ciertas reservas. Yo tengo confianza en que al fin y al cabo, podrá vivir aquí el literato del periódico, como sucede en Francia, ya que del libro sea imposible. Por eso mismo conviene tener lo antes posible, puesto fijo y plaza marcada o tienda abierta en algún papel de gran circulación. Anoche celebré una “interview” con el Sr. Fernández Bremón, hombre gordo por fuera y por dentro, pero sumamente afable (una especia de Sarcey) y que me prometió influir con todo su peso para que me proporcionen colaboración frecuente en La Ilustración, cosa que de conseguirse, sería ventajosa en sumo grado, toda vez que pagan pronto y relativamente bien.
De Ganivet a Navarro 13.02.1896, Helsingfors
[ ] No creo que el interviewer, reporter o gacetillero, personalidades inferiores del periodismo, sean más dignos de lástima que los individuos del Archivo de Bellas Artes o de las carreras diplomática y consular. El periodismo vive en medio de calle y por ser más conocido es más estimado de los ignorantes y más despreciado de las personas de juicio;; pero si todos los oficios y carreras en que los hombres nos ganamos el pan no estuvieran protegidos por el misterio que los interesados crean para encubrirse, no habría saliva bastante en el mundo para cubrir los rostros de cuantos merecen este supremo y repugnante desprecio. ¿Qué importa hacer esto o aquello si la idea es otra? No olvidemos jamás que Cervantes para honra suya fue algo así como cobrador de contribuciones. En cambio, aquellos cuya idea no es superior a su trabajo material, bien miserables son por muy alto que éste sea. Y este sentimiento es tan español que en España no se respeta más que a aquel que hace cosa distinta de la que legalmente debe hacer. Los hombres serios de la Administración, es decir, los que por sus pocos alcances toman en serio las faenas administrativas y viven de ellas y 26 para ellas, no cosechan en España otra simpatía que la de los memos. La de los Pedregales y comparsas, que se esfuerzan en crear costumbres públicas, aunque para ello fuera preciso destruir el espíritu de la nación. Todo es bueno cuando se hace bien y lo que a mi juicio me parece mal de los periódicos que ahora van saliendo en España es que falten cabezas para imprimirles el carácter que deben tener. Los periódicos que prosperan creen resolver el problema agrandándose. En todo, la concepción es cuantitativa. No llegaréis al número 100 del Gedeón sin anunciar algún adelanto, que quizás se reduzca a doblar el nº de páginas y a abrir las puertas al relleno ¿Quién sabe si, a pesar de la majadería de las gentes, se iría más lejos afinando que agrandando? Lo chocante es que en España no haya todavía un periódico legítimamente español. De los de partido no hay que hablar, pues en ninguna parte pueden conseguir ser leídos de las masas neutras, de que habla Salmerón;; y de los periódicos independientes hasta los títulos son ridículos y responden a un período histórico ya pasado, el anterior a 1869. No creo que en ningún país de Europa tomaran en serio un periódico que se titulase El Imparcial o El Liberal. El Heraldo está fundado según la manera yanqui, y su éxito será pasajero o yo no conozco ya a España. Mucho vale el dinero, pero no para dar base a una improvisación. El periódico que tiene vida más segura es La Correspondencia, que su fundador vendía él mismo en sus comienzos. Me parece que hay en Madrid hueco para un periódico de nuevo estilo, que siendo nuevo resultara más viejo que todos los demás;; pero este periódico ni lo ha creado Mellado transformando la Correspondencia ni lo creará Francos Rodríguez transformando el Globo. Es muy difícil echar tapas y medias suelas a un periódico. Si en estos asuntos pudieran hacerse experimentos por pura curiosidad yo me comprometía a crear un periódico que en poco tiempo le echara la pata a muchos que se costean a peso de oro. No haría falta mucho dinero, ni muchos telegramas, ni arriba de cuatro redactores, incluidos dos buenos gacetilleros en esos cuatro;; porque todo el jaleo – jaleo costoso – que hoy se traen los periódicos de gran circulación en el fondo no sirve más que para ocultar la 27 ignorancia, la falta de criterio, la ausencia de carácter. Con los telegramas de la Agencia Fabra y un comentario personal y claro sobre los asuntos de que trataran se conseguiría mayor resultado que gastando un dineral en sostener gacetilleros-corresponsales en todas las cortes de Europa y capitales
26
Manuel Pedregal y Cañedo (Grado, Asturias 1832 - Madrid 1896) Nilo María de Fabra, fundador en la década de los 60 de la primera agencia nacional de noticias.
27
20 de América;; pero ese comentario exige cierta instrucción preliminar que los periodistas al uso no poseen y la molestia de leer a diario algunos periódicos extranjeros para estar al corriente de los cambios de situación. Y así las demás secciones del periódico. Un circo de feria tiene que atraer a los curiosos con golpes de tambor y representando a la entrada alguna de las pantomimas que después se han de repetir en el interior. Un teatro serio, es decir, bueno, pone un cartelillo a la puerta y espera a que el público entre. Y el público acaba por entrar. Algo de esto hace falta en el periodismo y estoy seguro de que si alguien pusiera manos a la empresa les había de dar un gran chasco a la gentecilla que no ve nada más allá de los procedimientos rutinarios y vulgares que hoy se emplean. A ver si al cabo de algunos años me aburro yo definitivamente de esta vida que llevo y le metemos el diente a tan pingüe negocio. Entonces sí que podríamos hacer un corte de mangas definitivo a nuestra querida Administración. Ángel
15.02.1896, Helsingfors Querido Paco: Puesto que andas metido con los belenes de la prensa no estará de más que dedique una carta a hablar del asunto, que en verdad merece que de él se hable. Cuando empezaste a escribir en el 28 Gedeón recuerdo que Pepito me decía con entera sinceridad ¡lástima de nuestro buen Paco, metido en esas faenas! y yo aunque no le contesté nada pensé que sinceramente se puede pensar lo que todo el mundo piensa, pensando (repetición, figura retórica) pensar con el propio meollo. Porque en efecto en la conmiseración con que tantos, tú entre ellos, tratan a la prensa y a los que de ella viven hay una verdad y hay un error;; para el que es artista o quiere serlo o para el que respeta el arte, el periódico es y debe ser una forma inferior, aplicada, de la que se debe rehuir como de un escollo peligroso, aunque no el único ni quizás el peor. En realidad de verdad un artista no está en lo firme más que cuando crea con pura finalidad artística, según su sentimiento natural de lo bello (y sin que esto tenga que ver con el arte por el arte). En cuanto a la pura finalidad artística, que puede ser tan varia como los artistas personales, maestros, se agrega otra finalidad secundaria, el arte empieza a dar tumbos. ¿Qué más da que esa finalidad de segundo orden sea la necesidad de acomodarse al gusto momentáneo del público, según los cánones de la prensa, o la rapidez de la información, o un criterio moral exclusivista, o una tendencia religiosa, política o social o un deseo de satisfacer particulares pasiones? No sé si tendrás a mano una revista trilingüe que ha empezado a publicarse con el título de Cosmópolis y que yo leo por soltarme en inglés y alemán. No sé si la empresa se sostendrá decorosamente;; pero el primer número (mensual, 3.90 francos) contiene cosas de bastante mérito. Pues bien en la sección francesa publica un artículo de P. Bourget “L’age de l’amour”, cuyo tema es el siguiente: un artista provinciano, desesperado y desengañado se lanza al periodismo y su primer ensayo es un reportaje sobre la edad del amor;; para inaugurar la serie piensa publicar una interview con cierto novelista muy en boga, que aunque se niega a recibir a los chicos de la prensa recibe al flamante reporter, creyéndole aún artista principiante necesitado de apoyo y de consejos. El gran novelista le descubre algunos rincones de su corazón, comienza por creer en la posibilidad de amor a la vejez y concluye por relatar un desengaño;; porque en la primera parte de la interview le anima la ilusión de que una joven, que siente profunda admiración por sus obras, va a reeditar con él el famoso idilio de la vejez de Goethe, y en la segunda un hecho viene a abrirle los ojos: el hallar la huella de un beso, que no puede ser más que de la apasionada muchacha, en un retrato del gran artista … ¡cuando tenía 25 años! Los amores súbitos de un hombre viejo o maduro son como reproducciones de un amor juvenil, que despierta al tropezar con un tipo semejante a aquel que infundió la primera e indestructible sensación amorosa. Tal es en sustancia el fondo de la interview, que sería materia para un artículo sensacional;; pero el reporter, después de escribirlo, enamorado de aquel capítulo de novela, mejor que todos los que hasta entonces haya podido idear y movido por un sentimiento invencible no lo publica, a pesar de su ansia de llegar pronto al ideal periodístico de los 50.000 francos de paga anual. Te cito esta relación sólo por el último detalle, que marca bien la diferencia que hay entre periodismo y arte, entre el estudio y la información. Pero aparte este sentimiento de delicadeza, de ese temor que yo mil veces te he expresado de que la influencia del periódico o en general de la vida activa de las letras – en que todo es agitación, rapidez, golpe de vista, puntería de momento – dañe a la concepción artística serena, pensada, independiente, no veo porqué se habla
28
José de Cubas.
21 tan mal del trabajo periodístico habiendo tantos otros que no lo superan más que en el concepto vulgar de las gentes ignorantes o engañadas.
REFERENCIAS Celma, Pilar (2003) Estudio preliminar a Ángel Ganivet. Artículos, relatos y fragmentos, Diputación de Granada y Caja Granada, Granada. a
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