Los recursos de resistencia social del movimiento de Temacapulín

October 5, 2017 | Autor: C. Estrada Casarín | Categoría: Movimientos sociales, Conflictos ambientales, Ecologia Política, Resistencia Social
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Descripción

Fallas del sistema> Los recursos de resistencia social del movimiento de Temacapulín Carlos E. Estrada Casarín Arquitecto y activista, promotor del derecho a la ciudad y la gestión social del hábitat. Cursa la maestría en Ciudad y espacio público sustentable en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente. Es socio fundador del Grupo Agua y Ciudad.

PALABRAS CLAVE Movimientos sociales, Recursos de Resistencia social, Sistema, Temacapulín

INTRODUCCIÓN Desde hace algunas décadas, los discursos de los movimientos sociales por el saneamiento del río Santiago han tenido presencia en Guadalajara, sin embargo con la puesta en marcha de los mega proyectos hidráulicos como la presa El Zapotillo, las organizaciones y colectivos agrupados en el MAPDER, así como IMDEC y el Comité salvemos Temaca, Acasico y Palmarejo principalmente, se han dado a la tarea de difundir la problemática y atacar por la vía legal y mediática los riesgos y las afectaciones en las comunidades, así como las externalidades que se generarán con la construcción de la presa El Zapotillo. La lucha legal continúa y actualmente la comunidad cuenta con un amparo (suspensión definitiva)i para detener la construcción de la cortina de la presa. El presente ensayo busca aproximarse a las evidencias de cómo es que el sistema económico propicia el incumplimiento del marco normativo legalii. Suponemos existen fallas del sistema que fortalecen la resistencia de parte de las personas afectadas que se organizan en torno a un clamor compartido y se articulan luego en movimientos sociales. Basándonos en la postura del desarrollo sustentable y del ecologismo de los pobres, compararemos los recursos de la resistencia social (Lezama, 2012) que hemos clasificados para efectos del presente ensayo como “activos y reactivos”.

Imagen 1, #Temacaravana Recorrido de observación, habitantes y aliados de Temacapulín, por el Río Verde hasta la cortina de la presa el Zapotillo", Fotos: Carlos Estrada Casarín, junio de 2014

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DESARROLLO El sistema económico actual basado en la explotación de la naturaleza (desarrollado por las sociedades tanto capitalistas como socialistas que produce efectos negativos en las personas y en los ecosistemas) ha generado una crisis civilizatoria cuyos componentes principales son: crisis económica, crisis social, crisis política y crisis ambiental. La articulación de la población frente a los efectos de la crisis actual genera colectivos organizados y movimientos sociales que actúan coordinadamente para transformar la realidad y mejorar sus condiciones de vida y también se articulan para resistir frente a conflictos originados por el daño y explotación indiscriminada de sus recursos y entornos naturales en su territorio, así como las amenazas y afectaciones de la seguridad y estabilidad ambiental de sus ecosistemas que ponen en riesgo la integridad de las personas y de sus bienes. “Un conflicto ambiental surge frente a una crisis ecológica, que es el resultado de la práctica del modelo rapaz de relación con la naturaleza, y designa un campo conflictivo en el que se pone en evidencia la inviabilidad del orden social que gira en torno a los principios estructurales descritos…los conflictos ambientales son protagonizados por grupos de población que son afectados de manera directa en su salud o recursos de subsistencia y cultura.” (Martínez y Hernández, 2012:155)

Partiendo de la afirmación de William Morris de que el parlamentarismo absorbe las energías dirigidas al movimiento social suponemos que el paradigma del desarrollo sustentable presenta una contraposición evidente frente a la visión de la ecología popular respecto a la canalización de los clamores de los movimientos sociales que surgen de algún conflicto ambiental. La participación política en espacios deliberativos y de consulta podría distraer entonces, la energía de los movimientos y desviarla hacia espacios menos efectivos que los de la acción directa (Martínez Alier, 1992) por lo tanto nos surge el cuestionamiento dialéctico sobre ¿Cuál es el nivel de incidencia real de los movimientos sociales en las transformaciones del sistema económico vigente mediante su integración a las “agendas” medioambientales? y ¿Cuál es el impacto de las acciones alternativas y autónomas de los movimientos sociales en dicha transformación? La primera pregunta se refiere a los recursos que denominaré reactivos, por representar una posición de defensa ante actos de autoridad o impactos producidos por la industrialización, mientras que la segunda se refiere a los recursos activos, es decir, que surgen de la creatividad social (Villasante, 2002) y tienen diversos canales y alcances.

Imagen 2, vista aérea de la zona de la presa El Zapotillo y cauce del río Verde, al noreste Temacapulín, al este Cañadas de Obregón, cabecera municipal, recuperado de Google Earth el 1 de junio de 2014.

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Frente a la postura del sistema económico que desprecia la importancia de las comunidades, y la biodiversidad, es sencillo encontrar argumentos que describan los efectos injustos e ilegales de sus acciones y actos. Los ríos sufren daños provocados por la descarga de residuos industriales y domésticos sin tratamiento y el escurrimiento de lixiviados (Martínez y Hernández, 2012) que genera impactos nocivos en la salud humana mientras que la realización de megaproyectos de infraestructura hidráulica como la construcción de presas provoca que miles de personas sean desalojadas a nuevos centros de población de manera forzosa y sus comunidades desintegradas, propiciando “el rompimiento de las relaciones que conforman el tejido social, sus formas de organización, sus tradiciones y las manifestaciones culturales que los identificaban con su territorio” (Lezama, 2012:128). Los movimientos sociales ecologistas son una opción transformadora, no sólo en tanto a la construcción de un discurso significante alternativo, sino también en tanto a hacen visible las condiciones y los costos del sistema económico y proponen modificaciones estructurales al internalizar las externalidades (Martínez Alier, 1992) por lo tanto, es importante distinguir las propuestas activas de las acciones reactivas ya que hay recursos de la resistencia social que suponemos son más efectivas para lograr los objetivos de un movimiento que aquellas que se sustentan en el marco legal o el supuesto estado de derecho como el diálogo con las autoridades y la interposición de recursos legales (Lezama, 2012) que normalmente se convierten en largos y confusos procesos llenos de argucias dilatorias que poco resuelven los problemas estructurales debido al débil marco jurídico ambiental existente, es decir, a las fallas del sistema y poco o nada abonan a una adecuada gestión ambiental, por parte de los proyectos de desarrollo emprendidos por autoridades y grupos de poder económico y político. Los movimientos sociales de los pobres son luchas por la supervivencia, y son por tanto movimientos ecologistas en cuanto sus objetivos son las necesidades ecológicas para la vida: energía, agua y aire limpios, espacio para albergarse. También son movimientos ecologistas porque habitualmente tratan de mantener o devolver los recursos naturales a la economía ecológica, fuera del sistema de mercado generalizado, de la valoración crematística, de la racionalidad mercantil, lo que contribuye a la conservación de los recursos naturales ya que el mercado los infravalora. (p. 12)

Mientras que Arébalo y Bazoberry (2012) se atreven a asegurar que los derechos de los seres vivos no pueden ser mercantilizados ni los procesos que sustentan la construcción del hábitat ser parte de ningún patrimonio privado pues la concepción de propiedad individual del suelo es un concepto tardío de la humanidad y lo que es realmente irregular es la propiedad privada ya que existe una contradicción sistémica si lo irregular es conseguir suelo de manera informal en un mercado inmobiliario imperfecto, que de nuevo nos remite a las fallas del sistema, y a la sospecha de que dichas fallas no son involuntarias del todo, es decir, son un conjunto de omisiones que implican un desprecio por la conservación de la energía, por el valor de uso y no de intercambio y por la internalización de las externalidades, lo que nos lleva a suponer que emprender una lucha en términos legales o formales no tiene sentido si lo que se busca es lograr transformar la realidad, pues aunque el discurso oficial implica el respeto a la ley y a las consideraciones técnicas, socioambientales y culturales, en la realidad se encuentran una serie de irregularidades y violaciones a la ley que hacen suponer no existe una voluntad auténtica por el cumplimiento de la normativa y sí un fuerte interés económico que se traduce en redes de intereses políticos.

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Imágenes 3 y 4, #Temacaravana Recorrido de observación, habitantes y aliados de Temacapulín, por el Río Verde hasta la cortina de la presa el Zapotillo", Fotos: Carlos Estrada Casarín, 2014

En el caso del movimiento de resistencia de la población de Temacapulín frente a la construcción de la presa El Zapotillo los recursos de resistencia activa más relevantes detectados por Cecilia Lezama (2012) son la organización interna, las movilizaciones, el vínculo con redes de organizaciones de la sociedad civil y organismos internacionales, el uso de medios para difundir información, la promoción turística del pueblo y los recursos religiosos. Mediante la conformación del Comité Salvemos Temaca, Acasico y Palmarejo, el movimiento se articula con el Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Río (MAPDER), la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales (ANAA) y la Asamblea Regional de Afectados Ambientales (ARAA). Debido a que el proceso de planeación y ejecución de la obra ha estado lleno de irregularidades, la población organizada ha acudido ante instancias legales para interponer recursos y de esta forma poder frenar el avance de los trabajos de construcción de la presa y de ampliación de la altura de la cortina de 80 a 105 metrosiii y la consecuente inundación de los poblados de Temacapulín, Acasico y Palmarejo. Si bien, una parte de la estrategia de resistencia descansa en la defensa legal, es claro que el movimiento cuenta con fortalezas en ámbitos menos institucionales o dentro de la normatividad vigente, es decir, los recursos que denominamos en este análisis como “activos”. Así su fuerza está en la vinculación con otros movimientos, con redes de la sociedad civil y con organismos independientes, que dan apoyo y visibilidad permanente, así como una presencia constante en los medios de comunicación, los foros académicos y en general en la opinión pública, logrando un efecto amplificador y posicionador del caso y un incremento del involucramiento de la opinión pública y la participación ciudadana en sus actividades y acciones, con el consiguiente crecimiento de su capital social y poder de negociación.

Recurso activo Organización interna Movilización ciudadana Vínculo con redes Uso de medios para difundir información Promoción turística del pueblo Recursos religiosos

Recurso reactivo Diálogo con Autoridades Recursos legales

Imagen 5, Cuadro de recursos de resistencia social, Elaboración propia con base en Lezama (2012)

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Villasante refiere que existen en los movimientos sociales “…características reivindicativas a distintos niveles, elementos y motivaciones del conflicto que para unos son manifiestas y para otros latentes.” (1984:127) por lo tanto, los contenidos son comprendidos de distintas maneras y en distintos momentos por los participantes en los movimientos sociales que tienden a unificar en un personaje o institución el “enemigo a vencer”. Podemos afirmar que mientras que los recursos activos permiten conocer y difundir información accesible y veraz entre la población acercando el problema a las personas y fortaleciendo el tejido social, los recursos reactivos como el diálogo con las autoridades y los recursos legales suenan más lejanos y complejos para la mayoría de los integrantes de un movimiento, ya que sólo pueden ser realizados por representantes y especialistas y dado el alto índice de corrupción y baja transparencia gubernamental de nuestra sociedad también podemos suponer que los recursos activos han dado mejores resultados en comparación con los recursos reactivos. CONCLUSIONES Dado que los recursos activos implican diversas dimensiones del ser humano, podemos afirmar que tienen diversos impactos y alcances; por ejemplo la organización interna ha fortalecido el sentido de identidad y los lazos de la comunidad, las acciones de movilización ciudadana han permitido difundir mediante campañas, protestas, plantones y marchas pacíficas su rechazo a un proyecto que lesiona sus derechos humanos (Lezama, 2012). Mientras tanto, los recursos reactivos como el diálogo con las autoridades generan un desgaste anímico y un gasto de energía que tiene pocos resultados positivos pues “los pobladores han tenido que enfrentar el doble discurso de las autoridades, incluyendo compromisos y promesas que no se cumplen” (Lezama, 2012:138). A pesar de este panorama, la comunidad afectada ha emprendido un camino de recursos legales como amparos, demandas, denuncias ante lo que consideran un acto autoritario y arbitrario y una violación a sus derechos humanos. Menciona Lezama la intensa actividad que ha realizado la población para la difusión del movimiento de resistencia quizás el recurso activo más potente, pues mediante la articulación creativa de spots de radio, boletines y redes sociales de “una campaña para promover el turismo religioso, además de los aspectos ecológicos y culturales de la región, con el fin de sacar a estos pueblos del anonimato bajo el lema de –Los ojos del mundo están puestos en Temaca-…el movimiento manifiesta su inconformidad ante la injusticia que se está cometiendo con el pueblo” (2012:146) articulando con múltiples actividades de redes y organizaciones de la sociedad civil y con los evidentes recursos religiosos que juega un papel importante de cohesión social. El tipo de gestión de las políticas hidráulicas revela que existen poderes fácticos subyacentes que favorecen a grupos políticos y económicos nacionales y extranjeros. El Zapotillo representa un caso concreto donde se implantan estrategias del neoliberalismo para dar paso a una virtual privatización de los bienes comunes, como ocurre con la mercantilización de los recursos hídricos. (2012:149)

Los pobladores de Temacapulín lo saben y consideran que las irregularidades o fallas del sistema que pasan por alto la normatividad son producidas por fuertes presiones de los gobiernos estatales y federal lo cual confirma su desconfianza hacia los recursos reactivos y el poco nivel de incidencia de estas acciones frente a la amplia aceptación de los recursos activos como acciones alternativas y autónomas que han fortalecido su lucha de resistencia y que no dependen del marco legal vigente o del estado de derecho inexistente.

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BIBLIOGRAFÍA Arébalo M., y Bazoberry G. (2012) ¿Suelo o territorio? En Centro Cooperativo Sueco (Ed.), Derecho al suelo y la ciudad en América Latina, La realidad y los caminos posibles (p. 113-126) Montevideo, Uruguay: Editorial Trilce Martínez Alier, Joan, (1992) De la economía ecológica al ecologismo popular: Icaria Editorial, Barcelona Martínez González, Paulina y Hernández González, Eduardo (2012) Semblanza de un conflicto ambiental. San Francisco de Ixcatán, en defensa de la vida, la naturaleza y la cultura en Tetreault, D., Ochoa, H. y Hernández, E. (Ed.) Conflictos socioambientales y alternativas de la sociedad civil, (151-180) Guadalajara: ITESO Lezama Escalante, Cecilia. (2012) Temacapulín: La lucha de un pueblo que se resiste a desaparecer en Tetreault, D., Ochoa, H. y Hernández, E. (Ed.) Conflictos socioambientales y alternativas de la sociedad civil, (127-150) Guadalajara: ITESO Tetreault , Darcy Víctor, (2008) Escuelas de Pensamiento ecológico en las Ciencias Sociales , Estudios Sociales, Julio-Diciembre 2008, 11-37 Villasante, Tomás R. (1984) Comunidades locales, análisis, movimientos sociales y alternativas, Madrid: Instituto de Estudios de Administración Local Villasante, Tomás R., Procesos para la creatividad social, 2002, Recuperado de public.citymined.org/KRAX_CARGO/teoria/participacion/villasante_creatividad_social.pdf el 3 de diciembre de 2014 i El Informador, disponible en: http://www.informador.com.mx/jalisco/2014/544453/6/presentan-nuevo-amparo-definitivo-contra-el-zapotillo.htm, página consultada el 26 de septiembre de 2014 ii ii …irregularidades que pasan por alto la normatividad no son solo el producto de la incapacidad institucional sino también de las fuertes presiones de los gobiernos estatales y federales por llevar a cabo la obra a como dé lugar…el tipo de gestión de las políticas hídricas revela que existen poderes fácticos subyacentes que favorecen a grupos políticos y económicos, nacionales y extranjeros.” (Lezama, 2012:149) iii Convenio de Coordinación para la Construcción y Operación de la Presa el Zapotillo, agosto 2007 en Lezama (2012) p. 138

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