Mahoma: una vida en dos miradas

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Descripción

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Santiago E. González González Niub 14941124

MAHOMA; UNA VIDA EN DOS MIRADAS Lectura contrastada de los estudios de Tariq Ramadan y Karen Armstrong sobre la vida del Profeta

Historia Sociedades Islámicas

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INDICE -

¿Qué esconden estos versos? ¿Quién es quién? ¿Qué nos quieren vender? Hechos versus ¿hechos? ¿Qué hemos aprendido? Conclusiones

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BIBLIOGRAFÍA -

Muhammad, vida y enseñanzas del Profeta del Islam; Tariq Ramadan – Kairós (2007) Mahoma, biografía del Profeta; Karen Armstrong – Tusquets (2005)

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¿Habeis visto a Lat, Uzza y Mana, la otra tercera?1 estas son las aves excelsas cuya intercesión se espera.2

¿Qué esconden estos versos? Que Tariq Ramadán, este intelectual suizo que nos tiene acostumbrados a un discurso ambiguo y cargado de doble lectura, haya omitido hacer referencia a este oscuro fragmento de la etapa profética de Mahoma en su libro (Muhammad, vida y enseñanzas del Profeta del Islam; Kairós), nos transmite qué podemos esperar de esta primera lectura. Karen Armstrong, por su parte, aunque sí pasa de puntillas sobre el tema de los Versos Satánicos en su libro (Mahoma, biografía del Profeta; Tusquets), tampoco se pronuncia de manera crítica en este ni en otros aspectos donde, como mujer (y mujer no musulmana), podría hacer hincapié. Pero, como no solo de versos satánicos tratan los libros, vamos a profundizar más ampliamente sobre varios aspectos. ¿Quién es quién? Tariq Ramadán, nacido en Ginebra en el 1962, carga con la tarjeta de presentación de ser nieto de Hassan al-Banna (1906-1949), fundador de los Hermanos Musulmanes de Egipto y considerado padre del islamismo moderno. Para unos, Tariq intenta acercar el Islam a los no musulmanes desde una perspectiva dogmática adaptada a occidente. Para otros, Tariq es un intelectual musulmán unido de forma peligrosa al integrismo islámico. Karen Armstrong, nacida en Worcestershire en el 1944, es una ex monja reconvertida a escritora de religión comparada, y miembro destacado de la Alianza de Civilizaciones propuesta por el Gobierno español de José Luis Rodriguez Zapatero. Su estilo, propenso a caer en lo políticamente correcto, no está bien visto por sus detractores. ¿Qué nos quieren vender? Tariq nos informa desde el principio que su libro no trata de competir con las fuentes clásicas que hablan sobre la vida de Mahoma, aquellas que consideran a Mahoma un mensajero y no un mediador entre Dios y los humanos. Nos explica que el libro se centrará en aquellas actitudes o palabras que nos puedan ayudar a entender la personalidad del profeta, dejando de lado los hechos históricos, gestas o batallas. Ya nos pone sobre aviso que hará comentarios de naturaleza espiritual, filosófica o cultural, lo que en muchos casos no dejará de ser una reinterpretación a la carta. Es curioso por ejemplo, que haga referencia al Mahoma más terrenal cuando aquel dijo; soy solo un 1 2

Sura 53;19-20. Según al-Tabari (839-923), los versos satánicos serian similares a estos.

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hombre como vosotros, a quien le ha sido revelado que vuestro Dios es un único Dios3. Sin embargo, no duda en explicar, basándose en la veracidad que se le presuponen a las fuentes clásica, lo ocurrido a Mahoma cuando contaba 4 años y vivía con los Banu Sa’d; el Profeta recordó que le abrieron el pecho, le sacaron el corazón y lo abrieron para sacar un coagulo negro que tiraron. Luego le lavaron el corazón y el pecho con nieve4. Es solo uno de los múltiples ejemplos de cómo Tariq utiliza las partes místicas de la vida del Profeta, para dar fuerza al éxtasis de Mahoma. Karen nos hace un estudio comparativo con otras religiones. Ya desde el primer capítulo (Mahoma, el enemigo), compara lo acaecido con el escritor Salman Rushdie en 1988 tras la publicación de Los versos Satánicos. Compara la quema del libro de Salman a manos de musulmanes de nuestra era, con la condena del Talmud que hizo Luis IX allá por el siglo XIII, con el Papa Clemente V en el siglo XVI o con los ataques recibidos por parte de los musulmanes en el siglo XV tras la reconquista de Granada. Donde no hace tanto hincapié Karen Armstrong es en el error que comete al hacer comparaciones de hechos que se sitúan en un espacio de tiempo distinto. No hace falta decir que en pleno siglo XXI todos condenaríamos las palabras de Joaquín de Fiore5 con las que insinuaba que “el fin del mundo se acerca y está relacionado con el Islam como principal instrumento del Anticristo”, pero deben ser leídas en el contexto histórico del desconocimiento que existía en aquel occidente sobre el Islam, y no aprovechadas para los estudios comparatistas de personajes como Karen. Esa manía de comparar, unido al mea culpa continuo de Karen, le llegan a hacer escribir que “occidente debe cargar con parte de la responsabilidad por el desarrollo de la nueva forma radical del Islam” 6. Sin duda, una manera muy sutil de depurar responsabilidades. Hechos versus ¿hechos? No haremos aquí un estudio comparativo de todos los hechos narrados en los dos libros, no es ese el propósito de este trabajo, pero sí mencionaremos qué lecturas dan los dos autores a algunos de los actos más relevantes en la vida del Profeta. Tariq nos narra el suceso ocurrido con el monje Bahira desde una perspectiva única, la de las fuentes islámicas de la época. Da por valido lo acontecido sin oponer duda alguna, y de nuevo vuelve a utilizar un hecho falto de realidad y basado en la magia que rodea al Profeta para demostrar que este era un ser excepcional entre sus iguales. Karen nos narra de forma menos exhaustiva el mismo suceso pero aprovecha para, con un conocimiento más amplio de las otras religiones monoteístas, enseñarnos que se trata de “el equivalente musulmán de la historia evangélica acerca del niño Jesús perdido en el templo7”. Cuando toca hablar de la hégira también encontramos una misma versión pero con conceptos de causa distintos. Tariq nos presenta el camino de Mahoma a Medina como un hecho que surge de la necesidad de huir tras quedarse sin protectorado en Meca. Sin 3

Tariq Ramadan, página 16. Tariq Ramadan, página 35. 5 Abad y monje italiano (1135.1202). 6 Karem Armstrong, página 53. 7 Lucas 2,41-52 4

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embargo, lo plantea como un acto de decisión propio del Profeta y omite los atenuantes que pudieran propiciar esta huida. Se expande en la mitología, en el suceso de la cueva y en cómo recayó el peso de la elección del lugar de su morada en su camella Qaswá’. Da una lectura de cómo los distintos clanes de Yatrib se habían ido convirtiendo al Islam de forma paulatina a partir del acto de proselitismo efectuados por Mahoma, e intenta explicar la hégira como un acto lógico en base, en parte, al alto número de conversos que ya residían en esa ciudad. Karen, por su parte, explica los acontecimientos de forma más amplia y da una segunda lectura. Karen quiere que leamos en la hégira que, por razón de su gran calado como persona de bien, Mahoma fue invitado a Yatrib para solucionar la crisis que el antiguo paganismo no había podido solucionar. Así, no solo la necesidad de huir motivó que Mahoma y los suyos partieran hacia la ciudad que sería conocida como Medina. Uno de los motivos, si bien es cierto que quizás no el principal, fue el de adquirir un papel de juez de paz antes que el de entidad religiosa. A Tariq se le complica el trabajo cuando habla de temas que superan el plano físico, como puede ser el viaje nocturno de Profeta. Cuanta la tradición que Mahoma viajó en una noche desde Meca hasta Jerusalén, acompañado del ángel Gabriel y montado en un buraq8, para ascender los siete cielos y ser llevado ante la presencia del Dios único, del que recibiría el mandato de las cinco oraciones diarias. Tariq, conocedor del poco interés actual de occidente por los aspectos metafísicos que rodean a las religiones, nos explica que la mayor parte de estudiosos musulmanes declaran este viaje nocturno como un viaje a medio camino entre lo físico y lo espiritual. Como anotación personal expresa que “esta cuestión no es esencial a la luz de las enseñanzas que se pueden sacar de esta experiencia extraordinaria vivida por el Mensajero”.9 De nuevo todo vale para Tariq si las enseñanzas son buenas, y con esta se pone de manifiesto que la fe y el deber de la oración está por encima de todo. Karen, de nuevo, hace un relato más amplio de este supuesto viaje nocturno. Vuelve a encontrar similitudes entre este viaje y los de otras tradiciones místicas. Nos pone como ejemplos a la mártir cristiana Perpetua10 (muerta en Cartago en el 203 y a la que se le presupone una ascensión a los cielos durante su cautiverio), y el de ciertos chamanes. En todos los casos, y en otros similares que podemos encontrar si rascamos un poco en la historia, el proceso de viaje no tiene nada de terrenal y termina siendo únicamente un proceso derivado de un estado de ánimo receptivo, estrés, fatiga o un colapso esquizofrénico11 en el que una mente inducida a creer, acaba creyendo. ¿Qué hemos aprendido? Sin duda, si para algo sirven estas dos lecturas es para conocer la vida y los hechos del Profeta del Islam. No podríamos decantarnos por uno u otro, son libros complementarios que nos intentan llevar a un grado de conocimiento distinto por caminos no tan dispares. Tariq nos quiere convencer, nos intenta vender las bondades de la religión (que las tiene) y aprovecha para hacer proselitismo barato. Y es barato en el 8

Caballo volador mitológico que aparece en la tradición islámica. Tariq Ramadan, página 95. 10 Decapitada por orden del emperador Severo por negarse a volver al paganismo. 11 Karen Armstrong, página 183. 9

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sentido que no es la salvación de nuestras almas lo que busca, es el convencimiento ciego, busca que creamos sin más. Existe una única verdad y es la que expresan el Corán y los textos clásicos del Islam. Fe ciega, pero fe. Karen es menos insana, menos proselitista. Como buena comparatista, enfrenta siempre aquellos hechos más difíciles de entender en la actualidad a hechos similares de otras religiones. Y estaría bien si en ocasiones no lo llevara al extremo casi ridículo de la justificación. Conclusiones Tariq cojea, y mucho. Está tan preocupado en mostrarnos la caridad de su hombre de paz que omite detalles y comete errores. No puede hablar de unos versos satánicos que nos mostrarían la imperfección de Mahoma; si quiso atraer a los politeístas de Meca no era más que un embustero; si se dejo embaucar por Satán era un imperfecto, un mortal como los demás. Mahoma no puede dejar de ser un ignorante o se le acusará de ser un conocedor de las Escrituras que únicamente las transfirió de terreno. Mahoma era un hombre de paz que se veía “forzado” a empuñar la espada contra los paganos, los judíos y los cristianos. El Mahoma de Tariq es el Mahoma de la justificación constante, el Mahoma del integrismo islámico actual, el Profeta que no admite caricaturas, críticas o blasfemias. A Tariq hay que leerlo entre líneas y con distancia, es un imam con corbata y traje caro que busca abrir hueco, haciendo uso de sus dos caras, en un occidente que ya comienza a conocerlo. Karen es comparatista en estado puro. No escribe una línea si no existe comparación con otra religión y eso le lleva a incluir muchos temas a través de enrevesadas líneas de investigación. Justifica hasta la saciedad, y es posible que tenga que hacerlo si quiere que le publiquen. Es una víctima de esta sociedad en la que permitimos que los violentos, en este caso relacionados con el Islam, hagan valer su integrismo de la daga mientras se parapetan en los versículos más pacifistas del Corán. Estas dos lecturas nos muestras que no está en el Islam el problema. El conflicto surge con las lecturas, relecturas, interpretaciones y reinterpretaciones de las relecturas que se hacen con fines poco religiosos. Un Mahoma más humano sobre el que los estudiosos fuesen capaces de hacer crítica constructiva, sería más beneficioso para transmitir el sustrato primigenio del Corán.

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