Maito, Esteban Ezequiel - Valor, capital industrial y renta del suelo

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Valor, capital industrial y renta del suelo Esteban Ezequiel Maito

INDICE Resumen…………………………………………………………………………………………………….p.2 El valor como tiempo de trabajo socialmente necesario………………………………..p.3 Crítica a la concepción “naturalista” del valor-trabajo…………………………………..p.11 Capital industrial y renta del suelo……………………………………………………………..p.15 Renta del suelo y tipo de cambio………………………………………………………………...p.23 Sobre las estimaciones de Juan Iñigo Carrera. Una crítica definitiva…………………….…p.31 Conclusiones………………………………………………………………………………………………p.45 Bibliografía……………………………………………………………………………………………….p.46

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Resumen En el presente trabajo abordaremos la cuestión de la determinación del valor social de una mercancía a partir de condiciones de producción heterogéneas. La confusión entre condiciones de producción particulares y sociales a nivel de una rama lleva a confusiones sobre el carácter social del valor, y en consecuencia a afirmar que capitales con distintas productividades al interior de una rama generan el mismo valor por hora trabajada. Es sólo a nivel ramal, en tanto promedio agregado, que una hora de trabajo genera un valor similar, o dicho en otros términos, que la jornada de trabajo contiene siempre el mismo valor. Adicionalmente, una vez que introducimos la producción social basada en mercancías portadoras de renta diferencial en conjunto con el resto de las ramas no-rentísticas, el falso valor social encerrado en las producciones rentísticas determina que las ramas no-rentísticas vendan en forma sistemática por debajo de su valor, es decir, que reciban un menor valor por hora trabajada. El carácter de falso valor social de la rama rentística se fundamenta en que el valor social de su producción se encuentra regulado no por las condiciones de producción medias sino por las marginales. En el trabajo se presenta adicionalmente la incidencia de la renta sobre la moneda, en particular la tendencia a la sobrevaluación del tipo de cambio que la renta de la tierra genera. Finalmente, se critican algunos resultados empíricos alcanzados por Juan Iñigo Carrera en su obra que se basan en inconsistencias profundas que necesariamente ponen en cuestión aspectos importantes de su obra.

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El valor como tiempo de trabajo socialmente necesario En el valor de cambio de una mercancía se expresa su valor en tanto tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción. La conformación de un valor mercantil engloba un proceso de equiparación general de los trabajos particulares por medio de sus propios productos dado que “no es la productividad individual la que determina el valor de cualquier mercancía particular, sino la productividad socialmente necesaria, o promedio, requerida para su producción”.1 Si el tiempo de trabajo socialmente necesario surge de las condiciones medias de producción, cabe preguntarse cómo se determina el valor social de una mercancía a partir de diferentes valores individuales o condiciones particulares de producción, que no requieren necesariamente el mismo tiempo de trabajo para producir determinada mercancía.2 Los capitalistas que utilizan métodos de producción más perfeccionados se apropian una parte mayor de la jornada de trabajo que sus competidores, dado que su trabajo actúa como trabajo potenciado generando un mayor valor por unidad de tiempo. Esta generación en realidad ni es autónoma ni intrínseca al método de producción sino que surge en términos estrictamente relativos al resto de los competidores de la rama y las condiciones sociales promedio que todos los capitales individuales determinan independientemente de su propia voluntad. Cuadro N°1 – Horas trabajadas, volumen del producto, valor unitario (horas/volumen), valor de producción, participación en las horas trabajadas, porcentaje del valor unitario social, porcentaje del valor de producción social, volumen de producto por hora, valor por hora. VALOR HORAS PRODUCTO UNIT.

I II III IV TOTAL

200 200 200 200 800

600 400 350 250 1.600

0,33 0,50 0,57 0,80 0,50

VALOR

% (horas)

% (valor unit.)

PRODUCTO % (valor) POR HORA

300 200 175 125 800

25% 25% 25% 25% 100%

67% 100% 114% 160% 100%

38% 25% 22% 16% 100%

3,00 2,00 1,75 1,25 2,00

VALOR POR HORA

1,50 1,00 0,88 0,63 1,00

Mattick, 2013, 94. “Ahora bien, es de una importancia extraordinaria, decisiva, el que, mientras dura el proceso de transformación del algodón en hilados, este proceso no absorba más que el tiempo de trabajo socialmente necesario. Sí, en condiciones normales, es decir, en las condiciones sociales medias de producción, durante una hora de trabajo a libras de algodón se convierten en b libras de hilado, sólo podrá considerarse como jornada de trabajo de 12 horas aquella que convierta 12 X a libras de algodón en 12 X b libras de hilo. Sólo el tiempo de trabajo socialmente necesario cuenta como fuente de valor.” Marx, 1968, p.141. 1 2

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El capital I al producir con métodos más avanzados, genéricamente ligados a una mayor inversión en capital fijo, logra que su tiempo de trabajo se exprese en un mayor valor por hora trabajada (1,5). De un modo inverso, los capitales III y IV al producir en condiciones peores que las condiciones medias, es decir con una productividad horaria relativamente menor, generan un menor valor por hora (0,88 y 0,68). Los cuatro capitales trabajan el mismo número de horas (200). Podemos suponer incluso que utilizan el mismo número de obreros cuyo valor de reproducción se encuentra representado por 100 de las 200 horas (dejamos de lado aquí el capital constante). Como se ve, en la conformación del valor, que surge de la multiplicación del producto por su valor unitario social promedio (0,50 = 800/1600), las 200 horas del capital I se traducen en un valor de 300 (0,50*600), mientras que las 200 horas de II y III sólo se expresan en valores sociales de 175 y 125 respectivamente (0,50*350 y 0,50*250). Así y todo en términos sociales una hora de trabajo representa siempre el mismo valor (800 horas totales = 800 valor total). Se mantiene el principio de que una jornada o una hora (social) de trabajo rinde siempre el mismo valor social. Lo que inicialmente se presentaba como una división de la jornada de trabajo en partes iguales para todos los capitales (100 horas de trabajo necesario y 100 horas de trabajo excedente) ahora se traduce en distintas magnitudes. “Esto permite al capitalista que aplica métodos de producción perfeccionados apropiarse en forma de trabajo excedente una parte mayor de la jornada en comparación con los demás capitalistas de la misma rama industrial. Hace individualmente lo mismo que hace en grande y en conjunto el capital en la producción de la plusvalía relativa.”3 El mayor desarrollo de la fuerza productiva de I le permite generar un valor equivalente a 300 horas de trabajo social, apropiándose como trabajo excedente el doble de valor y dividiendo su jornada ahora en 1/3 de trabajo necesario y 2/3 de trabajo excedente. Los capitales III y IV, en vez de las 100 horas de trabajo excedente iniciales, generan un valor social equivalente a 75 y 25 horas de trabajo excedente. Nuevamente aquí, en términos

3

Marx 1968, p.256.

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sociales, la tasa de plusvalía es exactamente la misma en términos de horas y de valor, no así en términos individuales. Hacemos notar aquí que a lo largo del trabajo explícitamente establecemos diferenciales de productividad importantes para graficar claramente la situación. En la realidad concreta estos diferenciales, y en consecuencia las disparidades entre los valores por hora, podrían ser presumiblemente menores. En el caso de que el resto de los capitales lograran igualar la productividad del capital I las condiciones particulares de producción quedarían homogeneizadas representando directamente las condiciones sociales medias y todos los valores individuales al valor social en tanto tiempo de trabajo socialmente necesario, “borrándose con ello la diferencia entre el

valor individual de las mercancías producidas en condiciones de mayor baratura y su valor social. La misma ley de la determinación del valor por el tiempo de trabajo, que los capitalistas dotados de métodos nuevos perciben en el hecho de poder vender sus mercancías por menos de su valor social, obliga a sus competidores, por la fuerza de la concurrencia, a implantar los nuevos métodos de producción”. 4 Cuadro N°2 - Horas trabajadas, volumen del producto, valor unitario, valor de producción, participación en las horas trabajadas, porcentaje del valor unitario social, porcentaje del valor de producción social, volumen de producto por hora, valor producido por hora. CASO 1

VALOR HORAS PRODUCTO UNIT.

I II III IV TOTAL

200 200 200 200 800

600 600 600 600 2.400

0,33 0,33 0,33 0,33 0,33

VALOR

% (horas)

% (valor unit.)

200 200 200 200 800

25% 25% 25% 25% 100%

100% 25% 100% 25% 100% 25% 100% 25% 100% 100%

% (valor)

PRODUCT. VALOR POR HORARIA HORA

3,00 3,00 3,00 3,00 3,00

1,00 1,00 1,00 1,00 1,00

Nótese en este punto lo siguiente. En el caso I (cuadro N°2), la productividad total se ha incrementado un 50% (de 2,0 a 3,0), el volumen de valores de uso ha pasado de 1600 a 2400 y el valor total es, sin embargo, el mismo valor de 800. Es sólo en este plano, en el que los productos particulares se venden a su valor social, en el que Marx se está referenciando cuando afirma que “el mismo trabajo rinde, por tanto, durante el mismo tiempo, idéntica

cantidad de valor, por mucho que cambie su capacidad productiva. En cambio, puede

4

Marx 1968, p.256.

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arrojar en el mismo tiempo cantidades distintas de valores de uso, mayores o menores según que su capacidad productiva aumente o disminuya”.5 En el caso de producirse un mayor incremento de los diferenciales de productividad entre I y el resto, por ejemplo duplicando su productividad de 3,0 a 6,0, las tendencias del primer cuadro se verían profundizadas. Cuadro N°3 - Horas trabajadas, volumen del producto, valor unitario, valor de producción, participación en las horas trabajadas, porcentaje del valor unitario social, porcentaje del valor de producción social, volumen de producto por hora, valor producido por hora. CASO 2

I II III IV TOTAL

VALOR HORAS PRODUCTO UNIT.

200 200 200 200 800

1.200 400 350 250 2.200

0,17 0,50 0,57 0,80 0,36

VALOR

% (horas)

% (valor unit.)

436 145 127 91 800

25% 25% 25% 25% 100%

46% 55% 138% 18% 157% 16% 220% 11% 100% 100%

% (valor)

PRODUCT. VALOR POR HORARIA HORA

6,00 2,00 1,75 1,25 2,75

2,18 0,73 0,64 0,45 1,00

La incidencia de I sobre las condiciones sociales medias de producción es ahora mucho mayor, no logrando tampoco II representar las condiciones medias. El valor social de la mercancía por otra parte se ha reducido de 0,50 a 0,36 horas (o de 30 minutos a 21 minutos 36 segundos) con el desarrollo de la fuerza productiva total (por más que aquí sólo sea producto del incremento de la productividad de sólo un capital). La brecha entre la participación en valor y en horas se expande aún más para el capital I representando el 55% del valor a pesar de trabajar la misma cantidad de horas que el resto (25%). El capital IV por su parte aun trabajando 200 horas no sólo no logra generar plusvalor alguno sino que tampoco logra producir un valor que equivalga al de la fuerza de trabajo (100 horas), dado que su producción total sólo alcanza un valor de 91, es decir, enfrenta pérdidas. Este capital podría aún continuar en actividad logrando un excedente mediante el pago de la fuerza de trabajo por debajo de su valor (pagando 70 horas en vez 100, por ejemplo, obteniendo un valor excedente de 21) pero obviamente sus condiciones de valorización se verán comprometidas.6

Marx, 1968, p.13 Este ha sido a grandes rasgos el cuadro vivido en Argentina en algunas de las grandes crisis vividas durante las últimas décadas. 5 6

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En este punto debiera quedar claro que, contrario a lo que suele suponer la teoría convencional, determinados capitales, ramas de producción o espacios nacionales pueden presentar

condiciones

de

valorización

y

reproducción

crecientemente

negativas

independientemente de variables como su nivel de empleo o el incremento de su producción sin incremento de la productividad horaria o por obrero. Incluso más, como demuestra la comparación entre la tabla original y el segundo caso respecto en particular al capital, rama o país IV, este puede ser el caso aun cuando las variables mencionadas no presentan individual o nacionalmente consideradas variación negativa alguna o hasta presentan variación positiva pero menor a la media. Son las condiciones sociales, y llegado el caso mundiales, medias las que definen la valorización y el éxito de la reproducción social de determinado capital o espacio nacional en el que impera el régimen capitalista. Lo desarrollado en este párrafo es de una gran importancia para comprender, por ejemplo, la crisis de la industrialización por sustitución de importaciones en Argentina y en otros países.7 La tendencia a la concentración y centralización de capitales y las disparidades de productividad implican que, contrario al segundo caso expuesto en el que cada capital representaba directamente las condiciones sociales medias, los capitales más concentrados tienden a representar en forma más directa o aproximada las condiciones sociales medias de producción constituyéndose por tanto en reguladores de su rama de actividad. No obstante, debe considerarse también que al interior de determinada rama en la que compiten diversos Autores nacional-desarrollistas como Basualdo explican así el surgimiento de la dictadura como una “revancha oligárquica”. Al considerar exclusivamente categorías económicas convencionales como el crecimiento del PBI o los niveles de empleo, al no ver un comportamiento crítico de dichas variables no encuentra mayores razones para la implosión de la sustitución de importaciones. No obstante, analizando las categorías en términos de la acumulación capitalista lo que se observa es un marcado deterioro de las condiciones de rentabilidad durante la última parte del período de industrialización por sustitución de importaciones y un estancamiento desde mediados de los años sesenta de las ganancias por asalariado en términos sistémicos o dinero mundial. Cabe destacar que en términos de corrientes marxistas “naturalistas” que suponen que una hora “natural” siempre produce el mismo valor independientemente de las productividades relativas, dicho estancamiento de las ganancias y la desvalorización general de la economía se tornan poco menos que inexplicables. En el caso de Iñigo Carrera, la identificación de la modalidad de actuación del capital industrial transnacional en Argentina constituye un acierto, y una explicación básica de la pérdida de productividad relativa y desvalorización de la economía. Sin embargo dicho acierto choca con las estimaciones empíricas de Iñigo a partir de las cuales no existe razón alguna para el surgimiento de la dictadura desde el punto de vista de la acumulación de capital y su crisis toda vez que las series de Iñigo marcan, contrario a toda la evidencia internacional disponible y a nuestra estimaciones para Argentina, un crecimiento sostenido de la tasa de ganancia durante las décadas de posguerra hasta inicios de los años ochenta. La dictadura no surge entonces en el marco de una crisis de rentabilidad (con la tasa de ganancia en 1975 en un mínimo histórico hasta aquel entonces) y un gran auge obrero para restablecer las condiciones de valorización del capital sino de un exceso de codicia capitalista según se desprende de sus propias series. 7

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capitales las condiciones normales o la productividad mínima necesaria de un modo u otro limita la amplitud de las disparidades productivas al establecerse un capital mínimo necesario para operar en dicha rama. La creciente concentración y centralización del capital que determina la creciente capacidad de representar en forma cada vez más directa las condiciones de producción sociales es la más elocuente muestra del desarrollo de las fuerzas productivas por el capital que permite las condiciones de posibilidad de su centralización definitiva en el socialismo. Es la comprensión de estas tendencias, junto con la ley de la tendencia descendente de la tasa de ganancia, lo que lleva a Marx a establecer tanto el carácter científico de su teoría como su diferenciación del socialismo utópico. En un tercer caso alternativo, existe la posibilidad que el capital particular que alcance los métodos y productividad más avanzada venda a su valor individual para obligar a la competencia a vender por debajo del valor social que en el cuadro original era de 0,50, y ahora es igual al valor individual (0,33) del capital I (obviamente existen infinidad de posibilidades intermedias). Cuadro N°4 - Horas trabajadas, volumen del producto, valor unitario, valor de producción, participación en las horas trabajadas, porcentaje del valor unitario social, porcentaje del valor de producción social, volumen de producto por hora, valor producido por hora. CASO 3

I II III IV TOTAL

VALOR HORAS PRODUCTO UNIT.

200 200 200 200 800

600 400 350 250 1.600

0,33 0,50 0,57 0,80 0,33

VALOR

% (horas)

% (valor unit.)

200 133 117 83 533

25% 25% 25% 25% 100%

100% 38% 150% 25% 171% 22% 240% 16% 100% 100%

% (valor)

PRODUCT. VALOR POR HORARIA HORA

3,00 2,00 1,75 1,25 2,00

1,00 0,67 0,58 0,42 0,67

En este caso la rama entera vende por debajo de su valor al representar las 800 horas de trabajo sólo un valor de 533. O lo que es lo mismo, cada hora de trabajo se traduce, contrario a todos los casos anteriores en que la mercancía se vendía a su valor social medio, en sólo un valor de 0,67. Aquí la hora social no rinde el mismo valor social de 1,0 como en los casos previos, la rama vende su producción por debajo de su valor.8 8

Inversas conclusiones surgirían en el caso en el que, por ejemplo, debido a una demanda mucho mayor que la producción efectiva el valor unitario del capital de menor productividad se convierta en el valor unitario social. La producción de dicha rama se vendería así por encima de su valor. Estos desajustes entre oferta y demanda

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Esta potestad que el valor individual de I se convierta en valor social está lejos de ser sólo una mera decisión consciente de dicho capital como en el último caso. Tal como vimos en el segundo caso, a medida que se incrementa la concentración y centralización del capital, una tendencia universal del modo de producción, el valor social y el valor individual del o los capitales más concentrados tienden a emparentarse o igualarse (lo que se observa comparando valores individuales de I con el valor social en la tabla original y en el segundo caso). La discrecionalidad potencial del capital I, que los teóricos marxistas revisionistas defensores de la teoría del capital monopolista confunden con la anulación de la ley del valor, se encuentra, por contrario, profundamente fundamentada y limitada por esta última. El caso III es también representable para períodos de recesión o caída de demanda, en donde la sobreproducción y la oferta excedente promoverían la venta por debajo del valor. La simple comparativa con la tabla original marca también, dentro de un cuadro de empeoramiento general de las condiciones de valorización, niveles críticos para los capitales de menor productividad por lo que en este tercer caso, la tendencia a la concentración y centralización del capital se agudiza al desplazar a los capitales menos productivos. Nuevamente, esta tendencia escapa a la simple voluntad de los agentes y se encuentra ya presente en la tabla original al recibir el capital I más valor por las mismas horas de trabajo. Se trata de una tendencia inmanente al capital y la competencia, sólo agudizada en los períodos de crisis. Ahora bien, esto no implica que en la competencia concreta un mismo capital, por caso I, se mantiene siempre por sobre sus competidores. Estos pueden fusionarse y así lograr incremento de productividad que igualen o incluso superen las condiciones de valorización de I. Incluso en términos internacionales pueden aparecer determinados países que posibiliten condiciones de valorización más propicias en base, por ejemplo, al escaso valor de su fuerza de trabajo (suponiendo también que el desarrollo general de la fuerza productiva posibilita la producción capitalista en dichos países sobre dicha base social), como en el caso de algunos países del sudeste asiático.

que implican ventas por encima o debajo del valor ramal son genéricamente transitorios. La movilidad de capitales, el incremento de la productividad y la centralización y concentración del capital que elimina capitales provocan tendencias en el sentido opuesto.

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Cuadro N°5 - Horas trabajadas, volumen del producto, valor unitario, valor de producción, participación en las horas trabajadas, porcentaje del valor unitario social, porcentaje del valor de producción social, volumen de producto por hora, valor producido por hora.

I II III IV TOTAL CASO IV

I II III IV TOTAL

HORAS PRODUCTO

VALOR UNIT.

VALOR

% (horas)

% (valor unit.)

600 400 350 250 1.600

0,33 0,50 0,57 0,80 0,50

300 200 175 125 800

25% 25% 25% 25% 100%

67% 38% 100% 25% 114% 22% 160% 16% 100% 100%

VALOR HORAS PRODUCTO UNIT.

VALOR

% (horas)

% (valor unit.)

200 200 200 200 800

200 200 100 100 600

600 400 350 250 1.600

0,33 0,50 0,29 0,40 0,38

225 150 131 94 600

% (valor)

% (valor)

33% 89% 38% 33% 133% 25% 17% 76% 22% 17% 107% 16% 100% 100% 100%

PRODUCT. VALOR POR HORARIA HORA

3,00 2,00 1,75 1,25 2,00

1,50 1,00 0,88 0,63 1,00

PRODUCT. VALOR POR HORARIA HORA

3,00 2,00 3,50 2,50 2,67

1,13 0,75 1,31 0,94 1,00

En este cuarto caso los capitales III y IV requieren 50 horas de trabajo necesario para una fuerza de trabajo del mismo número de obreros, siendo el trabajo excedente como en el resto de los casos de igual magnitud relativa que el necesario, en este caso de 50 horas. El cambio de situación es notable, y probablemente muy ilustrativo del proceso de “desindustrialización” global vivido desde los años setenta en buena parte del mundo, no sólo Argentina, con la excepción justamente de los espacios nacionales o regiones que cuentan con la mencionada baratura de la fuerza de trabajo, en mayor medida países asiáticos.9 El valor por hora en I y II, que en términos de naciones podríamos considerar como un país central y uno periférico como Argentina, se reduce en forma marcada. En el caso de I sigue siendo mayor respecto al promedio pero reduciendo su diferencial notablemente (1,50 a 1,13). En II, y a pesar de ser el segundo capital en magnitud, las condiciones de valorización ya se volvieron directamente negativas (pasando de 1,00 a 0,75), representando el trabajo excedente ya no la misma magnitud de 100 sino sólo un valor de 50, apenas la mitad que el trabajo necesario de 100 horas. El valor unitario de su producción pasa de representar la La desindustrialización desde los años setenta se ha presentado en mayor o menor medida en todos los países centrales y buena parte de los países periféricos como los latinoamericanos y africanos que durante la posguerra habían mostrado un incremento relativo de la producción industrial.

9

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media social general a representar la producción más ineficiente, excediendo en un 33% el valor unitario social. Su giro es dramático, pero por otra parte sólo comprensible en términos sistémicos, ante condiciones particulares o propias que no parecerían variar (200 horas, mismo producto, misma productividad) no sólo en los términos explicativos de la economía burguesa sino de la teoría marxiana “naturalista” del valor que luego criticaremos. En cambio en III y IV, sus condiciones de valorización para el mismo volumen de producción que en la tabla original (suponiendo que allí representaran países periféricos de menor desarrollo relativo que países como Argentina) mejoran en forma notable. En base a una mayor productividad horaria, su valor producido por hora se incrementa pasando de 0,88 a 1,31 en III y de 0,63 a 0,91 en IV. De aquí en adelante no resulta difícil comprender que la producción de III y IV se incremente en mayor medida, dadas sus mejores condiciones de valorización, y la posición relativa de I y II se debilite aún más. Un punto trascendental de lo desarrollado en este apartado es que el trabajo excedente como valor y en consecuencia la tasa de plusvalía de un capital particular, a diferencia de lo que ocurre en términos agregados, se define en la competencia por su productividad relativa respecto al resto de los capitales y su capacidad de valorización. Estos ejemplos que hemos presentado no apuntan, obviamente, a representar cabalmente alguna realidad histórica concreta pero si a ilustrar como la dinámica del valor y la competencia permiten comprender algunos fenómenos históricos y económicos durante las últimas décadas. Crítica a la concepción “naturalista” del valor-trabajo En la competencia los capitales pujan por incrementar su cuota de mercado. Los diferenciales de productividad que se traducen en un mayor plusvalor relativo obligan a los capitales más avanzados a mantener estos diferenciales y a los capitales de menor desarrollo a reducirlos o perecer. Suponer que en el marco de disparidades de productividad la hora de trabajo individual se expresa en un mismo valor de producción para cada capital es desconocer la dinámica elemental de la ley del valor, el cambio tecnológico y la competencia. Esta concepción sostiene implícitamente así que una hora de trabajo privado se convierte sin mediación social ni equiparación con el resto de los productores de mercancías en una hora Valor, capital industrial y renta del suelo

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de trabajo social. Así una hora “natural” de trabajo, con absoluta prescindencia de las condiciones sociales de valorización, rendiría siempre el mismo valor. Caligaris en un reciente número de Razón y Revolución es un exponente de esta confusión al criticar el enfoque al que adscribimos que no es otro que el del propio Marx: “En suma, el argumento básico de esta posición es que el trabajo más productivo se representa en más valor que el trabajo menos productivo. Así considerado, sin embargo, el argumento choca abiertamente con la explicación marxiana básica del valor, según la cual un aumento en la productividad del trabajo no redunda en un aumento del valor, sino en un aumento de la cantidad de valores de uso producidos”10 Caligaris olvida que sólo el tiempo de trabajo socialmente necesario cuenta como fuente de valor y supone así que cualquier hora de trabajo, en las condiciones particulares que sean, rinde el mismo valor. Al nivel de abstracción que desarrolla Marx en su exposición, los incrementos de la productividad del trabajo no redundan en un aumento del valor social de la rama, pero esto es en términos agregados o razonando a partir de las condiciones promedio, sociales, de las ramas.11 Que el trabajo más productivo representa más valor por unidad de tiempo es parte, por el contrario, fundamental de la explicación marxiana básica del valor, y no es más que la situación opuesta a aquella en la que las horas de trabajo realizadas con una menor productividad relativa no se traducen en un mismo valor.12 Y al no traducirse en un mismo valor tampoco se traducen en un mismo plusvalor, tal como hemos desarrollado en los casos anteriores:

Caligaris, 2014, p.63. Marx aclara explícitamente al inicio de su exposición: “Por consiguiente, lo que determina la magnitud de valor de un objeto no es más que la cantidad de trabajo socialmente necesario, o sea el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción. Para estos efectos, cada mercancía se considera como un ejemplar medio de su especie (subrayado nuestro)” Marx Vol I 1968 p.7“Se dirá que si el valor de una mercancía se determina por la cantidad de trabajo invertida en su producción, las mercancías encerrarán tanto más valor cuanto más holgazán o más torpe sea el hombre que las produce o, lo que es lo mismo, cuanto más tiempo tarde en producirlas” Marx, Volumen 1 1968 p.6 10

11

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“Es decir, que la proporción entre el trabajo necesario y el trabajo excedente, que en condiciones sociales medias era de 5:1 es ahora de 5:3. (…) Esta expresión en dinero rebasa la expresión en dinero del trabajo social medio de la misma clase.”13 Dicho esto, sólo queda recordar que necesariamente los capitales que actúan por debajo de las condiciones medias sufren el mismo proceso pero en sentido opuesto. Existe, por otra parte, una disparidad obvia entre el valor producido en distintos países, con estructura de clases o expansión de las relaciones de producción capitalista similares, que en modo alguno se explican por tan simplista concepción del valor como expresión de una hora “natural” de trabajo. Los marxistas “naturalistas” debieran explicar con su curiosa concepción del valor por qué otro extraño motivo un obrero alemán produce un valor mayor que un obrero argentino. Ignoran también la muy abundante evidencia censal que marca, desde siempre, diferencias marcadas en el valor agregado por obrero entre los capitales, y que en modo alguno se justifican por una mayor cantidad de horas trabajadas, sino justamente por su fuerza productiva particular. Hemos mostrado previamente como sólo esta concepción no “naturalista” del valor puede explicar el derrumbe de la capacidad de generar valor de una economía como parte de la economía mundial, que se expresa en la notable reducción del valor de producción, expresado en dinero mundial, luego de una crisis, y en consecuencia en el valor de la hora de trabajo de la economía particular respecto al resto. Autores como Caligaris debieran afirmar en dichas circunstancias que no existe desvalorización alguna de la economía más allá de la reducción neta de empleos u horas trabajadas, lo que en definitiva constituiría una subestimación descomunal de las crisis y desvalorizaciones, incluidas las vividas por Argentina en las últimas décadas.14 Las afirmaciones de Caligaris se dan en el contexto de una crítica a Rolando Astarita quien si bien afirma acertadamente la capacidad que tiene el trabajo potenciado de los capitales más avanzados o concentrados de generar un mayor valor por hora trabajada, no lo contextualiza en el marco de la competencia y los efectos sobre el cuadro total de la rama del modo que expusimos previamente. De este modo pareciera que dicha capacidad brotara directamente 13

14

Marx, 1968, p.255.

Ver nuevamente Cuadro N°5 Caso IV.

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del método de producción, casi que de las propias máquinas, y no de las condiciones sociales de valorización que presionan hacia abajo el valor producido por los capitales que actúan en condiciones por debajo de la media. Astarita repite en parte este error al abordar la renta.15 Caligaris establece también una supuesta incongruencia entre la capacidad de generar un mayor valor por hora y la explicación de la renta como falso valor social que no es tal, como pretendemos demostrar en este trabajo. Nótese que la visión “naturalista” del valor no podría articular una explicación como la que aquí presentamos. Si cualquier hora de trabajo privado, en las condiciones que sean, produce siempre el mismo valor, en el caso del capital industrial las 200 horas de trabajo se traducirían para todos los capitales en 200 de valor realizado, vendiendo en cada caso a su valor unitario particular, de forma tal que no existe posibilidad alguna de imposición de un valor social que regule el metabolismo social. No existe posibilidad, dadas las horas trabajadas particulares y el volumen de producción, de que cada capital cumpla este principio “naturalista” sino sólo vendiendo a su valor unitario particular. Nuevamente, el trabajo privado aparece teniendo la potestad de volverse social sin referencia a la totalidad social. Sin embargo, la explicación marxiana del valor se basa justamente en dicha imposición de un valor social y Marx específicamente señala los casos de venta al valor unitario particular como mecanismos particulares de los capitales más avanzados para realizar ganancias extraordinarias, no como una constante de todo capital con sus condiciones de producción particulares. No obstante, si en una concepción “naturalista” del valor, dichos capitales, todos los capitales, venden siempre a su valor unitario particular no existe posibilidad del establecimiento de dicho mecanismo competitivo ni prácticamente ninguna dinámica. La confusión entre horas de trabajo privadas o “naturales” y horas de trabajo sociales (o en otros términos la negación de la capacidad diferencial de generar valor por hora trabajada) supone por el contrario la propia inexistencia del valor social.

Astarita, por su parte, señala el papel de la productividad pero no termina de comprender la incidencia que la distinta regulación del valor social en la producción de mercancías portadoras de renta diferencial tiene en la totalidad de la producción social y en la configuración del “falso valor social”. 15

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 14

Cuadro N°6 – Capital industrial y capital industrial “naturalista”. CAPITAL INDUSTRIAL VALOR HORAS PRODUCTO UNIT.

I II III IV TOTAL

200 200 200 200 800

450 400 400 350 1.600

0,44 0,50 0,50 0,57 0,50

VALOR

% (horas)

% (valor unit.)

225 200 200 175 800

25% 25% 25% 25% 100%

89% 28% 100% 25% 100% 25% 114% 22% 100% 100%

% (valor)

PRODUCT. VALOR POR HORARIA HORA

2,25 2,00 2,00 1,75 2,00

1,13 1,00 1,00 0,88 1,00

CAPITAL INDUSTRIAL "NATURALISTA" VALOR HORAS PRODUCTO UNIT.

I II III IV TOTAL

200 200 200 200 800

450 400 400 350 1.600

0,44 0,50 0,50 0,57 0,50

VALOR

% (horas)

% (valor unit.)

200 200 200 200 800

25% 25% 25% 25% 100%

89% 25% 100% 25% 100% 25% 114% 25% 100% 100%

% (valor)

PRODUCT. VALOR POR HORARIA HORA

2,25 2,00 2,00 1,75 2,00

1,00 1,00 1,00 1,00 1,00

Por el contrario, en el cuadro N°4 (caso III) hemos expuesto la dinámica que establece el capital más concentrado y productivo al vender a su valor unitario particular, provocando que la rama venda por debajo de su valor, lo que se traduce en deflación y guerras de precios. Capital industrial y renta del suelo Las actividades agrarias y mineras en el capitalismo tienen una especificidad. Mientras que en el capital industrial en general (industrial no en el sentido de capital manufacturero sino en el sentido marxiano de capital que se valoriza mediante la explotación de fuerza de trabajo) la tasa de ganancia normal aparece regulada por las condiciones de producción medias, en el caso del capital industrial agrario o minero la tasa de ganancia normal es regulada por las condiciones de producción menos eficientes de acuerdo a la demanda social solvente de las mercancías en cuestión. En las actividades agrarias y mineras determinadas condiciones naturales diferenciales en el marco de los procesos productivos potencian la productividad del trabajo aplicado. De lo Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 15

anterior se deduce que un mismo monto de capital por trabajador podrá arrojar productos desiguales según la distinta cualidad del suelo. En dicho contexto el precio de producción individual del suelo de peores condiciones naturales será el precio de producción social, valorizándose a la tasa de ganancia normal. El resto de tierras, de mayor calidad, obtendrá una ganancia extraordinaria, superior a la normal de la tierra marginal, dado que su precio de producción individual se ubicará por debajo del social. Esta ganancia extraordinaria es la renta diferencial de la tierra, que luego es en principio apropiada por el terrateniente o por otros agentes sociales mediante diversos mecanismos. Estas características han determinado históricamente una mayor facilidad de inserción en el mercado mundial para los países periféricos, basada en la producción de mercancías agrarias o mineras. La mayor facilidad reside en que la producción en la que interviene la renta diferencial genera, como rama de producción, un mayor valor por hora trabajada, a diferencia del resto de las actividades en las que rige el principio de que una hora de trabajo social rinde la misma cantidad de valor social.16 Y en tanto los capitalistas, incluso los agrarios, buscan la máxima valorización posible de su capital, es a estas ramas hacia donde dirigirán, en dicho contexto histórico, su capital.17 Esta diferencia surge exclusivamente del modo de regulación específico de los dos distintos ámbitos de la economía: las condiciones peores en el caso de las ramas productoras de mercancías portadoras de renta diferencial, y las condiciones promedio en el caso del resto de las ramas. A continuación se ofrecen dos sencillos ejemplos de la incidencia de las condiciones de regulación de la tasa de ganancia normal en la determinación del valor social para el capital industrial en general, y para el capital industrial aplicado a la agricultura o a la minería en particular. Haciendo abstracción de categorías más específicas, con la simple utilización de horas de trabajo, volumen producido y la introducción de los distintos reguladores, en la tabla anterior demostramos la especificidad de la rama rentística.

Como se verá posteriormente, la consideración, dentro de la totalidad, de la rama rentística significa que finalmente en las ramas no rentísticas las horas de trabajo rinden un menor valor social. La propiedad de la tierra, una vez agotadas las condiciones de expansión de la frontera, se convierte posteriormente en una barrera a la concentración y centralización del capital, por lo que en las actividades agrarias el capital no ha alcanzado los niveles de concentración que en la generalidad de las ramas. 16

17

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 16

Cuadro N°7 – Configuración y regulación del valor del capital industrial y el capital agrario CAPITAL INDUSTRIAL VALOR HORAS PRODUCTO

UNIT.

VALOR

% (horas)

% (valor unit.)

%

PRODUCT.

VALOR POR

(valor)

HORARIA

HORA

I

200

600

0,33

300 25%

67%

38%

3,00

1,50

II

200

400

0,50

200 25%

100%

25%

2,00

1,00

III

200

350

0,57

175 25%

114%

22%

1,75

0,88

IV

200

250

0,80

125 25%

160%

16%

1,25

0,63

TOTAL

800

1.600

0,50

800 100% 100% 100%

2,00

1,00

%

PRODUCT.

VALOR POR

(valor)

HORARIA

HORA

CAPITAL AGRARIO VALOR HORAS PRODUCTO

UNIT.

VALOR

% (horas)

% (valor unit.)

I

200

600

0,33

480 25%

42%

38%

3,00

2,40

II

200

400

0,50

320 25%

63%

25%

2,00

1,60

III

200

350

0,57

280 25%

71%

22%

1,75

1,40

IV

200

250

0,80

200 25%

100%

16%

1,25

1,00

TOTAL

800

1.600

0,80

1.280 100% 100% 100%

2,00

1,60

Cuando se trata del capital industrial en general, el valor social de una mercancía surge del tiempo de trabajo socialmente necesario como tiempo promedio, que en el ejemplo coincide (aunque no tendría que hacerlo necesariamente) con el de uno de los capitales (II).18 De modo tal que aquellos capitales que utilicen métodos de producción más avanzados obtendrán un mayor valor por hora trabajada (I) y aquellos que trabajen por debajo de las condiciones medias producirán un menor valor por hora trabajada (III y IV), al multiplicarse la cantidad de valores de uso producidos por el valor unitario social promedio. El capital II Debe considerarse para el caso del capital industrial al valor unitario social y al valor social como los promedios ponderados, de acuerdo al total de horas y valores de uso de la rama. Con 800 horas y 1600 valores de uso, el valor unitario social es de 0,5 horas, y es sólo multiplicando el número de valores de uso por ese promedio que el valor social se igualará con las 800 horas trabajadas. Si tomásemos el promedio simple de los valores unitarios individuales (es decir sumándolos y dividiéndolos por cuatro), el valor unitario social sería de 0,55, que multiplicado por 1600 resultaría en un valor de 880 para 800 horas sociales. Similares incongruencias, surgirían de considerar ya no el promedio simple sino la moda. El tratamiento de esta cuestión por Marx ha sido más bien poco claro. 18

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 17

al expresar directamente las condiciones sociales genera idéntico valor por hora trabajada, y en términos sociales una hora de trabajo genera el mismo valor (800 horas, 800 de valor, 1,0 de valor por hora).19 Las cosas cambian cuando consideramos la rama rentística regulada por las peores condiciones, suponiendo aquí que se aplican las mismas 200 horas de trabajo a tierras de distinta calidad, que aquí consideramos la causa única y directa de la diferencia de productividad. Es en este caso el capital aplicado a la tierra peor (IV) el que aparece como regulador y cuyo valor unitario individual deviene valor unitario social. La rama rentística en virtud de su modalidad de regulación produce un mayor valor social por hora, a diferencia de las ramas en las que la regulación se basa en las condiciones promedio. Este mayor valor social en las ramas rentísticas es un “falso valor social” en virtud que no expresa el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción (800 horas).20 No obstante, la distribución del valor entre los capitales no varía y sigue siendo expresión directa de los diferenciales de productividad. Tampoco lo hacen los diferenciales de valor por hora trabajada, aunque varíen en términos absolutos estos últimos respecto al capital industrial en general (1,0 de valor por hora ya no es la magnitud de valor promedio sino 1,6). Vemos en definitiva en las ramas rentísticas que el valor unitario social lo define el productor menos eficiente, el mayor valor unitario particular. Esto es coyunturalmente posible de darse en el capital industrial en general (por un exceso de demanda o escasez de oferta), pero dicha situación sería luego revertida por una mayor afluencia de capitales ante condiciones de valorización excepcionales que en definitiva terminaría restableciendo a grandes rasgos al valor unitario promedio como el valor unitario social, vendiéndose la producción ramal a su valor. La gran diferencia es que en la rama rentística esta última posibilidad se encuentra, prácticamente por definición, limitada: “Es la determinación del valor comercial, tal como se 19

Como ya señalamos, Marx supone, al considerar el valor en general, que todos los capitales industriales reúnen las condiciones de producción promedio (II) y por tanto tiende a manejarse más en el nivel de abstracción expresado aquí en el Total de la rama. Distintos son los casos en los que hace referencia a la competencia al interior de cierta rama, en la que los diferenciales de productividad y la posibilidad de vender a un valor menor al social por los capitales más productivos adoptan una centralidad fundamental. En el marco del debate en Argentina entre Iñigo Carrera y Astarita sobre la renta de la tierra y su carácter de “falso valor social”, mientras que Iñigo Carrera le dedica poco más de un párrafo a la cuestión (2007, p.15) en un apartado dedicado a “la fuente de la plusvalía que constituye la renta”, Astarita supone que el “falso valor social” remite más bien a un parábola de Marx sobre el capitalismo sin tener existencia real alguna.

20

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 18

impone a base del régimen capitalista de producción por medio de la competencia; ésta crea un falso valor social. Esto es obra de la ley del valor comercial, al que están sometidos los productos agrícolas”.21 En el cuadro siguiente ilustramos la situación introduciendo categorías más específicas del proceso de valorización del capital agrario donde se invierten iguales montos para similares trabajos cuya productividad se explica exclusivamente por la distinta cualidad del suelo. Cuadro N°8 – Renta y falso valor social como expresión de diferentes productividades del trabajo aplicado a tierras de distintas calidad. CAPITAL AGRARIO CC

CV

P

VALOR IND. UNIDADES

VALOR UNIT.

VALOR

TG

Gn

RENTA

I

90 10 10

110

90

1,22

141,4 41,4% 10% 31,4%

II

90 10 10

110

80

1,38

125,7 25,7% 10% 15,7%

III

90 10 10

110

70

1,57

110,0 10,0% 10%

270 30 30

330

240

1,57

377,1 25,7% 10% 15,7%

TOTAL

CC

CV

P

VALOR IND. UNIDADES

VALOR UNIT.

VALOR

TG

Gn

0,0%

RENTA

I

90 10 10

110

90

1,22

123,8 23,8% 10% 13,8%

II

90 10 10

110

80

1,38

110,0 10,0% 10%

0,0%

III

90 10 10

110

80

1,38

110,0 10,0% 10%

0,0%

270 30 30

330

250

1,38

343,8 14,6% 10%

4,6%

TOTAL

El capital (III) que actúa en la tierra marginal, en la que el trabajo tiene una menor productividad y un mayor valor unitario individual, se convierte en el capital regulador de la rama (1,57 de valor unitario individual y social). Obtiene así sólo la tasa de ganancia normal de 10,0%. No produce ganancia extraordinaria en forma de renta diferencial. El capital asentado sobre las mejores condiciones (I) por su parte produce una tasa de ganancia de 41,4%, con una ganancia extraordinaria o renta diferencial, deducido el 10,0% de ganancia normal, del 31,4%. No obstante, si igualamos la productividad de III con la de II en 80 unidades, la tasa promedio de la rama se reduce drásticamente de 25,7% a 14,6%, sin modificación alguna de 21

Marx 1968b , p.614

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 19

la composición del capital o la tasa de plusvalía en horas. La ganancia extraordinaria surge, en el contexto que planteamos, de las diferentes condiciones naturales del suelo que implican diferenciales de productividad para montos y cualidades similares de capital y trabajo.22 La reducción de dichos diferenciales, y por tanto de los mismos diferenciales de los valores unitarios, reducen el monto del valor producido que, si bien sigue siendo superior a las horas empleadas (343,8 vs 330,0) es sensiblemente inferior al caso previo (343,8 vs 377,1), tendiendo así a representar una hora de trabajo social en la rama el mismo valor social. El plusvalor encerrado en el plustrabajo de 30 horas, deducidos los 300 de costos, era de 77,1 de los cuales 47,1 representaban renta diferencial, mientras que ahora el plusvalor es de sólo 43,8, representando la renta sólo 13,8 (en ambos casos la ganancia normal representa 30, como las horas de plustrabajo). De lo anterior se desprende que el carácter de “falso valor social” de la producción capitalista aplicada a tierras con diferente aptitud es mayor cuanto mayor es la divergencia de productividades relacionadas con las condiciones del suelo, volviéndose efectivamente un valor social para el caso en el que las productividades son idénticas dado un mismo monto de capital constante y variable, es decir, sólo en el caso en el que no existe renta diferencial ni las condiciones naturales diferenciales sobre las que se estructura. El despliegue histórico del capital industrial ha implicado una serie de desarrollos específicos. La inserción en el mercado mundial de los países periféricos se ha basado históricamente en la producción de algunas mercancías portadoras de renta diferencial que generaban un mayor plusvalor (contemplado dentro de este último obviamente el “falso valor social”) que el resto de las actividades y permitían una mayor capacidad de valorización y competitividad a los capitalistas en esta actividad, no sólo respecto al resto de capitales que actuaban en la rama rentística sino respecto al capital industrial aplicado al resto de las actividades las cuales implicaban enormes cantidades de capital, dado el desarrollo alcanzado por el capital industrial, para apenas mantenerse en la competencia.

“Esta renta del suelo no nace del aumento absoluto de la capacidad productiva del capital empleado o del trabajo apropiado por él y que, en términos generales, sólo puede disminuir el valor de las mercancías, sino de la mayor productividad relativa de determinados capitales concretos invertidos en una rama de producción, comparada con las inversiones de capital que no gozan de estas excepcionales condiciones favorables de productividad creadas por la naturaleza” Marx, 1968b, p.601. 22

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 20

El capital al promover el desarrollo de las fuerzas productivas tiende a anular el efecto de los diferenciales de productividad relacionados con condiciones naturales aunque su expansión global implica, con los incrementos absolutos de demanda que conlleva, crecimientos cíclicos de dichos diferenciales. Ciertamente el desarrollo de la industria del transporte ha restringido una de las dos condiciones diferenciales centrales desarrolladas por Marx, como son la situación (distancia geográfica) y la fertilidad natural (sea en términos agrarios o mineros, en cuanto a disponibilidad natural del recurso). La renta diferencial basada en la situación o la ubicación geográfica ha experimentado una notable reducción. El desarrollo de medios de producción químicos que permitan restituir o reemplazar a bajo costo los sustratos naturales del suelo, o directamente reemplazar el propio producto en tanto valor de uso (como por ejemplo en el caso del caucho, el algodón o la lana y sus sustitutos sintéticos), ciertamente va en el mismo sentido aunque con un ritmo menor. En tanto que el capital desarrolla nuevas esferas de producción, y por tanto la producción capitalista agraria ocupa una proporción menor de la producción social, la renta de la tierra enfrenta una tendencia a reducirse relativamente. Finalizando esta sección, es interesante plantear un último ejemplo referido a la inserción de un país periférico. En este caso un capital marginal (III) que puede representar en primer lugar un país y en segundo otro periférico, o bien el mismo país periférico luego de un fuerte incremento de la productividad por la puesta en producción de tierras mejores, como podría ser el caso argentino en el siglo XIX e inicios del siglo XX, pasa de regulador, es decir de obtener sólo la tasa de ganancia normal, a producir una gran renta diferencial. El capital inicialmente marginal (III) duplica su inversión, manteniendo la misma composición, y triplicando su productividad, la cantidad de unidades producidas. Dicho capital pasa a valorizarse desde una tasa normal del 33,3% a una tasa del 54,7%, representando la renta una magnitud proporcionalmente significativa. Siendo inicialmente el capital regulador, sus horas de trabajo representaban directamente las condiciones sociales (16 horas, 16 de valor). Sin embargo ahora sus 32 horas representan un valor de 37,1, mejorando notablemente sus condiciones de valorización desde una relación hora-valor de 1,0 a 1,16. Por otra parte, la relevancia de la producción del nuevo capital regulador (II) en la producción total se expresa, gracias a este incremento de productividad de III, en una reducción enorme del (falso) valor global de la rama, su tasa de ganancia y la renta diferencial Valor, capital industrial y renta del suelo

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en particular, más allá del crecimiento de esta última en III. Inicialmente 24 horas de plustrabajo se traducían en 106,2 de plusvalor global (106,2 : 24 = 4,42) para la rama, mientras que ahora la inserción del país periférico aún cuando incrementa su plusvalor individual, repercute en forma considerable en términos globales reduciendo en forma notable el plusvalor: ahora 28 horas de plustrabajo se traducen en un plusvalor de 46,9 (46,9 : 28 = 1,67). Cuadro N°9 – Reducción global de renta con incremento de la renta en país periférico. CAPITAL AGRARIO CC

CV

P

VALOR IND. UNIDADES

VALOR UNIT.

VALOR

TG

Gn

RENTA

I

90 10 10

110

90

1,22

160,0 60,0% 33% 26,7%

II

90 10 10

110

80

1,38

142,2 42,2% 33%

8,9%

III

10

4

16

9

1,78

16,0 33,3% 33%

0,0%

190 22 24

236

179

1,78

TOTAL

CC

2

CV

P

VALOR IND. UNIDADES

VALOR UNIT.

318,2 50,1% 33% 16,8% VALOR

TG

Gn

RENTA

I

90 10 10

110

90

1,22

123,8 23,8% 10% 13,8%

II

90 10 10

110

80

1,38

110,0 10,0% 10%

III

20

8

32

27

1,19

37,1 54,7% 10% 44,7%

200 24 28

252

197

1,38

270,9 20,9% 10% 10,9%

TOTAL

4

0,0%

Dada la mayor capacidad de generar valor de las ramas rentísticas, y en general de aquellos países en los que estas se encuentran predominando, generan condiciones de valorización social superiores que de por sí presentarán un mayor atractivo para el capital global, así como un poder adquisitivo de sus monedas que permite una mayor importación en general de mercancías y una mayor disparidad entre el valor por hora en la rama rentística respecto a las no rentísticas que deprime relativamente la tasa de ganancia en estas últimas (ver nuevamente cuadros N° ). Esta es la explicación del gran monto de inversiones en la Argentina del siglo XIX, de su capacidad de endeudamiento ciertamente sustentado en la futura persistencia de renta como ganancia extraordinaria en la economía que sustentará el pago de intereses.

Valor, capital industrial y renta del suelo

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Renta del suelo y tipo de cambio A continuación se expondrán una serie de ejemplos para clarificar la tendencia a la sobrevaluación de la moneda en los países en los que la producción de mercancías portadoras de renta diferencial tiene un peso relevante. Este punto ya fue destacado por Iñigo Carrera (2007) aunque creemos que su exposición podría ser más comprensible y clarificadora. Cuadro N°10 - Horas trabajadas (HRS), producto real en volumen (VOL), valor unitario (V.U.), Valor (V), porcentaje del total de horas trabajadas (%HRS), del valor unitario social (%VU) y del valor total (%V), productividad (PROD. = VOL/HRS), valor por hora trabajada (V/HR), tipo de cambio respecto al país A y respecto al total. HRS VOL V.U.

V

% (HRS) % (VU) % (V) PROD. V/HR TC (x*A) TC (x*Total)

A

100

300

0,33 100

25%

100%

25%

3,00

1,00

1,00

1,00

B

100

300

0,33 100

25%

100%

25%

3,00

1,00

1,00

1,00

C

100

300

0,33 100

25%

100%

25%

3,00

1,00

1,00

1,00

D

100

300

0,33 100

25%

100%

25%

3,00

1,00

1,00

1,00

1200 0,33 400

100%

100%

100%

3,00

1,00

1,00

1,00

TOTAL 400

HRS VOL V.U.

V

% (HRS) % (VU) % (V) PROD. V/HR TC (x*A) TC (x*Total)

A

100

600

0,17 150

25%

67%

38%

6,00

1,50

1,00

0,67

B

100

400

0,25 100

25%

100%

25%

4,00

1,00

1,50

1,00

C

100

350

0,29

88

25%

114%

22%

3,50

0,88

1,71

1,14

D

100

250

0,40

63

25%

160%

16%

2,50

0,63

2,40

1,60

1600 0,25 400

100%

100%

100%

4,00

1,00

1,50

1,00

TOTAL 400

El cuadro expone una situación de total homogeneidad entre países por un lado y de heterogeneidad por el otro, siempre a partir del mismo número de horas trabajadas en los cuatro espacios nacionales. El valor generado en cada caso particular se relaciona con la productividad de la economía y un menor valor unitario. De modo tal que los países con una productividad mayor a la media producen una mayor proporción del valor total (38%) en relación a la proporción individual de horas trabajadas (25%). Así y todo, en términos agregados siempre rige el mismo principio de que una hora de trabajo social produce el mismo valor (V/HR TOTAL = 1,0). Los tipos de cambio por su parte reflejan estas desproporcionalidades en la capacidad de generar valor. Mientras mayor sea esta última, mayor valor relativo tendrá la moneda del correspondiente espacio nacional respecto al Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 23

resto.23 Destacamos en este punto que la visión “naturalista” del valor marxiano nada puede explicar respecto a la relación entre valor y tipos de cambio, dado que todos los países generarían el mismo valor por hora. Ahora bien, dentro de la generalidad planteada por el cuadro anterior no queda comprendida la cuestión de la renta de la tierra. Si como vimos anteriormente esta expresa un “falso valor social” y por tanto, en términos agregados de la rama, un mayor valor social respecto a las horas trabajadas, parecería lógico entonces que el resto de las ramas (no rentísticas) en términos agregados obtendrían un menor valor social relativo por horas trabajadas. En caso contrario nos encontraríamos con una capacidad cuasi-milagrosa de producir un mayor valor total (contempladas ramas rentísticas y no rentísticas conjuntamente) respecto a la totalidad de horas trabajadas. De modo tal que los cuadros iniciales, que contemplaban el capital industrial en general y el capital agrario en particular deben reformularse en un sentido si los contemplamos, ya no como abstracciones teóricas, sino en el marco de una economía, dado que en este último caso el “falso valor social” generado en las ramas rentísticas implicaría que en las ramas no-rentísticas no se produce el mismo valor social por hora trabajada, sino un valor social menor (el valor por hora trabajada no sería así 1,0 sino un número menor). En los dos cuadros a continuación se establece cierta configuración del capital industrial aplicado a actividades no-rentísticas y a continuación se suponen dos situaciones particulares del capital agrario y en consecuencia dos resultados distintos en la configuración del capital total. Los capitales C y D representan países periféricos con una menor cantidad de horas trabajadas dada su reciente inserción en el mercado mundial y la escasa extensión relativa, respecto a los países centrales (A y B), del capital. En los países centrales la productividad general y la agraria son similares, con idénticas cantidades de horas. En el caso de los países periféricos, la productividad del capital industrial es menor respecto al de los países centrales y respecto a la rama rentística en los mismos países periféricos (1,0 vs 2,0). Como en este primer caso en el capital agrario no existe renta y todos los países producen al mismo valor unitario, el valor total de la TC (x*A) expresa los tipos de cambio en referencia a la moneda del país A, dividiendo el V/HR de A por el de cada país, mientras que TC (x*Total) los expresa en referencia a la economía global, dividiendo el V/HR Total, que por definición siempre será igual a 1,0, por los V/HR particulares.

23

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 24

producción de cada país es igual a la suma directa del valor producido por su capital industrial y su capital agrario (recordemos que suponemos siempre que las diferencias de productividad eventuales en el agro se deben exclusivamente a la distinta condición del suelo). Cuadro N°11 – Producción global sin renta diferencial en el capital agrario CAPITAL INDUSTRIAL HRS VOL V.U.

V

% (HRS) % (VU) % (V) PROD. V/HR TC (x*A) TC (x*Total)

A

100

200

0,50 104,8

45%

95%

47,6%

2,00

1,05

1,00

0,95

B

100

200

0,50 104,8

45%

95%

47,6%

2,00

1,05

1,00

0,95

C

10

10

1,00

5,2

5%

191%

2,4%

1,00

0,52

2,00

1,91

D

10

10

1,00

5,2

5%

191%

2,4%

1,00

0,52

2,00

1,91

TOTAL 220

420

0,52

220

100%

100%

100%

1,91

1,00

1,05

1,00

CAPITAL AGRARIO i HRS VOL V.U.

V

% (HRS) % (VU) % (V) PROD. V/HR TC (x*A) TC (x*Total)

A

100

200

0,50

100

45%

100%

45,5%

2,00

1,00

1,00

1,00

B

100

200

0,50

100

45%

100%

45,5%

2,00

1,00

1,00

1,00

C

10

20

0,50

10

5%

100%

4,5%

2,00

1,00

1,00

1,00

D

10

20

0,50

10

5%

100%

4,5%

2,00

1,00

1,00

1,00

TOTAL 220

440

0,50

220

100%

100%

100%

2,00

1,00

1,00

1,00

CAPITAL TOTAL i HRS VOL V.U.

V

% (HRS) % (VU) % (V) PROD. V/HR TC (x*A) TC (x*Total)

A

200

400

0,50 204,8

45%

98%

46,5%

2,00

1,02

1,00

0,98

B

200

400

0,50 204,8

45%

98%

46,5%

2,00

1,02

1,00

0,98

C

20

30

0,67

15,2

5%

130%

3,5%

1,50

0,76

1,34

1,31

D

20

30

0,67

15,2

5%

130%

3,5%

1,50

0,76

1,34

1,31

TOTAL 440

860

0,51

440

100%

100%

100%

1,95

1,00

1,02

1,00

El tipo de cambio es mayor en los países periféricos (1,31), dado que su capital industrial genera un menor valor relativo (tipo de cambio de 1,91), mientras que en el sector rentístico, dada la inexistencia de ganancia extraordinaria o renta diferencial los tipos de cambio de los cuatro países, con productividades iguales en dicha rama, serían en este caso iguales (1,0). Ahora bien ¿qué ocurre en el caso en el que la renta diferencial en los países periféricos se expande? En este caso suponemos todo exactamente igual que en el caso anterior con la sola excepción del capital agrario. En C el volumen de producción no es de 20 ni la Valor, capital industrial y renta del suelo

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productividad de 2,0 sino de 25 y 2,5. Por lo que el valor unitario particular de sus mercancías agrarias (0,40) se ubica por debajo del nivel regulador de 0,50, ahora vigente sólo en A, B y D. Y dado que seguimos suponiendo que las productividades agrarias expresan la diferente condición de los suelos (renta de tipo I), la valorización del capital agrario en C es de 12,5, existiendo un “falso valor social” de 2,5 por encima de las 10 horas trabajadas, y en términos de la rama rentística un valor de 222,5 en relación a 220 horas trabajadas. El valor por hora agrario en C ahora es superior al de los otros países, y en consecuencia la participación en el valor ramal respecto a las horas trabajadas. La existencia de renta implica también una estructura mucho más heterogénea en los países periféricos (C) en donde el valor por hora trabajada en el agro más que duplica al del resto del capital industrial y su tipo de cambio varía en modo similar, siendo mucho más bajo en dicha rama. Cuadro N°12 – Producción global con renta diferencial en el capital agrario de un país periférico CAPITAL INDUSTRIAL HRS

A B C D TOTAL

B C D TOTAL

A B C D TOTAL

V.U.

V

100 200 0,50 104,8 100 200 0,50 104,8 10 10 1,00 5,2 10 10 1,00 5,2 220 420 0,52 220 HRS

A

VOL

VOL

V.U.

V

% (HRS)

% (VU)

% (V)

45,5% 95% 47,6% 45,5% 95% 47,6% 4,5% 191% 2,4% 4,5% 191% 2,4% 100% 100% 100% CAPITAL AGRARIO ii % (HRS)

% (VU)

% (V)

PROD.

V/HR

TC (x*A)

TC (x*Total)

2,00 2,00 1,00 1,00 1,91

1,05 1,05 0,52 0,52 1,00

1,00 1,00 2,00 2,00 1,05

0,95 0,95 1,91 1,91 1,00

PROD.

V/HR

TC (x*A)

TC (x*Total)

2,00 2,00 2,50 2,00 2,02

1,00 1,00 1,25 1,00 1,01

1,00 1,00 0,80 1,00 0,99

1,01 1,01 0,81 1,01 1,00

100 200 0,50 100 100 200 0,50 100 10 25 0,40 12,5 10 20 0,50 10,0 220 445 0,50 222,5

45,5% 100% 44,9% 45,5% 100% 44,9% 4,5% 80% 5,6% 4,5% 100% 4,5% 100% 100% 100% CAPITAL TOTAL ii

HRS

% (HRS)

% (VU)

% (V)

PROD.

V/HR

TC (x*A)

TC (x*Total)

45,5% 45,5% 4,5% 4,5% 100%

98% 98% 112% 131% 100%

46,3% 46,3% 4,0% 3,4% 100%

2,00 2,00 1,75 1,50 1,97

1,02 1,02 0,88 0,76 1,00

1,00 1,00 1,15 1,34 1,02

0,98 0,98 1,13 1,32 1,00

VOL

V.U.

V

200 400 0,50 203,6 200 400 0,50 203,6 20 35 0,57 17,6 20 30 0,67 15,2 440 865 0,51 440

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 26

Nótese que en los términos del primer cuadro la productividad y el valor por hora en la periferia representaba aproximadamente el 75% del de los países centrales, mientras que el valor de su moneda era un 33% menor. Ahora con exactamente las mismas horas trabajadas, pero un rendimiento mayor en la rama rentística gracias a la condición diferencial del suelo y la diferente productividad, el valor producido en la periferia, comprendido el “falso valor social” constituido por renta diferencial del país periférico C, es mayor y se refleja también en el valor por hora (88% respecto de los países centrales) y los tipos de cambio que en C ahora expresan una moneda con sólo 15% menor capacidad de representar valor respecto a los países centrales, a diferencia del 33% anterior y aún vigente en D. Respecto al tipo de cambio y su polémica con Iñigo Carrera, Astarita en este sentido confunde un hecho elemental, que las monedas de los países periféricos tienen una menor capacidad de representar valor de acuerdo a su menor productividad general, con la determinación de la renta que en definitiva le otorga un mayor valor relativo que el vigente en el caso en el que la misma no existiera, como puede apreciarse en los últimos dos cuadros elaborados. Los tipos de cambio son mayores, o los valores de las monedas menores, en los países periféricos pero ciertamente en menor proporción debido al efecto de la renta diferencial.24 Un tipo de cambio de 1,14 efectivamente implica un menor valor representado respecto a la moneda de referencia, pero un mayor valor que en el caso de un tipo de cambio de 1,31 sin el efecto de la renta. Remarcamos a este respecto que ambos tipos de cambio se derivan de las productividades relativas y el valor por hora trabajada, de determinada configuración del valor producido en estos países, con total independencia de otros factores que inciden en el nivel concreto del tipo de cambio. Los tipos de cambios en los países periféricos con una renta diferencial destacable tienden de este modo a estar sobrevaluados respecto a la paridad simple que surgiría de su nivel de desarrollo de la fuerza productiva. Pero ¿cómo hemos computado este “falso valor social” de modo que en CAPITAL TOTAL ii las 440 horas coincidan con un valor de 440? Sumando los valores de ambos sectores en cada país (la suma global de ambos sectores es 442,5, 2,5 de valor constituido Bien afirma aquí Iñigo Carrera: “Cuando la renta se expande, se vigorizan las formas de su apropiación por el capital industrial: la moneda nacional tiende a la sobrevaluación frente a la que circula en el mercado mundial” (Iñigo Carrera, 1999, p.14).

24

Valor, capital industrial y renta del suelo

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por renta), dividiéndolos por 442,5 y multiplicando dicho porcentaje por 440, el total de horas trabajadas. Como se dijo anteriormente, y considerando la posibilidad de soluciones alternativas, de no hacerlo estaríamos estableciendo un incremento milagroso del valor social total de 2,5. Lo importante en este punto es dejar claro que este falso valor social existe y modifica las condiciones previas. El mismo cálculo pero para el caso del total de la rama rentística (222,5/442,5 * 440) arroja una valor social en la misma de 221,2. Es decir que necesariamente el resto del capital industrial recibe menos que 220 por sus 220 horas trabajadas, en concreto 218,8. En términos agregados el capital agrario y el capital industrial suman así un valor de 440 de acuerdo a las 440 horas trabajadas pero la existencia de renta diferencial anula la repartición equivalente de acuerdo a las horas trabajadas que en el primer caso, sin renta, existía entre la rama rentística y el resto: “Lo que la sociedad, considerada como consumidora, paga de más por los productos agrícolas, lo que representa una diferencia de menos en la realización de su tiempo de trabajo en productos de la tierra, representa ahora una diferencia de más para una parte de la sociedad: los terratenientes”.25 Ahora bien, ¿cuál es el cuadro que surge con una concepción “naturalista” del valor? La de una economía mundial homogénea, plana, desde el punto de vista del valor. Dado que los trabajos particulares se expresan, a pesar de su desigualdad en cuanto a fuerza productiva, en un mismo valor, los tipos de cambios y los valores por hora (que simplificando varios aspectos podríamos extrapolar al producto bruto per cápita en moneda internacional) son iguales en términos del capital industrial, y dado el mayor valor por hora del país C en el capital agrario (este mayor valor por hora es común a nuestra concepción y a la “naturalista”), el resultado final es que es el país periférico C el de mayor valor por hora y poder adquisitivo de la moneda. La renta diferencial de C es la única razón de alteración de un paisaje totalmente armónico en el que no existe contradicción entre condiciones de producción particulares y valor social más allá del “falso valor social” representado por la renta.

25

Marx, 1968b, p.614.

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 28

Cuadro N°13 – Versión “naturalista” de la producción global con renta diferencial en el capital agrario de un país periférico CAPITAL INDUSTRIAL HRS VOL

V.U.

V

200 200 10 10 420

0,50 0,50 1,00 1,00 0,52

100,0 100,0 10,0 10,0 220

HRS VOL

V.U.

V

200 200 25 20 445

0,50 0,50 0,40 0,50 0,50

100 100 12,5 10,0 222,5

HRS VOL

V.U.

V

200 200 20 20 440

0,50 0,50 0,57 0,67 0,51

198,9 198,9 22,4 19,9 440

100 100 B 10 C 10 D TOTAL 220 A

100 100 B 10 C 10 D TOTAL 220 A

A B C D TOTAL

400 400 35 30 865

% (HRS)

% (VU)

% (V)

PROD.

V/HR

TC (x*A)

TC (x*Total)

2,00 2,00 1,00 1,00 1,91

1,00 1,00 1,00 1,00 1,00

1,00 1,00 1,00 1,00 1,00

1,00 1,00 1,00 1,00 1,00

PROD.

V/HR

TC (x*A)

TC (x*Total)

2,00 2,00 2,50 2,00 2,02

1,00 1,00 1,25 1,00 1,01

1,00 1,00 0,80 1,00 0,99

1,01 1,01 0,81 1,01 1,00

% (V)

PROD.

V/HR

TC (x*A)

TC (x*Total)

45,2% 45,2% 5,1% 4,5% 100%

2,00 2,00 1,75 1,50 1,97

0,99 0,99 1,12 0,99 1,00

1,00 1,00 0,89 1,00 0,99

1,01 1,01 0,89 1,01 1,00

45,5% 95% 45,5% 45,5% 95% 45,5% 4,5% 191% 4,5% 4,5% 191% 4,5% 100% 100% 100% CAPITAL AGRARIO ii % (HRS)

% (VU)

% (V)

45,5% 100% 44,9% 45,5% 100% 44,9% 4,5% 80% 5,6% 4,5% 100% 4,5% 100% 100% 100% CAPITAL TOTAL ii % (HRS)

% (VU)

45,5% 98% 45,5% 98% 4,5% 112% 4,5% 131% 100% 100%

De más está aclarar que la correspondencia con la realidad histórica de estos resultados es por lo menos cuestionable, y aquí no pueden llamar a engaño casos excepcionales como la Argentina agroexportadora o algunos países petroleros cuyo carácter excepcional también se vería contemplado en nuestros esquemas. No obstante, estas implicancias ayudan a entender la centralidad, en desmedro de otras categorías y aspectos básicos, que se le ha dado a la renta de la tierra por parte de algunos autores “naturalistas”. Como puede observarse en el cuadro anterior, bajo dichos supuestos, la renta se convierte en el único factor de diferenciación de la economía mundial. Creemos a esta altura haber demostrado que la distinta capacidad de generar valor por hora es un aspecto elemental de la teoría del valor y que en modo alguno viola el principio de que Valor, capital industrial y renta del suelo

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una hora de trabajo (social) produce siempre el mismo valor (social) ni se contradice con la explicación del “falso valor social” representado en la renta diferencial del suelo. En una economía mundial plana desde el punto de vista de la valorización del capital, en la que las horas trabajadas en forma particular se aseguran, por definición, un equivalente en valor, y que por tanto el plustrabajo (en horas “naturales”, particulares) se convierte en un mismo plusvalor (en valor “social” sin mediación social) con la sola excepción de la producción rentística, se desprende que la única transferencia concebible de plustrabajo (horas trabajadas) en la forma de plusvalor (valor) es aquella que existe del capital industrial al capital agrario o rentístico en general (más marcada en términos internacionales cuando se habla de países centrales que producen la generalidad de las mercancías y países periféricos que producen mercancías portadoras de renta diferencial para el mercado mundial). Esta transferencia, en el sentido de un mayor valor por hora del sector rentístico respecto al capital industrial que obtiene un menor valor por hora, se encuentra estructuralmente determinada y se expresa en la imposibilidad del resto del capital industrial de vender en general a su valor mientras exista renta diferencial (aunque presumiblemente, desde un punto de vista sistémico, dicha imposibilidad se vea relativizada por la mayor expansión relativa del capital industrial en detrimento de las producciones rentísticas). Sin embargo, y admitiendo que dicha transferencia entre ramas rentísticas y no-rentísticas es un elemento permanente, una concepción no “naturalista” del valor implica una red amplia y constitutiva de “transferencias”, de disparidades entre valores por hora, que conforman en definitiva la economía mundial realmente existente y el modo de producción. Los plusvalores surgen de la imposición social, a espaldas de los productores, de un valor social a partir del cual se valoriza la producción particular tanto en términos del plustrabajo (en tanto que horas trabajadas) como en términos de los valores de uso producidos (en tanto que masa de valores de uso que dado cierto valor social representan una masa de valor). En términos del comercio exterior implica reconocer que, en efecto, los países exportadores de mercancías portadoras de renta diferencial reciben un mayor plusvalor respecto a las horas de plustrabajo pero también que en otras ramas de producción la situación es inversa y las combinaciones mayores. En términos generales de la producción, como vimos anteriormente, sólo una concepción no “naturalista” del valor permite dar cuenta de la realidad de la economía mundial en sus aspectos más elementales y complejos. Valor, capital industrial y renta del suelo

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Sobre las estimaciones de Iñigo Carrera. Una crítica definitiva. La obra de Juan Iñigo Carrera es, sin dudas, de las más sugerentes que se hayan producido en la ciencia social argentina durante las últimas décadas. Autor de una indudable capacidad intelectual, ha tenido el doble mérito de abordar la historia de nuestro país, contra la hegemonía burguesa y posmoderna imperante, apuntando a una comprensión de largo plazo y a partir de la economía marxista. En este sentido, el significado histórico de su obra es incuestionable. En contraposición, la recepción de una obra tan necesaria en aquel sentido suele derivar, como tantas oportunidades, en una aceptación acrítica de la misma. A su vez, un método de exposición innecesariamente rebuscado, que se auto-justifica como destinado a la emancipación de la clase obrera pero presenta serias dificultades de comprensión a alumnos universitarios avanzados, opera como un verdadero blindaje simbólico que incluso oculta una serie de supuestos no especificados pero siempre presentes, y adicionalmente otorgan al autor en cuestión prácticamente la autoridad de un gurú. Iñigo Carrera, no obstante, empieza por el final. De haber encarado un análisis desde las categorías básicas y el proceso de acumulación en general, del modo en que lo hace Marx en El Capital, en donde la renta diferencial se desarrolla con posterioridad, como forma necesaria que toma una parte de la plusvalía total luego de analizado el proceso de producción en general, probablemente habría notado las profundas inconsistencias en su obra que abordaremos. Nos concentraremos en particular en las inconsistencias de sus mediciones. Sin perjuicio del indudable impacto que debiera tener en sus propios términos teóricos o caracterizaciones históricas una revisión a fondo de sus series empíricas, no es este el lugar para abordar algunos de los supuestos en los que cae su obra.26

Si bien reivindicamos muchos desarrollos teóricos de su obra, consideramos que existen una serie de supuestos implícitos que merecerían más de un comentario, como el supuesto de tasas de ganancia industriales prácticamente uniformes a nivel mundial (es decir, la misma tasa en cualquier país), como algunas concepciones que lo acercan al “naturalismo” que criticamos anteriormente, entre otras cuestiones. Respecto a las tasas de ganancia industriales tiende a suponer una tasa uniforme en los países centrales y una tasa menor en los países periféricos, por el efecto particular de la renta, que no obstante termina siendo en buena medida emparentada luego de la distribución de la renta a la tasa de ganancia de los países centrales. Estos supuestos, pretendidamente respaldados por mediciones empíricas realmente inconsistentes, implican una serie de definiciones teóricas e interpretaciones de la teoría marxiana y el desarrollo capitalista.

26

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 31

Existen comportamientos fuertemente anormales en sus series.27 La cuestión es relevante porque estamos hablando, para ciertos períodos, de tendencias directamente opuestas a mediciones de la tasa de ganancia realizadas para otros países y en particular para la medición que hemos realizado sobre Argentina, que tiende a coincidir con la de otros países. Una vez que se analizan con más detenimiento las series de Iñigo se revela que dichos comportamientos anormales se inscriben, no en una anormalidad de la acumulación de capital en Argentina en términos de sus variables centrales, sino de marcadas inconsistencias en dichas series. En el gráfico N°1 se muestra una comparación entre nuestras estimaciones de la tasa de ganancia real sobre capital fijo reproductivo y la que se desprende de las series de Iñigo (considerando sus series de “Capital fijo sin ganado” y “Plusvalía neta” para el capital total). Si bien la tasa más relevante es siempre la nominal, para simplificar la exposición excluimos la cuestión de los precios relativos y nos centramos en las evoluciones reales o a precios constantes.28

En los pasajes en los que Marx aborda el capital a nivel internacional, por el contrario, tiende a suponer tasas de ganancia mayores en los países periféricos, donde la acumulación de capital se encuentra menos desarrollada, de lo que hemos dado cuenta en “La transitoriedad histórica del capital”, publicado en el número 26 de Razón y Revolución. Por otra parte, la base de datos EUKLEMS que releva la rentabilidad sobre capital fijo para varios países desde 1970 y con un alto nivel de desagregación muestra diferenciales de rentabilidad sectoriales. Tanto en términos internacionales como intersectoriales, la tendencia es a nivel general la de un descenso de la tasa de ganancia con reducción de diferenciales. Esta tendencia se encuentra por otra parte mucho más fundamentada en una concepción no “naturalista” del valor, mientras que esta última tiene, de acuerdo a lo que desarrollamos previamente, una mayor relación con la concepción de tasas de ganancia prácticamente uniformes a nivel mundial. Iñigo Carrera calcula la tasa de ganancia para el capital social total, el manufacturero y el agrario considerando también el capital variable (salarios) y constante circulante (insumos). Aunque estima la velocidad de rotación del capital circulante para los años finales del siglo XX, al suponer dicha velocidad constante para todo el período 1882-2004 que cubre su estudio, cuando el desarrollo capitalista marca una tendencia al incremento de la misma, el efecto es una sobreestimación del capital circulante, mayor cuanto más nos alejamos de fines del siglo XX, el período base. Por otra parte, la extrapolación de la matriz de insumo producto de 1950 hacia todo el período anterior es cuestionable. Sin embargo en este apartado dejaremos de lado el capital circulante para centrarnos en la tasa de ganancia sobre capital fijo que se desprende de las series de Iñigo y otras estimaciones. En los términos de nuestras mediciones la tasa de ganancia nominal desciende desde un nivel mayor dado que la crisis general de 1929 se expresó en un agudo empeoramiento de los precios relativos de la inversión. Remitimos a nuestro artículo en Realidad Económica N°275 para un mayor detalle. En los términos de las series de Iñigo Carrera no existen diferencias entre su estimación a precios corrientes o nominales (pp.214-231) y su estimación a precios constantes o reales (pp.88-100) ni para el capital agrario, ni para el capital manufacturero ni para el capital total. Se trata de una verdadera anomalía que sólo puede esconder errores en el procesamiento de datos a no ser que consideremos que durante 120 años la economía argentina no experimentó cambios en los precios relativos de ningún tipo. 27

28

Valor, capital industrial y renta del suelo

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Gráfico N°1 - Tasa de ganancia real sobre capital fijo (1910-2011) IÑIGO CARRERA

PROPIA

PROPIA CON VIVIENDAS

80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 1910 1913 1916 1919 1922 1925 1928 1931 1934 1937 1940 1943 1946 1949 1952 1955 1958 1961 1964 1967 1970 1973 1976 1979 1982 1985 1988 1991 1994 1997 2000 2003 2006 2009

0%

En principio Iñigo Carrera establece una situación confusa en la definición y presentación de sus datos. Acertadamente afirma en el texto que las viviendas no forman parte del capital fijo reproductivo de la sociedad ni por tanto del proceso de valorización social, para luego incluirlas sistemáticamente en su cómputo de la tasa de ganancia del capital total social. Una vez que nosotros incluimos en nuestra estimación el cálculo que realizamos del capital fijo en viviendas, la tasa de ganancia que surge se emparenta en forma marcada con la “tasa de ganancia” de Iñigo Carrera. A partir de ahí las divergencias más grandes parecerían surgir por las distintas series de distribución del ingreso construidas que en el caso de Iñigo muestran un salto excesivo en el primer peronismo y un derrumbe posterior sin el menor crecimiento de la participación asalariada durante las décadas de posguerra en las que la participación asalariada mostró un incremento en prácticamente todos los casos registrados a nivel internacional. Pero no es el caso. Como veremos luego, si entendemos que la tasa de variación de la tasa de ganancia real es igual a la tasa de variación del capital fijo y las ganancias reales, las coincidencia en nuestras series incluyendo las vivienda no se deben sólo a diferencias en las estimaciones de

Destaquemos al respecto que existe un error de edición, al menos en la primera edición de 2007, por el que la tasa de ganancia real del capital manufacturero o industrial (95-97) parece distinta, y menor, a la nominal (pp.220-222) pero es en realidad la misma. El error de edición consistió en que se omitieron las cifras decenales en el cuadro de la tasa real. Es decir, una tasa nominal del 11,3% para cierto año aparece como del 1,3% en el mismo año en el cuadro de la tasa de ganancia real del capital industrial.

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 33

distribución del ingreso sino que surgen incluso a partir de comportamientos sin la menor lógica de las evoluciones del capital fijo y las ganancias de Iñigo Carrera. El efecto es unívoco. Deprimir la tasa de ganancia general de la economía (gráfico N°2), para inflar la rentabilidad relativa del capital agrario en consonancia con la visión “naturalista” del valor de la cual se desprende que la renta tiene una centralidad poco menos que absoluta en la explicación del derrotero del capitalismo argentino. A este respecto, y si bien coincidimos con algunas caracterizaciones de Iñigo, no extraña la ausencia en su análisis de variables como la tasa de acumulación o el esfuerzo inversor, que tal vez obligarían a presentar la evolución del capital fijo reproductivo total de la sociedad. Tampoco extraña que en un trabajo que cubre un período de más de cien años no existe mención alguna de la tendencia descendente de la tasa de ganancia, la ley más importante de la economía política según el propio Marx y que sólo es observable en períodos largos, de varias décadas, como los que cubre el trabajo del propio Iñigo Carrera. Gráfico N°2 - Tasas de ganancia sobre capital adelantado de Iñigo Carrera (1910-2004) TG Agraria

TG Industria

TG Total

50% 45% 40% 35% 30% 25% 20% 15% 10% 5% 2003

2000

1997

1994

1991

1988

1985

1982

1979

1976

1973

1970

1967

1964

1961

1958

1955

1952

1949

1946

1943

1940

1937

1934

1931

1928

1925

1922

1919

1916

1913

1910

0%

La divergencia de todos modos no termina simplemente en el cómputo de las viviendas sobre las estimaciones presentadas de la tasa de ganancia sobre capital fijo reproductivo sino que aún contemplado esto, incluso aún cuando no estuviesen computadas, las series de capital fijo de Iñigo Carrera muestran variaciones que entran en contradicción con la historia económica argentina. Sus tasas de variación del volumen del capital fijo tienen niveles

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 34

irreales, ya no sólo respecto a la historia concreta, sino a cualquier estimación del capital fijo en cualquier país.29 La acumulación de capital, que tiende a incrementar su magnitud relativa respecto al trabajo vivo, se nutre de este último, en concreto del porcentaje de las ganancias que es reinvertido. Esta reinversión a su vez debe reponer la porción del capital fijo consumido, constituyendo todo remanente de reinversión sobre el monto que representa dicha porción, un incremento del capital fijo acumulado. Este último se ve expresado en la tasa de acumulación como relación entre la ampliación neta del capital fijo y el propio capital fijo, mientras que la relación entre dicha ampliación neta y las ganancias netas representa el esfuerzo inversor de los capitalistas. Gráfico N° 3 - Tasa de variación real del capital fijo de Iñigo Carrera y propias del capital fijo reproductivo y del capital fijo incluyendo viviendas 1911-2004) Iñigo Carrera

Propia

Propia con vivienda

30% 44.9%

20% 10%

2003

2000

1997

1994

1991

1988

1985

1982

1979

1976

1973

1970

1967

1964

1961

1958

1955

1952

1949

1946

1943

1940

1937

1934

1931

1928

1925

1922

1919

1916

1913

1910

0% -10% -20% -30%

La inversión bruta fija se compone así de inversión neta y de consumo de capital fijo. Por definición, la inversión debe ser menor a las ganancias, dado que dentro de estas últimas debe deducirse el consumo de los capitalistas, así como el consumo debe ser mayor que la masa salarial. Las series de Iñigo carecen de sentido también a este respecto y violan igualdades elementales de la contabilidad nacional. Nuestras series reflejan niveles de variación, con diferencias de acuerdo a la época y el país con el que se compare obviamente, acordes con la variación del capital fijo en el resto de países. 29

Similares incongruencias se desprenden de las series particulares referidas al capital agrario y al capital industrial (manufacturero).

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 35

Las tasas de variación real del capital fijo de Iñigo constituyen un verdadero sinsentido desde el punto de cualquier economía capitalista y del propio método de inventario permanentes como herramienta para la construcción de series de capital fijo. Y lo es además desde el punto de vista concreto de la historia argentina cuando arroja incrementos descomunales del volumen de capital fijo en años críticos como 1982, del 13,2% (0,5 en nuestras estimaciones sin vivienda y 1,3% con vivienda), o del 20,0% en 2002 (-1,7% y -1,3% respectivamente).30 Gráfico N°4 - Tasas de variación real del capital fijo reproductivo en Estados Unidos y el Reino Unido (1910-2009) EEUU

UK

30% 20% 10%

-10%

1910 1913 1916 1919 1922 1925 1928 1931 1934 1937 1940 1943 1946 1949 1952 1955 1958 1961 1964 1967 1970 1973 1976 1979 1982 1985 1988 1991 1994 1997 2000 2003 2006 2009

0%

-20% -30%

Tomemos un ejemplo significativo que resume todas las inconsistencias. Según las series de Iñigo en 1975 el capital fijo se incrementó 44,9%. El porcentaje es de por sí absurdo. Lo es más si consideramos que 1975 fue un año crítico en la economía argentina. El capital fijo según sus series alcanzó 1.191.602 millones de pesos de 2004, implicando un crecimiento de 369.328 millones respecto a 1974. A ese monto de inversión neta se le debe agregar 52.129 millones de consumo de capital fijo. La inversión bruta fija alcanzó así los 421.457 millones de pesos de 2004 (suponemos que incluyendo las viviendas como presumimos antes, de no estar incluidas la incoherencia sería aún mayor). El producto bruto interno (consumo de capital fijo + salarios + ganancias netas incluyendo impuestos netos a la producción) según las series de Iñigo fue en dicho año de 459.106 millones de pesos de 2004. La inversión bruta Cuando Iñigo presenta sus series de PBI e IBIF separadas en el anexo (pp.195-197 y 211-213) lo hace, agregando más confusión, con base en el año 1993, en pesos de 1993. Se observan así curiosos fenómenos como un derrumbe de la inversión del 36,4% en 2002 medida en pesos de 1993 y un incremento monstruoso, en pesos de 2004, del capital fijo en uno de los años más críticos del capitalismo argentino del orden del 20,0%. 30

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 36

fija representó así el 91,7% del PBI.31 Para que el lector tome noción de la magnitud del absurdo basta afirmar que desde el fin de la Primera Guerra Mundial la participación en el producto de la formación bruta de capital fijo incluyendo viviendas ha sido en promedio del 18% con máximos y mínimos en los 27-28% y 11-12%, de acuerdo a las series de Orlando Ferreres. Cabe mencionar que desde el punto de vista del proceso de valorización planteado en las series de Iñigo Carrera durante 1975 los capitalistas no se han alimentado ni consumido siquiera una aceituna, dado que la magnitud de la inversión bruta fija no sólo habría demandado la totalidad de sus ganancias netas y el consumo de capital fijo sino también el 84,5% de la masa salarial. Otra propiedad elemental que surge del razonamiento sobre la acumulación de capital y los innumerables estudios sobre el tema a nivel internacional es que el límite máximo teórico de la tasa de acumulación es la propia tasa de ganancia. Si la tasa de acumulación es igual a la relación entre la inversión neta que amplía el capital fijo y el propio capital fijo vigente en determinado año, esa tasa no podría ser mayor a la propia tasa de ganancia. Serían iguales cuando la totalidad de las ganancias netas fueran reinvertidas, sin consumo capitalista de ningún tipo (por eso hablamos de un límite máximo teórico). En tanto que la tasa de acumulación en 1975 alcanzó el 30,9% (la tasa de variación de 44,9% es sobre el capital fijo de 1974), la tasa de ganancia para el capital total, siempre según Iñigo, fue del 11,1%.32 Y es que la inversión neta de 369.328 millones de pesos de 2004 ha más que duplicado las ganancias netas de 164.899 millones de 2004 para 1975. Destaquemos que, en modo opuesto, no existe posibilidad alguna de reducciones tan marcadas en el stock real de capital fijo. Como puede observarse en nuestras series o en las de Estados Unidos y el Reino Unido, sólo en ocasión de verdaderas catástrofes económicas y agudas crisis, e incluso guerras, la tasa de variación del capital fijo puede llegar a mostrar muy leves valores negativos del orden del 1-2%.33 Mattick afirma en este sentido que “la crisis casi En las series mencionadas de PBI e IBIF la participación de la IBIF en el PBI alcanzó niveles “lógicos” en 1975, 14,0%. Es decir de acuerdo a qué parte tomemos y cómo Iñigo maneja los datos podemos obtener para un mismo año una participación de la formación bruta de capital fijo en el producto de 14,0% o 91,7%. Idéntica conclusión surge para otros años como 2002. Por la propia naturaleza del método de inventarios permanentes, aun en el caso inexistente en toda la historia del capitalismo de un año en el que la inversión bruta sea absolutamente nula, y por tanto ni se amplíe el stock 31

32 33

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 37

no afecta el aspecto de valor de uso del capital, excepto cuando los medios materiales de producción son destruidos físicamente como en tiempos de guerra. Pero sí afecta el valor del capital constante total por medio de la destrucción de los valores capital durante la crisis”.34 Gráfico N°5 - Tasas de variación del valor (dólares de 2012) y del volumen del capital fijo reproductivo (1911-2011) 60%

K U$$2012

K real

40% 20%

-20%

1911 1914 1917 1920 1923 1926 1929 1932 1935 1938 1941 1944 1947 1950 1953 1956 1959 1962 1965 1968 1971 1974 1977 1980 1983 1986 1989 1992 1995 1998 2001 2004 2007 2010

0%

-40% -60%

-110.7%

-80%

El panorama no cambia cuando abordamos el tratamiento de la masa de ganancias que se desprende de las series de Iñigo. En primer lugar, ocupémonos de los niveles relativos de la masa de ganancias respecto a los salarios. Nuestras series marcan niveles iniciales de participación de las ganancias elevados.35 La inserción en el mercado mundial basada en la producción de mercancías portadoras de renta diferencial implica, como se vio anteriormente, un mayor plusvalor en relación al plustrabajo realizado, o en términos internacionales un mayor valor de producción de la economía en relación a las horas trabajadas. De lo que se desprende que, justamente, en los años iniciales

de capital ni se cubra el consumo de capital fijo, haciendo abstracción de las distintas magnitudes de la inversión en los años previos, el capital fijo en construcción perderá en promedio alrededor de un 2% de su valor de uso (dado que Iñigo Carrera supone 50 años de vida útil, una tasa de depreciación lineal del 2% anual) y 5% en el caso de la maquinaria (20 años y tasa de depreciación del 5%), más allá de sus distribuciones relativas. Mattick, 2013, p.148. Dado que las series de Iñigo no discriminan los impuestos netos a la producción de las ganancias netas, consideramos aquí a las ganancias incluidos dichos impuestos. En tanto que la participación de estos crece en el tiempo, no debe interpretarse, por ejemplo que la participación asalariada en relación a las ganancias netas alcanzó los niveles del peronismo durante los noventa como parece desprenderse de nuestras series en el gráfico N°6. En un sentido similar, cuando calculamos la distribución sólo en relación a las ganancias netas, excluyendo los impuestos, nuestras series alcanzan el 50% durante los gobiernos peronistas en los cincuentas y setentas. 34 35

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 38

debiera esperarse una participación de las ganancias más bien elevada. Conforme la renta reduce su magnitud relativa de acuerdo al desarrollo de otros sectores, este efecto debiera entonces mitigarse, como pareciera desprenderse de una comparación entre nuestras series de ganancias por asalariado en dólares de 2012 y los precios relativos internacionales.36

Gráfico N°6 - Ganancias por asalariado en dólares de 2012 y precios relativos internacionales 1910=100 (1910-1955) Ganancias por Asalariado U$$2012

Precios Relativos Internacionales

18,000

200

16,000

175

14,000

150

12,000 10,000

125

8,000

100

6,000

75

4,000

50

2,000

25 1954

1952

1950

1948

1946

1944

1942

1940

1938

1936

1934

1932

1930

1928

1926

1924

1922

1920

1918

1916

1914

1912

1910

-

Las series de Iñigo Carrera, en cambio, comienzan con un muy elevado nivel de participación asalariada y por ende un menor nivel de participación de las ganancias, no reflejándose dicha particularidad referida a la propia renta diferencial y su efecto inicial en la distribución estimada por un autor que hace de la renta misma una categoría central. Los niveles iniciales de participación asalariada parecen, por otro lado, exageradamente altos, al nivel de los países centrales en un país sin un desarrollo industrial capitalista amplio y una fuerza de trabajo comparativamente más débil en términos organizativos y políticos.

36

Los precios relativos en dicho gráfico son los precios internacionales del trigo, el maíz y la carne divididos por los precios internacionales de las manufacturas, a partir de los índices elaborados por Grilly & Yang (1988).

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 39

Gráfico N°7 - Participación asalariada en el ingreso (1910-2011) Propia

Iñigo

80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 1910 1913 1916 1919 1922 1925 1928 1931 1934 1937 1940 1943 1946 1949 1952 1955 1958 1961 1964 1967 1970 1973 1976 1979 1982 1985 1988 1991 1994 1997 2000 2003 2006 2009

0%

La participación asalariada de las series de Iñigo establece también un patrón extraño que es parte relevante en el mencionado comportamiento anormal de sus series de rentabilidad durante el período sustitutivo. El incremento de la participación asalariada vivido en Argentina y buena parte del mundo capitalista desde la década del sesenta hasta mediados de los años setenta, que ha significado un incremento sostenido a la lucha de clases y del movimiento obrero, no aparece expresado en sus series. Así, el ciclo sustitutivo en vez de aparecer signado por una lenta corrosión de las condiciones de valorización, muestra como vimos anteriormente un crecimiento sostenido de dichas condiciones para el capital, lo que se contradice ya no sólo con nuestras estimaciones sino con algunas de las caracterizaciones del período hechas por el propio Iñigo. Cuadro N°14 - Tasas de variación anual promedio del capital fijo real, las ganancias reales y la tasa de ganancia real, tasa de ganancia real vigente en 1974 (1950=100), masa de ganancias de la economía en millones de dólares de 2012 en 1958 y 1974. Iñigo TVA promedio K TVA promedio G TVA TG TG 1974 (1950=100) G U$$2012 - 1958 G U$$2012 - 1974

Valor, capital industrial y renta del suelo

Propia 2,3% 8,9% 7,2%

389,3 11.747 47.543

4,8% 3,0% -1,8% 63,6 31.270 55.075

Página 40

Si durante la sustitución de importaciones la modalidad de actuación del capital industrial transnacional, o capital medio en los términos de Iñigo, fue la de actuar de acuerdo a una escala restringida al mercado interno, o fragmentado en los términos de Iñigo, no se desprende de sus series que ello haya implicado limitación alguna al capital y su valorización. La baja escala, identificada por otros autores como Fajnzylber (1983), implicaría en definitiva menores incrementos relativos de la productividad. Una vez establecidas esas líneas de producción los incrementos de la productividad fueron relativamente reducidos y se encontraron obviamente determinados por esa modalidad de actuación. Los procesos de innovación locales se remitían a aquella base, aquel capital fijo, con importantes niveles de obsolescencia. Igualmente, la reducción del coeficiente de importación se realizó, más allá de los niveles de protección, sobre esa misma base. De acuerdo a lo visto en la primera parte sobre el valor y el capital industrial, los incrementos de la productividad persistentemente menores en términos sistémicos sólo pueden implicar una presión sobre el propio proceso de valorización y el valor medido en términos sistémicos. Gráfico N°8 - Masa de ganancias en millones de dólares de 2012 (1958-1974) Iñigo

Propia

80,000 70,000 60,000 50,000 40,000 30,000 20,000 10,000 1958 1959 1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974

Estas especificidades y su pérdida de dinamismo en cuanto a los incrementos de productividad se expresarían en una caída de las ganancias por asalariado en dólares y de la inversión extranjera directa neta que durante la primera parte de la década del setenta

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 41

presentaría niveles prácticamente nulos o directamente negativos en determinados sectores como el automotriz.37 El resultado en definitiva ha sido el de una contradicción entre la aparente “maduración” de la sustitución de importaciones y su incapacidad de reflejar en términos sistémicos y de valor aquella supuesta maduración. Desde el pico cíclico de 1964 la masa ganancias no pudo superar dicho nivel, presionada además por el incremento de la lucha de clases y la movilización obrera. La única excepción es aquí 1973, año en el que se produjo un notable incremento de los precios de las materias primas exportadas por Argentina. En los términos de los datos de Iñigo, sin embargo, el proceso sustitutivo, en buena parte debido a sus estimaciones sobre distribución del ingreso, parece haber tenido una fortaleza que nunca tuvo desde el punto de vista de la valorización en términos sistémicos, siendo superada la masa de ganancias de 1964 ya en 1968. Gráfico N°9 - Tasa de variación de la masa de ganancias real, de la participación de las ganancias en el producto y del producto , Iñigo Carrera (1911-2004) TVA PBI

TVA G/Y

TVA G

80% 60% 40% 20% 0% -20% -40% 2004

2001

1998

1995

1992

1989

1986

1983

1980

1977

1974

1971

1968

1965

1962

1959

1956

1953

1950

1947

1944

1941

1938

1935

1932

1929

1926

1923

1920

1917

1914

1911

-60%

Así, vistos los datos del cuadro N°14 , con incrementos en las ganancias reales del orden del 8,9% anual según sus series para 1950-1974, no debe extrañar que la masa de ganancias en dólares constantes haya mostrado un notable incremento desde el desembarco masivo del

Azpiazu y Kosacoff (1989:161) sostienen: “La segunda mitad de la década del sesenta revela una paulatina desaceleración de la inversión directa extranjera; este comportamiento se halla asociado con la repatriación de capitales y con un muy bajo coeficiente de reinversión de beneficios. Ambos fenómenos persisten y se intensifican en el trienio 1973-1975, en el que se conjugan con un ínfimo ingreso de nuevos capitales extranjeros”.

37

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 42

capital medio “fragmentado” hasta 1974, multiplicándose por más de cuatro en sólo catorce años. En nuestras estimaciones, por el contrario, con un crecimiento real anual del 3,0% en 1950-1974, la masa de ganancias entre 1958 y 1974 no llega a duplicarse. Evidentemente existe un incremento desmedido de las ganancias en las series de Iñigo que lo pone en plena contradicción con su caracterización del período que a grandes rasgos compartimos desde el punto de vista de las limitaciones al proceso de valorización impuestas por la modalidad de actuación del capital industrial transnacional “fragmentado”.38 La evolución de la masa de ganancias real de una economía es igual a la suma de las tasas de variación del producto y de la participación de las ganancias en el mismo. En este sentido las series de Iñigo referidas al proceso de valorización (pp.98-100) guardan correspondencia, a diferencia del caso del capital fijo y la tasa de acumulación, con este criterio básico, como puede verse en el gráfico a continuación. La tasa de crecimiento de la masa de ganancias marcada por los puntos es igual a la suma neta de las variaciones del producto y la participación de las ganancias. Gráfico N°10 - Tasa de variación de la masa de ganancias real, de la participación de las ganancias en el producto y del producto (1911-2011) TVA PBI

TVA G/Y

TVA G

40% 30% 20% 10% 0% -10% -20%

1911 1914 1917 1920 1923 1926 1929 1932 1935 1938 1941 1944 1947 1950 1953 1956 1959 1962 1965 1968 1971 1974 1977 1980 1983 1986 1989 1992 1995 1998 2001 2004 2007 2010

-30%

Sin embargo, existen deficiencias igualmente graves. El cumplimiento de este criterio lógico no dice nada acerca de la calidad de los datos sobre los que se refiere. Como puede Puntualicemos también que dicha cuadruplicación de las ganancias en dólares constantes, considerando que su participación en el producto se mantuvo dentro de un rango acotado, debiera implicar prácticamente una cuadruplicación del producto bruto medido en dichos términos, cosa que, en efecto, lejos ha estado de ocurrir. 38

Valor, capital industrial y renta del suelo

Página 43

observarse, durante el peronismo y en años posteriores existen, por ejemplo, incrementos en la participación de las ganancias incluso superiores a los de 1976. Estas variaciones difieren marcadamente con nuestras estimaciones, especificada en el gráfico N°10. Al mismo tiempo, en muchos años la variación de la masa de ganancias se explica por tasas de crecimiento del producto que no tienen correspondencia con la realidad, y tampoco con las estimaciones del propio Iñigo en pesos de 1993. Clarifiquemos este punto. Las series de Iñigo referidas al proceso de valorización, en pesos de 2004, tienen una columna destinada a los salarios (“Costo Laboral”), otra al consumo de capital fijo y una última columna dedicada a las ganancias (“Plusvalía Neta”) incluidos los impuestos netos a la producción. La sumatoria de estas tres columnas es igual al producto bruto interno (“Producto de valor + consumo de capital fijo”). De modo tal que si tomamos la variación de las ganancias, cumplido a grandes rasgos el criterio de correspondencia, esta es igual a la variación de la participación de las mismas en el producto y del producto mismo. Sin embargo, una vez computada la evolución de la participación de las ganancias de Iñigo, ¿qué variaciones del producto se encuentran implícitas para que se cumpla aquel criterio y que la masa de ganancias tenga la evolución que Iñigo sostiene? Variaciones irreales de acuerdo a lo que sostiene el propio Iñigo unas páginas adelante, en sus series de producto bruto en pesos de 1993 que coinciden con otras series de como las de Ferreres. Gráfico N°11 - Tasas de variación del PBI según series de Iñigo y Ferreres (1911-2004) Iñigo $93

Iñigo $04

Ferreres

25% 20% 15% 10% 5%

2004

2001

1998

1995

1992

1989

1986

1983

1980

1977

1974

1971

1968

1965

1962

1959

1956

1953

1950

1947

1944

1941

1938

1935

1932

1929

1926

1923

1920

1917

1914

-5%

1911

0%

-10% -15%

Valor, capital industrial y renta del suelo

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De modo tal que también las series referidas a la masa de ganancias de Iñigo suponen implícitamente evoluciones de la participación y el producto altamente cuestionables. Los desvíos son tales que ponen en cuestión las estimaciones como tales.

Conclusiones A lo largo del presente trabajo intentamos demostrar cómo opera la conformación de un valor en el marco de la competencia y la multiplicidad de capitales. La existencia de un valor social supone la existencia de distintas capacidades de generar valor por unidad de tiempo. La igualdad entre tiempo de trabajo y valor es tal sólo en términos ramales, de acuerdo al promedio ponderado de tiempo de trabajo necesario para la producción de una mercancía. En términos particulares los tiempos de trabajo se realizan en diferentes valores de acuerdo a la productividad relativa. La concepción “naturalista” que afirma que una hora de trabajo, sin relación con el resto de la producción social, rinde siempre el mismo valor, más allá de su productividad relativa, conlleva una negación de la noción misma de valor. La renta diferencial de la tierra que surge de la distinta productividad del trabajo aplicado a tierras de diferente calidad implica una modalidad de regulación específica que constituye a la misma renta como un “falso valor social”. La ramas rentísticas reciben así un mayor plusvalor por su tiempo de trabajo de modo tal que su valor de producción, que incluye aquel “falso valor social”, es sistemáticamente superior respecto a sus horas de trabajo. En consecuencia el resto de las ramas producen un menor valor en relación a sus horas trabajo. La existencia de renta diferencial implica también una tendencia a la sobrevaluación de la moneda en aquellos países donde la renta tiene una magnitud considerable respecto a la paridad que existiría en base al desarrollo de las fuerzas productivas o en el contexto de inexistencia de renta. Las estimaciones de Juan Iñigo Carrera a este respecto presentan importantes incongruencias que deben ser consideradas a la hora de evaluar sus resultados y sus implicancias.

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