LUISA VALENZUELA Y LAS NARRATIVAS DE LA GUERRA SUCIA EN ARGENTINA.docx

May 25, 2017 | Autor: Jesús Dapena | Categoría: Jorge Luis Borges, Jacques Lacan, Sigmund Freud, Fredric Jameson, Raymond Chandler, Buenos Aires, Hannah Segal, Melanie Klein, Edgar Allan Poe, Sir Arthur Conan Doyle, Luisa Valenzuela, Plan Colombia, Literatura argentina, Recuperación de la memoria colectiva, Nueva York, Dashiell Hammett, Novela Negra, Terrorismo de Estado, Hector Abad Faciolince, El olvido que seremos, Literatura Del Exilio, Roman Polanski, Jean-Claude Milner, Ricardo Piglia, Manuel Puig, The Buenos Aires Affair, La historia oficial, Medellin, Fascismo, Violencia Social, Martin Fierro, Eros Y Tanatos, LITERATURA ARGENTINA Siglo XX, Lucien Goldmann, Héctor Abad Faciolince, Operacion Condor, Feminicidio, Autocensura, 1984 George Orwell, Cristina Peri Rossi, Tortura, Adolfo Bioy Casares, Beatriz Sarlo, Massimo Recalcati, SUR, La Nave De Los Locos, Jacques Alain Miller, Conformismo, Desinformación Y Globalización, Madres De Plaza De Mayo, Fernando Solanas, Carlos Saura, Luis Puenzo, Proceso de Reorganización Nacional, ERNESTO SABATO, Guerra de Malvinas, Literatura argentina y latinoamericana, Realität, Imaginación política, Falocentrismo, RESIGNIFICACION, Desinformacion Masiva, La noche de los lápices, Discurso Femenino, Terrorismo de Estado Argentina, Efectos psicológicos del Terrorismo de Estado, Desparición Forzada, Operación CONDOR, Psicoanálisis De Las Configuraciones Vinculares, Resemantización, Espacio intersubjetivo, Manuel Mejía Vallejo, Dogmatismo negativo, Margaret Tatcher , JORGELINA CORBATTA, GREGORIO GUTIÉRREZ GONZALEZ, Narrativas de la Guerra Sucia en Argentina , Aire de Tango, AÑOS DEL PLOMO EN ARGENTINA, SOFÍA DE ALEJANDRO DORIA, EL POETA Y LA FANTASÍA, Hay que sonreír de Luisa Valenzuela, NOVELA NEGRA CON ARGENTINOS DE LUISA VALENZUELA, Realidad nacional desde la cama de Luisa Valenzuela, ERROR ARGENTINO, POLÍTICO Y SEXUAL, VIOLENCIA SOCIAL Y PSICOANÁLISIS, LO IMPENSADO, LO IMPENSABLE, JANINE PUGET, VIOLENCIA SOCIAL EN COLOMBIA, ELADIA BLÁZQUEZ, EL MIEDO DE VIVIR, CON LOS OJOS VENDADOS, TANGO DE CARLOS SAURA, MACROCONTEXTO SOCIAL, MASACRE DE TRUJILLO, VALLE DEL CAUCA, HOLLMAN MORRIS, CONTRAVÍA, RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA, HÉCTOR OLIVERA, MARÍA SEOANE, TOPICAS FREUDIANAS, SEGUNDA TÓPICA FREUDIANA, VASALLAJES DEL YO, REALIDAD MATERIAL, WIRLICHHEIT, REALIDAD INTERNA, LUISA MERCEDES LEVINSON, ESPACIO INTRASUBJETIVO, ESPACIO TRANSUBJETIVO, COMO EN LA GUERRA DE LUISA VALENZUELA, INFLUENCIA DE LACAN EN LUISA VALENZUELA, PSICOLOGÍA DEL TERRORISTA DE ESTADO, PSICOLOGÍA DEL TORTURADOR, EL INQUILINO DE POLANSKY, EL SUJETO COLECTIVO, CRÍTICA AL FÚTBOL COMO APARATO IDEOLÓGICO, FALTA DE IDENTIDAD DEL ARGENTINO, PREVENCIÓN DE LA GUERRA NUCLEAR, SILENCE IS THE REAL CRIME, HONRAR LA VIDA, CRÍTICA AL CONFORMISMO, RESIGNACIÓN, CRÍTICA AL DOGMATISMO, CRÍTICA AL FASCISMO, TRANSFORMACIONES DE ESTRUCTURAS DEL PODER, NARRACIÓN ENIGMÁTICA, SUBGÉNERO NEOPOLICIAL, PSICOANÁLISIS DELCRIMEN, EJÉRCITO DE SALVACIÓN, Buenos Aires, Hannah Segal, Melanie Klein, Edgar Allan Poe, Sir Arthur Conan Doyle, Luisa Valenzuela, Plan Colombia, Literatura argentina, Recuperación de la memoria colectiva, Nueva York, Dashiell Hammett, Novela Negra, Terrorismo de Estado, Hector Abad Faciolince, El olvido que seremos, Literatura Del Exilio, Roman Polanski, Jean-Claude Milner, Ricardo Piglia, Manuel Puig, The Buenos Aires Affair, La historia oficial, Medellin, Fascismo, Violencia Social, Martin Fierro, Eros Y Tanatos, LITERATURA ARGENTINA Siglo XX, Lucien Goldmann, Héctor Abad Faciolince, Operacion Condor, Feminicidio, Autocensura, 1984 George Orwell, Cristina Peri Rossi, Tortura, Adolfo Bioy Casares, Beatriz Sarlo, Massimo Recalcati, SUR, La Nave De Los Locos, Jacques Alain Miller, Conformismo, Desinformación Y Globalización, Madres De Plaza De Mayo, Fernando Solanas, Carlos Saura, Luis Puenzo, Proceso de Reorganización Nacional, ERNESTO SABATO, Guerra de Malvinas, Literatura argentina y latinoamericana, Realität, Imaginación política, Falocentrismo, RESIGNIFICACION, Desinformacion Masiva, La noche de los lápices, Discurso Femenino, Terrorismo de Estado Argentina, Efectos psicológicos del Terrorismo de Estado, Desparición Forzada, Operación CONDOR, Psicoanálisis De Las Configuraciones Vinculares, Resemantización, Espacio intersubjetivo, Manuel Mejía Vallejo, Dogmatismo negativo, Margaret Tatcher , JORGELINA CORBATTA, GREGORIO GUTIÉRREZ GONZALEZ, Narrativas de la Guerra Sucia en Argentina , Aire de Tango, AÑOS DEL PLOMO EN ARGENTINA, SOFÍA DE ALEJANDRO DORIA, EL POETA Y LA FANTASÍA, Hay que sonreír de Luisa Valenzuela, NOVELA NEGRA CON ARGENTINOS DE LUISA VALENZUELA, Realidad nacional desde la cama de Luisa Valenzuela, ERROR ARGENTINO, POLÍTICO Y SEXUAL, VIOLENCIA SOCIAL Y PSICOANÁLISIS, LO IMPENSADO, LO IMPENSABLE, JANINE PUGET, VIOLENCIA SOCIAL EN COLOMBIA, ELADIA BLÁZQUEZ, EL MIEDO DE VIVIR, CON LOS OJOS VENDADOS, TANGO DE CARLOS SAURA, MACROCONTEXTO SOCIAL, MASACRE DE TRUJILLO, VALLE DEL CAUCA, HOLLMAN MORRIS, CONTRAVÍA, RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA, HÉCTOR OLIVERA, MARÍA SEOANE, TOPICAS FREUDIANAS, SEGUNDA TÓPICA FREUDIANA, VASALLAJES DEL YO, REALIDAD MATERIAL, WIRLICHHEIT, REALIDAD INTERNA, LUISA MERCEDES LEVINSON, ESPACIO INTRASUBJETIVO, ESPACIO TRANSUBJETIVO, COMO EN LA GUERRA DE LUISA VALENZUELA, INFLUENCIA DE LACAN EN LUISA VALENZUELA, PSICOLOGÍA DEL TERRORISTA DE ESTADO, PSICOLOGÍA DEL TORTURADOR, EL INQUILINO DE POLANSKY, EL SUJETO COLECTIVO, CRÍTICA AL FÚTBOL COMO APARATO IDEOLÓGICO, FALTA DE IDENTIDAD DEL ARGENTINO, PREVENCIÓN DE LA GUERRA NUCLEAR, SILENCE IS THE REAL CRIME, HONRAR LA VIDA, CRÍTICA AL CONFORMISMO, RESIGNACIÓN, CRÍTICA AL DOGMATISMO, CRÍTICA AL FASCISMO, TRANSFORMACIONES DE ESTRUCTURAS DEL PODER, NARRACIÓN ENIGMÁTICA, SUBGÉNERO NEOPOLICIAL, PSICOANÁLISIS DELCRIMEN, EJÉRCITO DE SALVACIÓN
Share Embed


Descripción

1






Valenzuela, L. Novela negra con argentinos. Plaza & Janés, Barcelona, 1990, p. 9.
luisa valenzuela y las narrativas de la guerra sucia en argentina



Vilagarcía de Arousa, 7 de enero del 2017

(sábado; 11:56 a.m.)



http://audiovideotecaba.com/luisa-valenzuela-cronologia-bibliografia/
Querida Jorgelina:


Recuerdo que el siete de agosto del 1997, cuando nos disponíamos a salir para Tutucán, un hermoso parque recreativo, que Confama hizo en Rionegro, tuvimos que llamarte para cambiar de programa, porque debíamos asistir a las exequias de Félix Antonio Vélez White, vilmente asesinado por las FARC, después del feminicidio de su madre secuestrada, una anciana, que fue secretaria de educación y una de esas liberales bondadosas, que fue muy querida por la población antioqueña, en generación, también de manos de la guerrilla, de tal manera, que haciendo un poco de tripas, corazón, nos fuimos con Jimmy y tú, a Salvaterra, un rico restaurante de carnes, al final de la variante de Las Palmas, casi al frente del Hotel Intercontinental, donde nos hicimos en una terracita del frontis del edificio, desde donde podíamos divisar esa Medellín, a la que el gran poeta antioqueño Gregorio Gutiérrez González, cantaba que allí estaba… muellemente tendida en la llanura.

Faltaban unos dos años, para la publicación por Ediciones Corregidor, de tu libro Narrativas de la Guerra Sucia en Argentina (Piglia, Saer, Valenzuela, Puig), que seguramente ya estabas escribiendo; pero, te guardaste tan bien el secreto, que sólo ahora recientemente, en el 2014, vine a enterarme de la existencia de ese libro, cuando me lo trajiste de regalo para felicidad mía.

Pero, en aquella terracita, desde la que divisábamos a mi ciudad natal, muellemente tendida en la llanura, sí que nos hablaste a Ruth y a mí, que estabas muy dedicada al estudio de la literatura femenina y te referiste a una autora argentina, cuyo nombre no retuve; pero, que debía ser Luisa Valenzuela, como si se hubiesen quedado atrás el Manuel Puig, que fuera el tema de la fascinante conferencia, que dieras en la Biblioteca Pública Piloto, allá en las montañas paisas, en esa tierra del maíz, que me viera nacer, el Borges, que nos unió en una amistad tan entrañable, el Cortázar, que fuera saboteado por la envidia de tus alumnos, cuando dieron al traste con un curso, que para mí, prometía tantísimo o el Manuel Mejía Vallejo, que nos lanzara en esa rica aventura de irnos tras el imaginario del tango en el Medellín, de su novela Aire de Tango, cuya memoria queda aún como una obra en busca de editor.

Pero, hablemos de Luisa Valenzuela, esa autora absolutamente desconocida por mí, que pareciera alguien, quien cubre y descubre a la vez, como aquella ilustración, que nos mostraba Silvia Yankelevich, en su estancia en Medellín, como si fuera este rostro tapado por unas manos transparentes.

https://gazzettadelapocalipsis.files.wordpress.com/2014/01/cara-tapada-primer-plano-png.png
Pero que, en el caso de Luisa Valenzuela es como si las palabras descubrieran el significado de eso que se ha procurado mantener oculto, aunque encubran otros significados, que, de ser descubiertos hicieran peligrar la propia vida y otras ajenas, en una obra, brotada de la mano de una pluma femenina, que garantiza el triunfo de Eros sobre Tánatos en los tiempos del plomo de tu querido país.

Sí, Jorgelina, y, quizás, Luisa Valenzuela hable de lo que no se hablaba en aquellos tiempos del Proceso, en un intento de la gente de negar la muerte, no como un goce, más allá del principio del placer, sino como ejercicio de este principio mismo, reafirmador de la vida, que permite la liberación, como acto creador, físico y espiritual a la vez, un poco a la manera de lo que sucedía diez años antes de nuestro encuentro en Salvaterra.
Lo que hablas de Luisa Valenzuela me hace recordar una película, que vi en Argentina, que me encantó, que se titulaba Sofía, dirigida por Alejandro Doria, con la colaboración de Jacobo Langsner en la confección del guión, en la que un adolescente ayuda a una mujer adulta, perseguida por el Régimen totalitario de tu país, en un trashumar constante, en los vagones del subte y, en otra, el filme de ficción de Fernando Solanas, Sur con sus breves escenas eróticas; no sé si haya habido alguna relación entre la autora, que nos convidas a leer, y estos cineastas, ni qué influencia haya tenido Luisa Valenzuela sobre el cine de tu tierra natal.

Aunque sí parece que ella hubiese sido influenciada por el cine negro, con sus artificios narrativos, porque, según lo declarara ella misma, en algún momento, mientras escribía su primera novela, a los veintiún años, veía desarrollarse escenas en su cabeza, como en una película, representaciones de cosas, que ella convertía en representaciones de palabra para estamparlas en el papel, como haría el poeta freudiano con la fantasía y de ahí que esa novela empiece, como empezaría un guión cinematográfico, con una sucesión de formas verbales en presente, como si fueran planos cinematográficos, con una voz narradora de fondo.

No sé si esto ocurra desde sus primeras novelas o que luego la autora dé un giro para quebrar el aislamiento físico-carcelario con del ánimo paranoico, ante el miedo a la delación o a la huida, para dar paso a la comunión erótica, en ese momento fugaz de fusión, que permite creer que la relación sexual sí existe.
Esa primera novela, en la que se suceden imágenes, entiendo que es Hay que sonreír, publicada en 1966, en la que la protagonista es Clara, a la que tu describes como una inocente prostituta, una mujer, como la Roberta, que escribe sobre su cuerpo, ya en la década de 1990, en Novela negra con argentinos, donde también la protagonista es una hembra.

Eso me dio la clave para pensar, que cuando me hablabas en Salvaterra de que estabas dedicada a la novela femenina, estuvieras gestando ese capítulo sobre Luisa Valenzuela, quien, en ese mismo año inicial de la década del 90, escribiría otra novela Realidad nacional desde la cama, una vez ya retornada la autora a la Argentina desde su exilio en los Estados Unidos de América, en una trama que revuelve sexualidad y política, escritura y censura, como si diera la razón al Manuel Puig, quien en The Buenos Aires Affair hablara del error argentino, político y sexual, que trataba con cierto humor, entre lo paródico y lo grotesco.

Parece que con su retorno a Buenos Aires, en 1989, tras diez años de ausencia, se sentía inhibida para escribir, por sentirse en una especie de shock, hasta que diese con escribir a Realidad nacional desde la cama, en la medida que sentía que no había forma de aislarse de nada de lo que había pasado en tu país natal, porque la realidad nacional te penetra hasta la alcoba en una superposición de planos, en los que se entremezclan imágenes de amor y miedo, puesto que allí, afuera, había un referente real, el de la agresión policial, los ataques sorpresivos, como razzias, para intimidar a los enemigos del totalitarismo de Estado, que también se valía de la desaparición y la tortura.
¡Cómo duele todo ésto, mi querida Jorgelina!

Ese tema de la violencia social en Argentina, me llegó al alma, especialmente después de leer el artículo de Janine Puget, publicado en la revista de psicoanálisis de APdeBa: Violencia social y psicoanálisis. Lo impensado y lo impensable, cuyo número descubrí en una mañana otoñal, en el abril de 1987, en la vitrina de una librería de la Avenida Santa Fé, en Buenos Aires y lo compré porque intuía que podía servirme en Colombia, sin saber que, justo el día, que nos despedíamos tú y yo para tu partida definitiva para los Estados Unidos de América, nos informaron que habían matado a Héctor Abad Gómez, a mi querido y admirado profesor de Salud Pública, a quien su hijo Héctor Abad Faciolince dedica esa hermosa obra, que es El olvido que seremos y que lo habían acribillado a bala, junto con nuestro compañero de estudios, Leonardo Betancur, lo que me hizo sentir que ahora sí se había llegado el principio del fin para nuestra querida Colombia; pero que, finalmente, cesó parcialmente, cuando terminó lo que se llamó la Guerra Sucia, que acabó con los defensores de Derechos Humanos y con buena parte de los integrantes de la Unión Patriótica, quizás uno de los momentos históricos más desgarradores, que yo he vivido, puesto que ahí sí que vivíamos con el miedo, juntos codo con codo, a la manera que lo canta Eladia Blázquez, a quien frecuentemente vuelvo a oír y reoír:

https://www.youtube.com/watch?v=RSKjIqjZZb8

Y fue así, que me dediqué a ver todo el cine posible sobre el tema: Sofía, La noche de los lápices, La Historia Oficial, Con los ojos vendados, Sur y algunas escenas de Tango de Carlos Saura, en un intento de semantizar y elaborar aquella historia argentina, tan lejana y tan cercana para nosotros, los colombianos, que me resultaba tan, tan traumática y que en esos momentos se repetía de una manera distinta en mi patria, en un tiempo en el que reinaba el horror, como si nadie a la manera de Ernesto Sábato y sus compañeros, pudiera gritar:

¡Nunca más!

En mi mente, aquel espanto parecía ocupar casi todo el espacio, como algo, que aún hoy, dejó su impronta, que creo que será imborrable mientras viva, así mi cuerpo, jamás haya sido tocado por esa violencia, que siempre estará ahí en mi memoria, como parte de la triste historia latinoamericana, incluida la violencia sexual ejercida por los militares contra las mujeres, como variante de la violencia política.

Esa realidad era asfixiante, como declaraba Ricardo Piglia, quien ha muerto en este amanecer de hoy, y apenas ibas conociendo fragmentos, como piezas de un rompecabezas, que unías poco a poco para obtener una figura más clara de la realidad, que te rodeaba, de tal manera, que cobraba más sentido, al volver a pensar y encontrarte con macrocontexto de violencia social, manipulado desde los Estados Unidos, con su operación Cóndor, primero en Chile, después en Argentina y así sucesivamente hasta el Plan Colombia, en un esfuerzo gigantesco, como único modo de salvarse de la desinformación y la mentira.
En mi país colombiano recuerdo el dolor y el terror, que me produjo la noticia de Trujillo, Valle, cuando tú apenas te habías ido, producto de una alianza de los narcotraficantes Diego Montoya, alias "Don Diego" y Henry Loaiza, asociados con las fuerzas de seguridad del Estado, para escarmiento de los campesinos, supuestamente colaboradores de la guerrilla; yo temblaba de horror, cuando veía en la televisión, que bajaban cientos de brazos amputados o muertos y más muertos, río abajo, sin que fuera una historia de realismo mágico, sino de un naturalismo del más puro y duro:

https://www.youtube.com/watch?v=Wj4d0r-TkVo

https://www.youtube.com/watch?v=zGXDTxlkAuM#t=28.353
Habría que escribir una novela sobre esa historia de Trujillo, aunque el gran periodista colombiano, Hollman Morris, en Contravia, hay dado estos documentos visuales, tan importantes.

Por eso me parece tan importante la recuperación de la Memoria Histórica, a ver si rompe esta siniestra compulsión a la repetición y creo que la literatura y, en particular, la narrativa pueden divulgar las razones políticas e ideológicas, mediante figuracines retóricas, como lo señala tu compatriota Beatriz Sarlo en el texto, que citas; así esas narraciones te dejen con el corazón en la mano, asfixiado o agobiado, que fue lo que más o menos sentí en La noche de los lápices de Héctor Olivera y habría que leer la crónica homónima de María Seoane, que sirviera de base al guión de la película.
Tú dices que Luisa Valenzuela escribe a Novela negra con argentinos, en su exilio neoyorquino en un intento de recuperar la memoria y superarla, no sé si en el sentido de elaborarla; pero, que la represión opera sobre la autora, para inhibir su escritura; entonces narra el proceso de recuperación de lo reprimido, para resignificar lo impensado, para usar la terminología de Puget, como posibilidad de liberarse de la censura impuesta por el Estado e introyectada como autocensura, puesto que la violencia social penetra según la psicoanalista franco-argentina hasta los estratos más profundos de la mente.

Pero, tanto Janine, como los otros psicoanalistas de las configuraciones vinculares, corrigen el esquema freudiano de la segunda tópica y abren una brecha, que supongo que está en el yo, para que la vida cultural penetre en lo que Freud pintaba como una mónada cerrada, a pesar de que reconocía en su nueva tópica el vasallaje del yo, a la realidad pura y dura.

Y si Freud esquematizaba así el aparato psíquico:



Los de las configuraciones vinculares lo hacen de esta manera, con una muesca conectora con la realidad material, la wirlichheit:


Y no hay que desconocer que Luisa Valenzuela, no sólo fue novelista, gracias al conocimiento, que tuvo de grandes escritores argentinos, en la sala de su casa, cuando Bioy Casares, Borges y Sábato, visitaban a su madre, la también escritora Luisa Mercedes Levinson; sino que también fue periodista, profesora visitante en diversas universidades y ensayista, en cuyos ensayos también toca los nexos entre política y sexo, en una busca de encontrar explicaciones de lo inconsciente, en sus espacios intra, inter y transubjetivo, así ella no recurra a estas categorías de los psicoanalistas de las configuraciones vinculares, porque quizás sin saberlo las usaba, a sabiendas de todos los semblantes, que usamos en nuestros mundos inter y transubjetivos, que la violencia hace que utilicemos, como máscara, como apariencia exterior, sobre todo cuando el miedo impone silencios, disfraces y mascaradas, como defensas contra el aprehensión misma.

Me parece interesante que, en Como en la guerra de 1977, Luisa Valenzuela reconozca la influencia de Lacan en su pensamiento, tal vez haya conocido su obra en México, París, Barcelona o en la Argentina misma; sería bueno saber cómo se relacionó con la obra del gran psicoanalista francés y, como todos hacía, lo posible por entender lo que podemos en medio de un estilo tan alambicado y gongorista.

Ahora estoy estudiando La clínica del vacío. Anorexias, dependencias, psicosis de Massimo Recalcati, un psicoanalista de su escuela, que me ha permitido integrar todo eso que yo trataba de arañar en los escritos de su maestro, de tal modo que agradezco eso de que en la vejez, viruelas, puesto que he venido rasguñando y escarbando a Lacan, desde mi juventud, siempre con una gran sensación de frustración, más o menos desde la misma época, que Luisa Valenzuela reconoció la influencia del autor de los Escritos en su propio pensamiento, porque el lacanismo no resulta clara, aunque me alegran los intentos de elucidar y aclarar su obra de Jacques-Alain Miller, de Jean-Claude Milner y Recalcati mismo.
Lacan es fundamental para entender eso de los semblantes y de las mascaradas y para tratar de desentrañar el goce femenino, sobre el que quizás quería saber el profesor de semiótica con la prostituta; puesto que, según entiendo esa novela es una indagación sobre el amor humano y las luchas y conflictos, que el amor mismo, entraña en la práctica.

Pareciera ser una novela especular, donde uno pretende reconocerse en el otro, en la búsqueda del encuentro de uno mismo, al salir de sí mismo para; mirarse desde afuera, seguramente de ahí la carátula de alguna de las ediciones.


http://www.luisavalenzuela.com/como-en-la-guerra/


Pero, a la vez, Luisa Valenzuela nos muestra que la palabra, como la máscara, a la vez encubre y descubre, como tú bien lo indicas; de ahí, que uno tenga que tener una actitud abierta, flexible y/o relativista, porque lo interesante de la novela es que nos enfrente con ambigüedades y transformaciones, de tal forma que podamos sorprendernos con lo que podamos descubrir todo lo que hay dentro de un ser humano.

Y ese relativismo, esa apertura y esa flexibilidad serán los que cuestionarán los totalitarismos absolutos, sean estos políticos o religiosos o la mezcla de ambos; puesto que, como lo subrayas, en la medida que nos creemos dueños de la Verdad, convertimos a los otros en unas bestias inhumanas, lo cual es el modus operandi del torturador.

Por eso, la literatura ha de ser una indagación constante, como principio rector de la escritura, como sucede en los viajes de búsqueda, sin respuestas previas, a la manera del decir en Martín Fierro: Muy pronto llegaremos, después sabremos a dónde.

Y recuerdo las palabras de un profesor de Medicina Interna, quien nos decía respecto al método clínico: Lo importante es el camino, no la posada a donde se llegue a dormir.

Pero hay que abrir la boca, aunque sangre y por horrorosa que sea, quizás tanto, como la de la suicida de la película El inquilino de Polanski, para emitir palabras que resulten liberadoras, para que todo pueda ser dicho, si es que ésto es posible, ya que lo Real lacaniano, pone un límite a lo simbólico de la palabra y podemos irnos por el hueco negro, como si fuera un túnel que nos traga por la boca.

https://auladefilosofia.net/2012/08/25/polanski-the-tenant-el-quimerico-inquilino-1976/


Puesto que pareciera ser que el deseo de Luisa Valenzuela fuera abolir la censura y reivindicar su propia lengua femenina, su propia habla y las de muchas escritoras latinoamericanas, para liberarse del molde masculino, de tal manera que nuestras mujeres puedan mostrar su fuerza, su capacidad subversiva, su rabia, en la medida que sexualidad y política tienen un vínculo profundo.
Y es así, que las mujeres han sido doblemente censuradas, de un lado por el mundo exterior y, de otro, por la propia autocensura, máxime en contextos dolorosos y caóticos como los de los años del plomo argentinos y las guerras sin fin de nuestra queridísima Colombia; aunque los literatos, al decir del filósofo y sociólogo marxista Lucien Goldmann, son sujetos colectivos, quienes permiten dar cuenta del sentido y la génesis de la Historia, la Cultura y la Creación, lo que también vale para las féminas.

Asunto que también tiene en cuenta el crítico literario marxista estadounidense, nacido en Ohio, Fredric Jameson, quien nos habla de la imaginación política, como encarnación de una memoria colectiva en un período histórico determinado, mejor enfocada por los escritores, que por los teóricos mismos, en la medida que se despreocupan de la Verdad, como dogma, para abrirse a un modo más inconsciente de percepción, de tal manera que el escritor se vuelve portavoz de lo que flota en el ambiente, que pocos alcanzan a percibir de una manera consciente y de ahí la importante misión del literato en un macrocontexto de catástrofe social.

Luisa Valenzuela era ambivalente hacia su tierra natal, la cual, a la vez que la atraía y la expulsaba, a la vez, que nutría su pluma y la censuraba, en medio de todo un trastoque de valores, en una cultura exaltadora del fútbol, a la par que renegadora del conocimiento, para que el pan y circo, que podía ofrecer Videla, mantuviese todo un orden ideológico, entre los más conformistas, con el orgullo de que Argentina era el granero del mundo, con los más grandes futbolistas y así acribillara a los que, como Sócrates, cuestionaran sus sofismas, mientras la idealizada Europa de tus compatriotas le daba la espalda a tu patria en la Guerra de las Malvinas, para apoyar a la Tatcher, lo que debía generar todo un cuestionamiento entre las almas europizadas de tus compatriotas, víctimas de una poca identidad nacional, puesto que al decir de Luisa Valenzuela, el argentino es un español, quien se cree inglés y, sin embargo, es italiano, porque si los mexicanos descienden de los aztecas y los peruanos de los incas, las estirpes argentinas venían de los barcos, cargados de inmigrantes europeos, que no llegaban en pateras sino, a lo mejor, con pasajes de tercera en grandes transatlánticos, como estos gallegos de Mi último tango:

https://www.youtube.com/watch?v=4EGfKgnA8gQ
Porque, estoy de acuerdo, con el hecho de que el escritor debe atacar el núcleo enfermo y/o conflictivo de su propia sociedad, por medio de textos ambiguos, dialógicos, heréticos más que dogmáticos, para sacar a la luz las zonas oscuras, que, en el caso de Argentina, eran las desapariciones, las torturas y los escamoteos de la censura, que se imponían a todos los ciudadanos; pero, en particular, a los que se pudieran lanzar, pluma en ristre, contra la dictadura, puesto que la violencia descarnada no admite múltiples niveles de lectura, sino que requiere que se siga hablando y hablando, para vencer el silencio, que según Hanna Segal es el auténtico crimen cuando se trata de fanatismos y catástrofes sociales.

Esa discípula amada de Melanie Klein, lo expresaba al unirse como cofundadora de un grupo de psicoanalistas dispuestos a luchar por la prevención de la guerra nuclear, en 1983, agrupación que clamaba: ¡Silence is the real crime! y aún en el 2006, esta brillante colega, a raíz de lo que sucediera en el 11-S, se preocupaba por nuestro futuro, el cual le resultaba deprimente, en la medida que la opresión total, con sus asesinatos en masa, con la explotación económica de la globalización, pudiera llevar a un terrorismo desesperado, como el que estamos viviendo diez años más tarde, que pudiese volverse contra los oprimidos, ya que el Imperio global, en expansión, se sostiene a través del control de los medios de comunicación, sobre la base de la desinformación y la mentira, como en el 1984 de George Orwell, ante lo cual, creo yo, con la doctora Segal, que no sólo los escritores sino los psicoanalistas y todos los ciudadanos deberíamos luchar por un desvelamiento de la mentira, de la mascarada, con el fin de preservar los valores humanos más sanos y éticos, como nuestra única esperanza, ya que la querida discípula de Melanie Klein apostaba por la vida y la honraba, como la entrañable Eladia Blázquez, más allá del miedo de vivir:

https://www.youtube.com/watch?v=e9bi1aW98Uo

Tenemos que luchar contra el silencio del conformismo, la aceptación y la resignación.

No podemos quedarnos con el fatalista decir español:

Es lo que hay. – como si no pudiera haber otra cosa, como si no pudiéramos ser realistas y pedir lo imposible; que no creo que haya que ir tirando, como suele decir el español del común, sino que tenemos que irnos yendo, como los taxistas colombianos.

Y me parece muy loable la posición de Luisa Valenzuela cuando declara: Dicen que las mujeres escribimos sembrando preguntas. Como que en eso somos sumamente realistas, porque… ¿quiénes tienen en verdad respuestas? Sólo los dogmáticos, los fascistas, los militares creen tener la respuesta.

Y fue en el momento de la toma del Poder por los militares, que ella emprendió una búsqueda deliberada de un tipo de discurso femenino, que se apropiase del lenguaje falocéntrico y lo transformara, ya que una modificación del lenguaje sería el primer paso para una transformación de las estructuras de Poder.

Una situación como esas del terrorismo de Estado, genera una pérdida de espontaneidad, en un macrocontexto de desconfianza generalizada, ya que si hablabas de política con un taxista, este puede ser un policía encubierto, con lo cual la población queda amordazada.

Novela negra con argentinos, narración ganadora del Premio Plaza & Janés según señalas, la cual se desarrolla y se escribe en Nueva York, aunque, a pesar de su galardón no ha alcanzado la fama de otras de sus obras, con ser, con todo, la más paradigmática de su poética, según indica Itxaso Lucero Sánchez en su tesis sobre la obra de Luisa Valenzuela, a la que considera una autora muy versátil en su producción, con toda su reflexión sobre el cuerpo, la palabra y el Poder, en la que lo abyecto cobra un lugar central, dada la propuesta de la novelista de escribir con el cuerpo, en pro de lo grotesco y cierto regodeo en el asco.



https://www.luisavalenzuela.com/reedicion-de-novela-negra-con-argentinos/

Y, allí, en la Gran Manzana, se encuentran los escritores de tu patria, Roberta Aguilar, quien ha llegado a esa ciudad, desde cinco años antes y Agustín Palant, quien acaba de llegar con una beca para escribir una novela.

En su encuentro, ambos personajes comparten una aventura, que concilia memoria, escritura y vagabundeos por la gran urbe, como si de alguna manera quisiera, cada uno, reencontrarse consigo mismo y así enfrentar los años del plomo del sur, bajo el imperio de la opresión de aquella época, no ya en el marco de la narración enigmática de Edgar Allan Poe o Sir Conan Doyle, ni siquiera con el estilo de la novela negra de Dashiell Hammet sino dentro de un subgénero neopolicial, que no da trata importancia a la investigación detectivesca en sí misma sino de dar lugar a una búsqueda psicológica y filosófica, en donde la gran ciudad estadounidense hace parte de la trama, mientras los personajes van en busca de su propia identidad, a partir de sus propias transgresiones, ya que de lo que se trata es de la exploración de los propios yoes ocultos, de los fantasmas subyacentes, en el contexto de la vida cotidiana, motivadora de nuestras mismas acciones.

Si ambos escritores se han exiliado de su tierra natal, ha sido por causa de la represión política de los años del Proceso de Reorganización Nacional, por lo cual, están afectados por el recuerdo de ese clima de violencia y de censura, de tal modo que los Estados Unidos de América, les resulta un espacio para vivir, como un supuesto refugio contra la angustia, donde quizás puedan desarrollar la creatividad coartada por los gobiernos militares del Cono Sur; pero, cuando en la realidad material o en la fantasía, Agustín comete el crimen, que nunca queda claro si se dio en la wirlichheit o en la realität, de nuevo la relega para iniciar una actividad detectivesca, que comienza a partir de su delito, de tal manera que Valenzuela hace todo un trastoque de los cánones de la novela negra, con toda una violación de las fórmulas usadas hasta entonces, como una manera de adaptar la novela negra norteamericana de Dashiel Hammet y Raymund Chandler, a la realidad latinoamericana y, por ejemplo, Luisa Valenzuela ni siquiera plantea el enigma de quién será el asesino, porque lo desenmascara desde la primera página de la novela, cuando narra: El hombre, Agustín Palant, es argentino, escritor y acaba de matar a una mujer.

Porque lo que interesa verdaderamente a la autora es indagar la motivación, que lleva al protagonista al asesinato, si tal conducta es un efecto de los acontecimientos vividos en su Argentina natal o si, simplemente se trata de un error; lo cual, le sirve de pretexto a la autora para meternos en los vericuetos de la memoria, de las transgresiones, que es lo que el subgénero neopolicial se propone, como todo un ejercicio de introspección, para reflexionar sobre lo que puede hacer que un hombre común y corriente termine convertido en un criminal, sobre todo cuando viene de un país donde la muerte se ha enseñoreado de todo territorio, hasta el del espacio intrasubjetivo.

Dices, que la novela iba a titularse La muerte del otro, del semejante; pero, de todas maneras termina por meternos en el tema de los dobles, de los sosías, en donde la gran urbe neoyorquina se convierte en una reduplicación del gran Buenos Aires, donde las mujeres del Ejército de Salvación reemplazan a las Madres de la Plaza de Mayo.




http://www.veafotoaqui.com/New_York/Lower_Manhattan.jpg
http://www.toshingroup.com.ar/toshin-tours/tours/city-tour-panoramico-buenos-aires_30

http://es.123rf.com/profile_zhukovsky?mediapopup=24651774
http://www.tucumanprimicias.com/las-madres-de-plaza-de-mayo--tendran-su-sede-en-tucuman_46656.html

La novela negra con argentinos se convierte, entonces, en un conjunto de novelas dentro de la novela, con todo un desdoblamiento de personajes, como en una mascarada, con la omniprescencia escénica de una ciudad con sus millones habitantes, hasta convertirse en una verdadera narrativa del exilio, como pasara con mucha de la obra de Julio Cortázar, con toda una trashumancia intertextual, también con cierta similitud con La nave de los locos de Cristina Peri Rossi, dada la impotencia civil, creativa y sexual de los protagonistas, como síntoma de la represión sufrida en sus países de origen, plagados de víctimas inocentes, desaparecidas, torturadas, violadas, en una ceremonia sacrificial de chivos expiatorios.

Así Novela negra con argentinos no se dé ya bajo la dictadura; pero, sí, desde el exilio, en el cual, aún se vive en un tiempo interno el horror y los sentimientos de culpa, con su necesidad de castigo, de tal forma que la obra termina siendo una indagación sobre la muerte y la resistencia para enfrentarla mediante el erotismo, ya que la crueldad, el desamparo, la suciedad y el absurdo continúan habitando el corazón de Agustín, a la par que Roberta lo purifique., como otrora lo haría Sonia con Raskolnikov, en Crimen y castigo de Fedor Dostoiewsky.

Pero, como Luisa Valenzuela te declaró en una entrevista, que aún no habías editado y no sé si ya lo hayas hecho, el ubicar la historia en Nueva York, con sus aspectos más denigrantes e inhumanos le sirvió para abandonar esa ciudad de una vez por todas, para volver a su país, para allí empezar un nuevo idilio con Buenos Aires, de una manera que Eros pudiera declarar su triunfo sobre Tánatos.

Un abrazote,

Jesús Dapena Botero






Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.