Louisa Michel y la Comuna de París de 1871

October 16, 2017 | Autor: Raúl Jiménez Lescas | Categoría: Socialismo, Anarquismo, Movimiento obrero, Comuna De Paris
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Descripción

Historia del Trabajo y del Movimiento Sindical Internacional Folleto 4

Tomar el cielo por asalto…

La Comuna de París de 1871 en los ojos verdes y dulces de Louise Michel

Por: Raúl Jiménez Lescas

La Comuna de París

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Tomar el cielo por asalto… La Comuna de París de 1871 en los ojos verdes y dulces de Louise Michel Por: Raúl Jiménez Lescas

Edición: Raúl Jiménez Lescas Cuidado de Edición: Melissa Jiménez Formación: Gabriela Jiménez Portada: La Comuna de París de 1871 (daguerrotipo) y Louise Michel (darregotipo). 9ª edición: Para Free Books Copyright © 2014 Los derechos de esta obra son propiedad de: © Raúl Jiménez Lescas Edición Digital Free Books 2014

Los derechos de esta obra son propiedad de: © Raúl Jiménez Lescas

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La Comuna de París

Índice I. Introducción II. Louise Michell, bastarda, maestra, anarquista y no sé qué tantas cosas más… III. La Commune de Paris Los 72 días de la Comuna de París He aquí el tiempo de los asesinos IV. La contrarrevolución V. Las últimas miradas de Louise Conclusiones

3

p. 4 p. 5

Abstrac: La derrota franco-belga y del Imperio de Maximiliano en México y ante los prusianos fueron puentes para la Comuna de París. Ésta fue un gobierno de trabajadores y popular que, durante 72 días, buscó hacer de París, un Mundo diferente y fue ahogado en sangre por la contrarrevolución. Analizaremos ese hecho histórico desde los ojos verdes y dulces de la profesora Luisa Michel, una mujer de abajo. Palabras Claves: Comuna, insurrección, Louisa Michel, Revolución, Nueva Caledonia.

pues, hija espiritual de la AIT, fundada en septiembre de 1864 por sindicalistas franceses e ingleses.

comuneros, Educación,

I. Introducción

Barricada de la Comuna de París, 18 de marzo de 1871.

“L’Empire, c’est la paix». Louis Napoleón Bonaparte . Octubre de 1852.1

“L

a la sublime explosión” de marzo de 1871 fue lo que vio y sintió la profesora Louise Michel2 aquella noche estrellada del 17 de marzo para amanecer el 18. Fue espontánea y no planeada por ninguna organización, ni pronosticada por Carlos Marx ni Federico Engels,3 “cabezas” de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT).4 Al parecer, fue resultado, por un lado, de la derrota franco-belga en México,5 la posterior guerra Franco-Prusiana6 y, por otro, del crecimiento del movimiento obrero francés: es, 1

LISSAGARAY, H. Prosper-Olivier, Histoire de la Comuna de 1871, Argentina, Editions Du Triden, 1944, p. 15. 2 LAFARGUE, Paul, Una visita a Louise Michel, París, Le Socialiste, September 26, 1885 (Traducción: Mitch Abidor para marxist.org). Creative Commons (Attribute & ShareAlike) marxists.org, 2005. 3 Sobre el Marxismo y la Historia, ver: BOURDÉ, Guy y HERVÉ, Martin (colaboración de Pascal Balmand), Los Escuela Históricas, cap. 11, Madri, AKAL Editor, 1992, p. 187-210 (traducción: Rosina Lajo y Victoria Frígola. Revisión científica: Elena Hernández Sandoica): 4 JIMÉNEZ Lescas, Raúl, La Primera Internacional, Morelia, folleto 2, Ed. SUEUM/CECAP “VLT”, 2012. 5 LISSAGARAY, H. Prosper-Olivier, Historia de la Comuna de París, México, Hispánicas, 1987, p. 33 y sucs. 6 La llamada “Guerra Franco-Prusiana”, estalló entre 1870 y 1871. El emperador Napoleón III (1852-1870) declaró la guerra a Prusia el 19 de julio de 1870, pero fue derrotado.

El ciclo de luchas y resistencias, revueltas, revoluciones y contrarrevoluciones en Francia arrancó en 1789, que abrió toda una nueva etapa no sólo en Francia sino con ondas expansivas al resto del planeta. Antonio Gramnsci, desde la cárcel, le llamó la crisis orgánica de larga duración.7 Ya en plena Revolución Francesa, durante el Directorio, surgió en 1796 la Conspiración de los Iguales inspirada por François Nöel Babeuf, mejor conocido como Gracchus Babeuf, nacido en una cuna humilde de Saint-Quentin.8 Más tarde, surgieron sindicatos, mutualidades y organizaciones revolucionarias. En 1864, fueron sindicalistas franceses, junto a los ingleses, quienes constituyeron la Internacional. Así que para la década de 1870, Francia y, en especial, París, era un hervidero de grupos sociales, revolucionarios, clubes, periódicos y sindicatos.9 Ese ciclo de 1789-1871 no fue lineal, sino complejo, combinando revoluciones y contrarrevoluciones,10 períodos de reacción, 7

GRAMSCI, Antonio, El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 1971, en: BETANCOURT, Carlos Emilio, “Gramsci y el Bloque Histórico”, Colombia, versión electrónica. 8 JIMÉNEZ Lescas, Raúl, La Primera Internacional, Morelia, folleto 2, Ed. SUEUM/CECAP “VLT”, 2012, p. 4-5. 9 COLE, G. D. H., Historia del Pensamiento Socialista. Marxismo y Anarquismo, 1850-1890, t. II, México, FCE, 4ª reimpresión, 1975. 10 MARX, Karl, La Lucha de Clases en Francia, Obras Escogidas, t. I, Moscú, Editorial Progreso, 1974, p. 190-306. ENGEL, Frederich, Revolución y Contrarrevolución en

La Comuna de París

Monarquías y Repúblicas, duros años de represión y de libertad de expresión. De elecciones y de dictaduras. Nada más complejo que la realidad. La tradición revolucionaria de los franceses data de la toma de la Bastilla, pero saldría flote en diversos ciclos como la Revolución de 1830, la Revolución Continental de 1848 y, por supuesto, la Revolución de Febrero y la Comuna de París de 1871. La Historia de la Comuna ha sido motivo de muchos ríos de tinta y papel. Desde el silencio oficioso de la contrarrevolución versallesa hasta las historias románticas y épicas. Al cumplirse su Centenario, en 1971, fue motivo de muchas conmemoraciones y festejos.11 Para Marxistas y Anarquistas de la segunda mitad del siglo XIX fue motivo de agrias disputas y, laboratorio, de sus teorías socialistas y anarquistas.12 Muchos académicos del siglo XX consideraron que no fue para tanto.13 Mientras que algunos comuneros escribieron libros brillantes de su experiencia.14 En fin, la Comuna ha sido sometida a innumerables interpretaciones políticas y académicas. Yo, intentaré ver “Los Acontecimientos” desde los ojos verdes y dulces de una comunera: Louisa Michel, una mujer de abajo. La maestra Louisa Michel tenía esa herencia revolucionaria transmitida por muchas formas

desde la Toma de la Bastilla. Como docente, trabajaba de sol a sol en su escuela de 150 alumnos. Durante la Guerra Franco-Prusina, fue activista social y hasta vistió con el uniforme de la Guardia Nacional. Aquí presentamos un daguerrotipo. Vio y participó en la Revolución de Febrero que terminó con el Segundo Imperio e inició la República.15 El 17 de marzo de 1871, corrió a ver cómo se instalaba, frente a sus mismos ojos verdes y dulces, el sueño que soñaba de día y de noche, dormida y despierta: La Revolución. La Comuna.16 Vivía en París hace muchos años. Era maestra. Tenía una Escuela. Activa y activista de los derechos del pueblo. Miembro de la Guardia Nacional. Vestía, algunas veces como hombre. Mujer solidaria… una comunera en potencia. La Historia de la Comuna, es también, la Historia de Louise Michel. Ayudó a instalarla. La defendió. Fue procesada y deportada muy lejos de Montmartre: hasta Nouvelle-Calédonie.17 No muy cerca de la ciudad de las luces, ya no tan joven, Don Frederich Engels, opinó: “Gracias al desarrollo económico y político de Francia desde 1789, la situación en París desde hace 50 años ha sido tal que no asumiese en seguida un carácter proletario, es decir, sin que el proletariado, que había comprado la victoria con su sangre, presentase sus propias reivindicaciones después del triunfo conseguido.”.18

Alemania, Obras Escogidas, t. I, Moscú, Editorial Progreso, 1974, p. 307-396. 11 KAPLAN, Lawrence (asistido por Carol Kaplan), Revoluciones. Un estudio comparativo desde Cromwell hasta Castro, vol. 1, México, Extemporáneos a pleno sol, núm. 54, 1977. CHOURY, Maurice (citas recogidas y presentadas), Los pobres del mundo, México, Editorial Extemporáneos, 1971 (Cien años de la Comuna de París). 12 Sobre el largo debate entre Marxistas y Anarquistas la bibliografía es muy abundante. COLE, G. D. H., Historia del Pensamiento Socialista. Marxismo y Anarquismo, 1850-1890, t. II, México, FCE, 4ª reimpresión, 1975. MARX, Karl, Pretendidas escisiones en la Internacional, Obras Escogidas de Marx y Engels, t. II, Moscú, Editorial Progreso, 1974, p. 262-302. ROSAL, Amaro del, Los Congreso Obreros Internacionales en el siglo XIX, México, Editorial Grijalbo, 1958. 13 KAPLAN, Lawrence (asistido por Carol Kaplan), Revoluciones. Un estudio comparativo desde Cromwell hasta Castro, vol. 1, México, Extemporáneos a pleno sol, núm. 54, 1977. 14 Ver la sección de Fuentes.

Y, su compadre, amigo, socio y camarada, Karl Marx afirmó: “He aquí su verdadero secreto: la Comuna era, esencialmente, un gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política al fin descubierta que 15

Segundo Manifiesto del Consejo General de la Asociación Internacional de los Trabajadores sobre la Guerra FrancoPrusiana, 256, High Holborn, Londres, 9 de septiembre de 1871, en: “Obras Escogidas de Marx y Engels”, t. II, Moscú, Editorial Progreso, 1974, p. 211-213. 16 LAFARGUE, Paul, Una visita… Op. Cit. 17 Actual: Collectivité d'Outre-mer de Nouvelle-Calédonie (Colectividad de Ultramar de Nueva Caledonia). 18 ENGELS, Federico, Introducción a la obra de Carlos Marx, La Guerra Civil en Francia, Moscú, Editorial Progreso, 1975, p. 7. 5

La Comuna de París

permitía realizar la emancipación económica del trabajo.”.19

en la segunda mitad del siglo XIX. Ahí en París, Eugenio Pottier23 escribió el himno de La Internacional:

Cuando en la noche del 17 de marzo de 1871, Adolphe Thiers20 intentó desarmar a los obreros de la Guardia Nacional, estalló una segunda revolución, esa sublime explosión que vio Louise Michel: la bandera roja fue izada en la Plaza del Hotel de Ville y en el Ministerio de Guerra, casi sin choques violentos en la mañana radiante del 18 de marzo.21

Il n’est pas de sauveurs suprêmes : Ni Dieu, ni César, ni tribun, Producteurs, sauvons-nous nous-mêmes ! Décrétons le salut commun ! (“Ni en dioses, reyes ni tribunos, está el supremo salvador. ¡Nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor!”).

Plaza del Hotel de Ville

Louise Michel, presidenta del Comité de Vigilancia del Distrito XVIII de París, organizó aquella manifestación femenil para evitar que los cañones fueran tomados por los “versalleses”. Por el contrario, buscó la fraternidad entre soldados, guardias y el pueblo parisino.22 Louise no fue una espectadora, sino activa propulsora de la Comuna. Desde el primer momento fue una comunera. París fue tomado por las manos callosas de la ciudad y, se puede considerar, como la primera revolución obrera que tomó el poder en sus manos Partitura original de La Internacional. 19

MARX, Carlos, La Guerra Civil en Francia, Obras Escogidas., Moscú, Editorial Progreso, 1974. 20 Adolphe Thiers (1797-1877), político e historiador francés de tendencia conservadora. Muy activo político de los años de la Monarquía de Julio (1830-1848) y los primeros momentos de la III República (1870-1940). Fue enemigo acérrimo de La Comuna de París. Manifestó su disconformidad con la Guerra Franco-prusiana (1870-1871) y presidió el Gobierno Provisional cuando el Emperador fue derrocado en 1870. Negoció la paz con Prusia y reprimió salvajemente a los comuneros; fue elegido Presidente de la III República Francesa, el 30 de agosto de 1871. 21 LISSAGARAY, H. Prosper-Olivier, Historia… Op. Cit., Cap. V. 22 MICHEL, Louise, Histoire… Op. Cit., p. 10.

Los comuneros, declararon:

ni

tardo

ni

perezoso,

“El proletariado, frente a la amenaza permanente de sus derechos, la negación absoluta de todas sus legítimas aspiraciones, la ruina de la patria y de todas sus esperanzas, ha comprendido que era su deber imperioso y su derecho absoluto tomar en sus

23

6

La Comuna de París

Cuando el yerno de Marx, Paul Lafargue27visitó a Louise Michell en la cárcel de Saint Lazare, la maestra le dijo de entrada:

manos los destinos de la patria y asegurar el triunfo apoderándose del poder.”.24

—Pero, ¿Qué pasa con usted? Te ves todo molesto, como si te pesaran los problemas de la cárcel, sonriendo, me dijo Louise Michel, al entrar.28

Tenía la mirada firme Louise. Ojos verdes y dulces y una coqueta sonrisa de satisfacción. La calma necesaria para no amargarse. Satisfecha por encontrar la libertad en la prisión, sí, la libertad en la prisión. La felicidad en la celda. Era maestra y aprender algo nuevo le hacía feliz. En la cárcel, estudió. Leyó. Escribió. Regó la Memoria todos los días con el agua de la repetición para que no se fuera a secar: Era su planta preferida. Aprendió por su cuenta el inglés, el tal amigo “G” le enseñó ruso y, hasta escribió libros para niños, además de soñar con volver a la Escuela.29 Amaba la escuela, la educación, pero sobre todo amaba a su amiga: La Revolución.

Los comuneros resolvieron no perseguir a las tropas derrotadas de Thiers en la ruta a Versalles, por el contrario, convocaron a las elecciones el 26 de marzo. Mediante el sufragio universal, secreto y directo, se eligieron a los miembros que proclamaron legal y legítimamente, dos días después, el 28 de marzo, la Comuna de París.25 Los diputados electos en los barrios residenciales, pronto dejaron ese gobierno del pueblo26 y para el pueblo. Mucho tiempo después, el viejo Frederich Engels escribió:

II. Louise Michell, bastarda, maestra, anarquista y no sé qué tantas cosas más… Prisionera de estos gruesos muros veo nuevo mi hermoso viaje a Nueva Caledonia. Mi ser nunca fue tan fuertemente conmovido por el espectáculo de la naturaleza como cuando navegué en la sombría inmensidad del océano, cuando en el Polo Sur, fui testigo de una tormenta de nieve y vi el aire con la nieve blanca y el mar negro que devora las hojuelas que caían en la superficie; mientras que mi corazón vivió los días sangrientos de la derrota y la sublime explosión del 18 de marzo. Luisa Michel.30

“Mirad a la Comuna de París. Era la Dictadura del Proletariado”.

27

Médico y socialista francés, autor de varias obras sobre la historia del marxismo. Fue uno de los fundadores del Partido Obrero francés en 1879. En la Asociación Internacional de los Obreros (la I Internacional) sirvió de secretario corresponsal para España entre 1866 y 1868 y fue miembro-fundador de sus secciones francesas, españolas y portuguesas. Se casó con Laura Marx, deviniendo así en yerno de Karl Marx. 28 LAFARGUE, Paul, Una visita a Louise Michel, París, Le Socialiste, September 26, 1885 (Traducción: Mitch Abidor para marxist.org). Creative Commons (Attribute & ShareAlike) marxists.org, 2005. 29 LAFARGUE, Paul, Una visita… Op. Cit. 30 LAFARGUE, Paul, Una visita… Op. Cit.

24

Jornal Officel, 21 de marzo de 1871. Citado por ROUGERIE, Jaque, Procès des Communards, París, Joulliard, 1964. 25 Votaron 229,000 parisinos de un padrón de 485,000, en: COLE, G. D. H., Historia… Op. Cit., p. 144. 26 Existe un gran debate sobre el concepto “pueblo”. Para los comuneros era la comunidad de obreros y campesinos. Más en: GUERRA, François-Xavier, Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, México, FCE/MAPFRE, 1992, p. 351-371. 7

La Comuna de París

Tenía 74 años cuando dejó de luchar, no por cansancio, ni por depresión, decepción o desánimo, sino porque murió de pulmonía en una habitación de un hotel de Marsella. Trabajó hasta el último día de su vida. Su labor fue organizar grupos anarquistas en Francia, Gran Bretaña y otros países europeos. Hablaba elocuentemente en público. Los carteles invitando a un mitin llevaron su nombre: hablará Louise Michel. Era todo un cartel. Dictaba conferencias.

ahora como Revolución Rusa de 1905. Sí hubiera tenido fuerzas, seguramente… abría tomado el tren a Moscú, ahí nos vemos Amiga mía.

Château de Vroncourt33

A su madre, Marie Anne Michel, que era bien dotada y sirvienta, la poseyeron el terrateniente y su hijo, era lo común en la Moderna Francia. El viejo terrateniente se llamó Etienne Charles Demahis y su hijo, Laurent Demahis.34 Nadie sabe ni importa quién de los dos fue el padre. Pero, para fortuna de los comuneros y anarquistas, nació Louise Michel en un austero castillo Vroncourt-laCôte, departamento francés de Haute-Marne, el 29 de mayo de 1830. Ese año también, cansadas las obreras y obreros se sublevaron. Fue una rebelión popular, que provocó la caída de la monarquía de los Borbones. Se proclamó un nuevo rey, Luis Felipe y se desarrollaron las organizaciones sindicales.35 Según nos contó en sus Memorias Louise, tuvo feliz infancia. Sus abuelos Demahis la adoraban y la consentían, tras la muerte del abuelo en 1850, heredó una fortuna la cual la invirtió abriendo escuelas para niños. Optó por la vocación de educadora, tomó el “curso normal” de Chaumont para graduarse como maestra, que consiguió en 1852, a sus 22 años de edad. Abrió su primera escuela gratuita en Audeloncourt, muy cerca de Vroncourt. Innova los métodos de enseñanza, organizando excursiones con los estudiantes para incentivarlos a descubrir la

Louise Michel, 9 años de edad.31

Louise Michel de Emile Derré, 1906.32

Luchó 74 años por la vida, pero la muerte la doblegó. C’es la vie! Fue el 9 de enero de 1905 en Marsella. Tuvo la satisfacción de ver que el mundo no se acabó en 1900 y oler que venía su Amiga,

33

Fuente: Instituto Internacional de Historia Social en: http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php (acceso 26 de marzo de 2013). Traducción del francés propia. 34 MAITRON, Jean, Dictionnaire biographique du Mouvement ouvrier français, Les Éditions de l'Atelier, 1997. Entrada «Louise Michel ». 35 JIMÉNEZ Lescas, Raúl, La Primera Internacional… Op. Cit., p. 8.

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Fuente: Instituto Internacional de Historia Social en: http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php (acceso 26 de marzo de 2013). Traducción del francés propia. 32 Fuente: Instituto Internacional de Historia Social en: http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php (acceso 26 de marzo de 2013). Traducción del francés propia. 8

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vivir como viven… En cuanto a mí, vivo la vida del mundo.”.39

naturaleza. Les enseñó a cantar y entender La Marsellesa. En 1856, Louise dejó la Haute-Marne para establecerse en París, donde logró abrir otra escuela en 1871 en la colina de Montmartre. Era una maestra muy joven, treintañera y de espíritu liberal cuando vivió y educó en Monmartre, París. Otros hobby fue proteger animales, especialmente gatos, que llenaban su casa.36 Y proteger a las mujeres y desvalidos, como secretaria de la “Sociedad Democrática de Moralización” que tenía como objetivo ayudar a los trabajadores a vivir y trabajar mejor y contra la prostitución femenil para transformarlas en mujeres trabajadoras.37 Llegó a tener hasta 150 alumnos, pero solo de 1/3 pagaban sus padres la colegiatura. Además de enseñar, con métodos innovadores de pedagogía en su tiempo, escribió poesía y se relacionó con los socialistas blanquistas.38 Francia y, en especial, París, era entonces, un hervidero de luchadores obreros, anarquistas, socialistas, comunistas y sindicalistas. Así que entre su sólida formación educativa y cultural, su abuelo le había leído a Voltaire, Rousseau y los enciclopedistas, su abuela le enseñó canto y piano; su sensibilidad por la naturaleza, el arte y la infancia, su autodidactismo y las condiciones sociales y políticas de su época, la llevan a ponerse el vestido de la Revolución, a la que le sería fiel en las buenas y en las malas. En sus palabras:

Du pain ou la mort, 1871 (Pan o Muerte).

Fue una mujer muy apasionada. Tenía un amor platónico: Víctor Hugo40 y uno terrenal: Théophile Ferré, también comunero. Se apasionaba por la educación, y también por la Revolución. Era picaresca, dijo se biógrafa Edith Thomas.41 Fue una maestra cuarentona cuando el torbellino de la Comuna sacudió el viejo orden burgués parisino. No la agarró mal parada, sino como propulsora de la Comuna. Su papel destacado como comunera la convertirá en leyenda, mito y la principal mujer de la Comuna de 1871.42 Y, no fue la única mujer que participó activamente en la Comuna. Existían organizaciones femeniles. Asimismo, tenemos el ejemplo de las hijas del Moro, Karl Marx, Jenny y Eleonor, quienes viajaron desde Londres para participar, al lado de Paul Lafargue, en las actividades comuneras en Bordeaux, donde llegaron el primer día de mayo. Fueron detenidas en Bosot y conducidas a Luchon, interrogadas y expulsadas a España. La pequeña Eleonor sólo tenía 16 años de edad y Jenny 28.43 La prensa de Tolosa las acusó de ser “emisarias de la Internacional en las

“—No lo siento por mí, estoy más libre que muchos de los que caminan sobre los cielos abiertos en virtud de que sus mentes están encarceladas, encadenados por sus bienes, por sus intereses monetarios, las necesidades de su triste vida. Están tan absortos que no pueden

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MICHEL, Louise, Histoire de ma vie… Op. Cit. Usó el seudónimo de Demahis, personaje de Víctor Hugo, para firmar sus artículos en periódicos revolucionarios. 41 Louise Michel a través de sus archivos, en: Instituto Internacional de Historia Social en: http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php (acceso 26 de marzo de 2013). Traducción del francés propia. 42 La bibliografía sobre Louise Michel es abundante, tanto en francés, inglés y español. Existen diversos videos sobre su vida. 43 Se instalaron en Bagneres-de Luchon en el Alto Garona, pueblito en ese entonces de 4,000 habitantes, cerca de los Pirineos centrales, en la confluencia de los ríos One y Pique. KAPP, Ivonne, Eleonor Marx. La vida familiar de Carlos Marx (1855-1883), t. I, México, Editorial Nuestro Tiempo, 1972, p. 140-145. 40

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MICHEL, Louise, Histoire de ma vie, edición crítica de Xavière Gauthier, Presses Universitaires de Lyon, 2000, p. 9. Traducción del francés propia. 37 Louise Michel a través de sus archivos, en: Instituto Internacional de Historia Social en: http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php (acceso 26 de marzo de 2013). Traducción del francés propia. 38 BLANQUI, Luis Augusto (1805-1881). Revolucionario francés de corte anarquista. Organizó sociedades secretas y conspirativas. Activista en las Revoluciones de 1830 y 1848. Muchos años estuvo en prisión. 9

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fronteras francesas y españolas”. Jenny estuvo más comprometida, porque llevaba dos cartas (una para Gustave Flourens, fenio exiliado y, la otra, de un comunero ya asesinado). Su instinto la salvó, se deshizo, como pudo de esas cartas y de una deportación a Nueva Caledonia, donde más tarde llegaría Louise Michel. Es probable, que esas cartas anden por ahí en el cuartel de policía, escribió Engels.44

3. La formación de Comisiones de trabajo, en total 10, como la famosa Comisión de Salud Publica. 4. Control de los salarios de los funcionarios, a quienes se les destinó un salario equivalente al que ganaban los obreros medios calificados (no podían exceder de los 6 mil francos). 5. La sustitución de la policía por los obreros armados. Raoul Rigault, cuando asumió sus funciones de Delegado a la Prefectura de policía el 20 de marzo, exclamó: “No vengo a implantar la legalidad aquí; vengo a hacer la revolución”. 6. La separación de la Iglesia del Estado. Nacionalización de los bienes eclesiásticos. 7. La laicidad: supresión de la enseñanza católica en las escuelas. El día 8 de abril, se ordenó retirar todas las imágenes religiosas de las escuelas. La historia recuerda la exclamación de Raoul Rigauld: “Dios es el absurdo”. 8. La transformación de varias iglesias en clubes populares, como el club Central de París en la Iglesia de San Eustaquio.

III. La Commune de Paris La tal Comuna se instaló siete años después de que fuera fundada la Primera Internacional. El viejo Engels llegó a decir que la Comuna: “… sin lugar a dudas hija espiritual de la Internacional, aunque ésta no hubiera levantado el meñique por ella, y es completamente justificado que se la ponga por responsable.”.

Por su parte, su compadre Marx exclamó: “La Comuna anexa a Francia a los trabajadores del mundo”.

Y, a pareció la maestra, Louise Michel, con su Unión de mujeres y al mando de un Batallón Femenil. Un día se lamentó:

Y, sobre sus acciones, escribió: “La gran medida social de la Comuna fue su propia existencia y su acción. Sus medidas particulares no podían sino indicar la tendencia de un gobierno del pueblo para el pueblo”. ¿Cuáles fueron las principales medidas que implementó?

“¡Oh!, si esos hombres devotos [los miembros del Comité Central] hubieran tenido... menor respeto por la legalidad, ¡cómo habría avanzado revolucionariamente la Comuna sobre el camino de Versalles!”.46 Otras medidas importantes fueron la abolición del trabajo nocturno en las panaderías (28-041871). El paso a manos obreras de las fábricas abandonadas por los patrones que huyeron a Versalles. “El 16 de abril, la Comuna ordenó que se abriese un registro estadístico de todas las fábricas clausuradas por los patronos y se preparasen los planes para reanudar su explotación con los obreros que antes trabajaban en ellas, organizándoles en sociedades cooperativas, y que se planease también la agrupación de todas esas cooperativas en una gran Unión.”.47

1. Adoptar el sufragio universal, secreto y directo (solo electores masculinos). 2. La abolición del viejo ejército y la sustitución por la Guardia Nacional (Arturo Rimbaud diría: “Los guardias nacionales no son soldados sino ideas vivientes”).45

44

ENGELS, Frederich, Obituario a Jenny, L’Egalité, 18 de enero de 1883, en: KAPP, Ivonne, Eleonor… Op. Cit., p. 148. 45 Arthur Rimbaud (1854-1891), poeta francés, uno de los máximos representantes del simbolismo, ese movimiento literario y de las artes plásticas que se originó en Francia a finales del siglo XIX.

46 47

10

CHOURY, Maurice, Los pobres Op. Cit., p. 57-58. ENGELS… Op. Cit., p. 12.

La Comuna de París

La formación de una Comisión del Trabajo, que reguló la producción y se esforzó en colocar a los desempleados en otros lugares de trabajo. Fueron devueltos los empeños. La moratoria al pago de alquileres (el 30 de abril, la Comuna ordenó la clausura de las casas de empeño). La colocación de familias obreras que vivían en los sótanos en residencias de los ricos que huyeron de la revolución. “El día 6 (de abril), el 137° Batallón de la Guardia Nacional sacó a la calle la guillotina y la quemó públicamente, entre el entusiasmo popular”.48 “El 5 de mayo, dispuso (la Comuna) la demolición de la Capilla Expiatoria, que se había erigido para expiar la ejecución del Luis XVI.”.49 Sin embargo, la Comuna no tocó el Banco Central, el tesoro de Francia. Eh ahí una terrible debilidad. “Lo más difícil de comprender es indudablemente el santo temor con que aquellos hombres se detuvieron respetuosamente en los umbrales del Banco de Francia. Fue éste además un error político muy grave. El Banco de Francia en manos de la Comuna hubiera valido más que diez mil rehenes. Hubiera significado la presión de toda la burguesía francesa sobre el Gobierno de Versalles para que negociase la paz con la Comuna.”.50

El poeta Arturo Rimbaud, dejó sus recuerdos a las luchadoras féminas: Ellas iban pálidas, maravillosas, bajo un sol de amor marchando junto al bronce de las ametralladoras a través de aquel París alzado.52

Asimismo, se declararon otras Comunas en Lyón, Marsella, Toulouse, Creusot entre otras ciudades,53 aunque estás fracasaron... Los comuneros de París se esforzaron en buscar la alianza con los campesinos y editaron más de 100 mil volantes en forma de manifiesto: “La tierra para el campesino, las herramientas para el obrero, el trabajo para todos.”.54

Pero la Comuna no comprendió del todo, la importancia de la alianza obrera y campesina. IV. La bandera de la Comuna es la bandera de la República mundial Instalada la Comuna de París, el Consejo General de la Internacional55 emitió comunicados de solidaridad y realizó acciones de apoyo a los comuneros (entre los 86 miembros de la Comuna, sólo 30 habían sido miembros de la AIT). Karl Marx, desde el 12 de abril, escribió una carta: “Pero, sea como fuere, este levantamiento de París – aún si sucumbe a los lobos, chanchos y viles perros de la vieja sociedad– es la hazaña más gloriosa de nuestro partido desde la insurrección parisiense de junio. Compárese a estos parisienses, que tomaron el cielo por asalto, con los esclavos hasta el cielo del Imperio Germano-prusiano, del sacro Impero Romano, con sus máscaras póstumas, apestando a

Comuneros

Además de los obreros, las mujeres participaron organizadamente en el gobierno comunero; los 20 barrios populares y, algunos intelectuales y poetas, como A. Rimbaud, que redacto un borrador de Constitución para la Comuna.51

52

RIMBAUD, Arturo, Las Manos de Jeanne-Marie, en: CHOURY, Maurice, Los pobres… Op. Cit., p. 142. 53 LISSAGARAY, H. Prosper-Olivier, Histoire… Op. Cit., Cap. XI y XII. 54 Llamamiento a los campesinos…, Comuna de París, 28 de abril de 1871, en: CHOURY, Maurice, Los pobres… Op. Cit., p. 106. 55 JIMÉNEZ Lescas, Raúl, La Primera Internacional, folleto ilustrado, núm. 2, Morelia, Ed. SUEUM, 2013.

48

Ídem. Ibid., p. 13. 50 Ibid., p. 16. 51 LISSAGARAY, H. Prosper-Olivier, Historia… Op. Cit., Cap. XI , XII. 49

11

La Comuna de París

cuartel, a iglesia, a repollo de hacienda junker y, sobre todo, de filisteo.”.

Y en efecto, en 1905 y después, en 1917, ese fue el grito de los obreros, campesinos y soldados rusos, que tuvo su eco hasta 1923, con las revoluciones en Alemania, Bavaria y Hungría.

Se realizaron diversos actos en Hanover, Alemania, el 20 de abril (“Trabajadores franceses, vosotros sois la vanguardia del ejército que marcha a favor de la liberación del mundo.”);56 en Hyde Park, Londres, Inglaterra, el 26 de marzo (“Os saludamos, en nombre de la República Universal, nosotros el pueblo de Londres, seguro de que vosotros combatís por la libertad y la emancipación de todo el género humano.”);57 y en la misma fecha, en Berlín Alemania (“Saludamos con júbilo la revolución social que ha estallado en París como la insurrección del pueblo trabajador contra la burguesía en descomposición.”).58 Por su parte, el diputado socialsita alemán, Augusto Bebel59 exclamó, el 25 de mayo, en el Reichstang, durante aquellos días sangrientos:

V. La Contrarrevolución París había sido cercado. Al oeste y sur por las tropas versalleses; al norte y al poniente, por las líneas prusianas de Bismark. Los comuneros esperaron el ataque de frente, pero “El error general fue creer que el ataque sería de frente, en tanto que los versalleses ejecutaron por todas partes movimientos envolventes”. Los prusianos, enemigos de guerra de franceses, abrieron sus líneas militares para que pasaran las tropas de Versalles contra los comuneros. He aquí el tiempo de los asesinos60

“La batalla de París no es sino un pequeño combate de vanguardia. Nos queda por vivir el episodio principal en Europa. Antes de que transcurran muchas décadas, el grito de combate del proletariado parisiense: guerra a los Castillos, paz a las chozas, muerte a la miseria y a la oscuridad, será el grito de combate del proletariado europeo”.

En el conflicto doloroso y terrible que impone una vez más a París los horrores del sitio y del bombardeo que hace correr la sangre francesa, que hace perecer a nuestros hermanos, nuestras mujeres, nuestros hijos, aplastados bajo los obuses y la metralla, es necesario que la opinión pública no sea dividida, que la conciencia nacional no sea turbada. Declaración de La Comuna de París, 1º de abril de 1871.

56

Mitin obrero en Hanover, Alemania, 20 de abril de 1871, en: CHOURY, Maurice, Los pobres… Op. Cit., p. 107. 57 Ídem. 58 Ídem. 59 August Bebel (1840-1913), nació en Colonia y se estableció en Leipzig en 1860, donde trabajó como oficial tornero. Se unió al movimiento socialista. En 1867, fue elegido Presidente de la Comisión Permanente del Sindicato de Trabajadores Alemán. También fue miembro del Partido del Pueblo Sajón. En 1869, en Eisenach, participó en la fundación del Partido Socialdemócrata, vinculado a la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). En 1871, ganó un puesto en el parlamento alemán, el Reichstag, cargo que desempeñó hasta su muerte. Fue encarcelado de 1872 a 1874 y nuevamente en 1886, condenado por “traición al emperador alemán”. Fue antimilitarismo y por ello adversario del canciller alemán, Otto von Bismarck. En 1890, se instaló en Berlín. Fue un gran orador y entre los dirigentes más influyentes de la socialdemocracia internacional y de su partido (en 1912, alcanzó la mayoría en el Reichstag). Se desempeñó como director de la revista socialista Vorwärts (Adelante). Entre sus obras se encuentran La guerra de los campesinos en Alemania (1876), La mujer y el socialismo (1883), Charles Fourier (1888) y Mi vida (1910).

La represión estuvo a cargo del ejército de Versalles. Fusiló a 17 mil comuneros, entre ellos, a uno de sus principales líderes Varlín; 13,400 fueron procesados, entre ellas Louise Michel y luego deportada a Nueva Caledonia (270 fueron condenados muerte).61 Han fusilado a Varlín, A Florens, a Duval, a Milliere; Con Ferré, Rigauld, Tony Mollin han cebado el Cementerio. Creyeron cortarle los brazos y vaciarle la aorta. Pero no lo han logrado todo,

60

RIMBAUD, Arturo, Las Iluminaciones, en: CHOURY, Maurice, Los pobres… Op. Cit., p. 142 CHOURY, Maurice, Los pobres… Op. Cit., p. 142. 61 LISSAGARAY, H. Prosper-Olivier, Historia… Op. Cit., Cap. XXXIV. 12

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Nicolás, pues la comuna no está muerta.62

El 20 de mayo, Thiers (en ciudad de México hay una calle con su nombre) lanzó su último ataque para vencer la penúltima resistencia de los comuneros: El Cementerio de Pere Lanchaise (Muro de Comuneros). Ocho días después, cayó el último barrio obrero. Varlín, uno de los líderes comuneros, fue exhibido en las calles parisinas y fusilado. Louise Michel peleó hasta las últimas en las barricadas de Clamart, Neuilly e Issy-lesMoulineaux y en el 61º Batallón de Montmartre. Vio caer a sus amigas y compañeras. Louise logró escapar. Más tarde tendrá que entregarse a los “versalleses” a cambio de la libertad de su vieja madre Marianne Michel.

Théophile Ferré

Louise fue juzgada en el 4° Consejo de Guerra, el 16 de diciembre de 1871,64 ahí dijo pausadamente: No me quiero defender. Pertenezco por entero a la revolución social.65 Declaro aceptar la responsabilidad de mis actos. (...). Ya que, según parece, todo corazón que lucha por la libertad sólo tiene derecho a un poco de plomo, exijo mi parte. Si me dejáis vivir, no cesaré de clamar venganza y de denunciar, en venganza de mis hermanos, a los asesinos de esta Comisión.66

Las acusaciones no fueron pecatas minutas, veamos: (...) “Por lo tanto, nuestra opinión es que debe ser llevada a juicio a Louise Michel: 1 - El ataque tuvo como objetivo cambiar el gobierno; 2 - El ataque tuvo como objetivo incitar a la guerra civil con los ciudadanos a armarse unos contra otros;

Une femme passionnée. Poème écrit après la mort de Théophile Ferré, 1872.63

Su pareja Théophile Ferré fue fusilado en noviembre de ese año (Michel le dedicó los poemas Les Oeillets Rouges (Los Claveles Rojos) y Une femme passionnée (Una mujer apasionada).

64

Louise Michel, en Historia Social: http://socialhistory.org/en/today/12-16 (consulta, 26 de marzo de 2013). 65 “Sí, soy una fanática y, como todos los mártires, mi cuerpo no siente dolor cuando mis pensamientos me transportan al mundo de la revolución”, le dijo a Paul Lafargue, en: LAFARGUE, Paul, Una visita a Louise Michel… Op. Cit., p. 2. 66 Chronologie de la vie de Louise Michel, en Qui était Louise Michel ?, web del Instituto Louise Michel de Bobigny. Acceso 9-07-2012 (en francés).

62

POTTIER, Eugene, Ella no ha muerto, en: CHOURY, Maurice, Los pobres… Op. Cit., p. 174. 63 Fuente: Instituto Internacional de Historia Social en: http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php (acceso 26 de marzo de 2013). 13

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3.- Estar en un movimiento insurreccional, portaban armas y se expone un uniforme militar, y hace uso de esas armas; 4.- Falsificación de suplantación privado; 5.- El uso de una moneda falsa; 6.- La complicidad de provocación y conspiración para asesinar personas tomadas como rehenes supuestamente por el municipio; 7.- Complicidad detenciones ilegales, seguidas de tortura física y la muerte, ayudando con el conocimiento de los autores de la acción en los hechos que han consumido; Delitos previstos en los artículos 87, 91, 150, 151, 159, 59, 60, 302, 341, 344 del Código Penal y 5 de la Ley de 24 de mayo de 1834.67

reclamando la extradición de los comuneros refugiados en países europeos. En otros lugares se tomaron medidas represivas contra los internacionalistas como en España, Rusia (caso Netchaiev), Alemania (Comité Brunswick y Liebknecht), Austria-Hungría, Bélgica y Dinamarca. El terror ante la Comuna. Terror ante la Internacional, que estuvo en el orden del día de las reuniones de ministros de Alemania, Austria y Rusia. Sólo Suiza se mantuvo “neutral” y concedió asilo a los comuneros. Inglaterra (excepto con la sección irlandesa de la Internacional) y Estados Unidos. Hoar, diputado de Massachussets, declaró: “La gran Asociación Internacional de Trabajadores, organización que penetra en Europa, mina los tronos, los títulos de nobleza... y hace entender su voz en todas partes”.

Y condenada a diez años de destierro en las lejanas tierras de Nueva Caledonia.

Según el historiador Miklós Molnár, “... la caída de la Comuna y las persecuciones no habrían quebrantado la fuerza vital de la Internacional”. Dijo también que, en Bourdeos y otras ciudades francesas, pese la masacre, se formaron nuevas secciones de la Internacional. En Alemania, la tendencia Liebknecht-Bebel, creció como un gran partido obrero. Lo mismo ocurrió en Bélgica, donde la sección de la Internacional alcanzó su apogeo. En España se contaron más de 3 mil afiliados (que cotizaron 300 francos a la AIT), en Italia, según Engels el desarrollo de esa sección fue “verdaderamente sorprendente”, Garibaldi70 envió

Devant le Conseil de Guerre, 1871.68

Reacción en Europa y acción de la Internacional La reacción se extendió por Europa y la Internacional fue declarada ilegal en Francia y, además, el Thiers tomó represalias internacionales. Jules Favre69 envió una circular (6-06-1871)

ante la Asamblea Legislativa para provocar la caída de Napoleón III, después de la derrota francesa en Sedan. Desempeñó los cargos de vicepresidente y ministro de Asuntos Exteriores en el nuevo gobierno republicano; dirigió las negociaciones de paz con Prusia, tras abandonar la cartera de Exteriores en 1871, fue miembro de la Cámara de Diputados hasta 1876, año en el que consiguió un escaño como senador, que ocupó hasta su muerte en 1880. 70 Giuseppe Garibaldi (1807-1882), revolucionario italiano y líder de la lucha por la unificación e independencia de Italia. Nació en Niza, el 4 de julio de 1807, y fue un autodidacta. En su juventud, trabajó como marinero en barcos mercantes en la zona del Mediterráneo; en 1833 se unió a la Joven Italia, el movimiento organizado por el revolucionario italiano Giuseppe Mazzini y cuyo objetivo era alcanzar la libertad y unificación del pueblo italiano dentro de una república autónoma. Fue condenado a muerte en 1834, pero consiguió

67

Juicio a Louise Michel. Sexto Consejo de Guerra (sentado en Versalles). Presidencia del señor Delaporte, coronel. Audiencia el 16 de diciembre de 1871, en: . Traducción propia. 68 Fuente: Instituto Internacional de Historia Social en: http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/biographyfr.php (acceso 26 de marzo de 2013). 69 Jules Favre, (1809-1880), Abogado y político francés, dirigente de la oposición republicana enfrentada al emperador Napoleón III y uno de los fundadores de la III República. Opositor a la Guerra Franco-prusiana, empleó su influencia 14

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una carta a Petroni, presidente del Congreso de las Sociedades obreras mazzianinas, favorable a la AIT y la Comuna. Engels le dio muchísima importancia al pronunciamiento de Garibaldi: la carta “ha llevado a que mucha gente todavía escéptica se hiciera una idea favorable de la Internacional. Ha desaparecido completamente el poder que ejercía Mazzini71 en los obreros de Italia”. Molnár, por su parte afirmó: “La resonante toma de posición por Garibaldi equivale a una batalla ganada por la Internacional”. Por su parte, Garibaldi exclamó: “La Internacional es el sol del porvenir”.72 “El París obrero, con su Comuna, será celebrada por siempre como el glorioso precursor de una sociedad nueva. El recuerdo de sus mártires se conservará... en el corazón de la clase obrera”. “A sus exterminadores la historia los clavó ya en la picota eterna y todos los ruegos de sus curas no llegarán a rescatarlos”, diría más tarde Carlos Marx. Fue una realidad contradictoria: La Comuna y la Internacional en agonía, pero en otros lugares creció el movimiento obrero y socialista.

Comuneros fusilados.

V. Las últimas miradas de Louise

Comuneras presas. Ahí está Louise Michel. Louise Michel en Nueva Caledonia.

Louisa fue indomable.73 Desterrada de París en Nouvelle-Calédonie, siguió luchado por sus ideas. Atrás quedaron los recuerdos abordo del vapor francés “Virginie” aquel día y año des destierro, el 8 de agosto de 1873.74 Y los largos y penosos

huir a Sudamérica, donde permaneció doce años. Tomó parte en la rebelión del estado de Río Grande do Sul contra Brasil y más tarde participó en la guerra civil de Uruguay; demostró sus excepcionales dotes como jefe militar en ambos conflictos. 71 Giuseppe Mazzini (1805-1872), revolucionario y patriota italiano que luchó a favor de la unificación de Italia. Nació en Génova, el 22 de junio de 1805. En 1831, fundó La Joven Italia, sociedad secreta, cuyo objetivo era la creación de una república italiana unitaria. 72 CHOURY, Maurice, Los pobres… Op. Cit., p. 178.

73

Lejeune, Paule, Louise Michel l'indomptable, Editions des femmes, Saint-Amand-Montrond, 1978, 322 p. (Lejeune, Paula, Louise Michel, la indomable, Ediciones mujeres, SaintAmand-Montrond, 1978, 322 p.). 74 Chronologie de la vie de Louise Michel, en: Qui était Louise Michel ?, Instituto Louise Michel de Bobigny. Acceso 9-07-2012 (en francés). 15

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meses en prisión. El humillante proceso judicial por comunera. Nouvelle-Calédonie la acogería 2,555 días. En ultramar, no dejó de escribir. Su biógrafa, Edith Thomas, escribió: “Louise Michel está constantemente escribiendo su vida, y para expresar sus penas, sus alegrías y enojos.”. Fue una herencia de sus abuelos, que acostumbraban anotar en un libro vivencias del día, de la vida.75 Louise se acercó a la población aborigen, los canacos. Para Francia eran salvajes. Louisa los escuchó parlar en su lengua nativa, sus mitos, sus cantos. Vio sus tradiciones. Aprendió la lengua. Abrió una escuela. Y, en cuanto pudo, apoyo la lucha de los canacos por liberarse del dominio francés. La prensa francesa la apodó Louve rouge, “La loba roja”, mientras sus seguidores le decían Bonne Louise “La Buena Louise”.76 Sensible a la Natura, observa, recoge plantas para el Instituto Geográfico en París. Fundó un periódico Petites Affiches de la NouvelleCalédonie y publicó Légendes et chansons de gestes canaques.77 Seis años después de su deportación forzosa, le autorizaron trasladarse a la isla de Noumea, donde volvió a la docencia, que siempre fue su pasión. Pero las cosas estaban cambiando en Francia al iniciarse la década de 1880. El gobierno emitió una amnistía que benefició a Louise y regresó a París. La recibieron sus partidarios con júbilo, reconocimiento y admiración. No era para menos: comunera de 1871, enjuiciada y deportada, había comulgado con el Anarquismo, seguidora de un personaje muy popular y conocido: Blaqui, quien agoniza. Louise camina otra vez por las calles parisinas en la Marcha Fúnebre a Blanqui. Nadie dudó que tuviera que ser la oradora principal. Seguía escribiendo. No dejaba de escribir y su obra La miseria fue publicándose en entregas

con un notable éxito. Nueve años, desde la derrota de la Comuna, las cosas fueron cambiando, luego de años de desprestigio, persecución y denostración contra los comuneros. Así lo recordó un historiador francés, Jean Gacón: “La Comuna de París de 1871, que gobernó a esa ciudad durante setenta y dos días, ha pasado durante muchos años prácticamente olvidada en los libros de texto de historia fundamental asignados a todos los estudiantes franceses. Así las enormes calumnias amontonadas sobre las cabezas de los comuneros en los años que siguieron inmediatamente a los acontecimientos fueron acompañadas de una conspiración fielmente cumplida de silencio oficioso.”.78

Nueva Caledonia. Mapa de Wikimedia.

La comunera Louise se transformó consciente y activamente en una anarquista; abrazó su ideología con la pasión que la caracterizó desde sus 12 años, cuando empezó a escribir su diario. Para ella, todo poder encarna “la maldición y la tiranía”, en eso difirió de los marxistas, quienes postularon la Dictadura del Proletariado. A su retorno a París, se abrió una nueva etapa en su vida: la organizadora del anarquismo en Francia y otros países de Europa. Les brindó un nuevo estandarte: La Bandera Negra de la Anarquía.

75

Documentos de Louisa Michel, en: http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/documentsfr.php 76 Xavière Gauthier, Op. Cit., p. 177. 77 Jean Maitron, Dictionnaire biographique du Mouvement ouvrier français, Les Éditions de l'Atelier, 1997, entrada 'Louise Michel'. Xavière Gauthier, Op. Cit., p. 11-12.

78

GACON, Jean, La Comuna de París, en: “Europe, reveu mensuelle”, núm., 499-500 (noviembre-diciembre, 1970), p. 6. Tomado de: KAPLAN, Lawrence (asistido por Carol Kaplan), “Revoluciones. Un estudio comparativo desde Cromwell hasta Castro, vol. 1, México, Extemporáneos a pleno sol, num. 54, 1977, p. 307. 16

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Nuevas cárceles les esperaban. Amnistías. Libertad condicional. Exilio en Londres. Expulsión de Bruselas, Bélgica. Y un atentado: en 1888, mientras hablaba Le Havre, un fanático le dispara a la cabeza.79 Se negó a presentar una denuncia penal contra el agresor. Georges Clemenceau y Lissagaray,80 la visitaron, eran amigos de muchos años. No sólo fue indomable, sino incansable. Su “tercera edad” no la limitó. Recorría pueblos y ciudades francesas dando conferencias, organizando células anarquistas. Viajaba de París a Londres como si ya existiera el tren submarino. Fundó, con Sébastien Faure, otro periódico Le libertaire (El Libertario) a 5 años de su regreso a París.

79

Xavière Gauthier, Op. Cit., p. 12. BIDOUZE, René, Lissagaray, la plume et l'épée, Les Éditions Ouvrières, 1991, p. 193-194. 80

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Fuentes: Fuentes sobre Louise Michel (en francés): Fonds d'archives Louise Michel (1860-1905), Institut International d'Histoire Sociale, Amsterdam (Archivos de Louise Michel (1860-1905), Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam). Boyer, Irma, " La Vierge Rouge " Louise Michel, avec une préface d'Henri Barbusse, André Delpeuch éditeur, Paris, 1927, 247 p. (Boyer, Irma, «La Virgen Roja» Louise Michel, con un prólogo de Henri Barbusse, André Delpeuch editor, Paris, 1927, 247 p.). Des Etrivières, Jean, Les Amazones du siècle, Destenay, Paris, 1882, 33 p. (Des Etrivières, Jean, Las amazonas del siglo, Destenay, París, 1882, 33 p.). Lejeune, Paule, Louise Michel l'indomptable, Editions des femmes, Saint-Amand-Montrond, 1978, 322 p. (Lejeune, Paula, Louise Michel, la indomable, Ediciones mujeres, Saint-Amand-Montrond, 1978, 322 p.). Maitron, Jean (sous la direction de), Dictionnaire biographique du mouvement ouvrier français (18791914), 15 tomes, Les Editions Ouvrières, Paris, 1977 (Maitron, Jean (editor), Diccionario biográfico del movimiento obrero francés (1879-1914), 15 volúmenes, Ediciones de los Trabajadores, París, 1977). Michel, Louise, Je vous écris de ma nuit, correspondance générale de Louise Michel (1850-1904), édition établie, annotée et présentée par Xavière Gauthier, Les Editions de Paris, Paris, 1999, 798 p. (Michel, Louise, Estoy escribiendo mi noche, la correspondencia general de Louise Michel (1850-1904), edición y notas de Xaviere Gauthier, Les Editions de Paris, París, 1999, 798 p.). Michel, Louise, La Commune, Histoire et souvenirs, La Découverte, Paris, 1999, 377 p. (Michel, Louise, La Comuna, historia y recuerdos, La Découverte, París, 1999, 377 p.). Michel, Louise, Mémoires, éditions Sulliver, Arles, 1997, 354 p. (Michel, Louise, Memorias, Ediciones Sulliver, Arles, 1997, 354 p.). Michel, Louise, Souvenirs et aventures de ma vie, édition établie par Daniel Armogathe, coll. Actes et mémoires du peuple, La Découverte/Maspero, Paris, 1983, 437 p. (Michel, Louise, Recuerdos y aventuras de mi vida, editado por Daniel Armogathe, colec. Hechos y recuerdos de la gente, La Découverte/Maspero, París, 1983, 437 p.). Thomas, Edith, Les Pétroleuses, coll. La suite des temps, Gallimard, Paris, 1963, 289 p. (Thomas, Edith, Los Pétroleuses, colec. Después del tiempo, Gallimard, París, 1963, 289 p.). Thomas, Edith, Louise Michel ou la Velléda de l'anarchie, coll. Leurs figures, Gallimard, [Paris], 1971, 475 p. (Thomas, Edith Louise Michel Velleda o la anarquía, et al. Sus figuras, Gallimard, [París], 1971, 475 p.). Fuentes citadas:

Enlaces de Internet: Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam: http://www.iisg.nl/collections/louisemichel/sourcesfr.php Historia Social: http://socialhistory.org/en/node/2319

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Lecturas

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Poema de Louise Michel, Les oeillets rouges (los claveles rojos), dedicado a Théophile Ferré ejecutado en noviembre de 1871.

no sea dividida, que la conciencia nacional no sea turbada. Es necesario que París y el país todo entero sepan cuál es la naturaleza, la razón, el fin de la Revolución que se produce. Es necesario que la responsabilidad de los duelos, de los sufrimientos, de las desdichas de los que somos víctimas recaigan sobre aquellos que, después de haber traicionado a Francia y librado París al extranjero persiguen con una ciega y cruel obstinación la ruina de la capital, a fin de enterrar, en el desastre de la República y de la libertad el doble testimonio de su traición y de su crimen. La Comuna tiene el deber de afirmar y determinar las aspiraciones y los deseos de la población de París, de precisar el carácter del movimiento del 18 de Marzo, incomprendido, desconocido y calumniado por los hombres políticos que se reúnen en Versalles. Esta vez nuevamente París trabaja y sufre por la Francia entera, de la que él prepara por sus combates y sacrificios, la regeneración intelectual, moral, administrativa y económica, la gloria y la prosperidad. ¿Qué pide París? El reconocimiento y la consolidación de la República, única forma de gobierno compatible con los derechos del pueblo y el desarrollo regular y libre de la sociedad. La autonomía absoluta de la Comuna extendida a todas las localidades de Francia, y asegurando a cada una la integridad de sus derechos, y a todo francés el pleno ejercicio de sus facultades y aptitudes, como hombre, ciudadano, y trabajador. La autonomía de la Comuna no tendrá otros límites que el derecho de autonomía igual para todas las obras comunes adherentes al contrato, cuya asociación debe asegurar la unidad francesa. Los derechos inherentes a la Comuna son: El voto del presupuesto comunal, gastos y recursos; la fijación y la repartición del impuesto; la dirección de los servicios locales, la organización de su magistratura, de la policía interior y de la enseñanza, la administración de los bienes pertenecientes a la Comuna. La selección por elección o por concurso, y el derecho permanente de control y revocación de los magistrados y funcionarios comunales de todo orden.

Si j’allais au noir cimentière, frères, jerez sur votre coeur, comme un espérance dernière, de rouges oeillets tout en fleur. Dans les derniers temps de l’Empire, lorsque le peuple s’éveillait, rouge oeillet, ce fut ton sourire qui nous dit que tout renaissait. Aujourd’hui, va fleurir dans l’ombre des noires et tristes prisons. Va fleurir près du captif sombre, et dis-lui bien que nous l’aimons. Dis-lui que par le temps rapide, tout appartient à l’avenir ; que le vainqueur au front livide plus que le vaincu peut mourir. Traducción propia, con ayuda  Sí fuera al negro cementerio, hermanos, lanzad sobre vuestro corazón, como una última esperanza, rojos claveles en flor. En los últimos tiempos del Imperio, cuando el pueblo se despertaba, fue tu sonrisa, rojo clavel la que nos dijo que todo renacía. Hoy ve a florecer a la sombra de las negras y tristes prisiones. Ve a florecer junto al triste cautivo y dile que le queremos. Dile que con la fugacidad del tiempo, todo pertenece al futuro; que el vencedor de frente lívida puede morir antes que el vencido. Declaración de la Comuna al pueblo francés “En el conflicto doloroso y terrible que impone una vez más a París los horrores del sitio y del bombardeo que hace correr la sangre francesa, que hace perecer a nuestros hermanos, nuestras mujeres, nuestros hijos, aplastados bajo los obuses y la metralla, es necesario que la opinión pública 22

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La garantía absoluta de la libertad individual, de la libertad de conciencia y la libertad de trabajo. La intervención permanente de los ciudadanos por la libre manifestación de sus ideas, la libre defensa de sus intereses: garantías dadas a esas manifestaciones por la Comuna, única encargada de vigilar y asegurar el libre y justo ejercicio del derecho de reunión y de publicidad. La organización de la Defensa Urbana y de la Guardia Nacional, que elige a sus jefes y vela sola al mantenimiento del orden en la ciudad. París no quiere nada más a título de garantías locales, a condición bien entendida, de encontrar en la gran administración central, delegación de las comunas federales, la realización y la práctica de los mismos principios. Pero, a favor de su autonomía y aprovechando su libertad de acción, París se reserva realizar como lo considere mejor, las reformas administrativas y económicas que reclame su población: crear instituciones aptas para desarrollar y propagar la instrucción, la producción, el intercambio y el crédito; a universalizar el poder y la propiedad, según las necesidades del momento, el deseo de los interesados y los datos proporcionados por la experiencia. Nuestros enemigos se equivocaron o hacen equivocar al país cuando acusan a París de querer imponer su voluntad o su supremacía al resto de la nación y pretender una dictadura sería un verdadero atentado contra la independencia y soberanía de las otras comunas. Se equivocan o hacen que se equivoque el país cuando acusan a París de perseguir la destrucción de la unidad francesa, constituida por la Revolución, con la aclamación de nuestros padres, que concurrieron a la fiesta de la Federación desde todos los puntos de la vieja Francia. La unidad, tal como nos ha sido impuesta hasta hoy por el imperio, la monarquía y el parlamentarismo, no es más que la centralización despótica, ininteligente, arbitraria u onerosa. La unidad política, tal como la quiere París, es la asociación voluntaria de todas las iniciativas locales, el concurso espontáneo y libre de todas las energías individuales en vistas a un fin común, el bienestar, la libertad y la seguridad de todos.

La Revolución comunal, comenzada por la iniciativa popular del 18 de marzo, inaugura una nueva era política experimental, positiva, científica. Este es el fin del viejo mundo gubernamental y clerical, del militarismo, del funcionalismo, de la explotación, de los monopolios, de los privilegios, a los que el proletariado debe su servidumbre y la patria sus desdichas y sus desastres. Que esta patria querida y grande, engañada por las mentiras y las calumnias, se tranquilice entonces. La lucha entablada en París y Versalles es de esas que no pueden terminar por compromisos ilusorios: la salida no deberá ser dudosa. La victoria, perseguida con indomable energía por la Guardia Nacional, pertenecerá a la idea y al derecho. ¡Llamamos a Francia! ¡Advertida de que París en armas posee tanta calma como bravura, que sostiene el orden con tanta razón como heroísmo; que no se armó más que por devoción a la libertad y la gloria de todos, que Francia haga cesar este sangriento conflicto! Corresponde a Francia desarmar a Versalles por la manifestación solemne de su irresistible voluntad. ¡Llamada aprovechar nuestras conquistas, que se declare solidaria con nuestros esfuerzos; que sea nuestra aliada en este combate que no pude terminar más que con el triunfo de la idea comunal o con la ruina de París! En cuanto a nosotros, ciudadanos de París, tenemos la misión de realizar la revolución moderna, la más grande y la más fecunda de todas aquellas que han iluminado la historia. ¡Tenemos el deber de luchar y de vencer! París, 1 de abril de 1871.” La Comuna de París El Comité Central de la Guardia Nacional convoca a la lucha a los trabajadores* “Trabajadores, no os engañéis; ésta es una gran lucha, en la que se encuentran frente a frente el parasitismo y el trabajo, la explotación y la producción. Si estáis cansados de vegetar en la 23

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ignorancia y de pudriros en la miseria; si queréis que vuestros hijos sean hombres que gocen del beneficio de su trabajo y no especie de animales amaestrados para el taller o para el combate, que multiplican con su sudor la fortuna de algún explotador o vierten su sangre por un déspota; si no queréis que vuestras hijas, a las que no podéis educar y vigilar, sean instrumento de placer en brazos de la aristocracia; si no queréis ya que la desocupación y la miseria empujen a los hombres a la policía y las mujeres a la prostitución, si queréis, finalmente, el reino de la justicia, trabajadores, sed inteligentes. ¡Poneos de pie y que vuestras fuertes manos arrojen bajo vuestros talones a la inmunda reacción! ¡Ciudadanos de París, comerciantes, industriales, tenderos, pensionados, a todos vosotros que trabajáis y buscáis honestamente la solución de los problemas sociales, el Comité Central os llama a marchar unidos en el progreso. ¡Inspiraos en los destinos de la patria y en su gente universal!”.

Los desastres y las calamidades públicas en las que su incapacidad política y su decrepitud moral e intelectual han hundido a Francia, deberían sin embargo probarle que su época ha terminado, que ha cumplido la tarea que le había sido impuesta en 1789, que debe, si no cede el lugar a los trabajadores, por lo menos dejarles llegar a su vez a la emancipación social... El proletariado, frente a la amenaza permanente de sus derechos, la negación absoluta de todas sus legítimas aspiraciones, la ruina de la patria y de todas sus esperanzas, ha comprendido que era su deber imperioso y su derecho absoluto tomar en sus manos los destinos de la patria y asegurar el triunfo apoderándose del poder” *Jornal Officel, 21 de marzo de 1871. Citado por Jaque Rougerie en: Procès des Communards, París, Joulliard, 1964. C. Marx Resoluciones del mitin convocado para conmemorar el aniversario de la Comuna de París81

*Proclama del 5 de abril, citada por Bourgin en: La Comuna, Buenos Aires, Eudeba, 1962.

El mitin convocado para conmemorar el aniversario del 18 de marzo de 1871 ha adoptado las siguientes resoluciones: I Considera que el glorioso movimiento iniciado el 18 de marzo es la aurora de la gran revolución social llamada a liberar para siempre a la humanidad de la sociedad de clases. II Declara que las necedades y los crímenes de las clases burguesas, coligadas en toda Europa por su

La Comuna de París (1871) El carácter revolucionario del levantamiento en París* “Los proletarios de la capital en medio de los desfallecimientos y las traiciones de las clases gobernantes, comprendieron que ha llegado para ellos la hora de salvar la situación tomando en su mano la dirección de los negocios públicos... Los trabajadores, quienes producen todo y no gozan de nada, quienes sufren la miseria en medio de los productos acumulados, fruto de su trabajo y sus sudores, ¿deberán ser eternamente víctimas del ultraje? ¿No les será permitido jamás trabajar para lograr su emancipación, sin levantar contra ellos un concierto de maldiciones? La burguesía, su hermana mayor, que cumplió su emancipación hace más de tres cuartos de siglo, que les ha precedido en el camino de la revolución, ¿no comprende hoy que ha llegado la hora de la emancipación del proletariado?

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En la reunión del Consejo General del 20 de febrero de 1872 se aceptó la propuesta de Jung de celebrar un mitin de masas en Londres el 18 de marzo para conmemorar el primer aniversario de la Comuna de París. Pero el mitin público no tuvo lugar, ya que el dueño del local en que debía reunirse se negó en el último momento a conceder la sala. No obstante, los miembros de la Internacional y los ex federados organizaron el 18 de marzo una reunión solemne en homenaje al aniversario de la primera revolución proletaria. Fueron adoptadas tres resoluciones breves escritas especialmente por Marx para el mitin 24

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odio hacia los trabajadores, han condenado la vieja sociedad a la muerte, sean las que sean las formas de gobierno, monárquicas o republicanas.

parlamentario, sino una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo. En vez de continuar siendo un instrumento del Gobierno central, la policía fue despojada inmediatamente de sus atributos políticos y convertida en instrumento de la Comuna, responsable ante ella y revocable en todo momento. Lo mismo se hizo con los funcionarios de las demás ramas de la administración. Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los servidores públicos debían devengar salarios de obreros. Los intereses creados y los gastos de representación de los altos dignatarios del Estado desaparecieron con los altos dignatarios mismos. Los cargos públicos dejaron de ser propiedad privada de los testaferros del Gobierno central. En manos de la Comuna se pusieron no solamente la administración municipal, sino toda la iniciativa ejercida hasta entonces por el Estado. Una vez suprimidos el ejército permanente y la policía, que eran los elementos de la fuerza física del antiguo Gobierno, la Comuna tomó medidas inmediatamente para destruir la fuerza espiritual de represión, el “poder de los curas”, decretando la separación de la Iglesia y el Estado y la expropiación de todas las iglesias como corporaciones poseedoras. Los curas fueron devueltos al retiro de la vida privada, a vivir de las limosnas de los fieles, como sus antecesores, los apóstoles. Todas las instituciones de enseñanza fueron abiertas gratuitamente al pueblo y al mismo tiempo emancipadas de toda intromisión de la Iglesia y del Estado. Así, no sólo se ponía la enseñanza al alcance de todos, sino que la propia ciencia se redimía de las trabas a que la tenían sujeta los prejuicios de clase y el poder del Gobierno. Los funcionarios judiciales debían perder aquella fingida independencia que sólo había servido para disfrazar su abyecta sumisión a los sucesivos gobiernos, ante los cuales iban prestando y violando, sucesivamente, el juramento de fidelidad. Igual que los demás funcionarios públicos, los magistrados y los jueces habían de ser funcionarios electivos, responsables y revocables. Como es lógico, la Comuna de París había de servir de modelo a todos los grandes centros industriales de Francia. Una vez establecido en

III Proclama que la cruzada de todos los gobiernos contra la Internacional y el terrorismo, tanto de los asesinos de Versalles como de sus vencedores prusianos, prueban la inanidad de sus éxitos y afirman que tras la heroica vanguardia destruida por las fuerzas mancomunadas de Thiers y de Guillermo se encuentra el amenazante ejército del proletariado universal. Escrito: Por Karl Marx entre el 13 y el 18 de marzo de 1872. Primera edición: en el número 12 de La Liberté, 24 de marzo de 1872 y, en el número 3 de The International Herald, 30 de marzo de 1872. Se publica de acuerdo con el texto del manuscrito. Traducido del francés. Digitalización y Edición Electrónica: Ediciones Bandera Roja. Esta Edición: Marxists Internet Archive, 2003. La Comuna de París 1871 “París, sede central del viejo Poder gubernamental y, al mismo tiempo, baluarte social de la clase obrera de Francia, se había levantado en armas contra el intento de Thiers y los “rurales” de restaurar y perpetuar aquel viejo Poder que les había sido legado por el Imperio. Y si París pudo resistir fue únicamente porque, a consecuencia del asedio, se había deshecho del ejército, substituyéndolo por una Guardia Nacional, cuyo principal contingente lo formaban los obreros. Ahora se trata de convertir este hecho en una institución duradera. Por eso, el primer decreto de la Comuna fue para suprimir el ejército permanente y sustituirlo por el pueblo armado. La Comuna estaba formada por los consejeros municipales elegidos por sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad. Eran responsables y revocables en todo momento. La mayoría de sus miembros eran, naturalmente, obreros o representantes reconocidos de la clase obrera. La Comuna no había de ser un organismo 25

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París y en los centros secundarios el régime comunal, el antiguo Gobierno centralizado tendría que dejar paso también en las provincias a la autoadministración de los productores. En el breve esbozo de organización nacional que la Comuna no tuvo tiempo de desarrollar, se dice claramente que la Comuna habría de ser la forma política que revistiese hasta la aldea más pequeña del país y que en los distritos rurales el ejército permanente habría de ser reemplazado por una milicia popular, con un período de servicio extraordinariamente corto. Las comunas rurales de cada distrito administrarían sus asuntos colectivos por medio de una asamblea de delegados en la capital del distrito correspondiente y estas asambleas, a su vez, enviarían diputados a la Asamblea Nacional de Delegados de París, entendiéndose que todos los delegados serían revocables en todo momento y se hallarían obligados por el mandat impératif (instrucciones formales) de sus electores. Las pocas, pero importantes funciones que aún quedarían para un gobierno central, no se suprimirían, como se ha dicho, falseando intencionadamente la verdad, sino que serían desempeñadas por agentes comunales que, gracias a esta condición, serían estrictamente responsables. No se trataba de destruir la unidad de la nación, sino por el contrario, de organizarla mediante un régimen comunal, convirtiéndola en una realidad al destruir el Poder del Estado, que pretendía ser la encarnación de aquella unidad, independiente y situado por encima de la nación misma, de la cual no era más que una excrecencia parasitaria. Mientras que los órganos puramente represivos del viejo Poder estatal habían de ser amputados, sus funciones legitimas serían arrancadas a una autoridad que usurpaba una posición preeminente sobre la sociedad misma, para restituirlas a los servidores responsables de esta sociedad. En vez de decidir una vez cada tres o seis años qué miembros de la clase dominante habían de “representar” al pueblo en el parlamento, el sufragio universal habría de servir al pueblo organizado en comunas, como el sufragio individual sirve a los patronos que buscan obreros y administradores para sus negocios. Y es bien sabido que lo mismo las compañías que los particulares, cuando se trata de negocios saben

generalmente colocar a cada hombre en el puesto que le corresponde y, si alguna vez se equivocan, reparan su error con presteza. Por otra parte, nada podía ser más ajeno al espíritu de la Comuna que sustituir el sufragio universal por una investidura jerárquica. Generalmente, las creaciones históricas por completo nuevas están destinadas a que se las tome por una reproducción de formas viejas e incluso difuntas de la vida social, con las cuales pueden presentar cierta semejanza. Así, esta nueva Comuna, que quiebra el Poder estatal moderno, ha sido confundida con una reproducción de las comunas medievales, que, habiendo precedido a ese Estado, le sirvieron luego de base. Al régimen comunal se le ha tomado erróneamente por un intento de fraccionar, como lo soñaban Montesquieu y los girondinos, esa unidad de las grandes naciones en una federación de pequeños Estados, unidad que, aunque instaurada en sus orígenes por la violencia política, se ha convertido hoy en un poderoso factor de la producción social. El antagonismo entre la Comuna y el Poder estatal se ha presentado equivocadamente como una forma exagerada de la vieja lucha contra el excesivo centralismo. Circunstancias históricas peculiares pueden en otros países haber impedido el desarrollo clásico de la forma burguesa de gobierno, tal como se dio en Francia, y haber permitido, como en Inglaterra, completar en las ciudades los grandes órganos centrales del Estado con asambleas parroquiales [vestries] corrompidas, concejales concusionarios y feroces administradores de la beneficencia, y, en el campo, con jueces virtualmente hereditarios. El régimen comunal habría devuelto al organismo social todas las fuerzas que hasta entonces venía absorbiendo el Estado parásito, que se nutre a expensas de la sociedad y entorpece su libre movimiento Con este solo hecho habría iniciado la regeneración de Francia. La burguesía de las ciudades de la provincia francesa veía en la Comuna un intento de restaurar el predominio que ella había ejercido sobre el campo bajo Luis Felipe y que, bajo Luis Napoleón, había sido suplantado por el supuesto predominio del campo sobre la ciudad. En realidad, el régimen comunal colocaba a los productores del campo bajo la dirección intelectual de las 26

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cabeceras de sus distritos, of reciéndoles aquí, en las personas de los obreros, a los representantes naturales de sus intereses. La sola existencia de la Comuna implicaba, evidentemente, la autonomía municipal, pero ya no como contrapeso a un Poder estatal que ahora era superfluo. Sólo en la cabeza de un Bismarck, que, cuando no está metido en sus intrigas de sangre y hierro, gusta de volver a su antigua ocupación, que tan bien cuadra a su calibre mental, de colaborador del Kladderadatsch (el Punch de Berlín), sólo en una cabeza como ésa podía caber el achacar a la Comuna de París la aspiración de reproducir aquella caricatura de la organización municipal francesa de 1791 que es la organización municipal de Prusia, donde la administración de las ciudades queda rebajada al papel de simple rueda secundaria de la maquinaria policíaca del Estado prusiano. Ese tópico de todas las revoluciones burguesas, “un gobierno barato”, la Comuna lo convirtió en realidad al destruir las dos grandes fuentes de gastos: el ejército permanente y la burocracia del Estado. Su sola existencia presuponía la no existencia de la monarquía que, en Europa al menos, es el lastre normal y el disfraz indispensable de la dominación de clase La Comuna dotó a la República de una base de instituciones realmente democráticas. Pero, ni el gobierno barato, ni la “verdadera República” constituían su meta final, no eran más que fenómenos concomitantes. La variedad de interpretaciones a que ha sido sometida la Comuna y la variedad de intereses que la han interpretado a su favor, demuestran que era una forma política perfectamente flexible, a diferencia de las formas anteriores de gobierno que habían sido todas fundamentalmente represivas. He aquí su verdadero secreto: la Comuna era, esencialmente, un gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política al fin descubierta que permitía realizar la emancipación económica del trabajo. Sin esta última condición, el régimen comunal habría sido una imposibilidad y una impostura. La dominación política de los productores es incompatible con la perpetuación de su esclavitud social. Por tanto, la Comuna había de servir de palanca para extirpar los cimientos

económicos sobre los que descansa la existencia de las clases y, por consiguiente, la dominación de clase. Emancipando el trabajo a cada hombre.” Extracto de La Guerra Civil en Francia, de Karl Marx.

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Paul Lafargue82 (1842-1911)

ella. Cuando estaba libre tuve mis clases: 150 alumnos o más. No era suficiente para vivir, ya que dos tercios de ellas no me las pagaban. Tuve que dar lecciones de música, gramática, historia, un poco de todo, hasta las diez u once de la noche, y cuando volvía a casa, me iba a dormir agotada, incapaz de hacer nada… Aquí, en Saint Lazare tengo tiempo para mí, un montón de tiempo, y estoy feliz con esto: he leído, estudio. He aprendido varios idiomas. Un amigo, G. .., me dio lecciones de ruso y ya puedo leer y escribir un poco. Usted sabe que tengo una excelente memoria, que es lo principal para el estudio de una lengua. El inglés lo aprendí por mi cuenta... Para poder llevar a cabo lo que quiero cuando salga de ésta cárcel, tengo que saber varios idiomas. Escribo mientras espero volver a conquistar mi libertad de acción, mi libertad de hacer propaganda. He escrito algunos libros para niños. Donde los enseño a pensar como ciudadanos, como revolucionarios, y al mismo tiempo que les sea divertido. En la novela realista, la pintura de las miserias de la vida, y trato de que respiren el amor a la revolución en los corazones de los hombres. Hablamos una hora y media, olvidando el lugar en que estábamos, hablando de todo, tocando a todos los posibles temas de la actualidad, las elecciones, la literatura realista, nuevas novelas, viajes. —No lo siento por mí, estoy más libre que muchos de los que caminan sobre los cielos abiertos en virtud de que sus mentes están encarceladas, encadenados por sus bienes, por sus intereses monetarios, las necesidades de su triste vida. Están tan absortos que no pueden vivir como viven… En cuanto a mí, vivo la vida del mundo. Sigo con entusiasmo los movimientos revolucionarios de Rusia, Alemania y Francia, en todas partes. Sí, soy una fanática y, como todos los mártires, mi cuerpo no siente dolor cuando mis pensamientos me transportan al mundo de la revolución. Prisionera de estos gruesos muros veo de nuevo mi hermoso viaje a Nueva Caledonia. Mi ser nunca fue tan fuertemente conmovido por el espectáculo de la naturaleza como cuando navegué en la sombría inmensidad del océano, cuando en el Polo Sur, fui testigo de una tormenta de nieve y vi el aire con la nieve blanca, y el mar negro que devora las hojuelas que caían en la superficie; mientras que mi corazón vivió los días sangrientos de la derrota y la sublime explosión del 18 de marzo. Mi soledad me asola con miles de recuerdos. Y mí querido Canaques! ¡Qué bárbara es la civilización! Aprendí su idioma, su música, sus canciones. He vivido

Una visita a Louise Michel Fuente: Le Socialiste, September 26, 1885. Traducción: Mitch Abidor para marxist.org Derechos: Creative Commons (Attribute & ShareAlike) marxists.org 2005.

—Pero, ¿Qué pasa con usted? Te ves todo molesto, como si te pesaran los problemas de la cárcel, sonriendo, me dijo Louise Michel, al entrar. —Ciudadana, para nosotros es doloroso que estés encarcelada. Pues no esperaba verla detrás de las rejas. Tenía la esperanza de hablar con Usted en una habitación, para estrechar sus manos. —Mi querido Lafargue, respondió, no hay ninguna otra sala en este hotel donde la idolatría burguesa por mí es gratis. No me quejo. Para decir la verdad, he tenido que soportar lo peor. He encontrado la felicidad en una prisión que no sabía cuando estaba libre, tengo tiempo para estudiar y tomar ventaja de 82

Médico y socialista francés, autor de varias obras sobre la historia del marxismo. Fue uno de los fundadores del Partido Obrero francés en 1879. En la Asociación Internacional de los Obreros (la I Internacional) sirvió de secretario corresponsal para España entre 1866 y 1868 y fue miembrofundador de sus secciones francesas, españolas y portuguesas. Se casó con Laura Marx, deviniendo así en yerno de Karl Marx. 28

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entre ellos y me amó como si yo perteneciera a su tribu. Fundé una escuela, y en ningún momento sabía enseñar a estos pequeños salvajes a leer y contar, pero tengo que decir que inventé un método especial para ello… Louise Michel elaboró en detalle una cuestión pedagógica a propósito. He recibido una carta del alcalde de Noumea. Él me pregunta si voy a ir para fundar una la escuela, y lo haré. Se mueven para oír hablar a esta heroica mujer. —¡Oh, ciudadanos, como los extraño! —No me hable de un indulto. No quiero el indulto, nunca, ni a cualquier precio. —No sería un indulto que el Gobierno me dará para regresarme la libertad, que me privó por la fuerza. Un revolucionario, y esta es mi cuidadosa opinión, no debe reconocer a la burguesía el derecho de condenarlo. Que ceda ante la enorme fuerza que le aplasta, pero no abandonar cualquiera de sus derechos y si, después de haber bloqueado hasta él, el gobierno burgués abre las puertas de la cárcel, no es su perdón, es el restablecimiento de la libertad que le robaron. Aún le debe la reparación de los meses de prisión que le hizo sufrir. Acabo de terminar ocho meses de prisión y cuento con la reparación de los daños el día de la revolución. Piensa entonces, ciudadano, de los servicios que haría a la causa revolucionaria si estuviera libre. —No, no quiero un perdón. Sólo voy a salir de la cárcel si me dan una amnistía. Que los que me aman nunca hablen de un indulto: esto me deshonra. —No, perdón jamás, deshonra a Louise Michel, quien, un día después de que salga, iniciará de nuevo su campaña de lucha revolucionaria. Pare, no quiero oír hablar de cualquier indulto. No olvides traerme el libro de la antropología de Darwin El Descenso del Hombre; su lectura fortalecerá mi inglés. Dile a mis amigos que estoy bien. Adieu et au Revoir. (Adiós y adíos). Original en francés

La raison tonne en son cratère : vencer! C’est l’éruption de la fin.

El mundo va a cambiar de

Du passé faisons table rase,

base.

Foule esclave, debout ! debout ! Los nada de hoy todo han Le monde va changer de base : de ser. Nous ne sommes rien, soyons tout !

Groupons-nous, et demain, L’Internationale Sera le genre humain

Debout ! les damnés de la terre ! Debout ! les forçats de la faim !

en la lucha final. El género humano

Il n’est pas de sauveurs

es la internacional. (Bis)

suprêmes : Ni Dieu, ni César, ni tribun, Producteurs, sauvons-nous nous-mêmes ! Décrétons le salut commun !

Ni en dioses, reyes ni tribunos, está el supremo salvador. Nosotros mismos realicemos

Pour que le voleur rende gorge,

el esfuerzo redentor.

Pour tirer l’esprit du cachot,

Para hacer que el tirano

Soufflons nous-mêmes notre

caiga

forge,

y el mundo esclavo liberar,

Battons le fer quand il est

soplemos la potente fragua

chaud !

que el hombre nuevo ha de forjar.

L’État comprime et la loi triche ; L’Impôt saigne le malheureux ; Nul devoir ne s’impose au

Agrupémonos todos, en la lucha final. El género humano es la internacional. (Bis)

riche ; Le droit du pauvre est un mot

Traducción al castellano

creux. C’est la lutte finale :

Agrupémonos todos,

La ley nos burla y el Estado oprime y sangra al

¡Arriba, parias de la Tierra!

C’est assez languir en tutelle,

productor;

¡En pie, famélica legión!

L’Égalité veut d’autres lois ;

nos da derechos irrisorios,

Atruena la razón en marcha:

« Pas de droits sans devoirs,

es el fin de la opresión.

dit-elle

Basta ya de tutela odiosa,

« Égaux, pas de devoirs sans

que la igualdad ley ha de

droits ! »

ser:

Del pasado hay que hacer añicos.

no hay deberes del señor.

"No más deberes sin

¡Legión esclava en pie a

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Hideux dans leur apothéose,

derechos,

Les rois de la mine et du rail

ningún derecho sin deber".

Ont-ils jamais fait autre chose Que dévaliser le travail ? Dans les coffres-forts de la bande

Le soleil brillera toujours !

C’est la lutte finale :

Agrupémonos todos,

Groupons-nous, et demain,

en la lucha final.

L’Internationale

El género humano

Sera le genre humain

es la Internacional

Ce qu’il a créé s’est fondu

Paris, juin 1871.

En décrétant qu’on le lui rende Le peuple ne veut que son dû.

Les Rois nous soûlaient de fumées, Paix entre nous, guerre aux tyrans ! Appliquons la grève aux armées, Crosse en l’air, et rompons les rangs ! S’ils s’obstinent, ces cannibales, À faire de nous des héros, Ils sauront bientôt que nos balles Sont pour nos propres généraux.

Ouvriers, paysans, nous sommes Le grand parti des travailleurs ; La terre n’appartient qu’aux hommes, L’oisif ira loger ailleurs. Combien de nos chairs se repaissent ! Mais, si les corbeaux, les vautours, Un de ces matins, disparaissent,

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