Luchas en torno a la propiedad

August 29, 2017 | Autor: Mega Aixa Noemí | Categoría: Siglo XIX, Entre Ríos, Colonización
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Descripción

XI CONGRESO NACIONAL DE GENEALOGÍA Y HERÁLDICA
DE LA REPÚBLICA ARGENTINA
1814 – 2014
Bicentenario de la fundación de la provincia de Entre Ríos

LUCHAS EN TORNO A LA PROPIEDAD. EN TIEMPOS DE TENSIONES Y CONFLICTOS: EL CASO BEAUMONT Y EL PROYECTO COLONIZADOR DEL ORIENTE ENTRERRIANO, 1825-1826

Aixa Noemí Mega*
Pedro Rodolfo Kozul**

Resumen
El recorte temático presentado para esta ponencia, alude al primer ensayo de colonización extranjera en nuestra provincia -que si bien fracasó-, no obstante, su experiencia, y por tanto, su metodología; sería retomada años después ya con resultados favorables. Hablamos pues, de la Compañía constituida por John Barber Beaumont en 1825, que facilitó la instalación de cincuenta colonos ingleses en un campo de unas cien leguas sobre el río Uruguay, entre los arroyos Palmar y Yeruá. Los contingentes allegados, tres en total, dos en 1825 y el último desde Plymouth embarcado el 19 de marzo de 1826, tenían como objetivo específico y personal, sembrar trigo, plantar árboles, formar huertas, elaborar harina y construir casas con jardines, es decir, asegurar su reproducción social y afincarse como productores directos en la campaña, no solo entrerriana, sino también de Buenos Aires, quien tenía a Rivadavia como dirigente.
Ahora Bien: ¿realmente la inestabilidad política, máxima expresión de la formación del estado entrerriano, permitiría materializar un designio de tal envergadura y sin antecedentes previos? ¿Cómo habían surgidos los primeros núcleos de asentamientos y de qué manera, las precarias instituciones locales, buscaron proteger y explotar los espacios geográficos y recursos económicos disponibles?
Sabido es que las continuidades en nuestra provincia, superan y contienen –durante las primeras cinco décadas del Siglo XIX–, a las transformaciones y cambios del proceso revolucionario. La frontera rural se irá modificando de acuerdo a viejos patrones, se sostienen los intercambios de servicios públicos bajo la dirección de los grupos dirigentes y se garantizaron la presencia constante de campos abiertos a la explotación. La frontera ofrecía oportunidades concretas de movilidad social, a una creciente cantidad de individuos y familias, que se desplazaban desde diversas regiones, por la considerable disponibilidad de recursos, la protección especial dirigida por el municipio a esos pobladores de la tierra pública, y la forma de acreditar el derecho de posesión legal y el de propiedad.
Sin embargo, la acción concertada por la River Plate Agricultural Association y el gobierno de la provincia, en la introducción de inmigrantes del norte europeo con el objeto de establecer colonias agrícolas, tenía como prioridad o condiciones ciertos elementos ausentes o anónimos al avance de la ocupación y prescripción del oriente entrerriano. Una realidad completamente diferente, la que denostaba el inmigrante en contrapeso al habitante comunal tradicional en zonas de frontera (labradores), que despertaba el interés de varios negociantes ingleses radicados en la capital y vinculados a empresas londinenses que pretendían materializar en el oriente entrerriano, teatro del único intento de colonización, a través de una muy importante transferencia de tierras a favor de negociantes ingleses.
Múltiples interrogantes se suceden tras proponer algunas conjeturas en qué motivos daban lugar a la radicación de dichas diferencias: ¿Estas exenciones o privilegios responde a la maduración de nuevas relaciones sociales en el seno de una sociedad entrerriana, encaminada a lograr una especialización y regulación del mercado laboral, donde los labradores orientados a la autosuficiencia dejasen de ser polivalentes, redefiniendo los derechos de propiedad de tierras sobre áreas fronterizas que comenzaban a cerrarse? ¿La entrega de tierras, no ya en posesión a contraprestaciones públicas sino en propiedad privada, implicaba un severo control para terminar con un conjunto de normas consuetudinarias de acceso a recursos productivos, alterar los viejos acuerdos de partes? ¿El Estado asume un papel central en la planificación económica y en la protección del tejido social, ya no como expresión discursiva del deseo sino como dispositivo real?
Otra mirada más conciliadora y no tajante, de las relaciones infinitesimales de poder y esquemas de politización vigentes, con los nuevos espacios abiertos de legitimidad, entre personas que viven en extensiones bien definidas y donde todavía no existen altas redes de burocratización, surge mediante los valores y las creencias que conformaron un modo del ser atendiendo las preocupaciones o problemas específicas de la región y que no pueden reducirse sólo a una lógica económica o jurídico-institucional.
Así, por ejemplo, existían en la región oriental entrerriana, diversos obstáculos de la agricultura tradicional que debilitaba el abastecimiento interno de los precarios comercios locales, o bien, la garantía de mantener una dieta equilibrada a base no solo de carnes, sino también de harinas que eran introducidas, con sus respectivos gravámenes, desde ultramar. Previamente a De Moussy, principal observador crítico de tales cuestiones, Mac Cann expresaba que "se hace difícil encontrar quienes labren la tierra: los dispuestos a esa labor son los inútiles o los inmigrantes recién llegados y poco aptos para esas faenas."
Para corresponder a tales preocupaciones fiscales, continúa Mac Cann, se formó en 1825 en Inglaterra con destino a nuestra provincia:
…una sociedad bajo los auspicios de Mr. Beaumont, de Londres, con el propósito de colonizar algunos campos, situados al sur de Concordia; se compraron a ese efecto ciento quince leguas de tierra y se fletaron dos o tres buques con los pobladores, los instrumentos agrícolas y otros efectos. Pero después de haberse insumido sumas considerables, la empresa fue abandonada. A pesar de ello, una parte de las propiedades quedó en manos de súbditos británicos. El precio del arrendamiento es de diez libras esterlinas por año, la legua, (unos seis mil acres) y toda la tierra sin excepción es apta para el arado.

A pesar de los determinados objetivos propicios para la consolidación de los planes colonizadores de la Asociación londinense, los resultados fueron desfavorables y acusados por los propios colonos, mediante la acusación formal de Beaumont, que tal empresa tenía como fundamento el engaño; y que:
Nada se había hecho que no fuera con el fin de atraer hombres y capitales para hacerlos servir a sus propias miras e intenciones (…) la ganancia que se pudiera sacar por alojarlos, darles de comer y vestirlos; o bien por inducirlos a engancharse en la armada o en el ejército, en alguna dirección o empleo particular que el mismo agente elegiría; porque todo principio y toda norma de las contenidas en las instrucciones habían sido puestas de lado y violados, y el despilfarro y el desfalco habían consumido en Buenos Aires todo el dinero y los almacenes de provisiones enviados (de Inglaterra) para el establecimiento de Entre Ríos.

Entre las causas encontradas en un gran número de fuentes materiales y documentales (informes oficiales, legislación, memorias de viajeros o habitantes) se establecen innegables regularidades empíricas, predominantes y duraderas, como: la guerra del Brasil y el bloque de los ríos; la inestable coyuntura política interna e internacional y su mala praxis administrativa; el carácter de la población, la falta general de educación, y en consecuencia, las miras estrechas e interesadas de los nativos (labradores); la falta de hábito para los negocios entre las clases del pueblo más acomodado, las clases más pobres desafectas al trabajo y ambas desprovistas por completo de la idea de lo que es un contrato y de lo que es la formalidad y la puntualidad, y de cuál es el valor del tiempo; la imposibilidad, entre un pueblo escaso, de obtener competencia abierta, o de evitar el monopolio de todos los artículos de necesidad o las combinaciones para levantar todos los precios ad libitium, los hábitos de saqueo cerriles, de los gauchos; la absolución impartida por los clérigos en todos los casos y la insuficiencia de leyes.
La razón más importante para comprender los detonantes del fracaso de la colonia, sin duda pudo haber sido la gran conflictividad y puja entre facciones, ya que el mismo Beaumont menciona hasta advertir incluso coimas, la pelea entre el juez de paz y el gobernador como Zúñiga planeaba derrocar a Zapata, cuestión que repercute de lleno en la colonia; porque no les llegaban los suministros, no se les daban las herramientas, se les cobraban lo que no podían pagar, y aquí radica tal vez la diferencia de momento, con la segunda prueba de colonización en la década de 1850, que esta fuerte conflictividad hacia el interior de la provincia ya no existe.
Se propondrá en esta ponencia, acentuar en la diversidad existente entre labradores, colonos propietarios y Estado en formación. Un primer apartado, se ocupará de ver con qué era y qué se percibía por estado, qué peso podía tener en la sociedad y la dificultad de construir algo parecido a la autoridad en aquel lapso. En segundo lugar, daremos cuenta de tales sucesos, su naturaleza, desenvolvimiento y resolución del proyecto colonizador, respecto a los tradicionales parámetros locales de los labradores. Tercero, procuraremos comprender cómo, y en qué medida, difieren ambas sociedades, si estas se anulan o contradicen, o si concurren para formar un conjunto armonioso.


Introducción
La Colonización agrícola entrerriana ha concitado el interés de la historiografía local y provincial tardíamente. Por lo cual ya existían previamente los relatos nacionales donde se establecen las formas de organización implementadas (estatales, privadas y mixtas), la periodización de acuerdo a la producción de bienes exportables básicamente trigo y lino. En esta versión el proceso de colonización agrícola en Entre Ríos había resultado pionero, junto con Santa fe y Buenos Aires, por la política generada por el entonces presidente de la confederación Argentina Justo José de Urquiza. Este proceso que comienza hacia 1853, se corta abruptamente hacia 1895 con la caída de la producción quedando nuestra provincia fuera de competitividad.
Con el correr del tiempo la colonización agrícola entrerriana queda desplazada del debate historiográfico nacional como ocurrió con los trabajos de Gaiñard, Bonaudo o Gelman, quienes centran su interés en el proceso santafecino. Hecho que podemos atribuir tal vez, a que la historiografía local sobre Colonización agrícola en Entre Ríos, no ha sido concebida con una racionalidad económica. Las mencionadas visiones, ligan estrechamente colonización agrícola con poblamiento y siguen la línea Mayo-Caseros, tales son los casos de Beatriz Bosch, Urquiza Almandoz y Manuel Macchi, pioneros de la historiografía local y regional entrerriana. Si bien la proliferación de estudios historiográficos locales son diversos y se circunscriben al nacimiento y desarrollo de las colonias, de manera aisladas, no hay una obra que las nuclee o una historia de Entre Ríos contemporánea que las tenga integre estas son un rompecabezas por armar.
De modo que esta ponencia, apuntará al primer ensayo de colonización extranjera en nuestra provincia, como adelantamos en el resumen, nos remitimos a la Compañía constituida en 1825 por John Barber Beaumont, que facilitó la instalación de cincuenta colonos ingleses en un campo de unas cien leguas sobre el río Uruguay, entre los arroyos Palmar y Yeruá. Habremos de enfocarnos en los objetivos comerciales y productivos de aquellos contingentes allegados, frente al impacto en las relaciones sociales existentes.


Agricultura entrerriana. Entre el diseño y la ejecución
Los primeros intentos en torno a estimular la agricultura en un territorio que tiende a la mono producción ganadera a través de leyes que legitimen y sustenten la actividad en Entre Ríos los observaremos en1820 con la creación de la república entrerriana. Desde esta se elabora la primera disposición concreta referente a las labores agrícolas en este territorio. En virtud de una de ellas, todas las autoridades de los departamentos fueron encargadas de estimular a los vecinos a la siembra de granos y a plantar árboles. Haciéndose cargo el estado de proveer los utensilios necesarios, como así también conociendo la preferencia de los hombres por la ganadería, se decide transformar el estímulo en obligación, por bando del 29 de septiembre de 1820 y previendo la dificultad que podría originar la falta de brazos estipula en el reglamento de organización de milicias en el artículo 23, que las fuerzas debían alternarse de mes en mes para dedicarse en sus partidos a la labranza.
Los gobiernos posteriores a Ramírez continuaron preocupándose también por el fomento de la agricultura, es así que Lucio Mansilla, convencido de la necesidad de rescatar vastas extensiones que se hallaban improductivas, sanciona el 23 de octubre de 1823, con varias decisiones referentes a la agricultura, entre ellas, la de asignar chacras para esta actividad en las inmediaciones de los poblados a distancia de dos leguas y que serían de doce cuadras cuadradas. También bajo el gobierno de Solá (1827-1828) se producirá un intento de colonización agrícola en Entre ríos en la zona de la Calera Barquín.
Si bien no se obtuvieron los resultados esperados debido a la situación política, económica y social de la provincia, las cosechas satisfacían las demandas de consumo interno y externo por lo general las autoridades se mantenían atentas a los resultados de las mismas prohibiendo la exportación de granos cuando había bajo rendimiento. Fenómeno común en nuestra provincia que se dio por diversas cuestiones de 1820 en adelante, dando como resultado periodos de escasez de trigo. Pero a pesar de los esfuerzos las medidas de protección y propicio de esta actividad dejaban mucho que desear en los vecinos de las villas, evidencian esto las quejas de un vecino de la ciudad ante el gobernador Echagüe en 1836: "Cipriano Urquiza, que había advertido la importancia de la agricultura y veía que ésta no podría desarrollarse si la protección del Estado era dispensada solamente a los ganaderos. Lamentablemente sus observaciones cayeron en saco roto."
Recién en el período de 1842 con Justo José de Urquiza al Gobierno, se tomaran medidas para impulsar la agricultura en Entre Ríos. Adquiriendo importancia el cultivo del trigo, maíz y legumbres. El gobernador dispuso suministro de semillas, prestamos de dinero para levantar cosechas, concesión de licencias a soldados para que trabajen en sementeras, además se fomentó la concreción de molinos y sementeras públicas, verdaderas chacras modelos donde se realizaban ensayos de diversos cultivos. Así también se aplicaron medidas fiscales como grabar un 50% a la introducción de trigo, maíz, cebada y legumbre; asimismo se prohibió la importación de éstos de países extranjeros.
Esto nos muestra que a partir de 1842, bajo el gobierno de Urquiza, comienza a adquirir gran importancia el cultivo de maíz, trigo y legumbres, disponiéndose tal como lo había implementado Ramírez en su momento licencias a los soldados para que se dedicasen a sus sementeras. Estas medidas nos muestran el comienzo de una nueva etapa de desarrollo agrícola entrerriano con una activa intervención del estado provincial. El impulso de la Agricultura estaba dado, la posterior fundación de Colonias y llegada de Inmigrantes contribuyeron a cimentar una actividad que hundía sus raíces en éste período.


Tensiones en torno a la idea de propiedad: Tradicionalismo versus Liberalismo
La noción de la tenencia de la tierra, su función en los procesos transicionales y los actores sociales involucrados, dista de un interés secundario en el ámbito rioplatense. La masa crítica se vincula explícitamente, sobre las formas de apropiación del espacio y los recursos en el territorio entrerriano.Sin embargo, nos resulta importante enfatizar, en una trama histórica no tan profundizada. Hablamos pues, de la contradicción de gestar un estado desde lógicas capitalistas, tomando como objeto el proyecto colonizador inglés de John Thomas Barber Beaumont, hijo del principal empresario que tenía la River Plate Agricultural Association; haciendo entrar en juego a colectivos sociales virtualmente adversarios, inmersos en un contexto social específico con predominio de antiguas prácticas políticas heredadas de núcleos hispanos fundantes, que poseen una lógica determinada, un tiempo, una conducta y comportamiento, por ende, una evolución particular de acumulaciones históricas, autónoma –en ciertos aspectos–, al entramado institucional de la Revolución de Mayo. Este propósito se sustentaba en ambiciones mayores que excedían al entorno exclusivamente entrerriano. En aquella época se incitaron públicamente, bajo gobierno de Rivadavia en Buenos Aires, inversiones en el litoral, útiles para el fomento de la agricultura y actividades relacionadas.
En este marco, la acción concertada por la River Plate Agricultural Association y el gobierno de la provincia, en la introducción de inmigrantes del norte europeo con el objeto de establecer colonias agrícolas, tenía como prioridad o condiciones ciertos elementos ausentes o anónimos al avance de la ocupación y prescripción del oriente entrerriano. Un compendio simplificado, de la vinculación entre inmigrantes y tenencia de la tierra, con sus objetivos fiscales tanto como individuales de los productores directos (colonos) serían por un lado, facilitar a los emigrantes los estímulos necesarios para mantener y mejorar sus hábitos europeos, para reembolsar los adelantos efectuados en su beneficio y adquirir el rango debido como propietarios de la tierra y por otro, invitar los agricultores a poblar aquellas tierras para dedicarlas especialmente al cultivo del trigo y a la fabricación de harina, esperándose que los establecimientos agrícolas habrían de prosperar en Entre Ríos, a buena distancia de Buenos Aires, más que si estuvieran en fácil comunicación con la terminación de las guerras por la Independencia, el Tratado de Comercio con Gran Bretaña en 1825 y la existencia de un mercado rioplatense vinculado a los negocios insulares, posibilitaron una espontanea migración de ingleses, escoceses, irlandeses, franceses y algunos alemanes en estas tierras.
En la provincia de Buenos Aires, además del proyecto que nos compete, hubieron otros intentos de colonización, como el de Guillermo Robertson y su hermano, quienes solicitaron en 1824, terrenos en enfiteusis entregados en perpetuidad, para construir en ellos una colonia escocesa, plan que se estableció finalmente en el sur bonaerense en los campos de Gibson, denominados más tarde de Santa Catalina en Monte Grande. A pesar de los conflictos afrontados por los colonos presbiterianos que impidieron prosperar a los pobladores, en 1828 se desarrollaba un nuevo intento, con los resultados también nocivos, promovido por el General John Thomond O´Brien, quien quiso radicar colonos irlandeses.
Siguiendo esta línea argumental instalamos el debate: ¿El proyecto colonizador de Beaumont, significó un sistema de reglas privadas que intentara imponer una dirección cualitativa y una significación esencial para entrar en otro juego, sometiendo viejos acuerdos de partes a un nuevo contrato social? ¿Esta aparente antinomia social, es un antagonismo habitual o surge de promesas fallidas, recursos inexistentes y conflictos bélicos?
De allí que nos propusimos en este trabajo, identificar el espacio productivo de los colonos europeos, analizar su escala y medios de producción, circuitos mercantiles, infraestructura de transporte y comunicación, como también, relacionar conflicto y desenlace, con el grado funcional de aquel designio. Nuestra hipótesis general, en relación al desenvolvimiento de los hechos que iremos describiendo, considera que aquel antagonismo no preexiste, sino que emerge desde el escenario de negociación, presente en los poderes embrionarios.


Entre la tradición y las formas emergentes de la Revolución. Los primeros intentos de colonización agrícola
Entenderemos aquí particularmente por colonización agrícola al fenómeno de creación de núcleos para el establecimiento de colonos agricultores, sobre todo extranjeros aunque no en forma exclusiva, formados sobre tierras públicas o privadas, delimitadas y parceladas dentro de un conjunto homogéneo, y que les eran entregadas en forma gratuita, en arrendamiento o en venta a plazos, ya fuera desde el momento de arribo o luego de un determinado periodo de permanencia allí.
El primer contrato de colonización agrícola aprobado en Entre Ríos fue en 1824, entre el Poder Ejecutivo y Don Pascual Costa, representante de la Sociedad Entrerriana, formada también por los hacendados y comerciantes de Buenos Aires, Costa, Carranza, Anchorena, Lezica y Aguirre. La empresa fracasó por la firme oposición de un amplio sector de la población entrerriana, que distinguió en aquel entramado, una seria amenaza ante su precaria situación en la ocupación de terrenos fiscales.
El segundo proyecto tuvo lugar en 1825. El importante hacendado: Juan J. Almagro, al interior de los campos en su propiedad, precisó como propósito, introducir familias industriosas que tendrían pleno derecho de ciudadanía, en los cuales diez años, como incentivo a la producción agrícola, no pagarían derechos a la exportación de sus frutos, sumado a que podrían comprar libremente las herramientas que necesiten para su personal industrial consumo, estando exentos de toda contribución, aun cuando sean forzosas, en caso de haberlas por el imperio de las circunstancias y del servicio militar. Se manifiestan modalidades adversas a las tradicionales contraprestaciones públicas de los labradores criollos, o al acaparamiento de tierras por hacendados y estancieros, la variable radicaba en la instrucción de nuevos establecimientos, como modelo a empresarios capitalistas que busquen invertir su dinero en una fuente de lucro asegurada.
La ocupación y población de terrenos, para la década de 1820, se efectuaba en chacras y estancias, útilmente ocupadas por sus antiguos dueños o por otros poseedores, obligados a no dejar campos desiertos, que de otra forma pasarían a manos del Estado. Entretanto se delimitaba el tamaño de las suertes de estancias dadas por el gobierno, siendo estas generalmente de tres leguas de fondo y dos de frente. Se regulaba la permanencia de intrusos en los terrenos destinados al pastoreo, fenómeno recurrente ante la falta de títulos. Estos pobladores serían desalojados por los jueces respectivos, concediéndoseles suertes de chacras para la agricultura en las inmediaciones de los poblados, a distancia de dos leguas de ellos. Las suertes de chacras serán de doce cuadras cuadradas.
En consonancia a los intentos de acaparamiento de tierras, con motivo de promover su colonización, se pronunció el primer proyecto provincial de colonización extranjera. Nos referimos al desplegado por Beaumont, quien facilitaría la instalación de cincuenta colonos del norte europeo en un campo que llamaban Calera de Barquín, a cien leguas sobre el río Uruguay, entre los arroyos Palmar y Yeruá. Insinuamos previamente, que estos pobladores, tenían como objetivo específico y personal, sembrar trigo, plantar árboles, formar huertas, elaborar harina y construir casas con jardines, es decir, asegurar su reproducción social y afincarse como productores directos en la campaña entrerriana. A todo esto, el 19 de marzo de 1826, salió desde Plymouth Sound, con destino a la colonia entrerriana, un navío con 200 inmigrantes más, pero a su llegada a Montevideo, el bloqueo brasilero, le impidió continuar el viaje y como consecuencia, 150 de ellos regresaron a Inglaterra y los restantes se ubicaron en aquella plaza.
En este punto, nos preguntábamos si realmente la inestabilidad política, máxima expresión de la formación del estado entrerriano, permitiría materializar un designio de tal envergadura sin antecedentes previos, y de qué manera, las precarias instituciones locales, buscaron proteger y explotar los espacios geográficos y recursos económicos allí disponibles. Vale recordar que la continuación de la guerra y el empobrecimiento de la provincia la mantenía en el más completo aislamiento comercial y político, "faltan los moradores de todo alimento, hasta de la carne, puesto que los ganados habían sido destruidos en su mayor parte y alzados los pocos que quedaban, por no haber gente ni caballos para sujetarlos y conducirlos a los puntos de consumo." Veamos cuál era la situación provincial para ese entonces.











Mapa 1: Localización geográfica de los colonos ingleses afincados


Fuente: Elaboración propia a partir de un mapa de la provincia de Entre Ríos impreso en Londres por 1825. Extraído de: LEONCIO GIANELLO, Historia de Entre Ríos (1520-1910), Ministerio de Educación. Provincia de Entre Ríos, Paraná, 1951. P. 269.

Entre Ríos contaba con una buena tasa poblacional, vinculada al crecimiento demográfico del litoral, a contrapelo con las provincias del interior argentino. La provincia contaba en 1820 aproximadamente con 20.056 habitantes, esto es, teniendo en cuenta los partidos tanto de villas, como los distritos de campaña y excluyendo la región comprendida entre el Yeruá y el Mocoretá, justamente el territorio que incumbe nuestro estudio. Manejando exclusivamente las cifras arrojadas por los padrones, ellas muestran que el 67% de la población rural se hallaba ubicada al oeste del Río Gualeguay, con un ligero predominio de la población masculina (índice 52,9%). Al este del Gualeguay habitaba el 33% restante, concentrado principalmente sobre la costa del río Uruguay, también con índice de masculinidad del 53,9%. Nos encontramos que la población pasó a sumar en 1825 un total de 30.000 almas, cuando la población total de las Provincias Unidas pasó de 580 mil en 1820 a 600 mil habitantes, según datos de Ignacio Núñez presentes en el primer Censo Nacional de 1869, año en que la población pasaría a cuadruplicarse en su número, con más de 130.000 habitantes.
En cuanto a los extranjeros, se advierte que para 1820, Entre Ríos contaba con mayor variedad respecto a Corrientes. Con mayor intensidad aquellos forasteros, un 80% aproximadamente, se asentaron en los márgenes del río Uruguay, formando un virtual triangulo con Gualeguay, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay. De los 646 registrados, el mayor número correspondió a los paraguayos, siguiéndoles en orden de importancia, los españoles, portugueses, peruanos, chilenos, ingleses, franceses, irlandeses, italianos, etc.
Al triangular estos datos, con el origen de las clases productivas más representativas en el territorio para aquel año, es decir los labradores, quienes representaban un 38,80% de las unidades censales que detentan profesión, seguidos por jornaleros, agregados y peones con un 21,90% (en este sector los individuos son nativos de la provincia en su gran mayoría), la presencia de europeos es insignificante y, en cuanto a oriundos de occidente, provienen todos del Mediterráneo, españoles y portugueses, afines fundamentalmente a profesiones mercantiles no de labranza. Mientras que la región septentrional de Europa no aporta ninguna cifra, suponiendo que los ingleses radicados por la Compañía de Beaumont, pudo ser la primera corriente migratoria de dicha comarca en territorio entrerriano.

Cuadro 1: Labradores y lugares de procedencia en Entre Ríos (1820-1824)
Región
Representación en números
Promedio por UC
Entre Ríos
377
54%
NOA
70
10%
Paraguay
66
9%
Santa Fe
45
6%
NE
39
6%
Buenos Aires
33
5%
Europa
34
5%
Banda Oriental
26
4%
Otros
7
1%
Total
697




Fuente: Elaboración propia a partir de datos extraídos en: AHER, Censos Provinciales de 1820, Gobierno, Serie VII, Paraná.

El resto de los labradores, porcentaje nada desdeñable, acredita lugar de nacimiento en Paraguay, Misiones, Corrientes, en provincias del noroeste argentino, la Banda Oriental y Buenos Aires, sin mencionar otras tantas que expidieron migrantes internos hacia estas posesiones. En efecto, la composición urbana general de Concepción del Uruguay, muestra que de los 1.223 habitantes, eran entrerrianos solamente 609 (49,67%), veinte de ellos procedían de Mandisoví y Salto Chico, convulsionadas localidades del noroeste, de las que la segunda se había despoblado totalmente para esa fecha. El 21,09% del vecindario eran oriundos de diez provincias argentinas, sobresaliendo los porteños con 94 almas, los misioneros en número de 86 (7,03%) y los correntinos que eran 38 (3,10%). Varios países latinoamericanos también estaban representados en la villa, entre los que se destacan orientales en número de 149 (12,18%), seguido por 37 paraguayos (3,02%) y 20 lusobrasileros. La población europea comprendía casi una rareza, representando un 5,15% de la población total, incluyendo allí en este orden a españoles (44), italianos (5), franceses (5), irlandeses (4), griegos (2), ingleses (2) y un danés. En la zona rural de campaña, el porcentaje de europeos será inclusive mucho menor debido a la ausencia de actividades mercantiles.
Lo cierto es que de los 30 mil entrerrianos para 1825, desparramados por diversos partidos y distritos, en su mayor parte se ocupaban de las estancias de ganado, allí consiste casi enteramente la riqueza de la provincia. Muchas de ellas pertenecientes a estancieros absentistas oriundos de Buenos Aires, que aprovechaban tres cosas: las aguadas permanentes (tajamares), la erradicación del indígena en las incursiones fronterizas y la cercanía al puerto de Buenos Aires, segura venta de sus frutos.
Un examen local de la campaña rural y sus relaciones sociales, nos ubica ante el medio uruguayense y lugares aledaños, la distribución para 1820 de las ocupaciones laborales, diferenciando claramente la villa y su jurisdicción respecto a los partidos rurales (el Tala, Villaguay, Arroyo Grande, Raíces, Las Moscas y Perucho Berna). El grado de representatividad de labradores en relación a la composición demográfica de las villas del Uruguay, varía en cuanto a las zonas que no son de frontera, la villa y su jurisdicción, donde reina una lógica mercantil con más esclavos y hacendados, tal como se manifiestan menos labradores.

Cuadro 2: Principales ocupaciones laborales uruguayenses por partidos y distritos

Fuente: AHER, Censos Provinciales de 1820, Gobierno, Serie VII, Paraná.

Ante tales manifestaciones ¿Qué holgura podía generar un programa de producción agrícola mercantil? ¿Podrían los colonos ingleses adaptarse al medio geográfico? ¿El proyecto constituiría una expresión de deseo, un dispositivo engañoso o un devenir histórico? Los hechos empíricos exponen, desde un principio, que resultó poco razonable radicar un amplio porcentaje de pobladores extranjeros, sobre zonas de fronteras que no ofrecieran oportunidades inmediatas, sin medios de comunicación ni mano de obra, sin agua cerca, careciendo de capitales, de especulaciones e inversiones agrícolas, necesitando de molinos hídricos, con tahona a viento, fuentes de agua, requiriendo introducir instrumentos de primera necesidad (azadas, palas y picos), como también, dar un nuevo valor a las tierras, convertirlas en propiedades aptas para la producción de cereales y cultivos al carpido, y ante todo, era menester una experiencia previa que ceda a la necesidad y comience a adquirir otros hábitos de trabajo en el campo.
La infraestructura productiva era alentadora, se exigían elementos de instalación y explotación tales como: herramientas agrícolas abundantes y de la mejor calidad, un gran molino de harina, maquina de serrar, fraguas, materiales de construcción, ropas, armas y avíos para una compañía de voluntarios, biblioteca con cientos de volúmenes y con todas las previsiones posibles, relativas a la educación, la moral, la religión, la ayuda al enfermo y al desvalido y hasta a las diversiones de los colonos.
Por otra parte existían en la región oriental entrerriana, constricciones tangibles en la agricultura tradicional que debilitaba el abastecimiento interno de los precarios comercios locales, o bien, fracasaba en la garantía de mantener una dieta equilibrada a base no solo de carnes, sino también de harinas, la molienda debía introducirse inevitablemente desde ultramar. Asimismo esta era la única zona del Río Uruguay que ofrecía serias dificultades en la época de aguas bajas para su navegación (región del Salto). En todas partes es profundo, bien encajonado y algo lento. Las inundaciones son periódicas. Recién en los años 30 y 40, con la fundación de Concordia y Federación, la región del noroeste entrerriano se convertiría en una de las regiones agrarias y de producción lanar más ricas del territorio.
El ambiente hostil y las dificultades naturales, impedía establecer un nuevo régimen de titulación en bienes raíces, consolidar la propiedad privada de los terrenos a explotar con fines comerciales. En paralelo, razón más importante para comprender los detonantes del fracaso de la colonia, la gran conflictividad y puja entre facciones que amenazaba la instalación positiva. Se sospechó hasta de una conspiración de las autoridades locales para alzarse con los bienes de la Sociedad. Esta querella involucraba tanto a Domingo Calvo, Presidente del Tribunal de Comercio de Arroyo de la China, el coronel Ruspino y Rufino Falcón, como a Mateo García de Zúñiga, Comandante de la Provincia y futuro gobernador. Todos ellos eran enemigos declarados de la colonia inglesa y habían manifestado públicamente que ella no debía continuar. Según esta hipótesis primaria, desde el tiempo en que llegaron habían sido hostilizados y saqueados, fueron víctimas de burlas y pillajes.
Ni leyes ni autoridades provinciales daban protección alguna, "al otorgar una escarnecedora sanción legal a las expoliaciones de oficiales pelafustanes, inhibían a los colonos para usar los medios naturales de defensa de la propiedad, en cuya posesión estaban, y los colocaba en una situación mucho peor que si no hubiera habido ninguna clase de gobierno o so hubieran tenido su asiento entre los indios salvaje." En lugar de ayuda y asistencia prometida por los hombres de Buenos Aires, privilegios y protección ofrecidos por el gobierno entrerriano, los colonos no recibieron más que impedimentos y agravios de unos y otros.
Llegando a la colonia, continúa Beaumont:
…habían arado unos cincuenta acres de tierra, cuya mitad estaba sembrada de trigo, que, con varias otras semillas y hortalizas, crecían de manera muy promisoria. Muchos colonos habían edificado y también construido cercos; pero la gente ya estaba resuelta a abandonar el lugar y no sin buenas razones. Desde el tiempo en que llegaran habían sido estorbados y molestados y padecido depredaciones, tanto por parte de personas con cargo oficial como por algunos individuos desaforados. Pocos después de llegados, el comandante Don Ricardo López Jordán les había prohibido continuar todo trabajo y empresa en la colonia como se había ya dispuesto. Aunque la suspensión de los trabajos por dos meses importó una grave pérdida si se considera que estaban en primavera, estación ésta en que debían tener ya sembradas las semillas, los colonos reanudaron sus labores con ánimo y diligencia, una vez obtenido el permiso para hacerlo así, al acabar ese periodo. Antes de terminar el mes, sin embargo, fueron nuevamente detenidos en sus trabajos, preguntándoseles qué autoridad les había remitido entrar en el país…

Este suceso quedó documentado. El 14 de agosto de 1826, llegó a Buenos Aires un grupo de los colonos de Entre Ríos para quejarse ante Beaumont que ya no les era posible permanecer por más tiempo en aquel sitio porque hacía meses, el gobernador de la provincia López Jordán, "les había impedido trabajar, y desde entonces los ganados y provisiones les habían sido sustraídos y llevados clandestinamente, que las haciendas fueron arreadas fuera del campo y se veían ellos privados hasta de sus herramientas y enseres". Durante año y medio, los pobladores foráneos, habían sufrido toda clase de depredaciones por parte de los vecinos, avizoraba el levantamiento de aquel fuerte, el 10 de noviembre de 1826 la colonia era un recuerdo empañado por el teatro de la guerra.


Composiciones sociales en confrontación
Los colonos ingleses afincados en territorio rioplatense, pertenecían a la clase trabajadora británica en formación, junto a sus familias, llegaban con el propósito de instalarse en los campos de la Sociedad Agrícola del Río de la Plata, con la esperanza de obtener estabilidad bajo promesas fallidas y desconciertos políticos, que empañarían sus sueños de propiedad. Estos pobladores "no eran otra cosa que agricultores y que, como ingleses, estaban exentos por tratado, de todo servicio militar y, por contrato, libres de tasas y cualesquiera otras contribuciones a la república por espacio de diez años". La prestación servicios públicos, sobre todo en materia de guerra, era desestimada firmemente por los extranjeros. Las exenciones de tasas y contribuciones de todo tipo se resumían en tres extremos: de servicio militar, pago de derechos en los artículos de necesidad para los colonos y pago de impuestos sobre los productos de su trabajo. En este punto, Urquiza sería muy atento hacia los años cincuenta, exponiendo una posición certera sobre los métodos de propiedad y franquicias militares a extranjeros.
Sergio Bagú problematiza esta cuestión: ¿cuáles fueron, entonces, los factores y los grupos sociales que obstaculizaron el arraigo de los colonos ingleses como agricultores en aquellos años de 1825 a 1827? Este modelo de peticiones e instancias jurídicas, se contraponía a las contraprestaciones públicas de labradores polivalentes orientados a la autosuficiencia, como a estancieros y hacendados implicados en los sectores beligerantes. Por ello, que ante el interrogante si existió en Entre Ríos, un sistema de reglas privadas, que impusiera entre los años 1825 y 1826, una dirección y una significación contraria a los viejos acuerdos de partes, refiriéndonos a ciertos servicios militares recompensados por el Estado y su funcionalidad social en la urgencia de poblar, producir y habitar el territorio, cuando la guerra asechaba como un mal emergente y cuando nada era seguro. Una posible respuesta apresurada se aproxima como negativa. Entre tanto, no excluimos la incidencia de un paradigma moderno que pretendiera innovar en administración y apropiación de los recursos, de manera contraria, por lo menos en aquellos años, a las costumbres en común heredadas de sociedades ancestrales.
Si se pretendía que estos núcleos de población supuestamente más adelantada se constituyera en ejemplos del camino a seguir por los labradores criollos, era necesario que estuvieran acompañados de toda una serie de instituciones que les dieran sustento, y que constituían parte justamente de lo que por entonces se llamaba "civilización": iglesia, escuela, club o biblioteca. Es decir, era necesario encarar inversiones de consideración para reproducir esos elementos en el vasto desierto de las pampas y, ya fuera ese gasto encarado por el empresario o por los mismos colonos, su costo debía ser considerado al debe de la cuenta colonial y por tanto era un factor que reducía la competitividad del emprendimiento a la hora de medirlo por los resultados.
Así lo advertía el empresario colonizador inglés:
…el carácter de la población. la falta general de educación, y en consecuencia, las miras estrechas e interesadas de los nativos; la falta de hábito para los negocios entre las clases del pueblo más acomodado, las clases más pobres desafectas al trabajo y ambas desprovistas por completo de la idea de lo que es un contrato y de lo que es la formalidad y la puntualidad, y de cuál es el valor del tiempo; la imposibilidad, entre un pueblo escaso, de obtener competencia abierta, o de evitar el monopolio de todos los artículos de necesidad o las combinaciones para levantar todos los precios ad libitium, los hábitos de saqueo cerriles, de los gauchos; la absolución impartida por los clérigos en todos los casos; la insuficiencia de leyes.

El objetivo primordial que se planteó, pese a los azares de la guerra emancipadora, fue abolir el atraso colonial para asentar esas actividades sobre fundamentos modernos, aunque habría que esperar treinta años más, el cambio que soñaron los hombres de mayo, chocaría violentamente con situaciones creadas que no parecían dispuesta a doblarse. No era momento propicio todavía para una iniciativa de tal índole. Se está en vísperas del conflicto bélico con Brasil en lugares de proximidad al elegido. Además, las autoridades locales recelan por la presencia de extranjeros, tanto como los hacendados y labradores criollos. Las mingas entre los paisanos criollos tendrían lugar un tiempo más, hasta que el elemento extranjero y los adelantos de la maquinaria agrícola se impusieran hasta las más apartadas regiones del territorio entrerriano, como lo describiera Leguizamón: "esos maravillosos inventos con que los Auden, Collins y Osborne han mostrado al labrador los medios de obtener el mayor y más perfecto producto en el menor tiempo, al simplificar su tarea, lo han reducido a la condición de una pieza automática más o menos inteligente. Los gringos, los maturrangos, los chapetones -como llamaban desdeñosamente al colono-, han vencido al criollo en su propio elemento enseñándole a ser agricultor; mas al renunciar a los procedimientos primitivos y rutinarios se han borrado casi totalmente esos rasgos de desinterés, ese desdén altanero y bizarro por las riquezas que lo caracterizaba."
Algunas reflexiones
Consideramos la coyuntura expuesta a partir de los primeros intentos de colonización agrícola en la década de 1820 en Entre Ríos como una experiencia que nos permite reflexionar e comprender de forma compleja los desequilibrios producidos en nuestra provincia en las dos décadas posteriores a la revolución de Mayo y declaración de la independencia, hechos que sumen al territorio entrerriano en una compleja y conflictiva trama por la subsistencia en tierras donde los grandes hacendados tenían el poder consuetudinario que más de un siglo de dominio español en nuestro territorio legitimaba, confrontándose estos a otras formas de acceso a la propiedad y a la subsistencia como lo serán los labradores que en su mayoría se instalan en terrenos sin dueños, sin títulos de propiedad con la intencionalidad de poner en producción la tierra y reproducirse socialmente con la esperanza de obtener por contraprestación al estado la legitimación de sus derechos de dominio sobre las parcelas apropiadas.
En este contexto la irrupción de la compañía liderada por Beaumont significó un quiebre en las relaciones sociales de producción en la provincia y en la concepción de las formas de acceso a la propiedad y compra de tierras por parte de familias trabajadoras y que pretenden labrarlas, toda una nueva concepción tanto de la propiedad como de las pretensiones de protección por parte de un estado que aún no puede organizarse a sí mismo con instituciones viables que permitan una gobernabilidad factible, un contexto de guerra hacia el exterior y el interior provincial ponen en riesgo los intentos de estabilizarse social y económicamente por parte de los colonos ingleses, un estado que no puede brindar garantías, un río bloqueado que impide que lleguen los suministros necesarios para la subsistencia, y la montonera que saquea la campaña son algunas de las dificultades con las que se encontraron aparte del contrabando, la corrupción en los funcionarios intermedios y un poder ejercido por un gobernador que no poseía el apoyo para instaurar la paz y el orden ansiado, principio fundamental dentro del discurso de la modernidad que permitirá a un estado organizarse efectivamente y consolidarse a través de sus instituciones, las formas políticas de protección a las familias trabajadoras aún no estaban maduras a esto se le suman las tensiones entre los tradicionales labradores de la campaña que ven al recién llegado con desconfianza, un intruso que viene a perturbar su modo de vida y subsistencia.




* AIXA MEGA: Lic. En Historia. Prof. a cargo de las cátedras Historia Argentina I e Historia de la Historiografía, Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER-FHAyCS). Email: [email protected]
** PEDRO KOZUL: Prof. En Historia. Prof. a cargo de la cátedra Espacio y Civilización IV y Auxiliar Docente en Historia Argentina I, Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER-FHAyCS). Email: [email protected]
- La región del Yeruá correspondía según la división departamental de la provincia dispuesta en 1822 por el Reglamento de Mansilla al Segundo Departamento de la II Comandancia principal, con sede en Concepción del Uruguay que siguió rigiendo hasta 1849. Este Departamento Nº 2 comprendía "desde la barra del Gualeguaychú, Uruguay arriba, hasta la barra del Yeruá, y por sus fondos, hasta las puntas de dicho Gualeguaychú". Plan de División de departamentos de esta provincia de Entre Ríos, Paraná 9 de febrero de 1822. REPUBLICA ARGENTINA, PROVINCIA DE ENTRE RIOS (1875-1877), Recopilación de Leyes, Decretos y Acuerdos de la Provincia de Entre Ríos desde 1821 a 1873, Imp. La Voz del Pueblo, Uruguay, 1875. pp. 91-92.
- Solo uno de ellos tenía como destino la provincia de Entre Ríos, donde la asociación, habría adquirido una cierta extensión de tierra, para instalar allí un establecimiento de campo para establecer mil o más familias de labradores en tierras públicas o privadas. La compañía fue pronto formada para ese importante objeto y el capital fue fijado en un millón de esterlinas. La provincia de Entre Ríos parecía, por su situación, ser un lugar muy ventajoso para establecer allí las primeras familias y entonces se emprendió inmediatamente la compra de tierras de propiedad privada, a un alto precio. Carta de Sebastián Lezica a Barber-Beaumont extraída de: JHON BARBER-BEAUMONT [1828], Viaje por-Buenos Aires, Entre Ríos y la Banda Oriental-1826-1827, Librería Hachette S. A., Buenos Aires, Colección: "El pasado argentino", pp. 147-149.
- Los campesinos mantuvieron diferentes tipos de estrategias productivas, de acceso, usufructo (en propiedad, en ocupación reconocida o simplemente en ocupación) y racionalidad en la explotación de las tierras (para consumo familiar o para volcar bienes al mercado), y una cierta complementariedad (intermediada por las instituciones públicas) entre el trabajo familiar y el `conchabo´ en las estancias. Estaban quienes poseían tierras con títulos de adquisición entre particulares o al estado (que habían devenido de compras o composiciones a los cabildos coloniales o luego al estado provincial). Por otro lado, los pobladores que tenían concesión de posesión o usufructo de campos de pastoreo o tierras `patriolengas´ –generalmente obtenidas a cambio de los servicios públicos prestado–, reconocidos en muchas ocasiones por el estado a través de concesiones públicas. Por último, estaban los residentes, quienes durante varias décadas –e incluso generaciones– habían poblado las tierras públicas vacantes y vivían en ellas. La creación de derechos de propiedad, de regulación estatal de catastros y de arriendo de tierras públicas, ya durante la segunda mitad del Siglo XIX, impondría una estrategia fiscal para recaudar ingresos sobre la propiedad privada y el usufructo de tierras públicas. ROBERTO SCHMIT, "Los límites del progreso: expansión rural en los orígenes del capitalismo rioplatense, Entre Ríos 1852-1872", en: OSVALDO BARSKY (Dir.), Historia del Capitalismo Agrario V, Siglo XXI, Buenos Aires, 2008, pp. 33-55. Martín Ruiz Moreno, en consonancia diría que "muchos se han constituido en propietarios de terrenos fiscales, que jamás habían ocupado algunos de ellos y en otros casos el supuesto título supletorio, ha servido de pretexto para despojar a los verdaderos dueños o poseedores fiscales". MARTIN RUIZ MORENO, La Provincia de Entre Ríos y sus Leyes sobre Tierras, Tipografía Guttemberg de Miró y Pizzola, Paraná, 1897, pp. 83-87.
- "Antes la gente era dueña del campo hasta donde le alcanzaba la vista. Había dos o tres estancias inmensas y se permitía levantar rancho a cualquiera. No se conocían títulos y se las arreglaba [con] el estanciero que decía tener títulos de rey… [luego de la llegada de los colonos inmigrantes, hubo] que dejar la tierra a los nuevos dueños, había acabado lo de pastorear en cualquier parte…" en: S. A. La Agrícola Regional Sociedad de Agricultores Limitada, Memoria y balance del 29º ejercicio (Villa Crespo [Entre Ríos]: Imprenta del Litoral, 1939. 149-157, Transcripto en: VERÓNICA ARMESTO FERNANDEZ, Los alemanes del Volga en las colonias de Entre Ríos, Todos es Historia, Buenos Aires, 398, 2000. Extraído de: JULIO DJENDREDJIAN, "Límites de casta y nuevos espacios de poder en la frontera. La sedición indígena de 1785 en Entre Ríos y un intento de interpretación", en: Cruz, Enrique N.; Paz, Carlos D. (comps.): Resistencia y Rebelión de la Puna Argentina al Río de la Plata (Periodo Colonial), Purmamarka Ediciones, Jujuy, 2008, p. 103.
- Durante la primera Gobernación de Solá se realiza la empeñosa tarea en materia de colonización, que al igual que la presente, malograría por diversos motivos. Estas fueron la ley del 2 de agosto de 1824, cuando aprueba el contrato celebrado por el P. E. con el Sr. Pascual Costa, representante de la Sociedad Entrerriana, formada por los Sres. Costa, Carranza, Anchorena, Lezica y Aguirre de Buenos Aires, por el cual esta se comprometía a comprar los campos pertenecientes a esta provincia, que la misma quisiera venderles. Por otra ley del 15 de septiembre de 1825, se acepta una propuesta de colonización sobre los campos de la propiedad Don Juan Almagro, con la introducción de familias industriosas extranjeras, dándoles las franquicias de gozar perpetuamente de los derechos de ciudadanía que disfrutan los nativos y de estar libres, por diez años, de todos los derechos de exportación de sus productos y de importación de maquinas, herramientas y útiles de consumo; de todo impuesto y del servicio militar. FILIBERTO REULA, Historia de Entre Ríos, T. III, Ed. Castellví, Santa Fe, 1971, pp. 227-228.
- Los espacios físicos definidos como fronteras, fueron objeto de percepciones y construcciones conceptuales, que intentaban dar cuenta de realidades territoriales y sociedades diferentes, por el modo de vida en que estas sociedades las habitaban. Las fronteras, eran para los hombres, zonas poco conocidas, escasamente dominadas y, en muchos casos inhabitables. SARA ORTELLI, "Representaciones en torno al territorio y las relaciones sociales en las fronteras iberoamericanas, siglos XVIII y XIX", antítesis, v. 4, nº 8, p. 427-431, jul./dez. 2011.
- Si bien existe una autonomía de algunos pobladores entrerrianos, también es cierto que en Entre Ríos, tiene más peso la gran propiedad. Con dos condicionantes: el primero, que la gran propiedad necesita de peones, y por tanto (segundo condicionante) está en tensión con la pequeña y mediana producción familiar. Usualmente colaboran, hay prestación de servicios, intercambio de bienes y demás, pero la gran explotación compite por tierras, y también por hombres cuando hacen falta en la cosecha. JULIO DJENDEREDJIAN, "Trabajo y familia en una frontera que se transforma: el sur entrerriano a fines de la época colonial", en: Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. Emilio Ravignani", Tercera serie, núm. 29, 1er semestre de 2006. Pp. 263-293. Por otra parte, por derechos consuetudinarios, nos referimos no tanto a las materiales -o de riqueza- propia de una determinada clase social, sino, al respeto de ciertas prácticas, tradiciones u obligaciones; que deberán ser reconocidas por las nuevas autoridades políticas.
- Según las notas disponibles de Beaumont el trigo "en muchos lugares produce cien por uno, pero muy escasa es la atención que se presta al cultivo de la tierra; los habitantes, por lo general, proveen a sus simples necesidades tan fácilmente con el producto de sus rebaños, que prefieren importar el trigo y la harina (sujetos a un impuesto de cien por ciento) antes que darse el trabajo de cultivar el grano en su propia tierra". JHON BARBER-BEAUMONT [1828], Viaje por…Op. Cit. p. 49.
- Uno de los obstáculos mayores para la agricultura, expone claramente Martín de Moussy, sucedía "sobre todo para quien sólo dispone de sus brazos o de un escaso capital, no es la compra de la tierra, la cual en suma no es cara, sino los considerables gastos originados por los trabajos preparatorios, como abrir zanjas, erigir un cerco, alambrar, sin los cuales no hay posibles sembrados; gastos que cuadriplican a menudo el precio de los terrenos. He aquí los obstáculos contra los cuales choca el colono llegado sin otro capital salvo sus brazos, quien sin embargo, quiere ponerse a sembrar; obstáculo para él insuperable sino al cabo de un tiempo largo, cuando su economía le permitan reunir un pequeño capital (…) Cuando en un país la agricultura no puede prescindir del riego, la propiedad de los cursos naturales no debería abandonarse a los particulares, sin condiciones. La sociedad y, por consiguiente, el estado que la representa y cuya expresión es, tienen el derecho a exigir que cada uno use de ese beneficio natural en las medidas de sus necesidades, sin abusar en detrimento de los otros. JEAN A. MARTIN DE MOUSSY, Descripción Geográfica y Estadística de la Confederación Argentina, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 2005, Tomo II y III, Primera edición 1860, pp. 526-530.
- WILLIAM MC CANN [1853], Viaje a caballo por las provincias argentinas, Taurus, Buenos Aires, 2001, p. 22.
- Ibídem. p. 219.
- JHON BRBER-BEAUMONT [1828]: Viaje por…Op. Cit. p. 163.
- La masa crítica sobre el presente tema es amplia, aunque carece de un tratamiento científico específico. Entre diversos estudios, pueden consultarse los siguientes: FILIBERTO REULA, Historia de Entre Ríos, Op. Cit.; MANUEL MACCHI, Urquiza Colonizador, Talleres Gráficos Américale, Buenos Aires, 1949; OSCAR URQUIZA ALMANDOZ, Historia Económica y Social de Entre Ríos (1600-1854), Banco Unido del Litoral S.A., Buenos Aires, 1979; BEATRIZ BOSCH, Historia de Entre Ríos, 1520-1990, Ed. Plus Ultra, Buenos Aires, 1991 y ERICH L. W. EDGAR POENITZ, "Inmigrantes ovejeros y labradores en el desarrollo del oriente entrerriano", en Cuadernos de Estudios Regionales, Nro. 8, Instituto Regional de Investigaciones Científico-Culturales, Concordia, 1984.
- Cuando llegaron los agricultores de la Asociación "resultó que todos los intereses estaban formados en orden de batalla contra ellos. Los terratenientes de las ciudades que tenían labriegos u horticultores en sus campos, no vieron otra cosa que la perdida que podía significar para ellos la competencia de los recién llegados; los que trabajaban tierras y huertas por su cuenta, aunque muy escasos en número, pensaron que su trabajo terminaría; los panaderos de Buenos Aires, que con frecuencia son también molineros (porque cada uno muele su grano ayudado por un molinero en un rincón de la casa destinada a la panadería) se mostraban resueltos enemigos de las colonias agrícolas, y los comerciantes que importaban trigo y harina desde países distantes como principal artículo de comercio, eran naturalmente enemigos de una empresa que tenía por objeto independizar al país de las importaciones de harina extranjera. Los colonos nativos, llenos de prejuicios, mostraban general aprensión de que el establecimiento de colonias inglesas dentro de su territorio pusiera en peligro su independencia política". JHON BARBER-BEAUMONT [1828]: Viaje por..., Op.cit., p. 278.
- RICARDO ORTIZ, "Introducción", en: Historia económica de la Argentina Tomo I, plus Ultra, Buenos Aires, 1971, p 9. MANUEL BEJARANO, "Inmigrantes y estructuras tradicionales en Bs. As. (1850-1930)" en: TULIO HALPERIN DONGHI, Los fragmentos del poder de la oligarquía a la poliarquía Argentina, Editorial Jorge Álvarez S.A., Buenos Aires, 1961.
- JORGE GELMAN, "Desierto y Nación, Cambios y Continuidades entre 1850 y 1880", en: OSVALDO BARSKY-JORGE GELMAN, Historia del Agro argentino desde la conquista hasta fines del siglo XIX, GrijalBo Mondari, Buenos Aires, 2001.
- OSCAR URQUIZA ALMANDOZ, "La Actividad Económica 1826-1860", en: Historia de concepción del Uruguay tomo II. Municipalidad de C. del Uruguay, 1979. Junto a los trabajos sobre Historia económica de Urquiza Almandoz pueden consultarse también las obras de Manuel Macchi y Beatriz Bosch citadas con anterioridad.
- AIXA MEGA, "Colonización: ¿Siesta Historiográfica entrerriana? 1930-2006", en: XX jornadas de Historia Económica, Universidad Nacional de Mar del Plata, Octubre 2006.
- Según el sistema antiguo de medidas en Argentina, comprendía un espacio aproximadamente de 270.358 hectáreas, una proporción que si bien, aparenta buena cantidad, en la subdivisión de tierras apenas alcanzaría a representar unas 20 hectáreas, superficie pequeña para generar un buen margen de excedentes comercializables.
- OSCAR URQUIZA ALMANDOZ "Economía y Comunicación 1820-1826", en: Historia de concepción del Uruguay Tomo 1, 2º edic. Municipalidad de C. del Uruguay, 2002, p. 370.
- Mencionamos que esta región del norte uruguayense, entre el Uruguay, el Palmar, el Yeruá y el Lucas, Manuel Antonio Barquín había poblado varios puestos en el Siglo XVIII, y cuando solicitó comprar esas tierras, recibió la oposición de don José de Vera Mujica, que las reclamaba por suyas. Como afirma Poenitz, cansado de pleitos Barquín, terminó por adquirirlas a la Junta de Temporalidades y al albacea de Vera Mujica, directamente aquellas y por medio de Antonio Cerviño, su yerno, estas. Archivo General de Santa Fe, Tierras del Yeruá. Extraído de: ERICH L. W. EDGAR POENITZ, "El primer cabildo uruguayense (1783-1786)", El Mirador. Revista del Colegio del Uruguay J. J. de Urquiza, Imprenta del Colegio, 1980, Nº2., pp. 63-64.
- "Los períodos de escasez de trigo se dieron con frecuencia en Entre Ríos con el consiguiente perjuicio de la población. Diversos factores contribuyeron para que así ocurriera: falta de brazos, las condiciones climáticas, langosta y otras plagas, desprotección en que se hallaba la clase labradora". OOSCAR URQUIZA ALMANDOZ, "La actividad económica…", Op. Cit., p. 315.
- Ibídem., p. 315.
- Ibídem., pp. 315-317.
- La provincia litoraleña con aptitudes convergentes a Entre Ríos, era su homónima de Corrientes. En ésta última, luego de 1810, el desenvolvimiento demográfico y productivo, no se desarrolló con un ritmo uniforme sino que conoció etapas de rápido progreso y estancamiento, alcanzó su límite expansivo en la segunda mitad del Siglo XIX. La adjudicación de las tierras tenía como arquetipo fomentar el poblamiento de la campaña, promover las actividades productivas y afianzar la jurisdicción provincial en áreas fronterizas. La concesión de tierras fue también un instrumento para lograr el apoyo político de sectores influyentes. ENRIQUE CÉSAR SCHALLER, "El proceso de distribución de la tierra en la provincia de Corrientes (1588-1895)", en Instituto de Investigaciones Geohistóricas, Facultad de Humanidades-UNNE.
- La lista de estudios es amplísima, nombramos los dos trabajos más actuales que tomamos como referencia específica. ABELARDO LEVAGGI, "Régimen de la tierra pública de Entre Ríos en época patria", Épocas, Revista de Historia, USAL, núm. 3, DIC. 2010. ROBERTO SCHMIT, "Transformaciones jurídicas de la propiedad de la tierra y conflicto social en Entre Ríos 1820-1870" en XI Jornadas Interescuelas/departamento de Historia, Tucumán, Mesa Temática 116, 2007.
- Durante la primera Gobernación de Solá se realiza la empeñosa tarea en materia de colonización, que al igual que la presente, malograría por diversos motivos. Estas fueron la ley del 2 de agosto de 1824, cuando aprueba el contrato celebrado por el P. E. con el Sr. Pascual Costa, representante de la Sociedad Entrerriana, formada por los Sres. Costa, Carranza, Anchorena, Lezica y Aguirre de Buenos Aires, por el cual esta se comprometía a comprar los campos pertenecientes a esta provincia, que la misma quisiera venderles. Por otra ley del 15 de septiembre de 1825, se acepta una propuesta de colonización sobre los campos de la propiedad Don Juan Almagro, con la introducción de familias industriosas extranjeras, dándoles las franquicias de gozar perpetuamente de los derechos de ciudadanía que disfrutan los nativos y de estar libres, por diez años, de todos los derechos de exportación de sus productos y de importación de maquinas, herramientas y útiles de consumo; de todo impuesto y del servicio militar. FILIBERTO REULA, Historia de Entre Ríos, T. III, Op. Cit., pp. 227-228.
- "El acceso a la tierra en Entre Ríos, para el primer lustro del S. XIX, tiene un carácter especial; que no es ni la posesión civil de que hablaban las leyes españolas que regían todavía, ni la posesión natural. Si bien se asemeja al usufructo; hay entre ambos diferencias remarcables; el usufructo no es transmisible, es meramente personal, mientras que la posesión de que se trata es real y enajenable; no hay tampoco en el poseedor la obligación de afianzar que existe en el usufructuario, cuando no lo es por ley. Estas diferencias que hacen de mejor condición a un poseedor legal en la Provincia que al usufructuario, cuando menos le aproximan más al verdadero dueño; al propietario." MARTIN RUIZ MORENO, La Provincia de Entre Ríos…, Op. Cit. p. 77.
- JHON BARBER-BEAUMONT, Viaje por…Op. Cit. p. 141.
- ERICH L. W. EDGAR POENITZ, "Inmigrantes ovejeros…", Op. Cit., p. 9.
- JULIO DJENDREDJIAN, "Historia del capitalismo agrario pampeano: La agricultura pampeana en la primera mitad del siglo XIX", en OSVALDO BARSKY (Dir.), Historia del capitalismo agrario Pampeano, Siglo XXI, Buenos Aires, 2008, tomo IV, p. 183.Historia del capitalismo agrario pampeano: La agricultura pampeana en la primera mitad del siglo XIX, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2008. Tomo 4, p. 224.
- La provincia, luego del proceso revolucionario, se encontraba en una encrucijada en la que el sistema socio-económico, las relaciones políticas y sociales; estarán delineadas por la alta conflictividad, resultante de más de una década de guerras civiles. A pesar de ello, se gestionó –y logró prevalecer–, un poder institucional mediante la negociación de poder entre las autoridades y sus pobladores, fenómeno posible, a la expansión de antiguos patrones de acceso a la explotación de las tierras públicas, de variados tipos de subsidios estatales a los productores, de pervivencia de un amplio conjunto de pequeños productores familiares y de múltiples tipos de servicios públicos que ofrecieron los pobladores al estado. ROBERTO SCMIT, "Los límites del progreso…", Op. Cit., p. 17.
- JULIO DJENDEREDJIAN, Julio: "Historia del capitalismo agrario pampeano…", Op. Cit., p. 183.
- Pascual Costa y Cñía., en septiembre de 1824, se comprometía a comprar todos los terrenos que perteneciesen al estado, arregladas por suertes de estancias de tres leguas de frente por tres de fondo, trabajo a realizar por un agrimensor. Cada suerte con puerto en río navegable se abonaría a ciento cincuenta pesos, la que dispare a cuatro leguas a noventa pesos, y las que se hallasen más distantes a setenta pesos. Se concederían dos años para poblar los terrenos desde que se ponga en posesión, con el supuesto motivo de encarar un proyecto de colonización. PROVINCIA DE ENTRE RIOS, "Pascual Costa y Cñía. Sobre compras de Terrenos al estado 30/07/1824", en Recopilación de Leyes…, Op. Cit., Tomo I, pp. 426-428.
- PROVINCIA DE ENTRE RIOS "Sobre ocupación y población de los terrenos de chacras y estancias abandonadas 23/10/1823", en Recopilación de Leyes…, cit., tomo I, pp. 326-327.
- La protección a los intrusos tenía por móvil, hacerse de influencia con tales pobladores, que de 1846 adelante llegaron a ser los más. Las tierras públicas eran ocupadas sin pagar ningún impuesto, ni arrendamiento. Hasta 1860, no se pagaba por los campos de pastoreo ni aún la contribución directa. Desde ese año, los propietarios, movilizaran el pedido judicial para el desalojo de sus campos. RUIZ MORENO, Martín La Provincia de Entre Ríos..., cit. p. 36.
- Es complejo advertir la extensión real de esas unidades territoriales, deducir las medidas de leguas y cuadras cuadradas en hectáreas, confundiendo a la hora de formular hipótesis. Nuestra conversión decimal indica, que las suertes de estancias acaparaban aproximadamente 16 mil hectáreas, las suertes de chacras, más humildes, medían entre las 3 y 20 hectáreas. En Junio de 1824, se promulgaban reclamos de auxilios prestados durante la guerra, que pretendían reembolsar a los hacendados que han prestado sus servicios al estado, por la subsistencia a las tropas. "Toda persona que considere este derecho anterior al 23/09/1821 se presentará al comandante General de su Departamento con los documentos para que el gobierno reconozca la deuda y todos los interesados que en el término de un mes no concurran quedan fuera de este derecho." PROVINCIA DE ENTRE RIOS, "Reclamos de auxilios prestados durante la guerra", Recopilación de Leyes…, cit., tomo I, pp. 391-392.
- FILIBERTO REULA, Historia de…, Op. Cit., p. 229.
- ANTONIO CUYAS Y SAMPERE, Apuntes históricos sobre la provincia de Entre Ríos en la República Argentina, Mataró, Establecimiento Tipográfico de Feliciano Horta, 1888, p. 26.
- El litoral aumenta por siete su población desde 1800 al año 1869, de 116 mil habitantes, pasa a contener 848 mil, superando con creses al interior que alcanza a cuadriplicar su población en el mismo recorte temporal. Hay un ligero avance, por motivos que exceden al objeto principal de este estudio, entre ellos algunos historiadores, han estimado conveniente considerar: la apertura del país al comercio exterior, el crecimiento de los puertos, la formación de nuevos pueblos, el mejoramiento de las condiciones para el crecimiento vegetativo, disminución de los niveles de mortalidad, una moderada inmigración y la acción progresista de Urquiza atendiendo estas nuevas conductas. OSCAR ALMANDOZ URQUIZA, Oscar Historia Económica y Social de…, Op. Cit., pp. 39-48.
- REPUBLICA ARGENTINA, Primer Censo de la República Argentina, Imprenta El Porvenir, Buenos Aires, 1872, p. 182.
- ERNESTO MAEDER, Evolución demográfica argentina desde 1810 a 18969, Buenos Aires, 1969, pp. 5-6.
- ERICH L. W. EDGAR POENITZ, "Concepción del Uruguay en tiempos del supremo", El Mirador. Revista del Colegio del Uruguay J. J. Urquiza, Imprenta del Colegio, Nº 5, 1983, p. 169.
- Luego del proceso revolucionario, la provincia se encontraba, en una encrucijada en la que el sistema socio-económico, las relaciones políticas y sociales; estarán delineadas por la alta conflictividad, resultante de más de una década de guerras civiles. A pesar de ello, se gestionó –y logró prevalecer–, un poder institucional mediante la negociación de poder entre las autoridades y sus pobladores, fenómeno posible, a la expansión de antiguos patrones de acceso a la explotación de las tierras públicas, de variados tipos de subsidios estatales a los productores, de pervivencia de un amplio conjunto de pequeños productores familiares y de múltiples tipos de servicios públicos que ofrecieron los pobladores al estado. ROBERTO SCMIT, "Los límites del progreso…", Op. Cit., p. 17.
- WOODBYNE PARISH, Buenos Aires y las Provincias Unidas del Río de la Plata. Desde su descubrimiento y conquista de los españoles, Imprenta y Librería de Benito Hortelano, Nº. 103, Buenos Aires, 1852, tomo I, p. 23.
- Estos problemas serían tenidos en cuenta por Urquiza. En la construcción de tajamares, fijando retenciones a la compra de trigo, harinas y otros granos, proporcionando a los labradores semillas y dinero sino contaban con ello. "De esta manera llamó a los hombres al trabajo de la siembra del trigo haciéndoles ver con la ganancia la conveniencia de ocupar el tiempo en tareas lucrativas, y a comodidad de elaborar el pan en sus mismas casas." PEDRO SERRANO, Riqueza Entre-riana, Imprenta del Colegio, Concepción del Uruguay, 1851, p.7.
- FILIBERTO REULA, Historia de…, Op. Cit., p. 228.
- Según las notas disponibles de Beaumont el trigo "en muchos lugares produce cien por uno, pero muy escasa es la atención que se presta al cultivo de la tierra; los habitantes, por lo general, proveen a sus simples necesidades tan fácilmente con el producto de sus rebaños, que prefieren importar el trigo y la harina (sujetos a un impuesto de cien por ciento) antes que darse el trabajo de cultivar el grano en su propia tierra". BARBER-BEAUMONT, John Viaje por…, cit. p. 49.
- Uno de los obstáculos mayores para la agricultura, expone claramente Martín de Moussy, sucedía "sobre todo para quien sólo dispone de sus brazos o de un escaso capital, no es la compra de la tierra, la cual en suma no es cara, sino los considerables gastos originados por los trabajos preparatorios, como abrir zanjas, erigir un cerco, alambrar, sin los cuales no hay posibles sembrados; gastos que cuadriplican a menudo el precio de los terrenos. He aquí los obstáculos contra los cuales choca el colono llegado sin otro capital salvo sus brazos, quien sin embargo, quiere ponerse a sembrar; obstáculo para él insuperable sino al cabo de un tiempo largo, cuando su economía le permitan reunir un pequeño capital. Cuando en un país la agricultura no puede prescindir del riego, la propiedad de los cursos naturales no debería abandonarse a los particulares, sin condiciones. La sociedad y, por consiguiente, el estado que la representa y cuya expresión es, tienen el derecho a exigir que cada uno use de ese beneficio natural en las medidas de sus necesidades, sin abusar en detrimento de los otros. JEAN MARTIN DE MOUSSY, Descripción Geográfica y Estadística de…, Op. Cit., Tomo II, 1860, pp. 526-530.
- Hacemos referencia a esta década, en relación a la instalación en 1835 de Donald Campbell, primer ovejero entrerriano de la fina de exportación, afincado en la estancia del Yeruá, que mestizó carneros de raza merina con ovejas criollas. El desarrollo de la producción lanar quedó circunscripta durante las dos décadas siguientes a 1835, en el apogeo del lanar, a unos pocos criadores extranjeros localizados en Concordia. ERICH L. W. EDGAR POENITZ, "Inmigrantes ovejeros…", Op. Cit., p. 12.
- Esta es la visión de los hechos realizada por Urquiza Almandoz. OSCAR URQUIZA ALMANDOZ, Historia económica y social…, Op. Cit., p. 127.
- JHON BARBER-BEAUMONT [1828], Viaje por-Buenos Aires…, Op. Cit. p. 194.
- Ibídem., p. 31.
- Estos proyectos incluían la posibilidad de realizar buenos negocios compensando en forma ordenada las respectivas e inversas carestías de tierras y mano de obra a ambos lados del Atlántico, trasladando a las baratas y precariamente ocupadas planicies americanas parte de los vastos contingentes de proletarios europeos.
- JHON BARBER-BEAUMONT [1828], Viaje por-Buenos Aires…, Op. Cit. 35.
- El vocerío con que fui recibido, acota Beaumont, resultó insoportable; "las mujeres me rodearon enseguida; la sola idea de que sus maridos pudieran ser alistados como soldados o convertidos en esclavos, era demasiado, y no lo soportaba ni siquiera la natural benignidad femenina." Ibídem., p. 191.
- Afirmaba el entonces gobernador entrerriano: "¿Y que son entre nosotros unas cuantas leguas de campos dadas en propiedad a los colonos, cuyos hijos se considerarán desde luego ciudadanos naturalizados e incluidos en el número de los soldados de la tierra aunque estén exceptuados por diez años del servicio militar activo? ¿Y qué son diez años de privilegios en comparación de los inmensos bienes que de estos hombres va a reportar necesariamente a provincia?". Extraído de: BEATRIZ BOSCH, La primera colonia agrícola argentina, Editorial de Entre Ríos, Paraná, 2004, p. 10.
- SERGIO BAGÚ, "Estudio preliminar", en: JHON BARBER-BEAUMONT, Viaje por…, Op. Cit. 25.
- A diferencia de otras tesis, Djenderedjian concluye que fue la inadaptabilidad de los colonos ingleses al medio geográfico lo que produjo la desazón del proyecto, tanto para el caso entrerriano como lo sucedido en Buenos Aires. JULIO DJENDREDJIAN, "Historia del agro…", Op. Cit., p. 242.
- JHON BARBER-BEAUMONT [1828], Viaje por-Buenos Aires…, Op. Cit. 281.
- Esta expansión civilizadora que promueven los hechos revolucionarios de Mayo y sus proyectos de radicación europea en las pampas, la tomamos de: HORACIO GIBERTI, Historia económica de la ganadería argentina, Hyspamerica ediciones, Buenos Aires, 1970.
- MARTINIANO LEGUIZAMÓN, Recuerdos de la Tierra, Ed. Solar/Hachette, El Pasado Argentino, Buenos Aires, 1896.
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