MADRIGUERAS II: Un vicus en el territorio segobricense

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Descripción

MADRIGUERAS II: Un vicus en el territorio segobricense

Dionisio Urbina Martínez y Jorge Morín de Pablos (Eds. científicos)

MArq Audema 2011 Serie Época Romana / Antigüedad Tardía

Este volumen de Memorias Arqueológicas AUDEMA ha sido publicado por:

MArq SER/AT © de la edición: Área Científica y de Divulgación. Departamento de Arqueología, Paleontología y Recursos Culturales AUDITORES DE ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE, S.A. © de los textos: los autores © de las fotografías y de los dibujos: Departamento de Arqueología, Paleontología y Recursos Culturales AUDITORES DE ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE, S.A. ISBN: 978-84-616-3370-8 Depósito Legal: M-8620-2013 Dirección de la Serie: Jorge Morín de Pablos Diseño y Maquetación: Esperanza de Coig-O’Donnell Diseño Gráfico de la Portada: Esperanza de Coig-O’Donnell Impreso en España - Printed in Spain Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluido fotocopias, grabación o por cualquier sistema de almacenamiento de información sin el previo permiso escrito de los autores

MADRIGUERAS II: Un vicus en el territorio segobricense

MArq Audema 2011 Serie Época Romana / Antigüedad Tardía

TIPO DE OBRA CONDUCCIÓN DE AGUA POTABLE DESDE EL ACUEDUCTO TAJO- SEGURA PARA INCORPORACIÓN DE RECURSOS A LA LLANURA MANCHEGA LOCALIZACIÓN T. M. CARRASCOSA DEL CAMPO. PROVINCIA DE CUENCA EMPRESA PROMOTORA

EMPRESA CONSTRUCTORA

CONSULTORÍA ARQUEOLÓGICA

INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA Excavación arqueológica manual en área el yacimiento “Madrigueras II” EQUIPO TÉCNICO

DIRECCIÓN ARQUEOLÓGICA: Dionisio Urbina Martínez y Jorge Morín de Pablos. TÉCNICOS ARQUEÓLOGOS DE CAMPO: Dionisio Urbina Martínez y Catalina Urquijo Álvarez de Toledo. DIBUJO ARQUEOLÓGICO: Catalina Urquijo Álvarez de Toledo. PLANIMETRÍAS: Catalina Urquijo Álvarez de Toledo, Dionisio Urbina y Francisco J. López Fraile.

FOTOGRAFÍA: Urbina Martínez y Catalina Urquijo Álvarez de Toledo. GEOLOGÍA Y GEOMORFOLOGÍA: Fernando Tapias Gómez DOCUMENTACIÓN: Urbina Martínez y Catalina Urquijo Álvarez de Toledo. ESTUDIO DE POBLAMIENTO: Urbina Martínez y Catalina Urquijo Álvarez de Toledo. ESTUDIO DE MATERIALES: Urbina Martínez y Catalina Urquijo Álvarez de Toledo. ESTUDIO DE FAUNA: José Yravedra ESTUDIO ANTROPOLÓGICO: Excavaciones Antropológicas ESTUDIO DE MORTEROS: David Sanz Arauz y Sol López Andrés ESTUDIO ANTRACOLÓGICO Y CARPOLÓGICO: Institut Catalá d´Arqueologia Clàssica RESTAURACIÓN CERÁMICA: Urbina Martínez y Catalina Urquijo Álvarez de Toledo.

MADRIGUERAS II: Un vicus en el territorio segobricense

Dionisio Urbina Martínez Catalina Urquijo Álvarez de Toledo Jorge Morín de Pablos Fernando Tapias Gómez

MArq Audema 2011 Serie Época Romana / Antigüedad Tardía

La intervención arqueológica efectuada en Madrigueras II ha permitido conocer el suburbio de un vicus romano. Éste se levantó en el mismo solar que ocupó con anterioridad el poblado indígena del que D. Martín Almagro Gorbea excavó su necrópolis en el año 1964. Las excavaciones efectuadas en el año 2010 han documentado parte de este primitivo asentamiento, que se remonta, al menos, al siglo IV a.C. La ocupación romana se inició en época augustea, aunque el vicus permaneció ocupado hasta finales del s. IV d.C. Los restos excavados pertenecen al suburbio del poblado y se trata de instalaciones dedicadas al procesamiento de productos agrícolas, necrópolis y, en su mayor parte, estructuras hidráulicas –cloacas, drenajes, fuente, etc.-, dada la cercanía del curso del Valdejudíos. Por último, señalar la pervivencia de este tipo de enclaves en la Tardía Antigüedad, a diferencia los creados con el desarrollo urbanístico de Segóbriga en el siglo I d.C. Estos asentamientos que arrancan de la Segunda Edad del Hierro van a sobrevivir a la crisis del III d.C. e, incluso, experimentaron una época de apogeo a partir de los inicios del siglo IV d.C. Una de las causas más probables es el hecho de ocupar la vega del Valdejudíos, más potente, que la del Cigüela. No queremos acabar esta presentación sin mencionar a todas las personas que han facilitado el desarrollo de los trabajos arqueológicos. En primer lugar a D. Federico López Zafra, D. Antonio Lanseros, D. Javier Sánchez García y D. Alberto de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, promotora de la Conducción de Agua desde ATS para incorporación de recursos a la Llanura Manchega; a D. Juan Manuel Fernández Ruiz, D. Rafael Gutiérrez de La Fuente, D. Francisco Navarrete, D. Felipe Méndez Segovia, D. Javier García Herrero, D. Eduardo Fernández Carmona, D. Raimundo Ruiz Sánchez y D. José Luis Aranda Platero de O.H.L., adjudicatarios de las obras; a D. Miguel Ángel Valero Tébar de la asistencia técnica en arqueología; Dña. Virtudes Sánchez, de la asistencia técnica de medioambiente; D. Martín Almagro Gorbea; D. José Manuel Abascal Palazón, Dña. Rosario Cebrián Fernández y D. Ignacio Hortelano Uceda, de la Dirección Arqueológica del yacimiento y del Parque Arqueológico; D. Antonio Madrigal Belinchón y D. Enrique Daza Pardo, técnicos arqueólogos de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Comunidades de Castilla – La Mancha; D. Juan Manuel Millán y Dña. Concepción Rodríguez Ruza, del Museo de Cuenca y, por último, a todos los trabajadores que han participado en los trabajos arqueológicos, desde los técnicos a los peones arqueológicos, sin cuyo esfuerzo no sería posible la publicación de estos trabajos.

Dionisio Urbina Martínez - Jorge Morín de Pablos

ÍNDICE I. DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO CONSTRUCTIVO

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II. EL MEDIO FÍSICO

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1. CONTEXTO HIDROGEOGRÁFICO 2. GEOMORFOLOGÍA E HIDROGEOLOGÍA DEL RÍO VALDEJUDÍOS 3. DESCRIPCIÓN DE LOS MATERIALES GEOLÓGICOS DEL ENTORNO DEL YACIMIENTO DE LAS MADRIGUERAS II 4. ANEJO GEOLÓGICO

19 26 32 37

III. ANCEDENTES ARQUEOLÓGICOS EN LA ZONA DE ESTUDIO

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IV. LA OCUPACIÓN DE LA EDAD DEL HIERRO

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1. CONTEXTO HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICO 2. EXCAVACIONES EN MADRIGUERAS II 3. CONCLUSIONES

V. EL POBLAMIENTO ROMANO DE MADRIGUERAS II 1. EL CONTEXTO HISTÓRICO 2. EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA EN MADRIGUERAS II 3. ACTA DE ENTREGA DE MATERIALES

VI. CONCLUSIONES VII. INFORME ANTROPOLÓGICO VIII. ANEJO ESTUDIO PALINOLÓGICO IX. ANEJO ESTUDIO ANTRACOLÓGICO X. ANEJO ESTUDIO CARPOLÓGICO XI. ANEJO INFORME ARQUEOZOOLÓGICO XII. ANEJO ESTUDIO MALACOFAUNA XIII. ANEJO CARBONO 14 XIV. ANEJO CARACTERIZACIÓN DE MORTEROS XV. BIBLIOGRAFÍA

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73 73 77 163

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Descripción del proyecto constructivo

I. DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO CONSTRUCTIVO Las obras correspondientes a esta 1ª FASE constan de un depósito regulador de cabecera, una conducción principal que discurre por el borde Norte del acuífero de la Mancha Occidental y los ramales secundarios de distribución. La 2ª FASE exige una segunda conducción principal que discurriría paralela a la anterior, previsiblemente hasta las inmediaciones de Quintanar de la Orden, para desde aquí dirigirse más hacia el Este y hacia el Sur bordeando el acuífero hasta el embalse de Vega del Jabalón o Puertollano. La interconexión con los ramales secundarios de la fase anterior daría lugar a una red mallada. En el momento presente es ineludible iniciar una serie de acciones de carácter urgente y perentorio encaminadas a satisfacer las demandas preferentes de la 1ª FASE. El proyecto que nos ocupa define la disposición general del sistema hidráulico asociado a tal fin, y define, a nivel constructivo, los elementos esenciales de la infraestructura hidráulica necesaria en una 1ª etapa: depósito regulador de cabecera; conducción principal; ramal secundario al embalse de Gasset desde el cual se abastece la Mancomunidad de Ciudad Real y casetas de derivación de los ramales secundarios. La segunda etapa de esta 1ª FASE será motivo de otros proyectos a fin de completar la red total con: ramales secundarios de distribución. En el momento presente se consideran prioritarios los ramales a Puertollano y Manzanares-Valdepeñas que están siendo objeto de estudio por las Administraciones competentes y ramales de conexión con depósitos reguladores, estaciones depuradoras y embalses de regulación. La construcción de las obras correspondientes a esta 1ª FASE urgente deberá llevarse a cabo escalonadamente, en etapas sucesivas, pero de manera continuada. Conducción principal: A efectos de definición se ha subdividido en dos tramos consecutivos: t

Tramo I. La longitud es de 16,115 Km., desde el origen, aguas abajo del caseta de toma en Valdejudíos, hasta el río Gigüela. Diámetro 1.700 mm.

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Tramo II. La longitud total es de 105,060 km. (Diámetros 1700 a 1500 mm) Empieza en el final del tramo anterior y finaliza en una caseta de válvulas, situada en las inmediaciones de la carretera CR 202 en su intersección con la nacional N-420, al sur de Puerto Lápice.

1. CONDUCCIÓN PRINCIPAL El esquema inicial del Proyecto estaba basado en la posible construcción previa del embalse de La Garita, sobre el río Gigüela, como elemento regulador, en cabecera, de las aportaciones derivadas del Acueducto Tajo-Segura. Complementariamente, se dispondría una tubería, a modo de by-pass, que enlazaría directamente el ATS con la conducción principal con origen en La Garita. Dado que las obras correspondientes a la primera fase han de llevarse a cabo con carácter urgente, no pueden supeditarse a la puesta en explotación del embalse de La Garita, cuya construcción, por otra parte, está supeditada al cumplimiento de importantes premisas técnicas, económicas y ambientales sobre las que en la actualidad existen razonables dudas para su logro. En consecuencia, esta Fase 1ª exige un depósito regulador de cabecera de mediana capacidad con dos funciones esenciales: por una parte permitir derivar el agua del ATS acomodándose al régimen de explotación de éste y, por otro lado, constituir una reserva mínima que garantice el abastecimiento durante un plazo de 1,5 a 2 meses. Se ha encontrado una cerrada y vaso asociado a ella en el cauce del río Valdejudíos, afluente del Gigüela, en una zona cercana al punto de derivación y toma del acueducto Tajo- Segura. La cuenca propia es de 40 km2. La cota de máximo nivel es la 862,50, suficiente para crear un embalse útil de 5,30 hm3 y suficiente para que con nivel mínimo se pueda pasar un collado de obligado paso en esta zona alta, y también suficiente para llegar por gravedad a todos los centros de consumo. Para fijar el trazado de las conducciones se ha efectuado previamente un estudio geológico general de la zona, y un reconocimiento de campo, con vistas a minimizar las afecciones de todo tipo. De esta manera se ha definido un corredor de una anchura media de 2 Km. sobre el que se ha trabajado en una etapa posterior, una vez efectuado el vuelo y restitución de planos a escala 1:5.000. Se han seguido los siguientes criterios generales: 1. 2. 3. 4.

Desarrollar el trazado sensiblemente paralelo a carreteras y caminos. Separarse de cauces naturales y evitar sus cruces en la medida de lo posible. No afectar a las lagunas, humedales y zonas protegidas y de interés arqueológico Rodear las poblaciones, alejándose del casco urbano y áreas de posible ampliación.

La elección final del trazado, dentro del corredor, se ha efectuado con criterios hidráulicos y económicos, limitando la profundidad de las zanjas y la proliferación de puntos altos. El trazado de la conducción se sitúa sobre terrenos dedicados fundamentalmente a culti-

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vos de olivo, vid y secano. La elección del trazado se ha basado en un estudio de la calidad ecológica y fragilidad del medio, del que se han obtenido las áreas de menor impacto ambiental. Para ello se ha empleado un Sistema de Información Geográfico (GIS), apoyado en la restitución de las fotografías aéreas, lo que ha permitido encajar una solución de mínima afección a los ecosistemas de interés ecológico de la región. La minimización del impacto ambiental ha sido el mayor condicionante en la elección de la traza. La longitud total de la conducción principal es de 121,2 km. El primer tramo se desarrolla por la margen derecha del arroyo Valdejudíos, cercano a la carretera de Carrascosa del Campo a Saelices, alejada del trazado del ATS, en cuyas inmediaciones se encontraron restos arqueológicos durante su construcción. El tramo siguiente tiene un trazado obligado para pasar por un collado existente (cota 854), en la divisoria entre el arroyo Valdejudíos y el río Gigüela. En este punto alto se ha proyectado una chimenea-ventosa, sobre la ladera, enterrada en zanja. Desde este collado, el trazado desciende hasta el río Gigüela (cota 773), pasando a la margen izquierda. En este tramo se ha evitado cualquier interferencia con el área arqueológica de las ruinas romanas de Segóbriga. El siguiente tramo, de unos 15 Km. de longitud, se desarrolla por el valle del río Gigüela pasando alternativamente de una a margen a otra en otras dos ocasiones. No existe otra alternativa para el trazado por razones topográficas. Dentro del valle la conducción se ha dispuesto lo más alejado posible del cauce, en el borde más alejado de la terraza, al pié de las abruptas laderas, ya sea en una u otra margen. Una vez fuera del valle (P.K. 15,900) la conducción se independiza del curso de río Gigüela al cual no vuelve a cruzar hasta el PK 82,21, en las inmediaciones de Herencia. Este gran tramo discurre, en general, paralelo a las carreteras de la zona y caminos ya existentes, y alejado de las lagunas de este sector: los Charcones, en Miguel Esteban, y las existentes en el entorno de Alcázar de San Juan. Esta población se circunda por el norte y el oeste, evitando la zona industrial y las playas de vía del ferrocarril. Existe, no obstante, el cruce obligado de éste, y otro cruce con el oleoducto. También se ha previsto, en este tramo la futura variante de la carretera N-301, en las inmediaciones de Quintanar de la Orden, disponiéndose la conducción por la parte oeste, es decir, exterior a la variante. Una vez cruzado el Gigüela, PK 82,21 existen 2 trazados alternativos: uno siguiendo el cauce hasta Villarrubia de los Ojos, y otro, que consiste en independizarse del río pasando por el collado de Cerro Navajo (cota 710). Se ha elegido este último que ofrece ventajas medioambientales y además la posibilidad de disponer una chimenea -ventosa de fácil construcción, alojada en zanja cubierta, en las laderas de las montañas circundantes. Desde el punto de vista hidráulico resulta muy interesante. La conducción principal acaba después del cruce de la carretera N-420, de Puerto Lápice a Ciudad Real. Aquí se proyecta una caseta para las derivaciones a Puerto Lápice, hacia la zona sur y Puertollano, y hacia el embalse de Gasset.

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Descripción del proyecto constructivo

2. LA CONDUCCIÓN EN MADRIGUERAS II La intervención arqueológica en Madrigueras II se realizó en una zona de la obra localizada junto al depósito de regulación, inmediatamente aguas abajo de la estación de aforos. La obra civil ejecutada consistió en un tramo de tubería de 1.800 mm, que discurre en paralelo a margen derecha del arroyo Valdejudíos. Se trata de un terreno con un nivel freático muy superficial, que ya existía en época romana, lo que obligó a éstos a realizar importantes obras de drenaje que se han localizado en el transcurso de los trabajos arqueológicos. El trazado discurre paralelo al curso del Valdejudíos a unos 20 metros.

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II. EL MEDIO FÍSICO 1. CONTEXTO HIDROGEOGRÁFICO La zona de estudio se encuadra dentro de la llanura aluvial del río Valdejudíos, se trata de un afluente del río Gigüela en su curso alto, cuya subcuenca pertenece a su vez a la parte nororiental de la Cuenca Hidrográfica del río Guadiana, concretamente a la Cuenca Alta del Guadiana. Dicha cuenca alta se sitúa en la Submeseta Sur Peninsular, ocupando parte de las provincias de Toledo, Cuenca, Albacete y Ciudad Real dentro de la zona centro de la Comunidad de Castilla – La Mancha, conocida también como la comarca interprovincial de La Mancha Alta. Esta altiplanicie comprende en su mayor extensión los territorios que se encuentran entre las cabeceras de los principales afluentes del Guadiana en su vertiente norte, como son los ríos Záncara, Gigüela, Valdejudíos y Riánsares, además del río Algodor afluente del Tajo (ver figura 1). Pese a ser el cuarto río más largo de la Península Ibérica el Guadiana presenta un escaso caudal (caudal medio 26 m³/s), siendo el décimo en esta valoración, caracterizándose además por una gran irregularidad interanual y una estacionalidad muy acusada. El régimen de los ríos que constituyen la Cuenca Alta del Guadiana es netamente pluvial ya que sus caudales máximos están condicionados por los periodos de mayor pluviosidad que en su caso son los meses de diciembre, enero y febrero, siendo su periodo de estiaje muy acusado y largo. Este fuerte contraste se debe también a la escasa pluviosidad de su cuenca y a las elevadas temperaturas estivales que originan una fuerte evaporación. Otra razón de su régimen es la poca altitud a la que se producen sus nacimientos ya que las montañas de donde manan son relativamente bajas y al discurrir por la planicie manchega los perfiles longitudinales de dichos ríos van a tener una pendiente muy baja. Los sistemas montañosos de donde surgen los afluentes principales conforman el límite de la divisoria de la cuenca hidrográfica del Alto Guadiana, así los Montes de Toledo constituyen el límite septentrional con alturas que rondan los 1.400 m, mientras Sierra Morena hace límite al sur con altitudes en torno a los 1.000 m y las estribaciones de algunas sierras del Sistema Ibérico como la Serranía de Cuenca hacen de límite al este con alturas que apenas superan los 1.000 m.

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Se trata de una red bien desarrollada en los bordes del territorio pero que se difumina paulatinamente cuando estos ríos atraviesan la Llanura Manchega coincidiendo con una de las zonas de mayor concentración de aguas subterráneas. En esta comarca las escasas pendientes favorecen la existencia de numerosas zonas húmedas como las Tablas de Daimiel o la Laguna del Hito situada a unos 5 km al sur de la desembocadura del río Valdejudíos en el Gigüela. Según se indica en el “Estudio general de la Demarcación Hidrográfica del Guadiana”, dicha cuenca presenta un clima mediterráneo continentalizado, con una estación seca muy definida y marcadas oscilaciones térmicas. Las precipitaciones registran un valor medio anual de 550 mm que se distribuyen de forma heterogénea en función de cada zona, siendo de unos 350 mm en la Llanura Manchega. Desde el punto de vista geológico, la zona donde se enclava el presente estudio se sitúa en el extremo oriental de la Depresión o Cuenca Meso-terciaria del Tajo, la cual representa una cuenca continental cerrada intraplaca generada por deformación alpina, rodeada por el Macizo o Zócalo hercínico (Sistema Central y Montes de Toledo) desde el norte hasta el suroeste, y por los macizos mesozoicos (Cordillera Ibérica y Sierra de

Figura 1. Situación general de la zona de estudio dentro de la Cuenca Hidrográfica del Guadiana (CHG) y su localización más exacta en el extremo septentrional de la Cuenca Alta del Guadiana.

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Altomira) desde el noreste hasta el sureste (ver figura 2). Dicha cuenca está conformada en gran parte por la Cuenca de Madrid y la Depresión Intermedia o Cuenca de Loranca, en concreto la zona de estudio se localiza en el extremo occidental de la Depresión Intermedia. La individualización de las dos cuencas se produjo por el levantamiento de la Sierra de Altomira, que es un cinturón estrecho de pliegues y cabalgamientos que verge hacia el Oeste con una dirección general N-S, y que comenzó a emplazarse al final del Paleógeno. La Depresión Intermedia es, al menos para las unidades inferiores, una cuenca piggy back, generada durante la Orogenia Alpina según una tectónica que se nuclea a favor de una falla en el basamento por una accidente central, que es el Anticlinal de Trillo-Pareja-Huete-Carrascosa (Alonso-Zarza et alii., 2004). Otra característica que condiciona la composición de los depósitos que rellenan la Cuenca de Loranca y la distinguen de la de Madrid, es que proceden de la erosión y transporte de las rocas sedimentarias mesozoicas mayoritariamente carbonáticas y algunas arenosas (como las de utrillas), además de los propios depósitos paleógenos. Otros depósitos mesozoicos como los yesos del Lías inferior y en menor proporción los del Keuper, serán disueltos y resedimentados en áreas palustres y lacustres de la Depresión, dando lugar a los yesos bioturbados (Elizaga et alii., 1998). Los materiales geológicos que componen la Sierra de Altomira poseen además unas propiedades hidrogeológicas importantes debido a su naturaleza carbonatada y disposición estructural, constituyendo buenas formaciones acuíferas por fracturación y karstificación. Esto hace considerarlos como uno de los grandes sistemas acuíferos que pertenecen, aunque parcialmente, a la Cuenca Hidrográfica del Guadiana. Así, la zona de estudio queda enmarcada dentro del Sistema Acuífero nº 19 o “Unidad Caliza de Altomira” según el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), también se le da el código 041.001 y se denomina Sierra de Altomira dentro de la división de Masas de Agua Subterránea que hace la Confederación Hidrográfica del Guadiana(CHG). La superficie que ocupa dicha masa de agua es de 257.520,7 hectáreas dentro de dicha cuenca hidrográfica. Morfológicamente el área constituye un extenso relieve, suave y relativamente plano que destaca sobre el resto de la zona, formado por un conjunto de alineaciones estructurales mesozoicas de dirección norte-sur ensanchadas progresivamente hacia la parte meridional y vergentes hacia el oeste. Los relieves más altos están configurados por núcleos de anticlinales y los valles por sinclinales rellenos de sedimentos terciarios continentales de baja permeabilidad. En conjunto se considera como un gran anticlinorio de dirección norte-sur, afectado por fallas y cabalgamientos que complican su estructura y permiten la conexión de los niveles más permeables. Se trata de un sistema acuífero complejo cuyos componentes funcionan en régimen libre o de semiconfinamiento en profundidad. Su aporte anual a la cuenca del Guadiana es de 126 hm³ al año, teniendo en cuenta que precipitación media anual sobre el conjunto del sistema se sitúa en torno a los 500 mm. El principal material con características de acuífero está formado por sedimentos jurásicos y cretácicos constituidos por carniolas, calizas, dolomías, brechas, arenas y arcillas, con espesores medios de 1100 m. dicho acuífero se apoya sobre una base impermeable compuesta por arcillas, margas y yesos de la facies Keuper del Triásico. La recarga del sistema se produce fundamentalmente por infiltración de agua de lluvia, tanto directamente como la escorrentía superficial, aunque más escasas también recibe aportaciones de los retornos

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Figura 2: Marco geológico y geomorfológico general para la zona de estudio. - A: Fosa o Cuenca del Tajo dentro de la Península Ibérica. - B: Depresión Intermedia dentro de la Cuenca del Tajo. Modificado de Pérez-González (1994). - C: Mapa geológico general de la Cuenca de Madrid y Depresión Intermedia, localizando la zona de estudio

de riego y de las aguas subterráneas procedentes de la Cuenca hidrográfica del Tajo. La Depresión Intermedia o Cuenca de Loranca, se sitúa entre los sistemas montañosos de la Sierra de Altomira y la Serranía de Cuenca (Cordillera Ibérica). Estratigráficamente el relleno de dicha cuenca, incluye dos series sedimentarias distintas: Serie Inferior, con unidades plegadas y atribuidas comúnmente al Paleógeno (Eoceno y Oligoceno), y Serie Superior Tabular (o plegada localmente en los bordes) atribuida al Neógeno (Mioceno y Plioceno). La zona de estudio se encuentra en el margen occidental de la

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El medio físico

Depresión Intermedia cerca de las estribaciones centrales de la Sierra de Altomira. Según indican Alonso-Zarza et alii. (2004), el registro estratigráfico de la cuenca ha permitido distinguir tres unidades paleógenas y una unidad neógena compleja dividida en cuatro ciclos.

Figura 3: Situación general de la zona de estudio dentro de la Masa de Aguas Subterráneas de la Sierra de Altomira (código 041.001 según la Confederación Hidrográfica del Guadiana). Y su localización específica en el Sistema Acuífero nº 19 de la Unidad Caliza de Altomira (según el IGME).

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Los depósitos originados durante el Paleógeno se dividen en tres grandes unidades tectosedimentarias, cuyos estratos posteriormente son plegados y suelen aparecer a techo de los materiales mesozoicos, asociados a los últimos episodios de deformación relacionados con la orogenia alpina que origina las elevaciones del Sistema Ibérico: t

t

t

Unidad Basal (Díaz Molina, 1978) compuesta básicamente por lutitas yesíferas verde-gris y yeso nodular sacaroidéo. Se emplaza concordante sobre la formación Brechas de Cuenca de edad cretácica. Su potencia supera los 300 m y su edad es Maastrichtiense (Senoniense) - Eoceno medio. Unidad Detrítica Inferior (Díaz Molina, 1974) está compuesta por conglomerados y areniscas, lutitas y calizas lacustres. Su potencia oscila entre 150 y 300 m y su edad es Rhenaniense-Arverniense inferior (Torres y Zapata, 1986). Unidad Detrítica Superior (Díaz Molina, 1974) se depositó sobre una discordancia con paleorrelieve sobre los materiales de unidades más antiguas. En su parte inferior está formada por conglomerados polimícticos y poligénicos, además de areniscas grises, lutitas marrones, calizas y yesos (palustres-lacustres) con abundante materia orgánica. La potencia es variable, superando los 500 m en la parte central de la cuenca. Su edad es Arverniense inferior-Ageniense.

En el entorno de la zona de estudio estos materiales aparecen asociados a las zonas externas de los anticlinorios que constituyen los distintos afloramientos alineados de la Sierra de Altomira. Todo el Neógeno de la Depresión Intermedia se incluye en la Unidad Terminal (García Abad, 1977), que abarca cuatro ciclos (Torres y Zapata, 1986). t

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t

El Primer Ciclo Neógeno se deposita según una discordancia con paleorrelieve sobre materiales más antiguos en zonas plegadas y definiendo una ruptura sedimentaria con la Unidad Detrítica superior en zonas centrales de la cuenca. Está compuesta por conglomerados, areniscas grises y negras en sondeo, lutitas, yesos bioturbados y detríticos como los que aparecen en los alrededores del anticlinal de Carrascosa, otros materiales que caracterizan este ciclo son las calizas y arcillas de neoformación (sepiolitas de Pareja). Se interpretan, en su conjunto, como depósitos de abanico aluvial agradando a una zona central lacustre con su depocentro entre Huete y Pareja. De acuerdo con datos de sondeo, su potencia máxima es de 350 m. Su edad es Ageniense superior – Aragoniense medio. El Segundo Ciclo Neógeno se deposita según una discordancia con paleorrelieve sobre materiales más antiguos en zonas plegadas o definiendo una ruptura sedimentaria con el ciclo anterior en zonas centrales de la cuenca. Sus caracteres litológicos son similares a los del primer Ciclo Neógeno pero predominan los carbonatos sobre los sulfatos. En Córcoles se desarrolla una zona palustre carbonatada con importantes anomalías geoquímicas ligadas a aguas epitermales. La edad de la unidad es Aragoniense medio - Vallesiense. La potencia máxima es de unos 200 m. Estos materiales aparecen a unos 4 km al SO de la zona de estudio a ambos lados de las alineaciones estructurales mesozoicas de la Sierra de Altomira. El Tercer Ciclo Neógeno se corresponde con la “Calizas del Páramo”.Hacia la base de

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estas calizas se observan las arenas de la “red fluvial intramiocena”, constituida por conglomerados y arenas con paleocorrientes de dirección E-O. Por criterios regionales, Torres et al. (1984) le atribuyen una edad Vallesiense – Turoliense. Su potencia se estima en unos 50 m. Estas calizas aparecen en pequeños retazos que sirven de plataformas o mesas a unos 8 km al SO y SE de la zona de estudio. Varios de estos materiales geológicos contienen la denominada Masa de Aguas Subterráneas de La Obispalía (código 041.002 según la CHG), ya que presentan cierto grado de permeabilidad. El sistema puede considerarse compuesto por dos tramos, por un lado el acuífero superior instalado en las Calizas del Páramo que es libre y muy heterogéneo, y por otro el acuífero inferior complejo y heterogéneo, formado por múltiples acuíferos menores asociados a los niveles lenticulares detríticos de poca continuidad lateral. Este acuífero de La Obispalía presenta una extensión de unos 48.972,95 ha y hasta hace poco tiempo se considerado como un subsistema dentro del Sistema Acuífero de Altomira. La zona de estudio se encuadra en torno al límite de estos dos sistemas quedando incluido por su influencia estructural dentro del acuífero de Altomira. Seguidamente en el Plioceno comienza un aumento de las condiciones de aridez que junto con sucesivos impulsos tectónicos provocó el arrasamiento erosivo de las superficies que caracterizan al Páramo y más tarde el establecimiento de los niveles de Rañas en el norte de la cuenca y de otras superficies erosivas desarrolladas sobre los depósitos detríticos mioceno, iniciándose el periodo erosivo y la desmantelación de estas superficies por la continua incisión de los principales cauces fluviales a favor de zonas de debilidad, de los contactos entre materiales de distinta resistencia y de las alineaciones de fallas reflejadas en superficie pero frecuentemente producidas en el basamento de la cuenca. Posteriormente en el Cuaternario el clima se enfrió, produciéndose una incisión de la red de drenaje (valles) y adquiriendo la morfología del paisaje un aspecto muy parecido al actual, quedando los depósitos y formas originados en esta época en zonas muy localizadas, a favor de las áreas de influencia de los ríos y arroyos, como es el caso en la zona de estudio del río Valdejudíos y de sus tributarios. Asociados a las vertientes de los valles se generan depósitos de derrame o glacis, coluviones, o los materiales más importantes asociados a los antiguos cursos de los ríos como son las terrazas fluviales, que pueden datarse desde el Pleistoceno inferior hasta el Pleistoceno superior y Holoceno, documentándose históricamente frecuentes hallazgos arqueopaleontológicos con industria lítica y restos óseos.

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2. GEOMORFOLOGÍA E HIDROGEOLOGÍA DEL RÍO VALDEJUDÍOS El yacimiento arqueológico de Las Madrigueras II se encuentra en el margen derecho de la llanura aluvial del río de Valdejudíos, al comienzo de su curso medio. Se localiza a unos 400m aguas abajo del embalse o vaso regulador construido para el abastecimiento temporal de la Conducción Manchega. El río en esta zona tiene una dirección NE-SO, hasta que a 0,5 Km aguas abajo varía su curso hacia el NO-SE, alineándose con elementos estructurales como pueden ser fracturas, fallas y pliegues sinclinales. Esta dirección la continúa el Valdejudíos hasta llegar a la confluencia con el Gigüela, río de una longitud de 225 km que nace uno 26 km aguas arriba de dicha confluencia cerca del puerto de Cabrejas a 1.080 m de altitud (ver figura 4). El río de Valdejudíos nace a unos 2 km al norte de la población de Carrascosa del Campo, a unos 920 m de altitud, tiene unos 20 km de longitud y presenta un perfil longitudinal con una pendiente baja. Se trata de un río corto de tercer orden y afluente del curso alto del Gigüela y por tanto se encuentra en la Cuenca Hidrográfica del Guadiana. El río de Valdejudíos y el propio yacimiento arqueológico se enmarcan dentro de la comarca de La Mancha Alta de Cuenca, aunque dada la proximidad de otras regiones naturales se puede considerar como una comarca de transición, ya que queda situada entre La Alcarria al norte, la Serranía de Cuenca al este y la Mancha al sur y oeste. Aunque la zona de estudio se localiza dentro de La Mancha, presenta ciertas peculiaridades ya que es una zona de orografía ligeramente ondulada debido a las numerosas lomas que aparecen alineadas y que pertenecen a la Sierra de Altomira dentro de las estribaciones más occidentales del Sistema Ibérico y que han sido acentuadas por la erosión.

Figura 4. Bloque diagrama con la orografía de la hoja 633 (escala 1:50.000) de Palomares del Campo. Se indica la localización del yacimiento de Las Madrigueras II, así como de otros lugares de interés como Segóbriga, Saelices, etc. Tomado y modificado de la memoria geológica de la hoja 633 de Palomares del campo (IGME, 1998)).

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El medio físico

Pese a su corta longitud, parece presentar un caudal medio anual parecido al del propio río Gigüela con 1,5 m³/s, cuyo régimen netamente pluvial depende de la fuerte estacionalidad de las precipitaciones llegando a quedar seco en algún mínimo mensual. Dentro de los datos disponibles de régimen de caudales superficiales circulantes se pueden citar los registrados en la estación de aforos nº 201 situada en el Gigüela dentro del municipio de Quintanar de la Orden (nº 201) que se encuentra unos 54 km aguas debajo de la desembocadura del Valdejudíos en el Gigüela. Estos datos anuales corresponden a las medias recopilados entre los años 1921/22 y 1981/82, en donde la aportación media es de 50,78 hm³/año, el coeficiente de escorrentía es 0,07 y los caudales medios de la serie son: el máximo 8,56 m³/s; el medio 1,64 m³/s y el mínimo es 0,00 m³/s, lo que hace pensar en el régimen extremo de estacionalidad de los caudales del río Gigüela y también de sus afluentes como puede ser el caso del Valdejudíos. Esta comarca tiene un clima mediterráneo continental, con 12ºC de temperatura media anual, con mínimos que pueden llegar a los -15ºC y a máximos de 20ºC en invierno y 43 ºC en verano. La precipitación media anual se encuentra en torno a los 500 mm y la evapotranspiración potencial media anual es de orden de los 725 mm.

GEOMORFOLOGÍA DEL RÍO VALDEJUDÍOS La cabecera del Valdejudíos se encuentra al norte de Carrascosa del Campo en una zona donde existen varios manantiales y fuentes como las Fuentes del Salobral o del Espartero (900 y 898 m) y la del Pilar (908m) que surgen de acuíferos colgados asociados a niveles de arenas y calizas dentro de limos arcillosos oligocenos. Pasado 1,5 km de Carrascosa tras cruzar el Trasvase Tajo-Segura, el río recibe por su margen derecho al arroyo de la Lobera que surge de la fuente de mismo nombre a 933 m y es alimentado aguas abajo por la Fuente del Pocillo (901 m) y por el arroyo del Cañuelo que nace detrás del relieve estructural conforme de Carrascosa donde se encuentra la Fuente del Cañuelo (914m). Poco antes de llegar a la confluencia con el Valdejudíos el arroyo de la Lobera recibe aguas de las Fuentes del Cojo (889 y 881 m). En este curso alto el río viaja ligeramente encajado entre el citado relieve estructural cretácico y otro paleógeno, aunque su cauce siempre discurre por terrenos compuestos por materiales paleógenos (ver figura 5 y mapa geológico general del anexo). Por un lado en su vertiente oeste se encuentra el Anticlinal de Carrascosa de 6 km de longitud en dirección NNO-SSE, con 1 km de ancho y unos 140 m de desnivel desde la llanura aluvial con una altura máxima que marca el vértice geodésico de Carrascosa (1023 m). Los materiales que componen este núcleo anticlinal son carbonatos y margas del Cretácico, a lo largo de la ladera oriental de dicho relieve se forman a su pie un continuo sistema de coluviones. En general el curso alto se caracteriza por vertientes con cierta pendiente en comparación con los cursos medio y bajo. Hacia la vertiente este del río se encuentra una larga loma de hasta 8 km que comienza desde Carrascosa y llega hasta el vértice geodésico de Matalacorza (918 m) en el en-

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torno del Manantial de la Quebrada, su anchura no llega al 0,5 km y su altura relativa respecto a la llanura aluvial es de unos 60 m. Esta loma constituye un relieve estructural formado por el afloramiento de finas capas con cierta longitud e inclinación compuestas por materiales carbonáticos o arenosos más resistentes a la erosión que las unidades de limos o arcillas del Oligoceno y Mioceno inferior en las que se encuentran incluidas. Este relieve funciona como divisoria de las subcuencas entre el Valdejudíos y unos de sus afluentes aguas abajo el río de Las Lagunas. En esta vertiente surgen dos puntos de agua, el Pozo de Cifuentes (900m) a unos 3 km al sureste de Carrascosa y la Fuente de la Peña (901 m) a 1,5 km al noreste de la Casa de las Madrigueras.

Figura 4. Bloque diagrama con la orografía de la hoja 633 (escala 1:50.000) de Palomares del Campo. Se indica la localización del yacimiento de Las Madrigueras II, así como de otros lugares de interés como Segóbriga, Saelices, etc. Tomado y modificado de la memoria geológica de la hoja 633 de Palomares del campo (IGME, 1998)).

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Entre los dos relieves estructurales de este tramo existen algunos puntos de agua, como el Pozo del Monte (889 m) al pie de los depósitos coluvionares y la Fuente del Juncar (860 m) próxima a la llanura aluvial del río, ambos en el margen derecho. Se ha estimado como último tramo del curso alto del Valdejudíos, la zona en la que cruza la estribación meridional del anticlinal de Carrascosa próxima a las Casas de las Madrigueras y al propio yacimiento arqueológico de Las Madrigueras II, donde el río discurre por la unidad 16 del MAGNA 633 compuesta por arcillas, margas y yesos. Esta unidad constituye el último material cretácico asociado a la estructura del anticlinal y dada su fácil erosividad el río aprovecha esta litología para salir de su confinado valle. En este tramo del curso alto y a menos de 0,5 km del yacimiento de Las Madrigueras II se ha construido en la actualidad un embalse o vaso regulador provisional dentro de las actuaciones de la presente obra de conducción de agua a la Llanura Manchega. Este embalse tiene una capacidad máxima de 5,30 hm³, una altura máxima de 14 m con cota de 862,50 m y una longitud de 2,5 km cuyo aporte principal viene desde la confluencia del Trasvase de Tajo-Segura con la cabecera del río. Tras rebasar el relieve que conforma el anticlinal de Carrascosa y la propia presa, se inicia el curso medio del río, caracterizado por la expansión del valle sobre todo de su vertiente oeste cuya pendiente es mucho menor, con lo cual su cauce tiende inicialmente a migrar hacia el oeste, pero a la altura de Las Madrigueras el río retoma su dirección norte-sur hasta llegar a la zona de las Quebradas donde el río toma una nueva dirección noroeste-sureste tras incorporar el curso de otro afluente (arroyo Borbotón) por su margen derecho y con la misma dirección NO-SE. La nueva orientación de su curso está posiblemente condicionada por la existencia de alguna lineación estructural de falla o estructural dentro de los materiales yesíferos neógenos que componen el sustrato geológico a partir del curso medio. En la margen izquierda aparece el Manantial de la Quebrada (844 m), cuyo topónimo da nombre a algunos yacimientos arqueológicos cercanos, que se sitúa en la margen derecha del río coincidiendo con áreas de confluencia de arroyos estacionales que constituyen plataformas aluviales de cierta extensión como la zona de El Llano. En la vertiente occidental se encuentra la Fuente de Gago a cerca de 3 km de la confluencia del arroyo Borbotón con el Valdejudíos, cuyo caudal estacional es tributario del primero. Siguiendo el curso aguas abajo existe en la vertiente izquierda (NE) otro punto de agua conocido como Manantial de La Juanseca (a unos 848 m de altitud) cuyo arroyo llega hasta las Casas de Valdejudíos. Por encima de este manantial existe una compuerta del Trasvase Tajo-Segura que se abre ocasionalmente para llevar agua a través del Caz del Molino de Torres hasta el Valdejudíos y después al Gigüela, realizando así aportes de agua a las Tablas de Daimiel. En la margen derecha del río existen dos manantiales en el entorno de Las Esteruelas (a 830 m) localizados en la llanura aluvial, más abajo aparecen otros dos manantiales (a 828 m) en la confluencia de la Acequia de Cañada Juncosa con el río. Un kilómetro antes de desembocar en el Gigüela, el Valdejudíos recibe el aporte del río de Las Lagunas-Valparaiso cuya cuenca hidrográfica supone más del doble que la del anterior, con arroyos como los de la Vega y la Vega Seca además del río Centeneya, componen un sistema fluvial más complejo con una morfología dendrítica y pese a ello su caudal medio y aportación anual no parecen muy superiores a los del Valdeju-

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díos. A partir de la unión de estos dos ríos de tercer orden y cierta estacionalidad, se produce una variación de las características del sistema fluvial considerándose el inicio del curso bajo del Valdejudíos con solo 1 km de recorrido.

HIDROGEOLOGÍA DEL VALLE DEL VALDEJUDÍOS La zona de estudio se encuadra en torno al límite de los acuíferos asociados, por un lado, a los materiales carbonáticos de la Sierra de Altomira (código 041.001 de la CHG o Sistema acuífero nº 19 de la Unidad Caliza de Altomira) y por otro a los mayoritariamente detríticos de la Depresión Intermedia que componen la masa de aguas subterráneas de La Obispalía (código 041.002 de la CHG). En del presente estudio se ha considerado incluir la Cuenca Hidrográfica del Valdejudíos dentro del Sistema acuífero de la Sierra de Altomira, dada la gran influencia estructural de este sistema sobre los materiales terciarios que afloran en el valle. Los manantiales y fuentes que surgen en ambas vertientes del valle del Valdejudíos pueden dividirse, desde el punto de vista hidrogeológico, en cuatro grupos dependiendo de la litología a la que estén asociados: t

En la ladera oriental del relieve estructural del Anticlinal de Carrascosa aparecen varias fuentes y pozos asociados al contacto entre los materiales carbonáticos mesozoicos del núcleo del anticlinal y los limos paleógenos, surgiendo en la cabecera de pequeños arroyos incluso dentro de sus propios depósitos de fondo de valle antes de llegar al río. El agua debe proceder en estos casos de acuíferos colgados tanto libres como semiconfinados relacionados con fenómenos de fracturación y karstificación dentro de los materiales carbonáticos y cuya recarga se produce fundamentalmente por infiltración de agua de lluvia. El agua surge en superficie cuando existe un material impermeable por debajo del acuífero como los limos paleógenos que impide su infiltración hacia cotas más profundas (Fuente del Cañuelo), manando en superficie de forma difuminada hasta encontrar algún reguero que va concentrando su curso, o depósitos cuaternarios pertenecientes a las cabeceras de pequeños arroyos o incluso coluviones que captan esta escorrentía hasta concentrarla en zonas superficiales que originan fuentes naturales como las Fuentes del Cojo. En general son aguas cálcicas y carbonatadas con un pequeño contenido en cloruros y sulfatos. En general son aptas para cualquier uso, empeorándose las mismas en las zonas cercanas al contacto con las formaciones terciarias.

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Existen otras fuentes que se encuentran dentro de materiales paleógenos de la unidad 17 del MAGNA de la hoja 633 (conocida también como Unidad Detrítica Inferior de Díaz Molina, 1974, formada entre el Eoceno y el Oligoceno medio) pero a pocos metros en la ladera por debajo del contacto con los materiales mesozoicos. Estos materiales de la unidad 17 se caracterizan por la presencia masiva de limos y limos arenosos de cierta impermeabilidad que incluyen capas lentejonares de arenas y gravas (unidad 17a) interpretados como antiguos canales alargados, que en esta zona aparecen como el resto de materiales con buzamientos de unos 30º

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hacia el oeste. La permeabilidad de estos niveles arenosos y su disposición espacial entre materiales impermeables les confiere la entidad de acuífero, y la recarga de agua la reciben del agua de lluvia tanto directamente como del agua de escorrentía superficial que pudiera circular a lo largo de la ladera oeste del relieve asociado al Anticlinal de Carrascosa, pudiendo llegarle también agua superficial de las surgencias asociadas al acuífero situado en cotas superiores. Al aparecer en múltiples capas pero de escasa potencia y continuidad se convierten en depósitos de agua naturales en los que el agua mana en función de lo llenos que estén, si bien la cantidad de agua que pueden almacenar por separado no es muy importante si se convierten en pequeños manantiales para uso local. Los puntos de agua localizados que se identifican con estos acuíferos son: la Fuente del Pocillo, Pozo Nuevo, Pozo del Monte y Fuente del Juncar. Se trata de aguas cálcicas y carbonatadas algo sulfatadas, pese a su porcentaje en sulfatos son aptas para cualquier uso. t

En la vertiente oriental del valle del río Valdejudíos se encuentran otros materiales geológicos (unidad 18 MAGNA hoja 633, conocida también como Unidad Detrítica Superior de Díaz Molina, 1974, formada desde el Oligoceno pleno hasta el Mioceno inferior basal) y que tienen características muy similares a los de la unidad 17 descrita anteriormente. En esta ocasión se trata de limos arcillosos y limos con yesos entre los que existen distintos niveles de cuerpos canalizados compuestos por arenas y gravas (unidad 18a) que predominan hacia la base de la unidad 18. Hacia techo existen otros niveles de calizas con margas más competentes y son responsables del ligero resalte de la loma situada en la vertiente oriental del Valdejudíos. Las capas de arenas y gravas funcionan como acuíferos libres al igual que lo hacían los niveles arenosos de la unidad 17a, pero recargados principalmente por el agua de lluvia. Los puntos de agua que se identifican con este tipo de acuíferos son: Fuente de la Lobera, Fuente del Salobral o del Espartero, Fuente del Pilar, Pozo de Cifuentes y Fuente de la Peña. Composicionalmente son aguas menos cálcicas y carbonatadas pero algo más sulfatadas, que pueden ser utilizadas para cualquier uso.

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El inicio del curso medio del Valdejudíos se caracteriza por un cambio en los materiales geológicos del sustrato por donde discurre, además de un cambio en su dirección. Estos nuevos materiales son yesos macro y microcristalinos del Mioceno inferior (unidad 19c MAGNA de la hoja 633). Estos yesos están influenciados estructuralmente por el anticlinal cabalgante de Carrascosa, apareciendo plegados en forma sinclinal hacia suroeste del núcleo de anticlinal. Si este eje sinclinal se prolongase hacia el sureste coincidiría con la nueva dirección que toma el río Valdejudíos en su tramo medio y bajo, esta puede ser la explicación para su cambio de rumbo. El valle en este tramo es más asimétrico con una vertiente derecha (SO) más suave que la izquierda (NE) donde los yesos se pliegan todavía ligeramente en el extremo SE del eje anticlinal de Carrascosa. Las surgencias de agua parecen asociadas a acuíferos colgados tanto libres como semiconfinados relacionados con fenómenos de fracturación y karstificación dentro de los materiales yesíferos y cuya recarga se produce fundamentalmente por infiltración directa del agua de lluvia y de escorrentía superficial. La composición de estas aguas va a ser netamente sulfatadas.

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Los puntos de agua localizados que se identifican con estos acuíferos son: el Manantial de la Quebrada y la Fuente de la Juanseca en la vertiente noreste. La Fuente de Gago en la vertiente oeste y surgida desde las arcillas yesíferas. Las dos Fuentes de Esteruelas y otras dos Fuentes de la Cañada Juncosa se localizan en la margen derecha del río manando de los depósitos cuaternarios de fondo de valle de sendos arroyos. Pese a localizarse en materiales detríticos cuaternarios estos puntos de agua se consideran de influencia yesífera, dada la poca extensión de los depósitos holocenos, los cuales funcionan como canales receptores de las dispersas surgencias que puede haber en los yesos de esta vertiente del río. Composicionalmente estas aguas suelen ser sulfatadas y cálcico-magnésicas, siendo en algunos casos inaceptable su uso.

3. DESCRIPCIÓN DE LOS MATERIALES GEOLÓGICOS DEL ENTORNO DEL YACIMIENTO DE LAS MADRIGUERAS II

El yacimiento arqueológico de las Madrigueras II se localiza al comienzo del curso medio del Valdejudíos, a unos 400m aguas abajo del dique del embalse o vaso regulador, antes de tomar el río su nueva dirección noroeste-sureste, condicionada posiblemente por la ubicación en este tramo de un eje sinclinal que viene desde el noroeste. Dicho yacimiento se sitúa sobre la llanura aluvial del Valdejudíos en su margen derecha, en una zona denominada Las Madrigueras cuyo topónimo da nombre al yacimiento y que localmente se le ha designado ese término debido al gran numero de agujeros de distinto tamaño y morfología que existen en este entorno. Parece que el origen de estas oquedades no está directamente relacionado con actividad animal sino con procesos de fracturación y disolución que sufre el sustrato geológico en función de la disposición espacial y composición de las capas que constituyen dicho sustrato. Para la descripción y numeración de los distintos materiales geológicos que conforman el entorno inmediato del yacimiento, se ha tomado como referencia la memoria y la cartografía geológica de la hoja 633 (Palomares del Campo) de la serie MAGNA del IGME (1999), ver mapa geológico general y de detalle en el anexo geológico. El extremo nororiental del yacimiento se encuentra a unos 30 m del cauce del Valdejudíos y coincide con la desembocadura de un arroyo de régimen estacional cuya cabecera se encuentra a unos 3 km hacia el NO, al pie del alto de Carrascosa en su ladera suroccidental, en torno a los 960 m de altitud coincidiendo durante 1 km con el Camino de la Choza del Burdo. Aguas abajo del extremo suroccidental del yacimiento, a unos 180 m, confluye otro arroyo de régimen muy estacional, cuyo fondo de valle tiene unos 1,5 km de longitud y coincide en su trayecto con el Camino de la Cañada de Juan Sanz. Estos arroyos de la vertiente occidental del Valdejudíos tienen cierta pendiente y proceden de las aguas subterráneas que surgen del acuífero asociado a las calizas y arenas mesozoicas que afloran en el relieve Anticlinal de Carrascosa, formando parte del Sistema Acuífero de Altomira. En la vertiente oriental existen otros arroyos de escasa pendiente y de menos de 1 km de longitud cuyas cabeceras se sitúan por encima de la Casa de las Madrigueras en torno a los 880 m de altitud, coincidiendo con

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el contacto entre la unidad 16 de margas y yesos cretácicos y la unidad 17 de limos paleógenos en forma de cierre periclinal. Este tipo de contacto se da en el extremo SE del eje anticlinal que afecta entre otras unidades a la unidad 16 donde el buzamiento de sus estratos se dispone en forma de semicírculo. Esto pone de manifiesto el control litológico y estructural del sustrato geológico sobre la red de drenaje cuaternaria y sus depósitos. El yacimiento arqueológico de Las Madrigueras II se localiza sobre la llanura de inundación del Valdejudíos, pero a su vez se encuadra entre varias estructuras tectónicas que afectan al sustrato geológico y dada la disposición espacial y composición de éste, las alteraciones que pueda sufrir se verán reflejadas en el depósito cuaternario de la llanura aluvial. Estas estructuras tectónicas se originaron durante la Orogenia Alpina afectando directamente a niveles de calizas, dolomitas, margas, arenas y arcillas que se formaron durante el Jurásico, Cretácico y comienzo del Paleógeno, y que tras varios episodios tectónicos compresivos forman un cinturón estrecho de pliegues y cabalgamientos que vergen hacia el oeste con una dirección general N-S y donde las arcillas y yesos del Keuper funcionan como nivel de despegue de las escamas cabalgantes. Esta fase tectónica originará el levantamiento de la Sierra de Altomira que separará la Cuenca de Madrid de la de Loranca o Depresión Intermedia. Dentro de ésta última se individualizan estructuras anticlinales de núcleo Mesozoico que presentan orientaciones intermedias (NNO-SSE) entre las de Altomira y la Serranía de Cuenca, reflejando la continuidad estructural existente entre ambos dominios (Gíl Peña, 1992). Este es el caso del anticlinal de Carrascosa del Campo y el de Zafra de Záncara. En el caso del de Carrascosa, se trata de un anticlinal inclinado hacia el O en su tramo septentrional y hacia el SO en su lado meridional. Su flanco oriental presenta buzamientos suaves y en él aflora en continuidad estructural los materiales mesozoicos y la unidad paleógena (17) mientras que la unidad paleógena-neógena (19) presenta una discordancia progresiva (Díaz Molina, 1974) que marca la simultaneidad de su depósito con el levantamiento de la estructura. El flanco occidental está roto y cabalga sobre el sinclinal adyacente, apareciendo las unidades paleógena (17) y paleógena-neógena (18) verticalizadas en el contacto y cabalgadas. La unidad 19 también se encuentra afectada por una reactivación tardía de esta estructura (Gíl Peña, 1992). Una vez conocido el contexto tectónico de estos núcleos anticlinorios como el de Carrascosa, se describen a continuación las distintas estructuras que lo componen y que aparecen en el entorno del yacimiento arqueológico de Las Madrigueras II, así como los materiales del sustrato afectados por dichas estructuras. La parte sureste del eje del pliegue que conforma el propio anticlinal de Carrascosa se localiza a unos 200 m del extremo nororiental de yacimiento. Los materiales más superficiales del sustrato geológico en los que está representado cartográficamente dicho eje anticlinal, y que ocupan subterráneamente la mayor parte del yacimiento de Las Madrigueras II, se corresponden con varios niveles de margas, arcillas, yesos y ocasionalmente arenas de la formación Villalba de la Sierra (unidad 16). Esta unidad tan heterogénea puede llegar a tener una potencia de cerca de 230 m. En la zona del

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yacimiento estos materiales forman parte del flanco SO del eje anticlinal presentando buzamientos o inclinaciones cada vez más acusadas hacia el SO donde existe un contacto mecánico con los limos arcillosos de la unidad 18 a través de una falla cabalgante con buzamientos superiores a 80º. Los materiales de esta zona del sustrato presentan una serie de características composicionales y estructurales que van a ser responsables en gran parte de los agujeros o “madrigueras” y colapsos que se reflejan en los depósitos y estructuras arqueológicas excavadas en el yacimiento sobre la llanura de inundación. En primer lugar está la composición de los distintos tramos de esta unidad 16 en los que las margas, arcillas, yesos y arenas presentan distintos comportamientos ante posibles procesos de disolución y erosión. En segundo lugar estos materiales van a tener distinto comportamiento mecánico ante los esfuerzos distensivos que sufren los mismos en la zona de charnela del anticlinal como consecuencia de la máxima curvatura del pliegue, tendiendo a fracturarse incluso a abrirse en pequeñas fallas normales, siendo esta zona del pliegue la parte más débil y susceptible ante los fenómenos de meteorización y erosión. Esta zona de alteración asociada a la charnela se localiza hacia el extremo NE del yacimiento. Otro factor a tener en cuenta es la disposición espacial que tienen las capas, pre-

Fig. Plano general del entorno del yacimiento. Foto aérea SigPac

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sentando unas inclinaciones o buzamientos muy elevados entre 50º en la parte NE y cerca de 80º en la zona SO, con lo cual estas capas de arcillas, margas, yesos y arenas de distinta competencia, disponen sus contactos entre capas con tal inclinación que suponen superficies favorables para la infiltración de agua y por tanto para la generación de procesos kársticos y de desmantelamiento de las capas o niveles menos resistentes a la circulación de agua. Estas mismas características estructurales se mantienen en los materiales que componen el sustrato geológico en el extremo SO del yacimiento, a partir de la falla cabalgante pero se trata en este caso de limos arcillosos y limos con yesos de la unidad 18. La suma de estos procesos parece ser la responsable de los colapsos y pequeñas simas o madrigueras que se han documentado en gran parte del yacimiento. Estas oquedades son más frecuentes en la zona central del yacimiento coincidiendo donde afloran los limos arenosos yesíferos y de color blanquecino. Estos limos yesíferos parecen corresponderse con la zona superficial alterada de un nivel de yesos blancos sacaroideos de la unidad 16, de ahí su dureza durante las labores de excavación del yacimiento. El color blanquecino de loas yesos, así como el cierre periclinal del anticlinal en estos materiales se puede observar en fotos o visores de satélite. Estos materiales sufren directamente los procesos antes explicados de distensión, fracturación, infiltración erosión y disolución desarrollándose sobre ellos posiblemente las pequeñas simas o “madrigueras” como son conocidas localmente, y que caracterizan esta zona. Estos mismos procesos también pueden causar en los depósitos superiores de la llanura de inundación, unos efectos similares a los limos yesíferos, ya que son susceptibles de

Fig. Plano general del entorno del yacimiento. Foto aérea Spot

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sufrir colapsos y agujeros como reflejo de las disoluciones y arrastres producidos en el sustrato, aunque en este caso serán de menor entidad. Las zonas NE y SO del yacimiento se localizan en depósitos de la llanura aluvial o de fondo de valle. La zona NE de Madrigueras II se sitúa sobre limos arcillosos de color marrón oscuro con distinta fracción arenosa y que se encuentran en la zona de desembocadura de un arroyo secundario sobre el río Valdejudíos cuyo cauce está a unos 30 m al SE. La cabecera de dicho arroyo se encuentra a unos 3 km hacia el NO, al pie del alto de Carrascosa en su ladera suroccidental, en torno a los 960 m de altitud coincidiendo durante 1 km con el Camino de la Choza del Burdo. Aunque su cauce tenga unos 3 km de longitud, sus depósitos de fondo de valle solo quedan registrados en el último kilómetro de su trayecto donde su pendiente disminuye. El caudal superficial de este arroyo es netamente estacional aunque mantiene un caudal subterráneo que se ha podido comprobar durante las labores de excavación de esta zona del yacimiento. Esta agua procede de las aguas subterráneas que surgen del acuífero asociado a las calizas y arenas mesozoicas que afloran en el relieve conforme del anticlinal de Carrascosa y que forma parte del Sistema Acuífero de Altomira. Suelen ser aguas cálcicas y carbonatadas con un pequeño contenido en cloruros y sulfatos Dada las características composicionales de las aguas de este acuífero, se trata de un agua con buenas condiciones para el consumo humano. Si bien existen varias estructuras en la zona NE del yacimiento que parecen tener una función de desagüe y contención ante posibles avenidas o encharcamientos procedentes de este arroyo, es posible que existiese alguna canalización aguas arriba del arroyo (no a más de 500 m) y que pudiese llevar agua a la zona de represado y canalización de aguas descubierta en la parte centro-suroeste del yacimiento. La zona SO del yacimiento se localiza sobre depósitos que parecen corresponder a la llanura de inundación del río Valdejudíos en su margen derecha. Esta parte coincide con en comienzo del tramo medio del río, en la que el Valdejudíos deja de estar confinado en un estrecho valle tras rebasar el relieve conforme del anticlinal de Carrascosa en su vertiente derecha. Este tramo comienza a unos 200 m del extremo NE del yacimiento pero es en la zona SO del mismo donde, según indica la cartografía topográfica 1:25.000, empieza a observarse cierta migración lateral del cauce del río y seguramente antes de realizarse las obras de encauzamiento del Valdejudíos, éste pudiera tener cierto carácter meandriforme. Los depósitos que aparecen en esta parte del yacimiento de Madrigueras II son limos arcillosos de color marrón oscuro con cierta fracción de arena. t

Por encima de los limos yesíferos centrales y los limos arcillosos marrones de fondo de valle se encuentran las arenas arcillosas de color marrón oscuro con alto porcentaje de materia orgánica y una cierta concentración de materiales arqueológicos. En alguna zona de mayor profundidad de excavación se ha observado, además de los colapsos en las estructuras, algún nivel intermedio de limos arenosos correspondiente a alguna fase de inundación del río (ver fotografía en el anexo).

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Estos materiales aparecen tapados por las arenas arcillosas marrones con alto porcentaje en restos vegetales que componen el suelo vegetal actual. Estos materiales forman parte de la interacción entre los derrames de ladera y los periodos de avenida de los arroyos y el propio Valdejudíos.

4. ANEJO GEOLÓGICO

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Vista aérea del centro-norte del yacimiento con la litología aflorante y la red de drenaje.

Vista aérea del sur del yacimiento con la litología aflorante y la red de drenaje.

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Antecedentes arqueológicos de la zona de estudio

III. ANCEDENTES ARQUEOLÓGICOS EN LA ZONA DE ESTUDIO La dirección de la intervención arqueológica se autorizó a nombre de D. Jorge Morín de Pablos y D. Dionisio Urbina Martínez, arqueólogos de la empresa Auditores de Energía y Medio Ambiente, S.A., con registro de entrada nº 993846, de 29 de abril de 2010. Los trabajos arqueológicos se desarrollaron desde los meses de Mayo a Agosto de 20101. Con anterioridad, a finales de 2006 y comienzos de 2007, se habían realizado otros estudios para la misma obra, cuyos datos han sido publicados recientemente dentro del I Ciclo de Conferencias “Nuestro Patrimonio”, por Óscar López y Victoria Martínez (López y Martínez, 2010). En aquellas actuaciones se intentaba determinar la compatibilidad de las obras civiles de la restitución de la variante de la CM-310 y el trazado de los primeros 800m de la canalización que da salida al agua desde el embalse de Carrascosa. En conjunto la zona afectada ocupaba una superficie de unos 7.000 m2. El primer objetivo fue el de intentar delimitar el yacimiento. Aunque la zona es conocida desde 1964 por las excavaciones que realizara M. Almagro Gorbea sobre una necrópolis de la Edad del Hierro que constituye uno de los clásicos historiográficos de la zona, no había sido posible situar la ubicación del poblado. La existencia de un asentamiento contiguo a la necrópolis ya fue citada por uno de nosotros hace años (Urbina, 1997:104), y la existencia de un poblado romano junto al de la Edad del Hierro se comenta poco después, ya que esas características permiten incluir el enclave dentro de una tipología de asentamientos muy característica de la comarca (Urbina 2000). Además de las cerámicas en superficie, se publica en el mismo año una inscripción romana procedente de los alrededores (Abascal y Cebrián, 2000:206).

1 Esta publicación constituye tan sólo un avance de los resultados obtenidos en dichas actuaciones arqueológicas, ya que buena parte de los materiales hallados se encuentran aún en estudio.

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En la zona objeto de la excavación arqueológica en extensión d elas Madrigueras se realizó el los meses de Enero a Marzo de 2007 una prospección geofísica complementada de una campaña de sondeos dirigida por D. Óscar López Jiménez y D. Rubén Ruiz Bravo. Los resultados de esta intervención han sido publicados en dos comunicaciones recientemente editadas (López y Martínez, 2010; López y Ruiz 2011). Los resultados obtenidos se “correspondían a canalizaciones de drenaje, realizadas en piedra, así como a otras construcciones infrapuestas, asociadas probablemente a la explotación de los depósitos fluviales de arcillas, de gran calidad para uso en la producción cerámica y que mostraban severas trazas de explotación” (López y Ruiz 2011: 11).

Resultados prospección geofísica y sondeo número 3 (fot. GIPSIA).

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Antecedentes arqueológicos de la zona de estudio

La intervención geofísica permitió localizar las estructuras de drenaje - sondeo 3 GIPSA- así como algunos de los “basureros” de época tardoantigua presentes en el yacimiento de las Madrigueras. Sin embargo, algunas de las estructuras de mayor complejidad como la fuente -sondeo 4 GIPSIA- o las viviendas -sondeo 6 GIPSIA- no fueron localizadas en esta prospección.

Fuente junto a sondeo 4 de GIPSIA.

Estancia 1 junto a sondeo 6 de GIPSIA.

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En este sentido, hace ya años que un nutrido grupo de arqueólogos venimos preconizando el empleo del desbroce y limpieza de grandes superficies de terreno como estrategia inicial para la detección de indicios arqueológicos. Esta metodología creemos que resulta obligada en obras de carácter lineal, como la presente, en las que se atraviesan grandes longitudes. Los sondeos constituirán una segunda fase que puede profundizar en el conocimiento y caracterización estratigráfica de los enclaves detectados, pero nunca los resultados negativos de los mismos deben servir para interpretar la ausencia de restos arqueológicos. Sin duda que la retirada de la cobertura vegetal y limpieza de las superficies decapadas de unos 7.000m2 susceptibles de ser afectados por las obras, habría supuesto un notable ahorro económico a la vez que habría aportado un conocimiento infinitamente más rico y preciso de los restos del subsuelo, como es notorio y se pone claramente de manifiesto comparando los resultados obtenidos tras la actuación que dirigimos en 2010, con los habidos en la actuación de 2006-7.

Drenajes. Desbroce y limpieza.

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Antecedentes arqueológicos de la zona de estudio

La actuación arqueológica desarrollada en el año 2010 supuso la excavación manual de 6.075 m2, localizándose parte un yacimiento que se extiende fuera de la zona de actuación, aunque ha podido precisarse diferentes fases cronológicas y las áreas de actividades. Por otro lado, se han realizado estudios complementarios de analíticas tales como estudios palinológicos, antracológicos, de fauna, morteros, dataciones numéricas, así como la restauración de los materiales cerámicos y metálicos.

Trabajos de limpieza

Trabajos de excavación manual

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La ocupación de la Edad del Hierro

IV. LA OCUPACIÓN DE LA EDAD DEL HIERRO 1. CONTEXTO HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICO El paraje donde se ha realizado la actuación arqueológica de Madrigueras II, se halla entre el río Valdejudíos y la carretera CM-310, a la altura del pk 81,200 al pk 81,800 aprox. (pk 0,280 a 0,760 de la nomenclatura de la obra de canalización), que se halla entre las localidades de Saelices y Carrascosa del Campo (Cuenca), aunque los terrenos donde se han realizado los trabajos arqueológicos corresponden al término municipal de esta última. Próximo a este lugar, al otro lado del río (como puede verse en el plano) se realizó a mediados de 1960 una excavación dirigida por el profesor M. Almagro Gorbea, donde se exhumaron los restos de una necrópolis de la Edad del Hierro que ha hecho famoso el lugar dentro de la historiografía peninsular. Ya el propio Almagro advierte de los cambios habidos en la zona al practicarse por un lado la concentración parcelaria que unificó parcelas y derribó lindes, y encauzar el río que tendía a encharcar las zonas contiguas, rebajando su cauce con excavadora, como se hiciera en tantos otros sitios, dando lugar a la desaparición de amplias superficies encharcadas, cambiando los juncales, carrizales y cañaverales por tierras de cultivo. A pesar de los cambios que sufrió el lugar, todavía se puede reconocer el sitio exacto de la excavación de la necrópolis, hoy más alejada del cauce del río, pero aún en su margen izquierda (no en la derecha como interpretan equivocadamente algunos autores (López y Martínez, 2010:118)), gracias al pequeño puente que aún subsiste sobre el antiguo cauce y que aparece claramente señalado en el croquis de la excavación de la memoria de 1965 (Almagro, 1965:8-9). Este dato es interesante, por cuanto implica verificar una vez más la existencia del “paso de las aguas” como parte del ritual en los enterramientos de estas comunidades, plasmado en necrópolis que se disponen al otro lado del río o arroyo en donde se ubica el poblado. La necrópolis de Las Madrigueras fue excavada a comienzos de los años 60. La memoria de la excavación apareció en

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Aspecto actual del emplazamiento de la necrópolis excavada a mediados de 1960

Emplazamiento del poblado de la Edad del Hierro visto desde el cauce actual del río Valdejudios

una primera publicación en 1965 y fue posteriormente ampliada en 1969. Por entonces, en cuanto a necrópolis de cronología similar en la provincia de Cuenca, tan sólo se contaba con las noticias de la necrópolis de Cañizares (Jiménez de Aguilar, 1932) y materiales sueltos de Uclés (Quintero Atauri, 1913). Aquella publicación de la Bibliotheca Prehistórica Hispánica se convirtió en un referente de los estudios sobre la Edad del Hierro en el centro peninsular. El autor pretende esbozar una secuencia que abarque la totalidad de la Edad del Hierro convertir el yacimiento en epónimo de esta fase cultural en la Meseta Sur, y a imagen de las corrientes historiográficas en boga, determinó la existencia de dos períodos que definían las dos fases de la Edad del Hierro. Denominó a estas fases Carrascosa I y Carrascosa II. Estas fases necesitaban el aval de una estratigrafía y desde ella se justifican, como aún hoy se destaca en una vitrina del museo de Cuenca.

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En los mismos años aparecería la memoria de otra excavación en una necrópolis similar de la provincia de Cuenca,. Se trata de Buenache de Alarcón (Losada, 1966), que se halla a 60km al Sureste de Las Madrigueras. Hay que esperar a 1980 para ver una nueva publicación, en este caso de una necrópolis más cercana, en El Navazo, La Hinojosa (Galán, 1980) 40km al Sureste, con unas características similares a Madrigueras. Se trata en todos los casos de urnas de incineración depositadas en hoyos, que podríamos denominar de “campos de urnas”, con ajuares metálicos consistentes en fíbulas mayormente, buena presencia de fusayolas y con ausencia de armas. Hacia mediados de los años 70 se realiza una aproximación al inventario de yacimientos de la provincia (M. Osuna, 1976), en donde a los lugares citados se añaden hallazgos aislados de tumbas de incineración en Cañizares, Olmedilla de Alarcón, Vega del Codorno y Villanueva de los Escuderos, a los que se debería añadir la urna localizada en Carboneras (Valiente, 1980). Una década más tarde la documentación es ya por entonces lo bastante abundante como para que se realice un intento de sistematización de las formas cerámicas aparecidas en las necrópolis de la Edad del Hierro de Cuenca (Mena, 1985) a las que se añaden materiales sueltos de lugares como Haza del Arca, Uclés, a menos de 10km de Madrigueras, recientemente revisados (Lorrio y Sánchez de Prado, 2002; Lorrio, 2007). Tres nuevas necrópolis de campos de urnas se comienzan a excavar por entonces, Palomar de Pintado en Villafranca de los Caballeros, Toledo (Carrobles y Ruiz Zapatero, 1990, Carrobles, 1995 y Ruiz Taboada et al. 2004), Las Esperillas, Santa Cruz de la Zarza, Toledo, apenas a 40km al Oeste de Las Madrigueras (García Carrillo y Encinas, 1987, 1990a y 190b). De todas ellas, Las Esperillas es la más similar tipológica, cronológica y culturalmente a Madrigueras. Al mismo tiempo se publican recopilaciones de las necrópolis de incineración conquenses (Mena, 1990). Finalmente, la última necrópolis de incineración publicada que guarda relaciones con Madrigueras es la Cerro Colorado en Villatobas, Toledo (Urbina y Urquijo, 2007 y Urbina et al. 2007). Por el contrario, los poblados asociados a estas necrópolis son prácticamente desconocidos. Tan sólo podemos señalar la memoria de una excavación de cierta extensión de un poblado, como es el Cerro de los Encaños, en Villar del Horno (Gómez, 1986). Lamentablemente, la metodología de la excavación no permite realizar muchas precisiones, salvo la constatación de la existencia de estancias con zócalos de piedra y paredes de adobe, pero el conjunto cerámico tiene estrechos paralelos con los hallazgos de las necrópolis que venimos comentando. Podríamos citar ejemplos de sondeos realizados en otros poblados de la Provincia de Cuenca, como es el caso del Pico de la Muela en Valera de Abajo (Valiente, 1981), Bonilla (Valiente, 1982), Fuente de la Mota en Barchín del Hoyo (Sierra 1981 y 2002), o Cabeza Moya, Enguídanos (Navarro y Sandoval, 1984), pero todos pertenecen a hábitats de altura a menudo fortificados y de cronologías más tardías. Tendríamos que irnos a los sondeos del Cerro de las Nieves en Pedro Muñoz, Ciudad Real (Fernández, 1988) u Hoyo de la Serna en Villarrubia de Santiago, Toledo (Urbina, et al., 2001), para encontrar paralelos de poblados con cronologías similares. En este último lugar se hallaron recientemente unos pocos enterramientos que nos remiten a los momentos iniciales de la ocupación de este tipo de necrópolis (Urbina, e.p).

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Habría que interpretar como nuevas necrópolis las publicadas por Lorrio hace unos años (Lorrio, 2001) con motivo de las prospecciones realizadas para la elaboración de la Carta Arqueológica de Saelices. Una de ellas pertenece al conocido lugar de Los Villares, situado junto a Villa Paz, cerca de un arroyo que desemboca en el Gigüela al lado de Puentes Viejas, por donde la calzada romana pasaría el río, a unos 4km al Este de Segóbriga. Allí se localizó una fíbula de doble resorte, y otra apenas 1km más al Norte, al otro lado del río. Las necrópolis del tipo Madrigueras se caracterizan por unos enterramientos de incineración comúnmente en urnas depositadas sobre hoyos, que pueden estar delimitados por gredas o yesos (Madrigueras, Palomar de Pintado, Cerro Colorado), o aprovechar las oquedades si se trata de un terreno rocoso (Esperillas), aunque no faltan ejemplos de enterramientos directamente sobre el hoyo. Los ajuares están presentes aunque se trata de pequeños adornos: fíbulas, pulseras, anillos, colleres de cuentas, fusayolas, y escasísimas armas. Suele ser común que una, dos o varias vasijas acompañen a la urna. Por lo que respecta a la cronología, los tipos cerámicos más antiguos están fabricados a mano, con ejemplares toscos o bruñidos, incisos o pintados postcocción (Madrigueras, Esperillas, Palomar de Pintado, El Navazo, Hoyo de la Serna). Estas especies parecen enlazar con las tradiciones del Bronce Final, aunque se observa un cambio en los hábitats ya que al presente no se han localizado incineraciones asociados a poblados con cronologías propias del final del Bronce. No todas las necrópolis presentan momentos tan antiguos, ya que algunas parecen arrancar algo después, como es el caso de Cerro Colorado o Buenache de Alarcón. La falta de dataciones radiocarbónicas hace que las fechas de inicio de este proceso sean muy variables de unos a otros autores, proponiendo el siglo VI o V a.C. como inicio del proceso. Los datos de Cerro Colorado que nos llevan inequívocamente a inicios del siglo V a.C., cuando menos, parecen avalar la impresión de que los primeros momentos de estas necrópolis son anteriores, existiendo indicios de que pudiera ocurrir mucho antes, incluso en fechas que nos llevaría a los siglo IX y VIII a.C. (Pereira et al., 2003). Por lo que se refiere a los hábitats, establecimos hace años la existencia de dos sistemas de asentamiento durante la Segunda Edad del Hierro en la Mesa de Ocaña, uno de ellos caracterizado por los recintos amurallados que llegarían hasta la época de la conquista romana, y otro, con cronología más antigua, en el que los asentamientos se disponían en el paisaje en los lugares que representaban el óptimo de aprovechamiento de recursos con total desprecio por las cualidades defensivas (Urbina 2000). No es fácil precisar el momento concreto de estos cambios. Hasta la fecha no se han documentado necrópolis de incineración en momentos del Bronce Final, pero sí cerámicas que aparecen en poblados de ese período en hábitats relacionados con necrópolis de incineración, como es el caso de Madrigueras, algo que presuponíamos y que parece confirmarse con los datos aportados por los sondeos realizados en la zona en 2006-7 (López y Martínez, 2010). En la ladera de la parte Este, hacia el comienzo de la traza, se documentaron varias manchas, agujeros, restos de muros y un hogar que perecen corresponden a restos

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de cabañas o hábitat de inicios de la Edad del Hierro, que se prolongarán varios siglos con la existencia de dos niveles superpuestos. De este momento final se descubre la esquina de una estancia compleja de tendencia cuadrangular con zócalos de piedra, alzados de tierra y un encachado de cantos al exterior, y al menos una subdivisión, (Ibidem:120) que podría corresponder a una calle, patio o cuadra.

Cerámicas de las necrópolis de Buenache de Alarcón (T17), El Navazo (T14 y 15), poblado de Villar del Horno y necrópolis de Madrigueras.

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Entre los materiales descubiertos destacan los fragmentos de dos fíbulas de doble resorte y algunos trozos de hierro. Junto a la cerámica a torno con decoraciones geométricas, existen numerosos fragmentos a mano, entre los cuales destacan cerámicas incisas con triángulos rayados, excisas dibujando líneas en zig-zag y recipientes toscos con superficies escobilladas (Ibidem: 122 y ss.). Estas cerámicas remiten a un ambiente de finales de la Edad de Bronce inicios del Hierro que ya comienza a ser característico de los inicios de estas necrópolis de incineración y sus hábitats asociados (Pereira et al. 2003; Urbina et al. 2008). Finalmente se menciona la aparición de dos fragmentos de barniz negro ático, que vendrían a añadirse a los 6 pequeños recipientes hallados en la excavación de la necrópolis (Almagro, 1969).

2. EXCAVACIONES EN MADRIGUERAS II Durante los trabajos de excavación en el yacimiento de Madrigueras II se han descubierto algunos restos correspondientes a la Edad del Hierro. Dichos restos se localizan en un espacio de tendencia ovalada que cortaba por su mitad la traza de la obra a la altura del pk 0+320, por lo que ha sido posible excavar la mitad de dicho óvalo en una extensión de 15m de diámetro en el lado largo, por 5m en lado corto. Esta superficie está delimitada por una capa de arcilla de color ocre anaranjado que parece formar el borde de una gran cubeta. En el interior se hallaron los restos de varias estructuras muy fragmentadas. Una de ellas parece cortar por su mitad el espacio excavado. Se diferenciaron tres niveles de ocupación que fueron divididos en 6UEs a uno y otro lado de dicha estructura. La primera fase acaba tras escasos cm de potencia en un suelo de tierra apisonada de color ocre violáceo, sólo conservado al Este de la estructura. En ella apareció un fragmento de pequeño cuenco ático de barniz negro. El segundo nivel tiene casi 30cm de potencia y en él abunda la cerámica a torno con engobes rojos y motivos geométricos en tonos más oscuros; acaba con una superficie ocre endurecida. El último nivel sólo ha podido ser explorado en parte debido al afloramiento del nivel freático que encharcó toda la superficie e impidió la continuación de la excavación. Por debajo de la estructura que divide en dos el área excavada, se halló un estrato con abundante cerámica a mano, tanto tosca como bruñida. También se hallaron restos cerámicos de este momento en una mancha negruzca situada al Oeste de la especie de cubeta ovalada. Estos restos están cortados por la estructura de piedra de dos canales de época romana, que forman sendas curvas sobre la mancha. Todos estos niveles se localizan en la parte Este de la traza, muy cerca del actual cauce del río que en esta zona suponemos que correspondería también al cauce antiguo, como mucho desplazado unos metros hacia al Sur, alejándose de los restos. La UE55 corresponde a la mancha negruzca formada por arcillas apelmazadas que se extiende por la parte Norte de la traza, en una extensión de unos 4m de ancho y 8 de largo. Su potencia apenas supera los 20cm en las partes más profundas que se ubican en el centro a la altura del canal 11, si bien, las surgencias de agua de los niveles freáticos que este año se encuentran muy altos, hizo imposible la excavación completa en pro-

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fundidad de toda la superficie de la unidad. Entre el material hallado destacan los galbos a mano de vasijas de mediano y gran tamaño, con acabados bruñidos, bordes rectos apuntados o redondeados y un mamelón geminado. En general la proporción de los fragmentos a mano es de un 70% sobre los fabricados a torno, si bien, no contamos con ejemplos decorados. Entre los restos a torno abundan los bordes vueltos y fragmentos de engobes rojos, pero tenemos que advertir que la naturaleza del suelo ha alterado notablemente las superficies de las cerámicas, especialmente la pintura de las fabricadas a torno, por lo que es difícil estudiar las decoraciones de las mimas. Contigua a la anterior hacia el Sur, se halla la UE56, con una arcilla marrón oscuro más suelta. Hacia la parte más meridional los materiales del Hierro aparecen mezclados con los romanos, ya que una estructura (que comentamos en su apartado correspondiente) alteró todo el entorno. Aquí se invierten las proporciones de los materiales siendo más abundantes los fragmentos a torno con algunos ejemplos de acabados jaspeados y decoraciones geométricas a base de líneas y bandas en rojo. También son frecuentes los bordes vueltos y en pico de ánade así como las bases con pie, pertenecientes a cuencos, y un fragmento de base umbilicada. Tan sólo podemos reconstruir la forma de un pequeño caliciforme con galbo curvado, sin carena, y engobe rojo combinado con el típico jaspeado negro, además de dos cuencos con pie anillado y bordes vueltos en forma de alita, con cuello estrecho. Entre los ejemplares a mano destacamos un borde con ungulaciones y otro apuntado bruñido, con dos agujeritos cerca del borde.

Planta de los restos de la Edad del Hierro.

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Finalmente hablamos de un fragmento del anillo del pie de un pequeño cuenco de barniz negro ático, probablemente perteneciente a un cuenco del tipo Lamb22. A pesar del interés del fragmento, tenemos que destacar que apareció junto a una fusayola atribuible ya a época romana y un fragmento de terra sigillata itálica. En la parte más oriental bajo la UE55 y sobre el arco de arcilla ocre amarillento (UE54) diferenciamos la UE57, formada por una arcilla de color marrón más suelta. En ella el material encontrado está formado por un 25% de cerámica a mano entre la que destaca un galbo con mamelón de perforación horizontal, varias bases con el umbo

Localización de los restos de la Edad del Hierro en la traza de la obra

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UEs con materiales de la Edad del Hierro bajo uno de los canales romanos

de un dedo y diversos bordes apuntados de superficies bruñidas. Por lo que respeta a las cerámicas torno, vuelven a aparecer las bases de cuencos con pie anillado, los bordes vueltos de tinajillas y caliciformes con decoraciones jaspeadas y de engobe rojo, y otros ejemplares decorados con líneas, bandas y melenas, en rojo; destaca el fondo de un cuenco de engobe rojo con bandas en rojo vinoso. También se documenta el pie moldurado de una copa de gran tamaño o caliciforme de pie alto. Además hallamos unos galbos negros moldurados a torno así como una cazuelita de borde engrosado al interior, que deben corresponder a intrusiones de época romana. Por debajo de esta unidad y la 56 que se extiende por la parte meridional de la traza, aparecen ya los niveles delimitados por un arco de tierra ocre amarillento, que se hace más extenso hacia el Este (UE 54) y que en general posee una escasa potencia de apenas unos cm, salvo en dos lentejones un poco más gruesos. Un muro delimita este espacio semicircular en dos mitades (EM1), al tiempo que comienzan a aparecer otras piedras sueltas en diferentes puntos. Desde este momento se diferencian dos nuevos niveles: UE59 bajo la UE56 al Oeste del muro, y UE58 al Este del mismo. La UE58 está formada por una bolsada de arcillas marrón claro, ligeramente sueltas, de 35cm de potencia. Se recoge abundante material cerámico (casi mil fragmentos en apenas una superficie de 20m2), entre el que la proporción de fragmentos fabricados a mano es del 30%, con más de 30 galbos bruñidos. La proporción de galbos toscos oxidantes también es grande, casi del 50%. Entre los bordes encontramos apuntados en fragmentos bruñidos, pertenecientes a cuencos troncocónicos u ovoides, redondeados, y ungulados, una cazuela oxidante bruñida, con el borde engrosado al interior y un galbo con mamelón sin perforar. Entre los galbos a torno abundan ya los engobes rojos combinados con el jaspeado negro, y decoraciones de líneas y bandas en rojo sobre fragmentos de bordes vueltos y pico de ánade.

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Tres vistas de la zona excavada con restos de la Edad del Hierro

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Aparecen ya con profusión los bordes de cuencos-escudillas con pie anillado y borde marcado abierto ligeramente engrosado, con acabados en engobe rojo y jaspeados. En este momento documentamos los primeros galbos decorados con círculos concéntricos, un galbo con estampillas y un borde apuntado así como una base con pie, grises. Como anécdota citamos el hallazgo de una hachuela o azada pulimentada. Aún se descubren algunos fragmentos de cerámicas romanas mezclados. Por lo que respecta a la UE59 al Oeste de EM1 el material es más escaso aunque de características similares, si bien las producciones a torno tienen mayor representación, con bordes pico de ánade, galbos jaspeados y bordes engrosados y marcados al interior de escudillas con pies anillados. Entre los restos se cuenta con una fusayola y dos fragmentos de varillas de bronce. Destacamos el hallazgo de un tercio de una tinajilla con borde pico de ánade hallada rota in situ. Por debajo de estas unidades aparecen nuevas estructuras. De un lado lo que parece ser la esquina que enlaza con la EM1 (EM2), al NO, ambas formadas por dos hiladas de piedras pequeñas sin trabajar, con un ancho de 50cm, a la vez que otro fragmento de muro similar al Norte de EM2 (EM4) parece querer unirse con él. Otra estructura continúa a un nivel más bajo que EM1 y ligeramente desplazada hacia el Este (EM3). En la parte oriental se descubre otro fragmento de muro (EM5) de similares características, con orientación perpendicular a EM1. Al mismo tiempo, se localizan dos acúmulos amorfos de piedras, uno en el extremo Oeste del semicírculo y otro casi adosado a EM3, junto al borde de arcilla ocre amarillo. Entre los bordes encontramos apuntados en fragmentos bruñidos, pertenecientes a cuencos troncocónicos u ovoides, redondeados, y ungulado, una cazuela oxidante bruñida, con el borde engrosado al interior y un galbo con mamelón sin perforar. Entre los galbos a torno abundan ya los engobes rojos combinados con el jaspeado negro, y decoraciones de líneas y bandas en rojo sobre fragmentos de bordes vueltos y pico de ánade. Aparecen ya con profusión los bordes de cuencos-escudillas con pie anillado y borde marcado abierto ligeramente engrosado, con acabados en engobe rojo y jaspeados. En este momento documentamos los primeros galbos decorados con círculos concéntricos, un galbo con estampillas y un borde apuntado así como una base con pie, grises. Como anécdota citamos el hallazgo de una hachuela o azada pulimentada. Aún se descubren algunos fragmentos de cerámicas romanas mezclados. Por lo que respecta a la UE59 al Oeste de EM1 el material es más escaso aunque de características similares, si bien las producciones a torno tienen mayor representación, con bordes pico de ánade, galbos jaspeados y borde de engrosados y marcados al interior de escudillas con pies anillados. Entre los restos se cuenta con una fusayola y dos fragmentos de varillas de bronce. Destacamos el hallazgo de un tercio de una tinajilla con borde pico de ánade hallada rota in situ. Por debajo de estas unidades aparecen nuevas estructuras. De un lado lo que parece ser la esquina que enlaza con la EM1 (EM2), al NO, ambas formadas por dos hiladas de

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Cerámicas a mano más representativas de los distintos niveles

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Cerámicas a torno más representativas de los distintos niveles

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piedras pequeñas sin trabajar, con un ancho de 50cm, a la vez que otro fragmento de muro similar al Norte de EM2 (EM4) parece querer unirse con él. Otra estructura continúa a un nivel más bajo que EM1 y ligeramente desplazada hacia el Este (EM3). En la parte oriental se descubre otro fragmento de muro (EM5) de similares características, con orientación perpendicular a EM1. Al mismo tiempo, se localizan dos acúmulos amorfos de piedras, uno en el extremo Oeste del semicírculo y otro casi adosado a EM3, junto al borde de arcilla ocre amarillo. Al lado Sur de EM5 quedan los restos de un suelo de tierra apisonada (UE63) que se pierde en el perfil de la traza. Se trata de una superficie de arcilla endurecida de color rojizo con vetas ocres que proceden del derrumbe de adobes de la pared contigua, situada a -35cm, la cota que sirve para diferenciar las UE58 de la UE62. Sobre el suelo se hallan algunos fragmentos a de cerámica a mano. Al otro lado de la EM5 se individualiza la UE60 como una bolsada de cerámicas que corresponden estructuralmente a la UE58. Finalizan a la misma cota de -35cm a la que se encuentra el suelo al otro lado del muro. La proporción de cerámica a torno en esta bolsada es del 60%, se constatan varios bordes abiertos y bases con pie de cuencos y escudillas, bordes apuntados y galbos curvos y con carena de caliciformes y bordes vueltos de tinajillas, en su mayoría de pastas rojas u ocres con las superficies muy alteradas por el contacto con la tierra, hasta el punto de haber perdido por completo la decoración, donde sólo se aprecian restos de jaspeados rojizos, líneas y bandas en rojo y un fragmento con círculos concéntricos de pincel muy fino en negro sobre engobe rojo. Entre los fragmentos a mano de nuevo se hallan varios bruñidos, galbos sin alisar pertenecientes a grandes recipientes de acabado oxidante, bordes rectos de grandes cuencos ovoides, dos mamelones alargados geminados, otros sin perforación y dos bases planas con talón. Destacamos el hallazgo de varios fragmentos de un cuenco de barniz ático con borde apuntado que se puede asignar a un bol de la forma Lamb 44A. Por debajo de estas unidades se extiende una superficie de arcilla grisácea con carboncillos, apelmazada y ya húmeda por la cercanía del nivel freático (UE62), que alcanza hasta la cota de -73cm, donde comienza una capa de color ocre, suelta, con predominio de arenas, que creemos se corresponde con el último nivel antrópico, aunque el agua impidió continuar rebajando el terreno. Los materiales no se diferencian de los ya descritos en otras UEs; predomina el torno (80%) con preponderancia de acabados jaspeados sobre engobes rojos, y pintura en rojo con temas geométricos: líneas, bandas, círculos concéntricos. Entre los formas se pueden distinguir tinajillas con bordes pico de ánade y cuencos con pies anillados y bordes abiertos curvados en ala pequeña o ligeramente engrosados el interior, alguno de ellos gris, así como otro ejemplar de cuenco con borde engrosado al interior; bordes vueltos y apuntados de caliciformes y un borde en labio abierto con baquetón presumiblemente de botella. Destaca el fragmento de un galbo coa orejeta perforada correspondiente a un ejemplar de estas características urnas aparentemente con una aguda roja y sin decorar. Entre os fragmentos a mano se hallan varios bordes apuntados rectos, con superficies bruñidas de vasos ovoides de buen tamaño. Finalmente la UE64 se identifica con los restos de arcilla quemada de color rojizo junto a vetas ocres más arenosas y carboncillos, sobre las que se dispone un encachado de tejos de cerámica, disposición típica de la base de hogar del que sólo quedan dos lentejones. Uno de ellos se dispone debajo de la base de la EM1. Predominan los fragmentos a mano con

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galbos de grandes recipientes, algún borde redondeado de vaso ovoide bruñido, y galbos con mamelón sin perforar y dobles mamelones alargados, algún borde ungulado y bases planas. Los fragmentos a torno son en su mayoría galbos con decoración perdida. Al Oeste de la EM1 el panorama es similar con la UE61 equivalente a la UE62, con arcilla marrón oscuro apelmazada, algún carboncillo y lentejones más oscuros. Cuando se delimita el espacio entre EM1 y EM2 a cota de -75cm pasa a denominarse UE65 aunque la tierra presenta similares características. No se puede terminar de excavar por la inundación producida al llegar al nivel freático a -95cm. Entre los materiales el torno está representado con 85% de la muestra, con formas y decoraciones ya descritas para otras UEs, en donde predominan los jaspeados y engobes rojos y las líneas en rojo, bordes pico de ánade y labios abiertos y bases con pie pertenecientes a cuencos y escudillas de pastas claras, ocres y anaranjadas. Destacamos un asa de tres cintas posiblemente de una tinaja. Aquí se localizan 4 fragmentos de lo que parecen hilos de pulseras, 3 de sección semicircular y uno rectangular, con anchos de 3 y 6mm, todos ellos en bronce, así una especie de paletita de afeites con pala trapezoidal, localizados en la UE65. Entre las estructuras EM2 y EM4 se localiza la UE66 con arcillas gris-marrón, alguna piedra suelta y una mancha de color rojizo con pequeños cantos y granos de arena, que pudiera tratarse de la descomposición de una piedra arenisca. Entre los materiales más del 90% son a torno, con engobes rojos, jaspeados pinturas a base de líneas, bandas y círculos concéntricos en rojo, alguno en negro sobre engobe rojo, bordes pico de ánade, abiertos en alita de cuencos, bases en omphalos, con pies anillados, etc. Se puede reproducir la forma completa de unos de estos cuencos, con labio abierto y curvado y pie anillado. Presenta un engobe rojo al interior y en los 2/3 superiores del exterior con una serie de 3 líneas en rojo vinosos al interior bajo el borde, y los restos de otras líneas o bandas en la base que aparecen como una mancha de un jaspeado oscuro. La UE68 se corresponde con una mancha de color negro en la UE66 que no aporta materiales, y la UE69 con un lentejón de la arcilla ocre del reborde, quemada y de colora rojizo, junto a EM4, al Oeste de la misma. Por lo que respecta a la fauna cerca del 50% de los restos no han podido ser identificados, pudiendo expresarse tan sólo su pertenencia a animales grandes o pequeños con

UE64 cerámicas a mano bajo EM1

UE59, tinajilla rota in situ

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abundancia de los primeros en la UE 55 y de los segundos en las UE 58 y 62. En estas UEs todos los restos pertenecen a individuos adultos, mientras que hay algunos ejemplares juveniles en UE67 y los fragmentos de la UE 63 pertenecen todos a ovicápridos neonatos. Este estrato se corresponde con el derrumbe de los adobes al Este del muro EM1, aunque los restos óseos tal vez pudieran relacionarse con el hogar documentado en UE64 bajo EM1. No se ha hallado ninguna evidencia de enterramiento ritual, a pesar de que a estas cotas el terreno comenzaba a estar encharcado. Los restos óseos corresponden en su mayoría a ovicápridos, como puede apreciarse en la tabla, aunque no es desdeñable la presencia de Bos taurus en las UE 63, UE55 y sobre todo UE 58 con más del 50% de los restos muy por encima de los ovicaprinos. En estas dos últimas UEs se documentan asimismo algunos restos de ciervo y es significativa la presencia del caballo, alcanzando en la UE 55 un porcentaje mayor al de los bóvidos. Los 35 fragmentos pertenecientes animales grandes de esta UE, aumentarían sin duda los porcentajes de bóvidos y caballos. Del mismo modo, los lagomorfos, presentes tan sólo en las UE 58 y 62 en escasa proporción, podrían verse aumentados con los 48 fragmentos de animales pequeños no identificados en estos mismos estratos. A pesar de lo reducido de la muestra y la preponderancia hasta cierto punto lógica de los ovicápridos, cabe señalar los altos porcentajes de bóvidos, aunque las medias de los datos publicados llevan los bóvidos del 20 al 30% en yacimientos del Hierro I e inicios del Hierro II: Arroyo Culebro, Cerro de San Antonio, o los más lejanos de La Hoya, Peñas de Oro, etc. (Urbina et al. 2005). La extensión de las zonas inundadas por el río Valdejudíos propiciaría la abundancia de pastos para estos animales. La misma consideración serviría para los caballos. Las edades de la muerte de estos animales grandes (todos ellos adultos) induce a pensar que además de los aprovechamientos cárnicos, servirían para otras tareas como las labores del campo, y quizá en el caso de los équidos también para la guerra. TAXÓN Bos taurus Equus caballus Equus esinus Cervus elaphus Ovis aries / Capra hircus Ovis aries Capra hircus Sus domesticus Sus escrofa Canis familiaris Lagomorfo Gallus gallus Ave sp. Grande

UE 55 9 11

UE 58 20 2

1 13 4

3 7 3

35

UE 62 3

17 5 4

4

1

7

9

62

UE 63

10

UE 67

6 5

La ocupación de la Edad del Hierro

Grande/Medio Medio Medio/Pequeño Pequeño Indet. Total general

1

3

31

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77

17 5 62

10

11

Cuadro 1. Número de restos

3. CONCLUSIONES Nos hemos detenido con cierto detalle en la descripción de los materiales y de los restos de estructuras, ya que a pesar de la parquedad y fragmentación de los mismos, son los únicos hallados en la actuación arqueológica que deben corresponder al poblado cuya necrópolis excavara el prof. Almagro en los años 1960 (Almagro, 1965 y 1969). Se ha constatado la existencia de una serie de estructuras en forma de zócalos de piedras sin trabajar unidas con barro, huellas de derrumbes de adobe y un fragmento de suelo de tierra apisonada. A pesar de la fragmentación de las mismas se puede constatar que todas ellas poseen direcciones paralelas y perpendiculares. También se ha documentado la existencia de al menos un nivel de habitación por debajo de estas estructuras. Lamentablemente, la surgencia de agua del nivel freático ha impedido seguir profundizando en la excavación. No es fácil explicar la razón de la conservación de estos restos dentro de un espacio ovalado y rehundido sobre los niveles anteriores. No se ha constatado la existencia de ninguna “madriguera” que haya podido ser la causante del desplome general de los niveles documentados, a tenor de lo cual nos inclinamos a pensar que se produjo una destrucción y colmatación de los niveles adyacentes en época romana, dejando a modo de testigo el pequeño recinto que hemos excavado en su mitad (el resto queda fuera de la traza de la obra) en la presente actuación. No hay que olvidar que nos encontramos en una zona circundada por numerosos canales romanos con forma U, y entre uno de ellos, al menos (el resto no fue posible investigarlo porque aflora el nivel freático), se conservaban otras estructuras (tal vez los restos de unos baños), de las que hablamos en el apartado correspondiente. El conjunto cerámico recuperado muestra bastante uniformidad de unos estratos a otros, tan sólo advertimos mayor abundancia de cerámicas a mano en la UE64 que discurre por debajo del EM1, si bien la muestra es muy reducida. Por otro lado, la UE60 que se halla a cotas por encima del suelo de tierra apisonada (UE63) y contiene los fragmentos del pequeño cuenco ático, podría representar el momento final de la ocupación en esta zona. Algo similar constatamos hace años en otro poblado de estos momentos: Hoyo de

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la Serna (Urbina et al. 2001). Situación que contrasta con los hallazgos de piezas áticas como los barnices negros de La Gavia, Vallecas, Madrid Morín et al. e.p.), o de figuras rojas del cercano Cerro de Alvarfáñez, Huete, Cuenca (Castelo, 2008), en donde estas producciones representan en lo conocido hasta el presente, las ocupaciones más antiguas. Llama la atención la aparición de fragmentos de barniz negro ático tanto en nuestra actuación como en la habida en 2006-7(López y Martínez, 2010). Aunque los fragmentos áticos hallado en las Madrigueras no son demasiados: 5 cuencos encontrados en la excavación de la necrópolis (Almagro, 1969:lámXX), el hecho de que se constaten en lugares diferentes del poblado nos permite sospechar que la llegada de tales productos a estas tierras no sea tan residual como pudiera pensarse. El lugar de estos hallazgos dista apenas 300m de la necrópolis y 200m de la ubicación de los sondeos realizados en 2006-7 (López y Martínez, 2010). De este modo podemos suponer que el antiguo poblado se extendía por al menos los últimos 200m de la ladera de la margen derecha del río, hasta prácticamente la llanura de inundación del mismo (figs. 6, 7 y 9). La ubicación de los restos parece tener similitudes con lo que ocurre en otros lugares (Esperillas, Cerro Colorado, etc.) donde la ocupación romana se sobrepone sólo en parte a la del Hierro, hallándose desplazada aquí hacia al Suroeste, aguas abajo del río (Urbina 2000). Cuando publicamos los resultados de los sondeos realizados en el poblado de Hoyo de la Serna (Urbina, et al. 2001), hacíamos hincapié en la relevancia de ciertas producciones cerámicas que apuntaban a un momento antiguo para los inicios de la IIª Edad del Hierro. Mencionábamos allí también que los datos cronológicos de producciones como las tinajas pintadas tipo Peña Negra II, los cuencos grises de labio reentrante, y fragmentos como el del cuenco a mano con decoración a peine, eran susceptibles de elevar sensiblemente las cronologías manejadas hasta entonces para la llegada del torno al Centro de la Península Ibérica. Salvo los datos de C14 de yacimientos como Villar del Horno, que se atrevían a proponer fechas del siglo VI a.C. para los primeros productos a torno, los demás autores eran por lo general cautos, y a pesar de contar con evidencias como las producciones a mano de Pedro Muñoz, de claras influencias de los Campos de Urnas y emparentados con otras de contextos del HI, se prefería el siglo V a.C. para situar el momento de llegada de estas cerámicas (Fernández, 1988). Desde entonces el panorama general puede matizarse aún más, sobre todo para ese período anterior a caballo entre el Hierro I y el final del Bronce. Desde el cambio de Milenio parece afirmarse una arquitectura a base de cabañas sustentados por postes, no exenta de gran complejidad y capaz de erigir construcciones de gran tamaño (Urbina et al. 2008). Transcurridos uno o dos siglos los patrones de asentamiento sufren profundas transformaciones. El panorama de estos nuevos asentamientos está dominado por estancias o casas cuadradas fabricadas con zócalos de piedra y paredes de adobe, las necrópolis son ahora bien visibles y localizables cerca de los poblados, la tecnología del hierro ya debe estar imponiéndose, al tiempo que llegan las primeras importaciones de cerámicas a torno. Entre las producciones cerámicas encontramos nuevas tendencias como los vasos troncocónicos con o sin mamelones, sin alisar o bruñidos, o la presencia de cuencos con pintura postcocción, como ocurre en Las Madrigueras, pero

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La ocupación de la Edad del Hierro

Extensión supuesta de los poblados, romano y del Hierro II, en Madrigueras

al mismo tiempo ciertos tipos perviven desde la etapa anterior y encontramos en los niveles de inicio de estos poblados vasos a mano con los característicos frisos incisos con motivos de triángulos, rombos, a veces rellenos, a veces excisos, espiguillas, etc. (López y Martínez) típicos de yacimientos del Bronce Final como Las Lunas, Yuncler, Toledo (Urbina y Urquijo e.p.) o Las Camas, Villaverde Bajo, Madrid (Urbina et al. 2008) Estos poblados localizados en terrenos llanos y de ladera pervivirán al menos hasta el siglo IV a.C., tiempo marcado por las cerámicas áticas de sus niveles superiores, pasando después por un período oscuro poco conocido y documentado hasta la fecha. La mayoría de ellos presentarán una ocupación romana superpuesta que prácticamente no ha sido investigada (Urbina, 2000, 2001 y 2007 a y b).

Planta de las estructuras de la Edad del Hierro

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Materiales de la Edad del Hierro. Bronce

Materiales de la Edad del Hierro. Cerámica a mano

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Materiales de la Edad del Hierro. U.E. 58

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Materiales de la Edad del Hierro. U.E.s 58, 67 y 67

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Materiales de la Edad del Hierro. U.E. 65

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Materiales de la Edad del Hierro. U.E.s 60 - 62

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Materiales de la Edad del Hierro. U.E. 66-57

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El poblamiento romano de Madrigueras II

V. EL POBLAMIENTO ROMANO DE MADRIGUERAS II 1. EL CONTEXTO HISTÓRICO Tras la conquista de la región por los romanos y el abandono de la gran ciudad de época republicana que fue Fosos de Bayona, tal vez identificada con Contrebia Cárbica (Mena, 1988; Mena y Velasco, 1988), el poblamiento romano de la zona en donde se encuentra el poblado de Las Madrigueras gira en torno de la urbe de Segóbriga, situada apenas 5km al SO. de Fosos de Bayona. Las recientes actuaciones en los alrededores de la ciudad, propiciadas por la misma obra que dio lugar a la actuación en Madrigueras, ha puesto de relieve la existencia de una densa ocupación de villas relacionadas con ella. Estos asentamientos servían tanto de residencia para nobles como de lugares de transformación de alimentos: lagares, almazaras, y otros productos: hornos para la fabricación de tejas, material latericio y cerámicas, etc. Estas grandes ciudades estaban unidas por una red de calzadas que ha sido estudiada en mayor o menor profundidad por diversos autores en el entorno de Segóbriga. La red viaria romana se vertebra en torno a los dos ejes en que se supone se dividirían en las inmediaciones de Fosos de Bayona (Villa Viejas, pedanía de Huete cercana), la vía Cartagonova-Complutum y Cartagonova-Segontia (Coello, 1897; Santamaría, 19897; Osuna, 1976; Palomero, 1983 y 1987; Martínez-Fronce, 1988; Abascal y Lorrio, 1999). Tal división se produciría concretamente en el lugar conocido como Puentes Viejas, sobre el río Gigüela, 1km aguas abajo de la ciudad indígena. S. Palomero lleva desde Puentes Viajas la calzada a Complutum por la Fuente de Pinilla entre Segóbriga y Saelices, en dirección hacia el puente sobre el río Riánsares a la altura de la ermita del mismo nombre. Desde allí, se dirige hacia la ciudad de Caracca ubicada junto al río Tajo sobre el cerro de la Ermita de la Virgen de la Muela, en término municipal de Driebes, Guadalajara (Palomero, 1987:110ss.). El ramal más cercano a Madrigueras se dirige hacia Huete y Ercavica desde Fosos de Bayona, por el Camino de Villas Viejas a Carrascosa del Campo, a Camino Viejo de Val-

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dejudios (Palomero, 1987:109) que discurre al Este de Las Madrigueras, a una distancia de 1,6km, al otro lado de una pequeña serrezuela. De ser ciertas estas conjeturas deberíamos suponer un ramal que comunicara el poblado de Las Madrigueras con esta calzada, algo que fácilmente podría hacerse por el trazado de la Cañada de Jábaga, que cruza hacia el Este el río Valdejudíos al Sur del yacimiento, pasando por el manantial de la Quebrada y uniéndose a la vía por el despoblado medieval de Valdejudíos.

Planta del yacimiento de La Muela del Pulpón. Visor IBerpix. CNIG

Minas de lapis specularis en el entorno de Segóbriga. Web Asociación lapis specularis.org

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El poblamiento romano de Madrigueras II

Entre las ciudades de Segóbriga y núcleos secundarios, pero aún encuadrables dentro del término de urbes (como es el caso del Cerro de Alvarfáñez) identificado con Opta o Istonium (Castelo et al. 2000), y próximos a Madrigueras (dista apenas 3km de Madrigueras), sin lugar a dudas el enclave más relevante es el del Cerro de la Muela o Muela del Pulpón, donde se hicieron unos sondeos en los años 1970 (Sadek, 1976). Hoy se puede consultar en internet el blog de Paloma Torrijos, así como la Wikipedia de Carrascosa del Campo, donde se pueden ver fotografías de estucos del Pulpón y vasijas de la necrópolis de Madrigueras. Fue interpretado como un edifico agrícola (Osuna y Suay, 1974) o centro fabril dada la gran cantidad de escorias halladas en los sondeos (Sadek, 1976), o tal vez un santuario, descartando su función militar por los hallazgos de estucos y teselas localizados en su interior (Sadek, 1976:219). El citado artículo de Wikipedia se hace eco de opiniones que avanzan las hipótesis de un centro de concentración de materiales lapis specularis procedente de las cercanas explotaciones mineras (Bernárdez et al. 2004 y 2005). El yacimiento presenta unos muros de hormigón bastante bien conservados de 1,5m de ancho delimitan un espacio rectangular de 75 x 90m (6.750m2) con cuatro estancias cuadradas en las esquinas de10x10m cada una, que sobresalen ligeramente (quizá torreones). En alguno de los tramos se aprecia una zanja o foso que debió rodear el recinto. En el lado Este se dispone la entrada monumental de la que se pueden ver 8 columnas formadas por sillares de de 2m de largo 1m de ancho y 1m de grosor. Su orientación es 15º NO/SE. Se dispone sobre un cerro que se amesetó, con 894m de altitud, lo que permite un gran dominio visual del entorno. La altura máxima visible de los muros supera los 4m. Esta impresionante planta parecen sugerir que se trate de un campamento o guarnición militar, a pesar de la pequeña extensión o la ausencia de las 4 puertas en el centro de los laterales. A falta de investigaciones arqueológicas en el lugar, no se puede resolver la funcionalidad del mismo, ya que interpretaciones como las de un Horreum, también parecen plausibles. En cualquier caso la relevancia del sitio es notable. Las minas de “espejuelo o espejillo” (lapis specularis) del entorno de Segóbriga constituyen una característica que hacen única a esta región y que para muchos investigadores es la razón de ser la propia urbe (Abascal et al. 2007). Se ha avanzado mucho en el conocimiento de las mismas en los últimos años, pudiendo cartografiarse hoy explotaciones mineras en las localidades de Alconchel de la Estrella, Cañaveruelas, Carrascosa del Campo, Culebras, Los Hinojosos, Huete, Olmedilla, Osa de la Vega, Torrejoncillo del Rey, Torrubia, Valparaíso de Abajo, etc. (Bernárdez et al. 2004 y 2005), o la recientemente investigada de Horcajada de la Torre (Busquier, 2010). Esta piedra utilizada para cristal de ventanas y también como pavimento, adquirió en los primeros siglos del imperio un gran auge, constituyendo un material de lujo que se pagaba a alto precio. La de mejor calidad, al decir de Plinio el Viejo, era aquella que procedía de un radio de cien mil pasos alrededor de Segóbriga. El trabajo de desbastado y selección del material se realizaba a pie de mina, y los procesos siguientes no son muy bien conocidos. Se supone que el material saldría hacia la costa por la vía de Cartago Nova, y que los beneficios de la actividad revertirían en la propia Segóbriga,

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pero no conocemos si existían centros intermediarios en donde se canalizara o guardara el material extraído. El yacimiento de Madrigueras se encuentra cerca de las minas de Torrejoncillo, Palomares del Campo, Olmedilla y Valdejudíos, especialmente de esta última de la que dista poco más de 5km. Ya comentamos que la distancia a la Muela del Pulpón también es muy pequeña, por lo que podríamos suponer algún tipo de interrelación entre estas actividades y el yacimiento de Madrigueras, sin embargo, apenas se han documentado restos de lapis specularis o de trabajo del mismo en las actuaciones arqueológicas llevadas a cabo en 2010. Los yacimientos que, como Madrigueras, podríamos encuadrar dentro del término vici, son escasamente conocidos en las cercanías e Segóbriga. Se trata de ese tipo de asentamientos que conforman el entramado poblacional del territorio y que vienen siendo englobados por la historiografía española dentro del concepto genérico de “poblamiento rural”. La verdad es que este tipo de poblamiento es uno de los aspectos peor conocidos del mundo romano en la Península Ibérica. De este tipo de yacimientos se han dado diversas noticias, por ejemplo las aportadas en el exhaustivo trabajo de S. Palomero (1987) o años antes el de Osuna y Suay, 1974). Gracias a ellos sabemos de la existencia de un importante núcleo romano en Tresjuncos, 28km al Sur de Madrigueras, del que se conserva parte de un mosaico en el Museo de Cuenca, de otro yacimiento bajo el solar del actual Tarancón (MartínezFronce, 1988), de la existencia de terra sigillata en Alcázar del Rey, así como muy cerca de Fuente Redonda (Lorrio, 2007; Lorrio y Sánchez de Prado, 2002), en Fuente del Pozuelo, término de Rozalén del Monte, o junto al Gigüela, en el Cerro de los Espejares, a 2km de Villas Viejas (Zarzalejos y Morillo, 1994), o los nuevos hallazgos en Batán de San Pedro o Madrigueras III, cerca de Pozorrubio, recientemente excavados; por citar sólo los más cercanos. Sin embargo, apenas se han realizado excavaciones arqueológicas en prácticamente ninguno de ellos. Sin duda las grandes ciudades conquenses: Ercávica, Segóbriga y Valeria, han acaparado el interés arqueológico de la provincia, con la excepción de alguna villa, como la de Noheda, y de las intervenciones motivadas por las obras civiles como la de la presente Memoria, o las habidas con relación a las obras de la A-40 y el AVE hacia Cuenca. En las cercanías de Carrascosa del Campo con motivo de las obras del Ave se localizaron algunos restos de la Edad del Hierro y Medievales en el paraje de Corrales de Mocheta (Los Villares) al Este de la población, donde se localizó en 2004 un asentamiento del Hierro II con poblamiento romano (Cruz Lamarca, 2007:369), que aún está inédito. En este estadio no es factible realizar siquiera un acercamiento al estudio del poblamiento rural, por lo que los resultados que aquí se presentan, aún siendo muy parciales, constituyen un primer acercamiento al conocimiento de los poblados de este tipo.

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2. EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA EN MADRIGUERAS II

2.1. INTRODUCCIÓN La ocupación romana en Madrigueras era conocida aunque no fue publicada hasta que uno de nosotros lo hizo después de la verificación in situ de restos de cerámicas en superficie (Urbina 1997:104). En el año 2000 se publica un epígrafe funerario procedente del lugar (Abascal y Cebrián, 2000), concretamente de la zona en la que la cañada de Jábaga cruza la CM-310 hacia el Norte de la misma. Por su parte, las obras de acondicionamiento de la CM-310 llevadas a cabo en 1999 sin control arqueológico, dejaron al descubierto varios muros cortados en el talud del lado derecho, cerca del lugar del hallazgo del epígrafe. Todos estos datos avalaban la existencia de un núcleo de habitación de cierto relieve, siguiendo el esquema de ocupación romana sobre un anterior núcleo de la primera mitad del Hierro II, que se había constatado en otros lugares (Urbina, 1997). No obstante, ya hemos comentado la escasa significación de los restos romanos constatados en la actuaciones de 2006-7 (López y Martínez, 2010) y la escasa o nula mención de la ocupación romana en dicha publicación, de modo que en la presente actuación se partía prácticamente de cero. Los restos en superficie se extienden por la ladera de la parte Oeste hasta la CM-310 y el cauce actual del río. Entre ambos queda un espacio de unos 50m de ancho en el lado Sur y 30 en el lado Norte que sólo hasta épocas recientes pudo ser cultivado. Se trata de la cuenca del río en parte rellena por sedimentos de la ladera occidental, por la que el antiguo cauce serpenteaba e inundaba. La naturaleza del terreno en el que confluyen limos carbonatados con yesos y los encharcamientos periódicos han venido propiciando que se abran grandes oquedades y grietas en el terreno, que al secarse y humedecerse se resquebrajan dejando agujeros a veces de gran tamaño y sólo tapados por una fina capa de tierra conocidos en los alrededores como “madrigueras”, topónimo que da origen al nombre del lugar. Poco después de que se excavara la necrópolis, se procedió a la concentración parcelaria en la zona, y se encauzó el río excavando su cauce y desplazándolo unos pocos metros más al Oeste. Sobre esa franja de tierra próxima al cauce actual se ha realizado la actuación arqueológica, sobre unos 700m lineales con el desbroce o retirada de la capa vegetal del terreno en un ancho de 7m en la mitad nororiental y 18-20 en la mitad sudoccidental. En esta superficie se descubrieron restos de índole muy diversa, y salvo los ya comentados en el extremo noreste de la traza, todos ellos pertenecen a la ocupación romana, que genéricamente podemos encuadrar entre el siglo I y el siglo IV d.C. Se trata de los límites exteriores del poblado, de los terrenos más próximos al río hasta donde apenas llegaban ya las viviendas comunes.

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Restos de muro y niveles de habitación linde Norte CM-310

La superficie de la traza se puede dividir en dos sectores partidos por una extensión de limos de color ocre, muy duros y compactos y arqueológicamente casi estériles. Hacia el NE se documentaron dos cloacas de idéntica dirección (Oeste-Este) que corren paralelas hacia el cauce del río, aunque su tipología constructiva es muy diferente. Más al Noreste se halla un área de habitaciones que sólo se pudo excavar parcialmente, debido al afloramiento del nivel freático. Desde esta zona se disponen una serie de canales-drenaje que cruzan la traza casi perpendicularmente y se disponen a intervalos irregulares; en el extremo Noreste estos canales-drenaje están unidos por un ábside o curva que les otorga la forma de U. Entre algunos de ellos se han podido excavar restos de construcciones, si bien muy parciales. Más allá se disponen los restos de la Edad del Hierro y el fin de la traza. Desde el centro hacia el Suroeste, sobre los limos de color ocre claro, se dispone de forma aislada una estancia cuadrada con abertura de puerta hacia el Este. Más allá se ha documentado un muro de 1m de ancho transversal a la traza, y algo más al Suroeste se desarrolla una estructura de difícil interpretación que hemos denominado genéricamente “estructura hidráulica”. Desde ella parten otros canales-drenajes hacia el Suroeste, ocupando longitudinalmente la mitad oriental de la traza, hasta perderse por el borde de la misma con dirección hacia el actual cauce de agua. En la zona occidental aparecen unas arcillas grumosas, sueltas de coloraciones grisáceas y negruzcas debidas en parte a fenómenos de conturbación, y en parte al humus depositado antrópicamente, ya que se trata de basureros y zonas de desecho. En estos lugares es en donde se dan las mayores densidades de objetos arqueológicos. En el borde Suroriental de la traza afloran estratos de arenas amarillas y arcillas rojizas, ya estériles arqueológicamente. Entre este borde, aún sobre estratos de arcillas negruzcas se documentan dos estancias adosadas que continúan hacia el Oeste más allá de la traza, en dirección al poblado y a los puntos de la CM-310 en donde se pueden ver aún los muros cortados en el talud que practicó la obra de la carretera. A escasos metros de estas estancias se documentan hacia el Noreste otras dos, una con suelo de opus hidraulicum y la otra adosada a ella con el lado oriental abierto. Bajos estas últimas estructuras aparecieron algunos enterramientos infantiles bajo tejas curvas, acompañados de vasijas de ofrenda.

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2.2. OCUPACIONES ALTOIMPERIALES Sector 7 y H10 En el sector oriental de la traza, se descubrieron los restos aislados de varias estructuras de cronología altoimperial, junto con unas cloacas. Estas estructuras se disponen bajo unos canales-drenaje construidos posteriormente y de los que se hablará en conjunto, dada la cantidad de ellos descubiertos en todas las áreas de la excavación. Comenzando desde el Este, junto a la zona en la que se localizan los restos de la Edad del Hierro, dentro del arco que forma al canal-drenaje11, se consiguió excavar entre la tierra encharcada, un pequeño espacio ocupado por los restos de lo que parece una estructura de piedras casi perpendicular al sentido de los lados de la U que forma el canal. Estos restos aparecieron al ampliar el ancho de la traza a fin de comprobar la dirección de los canales-drenaje. Tiene unos 80cm de ancho y parece que las piedras están careadas, al menos la interior. Entre esta cara y una hilada de adobes quemados paralela a la estructura, se dispone una cámara de aire de unos 12-15cm de ancho. Los adobes forman un tabique con piezas de 44cm de largo, 12cm de ancho y unos 8cm de grosor, que se hallan muy deterioradas por el agua. Adosadas a ellas se dispone otro tabique formado por ladrillos; éstos tienen 3,2cm de grosor, 22cm de largo y 12cm de ancho. Se consigue excavar hasta 5 hiladas de ladrillos y comprobar que bajo el agua que ya aflora, existen al menos otras dos hiladas de ladrillos. En los lados se documenta al Oeste el arranque de otro murete de ladrillos similar y al Este una capa de revoco cubriendo el arranque del cierre por ese parte, dejando un vano de 2,8m. En el interior de esta estructura se excava un derrumbe de ladrillos, entre los que aparecen piezas de color amarillento (los anteriores son de color anaranjado), de dimensiones desconocidas pero de 6cm de grosor con marcas incisas en forma de aspa en la cara interior. No es posible excavar a pesar del interés de los restos debido a las surgencias de agua que anegan todo rápidamente. Al otro lado de esta estructura denominada H10, junto a uno de los lados del canal se conserva un pequeño derrumbe con restos de tejas curvas entre las que aparecen algunos fragmentos de cerámica y una fusayola. Sobre las piedras del muro se localiza un fragmento de TS Itálica. Tenemos que recordar que al Norte de esta estructura, el derrumbe de tejas se halla en medio de la UE56 que contenía cerámicas de la Edad del Hierro al igual que la UE55 situada más al Norte, de modo que estos niveles más antiguos debieron ser alterados por las instalaciones que estamos describiendo. Con respecto a la funcionalidad de esta estructura, es difícil pronunciarse dada la precariedad del terreno excavado, tanto en su extensión como en profundidad, ya que el agua impide profundizar por debajo de unos pocos cms. Se trata sin duda de una estructura relacionada con el agua: dado que hemos recogido numerosos fragmentos de revoco junto a los ladrillos y encontrado un pequeño paño del mismo in situ en la esquina nororiental; y el calor: ya que los adobes presentan signos de haber aguantado altas temperaturas, al tiempo que la cámara de aire podría interpretarse como el dispositivo para calentar una

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habitación. No podemos precisar a este respecto si la estructura de ladrillos pudiera corresponder a una bañera, aunque por sus dimensiones es factible. La proximidad al río es otro factor que avalaría la presencia de unas termas o balnea. En cualquier caso, esta estructura no estaría relacionada con el canal-drenaje que debió construirse mucho después. Además de la fusayola, sólo contamos con 5 fragmentos de sigillatas, todas ellas itálicas: un galbo curvo, tres bordes Goud. 38, 39 y 40, y un galbo con baquetón Goud. 27. Una pieza completa similar a nuestro ejemplar nº 1, clasificada como Consp. 20, se halló en los niveles de amortización de las estructuras tardo-republicanas excavadas en 2009 en Segóbriga (Abascal, et al. 2010:fig5.9). Llama la atención la aparición de este pequeño lote que habría que datar en época augustea o poco después, ya que representa las más altas cronologías de todos los hallazgos

H10 Estructuras relacionadas con el agua. Fotografía desde el este

H10 Estructuras relacionadas con el agua. Plano de planta

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El poblamiento romano de Madrigueras II

del vicus romano, y nos habla de la temprana implantación del poblamiento en la zona. Hablamos de implantación ya que a duras penas se han documentado hallazgos arqueológicos que puedan fecharse en el siglo III a.C., y no desde luego de los siglos II y I a.C. Unos 80m más al Oeste se descubren una serie de estructuras que se disponen bajo dos canales que cruzan la traza perpendicularmente. Estos canales se disponen paralelos a los anteriores, por lo que no descartamos la existencia de algunos más no localizados, ya que fue imposible rebajar el terreno por debajo de 20cm sobre la superficie debido al afloramiento de los niveles freáticos. Se ha localizado una estructura de más de 10m de largo (EM1) muy perdida, en su mitad oriental, formada por piedras apenas careadas, con 60cm de ancho. Como muchos otros de los muros documentados, está formado por dos hiladas de piedras mayores

Conjunto de cerámicas aretinas de H10

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C-D7 y8 y H7, H9. Planta de la estructuras

careadas a los lados y un relleno formado por una hilada de piedras más pequeñas y otras menores a modo de ripio o calzado. Aunque no se localiza la esquina, la estructura se cierra al Oeste con una pared perpendicular de similares características a las descritas (EM2), que acaba perdiéndose antes de llegar al borde de la traza. Señalamos en el dibujo dos estructuras más, perpendiculares a la primera, conservadas sólo en algunos trazos; la EM3 paralela a la EM2 podría delimitar un espacio junto con la EM4 de la que apenas se conservan restos, en cuyo

Restos de caracol común aparecidos en la H7.

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centro se dispone un sillar cuadrado, colocado verticalmente, de 50x50cm., que pudo servir de base a un poste de madera. Este espacio podría cerrarse con un estructura paralela a EM1 de la que apenas se conservan retazos junto al límite Sur de la traza, pero que vendrían a unirse a EM2 en el lugar en donde esta estructura desaparece. Sólo se pudieron excavar los niveles superiores, y aún así, se encontraban bastante encharcados, por lo que no es posible hacer consideraciones sobre la coloración, dureza y otras características del estrato. Entre los hallazgos destaca una olla de cocina de pasta y superficie rojo pálido, con textura granulosa y desengrasante de cuarzo, forma ovoide, con borde engrosado al exterior, y con ondulado de dedos al interior y marcas de desgaste del ondulado debido a los dedos del alfarero al exterior. Se parece a la forma Vegas 2 o Goud. 2, variante de Gosse 1950, 534, fechada en el siglo II d.C., aunque debe tratarse de un producto local. Algún autor identifica este tipo de ollitas o tarros como recipientes para la miel (Sempere, 2006:255). Se encontraba sobre un fragmento de tégula apoyada a la EM1 cerca de la esquina Noroccidental. El resto de fragmentos están formados por bordes vueltos de vasijas de pastas rojizas con restos de pintura roja y jaspeados en rojo, que han perdido parte de las superficies, y otras de pastas ocres entre las que se hallan unos fragmentos de tapadera sin asidero y un cuenco semiesférico con pie anillado, con algunos ejemplares de bordes almendrados y engrosados al exterior de ollas similares a la descrita, bases con pies anillados y una en omphalos. Junto a ellos 8 galbos de terra sigillata hispánica, con las superficies muy alteradas y tres bordes: uno engrosados y dos rectos lisos, de fragmentos muy pequeños. Destaca un pequeño fragmento de base con el sigillum -LORI.AA. Debe tratarse de un Clorius. De La Rioja se conoce la marca de LUC.CLORI (Lucius Cloruis), sin embargo la interpunción seguida de AA es típica de los talleres itálicos. También se halló una aguja o pasador de hueso con remate redondeado sin ojo, que está incompleto; tiene 7cm de largo. Además un fragmento de hierro en forma de lámina de 9x3cm, arrugada en un extremo. A modo de curiosidad citamos el hallazgo de un puñado de conchas de pequeños caracoles comestibles, hallados en la cara interna de EM2. No dudamos de la existencia de otros restos entre los espacios excavados H7 y H10, pero no fue posible investigar esta zona ya que el nivel freático y distintas surgencias de agua hicieron imposible por completo la tarea.

2.3. CLOACAS Apenas 10m más al Oeste de la traza se pierden por el lado sur de la misma, dos estructuras que corren paralelas una de otra separadas tan sólo por 80cm de distancia. Se trata de una tubería formada por piezas cerámicas semicirculares y dos paredes de mampuesto que dejan entre ellas un canal de 70cm de ancho. Ambas corren en sentido oblicuo a la traza con dirección Noroeste/Sudeste, habiéndose documentado casi 40m lineales de ambas. Interpretamos ambas como desagües o cloacas. Parece obvio

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Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Vista aérea del sector 7

Vasija de cocina adosa al muro Norte de H7

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Vasija de cocina adosa al muro Norte de H7

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que vienen del poblado y se dirigen al cauce del río, que en la Antigüedad corría en esta zona unos 20m más al Sur. Por lo que respecta a la primera de ellas (Cloaca2) está formada por piezas cerámicas encajadas a modo de tubuli. Se trata de piezas con forma casi semicircular o medios tubos, de 5cm de grosor, 75cm de largo y 40cm de diámetro exterior. Estas piezas se disponen en la parte inferior y presentan rebajes de la mitad de su grosor en los dos extremos, a modo de machihembrados para que encajen unas en otras. En la parte superior se disponen piezas de la mitad de la longitud de las inferiores, aproximadamente, pues a diferencia de las anteriores no están machihembradas y los bordes de sus extremidades se hallan cortados, conservándose en algunas piezas el arranque de sendas alas. Estas características nos hacen pensar en los tubuli que coronan el acueducto documentados en la actuación de “La Peña”. Como puede verse en la figura, las piezas son prácticamente idénticas, de modo que pensamos que fueron aprovechadas para la parte superior de la cloaca recortándoles los dos extremos horizontales. Tal vez el aprovechamiento de estas piezas del acueducto se realizó sólo sobre ciertos tramos que necesitaran reparación o para toda la parte superior, lo que parece evidente es que estas piezas de la cloaca no están pensadas expresamente para formar una conducción circular, y en cualquier caso, vendrían a evidenciar la proximidad del acueducto o los distintos brazos del mismo como los hallados en el cercano yacimiento de La Quebrada, y el aprovechamiento de sus materiales. En los lados, las piezas encajan directamente sin machihembrado, ya que disponen de una superficie amplia: 5cm. Todas ellas presentan superficies exteriores ligeramente acanaladas y una decoración con impresión de tres dedos que desde el centro se abren hacia los lados formando dos semicírculos en uno de los extremos de cada pieza. De este modo se consigue un conducto prácticamente circular de 30cm de hueco. Para evitar las fisuras, además de los machihembrados, todas las uniones de piezas estaban selladas con argamasa muy fina de cal y yeso.

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Vistas de las dos cloacas desde el Este

A pesar de todo ha llegado a nosotros en pésimo estado de conservación, sin duda porque se encontraba por debajo del nivel freático en muchas ocasiones, como de hecho así ha sido cuando la excavamos, pudiendo tan sólo documentar la parte final de la misma, ya que el resto se hallaba bajo el agua. También ha cedido el terreno formándose “madrigueras” en su trazado, de modo que la tubería aparece con lomos y vaguadas. Los efectos del agua hacen que las piezas cerámicas de la tubería se hallen muy deterioradas, con la superficie craquelada que se desprende al contacto con el aire. Quizá debido a estos problemas o tal vez por lo costoso de su reparación, que debió ser constante, la tubería debió volverse inservible o en algún momento se consideró más práctico o rentable reemplazarla, y se dispuso a su lado una nueva cloaca con un tipo de construcción muy diferente. El hallazgo de diversos fragmentos cerámicos de la antigua tubería amortizados dentro del canal de la nueva, nos indica la fecha más reciente de la última. El nuevo desagüe se construyó como una estrecha galería, de apenas 70cm de ancho, empleando para ello dos muretes de piedras bien careadas al interior, de dos hiladas

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Detalle de la disposición de los tubuli in situ de la Cloaca 2

Resto de tubuli de la Cloaca 2 hallados en la Cloaca 1

cada uno. Los afloramientos de agua han hecho imposible averiguar la altura que alcanzaban estos muros, aunque se ha podido comprobar la existencia de piedras hasta 1,20m de alto, y dado que no era el fondo de la galería, suponemos que esa altura sería de en torno a 1,4-1,6m, para permitir el paso de una persona aunque fuese agachada. La parte superior de los muretes está muy afectada por las labores agrícolas de modo que no es posible reconstruir su forma original. Lo más factible es pensar que estuviera cerrada por medio de una bóveda, y aunque no han quedado restos directos de la misma, si bien podrían ser los derrumbes de piedras caídos sobre el exterior de ambos muretes. Si se cerró únicamente disponiendo piedras sobre los muretes harían falta grandes bloques de los que no se han hallados indicios. Los medios tubos de cerámica de la cloaca anterior tampoco tienen un diámetro capaz de tapar la canalización.

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Vista aérea de la Cloaca 1

Cloaca 1 vista desde el Oeste

Entre los materiales hallados dentro del canal de la Cloaca1 (UE52) se hallan cuatro fragmentos de terra sigillata hispánica, parte de una base y un galbo de la forma 15/17, dos fragmentos de base de las forma 17 y un galbo con arranque de base decorado de la forma 29/37. Entre la cerámica común vuelven a parecer bordes engrosados y vueltos, alguna base con pie anillado, un galbo pintado con líneas rojas y otro de tradición

Plano de las cloacas

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Detalle de los muretes de la Cloaca 1

Algunas cerámicas de los contextos de las Cloacas: UEs 51 y 52

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Algunas cerámicas de los contextos de las Cloacas: UE 50

indígena con engobe rojo y banda naranja enmarcada por líneas en negro. Una base plana y un borde engrosado de dolium (Ober 114), algunos galbos de cerámicas de cocina reductoras y varios fragmentos del borde y cuello de una jarra de boca trilobulada con arranque de asa (Vegas, 46) en pasta amarillenta que ha perdido la superficie. También se recuperó un fragmento de vidrio de los llamados “cuencos de costillas” (Isings 3) por sus característicos abultamientos en forma de costillas que se adosan al cuerpo del recipiente, ensanchándose desde la base hasta llegar casi al borde. Son propios del siglo I d.C. aunque llegan hasta el siglo II (Fernández Matallana, 1996:22).

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Algunas cerámicas de los contextos de las Cloacas: UE50, 51 y 52

Se trata de piezas frecuentes en los repertorios de asentamientos alto-imperiales. Finalmente, un acris de hueso de cabeza esférica y un fragmento de hierro muy corroído, pero que por su forma esférica, algún indicio de agujero interior, y el paralelo de una pieza similar hallada junto a la Cloaca 2, podríamos interpretar como perteneciente a una especie de grifo o dispositivo para conducción de agua.

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La tierra que cubría la Cloaca 2 y que se pudo excavar muy parcialmente debido a las surgencias de agua, se unifico en la UE50. Junto a restos de ladrillos y tubuli de la cloaca, se localizaron algunos bordes de dolia Ober 113 y 114, numerosos bordes, bases y galbos de cerámicas comunes, un fragmento del disco de una lucerna Dressel 16, y varios fragmentos de terra sigillata entre los que destacan un borde de cuenco de itálica Goud. 28 y otro borde de plato Goud 37 al que debe pertenecer un fragmento de base con un sigillum de cartela rectangular del que sólo se conserva la última letra -E. Estos fragmentos son similares a los hallados en H10. También se documenta un fragmento de borde y otro de base de TSH 37, y un fragmento de borde de TS 37 con decoración burilada propia del taller de Andújar de mediados del s. I d.C.. Si bien la mayoría de los materiales remiten de nuevo al siglo I d.C., no es de extrañar la presencia de algunos materiales tardíos, probablemente procedentes del derrumbe la parte superior de la Cloaca 1. Finalmente hacemos mención de un objeto peculiar al que antes nos referíamos. Se trata de un objeto de hierro en forma de “riñón” que halla en muy mal estado de conservación. Presenta un conducto circular de unos 9cm de diámetro con forma de bolsa, relleno de oxido de hierro y tierra. Tiene un apéndice o salida en un lado, y en el otro dos agujeros cónicos en uno de los cuales se halla encajada una pieza de madera a modo de tapón con remate de hierro muy deteriorado, que pudo ser en origen redondo y ovalado, que encajaría perfectamente en el hueco de la mano. Estamos sin duda ante un elemento relacionado con el agua, probablemente algún tipo de grifo o llave de paso de agua. Los restos hallados al Oeste de la Cloaca 1 se encuadran en la UE51, aunque son muy escasos, apenas algunos galbos de cerámica de cocina y almacenamiento, entre la que se hallan bases con pies anillados, un galbo de dolium con dos baquetones horizontales, y algún fragmento diminuto de terra sigillata.

2.4

ESTRUCTURA HIDRÁULICA

Con este nombre se denomina un conjunto de estructuras de forma compleja y no del todo determinada, que se disponen al otro lado de la traza en la parte Oeste de la misma. Estas estructuras se disponen en el espacio en que toman contacto los niveles geológicos de limos yesosos con las arcillas oscuras que presentan indicios de conturbación al permanecer encharcadas durante largos períodos de tiempo. Las piedras de la EH se disponen de forma desordenada sobre lo que debió ser una especie de charca que recogía las aguas de algún manantial. El muro más claramente delimitado, presenta una base de piedras sin trabajar colocadas de forma vertical, disposición típica de estructuras que se apoyan sobre terrenos anegados o enfangados. Otro indicio de que la base sobre la que se asientan estas estructuras estuvo cubierta de agua, es la forma que adoptan los derrumbes, sin una dirección clara de caída de las piedras, sino que éstas se disponen hacia todos los lados por igual, como un castillo de naipes que se derrumba, lo cual dificulta en extremo la identificación de las estructuras originales. A ello hay que añadir la dureza de los limos muy compactados, que hicieron que los trabajos en este

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Planta de las estructuras hidráulicas

punto resultasen muy complicados, llegando al extremo de que a menudo era necesario picar los terrones de limos para cerciorarse de que no se trataba de una piedra. Se ha podido determinar la dirección NO-SE del muro que presenta una base de piedras verticales en el centro de la estructura. Este muro (EH1) tiene un ancho de 80cm y conserva completa un hilada de piedras (algunas de buen tamaño) sobre la hilada vertical de base, alcanzando una altura máxima conservada de 70cm. Presenta la particularidad de conservarse en forma de artesa, es decir, la altura es mayor hacia sus extremos. La longitud documentada alcanza los 10m. Se han documentado los arranques de dos muros que forman escuadra con al anterior, delimitando un espacio de 7m de longitud. Lamentablemente el muro del lado Norte (EH3) apenas tiene 1m de largo. La ausencia de piedras nos hace pensar que en realidad ese era aproximadamente su largo. En este caso presenta una construcción más cuidada, con dos hiladas de piedras canteadas de buen tamaño (de hasta 50cm de largo, algunas de ellas) con un relleno de piedras menores hasta alcanzar un ancho de 80cm. Se adosa al muro largo, no se enjarja a él. En el lado Sur la estructura (EH4) parece que fue en origen más larga a juzgar por el derrumbe de piedras existente, derrumbe que hace difícil la correcta interpretación de la propia estructura, pues como acabamos de decir, el derrumbe se ha producido lentamente esparciendo las piedras de manera uniforme. No se documentan aquí tan claramente piedras canteadas, aunque la dirección interior de la estructura es clara.

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Elemento de hierro: grifo o llave de agua

Estructura hidráulica, vista aérea

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Nos quedaría de este modo un espacio de tendencia rectangular de 7m de largo, 1 m de ancho en el lado Norte y aproximadamente 2m de ancho en el lado Sur, si es que los derrumbes que se prolongan hacia el Oeste no son continuación de esta estructura, ya muy deteriorada en esa parte. Hacia el otro lado, se le une en dirección oblicua a la estructura longitudinal otro muro de similares características (EH2), aunque aquí la hilada de base tiene las piedras dispuestas horizontalmente. Entre ambos forman un V abierta hacia el Sur, parte en la cual ambas estructuras alcanzan su mayor altura. El largo de esta nueva estructura es similar a la anterior, con algo menos de 10m ya que para formar la base de la V esta estructura se adosa a la anterior. Ambas desaparecen sin indicios de remate alguno a la misma distancia, por lo que hemos de pensar que esa fue su longitud original. Hacia la base de V y en una dirección que parece continuar la de EH3 al otro la de EH1, se dispone una acumulación de piedras amorfa entre la que no hemos podido individualizar ninguna estructura claramente definida. Podría tratarse sin más de un acúmulo de piedras dispuesto para la contención de tierras, ya que se dispone en el lado Este, donde se hallan los limos compactados, y su función fuese la de evitar que estas tierras penetrasen hacia el espacio definido por las estructuras anteriores. Tenemos que advertir que aunque a escasos 20cm de la superficie se identificaron las piedras más superficiales de la EH1, la base de estos muros alcanza 1,20m sobre el nivel original del suelo. Si hacia la parte Este de la EH1 los restos arqueológicos: fragmentos de cerámicas y tejas, esencialmente, dejan de aparecer (al igual que las piedras) a determinada cota, en el espacio rectangular excavado entre EH1, EH3 Y EH4, se han hallado tejas y algunos fragmentos de cerámicas hasta 80cm por debajo del nivel de base de los muros. Hay que diferenciar los niveles superiores de los estratos inferiores. Se han aislado 28 UEs en el conjunto de la llamada EH. En esta última se halló una pieza de madera consistente en un tablón con forma de planta de barca de 18x25cm y 3cm de grosor, del que salen dos vástagos: uno en el centro y el otro en la proa, que están rotos. Como en otros lugares que después comentaremos, la existencia de madera relativamente bien conservada es una prueba más del nivel de encharcamiento de la zona. También se recuperó parte de lo que podría ser una mola olearia, de unos 80cm de diámetro, con agujero de unos 20cm en el interior, reborde exterior de 8cm de ancho y 5cm de grosor y rebaje en uno de los lados para encajar un madero. Igualmente una base cónica de 18cm de diámetro máximo, 12cm de altura y cazoleta en la parte estrecha, fabricada en yeso. Se hallaron también numerosos fragmentos de tégulas, ímbrices y ladrillos, entre los que destacan unas piezas trapezoidales con apéndices laterales en los lados anchos y encajes en los estrechos. Este tipo de ladrillos-dovela se utilizan para construir los arcos huecos por donde pasa el aire caliente en termas e instalaciones calefactadas. A pesar de que se hallaban muy fragmentados, se recogieron más de una docena de trozos de ejemplares de este tipo. Todos ellos presentan decoración de marcas de dedos en forma de aspas. Otros ladrillos documentados tienen forma rectangular de 12x18cm y 3cm de grosor; muchos de ellos presentan incisiones en una cara formando retículas, sin duda

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Vistas de la estructura hidráulica

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Detalle de la estructura hidráulica

para propiciar el agarre de la argamasa en la puesta en obra de dichas piezas. Entre los elementos de metal, además de varios fragmentos de hierro, destacan unas “lagrimas” o restos de fundición de plomo, y un instrumento de hierro que está sin duda relacionado con el agua. A pesar de su mal estado de conservación se distingue una lámina de hierro de 4cm de ancho que remata en un abultamiento muy deformado, mientras que en el otro extremo está perforada con agujero en el que está encajado otra pieza de sección circular. La cerámica de esta EU28 no es muy abundante, apenas unas bases de cerámicas comunes con pies anillados (una de ellas presentas el grafito de un rombo y dos medios rombos a sus lados). No podemos dejar de anotar que la figura de este grafito, a pesar de su sencillez, acabará transformándose en un símbolo mariano cuya forma se genera por la unión de la M y la A. Además de varios galbos con arranque de asas y fragmentos de algún cuello de botella, destacan los fragmentos de borde de un dolium. Se trata de un ejemplar de borde entrante horizontal con baquetón paralelo del que nace un asa geminada de pequeño tamaño. A la altura del asa en el borde hay tres rayas incisas. Este tipo de dolia son característicos de la segunda mitad del siglo I a.C. (Beltrán, 1990:260), y aunque pueden abarcar todo el período augusteo, el ejemplar de Madrigueras es de excelente factura (con asa y baquetón), abundantes en ejemplares de Botorrita y que están presentes en poblados ibéricos que llegan a época tardorrepublicana como el Cerro del Gollino, en Corral de Almaguer, Toledo. Hacemos referencia finalmente a un fragmento de lo que parece un tubuli, de unos 40cm de diámetro, con paredes de 4cm de grosor, que presenta un borde marcado al exterior. El interior aparece estriado. Ejemplares similares se han interpretado como colmenas. En las UE 6 correspondiente a un estrato ubicado al otro lado de la EM1, se hallan nuevamente fragmentos de dolia y ladrillos junto con algunos galbos de terra sigillata hispánica decorada que se corresponden con parte de un recipiente de la forma 30 hallado en la UE9, con el estilo llamado de metopas correspondiente a mediados del

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s. I d.C., y un fragmento de borde probablemente de la forma 35. En la misma UE 9 se documentan además otros fragmentos de sigillata entre los que se puede reconocer un borde de la forma 24/25. Nuevos goterones de plomo se localizan en diversos lugares y en el vértice interior que forman la EH1 y EH2 aparece una fíbula omega (UE5). Tiene aro de sección circular y remates largos, encuadrable en el tipo 35.1.a.2 de Erice (1995), de cronología tardorrepublicana. Por lo que respecta a la fauna, se documentan restos de bóvidos, caballos, ovicápridos y ciervos. Destacan los altos porcentajes de caballo, seguido de bóvidos, más altos que para el resto de los contextos. No obstante, el volumen de restos es pequeño: 22 fragmentos de caballo, 13 de bóvido, 10 de ovicáprido y 5 de ciervo, junto a 56 framentos grandes sin identificar. De ellos existe un alto porcentaje de molares. Se disponían en su mayoría en el espacio interior de la V que forman las estructuras EH1 y EH2, de modo que podemos estar hablando de un ejemplar de cada especia, al menos en lo que se refiere a ciervo, caballo y bóvido. Los materiales indican una temprana ocupación de este espacio, si bien es muy difícil establecer el tipo de ámbito al que pudieron asociarse. Esta sensación e antigüedad se confirma con la datación radiocarbónica efectuada, que aporta una fecha de 2000± 40 BP (50 BC±40), calibración a 2 sigma: Cal BC 90 to Cal AD 80., sobre un fragmento de madera del instrumento comentado hallado en la UE28, en la cota más baja excavada antes de la aparición del agua del nivel freático. Dada la profundidad de casi 2m sobre el nivel del suelo que se alcanza en la parte más baja excavada, pensamos que en un principio debió existir una zona de encharcamiento tal vez propiciada por la surgencia de una corriente de agua (ver estudio del Medio Físico). Sobre ella se pudo construir algún tipo de edificación del que quedan los retazos de las tres paredes que parecen formar una pequeño porche, tal vez un soportal para un fuente, lo que explicaría la abundancia de tejas, la existencia de ladrillos y de los materiales arqueológicos. Con el paso del tiempo esta estructura debió arruinarse, o mejor aún su conservación debió de resultar muy dificultosa debido al régimen periódico de encharcamiento de la zona. Estos encharcamientos periódicos justificarían la construcción de la estructura EH1 con el basamento de piedras dispuestas verticalmente, posiblemente la estructura EH5 como contención de tierras para la zona encharcada, y la estructura EH2 como un paso para sortear las aguas. Estamos pensando en una estructura relacionada con el agua, una fuente que debió ser utilizada y reformada durante varios siglos hasta convertirse en una especie de acequia de la que se captaba agua. Cuando hablemos de los canales, veremos cómo el canal 1 y principal arranca precisamente de este lugar, recogiendo agua que era trasladada a un lugar desconocido que no ha podido investigarse por estar fuera de la traza. Los materiales que se fueron depositando en la estructura (ver el inventario anexo a la publicación), demuestran una frecuentación del lugar durante al menos 3 siglos. Contamos además con otro elemento de primer orden para pensar en la relevancia del sitio y su vinculación al agua. Nos referimos al hallazgo de una pequeña arita encontra-

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Materiales asociados a la estructura hidráulica

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Materiales asociados a la estructura hidráulica

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Materiales asociados a la estructura hidráulica

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da cerca del final de la EH3 entre piedras caídas y fragmentos de tejas. Se trata de un ara de pequeño tamaño, de las llamadas “familiares”. Está realizada sobre una arenisca amarillenta de tacto suave y poca consistencia, muy friable, lo que ha hecho que se haya perdido buena parte del volumen de las letras siendo extremadamente difícil su lectura en algunas líneas. Presenta una rotura en el ángulo inferior derecho que afecta al campo epigráfico y a buena parte del frontal de las dos molduras inferiores. La pieza mide 23cm de altura total, 11cm de ancho en la parte superior y 14cm en la inferior, y 8 cm de grosor en la parte superior y 12 en la inferior. Está rematada en la parte inferior por dos molduras de sección redondeada, al igual que en la parte superior, conservando en la cima restos de las acroteras y un fóculo central de 4,5cm de diámetro. El campo epigráfico mide 14cm de alto, 11cm de ancho en la parte superior y 12 en la inferior. Tiene 5 líneas escritas de 1cm de alto cada una, con apenas separación entre ellas, salvo en el caso de la última que deja 0,5cm entre ella y la cuarta línea, ocupando en total la mitad superior del campo epigráfico. El tipo de letra es capital cursiva, con la A sin travesaño central, M y N muy abiertas, así como los brazos de la u que se abren desde el vértice curvado. Se aprecian los trazos horizontales que enmarcan las líneas de texto.

SACRUM CLIMENUS u (OLIMENUS) EX VOTO

La I de la primera línea es difícil de leer mientras que un pequeño roto al final de la línea impide saber si hubiera otra E al final de la misma, dando la lectura de Dominae Minervae Sacrum. En la cuarta línea la letra inicial se lee mal, de modo que la C pudiera tratarse de una O, dando el nombre de Olimenus. Entre las inscripciones dedicadas Minerva, excluyendo aquellas en las que aparece como parte de la Tríada Capitolina, se hallan las de la provincia de Cuenca: Las Valeras, dedicada por Valentinus (Rodríguez Colmenero, 1983. 319-320; Hisp. Epig. Nº reg. 6859), en Cañaveruleas, dedicada por Ianuarius (Rodríguez Colmenero, 1982. 234; Hisp. Epig. Nº reg. 6749), otra de la misma localidad proviene en realidad de Ercavica) sin que conserve el dedicante (Vázquez Hoys, 1999:74; HEp, 9, 2003:303. Hisp. Epig. Nº reg. 6749). En esta última se halla la misma fórmula de Minervae Sacrum, que es bastante común entre las dedicaciones a Minerva en Andalucía, como los ejemplos de Niebla, Huelva (HE, nº reg. 794), Linares, Jaén (HE, nº reg. 13769), San Roque, Cádiz (HE, nº reg. 608), Utrera (HE, nº reg. 1247) o Los Corrales (HE, nº reg. 3146), ambas en Sevilla. Tan sólo hallamos otro ejemplo de Alcobaça, Leiria, Portugal (HE, nº reg. 21404), junto con el conquense con el mismo adjetivo de Sacrum fuera de Andalucía.

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Ara con dedicación a Minerva

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3D del Ara con dedicación a Minerva.

En otras ocasiones aparece tan sólo el nombre de la diosa, o va acompañado de los adjetivos Sancta o Dea, sin que hayamos encontrado paralelos para la fórmula completa de nuestra inscripción Domina Sacrum. Por lo que respecta al dedicante, tanto si aceptamos Climenus como Olimenus, se debe tratar igualmente de nombres griegos no documentados anteriormente en inscripciones similares en Península Ibérica. Entre los dedicantes de votos a Minerva no hallamos nombres griegos, aunque su presencia está bien atestiguada en la cercana ciudad de Segobriga (Abascal y Cebrián, 2000 y 2002), donde libertos de origen griego erigieron el santuario rupestre dedicado a Diana (Abascal, 2000; Vázquez Hoys, 1999), y existió incluso un recinto de culto dedicado a Zeus Theos Megistos (Abascal, 2000; Abascal y Alföldy, 1998). Se conoce otro epígrafe procedente del mismo lugar, que apareció con motivo de unas obras de acondicionamiento de la carretera local, realizadas sin control arqueológico. Se publicó hace 10 años, y se trata de una estela funeraria en la que aparece en nombre de Evandius. Se data en el siglo I d. C. (Abascal y Cebrián, 2000).

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Aunque lo más natural sería interpretar el arita como un nuevo ejemplo de culto personal, en la misma línea que indican los ejemplos de Ercavica (Rodríguez Colmenero, 1982:234 y 1983:320), que se interpretan como procedentes de lararios personales, en nuestro caso creemos que existen otras posibilidades. En primer lugar hay que advertir que todos los materiales hallados en lo que denominamos Estructura Hidráulica proceden del uso relacionado con la misma o del tránsito por ella. No se trata de un lugar de desechos, como ocurre en zonas cercanas donde se localizan varios basureros, ya en los estratos de arcillas marrones y de colores grisáceos debidos al encharcamiento constante de la tierra. Por ello cuesta creer que el ara apareciera en el lugar que lo hizo como parte de un desecho, y si no es así deberíamos pensar en que de alguna manera el lugar de aparición del exvoto debería de estar relacionado con la divinidad. No cuesta demasiado pensar en la existencia de una fuente en donde encajaría bien el ara, aun a pesar de su reducido tamaño. Aunque no muy abundantes, contamos con algunos ejemplos de Minerva asociados sobre todo al aspecto salutífero o de curación (Minerva Medica): inscripciones aparecidas en Aquae Calidae (Caldes de Montbuy, donde algunos de los dedicantes son orientales, o Caldes de Malavella. La encontramos sincretizada con divinidades locales en los complejos termales de Bath (Reino Unido), bajo la tutela de Sulis-Minerva, y el balneum de Turiaso (Tarazona) dedicado a Silbis-Minerva. En ambos casos se localizaron cabezas de estatuas de Minerva arrojadas a pozos o piscinas. En la misma línea estaría la inscripción hallada en el depósito de la fuente de Argentomagus (Argenton-sur-Creuse) (Beltrán y Paz, 2002:315 y ss.). Queremos destacar la aparición de los restos de las estatuas así como de la inscripción dentro de piscinas o depósitos de agua, por la relación que pudiera tener con el contexto de aparición de nuestra ara. Cabe distinguir, no obstante, el carácter sanador de la divinidad de aquel relacionado explícitamente con las aguas, ya que en la mayoría de los ejemplos citados la relación con las aguas se establece por las condiciones salutíferas de las mismas (Blázquez y García Gelabert, 1992). A este respecto puede ser reveladora la asociación de un busto de Minerva con la dedicatoria a las acuáticas Diosas-Madre en Beire-le-Châtel (Beltrán y Paz, 2002:317), ya que la diosa se asimilaría a las potencias de las diosas-madre entre las que alcanza siempre un lugar destacado el agua. Los títulos Domina y Sacra de nuestra inscripción, podrían reflejar una asimilación de este tipo más que la relación con los aspectos salutíferos. Aunque las aguas que desembocan en la margen derecha del Valdejudíos a la altura del yacimiento de Madrigueras, son aguas cálcicas y carbonatadas, con un pequeño contenido en cloruros y sulfatos (véase el cap. III. Medio Físico), no creemos que esos valores justifiquen la consideración de aguas medicinales. Nos inclinamos a pensar que la relación entre la dedicatoria a Minerva y las aguas de la que denominamos EH, podría establecerse mejor desde la consideración de la divinidad romana como salutífera en su faceta de fecundadora, de dadora de agua como fuente de la vida y alimento de las cosechas. Aunque las connotaciones sean diferentes, existe en las inmediaciones de Madrigueras, en Fuenterredonda, entre los términos de Uclés y Rozalén del Monte, un manantial encauzado de antiguo por medio de unas paredes (hoy muy deterioradas) de forma redonda que dan nombre al lugar, cerca del cual apareció un ara dedicada al dios indí-

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gena Airón (Lorrio y Sánchez de Prado, 2002). Esta divinidad se suele asociar a los pozos y simas profundas, habiendo aparecido numerosas evidencias en distintos lugares de la Península (Ibidem: 183 y ss.). Conocemos además de las evidencias publicadas otro pozo con esa denominación en el pueblo de El Romeral (Toledo), junto a la calle que debió formar el Decumano del yacimiento romano que dio origen al casco urbano. Por lo que respecta a la Fuenterredonda, además de los restos romanos de la necrópolis de Haza del Arca, cuya ubicación precisa no es bien conocida, existe un asentamiento romano en el paraje conocido como Fuente del Pozuelo, apenas a 1,5km al Este (ya en término de Rozalén del Monte).

2.5. BASUREROS Como hemos indicado, hacia el Suroeste de la traza el terreno cambia y adquiere de nuevo unas características similares a las que tenía en el lado Noreste, donde se localizaban los restos de la Edad del Hierro, H10 y cloacas. Los limos yesíferos de la parte central de color claro, y apelmazados, dejan paso a los limos arcillosos de color marrón que corresponden a la llanura de inundación del río. En los calurosos días de verano estos limosa adquieren tonalidades blanquecinas en superficie, y toda la zona posee tonos grisáceos debido a la acumulación de materia orgánica acumulada sobre ellos. Se trata pues de una superficie de inundación por debajo de las arcillas marrones procedentes de los arrastres de ladera, que han constituido las tierras de cultivo. Toda esta superficie está cubierta de restos arqueológicos más o menos dispersos, entre los que se encuentran fragmentos de cerámicas, tejas y acumulaciones de piedras. Entre ellos es posible distinguir ciertas concentraciones a las que hemos denominado “basureros”. En total se han documentado 17 de estas concentraciones, si bien 11 de ellas consisten en manchas de color negruzco en la zona central de los limos yesíferos, que no han aportado materiales arqueológicos. Por lo tanto son 6 los “basureros” localizados en esta área. El basurero 11 (B11) es el de mayores dimensiones y el que más material arqueológico ha aportado. La cota inferior de dicho basurero se establece a 1,5m por debajo de la superficie; a ese nivel comenzó aflorar el agua. En la superficie se localiza el basurero por la existencia de una concentración de piedras, bajo las cuales se extiende capas de limos y arcillas de color negruzco, que se han dividido en 3 estratos. En el nivel de base se localizaron los restos de la piedra superior de un molino de cereal, así como varios fragmentos de madera conservados gracias a l humedad constante del estrato. En esta UE3 los fragmentos de hierro son abundantes, con numerosos restos de clavos, en su mayoría de sección circular con cabezas cónicas, aunque no falta algún ejemplar de sección cuadrada y cabeza cuadrada y piramidal. Entre los bronces se recuperó una aguja de buen tamaño, probablemente para coser esparto o cáñamo; una punta de flecha de forma foliácea, alargada, con pequeño pedúnculo, y una fíbula de tipo aucissa. Estas fíbulas fueron difundidas por el ejército romano hasta los más recónditos rincones del Imperio, siendo adoptadas más tarde por los civiles, e incluso empleadas 107

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con vestidos femeninos. Los investigadores suponen que dada la semejanza de los ejemplares en lugares muy distantes, con el ejército debían viajar artesanos que las fabricaban. En nuestro caso podemos pensar en un uso doméstico, aunque ya comentamos la cercanía del asentamiento de la Muela del Pulpón, que fácilmente podría interpretarse como un campamento o guarnición militar. El tipo de Madrigueras, a pesar de que se encuentran muy deteriorado ya que no conserva el enganche de la placa del puente con la aguja, y aún no se ha procedido a su restauración, podría encuadrarse dentro del grupo 20.3 de Erice, que fecha en el período augusteo. Señalamos igualmente un fragmento de cuenco con pared ondulada y engobe rojo exterior, muy deteriorado, pero que recuerda los engobes rojos ibéricos que se encuentran en los yacimientos ciudadrealeños hasta el siglo I d.C. Entre los escasos fragmentos de sigillatas sólo podemos identificar dos fragmentos de bases de la forma 37. En la UE2 se halló un nuevo ejemplar que en este caso no conserva la aguja pero sí parte del enganche de la lámina del puente aunque no completa. Pertenece al mismo grupo de la anterior, quizá podría encuadrarse dentro del grupo3.2 de Erice. También en la UE2 se recuperaron dos acris crinalis, uno de ellos con la cabeza esférica y el otro de cabeza alargada, así como un pondus, una base de ánfora, un borde de jarra con arranque de asa tipo Vegas 38. En el nivel más superficial (UE1), entre otros hallazgos destaca un borde de mortero estriado al interior, de los que Beltrán denomina de pico vertedor poco saliente (1990:216, caracterizados por la ranura superior en el borde y el pico que apenas sobresale del borde (tipo Santrot187); son de fabricación local y su cronología abarca todo el siglo II y comienzos del III d.C. Entre las cerámicas de esta unidad, muy variopintas, encontramos una cazuela de borde recto y pared curvada, posible imitación de ejemplares de engobe rojo pompeyano, numerosos bordes de ollas de cocina, generalmente abultados, de secciones cuadrangulares (por lo general de pastas negras), o en almendra con molduras (de pastas oxidantes), que genéricamente se engloban en el tipo 1 de Vegas, concretamente una olla corresponde al nº 9 de la fig 2. Con la misma pasta oxidante y gruesos desgrasantes calizos, se documentan varios cuencos de borde engrosado al interior. Todas estas cerámicas apenas poseen elementos cronológicos aunque se hallan mezclados con objetos tardíos, como una moneda del siglo III d.C.; se trata de un antoniniano fechado entre el 250-274 D.C., en donde apenas si se aprecia algo más que la corona radiada del emperador, y otra de Filipo “El Árabe”: IMP M IVL PHILIPPVS AVG, en el anverso y en el reverso SECVRIT ORBIS, y debajo SC1. Otros elementos de filiación tardía lo constituye un galbo de TSHT decorada, en el que se parecía en relieve la forma muy estilizada de una figura humana. El resto de los fragmentos son lisos, entre ellos un borde y varios fragmentos de bases de la forma 37. Abundan los fragmentos de hierro, algunos de gran tamaño, así como numerosos restos de clavos. Se han recuperado también una docena de fragmentos de vidrio de tonalidades blancas, verdosas y uno azulado, en su mayoría galbos de los que no es posi1 Reiteramos nuestro agradecimiento a P. L. Rodríguez Carrascosa por la lectura de estas monedas, trabajo no exento de dificultades debido al pésimo estado de conservación de las mismas.

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Vista aérea

ble conocer la forma. Tan sólo tenemos dos bordes engrosados al interior de pequeños cuencos que podrían encuadrarse dentro de la forma Isings 11. Estas formas son típicas de momentos tan tardíos como los siglos IV y V d.C. (Sánchez de Prado, 1984), al igual que la pared de lo que pudiera ser un vaso decorado con hilos aplicados. A pesar de que los materiales son variopintos y de que sobre todo en los niveles superiores se hallan bastante mezclados, es posible establecer un seriación cronológica entre los hallazgos de la parte más baja del basurero: UE3 y los superiores. Así, mientras que en la UE 1 se han documentado ejemplares tanto cerámicos como vidrio y la moneda, que nos remiten a un contexto de los siglos III y IV d.C., entre los materiales de la UE 3 hemos enumerado algunos ejemplos que nos llevan a los inicios de la Era y otros que encuadran fácilmente durante el siglo I d.C. De alguna manera esta seriación es una ventana al tiempo de utilización del poblado. Esta zona de desechos fue utilizada como tal prácticamente durante 4 siglos. No debemos perder la perspectiva de que nos hallamos a las afueras de un vicus y que estos lugares aledaños al cauce del

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Basurero 11

río, y muchas veces encharcados, fueran utilizados como basureros durante la vida del poblado. La gradación cronológica de los materiales nos puede servir igualmente para datar siquiera sea groseramente, los niveles superiores de toda la zona. Podemos interpretar en este sentido que en los primeros siglos de vida del poblado debieron existir unas zonas claramente delimitadas para echar los desechos, como este basurero 11, excavados en el suelo, pero que con el paso del tiempo el poblado debió extenderse y ocupar parte de estas márgenes del río con nuevas instalaciones, como tendremos oportunidad de ver, al tiempo que se intensificaba el volumen de los desechos hasta no poder diferenciar los hoyos que llamamos basureros. En ese momento toda esta zona estaba ocupada por desechos y en muchos casos los viejos basureros se cubrieron con piedras y fueron posteriormente colmatados con más desechos. El basurero 12 es una pequeña depresión con escasos materiales, algunos fragmentos de vidrio y una moneda frustra. El basurero 13 tiene una forma alargada y su potencia es mucho menor que el 11, ya que apenas a una cota máxima de 50cm en las partes más profundas, desaparece. Se dispone algo más al Suroeste del B11, y es en realidad una continuación de la Estructura 3 de la que hablaremos más adelante. Tiene unos 4m de ancho y más de 7m de longitud. Los materiales no son demasiado abundantes. Encontramos de nuevo fragmentos de ollas de pastas oxidantes con bordes engrosados y moldurados, junto con cuencos de bordes engrosados al interior. Entre las bases predominan las planas, con ligero talón o pies apuntados. Apenas se recogen 10 fragmentos de sigillata, entre ellos galbos que han perdido el barniz, un fragmento de borde de una 37, y una base de pie rehundido que podría corresponder a una 15/17 tardía. La pieza más significativa cronológicamente hablando, es un fragmento de cuello anillado de una botella, del que parte dos

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Materiales basurero 11

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Materiales basurero 11

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Materiales basurero 11

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Materiales basurero 11

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Materiales basurero 11

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Materiales basurero 11

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Materiales basurero 11

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Materiales basurero 13

asas. A pesar de que la superficie está muy alterada creemos que se trata de una botella pintada, similar varios ejemplares de Segóbriga. Pertenece a la forma Abascal 21: botellas de cuello anillado, que el autor hace descender de los modelos de TSHT de la forma Palol-Cortès 14. Es característica de contextos tardíos del siglo IV d.C. Junto a ella se recuperó un fragmento de lámina circular de bronce y un moneda que pertenece a un sestercio imposible de identificar, tal vez de Julia Mamea o Julia Maesa, en todo caso adscribible a la primera mitad del siglo III d.C. El basurero 16 se halla próximo al 13. En este caso se trata de hoyo de forma cónica con una profundidad máxima de 95cm y un diámetro de 4,25m. En la parte Este está delimitado por uno de los canales (C-D1). Por lo que respecta a los materiales son poco significativos, con total preponderancia de los fragmentos de ollas oxidantes de bordes almendrados y moldurados, bases planas y con pies indicados. Destacamos una cazuela con borde horizontal saliente (B16.30) que recuerda vagamente la forma Mezquiriz 80 de TSHT. Aparece un buen número de fragmentos de hierro, en su mayoría trozos de clavos junto a algunos elementos de bronce, como el remate esférico de un acris, así como algunos fragmentos de vidrio. Los

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fragmentos de sigillatas están muy deteriorados por la humedad del lugar y han perdido los barnices, todos ellos son lisos y tan sólo se pueden identificar dos bordes de pequeños cuencos y una base de la forma 37. Por lo que respecta al resto de basureros: B14 y B17, se trata en realidad de zonas de mayor concentración de materiales arqueológicos de difícil delimitación. El B17 se dispone al Norte de B11, y al igual que B16 está delimitado al Este por C-D1. Consiste en una acumulación de piedras entre las que aparece una rectangular de 42x20cm ahueca en la cara superior. Los materiales son escasos, pero entre ellos encontramos dos fragmentos de TSHT decorada, uno perteneciente a la forma 37b con motivo cuadrado relleno con un aspa y rodeado de SSS, y el otro con los característicos trozos de círculos radiados con paralelo en el nº 410 de López Rodríguez (1985) procedente de Cubo de Bureba. Los restos óseos documentados en los basureros constituyen lógicamente el volumen más abundante del yacimiento, con prácticamente mil fragmentos., de los cuales más del 50% proceden del B11. En este basurero la mitad de los fragmentos no pueden ser atribuidos sino a la categoría genérica de animales grandes o pequeños, destacando los primeros. Por lo que respecta a las especies identificadas 100 fragmentos corresponde a ovicápridos, por 40 de caballos y 34 de bóvidos. Los porcentajes de caballo continúan siendo muy abundantes, y tampoco son nada desdeñables los porcentajes de bóvidos así como los cérvidos, representados por 20 fragmentos. Los cerdos están poco representados, pero llaman la atención los 20 fragmentos de perro. A modo de curiosidad comentamos un fragmento de gallo. En el B16 se documentan 3 fragmentos de gallo, los mismos que de cerdo. En este contexto de desecho, los porcentajes de caballos y ciervos son escasos: 7 fragmentos, mientras que los bóvidos está excelentemente representados con el 70% de los restos identificados. Los bóvidos están representados con similares porcentajes en el B13, donde además los ciervos y caballos tienen igual representación, sólo muy ligeramente inferior a los ovicápridos. En este basurero destaca la relativa abundancia de cerdos, con más del 15% de la muestra. A nivel general hay que destacar los altos porcentajes de fragmentos no identificados. La ausencia del NMI por contextos nos impide profundizar más en la representación verdadera de las diferentes especies, del mismo modo que la ausencia de un análisis individualizado por UEs en el B11 no nos permite comparar la existencia de distintos patrones a lo largo del tiempo. Con estas carencias, sólo podemos constatar que al igual que la mayoría de los contextos del yacimiento, en estos basureros los porcentajes de adultos son mayoritarios, y a veces casi exclusivos, con una muy alta representación de los bóvidos y nada desdeñable de los équidos, dentro de un panorama en el que en conjunto predominan los ovicápridos, aunque sólo añadiendo las cifras del B11, ya que en los demás basureros son los bóvidos los mejor representados con grandes diferencias sobre el resto.

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TAXÓN Bos taurus Equus caballus Equus esinus Cervus elaphus Ovis aries / Capra hircus Ovis aries Capra hircus Sus domesticus Sus escrofa Canis familiaris Lagomorfo Gallus gallus Ave sp. Grande Grande/Medio Medio Medio/Pequeño Pequeño Indet. Total general

Basurero 11 Basurero 1 34 42

5 3

20 54 42

1

7 5 20 5 1 228 1 7 25 78 23 592

B a s u - r e r o Basurero 14 Basurero 16 13 34 28 74 6 3 7 6 8 1

7 6 9

9

3

1 1 1 3 10

20

Basurero 13

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85

3 31 184

18

34

1

2 1 11 23 180

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Materiales basurero 14

Materiales basurero 16

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Materiales de B12, B13, B14, B16 y B17

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Basurero 16

Basurero 17

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2.6. ENTERRAMIENTOS INFANTILES Al Suroeste del B11 y al Norte del B13 se disponen dos edificios, uno de ellos presenta un suelo de opus signinum y a continuación se le adosa hacia el Sur otro edificio que sólo tiene el arranque de las esquinas en la pared Sur, estando abierto por ese lado. (H2 y H3). En diversas etapas de la excavación se fueron localizando una serie de vasijas y restos de enterramientos infantiles, todos ellos inhumaciones, que se alinean perpendicularmente a la traza junto al muro Oeste de ambas estructuras. Primero se hallaron dos vasijas aisladas sin restos óseos asociados (Enterramiento Infantil (EI2), posteriormente se hallaron otros dos enterramientos fuera ya del recinto de la H3 pero siguiendo la misma línea recta NO/SE. Posteriormente se descubrieron nuevos restos en la esquina NO de H3 junto a la esquina SO de H2 y, finalmente, se descubrieron nuevas vasijas bajo el suelo de opus signinum de H2 cuando los restos del yacimiento fueron destruidos al realizar la obra civil. La tumba más meridional es el EI3, se dispone directamente sobre el lecho del B13. Sobre las arcillas y limos marrones aún se conservaba el hueco donde se depositó el pequeño cuerpo. Este hueco se hizo rebajando la tierra apenas unos 8-10cm y cubriéndolo con una teja curva. En la base se dispusieron algunos fragmentos de tejas. La orientación del cuerpo es con la cabeza hacia el Oeste. La teja que cubría el cuerpo no estaba completa, se trata de un ímbrice de 20cm de ancho en la parte estrecha y 25cm en la más ancha, con 45cm de longitud conservados. No se hallaron elementos de ajuar o vasijas de acompañamiento relacionadas con este enterramiento. A pesar de que en la tumba se distinguía con claridad un esqueleto, en el informe antropológico se determina que el NMI es de 3 individuos, dos de ellos perinatales y el tercero un adulto o subadulto. Estos datos complican en extremo la interpretación, ya que nos obliga a suponer que en el mismo lugar se practicó más de un enterramiento. El esqueleto al que hacemos referencia corresponde al individuo3 del Informe antropológico (ver anexo), que puede tratarse de un neonato. Del otro individuo perinatal tan sólo se conservan dos fragmentos de hueso. El individuo que plantea más problemas de interpretación es el 1, pues a pesar de que los restos son escasos, se le supone una edad en torno a los 9-10 o superior. El enterramiento infantil 1 (EI1) se dispone apenas a 2m al Oeste del EI3, en la UE20. Este enterramiento está formado por un ímbrice de buen tamaño: 78cm de largo y 24cm de diámetro. En este caso la disposición de la teja es NO/SE. No quedaban evidencias de la tumba debajo de la teja, y los restos óseos recuperados son muy escasos, no obstante se aprecian al menos dos individuos, uno de ellos adulto y el otro perinatal. Como en el caso anterior, se documenta una pieza molar de animal entre los restos humanos, no sabemos si fruto de una intrusión posterior algo que es altamente probable en el EI3, dando el contexto de desecho del B13 bajo el que se encuentra, o con algún significado específico. Se hallaron tres vasijas relacionadas con este enterramiento que estaban alineadas con la dirección de la teja y que se disponen a su vez alineadas a unos 40cm de la prolon-

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gación del muro O de la H3. A 60cm al Norte de la teja aparece una vasija globular (EI1 V1) con base umbilicada y el arranque de dos asas, debe tratarse de un jarra aunque ha perdido el borde y el cuello, está fabricada con una pasta ocre amarillo que se pega y se deshace como polvo entre los dedos, por lo que no quedan rastros de su acabado. Al otro lado de la teja, al Sur, apenas a 20cm de la misma, aparece una nueva vasija (EI1 V2). En este caso se trata de una copita de borde en forma de cazoleta abierto con dos asas que nacen del borde y descansan sobre la línea del diámetro máximo del cuerpo, en donde suele haber una carena poco pronunciada, la base es plana con un pie anular poco desarrollado. La pasta es roja y las paredes muy delgadas, se halla muy alterada por el terreno, habiendo perdido por completo la superficie, no obstante puede encuadrarse dentro de las producciones pintadas romanas de tradición indígena correspondiendo a la forma 17 de Abascal (1984:108-9): esta forma es abundante en Mérida que el autor supone imitación de la forma XLII de paredes fina de Mayet. La decoración característica de esta forma es la de líneas horizontales paralelas bajo la carena, y verticales en todo el cuerpo, con líneas oblicuas que a veces forma un V sobre las que se disponen trazos cortos paralelos formando a modo de escaleras (Abascal, 1984:fig 77, nº 386). Se le da una cronología desde Claudio hasta el final del siglo I d.C. 40cm más al Sur y siguiendo el alineamiento, se descubre una tercera vasija (EI1 V3). En este caso se trata de un cuenco de cuerpo cilíndrico y base cónica que acaba en un pie estrecho ligeramente umbilicado y con talón marcado. Ha perdido la parte superior correspondiente al borde. Es de tono gris-negro, bien cocida, el exterior e interior se distinguen las acanaladuras de los dedos al fabricarla. Pastas y acabados de este tipo son comunes en las cerámicas de cocina desde el siglo I a.C. heredando una tradición indígena anterior, y se encuentran en múltiples yacimientos del Centro peninsular y el valle del Ebro, aunque estas formas concretas de los enterramientos infantiles no han sido documentadas, lo que parece indicar que se fabricaran para algún fin relacionado con los mismos. Anteriormente se habían recuperado dos vasijas (EI2) de la misma pasta y acabado gris-negro que la anteriormente descrita, que en un principio no se asociaron a tumbas al no aparecer huesos a ellas asociados, pero que a tenor de los posteriores descubrimientos hay que englobar dentro del mismo conjunto de los enterramientos. La ausencia de huesos no es un factor determinante, ya que la acidez de esta tierra donde se han arrojado numerosos desechos y a menudo encharcada, destroza la superficie de las vasijas como, venimos comentando en los casos de las producciones de la Edad del Hierro o de las asociadas a estas tumbas, del mismo modo que hace desaparecer los huesos, máxime si se trata de pequeños y frágiles huesos de individuos perinatales. Las dos vasijas aparecieron dentro de la H3 a 20cm de la pared Oeste, separadas apenas por 15cm entre ellas. La primera (EI2 V1) se trata de una ollita globular con el cuello más estrecho y el borde vuelto, de base estrecha umbilicada con talón marcado, similar a EI1 V3, y a otras que describiremos. En el cuarto inferior del cuerpo se ve la pasta gris claro ya que no llega el engobe negruzco que cubre por completo el resto de la vasija. El segundo ejemplar (EI2 V2) es un tarrito de base similar a las anteriores y cuerpo ovoide que remata en un cuello que se estrecha con carena en el hombro y borde ligeramente abierto. La pasta y el engobe son idénticos a las anteriores, marcándose los surcos de los dedos como en EI1 V3.

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Enterramiento infantil 3

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Enterramiento infantil 3

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Enterramiento infantil 1. Vasijas

El cuarto enterramiento EI4 se dispone siguiendo la misma línea de la pared Oeste de H3 casi ya en la esquina con H2. En este caso se localizaron dos vasijas separadas por una distancia de 30cm muy cerca de la pared Oeste de H3 y, como las demás, alineadas en el sentido del muro. La primera de ellas (H3(2)V3) es un nuevo un cuenco gris-negro similar a EI1 V3 pero en este caso completo. Tiene cuerpo cilíndrico con carena que da paso a la mitad inferior cónica y el consabido remate umbilicado con talón marcado.

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El borde es ligeramente vuelto con un estrechamiento curvado en el cuello. Aparecen de nuevo las marcas de los dedos y las líneas más blancas en los surcos de esas marca por desgate del engobe. La otra vasija es un tarro de mayor tamaño, de paredes rectas, borde apuntado y un ligero estrechamiento para marcar el hombro. La base es plana. Las paredes son muy gruesas y la factura muy tosca, la pasta es ocre amarillento similar a EI1 V1, aunque mejor conservada por lo que da la impresión de que ese era el acabado de la pieza. 60cm al Este de esta última vasija, hacia el interior de la H3, y de nuevo bajo un ímbrice, se localizan los restos de un nuevo enterramiento. En este caso se trata de un solo individuo con edad de la muerte inferior a los 3 meses. No se aprecia el hueco de la tumba como en EI1 lo que hace que se hayan mezclado con los huesos unas esquirlas de sílex, un fragmento de hierro y otro de terra sigillata. Del mismo modo los restos humanos marcados como H3 Oeste, hallados a 80cm al Sur del enterramiento, deben pertenecer al mismo individuo, como el examen antropológico también da a entender, y han podido desplazarse. Finalmente, al proceder a la destrucción de los restos de la H2, bajo el suelo de opus signinum aparecieron los restos de tras vasijas más. Aunque es difícil precisar el lugar exacto ya que el signinum fue desmantelado con excavadora, los fragmentos salieron junto al muro Oeste de esta H2, cerca ya del borde Norte de la traza. Se trata de tres vasijas en las que se repite de nuevo la secuencia de tipos cerámicos hallados en EI1: copita de pasta roja, vaso gris y jarra ocre. La V1 corresponde a un recipiente casi idéntico al EI2 V2, vaso ovoide con cuello estrecho marcado por una carena, y pasta gris con engobe negruzco al exterior. La V2 corresponde a la mitad inferior de una vasija similar a EI1 V2, es decir la forma 17 de Abascal de las pintadas de tradición indígena. Como aquella, la superficie está muy deteriorada y no conserva nada de pintura. La tercera de ellas V3, es de nuevo una urna ovoide de pasta ocre amarillo que se pega a los dedos, idéntica a EI1 V1, aunque en este caso el cuerpo es más estilizado y la base plana. No conserva la parte superior por lo que desconocemos si pudo tener asas o no. Hay que resaltar que junto a la primera de estas dos vasijas, el cuenco gris, se hallaron unos restos óseos animales, que han sido identificados como pertenecientes a ciervo y uno a un ave sin precisar la especie (9 de los fragmentos no han sido determinados). Estos restos se hallan sin duda relacionados con la vasija, aunque no se hallaban dentro de ella. La ausencia de nuevos enterramientos hacia el Sur de la traza, sugiere que éstos no se prolongaron más por ese lado, sin embargo no podemos ser concluyentes a este respecto pues no hay que olvidar que el basurero 13 ha debido alterar mucho los restos, de hecho llama la atención que sea precisamente el enterramiento dispuesto en él EI3, el único que no presenta vasijas de acompañamiento. Hacia el Norte desconocemos la continuación de la H2 de opus signinum fuera de la traza, en dirección a la carretera actual y el centro de vicus. Podrían existir más enterramientos bajo ese suelo e incluso en otros edificio situados más allá. Entre los enterramientos queda manifiesto que no existe una pauta definida a la hora de disponer la tumba, ya que la orientación de las tres tejas es diferente en todos los

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casos. Por lo que respecta a la posición del cuerpo sólo podemos establecer en el EI3. Si contamos que en el EI5 debieron existir restos óseos que no han podido ser recuperados de la pala de la excavadora, parece existir cierta tendencia a la disposición de 2 ó 3 vasijas por enterramiento (salvo en EI3). Con respecto a éstas, la asociación entre pintadas de tradición indígena, jarras o tarros de pasta ocre y cuenquitos grises se dan en dos tumbas, mientras que en otras dos sólo hay dos vasijas. Con estos datos podemos plantear dos hipótesis, de un lado pensar que estas tumbas formaban parte del sector infantil de un cementerio mayor, como se ha documentado en otros lugares, por otro considerar que son elementos aislados (a pesar de que pudiera haber existido algún enterramiento más) con una simbología diferente.

Enterramiento infantil 2. Vasijas

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Enterramiento infantil 4. Detalles del enterramiento

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Enterramiento infantil 4. Vasijas

En el primer caso tendríamos que suponer que el cementerio mayor se hallaría hacia el Norte, y esta no es una suposición descabellada, dado que apenas a 20m en el borde occidental del vicus se localizó una lápida sepulcral (Abascal y Cebrián, 2000). Si aquel elemento se relaciona con el espacio de la necrópolis, deberíamos suponer la existencia de la misma en el camino de acceso al poblado des de el Oeste, algo que por otra parte resulta en extremo factible. Más dificultades existen para imaginar que las tumbas infantiles formaran parte de la misma. Son escasas las referencias a necrópolis infantiles o sectores de tumbas infantiles formando parte de cementerios de adultos y las escasas conocidas o son tardías con enterramientos en ánfora como la de Chipiona (Alarcón et al. 1994) o tienen aún influjos indígenas con inhumaciones dentro de urnas (García Matamala y Liébana, 2006). Sin duda esta escasa representación se debe al propio pensamiento de los romanos ya que varios autores clásicos comentan que la muerte de un niño de menos de 1 año no debe preocupar, y sólo se lleva luto para los mayores de 3 años. Según una tradición atestiguada por Plinio el Viejo, (Historia Natural, VII, cap. 15),

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Enterramiento infantil 5. Vasijas

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estos presentaban un ceremonial funerario determinado, ya que se creía que su alma, al no haber disfrutado de la felicidad de la vida terrena se volvía maligna. El propio Plinio menciona que la costumbre requiere que no se incinere a un ser humano que ha fallecido antes de haber tenido dientes (Historia Natural, VII, cap. 16). Pero el elemento que más aleja a nuestros enterramientos de lo que sería esperable en una necrópolis es la alineación de un solo enterramiento (tampoco las vasijas de acompañamiento son nada comunes), por lo que deberíamos considerar otras opciones. En este sentido algunos autores han recordado que es común el enterramiento de neonatos en los ángulos de las casas (Funus acerbum) porque son almas protectoras que velan por los vivos desde el cielo. Para ellos no se hacen libaciones sino inmature exsequiae, celebradas de noche para evitar la polución del resto de los mortales. Las muertes pre y perinatales, coincidiendo con la construcción de un edificio civil, se destinaban a sacrificios fundacionales, llamados en época tardía inhumaciones subgrundales (bajo el alero de las casas) (González Villaescusa, 200:78-80). Se pueden establecer estrechos paralelos a este respecto con los enteramientos infantiles bajo los llamados Edificio Herreum y Edificio Occidental de Denia (Gisbert y Senti, 1989), entre los cuales alguno de ellos tenían vasijas de acompañamiento, y aún más con los enterramientos del Antic Portal de la Magdalena, en Lérida (Pérez Almoguera, 1998), donde en nueve estancias de funcionalidad no precisada, se hallaron un total de 12 enterramientos infantiles. En ese caso se trataba de simples fosas bajo los suelos de tierra apisonada, pero se disponían junto a los muros, especialmente los orientados al Oeste.

Enterramientos infantiles. Disposición general. Vista aérea

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2.7. HABITACIONES H2 - H3 Y H4 - H5 Por lo que respecta a la posible asociación de los enterramientos con algún edificio, sólo podemos pensar en la H2. Esta estancia tiene 7m de ancho (incluidos los 60cm de cada una de sus paredes laterales), y 4,40m en su lado Oeste hasta llegar al borde de la traza por 6,10m en el lado Este. Las paredes están confeccionadas con areniscas y calizas locales dispuestas en dos hiladas careadas y un relleno de piedras más pequeñas y tierra, pero no llevan argamasa. En las dos esquinas meridionales se disponen sendos sillares de arenisca, el del lado Oeste es más pequeño con 70cm de largo, 55cm de ancho y 45cm de altura; el del lado Este mide 1m de largo por 55cm de ancho y 45cm de alto. Este último presenta un rebaje en lado vertical exterior. Apoyado en su lado corto interior se dispone un ímbrice vuelto del revés, que sirve para salvar el muro de cierre como desagüe del líquido que se contuviera en el interior de la estancia. El suelo está fabricado con opus signinum o hidraulicum: mortero de cal y arena mezclando fragmentos de teja y guijarros en la base, en una capa de 12cm, algo que se pudo observar en el roto de forma circular que tiene el suelo en el centro. En los lados oriental y occidental el opus se eleva ligeramente, sin duda para unirse con la pared dejando una esquina redondeada entre pared y suelo. Por su parte, sobre el muro del lado meridional, se acumulaba una importante potencia con los restos de la pared, que debió estar fabricada, al menos hasta cierta altura, con mortero hidráulico, a juzgar por los abundantes fragmentos de tejas y ladrillos junto con restos de cal y arena que se acumulaban sobre la superficie del zócalo del muro. En la parte donde la teja se dispone sobre el muro, el suelo se rebajó para adaptarlo al hueco de la teja y favorecer la evacuación del líquido. Hablamos de líquido porque imaginamos que estamos ante un espacio con suelo de opus hidraulicum y unas paredes que al menos hasta la altura de 40-60cm (probablemente más) estuvieron al menos revestidas con el mismo material. Desconocemos la longitud del edificio, pues la Dirección General de Patrimonio se negó a exigir la excavación total del mismo, por más que imaginamos que apenas quedaría uno o dos metros más que excavar fuera de los límites de la traza. Aún así contamos con unas dimensiones interiores de 5,8x6,1m al menos, lo que supone una superficie de prácticamente 40m2, cuando menos. Sólo podemos elucubrar sobre la funcionalidad del edificio, ya que no quedan indicios que apoyen nuestras suposiciones (tampoco se pudo contemplar la realización de análisis de fitolitos para desvelar el contenido de la superficie del suelo). Dos son las hipótesis que nos parecen más plausibles: bien una balsa para contener agua y regar las tierras colindantes (estaría más o menos avalado por la existencia de los canalesdrenaje que comentamos más adelante), bien un lagar en donde el mosto extraído cayese por la teja a recipientes dispuestos en el lado externo. La Habitación 3 se adosó a continuación de las paredes laterales de la 2, partiendo de ambos sillares, pero sus muros tienen unas dimensiones y fábrica diferentes. La anchura de los mismos es de 75-80cm, estando formado por tres hiladas de ancho de piedras de

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pequeño tamaño y sin trabajar el muro oriental, y lajas de arenisca de hasta 60x30cm de tamaño en la hilada superior de las dos conservadas en el muro Oeste, que proporciona una superficie lisa, probablemente por llevar un alzado de adobes. La pared meridional o de cierre no está completa, o tal vez no existió, Sólo se conservan dos trozos en sendas esquinas con 80cm de largo al Este y 1m al Oeste. No tiene remates. Se trata en realidad de una pieza adosada al H2 y probablemente de diferente cronología, aunque como bodega con tinajas en donde fermentase el mosto del supuesto lagar de H2 serviría perfectamente. Sin embargo su situación abierta el Sur no es adecuada, y por otro lado apenas se hallaron 2 fragmentos de dolia en toda la superficie excavada de 5,30x5,5m y 60cm de potencia. Los materiales hallados sobre el suelo de opus signinum son escasos. En H2 apenas 30 fragmentos con dos de dolia y cerámicas comunes: bases planas y bordes almendrados de ollas oxidantes, un fragmento pintado de tradición indígena y 4 galbos de terra sigillata lisa, dos de ellos pertenecientes a la forma de hispánica 15/17. En la H3 se recogen igualmente ollas con bordes almendrados y cuencos con bordes engrosados al interior, junto con el borde de una botella con arranque de asa del tipo Gosse 1950, 338 (Beltrán lloris, 1990:fig 96). De sigillata sólo se hallaron tres galbos lisos que han perdido el barniz. Por lo que respecta a los restos óseos, se documentaron 3 fragmentos de bóvidos, 5 de ovicápridos y 8 de ciervo. TAXÓN

H3 3 8 3 2 19 8 43

Bos taurus Cervus elaphus Ovis aries / Capra hircus Ovis aries Grande Pequeño Total general

Cuesta creer que existiesen otros edificios que continuasen la línea que indican los vestigios de los enterramientos infantiles, por mucho que el basurero 13 haya alterado el lugar. En ese caso la interpretación de los enterramientos como sacrificios fundacionales de edificios públicos o privados encuentra la dificultad de interpretar los EI1 y EI3 que se disponen fuera de las estancias, e incluso los EI2 y EI4 si consideramos que el edificio H3 es posterior, habida cuenta de que estos enterramientos, en especial las vasijas de EI4, se disponen por encima de la base del muro del zócalo de H3. Quizá nos hallemos ante algún tipo de ritual relacionado con la fundación del H2, que adquiere formas más complejas que el mero enterramiento de los restos infantiles bajo el suelo, como la presencia abundante de vasijas de acompañamiento parece

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H2 y 3 Vista aérea

H2 y 3 Vista desde el Sur

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Detalle sillar esquina SE de la H2

sugerir. Pero no podemos descartar definitivamente la existencia de un espacio de enterramiento dedicado especialmente a los niños, o mejor aún a perinatales, en donde la propia peculiaridad de los enterrados propiciara ritos poco comunes, y sobre el que más tarde se erigieron los edificios de H2 y H3. Al Oeste de las H2 y 3 se extiende una superficie de unos 15m hasta las nuevas estructuras: H4 y 5, en este espacio se distinguen las UEs 20 y 21. Ambas tienen características similares a las zonas de desechos que cubren los basureros, si bien la proporción de

Altura de las vasijas de EI4

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Mandíbula de caballo adulto y fragmento de sigillata de UE20

materia orgánica es menor y los materiales arqueológicos no son muy abundantes.: algunos fragmentos de bases planas de cerámicas comunes, bordes engrosados de ollas oxidantes, el borde de una jarra con borde cóncavo y arranque de asa, tres fragmentos de vidrio no identificables y un galbo de TSHT decorada con series de rombos entre los que aparece la letra R e I (o L). Destacamos también un ladrillo romboidal de pavimento y la mandíbula de un caballo adulto, hallada próxima al muro oriental de H3. En el extremo Oeste de la traza, se localizan dos nuevos edificios (en esta parte el ancho de la traza pasa de 20 a 7m): H4 y H5. Se trata de dos estancias de proporciones similares y construidas con las mismas características. Están formadas por sendos rectángulos de 3,80m de ancho y 6,30m de largo. Las paredes tienen 50cm de ancho y conservan hasta cuatro hiladas de piedras medianas (60cm de altura). La fábrica es a base de piedras mayores canteadas y otras más pequeñas dispuestas entre ellas, rellenando todos los huecos. No se quedan indicios de que hubiesen estado unidas con mortero. Ambas presentan los huecos de las puertas hacia el Norte, lado en el que continúan las edificaciones, mientras que al Sur no hay más estancias a ambos lados del muro central que divide ambas habitaciones, de modo que la H4 tiene la puerta en la esquina NO y la H5 en la esquina NE. Ambas tienen sendas piedras verticales a modo de remate del muro corto del Norte para delimitar el hueco de la puerta, sin embargo, no se han hallado restos de umbrales u otros elementos relacionados con dicha puerta. Se conservaba el derrumbe del tejado prácticamente completo en la H5 y sólo en el tercio Norte de la H4. El derrumbe de tejas se prolongaba hacia el Oeste de la H5 en una franja de unos 3m, lo que tal vez indique la existencia de un porche en esta lado, o bien se trate de la dirección en la que se derrumbó el tejado. La techumbre está formada por ímbrices sin que se hayan documentado tégulas. Se trata de ejemplares de hasta 78cm

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Detalle sillar

de largo y diámetros mayores de 30cm, junto a otros más estrechos. Hay al menos dos tipos de pastas con los que se fabricaron las tejas, uno de color rojizo (el más abundante) y otro verdoso (se han diferenciado en el dibujo). Como decimos, la H4 sólo conserva el derrumbe de tejas en el tercio Norte. Se han diferenciado 3 UEs correspondiendo las dos primeras al derrumbe de tierra. El alzado de la pared debió de ser de adobe, pues aunque no se han documentado bloques ya que la estructura no sufrió los efectos del fuego, en la UE2 se conservaban fragmentos de tierra apelmazada con el craquelado y piedrecitas característico de los bloques de adobe. Las tejas descansaban sobre el nivel del suelo, sin embargo éste no pudo ser documentado, bien porque fuera de arcilla apasionada y se hubiera confundido con la tierra del sustrato, bien porque no existiera. Entre las tejas se documentaron varios fragmentos de hierro que debieron pertenecer a alguna especie de formón. Las cerámicas recogidas son muy escasas, apenas 50 fragmentos pequeños y desgastados, que corresponden en su mayoría a la UE1 más superficial, por lo que pueden haber llegado ahí del exterior de la Estancia. Casi todos son fragmentos de ollas de cocina con bordes cuadrados y almendrados, junto a bases planas. Tan sólo hay 6 fragmentos de sigillatas, dos de ellos bases, todos lisos. Por lo que respecta a la H5 el derrumbe de tejas ocupaba todo el espacio. Pero además se localizó una alineación de piedras en el centro de la estancia, en sentido longitudinal. Se trata de piedras sueltas de pequeño y medio tamaño, bastante removidas por el derrumbe, pero marcan claramente una línea que divide la estancia en dos mitades a lo largo. Sólo se conservaba lo que podríamos llamar una hilada. En el lado interior de las paredes de ambas estancias se observa un resalte de los muros a unos 25cm de la base de los mismos. Se trata en realidad de una fábrica diferente en la base de las paredes, ya que las dos primeras hiladas están construidas con piedras de pequeño y mediano tamaño que sobresalen unos 10cm al interior de las estancias,

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Vistas de la habitaciones 4 y 5.

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mientras que por encima de ellas se disponen ya los usuales bloques mayores careados, con un ancho total de 10cm menor al interior, que la base. Podría pensarse que nos hallamos ante unos cimientos, aunque hacia el exterior de las habitaciones las paredes tienen el mismo ancho. Llegamos a pensar que este “escalón” interior pudo servir de apoyo a un supuesto apoyo de un pavimento de opus latericium, pero la verdad es que no quedan restos de que hubiera existido un suelo de ladrillos. Lo cierto es que no quedan indicios de suelo de ningún tipo. En realidad, si unimos esa ausencia de indicios de pavimento con el detalle del resalte interior de las paredes, podríamos suponer la existencia de un suelo de madera que se elevase ligeramente sobre la base de los muros formando un especie de tarima elevada, entonces tendría sentido el murete en el centro de H5 como elemento de sustentación de las maderas que se dispondrían en el sentido de los lados cortos: 3,8m, contando con un soporte en la mitad de su largo. Estas características son propias de los edificios destinados a almacén de cereales u horrea, como creemos que acertadamente no sugirió en conversación mantenida in situ M.A. Valero. Impresión que refuerzan de algún modo los escasos materiales aparecidos en su interior. La suposición de nos hallemos frente a unas dependencias utilizadas como almacenes se refuerza si consideramos la disposición de las dos estancias con puertas en torno a la pared divisoria central. Dado que los muros exteriores de ambas continúan hacia el Norte más allá de la traza, el esquema podría repetirse existiendo más estancias similares. En caso de que el pequeño horrea sólo constara de estas dos estancias el espacio útil sería de 24m2x2= 48m2.

Planta de H4 y H5

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Los materiales cerámicos también son escasos, además de los fragmentos de ollas de cocina y de comunes con bases de pies indicados, se recogen 5 fragmentos de sigillatas: un galbo decorado con rombos en relieve similares a los de la pieza comentada en H4 tal vez perteneciente a la forma 49 de la sigillata hispánica encuadrable en el siglo II d.C., una base con pie anular de sección rectangular, tres borde abultados, dos per-

Derrumbe de tejas y murete central en H5

Hallazgos en H5: sigillatas

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Hallazgos en H5: moneda

Hallazgos en H5: cencerro

Hallazgos en H5: ánfora

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Anfora de H5 in situ

Hallazgos en H5: ánfora

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Distintos materiales en los alrededores de H4 y H5: Vidrios, UE20 y otros

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tenecientes a la 37 tardía y uno de ellos condecoración burilada, asó como el galbo de una con base dos círculos concéntricos rellenos de trazos perpendiculares estriados al exterior., como es característico de algunas producciones claras o de las denominadas tardías meridionales. Contamos además con varios fragmentos de vidrio como es el caso de vaso cónico con pie perteneciente a la forma Isings 1 09, típica del siglo IV d.C. Esta cronología se refuerza con la parición de una moneda de mediados del siglo IV d.C. perteneciente a Constancio II. Se trata de ½ centenional con la cabeza del emperador y la leyenda DN. CONSTANTIUS.PF.AUG., y la ceca QCONST(antina), en el anverso, y reverso con dos soldados portando lanzas y escudos con estandarte entre ellos1. Ambas estancias se sufrieron un abandono y el robo o reutilización de parte de sus materiales, como atestigua la falta de buena parte del tejado de H4. Junto al muro Norte de H5 y por debajo del nivel de base de los muros, debido al hundimiento de parte de esta pared Norte, se halló un cencerro de hierro, de cuerpo trapezoidal y perfil cuadrangular, de 9x13cm y ancho mayor de 6cm. Este tipo de cencerros de tamaño intermedio debió de utilizarse para pequeños bóvidos. Al mismo nivel, y apoyada sobre la pared Oeste, también en H5, se halló un ánfora rota in situ por una de las piedras que cayó de la pared. Se trata de un ánfora probablemente de fabricación local de difícil clasificación. La base es plana, ligeramente umbilicada, el cuerpo corto y de tendencia cilíndrica con estrechamiento por debajo de la mitad de la panza, el cuello estrecho con dos asas que se unen en un pequeño abultamiento que no llega a formar un anillo, el borde vuelto. Presenta en el exterior del borde y el anillo indicado del cuello, entre las asas, una decoración a base de digitaciones o pequeñas oquedades circulares. Podría englobarse dentro del tipo Vegas 56 nº 2. Tanto el ánfora como el cencerro deben corresponder a una utilización residual del edificio, incluso cuando éste se hallara en fase de destrucción avanzada. Por lo que respecta a los restos óseos, tan sólo han podido ser identificados 2 fragmentos de caballo y 4 de ovicápridos en H5, tres de caballo y 1 de bóvido en H4. TAXÓN Bos taurus Equus caballus Ovis aries / Capra hircus Ovis aries / Capra hircus Ovis aries Grande Pequeño Indet. Total general

H4 1 3

H5 3 2 2 2 2

1 3 8

1 8 15

1 Agradecemos la lectura de esta moneda sí como de las otras aparecidas en el yacimiento a P.L. Rodríguez Carrascosa.

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2.8. CANALES DEL SECTOR OESTE En el borde Sur de la Traza entre el B13 y la UE20, se localiza una concentración de piedras que se aíslan como ES9. Entre los materiales hallados en ese contexto, destacamos el borde y pitorro lateral de una cazuela en cerámica común de pasta marrón rojiza con gruesos desgrasantes, correspondiente a la forma de Mezquiriz 43 (en TSH). Este tipo de cazuelas con pico vertedor en la parte superior del cuerpo, se denominaban “graseras” porque servían para calentar el sebo del cerdo y una vez líquido verterlo a otros recipientes. Junto a ES9 se pierde por el perfil Sur una canal de piedra que arranca 70m antes. Se corresponde con la estructura que denominamos C-D1, haciendo referencia a lo que hemos llamado canales-drenaje. Se trata de estructuras longitudinales que se construyeron practicando una zanja en el terreno y rellenándola con piedras que forman un canal. La zanja era perfectamente visible al excavar el terreno ya que destacaba el relleno marrón de la misma sobre los niveles grises oscuros de los estratos naturales sobre los que se depositaron desechos orgánicos. Existen tres métodos básicos para la construcción de estos canales de drenaje. El primero de ellos consiste en rellenar la zanja o zanjas practicadas con piedras de manera desordenada, en el segundo caso se construye un canal con piedras que forman dos paredes dejando un hueco entre ellas y que se tapan con otras piedras, y en el tercero se emplean tubos de cerámica que se tapan con piedras. En todos los casos se dispone en la parte de debajo de la zanja una capa de grava o piedra menuda. En Madrigueras, los sistemas documentados carecen de la capa inferior de grava, y todos ellos están realizados siguiendo el segundo de los métodos citados. Canal-Drenaje 1. Es el más largo de todos los documentados alcanzado algo más de 70m de longitud hasta que se pierde por el borde de la traza. Se inicia en la EH, en donde conserva varias piedras en la base de la zanja. Las paredes laterales están formadas por una hilada de piedras irregulares sobre las que se disponen otras no siempre con forma de laja, sino igualmente amorfas que tapan sin más la estructuras. El hueco dejado para la circulación del agua es de 15cm de ancho por 15-20cm de altura. En el inicio posee una laja de arenisca de 35cm de ancho y 80cm de largo por 10cm de grosor. Discurre en línea recta por unos 50m hasta que realiza un giro de 30º. En este tramo

Tipos de drenaje

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está fabricada con piedras sin trabajar en los lados al igual que en las cubiertas, que se rellenan con piedras más pequeñas tapando los intersticios entre las piedras mayores. Poco antes de realizar el giro las piedras elegidas son cada vez mayores al tiempo que para las cubiertas se eligen lajas de formas más grandes y planas. Unos 12m después de realizar el giro, se le une un nuevo canal (C-D3) por el lado Sur, con un enlace en forma de Y. Tanto el nuevo canal, como el C-D1 unos metros antes de este punto, presentan ya bloques de piedra mayores, exclusivamente de arenisca local de color rojizo. Tanto en las paredes laterales como las tapaderas están algo trabajadas para conseguir bloques rectangulares que agrandan la superficie interior para el paso del agua hasta los 20x30cm, mientras que algunos bloques de las tapas alcanzan los 40x60cm. Entre ellas se siguen disponiendo piedras menores sin trabajar para cerrar los huecos hasta dejar una galería perfectamente sellada. El C-D1 al que se le ha unido el C-D3 corre como un solo canal con la misma dirección que traía durante unos 15m más hasta desaparecer por el perfil de la traza con dirección al cauce del río que hoy corre paralelo a la traza a unos 20m de la misma, y antiguamente lo debía hacer a unos 50m. El C-D3 como decimos posee piedras canteadas con formas alargadas adaptadas para ser dispuestas en los laterales y otras mayores en las tapas. El canal interior conserva espacios aún sin rellenar de tierra debido a un sellamiento de las cubiertas. Un tramo de este canal fue descubierto en uno de los sondeos realizados en 2006-7 (Sondeo3). Discurre en sentido ligeramente oblicuo a la dirección originaria del C-D1 a unos 12m del mismo. Este canal ha cortado en parte una estructura (ES10) que corre por debajo de él en sentido casi perpendicular. Se trata de una pared de 1m de ancho realizada con piedras pequeñas sin trabajar y unidas a hueso. Parte de esta estructura falta pues debió ser desmontada al excavar el Sondeo 3 en 2006-7, pero a pesar de ello es evidente que no tiene una dirección recta, sino ligeramente curvada o en forma de V. Al norte del C-D3 se prolonga por 8m y al Sur por 10m hasta perderse por el borde de la traza. En todo caso es anterior a la construcción del canal, pues éste ha seccionado la parte superior de ES10. Si se trata de una pequeña presa o estructura similar es difícil de saber, pues no se pudo profundizar más debido al afloramiento del nivel freático, y la estructura está alterada además por la existencia de una “madriguera” u oquedad que llega incluso al C-D3. Un nuevo tramo de canal (C-D2) con las características el inicio del C-D1, a base de piedras de pequeño y mediano tamaño y sin trabajar, corre paralelo al C-D1 a 8m de él en el tramo primero que, curiosamente, va paralelo al sentido de la traza. Aparece bruscamente y desaparece con un giro en redondo de 90º hacia el Sur, conservando tan sólo el inicio del mismo. Al inicio del C-D1 se conserva una curiosa estructura: C-D4. El C-D1 en los 3 primeros metros de su inicio se halla desplazado hacia abajo por la existencia de una nueva “madriguera” que ha hecho que otra superficie amorfa de piedras se rebaje más aún. Estas piedras son parte de la EH4. Sobre ellas se excavó una superficie casi circular de

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Canales-drenaje 1-4. Planta.

Detalles constructivos. Inicio cana-drenaje1. Unión canal-drenaje 1 y 3

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Canales-drenaje Sector Oeste. Vista aérea

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2m de diámetro que contenía una tierra gris que destaca sobre los limos ocres de esta zona, adosada por el Sur al inicio del C-D1. Continúa por medio de una zanjita rellena con arcilla gris. Realiza una curva y aparece un abultamiento circular similar al anterior. De él continuando la zanjita, parte un canal realizado con piedras con características similares a los anteriores. Tras discurrir por una longitud de 10m se une en forma de Y al C-D1, del mismo modo que el C-D3 lo hace unas decenas de metros más al Oeste. El C-D4, por tanto, parte del mismo lugar que el C-D1 y tras realizar una curva y después de la existencia de dos espacios circulares como zanja cubierta de tierra gris, se convierte en un canal que tras 15m desemboca en el C-D1. El espacio que llamamos Estructura Hidráulica parece ser el que articula toda esta serie de canales-drenaje. Posiblemente la estructura que hubo en este lugar acabó por arruinarse. Debía tratarse de una fuente, como indicamos anteriormente. Tras su abandono el lugar debió quedar convertido en una charca o espacio por donde surgía el agua y

Estructura1, Canal-drenaje 6 y 6bis

corría libremente. Si el arita dedicada a Minerva nos sirve como referencia cronológica, sería desde mediados del s. III d.C. cuando la fuente queda en desuso. Bien fuese porque el agua corría libremente por estos espacios próximos al río, porque se quisiese erigir nuevas estancias como los graneros e H4 y H5 o ampliar zonas como H3, o sencillamente que acaeciese una época de crecida de los niveles freáticos, parece que se dispone la construcción de unos drenajes para evacuar las aguas de este lugar y sus alrededores. Por ello el C-D1 nace tan próximo a la EH. Tal vez el colapso (“madri-

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guera”) de las tierras bajo este C-D1 y el rebaje de su arranque obligara a practicar el C-D4, con sus pozas circulares y sus canales en limos, una especie de canal de arranque alternativo por colapso del primero. Las aguas captadas por el C-D1 van aumentando de volumen y cuando se une el C-D3 ya es suficiente para que el canal requiera más trabajo y piezas líticas adaptadas a su función, al tiempo que aumentan las dimensiones del mismo. No podemos saber si estas aguas se llevaban al río, para lo que en realidad no habría hecho falta construir los canales, sino emplear zanjas rellenas con piedras sin más, o bien se utilizaban para algún uso concreto, dirigiéndolas a algún tipo de embalse. Tal vez la abundancia de agua de un manantial que saliera a la superficie por la EH, hizo necesario para su evacuación la construcción de los canales debido a la abundancia del caudal. Un nuevo canal aunque en este caso se encuentra en pésimo estado de conservación debido a que bajo él se han colapsado al menos 3 agujeros o “madrigueras”, corre en este caso desde el Noreste hacia la EH. A pesar de que resulta irreconocible en la mayor parte de su trazado, en el inicio (o final) del mismo se reconocen las piedras de los laterales dejando un vano de 15cm de ancho, si bien se han perdido las cubiertas, entre otras cosas porque se halla muy cercano a la superficie labrada del terreno. Este C-D6 debió partir casi de la Estructura 1 (ES1). Desde el Sur se le une una zanja practicada en el terreno que se hallaba rellena de una tierra arcillosa de color negruzco: C-D6bis., de características similares al tramo inicial de C-D4, ya comentado. La intención de esta nueva estructura de drenaje parece ser la de conducir las aguas de esta parte más alta hacia la Estructura Hidráulica, desde donde parece que eran evacuadas en dirección Oeste hacia el río.

2.9. ESTANCIA 1 Y ESTRUCTURA 1 Desde las cloacas hacia el Oeste desaparecen los restos arqueológicos al tiempo que cambia el terreno y pasa a estar formado por limos yesosos de color ocre claro muy duros y apelmazados, entre los cuales se abren algunos agujeros o “madrigueras”. En la parte más alta de estos limos se localiza una estructura cuadrangular (H1) de la que se han conservado la base de tres de sus paredes, y se puede intuir la cuarta. Se trata de un espacio de 7,5x7,5m con el vano de una puerta en la esquina sureste. Dentro de la estancia se excavaron dos pequeños hoyos que pueden corresponder a agujeros de poste para sostén de la cubierta. Lamentablemente los materiales recogidos son escasos: algunos galbos de tinaja y de asas, junto con un borde de dolium Ober 113. A pesar de que se trata de una estructura situada en los estratos más superficiales, pues apenas se comienza a localizar a 15cm de la superficie del terreno, creemos que tanto por el fragmento de dolium citado, como por la orientación de los muros, que

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es paralela a la estancia o estancias de H7 (a pesar de la distancia), hay que adscribirla a un momento alto imperial. Se trata de una estancia aislada sin relación con otras estructuras. La parquedad de los restos nos impide hacer cualquier tipo de consideración con relación a su funcionalidad. Aprovechamos para recalcar de nuevo la proximidad de los sondeos previos realizados, y mostrar nuestra extrañeza porque las sofisticadas y onerosas técnicas de prospección geofísica no hayan servido para detectar una estructura tan clara en un contexto aislado. Hacia el Oeste de la traza se localizan algunas alteraciones modernas del subsuelo, en forma de manchas numeradas como ”basureros” y una zanja de excavadora responsable de la falta del muro Norte de la H1. Unos 15m al Oeste de H1 corta la traza casi en sentido perpendicular a la misma una estructura de regular ancho que denominamos ES1. Se trata de un muro de 1m de ancho con 15m de largo descubiertos. Está construido con dos hiladas de bloques de buen tamaño de las calizas y areniscas locales, careadas y ligeramente escuadradas.

Plano de H1

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Planta de H1

Entre ellas se disponen piedras sin trabajar de menor tamaño, guijarros restos de teja y tinajas y arcilla apisonada. Se ha podido constatar una altura de casi 1m que se corresponde con tres hiladas de piedra, aunque los hoyos llamados “madrigueras”, han rehundido hasta en tres lugares concretos la estructura. Las dimensiones del muro son mayores que las del resto de estructuras documentadas en el yacimiento, si bien la ausencia de paredes u otros contextos adosados hacen muy difícil la interpretación de este muro. Constatamos que hacia el Oeste, partiendo desde la ES1 arrancan varios canales o drenajes y otras estructuras relacionadas con el agua que no aparecen hacia el Este. Por ello pensamos que tal vez nos hallemos ante una especie de presa, ubicada en la parte más alta de la suave loma que forman lo limos yesosos, aunque en ese caso debería servir para evitar que las tierras colmatasen las estructuras relacionadas con el agua. Otra alternativa sería pensar que la pared es el soporte de una estructura para acarrear agua, pero lo cierto es que no hemos hallado otros indicios que la propia estructura. Los materiales cerámicos aparecidos son escasos y se reducen a unos galbos y tres bordes de dolia Ober 113 y 114.

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Detalle de ES1 donde se aprecia el efecto de las “madrigueras” sobre el muro

Vista aérea de ES1 y estructuras cercanas

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2.10. CANALES DEL SECTOR ESTE Ya comentamos anteriormente al hablar de la H7 la existencia de dos nuevos canalesdrenaje: C-D7 y C-D8, de los cuales se han documentado tan sólo los 8m que tiene de ancho la traza ya que en esta parte Este discurren perpendiculares a la misma. Por lo que se refiere al último de ellos se trata de un canal similar a los descritos en la parte Oeste, si bien sus dimensiones son algo mayores, con un ancho de 60-70cm y bloque de piedra de tapadera de hasta 60cm de largo y 40 de ancho con buenos grosores. El hueco de las paredes laterales es de 20cm de ancho, por lo que respecta a la profundidad no ha podido determinarse ya que el agua aflora en superficie aunque suponemos que tendrá la altura de la piedra. A unos 7m de él hacia el Este y con dirección casi paralela corre el C-D7, que se dispone, al igual que el anterior sobre la estructuras del Sector 7. Sobre el C-D7 nos quedan las dudas con respecto a su funcionalidad, ya que la factura de las piedras es mucho más cuidada y nos hace suponer que pudiera tratarse de un canal de desagüe. Efectivamente, las piedras son todas areniscas y se hallan escuadradas aunque de forma basta. Las paredes laterales tienen piedras rectangulares colocadas de canto, de dimensiones entre los 20-30cm de largo y hasta 40cm de altura. Las tapaderas están formadas igualmente por piedras cortadas lajas de grosores en torno a 10cm. Estas piedras de la cubierta están selladas con piedras menores que se adaptan a los huecos. La impresión del canal es el de un estructura cuadrada más cuidada que las anteriores, con un vano interior de 25cm de ancho. Más al NE, a unos 25m se disponen nuevos canales cuya dirección es similar a la de los dos comentados. El C-D9 apenas puede documentarse por los afloramientos de agua que se producen casi al nivel de la superficie. Se trata de un canal con las mismas características que los primeros comentados (C-D1), con piedras sin trabajar y sin seleccionar en los lados y otras de tamaños medios y grandes, ya seleccionadas como tapadera. Se trata de lajas de 10cm de grosor y de formas rectangulares o triangulares de hasta 50-60cm de largo, para cubrir el ancho del canal. Los huecos se rellenan con piedras pequeñas. El espacio interior es de 15cm de ancho. El ancho de la traza es de 8m que son los documentados del canal pues corre casi perpendicular al sentido de la traza. 6m más al NE se dispone un nuevo canal (C-D10) con la misma dirección que el anterior. En este caso las piedras superiores se han perdido, pues la estructura se dispone a escasos cm de la superficie. Esta canal presenta la particularidad de que hacia el NO realiza un giro y vuelve sobre sí mismo con una forma de U muy cerrada y las patas que se van abriendo no del todo paralelas. Por lo que se refiere a los detalles constructivos, son los mismos que los ya apuntados, con piedras laterales de buen tamaño pero sin labrar ni seleccionar. A una distancia de 4m de este canal se dispone otro (C-D11). De nuevo el canal gira sobre sí mismo con forma de U ahora más abierta y con las dos patas paralelas, que se encuentran separadas una de otra por un espacio de 3,80m. Las características constructivas siguen invariables, pero en este caso se conservan parte de las piedras que cubren la estructura con formas y dimensiones similares a las del C-D9, a base de piedras de buen tamaño

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Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

C-D7

seleccionadas. En el interior del espacio que dejan las patas de este canal es donde se comenzaron a localizar los primeros niveles de la Edad del Hierro, comentados al principio. De nuevo a una distancia de unos 5m se dispone otro canal: C-D12. En este caso la curva no se alinea con las anteriores y se localiza junto al perfil SE., habiéndose documentado tan sólo el inicio de la misma. Sus características son similares a las ya descritas. Con el fin de intentar comprender estructuras tan singulares, se realiza una ampliación hacia el Este de la traza, en dirección al cauce del río, que en esta parte corre apenas a 10m de las estructuras descubiertas, aunque en la Antigüedad debió hacerlo una veintena de metros más allá. Esa ampliación se limita a una franja de 5m de ancha (ya que más allá nos encontramos con los chopos del cauce del río), que discurre desde la pata más oriental del C-D9 hasta una de las patas del C-D12. No se logra documentar más que la continuación de las patas por esa longitud de 5m lo que les da desde la curva una longitud de 13m, continuando más allá del perfil de la zona excavada hacia el río. Por lo que respecta a los materiales asociados son inexistentes, pues ya indicamos que el agua aparece muy superficial en este punto y no se puede continuar excavando. En su momento comentamos los niveles de la Edad del Hierro sobre los que se disponen los C-D11 y 12, así como la H10 de cronología Altoimperial pero que nos está relacionada con el C-D dentro de las patas del cual se ha documentado.

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El poblamiento romano de Madrigueras II

C-D8

Por las características constructivas pensamos que deben asociarse con los canales del Sector Oeste y pertenecer por tanto a una cronología tardía. La razón de ser de los mismos puede estar relacionada con los manantiales que aparecen por el borde NO. de la traza y que ha sido necesario encauzar para que crucen la traza y busquen su camino de desagüe en el río. Se han localizado tres veneros de agua con buen caudal. Al profundizar la zanja para proceder a meter los tubos de la tubería, en un corto espacio de tiempo toda la traza se convirtió en una gran piscina de agua. Estos caudales proceden, como se indica en el apartado 3 sobre el Medio Físico, del antiguo cauce de un arroyo que desembocaba por esta parte en el río y venía del extremo meridional de la serrezuela llamada Loma de Valdejudíos. Aunque ya no se topografía en los mapas actuales, aún es visible en los mapas geológicos y, probablemente, este antiguo arroyo sea el motivo de la elec-

C-D11

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C-D10

ción de esta zona para un asentamiento humano, ya que la ocupación de la Edad del Hierro (y por ende la romana también) se localizada hacia el Sur de la vaguada de este arroyo. El sistema peculiar de canales de drenaje arranca del punto localizado en la traza, ya que ahí es donde tienen la curva los distintos canales. La presencia de este manantial debió aconsejar la peculiar disposición de los mismos, con el fin de captar más agua. Tanto en esta parte como el Sector Oeste, los canales de drenaje ponen de manifiesto la intención de desecar unas zonas de las afueras del poblado (independientemente de que el agua obtenida fuera o no utilizada para otros fines como el riego) con la intención de utilizarlas, bien para edificar nuevas instalaciones (casos de las H3, 4 y 5), bien para poner en cultivo nuevos espacios. En este último caso se trataría de cultivos intensivos, de huerta, dadas las características del terreno.

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C-D10

Estructuras similares se documentaron en el yacimiento de Corrales de Mocheta ubicado 7km al Norte de Madrigueras. Aunque la mayor parte de los restos allí excavados corresponden a época medieval, los drenajes localizados no guardan relación directa con las estructuras, por lo que es difícil su adscripción cronológica (Valero, Gallego y Gómez, 2010). Ya indicamos que en este lugar parece sucederse una secuencia de

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asentamientos similar a Madrigueras, con la salvedad de que no se ha constatado ocupación romana, aunque creemos que el cercano topónimo de “Los Villares” atestigua su presencia en las cercanías de las zonas excavadas. Por lo que se refiera a los drenajes, los sistemas de construcción son exactos a Madrigueras, si bien este tipo de estructuras permite pocas variaciones. Se trata de estructuras de gran desarrollo longitudinal con otras adosadas en forma de Y, tal y cómo ocurre en Madrigueras. Del mismo modo, se desarrollan ajenas a las estructuras de habitación documentadas, no siendo posible precisar su relación con ellas y el lugar al que van a desembocar, planteando las mismas dudas que hemos expuesto nosotros con respecto al destino del agua (Valero, Gallego y Gómez, 2010:281), ya que los drenajes pudieron servir solamente como sangraderos del terreno encharcado o tal vez también como abastecimiento de agua para actividades que no podemos precisar.

Canales 9-12 planta

Si los canales de Corrales de Mocheta fuesen de época medieval, estaríamos ante la pervivencia de unos sistemas de drenaje que hasta los siglos X-XII apenas han sufrido variaciones desde que se praticaran los primeros conocidos hasta ahora en Madrigueras hacia los siglos III-IV d.C. En cualquier caso, y por más que las limitaciones que impone la traza de la obra nos impidan conocer con exactitud la funcionalidad de muchos de los restos exhumados, se ha podido constatar la capacidad del asentamiento romano para aprovechar un medio hostil, como es la cuenca encharcada del río, practicando numerosas estructuras relacionadas con el agua, bien sea construyendo drenajes para desecar el terreno y canales para llevar al agua a los lugares deseados. Esta capacidad está ausente en el asentamiento de la Edad del Hierro.

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3. ACTA DE ENTREGA DE MATERIALES

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Conclusiones

VI. CONCLUSIONES Las actuaciones arqueológicas realizadas en 2010 en el yacimiento de Madrigueras, Carrascosa del Campo, han sacado a la luz un complejo sistema de estructuras que corresponden en su mayoría a un asentamiento romano que podría denominarse como vicus. Dichas actuaciones han tenido lugar con motivo la evaluación de impacto al Patrimonio de la obra civil de la llamada “Canalización Manchega”, por lo que se han ceñido a una franja cercana al río Valdejudíos. El asentamiento romano se levantó en el mismo solar que ocupaba anteriormente el poblado indígena del que se excavara en 1964 parte de su necrópolis. Las actuaciones de 2010 y los sondeos anteriores de 2006-7 confirman la existencia de este poblado al otro lado del río donde se hallaba la necrópolis. El asentamiento conserva algunos restos cerámicos que se puede llevar a inicios de la Edad del Hierro, y se confirma su pervivencia al menos hasta una fecha en torno a mediados del siglo IV a.C. marcada por la presencia de pequeños cuencos de barniz negro ático. El poblamiento se diluye en los III y II a.C., hasta los primeros indicios de ocupación ya romana detectados en varios de los puntos excavados. Los inicios de la ocupación romana se sitúan claramente en períodos augusteos, como evidencian los materiales arqueológicos más antiguos y confirma el análisis de C14 sobre maderas del nivel más antiguo de la estructura hidráulica, con fechas hacia el 10 d.C. La ocupación del vicus de Madrigueras se prolongará durante el Alto y Bajo Imperio, llegando los indicios arqueológicos más modernos detectados a mediados o finales del siglo IV d.C. En las actuaciones arqueológicas se ha localizado una pequeña porción del asentamiento de la Edad del Hierro que sólo permite constar que el poblamiento llegó hasta las proximidades del río y que se inicia en fechas tempranas del Inicio de la Edad del Hierro. Los restos romanos son los más abundantes. El conjunto de los materiales, si bien procede en su mayoría de contextos de desecho, nos muestra un amplio panorama cronológico de al menos cuatro siglos, y otro funcional que abarca desde el material

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latericio o los tubuli de las cloacas a las sigillatas itálicas, pasando una amplia gama de cerámicas de cocina y comunes, en su mayoría de producciones locales que están aún por sistematizar, tarea que sobrepasa los límites de este estudio. Los materiales metálicos son escasos, desde los numismáticos, con tan sólo unas cuantas monedas tardías, o los adornos como las fíbulas representados tan sólo por dos ejemplares: omega y aucissa. A pesar de que las estructuras halladas no son espectaculares, ya que nos hallamos a las afueras del poblado, nos muestran partes interesantes de la vida del mismo. Entre ellos cabe destacar la presencia de unos enterramientos infantiles de perinatales inhumados bajo tejas y acompañados de vasijas que nos hablan de rituales poco conocidos en el panorama arqueológico español. Estos enterramientos podrían relacionarse con ritos de fundación de un edificio que debió servir como aljibe o tratarse de un lagar. En otro lugar se ha localizado una estructura compleja que se interpreta como fuente, junto a la cual se halló una pequeña ara votiva dedicada a la diosa Minerva. Han sido descubiertas ciertas infraestructuras pertenecientes al poblado, como es el caso de una cloaca fabricada con tubuli que posteriormente fue abandonada para construir otra a su lado en forma de galería. Algunos de estos túbuli pudieron ser aprovechados de las piezas fabricadas para la cubrición del canal del acueducto descubierto en las intervenciones de 2010. También se han documentado dos estancias pertenecientes a un edificio que interpretamos como un almacén u horreum destinado a la conservación de cereales. Las estructuras más llamativas son sin duda la red de canales de drenaje que se disponen en los dos extremos del área investigada, principalmente en las tierras oscuras que han permanecido encharcadas durante largos períodos de tiempo. Al Oeste estos canales se prolongan longitudinalmente por decenas de metros siguiendo el cauce del río y en dirección a éste. Hacia el Oeste se concentran en una zona donde todavía afloran casi en superficie los veneros de agua de un antiguo arroyo que debió de constituir el principal atractivo para el asentamiento humano en esta zona desde la Edad del Hierro. En esta parte los canales de drenaje se presentan en curiosas disposiciones con forma de U. En conclusión, la mayor parte de los restos están relacionados con el agua, habiéndose documentado más de 200m de canales o drenajes, así como una fuente. Junto a ellos se han documentado otras estructuras que podrían de una u otra forma estar asimismo relacionadas con los usos del agua, como la probable cisterna o Estancia 3, o el balnea o hipocausto de la Estancia 10. Si concebimos que las H4 y 5 pudieran interpretarse como horrea, nos hallaríamos ante una serie de estructuras relacionadas con el agua y el riego, probablemente al lado de terrenos de huertas, frutales y viñedos, así como los edificios anejos: cisternas, graneros; complementados por la existencia de una fuente y otras estructuras como cloacas y nuevos canales de drenaje al Este. En cualquier caso, las estructuras romanas se extienden al menos en una longitud de 500m lo que significa que el yacimiento al que pertenecen tenía cierta relevancia. Estos edificios muestran la vitalidad de un pueblo que debió prosperar en buena me-

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Conclusiones

dida debido a la cercanía de una ciudad como Segóbriga, del que le separan apenas 12km. o 2 horas de viaje. Esta cercanía debió propiciar una fuerte demanda de productos agrícolas de primera necesidad. Con el declive de Segóbriga las actividades económicas debieron centrarse más en el autoabastecimiento, a lo que parecen responder los edificios más tardíos como los almacenes y las redes de canales de drenaje que llenan toda la margen del río que ha sido inspeccionada, sin duda con el propósito de poder cultivar unas tierras encharcadas y también de aprovechar el agua sobrante para otros usos. Los análisis antracológicos nos hablan de una cobertura vegetal que debió ser mucho mayor que la actual, aunque con especies de las que todavía quedan residuos, como la encina, el pino salgareño, mientras que de la sabina albar ya no quedan ejemplares en los alrededores. Hay que tener en cuenta que la muestra de maderas y carbones es muy reducida y corresponde en su mayoría a fragmentos de herramientas y restos constructivos, junto con restos de combustión puntuales, por lo que no es extraño que no se documenten especies procedentes de árboles o arbustos cultivados. En los análisis polínicos aparecen igualmente representadas las especies de pino encina y Juniperus, y de forma puntual oleáceas. Estas especies arbóreas debían corresponder a manchas que iban ya perdiendo terreno frente a las tierras cultivadas, como ponen de relieve los análisis polínicos, con una pobre diversidad de los estratos herbáceos . Asimismo, la existencia de cauces de agua dulce y tierras encharcadas se refleja en la palinofacies de carácter local con esporas de hongos y algas, taxones indicadores de humedad y de la proximidad de agua dulce. También es significativa la presencia de hongos que a menudo utilizan como sustrato los excrementos de herbívoros domésticos. Estas esporas fúngicas nos permiten inferir una presión pastoral sobre el medio, y otras acciones antrópicas evidenciadas por hogos que prosperan en acúmulos vegetales quemados y otros que evidencian labores de desbroce al aparecer en raíces de plantas que quedan al descubierto. Los descubrimientos realizados en Madrigueras nos muestran la elección por los romanos de los enclaves seleccionados previamente por las comunidades de la Edad del Hierro como los óptimos para sociedad agrícolas. La capacidad de estas comunidades para sacar provecho de ambientes menos adecuados como los lugares encharcados junto al río Valdejudios, ha sido puesta de manifiesto por las numerosas estructuras hidráulicas encontradas. La pujanza del vicus se manifiesta al menos hasta el sigo IV d.C., aportando interesantes datos para el conocimiento del mundo rural en época romana. En resumen, esta actuación viene de algún modo a completar el rico panorama del territorio segobricense que las actuaciones de 2010 han sacado a la luz, aportando la panorámica de un vicus que se une a las de las numerosas e interesantes villas y e instalaciones de fabriles localizadas junto a la urbe.

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Informe antropológico

VII. INFORME ANTROPOLÓGICO INTRODUCCION En la excavación arqueológica del yacimiento de MADRIGUERAS II en el término municipal de Carrascosa del Campo (Cuenca), se ha extraído diverso material antropológico procedente de una necrópolis que es objeto del presente informe. Se trata básicamente de material proveniente de individuos infantiles, si bien han aparecido algunos restos de adultos. Los restos están bastante fragmentados. Dada la calidad de los especímenes como la corta edad de los individuos, no se han podido realizar mediciones ni se han detectado huellas de enfermedad. Se han encontrado diversos elementos no humanos como restos metálicos, fragmentos de cerámica, muestras de fauna…

MATERIALES Y MÉTODOS Se analizaron todos los restos óseos recibidos, procediendo a su limpieza, cribado, reconstrucción (cuando ello era posible) e identificación. A partir de las técnicas habituales utilizadas en antropología biológica, han sido evaluados diversos parámetros como la edad, sexo, patologías, etc., en todos los casos en que el estado del material así lo ha permitido. El cálculo del número mínimo de individuos (N.M.I.) se ha realizado determinando minuciosamente todos y cada uno de los fragmentos identificables y estableciendo su lado y edad en la medida de lo posible. Una vez hecho esto, se ha contado el número mayor hallado para cada hueso y por grupo de edad. La suma de todos nos dará el N.M.I.

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Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Se ha procedido a fotografiar con cámara digital algunos restos, en base a su especial interés para el estudio, así como para la comprensión del estado del material y de los procesos utilizados para su estudio. En los inventarios se han utilizado las siguientes notaciones: t (f ): pieza ósea fragmentada. t (d): pieza dental decidual. t (pa): pieza dental perdida antemortem. t (se): pieza dental sin emerger

RESULTADOS POR TUMBAS UE 20 (Teja Grande) Se trata de al menos 2 individuos; un adulto representado por 1 metacarpo incompleto y un individuo perinatal al que corresponde un fragmento de fémur. También aparecen varios fragmentos indeterminados. Van acompañados de 2 fragmentos de cerámica y un molar de fauna.

Individuo 1. Metacarpo

Individuo 2. Fémur

Individuo 2. Fragmento de cerámica

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Informe antropológico

BASURERO 3 El NMI de este enterramiento es de 3 individuos; 2 de ellos son perinatales y el tercero es un adulto o subadulto. También aparecen 4 fragmentos de cerámica, 1 diente de fauna y un residuo de aspecto ferroso. INDIVIDUO 1 Consiste en un fragmento de falange de adulto de la que no puede precisarse si se trata de extremidad superior o inferior. Un semilunar completo de pequeño tamaño para ser de adulto aunque está completamente osificado lo que podría indicar una edad superior a los 9 – 10 años. También aparecen algunos fragmentos indeterminados, posiblemente de mano.

Individuo 1. Cúbitos

Individuo 1. Húmeros

Individuo 1.Clavícula

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INDIVIDUO 2 1 Fémur izquierdo fragmentado e incompleto y 1 isquion derecho. Individuo perinatal.

Individuo 2. Isquion

Individuo 2. Fémur

INDIVIDUO 3 Se trata de un individuo perinatal incompleto pero con un importante número de huesos representados. No hay fusiones óseas. No ha aparecido ningún germen dentario lo que podría deberse a efectos de la extracción de los restos o a que su edad fuera inferior a los 2 meses. Esta edad es muy probable a la vista del tamaño y desarrollo óseo. El estudio de los isquiones nos lleva a pensar en que la edad de muerte es cercana a la de un neonato y desde luego inferior a los 6 meses. INVENTARIO CRÁNEO t 'SPOUBM G

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172

Informe antropológico

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Individuo 3. Porciones pétreas

Individuo 3. Fémures

Individuo 3. Tibias

Individuo 3.Ilion

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Individuo 3. Tibias

ESTANCIA 3 Restos de 1 individuo con el cráneo muy fragmentado y las suturas sin soldar. Las dos hemi-mandíbulas se mantienen sin fusionar lo que indicaría una edad de muerte inferior a los 3 meses lo que se vería apoyado por la existencia de 1 incisivo inferior sin emerger. También aparecen lascas de sílex, fragmentos de cerámica (1 de ellos posiblemente de “terra sigillata”), fragmentos metálicos y 1 fragmento óseo no identificado, posiblemente de fauna. INVENTARIO CRÁNEO t 'SPOUBM G

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Informe antropológico

t t t t t t t t t

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Fragmento de cerámica

IDiente de fauna

Cúbito y Radio

Mandíbula y diente

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Porciones pétreas

Húmeros

Ilion e Isquion

Fragmento metálico

Sílex

Fragmento de cerámica

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Informe antropológico

ESTANCIA 3. OESTE Fragmentos de cráneo no identificables pertenecientes a un individuo infantil. Por las características observables podría tratarse de fragmentos correspondientes al individuo anterior, marcado como ESTANCIA 3.

Cráneo

RESUMEN El N.M.I. asignable a los 4 enterramientos es de 6 individuos. Los restos correspondientes a ESTANCIA 3. OESTE, podrían significar un séptimo individuo. Distribución por edad: 1. Perinatales: 4 individuos (5) 2. Adultos de edad indeterminada: 2 individuos Distribución por sexo: 1. Alofisos: 6 individuos (7) Estimación de tallas: Ante la edad y estado de los restos no es posible hacer estimaciones de talla. Otros t t t t

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Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

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Anejo estudio palinilógico

VIII. ANEJO ESTUDIO PALINOLÓGICO INTRODUCCIÓN La palinología es una disciplina botánica centrada en el estudio de las meiósporas. El término meióspora agrupa los granos de polen de las plantas fanerógamas (gimnospermas y angiospermas) y las esporas de pteridófitos, briófitos, algas y hongos. La esporopolenina es uno de los componentes fundamentales de la pared de los granos de polen. Esta molécula es una de las más resistentes de la Naturaleza y responsable de la extraordinaria resistencia de los palinomorfos a procesos físico-químicos. En condiciones de baja concentración de oxígeno, el polen se conserva en buen estado y, debido a su gran valor taxonómico y a las enormes cantidades en que es producido, puede suponer una excelente fuente de información directa de la vegetación pasada. Se han analizado palinológicamente un total de 10 muestras de sedimento procedentes del yacimiento arqueológico romano Las Madrigueras II, en Cuenca. Las muestras estudiadas se encontraban aisladas del exterior en bolsas de plástico rotuladas como: t t t t t t t t t t

Muestra 1 Muestra 2 Muestra 3 Muestra 4 Muestra 5 Muestra 6 Muestra 7 Muestra 8 Muestra 9 Muestra 10

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METODOLOGÍA Las muestras han sido tratadas químicamente en el Laboratorio de Palinología de Alicontrol durante el mes de enero de 2011 mediante un protocolo obtenido tras sucesivas modificaciones del protocolo clásico inicialmente propuesto por Phipps y Playford (1984). Todas las muestras han sido tratadas por igual. Los procesos para extraer los granos de polen del sedimento y posteriormente aislarlos y concentrarlos han sido los siguientes: t t t

t t t t t t t

Extracción de una masa de muestra comprendida entre 15 y 20 gramos en una sala de tratamiento, en condiciones de esterilidad. Eliminación de carbonatos y disgregación de la muestra mediante una serie de baños en HCl. Centrifugación a 2.500 r.p.m. durante 10 minutos y posterior eliminación del sobrenadante. Este proceso debe llevarse a cabo de aquí en adelante dos veces entre cada una de las reacciones del tratamiento, una de las veces con agua destilada para lavar la muestra. Eliminación de ácidos húmicos y materia orgánica madiante un baño en KOH al 10 % en caliente (entre 70 y 100 ºC). Filtración mediante un tamiz de malla de 106 μm para eliminar el material detrítico de tamaño superior a 106 μm. Reacción con HF al 48% en caliente para eliminar los elementos minerales silicatados. Reposo de la muestra durante 24 horas en condiciones de aislamiento. Eliminación del gel de fluorosilicatos formado por la reacción de la sílice con el HF mediante una serie de baños en HCl al 50 % y al 20 % en baños maría. Eliminación de restos de materia orgánica aún presentes mediante la reacción con polifosfato de sodio Flotación de los palinomorfos en solución densa (densidad superior a 2 g/cm³).

Filtración de las muestras

Montaje del residuo polínico en glicerogelatina

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Anejo estudio palinilógico

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t t

Filtración del sobrenadante a través de una malla de menos de 20 μm de diámetro con la ayuda de una bomba de vacío para concentrar los palinomorfos y deshacerse de sustancias que pudieran entorpecer la lectura de las láminas al microscopio óptico. Conservación del residuo polínico en tubos eppendorf en agua destilada. Montaje del residuo polínico en glicerogelatina para elaborar preparaciones fijas selladas con parafina.

La lectura de las láminas para cada muestra se ha llevado a cabo con un microscopio Leica DME, barriendo en su totalidad las preparaciones de un volumen de 15 μL cada una. El tratamiento de los datos obtenidos y la representación gráfica del diagrama polínico se han llevado a cabo mediante los programas TILIA y TILIAGRAPH 2.0 (Grimm, 1992). Los palinomorfos no polínicos han sido excluidos de la suma polínica para no enmascarar los datos relativos a la vegetación de la zona.

RESULTADOS E INTERPRETACIÓN A continuación se muestran los valores comparados de la riqueza polínica de las 10 muestras analizadas: Para el cálculo del contenido en palinomorfos se ha empleado el método volumétrico, que tiene en cuenta la masa de sedimento tratado, el volumen de levigado obtenido, el volumen de levigado utilizado para montar las preparaciones y el porcentaje de ese volumen que es observado durante el recuento polínico. Las muestras presentan un contenido en palinomorofos homogéneo y pobre. A continuación se presentan los resultados de las reacciones de las muestras con ácido clorhídrico, hidróxido de potasio, fosfato de sodio y ácido fluorhídrico:

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

+++ ++ + -

MUESTRA Muestra 1 Muestra 2 Muestra 3 Muestra 4 Muestra 5 Muestra 6 Muestra 7 Muestra 8 Muestra 9 Muestra 10

Peso (gr) 15,1 15,0 15,0 15,2 15,0 15,0 15,1 15,0 15,1 15,2

HCl +++ +++ +++ +++ +++ ++ ++ ++ ++ ++

Reacción intensa Reacción moderada Reacción débil Sin reacción

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KOH +++ +++ +++ +++ ++ ++ +++ +++ +++ +++

NaPO3 +++ +++ +++ +++ +++ +++ +++ +++ +++ +++

HF + +

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Todas las muestras presentan un alto contenido en carbonatos. También son muy ricas en materia orgánica, como se ha puesto de manifiesto mediante reacciones intensas frente a la potasa (KOH) y al fosfato de sodio (NaPO3). La cantidad de restos orgánicos conservados en los sedimentos es tan grande que algunos han resistido las digestiones de las bases. Resulta común que los ambientes de sedimentación que conservan diversos tipos de materia orgánica, como es el caso, preserven también el polen de las plantas que habitaron en la zona y las distintas esporas de los organismos que se desarrollaron. En el yacimiento de Las Madrigueras II encontramos ambos, siendo las esporas de hongos y algas más abundantes y diversas que los granos de polen de origen vegetal.

Se han contabilizado 14 tipos de palinomorfos polínicos (de origen vegetal). La asociación de palinomorofos identificados describe sin lugar a dudas una vegetación abierta que debió existir en las inmediaciones del yacimiento y que se refleja en la relación AP/ NAP (Polen arbóreo/Polen no arbóreo). El espectro polínico se encuentra claramente dominado por Cichorioideae (Asteraceae liguliflorae o compuestas con lígulas). En menor medida aparecen las familias Asteraceae tubuliflorae y Cardueae. El polen de las especies que componen estas familias posee una dispersión zoófila. Los insectos son generalmente los principales vectores de dispersión, pero en zonas habitadas los animales domésticos y los humanos también pueden jugar un papel importante en su transporte. La ornamentación de su exina presenta una serie de espinas dispuestas homogéneamente que les permiten adherirse con facilidad a tejidos, pelo, piel, etc. Las asteráceas presentan una producción polínica baja, por lo que habitualmente se encuentran subrepresentadas en las asociaciones polínicas. Por esta razón, los altos porcentajes en los que aparecen nos indican una presencia local de estas plantas. Por el contrario, la gran mayoría del resto de taxones identificados son fundamentalmente anemófilos y grandes productores de polen. Es el caso de Quercus ilex-coccifera (enci-

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Anejo estudio palinilógico

na o coscoja), Juniperus tipo (enebro o sabina), Oleaceae y Pinus. Estos taxones representan una vegetación de tipo regional e incluso extraregional en los casos de Pinus y Quercus. Los valores bajos de sus porcentajes nos indican una señal lejana. Lo mismo ocurre, aunque en menor medida debido a su menor producción polínica, con Chenopodiaceae/Amaranthaceae y Poaceae. Dado el carácter abierto del paisaje es probable que Chenopodiaceae/Amaranthaceae y Poaceae sí tuvieran cierta importancia en las inmediaciones de la zona de estudio. Las quenopodiáceas son plantas ruderales, a menudo nitrófilas, que proliferan fácilmente en lugares donde se produce actividad humana. Las poáceas identificadas son en su mayoría gramíneas silvestres. Las pocas que se han podido adscribir al grupo de los cereales (Cerealia), en razón de su mayor tamaño, son mínimas (siempre por debajo del 2 %). Así pues, si bien existen indicios de cierta actividad agrícola, su carácter marginal en el registro palinológico no nos permite contemplarla como una actividad principal del asentamiento, o bien estaríamos hablando de campos de cultivo que no se encontrarían inmediatamente adyacentes al asentamiento. El estrato herbáceo aparece completado por las familias Plumbaginaceae y Malvaceae. Concretamente, aparecen granos de polen de la subfamilia Malvoideae, que agrupa numerosos géneros ruderales que proliferan en ambientes antropizados. Por último, se han podido identificar otras herbáceas como Liliaceae y Cyperaceae que representan un tipo de vegetación que requiere alta humedad edáfica para su desarrollo. Los granos de polen de Liliaceae, por sus características morfológicas, se aproximan a los del género Ornithogalum. Las ciperáceas debieron desarrollarse en suelos encharcados de forma permanente, probablemente en un ambiente ripícola. En general, podemos decir que el estrato herbáceo presenta una diversidad pobre como corresponde a una zona sometida a una fuerte presión antrópica. Los elementos que constituyen la vegetación arbórea, de carácter regional, son fundamentalmente Quercus de tipo perennifolio, Juniperus y Pinus. De manera puntual aparece la familia Oleaceae. Estos taxones debieron formar bosques de tipo mediterráneo continental en los alrededores del asentamiento. El análisis también ha permitido contabilizar un total de 16 palinomorfos no polínicos que constituyen la palinofacies de los sedimentos del yacimiento y proporcionan

Restos orgánicos en las muestras que han resistido el tratamiento con bases

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Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Suma NPPs

C

Ag

AP / NAP

C

tu b

ul ifl o

ac ea

Po

ac ea e

ue ae

ar d C

Palinomorfos no polínicos (NPPs)

ar ic a on cea e io Po cha lyp eta So oris rd p o ri a Sp ria tes or o C mi e ha l et la G om lo m ium u Pl s c eo f s . fa Ti por sci cu po a la 98 tu Ti m po 4 92 Ti po 1 Ti 8A po 1 es 6 po ra s fú es ng po ic ra as s in alg de al t. es in de t.

Acuáticas

ra e e er e C ali he a no po Pl di ac um ./ A M ba m al gi ar va na an C c yp ea ce th e r e ae ac Lil a . c ia e c a Sp e a e iro e g Va yr lsa a ri a

Herbáceas

As te r

Pi

nu s Q ue r Ju cu ni s i O per lex l e u s -c o a t ti c C ipo po cife ich ra or io id ea e

Árboles

muestra 10

muestra 9

muestra 8 muestra 7

muestra 6

muestra 5

muestra 4

muestra 3

muestra 2

muestra 1

20

20

40

20

20

20

20

20

40

60

80 100

20

20

40

cierta información ambiental de la zona. La palinofacies tiene un carácter local, ya que las esporas no pueden ser dispersadas más allá de unos metros del lugar donde son producidas. Las identificaciones se han llevado a cabo según los morfotipos descritos por Van Geel (1976, 1981 y 1983). Algunos taxones corresponden a hongos generalistas. Es el caso de Coniochaeta, Agaricaceae o el morfotipo Polyporisporites, que poseen escaso valor como indicadores ambientales. Se han detectado diversas esporas que resultan indeterminables, pero que con toda seguridad corresponden a formas del ciclo de vida de hongos y algas. Aparecen dos taxones fúngicos indicadores de humedad y eutrofización del medio: Valsaria y el conocido como tipo 18 A. Valsaria es un hongo que se encuentra normalmente asociado a la actividad humana. Spirogyra es un alga verde que vive en aguas dulces y requiere temperaturas de al menos 20º C para reproducirse en la estación con clima más benigno. Su presencia podemos relacionarla con la del polen de Cyperaceae. Ambos taxones debieron compartir hábitat y nos indican la presencia de puntos de agua dulce próximos.

Distintos tipos de asteráceas identificadas en Las Madrigueras II. De izquierda a derecha: Cichorioideae en la muestra 1; Asteraceae tubuliflorae en la muestra 5; Cardueae en la muestra 2. La barra de escala representa 20 μm.

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Anejo estudio palinilógico

Taxones constituyentes del estrato herbáceo. 1- Malvaceae (subfamilia Malvoideae); 2- Poaceae; 3- Cyperaceae; 4- Cerealia; 5- Liliaceae (cf. Ornithogalum); 6- Chenopodiaceae/Amaranthaceae; La barra de escala representa 20 μm.

Resulta muy destacable la aparición de ascósporas de Sordariaceae. En particular, hemos localizado Sordaria y Sporomiella en concentraciones significativas. Se trata de hongos que a menudo utilizan como sustrato los excrementos de herbívoros domésticos, como cabras, ovejas, vacas, burros, etc. (López Sáez et al., 2007). Muchas de las especies del género Sordaria son incluso estrictamente coprófilas, es decir, son incapaces de vivir sobre otro sustrato que no sea excremento. Sporomiella es la sordariácea más abundante en Las Madrigueras II. Sus ascósporas poseen una característica apertura germinal sigmoidea y siempre aparecen de manera individual. En conjunto, estas esporas fúngicas nos permiten inferir una presión pastoral sobre el medio. Asimismo, se han identificado ascósporas de Chaetomium. Estos hongos descomponen la celulosa presente en la materia orgénica. También ha sido considerado como un hongo pirófilo, que prefiere descomponer preferentemente la madera quemada (López Sáez et al., 1998). En cualquier caso, su presencia indica acción antrópica, que podría haberse efectuado mediante acumulación de restos vegetales (quizás quemados), o mediante el uso del fuego, quizás como medio de aclareo u otro objetivo. Las clamidósporas de resistencia de Glomus, un hongo micorrícico de plantas superiores, indican erosión del suelo. Glomus aparece habitualmente al quedar las raíces de las plantas al descubierto, por ejemplo en labores de desbroce. Se trata de una clara señal de perturbación del medio.

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Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Taxones constituyentes del estrato arbóreo. De izquierda a derecha: Pinus (Pinaceae); Juniperus (Cupressaceae); Quercus ilex-coccifera (Fagaceae). La barra de escala representa 20 μm.

Hongos generalistas identificados en Las Madrigueras II. De izquierda a derecha: Agaricaceae; Coniochaeta; Polyporisporites. La barra de escala representa 20 μm.

Esporas indeterminables. 1- Espora fúngica; 2- Espora algal; 3- Espora indeterminable; 4- Espora fúngica equinada; 5- Grupo de esporas fúngicas. La barra de escala representa 20 μm.

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Anejo estudio palinilógico

Principales taxones constituyentes de la palinofacies de Las Madrigueras II. 1, 2- Ascósporas de Sporomiella (Sordariaceae); 3- Ascóspora de Sordariaceae; 4- Ascósporas de Valsaria; 5- Tipo 984 (cf. zygóspora de Euastrum); 6- Clamidóspora de Glomus cf. fasciculatum; 7- Fase de enquistamiento de un alga indeterminada; 8- Ascósporas de Pleospora; 9- Tipo 16 (ascósporas); 10- Tipo 92; 11- Espora de Spirogyra

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Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

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Anejo estudio antracológico

IX. ANEJO ESTUDIO ANTRACOLÓGICO INTRODUCCIÓN La antracología es el estudio de los carbones y maderas recuperados en un yacimiento arqueológico. El análisis de este tipo de materiales nos permite obtener, por un lado, información sobre la vegetación leñosa del entorno inmediato del yacimiento estudiado y por otro, el uso de la madera o carbón para diferentes actividades desarrollados en el yacimiento estudiado. Los estudios antracológicos de épocas históricas son muy escasos en comparación a este tipo de estudios para épocas prehistóricas. En muchas ocasiones, en yacimientos de época histórica se descarta la posibilidad de la realización de estudios arqueobotánicos puesto que se considera que ya se dispone de información suficiente con los textos documentales. Sin embargo, ha quedado ampliamente demostrado que el estudio antracológico nos puede aportar información novedosa por sí misma a la investigación de este período (Chabal, 1997; Euba, 2009; Euba y Allué, 2003; Grau, 1990; Poirier, 2003; Ros, 1999). Sin embargo, es todavía necesaria la publicación de abundante información acumulada en informes técnicos inéditos realizados para las memorias de excavaciones de empresas arqueológicas, así como la generalización de la realización de estudios antracológicos para yacimientos de época histórica.

MATERIALES Y MÉTODOS El yacimiento de Las Madrigueras II se sitúa en el término municipal de Carrascosa del Campo de la provincia de Cuenca, a 898 metros de altitud. El área de excavación se sitúa concretamente entre el río Valdejudíos y la carretera CM 30.

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Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Las muestras estudiadas provienen de los niveles de época romana que se superponen a niveles correspondientes a la Segunda Edad del Hierro. Cerca de la zona excavada, de hecho, se localizó en los años 1960 una necrópolis de la Edad del Hierro. Los carbones y las maderas estudiadas provienen de las concentraciones localizadas en las diferentes estructuras de una parte del vicus romano, cuyas estructuras fueron destinadas básicamente al drenaje o transporte del agua. Los romanos escogieron para asentarse un espacio que se encontraba constantemente encharcado, puesto que el yacimiento se sitúa en la cuenca del río Valdejudíos. Podemos distinguir 5 tipos de muestras analizadas: t-PTDBSCPOFTSFDVQFSBEPTFOMBFTUBODJB RVFQPTJCMFNFOUFUVWPMBGVODJPOBMJEBE de balnea. t-BTEPTNVFTUSBTQSPDFEFOUFTEFMPTCBTVSFSPTZ t-BNVFTUSBQSPDFEFOUFEFMDBOBM VOBFTUSVDUVSBRVFEFCJØTFSWJSQBSBESFOBSP captar agua. Este canal, estuvo en contacto con la Estancia 10, que funcionó como hipocausto o sala para proporcionar agua caliente. t-BNVFTUSBQSPDFEFOUFEFMBGVFOUFPFTUSVDUVSBIJESÈVMJDB 6& RVFTFQVEPVTBS para abastecer de agua a la población o para proporcionar a ésta sus cualidades minero-medicinales. t-BTNVFTUSBTEFMBT6& Z DVZPPSJHFOEFTDPOPDFNPT QFSPRVFUBNCJÏOFTUBrían relacionados con la funcionalidad de transportar o drenar agua del asentamiento. En cuanto a la metodología de muestreo aplicada en la excavación de Las Madrigueras II, algunas de las muestras destinadas al análisis antracológico fueron recogidas a mano y en el caso de las acumulaciones de restos de madera o carbón, se recogió aproximadamente 0,25 litros de sedimento de la unidad estratigráfica. Sin embargo, en yacimientos de estas cronologías, es más adecuada la recogida de la totalidad del sedimento (o como mínimo 20 litros de sedimento por unidad estratigráfica), en lugares donde los carbones y maderas estén dispersos. Igualmente, se recomienda la recogida de la totalidad del sedimento de los niveles donde se hallen las acumulaciones de macro-restos (Buxó y Piqué, 2003; Chabal, 1997). De este modo, se obtiene un mayor número de fragmentos de carbón o madera de cada nivel. Algunos autores han establecido que para una interpretación fiable de un entorno mediterráneo, lo más adecuado es la observación de al menos 250 fragmentos de carbón (Heinz, 1990). Una recogida sistemática nos permitirá realizar una más exacta aproximación al medio vegetal del pasado y la interpretación de los diferentes usos de la madera en el yacimiento será más precisa. Las muestras de madera que hemos analizado estaban muy húmedas y presentaban abundantes microorganismos vivos en el interior de la estructura, hecho que ha producido una grave degradación de las muestras. Afortunadamente, ha pasado un breve espacio de tiempo entre la recuperación de las muestras en el yacimiento y su análisis, por lo que su identificación ha sido posible. Sin embargo, si las muestras analizadas

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Anejo estudio antracológico

hubieran estado almacenadas de esta manera inadecuada durante más tiempo, se hubiesen desintegrado completamente. Existe una metodología específica para la recuperación de maderas húmedas de un yacimiento. Lo más importante es que los restos húmedos permanezcan en este estado y no entren en contacto con el oxígeno ni la luz, para que no se proliferen las bacterias y los hongos. Lo más adecuando es guardarlos en recipientes de plástico opacos en un refrigerador (Buxó y Piqué, 2003). En cuanto a la metodología utilizada para la identificación taxonómica de las muestras, las maderas y los carbones han sido tratados de la misma manera. Ambos materiales han sido partidos con la mano para la observación de sus tres planos anatómicos (transversal, tangencial y radial). Los tres planos han sido observados a través de un microscopio de luz reflejada con campo oscuro-campo claro Olympus BX51 de entre 50 y 500 aumentos, para su identificación taxonómica. El análisis se ha ayudado con un atlas de anatomía de la madera (Schweingruber, 1990). La variabilidad taxonómica de algunas especies dentro de un mismo género o grupo, el tamaño reducido de la muestra o las alteraciones que presentan las muestras condiciona la identificación hasta el nivel de especie en muchas ocasiones. La variabilidad taxonómica es la causa por la que no hemos podido precisar más los taxones de Quercus ilex/coccifera, Pinus sylvestris/nigra o Juniperus sp (Schweingruber, 1990). Sin embargo, como ya veremos, el contexto biogeográfico nos puede ayudar a definir la especie a la que pueden pertenecer los restos analizados. En otras ocasiones sólo podemos llegar a definir el grupo al que pertenecen, Angiosperma o Conífera indeterminable, y a veces los fragmentos resultan Indeterminables. La abreviatura Cf. Significa que un fragmento “parece” un taxón pero no nos ha sido posible observar todos los caracteres que corresponden al taxón al que se parece. Una vez realizado el análisis microscópico se han cuantificado los resultados. Debido a que ciertas muestras presentaban más fragmentos que otros y a la poca variabilidad taxonómica del registro, en la interpretación hemos considerado la presencia/ausencia taxonómica. Esta cuantificación cualitativa y no cuantitativa es considerada la más adecuada por algunos autores porque considera todos los taxones de un registro antracológico de la misma manera (Hastorf y Popper, 1988).

DESCRIPCIÓN TAXONÓMICA DE LOS TAXONES IDENTIFICADOS (Schweingruber, 1990) JUNIPERUS SP. En el plano transversal, la transición del leño inicial al final es muy gradual. En el plano tangencial los radios son uniseriados y cortos, de 2 a 5 células de alto y excepcionalmente pueden llegar a tener de 15 a 20 células de alto. En el plano radial, las punteaduras de las traqueidas son uniseriadas. Los campos de cruce tienen punteaduras cupresoides. Anatómicamente no hemos podido distinguir entre el enebro y la sabina, debido a la poca variabilidad del género Juniperus sp. (Figura 1).

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Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Figura 1. Plano transversal y radial de Juniperus sp

Figura 2. Plano transversal de Quercus ilex/coccifera

Figura 3. Plano transversal y radial de Pinus sylvestris/nigra

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Anejo estudio antracológico

Aunque taxonómicamente no podemos distinguir las diferentes especies que se encuentran dentro de este género, la especie de Juniperus más frecuente en la provincia de Cuenca es Juniperus thuriphera (sabina albar) y pensamos que posiblemente las muestras también corresponden a esta sabina. QUERCUS ILEX/COCCIFERA En el plano transversal, el leño tiene zona porosa y de una a varias filas de poros más o menos compactas. Los poros del leño final son solitarios y se encuentran más o menos orientados radialmente. En el plano tangencial, los radios son uniseriados y multiseriados. En el plano radial se puede ver que las perforaciones de los vasos son simples y que los radios son homogéneos (Figura 2). Anatómicamente es difícil distinguir Quercus ilex (encina) de Q. coccífera (coscoja), pero la segunda especie es de ambientes templados y no crece en la provincia de Cuenca, por lo que pensamos que los fragmentos identificados como este taxón corresponden todos a Quercus ilex. PINUS SYLVESTRIS/NIGRA En el plano transversal, se observa una madera homoxilada con canales resiníferos en el leño final. En el plano tangencial, los radios son uniseriados y los radios con canales resiníferos tienen entre dos y diez células de alto. En el plano radial, se observan unas punteaduras fenestriformes y traqueidas transversales dentadas. Anatómicamente es muy difícil distinguir las especies Pinus sylvestris (pino albar) de P. nigra (pino salgareño). Sin embargo, teniendo en cuenta la altitud del yacimiento, creemos que la mayoría de los fragmentos pertenecen a P. nigra, puesto que P. sylvestris crece en mayores altitudes, a partir de 1600 metros.

RESULTADOS Fuente

UE

TOTAL

UE 28

50

52

65

Nº fr

%

1

-

-

5

18

12,58

2

10

1

3

64

44,75

-

-

-

-

2

1,39

-

-

-

-

6

4,19

8

-

-

-

36

25,17

3

-

-

-

3

2,09

-

-

-

-

1

0,69

Conífera indeterminable

5

-

-

-

3

-

-

2

10

6,99

Cf. Conífera indeterminable

-

-

-

-

1

-

-

-

1

0,69

Indeterminable

1

-

3

-

-

-

-

-

4

2,79

TOTAL

50

3

50

3

16

10

1

10

143

100

Tabla 1. Resultados antracológicos de los niveles romanos de Las Madrigueras II

193

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

En el basurero 11 se analizó un total de 50 fragmentos de madera (algunos de ellos torrefactados), de unos 10 cm de longitud de media. De estos, 28 fragmentos fueron identificados como Pinus sylvestris/nigra, 9 como Juniperus sp. y 7 como Quercus ilex/ coccifera. Igualmente, 5 fragmentos fueron determinados como Conífera indeterminable y un fragmento resultó completamente indeterminable. Hay que señalar que los fragmentos de Pinus eran en su mayoría correspondientes a ramas de entre unos 5 y 7 cm de diámetro como mínimo y los de Juniperus eran ramas torcidas de unos 2 cm de diámetro de media. Fue en esta muestra donde se recuperaron varios fragmentos que presentaban una modificación antrópica, un extremo “apuntado” (Figura 4). En el Basurero, 15 se identificaron 3 fragmentos de carbón de Juniperus sp. En el Canal 10, se analizaron hasta 50 fragmentos de carbón, 38 de los cuales fue identificado como Quercus ilex/coccifera, 2 como Quercus cf. ilex/ coccifera y 6 Quercus sp. Además, un fragmento fue determinado como Angiosperma indeterminable y 3 fragmentos resultaron completamente indeterminables. En la Estancia 3 se identificaron 3 fragmentos de carbón de Quercus ilex/coccifera. En la Fuente (UE28) fueron analizados un total de 15 fragmentos de madera y uno de carbón. De éstos, 8 fueron identificados como Pinus sylvestris/nigra y 3 como Pinus cf. sylvestris/nigra. Igualmente, se determinaron 2 fragmentos de Quercus ilex/coccifera, uno de ellos carbonizado, y un fragmento de madera de Juniperus sp. Por último, en esta muestra, 3 fragmentos fueron identificados como Conífera indeterminables y uno como Cf. Conífera indeterminable. En la UE 50, se analizaron 10 fragmentos de carbón y todos ellos fueron identificados como Quercus ilex/coccifera. El fragmento de carbón de la UE 52, una rama de unos 2 cm de diámetro, fue identificado como Quercus ilex/coccifera. Por último, de los 10 fragmentos de carbón analizados en la UE 65, 5 fueron determinados como Juniperus sp., 3 como Quercus ilex/coccifera y 2 como Conífera indeterminable.

CONSIDERACIONES FINALES Los resultados de los análisis antracológicos obtenidos nos indican una vegetación muy similar a la actual. Actualmente, en las altas parameras y laderas expuestas de la submeseta sur de Cuenca crecen sabinares formadas principalmente por la sabina albar, entre los 800 y 1600 metros de altitud. Forman sabinares más o menos puros y con frecuencia se mezclan con la encina y el pino salgareño. Esta vegetación, que se asienta fundamentalmente en terrenos calizos, resiste fuertes heladas y veranos secos y calurosos (López González, 2004). En cuanto al uso de la madera, pensamos que las muestras de carbón provenientes de la estructura 3, el canal 10 y la fuente (UE 28) estuvieron relacionadas seguramente con el uso de la madera para calentar el agua. La mayoría de las maderas, recuperadas en los basureros 11 y 15 en cambio, posiblemente correspondieron a algún tipo de estructura. De hecho, algunos fragmentos de madera presentaban una morfología apuntada que parece haber sido destinado para clavar el poste o la estaca en el suelo (Figura 4).

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Anejo estudio antracológico

Los resultados antracológicos nos indican que en el yacimiento existió una selección de especies arbóreas y arbustivas para estas dos actividades, siendo escogida principalmente la encina para la combustión y el pino y el enebro para la construcción de estructuras. La encina es un excelente combustible, porque proporcionan una combustión Figura 3. Plano transversal y radial de Pinus sylvestris/ lenta y duradera. El pino y el enebro en nigra cambio, no son considerados excelentes combustibles para actividades como el mantenimiento del calor de una estancia como es el caso de Las Madrigueras II, pues crean altas temperaturas en poco tiempo y se consumen de manera demasiado rápida. Sin embargo, la sabina albar, especie que también se ha utilizado como combustible en el yacimiento, pudo utilizarse, aunque en menor medida que la encina, por sus cualidades especiales. La combustión de esta especie proporciona un aroma muy agradable y además aleja los insectos, problema que debe ser especialmente importante en un área encharcada constantemente. Las coníferas proporcionan un buen material para la construcción, pues resisten más a los ataques por microorganismos que el resto de las especies y esto es un aspecto a tener en cuenta en un lugar donde las estructuras que se construyan pasarán su vida en contacto constante con el agua. El pino salgareño y la sabina albar proporcionan una madera resistente (y lisa en el caso del pino) para la construcción de elementos como estacas o postes y son éstas las especies a la que corresponden los elementos “apuntados” que hemos observado (Figura 4). Hemos identificado igualmente una madera correspondiente a una rama de gran calibre de encina en la muestra correspondiente a la fuente (UE 28). Posiblemente, esta especie también debió utilizarse ocasionalmente para la construcción de algún elemento porque, aunque no en la misma medida que las coníferas, aguanta bien la putrefacción. Las muestras recuperadas en los basureros, pudieron estar relacionados con las estructuras 4 y 5 del yacimiento, que funcionaron como horrea o lugar de almacenamiento de alimentos. Sin embargo, no hemos identificado especies frutales como el olivo o la vid en dichos basureros y la variabilidad taxonómica es muy pobre. De hecho, se han identificado los mismos taxones que en las estructuras relacionadas con el drenaje o la captación del agua. Otros usos que pudo tener la encina antes de su combustión, pudo ser la alimentación de su fruto. La bellota pudo utilizarse como alimento humano, mediante la fabricación de pan junto con el trigo y otros cereales o para la alimentación animal. Los romanos de Las Madrigueras II utilizan los recursos que tienen en el entorno inmediato para las diversas actividades desarrolladas en el yacimiento. Sin embargo, no utilizan restos de elementos de poda de árboles como se ha documentado en otros yacimientos. Es el caso de las termas romanas de El Moro (Torredembarra, Tarragona), donde como combustible utilizan los restos de las podas del cultivo de olivos (Euba y Allué, 2003).

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Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

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Anejo estudio carpológico

X. ANEJO ESTUDIO CARPOLÓGICO

MATERIAL Y MÉTODOS El presente análisis carpológico aborda el estudio de 8 muestras de sedimento recuperado en distintos niveles de la excavación del yacimiento Las Madrigueras II (Cuenca). Los sedimentos estudiados proceden de las unidades estratigráficas UE Este (V4), UE 20 (V1), UE 20 (V2), UE 2 (estancia 3, vasija 1), UE 2 (estancia 3, vasija 2), UE Habitación 7 (1, interior vasija), UE 59 (sector este, vasija), UE sedimento Dionisio. En todas ellas se tomaron muestras estimativas para calibrar la riqueza de información de cada unidad. La metodología empleada para llevar a cabo el análisis carpológico ha seguido el protocolo propuesto por Buxó (1997). En primer lugar, se llevó a cabo un tamizado por agua en columna mediante un chorro fino. Se emplearon tamices de 2 mm, 1,6 mm, y 0,6 mm. A continuación las muestras de sedimento se humidificaron lentamente permaneciendo unas horas en agua para posteriormente proceder a la flotación de los posibles restos carpológicos. Mediante agitación manual se disgregaron los restos de menor densidad que fueron recuperados en la superficie del líquido. Todo el residuo no flotante ha sido triado bajo una lupa binocular con el fin evitar perder cualquier resto que no hubiera flotado. Los restos recuperados fueron secados a la sombra y almacenados en recipientes plásticos que aseguran su conservación. Para la identificación taxonómica de los restos carpológicos se han observado los caracteres morfológicos presentes en las caras ventral y dorsal de las semillas. Para ello nos hemos ayudado del el atlas especializado Villarías (2006), así como la colección de referencia de semillas actuales de Auditores de Energía y Medio Ambiente S.A. Los restos de madera carbonizada recuperados durante el triado han sido desde analizados antracológicamente. Para ello han sido seccionados en finas láminas y observa-

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Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

dos al microscopio de luz reflejada con el fin de llevar a cabo una observación de sus tejidos a nivel celular. Para la identificación de los restos antracológicos se ha empleado la versión online de los trabajos realizados en especies europeas por Schoch et al. (2004). Durante la observación de los restos lavados se han podido observar una serie de estructuras atribuibles a marcas producidas por vegetales. La gran mayoría de los restos de pseudomorfos vegetales se produce sobre fragmentos arcillosos de tonos oscuros y de tonos claros cuando hay un mayor contenido silíceo y de yeso. Cuando el sedimento es muy fino puede rodear los restos vegetales y tomar su forma externa. Una vez descompuesto, el vegetal abandona su lugar dejando un molde. Los pseudomorfos vegetales pueden corresponder a 4 tipos: Tipo 1. Pseudomorfos lisos: corresponde al tipo de pseudomorfos semejantes a “ramitas” o “listones” sin envoltorio exterior, más parecidos a restos herbáceos que leñosos. Tipo 2. Pseudomorfos estriados: corresponde al tipo de pseudomorfos semejantes a restos de paja, con nervaduras marcadas. Tipo 3. Pseudomorfos esféricos: pequeños “huecos” en la superficie, de forma redondeada (en ocasiones), pero sin conservar la morfología intacta, cosa que dificulta su identificación taxonómica. Podrían tratarse de restos de semillas, destruidas durante el proceso de combustión. Tipo 4. Pseudomorfos ramiformes: pequeñas “ramitas”, en algunas ocasiones de tamaño considerable, que tienden hacía el interior del adobe. Las inclusiones vegetales identificadas en Las Madrigueras II son pseudomorfos de los tipos 1 y 4. Este tipo es fácilmente confundible con burbujas de aire, por lo que no se debe descartar que algunos de ellos sean en efecto huecos producidos por el aire en el interior de la fracción arcillosa durante el proceso de fabricación de adobes.

RESULTADOS U.E. 20 (V1) En esta muestra se han recuperado 92 restos antracológicos entre los que hay presencia de Pinus sp. y, como mínimo, otro taxón de angiosperma arbórea, probablemente Populus sp. (Salicaceae). Se han hallado 31 restos óseos y algunos fragmentos de pseudomorfos vegetales de los tipos 1 y 4 de tamaño inferior al centímetro.

U.E. 20 (V2) Este sedimento contenía 6 pequeños restos de carbón no atribuibles a ningún taxón y 18 gasterópodos.

U.E. 2 (ESTANCIA 3, VASIJA 1) En esta muestra se han recuperado 17 restos de carbón. Algunos de ellos, de dudosa adscripción taxonómica, corresponden sin duda a alguna angiosperma dicotiledónea. 198

Anejo estudio carpológico

Se han contabilizado 9 restos óseos y 10 gasterópodos, además de diversos pseudomorfos vegetales de tipo 4 de tamaño inferior al centímetro.

U.E. 2 (ESTANCIA 3, VASIJA 2) En esta muestra se han recuperado 29 restos antracológicos, entre los cuales podemos afirmar que algunos corresponden a angiospermas dicotiledóneas sin determinar. Aparecen 5 gasterópodos de diferentes especies y diversos pseudomorfos vegetales de los tipos 1 y 4 de tamaño inferior al centímetro.

U.E. 2 (ESTANCIA 3, VASIJA 4) En el sedimento de esta unidad se ha recuperado 1 semilla carbonizada de Rumex sp. (Polygonaceae) y 2 restos carpológicos carbonizados indeterminables debido a su mal estado de conservación. Se han contabilizado 112 restos antracológicos entre los que hay presencia de Quercus sp. También se han recuperado 46 restos óseos, más 1 resto óseo que presenta signos de haber sido quemado. Asimismo han aparecido 38 restos de diversos gasterópodos y numerosos pseudomorfos vegetales de los tipos 1 y 4 de tamaño inferior al centímetro.

U.E. HABITACIÓN 7 (1, INTERIOR VASIJA) Esta muestra contenía 15 restos antracológicos, 2 fragmentos de hueso y 10 gasterópodos.

U.E. 59 (SECTOR ESTE, VASIJA) En esta muestra han aparecido 32 restos de carbón, entre los que hay presencia de Pinus sp. También se han identificado numerosos pseudomorfos vegetales de los tipos 1 y 4. Se han recuperado 3 moluscos gasterópodos y dos valvas de 2 moluscos bivalvos diferentes. Se han contabilizado 36 restos óseos. Entre ellos, el 88,9 % (34 fragmentos) presentan signos de oscurecimiento debido al efecto del fuego, mientras que 11,1 % (4 fragmentos) no están quemados.

U.E. SEDIMENTO DIONISIO En esta unidad estratigráfica se han recuperado 52 fragmentos no carbonizados de semillas de Celtis sp. (Ulmaceae). Además, entre los 102 fragmentos de madera carbonizada recuperados se ha podido identificar el género Pinus. También han aparecido 53 restos óseos, de los cuales el 26,4 % (14 fragmentos) se encuentran quemados, mientras que el 73,6 % (39 fragmentos) no han sido expuestos al fuego. Han aparecido además 21 conchas de gasterópodos. A continuación se muestran los resultados generales del análisis carpológico, antracológico y de pseudomorfos vegetales:

199

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Nº restos antracológicos

Inclusiones vegetales

Taxones

92

+

Pinus, cf. Populus

UE 20 (V2)

6

+

UE 2 (estancia 3,V1)

17

+

Dicotiledónea indet.

UE 2 (estancia 3,V2)

29

+

Dicotiledónea indet.

112

+

Rumex, Quercus

Muestra

Nº restos carpológicos

UE 20 (V1)

UE 2 (estancia 3,V4)

3

Hab. 7 (vasija)

15

UE 59 (este, vasija)

32

+

Pinus

102

+

Celtis, Pinus

Sedimento Dionisio

52

DISCUSIÓN Desde el punto de visto carpológico, hemos recogido semillas producidas por taxones diferentes: Rumex sp. y Celtis sp. El estado en que se encuentran ambos tipos de semillas en el yacimiento es diferente. El único resto de Rumex ha aparecido carbonizado entre el sedimento del interior de la vasija nº 4, en la estancia 3. En esta muestra encontramos también el mayor número de restos de madera carbonizada de las 8 estudiadas. Normalmente los restos carpológicos carbonizados recuperados en los yacimientos arqueológicos se hallan en el mismo lugar en el que se quemaron. En este caso, parece que la vasija fue rellenada con sedimento que había sido previamente quemado. Rumex es un género amplio muy bien representado en la Península Ibérica. Todas sus especies son herbáceas y requieren una elevada humedad edáfica, que a menudo encuentran en bordes de ríos o acequias de zonas antropizadas, ya que muestran un carácter fuertemente nitrófilo. Así pues, la planta que produjo esta semilla debió estar asociada a alguna zona de humedad cercana al yacimiento. En cuanto a los fragmentos carpológicos de Celtis sp. (almez), al no encontrarse en estado carbonizado, existe un riesgo al considerarlos material arqueológico. De todas formas, es adecuado indicar que diversos trabajos han revelado la presencia de sílice en los frutos de Celtis. El endocarpo de las semillas de algunas especies de Celtis presenta un esqueleto de ópalo sobre el cual se deposita el carbonato cálcico en forma de aragonito que constituye el exocarpo de la semilla. La presencia de estos elementos permite que estas estructuras (después de la descomposición de la meteria orgánica) resistan alteraciones en el sustrato y sean más comunes en el registro fósil (Honaine et al., 2005). Los restos carpológicos de Celtis identificados en Las Madrigueras II reaccionan fuertemente frente al ácido clorhídrico indicando un alto contenido en carbonatos. El almez es un árbol típicamente riberano, común en toda la región mediterránea, incluido el norte de África. Sus frutos (almezas o almecinas), aunque muy pequeños, son comestibles. Son drupas de 1 centímetro aproximadamente que al madurar se vuelven negros. Son un alimento apreciado por diversas aves, que pueden transportarlos en su interior. Los restos antracológicos nos permiten inferir la presencia de, al menos, 3 taxones diferentes: Pinus sp., Quercus sp. y cf. Populus sp. Evidentemente, este registro no nos pro-

200

Anejo estudio carpológico

porciona toda la diversidad taxonómica que probablemente existía en la zona, pero sí nos informa de la utilización de ciertas plantas. La madera de pino es la más recurrente en el análisis. Se trata de madera muy adecuada para la construcción de vigas y postes, actividad para la cual pudieron ser utilizadas. De los 3 géneros identificados, al menos Pinus y Quercus debieron formar parte de la vegetación regional. A menudo pudieron coexistir mezclados formando bosques mixtos más o menos densos, típicos en la región mediterránea durante las etapas de clima benigno como el Holoceno. En cuanto a los pseudomorfos vegetales identificados, todos corresponden a restos de paja y/o pequeñas ramitas, que nos permiten afirmar el simple hecho de la presencia de restos vegetales de taxones herbáceos (probablemente paja), sin poder determinar su origen. Los restos aparecen muy fragmentados. Dominan numéricamente los pseudomorfos del tipo 4, aunque también son comunes los de tipo 1, sobre todo en restos constructivos de color blanco.

FIGURAS

Semilla carbonizada de Rumex sp. (Polygonaceae) en UE 2 (estancia 3, V4).

Fragmentos de semillas de Celtis sp. en la muestra “sedimento Dionisio”.

Fragmentos de semillas de Celtis sp. La barra de escala representa 1 cm.

Fragmentos de semillas de Celtis sp.

201

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Resto óseo en la muestra “sedimento Dionisio”.

Pseudomorfo vegetal de tipo 1 en la muestra “sedimento Dionisio”.

Fragmento constructivo englobando pseudomorfo vegetal de tipo 1 y resto de carbón, en la muestra UE 2 (estancia 3, V4).

Pseudomorfo vegetal sobre fragmento arcilloso en UE 2 (estancia 3, V4).

Diversos pseudomorfos vegetales de tipo 1 y 4 en UE 59 (sector este, vasija).

Pseudomorfos vegetales de tipo 4 en UE 59 (sector este, vasija).

202

Anejo estudio carpológico

Microfotografía de resto antracológico de Pinus sp. en UE 20 (V1).

Pseudomorfo vegetal de tipo 4 sobre fragmento arcilloso en UE 20 (V1).

Microfotografía de resto antracológico de Pinus sp. en UE 20 (V1).

203

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

204

Anejo informe arqueozoológico

XI. ANEJO INFORME ARQUEOZOOLÓGICO INTRODUCCIÓN En este trabajo presentamos el estudioa arqueozoológico de los restos óseos del yacimiento de Madrigueras II. La muestra analizada ha proporcionado un conjunto óseo algo fragmentado pero bien conservado, que ha permitido obtener mediciones osteométricas y analizar las superficies óseas. Gracias a esta buena conservación y ala presencia de huesos compeltos se ha podido estimar la altura a la cruz de algunos animales y también observar algunos procesos relacionado con el aprovechamiento de los animales. Los taxones que hemos identificado entre las especies domésticas son destacan Ovis aries, Capra hircus, Ovis aries / Capra hircus, Canis familiaris, Equus caballus, Equus esinus, Bos taurus, Sus domensticus, Felix catus, o Gallus gallus y entre los animales salvajes se han documentado lagomorfos, Bufo bufo, o Cervus elaphus. El desarrollo de nuestro análisis seguirá el siguiente esquema. Tras describir la metodología empleada se comenzará con el tratamiento de los restos óseos. En primer lugar nos centraremos en los animales representados y que grado de frecuencia tienen. A continuación mostraremos los perfiles esqueléticos, para ver en que grado está representado cada animal y finalmente se hará alguna valoración relacionada con los patrones de actuación humana. Finalmente, se procederá a exponer las conclusiones más significativas del estudio arqueozológico.

205

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

METODOLOGÍA El objetivo de este análisis consiste en identificar que especies hay, que frecuencia presentan y que implicaciones tienen de cara al comportamiento humano en la interpretación de este yacimiento. Es necesario, por tanto, determinar que especies aparecen y que representación tienen unas respecto de otras. Para ello tras la identificación de cada especie hemos tratado de estimar la frecuencia de unas u otras según el NR (núm de resto) y el MNI (Mínimo Número de Individuos). Posteriormente a través de los análisis de los patrones de edad, los esqueléticos y los de alteración ósea veremos que otras implicaciones tiene cada animal de cara al comportamiento humano. El análisis de estos perfiles en conjugación con un análisis tafonómico puede indicarnos que prácticas alimenticias se han llevado a cabo y cuales son los patrones de selección a la hora de transportar un animal, pudiéndose observar que pautas alimenticias se han seguido en el aprovechamiento de los animales. Para la identificación taxonómica se ha seguido a Lavocat (1966), Pales & Lambert (1971), Schmid (1972), Martin & Blázquez (1983) y Hilson (1992). Para casos mas específicos se ha seguido a Boesseneck (1969), Payne (1985), Prummel & Fresch (1986) y Fernández (2001) para la diferenciación entre Ovis aries aries, Capra hircus hircus y Capra hircus pyrenaica, para la de Cervus elaphus y Bos taurus a Prumel (1988). Junto a los trabajos de estos autores se ha manejado nuestra colección de referencia personal como medio de contraste. Para el cálculo del NR se han incluido todos los elementos tanto identificables como los indeterminables. El MNI (mínimo número de individuos), se adscrito en función del resto anatómico más abundante diferenciando la edad y el sexo siguiendo a Brain (1969) frente a Binford (1978). El MNI se ha contabilizado de dos formas. Por un lado se ha considerado cada periodo de forma global tratando todas las unidades de cada momento como una sola. Y por otro lado, se ha contabilizado cada unidad de forma independiente, sumando al final el total de cada unidad. Finalmente se han analizado las conclusiones que pueden obtenerse de cada una de las maneras de calcularlo. Los patrones de edades han podido observarse a partir de los elementos dentáreos, a través del desgaste de la corona dentárea y la emergencia de los dientes definitivos respecto a los deciduales. También se ha tenido en cuenta para este apartado el grado de fusión epifisiaria. Finalmente decir que los diferentes grupos de edad se han dividido en cinco tipos que son: neonatos, infantiles, juveniles, adultos y seniles. En relación con el cálculo de las edades se han seguido los trabajos de Pérez Ripoll (1988) y de Couturier (1962) para los ovicápridos, los de Mariezkurrena (1983), Klein et al (1981 y 1983) y Brown & Chapman (1991 a y b) para el ciervo, y los de Levine (1982) y Guadelli (1998) para los équidos.

206

Anejo informe arqueozoológico

En la representación anatómica se ha identificado la parte a la que pertenece el elemento óseo y, en los casos en los que esto no ha podido determinarse y, por tanto, son huesos indeterminables se los ha asignado a la categoría de axial, esponjosos (sí es tejido esponjoso de alguna epífisis o algún hueso compacto) o diafisiario. De esta forma se pretende ver a que elementos afecta más la fracturación. Los patrones de alteración ósea han podido observarse bastante bien. Lo que ha permitido identificar algunas trazas de intervención humana relacionadas con el procesamiento y consumo de los animales. Los medios utilizados para la observación de las diferentes alteraciones han sido realizadas con lupas de 10X, 15X y 10 X y buena luz natural. En lo referente a las medidas de los huesos si se han podido establecer varias, que luego se mostrarán. Las siglas que van a utilizarse son: NR: Número de Restos MNI: Número Mínimo de Individuos A: Adulto I: Infantil J: Juvenil o adulto joven N: Neonato DAP: Diámetro antero-posterior DT: Diámetro trasversal L: Longitud AX: Axial EP: Epífisis EP. Prox: Epífisis proximal EP. Dist: Epífisis distal Cra: Craneal MD: Marcas de diente MC: Marcas de corte

3. INTERPRETACIÓN DEL CONJUNTO ÓSEO: ANÁLISIS ARQUEOZOOLÓGICO 3.1. PATRONES TAXONÓMICOS La representación faunística del yacimiento de Madrigueras II asciende a un total de 1653 restos entre los que destacan las especies domésticas sobre las salvajes. Con relación a los animales domésticos destacan la predominancia de la vaca con un 14,7 % de los restos. Le sigue en importancia los ovicapridos (13,2%), en los que englobamos las ovejas y las cabras determinadas taxonómicamente. Tras estos animales continúa en importancia el caballo con un 8,5%, y por último, cabe destacar con un porcentaje inferior dos especies importantes, el cerdo y el perro, con un 1,3 % cada uno (Figura 1 y 2; Tabla 1 y 2). 207

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Figura 1. Perfiles taxonómicos en NR (total)

Entre los animales salvajes destaca el ciervo con un 3,6 % en la muestra. Junto a ellos aparecen algunos restos de aves, jabalí y conejo pero con unos porcentajes infimos. Junto a las especies determinadas hay un conjunto de restos indeterminables que no hemos podido asignar taxonomicamente. Entre ellos, hemos podido precisar algunas diferencias en función de la talla, de tal manera que los restos de animales de talla grande son más numerosos que los de talla pequeña, aunque también presentan un alto número en la muestra. Esto puede indicar que los animales de talla grande han sufrido una mayor fragmentación que los pequeños, esto se matizará posteriormente.

Figura 2. Porcentajes de los perfiles taxonómicos (Restos determinables en el total)

208

Anejo informe arqueozoológico

NR general TAXÓN

TOTAL

%

Bos Taurus

243

14,7

Equus caballus

140

8,5

Equus esinus

3

0,2

Cervus elaphus

59

3,6

Ovis aries / Capra hircus

138

8,3

Ovis aries

78

4,7

Capra hircus

4

0,2

Sus domesticus

21

1,3

Sus escrofa

6

0,4

Canis familiaris

22

1,3

Gallus gallus

4

0,2

Ave sp.

1

0,1

Lagomorfo

11

0,7

Grande

613

37,1

3

0,2

Medio

9

0,5

Medio/Pequeño

26

1,6

Pequeño

166

10,0

Indet.

106

6,4

Total general

1653

100,0

Grande/Medio

Tabla 1. NR tanto total como por período

209

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

TAXÓN

Basurero 11

Basurero 12

Basurero 13

Basurero 14

Basurero

Bos taurus

34

5

34

28

74

Equus caballus

42

3

6

3

7

Cervus elaphus

20

1

6

7

Ovis aries / Capra hircus

54

8

6

Ovis aries

42

1

9

7

9

3

Equus esinus

Capra hircus Sus domesticus Sus escrofa

5

Canis familiaris

20

Lagomorfo

5

Gallus gallus

1

1 1 1 3

Ave sp. Grande

228

10

85

Grande/Medio

1

Medio

7

Medio/Pequeño

25

Pequeño

78

3

Indet.

23

31

Total general

592

18

2 1

20

1

UE 20

UE 25

184

UE 55

UE 58

UE 62

Bos taurus

1

Equus caballus

7

1

9

20

3

3

11

2

1

1

3

UE 63

UE 67

51

Cervus elaphus Ovis aries / Capra hircus

4

13

7

17

Ovis aries

3

4

3

5

Capra hircus Sus domesticus

4 1 Tabla 2. Nº de restos por Unidades

Sus escrofa Canis familiaris

210

Zanja P.K. 580 1

Equus esinus 10

6 5

11 23

Tabla 2. Nº de restos por unidades

TAXÓN

34

180

o 16

Anejo informe arqueozoológico

Estancia 3

Estancia 3, vasija 3

3

Estancia 4

Estancia 5/4/3

Estructura 4 y 5

Estructura Hidráulica

16

13

29

22

1 3

2

3 8

4

3

5

3

2

8

2

2

2 1 1

1 19

1

54

56

1

8

1

43

9

3

8

14

8

15

TAXÓN

UE 20

UE 25

UE 55

Lagomorfo

12 120

UE 58

UE 62

4

1

7

9

106

UE 63

UE 67

Zanja P.K. 580

10

11

1

Gallus gallus Ave sp. Grande

57

35

Grande/Medio

1

Medio Medio/Pequeño Pequeño

1

3

31

17

Tabla 2. Nº de restos por Unidades

Indet. Total general

4 73

10

5 76

211

77

62

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Figura 3. Porcentajes de los perfiles taxonómicos. MNI total

Con relación al MNI general (Tabla 3 y Figura 3) hay que destacar la importancia de los ovicápridos, haciendo mención a la abundancia de ovejas que se han podido determinar y la vaca, que son los dos grupos más numerosos más del 60% de los individuos entre los dos. Después sigue a mucha distancia los caballos con un 10%, para pasar al cerdo con un 7% y al ciervo con un 5%. A gran distancia se encuentra un grupo de animales, el asno, el perro, el jabalí, las aves y las gallináceas con un 2% de los MNI, cada uno de ellos. Si observamos los porcentajes obtenidos por unidades estratigráficas (Tabal 4 y Figura 4) se aprecia que sólo el conjunto de los ovicápridos superan el 35% de la muestra. Las vacas representan en este caso el 20%, le sigue de cerca el caballo con un 15%, el ciervo con un 10%y el cerdo con un 7%, el resto de los animales que aparecen en la muestra tienen una representación total del 12%, pudiendo destacar dentro de este grupo a los conejos con un 4% ó el perro con un 3%.

Figura 4. Porcentajes de los perfiles taxonómicos. MNI por Unidades

212

Anejo informe arqueozoológico

Figura 5. Comparativa de los MNI total y por unidades

Por tanto, se puede decir que con relación a los animales representados la muestra se acrecienta en MNI al hablar de UE (Figura 5), siendo el caso más claro el dela cabaña de los ovicápridos donde el número de individuos que se obtienen de manera general es de 18 y por el contrario si vemos la representación por UE tenemos 38 individuos. Otro caso es la vaca el cual en el apartado general tenemos representados a 7 individuos pero que en comparación a las UE tenemos 21 individuos, es decir, la muestra se incrementa en un 300%, otro caso representativo es el caballo y el ciervo, con un incremento del 400% y del 500% respectivamente. El resto de la muestra no presenta grandes variaciones pues sólo tienen una diferencia entre 2 y 3 individuos. Por tanto, estos perfiles se ajustan a lo visto en el NR. En lo que se refiere a las edades se ha observado que los más representativos en todas las especies son los adultos, estando muy poco representado el resto de edades. Una mención especial requiere el caso de los ovicápridos ya que en esta especie se observan individuos de las cuatro cortes de edad (neonato, infantil, juvenil y adulto), pero entre ellas destacan claramente los individuos adultos que han superado más del 50% de su esperanza de vida.

213

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

MNI general Taxón Bos Taurus

Neonato

Infantil

Juvenil

Adulto

Total

0

1

1

5

7

Equus caballus

0

0

1

3

4

Equus esinus

0

0

0

1

1

Cervus elaphus

0

0

0

2

2

Ovis aries/Capra hircus

1

1

1

3

6

Ovis aries

0

1

1

9

11

Capra hircus

0

0

0

1

1

Sus domesticus

1

0

0

2

3

Sus escrofa

0

0

0

1

1

Canis familiaris

0

0

0

1

1

Lagomorfo

0

0

1

1

2

Gallus gallus

0

0

0

1

1

Ave sp.

0

0

0

1

1 41

Tabla 3. MNI general y por unidades

3.2. PATRONES DE REPRESENTACIÓN ANATÓMICA Los perfiles esqueléticos que se han documentado en el yacimiento, para este período, son compensados en los taxones con más restos como la vaca, el caballo o los ovicápridos, con huesos de todas las porciones anatómicas que indican una deposición completa en el yacimiento. A pesar de los relativos patrones esqueléticos hay secciones mejor representadas que otras, por ejemplo la sección, en los cinco taxones con mayor número de restos (vaca, caballo, ciervo, ovicápridos, ovejas) que más presencia tiene con los craneales debido fundamentalmente a la presencia de las piezas dentarias y a la fragilidad del cráneo. Un dato a tener encuenta es el escaso número de elementos axiales ya que por lo general es un elemento abundante debido a la presencia de las costillas, a pesar de ellos esto nos indica unos patrones acordes a su representación global. Con relación al resto de los animales que presentan un escaso número de restos sus perfiles son descompensados ya que su patrones son poco representativos en la muestra de estudio (Tabla 4).

214

Anejo informe arqueozoológico

MNI por Unidades %

Neonato

Infantil

Juvenil

Adulto

Total

%

17,1

0

1

2

18

21

20,0

9,8

0

0

2

14

16

15,2

2,4

0

0

0

1

1

1,0

4,9

0

0

0

10

10

9,5

14,6

1

1

2

12

16

15,2

26,8

0

1

1

19

21

20,0

2,4

0

0

0

1

1

1,0

7,3

1

0

0

6

7

6,7

2,4

0

0

0

2

2

1,9

2,4

0

0

0

3

3

2,9

4,9

0

0

1

3

4

3,8

2,4

0

0

0

2

2

1,9

2,4

0

0

0

1

1

1,0

105

100,0

100,0

215

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Parte anatómica

Bos taurus

Equus caballus

Equus esinus

Asta

Cervus elaphus

Ovis aries / Capra hircus

Ovis aries

8

Cuerno

23

Cráneo

35

Maxilar

1

Mandíbula

15

Diente

1

Incisivo

6

1 2

11

4

1 8

1

Canino

2

2

Colmillo Premolar

6

12

7

7

5

Molar

32

41

3

27

44

1

2

Atlas Axis

1

Escápula

2

1

Vértebra

7

2

Costilla

3

4

Húmero

13

9

Radio

10

Radio-Ulna

11 1

5

11

4

6

2

6

2

3

1

2

5

5

Ulna

6

1

Metacarpo

7

3

Carpo

4

Astrágalo

10

2

Superior

1

1

Pelvis

7

2

Fémur

8

11

Tibia

5

10

Metatarso

17

3

Tarso

3

Metapodio

4

5

Bos taurus

Equus caballus

Calcáneo

3

Falange

14

Parte anatómica

5

1 1

2

1 2

2

6 9

9

5

12

4

1

3

8

Equus esinus

Cervus elaphus

Ovis aries / Capra hircus

Ovis aries

2

1

1

1

11

10

8

Indet.

5

Total

243

140

3

59

138

78

Craneal

119

63

0

21

49

53

Axial

19

10

0

1

15

0

Superior

42

40

1

10

34

15

Inferior

63

27

2

27

35

10

216

Anejo informe arqueozoológico

Capra hircus

Sus domesticus

Sus escrofa

Canis familiaris

Lagomorfo

Gallus gallus

Ave sp.

Total general 8 23

1

37 1

1

1

3

1

38 2

1

3

21 2

3

3

3

40 6

2

155

1

1 1

1

1

8

2

11

1

1

20

2

1

3

1

1

1

1

29

1 1

50 7

1

9

2

27 5

1

17 2 1

1

13 1

2

4

28

3

42 41 3

Capra hircus

Sus domesticus

Sus escrofa

3

1

Canis familiaris

Lagomorfo

25 Gallus gallus

Ave sp.

Total general

1

9

4

47 5

4

21

6

22

11

4

1

730

4

8

6

6

0

0

0

329

0

2

0

6

1

0

0

54

0

5

0

7

9

2

1

166

0

6

0

3

1

2

0

176

217

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

3.3. PATRONES DE ALTERACIÓN ÓSEA La falta de algunos perfiles esqueléticos en el yacimiento de Madrigueras II no se debe a la mala conservación, ya que por el contrario esta es bastante buena. Entre el registro óseo se han observado marcas de diente hechas por perros que pueden haber contribuido a parte del sesgo osteológico del yacimiento, pero su incidencia no es muy acusada, por lo tanto no es un factor determinante en la ausencia de ciertas partes anatómicas. Probablemente la ausencia de ciertas partes anatómicas pueda deberse a que al estar los huesos en estructuras utilizadas como basureros y a estancias, las otras partes anatómicas que faltan debieron dejarse en otros lugares, sitios de despiece, que no nos han llegado. La buena conservación de las superficies óseas ha permitido observar bastantes marcas de corte relacionados con procesos alimenticios, destacan algunas marcas de tajos para facilitar la desarticulación y también algunas marcas de descarnación en costillas y huesos largos. Con relación a la alteración térmica de los huesos, se puede decir es bastante baja. Los huesos afectados por este tipo de alteración son escasos y el grado de alteración que presentan es poco importante.

3.4. OSTEOMETRÍA En este apartado nos referiremos a las mediciones osteométricas que hemos podido hacer de los huesos apendiculares obtenidos en el yacimiento. Aunque la conservación de los huesos es bastante buena, no se han podido obtener muchas medidas, debido a la fragmentación de los huesos, o a la pérdida de epífisis. A pesar de ellos en la tabla 5 mostramos las medidas que hemos podido establecer. Según estas medidas las diferencias osteométricas que muestran algunos astrágalos de Bos sugieren la presencia de vacas y nbueyes en el yacimiento. En cuanto a la altura a la cruz de los individuos destacamos los 112,3 cm que hemos podido establecer para una de las vacas. En el resto de animales hemos podido determinar una altura a la cruz para el caballo de 122,6 cm, y en la oveja un tamaño comprendido entre 60,4 y 54,5 cm. Estos tamaños nos muestran unos ovicápridos de dimensiones similares a las mostradas en otros yacimientos de esta época. Por el contrario el caballo nos muestra un tamaño pequeño más cercano a los ponys que a los caballos.

218

Anejo informe arqueozoológico

Parte anatómica

L

DAP pr

DT pr

DAP dt

DT dt

Bos Taurus

Húmero

74

72

Bos Taurus

Fémur

102

86

Bos Taurus

Radio

Bos Taurus

Metacarpo

29

52

Bos Taurus

Metatarso

Bos Taurus

Metacarpo

30

54

Bos Taurus

Metatarso

29

57

Bos Taurus

Metacarpo

30

54

35

48

30

61

43

65

34 43

76 43

Bos Taurus

Falange

Bos Taurus

Metatarso

55

Bos Taurus

Metatarso

Bos Taurus

Calcáneo

Bos Taurus

Metacarpo

Bos Taurus

Metacarpo

40

59

Bos Taurus

Metatarso

46

52

Bos Taurus

Astrágalo

70

Bos Taurus

Astrágalo

62

Bos Taurus

Radio

41

70

Bos Taurus

Astrágalo

61

Bos Taurus

Astrágalo

60

Bos Taurus

Tibia

Bos Taurus

Metatarso

210

Bos Taurus

Astrágalo

56

Bos Taurus

Metatarso

Cervus elaphus

Metacarpo

20

36

Cervus elaphus

Metacarpo

21

36

Cervus elaphus

Metacarpo

24

36

Cervus elaphus

Astrágalo

0

0

Cervus elaphus

Metacarpo

25

41

Cervus elaphus

Astrágalo

Cervus elaphus

Metatarso

Cervus elaphus

Metatarso

23

36

42

43

100

48

48

51

52

55 48 35

30

Equus caballus

Tibia

44

64

Equus caballus

Húmero

75

76

Equus caballus

Radio

Equus caballus

Metatarso

230

33

24

Equus caballus

Calcáneo

100

Equus caballus

Tibia

45

70

219

46

83

32

40

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Parte anatómica

L

DAP pr

DT pr

DAP dt

DT dt

Equus caballus

Tibia

53

73

Equus caballus

Metacarpo

31

40

Equus caballus

Metatarso

Equus caballus

Astrágalo

Equus caballus

Metatarso

Equus caballus

Radio

68

38

Equus caballus

Metacarpo

30

49

Ovis aries / Capra hircus

Metacarpo

15

24

Ovis aries / Capra hircus

Metatarso

Ovis aries / Capra hircus

Radio

18

29

Ovis aries / Capra hircus

Radio

Ovis aries / Capra hircus

Tibia

21

28

Ovis aries / Capra hircus

Metacarpo

0

0

36

43

31

37

43

16

13

14

21

28

20

Ovis aries

Tibia

20

24

Ovis aries

Tibia

20

26

Ovis aries

Tibia

18

26

Ovis aries

Tibia

20

27

Ovis aries

Húmero

18

25

Ovis aries

Húmero

25

28

Ovis aries

Calcáneo

Ovis aries

Húmero

21

27

Ovis aries

Tibia

20

25

Ovis aries

Tibia

17

21

Ovis aries

Tibia

23

27

Ovis aries

Metatarso

Ovis aries

Tibia

Ovis aries

Metatarso

21

23

Ovis aries

Metacarpo

16

23

Ovis aries

Metatarso

17

18

Ovis aries Ovis aries

53

21

13

23

20

25

13

22

Tibia

21

26

Húmero

23

32

120

20

Sus domesticus

Radio

21

31

Canis familiaris

Tibia

31

29

Tabla 5. Medidas osteométricas documentadas en la Madrigueras II

220

Anejo informe arqueozoológico

3.5. CONCLUSIONES El yacimiento de Las Madrigueras II nos ha proporcionado una colección faunística de 1653 restos con una conservación buena. En el conjunto analizado hemos encontrados especies domésticas como Ovis aries, Capra hircus, Ovis aries / Capra hircus, Canis familiaris, Equus caballus, Equus esinus, Bos taurus, Sus domesticus y entre los animales salvajes se han documentado lagomorfos, Gallus gallus o Cervus elaphus. En este yacimiento destacamos el conjunto de los oviápridos al ser los animales más importantes tanto en NR como en MNI. Junto a los ovicápridos, la vaca es un grupo importante, teniendo compensado el NR con el MNI. Otra cabaña importate es la de los caballos presentando un alto MNI en relación al NR. El resto de animales domésticos están muy poco representados. En relación a las especies salvajes son irrelevantes en la muestra, pudiendo destacar el conjunto de los cervidos tanto en NR como en MNI. Los perfiles esqueléticos nos muestran unos conjuntos con una representación dispar en función del número de restos que tenga cada animal. Así las especies mejor representadas, vacas, caballos, ciervos, oviápridos y ovejas, muestran unos perfiles esqueléticos compensados con huesos de todas las secciones anatómicas, por lo que debieron ser aportados completamente al yacimiento. Con relación a los animales con pocos restos poco se puede decir de sus perfiles esqueléticos, al ser muy baja su representación. Por tanto, los perfiles esqueléticos están bien representados con huesos de todas las porciones, en aquellos conjuntos donde hay abundacia de restos. Tafonomicamente la muestra ósea del yacimiento tienen una buena conservación tanto física de los restos como de sus superficies óseas. Esto ha permitido observar algunas alteraciones óseas que nos revelan aspectos relacionados con el comportamiento antrópico y la conservación de los restos. En relación al comportamiento antrópico se han observado marcas de descarnación y desarticulación en algunos huesos de vacas, ovicápridos, caballos, ciervos y cerdos que indican los usos alimenticios a los que se sometieron estos animales. Por los que los animales tras ser utilizados en vida para diferentes funciones (producción de lana, leche, etc) también se los utilizo con fines alimenticios. Por otro lado en el yacimiento también se han visto marcas de dientes hechas por carnívoros, seguramente perros, que aprovecharon los restos óseos desechados por el ser humano. Sus alteraciones de han centrado en el aprovechamiento de la grasa de epífisis y elementos axiales. En cuanto a la funcionalidad de los animales, además de los usos cárnicos indicados, las edades nos muestran que animales como los ovicápridos fueron usados para la producción de productos lácteos, como la leche, el queso, y por supuesto para la lana, como revela la gran cantidad de individuos adultos. Un dato importante es la poca presencia, de animales infantiles y juveniles, de cualquier especie representada en la muestra, que nos estarían indicando su aprovechamiento cárnico, pero que en Madrigueras II no sería la función principal de estos animales como hemos indicado. En cuanto a otros animales como el caballo, el asno y la vaca, también la predominancia de adultos indica sus usos ligados a diferentes funciones como el trabajo agrícola, el transporte o la producción láctea en el caso de la vaca. 221

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

4. INVENTARIO Definición

NR

Taxón

Parte anatómica

Sección

Parte

Lado

Nº del hueso

Edad

Basurero 11

1

Equus caballus

Escápula

Axial

Izquierdo

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus Metatarso

Completo

Derecho

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Metatarso

Ep. Proximal

Derecho

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Metatarso

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Basurero 11

1

Cervus elaphus

Metacarpo

Ep. Distal

Basurero 11

1

Equus caballus

Falange

Ep. Distal

Basurero 11

1

Equus caballus

Calcáneo

Compacto

Basurero 11

1

Bos taurus

Calcáneo

Basurero 11

1

Ovis aries

Basurero 11

1

Basurero 11

Adulto 1

Adulto

Izquierdo

0

Adulto

Compacto

Derecho

0

Adulto

Calcáneo

Compacto

Derecho

0

Adulto

Equus caballus

Tibia

Ep. Distal

Izquierdo

0

Adulto

1

Canis familiaris

Metapodio

Completo

0

Adulto

Basurero 11

1

Canis familiaris

Pelvis

Axial

0

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Falange

Compacto

3

Adulto

Basurero 11

1

Canis familiaris

Escápula

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Canis familiaris

Atlas

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Canis familiaris

Ulna

Ep. Proximal

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Fémur

Ep. Distal

Adulto

Basurero 11

1

Cervus elaphus

Metacarpo

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Basurero 11

1

Cervus elaphus

Metacarpo

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Tibia

Diáfisis

Derecho

Adulto

Basurero 11

1

Cervus elaphus

Húmero

Diáfisis

Derecho

Adulto

Basurero 11

1

Cervus elaphus

Falange

Compacto

1

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Falange

Compacto

1

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Falange

Compacto

2

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Falange

Compacto

1

Adulto

Basurero 11

1

Canis familiaris

Mandíbula

Craneal

Derecho

0

Adulto

Basurero 11

1

Canis familiaris

Mandíbula

Craneal

Izquierdo

0

Adulto

Basurero 11

1

Canis familiaris

Molar

Craneal

Izquierdo

1

Adulto

Basurero 11

1

Canis familiaris

Molar

Craneal

Derecho

1

Adulto

Basurero 11

1

Gallus gallus

Fémur

Diáfisis

Derecho

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Mandíbula

Craneal

222

Adulto Adulto

Anejo informe arqueozoológico

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Mandíbula

Craneal

Inferior

Derecho

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Premolar

Craneal

Inferior

Derecho

4 leche Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Mandíbula

Craneal

Inferior

Izquierdo

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

2

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Metapodio

Ep. Distal

Basurero 11

1

Equus caballus

Tibia

Ep. Proximal

Izquierdo

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Tibia

Ep. Proximal

Derecho

Adulto

Basurero 11

1

Cervus elaphus

Carpo

Compacto

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Tibia

Ep. Proximal

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Premolar

Craneal

Inferior

Izquierdo

Basurero 11

1

Equus caballus

Premolar

Craneal

Superior

Izquierdo

4

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

1

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

2

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

3

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Derecho

1

Adulto

Basurero 11

1

Canis familiaris

Tibia

Diáfisis

0

Adulto

Basurero 11

1

Sus domesticus

Calcáneo

Compacto

0

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Izquierdo

0

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Premolar

Craneal

Inferior

Izquierdo

4

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

1

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

2

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

3

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

3

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Inferior

Basurero 11

1

Canis familiaris

Costilla

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Costilla

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Sus domesticus

Tibia

Diáfisis

Adulto

223

Adulto

4 leche Adulto

Adulto

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Basurero 11

1

Pequeño

Tibia

Diáfisis

Juvenil

Basurero 11

1

Equus caballus

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Indet.

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Canis familiaris

Tibia

Diáfisis

Basurero 11

1

Grande

Vértebra

Axial

Juvenil

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Pelvis

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Pelvis

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Lagomorfo

Tibia

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Lagomorfo

Metapodio

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Pequeño

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Metapodio

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Pequeño

Escápula

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Sus domesticus

Tibia

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Vértebra

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Tibia

Ep. Proximal

Adulto

Basurero 11

1

Medio

Superior

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Tibia

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Canis familiaris

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Húmero

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Tibia

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Tibia

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Metacarpo

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Metatarso

Ep. Proximal

Derecho

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Pequeño

Vértebra

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Húmero

Ep. Distal

Neonato

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Radio

Completo

Basurero 11

1

Bos taurus

Falange

Compacto

2

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Falange

Compacto

2

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Falange

Compacto

1

Adulto

Derecho

Adulto

Adulto

224

Derecho

Neonato

Anejo informe arqueozoológico

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Mandíbula

Compacto

0

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Radio

Ep. Distal

0

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Metatarso

Diáfisis

Neonato

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Metacarpo

Diáfisis

Infantil

Basurero 11

1

Bos taurus

Fémur

Ep. Distal

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Metatarso

Ep. Proximal

Derecho

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Metatarso

Ep. Proximal

Izquierdo

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Metatarso

Ep. Proximal

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Pelvis

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Sus domesticus

Costilla

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Cervus elaphus Metatarso

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Cervus elaphus Metatarso

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Lagomorfo

Pelvis

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Pequeño

Indet.

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Metatarso

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Calcáneo

Compacto

Basurero 11

1

Grande

Tibia

Diáfisis

Basurero 11

1

Equus caballus

Radio

Diáfisis

Basurero 11

1

Grande

Metatarso

Diáfisis

Basurero 11

1

Pequeño

Húmero

Basurero 11

1

Grande

Basurero 11

1

Basurero 11

0

Adulto

0

Adulto

0

Adulto

0

Adulto

Diáfisis

0

Adulto

Metapodio

Diáfisis

0

Adulto

Ovis aries/Capra hircus

Fémur

Diáfisis

0

Infantil

1

Grande/Medio

Vértebra

Axial

0

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

2

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Mandíbula

Craneal

Inferior

Derecho

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Premolar

Craneal

Inferior

Derecho

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

3

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

3

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Mandíbula

Craneal

Inferior

Derecho

0

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Premolar

Craneal

Inferior

Derecho

4

Adulto

225

Derecho Derecho

4 leche Adulto

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Basurero 11

1

Cervus elaphus

Fémur

Diáfisis

0

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Radio

Ep. Distal

Derecho

0

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

3

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Derecho

3

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

2

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Derecho

2

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Derecho

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Derecho

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

0

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

1

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

2

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Basurero 11

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

1

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Premolar

Craneal

Superior

Derecho

2

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Premolar

Craneal

Superior

Derecho

4

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Costilla

Axial

0

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Tibia

Diáfisis

Derecho

0

Adulto

Basurero 11

1

Canis familiaris

Mandíbula

Craneal

Basurero 11

1

Bos taurus

Mandíbula

Craneal

Adulto

Basurero 11

1

Sus escrofa

Colmillo

Craneal

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Basurero 11

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Basurero 11

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Superior

Basurero 11

1

Cervus elaphus

Molar

Craneal

Inferior

Basurero 11

1

Equus caballus

Incisivo

Craneal

Basurero 11

1

Cervus elaphus

Premolar

Craneal

Inferior

Derecho

3

Adulto

Basurero 11

1

Cervus elaphus

Premolar

Craneal

Inferior

Derecho

4

Adulto

Basurero 11

1

Cervus elaphus

Premolar

Craneal

2

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

3

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

1

Adulto

226

Adulto

Inferior

Izquierdo

Derecho

Izquierdo

Adulto

1

Adulto

2

Adulto

3

Adulto

1 gastado

Adulto Adulto

Anejo informe arqueozoológico

Basurero 11

1

Bos taurus

Falange

Compacto

3

Adulto

Basurero 11

1

Pequeño

Metacarpo

Diáfisis

0

Adulto

Basurero 11

1

Pequeño

Metapodio

Diáfisis

0

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Húmero

Ep. Distal

0

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Premolar

Craneal

4

Adulto

Basurero 11

1

Pequeño

Tibia

Diáfisis

0

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Tibia

Diáfisis

0

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Tibia

Ep. Distal

Basurero 11

1

Bos taurus

Astrágalo

Compacto

Basurero 11

1

Cervus elaphus

Falange

Compacto

Basurero 11

1

Bos taurus

Tibia

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Metatarso

Ep. Proximal

Izquierdo

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Metatarso

Diáfisis

Basurero 11

1

Equus caballus

Falange

Compacto

Basurero 11

1

Equus caballus

RadioUlna

Diáfisis

Basurero 11

1

Cervus elaphus

RadioUlna

Diáfisis

Basurero 11

1

Canis familiaris

Tibia

Ep. Proximal

Basurero 11

1

Pequeño

Escápula

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Costilla

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Superior

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Metacarpo

Ep. Proximal

Derecho

Adulto

Basurero 11

1

Canis familiaris

Tibia

Ep. Proximal

Derecho

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Falange

Compacto

Basurero 11

1

Ovis aries

Tibia

Ep. Distal

Basurero 11

1

Equus caballus

Metapodio

Completo

Adulto

Basurero 11

1

Sus domesticus

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Radio

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Tibia

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Indet.

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Lagomorfo

Húmero

Diáfisis

Adulto

227

Superior

Derecho

Adulto Derecho

Adulto 1

Adulto

Adulto 1 Izquierdo

Adulto Adulto Adulto

Izquierdo

Adulto

1 Derecho

Adulto Adulto

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Basurero 11

1

Bos taurus

Cuerno

Craneal

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Escápula

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Metapodio

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Equus caballus

Metapodio

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Pequeño

Indet.

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Mandíbula

Craneal

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Metapodio

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Fémur

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Grande

Metacarpo

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Bos taurus

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Húmero

Diáfisis

Neonato

Basurero 11

1

Pequeño

Costilla

Axial

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Metatarso

Ep. Proximal

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

RadioUlna

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Premolar

Craneal

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Basurero 11

1

Cervus elaphus

Premolar

Craneal

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Adulto

Basurero 11

1

Lagomorfo

RadioUlna

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Mandíbula

Craneal

Inferior

Izquierdo

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

2

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

3

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Mandíbula

Craneal

Inferior

Derecho

Basurero 11

1

Ovis aries

Premolar

Craneal

Inferior

Derecho

3

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Premolar

Craneal

Inferior

Derecho

4

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Mandíbula

Craneal

Basurero 11

1

Ovis aries/Capra hircus

Premolar

Craneal

228

Inferior

Izquierdo

4 decidual

Adulto

Izquierdo

1

Adulto

Adulto

Adulto

Adulto 2

Adulto

Anejo informe arqueozoológico

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

2

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

1

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

3

Adulto

Basurero 11

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Derecho

2

Adulto

Basurero 11

2

Canis familiaris

Vértebra

Axial

Basurero 11

2

Ovis aries/Capra hircus

Mandíbula

Craneal

Basurero 11

2

Sus escrofa

Colmillo

Craneal

0

Adulto

Basurero 11

2

Sus domesticus

Falange

Compacto

3

Adulto

Basurero 11

2

Cervus elaphus

Falange

Compacto

1

Adulto

Basurero 11

2

Cervus elaphus

Falange

Compacto

2

Adulto

Basurero 11

2

Bos taurus

Metatarso

Ep. Proximal

Adulto

Basurero 11

2

Ovis aries/Capra hircus

Costilla

Axial

Adulto

Basurero 11

2

Medio/Pequeño

Superior

Diáfisis

Basurero 11

2

Sus escrofa

Incisivo

Craneal

Basurero 11

2

Canis familiaris

Metapodio

Diáfisis

Basurero 11

2

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

2

Medio

Vértebra

Axial

Adulto

Basurero 11

2

Grande

Escápula

Axial

Adulto

Basurero 11

2

Equus caballus

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

2

Grande

Tibia

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

2

Grande

Mandíbula

Craneal

Adulto

Basurero 11

2

Indet.

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

3

Equus caballus

Incisivo

Craneal

Basurero 11

3

Bos taurus

Costilla

Axial

Adulto

Basurero 11

3

Grande

Costilla

Axial

Adulto

Basurero 11

4

Grande

Mandíbula

Craneal

Adulto

Basurero 11

4

Indet.

Indet.

Basurero 11

4

Grande

Ulna

Diáfisis

Basurero 11

4

Medio

Mandíbula

Craneal

0

Adulto

Basurero 11

4

Ovis aries/Capra hircus

Costilla

Axial

0

Adulto

Basurero 11

5

Grande

Costilla

Axial

0

Adulto

Adulto Inferior

Adulto

0

Adulto Adulto

0

0

Adulto

Adulto

Adulto

229

Adulto

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Basurero 11

6

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

frag. Rotos

Adulto

Basurero 11

10

Grande

Cráneo

Craneal

Basurero 11

12

Grande

Indet.

0

Adulto

Basurero 11

13

Grande

Costilla

Axial

Adulto

Basurero 11

14

Pequeño

Costilla

Axial

Adulto

Basurero 11

17

Grande

Indet.

Diáfisis

Adulto

Basurero 11

17

Indet.

Indet.

Basurero 11

20

Grande

Indet.

Basurero 11

23

Medio/Pequeño

Indet.

Basurero 11

41

Grande

Indet.

Basurero 11

52

Pequeño

Indet.

Basurero 11

73

Grande

Indet.

Diáfisis

Basurero 12

1

Equus caballus

Falange

Compacto

Basurero 12

1

Bos taurus

Astrágalo

Compacto

Adulto

Basurero 12

1

Sus escrofa

Incisivo

Craneal

Adulto

Basurero 12

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

3

Adulto

Basurero 12

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

2

Adulto

Basurero 12

1

Cervus elaphus

Metapodio

Diáfisis

Adulto

Basurero 12

1

Grande

Radio

Ep. Proximal

Adulto

Basurero 12

1

Grande

Superior

Diáfisis

Adulto

Basurero 12

2

Grande

Superior

Diáfisis

Adulto

Basurero 12

2

Grande

Indet.

Diáfisis

Adulto

Basurero 12

4

Bos taurus

Cuerno

Craneal

Adulto

Basurero 12

4

Grande

Indet.

Esponjoso

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Metacarpo

Ep. Distal

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Metacarpo

Ep. Proximal

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Metatarso

Ep. Proximal

Basurero 13

1

Bos taurus

Vértebra

Axial

Basurero 13

1

Bos taurus

Radio

Ep. Proximal

Izquierdo

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Radio

Ep. Distal

Izquierdo

Juvenil

Basurero 13

1

Bos taurus

Húmero

Diáfisis

Izquierdo

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Astrágalo

Compacto

Izquierdo

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Astrágalo

Compacto

Izquierdo

Adulto

Basurero 13

1

Equus caballus

Falange

Compacto

Basurero 13

1

Bos taurus

Calcáneo

Compacto

Adulto

Basurero 13

1

Equus caballus

Calcáneo

Compacto

Adulto

Adulto

Adulto 0

Adulto

Diáfisis

0

Adulto

Diáfisis

0

Adulto Adulto

230

Adulto 2

Izquierdo

Adulto

Adulto Adulto

2

Adulto

Anejo informe arqueozoológico

Basurero 13

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Metapodio

Ep. Distal

Adulto

Basurero 13

1

Grande

Húmero

Ep. Proximal

Adulto

Basurero 13

1

Ovis aries/Capra hircus

Astrágalo

Compacto

Basurero 13

1

Bos taurus

Metatarso

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Grande

Vértebra

Axial

Adulto

Basurero 13

1

Grande

Radio

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Grande

Pelvis

Axial

Adulto

Basurero 13

1

Ovis aries/Capra hircus

Tibia

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Grande

Metapodio

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Grande

Vértebra

Axial

Adulto

Basurero 13

1

Cervus elaphus

Asta

Craneal

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Astrágalo

Compacto

Adulto

Basurero 13

1

Cervus elaphus

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Equus caballus

Incisivo

Craneal

Adulto

Basurero 13

1

Sus domesticus

Húmero

Diáfisis

Neonato

Basurero 13

1

Canis familiaris

Radio

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Ovis aries/Capra hircus

Fémur

Ep. Proximal

Juvenil

Basurero 13

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Basurero 13

1

Sus domesticus

Falange

Compacto

Adulto

Basurero 13

1

Sus domesticus

Molar

Craneal

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Derecho

2

Adulto

Basurero 13

1

Sus domesticus

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

3

Adulto

Basurero 13

1

Sus domesticus

Mandíbula

Craneal

Inferior

Derecho

Basurero 13

1

Sus domesticus

Molar

Craneal

Basurero 13

1

Sus domesticus

Molar

Craneal

Izquierdo

Basurero 13

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Derecho

231

Derecho

Superior

Izquierdo

Adulto

1

Juvenil

Adulto 1

Adulto

3 Adulto emergiendo 1

Adulto

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Basurero 13

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Derecho

Basurero 13

1

Ovis aries/Capra hircus

Radio

Ep. Proximal

Derecho

Adulto

Basurero 13

1

Ovis aries/Capra hircus

Mandíbula

Craneal

Inferior

Izquierdo

Adulto

Basurero 13

1

Ovis aries/Capra hircus

Mandíbula

Craneal

Inferior

Izquierdo

Adulto

Basurero 13

1

Ovis aries/Capra hircus

Premolar

Craneal

Inferior

Izquierdo

2

Adulto

Basurero 13

1

Ovis aries/Capra hircus

Premolar

Craneal

Inferior

Izquierdo

3

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Radio

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Pequeño

Escápula

Axial

Adulto

Basurero 13

1

Indet.

Cráneo

Craneal

Basurero 13

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Basurero 13

1

Grande

Pelvis

Axial

Adulto

Basurero 13

1

Grande

Escápula

Axial

Adulto

Basurero 13

1

Grande

Indet.

Axial

Adulto

Basurero 13

1

Equus caballus

Fémur

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Pequeño

Indet.

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Pequeño

Escápula

Axial

Adulto

Basurero 13

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Basurero 13

1

Bos taurus

Metatarso

Ep. Proximal

Izquierdo

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Húmero

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Astrágalo

Compacto

Derecho

Adulto

Basurero 13

1

Cervus elaphus Astrágalo

Compacto

Derecho

Adulto

Basurero 13

1

Equus caballus

Radio

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Basurero 13

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

1

Grande

Húmero

Ep. Proximal

Adulto

Basurero 13

1

Basurero 13

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

3

Adulto

Basurero 13

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

3

Adulto

Basurero 13

2

Sus domesticus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

3

Adulto

Basurero 13

2

Bos taurus

Fémur

Ep. Distal

Adulto

Basurero 13

2

Cervus elaphus

Canino

Craneal

Adulto

Basurero 13

2

Grande

Superior

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

3

Grande

Tibia

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

3

Grande

Costilla

Axial

Adulto

Basurero 13

4

Bos taurus

Carpo

Compacto

Adulto

Cervus elaphus Metatarso

Adulto

Adulto Inferior

Izquierdo

2

Adulto

Adulto

Ep. Proximal

232

2

Izquierdo

Adulto

Anejo informe arqueozoológico

Basurero 13

4

Bos taurus

Falange

Compacto

1

Adulto

Basurero 13

5

Grande

Indet.

Axial

Adulto

Basurero 13

12

Grande

Indet.

Diáfisis

Adulto

Basurero 13

30

Indet.

Indet.

Basurero 13

45

Grande

Indet.

Diáfisis

Basurero 14

1

Equus caballus

Fémur

Ep. Distal

Basurero 14

1

Pequeño

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 14

1

Equus caballus

Pelvis

Axial

Adulto

Basurero 14

1

Bos taurus

Pelvis

Axial

Adulto

Basurero 14

1

Grande

Húmero

Ep. Proximal

Adulto

Basurero 14

1

Bos taurus

Ulna

Diáfisis

Adulto

Basurero 14

1

Lagomorfo

Tibia

Diáfisis

Juvenil

Basurero 14

1

Bos taurus

Metatarso

Diáfisis

Adulto

Basurero 14

1

Equus caballus

Fémur

Diáfisis

Adulto

Basurero 14

1

Bos taurus

Húmero

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Basurero 14

1

Bos taurus

Astrágalo

Compacto

Derecho

Adulto

Basurero 14

1

Bos taurus

Radio

Diáfisis

Izquierdo

Adulto

Basurero 14

1

Bos taurus

Fémur

Ep. Proximal

Derecho

Adulto

Basurero 14

1

Bos taurus

Fémur

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Basurero 14

2

Bos taurus

Cuerno

Craneal

Adulto

Basurero 14

2

Bos taurus

Pelvis

Axial

Adulto

Basurero 14

2

Bos taurus

Vértebra

Axial

Adulto

Basurero 14

7

Grande

Indet.

Axial

Adulto

Basurero 14

10

Grande

Indet.

Diáfisis

Adulto

Basurero 14

14

Bos taurus

Cráneo

Craneal

Adulto

Adulto Adulto Izquierdo

Adulto

Basurero 16

1

Medio

Pelvis

Axial

Adulto

Basurero 16

1

Grande

Escápula

Axial

Adulto

Basurero 16

1

Grande

Superior

Ep. Distal

Adulto

Basurero 16

1

Ovis aries/Capra hircus

Metapodio

Diáfisis

Adulto

Basurero 16

1

Grande

Tibia

Diáfisis

Adulto

Basurero 16

1

Ovis aries/Capra hircus

Tibia

Diáfisis

Adulto

Basurero 16

1

Medio

Tibia

Diáfisis

Adulto

Basurero 16

1

Pequeño

Fémur

Diáfisis

Adulto

Basurero 16

1

Pequeño

Indet.

Diáfisis

Adulto

Basurero 16

1

Pequeño

Húmero

Diáfisis

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Húmero

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Fémur

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Radio

Ep. Proximal

Izquierdo

Adulto

233

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Basurero 16

1

Bos taurus

Metacarpo

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Metatarso

Ep. Proximal

Derecho

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Metacarpo

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Metatarso

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Metacarpo

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Basurero 16

1

Ovis aries

Tibia

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Basurero 16

1

Ovis aries

Tibia

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Basurero 16

1

Ovis aries

Tibia

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Basurero 16

1

Ovis aries

Tibia

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Basurero 16

1

Ovis aries

Húmero

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Basurero 16

1

Ovis aries

Húmero

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Basurero 16

1

Pequeño

Fémur

Diáfisis

0

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Fémur

Ep. Distal

0

Adulto

Basurero 16

1

Ovis aries/Capra hircus

Pelvis

Ep. Distal

0

Adulto

Basurero 16

1

Medio/Pequeño

Costilla

Axial

0

Adulto

Basurero 16

1

Ovis aries/Capra hircus

Metapodio

Diáfisis

0

Adulto

Basurero 16

1

Pequeño

Radio

Diáfisis

0

Adulto

Basurero 16

1

Gallus gallus

Ulna

Diáfisis

0

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Mandíbula

Craneal

Derecho

0

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Mandíbula

Craneal

Derecho

0

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Mandíbula

Craneal

Izquierdo

0

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Maxilar

Craneal

Superior

Derecho

0

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Derecho

1

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Derecho

2

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Derecho

3

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

3

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Derecho

3 gastado

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

1

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Mandíbula

Craneal

Inferior

1

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Premolar

Craneal

Inferior

4

Adulto

234

Anejo informe arqueozoológico

Basurero 16

1

Bos taurus

Premolar

Craneal

Inferior

Derecho

4

Basurero 16

1

Bos taurus

Premolar

Craneal

Inferior

Basurero 16

1

Bos taurus

Pelvis

Axial

Basurero 16

1

Ovis aries

Húmero

Ep. Distal

Basurero 16

1

Cervus elaphus

Falange

Compacto

2

Adulto

Basurero 16

1

Sus domesticus

Falange

Compacto

2

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Metatarso

Completo

0

Infantil

Basurero 16

1

Sus domesticus

Astrágalo

Compacto

0

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Húmero

Diáfisis

0

Adulto

Basurero 16

1

Ovis aries/Capra hircus

Metatarso

Diáfisis

0

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Escápula

Axial

Derecho

0

Adulto

Basurero 16

1

Sus domesticus

Escápula

Axial

Derecho

0

Adulto

Basurero 16

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Derecho

3

Adulto

Basurero 16

1

Pequeño

Pelvis

Axial

Adulto

Basurero 16

1

Bos taurus

Húmero

Ep. Distal

Adulto

Basurero 16

1

Equus caballus

Astrágalo

Compacto

Adulto

Basurero 16

1

Equus caballus

Húmero

Diáfisis

Basurero 16

1

Equus caballus

Fémur

Diáfisis

Basurero 16

1

Equus caballus

Tibia

Basurero 16

1

Equus caballus Metatarso

Basurero 16

1

Equus caballus

Basurero 16

1

Basurero 16

3

Adulto Adulto Adulto

Izquierdo

Izquierdo

Inferior

Adulto

Derecho

Adulto

Diáfisis

Izquierdo

Adulto

Ep. Proximal

Izquierdo

Adulto

RadioUlna

Diáfisis

Derecho

Adulto

Equus caballus

Metacarpo

Diáfisis

Adulto

1

Bos taurus

Cuerno

Craneal

Adulto

Basurero 16

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Inferior

Basurero 16

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Basurero 16

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Basurero 16

1

Bos taurus

Superior

Ep. Proximal

Juvenil

Basurero 16

1

Bos taurus

Ulna

Diáfisis

Adulto

Basurero 16

2

Pequeño

Tibia

Diáfisis

Adulto

Basurero 16

2

Bos taurus

Pelvis

Axial

0

Adulto

Basurero 16

2

Gallus gallus

Metacarpo

Diáfisis

0

Adulto

Basurero 16

2

Grande

Cráneo

Craneal

Adulto

Basurero 16

2

Grande

Pelvis

Axial

Adulto

Basurero 16

3

Pequeño

Costilla

Axial

235

Adulto

Izquierdo

Derecho

3

Adulto

1

Adulto

3

Adulto

0

Adulto

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Basurero 16

3

Cervus elaphus

Asta

Craneal

0

Adulto

Basurero 16

3

Cervus elaphus

Asta

Craneal

Basurero 16

3

Bos taurus

Tarso

Compacto

0

Adulto

Basurero 16

4

Bos taurus

Incisivo

Craneal

Basurero 16

4

Bos taurus

Vértebra

Axial

Basurero 16

6

Grande

Indet.

Diáfisis

Basurero 16

8

Bos taurus

Mandíbula

Craneal

Basurero 16

10

Grande

Indet.

Diáfisis

Adulto

Basurero 16

11

Grande

Indet.

Diáfisis

Adulto

Basurero 16

21

Bos taurus

Cráneo

Craneal

Basurero 16

23

Indet.

Indet.

Estancia 3

1

Bos taurus

Falange

Compacto

1

Adulto

Estancia 3

1

Bos taurus

Falange

Compacto

2

Adulto

Estancia 3

1

Cervus elaphus

Metacarpo

Ep. Distal

Adulto

Estancia 3

1

Cervus elaphus

Metacarpo

Ep. Distal

Adulto

Estancia 3

1

Cervus elaphus Metatarso

Diáfisis

Adulto

Estancia 3

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Estancia 3

1

Ovis aries

Metacarpo

Ep. Proximal

Estancia 3

1

Ovis aries/Capra hircus

Metatarso

Ep. Proximal

Adulto

Estancia 3

1

Pequeño

Vértebra

Axial

Adulto

Estancia 3

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

3

Adulto

Estancia 3

1

Cervus elaphus

Premolar

Craneal

Inferior

Derecho

4

Adulto

Estancia 3

1

Cervus elaphus

Incisivo

Craneal

roto

Adulto

Estancia 3

1

Cervus elaphus

Premolar

Craneal

2

Adulto

Estancia 3

1

Bos taurus

Tibia

Ep. Distal

Adulto

Estancia 3

1

Ovis aries/Capra hircus

Metatarso

Diáfisis

Adulto

Estancia 3

1

Ovis aries/Capra hircus

Metapodio

Diáfisis

Adulto

Estancia 3

1

Pequeño

Fémur

Diáfisis

Adulto

Estancia 3

1

Grande

Vértebra

Axial

Adulto

Estancia 3

2

Cervus elaphus

Molar

Craneal

Estancia 3

2

Grande

Indet.

Axial

Adulto

Estancia 3

3

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Estancia 3

6

Pequeño

Indet.

Estancia 3

12

Grande

Indet.

Estancia 3, vasija 3

1

Ave sp.

Húmero

Completo

Estancia 3, vasija 3

1

Cervus elaphus

Escápula

Axial

Adulto Adulto 0

Adulto Adulto

0

0

Adulto

Adulto Adulto

Izquierdo

Adulto

roto

Adulto

Adulto Adulto

236

Adulto Izquierdo

Adulto

Anejo informe arqueozoológico

Estancia 3, vasija 3

1

Cervus elaphus

Radio

Diáfisis

Adulto

Estancia 3, vasija 3

1

Cervus elaphus

Húmero

Ep. Proximal

Adulto

Estancia 3, vasija 3

1

Cervus elaphus

Radio

Ep. Proximal

Estancia 3, vasija 3

9

Indet.

Indet.

Estancia 4

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

3

Adulto

Estancia 4

1

Equus caballus

Premolar

Craneal

Superior

Derecho

4

Adulto

Estancia 4

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Superior

Derecho

1

Adulto

Estancia 4

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Superior

Derecho

2

Adulto

Estancia 4

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Estancia 4

3

Indet.

Indet.

Estancia 5/4/3

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

3

Adulto

Estancia 5/4/3

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

2

Adulto

Estancia 5/4/3

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

3

Adulto

Estancia 5/4/3

1

Ovis aries/Capra hircus

Premolar

Craneal

Inferior

Derecho

4

Adulto

Estancia 5/4/3

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

1

Adulto

Estancia 5/4/3

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

1

Adulto

Estancia 5/4/3

1

Pequeño

Costilla

Axial

Estancia 5/4/3

8

Indet.

Indet.

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Tibia

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Húmero

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Fémur

Diáfisis

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Fémur

Diáfisis

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

RadioUlna

Diáfisis

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Falange

Compacto

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Ulna

Diáfisis

Derecho

Adulto Adulto

Adulto Adulto

Adulto Adulto

237

Izquierdo

Adulto 1

Derecho

Adulto Adulto

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Radio

Ep. Proximal

Izquierdo

Adulto

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Astrágalo

Compacto

Izquierdo

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus esinus

Astrágalo

Compacto

Derecho

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Radio

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Húmero

Diáfisis

Izquierdo

Adulto

Estructura 4y5

1

Cervus elaphus

Calcáneo

Compacto

Derecho

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Axis

Axial

Adulto

Estructura 4y5

1

Grande

Mandíbula

Craneal

Adulto

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Radio

Diáfisis

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Tibia

Ep. Distal

Adulto

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Tibia

Ep. Distal

Adulto

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Falange

Compacto

Estructura 4y5

1

Grande

Superior

Diáfisis

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Superior

Derecho

1

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Superior

Derecho

0

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Premolar

Craneal

Superior

Derecho

3

Adulto

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Molar

Craneal

1

Adulto

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Molar

Craneal

2

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Incisivo

Craneal

Adulto

Estructura 4y5

1

Grande/Medio

Metatarso

Diáfisis

Adulto

Estructura 4y5

1

Grande

Metatarso

Ep. Proximal

Adulto

Estructura 4y5

1

Sus domesticus

Radio

Ep. Proximal

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Astrágalo

Compacto

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Pelvis

Axial

Adulto

238

Derecho

Adulto

1

Adulto Adulto

Derecho

Adulto

Anejo informe arqueozoológico

Estructura 4y5

1

Canis familiaris

Cráneo

Craneal

Adulto

Estructura 4y5

1

Grande

Ulna

Diáfisis

Adulto

Estructura 4y5

1

Grande

Pelvis

Axial

Adulto

Estructura 4y5

1

Grande

Húmero

Ep. Distal

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus esinus

Metapodio

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Tibia

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

Estructura 4y5

1

Grande

Indet.

Epífisis

Adulto

Estructura 4y5

1

Grande

Indet.

Axial

Adulto

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Mandíbula

Craneal

Adulto

Estructura 4y5

1

Grande

Mandíbula

Craneal

Adulto

Estructura 4y5

1

Grande

Tibia

Diáfisis

Estructura 4y5

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Estructura 4y5

1

Grande

Húmero

Ep. Distal

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Húmero

Diáfisis

Adulto

Estructura 4y5

1

Pequeño

Tibia

Diáfisis

Adulto

Estructura 4y5

1

Grande

Tarso

Ep. Distal

Adulto

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Radio

Ep. Distal

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Metacarpo

Ep. Proximal

Izquierdo

Adulto

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Metatarso

Ep. Proximal

Derecho

Adulto

Estructura 4y5

1

Cervus elaphus Metatarso

Completo

Izquierdo

Adulto

Estructura 4y5

1

Bos taurus

Mandíbula

Craneal

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Húmero

Ep. Proximal

Izquierdo

Adulto

Estructura 4y5

1

Cervus elaphus

Húmero

Diáfisis

Izquierdo

Adulto

Estructura 4y5

1

Equus caballus

Falange

Compacto

239

Derecho

Adulto

Adulto

1

Adulto

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Estructura 4y5

1

Equus esinus

Húmero

Diáfisis

Izquierdo

Adulto

Estructura 4y5

2

Equus caballus

Vértebra

Axial

Estructura 4y5

2

Bos taurus

Metapodio

Ep. Distal

Estructura 4y5

3

Equus caballus

Fémur

Diáfisis

Adulto

Estructura 4y5

4

Grande

Metapodio

Diáfisis

Adulto

Estructura 4y5

4

Grande

Indet.

Axial

Adulto

Estructura 4y5

5

Equus caballus

Molar

Craneal

Estructura 4y5

11

Pequeño

Indet.

Estructura 4y5

33

Grande

Indet.

Diáfisis

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Ovis aries/Capra hircus

Húmero

Diáfisis

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Bos taurus

Ulna

Diáfisis

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

3

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

3

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

roto

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Premolar

Craneal

Superior

Izquierdo

4

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

3

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

2

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Molar

Craneal

roto

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Cervus elaphus

Fémur

Diáfisis

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Bos taurus

Ulna

Diáfisis

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Bos taurus

Metacarpo

Diáfisis

Estructura Hidraulica

1

Bos taurus

Ulna

Diáfisis

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Metapodio

Diáfisis

Adulto

Adulto Izquierdo

Adulto

fragmentos

Adulto

Adulto

240

Izquierdo

Adulto

Anejo informe arqueozoológico

Estructura Hidraulica

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Cervus elaphus

Falange

Compacto

2

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Bos taurus

Falange

Compacto

2

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Bos taurus

Húmero

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Húmero

Ep. Distal

Derecho

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Astrágalo

Compacto

Estructura Hidraulica

1

Bos taurus

Húmero

Ep. Distal

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Metapodio

Diáfisis

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Bos taurus

Metacarpo

Ep. Proximal

Estructura Hidraulica

1

Cervus elaphus

Falange

Compacto

Estructura Hidraulica

1

Bos taurus

Húmero

Diáfisis

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Radio

Diáfisis

Estructura Hidraulica

1

Grande

Pelvis

Axial

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Mandíbula

Craneal

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Grande

Indet.

Diáfisis

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Ovis aries/Capra hircus

Húmero

Diáfisis

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Ovis aries/Capra hircus

Diente

Craneal

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Superior

Estructura Hidraulica

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Estructura Hidraulica

1

Bos taurus

Molar

Estructura Hidraulica

1

Ovis aries/Capra hircus

Estructura Hidraulica

1

Estructura Hidraulica

1

Adulto Derecho

Adulto

Izquierdo

Adulto 1

Adulto Adulto

Derecho

2

Adulto

Inferior

2

Adulto

Craneal

Inferior

1

Adulto

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

3

Adulto

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

2

Adulto

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

2

Adulto

241

Izquierdo

Adulto

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Estructura Hidraulica

1

Bos taurus

Radio

Ep. Proximal

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Metacarpo

Ep. Distal

Estructura Hidraulica

1

Cervus elaphus

Húmero

Diáfisis

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Falange

Compacto

Estructura Hidraulica

1

Grande

Radio

Diáfisis

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Grande

Vértebra

Axial

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Cervus elaphus

Asta

Craneal

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Equus caballus

Tibia

Diáfisis

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Ovis aries

Metatarso

Completo

Estructura Hidraulica

1

Ovis aries/Capra hircus

Metatarso

Ep. Proximal

Adulto

Estructura Hidraulica

1

Grande

Vértebra

Axial

Adulto

Estructura Hidraulica

2

Equus caballus

Falange

Compacto

Estructura Hidraulica

3

Grande

Escápula

Axial

Adulto

Estructura Hidraulica

5

Grande

Indet.

Esponjoso

Adulto

Estructura Hidraulica

15

Grande

Indet.

Adulto

Estructura Hidraulica

26

Grande

Indet.

Adulto

UE 20

1

Equus caballus

Mandíbula

Craneal

Inferior

Izquierdo

UE 20

1

Equus caballus

Premolar

Craneal

Inferior

Izquierdo

2

Adulto

UE 20

1

Equus caballus

Premolar

Craneal

Inferior

Izquierdo

3

Adulto

UE 20

1

Equus caballus

Premolar

Craneal

Inferior

Izquierdo

4

Adulto

UE 20

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

1

Adulto

UE 20

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

2

Adulto

UE 20

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

3

Adulto

UE 20

1

Grande

Axis

Axial

Adulto

UE 20

1

Grande

Indet.

Epífisis

Adulto

UE 20

1

Ovis aries/Capra hircus

Húmero

Diáfisis

Izquierdo

Adulto

UE 20

1

Ovis aries

Tibia

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

UE 20

1

Ovis aries

Metatarso

Esponjoso

Derecho

Adulto

242

Izquierdo

Adulto Adulto

Izquierdo

Adulto 1

Derecho

Adulto

Adulto

2

Adulto

Adulto

Anejo informe arqueozoológico

UE 20

1

UE 20

1

UE 20

1

UE 20

1

UE 20

Ovis aries/Capra hircus

Incisivo

Craneal

Adulto

Ovis aries

Molar

Craneal

Bos taurus

Metatarso

Diáfisis

Adulto

Grande

Tibia

Diáfisis

Adulto

1

Pequeño

Indet.

Diáfisis

Adulto

UE 20

2

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

UE 20

8

Grande

Indet.

Diáfisis

Adulto

UE 20

15

Grande

Indet.

Diáfisis

Adulto

UE 20

31

Grande

Vértebra

Axial

Adulto

Inferior

Izquierdo

1

roto

Adulto

Adulto

UE 25

1

Equus caballus

Falange

Compacto

1

Adulto

UE 25

1

Cervus elaphus

Falange

Compacto

2

Adulto

UE 25

1

Equus caballus Metatarso

UE 25

1

Equus caballus

Costilla

Axial

UE 25

1

Bos taurus

Molar

Craneal

UE 25

1

Sus domesticus

Incisivo

Craneal

UE 25

4

Indet.

Indet.

UE 55

1

Cervus elaphus Astrágalo

Ep. Proximal

Izquierdo

Adulto Adulto

Superior

Derecho

2

Adulto Adulto Adulto

Compacto

Adulto

UE 55

1

Bos taurus

Astrágalo

Compacto

UE 55

1

Grande

Vértebra

Axial

UE 55

1

Bos taurus

Falange

Compacto

UE 55

1

Ovis aries

Tibia

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

UE 55

1

Ovis aries

Tibia

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

UE 55

1

Bos taurus

Radio

Ep. Proximal

Derecho

Adulto

UE 55

1

Grande

Costilla

Axial

Adulto

UE 55

1

Ovis aries/Capra hircus

Calcáneo

Compacto

Adulto

UE 55

1

Grande

Costilla

Axial

Adulto

UE 55

1

Grande

Fémur

Ep. Distal

Adulto

UE 55

1

Ovis aries/Capra hircus

Metapodio

Diáfisis

Adulto

UE 55

1

Pequeño

Metapodio

Diáfisis

Adulto

UE 55

1

Grande

Tibia

Diáfisis

Adulto

UE 55

1

Grande

Costilla

Axial

Adulto

UE 55

1

Grande

Radio

Ep. Proximal

Adulto

UE 55

1

Grande

Húmero

Diáfisis

Adulto

UE 55

1

Grande

Cráneo

Craneal

UE 55

1

Equus caballus

Falange

Compacto

243

Izquierdo

Adulto Adulto 2

Adulto

Adulto 1

Adulto

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

UE 55

1

Equus caballus

Radio

Diáfisis

Derecho

Adulto

Derecho

Adulto

UE 55

1

Ovis aries

Radio

Diáfisis

UE 55

1

Equus caballus

Fémur

Diáfisis

UE 55

1

Ovis aries/Capra hircus

Metacarpo

Diáfisis

UE 55

1

Grande

Tibia

Diáfisis

Adulto

UE 55

1

Grande

Tibia

Ep. Proximal

Adulto

UE 55

1

Equus caballus

Ulna

Diáfisis

Adulto

UE 55

1

Grande

Vértebra

Axial

Adulto

UE 55

1

Ovis aries/Capra hircus

Incisivo

Craneal

Adulto

Adulto Derecho

Adulto

UE 55

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Inferior

UE 55

1

Equus caballus

Premolar

Craneal

Superior

Derecho

UE 55

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

UE 55

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Derecho

2

Adulto

UE 55

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Derecho

1

Adulto

UE 55

1

Bos taurus

Premolar

Craneal

Superior

Izquierdo

4 decidual

Adulto

UE 55

1

Bos taurus

Premolar

Craneal

Adulto

UE 55

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Adulto

UE 55

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

1

Adulto

UE 55

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

1

Adulto

UE 55

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

1

Adulto

UE 55

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Inferior

Izquierdo

1

Adulto

UE 55

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Derecho

1

Adulto

UE 55

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

1

Adulto

UE 55

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Superior

Derecho

2

Adulto

UE 55

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Superior

UE 55

2

Grande

Mandíbula

Craneal

Adulto

UE 55

2

Grande

Indet.

Epífisis

Adulto

UE 55

2

Pequeño

Fémur

Diáfisis

Adulto

UE 55

2

Equus caballus

Incisivo

Craneal

Adulto

244

Adulto 4

Adulto

3 pato- Adulto logía

Adulto

Anejo informe arqueozoológico

UE 55

2

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Adulto

UE 55

3

Equus caballus

UE 55

19

Grande

Costilla

Axial

Adulto

Indet.

Diáfisis

Adulto

UE 58

1

Lagomorfo

Radio

Diáfisis

Adulto

UE 58

1

Ovis aries/Capra hircus

Húmero

Ep. Distal

UE 58

1

Ovis aries

Metatarso

Completo

Adulto

UE 58

1

Ovis aries/Capra hircus

Metacarpo

Diáfisis

Adulto

UE 58

1

Ovis aries/Capra hircus

Tibia

Diáfisis

Adulto

UE 58

1

Ovis aries/Capra hircus

Fémur

Diáfisis

UE 58

1

Pequeño

Mandíbula

Craneal

Adulto

UE 58

1

Pequeño

Metatarso

Diáfisis

Adulto

UE 58

1

Ovis aries/Capra hircus

Húmero

Ep. Distal

Adulto

UE 58

1

Grande

Vértebra

Axial

Adulto

UE 58

1

Lagomorfo

Húmero

Completo

Adulto

UE 58

1

Bos taurus

Incisivo

Craneal

Adulto

UE 58

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Derecho

1

Adulto

UE 58

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Derecho

3

Adulto

Inferior

Derecho

1

Adulto

Derecho

Adulto

Derecho

Juvenil

UE 58

1

Ovis aries

Molar

Craneal

UE 58

1

Cervus elaphus

Premolar

Craneal

UE 58

1

Equus caballus

Molar

Craneal

UE 58

1

Bos taurus

Diente

Craneal

Adulto

UE 58

1

Bos taurus

Incisivo

Craneal

Adulto

UE 58

1

Equus caballus

Molar

Craneal

Adulto

UE 58

1

Lagomorfo

Mandíbula

Craneal

Izquierdo

Adulto

UE 58

1

Lagomorfo

Húmero

Completo

Izquierdo

Adulto

UE 58

1

Bos taurus

Fémur

Diáfisis

Adulto

UE 58

1

Grande

Indet.

Axial

Adulto

UE 58

1

Pequeño

Húmero

Diáfisis

Adulto

UE 58

1

Pequeño

Tibia

Diáfisis

Adulto

UE 58

1

Pequeño

Fémur

Diáfisis

Adulto

UE 58

1

Pequeño

Radio

Diáfisis

Adulto

UE 58

2

Ovis aries/Capra hircus

Falange

Compacto

245

Adulto Inferior

Derecho

3 Juvenil emergiendo

1

Adulto

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

UE 58

2

Cervus elaphus

Metapodio

Diáfisis

Adulto

Craneal

Adulto

UE 58

5

Grande

Indet.

UE 58

15

Bos taurus

Cuerno

Adulto

UE 58

25

Pequeño

Indet.

UE 62

1

Bos taurus

Radio

Ep. Proximal

UE 62

1

Capra hircus

Mandíbula

Craneal

UE 62

1

Capra hircus

Premolar

UE 62

1

Capra hircus

UE 62

1

UE 62 UE 62

Adulto Derecho

Adulto

Inferior

Izquierdo

Adulto

Craneal

Inferior

Izquierdo

2

Adulto

Premolar

Craneal

Inferior

Izquierdo

3

Adulto

Capra hircus

Premolar

Craneal

Inferior

Izquierdo

4

Adulto

1

Grande/Medio

Húmero

Diáfisis

Adulto

1

Ovis aries/Capra hircus

RadioUlna

Diáfisis

Adulto

UE 62

1

Grande

Radio

Ep. Distal

Adulto

UE 62

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

1

Adulto

UE 62

1

Bos taurus

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

3

Adulto

UE 62

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Izquierdo

3

Adulto

UE 62

1

Ovis aries

Premolar

Craneal

Superior

Izquierdo

3

Adulto

UE 62

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Inferior

Derecho

1

Adulto

UE 62

1

Ovis aries

Molar

Craneal

Superior

Derecho

1

Adulto

UE 62

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Craneal

Inferior

roto

Adulto

UE 62

1

Ovis aries

Molar

Craneal

3

Adulto

UE 62

1

Ovis aries/Capra hircus

Metapodio

Diáfisis

UE 62

1

Lagomorfo

Tibia

Ep. Proximal

UE 62

1

Ovis aries/Capra hircus

Mandíbula

Craneal

Adulto

UE 62

1

Ovis aries/Capra hircus

Fémur

Diáfisis

Adulto

UE 62

1

Ovis aries/Capra hircus

Tibia

Diáfisis

Adulto

UE 62

1

Ovis aries/Capra hircus

Metapodio

Diáfisis

Adulto

UE 62

1

Ovis aries/Capra hircus

Húmero

Diáfisis

Adulto

UE 62

1

Ovis aries/Capra hircus

Radio

Diáfisis

Adulto

246

Izquierdo

Adulto Izquierdo

Adulto

Anejo informe arqueozoológico

UE 62

1

Ovis aries/Capra hircus

Fémur

Diáfisis

Adulto

UE 62

1

Ovis aries/Capra hircus

Mandíbula

Diáfisis

Inferior

Izquierdo

UE 62

1

Ovis aries/Capra hircus

Molar

Diáfisis

Inferior

Izquierdo

UE 62

2

Ovis aries/Capra hircus

Tibia

Diáfisis

Adulto

UE 62

3

Ovis aries/Capra hircus

Metatarso

Diáfisis

Adulto

UE 62

5

Indet.

Indet.

UE 62

6

Pequeño

Indet.

Diáfisis

Adulto

UE 62

8

Grande

Indet.

Diáfisis

Adulto

UE 62

11

Pequeño

Indet.

Diáfisis

Adulto

UE 63

1

Ovis aries/Capra hircus

Escápula

Axial

Neonato

UE 63

1

Ovis aries/Capra hircus

Radio

Diáfisis

Neonato

UE 63

1

Ovis aries/Capra hircus

Cráneo

Craneal

Neonato

UE 63

2

Ovis aries/Capra hircus

Húmero

Diáfisis

Neonato

UE 63

5

Ovis aries/Capra hircus

Costilla

Axial

Neonato

UE 67

1

Ovis aries/Capra hircus

Falange

Compacto

2

Adulto

UE 67

1

Ovis aries/Capra hircus

Falange

Compacto

2

Adulto

UE 67

1

Ovis aries

Metatarso

Diáfisis

Izquierdo

Juvenil

UE 67

1

Ovis aries

Metacarpo

Ep. Proximal

Izquierdo

Juvenil

UE 67

1

Ovis aries

Metacarpo

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

UE 67

1

Ovis aries

Metacarpo

Ep. Distal

Izquierdo

Adulto

UE 67

1

Ovis aries

Metacarpo

Ep. Distal

Izquierdo

Infantil

UE 67

4

Ovis aries/Capra hircus

Indet.

Diáfisis

Adulto

Zanja P.K. 580

1

Bos taurus

Escápula

Axial

Adulto

Adulto 3

Adulto

Adulto

247

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

248

Anejo estudio malacofauna

XII. ANEJO ESTUDIO MALACOFAUNA

GASTERÓPODO UBICACIÓN: En la habitación 7 (H7), junto a la Estructura Muraria 2 (EM2), han sido recuperados algunos restos de conchas de gasterópodos. ORIGEN Origen terrestre. TAXONOMÍA Concha de ejemplares de Filo Mollusca Clase Gastropoda Subclase Orthogastropoda Suborden Heterobranchia Orden Pulmonata Familia Helicidae Género Helix Espercie: Helix aspersa (O.F. Müller, 1774) (sin. Cornu aspersum; Cantareus aspersus; Cryptomphalus aspersus)

249

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Conocido vulgarmente por “Caracol común” o “Caracol de jardín”.

DESCRIPCIÓN MORFOLÓGICA Este tipo de concha se puede describir como Globosa, ya que presenta una forma casi esférica, con una espira poco elevada y con la última vuelta muy hinchada. En este caso su anchura (entre el borde más externo y el lado opuesto) es mayor a su altura (desde el ápice hasta el borde inferior de la concha), que resulta algo comprimida. Miden unos 2 cm de ancho frente a 1,5 cm de alto (de media). Son helicoidales en sentido dextrógiro, es decir, en el mismo sentido que las agujas del reloj, y puede llegar a tener 4 o 5 espiras o vueltas. Según el modo de contactar de las sucesivas vueltas esta especie presenta una concha Evoluta, ya que las vueltas sólo contactan entre sí interiormente, formando el huso o columela central. La boca o peristoma es ancha y entre circular y ovalada, destacando por su tamaño en la última vuelta. Presenta un contorno continuo (Holostoma). La concha no presenta ningún tipo de ornamentación, por lo que es lisa. La coloración original (verde-amarillenta) ha sido perdida en gran parte, debido a procesos postdeposicionales o por haber sido recogida una vez erosionada por la acción del agua/arena y/o distintos organismos, pero aún se conservan líneas oscuras de forma espiral, disponiéndose paralelas a las líneas de sutura entre las vueltas, adquiriendo así una disposición o secuencia en espiral, al igual que la concha. La mayor parte de los restos se encuentran en buen estado de conservación, encontrándose fragmentados sólo algunos de ellos. DISTRIBUCIÓN En la actualidad esta especie se distribuye de forma natural por toda la cuenca del Mediterráneo y la zona costera atlántica europea hasta Holanda y las Islas británicas, pero ha sido introducida en casi todas las regiones de clima templado del mundo.

250

Anejo estudio malacofauna

HÁBITAT Zonas húmedas, en jardines, huertos, campos de cultivo. Se alimenta de plantas, llegando a constituir plaga en algunos cultivos. USO Es muy apreciado en gastronomía y se recolecta o se cría en granjas especiales; la cría de caracoles se llama helicicultura. La antigüedad del caracol en la dieta humana se remonta en la Península Ibérica al Neolítico, basándose en fósiles encontrados. Sin embargo, fueron los romanos los que explotaron sus propiedades alimenticias llegando incluso a crear lugares para criarlos denominados cochlearium. Plinio el Viejo dejó escrito que Fulvius Hirpinus instaló una granja para la cría de caracoles en Tarquinia, sobre el año 50 a.C. : “Poco antes de la guerra civil, F. Hirpinus estableció viveros de caracoles en Tarquinia, distinguiendo entre clases, para que estuviesen por un lado los blancos que nacen en el campo de Reate, por otro lado los ilíricos que destacan por su tamaño, los africanos, por su fecundidad, los solitanos, por su fama. También tuvo la idea de alimentarlos con gachas y vino hervido y otras cosas, para que los caracoles, engordados, llenasen también la taberna” (Plinio, HN, L.IX, 173)

Mosaico con caracoles de Aquileia (s. IV d.C.)

251

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

Los romanos consumían a los caracoles no solo como alimento, sino que suponían que era un remedio eficaz para enfermedades del estómago y de las vías respiratorias como dejó constancia Plinio el Viejo, que recomendaba la ingesta de caracoles en número impar como remedio para la tos y males estomacales: ”Para los dolores de cabeza son un buen remedio los caracoles que se encuentran desprovistos de concha por no estar aún completamentedesarrollados; se les arranca la cabeza y se ata encima, o bien, si son caracoles pequeños, se untan en la frente una vez machacados.”(Plinio, HN, L. XXIX, 112).

PRESENCIA EN OTROS YACIMIENTOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA Según la publicación de Ruth Moreno Nuño de 1995, este taxón ha sido encontrado en los siguientes yacimientos de la Península Ibérica, con cronologías desde la Edad del Hierro a época islámica: v DUNAS DE GUARDAMAR. La Rábita Califal de las (Guardamar del Segura. Álicante). v GENISTA. Cueva (Gibraltar) v PEÑA DEL PERRO, Abrigo de la (Santoña, Cantabria) v RAMALHA (Setubal, Portugal) v TERMAS ROMANAS, Yacimiento de las (Gijón, Asturias) v ZAMBUJAL, Castro do (Torres Vedras, Portugal)

252

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

254

Anejo Carbono 14

XIII. ANEJO CARBONO 14

255

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

256

Anejo caracterización de morteros

XIV. ANEJO CARACTERIZACIÓN DE MORTEROS 1. OBJETO DEL ESTUDIO El presente trabajo tiene por objeto la caracterización mineralógica de los morteros de las unidades arqueológicas de los yacimientos romanos de La Quebrada II, Madrigueras II y La Peña (Cuenca), con la intención de aportar información útil para la interpretación arqueológica del yacimiento a nivel global. Se desea conocer la composición y características tecnológicas de los morteros de los yacimientos, a través de métodos instrumentales para poder establecer una cronología histórico-constructiva que complemente los estudios arqueológicos que se están llevando a cabo en el citado yacimiento.

2. ANTECEDENTES El estudio de los morteros históricos mediante técnicas instrumentales ha cobrado gran relevancia en los últimos años. Estos análisis sobre la naturaleza de los morteros y de las materias primas empleadas proporcionan información útil para establecer distintas etapas constructivas y sobre los conocimientos tecnológicos de cada periodo histórico. Los morteros romanos de los yacimientos de La Quebrada, Madrigueras y La Peña se componen de cal como aglomerante y tienen áridos silíceos con una gran cantidad de fragmentos cerámicos, que les otorgan hidraulicidad o puzolanicidad, lo que les hace más resistentes al paso del tiempo. Baronio y Binda (1997) definen el concepto de puzolanicidad como la capacidad de fijar la cal mediante la formación de silicatos cálcicos susceptibles de hidratarse forman-

257

Madrigueras II: un vicus en el territorio segobricense

do geles rígidos que aportan resistencia y durabilidad a las argamasas. Esta capacidad se basa en que los minerales de las arcillas se componen de silicatos y aluminatos con agua, que tras sufrir un tratamiento térmico entre 600 y 900ºC pierden esa agua y su estructura cristalina se descompone, dando lugar a fases amorfas e inestables. El proceso puede ser natural (volcánico), o artificial (cerámico). Las fases amorfas resultantes del tratamiento térmico de las arcillas, al mezclarse con cal y con agua para componer las argamasas de unión o revestimiento de fábricas de albañilería, reaccionan con la cal y con el agua produciendo nuevos minerales hidratados y endurecidos. Así, sobre morteros romanos con áridos de fragmentos cerámicos, como son los de los yacimientos de La Quebrada, Madrigueras y La Peña, se han publicado en los últimos años varios trabajos científicos: t

t t

t

t

t

t

t

Bruno et al (2004) estudian los morteros hidráulicos del yacimiento de Monte Sanase (Bari, Italia), siglos VII a III aC. Estos autores emplean entre otras técnicas la difracción de rayos X, para definir la naturaleza del aglomerante y de los áridos empleados. Sánchez-Moral et al (2005) analizan mediante técnicas instrumentales los morteros hidráulicos de las catacumbas de Domitila y de San Calisto en Roma. Farci, Floris y Meloni (2005) estudian mediante difracción de rayos X y microscopía óptica de polarización los morteros de las conducciones de abastecimiento de agua y de cisternas romanas del siglo I en Túnez. Estos morteros están fabricados con fragmentos cerámicos empleados como puzolanas. Silva, Wenk y Monteiro (2005) emplean la difracción de rayos x y la microscopía óptica de poloarización para estudiar los morteros del Coliseo y de una cisterna romana en Albano Laziale. El mortero del Coliseo es de cal aérea pura, mientras que el mortero de la cisterna está compuesto por materiales silicatados. Böke et al (2006) estudiando morteros históricos con áridos de ladrillos machacados demuestran que la actividad puzolánica es mayor cuando la materia prima con la que se han fabricado los ladrillos molidos tienen un contenido pobre en calcio. Estos autores piensan que la elección de estos ladrillos es deliberada al ser distintos de los ladrillos empleados como tales en las fábricas analizadas. Genestar, Pons y Mas (2006) han sido las primeras en publicar resultados analíticos de morteros romanos en España. Han estudiado los morteros de la ciudad romana de Pollensa (Mallorca), siglos II aC a III dC, encontrando morteros hidráulicos en conducciones, piscinas, cisternas, pavimentos y revestimientos exteriores. Velosa et al (2007) estudian los morteros romanos de Coimbra (Portugal), elaborados con cal y fragmentos cerámicos, mediante técnicas analíticas incluyendo la difracción de rayos x y la microscopía óptica de polarización, dilucidando la naturaleza de las materias primas. Pavía y Caro (2008) emplean el estudio petrográfico mediante microscopía óptica de polarización para conocer la composición y el origen de las materias primas, las adiciones puzolánicas y la hidraulicidad de morteros romanos de yacimientos españoles entre los siglos I y IV. Sus resultados concuerdan con la tratadística clásica sobre técnicas constructivas romanas (Catón, Plinio, Vitrubio, Palladio y Faventino).

258

Anejo caracterización de morteros

Concluyen que los morteros más durables son aquellos que fueron fabricados con cal cocida lentamente, apagada en balsa y almacenada durante largo tiempo y procedente de una piedra muy pura en carbonato cálcico, y con áridos puzolánicos.

3. MATERIALES Y MÉTODOS EMPLEADOS EN EL ESTUDIO 3.1 MATERIALES 3.1.1 MUESTRAS Las siguientes muestras fueron recibidas en el Laboratorio de la ETS.Arquitectura, procedentes de los yacimientos en estudio: t SEG 1. Acueducto La Peña I; interior. t SEG 2. Acueducto La Peña I; exterior. t SEG 3; Acueducto Quebrada II UE-4003. t SEG 4; Acueducto Quebrada II UE-3006. t SEG 5; Habitación 2 Madriguera II. t SEG 6; Habitación 10 Madriguera II. A todas estas muestras se les han practicado análisis por difracción de Rayos X por el método del polvo cristalino. Se les ha realizado además un estudio por Microscopía Óptica de Polarización de distintas zonas de cada muestra, a distintos aumentos. 3.2 MÉTODOS Según las recomendaciones de la RILEM, se ha seguido un protocolo de ensayos con una secuencia DRX-MOP, que se ha considerado la más adecuada para la caracterización de este tipo de morteros. Las muestras se molieron para separan la fracción de grano más grueso (superior a 0,053mm) que serán los áridos empleados en el mortero que se quiere identificar, de los finos, en cuya composición se encontrará el conglomerante del mortero. 3.2.1 MÉTODOS ANALÍTICOS 3.2.1.1 DIFRACCIÓN DE RAYOS X La Difracción de Rayos X es una técnica instrumental de tipo físico, en la que en el método del polvo cristalino, una muestra pulverizada y tamizada a tamaño muy fino, es bombardeada con rayos X, colocada en una pletina metálica de aluminio, en un soporte que gira frente a un haz de rayos generados en un tubo de rayos X.

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El fraccionamiento por pulverización y el giro de la muestra permiten que se produzcan colisiones de los rayos X con todos los átomos presentes en las distintas configuraciones cristalográficas y minerales. Los rayos X, al atravesar los cristales interaccionan con los electrones de los átomos y dispersan su radiación en forma de trenes de ondas. Cada capa de átomos reflejará parte de la radiación, pudiéndose producir interferencias constructivas entre los sucesivos trenes de ondas energéticas, que se analizan mediante la Ley de Bragg, relacionando el ángulo de incidencia de los rayos con el espaciado intercapa y la intensidad de cada reflexión. En el método del polvo cristalino el resultado es un diagrama de intensidades y espaciados a determinados ángulos de difracción. Cada sustancia mineral tiene tres líneas de intensidad máxima en cada diagrama, que son las que permiten su identificación. En morteros de cal y arena se deben comparar las muestras con sustancias patrones de calcita para la cal y de cuarzo y feldespato para la arena. El método sólo es válido para sustancias cristalinas, de modo que los posibles aditivos orgánicos quedan fuera del alcance de esta técnica, así como la distinción entre la calcita procedente de la carbonatación de la cal de la calcita procedente del empleo de áridos carbonáticos.

3.2.1.2 MICROSCOPÍA ÓPTICA DE POLARIZACIÓN El microscopio óptico de polarización o petrográfico además de la óptica habitual de microscopía, tiene un cristal polaroide, denominado polarizador situado en la parte inferior de la pletina que transmite luz polarizada N-S, y otro polaroide, denominado analizador, montado entre el objetivo y el ocular, que transmite sólo la luz que vibra EO. Estos cristales polaroides permiten la identificación de los minerales según su comportamiento óptico ante la luz polarizada, atravesando los materiales en preparaciones de láminas delgadas consolidadas con resina epoxi debido al tipo de material. Para este estudio se han empleado los microscopios petrográficos existentes en la Facultad de CC Geológicas de la UCM. Mediante el estudio de microscopía óptica se ha obtenido información sobre la mineralogía (fases minerales mayores, menores y trazas) de las muestras de los morteros. La Microscopía óptica de polarización es una técnica versátil para materiales con un tamaño de grano apreciable en su rango de aumento. Debido a que para la observación hay que preparar láminas delgadas por pulido y desgaste, en materiales relativamente blandos como es el caso de los morteros históricos las operaciones de preparación son especialmente delicadas pese a haberse realizado una consolidación con resinas epoxídicas, pues hay que realizar el desbaste y pulido en ausencia agua y cuidando de no alterar la porosidad de la muestra ni provocar la ruptura de granos.

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4. ENSAYOS DE LABORATORIO 4.1 DIFRACCIÓN DE RAYOS X 4.2 MICROSCOPÍA ÓPTICA DE POLARIZACIÓN

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Micrografía MOP de la muestra SEG 5. 40 aumentos. Nícoles paralelos

Micrografía MOP de la muestra SEG 5. 40 aumentos. Nícoles cruzados

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Micrografía MOP de la muestra SEG 5. 100 aumentos. Nícoles paralelos

Micrografía MOP de la muestra SEG 5. 100 aumentos. Nícoles cruzados

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Micrografía MOP de la muestra SEG 6. 40 aumentos. Nícoles paralelos

Micrografía MOP de la muestra SEG 6. 40 aumentos. Nícoles cruzados

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Micrografía MOP de la muestra SEG 6. 100 aumentos. Nícoles paralelos

Micrografía MOP de la muestra SEG 6. 100 aumentos. Nícoles cruzados

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Micrografía MOP de la muestra SEG 6. 40 aumentos. Nícoles paralelos

Micrografía MOP de la muestra SEG 6. 40 aumentos. Nícoles cruzados

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5. CONSIDERACIONES CIENTÍFICAS Y ANÁLISIS DE RESULTADOS A partir de la composición mineral determinada mediante la difracción de rayos x, se pueden reconstruir los componentes principales de los morteros en términos de materiales de construcción, asimilando las composiciones de cuarzo y caliza a los áridos, y la calcita a la cal carbonatada1.

Composición cuantitativa de la fracción de la muestra SEG 5 cuya granulometría es superior a 0,053mm. Calcita ...................................... 78% Cuarzo ...................................... 12% Illita ........................................... 10% En la fracción de granulometría inferior a 0,053mm: Calcita ...................................... 69% Cuarzo ...................................... 21% Illita ........................................... 10% Composición cuantitativa de la fracción de la muestra SEG 6 cuya granulometría es superior a 0,053mm. Calcita ...................................... 61% Aragonito .................................. 15% Illita ........................................... 12% Cuarzo ...................................... 12% En la fracción de granulometría inferior a 0,053mm: Calcita ...................................... 58% Cuarzo ...................................... 16% Aragonito .................................. 15% Illita ........................................... 11%

De un modo comparativo se pueden observar similitudes importantes entre los morteros SEG 1, SEG 2 y SEG 4, tanto en la difracción de rayos x como en la microscopía óptica de polarización. Los áridos empleados son siléceos en genral de machaqueo, tienen una granulometría continua que cubre bien todos los tamaños de grano, asegurando una gran compacidad al mortero. La proporción conglomerante-árido se observa también muy cuidada coincidiendo en los tres morteros pudiendo aproximarse a una dosificación 1: 3 a 1: 5. 1 Salvo la muestra SEG 3 que no es un mortero sino una piedra natural.

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6. CONCLUSIÓN El estudio analítico mediante técnicas instrumentales ha permitido identificar la composición mineral de las muestras de mortero seleccionadas, lo cual ha permitido su interpretación en términos de materiales de construcción. El empleo de la difracción de rayos x, combinado con la microscopía óptica de polarización resulta especialmente interesante para este tipo de muestras de carácter inorgánico, posibilitando una identificación rápida de cales, y áridos. Todas las muestras analizadas corresponden a morteros salvo la SEG 3, que es una piedra dolomítica. Los morteros se pueden clasificar en dos grupos: el primero formado pro las muestras SEG 1, SEG 2 y SEG 4 tienen carácterísticas químicas, minerales y morfológico-estructurales similares, con un árido silíceo cuidado, con una granulometría continua y una proporción árido-conglomerante equilibrada; el segundo grupo lo forman las muestras SEG 5 y SEG 6, que tienen compuestos cerámicos observados al microscopio óptico adicionados al conglomerante, el árido es de naturaleza carbonática y en general se puede considerar de un solo tamaño de grano (del entorno de un milímetro).

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