Lugares asuncionistas de Jerusalén

July 19, 2017 | Autor: Francisco Conesa | Categoría: Mariology, Mariologia
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Descripción

ANTONIO NAVARRO

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LUGARES ASUNCIONISTAS EN JERUSALÉN FRANCISCO CONESA FERRER El drama de la muerte y glorificación de María, que se representa cada año en Elche, transcurre todo él en la ciudad de Jerusalén, lugar en el que las fuentes más antiguas sitúan los últimos días de la vida de Santa María.1 El Misteri d’Elx comienza evocando la visita de la Virgen María, acompañada de otras mujeres, al huerto de Getsemaní, al Calvario y al Santo Sepulcro. Seguidamente se dirige a su casa, donde recibirá el consuelo del ángel y verá reunidos a los apóstoles de su Hijo antes de entregar su

alma a Dios. Una vez muerta, es llevada por los apóstoles a otro lugar, al valle de Josafat, donde será enterrada, siguiendo el deseo expresado explícitamente. Pero, ¿existen estos lugares? ¿se conserva en Jerusalén memoria de la casa de María o del lugar de su enterramiento? En este artículo vamos a fijarnos en algunos lugares de Jerusalén relacionados con la «Dormitio Mariae», que nos ayudarán a situar el Misteri d’Elx en la geografía de la ciudad santa.2

Respecto a la tesis de que la dormición aconteció en Éfeso no está testificada antes del siglo ix y está influida por la idea de que San Juan realizó allí su apostolado. Los especialistas están de acuerdo en que esta hipótesis no encuentra apoyos serios, más allá de las visiones que tuvo la monja agustina Ana Catalina von Emmerick (1774-1824) y que están en el origen de la casa de María que hoy se enseña en una colina cercana a la antigua Éfeso. No hay ningún texto

apócrifo que se refiera a Éfeso. Cf. S. C. Mimouni, Dormition et assomption de Marie. Histoire des traditions anciennes, Beauchesne, Paris, 1995, pp. 585-597. 2 Estudios de interés sobre este tema son: S. J. Shoemaker, Ancient Traditions of the Virgin Mary’s Dormition and Assumption, Oxford Univ. Press, Oxford, 2002, pp. 81-107; 168-179; D. Baldi, «La tradizione monumentale della dormizione a Gerusalemme», en Studia Mariana. Atti del Congressso

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Iglesia del Sepulcro de María

El lugar de la sepultura: iglesia del Sepulcro de María

nias. Es un lugar singular, porque ha sido venerado ininterrumpidamente desde los primeros tiempos hasta nuestros días.

Muy cerca de Getsemaní, al pie del monte de los Olivos, se levanta la iglesia que contiene el sepulcro de María. Es conocida como Iglesia del Sepulcro, de la Dormición o de la Asunción. Esta iglesia estuvo al cuidado de los franciscanos desde la segunda mitad del siglo xv, los cuales poseyeron pacíficamente dicho lugar hasta que en 1757 culminaron las intrigas para quitárselo, pasando el santuario a los griegos ortodoxos y a los armenios. En la actualidad, además de las comunidades griega y armenia, también tienen derecho a celebrar algunas fiestas las iglesias sirias, coptas y abisi-

a) El sepulcro de Santa María Los textos apócrifos y litúrgicos son concordes en afirmar que la Virgen fue sepultada en un «sepulcro nuevo» que se encontraba en el Cedrón, en el valle de Josafat, cerca de Getsemaní.3 En estos textos, compuestos en torno al siglo iv, se describe la tumba de María en Getsemaní y se testifica la veneración que los judeo-cristianos tenían hacia este lugar ya en los siglos ii-iii. Sin embargo, el hecho de que ni Egeria, ni San Epifanio, ni San Jerónimo dijeran nada sobre un se-

nazionale mariano dei frati minori d’Italia, Commisionis marialis franciscanae, Roma, 1948, pp. 126-159; S. C. Mimouni, op. cit., pp. 473-584; E. Testa, «La Dormitio Mariae nella letteratura, nella teología en nella archeologia», en Marianum, 44 (1982), pp. 316-389; F. Manns, «Scoperte archeologiche e tradizioni sulla Dormizione e Assunzione di Maria»,

en G. Calvo - S. Cecchin (eds.), L’Assunzione di Maria Madre di Dio. Significato storico-salvifico a 50 anni dalla definizione dogmatica, PAMI, Città del Vaticano, 2001, pp. 169-182. 3 En el valle de Josafat sitúa el libro de Joel el juicio de los gentiles, el día del Señor (Jl 4, 1. 12). Probablemente «Josafat» sea un término simbólico,

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Losa del sepulcro de María

pulcro de María en el valle de Josafat, hizo que algunos dudaran de la autenticidad de este santuario. Según la interpretación del P. Bagatti el silencio de los Padres es debido a que la tumba de María era propiedad de los judeo-cristianos, los cuales eran considerados como cismáticos, por lo que debían evitarse sus santuarios. Cuando en el siglo iv cesó la posesión judeocristiana y el santuario pasó a los bizantinos, se comenzó hablar de este lugar y se incrementó la devoción al misterio de la Dormición.4 En el año 1972 hubo una inundación en la iglesia, lo que convenció a griegos y ortodoxos de la necesidad de realizar una restauración y

permitió que el franciscano P. Bagatti estudiara la roca original. Su estudio concluyó que la tradición local de la tumba de María era auténtica. Estamos, pues, ante el lugar más seguro vinculado a la muerte y asunción de María. Los textos del Tránsito de María –sobre todo los siríacos– se referían a una «caverna de piedra» y a «un sepulcro tallado en la roca». En las restauraciones de 1972 se pudo estudiar la roca original de la tumba, la cual forma parte de un lugar sepulcral que se remonta ciertamente al siglo i. El P. Bagatti advirtió que la tumba original de María estaba en una habitación que había sido excavada con propósitos funerarios en una

ya que significa «Yavé juzga» o «Yavé ha juzgado»; en el mismo texto, Joel lo llama «valle de la decisión» (4, 14). Podría también aludir al rey Josafat y se refiriría a su victoria sobre los enemigos de Judá. En el siglo iv el Cedrón tomó el nombre de valle de Josafat, siendo considerado por cristianos, judíos y musulmanes como el lugar del juicio final. Allí se estableció desde muy pronto una necrópolis, existente todavía en la actualidad (Cf. R. Sánchez, «Josafat, valle de», en

Enciclopedia de la Biblia, vol. 4, Ed. Garriga, Barcelona, 1963, p. 618). 4 Cfr. B. Bagatti – M. Piccirillo – A. Prodomo, New Discoveries at the Tomb of the Virgin Mary in Gethsemane, Franciscan Printign Press, Jerusalem, 1975, p. 15. Otras hipótesis sobre este silencio se exponen en F. Manns, Le récit de la dormition de Marie (Vatican grec 1982), Franciscan Printing Press, Jerusalem, 1989, pp. 235-236.

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Iglesia del Sepulcro de María. Altar mayor

zona rocosa. Esta habitación tenía un banco de roca, que servía para depositar el cadáver. Tenía la forma de arcosolio. Se advirtió también que esta tumba había sido aislada de otras existentes alrededor. Formaba, pues, parte de un complejo funerario, similar a otros complejos del mismo valle y período cronológico. La roca fue visible, al menos parcialmente, hasta el siglo viii. Tenía una forma irregular, delatando que los piadosos peregrinos se habían ido llevando a lo largo del tiempo algún trozo de la misma. La habitación había sido decorada en diversas épocas con pinturas y mosaicos. Los cruzados protegieron la roca con losas de mármol y restauraron y decoraron la habitación. En el siglo xvii, el custodio de

Tierra Santa cambió la losa que cubría al banco rocoso poniendo dos piezas de mármol, que siguen sirviendo actualmente de altar. Alrededor de esta tumba se construyeron diversas iglesias. En tiempo de Teodosio (379395) se aisló la tumba de la Virgen, como ya se había hecho con el Santo Sepulcro, y se puso en el centro de una iglesia bizantina en forma de cruz. Sobre ella, se levantó una iglesia más grandiosa, construida seguramente por el emperador Mauricio (589-602), conservando la anterior como cripta. Esta iglesia es descrita por los peregrinos como una «rotonda», construida probablemente a imitación de la Anastasis de la Iglesia del Santo Sepulcro. Así pues, la pri-

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mera iglesia pretendía aislar la tumba de María del resto de tumbas, mientras que la segunda iglesia quería significar el lugar. Esta segunda iglesia fue destruida por los persas en 614. Después fue reconstruida siguiendo el mismo estilo. El peregrino Arculfo, que la visitó en 680, indica que tenía dos niveles y que la iglesia superior era redonda.5 Cuando llegaron los cruzados (1099) encontraron sólo las ruinas dejadas por el califa Hakim en 1009. Ellos reconstruyeron la iglesia en 1130 e incluyeron un monasterio benedictino, filial de Cluny, constituyendo la «Iglesia abacial de Santa María de Josafat». Los cruzados restauraron también la cripta, embelleciendo la tumba con un templete sostenido por columnas. Cuando el reino cruzado cayó en 1187, Saladino destruyó la mayor parte de la iglesia superior, usando sus piedras para reconstruir las murallas de la ciudad, pero dejó intacta la cripta, que siguió siendo visitada por peregrinos y aún por los mismos musulmanes, que hicieron dos mihrab para realizar sus oraciones pues en la tradición musulmana Mahoma vio una luz sobre la tumba de su «hermana María» durante su viaje nocturno a Jerusalén. b) La actual iglesia En la actualidad la Iglesia de la Asunción conserva la sobria fachada cruzada (inicio del siglo xii), por la que se accede a una escalinata, que desciende hasta el crucero de la iglesia inferior o cripta. No queda nada de la basílica bizantina superior que un día existió. La cripta, sin embargo, se remonta a los siglos v-vi. A través de la puerta principal se accede a una escalinata. El primer tramo de la escalinata es de época cruzada, pero el segundo tramo, así como la iglesia inferior es del tiempo bizantino. Bajando se encuentran dos capillas. La de la derecha, dedicada a San Joaquín y Santa Ana, fue tumba de la reina Melisenda (enterrada en Cf. Adamnanus, De locis sanctis libri tres, cap. 13 (PL 88, 788).

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1161). Un poco más adelante, a la izquierda está la capilla dedicada a San José, conocida como «la tumba de San José». La iglesia inferior, que era la cripta de la destruida iglesia superior, tiene forma de cruz, con dos ábsides. Esta cripta está en parte excavada en roca y en parte edificada. En el centro de la nave está el edículo que contiene la tumba de María. Es una cámara de piedra con forma de cubo. Se trata de un cenotafio, es decir, de un monumento funerario de la época bizantina que recuerda la sepultura de María. En su interior se puede observar el sepulcro de la Madre de Dios. Se respira en este lugar la atmósfera típica de las iglesias orientales, con un fuerte olor a incienso, numerosas candelas y lámparas de aceite y gran cantidad de iconos, alusivos a la dormición.

La casa María

de

María: Abadía

de

Hagia

No existe acuerdo en las fuentes acerca del lugar donde habría muerto la Santísima Virgen. La tradición dominante señala que la muerte de María aconteció en Jerusalén. Existen algunos apócrifos (siríacos y etiópicos) que hablan de una casa de María en Belén, lo que ha conducido a algunos autores como Mimouni a suponer que ésta sería la tradición original.6 Sin embargo, todo el resto de apócrifos, entre los que se encuentran los más antiguos (como los «Obsequios» o los «Seis Libros») testifican la muerte de María en Jerusalén. Es más, las mismas tradiciones que hablan de una casa en Belén, se refieren también a otra casa en Jerusalén, lo que indicaría –según Shoemaker- que ésta sería la tradición más antigua. Según este autor: «en todas las narraciones antiguas de la dormición, incluidas las tradiciones de Belén, cuando comienza la historia, la Virgen está viviendo en su casa de Jerusalén y allí es donde completa su vida terrenal».7 Cf. S. Mimouni, op. cit., pp. 516-532. S. J. Shoemaker, op. cit., p. 172. El autor trata

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traría en la villa de Magdalia, no lejos del templo, al norte de Getsemaní (cerca de la actual Basílica de la Dormición).8 Sabemos que en este lugar había un grupo de judeo-cristianos o ebionitas que se pensaba eran familia de María y que celebraban la «traslación» de María al Paraíso. Sobre este lugar se construyó una basílica que los peregrinos del Medievo pudieron visitar y de la que sólo quedan restos del pavimento de mosaico. Esta tradición de la muerte de María en Getsemaní condujo a algunos autores, como Martin Jugie, a pensar que la casa de María estaba en la actual iglesia de la tumba, en Getsemaní.9 Pero, como han puesto de relieve la mayoría de autores, no tiene sentido que se construyera una iglesia conmemorando la casa de María precisamente sobre una antigua necrópolis.10 Una segunda tradición sitúa la morada de María en la casa de Juan, la cual estaría sobre el monte de los Olivos. Según E. Testa, esta tradición procede de los partidarios de Juan («juanistas») de tendencia monofisita y se hace patente en el Pseudomelitón, que sitúa la casa de María en el monte de los Olivos y sostiene que María vivía con Juan en el momento de su muerte. En el «Tránsito Colbertiano» se dice que desde el momento en que Cristo confía su madre a Juan

Abadía de Agia María

Dormición. Abadía de Agia María

La tradición más antigua sitúa, pues, la casa de María en Jerusalén. Pero, ¿en qué lugar de Jerusalén estaba la casa de María? Según un antiguo grupo (de los siglos ii-iii) María habría muerto «en su casa», que se encon-

ampliamente esta cuestión sobre todo en pp. 168179. También dice G. Aranda: «El estilo midrásico de los relatos antiguos, y la afirmación común en los apócrifos de que la tumba de María está en Jerusalén, podría hacer pensar que de ahí procede la tradición originaria» (G. Aranda, «Introducción general», en Dormición de la Virgen: relatos de la tradición copta, Ciudad Nueva, Madrid, 1995, p. 39). 8 Cf. E. Testa, Maria terra vergine, vol. 2: Il culto mariano palestinese, Franciscan Printing Press, Jerusalem, 1984, pp. 83, 91. 9 Cf. M. Jugie, La mort et l’assomption de la sainte Vierge. Étude histórico-doctrinale, Vatican, 1944, pp. 85-92. Se opuso D. Baldi, «La tradizione monumentale della Dormizione a Gerusalemme», pp. 141-145. 10 Cf. S. J. Shoemaker, op. cit., pp. 102-104.

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ella «quedó a su particular cuidado», y, una vez que los apóstoles se fueron a predicar «ella permaneció en casa de los parientes de Juan, en el monte de los Olivos».11 Más tarde, el «Commemoratorium de casis Dei vel monasteriis» dirigido a Carlomagno (año 808) sitúa también la muerte de María en el monte de los Olivos, donde –se dice– se levanta una Iglesia que conmemora este suceso. Finalmente, la tradición que se acabó imponiendo en torno a los siglos v-viii, sitúa la muerte de María en la Santa Sión. En la primera mitad de siglo vii, Modesto, Obispo de Jerusalén, localizó el tránsito de María en el Monte Sión, en la casa que contenía el cenáculo y la habitación del piso superior de Pentecostés.12 Autores como Shoemaker piensan que, aunque la referencia explícita a Sión no aparece hasta las primeras décadas del siglo vii, los antiguos apócrifos lo suponen: «las directrices de Cristo (de enterrar el cuerpo en Getsemaní) parecen indicar su muerte en algún lugar en la cima del monte Sión».13 a) La casa de María en el Monte Sión El monte Sión es una colina alta suroccidental de Jerusalén, a la que los cristianos dieron este nombre como sinónimo de monte santo, por ser el lugar donde Jesús había instituido la Eucaristía. Con anterioridad, se denominó «Sión» a la colina del Ofel, donde se situaba la ciudad de David. Cuando Tito destruyó esta colina, los cristianos transfirieron el nombre de Sión al actual lugar. En este monte sitúa la tradición más importante la casa donde María vivió hasta su muerte. Allí, cerca del lugar del Cenáculo y de la venida del Espíritu Santo, supone la tradición que María vivió y murió rodeada por los Cf. «Transito Colbertiano», 2, 1, en L. Moraldi (ed.), Apocrifi del Nuovo Testamento, vol. 1, Piemme, Casale Monferrato, 1994, p. 879 (PG 5, 1231-1240). 12 PG 86, 3288-3300. 11

apóstoles. Cuando la habitación de la Última Cena fue perdida debido a la destrucción de Jerusalén en el año 70, se construyó en el Monte Sión una sinagoga judeo-cristiana, que a mitad del siglo iv era conocida como «Iglesia de los apóstoles» y que era llamada «madre de todas las Iglesias». En el año 383 los bizantinos erigieron al norte de esta iglesia una gran Basílica. La conocían como «Iglesia de las columnas» porque en ella se veneraba la columna de la flagelación, que fue transportada desde la Casa de Caifás. En el año 415 el Obispo Juan II de Jerusalén transformó esta iglesia en la Basílica de «Hagia Sion». La asociación de esta Basílica con María tiene lugar en el siglo vii. El primero en hacerlo es Sofronio de Jerusalén, que se refiere en sus «Odas anacreónticas» a la piedra en Sión donde la Virgen descansó y murió.14 En el lado noroeste de esta Basílica se señalaba el lugar donde María había vivido y muerto, según consta en el testimonio de Arculfo, datado en 670. San Willibald, que visitó la iglesia en el año 724 o 725, dice que vio el lugar desde donde la Virgen partió de esta vida. También pudo ver una columna que estaba enfrente de la puerta que conduce a Siloan, que marcaba el lugar donde los judíos intentaron hacerse con su cuerpo mientras los apóstoles la trasladaban para ser enterrada en el valle de Josafat. Según Lagrange, la Basílica –que tenía forma rectangular– era una especie de «museo religioso» pues en ella se podía ver la columna de la flagelación (lado noroeste), el lugar del cenáculo (en el sudeste), el lugar de la venida del Espíritu Santo (sudoeste) y también el lugar en el que había vivido y muerto la Virgen.15 Era un importante lugar de peregrinación. Esta Basíli-

S. J. Shoemaker, op. cit., p. 128. Carm. 20 (PG 87, 3821 A). 15 Cf. D. Baldi, op. cit., p. 150. 13 14

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Abadía de Agia María. Mosaico de la Dormición

ca fue incendiada durante la invasión persa de 614 y restaurada después por el Patriarca Modesto. De nuevo fue destruida y quemada por los musulmanes en 966. Se volvió a dañar en 1009, bajo el califa musulmán al-Hakim. Posteriormente sufrió un terremoto devastador que acaeció en 1033 o 1034. Cuando llegaron los cruzados en junio de 1099 describieron la iglesia del Monte Sión como una iglesia en ruinas.  En el siglo xii los cruzados levantaron una nueva iglesia, más grande que las anteriores, a la que llamaron «Santa Maria en el Monte Sión». Consta que allí se veneraba el lugar de donde partió la Virgen y que había procesiones el día de la Asunción que iban de allí hasta la tumba en el valle de Josafat. Es interesante la descripción que hace John de Wurzburg en el 16

John of Würzburg, Description of the Holy Land, Comittee of the Palestine Exploration Fund, London, 1890, p. 43.

1165: «En la misma iglesia, hacia la derecha de la entrada norte, está el lugar donde la Bienaventurada Virgen María se dice que entregó el espíritu y partió de esta vida: y allí, en una pared adyacente su Hijo Jesucristo está dibujado recibiendo el alma de la Madre en presencia de los apóstoles. Alrededor de una pequeña edificación que está construida encima del mismo lugar se lee la inscripción: “Exaltata est sancta Dei Genitrix super choros angelorum”, “Exaltada es la Santa Madre de Dios por encima de los coros de los ángeles”».16 Los musulmanes tomaron la ciudad de nuevo en 1187 y destruyeron muchos elementos cristianos. En torno a 1309, los franciscanos se establecieron en el Monte Sión y compraron gran parte de la antigua iglesia. Peregrinos de los siglos xiv y xv describen la visita al lugar donde murió la Santísima Virgen. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo xv fue de nuevo destruido el lugar. Las piedras que quedan de la

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iglesia cruzada se encuentran en el actual lugar del cenáculo y en el subsuelo de la actual Iglesia y Monasterio de Hagia María. Sobre el lugar aproximado de las anteriores basílicas, se construyó la actual Abadía, llamada originalmente «de la Dormición de María» o «de la Asunción» y conocida, desde 1998, como Abadía de «Hagia María en Sión», en referencia a la Basílica bizantina de Hagia Sión. Los católicos alemanes, con la ayuda del emperador Guillermo II compraron en 1898 el solar de la actual Basílica, que ahora es propiedad de la «Sociedad alemana para la Tierra Santa», que preside el Arzobispo de Colonia. La iglesia fue dedicada el 10 de abril de 1910. La abadía es habitada desde entonces por monjes benedictinos procedentes de Alemania. b) La actual Abadía de Hagia María El edificio actual fue encargado al arquitecto diocesano de Colonia, Heinrich Renard (1868–1928) y se realizó en estilo románico alemán, con rasgos bizantinos. Tiene dos niveles: la iglesia, en el plano superior, y la cripta. Heinrich Renard investigó el lugar y encontró los restos de la Iglesia bizantina de Hagia Sión, levantando sobre ellas la nueva iglesia. En aquel lugar existían dos piedras cuadradas, trabajadas de una manera tosca, que eran veneradas como las piedras de la casa de María. Cuando se puso la primera piedra de la Abadía en 1900, el arquitecto quiso que fueran colocadas en la base del campanario. Aún hoy los cristianos africanos y árabes acuden a besar esas piedras santas, que son fácilmente reconocibles porque están marcadas con una cruz. La iglesia actual es de planta circular y se construyó alrededor del punto que, en el edificio bizantino, correspondía al lugar de la Dormición. En el ábside del presbiterio hay un precioso mosaico realizado en 1939 por el monje Radbod Commandeur (1890-1955) que representa a la Virgen con el niño, y, debajo

de él, las figuras de doce profetas. Destaca de esta iglesia el pavimento, que fue diseñado por el benedictino Mauritius Gisler (1855-1940) y es una joya del arte del mosaico. Una serie de círculos concéntricos representan la difusión de la palabra salvífica de Dios por todo el mundo, empezando desde el interior mismo de la Santísima Trinidad. Dos escaleras de caracol descienden a la cripta, donde se conmemora la dormición de la Virgen. En el centro destaca una imagen yacente de la Virgen de tamaño real, que se realizó en 1937 siguiendo los modelos de los iconos orientales de la dormición. Está realizada en marfil (manos y cara) y madera de cerezo (el cuerpo, aunque originalmente se hizo de oro y plata). Se halla protegida por una barandilla y seis columnas que sostienen una pequeña cúpula de mosaico. En el centro del mosaico está la imagen de Cristo en actitud de recibir a su madre, con las palabras del Cantar de los Cantares: «¡Ven, levántate, amada mía, hermosa mía y ven!» (Cant 2, 13). Seis medallones circundan la cúpula y representan a las grandes mujeres de la Biblia. En el ábside cercano a la imagen se representa la Koimêsis o Dormición de la Madre de Dios. Siguiendo el modelo oriental aparece Cristo recibiendo el alma de María, la cual está rodeada por los apóstoles. Es obra del iconógrafo rumano Moroçan, realizada en 1975. En los seis altares que rodean el cimborrio circular donde se encuentra la imagen de María, se representa a los doce apóstoles (dos en cada altar), recordando que los apóstoles fueron convocados a asistir a la dormición. Estas capillas son donaciones de los católicos de distintas naciones. La visita a este lugar resulta apasionante para quien conoce y ama al Misteri d’Elx. En el centro de la cripta está Santa María, acostada; alrededor los altares de los apóstoles y en el cielo Cristo recibiendo a su Madre. Todo evoca lo que contemplamos cada año en nuestra ciudad.

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Santuario del Ángel en el Monte de los Olivos

La visita del ángel: Santuario del Ángel en el Monte de los Olivos En la cima del Monte de los Olivos, en la zona denominada «monte Galilea» o «viri galilaei»17 se encuentra el lugar en el que la tradición sitúa la visita del ángel para consolar a María. De acuerdo con los relatos apócrifos, cuando la Virgen estaba orando en el monte de los Olivos, se le apareció el arcángel Gabriel entregándole una palma, como signo de su triunfo sobre la muerte. Existe un modelo de relatos apócrifos de la dormición que se conocen como «narraciones de la palma».18 Estos relatos sitúan la visita del ángel consolador en el monte El nombre «viri galilaei» procede de las palabras de Hech 1, 11: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo?». Según otra interpretación el lugar habría sido refugio de personas procedentes de Galilea. 18 Sobre estos relatos vid. M. Van Esbroeck, «Les textes littéraires sur l’Assumption avant le xe siècle», en IDEM, Aux origines de la Dormition de la Vier17

de los Olivos. Nuestro Misteri, que es heredero de estas narraciones, sitúa la visita en el cadafal, que representa la casa de María, seguramente por razones escenográficas. Sobre el lugar en el que María solía meditar y orar, en la cima del monte, se construyó una iglesia y un monasterio. Procopio de Cesarea, en el siglo vi, se refiere a un monasterio de «Santa María en el Monte de los Olivos», restaurado por Justiniano.19 Según el testimonio de los peregrinos de la época cruzada, era usual entonces visitar este lugar «donde el ángel anuncia de parte de Dios su muerte a la Virgen María, y le da una palma para reconfortarla».20 ge, Galliard, Great Yarmouth, 1995, pp. 268-269. También Shoemaker acoge esta división (vid. pp. 32-46). 19 Procopio de Cesarea, De aedificiis, V, 9. 20 Así consta en el relato de Nicolás de Martoni que peregrinó en 1394-1395 y en el de Ogier d’Anglure, que lo visitó en 1395-1396. N. Martoni y O.

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En la actualidad, dentro del recinto conocido como «Viri Galilaei», que es sede del patriarcado greco-ortodoxo, existe una pequeña iglesia que conmemora este acontecimiento. La iglesia principal de este recinto celebra la ascensión de Jesús al cielo. Esta iglesia –de construcción sencilla- se halla bellamente adornada con iconos relativos a la ascensión de Jesús y a la dormición de María. Vale la pena dejar constancia de que en este lugar se produjo el primer encuentro entre Pablo VI y el patriarca ecuménico Atenágoras en 1964, rememorado por el Papa Francisco y Bartolomé I en 2014. A unos 50 metros de esta iglesia se encuentra una capilla bizantina que conmemora la aparición del ángel a la Virgen María. La capilla actual ocupa el sitio de una capilla funeraria del siglo v. Tiene una fachada sencilla en la que están escritos en griego algunos párrafos del «Magnificat». En su centro están las palabras «Proclama mi alma la grandeza del Señor» y a los lados «porque ha hecho en mí obras grandes / su nombre es santo». En una inscripción de la fachada se indica que fue realizada por el Patriarca Nicodemo I (1883-1890). Sabemos que este Patriarca tuvo muy buenas relaciones con el gobierno ruso, gracias a las cuales pudo construir la capilla y reformar toda la zona. En la pared lateral se encuentran inscritos bellos textos propios de la liturgia bizantina de la Dormición, tomados de las «Lamentaciones» o «Encomio», himno para la procesión con el icono en la víspera de la Asunción. El texto central dice: «El arcángel fue enviado desde el cielo trayendo una palma, oh, toda santa, como símbolo de tu ascenso a las alturas».

D’Anglure, Vers Jérusalem. Itinéraires croisés au xive siècle, Les Belles Lettres, París, 2008, p. 114 y 247. 21 E. Testa, Maria terra vergine..., pp. 97-98; «Abbey Church of St Mary of the Mount of Olives», en D. Pringle, The Churches of the Crusader Kingdom of Jerusalem, vol. 3, Cambridge Univ. Press,

Al sur del área greco-ortodoxa, se encontraron también en 1965 los restos de una iglesia cruzada construida sobre una basílica bizantina. Las excavaciones mostraron un pavimento mosaico de la época bizantina. Sobre los restos bizantinos se había construido una iglesia en el período medieval (probablemente en torno a 1099), la cual fue destruida en 1187. Se piensa que era parte de un monasterio monofisita armenio (o sirio) construido probablemente sobre la casa de los parientes de Juan, donde María habría muerto. Consta que, desde allí, partía una procesión funeraria hasta Getsemaní recordando el acompañamiento de María.21

La roca de la cinta en el Monasterio de Santa María Magdalena Al pie del monte de los Olivos existen diversos lugares ligados a la memoria de María. Uno de ellos recuerda la entrega de la cinta a Santo Tomás apóstol, que, según algunos apócrifos, fue lanzada por la Virgen en el momento en que subía al cielo. La escena de Tomás se difunde a partir del siglo ix sobre todo en la «historia Eutimiana». En opinión de muchos expertos, se trata de derivaciones tardías creadas para enriquecer los relatos. El Pseudo José de Arimatea –probable fuente de nuestro Misteri– sitúa la escena en el monte de los Olivos. Al ver subir al cielo el cuerpo de María, Santo Tomás prorrumpe en exclamaciones y recibe de María «el cinturón con que los apóstoles habían ceñido el cuerpo santísimo».22 La «Leyenda Dorada» recoge también el tema, si bien de manera breve. Aun-

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Cambridge, 2007, pp. 316-319. «Narración del Ps. José de Arimatea», xvii, en A. Santos, Evangelios apócrifos, BAC, Madrid, 1984, p. 656. Según Jacobo de Vorágine se trata del «cinturón que ella llevaba habitualmente sobre su túnica» (Leyenda Áurea, cap. cxix).

Roca de la cinta en el Monasterio de Santa María Magdalena

que el Misteri d’Elx conserva la escena de Tomás, no hay en el mismo referencia a la cinta, seguramente debido a que el papel de la Virgen en su Asunción es representado por su imagen, lo que hace casi imposible que pueda soltar un cinturón.23 En general, se piensa que el tema del cinturón o cinta de la Virgen es un tema tardío que está ligado probablemente al descubrimiento de esta reliquia en Constantinopla.24 La reliquia de la cinta se veneraba en la iglesia de Chalcopratia e incluso, en el siglo ix, se celebraba su fiesta el 31 de agosto. Cuando los latinos tomaron Constantinopla establecieron

allí la Iglesia de «Sancta Maria de Cinctura». Pues bien, en Jerusalén, se veneró durante mucho tiempo la piedra o roca sobre la que la Madre de Dios dejó caer su cinturón. Los testimonios de los peregrinos se refieren con frecuencia a este lugar. En la época cruzada Nicolás de Martoni, que lo visitó en 1394, lo describe como «el lugar donde la misma bienaventurada Virgen, subiendo al cielo, dejó su cinturón a santo Tomás, apóstol, que venía de la India y que no había llegado a sus exequias».25 Más adelante, en 1516, el veneciano Francesco Suriano se refiere al «lugar donde Santo Tomás recibió el cinturón de nuestra Señora cuando

Cf. G. Gironés, El Misterio de Elche, Patronat del Misteri d’Elx, Elche, 2008, p. 83. 24 Cf. S. C. Mimouni, op. cit., pp. 291-293; 624-628. 25 N. Martoni y O. D’Anglure, op. cit., p. 113. En esta época, se visitaban también en el monte de los Olivos

los lugares donde la Virgen acostumbraba a descansar cuando hacía su peregrinaje después de la Ascensión e incluso el lugar donde la Virgen comenzó a hacer penitencia (p. 247).

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marchó al cielo».26 Otro peregrino, en el siglo xviii, lo describe así: «Un poco más arriba (del Jardín de Getsemaní) en el camino al monte de los Olivos, está la piedra en la que dicen que cayó la cinta de la Virgen en su ascensión, y dejó una impresión».27 Este lugar, que fue visitado y venerado por los peregrinos hasta 1800, es poco frecuentado en nuestros días, gozando de poca consideración.28 En la actualidad este lugar se encuentra dentro del complejo ruso de Santa María Magdalena. Después de acceder por la puerta principal al recinto, se debe tomar el camino de la izquierda, que termina en el muro del monasterio. Al no ser el camino principal, son pocos los fieles que visitan este lugar. Allí se encuentra, sin embargo, esta roca, venerada durante siglos por los peregrinos. Junto a la roca se encuentra un icono ruso que representa la Dormición. En la pared del muro se ha incrustado un mosaico rústico que representa a Santa María entregando la cinta a Santo Tomás.

La Iglesia del Kathisma Dejamos para el final la mención de la Iglesia llamada del «Kathisma de la Theotokos» o del reposo de María, que tiene sólo una relación indirecta con la Dormición y Asunción de María, aunque es muy importante en relación con el origen de su celebración el 15 de agosto. Los restos de este santuario, del que se te-

Roca de la cinta. Detalle del mosaico

nían noticias por los relatos de los peregrinos, no fueron encontrados hasta 1992, cuando se construyó una autopista entre Jerusalén y Belén.29 La Iglesia se denomina del «Kathisma» o reposo y conmemora el lugar en que la Virgen embarazada se paró a descansar antes de entrar a Belén, según el relato del apócrifo «Protoevangelio de Santiago» (17, 1-3). Se

F. Suriano, Treatise on the Holy Land, Franciscan Printing Press, Jerusalem, 1949, p. 115. Habla también este peregrino del «lugar en la cima donde el ángel anunció a la Virgen su muerte y le dio la palma» (p. 116). 27 R. Pococké, A Description of the East and Some Other Countries, vol 2, part. 1, W. Bowyer, London, 1745, p. 22. 28 Cf. E. Alliata, Gerusalemme. Escursioni settimanali in Gerusalemme e dintorini, Studium Biblicum Franciscanum, Jerusalem, 2011, pp. 35-36. 29 Una descripción puede encontrarse en la obra del investigador judío Amnon Ramon, Around the Holy 26

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City. Between Jerusalem, Bethlehem and Jericho, The Jerusalem Institute for Israeli Studies, Jerusalem, 2000, pp. 17-19. Con anterioridad se había identificado como «Kathisma» una iglesia cercana existente en «Ramat Rahel». Por lo general los autores están de acuerdo en que la auténtica iglesia del «Kathisma» es la que está junto a «Mar Elías». Shoemaker piensa que la primera fue la antigua iglesia del «Kathisma» y que en el siglo v fue sustituida por la nueva, recientemente descubierta (S. J. Shoemaker, op. cit., pp. 81-98).

Iglesia del Kathisma. Mosaico de la palmera

encuentra en el camino de Jerusalén a Belén, a 350 metros al norte del actual convento griego de Mar Elías, en terrenos del patriarcado griego. Los arqueólogos judíos excavaron la zona entre 1997 y 1999, descubriendo una iglesia octogonal en cuyo centro se encuentra una roca. Llama la atención este tipo de construcción, empleado generalmente para señalar y proteger un lugar importante (como la casa de Pedro en Cafarnaum o, en forma de rotonda, el Santo Sepulcro). Lo más probable es que la roca que ocupa el centro de la iglesia fuera presentada a los peregrinos como la roca en la que se sentó la Virgen. La iglesia fue construida a mitad del siglo v y fue, probablemente, el más impresionan Para estas interpretaciones ver F. Manns, op. cit., pp. 169-171. 31 Como la Iglesia de Mar Saba es posterior, autores como Shoemaker piensan que la fiesta se comenzó a celebrar

te santuario dedicado a María en Tierra Santa. Los últimos testimonios de su existencia se encuentran en relatos de la segunda mitad del siglo xiv. Posteriormente la iglesia fue abandonada y el lugar de la misma fue olvidado hasta los descubrimientos recientes. Entre los mosaicos descubiertos en esta iglesia existe uno de gran interés, que representa una palmera llena de frutos gigantes.30 Esta palmera podría recordar el episodio narrado por el «Pseudo-Mateo», según el cual durante la huida a Egipto Jesús dio orden a la palmera para que inclinara y ofreciera sus frutos a María. Es posible también que esta palmera recuerde la palma que el ángel llevó a María tres días antes de su muerte, como recuerdan algunos apócrifos de la dormición. Los expertos ofrecen también otras interpretaciones: la palmera cargada de frutos puede ser también un símbolo de María, ya que según el salmo 91, 13, el justo crecerá como una palmera. Existen testimonios de que a comienzos del siglo iv se comenzó a celebrar en la Iglesia del Kathisma el 15 de agosto la fiesta llamada de la «Memoria de María», en la que se conmemoraba su maternidad.31 En el siglo vi tuvo lugar la transformación de esta fiesta, que pasó a celebrar la Dormición de María. «El contexto probable de este cambio ha sido identificado con la celebración de la fiesta de la Memoria de María en la tumba de la Virgen, donde la fiesta fue gradualmente asociada a los acontecimientos de su muerte».32 Así, la fiesta de la Memoria de María, que fue la única existente durante mucho tiempo, pasó a conmemorar su muerte, como es habitual en las celebraciones de los santos, cuya memoria se celebra el día de su muerte. A finales del siglo vi, el empera-

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en la antigua iglesia del Kathisma en Ramat Rahel. S. J. Shoemaker, op. cit., p. 122. El autor explica la evolución de la fiesta en las pp. 115-132.

¿Cómo situar el Misteri en el espacio? ¿cuáles son sus referencias geográficas? Aunque el texto de la consueta es parco en referencias a lugares, a la luz de los apócrifos asuncionistas, después del estudio realizado estamos en condiciones de situar el Misteri en la ciudad de Jerusalén. Para comenzar tenemos que situarnos al pie del monte de los Olivos, en Getsemaní, lugar al que Santa María acudía con frecuencia acompañada de otras mujeres y recordaba los últimos momentos de la vida de su Hijo. El siguiente paso de su «via crucis» es el Calvario. Para llegar al mismo, si seguimos la ruta tradicional, entraremos por la puerta de los Leones o de San Esteban y avanzaremos por la vía Dolorosa a través de la ciudad antigua hasta alcanzar la Basílica del Santo Sepulcro. El Misteri representa todo este camino con el avanzar de María a través del andador. En la iglesia del Santo Sepulcro podemos encontrar el Calvario, segunda estación de María, y también el «Sant Sepulcre», tercera estación del Misteri. Terminado este recorrido, debemos marchar a la casa de María. Ya hemos señalado que existen tres posibles lugares. Aunque el Misteri no hace ninguna indicación, todo hace suponer que sitúa la casa de María en el monte Sión, puesto que sus fuentes literarias así lo señalan. El Pseudo José de Arimatea habla del «traslado del santo cadáver desde el monte Sión hasta el valle de Josafat».33 Y la «Leyenda Áurea», que no duda en señalar Josafat como lugar de se-

pultura, explica también que «la Virgen María permaneció viviendo en una casa próxima al monte Sión».34 Hemos de marchar pues a la Abadía de Hagia María, recuerdo de la casa de María. En nuestro Misteri el cadafal, durante la primera parte, simula ser esta casa de María.35 También allí sitúa el Misteri la visita del ángel, aunque si tenemos en cuenta la tradición apócrifa, esta visita tuvo lugar en el Monte de los Olivos, mientras María recordaba la pasión de su Hijo. Probablemente, por razones escenográficas, el Misteri traslada la visita del ángel de Getsemaní a Sión. En Sión acontece también la reunión de los apóstoles y la muerte de Santa María. La procesión del «enterrament de la Mare de Déu», que se realiza por las calles de nuestra ciudad, se situaría en Jerusalén entre la Abadía de Hagia María y la Iglesia del Sepulcro de María, en el valle de Josafat. Un brillante testigo de los primeros tiempos, San Juan Damasceno, en un sermón pronunciado probablemente en el sepulcro de María describe así la procesión: «Sobre los venerables hombros de los apóstoles, el arca del Señor es transportada desde el monte Sión hacia el templo celeste, aunque primero es depositada en el sepulcro. La conducen a través de la ciudad [...] llevándola hasta el lugar santísimo de Getsemaní.»36 Con estas mismas palabras se podría describir lo que sucede cada mañana del 15 de agosto en la ciudad de Elche: sobre los hombros de los apóstoles desde el cadafal (la casa de María) es transportado el cuerpo santo de la Virgen hasta llegar de nuevo al interior de la Basílica, que se convierte ahora en su sepulcro y que será también el lugar de su asunción.

«Narración del Ps. José de Arimatea», xiv, en A. Santos, op. cit., p. 654. 34 Jacobo de Vorágine, op. cit., cap. cxix. 35 Sobre la escenografía del Misteri: J. Castaño, «Simbologia dels escenaris de la Festa d’Elx», en Aproxima-

cions a la Festa d’Elx, Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, Alicante, 2001, pp. 179-186. 36 S. Juan Damasceno, «Homilía sobre la Dormición II», en Homilías cristológicas y marianas, Ciudad Nueva, Madrid, 1996, p. 186.

dor Mauricio dio sanción oficial a esta conmemoración para todo el imperio griego.

La geografía del Misteri d’Elx

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Pero en el camino desde el Monte Sión cristiano hasta Josafat debemos hacer un alto en el camino, a la altura de la actual puerta de la Basura (Dung Gate), donde, según los relatos de los peregrinos, se conmemoraba el lugar donde los judíos intentaron robar el cuerpo de María, tema recogido y desarrollado por el Misteri d’Elx. Dejando a nuestra izquierda el impresionante templo de Jerusalén, llegamos finalmente a la iglesia del sepulcro de María, en el valle de Josafat. Desde esa tumba, venerada secularmente, María subió en cuerpo y alma a los cielos. Por encima del lugar terreno está el lugar

celeste, que en nuestra Basílica es la bóveda formada en la cúpula. Finalmente, a los pies del monte de los Olivos está el recuerdo de la cinta entregada por María al apóstol incrédulo. Allí tendríamos que situar a Santo Tomás, contemplando tardíamente la Asunción de María al cielo. Hemos realizado un ejercicio históricoarqueológico con el fin de averiguar cuáles son los lugares jerosolimitanos que guardan la memoria del Tránsito de María. Pensamos que este estudio puede ayudarnos a comprender, con un poco más de profundidad, el rico significado del Misteri d’Elx.

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