Los terremotos de Montesa de 1748 en la comarca de Almansa

July 26, 2017 | Autor: A. Arráez Tolosa | Categoría: Terremotos, Almansa, Historia de Almansa
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Descripción

Historia y Patrimonio

Los terremotos de Montesa en la comarca de Almansa Días atrás, por desgracia, pudimos ver por televisión el terremoto de Lorca y sus fatales consecuencias: nueve muertos, con un 80% de las infraestructuras dañadas, de las que a un 14% no ha sido posible acceder en varios días, y 33 edificios históricos afectados, entre ellos el castillo de la población. Afortunadamente y como todos sabemos, no hubo daños en nuestra localidad, aunque muchos pudimos sentir el vaivén en nuestras propias carnes.

mado final de 38 víctimas mortales. Se les asigna un valor de 6,2 en la escala de Richter, lo cual permite hacernos una idea de su potencial destructivo al comparar dicha cifra con la del terremoto de Lorca del pasado 11 de mayo: un valor de 5,1 en dicha escala.

Imagen de nuestra Señora de Belén de principios del siglo XX, antes de su restauración

gundo movimiento sísmico, quizá porque a la lógica alarma por el temblor se unían esta vez las noticias de las pasadas destrucciones en el Reino de Valencia por causa del terremoto primero de 23 de marzo, sobre el cual leemos que “…las divinas yras se han explaiado por nuestras culpas con Nuestra localidad también fue los temblores de tierra que se exsacudida debido a su cercanía al perimentaron en esta villa y otras epicentro, aunque felizmente sin de su circunferencia, la mañana daños en vidas ni equipamiento. del dia veinte y tres de marzo…”. A pesar de ello, el movimiento de tierra provocó gran alarma en- Los cuales, como ya sabemos, Pues bien, tal rabiosa actualidad tre los vecinos de la Almansa del causaron especial quebranto, y sugiere, a mi parecer, el hablar de momento junto a muestras en- así ocurre en el castillo de Monteotros movimientos sísmicos como tremezcladas de pánico y fervor sa, del cual “…se arroinó la maior fueron los de la vecina Montesa religioso, este último naturalísimo parte de dicha fortaleza, haciendo del año 1748. Dichos terremotos en esa época. Todo ello podemos tan lamentable estrago, como dede igual intensidad, en los días 23 seguirlo a través de los Libros de jar en sus ruinas sepultados hasta de marzo y 2 de abril, provocaron Actas Capitulares, sitos en el Ar- veinte y una personas, freyles de la práctica destrucción de Monte- chivo Histórico Municipal de Al- la expresada orden de Montesa, Sellent y Estubeny, resultando mansa. sa, la maior parte en la Yglesia, muy dañadas otras poblaciones donde se hallavan celebrando el de la comarca valenciana de La La primera referencia la encontra- Tremendo y Santo sacrificio de la Costera como Anna, Enguera o remos en el Cabildo de 3 de Abril misa, y otros dando gracias desCanales, con un número aproxi- de 1748, el día después del se- pues de su celebración…”. 13

Ruinas del castillo de Montesa.

Así como en la misma Montesa, en donde también habrá víctimas mortales, “…experimentandose este estrago tambien en la dicha villa de Montesa con la muerte de quatro sus Vecinos, y la ruina de muchos edificios, extendiendose alas villas de Enguera, Ballada… … y otros, como son Torrente de la Costera, Saliente (Sallent), Llaneras (Llanera de Ranes), Anna, Canales, Estuvent (Estubeny) que son de los que mas por extenso se ha tenido notizia de sus ruinas…”. Como vemos, las consecuencias del primer terremoto en las localidades vecinas ya se conocían, daños a los que habrá que sumar los producidos por el segundo, el día 2 de abril, el cual en Almansa “…se aprecio la noche del día proximo entre nueve y diez de ella, que repitiendo dicho temblor de tierra con vastante violencia pues los edificios llegaron a estremecerse pero mucho mas los

conturbados animos, por que en las casas no quedó persona”. Así que todos los almanseños salieron a la calle, asustados ante el segundo fenómeno y atemorizados por las noticias que habían llegado en días pasados acerca de destrucciones y muertes en las villas vecinas. Y dirigiéndose a la Iglesia “…temerosas que los edificios se arruinasen, clamando misericordia a nuestro Dios y Señor, combocandose a esta Parroquial Yglesia en donde se expuso a nuestra Divina Magestad Sacramentada por algunas oras…”. Es decir, que se reunieron en torno a la Custodia. Sin embargo, la protección de ella sola no era suficiente a sus ojos, así que “…el clamor del Pueblo fue general pidiendo se trajese la Milagrosissima Imagen de la Gran Reyna y Señora que con el Soberano Título de Belen se venera por Patrona de esta Muy Noble, Leal y Felicísima Villa…”. 14

Petición unánime a la cual accederán las autoridades locales, como no podía ser de otra manera en estas circunstancias, previéndose por tanto la llegada de la Virgen desde el santuario de Belén, lo cual a los vecinos “…se les manifestó tendria efecto la siguiente mañana, y se tubo a bien publicarlo, a la una de ella, con lo que se experimentó gran jubilo…”. Entre el pueblo, que más calmado accederá a volver a sus casas, pues “…en la confianza del patrocinio de esta Señora, se logró reduciren las gentes cada una a su havitacion con el seguro de que por tan poderoso asilo experimentarian su consuelo…”. Finaliza este Cabildo con la orden expresa por parte de las autoridades municipales de que se traiga a la Virgen desde su santuario, tanto para consuelo de los

habitantes como para poderle agradecer la protección de la villa ante tales corrimientos de tierras “…porque la necesidad al peligro eminente no dá mas treguas, se pase a la hermita de la colocacion de dicha Soberana Ymagen, y se traiga y ponga en su trono desta Parroquial, en donde se le tributen los Cultos mas expresivos por el tiempo que se tuviere por combeniente…”. Para mejor entender la gravedad de la situación hay que recordar que la presencia de la Virgen de Belén en Almansa era una situación anómala, pues en aquella época residía de manera habitual en el Santuario. Sólo trasladándose al pueblo en circunstancias especiales de gran necesidad como guerras, epidemias, sequías, plagas de langosta, ruegos por la débil salud del Monarca del momento, u otras como la que estamos narrando. Y siempre auspiciado su traslado por la profunda fe de los almanseños en Ella y su labor de salvaguarda de la población. Podemos nosotros imaginar, aquel día siguiente 4 de abril de 1748, la escena de la conducción de nuestra Patrona a la actual Iglesia de la Asunción, no demasiado diferente a la actual Romería de Septiembre. Una vez en la Iglesia se le sucederían las rogativas, aclamaciones y gracias por la protección de la villa. Es necesario avanzar ahora al día 5 de mayo de ese mismo año, en cuya Acta Capitular podemos leer la preparación de la fiesta de la Patrona del día siguiente 6 de mayo. Fecha en la que los almanseños se desplazaban en procesión al Santuario de Belén a visitar a su Patrona. Era lo que, en palabras de Miguel - Juan Pereda Hernández, se denominaba como voto del Concejo, el cual obligaba a ello a la corporación, al clero y a un representante al menos de cada casa. Y por todo ello se pensó en retornarla, ya que “…haviendose experimentado el consuelo de no haverse advertido en esta villa temblor de tierra igualmente percevido a los citados en Cavildo anterior…”. resultaba muy adecuada su devolución a la ermita aprovechando el día de su festividad, que como ya sabemos era la situación normal, por lo que les “pareció se resolviese trasladar a la Gran Reyna y Señora de Belen a su hermita en el dia de mañana, y por ser el de su fiesta anual adonde concurren, llevados de la devocion muchas gentes de las villas de la comarca; y con el motivo de feria”. Sin embargo, en los días previos de preparación de la imagen, un hecho inesperado forzará al cambio de planes: “…siendo entre tres y quatro de la tarde, y su Magestad descendida del trono, puesta en andas para la General procesion, al quarto de ora, se sintió repetir el temblor de tierra…”. Un nuevo temblor, también sin consecuencias más allá del esperado susto, pero que sirvió para que todos los lugareños reconociesen la protección de su Patrona, y “…atribuiesen la Gran Piedad de esta Señora que quería demostrar existir la necesidad de su presencia para exercitar su patrocinio por no hallarse satisfecha la divina justicia…”. Patrocinio que les habría librado de la enorme destrucción causada en las comarcas vecinas, de la cual el Cabildo nos ofrece en este punto una gráfica descripción, pues “…heran ciertos los estragos repetidos en los citados pueblos, porque en el dicho castillo de Montesa, se experimentó la total ruina de su fuerte y sumptuosa fabrica, y en los otros la maior parte de su desolacion extendiendose el quebranto de los edificios de la ciudad de San Phelipe, antes Xativa, llenando de pavor y espanto a sus avitadores, tanto que desampararon las poblaciones, morando en los campos con el corto refugio de chozas, o barracas de madera, en donde trasladaron a Su Magestad sacramentado…”. Sin que en Almansa, afortunadamente, sucediera nada parecido: “…sin que en esta Felicisima Villa, por tener patrona a la milagrosissima Ymagen de la Gran Reyna de Belen, se haya conocido quebranto de consideracion en el edificio mas devil…”. Así las cosas, ante el nuevo fenómeno, no parecía la mejor idea el desprenderse tan pronto de la Virgen devolviéndola a su Santuario, por lo que el pueblo “…bien tiene por precisa la permanencia de esta Soberana Ymagen y la continuacion de sus Rogativas, y expecialmente quando en esta misma noche se ha repetido dicho temblor de tierra entre onze y doze de ella, percevido generalmente por hallarse el Pueblo sin recoger en continua oracion, con lo que se afianzaron en atribuhir a gran piedad desta Señora estos movimientos, y no haver llegado el tiempo de trasladarse a Su Hermita,…”.

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Iza. Primera página del Cabildo de 3 de abril de 1748, con anotación al margen donde se lee: Sobre que se traiga en Rogativa a Nª Sª de Belén por los temblores de tierra que se experimentan. Drcha. Ultima página del Cabildo de 3 de abril de 1748.

Como acabamos de leer, se repitió otro movimiento de tierras ya entrada la noche, el cual sorprendió a los almanseños reunidos en la Iglesia de la Asunción. Podemos, pues, imaginar la escena del templo abarrotado en mitad de la noche, iluminado con velas y cirios, repleto de rostros cansados en los que podría leerse a partes iguales miedo y fe en su Patrona. Y después representarnos el momento en que la tierra fue sacudida: el fervor religioso debió expandirse por todo el recinto, multiplicándose los ruegos y promesas.

Aunque en estas inusuales circunstancias era de prever una mayor presencia de gentes, así que “...advirtiendo que existiendo en esta villa la Divina Imagen el concierto de pobres seria maior en esta por los muchos forasteros que se hallaban, se determinó que tambien se dispusiera la comida necesaria, para que todos lograsen la caridad tan acepta a los Divinos ojos…”. Y con esta advertencia finaliza este Cabildo de 5 de mayo de 1748, dejándonos la cuestión acerca del éxito de aquella fiesta patronal del 6 mayo, puesto que la principal protagonista no se hallaba en el Santuario de Belén. Surge por tanto la duda acerca de cuántos almanseños del momento se atreverían a alejarse de su Patrona, en el contexto de tales recientes movimientos de tierra.

Por tanto, se resolvió definitivamente dejar la Imagen en la villa, aunque como la fiesta del 6 de mayo estaba próxima, era necesario recordarles a todos “…que no se omitiese en el dia de mañana la concurrencia a dicho Santuario y que en el se diese Avancemos ahora dos años, en a los pobres la comida acostum- concreto al Cabildo del día 22 de abril de 1750, para poder brada…”. 16

leer el final de esta historia. Nos encontramos con que la Imagen continúa sin ser trasladada a su ermita. Hecho excepcional por su duración, más de dos años, como los propios contemporáneos reconocen, pese a no haberse ya experimentado movimientos de tierras: “…adbirtiendose ya por la Divina misericordia, y proscesion de tan soberana Reyna cesado este motivo, y que sin embargo de la general sequedad, ha favorecido el Cielo con llubias el termino de los cordiales Hijos desta Señora, y que de inmemorial no ha permanecido fuera de Su Santa Hermita tanto tiempo, a excepcion del calamitoso de guerras…”. Sequía general, quizá la causa de alargar su presencia entre los almanseños favoreciendo las lluvias como acabamos de leer. Sin embargo, es tiempo ya de devolver la Virgen a su hogar: “…ha parecido (no sin gran do-

Interior de la Iglesia de la asunción. Principios siglo XX.

lor de los corazones de sus Hijos) que se restituya dicha santa Ymagen a su Hermita, tambien para Consuelo de los moradores de los heredamientos contiguos…”. Y se decide llevar a cabo su restitución “…en el dia de su festividad que lo es el seis de mayo primero, en el que por la mañana desde dicha Parroquia se trasladara segun costumbres a dicho santuario…”. Lo cual ha de comunicarse a las autoridades religiosas, pese a ser privilegio exclusivo de la villa las decisiones acerca de las traídas y llevadas de la Virgen a su Santuario, decidiéndose que “…se pasara recado al Muy Reverendo Vicario Cura y Clero de ella, para que con la solemnidad, y culto con que siempre han asistido, lo executen, y en la misma manera, se pasara a la Comunidad de nuestro Seráfico Padre San Francisco de Descalzos de esta referida Villa para dicha concurrencia…”.

Sin olvidar la tradicional comida de beneficencia a los pobres: “…se de la Cantidad regular para los pobres que concurren en dicho dia a la expresada hermita…”. Y aquí concluye la pista de estos terremotos a través de las Actas Capitulares de la villa de Almansa, cuyo principal testigo se nos presenta en la autovía de Valencia: las ruinas del castillo de Montesa. Quizá fueran un aviso a la sociedad de la época de la enorme tragedia que estaba por llegar: el gran terremoto de Lisboa de 1755.

Nuestra Señora de Belén, grabado de 1784

Alfonso Arráez Tolosa

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