Manifestaciones del realismo socialista y realismo critico en El luto humano de Jose Revueltas

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Descripción

Francisco Javier Sainz Paz. Manifestaciones del realismo socialista y realismo crítico en El luto humano de José Revueltas Resumen. A casi 100 años del nacimiento de José Revueltas y de una copiosa cantidad de ensayos de gran calidad en torno de su obra, el mejor reconocimiento a la obra de nuestro autor es seguir con el trabajo crítico. En ese sentido, propongo el estudio de la presencia y tránsito en la estética de Revueltas a partir de El luto humano, es decir, del realismo socialista y el realismo crítico (misma que empleó para la realización de sus demás obras). Esto lo hago a partir del examen de dos personajes que ejemplifican el uso de ambos repertorios: Natividad un comunista del cual sólo queda el recuerdo de que la esperanza aguarda en el porvenir; y el sacerdote, por quien el narrador, tiene un interés distinto que se aprecia con los pasajes donde nos introduce a la psique del personaje. Esta ponencia busca mostrar una evolución en las ideas estéticas de nuestro autor a partir de una obra por la cual gana el Premio Nacional de Literatura. Palabras clave: José Revueltas, realismo socialista, realismo crítico.

Manifestaciones del realismo socialista y realismo crítico en El luto humano de José Revueltas

La crítica ha mencionado en distintas ocasiones que la El luto humano (1943) es una gran novela en la que se percibe un debate interno en Revueltas, pues se aprecia el despertar de ciertas críticas que luego se plasmaran en novelas como Los días terrenales (1949) o Los errores (1964), así como en textos como el Ensayo sobre un proletariado sin cabeza (1962) o Dialéctica de la conciencia (1982). En la novela, por un lado tenemos en el personaje Natividad concepciones pertenecientes a la estética realismo socialista, empero, el desarrollo de la novela nos muestra las primigenias construcciones de su realismo crítico a través varios de sus personajes, entre ellos al sacerdote, al cual utilizaremos de modelo para mostrar el funcionamiento de dicha estética. Quiero destacar que no creo que exista una 1

convivencia entre ambos repertorios, pues el hegemónico en el texto es el realismo crítico, de forma que el otro se encuentra subsumido en él y que además tiene una función específica en la novela. Antes es pertinente tratar de definir ambas estéticas e, intentando no caer en reduccionismos, procuraré mostrar el núcleo duro de ideas que componen ambas estéticas. Para una lectura más amplia acerca del realismo socialista se puede consultar, del filósofo Adolfo Sánchez Vázquez, la antología Estética y Marxismo, donde en el capítulo “Arte y socialismo”, encontramos tres escritos nodales para su entendimiento, dos de ellos son resoluciones de los Congresos del PCUS de 1925 y 1932, y el tercero es de Andrei Zhdánov, “El realismo socialista”. De estos tres textos podemos sacar algunas conclusiones que planteo de la siguiente forma: se considera que no existe un arte apolítico y neutral. Los proletarios deben ocupar todos los espacios de la actividad humana, pues son partícipes de una lucha de clases en contra de la burguesía. Así mismo se cree que el Partido y sus distintos órganos deben de apoyar a todos los artistas proletarios y campesinos, dado que son ellos los futuros dirigentes ideológicos. La tarea de la crítica es “luchar sin cuartel contra las manifestaciones contrarrevolucionarias en la literatura” (“Sobre la política del partido en el terreno de la literatura”). Zhdánov, por su parte, creé que la literatura burguesa es decadente, pues es la expresión de la sociedad capitalista que la engendró, por lo que ya no puede hablar acerca de las victorias del capitalismo y mucho menos engendrar grandes obras; allí se encuentra la superioridad de la literatura proletaria, Ya que ésta proviene de un sociedad superior: la soviética. De allí que el objetivo de la literatura proletaria sea hablar de las victorias de la sociedad soviética, del entusiasmo y pasión de sus héroes por la revolución, pues está tiene la función de ayudar a la construcción del socialismo, es así que

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la realidad debe ser representada “en su desarrollo revolucionario”. Por ello Zhdánov plantea que el realismo socialista es el método de creación y crítica de los revolucionarios, mismo que no debe olvidar la tradición romanticista, sino que la debe de incorporar como “romanticismo revolucionario”. Revueltas, posteriormente le contrapondrá al realismo socialista su realismo crítico1, estética que va construyendo a lo largo de su vida. Él cree que el problema de la estética y de la obra de arte nos refieren a la teoría del conocimiento, pues ambas son un modo específico de entender la realidad humana. “El realismo, en el arte, es el método, el procedimiento que nos permite conocer la realidad exacta, verdadera, de los seres humanos, la sociedad en que viven y el mundo que los rodea”2. Sin embargo, ni el artista ni la obra de arte pueden disponer de toda la realidad, pues su método es crítico, selecciona la realidad, “discrimina aquella que es inútil a la obra de arte o que es antihumano y antisocial en la realidad que lo circunda, busca lo típico en situaciones típicas, condensa el tiempo y el espacio, y, en fin, transforma la cantidad de que se nutre, en calidad que nutra los espíritus”3. Su objeto es el hombre en todas sus dimensiones, en su negatividad y en la superación de las contradicciones históricas que vive. El arte y el artista practican una crítica a su sociedad al ordenarla, categorizarla en el producto artístico, según la subjetividad del artista. El compromiso del artista, reside en la realización de una crítica de su sociedad, de su destino y futuro como género y especie.

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Lo cual no sucedió de forma inmediata; se puede decir que hasta fines de la década de los cuarenta es cuando de forma explícita argumenta en contra de ella. 2 José Revueltas. “El realismo en el arte” en Cuestionamientos e intenciones [ensayos]. “2ª. Ed. recop. y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cheron. México, ERA, 1981. p. 54. (Col. Obras completas…18). 3 Ibíd. p. 59.

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Ya entrando en materia de El Luto Humano, Natividad, un comunista que conocemos a través del recuerdo de los otros, es un personaje positivo donde se deposita la idea de esperanza en un futuro mejor aún después de su muerte. Como analiza Edith Negrín 4, se le compara con Jesucristo en varias ocasiones, lo que dota al personaje de un mayor simbolismo: “Jesucristo, dios y hombre, y a la vez, mediador entre dios y los hombres, es símbolo por excelencia del amor en la tradición religiosa occidental. Como él, Natividad está matizado por la insinuación de una doble naturaleza, humana y divina.”. Este personaje, es también el líder sindical que a todos conmueve aún después de su muerte pues lo que representa los trasciende: Natividad se detuvo con las manos apoyadas en el cincho del pantalón, sin aspavientos, con los alegres. —Nunca podrás matarme— dijo rotundo y sin abandonar su sonrisa, pues conocía ya los propósitos de Adán.5

En ese momento, Adán se queda paralizado pues sabe que tendrá que “habérselas con un espíritu vigoroso y lleno de fuerza”6. Sabe entonces que sólo traicionándolo podrá darle muerte, sin embargo, así como en Julio César de Shakespeare, cuando Brutus asesina a César y su fantasma lo persigue hasta el último momento, Adán se da cuenta que no podrá aniquilarlo del todo: “Mato a Natividad hoy por la noche o mañana. Pero después será como si Natividad siguiera viviendo. Se me encargará que mate al que sigue y después al otro”7. La caracterización positiva que el narrador hace del personaje no permite que éste entre, como los demás, en los flujos convergentes o divergentes internos de la obra que 4

Edith Negrín. Entre la paradoja y la dialéctica: una lectura de la narrativa de José Revueltas. México, DF, COLMEX-FIL-UNAM, 1995. p. 81. 5 José Revueltas. El Luto Humano. 21ª. reimp. México, ERA, 2009. p. 114. (Col. Obras completas…2). 6 Ibíd. p. 115. 7 Ibíd. p. 117.

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conduce a los personajes hasta sus últimas consecuencias. Es decir, si Natividad hubiese sido tratado como el Sacerdote, probablemente hubiese pasado por lo mismo, hubiese sufrido un tránsito por la espiral de la alienación, con la opción de duda o reforzamiento en su carácter alienado. En mi opinión Natividad es construido por medio del romanticismo revolucionario. Esto, visto desde la óptica general de las novelas de Revueltas, y más concretamente, al compararla con sus siguientes novelas Los días terrenales y Los errores; en ellas observamos personajes comunistas alienados desde muy diversas aristas, pero que todas convergen en una en la incapacidad de luchar por el socialismo. Los comunistas de estas novelas, no son construidos por el narrador como héroes, ni como la esperanza que no muere, todo lo contrario, ellos son prueba de la posibilidad de que el futuro no sea mejor, de la imposibilidad del socialismo pero por razones muy concretas que se desarrollan en dichas novelas. Sin embargo en El luto humano, a diferencia de Natividad, la construcción del Sacerdote encaja con la descripción que hace Evodio Escalante del proceso de construcción de personajes de Revueltas, misma que evidencia las diferencias entre ambos personajes: 1) una situación de tensión; 2) un momento de conexión, que es cuando el pensamiento no puede conectarse con lo real y se conecta por medio del recuerdo; 3) un momento analógico, que devela cuando el recuerdo es un fragmento análogo de lo que ocurre en la realidad y trata de explicarla; 4) un momento terminal, que sucede cuando el recuerdo contiene la verdad sobre la vivencia, hecho que hace de la realidad una circularidad, donde lo subjetivo y lo objetivo son manifestaciones de lo mismo, y es así que la “[…] memoria es para el autor la realidad última del hombre, entendida como un conjunto de signos (la historia-signo) que constituye la única armazón de su desarrollo, lo mismo genérico que

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individual”8. El Sacerdote aparece en el segundo capítulo cuando Úrsulo y Adán han cruzado el río para llegar con él. El primer momento de tensión es la sorpresa al ver a estos dos personajes juntos, ante lo cual su primera reacción es la negación, sin embargo no lo manifiesta, se realiza en un monólogo interior del cual resulta su aceptación: “Hay que acompañarlos”, pensó a cabo, vencido por su propio estupor y por la fuerza silenciosa, pertinaz, que salía de ellos. […] “Y —pensó— si enemigos como son hoy se les ve juntos, no es sino porque tan sólo han aplazado el odio para sustituirlo por esa convivencia silenciosa y sombría del país”9.

Se da cuenta que hay algo que los une, aunque sea momentáneamente, el luto por la hija de Úrsulo, pero también se siente unido a ellos, no por amor o solidaridad, sino por el sufrimiento; entonces recuerda a Cristo crucificado, de cómo quedó atravesado en la cruz, aferrado en cuerpo a la terrenalidad y que así se siente, con los pies clavados a la tierra, así como también lo están Adán y Úrsulo. En el capítulo VI se dan los demás procesos. Primero nos sumergimos en una profunda introspección del Sacerdote donde reflexiona sobre su actuar; al soltarse de la soga que lo une en la travesía a los demás, también se desprende del mundo, de su conexión con él, entonces, “la resignada frase cristiana le vino a los labios: —Todo estaba consumado…”10. Es así como inicia su enlace a la realidad a través del recuerdo y se le revela la “esterilidad monstruosa de su existencia”11: “Era tan terrible darse cuenta de la derrota y la satánica inteligencia repetía ahí la verdad indudable: corazón amurallado, sin

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Evodio Escalante. José Revueltas. Una literatura del lado moridor. México, ERA, 1979. p. 107. José Revueltas. El Luto Humano. op. cit. p. 23. 10 Ibíd. p. 67. 11 Ibíd. p. 68. 9

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luz, que transcurrió la vida. Inútilmente, estérilmente, como sobre un desierto, no dejando huella, ni rama, ni sombra, ni abrigo”12. Su reflexión principal es acerca del amor al prójimo, de la capacidad humana por conmoverse, cavilando si el odio es aquello que une a los hombres; entonces el narrador nos transporta al recuerdo de una situación en Oaxaca, donde un hombre reza en zapoteco por los males que aquejan a su pueblo; en el mismo sentido se encuentra la comparación que hace un hombre entre Jesucristo y su perro, El Príncipe, que después de casi matar a golpes al animal, este se le acerca cariñosamente: ¿Si no sería, en realidad, cuando sucede que así, caminando, en un hermano, en un amigo, en una mujer, en la sangre de un herido que agoniza, en un animal, de pronto está Jesús, crucificado para siempre? […] — ¿…y cuál no sería mi sorpresa cuando veo que el animal se levanta como ciego y llega hasta mí, para lamerme los pies…? Ese perro, padre mío, ¿no sería Él?”13.

Es así que llega el momento de la muerte del Sacerdote, ese cuarto proceso descrito donde el recuerdo lleva a un descubrimiento para el personaje; por medio de los recuerdos sabe que la duda es lo que al final impera en una reflexión, pero a lo que lo conduce es al recuerdo de Adán, de cómo le dio muerte: La piedra se aproximaba al corazón y moríase el cuerpo. Un golpe de viento lo hizo tragar agua en gran cantidad. Era preciso gritar una palabra expiatoria, la misma que antes intentase gritar junto a Úrsulo y sus compañeros. “¡Adán!”, pensó decir entonces. Pero se recostó blandamente para desaparecer en el agua.

El narrador emprende, en la consciencia del sacerdote, toda un introspección que culmina en una horrenda muerte; esto cobra relevancia cuando se observa que el mismo

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Ibíd. p. 69. Ibíd. p. 72.

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procedimiento que utilizó con este personaje es empleado al desarrollar a los personajes comunistas de Los días terrenales y Los errores14; por otra parte, Natividad es un recuerdo, un fantasma en la memoria que sigue marcando el destino de varios personajes; es decir, la esperanza de un mejor futuro es también eso, una ilusión del pasado; al ser un tiempo muerto, estancado, no puede entrar Natividad dentro de los flujos por los cuales tendrán su travesía los demás personajes. En ese sentido, podemos encontrar en El luto humano una crítica similar a la que esgrimió Revueltas en otras novelas y ensayos por las cuales fue atacado por la mayoría de los sectores de la izquierda mexicana, ataque que hasta la fecha sigue pesando de muchas maneras, ahora que estamos a 36 años de fallecimiento y 100 de su natalicio. Bibliografía. Revueltas, José. El Luto Humano. 21ª. reimp. México, ERA, 2009. pp. 187. (Col. Obras completas…2). Revueltas, José. Cuestionamientos e intenciones [ensayos]. “2ª. Ed. recop. y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cheron. México, ERA, 1981. pp. 376. (Col. Obras completas…18). Escalante, Evodio. José Revueltas. Una literatura del lado moridor. México, ERA, 1979. 121 pp. Negrín, Edith. Entre la paradoja y la dialéctica: una lectura de la narrativa de José Revueltas. México, DF, COLMEX-FIL-UNAM, 1995. 311 pp. Sánchez Vázquez, Adolfo. Estética y Marxismo, ERA, 1970. Vol II. 431 p.

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Ni siquiera se utiliza el procedimiento de generar empatía con los lúmpenes como sucede en otras novelas, cuentos y obras de teatro. Prueba de ello es como trabaja a la figura de la prostituta nuestro autor.

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