Los últimos años de Lisandro de la Torre

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Descripción

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por HÉCTOR GHIRETTI Las circunstancias personales. nacionales y mundiales en medio de las cuales Lisandro de la Torre cierra definitivamente su actuación política son decisivas para comprender los últimos años de su vida. La voluntad política de De la Torre se había resentido seriamente a causa del escandaloso episodio en el que perdió la vida Enzo Bordabehere, uno de sus más entrañables camaradas. Además, se sentía reducido a la impotencia por no haber conseguido la condena de los inspiradores del crimen.

Un De la Torre cansado registra esta imagen en enero de 1939. ·-·,-·.-~·· Probablemente haya sido captada dentro del recinto de sesiones. - . . . ...

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El ímprobo esfuerzo llevado a cabo por Lisandro de la Torre para demostrar la perversidad de las condiciones en las que se realizaba el comercio de carnes era olímpicamente ignorado y dejaba incólumes no sólo a los sectores interesados en el mantenimiento de tal estado de cosas, sino también a los responsables directos del acuert!o con Gran Bretaña, a los que De la Tarre había demostrado ilevantables cargos de corrupción. Lo que debió haber provocado inexorablemente la caída de un gobierno pasaba a ser -por obra y gracia de un sistema político al que conceptuaba viciado de origen y ejercicio, una clase dirigente venal y decadente y una opinión pública controlada por la prensa genuflexa- un episodio mal tole-

rada, pero tolerado al fin, que no causaría mayores sobresaltos a la plana mayor del gobierno de Agustín P. Justo ni a la sucesión presidencial por él proyectada. La vastedad de las pruebas, la lógica irrefutable de las conclusiones, la obviedad de los argumentos desplegados por De la Torre apenas si agitaban las fétidas pero serenas aguas de la Argentina de los '30. "Me he retirado del Senado -escribe a su amiga Elvira Aldao de Díaz, el 8 de marzo de 1937- porque no podía callarme quedándome allí y ha llegado la hora de callar. 'La única voz' dice Ud. precisamente por eso. El país en este momento sólo tiene interés en que se le diga cuánto vale el trigo. Llegará la hora del arrepentimiento y entonces habrá muchas voces que hablen" .1

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La exaltación de pretensiones paladinescas de su figura 2 , efectuada por parte de la opinión pública a parW;..de su investigación sobre el comercio de las carnes, no engañaba a don Lisandro con respecto al aislamiento en el que se encontraba. El gobierno nacional había dado un golpe de muerte al demoprogresismo al intervenir la provincia de Santa Fe , y De la Torre era consciente de que si acaso podía reforzarse una presencia legislativa demoprogresista a nivel nacional que lo ayudara a mantener una formación opositora efectiva, sólo provendría de su provincia, ahora en manos de Justo. Tampoco podía esperar de"lasiado de su acercamiento a .JS partidos de izquierda, en el marco del frustrado Frente Popular: conocía muy bien las limitaciones - en términos de poder político efectivo y de proyecciones electorales- de socialistas y comunistas. El intento fallido de articular un frente opositor con posibilidades de éxito -DelaTorre recargaba las culpas de este fracaso en la actitud errática, timorata, cobarde y acuerdista del radicalismo por un lado, y en la división interna del socialismo por el otro- contribuyó definitivamente a su decisión de retirarse de la acción política. En abril de 1937 comparaba su situación con la a Aristóbulo del Valle . "Yo he soportado una situación más ingrata. Yo he luchado solo en el Senado durante cinco años , sin tener a mi espalda a la Unión Cívica, ni a los grandes diarios. Yo he luchado fieramente abordando todos los asuntos graves que se presentaban, a despecho de la conspiración de silencio de los grandes diarios y a despecho de la absoluta falta de solidaridad de los partidos opositores . radical y socialista y sólo ante la entrega rad ical al

adversario y ante la división pro- .. "El abandono que he hecho de funda del partido sodalista resol- la vida pública es tan completo ví retirarm e a la vida privada. ¡Hu- -responde ante la solicitud de biera tenido a mi espalda las fuer- una opinión al respecto- que zas necesarias para hacer algo repercute en los asuntos del otro útil y otra sería mi actitud!". 3 continente. Mi información se reLa soledad despojada de todo duce a leer los títulos de los teleafecto fam iliar, la pérdida defini- gramas".6 tiva de su estancia y las deudas Sin embargo, la evolución de que lo abrumaban también de- la escena internacional también bieron osc urecer su ánimo de lo movía a hondas preocupaciomanera significativa. Los sínto- nes. Los regímenes demoliberamas inequívocos de decadencia les occidentales -sistemas polítifís ica e intel ectual lo sumieron en cos a los cuales había adherido reflexiones no demasiado lumi- ideológicamente desde su juvennosas: es sabido el temor que tud- no solamente se mostraban Lisandro de la Torre abrigaba débiles e irresolutos frente a los totalitarismos italiano y alemán , fren te a la vej ez. 4 El análisis de la situación na- sino que también se resistían a la cional no daba lugar a esperan- democratización social y econózas : el orden político , económico mica progresiva de sus socieday social del justismo se consoli- des. La evolución de las demodaba -más allá de algunas pe- cracias liberales hacia formas queñas correcciones- con la ele- igualitarias de sociedad, tendenvación de Roberto M. Ortiz al po- cia que había juzgado como der. Las característi cas del pe- inexorable en los últimos años de ríodo iniciado en 1930 sobrevivi- su vida, no se verificaba en la rían a la muerte de Li sandro de la realidad . Torre durante varios años más: la El fortalecimiento y la expanconsideración de estas cuestio- sión de los regímenes de tipo nes por parte de un hombre do- fascista también lo inquietaba. A minado por la pasión política y pesar de no creer hasta el final de dueño de un severo juicio crítico enfrentado a la situación imperante deben haber sumado angustia y desal iento a su ya complicado estado anímico. "Yo pienso, como Ud. lo sabe, que las vibraciones patrióticas se han acabado. La ~.nca p acidad y la claudicación de"1os radicales han enervado totalmente el espíritu popular y la situación actual existe por obra de ellos , que se negaron a la formac ión del frente único de las fuerzas democráticas ".5 En sucesivas cartas diri gidas Uno de Jos obituarios que la prensa a Elvira Aldao de Díaz, de la Torre publicó tras el suicidio del senador insistiría en su fal ta de interés De la Torre. (De Ahora, 10 de enero por la marcha de los asu ntos de 1939). Su desaparición engrosó la pol íticos nacional es. Asimismo, trágica lista de intelectuales. artistas declara tener si milar actitud ante y políticos que murieron en medio de los aconte cimientos europeos. la "década infame ·:

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Una imagen poco común: Lisandro de la Torre fuera de todo escenario político, descansando en su estancia de Pinas.

vista atentaban contra el progreso de la humanidad: el fascismo y sus émulos, la ignorancia, el clericalismo inquisidor redivivo y el militarismo.

TIEMPO DE REFLEXIÓN

su vida en la posibilidad de una nueva conflagración mundial, y de afirmar que los totalitarismos de derecha terminarían en una revolución social de tipo comunista, De la Torre advertía su común carácter de negadores de la libertad individual: este aspecto sería el que principalmente lo decidiría a enrolarse en las corrientes de opinión opositoras al fascismo. Independientemente de las limitaciones de su análisis, don Lisandro seguiría atentamente los acontecimientos en España. La idea legalista, gubernista y democrática7 que se había formado con respecto al bando republicano, lo llevó a una identificación afectiva con este último, que incluyó alguna aparición pública en su apoyo 8 • Sin embargo, las victorias militares y en política internacional del sector sublevado -no obstante el optimismo de De la Torre 9- eran, a su ojos, el símbolo más claro del avance de las fuerzas regresivas que operaban en Europa y el resto del mundo, y que desde su punto de

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Abandonada definitivamente la actuación parlamentaria y prácticamente despojado de la estancia de Pinas -el otro gran motivo de sus desvelos-, Lisandro de la Torre se concentró durante los últimos años de su vida en tareas intelectuales. Dadas las condiciones en que se desarrolló esta actividad personal, es lícito pensar en un hombre dominado por un estado anímico bastante lúgubre, que potenciaba sus tendencias corrosivas y proclives al escepticismo. Es por eso que sus escritos y conferencias referidos a temas filosóficos, religiosos y políticos deben ser analizados teniendo en cuenta este particular estado espiritual. Asimismo su formulación en términos eJe concepc;ón filosófica debe ser relativizada, puesto que ambos fueron desarrollados solamente al final de su existencia y en condiciones psicológicas y espirituales muy particulares. Aun cuando no cabe suponer una modificación sustancial de su pensamiento durante el período específico tratado (probablemente, esa metamorfosis se habría operado durante toda la década anterior), las diferencias

pueden radicar en términos de inflexión, en la intensidad de las afirmaciones, que a yeces alcanzan un peculiar dramatismo existencial. En cuanto al pensamiento politico y social , se advierte una radicalización en su evolución hacia la izquierda, aunque manteniendo una actitud crítica que lo aleja de una identificación total con los extremismos de la época. Las reflexiones de Lisandro de la Torre se centraron en algunas cuestiones que lo habían atraído durante toda su vida. Volvió, en el transcurso de estos años, a las lecturas juveniles de Spinoza y Leibniz y a su pasión por las ciencias médicas y biológicas; llegaría incluso a asistir a varias clases de la cátedra de Histología de la Facultad de Medicina 10 . Asimismo, intensificó sus estudios sobre historia de las religiones y prestó especial atención a la cuestión social y a los fenómenos políticos y sociales que se producían en Europa: la evolución del experimento soviético y el desarrollo de las dictaduras totalitarias de Mussolini y Hitler. Las inquietudes intelectuales de Lisandro de la Tarre también alcanzaron cuestiones de la historia nacional reciente. En julio de 1937 anunció el propósito de iniciar un libro sobre la revolución de 1890. El proyecto finalmente no se concretaría 11 • Por otra parte, se mostró muy ocupado en la memoria y reflexión sobre las figuras de Aristóbulo del Valle y Leandro Alem. Inevitablemente -en una actitud que tiene mucho de balance y recapitulación- surgiría la comparación de su situación personal posterior a la renuncia a la banca de senador de la Nación y la de Aristóbulo del Valle, después de tornar similar determinación. 12 De la Tarre experimentaría un acercamiento cada vez más es-

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trecho al circuito cultural de la izquierda liberal, qu~ por esos años observaba una grave crisis en la actividad intelectual y científica nacional 13 . Prueba de este paulatino enrolamiento en la intelectualidad progresista es que, tiempo después, en ocasión del homenaje organizado por el Colegio Libre de Estudios Superiores a la figura de Aníbal Ponce , no dudó en calificarlo como el intelectual local más importante de los últimos tiempos 14 : "no puede sorprender -escribe a Elvira de Díaz- que la muerte del escritor que poseía la mentalidad más nutrida y vigorosa del momento actual argentino y [que) era el prosista más límpido y más elegante conmueva tan sólo a unos pocos" .15 Paralelamente, percibiría un progresivo distanciamiento de la prensa hegemónica del país con respecto a su persona. En repetidas ocasiones reprocha a La Nac16n, La Razón y La Prensa la claudicación en su campaña de oposición y crítica contra el gobierno . A la vez, denuncia una actitud cada vez más hostil de la prensa "seria" hacia su persona y la Democracia Progresista. " La Nac16n ha sido neutralizada por gente de la iglesia, que tiene hoy gran predicamento entre sus propietarios y propietarias ; La Razón se ha hecho enemiga por motivos financieros; y La Prensa ve en mí un revolucionario social que pondría en peligro los intereses sacrosantos de la burguesía" . 16 El periodismo hegemónico se ha convertido -a ojos de Lisandro- en una avanzada del conseNadorismo oficialista y del clericalismo17. Afirma que se ha quedado "sin tribuna donde hablar"; . advierte que "la consigna de hacer el vacío" de todo lo que él dice "se cumple rigurosamente" 18 . Reprocharía amargamente a los

"diarios grandes " su . "silencio uniforme" en .torno a la repercusión obtenida por sus conferenciast9. "Estamos en plena reacción clerical en el gobierno -agrega- y en la alta sociedad'. Similar observación le merecería la actitud de los principales diarios hacia la conmemoración de la muerte de Ponce. 20 La mutación que advierte De la Torre en la postura de la prensa "seria" del país lo irrita visible-

mente. Sin embargo, no alcanza a darse cuenta que también él ha cambiado de alineación, desde su rompimiento definitivo con la dirigencia política mayoritaria del país y sus órganos de difusión periodística asociados. Reclama con llamativa insistencia e irritación su lugar perdido en La Nación: lamenta en el periódico el abandono reciente de su tradición laicista y opositora -coherente con la línea trazada por

INFANCIA Y JUVENTUD Bernardo González Arrili y Raúl Larra, sus biógrafos (cuyas obras, escritas respectivamente en 1940 y 1941 se acercan al género hagiográfico), reconstruyen de manera muy parecida la infancia del político santafesino. Nicolás Lisandro de la Torre nació el 6 de diciembre de 1868, segundo vástago y primer varón en el seno de una familia de origen porteño. Don Lisandro de la Torre, su padre, era descendiente de vizcaínos. Dueño de una barraca en San Nicolás, se casa, vende el comercio y adquiere una estancia en las proximidades de Rosario. De filiación mitrista, se ve implicado en las luchas civiles durante los años cincuenta. Al parecer, fue salvado del fusilamiento a manos del bando urquicista por mediación directa de López Jordán. Su madre fue Virginia Paganini, una mujer culta y refinada, emparentada con el célebre presbítero don Antonio Sáenz y con los Gutiérrez, entre los que se contaban muchos hombres de letras . Los biógrafos comentan el incidente referido a su bautismo: el párroco se negó a bautizarlo con un nombre pagano, razón por la cual los padres aceptaron agregar Nicolás en el acta. En 1876, los De la Torre sufrirían las represalias económicas por la militancia política del cabeza de familia. El pequeño Lisandro estudió en el Colegio Nacional de Rosario. Obtuvo el grado de abogado y doctor en Derecho en Buenos Aires y posteriormente comenzó estudios de Medicina. Pero la Revolución de 1890 marcaría definitivamente su rumbo. De la Torre perteneció a esa escasa pero caracterizada estirpe de hombres públicos argentinos que no formaron familia o si la tuvieron, nunca reconocieron su existencia en sociedad. Quizá algún día puedan descubrirse los motivos por los cuales algunos argentinos con decidida vocación política entendieron que el deber republicano era incompatible con la vida familiar, su mantenimiento y atención debida. Quizá en esta alternativa de hierro se encuentre alguna clave oculta del estilo y la impronta del liderazgo político argentino. Lisandro de la Torre en su infancia.

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Mitre- que lo caracterizó erl'. pasado. Oe la Torre despi · algo tarde y confusamente crítica del periodismo hegemónico, motivado por razones personales y desacertadas que no le dejan ver las verdaderas raíces del problema. "Invisible" para la prensa importante, De la Torre se ofusca y da golpes de ciego. El problema parece reducirse a que se ha quedado fuera, definitivamente. Un grupo de amigos y seguidores terminaría convenciéndolo de romper su silencio y subir nuevamente al estrado, en este caso, el intelectual. De la Torre pronunció su ciclo de conferencias entre principios de 1937 y mediados de 1938. Los temas seleccionados dan cuenta de sus más acuciantes preocupaciones durante estos años. El fundador de la democracia progresista se elevaba por encima del terreno local, inmediato, remontándose hasta las alturas turbulentas e inciertas del sentido de la existencia humana, la idea de trascendencia, el destino de la humanidad. La repercusión obtenida levantó en su contra a parte de la prensa católica. La respuesta de monseñor Gustavo Franceschi -director de la revista Criterio- generaría una contrarréplica del autor de La cuestión social y los cristianos sociales. La famosa polémica atrajq la atención de la intelectualidad argentina durante un par de meses. Sin embargo, De la Torre puso fin a esta actuación pública, rehusando toda iniciativa cultural o política posterior y conformándose con la publicación esporádica de artículos referidos a los temas sobre los que había disertado o polemizado. Consciente de sus limitaciones respecto de las cuestiones planteadas, y presa de un desánimo irreversible, don Usan-

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Monseñor Gustavo Franceschi dando un mensaje a la felt~ gresía por radio. Este sacerdote fue uno de los más encendidos polemistas que combatió a De la Torre.

dro caería al abismo definitivamente en el problema de su propia existencia.

EN EL RUEDO

INT~LECTUAL

La oportunidad de hacer públicas sus ideas referidas a cuestiones filosóficas, religiosas y políticas aparecería a principios de 1937. Algunos amigos y allegados lo invitaron a pronunciar una serie de conferencias en el Colegio Libre de Estudios Superiores , una entidad que reunía a intelectuales prog resistas engagés y políticos pertenecientes a partidos de izquierda de la época. De la Torre tenía un alto concepto de la entidad fundada en 1930 por Luis Reissig, Aníbal Ponce, Alejandro Korn, Roberto Giusti, Narciso Laclau y Carlos lbarguren 21 . La consideraba una tribuna de lucha contra el clima de reacción clerical imperante. 22 Sin embargo, vacilaría antes de decidirse. No le seducía la idea de volver a la actuación pública, aunque más no fuese de manera episódica y en un ámbito académico. Posteriormente, en una carta personal, daría a conocer sus razones. "Las tres conferencias que he dado en el Colegio Libre -explica a Elvira Aldao de Díaz- han respondido únicamente, al deseo de cooperar al

desenvolvimiento de unainstitu ~ ción meritoria, dirigida por amigos muy queridos" . Inmediatamente a continuación, aclara : "No me propuse orientar a la opinión más allá del círculo reducido de los que coinciden conmigo en mi manera de ver, y mucho menos pensé en influir sobre los sucesos. Aparte de que no lo conseguiría, el solo intento pugnaría con mi inquebrantable voluntad en sentido contrario, tantas veces expresada". 23 La primera conferencia llevaba por título Intermedio filosóficd~. Era una denominación algo enigmática: no ha quedado demasiado clara la razón por la cual De la Torre la llamó "Intermedio", tratándose de una conferencia inicial . Podría especularse con la posibilidad de que en los momentos en que se decidió a incursionar en el ámbito de las ideas albergara una pequeña esperanza de retornar a la lucha política. Por otra parte, Intermedio filosófico no guardaría continuidad ni relación estricta con las disertaciones posteriores . Se trataba de un conjunto de reflexiones dispersas y en muchas ocasiones, contradictorias, sin demasiado orden, de tono existencial, en la que se mezclaban consideraciones antropológicas, metafísicas, escatológicas, polí-

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tico-sociales, teológicas y religiosas, espigadas con algunos datos de divulgación provenientes de la biología y las ciencias naturales . El disertante comenzaba su exposición reconociendo haber llevado hasta el momento una "existencia antifilosófica", es decir, alejada de la tarea propiamente especulativa. Desde un punto de vista escéptico y teñido de cientificismo positivista, Lisandro de la Torre atacaba las concepciones antropocéntricas - en razón de la inferioridad e insignificancia del hombre con respecto al conjunto de la naturalezaasí como también las de tipo teacéntrico -que proponen una idea de trascendencia revestida de atributos personales y originada en la imposibilidad de explicar satisfactoriamente los enigmas del universo-. Asimismo, criticaba a la antro~ologí.a-que 8: d8nominaba "dur.JIista" -que reconoce un alma espiritual eterna en el hombre- y a las consideraciones metafísicas, a las que calificaba de inútiles y sin sentido. De la Torre negaba la existencia de realidades espirituales de cualquier tipo, aunque rechazaba explícitamente para sí el calificativo de materialista, en razón de adherir a un vago concepto de panteísmo de raíz spinoziana, que constituiría algo -así como la "conciencia del Universo" . ~-· Por momentos, la conferencia adopta un tono de. inquisición existencialista. Lisandro interr6~ ga sin éxito a la ciencia positiva, en procura de respuestas sobre el destino final del hombre y las ·causas de la existencia humana: · · en estas ocasiones, pare.ce despuntar cierta nostalgia por la idea de una providencia divina o de una trascendencia sobrenatural. Fascinado por los recientes descubrimientos de la biología

celular, intenta ver en estos cuerpos inequívocos signos de conducta inteligente. La conciencia -concluye- no es patrimonio exclusivo del ser humano: las diferencias del hombre con respecto a los demás seres vivos es de índole meramente cuantitativa. El recurso de atribuirse un alma inmortal es un intento desesperado por distanciarse del resto de la creación. El único principio por el cual se rige la especie humana es el de la supervivencia de la especie: la idea de inmortalidad se deriva directamente de esta condicionante biológica. En esta línea argumental, Lisandro de la Torre arremete contra la teología y las religiones positivas. A la primera la califica de construcción arbitraria y fantasiosa (al igual que la metafísica) y a las últimas como formas primitivas de explicación de la realidad derivadas d81 azoramiento del hombre frente a la naturaleza. Las considera fenómenos históricos que responden a una inclinación biológica de la mente humana hacia las creencias: como se verá posteriormente, llega a hablar de un hipotético descubrí-

miento del "cromosoma de la superstición". Hacia el final de la disertación dedica algunos comentarios a las religiones de Estado, a la inutilidad tanto de la promoción como de la persecución de los cultos y a la amenaza para la paz que significa la presencia y la acción de la Iglesia Católica en el conflicto español en curso. Es clara, a lo largo de la exposición, la intención del veterano legislador santafesino de dejar a la existencia humana desprovista de sentido. El despliegue teórico es muy escaso, y el desarrollo no parece fruto de un estudio cuidadoso o de una reflexión prolongada, ayudada por lecturas sobre la cuestiór., sino más bien de la introspección de un alma amargada y algo rencorosa, presa de la desesperación, que intenta universal izar y darles jerar-

En un salón del Colegio Libre de Estudios Superiores.

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quía filosófica a sus propios problemas de conciencia. El texto no posee un valor intrínseco: pero lo gana a efectos de estudiar el pensamiento del propio autor y también para asomarse a la cuestión de la cultura y las ideas filosóficas de los dirigentes políticos argentinos del primer entresiglos.

La siguiente conferencia, La cuest1ón social y los cristianos sociales2 5 , fue pronunciada en agosto de 1937. En este caso, se trataba de una cuestión mucho más acotada y puntual, aunque el autor hiciese poco por resistir a la tentación de las digresiones y el desorden en la exposición. El

LA AMIGA: ELVIRA ALDAO DE DfAZ

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Dibuja' de Lisandro de la Torre. La expres1ón refleja su constante actitud de denuncia y desenmascaramiento de los grandes negociados.

De vacaciones en Captlla del Monte, Córdoba. Lisandro, Virginia, sus sobrinos y otros familiares.

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a sus afirmaciones sobre religión por parte del doctor Steffens Soler -al parecer en formato de folleta- y de una serie de artículos del mismo tono, anunciados en Criterio y el periódico nacionalista La Fronda. Sin embargo, parece que estos no llegaron a concretarse .43 Meses más tarde, durante la primera mitad de 1938, DelaTorre completaría sus ideas sobre la cuestlón religiosa en algunos breves artículos publicados en diarios y revistas 44 • Un intento de refutación de sus afirmaciones sobre la existencia histórica. de J~sucristo, a cargo del presbítero Gaynor, fue contestada por de la Torre en Los historiadores y Jesús. Desaparl."ddos ya la virulencia y el énfasis característicos de la polémica,_De "ía Torre, más tranquilo, sistematizó parcialmente sus razones y adoptó un tono conciliador y sereno, aunque no c1 emasiac1o convincente . Cerraba así su obra intelectual, perfectamente consciente de que el aporte -si en alguna medida existía- era modesto, desprovisto de pretensiones exageradas. 45 La insistencia por parte de muchos de prolongar el ciclo de conferencias no torcería la decisión de don Usandro de abandonar de una vez por todas la actuación pública. En carta a Elvira de Díaz, fechada el 12 de octubre de 1938! despejaba toda posibilidad de retorno. "Mucho me honra su estímulo -iba a decir su conminación,- para que dé otra conferencia, pero río es posible. Asumiría un papel que no me corresponde y haría sospechosa la sinceridad de mi retiro de toda actividad pública" .46 Raúl Larra cita una carta a Luciano F. Malinas, en la que le comunica haber destruido su archivo, "convencido de que he actuado en una época de transición, de muy escasa importancia

LA CARTA DE DESPEDIDA ~

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La carta que De la Torre dejó a sus amigos para despedirse y pedirles que respeten los deseos que al/! mismo expresaba.

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Señores: Doctor Luciano F. Molinas, EduardoPaganini, doctor Antonio Robirosa, doctor Juan José Díaz Arana, Cornelio Casablanca, doctor Carlos de la Torre, Luis María de

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la Torre, doctor Jorge A. Robirosa, doctor Virgilio Tedín Uriburu, doc..----·~L·- ~ tor Lucio V. López, ingeniero Julio A. Noble, ingeniero Alberto T. Casella, Carlos Hillner, doctor Ricardo C. Aldao, Ricardo L. Paganini, Ricardo Fernández Guerrico, Rafael Demaría, Francisco Salvatierra, Alberto Gerchunoff, doctor Luis María de la Vega, ingeniero Benito Carrasco, Manuel Alfredo Vetrone, Joge Firmat Lamas, Edgardo Amara!, Héctor Vimo, Alfonso de Laferrére, doctor Ramón L. Sobral, Julio Juárez Celman, doctor Francisco Pociello Argerich, Carlos María de la Torre, Gregario Sánchez, Emil io Fernández Díaz, Marcelo Costa Paz, José María Vaya, Julio A. Robirosa, doctor Carlos Groussac, coronel Carlos Giani, José Pedro Olmedo, Carlos Olmedo Zumarán, doctor Jorge Ramallo, doctor Avelino Sel larés, Carlos Gradín, doctor Eduardo Alemán, Primitivo Barcia Trelles, doctor Adolfo Piossek, doctor Ventura Larrosa, Mario Robirosa, Marcelo Robirosa, José Clucellas, Rodolfo Luchter, Samuel Yasky, Ismael Bordabehere, Enrique Ruiz, H. Castaños Vivanco, Pío Díaz Valdés. -L..

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Queridos amigos: Les ruego que se hagan cargo de la cremación de mi cadáver. Deseo que no haya acompañamiento público, ni ceremonia laica, ni religiosa alguna, ni acceso de curiosos y fotógrafos a ver el cadáver, con excepción de las personas que ustedes especialmente 1 autoricen. Si fuera posible, debería depositarse hoy mismo mi cadáver · en el Crematorio e incinerarlo mañana temprano, en privado. _Mucha gente buena me respeta y me quiere y sentirá mi muerte, Eso me basta como recompensa. ·· No debe darse una importancia excesiva al desenlace final de una vida, aun cuando sean otras las preocupaciones vulgares . Si ustedes no lo desaprueban desearía que mis cenizas fueran arrojadas al viento. Me parece una forma excelente de volver a la nada, confundiéndose con todo lo que muere en el Universo. Me autoriza a darles este encargo el afecto invariable que nos ha unido. Adiós. Lisandro de la Torre

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-- . histórica, destinada a caer pronto en un merecido olvido" 47 . A esta altura, las preocupaciones más profundas de don Lisandro ya se habrían tornado inconfesables .

POR PROPIA VOLUNTAD La perspectiva era particularmente sombría. Alfonsina Storn i, Leopoldo Lugones, Enrique Lancán, Florencia Parravlcini, Enrique Méndez Calzada: hacia finales de los '30, el mundo se volvió repentinamente un lugar inhabitable para muchos argentinos ilustres. El caso de los suicidas de la década del '30 es uno de los fenómenos más interesantes y menos estudiados de la historia nacional reciente 46 . Tal vez en él se oculte alguna clave para comprender el estado en que se encontraba el espíritu de muchos argentinos, y hasta es posible que sirva para explicar algunos procesos y acontecimientos que se produjeron en lo sucesivo. La muerte volt •r.tana de Lbandru je la Torre no es un hecho aislado. Otros notables del país se decidieron de manera igualmente drástica. Los t'1ltimos años de su vida transcurc:eron en condiciones sumamente críticas: a nivel nacional e internacional campeaba todo lo que de la Torre había combatido durante su act¡.Jación pública; su formación pattidaria atravesaba una crisis que \se parecía mucho a la decadencia; su vida se yeía desprovista definitivamente de afectos personales y recursos materiales. Por otra parte, la perspectiva de transcurrir el resto de su existencia amenazado por la senilidad mental y física lo inquietaba seriamente. Se podría decir que el suicidio aparece en el pensamiento de Lisandro de la Torre como una

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A la salida del Senado, don Lisandro con el rostro desencajado después de las dtfíciles jornadas de julio de 1935. Publicada por Noticias Gráficas.

conclusión lóg ica de la propia existencia. En carta de abril de 1938 -casi un año antes del suicidi o- justificaría teóricamente la terminación vol untaria de la ·,·ida personal: de la Torre escribía en esa ocasión sobre las expectativas que debía tener la humanidad para el porvenir, limitadas en su opinión a procurarse una vida material apenas llevadera. "¡Qu e se conforme con vivir en condiciones materiales tolerables. -escribe- ya que su apego a la mala vid a es tan grande que sería in útil querer convencerlo de las ventajas del suicidio colectivo!" 49 • En la misma carta, de la Torre cerraba una serie de reflexiones sobre el futuro del capitalismo con un breve pero expresivo comentario: "el porvenir no sonríe al parasitismo. El que viva, verá". 50

Las tesis más difundidas sobre las motivaciones que lo ll evaron al suicidio no parecen ten er demasiada sustentación puesto que plantean el problema de modo excluyente . De la Torre no aparentaba estar agobiado por las deudas, aún cuando el problema de su deuda por los gas-: tos en la estancia de Pinas no se habían resuelto del todo. Así escribía a Juan José Díaz Arana, el día anterior al suicidio : "Con las facilidades que me proporciona la buena voluntad . de todos podría arreglar mis co~ sas y· quedar como un inválido, a vivir pobremente. El Banco Español está dispuesto a aceptar la devolución de Pinas por saldo de mi cuenta hipotecaria, que es , en definitiva, el precio del campo y los intereses. Pero ese arreglo no me deja moralmente satisfecho y prefiero cortar por lo sano . Entre seguir viviendo como un muerto o morir de veras , prefiero lo segundo. Es lo mejor y lo más limpio entre las soluciones a elegir" .51 Tampoco p8recía obses!O! •
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