Luis Redonet y López-Dóriga: académico numerario de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

LUIS REDONET Y LÓPEZ-DÓRIGA: ACADÉMICO NUMERARIO DE LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POL~TICAS PABLO R A M ~ R E ZJEREZ BIBLIOTECARIO DE LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS D. Luis Redonet nació en el Paseo de Pereda de Santander el 18 de octubre de 1875, ciudad en la que su padre era Jefe de Telégrafos. El apellido Redonet es de origen francés, pero ya estaba enraizado en Santander cuando nació D. Luis; su apellido materno, López-Dóriga, es de antiguo abolengo en la Montaña. Comenzó a estudiar la carrera de Derecho en la Universidad de Deusto, pasando a Madrid en 1892, donde la terminó en 1894, y en la que conoció a compañeros como Adolfo Bonilla, Adolfo Pons y Umbert o Antonio Goicoechea, todos ellos, al igual que él, futuros miembros de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Tras sus estudios realizó un largo viaje por Europa, siendo especialmente importantes los dos años que residió en Alemania y que dedicó a estudiar la lengua y la cultura germánicas. Fue un viaje muy importante para su erudición y, más concretamente. para sus trabajos en defensa de la política social agraria. En Bélgica, por ejemplo, contemplaba asombrado como los residentes en el campo se desplazaban en tren cada día para ir a trabajar a la ciudad, y regresaban por la noche al campo, donde también pasaban los días festivos. Posteriormente, trabajó como pasante en los bufetes de Muñoz Rivero, Eduardo Dato y Antonio Maura. El primero de ellos era, además de un prestigioso criminalista, un gran paleógrafo, y gracias a él ingresó Redonet en la Escuela Superior de Diplomática, donde obtuvo el título de Archivero, Bibliotecario y

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Anticuario. Por tanto, a su faceta de abogado hay que sumar la de bibliotecario y bibliófilo, habiendo atesorado a lo largo de su vida una biblioteca de más de 10.000 volúmenes. Por otro lado, Redonet demostró su valía como abogado, y alcanzó cierta fama, actuando como letrado de los demandados en el pleito sobre los bienes procedentes de los Mayorazgos de Villanueva del Fresno y sus agregados; eran estos demandados las casas herederas de los mayorazgos (Teba, Alba, Montijo Tamames y Santoña), y Redonet dio una gran lección histórico-jurídica en la contestación a la demanda. En el despacho de Antonio Maura conoció a la que sería su esposa, Estefanía Maura y Gamazo, con quien tuvo tres hijos; fallecida ésta en 19 18, contrajo segundas nupcias con Pilar de Lapuerta y de las Pozas. La relación con Maura fue fundamental para la vida de Redonet, que llegó a ser Secretario político de la presidencia del Conse-jo de Ministros durante la presidencia de aquél. Ocupó además diversos cargos en la administración: vocal del Consejo Superior de Emigración y de la Junta Central de Colonización y Repoblación Interior (cuyo reglamento se encargó de redactar) y Jefe superior de Administración civil; perteneció además al Instituto Superior de Agricultura, Industria y Comercio. Así mismo, ejerció como juez municipal en Chamartín de la Rosa, antiguo pueblo y barrio madrileño al que se trasladó a vivir en 1925. No fue ajeno Luis Redonet a la vida política de la Restauración, siendo elegido diputado por el distrito de Laredo en 1907, y por el de Santander en 1910, en ambos casos por el partido conservador de Maura. En el Congreso perteneció a la Comisión de Presupuestos, donde se ocupó de los dictámenes de Fomento y a la Comisión extraparlamentaria para la producción del trigo; su constante preocupación por los temas del campo le llevó a redactar el proyecto de Ley de Sindicatos Agrícolas y el de legitimación de roturaciones arbitrarias; también participó en la reforma de la ley de enjuiciamiento civil y en la de la enseñanza en las escuelas primarias. En 1919 fue nombrado senador del reino por las Islas Canarias; finalmente, ocuparía un escaño en la Asamblea Nacional de 1927 como representante de las Reales Academias. Su mundo político fue el de la Restauración, por lo que una vez acabada ésta, Redonet se fue apartando de la vida pública para ocuparse de otras obligaciones, sus investigaciones y las Reales Academias de las que fue miembro. Pero siempre se sintió orgulloso de haber sido secretario político de Antonio Maura Luis Redonet decía "Yo soy cántabro cien por cien, pero me identifico rnontañés". Ciertamente, el campo y el mundo rural fueron dos constantes de su vida, y

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se convirtieron en temas recurrentes de sus trabaios jurídicos, históricos y sociales; trató temas de su tierra, pero también se interesó por la percepción de lo montañés en la historia de España. Todo ello a pesar de residir en Madrid durante gran parte de su vida, en la calle de Castelló y, desde 1925, en una casa que se construyó en Chamartín de la Rosa y que bautizó como La Tierruca. Eso sí, pasaba los veranos en su casa de Muriedas, en el valle de Camargo. También son suyas las siguientes palabras &4 J~ en relación con el mundo l rural: Caminaremos derechamente a la solución de los problemas del campo cuando le vayamos haciendo amable; cuando despertemos amor hacia él, en contraposición a los placeres y a los atractivos de la ciudad. Su primera aproximación a la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas consistió en la presentación de una memoria al concurso ordinario de 1902 y que, con el título de Crédito agrícola, fue premiada con el accésit; dicho tema no era ajeno a la Academia, ya que fue tratado por Eugenio Montero Ríos en su discurso de recepción en 1887. En aquel entonces el tema agrario se encontraba muy descuidado por los legisladores españoles. Luis Redonet resultó elegido el 26 de febrero de 1918 para ocupar la medalla no 21, vacante por el fallecimiento de Fermín Lasala y Collado, duque viudo de Mandas. Le propusieron para la medalla los académicos Joaquín Sánchez de Toca, Eduardo Sanz y Escartín, Juan Armada Losada (marqués de Figueroa), y Rafael de Ureña. Tomó posesión de su plaza el 19 de enero de 1919, siendo Adolfo Bonilla y

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San Martín el encargado de contestar a su discurso de ingreso, que llevó por título El trabajo manual en las reglas monásticas. Tras su ingreso en enero de 1919, optó al puesto de bibliotecario, para el que fue elegido en junio de ese mismo año y reelegido en diciembre para el trienio 1919-1922; el 5 de diciembre de 1922 fue nombrado bibliotecario perpetuo. Presentó la renuncia de su cargo, que le fue aceptada, en octubre de 1968, siendo declarado bibliotecario de honor. Fue, por tanto, académico durante 53 años, a lo largo de los cuales se le contabilizaron 1898 asistencias, el record absoluto de los más de 275 miembros que ha tenido la Academia a lo largo de su siglo y medio de historia. Entre marzo y octubre de 1962, por último, fue Presidente interino, hasta la elección de José M" de Yanguas para ocupar dicho puesto. De su labor como bibliotecario de la Academia, cabe destacar que introdujo el libro de registros como medio para controlar las obras que entraban en la biblioteca; fue un gestor escrupuloso, si bien poco amigo de innovaciones y aperturas, que sentía la biblioteca como algo propio, más que como administrador de sus fondos. Con todo, supo acrecentar los fondos bibliográficos con un presupuesto muy escaso, recurriendo a donaciones, intercambios y legados. Su preocupación por la biblioteca fue constante hasta su muerte. Así mismo, fue el representante de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas en la Mesa Directiva del Instituto de España entre 1947 y 1954, donde ocupó también el cargo de bibliotecario y del que dimitió por motivos de salud. En esta Academia participó en numerosos debates y discusiones. Durante el curso 1927-28 intervino en la discusión sobre el problema de la tierra con los Sres. Argente, Sanz y Escartín y Aznar Embid; ese mismo año fue el encargado de conferenciar sobre la fiesta del libro. En 1929 emitió un dictamen acerca de la obra de Fidel de Sagarminaga titulada El gobierno y régimen foral del señorío de Vizcaya. Acabada la Guerra Civil española, intervino en las discusiones que llevaron a crear las diferentes secciones de la Academia y a distribuir a los académicos dentro de ellas; en 1947 intervino en la discusión sobre las aportaciones de la sociología a la política con los Sres. Minguijón, Argente y marqués de Selva Alegre, y en 1948 en la discusión sobre las funciones de la Academia. En 1949 presentó su trabajo sobre El derecho de las cucharas, tres privilegios concedidos por el rey Alfonso X a la ciudad de Oviedo para la reconstrucción de sus murallas, y se encargó de la necrología de su amigo el también académico José Rogerio-Sánchez García; en 1950 intervino en la discusión sobre la reforma

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agraria en España e informó sobre la histórica condición jurídica del deudor. En 1953 intervino en el homenaje tributado a la figura de D. Antonio Maura con los Sres. Zumalacárregui, Ruiz del Castillo y Gascón y Marín. En 1954 propuso y disertó acerca del tema restauración de la vida familiar y hogareña, y en 1959 sobre las Comunidades de Castilla bajo Carlos V. En 1962 se ocupó del cincuentenario del fallecimiento de Menéndez Pelayo y pronunció la necrología de D. José Gascón y Marín. Su última intervención en la Academia tuvo lugar en 1968 cuando, con 93 años, se atrevió a disertar sobre el concepto y alcance de lo social. Fue también miembro de la Real Academia de la Historia desde 1928, donde ocupó la medalla no 23, a propuesta de los académicos Rafael Altamira, Miguel Asín Palacios y Rafael de Ureña. En dicha Academia ocupó además los cargos de tesorero ( 1940- 1942), censor ( 1957-1972) y decano (1970- 1972), recibiendo de la institución la Medalla al Mérito Académico en 1969 por sus 1660 asistencias. Así mismo, la Academia Nacional de Historia de la República del Ecuador le nombró académico correspondiente. En su faceta de literato en sentido amplio, se dan la mano su formación de abogado, su experiencia política, sus conocimientos de bibliografía, de diversas lenguas y del mundo rural, tanto de su tiempo como en su dimensión histórica, y todas esas influencias se alimentan entre sí para dar como resultado una amplia y variada producción bibliográfica. Así, sus obras son tan diversas como lo fueron sus actividades, y en muchas de ellas convergen sus grandes pasiones: el campo, la historia y el derecho que, unidas a su gran capacidad de trabajo, dieron como fruto verdaderas obras de erudición histórica agraria. Así, cabe destacar la Historia jurídica del cultivo y la industria ganadera en España (Madrid, 19 1 1- 19 18,2 vol .) , donde hace uso de gran cantidad de bibliografía antigua y moderna, o su Policía rural en España (Madrid, 1916- 1928,2 vol .). donde hace una recopilación y estudio de las ordenanzas y bandos rurales que han regulado la vida agraria en España. A juicio de Redonet, España necesitaba desarrollar un plan agrario basado en tres premisas: poner al ciudadano en situación de que sepa, de que pueda, y de que quiera cultivar debidamente el campo. Por otra parte, es de sobra conocida la anécdota de la fotografía dedicada que envió Menéndez y Pelayo a Redonet cuando éste, siendo aún colegial en Deusto, le escribió una carta disintiendo de su opinión sobre el papel de Carlos V durante el saco de Roma. A raíz de aquello surgió una gran amistad y una devoción hacia el

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gran polígrafo santanderino que despertó el interés de Redonet por la crítica literaria, otro campo más que añadir a sus ya extensos conocimientos. Los discursos de ingreso que leyó en las Academias de las que fue miembro son estudios de derecho eclesiástico e historia jurídica: El trabajo manual en las reglas monásticas (19 19) y Nacimiento del derecho de asilo (1 928), lo que demuestra su gran versatilidad como escritor. En cuanto a dignidades y condecoraciones, Redonet era Caballero de la Gran Cruz del Mérito Agrícola y Comendador de dicha orden en Francia; estaba en posesión de la Medalla de Plata de Alfonso XIII y era Hijo adoptivo de Santoña y Predilecto de Santander. Así mismo, fue Presidente de honor del Centro de Estudios Montañeses. D. Luis Redonet falleció en Madrid el 2 de enero de 1972 a la edad de 96 años. Él mismo achacaba su longevidad a haber llevado una vida muy deportiva; se ufanaba de no haber leído una sola novela policíaca, de no haber ido jamás al fútbol y de no haber bebido whisky. Fue enterrado en la Sacramental de San Justo.

Publicaciones de D. Luis Redonet en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas: "El traba-io manual en las reglas monásticas". Discurso leído en el acto de su recepción (19 de enero de 1919); contestación de D. Adolfo Bonilla. 199 p. "Joyas de nuestra biblioteca" En Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, t. 11, cuad. 2" (abril-junio de 1935), p. 221-258; t. 11, cuad. 4" (octubre-diciembre de 1935), p. 517-548; t. 111, cuad. 6" (abril-junio de 1936), p. 157-198 Necrológica del Excmo. Sr. D. José Rogerio-Sánchez García En Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. t. X (1950), p. 95-120 "Justicia y caridad, elementos básicos de toda buena organización social" [discurso leído en la solemne sesión inaugural del curso 1951-52 celebrada en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas el día 27 de octubre de 195 1 ] Madrid: Instituto de España, 1951.63 p.

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litera"D. José Gascón y Marín. Nota necrológica" En Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, no 38 (1962), p. 21 1-220

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"Estructuras agrosociales de la gran propiedad rústica" En Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, no 42 (1966), p. 109-124

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"Divagaciones sobre el concepto y alcance de lo social" En Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas Anales, no 44-45 ( 1968), p. 95- 104

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Así mismo, contestó a los discursos de ingreso de los siguientes académicos en nombre de la corporación: José Rogerio-Sánchez García (Lo sustantivo y lo adjetivo en la formación cultural de la juventud, 1941) y Carmelo Viñas y Mey (El pensamiento filosófico alemán y los orígenes de la sociología, 1957).

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Otras publicaciones:

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Mis primeros ensayos (Madrid, 1895); La segunda expedición francesa contra el rey negro Behanzin (Madrid, 1897); La Ley [Discurso leído al recibir la investidura de Doctor en Derecho el día 9 de Marzo de 18981 (Madrid, 1898); Crédito agrícola [Memoria premiada con Real Academia de Ciencias Morales y Políticas] (Madrid, 1903); Yo y mi suegra (Madrid, 1903); Las cuatro de la mañana (Madrid, 1903); Colonización y repoblación interior [Memoria presentada por el Gobierno de S.M. a las Cortes] (Madrid, 1909); De todo un poco: agricultura, derecho, historia, literatura (Madrid, 1909); Historia jurídica del cultivo y de la industria ganadera en España (Madrid, 1911-191 8. 2 vol.); Policía rural en España (Madrid, 19 16- 1928. 2 vol .) Política agraria (Madrid, 1916); Bocetos de novela (Madrid, 1917); Clérigos y damas (Madrid, 19 18); Los Usatges de Barcelona (Madrid, 1918); Cesión de terrenos del Estado y del municipio a los sindicatos obreros agrícolas (Madrid, 1919); De la enseñanza primaria en los presupuestos (Madrid, 1920); Escarceos y brochazos (Madrid, 1922); El amor al libro (Madrid, 1927); Nacimiento del derecho de asilo [Discurso leído en el acto de su recepción en la Real Academia de la Historia] (Madrid, 1928); El estatuto del obrero indíge-

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na en la colonización española (Madrid, 1930); ¿El primer molino de rodillo fue invento de Juanelo Turriano? (Madrid, 1931); Ordenanzas de la Comunidad y tierra de Segovia en 1514 (Madrid, 1932); Un valle montañés en el siglo XVI: Cabuérniga (Santander, 1932); Enseñanza primordialmente agraria en las escuelas primarias rurales (Madrid, 1939); XXVI aniversario de la muerte de Menéndez y Pelayo (Madrid, 1942); Santillana del Mar, Monumento Histórico-Artístico nacional (Madrid, 1943); Dilectus sit semper Beatissimus Pater noster Pius XII (Madrid, 1943); Legislación divina y eclesiástica acerca del descanso dominical (Madrid, 1944); Incunables, humanismo y humanistas (Madrid, 1945); Divagaciones sobre motivos cervantinos (Santander, 1947); Enterramientos y cementerios (Madrid, 1947); Centenario de la Conquista de Sevilla por el Rey Don Fernando 111El Santo (Madrid, 1948); El latifundio y su formación en la España medieval : referencias, digresiones y meditaciones (Madrid, 1949); Condición histórico-social del deudor (Madrid, 1952); Rafael de Floranes (Antología de escritores y artistas montañeses (Santander, 1955); Los escritores montañeses del siglo XVIII (Santander, 1955); La noticia de la muerte de Menéndez y Pelayo en las Cortes y en la Prensa nacional (Santander, 1956); Familia en crisis y hogar frío (Madrid, 1956); Comentarios sobre las Comunidades y Germanías (Madrid, 1959); Derivaciones del combate naval de Rande (Madrid, 1961); Charla con motivo de unos testamentos medievales (Madrid, 1962); VI1 Centenario de las Partidas del Rey Sabio (Madrid. 1963); La batalla de Alcolea (Madrid, 1964); Bárbara de Blomberg (1966); Algunos aspectos de la pretérita vida jurídico social en el valle del Ebro (Santander).

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Bibliografía:

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