Luis Cernuda desde el exilio

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Descripción

LUIS CERNUDA Y EL EXILIO («Díptico Español I» – España y poesía)

Miguel Español Celiméndiz Litératture contemporaine Mme. Breysse-Chanet Université de la Sorbonne – Paris IV 20 – I – 2015

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ÍNDICE

 INTRODUCCIÓN ………………………………………………….4  LUIS CERNUDA: Vida, obra y contexto histórico …………………5  UN AJUSTE DE CUENTAS POÉTICO:Desolación de la Quimera 8  DÍPTICO ESPAÑOL: ¿Cuál es la patria del exiliado? ……………11  CONCLUSIÓN ……………………………………………………15  BIBLIOGRAFÍA ………………………………………………….17

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 INTRODUCCIÓN

Se canta lo que se pierde Antonio Machado en Canciones a Guiomar VI

Desafortunadamente en la actualidad existe el exilio, personas que se marchan de sus países como refugiados políticos o de guerra, familias que buscan una vida mejor o escritores, pensadores y conciencias sociales que son perseguidos por defender una serie de ideas, las que fueran. Cernuda fue un poeta exiliado tanto por la contienda bélica que se desarrolla en España del 36 al 39 como por su posterior dictadura franquista. Es ese tipo de poeta raro, un poco traumatizado y solitario, no muy apreciado al principio por sus contemporáneos, que trazó la mayor parte de su vida fuera de España y que aun así nunca renunció a la poesía como valor español más importante. Creció al amparo de la generación del 27, vivió la guerra civil española activamente y al final salió al exilio. Salinas, su gran mentor, le procuró una buena carrera literaria, unido a sus experiencias vitales y su manera de entender el mundo hizo que no dejara de escribir hasta el final de sus días. La crítica ha trabajado ya muchísimo la obra de Cernuda, sobre su amor a Bécquer, su etapa surrealista, su homosexualidad, sus trabajos en revistas y como crítico, la Guerra Civil… Pero es como poeta exiliado como más se le representa, es la máxima figura de la literatura contemporánea del exilio, pasó 25 años fuera de España, entre Inglaterra, México y Estados Unidos, lo que le proporcionó una mirada externa muy poderosa que quiso que heredáramos en forma de poemario final con Desolación de la Quimera. Tras el repaso a su vida y cronología más importante este trabajo se acercará a esta última obra publicada en vida del escritor, Desolación de la Quimera, así como a su contextualización y su salida en publicación en el año 62. La elección de la obra viene determinada por el enfoque que se pretende dar en el tema de la relación de Cernuda en el exilio con la España de su tiempo. La amalgama de géneros y temas del poemario así como su carácter tan cernudiano: seco, crítico y alto, permiten ver cómo tras todos esos años apartado de la sociedad española nuestro autor no tiene en gran estima su patria sino como a su lengua. Así lo vemos en «Díptico Español I» donde encontramos una mirada a la patria sin restos de esperanza alguna para el pueblo, que ha sido desolado por el miedo y la soberbia. Si como dice Machado «se canta a lo que se pierde», Cernuda lo hace a sus recuerdos, a España y a la poesía.

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 LUIS CERNUDA: Vida, obra y contexto histórico

De la misma Sevilla de donde salieran poetas como García Lorca, Alberti, Jorge Guillén o Gerardo Diego nació Luis Cernuda Bidón en 1902. De padre puertorriqueño y militar, y madre sevillana, estudió en los Escolapios para luego pasar al colegio de San Ramón, donde obtendría su bachillerato. Se decide por Derecho y va a la Universidad de Sevilla; allí cursará la asignatura impartida por Salinas: Historia de la Lengua y Literatura Española. Entablará amistad y trato con él lo que le abrirá todo un campo de posibilidades. Desde joven había sentido pasión por el verso, sobre todo con las Rimas de Bécquer y aunque al principio no quisiese decirle nada a Salinas de su escritura más tarde acabaría confesándolo. Así le presenta a Juan Ramón Jiménez, toda una autoridad poética ya en los años 25, y se acercará a los círculos de escritura sevillanos. Sus amistades se centraban en torno a la revista Mediodía con Adriano del Valle, Joaquín Romero y Murube o Rafael Laffón y otros poetas de segunda fila de la generación del 27. Poco a poco va fraguando su personalidad profesional como escritor y se siente más capacitado para ello, es el momento en que parte a Madrid. Allí logrará colaborar con las grandes revistas de la generación: Litoral, dirigida por Manuel Altolaguirre y Emilio Prados; Carmen, fundada por Gerardo Diego; Verso y Prosa editada por Guillén y Juan Guerrero. Además gracias a Salinas y Juan Ramón publicará sus primeros poemas en la archiconocida y referente del hispanismo, Revista de Occidente. En 1927 y por intervención de Salinas, Cernuda logra publicar su primer poemario, Perfil del Aire, el cual no será muy bien recibido y será criticado como corriente y muy cercano a la poesía de Guillén. Este hecho le quedará muy marcado a Cernuda que como si de un velo caído de sus ojos se tratara le hizo reaccionar y cambiar de rumbo. A propósito de ello escribirá en el 61 el poema «Malentendu» en el que repasa su relación con Salinas y la tensión creada con Guillén; ambos anteriores en el tiempo a Cernuda y con una relación más antigua. Perfil del Aire se publica en uno de los suplementos de Litoral y en palabras de Juan Chabas, crítico contemporáneo de la generación, con «un bello título» y una «extraña perfección en autor tan mozo». El libro que bien puede decirse que se acoge a la forma guilleniana (el cual aún sin libro publicado sí se conocía su poesía en revistas) no debe tanto a sus temas que transmiten sus pesares más agudos y tristes así como su eterno conflicto para satisfacer un deseo que la realidad le niega; muy relacionado con su identidad homosexual y los prejuicios sociales de su tiempo que quizás no le permitieron vivir su sexualidad libremente, además su educación y la autoridad de su padre militar se establecían como fuertes lastres emocionales que fueron poco a poco medrando en el temperamento del poeta, cada vez más cerrado a la realidad. Está presente en el acto de homenaje de Góngora del Ateneo de Sevilla y aunque compartía el mismo interés por el poeta clásico como sus coetáneos, resumió la esencia neoclásica de la generación del 27 en sus obras Égloga, Elegía y Oda, más próximas al 5

garcilasismo. Los años siguientes sirven de prueba a Cernuda que se acerca al surrealismo venido de Francia del que se queda con su existencialismo, su carácter intelectual y con la escritura por estímulos que encontramos en poemas de Un Río, un Amor (1929) y en Los Placeres Prohibidos (1931), escritos ambos en menos de dos meses y de pronunciada inspiración amorosa. Los Placeres Prohibidos en concreto tiene como trasfondo un affaire amoroso con un actor coruñés que conoce en la Residencia de Estudiantes. Es la obra que marca el camino a seguir para Cernuda. Sigue en su propio coletazo surrealista pero su intención es sobrepasar prejuicios y convencionalismos que lastran la sociedad española de Primo de Rivera. También aborda su gran tema poético, la soledad como un estado de la memoria en el que se baten el recuerdo y el olvido. En 1928 muere su madre y se traslada a Toulouse como répétiteur en la École Normale; puesto en el que intervino decididamente su siempre mecenas Salinas. Esta estancia breve le sirvió a Cernuda para que explotara una crisis personal y se replanteara qué era su poesía y qué quería que fuera. De los títulos publicados hasta ese momento podemos ver cómo el poeta no se sentía cómodo consigo mismo ni con su situación lo que le conducía a la frustración. Volverá a Madrid en una situación económica crítica y malvivirá trabajando en distintos oficios. Será incluído y participará activamente en el proyecto de Gerardo Diego de publicar la antología de poetas españoles. Seguirá escribiendo algunos poemas en Héroe, Revista de Occidente, El Sol… y más concienciado de su posición crítica ante la sociedad y su responsabilidad con ella acoge con alegría la proclamación de la II República Española, el 14 de abril de 1931. Siente anhelo de ofrecer expresión a su concepción igualitaria de la soledad lo que le llevará a colaborar a las iniciativas culturales de la república, al igual que otros muchos de sus coetáneos. En concreto viajará por Andalucía y Castilla acercando la cultura a recónditos lugares donde daba breves explicaciones sobre los 14 cuadros más importantes del Museo del Prado. En mayo de 1932 comienza Donde habite el olvido a raíz de su ruptura amorosa con el actor. Se aleja del surrealismo y vuelve al verso de arte menor en cuartetos arrimados. El título proviene de un verso becqueriano, del que podemos decir que encuentra su modelo anímico con el que trata temas románticos. Su siguiente libro será Invocaciones en un estilo neorromántico en el que cabe la reflexión nostálgica de la relación pasada. El mismo año en que comienza la guerra civil española, 4 meses antes, Manuel Altolaguirre imprime La Realidad y el Deseo en las editoriales de Cruz y Raya, mantenida por José Bergamín. Esta vez su obra sí que fue muy bien recibida e incluso se celebró un banquete de homenaje al que acudirían los responsables de la edición, Alberti, Salinas, Aleixandre, Lorca…Cernuda alcanzaba así el reconocimiento público a su trabajo. Cerraba con esta obra una primera etapa en su trayectoria intelectual y moral de maduración que culminaría con el estallido de la guerra ante la cual, Cernuda, salió al exilio dejando que en España se batieran durante tres años las fuerzas franquistas y las republicanas. El conflicto, que sirvió a modo de prueba para la II Guerra Mundial, contó con la ayuda tanto de comunistas como fascistas. Gentes de América o Europa acudían a defender los ideales de la República hasta que ya no pudo aguantar el embate franquista. 6

Durante la guerra colabora en Madrid con la revista de Alberti, El mono azul; en Valencia con Hora de España e incluso estuvo en el campo de batalla. Es por entonces cuando concibe Elegías españolas que luego pasará a llamar Las Nubes. Se centran en la expresión de su sentir durante la guerra civil. No se encuentra atisbo político o moralizante en los poemas más bien rabia y meditación unidas hacia una labor social. Encontramos en este libro los famosos poemas de «A un poeta muerto (F. G. L.)», «Niño muerto» o «Elegía española». Algunos son escritos ya en Glasgow, su primera parada en el exilio, aunque remiten a la guerra civil. Algo había cambiado en Cernuda, un tanto desencantado con la política nacional, con el Partido Comunista y viendo ya el desastre que iba a suponer para España había decidido exiliarse pues en Inglaterra. El 14 de febrero de 1938 sale hacia París camino de Londres. Serán años grises y de profunda melancolía. Empezará trabajando en la capital, acabando Las Nubes, dando clases particulares hospedado en casa de su amigo Stanley Richardson. Al final encuentra trabajo de profesor en el condado de Surrey lo que le hace recobrar un poco el ánimo aunque no duraría mucho allí ya que en el 39 obtendría una plaza como lector en el Departamento de Español de la Universidad de Glasgow donde se quedará hasta el 43. Su destierro obligado, la morriña de España, sus precarios medios económicos y la hostilidad hacia el medio en el que vivía le sirvieron para escribir los versos más productivos de su exilio. Su estancia en Glasgow hace que su situación se normalice, va aprendiendo la lengua, relee a los clásicos españoles y se interesa por otras literaturas, sobre todo por la inglesa, la cual tendrá grandes repercusiones en su métrica. En el 43 pasa a la universidad de Cambridge, en el 45 al Instituto Español de Londres y el 47 abandona definitivamente Inglaterra hacia los Estados Unidos. La etapa americana surge gracias a una propuesta traída de su amiga Concha de Albornoz de trabajar en la universidad de Massachussets en el que ella era profesora. La experiencia de Nueva York le animaba, le gustaba su emplazamiento –Mount Kolyoke-, le pagaban bien y se sentía liberado de la capa de nubes grises de Inglaterra. Es en este periodo cuando discurre su obra Con las horas contadas y es verdad que se muestran en él trazos alegres pero al final Cernuda tampoco se sentirá agusto allí, por ello decidió retomar amistades en el exilio y realizó numeroso viajes a México, que adoraba por encontrarse en un país de habla hispana, aunque también a Puerto Rico, La Habana… En el 52 dimite de su puesto americano y marcha a México, llamado por un antiguo amor y por el puesto en la Universidad Autónoma. Escribe en esta etapa diversos trabajos filológicos con un extraordinario resultado: Estudios sobre poesía española contemporánea y Pensamiento poético en la lírica inglesa del siglo XIX. En sus últimos años de vida escribe «Historial de un libro», preocupado en el futuro de su obra decide establecer cómo fue creando su poesía. En cierta manera es una explicación a cada una de las obras del poeta, de los porqués de los poemas o su inspiración a la hora de su escritura y su tiempo. Todo un regalo que ha ayudado muchísimo a la crítica cernudiana. Pero los últimos años de Cernuda en el exilio no serán tampoco estáticos, realizará viajes de México a California intermitentemente hasta que 7

en el 1962 aparece su última obra, Desolación de la Quimera con la que se asentará definitivamente en México hasta su muerte repentina, la mañana del 5 de septiembre de 1963, que le pilló por sorpresa cuando intentaba encender su pipa.

 UN AJUSTE DE CUENTAS POÉTICO: Desolación de la Quimera

En los años 60 Cernuda viajó a la universidad de California para dar un curso. Fue invitado por un joven profesor español, Carlos-Peregrín Otero, que había terminado su tésis doctoral sobre él. Por estos años, Cernuda, ya empezaba a ser reconocido y poco después saldrían otros estudios dedicados a su obra desde Alemania, Estados Unidos e Inglaterra (Elisabeth Müller, Philip Silver, Robert K. Newman y Derek Harris) los cuales aún se toman como referencias en los trabajos actuales. Además desde España se prepara un homenaje a Cernuda desde la revista La caña gris1con las colaboraciones de Aleixandre, José María Castellet, Gil de Biedma, el mismo Carlos Otero, José Ángel Valente y Zambrano entre otros. Los años anteriores a esta etapa americana de Cernuda no se caracterizan por una actividad poética muy prolífica, al contrario, se dedicaba fundamentalmente a la crítica a la vez que preparaba la última edición de la Realidad y el Deseo. Justo cuando él creía que su obra iba a acabar irremediablemente perdida entre las distintas voces de la crítica; cuando comienza a anhelar sus años de poeta no conocido es cuando surge su última obra, Desolación de la Quimera, en 1962, que fue bastante bien recibida en México. Pero la fama tiene un precio y suscitaba envidias e intrigas su nuevo estatus, tanto que llegó a pasarlo mal durante su estancia californiana, tras la cual volverá a Cayoacán, donde será bien recibido por Paloma Altolaguirre que vivía allí con sus tres hijos. Entendemos Desolación de la Quimera como una obra de carácter final escrita entre México, Cuba y California. Desde el 58, con la edición mexicana de la Realidad y el Deseo, Cernuda no había escrito nada parecido. La muerte de sus hermanas a los 60 años le hizo comprender que no viviría mucho más que ellas. Esto, unido a lo que el autor siempre había pensado pero nunca había dicho y su interés por sellar el significado de su obra y su persona nos hacen comprender mejor el porqué de estos poemas. Es la conclusión a la que llega Harris2: Los poemas de Desolación de la Quimera […] constituyen una tentativa de resumir lo que había aprendido en el largo proceso de autocontemplación. En todos los sentidos, es éste un libro concluyente, escrito bajo la sombra del presentimiento de la muerte cercana;

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La caña gris, Valencia, nº. 6-8, otoño de 1962, «Homenaje a Luis Cernuda» Este homenaje viene después del hecho en 1955 por la revista cordobesa Cántico que surge de las generaciones más jóvenes como Ricardo Molina, Pablo García, Juan Bernier o Vicente Núñez. 2

Derek Harris, La poesía de Luis Cernuda, Granada, Universidad de Málaga, 1992, pp. 78.

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y esta hace del libro un testamento cuya intención es legar al futuro un autorretrato fiel y un ajuste de cuentas debidamente atestiguado con la vida.

Algunos temas de los que hablan estos poemas vienen ya desde Las Nubes, el poemario que otorga una personalidad ya más afinada a Cernuda y que se va desarrollando hasta lo que podemos encontrar en Desolación de la Quimera. El título mismo, tan sonoro y pesado, nos da una imagen agotada en la que ya no cabe esperanza. Quimera, definido por el DRAE3 designa «aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo»; es decir, que los 38 poemas del libro son la prueba ejecutoria de que lo que Cernuda intentaba creer se desvanece, se derrumba ante el presentimiento de la muerte o del olvido. Como unas últimas palabras antes de que alguien las diga por él. En el poema «Música cautiva»4 encontramos su gran dicotomía vital entre la realidad y el deseo5, entre lo que uno piensa y lo que a uno le gustaría hacer. Tus ojos son los ojos de un hombre enamorado; Tus labios son los labios de un hombre que no cree En el amor. Entonces dime el remedio, amigo, Si están en desacuerdo realidad y deseo.

El título nos conduce a unos poemas que podríamos calificar como misceláneos en el sentido en que tocan diferentes géneros y materias. Son numeroso los que se escriben a personas como en «Mozart», «Dostoievski y la hermosura física», «Amigos: Enrique Asúnsolo» y «Amigos: Víctor Cortezo», a Juan Ramón Jiménez en «J. R. J. contempla el crepúsculo», a Wagner en «Luis de Baviera escucha Lohengrin», a los nitos de Paloma Altolaguirre: «Animula, vagula, blandula» y «Hablando a Manona», a Keats en «A propósito de flores» y otros a los que se les nombra como Goethe, Galdós, etc. Los hay que remontan a la niñez o al viaje a la senectud como «Niño tras un cristal», «Antes de irse» o «Despedida»; otros son de tema clásico: «Las sirenas», «Ninfa y Pastor, por Ticiano» o «Desolación de la Quimera»; también el amor es partícipe en algún que otro poema como «Música cautiva», «Epílogo» o «Lo que al amor le basta». Pero los que más llaman la atención son los que conllevan un cierto reproche como al homenaje que se hace a Verlaine y Rimbaud por parte de las instituciones inglesas y francesas que se refleja en «Birds in the night» o el poema «Supervivencias tribales en el medio literario» que escribe por Manuel Altolaguirre y la cuestionable situación en la que quedaba su obra6; uno muy conocido es «Malentendu» a Salinas o el «Otra vez, con sentimiento» hacia Dámaso Alonso. Pero no solo tiene algo que decir sobre la politización de la literatura o pasados fantasmas de su vida sino que también trata el tema de la España franquista en «Díptico 3

RAE, Diccionario de la Lengua Española, Madrid, Espasa, 2007. Los poemas o versos de la obra de Cernuda que se insertan en este trabajo provienen de la edición de Cátedra por Luis Antonio de Villena correspondiente a la 5ª edición. Op. Cit. Bibliografía final. 5 Título ya en 1936 del recopilatorio de su obra y que volverá a repetir en la edición mexicana del 58. 6 Los poetas que se habían quedado en España seguían una poesía social debido al régimen franquista mientras que los poetas del exilio se cuestionaban si esta era una forma de aplacar sus trayectorias poéticas al no poder ni querer seguir esa tendencia. 4

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Español», el de la Guerra Civil en «1936» a un excombatiente de la Brigada Lincoln y aún hay otro hacia sus compatriotas peninsulares y su relación con ellos desde el exilio ante su obra, su persona o sus actitudes con el que cierra el libro: «A sus paisanos» en el que encontramos desoladoras sentencias que remiten a sucesos de su trayectoria poética. Como hemos visto se pueden agrupar los poemas y por sus títulos ya se puede acertar cuál era el mensaje que Cernuda quería lanzar al publicar estos 38 poemas bajo el título de Desolación de la Quimera. Villena7 escribe lo siguiente en cuanto a la obra: Casi todos los críticos que se han ocupado de este libro son unánimes en que se trata – bajo cierto enfoque- de un repaso a las obsesiones de toda la obra cernudiana (suponiendo por tanto una síntesis y un corolario) y de un ajuste de cuentas, un poner comas y puntos a muchos asuntos que le interesaban […].

En cuanto a la métrica, cada uno de los poemas es diferente. «Cernuda adopta una u otra forma según el impulso creador se lo demanda» reseñan Julio Neira y Javier Pérez Bazo8 los cuales diferencian tres tipos de composiciones métricas: Por un lado, las composiciones de carácter clásico, que presentan como rasgo sobresaliente su isometría versal y estrófica […], por otro, aquellas que ofrecen una notable regularidad en lo que respecta al verso y la división estrófica pero que, sin embargo, carecen de rima; por último las composiciones heterométricas sin rima […].

Las composiciones clásicas (se cuentan diez textos) engloban por ejemplo a «Malibú» que es una cancioncilla, a «Dos de noviembre» en cuartetas asonantes de seis sílabas con rima asonante en los pares, «Respuesta» en su brevedad está formado por tres pareados, heptasílabos y hexasílabos, uno con rima asonante y los otros dos consonantes y otro paradójico es «Hablando a Manona», en cinco estrofas de siete versos, los cuatro primeros en una cuarteta asonante y los tres últimos a modo de estribillo, uno trisílabo y dos pentasílabos. Los poemas isométricos carentes de rima no son tan numerosos (cuatro textos): «Dovstoieski y la hermosura física» en endecasílabos (con un tridecasílabo y dos alejandrinos), «Música cautiva» en alejandrinos con una estructura perfecta de los hemistiquios, «Pregunta vieja, vieja respuesta» en tercetos de pie quebrado y «Luna llena en Semana Santa» la mayoría en heptasílabos. El último grupo lo forman veinticuatro poemas de métrica y ritmo libre. Es una característica de Cernuda que utiliza en abundancia y que responde a la liberalización métrica de los Románticos y las Vanguardias. El encabalgamiento ayuda a la discursividad de estos poemas en los que podemos rescatar mayoritariamente las silvas libres como el recurso más utilizado.

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Luis Antonio de Villena. Op. Cit. p. 42 Julio Neira y Javier Pérez Bazo, Luis Cernuda en el exilio Lecturas de Las Nubes y Desolación de la Quimera, Toulouse, Presses Universitaires du Mirail, 2002, p. 181 8

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Breysse-Chanet ha trabajado mucho sobre la literatura contemporánea y sobre Cernuda y encontramos en su nómina de trabajos un artículo9 sobre su escritura desde el exilio. En él podemos encontrar respuesta al tipo de verso cernudiano que divide entre tradicional y fluctuante según el poema: Je parlerai de versification traditionnelle lorsque Cernuda fait appel aux composantes règulières de la tradition poétique espagnole […]. La notion de versification fluctuante renvoie à une zone intermédiaire, ni traditionelle ni libre. Elle peut inclure des vers blancs, un rhytme strophique irrégulier, ou des vers polymétriques.

Aun así la variedad métrica de Cernuda va mucho más allá de esta simple introducción a Desolación de la Quimera pero sirve para descartar la idea de prosaísmo total en la obra del poeta exiliado. 

DÍPTICO ESPAÑOL: ¿Cuál es la patria del exiliado?

Centrando un poco más este trabajo hacia el tema de la relación de Cernuda con España desde el exilio y sirviendo Desolación de la Quimera como ejemplo más práctico a analizar por su carácter recapitulador y final que resume la poética cernudiana, hemos seleccionado el poema «Díptico Español I» como muestra de la tensión que existe para el poeta entre las dos Españas. El punto de vista del exilio es la atalaya que le permite expresar claramente lo que piensa de España y de su régimen franquista. Un poema que está dividido en dos partes y dedicado a Carlos Otero; la primera se titula «Es lástima que fuera mi tierra» y la segunda «Bien está que fuera tu tierra». Constituyen dos caras opuestas de España. Su composición no fue deliberada en primera instancia. La primera parte está escrita a finales del 1960 y la segunda, que se hubiera titulado Galdós, en 1961. Fueron escritos entre Los Ángeles y México y el propio Carlos Otero nos da algunas claves de su escritura a la vez que nos explica el porqué de la dedicatoria. Había hecho su tesis sobre Cernuda y había conseguido que este fuera a su universidad de Los Ángeles a dar unos cursos. Allí se fraguó una amistad y Otero mostró su interés por el poema «Ser de Sansueña», el poema que dejaría clara la intención de Cernuda por no volver del exilio. El poeta iba a dedicárselo en la edición de la Realidad y el Deseo del Fondo de Cultura Económica pero: Al ver recién nacido el «Díptico Español», que sospechaba fruto del estímulo que atribuía a su primera visita a California, a la que yo no había sido ajeno, se le ocurrió otra idea. […] Decidió dedicarme el «Díptico Español», sustitución [de «Ser de Sansueña»] que sería reveladora.10

Laurence Breysse-Chanet, «Luis Cernuda et l’ecriture rythmique de l’exil, de Las Nubes à Desolación de la Quimera» en Les langue néo-latines, nº 324, marzo de 2003, Pp. 42. 10 Carlos-Peregrín Otero, «Cernuda contra Sansueña: El poeta y la bestia» en Entre la realidad y el deseo: Luis Cernuda 1902-1903, ed. James Valender, Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y Amigos de la Residencia de Estudiantes, 2002, Pp. 50 9

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Otero es el estudioso y amigo de Cernuda que sigue la creación poética del sevillano en vida. En una carta de Cernuda11 le da a conocer también la decisión de hacer «Es lástima que fuera mi tierra» y «Bien está que fuera tu tierra» un mismo poema por el hecho de ser antagónicos, las dos caras de la moneda que es España, que ya en los títulos podemos adivinar su contenido; la lástima que siente por la España de los años 60 frente al recuerdo de la literatura de Galdos y sus Episodios, sobre todo, que reflejan para Cernuda la verdadera España. Son otra vez más la oposición entre lo real y lo idealizado, la España franquista y la España de su memoria; realidad y deseo en resumidas cuentas. En este trabajo nos centramos más detenidamente por su interés filológico en el «Díptico Español I: Es lástima que fuera mi tierra». La primera parte del poema, «Es lástima que fuera mi tierra», se nos muestra una crítica hacia la España franquista, contra aquellos que llamados españoles estaban destruyendo su nación y que malinterpretaban su voz. Lo forman diez estrofas (cinco de nueve versos, cuatro de ocho y una de siete) más un último pareado en forma de preguntas retóricas que cierra la composición. Están dispuestos de manera que al principio se encuentran las estrofas con mayor números de versos que van dando paso a las de ocho y a la de siete para al final volver a los nueve versos12 lo que nos indica cómo se adelgazan las estrofas hacia la mitad del poema para hacerlo más llevadero y delicado dentro de un verso ya de por sí muy prosaico y largo. La métrica de los versos es totalmente irregular, dentro de esta irregularidad destacamos 73 versos en arte mayor de los cuales son eneasílabos (8 versos), decasílabos (4 versos), endecasílabos13 (28 versos), dodecasílabo (8 versos), tridecasílabos (5 versos) y alejandrinos (11 versos) a los que hay que sumar nueve versos más alguno de quince sílabas, otro de 17 y uno de 23. Los versos de arte menor son solamente once, 9 versos heptasílabos frente a dos octosílabos, verso que Cernuda al parecer siempre trata de evitar. Tampoco hay rima en el poema lo que nos deja un verso libre como una estampa limpia y poco poetizada que nos ayuda a comprender mejor el tema que centra el poema que pasa a ser el principal argumento. Aunque comenzara escribiendo poesía de una manera más tradicional y clásica, lo cual fue de lo más criticado al principio por su prematuro dominio dada en su juventud, fue avanzando también en su técnica del verso más pesado e intelectual lo que conlleva una forma más prosaica, lo que no quita para que encontremos con todo versos de gran altura poética. Parece que el contenido gana a la forma que se convierte en el sistema por el cual cobra forma la palabra de Cernuda. Empieza el poema con lo que podría ser una captatio 11

Id. El número de versos en relación ordenada a las estrofas sería: 1ª estrofa- 9 versos; 2ª- 9; 3ª- 9; 4ª- 8; 5ª8; 6ª- 8; 7ª- 7; 8ª-8; 9ª- 9; 10ª-9; 11ª-2. 13 La mayoría de los endecasílabos son propios con acentos en la 6ª y la 10ª, al estilo clásico. Como ejemplo citamos «De la separación y la nostalgia» (v. 3), «Revancha contra quienes la negaron» (v. 29), «A quienes él da voz y les libera» (v. 58) o «¿Qué herencia sino ésa recibimos?» (v. 85). Sí se destaca dos hemistiquios endecasílabos melódicos en el largo verso «No volver a una tierra cuya fe, si una tiene, dejó de ser la mía» (v. 72) con acentos en la 3ª, 6ª y 10ª. 12

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benevolentiae, como una respuesta a las voces que malinterpretan su obra. Esta, como ya hemos comentado, es una idea que Cernuda tenía en la cabeza y que ya se ve en el poema «Supervivencias tribales en el medio literario» con el problema de cómo sería interpretada su obra después de su fallecimiento y cómo quedaría su obra como poeta en el exilio: «¿Oyen los muertos lo que los vivos dicen luego de ellos? / Ojalá nada oigan: ha de ser un alivio ese silencio interminable» (v. 50, 51) son dos versos que nos dan una imagen de este miedo escénico ante su previsible muerte que se encuentran en «Birds in the night». «¿Sólo la más remota oyen entre mis voces? / Hablan en el poeta voces varias: / Escuchemos su coro concertado» (v. 5-7), de esta manera nos prepara para darnos su propia lectura de su obra, la cual pasa por la crítica y la auto confesión de su identidad nacional «Adonde la [voz] creída dominante / Es tan sólo una voz entre las otras» (v. 8, 9). Y esta voz que pasa a iluminar el «Es lástima que fuera mi tierra» se refugia en la responsabilidad con la historia para basar sus versos. El hombre libre que nos infunde Cernuda debe garantizar la continuidad de la historia, no desde cero, sino que una vez conocido y comprendido lo hecho y ganado a lo largo de la humanidad es su tarea fomentarlo acrecentándolo y animando a las próximas generaciones, «Es patrimonio nuestro y es herencia / De los hombres futuros» (v. 13, 14). La negación de ello es para Cernuda un secuestro de la civilización que rebaja al hombre en animal: «¿Y cuánto?, en esa escala dura / Que desde el animal llega hasta el hombre» (v. 17, 18). El poeta emplea «desde» el animal y «hasta» el hombre y no al revés, haciendo no solo bajar un escalón al hombre sino equiparándolo al animal que es el que asciende. El instinto animal es el innato en nosotros, la inteligencia se fomenta y nunca deja de crecer durante nuestras vidas; cuando se pierde es cuando el lado animal del hombre prevalece y sale a la superficie. Y «Así ocurre en tu tierra, la tierra de los muertos» (v. 19) nos indica dónde está ocurriendo aquello, en España. «Adonde ahora todo nace muerto, / vive muerto y muere muerto» (v. 20, 21) nos repite Cernuda; con insistencia en el fonema /r/ como recurso del oxímoron. La desolación arrasa el país, no hay gérmen de vida entre el pueblo que ya ni nace, ni vive, es solamente una entelequia de sociedad regido por los dos grandes pilares del régimen: la Iglesia y el Ejército: «Pertinaz pesadilla: procesión ponderosa / Con restaurados restos y reliquias / A la que dan escolta hábitos y uniformes» (v. 23-25) que logran amedrentar a la población a base de miedo. «Venceréis, pero no convenceréis»14 dijo Unamuno al general Millán Astray en el 36. Es de esta manera como se entiende un pueblo que sumido en el hambre y miedo de la posguerra no se levanta para seguir luchando. «La historia de mi tierra fue actuada / Por enemigos enconados de la vida» (v. 30, 31) continúa Cernuda, los cuales solo trataban de animar en España más que el folclorismo tradicional de sevillanas y toros. «Muera la inteligencia» (v. 39) escribe Cernuda, «Abajo la inteligencia»15 grita Astray.

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El País, «Venceréis, pero no convenceréis» [en línea], nº. 10.798, 2/1/2007, [consultado el 15/1/2015 en http://elpais.com/diario/2007/01/02/espana/1167692420_850215.html ]. 15 Id.

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En una España como la que nos presenta nuestro poeta, con todas sus carencias y desvirtudes del periodo, es normal que Cernuda no se adscriba a ella: Si yo soy español, lo soy A la manera de aquellos que no pueden Ser otra cosa: y entre todas las cargas Que, al nacer yo, el destino pusiera Sobre mí, ha sido ésa la más dura. (v. 44-48)

Este momento del poema Cernuda adquiere un tono diferente que dará un giro en la composición que se vuelve decididamente más personal y biográfico donde la voz de Cernuda vuelve al poema y advierten muy precisamente Neira y Pérez Bazo16: […] el discurso textual se polariza en el propio poeta, y decimos bien, pues la voz de Cernuda suena ahora, como en muy pocas ocasiones, acendradamente autobiográfica orientada por su condición de poeta. El tono es plenamente confesional.

Más tarde, en la novena estrofa podemos verlo más claramente donde escribirá «Soy español sin ganas / Que vive como puede bien lejos de su tierra» (v. 67, 68) que no siente como suya su nación y a la que no piensa volver. El poema «Peregrino» es toda una declaración al exilio permanente: «Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas, / Sino seguir libre adelante» (v. 6, 7). Algo parecido a lo que escribe en esta primera parte del Díptico: […]Tanto que prefiero No volver a una tierra cuya fe, si una tiene, dejó de ser la mía Cuyas maneras rara vez me fueron propias, Cuyo recuerdo tan hostil se me ha vuelto Y de la cual ausencia y tiempo me extrañaron. (v. 71-75)

Y es que no se reconoce en aquella España ni quiere ser partícipe de ella. Pero tampoco se siente de ninguna otra nacionalidad ya que para Cernuda, y aquí radica la cuestión de su exilio, la patria es la lengua, la poesía, y es a la única a la que se dedica su vida: «No he cambiado de tierra, / Porque no es posible a quien su lengua une, / Hasta la muerte, al menester de poesía» (v. 49-51). La poesía como un ente histórico y trascendental que guarda los misterios y descubrimientos de los siglos de evolución: «No es el poeta sólo quien ahí habla, / Sino las bocas mudas de los suyos / A quienes él da voz y les libera» (v. 57-59) que de esta manera preservan la existencia humana. Pero para Cernuda, la poesía, como producto del lenguaje, es un concepto intelectual y ético, a través del cual se establece la conciencia que rige su comportamiento: «Mas la fidelidad más alto / Es para su conciencia; y yo a ésa sirvo / Pues, sirviéndola, así a la poesía / Al mismo tiempo sirvo» (v. 63-66). Y es por ello que puede renegar de ser español ya que siempre quedará la literatura y los poetas como bastión de la verdad. El juego en Cernuda del tú como el yo poético y viceversa sirve para distanciarse o no del poema, nos da una cierta perspectiva, más objetiva con el tú, lejos del egocentrismo del pronombre de la primera persona. De ellos depende el giro central del poema del que 16

J. Neira y Pérez Bazo, Luis Cernuda en el exilio… Op. Cit. Pp. 259.

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hablábamos antes. Cernuda aparece hacia la quinta estrofa, hablando por sí mismo y de él mismo; deja a un lado las cuestiones periféricas para declararse hijo de la poesía, patria de la conciencia, que le permite rechazar gobiernos, naciones y fronteras. No existe para Cernuda otra cosa, a un año de morir, que el afirmarse en esta relación desde el exilio entre España, que es la que le da la lengua, y la poesía. Al final de la composición nuestro poeta vuelve a referirse a sus lectores, no sus contemporáneos17 que unas veces más que otras trabaron su trabajo sino que «hablo a solas» (v. 76), dice, como si al hacerlo de esta manera no estuviera haciéndolo más que a la verdad que queda tras el paso del tiempo y también «para aquellos pocos que me escuchen / Con bien dispuesto entendimiento» (v.79, 80) , los cuales creen en la libertad, en la capacidad de decisión y la opinión crítica, «Disponiendo la vida que hoy es nuestra / Diciendo al pensamiento al que alimenta nuestra vida» (v. 83, 84). Al fin y al cabo, «¿Qué herencia sino ésa recibimos? / ¿Qué herencia sino ésa dejaremos?» son los versos que cierran la primera parte del Díptico. Aún el tono derrotero con el que el poema se desarrolla, al final podemos ver un atisbo de futuro, una posible semilla germinada en las cenizas de la posguerra. Las dos preguntas retóricas son toda una llamada a la cordura y a la reflexión que para Cernuda siempre tendrán respuesta en su poesía y su lengua, ya que ante todo es un poeta con todas sus letras.

 CONCLUSIÓN Sin grandes pretensiones ni alardes de intelectualidad hemos repasado la trayectoria de Cernuda a lo largo de su obra y más detenidamente hemos pormenorizado su obra Desolación de la Quimera, poemario de ejemplar carácter autobiográfico que nos da las claves para interpretar la poesía cernudiana, tan bien estudiada hoy en día y que nos han llevado al poema «Díptico Español I» como la composición en la que encontramos claramente qué es lo que piensa de España, Cernuda, y qué es lo que espera de ella ya, a un año de su muerte. Cernuda no pudo ocultarse tras su trabajo, cada uno de sus versos son él y su pensamiento, de extremado perfeccionamiento siempre fue serio con su trabajo. En Historial de un libro18, la obra que podemos llamar explicativa de su escritura nos dice: Yo mismo doy ocasión para una de las objeciones más serias que pueden hacerse a mi trabajo: la de que no siempre he sabido, o podido, mantener la distancia entre el hombre que sufre y el poeta que crea.

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«No me queréis, lo sé, y que os molesta / Cuanto escribo. ¿Os molesta? Os ofende» son los dos primeros versos del último poema de Desolación de la Quimera dedicado «A sus paisanos». 18 Luis Cernuda, Obra completa, vol. II. Prosa I, ed. Derek Harris y L. Maristany, Madrid, Siruela, pp. 646.

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Quizás esto nos venga a decir que ojalá Cernuda hubiera escrito poesía bucólica y no haber pasado todas esas penalidades que le hacen escribir de esa manera tan dura y triste pero debemos pensar que la responsabilidad de los escritores durante esta etapa de la historia española era crucial para el auténtico pueblo español. Eran ellos, quién si no, los encargados de decir lo que pensaban y de escribir sobre lo que veían y sentían. Por ellos nos dice Cernuda que no ha sido capaz de diferenciarse a sí mismo entre su persona y su obra pero después de haber sido testigo del atentado más grave al pueblo español del siglo XX, no es posible agachar la cabeza y seguir el camino. Y aquí está la clave de nuestro Cernuda, que sirve a la poesía ante todo lo demás aunque sea de una manera un tanto personal y resentida para aplacar esos fantasmas que desolan las esperanzas de su pueblo. De esta manera siente su responsabilidad con su lengua y su nación. Y así es como se le recuerda un poco; como aquel poeta del exilio que luchó, a su manera, contra sus propios males y los de todos, haciendo de la poesía su caballo de batalla.

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 BIBLIOGRAFÍA James Valender, Cernuda y el poema en prosa, Madrid, Tamesis Books Limited London, 1984.  Entre la Realidad y el Deseo: Luis Cernuda 1902-1963, Ed. James Valender, Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y Amigos de la Residencia de Estudiantes, 2002.  100 años de Luis Cernuda (Actas del Simposio Internacional celebrado en mayo de 2002 en la Residencia de estudiantes de Madrid y en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla), Eds. James Valender y Nuria Martínez de Castilla, Sevilla, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 2004. José-Carlos Mainer, Historia de la Literatura Española: 6. Modernidad y Nacionalismo, Madrid, Crítica, 2010. Julio Neira y Javier Pérez Bazo, Luis Cernuda en el exilio Lecturas de Las Nubes y Desolación de la Quimera, Toulouse, Presses Universitaires du Mirail, 2002. Luis Cernuda, Las Nubes – Desolación de la Quimera, Ed. Luis Antonio de Villena, Madrid, Cátedra, 2002. Luis Cernuda El escritor y la crítica, ed. Derek Harris, Madrid, Taurus, 1977. Octavio Paz, «La palabra edificante» en Cuadrivio, México, Joaquín Mortiz, 1969. Rencontres à lOrangerie, Luis Cernuda Désolation de la Chimère, Limoges: Faculté des Lettres et Sciences Humaines, 1994.

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