Los programas de formación de capital humano y la empleabilidad de jóvenes de sectores vulnerables

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Descripción

UNIVERSIDAD CATOLICA DE CORDOBA FACULTAD DE CIENCIA POLITICA Y RELACIONES INTERNACIONALES

Maestría en Gestión Política

Título: Los programas de formación de capital humano y la empleabilidad de jóvenes de sectores vulnerables. El caso del programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo” en la Provincia de Tucumán (2010-2012).

Luis Esteban Karamaneff

Director: Dr. Agustín Salvia

Trabajo final para optar por el título de Magíster en Gestión Política de la Universidad Católica de Córdoba.

Tucumán, Septiembre 2013

1

INDICE

Agradecimientos………………….……………….………………..………………………...4

PRESENTACIÓN………………………………………………………………………………5

CAPITULO PRIMERO……….…………….......................................................................9

Interrogantes sobre empleabilidad y políticas activas de empleo para jóvenes desocupados en la Provincia de Tucumán. 1.1 Los límites de la demanda de empleo como punto de partida. 1.2 Contexto del caso de estudio: características y situación precedente. 1.3 Hipótesis y otros interrogantes: las condiciones de la demanda como determinante del ingreso al mercado de trabajo 1.4 Síntesis de resultados: la desigualdad de origen como generador de oportunidades diferenciadas.

CAPITULO SEGUNDO…………………………..………………………………………….22

El concepto de empleabilidad en el marco de las políticas de inserción laboral para jóvenes en la Argentina posreformas estructurales 2.1 El concepto de empleabilidad en la década de los de los noventa: el capital humano como una respuesta segmentada. 2.2 El concepto de empleabilidad en la Argentina posreformas estructurales: el cambio que no cambia. 2.3 Síntesis de resultados: el capital humano como concepto permanente.

CAPITULO TERCERO………………………………………………………………………33

El programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo y su implementación en la Provincia de Tucumán 3.1 El programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo” (JMyMT): prestaciones y características.

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3.2 Implementación y particularidades del programa “JMyMT” en la Provincia de Tucumán. 3.3 Características de la ejecución de “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo” en la Provincia de Tucuman. 3.4 Síntesis de resultados: condiciones de la oferta y una elección obligada.

CAPITULO CUARTO………………………………………………….…………….……….54

¿Empleabilidad de la oferta o de la demanda?

Condiciones y

características de los participantes de entrenamiento laboral del programa “JMyMT” en la Provincia de Tucumán. 4.1 Participantes de entrenamiento laboral que, una vez finalizada la contraprestación, se incorporaron al segmento regulado del mercado de trabajo de la provincia de Tucumán 4.2 Participante del programa “JMyMT” que realizó entrenamiento laboral y, una vez finalizada la contraprestación, no se incorporó al segmento regulado del mercado de trabajo de la provincia de Tucumán. 4.3 Síntesis de resultados: Jóvenes pobres y un mismo origen que los delata.

CAPITULO QUINTO………………………………..………………………………………..64

Conclusiones finales

BIBLIOGRAFIA………………………………………..……………………………………..67

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Agradecimientos

A Agustín Salvia, porque sin conocerme me guío por un camino que yo no conocía. A Andrea Gigena por demostrarme que podía, y también, que me equivocaba. A mis compañeros, a la coordinación y dirección de la Maestría por ayudar a que este proceso sea más fácil. A Jorge Domínguez, por su generosidad y aliento en la búsqueda de la solución a un problema que, a veces, pareciera no tenerlo. Al equipo de Intermediación Laboral de la Subsecretaría de Empleo: Ana Jiménez, Claudia Olasso, Guadalupe Terrera, Lilia Moyano, María del Carmen Graneros y Susana Suarez, porque sin su labor cotidiana, nada de lo que se escribió, hubiese sido posible. A mis ex compañeros de la SSE, Gerencia de Empleo y Oficinas de Empleo municipales por sus relatos, por la información que brindaron para que pudiera llevar a cabo esta investigación, pero sobre todo por su esfuerzo y voluntad en la lucha diaria. A Mariana Bellomio por insistir en el deber de encontrar algo positivo y que valga la pena. A mi madre, por alentar a que construya mí propio camino. A mi padre, por desafiarme a seguirlo. A mis hermanos, Jorge, Javier y Adriana, por enseñarme que, aún en la adversidad, hay que seguir intentando. A mis hermanos de la vida, Lucas Gelsi y Pilar Arechaga, por estar. A Augusto Moeykens por ayudarme a hacer de la etapa más difícil, la mejor. Y finalmente, a todas aquellas personas del programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo”, a quienes les hice una promesa que no pude cumplir: gracias por prestarme su historia. Espero que de alguna manera, la mía también les sirva.

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Presentación “La competencia juega sin freno porque los métodos racionales de reclutamiento no pueden aplicarse a este ejercito de peones igualmente desarmados. En la gran mayoría de los casos, no es el trabajador quien elige su trabajo, sino el trabajo el que elige al trabajador” (Pierre Bourdieu, Argelia 60)

El objetivo general de esta tesis es aportar evidencias acerca de las limitaciones que presenta el programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo”1 en su modalidad de entrenamiento laboral para que los beneficiarios del mismo logren acceder a un empleo de calidad en la Provincia de Tucumán. Tales limitaciones no tendrían como principal causa las características de dicho programa sino las propias condiciones estructurales que afectan la demanda de empleo y su composición sectorial en la provincia, frente a lo cual el potencial capital humano que puede derivarse de los procesos de formación laboral sería un factor finalmente ineficaz como promotor de inserciones laborales de calidad entre los jóvenes. Para alcanzar este objetivo se desarrollan los siguientes objetivos específicos: a) Contribuir a la construcción de un diagnóstico sobre las oportunidades sociolaborales de los beneficiarios del programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo” (“JMyMT”) en la Provincia de Tucumán a partir de su vinculación al componente “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo” (“AET”). 1

El “JMyMT” es un programa de transferencia directa del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad

Social de la Nación (MTEySS) destinado a personas entre 18 y 24 años que no hayan completado el nivel primario y/o secundario de escolaridad y se encuentren desempleados. Uno de los componentes del programa (el analizado en este estudio) es “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo” (“AET”), el cual consiste en una pasantía laboral en una empresa en el que el beneficiario del programa adquiere formación teórica y práctica en el puesto de trabajo a cambio de un estipendio mensual no remunerativo. En el capítulo tercero de esta tesis se encuentra la descripción completa del programa “JMyMT” y el componente “AET”.

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b) Recoger evidencias válidas y confiables acerca del carácter desigual de la estructura económico-laboral de la Provincia de Tucumán, a partir de estudiar los efectos diferenciales de los distintos segmentos que componen la demanda de empleo local. c) Establecer una tipología de beneficiarios del programa “JMyMT”, que hayan realizado “AET”, con el objeto de conocer el modo en que se vincularon con la estructura ocupacional de la Provincia de Tucumán.

d) Aportar al debate sobre el papel de las políticas socio-laborales, y reflexionar acerca del alcance de los programas centrados en el paradigma del capital humano como respuesta al problema de la desocupación juvenil. Buscando cumplir con estos objetivos, se implementa una estrategia de triangulación metodológica cuantitativa y cualitativa, que implica que: 

En el marco del diseño cuantitativo se abordan, elaboran y analizan tanto datos socioeconómicos agregados correspondientes a la Provincia de Tucuman, como información estadística referida a las condiciones demográficas, educativas, ocupacionales y socio-económicas de los beneficiarios del programa “JMyMT”. Esto último, a partir del procesamiento directo de datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación (MTEySS) y de la Subsecretaria de Empleo de la Provincia de Tucumán (SSET) correspondiente al periodo comprendido entre Octubre de 2010 y Julio de 2012.



El

abordaje

cualitativo

se

realiza

a

partir

de

dos

técnicas

complementarias. Por una parte, aquella que se orienta al análisis del diseño y gestión de las políticas de inserción laboral para jóvenes durante el periodo estudiado. Y por otra parte, la construcción de tipologías sobre las trayectorias típicas de los participantes que obtuvieron un empleo formal y los que no lograron hacerlo, una vez finalizado su paso por entrenamiento laboral.

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Luego de esta presentación donde se establecen los objetivos de investigación y la metodología adoptada, este trabajo contiene cinco capítulos estructurados de la siguiente manera: en el primer capítulo, Interrogantes sobre empleabilidad y políticas activas de empleo para jóvenes desocupados en la provincia de Tucumán, se plantea la situación problemática, se establecen las preguntas de investigación y se trazan las hipótesis que se ponen en juego en este trabajo.

En el segundo capítulo, El concepto de empleabilidad en el marco de las políticas de inserción laboral para jóvenes en la Argentina posreformas estructurales, se propone analizar la noción de empleabilidad sobre la cual se asentaron las políticas activas de empleo durante la década de los dos mil. Esto se realiza para poder establecer si hubo una modificación en el criterio de empleabilidad utilizado durante el periodo reformas de los noventa, caracterizado por la apertura a los mercados internacionales, la reducción del gasto social, el aumento de la tasa de desocupación y el ciclo iniciado luego de la recuperación económica e institucional que siguió a la crisis 2001-2002 a partir del crecimiento de las exportaciones, la recuperación del mercado interno, el aumento del gasto social y la mayor demanda de empleo.

En el tercer capítulo, El programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo y su implementación en la provincia de Tucumán, se establecerán los orígenes de esta política, sus componentes y el contexto en el que se crea y ejecuta. Se hace, además, una descripción del componente “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo”, sus características, condiciones, cantidad de participantes y particularidades de los sectores y empresas donde se vincularon los participantes. El mismo se realiza con el objeto de determinar la racionalidad de las políticas activas de empleo para jóvenes luego de la etapa de post convertibilidad y los supuestos con los cuales se implementaron la Provincia de Tucumán.

En el cuarto capítulo, ¿Empleabilidad de la oferta o de la demanda? Condiciones y características de los participantes de entrenamiento laboral del programa “JMyMT” en la Provincia de Tucumán, se evaluarán las posibilidades

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de inserción laboral de los jóvenes en la estructura socio ocupacional a partir de la construcción de una tipología basada en dos dimensiones: a. Participante del programa “JMyMT” que realizó entrenamiento laboral y, una vez finalizada la contraprestación, se incorporó al segmento regulado del mercado de trabajo de la provincia de Tucumán. b. Participante del programa “JMyMT” que realizó entrenamiento laboral y, una vez finalizada la contraprestación, no se incorporó al segmento regulado del mercado de trabajo de la provincia de Tucumán.

Por último, en el quinto capítulo se presentan las reflexiones finales dando cuenta de los resultados de esta tesis y algunos nuevos interrogantes que podrán ser abordados en futuras investigaciones.

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Capítulo I: Interrogantes sobre empleabilidad y políticas activas de empleo para jóvenes desocupados en la Provincia de Tucumán. Con esta tesis se busca analizar, en términos de empleabilidad, las posibilidades de ingreso de los beneficiarios de la línea “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo” en el marco del programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo” a la estructura ocupacional de la Provincia de Tucumán. Asimismo, se propone revisar el rol de las políticas de inserción laboral para jóvenes en cuanto a las probabilidades que tienen de generar empleo registrado en mercados de trabajo con elevadas tasas de precariedad laboral2.

Tratando de cumplir este objetivo, se considera relevante responder los siguientes interrogantes: ¿en qué medida el componente “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo” (AET) logra promover oportunidades de acceso a un empleo registrado? ¿De qué manera la estructura ocupacional de la Provincia de Tucumán potencia o limita el nivel de empleabilidad de aquellos jóvenes de sectores pobres que realizan entrenamiento laboral en el marco del programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo (JMyMT)?

1.1 Los límites de la demanda de empleo como punto de partida. Se parte de la idea de que los problemas de empleo juvenil en los sectores vulnerables no tienen como principal sustrato la débil empleabilidad ni la inflexibilidad contractual -la oferta- sino los límites estructurales que presenta la demanda laboral bajo un sistema económico fundado en condiciones de acumulación y regulación salarial que genera excedentes de población. Los segmentos poblacionales marginales (en este caso, jóvenes pobres y desocupados) constituyen la expresión de sectores sobrantes, a los que –a 2

Se refiere a los asalariados sin jubilación o sin trabajo permanente, a los trabajadores independientes

(patrones o cuenta propia) que no tienen un empleo permanente (es decir, son changas, empleos inestables o trabajos temporarios) o a aquellos trabajadores independientes con empleo permanente pero que trabajan menos de 35hs y quieren trabajar más. Se incluyen también los trabajadores familiares sin salario.

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través de políticas sociales eficientes, aunque costosas- es necesario recluir, controlar, auto-reproducir y coaptar con el objeto de evitar que emerja su potencial fuerza destructiva del orden político-económico vigente (Salvia, 2011, p.109).

Se entiende que una de estas políticas sociales es el programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo”, el cual tiene por objeto –según la Res. N° 497, 2008 del MTEySS- generar oportunidades de inclusión social y laboral de los jóvenes a través de acciones integradas que les permitan identificar el perfil profesional en el cual deseen desempeñarse, finalizar su escolaridad obligatoria, realizar experiencias de formación en ambientes de trabajo, iniciar una actividad productiva de manera independiente o insertarse en un empleo. Pueden formar parte del mismo todas aquellas personas de entre 18 y 24 años con estudios formales incompletos, que se inscriban en las oficinas municipales que componen las redes provinciales de empleo.

Esta institución constituye el nexo de los beneficiarios con el programa y está a cargo de la captación, asignación de prestaciones y seguimiento de los jóvenes mediante tutorías y actualización de la historia laboral. Por lo cual, la oferta de prestaciones a nivel municipal se encuentra fundamentalmente condicionada a las posibilidades del territorio, donde los distintos actores que componen la estructura ocupacional confluyen como herramientas a disposición de las oficinas de empleo.

1.2 Contexto del caso de estudio: características y situación precedente. La implementación del programa “JMyMT” se dio en un periodo caracterizado por la reactivación de la economía -con crecimiento del PBI de casi del 9% anual- el cual muestra una importante recuperación del empleo, los ingresos y la capacidad de consumo de los hogares. A esto se sumó una ampliación de las reformas educativas, de los sistemas de formación profesional y de los programas activos de capacitación y empleo dirigidos a los jóvenes a cargo del Estado, iniciativas todas introducidas durante la década de los noventa y ampliadas durante estos años. Si bien estas políticas han sido favorables para

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la ampliación de la demanda de empleo a partir de la propia dinámica de acumulación -agro-minero exportadora hacia el mercado externo y reindustrialista hacia el mercado interno-, estos procesos no evidencian -al menos todavía- un cambio cualitativo en lo que refiere a una disminución de la heterogeneidad

que

afecta

a

la

estructura

económico-ocupacional,

manteniéndose vigente la segmentación de los mercados laborales y una alta concentración de recursos productivos –incluida la fuerza de trabajo con mejores credenciales educativas- sobre los sectores privados y públicos más dinámicos del sistema económico (Salvia y Vera, 2012 p.2).

Tanto durante la primera fase de reactivación 2004-2007 como durante el siguiente período 2007-2011 (el cual incluye una fase de recesión en 2009 con recuperación en 2010-2011), el empleo regulado a nivel urbano incrementó su participación en la estructura económica laboral. Mientras que en el año 2004, el 44,1% del mercado de trabajo correspondía a empleo regulado por normas laborales y con significativa estabilidad, dicho porcentaje ascendió al 50,8% y 56,7% en los años 2007 y 2011, respectivamente.

Si bien la mejora ocurrida en términos del mercado de trabajo durante la última década es indiscutible, un hecho que no debe pasar desapercibido es que todavía más del 40% del empleo urbano se genera en el mercado secundario o marginal de la estructura económica ocupacional del país (ver cuadro 1.2.1). Cabe también destacar que en este marco, la situación laboral de los jóvenes es la que presenta justamente mayores desventajas e incumplimientos de derechos. En 2012 la tasa de desocupación de los jóvenes3 entre 18 y 24 años fue de 21,9, la cual triplicó la de la población mayor de 25 años, que fue de 7,3 (ver

3

Datos correspondientes a EDSA-Bicentenario (2010-2016), del Observatorio de la Deuda Social

Argentina, UCA. Vale aclarar que, al momento de realizarse esta investigación, no existía consenso sobre las estadísticas de desempleo juvenil y se pueden encontrar valores disimiles que van desde 15,3% (Consultora Equis) hasta 20,4% (Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana Fundación Mediterránea).Si hay unanimidad en que la desocupación de los jóvenes entre 18 y 24 años es notablemente mayor que la de la población adulta.

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cuadro 1.2.2). En el grupo estudiado se registra una disparidad según el sexo, en desmedro de las mujeres, ya que su tasa de desocupación es del 31,6 y la de los varones del 16,3. Estos indicadores se dan pese a que las mujeres participan del mercado de trabajo en menor medida que los varones: la tasa de actividad de las mujeres entre 18 y 24 años fue de 49,6, mientras que la de los varones fue de 72,2. A su vez, no sólo el desempleo juvenil forma parte de un problema en materia de exclusión económica y marginalidad social sino también el desaliento y el subempleo informal, ya que los jóvenes no sólo mostraron poseer menores posibilidades de inserción laboral, sino también que el empleo que consiguen resulta, en promedio, de menor calidad. De la población económicamente activa, solo el 29,2% de los jóvenes logró insertarse en un empleo de calidad, mientras que lo logró el 46,4% de los adultos. Asimismo, en 2012, el 36,4% del total de jóvenes de entre 18 y 24 años de edad no participaba del mercado de trabajo; un 45,6% estaba ocupado pero no en un empleo de calidad; y apenas el 18% había finalizado la transición a un empleo pleno de derechos. También encontramos que el grupo de jóvenes “en transición”, es decir, movilizado para lograr un empleo pleno de derechos, está constituido en mayor parte por los ocupados en empleos precarios o subempleos inestables, que representan un 30,2% del total de jóvenes. Completan este grupo los que solo buscan trabajo (10,6% del total), los que estudian y buscan trabajo (3%) y los desalentados en la búsqueda de trabajo (1,8% del total de jóvenes) (ver cuadro 1.2.3).

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Cuadro 1.2.1: Composición de la población económicamente activa. Totales y variaciones absolutas interanuales. Años 2007* / 2010-2011. En porcentaje de población económicamente activa de 18 años y más.

Fuente: “El empleo informal y su persistencia en el tiempo”. Un análisis en las regiones de la Argentina, 2007-2011. Eduardo Donza.

Figura 3.6.1 Cuadro 1.2.2: Composición de la población económicamente activa, según COMPOSICIÓN DE LA POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA SEGÚN EDAD

edad. En porcentaje de población de 18 años y más. Año 2012.

En porcentaje de población económicamente activa de 18 años y más

100 21,9

7,3 10,7

9,3 11,3

35,6

35,3

46,4

44,0

25 años y más

Total

80 15,3 60 33,7

40 20

29,2

0 18 a 24 años 100 100 80 60 60 40 40 20 20 080 0

15 8 0 -8 -15 EMPLEO 1PLENO 1 SUBEMPLEO INESTABLE

1

EMPLEO PRECARIO DESEMPLEO

Fuente: EDSA-Bicentenario (2010-2016), Observatorio de la Deuda Social Argentina, UCA.

Fuente: EDSA-Bicentenario (2010-2016), Observatorio de la Deuda Social Argentina, UCA.

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Cuadro 1.2.3: Distribución de los jóvenes según su vinculo con el empleo. Año 2012.En porcentaje de población entre 18 y 24 años

Figura 3.6.2 DISTRIBUCIÓN DE LOS JÓVENES SEGÚN SU VÍNCULO CON EL EMPLEO Año 2012. En porcentaje de población entre 18 y 24 años 100%

18,0 80%

60%

45,6

Estudia y busca trabajo Desempleado desalentado Solo busca trabajo Ocupados con déficit en la calidad del empleo

3,0% 1,8% 10,6% 30,2%

Estudia y no busca trabajo Solamente actividades domésticas en el hogar Otros inactivos

17,0% 13,3% 6,2%

40%

20%

36,4

0%

TRANSICIÓN FINALIZADA

100 100 80 60 60 40 40 20 20 080 0 EN TRANSICIÓN

TRANSICIÓN NO INICIADA

15 8 0 -8 -15 00

0

Fuente: EDSA-Bicentenario (2010-2016), Observatorio de la Deuda Social Argentina, UCA.

Fuente: EDSA-Bicentenario (2010-2016), Observatorio de la Deuda Social Argentina, UCA.

En el caso de la Provincia de Tucumán también se observa el impacto positivo de la recuperación económica en los niveles de empleo, pasando de una tasa de 34,6% en 2004 a 41,6% en 2011, y una reducción de la desocupación de 14,0% en 2004 a 3,9% en 2011 (ver cuadro 1.2.4). Sin embargo, en el Gran San Miguel de Tucumán4, todavía el 28,4% de los jóvenes están desocupados, el 33% se encuentra en empleos precarios, a la vez que sólo un 35% de aquellos que participan de la población económicamente activa logran un empleo pleno en condiciones económicas y legales de inclusión social5. Con respecto a la estructura ocupacional6, encontramos que la participación del empleo por sector y tamaño de empresa

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Se considera como tal a la ciudad de San Miguel de Tucumán-Tafí Viejo y zona metropolitana aledaña,

el cual concentra el 68% de la población total de la provincia. Los datos corresponden a:”ESTADO DE SITUACIÓN SOCIAL DE SAN MIGUEL DE TUCUMÁN Y TAFÍ VIEJO” del Observatorio Social de la Deuda Social Argentina. 2010. 5

Porcentaje de personas ocupadas en relación de dependencia que declaran que se les realizan

descuentos jubilatorios, cuenta propias profesionales y no profesionales con continuidad laboral que realizan aportes al Sistema de Seguridad Social y patrones o empleadores con continuidad laboral que realizan aportes al Sistema de Seguridad Social, respecto del total de personas activas. 6

Refiere a la diferenciación entre los sectores económicos ocupacionales con distinto grado de

productividad. Revela la coexistencia de un sector de alta productividad, fuertemente vinculado al mercado exterior, y otras actividades de baja productividad, vinculadas al mercado interno.

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sobre la totalidad de asalariados, se compone de la siguiente manera: 20,7 % forman parte del sector industrial, 26% de comercio y 53,2% de servicios; correspondiendo 49,2% a grandes empresas, 38,6% a pequeñas y medianas, y 12,2% a microempresas7.

Cuadro 1.2.4: Tasas de actividad, empleo, desocupación y subocupación en la Provincia de Tucumán. En porcentajes. Evolución 2004 - 2007- 2011. Tasas de

Año 2004

Año 2007

Año 2011

Actividad

40,2

41

43,4

Empleo

34,6

37,1

41,6

Desocupación

14

9,5

3,9

Subocupación

16,8

11

8,4

Subocupación demandante

13,9

7,1

6,1

Subocupación no demandante

2,9

3,9

2,4

Fuente: Dirección de estadísticas de la Provincia de Tucuman, con base en datos de la EPH, INDEC (Total aglomerados urbanos, 2004, 2007 y 2011).

1.3 Hipótesis y otros interrogantes: las condiciones de la demanda como determinante del ingreso al mercado de trabajo Dada esta situación, la hipótesis central de esta tesis sostiene que el programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo”, en particular el componente de entrenamiento laboral, tuvo un éxito limitado en la generación de empleo asalariado registrado. Esto se habría debido fundamentalmente a las propias condiciones de funcionamiento de los mercados de trabajo locales, en donde opera de manera persistente una estructura socio-ocupacional segmentada que genera oportunidades diferenciales según posicionamientos sociales. Con lo cual, no se habrían dado las condiciones capaces de generar una demanda

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Los datos estadísticos corresponden a: Encuesta de indicadores laborales. Dirección de Estadísticas y

Censos de Tucumán. 2009.

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suficiente para la creación de puestos de trabajo en el sector formal de la economía.

Asimismo se observa -tomando la implementación del programa “JMyMT” en la provincia de Tucumán como estudio de caso- que la articulación entre educación y acceso a un empleo pleno de derechos se distribuye de manera desigual según el origen social de los jóvenes de manera relativamente independiente del nivel educativo. La fragilidad de la relación entre educación y empleo se evidencia en la desigual probabilidad de que jóvenes con las mismas credenciales educativas logren acceder a empleos de una misma calidad. Cualquiera sea el nivel de calificación de los jóvenes de extracción social más pobres, son ellos los que acceden a los empleos de mayor inestabilidad y los primeros en ser cesanteados durante las coyunturas de crisis.

Sobre el concepto de “empleabilidad”, la polisemia existente en torno al mismo se expresa en las diferentes dimensiones desde donde puede abordarse; ya que los enfoques revelan concepciones distintas e incluso opuestas, las cuales además han ido mutando a lo largo del tiempo. Siguiendo la teoría de capital humano8 se entiende que las personas dedican mayor o menor tiempo y recursos para adquirir cualificaciones o educación, de modo que acuden con distintas capacidades al mercado de trabajo. En consecuencia, la situación de pobreza y desempleo es derivada, según esta teoría, del inadecuado nivel de capital humano. Por lo que se sugiere mejorar los niveles educativos para dar solución a estos dos problemas9.

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Los trabajos pioneros sobre esta cuestión fueron los de Schultz (1963), Becker (1964) y Mincer (1974).

Estos autores, entre otros, enfatizan el positivo impacto de la educación y la formación -capital humanosobre la innovación, la productividad y la remuneración laboral, de modo tal que las desigualdades salariales quedarían explicadas por las diferencias en las inversiones de capital humano que realizan los individuos (Salvia y Vera, 2012, p. 3). 9

En el caso argentino, una amplia literatura ha procurado destacar el papel de la educación como factor

central para el aumento de las oportunidades de inserción laboral y las posibilidades de movilidad y convergencia social. En esta línea, autores como Llach y Kritz (1997) y Llach, Montoya y Roldán (1999), han explicado los procesos de desempleo, empobrecimiento y desigualdad distributiva como efectos de

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Como concepción alternativa encontramos a la “empleabilidad” como un concepto que no depende exclusivamente de las competencias del trabajador, sino que se encuentra condicionado por los ciclos de crecimiento económico, las normas institucionales que regulan la dinámica del mercado laboral y, más importante, por el grado de segmentación productiva y de segregación socioocupacional que atraviesa al sistema económico y a la sociedad (Kaztman, 1999; 2001). Desde esta perspectiva, se rechaza la noción de capital humano por operar en abstracto y con variables puramente económicas sin considerar las particularidades histórico-estructurales, las relaciones políticas, culturales, psicológicas y sociales de las sociedades y economías, específicamente, las latinoamericanas; además de suponer que existe un solo tipo de desarrollo (el que ha ocurrido en los ahora países centrales) y que, lo que ocurrió en esas sociedades, debe suceder igualmente en las demás. Con respecto a los mercados de trabajo, este enfoque critico, cuestiona las posibilidades de mantenimiento de equilibrio entre oferta y demanda; entre formación de personal altamente calificado y su absorción en el mercado laboral; lo cual queda demostrado con problemas como el credencialismo, el desempleo y el subempleo en todas las capas de la sociedad y no sólo en las del personal altamente calificado, por lo que se cuestiona la noción misma y la continuidad del uso del concepto “capital humano” (Jiménez Jiménez, 2007, p.11).

Para el desarrollo de esta investigación se va a tomar el concepto de empleabilidad de Salvia (2012, p. 8), que entiende que: “la reproducción en las formaciones sociales del mundo subdesarrollado de estructuras económicas heterogéneas y altamente dependientes de los mercados mundiales, las cuales hacen posible el funcionamiento de mercados de trabajo segmentados en cuanto a la calidad de los empleos que se generan, han desarrollado consecuencias sobre las oportunidades de empleo, la movilidad social y las

un “desajuste” entre la demanda y la oferta de credenciales y calificaciones. En el marco de este mismo diagnóstico, organismos internacionales como el BID y el Banco Mundial continúan acordando con el gobierno nacional importantes líneas de cooperación y financiamiento orientadas a mejorar el capital humano y la formación laboral hacia los sectores de baja calificación (Salvia y Vera, 2012, p.4).

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desigualdades económicas de los jóvenes. Y que en este marco, resulta posible considerar que los problemas de empleo juvenil no tienen como principal sustrato la débil empleabilidad ni la inflexibilidad contractual -la ofertasino los límites estructurales que presenta la demanda laboral bajo un sistema económico fundado en condiciones de acumulación y regulación salarial que deja “afuera” a un excedente de población. Además se agregan las desiguales condiciones materiales de origen y los diferentes entornos socioculturales a partir de los cuales los jóvenes enfrentan trayectorias educativas y laborales muy desiguales en oportunidades de integración y movilidad social". Siguiendo esta perspectiva, se puede pensar que las relaciones entre oferta y demanda de empleo son profundamente heterogéneas y condicionadas por la rama de actividad y el sector económico; el tamaño y tipo de empresa; el emplazamiento geográfico de las organizaciones, entre otras características que definen un funcionamiento diferencial del reclutamiento, la movilidad, la capacitación y el egreso de la fuerza de trabajo. En este sentido no sería posible hablar de una única empleabilidad, para hacer referencia a las condiciones mínimas de ingreso y permanencia, o bien a la posibilidad de obtener empleo, sino que habría tantas empleabilidades como “sectores” del mercado de empleo existan.

De acuerdo a este criterio, y buscando brindar evidencias empíricas que avalen la hipótesis central se plantearon los siguientes interrogantes cuyas respuestas tentativas siguen la misma dirección: a. ¿El componente “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo” ha generado y/o mejorado las condiciones de empleabilidad de los beneficiarios del programa “JMyMT” de la provincia de Tucumán? Primero es necesario reconocer que aunque la formación puede muy bien aumentar las probabilidades de cualquier persona de obtener un trabajo, la cantidad de trabajos en un momento dado está determinada por otras variables, la mayoría de nivel macro, como ser el aumento o disminución de la demanda de empleo. Lo que si operaría en este caso es un efecto sustitución a favor de aquellos sectores más vulnerables al cual el programa está enfocado,

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los jóvenes menos educados y acomodados pertenecientes a ciertos sectores vulnerables de la población. b. ¿De qué manera operó la demanda de empleo de la Provincia de Tucumán en el acceso a un trabajo registrado por parte de aquellos beneficiarios del programa “JMyMT” que realizaron entrenamiento laboral? Se entiende que una composición sectorial heterogénea del sistema económico-ocupacional –bajo el predominio de un capitalismo monopólicogenera procesos divergentes de reproducción social y funcionamiento de los mercados laborales. Tal composición tiende a reproducir la separación entre un sector “dinámico”, “estructurado” o “formal” – liderado por el sector más concentrado de la economía- y un sector “tradicional”, “no estructurado” o “competitivo”



constituido

por

pequeñas

y

medianas

empresas

o

emprendimientos de subsistencia-, alejando cada vez más a éste último de un escenario del desarrollo económico y progreso social. Bajo este marco, se puede suponer

que aquellos beneficiarios del programa “JMyMT” que

realizaron “AET” en el sector primario o “estructurado” del mercado de trabajo de la provincia de Tucumán tuvieron mayores posibilidades de obtener un empleo registrado que aquellos que lo hicieron

en el sector secundario o

“tradicional”.

c. ¿Qué características de la oferta de empleo (educación, lugar de procedencia, trayectorias

familiares, experiencia laboral, redes sociales)

fueron fijadas por la demanda como condición de ingreso para aquellos beneficiarios del programa “JMyMT” que realizaron la prestación de entrenamiento laboral y para los que luego de realizarla obtuvieron un empleo registrado? Con respecto a los factores asociados encontramos que tanto el lugar de procedencia, como las trayectorias familiares, las redes sociales, la experiencia laboral y el nivel educativo alcanzado operan en un sentido que tienden a modificar las condiciones de ingreso a la estructura ocupacional. Por lo general, la demanda de empleo, privilegia a aquellos que demuestran ciertas competencias generales, y cierta presunción de comportamiento y disciplina.

19

d. Dado que los niveles de registración más altos del sector privado se produce en las pequeñas, medianas y grandes empresas10 ¿En qué medida la concentración de participantes de “AET” en microempresas, estimuló su incorporación en empleos informales? Las altas tasas de entrenamiento en microempresas facilitó la incorporación de beneficiarios en el sector informal del mercado de trabajo. Esto se debería a que la reducida estructura y dimensión de los demandantes imposibilito la absorción de los mismos como trabajadores formales pero a la vez los vinculó con oferentes que estaban dispuestos a insertarse de ese modo al mercado. e. ¿Varían

las posibilidades de inserción laboral entre beneficiarios que

realizan “AET” y aquellos que están vinculados a otros componentes del programa “JMyMT” como son: “Terminalidad Educativa” y/o “Formación Profesional”? En este caso encontramos que “AET” brindaría una experiencia que constituye una suerte de socialización laboral, permitiendo al beneficiario acercarse a los segmentos tanto formales como informales de la estructura ocupacional de la Provincia de Tucumán. Es decir que el entrenamiento posibilitaría a los beneficiarios una cercanía con la demanda de empleo diferente a las que generan los otros componentes, aproximándolos de esta manera al mercado de trabajo.

1.4 Síntesis de resultados: la desigualdad de origen como generador de oportunidades diferenciadas. Los interrogantes planteados y la hipótesis principal de este estudio partieron de la idea de que el problema de inserción laboral juvenil se asienta en la dualidad de oportunidades existentes en un contexto donde los trabajos formales son escasos y además conviven, al menos dos, regímenes laborales.

10

Datos del MTEySS - Subsecretaría de Programación Técnica y Estudios Laborales - Dirección General

de Estudios y Estadísticas Laborales – Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial, en base a SIPA. Boletín de Estadísticas Laborales (BEL, p. 269, 2012)

20

Por una parte, empleos en sectores dinámicos o modernos que ofrecen estímulos profesionales y una cierta estabilidad fundada en marcos normativos y protecciones sociales. Por otra parte, trabajos eventuales, empleos asalariados extralegales o variadas formas de autoempleo, los cuales operan en mercados informales, sin seguridad social ni regulaciones, ocupando a la mayor parte de los jóvenes que necesitan o demandan un ingreso.

En este contexto el programa “JMyMT” intervino sobre el grupo de jóvenes cuya transición hacia el mundo del trabajo se caracteriza por un “entrar y salir” (Jacinto, 2005) de las instituciones educativas y del mercado de trabajo, en el que se alternan períodos de desempleo, vuelta al estudio, empleos precarios, pasantías, repliegue en el ámbito doméstico, subempleo, etc. Incluso entre aquellos que han logrado acceder a empleos en el sector formal, se observa un itinerario errático que conduce a nuevas y reiteradas situaciones de desempleo, para luego acceder nuevamente al mercado (en trabajos precarios o changas informales). Dentro de este marco, resulta difícil identificar un patrón homogéneo en los recorridos laborales de estos jóvenes aunque se sabe que las condiciones mencionadas no sólo se reproducen sino que se amplían y profundizan en momentos de crisis; y ante la falta de políticas de protección y fomento por parte del Estado de modalidades de empleo más eficientes y permanente de inclusión social (Salvia, 2012).

Dada esta situación se considera importante responder los interrogantes planteados en el apartado anterior; y determinar cuál fue el concepto de empleabilidad utilizado por el Estado para diseñar los mecanismos de protección y fomento al empleo juvenil.

21

Capítulo II: El concepto de empleabilidad en el marco de las políticas de inserción laboral para jóvenes en la Argentina posreformas estructurales. Las políticas activas de empleo para jóvenes, hoy en Argentina, se fundan sobre la noción de empleabilidad que entiende que la acumulación en capital humano es el principal determinante de los ingresos individuales, de la desigualdad salarial y de la distribución de la masa salarial. Según esta perspectiva, la existencia de una fuerza laboral de bajo capital educativo y sin manejo de nuevos entornos tecnológicos, genera un desequilibrio estructural que tiende a generar ineficiencias económicas, sociales y diferencias salariales crecientes, todo lo cual traba el desarrollo11. La relevancia del capital humano como una de las claves del desarrollo fue retomada por el pensamiento ortodoxo del consenso de Washington en el marco de las reformas estructurales de la década del noventa. Esta perspectiva parte del supuesto de que el alto riesgo de desempleo y precariedad juvenil está asociado a la baja “empleabilidad”, surgida fundamentalmente de la inadecuación entre los contenidos educativos aprendidos, las capacidades laborales ofertadas y las nuevas demandas tecnológico-organizacionales que generan las empresas. Asimismo, se entiende que ello

se expresa

particularmente en el caso de los jóvenes de los sectores con menor capital social de origen12, afectados por la pobreza, la falta de estudios formales y el desaliento económico. A esto se suman las trabas que fijan aquellos mercados de trabajo regulados por instituciones laborales muy rígidas, las cuales ponen

11

Como muestra de lo incorporado de esta perspectiva en las políticas de inserción laboral juvenil en

Argentina encontramos declaraciones como la siguiente: “…los jóvenes de menor nivel socioeconómico y/o de menor formación escolar y/o sin experiencia laboral, son los que continúan en situaciones de mayor vulnerabilidad y precariedad en el mercado de trabajo. Para aquéllos, pertenecientes a este grupo, que lograron obtener un empleo, el nivel de escolaridad y la ausencia de experiencia laboral operaron como barrera de acceso a empleos de calidad incorporándose a puestos con deficientes condiciones de trabajo, de contratación precaria y salarios bajos, limitando fuertemente sus posibilidades de desarrollo...” (Enrique Deibe, Secretario de Empleo de la Nación, hablando sobre desempleo juvenil y los objetivos del programa JMyMT. Revista de Trabajo p. 202, 2008.) 12

Según Bourdieu (1985), el capital social es la suma de los recursos reales o potenciales ligados a la

posesión de una red duradera de relaciones de reconocimiento mutuo más o menos institucionalizadas.

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límites a la libertad contractual pero también a los procesos de entrenamiento, experiencia y formación laboral de los jóvenes en el campo del trabajo. Asentado en este diagnóstico de empleabilidad, en los años noventa, se implementaron programas focalizados orientados a brindar calificación profesional inicial y puentes con el trabajo a los jóvenes desempleados, especialmente aquellos de bajos recursos. Durante la década de los dos mil a esta noción se sumo la idea de “contraprestación” como el catalizador que debía fortalecer las capacidades del sujeto para la obtención de un empleo. Según Jacinto (2008), esta situación se debe a que existen nuevas conceptualizaciones de la problemática en el marco de un acentuado cambio de contexto socio-político y económico en la región; para lo cual es necesario implicar a los pobres en su propio progreso personal, y promover la participación de la comunidad en los programas sociales (el capital social) para que puedan hacer frente a sus propias vidas (Kliksberg, 2000, en Jacinto 2008, p. 130). Como lo plantea Salvia (2012 p.8), dichas estrategias no lograron resultados significativos en materia de inserción laboral juvenil, por lo que es necesario plantear una lectura alternativa que reconozca la reproducción de estructuras económicas heterogéneas y altamente dependientes de los mercados mundiales, las cuales hacen posible el funcionamiento de mercados de trabajo segmentados en cuanto a la calidad de los empleos que se generan. Dado este modelo

de

desarrollo

que

tiene

evidentes

consecuencias

sobre

las

oportunidades de empleo, la movilidad social y las desigualdades económicas de los jóvenes resulta posible considerar que los problemas de empleo juvenil no tienen como principal sustrato la débil empleabilidad ni la inflexibilidad contractual –la oferta- sino los límites estructurales que presenta la demanda laboral bajo un sistema económico fundado en condiciones de acumulación y regulación salarial que deja “afuera” a un excedente de población. En este contexto se agregan las desiguales condiciones materiales de origen y los diferentes entornos socioculturales a partir de los cuales los jóvenes enfrentan trayectorias educativas y laborales muy desiguales en oportunidades de integración y movilidad social.

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2.1 El concepto de empleabilidad en la década de los de los noventa: el capital humano como una respuesta segmentada. Siguiendo lo que plantean algunos autores (Salvia et al, 2009 p.4), a principios de los años noventa (1990-1992) mediante una caja de conversión en paridad con el dólar y un paquete de reformas estructurales que alteraron el sistema de precios y las reglas tradicionales de funcionamiento de la economía se puso fin al periodo de recesión e hiperinflación iniciado en la década anterior. Las reformas aplicadas estuvieron orientadas a la liberalización financiera y del comercio exterior, la desregulación de los mercados y el traspaso de los monopolios públicos al sector privado. En una segunda fase (1992-1994), bajo las reglas de funcionamiento del nuevo régimen cambiario, la estabilidad de precios, la apertura comercial, la recuperación del consumo interno y el financiamiento internacional imprimieron un nuevo ciclo de crecimiento económico. Todo ello favoreció un aumento de la producción pero no sin transformaciones importantes sobre el aparato productivo y la organización del trabajo, sobre todo por vía de inversión internacional y privatización de empresas públicas, la reconversión productiva de unidades económicas intermedias y la eliminación del mercado de unidades poco competitivas (frente a la imposibilidad de enfrentar los bajos precios de los bienes importados o de los nuevos servicios tecnológicos). Si bien esto propició que aumentara la productividad en determinadas empresas y actividades, esto no tuvo un impacto a nivel sectorial ni sobre las cadenas productivas, a la vez que significó un aumento de la precariedad laboral en sectores rezagados y de importantes excedentes de fuerza de trabajo a nivel general. En una tercera fase (1994-1998), el nuevo régimen de acumulación entró en un proceso de cambio técnico más sostenible, basado en mayores inversiones y demanda de mano de obra calificada (sostenidas por un mayor endeudamiento tanto público como privado), generalizándose un cambio en la composición de capital y en la organización empresaria en empresas y actividades de enclave y competitivos a nivel del mercado mundial. Sin embargo, fue en esta fase que los efectos de la “crisis del tequila” –y la creciente inestabilidad financiera

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internacional pusieron en evidencia la vulnerabilidad del modelo de crecimiento frente al inestable comportamiento de los mercados globales. Durante un breve período -desde 1994 hasta 1995-, la economía nacional atravesó un ciclo recesivo que tuvo consecuencias notorias sobre la estructura ocupacional: aumento de cesantías, caídas de horas extra y remuneraciones, incremento del trabajo en negro y mayor oferta laboral. Simultáneamente, este fue el momento más intenso de reformas laborales. En el año 1996 se recupera el crecimiento económico, caracterizado por un aumento de la inversión, las exportaciones y el consumo interno. Esto repercute sobre el mercado de trabajo aumentando la demanda de empleo. En cualquier caso, el cambio de tendencia no generó un aumento significativo de las remuneraciones, ni logró resolver el alto déficit ocupacional acumulado durante el período recesivo. En una cuarta fase (1998-2002), en este contexto, las ondas expansivas provocadas por las crisis financieras que afectaron a las economías de Tailandia y luego a Rusia y fundamentalmente, la que en 1998 golpeó a Brasil (principal socio comercial argentino), produjeron una nueva y más prolongada recesión. El déficit fiscal y la abultada deuda externa acumulada emergieron una vez más como una seria restricción a las posibilidades de crecimiento de la economía argentina. Al mismo tiempo, la inflexibilidad del modelo de estabilización de precios para adecuar los niveles de competitividad de la economía, sumado a la caída de los precios de los commodities –a principios de 1999-, afectó la competitividad internacional y potenciaron la prolongación del fenómeno recesivo. A partir de 1999, se pusieron en marcha medidas de ajuste fiscal y de refinanciamiento de la deuda externa, todo lo cual terminó agravando la recesión y produciendo un enorme colapso económico, social y político institucional, lo cual condujo a la salida del régimen de convertibilidad. Algunos especialistas (Grassi, Hintze y Neufeld, 1994, citado por Schmidt y Van Raap, 2008, p. 114) entienden que en este periodo se desarrollo un proceso que tuvo las características de una crisis global del modelo social de acumulación -donde el estado tenía un papel importante en la redistribución de recursos y la regulación de la economía-, y que los intentos de resolución de la crisis, derivaron en transformaciones estructurales que dieron lugar a un

25

modelo diferente, que incluyó por definición la informalidad laboral, el desempleo, el subempleo, la desprotección laboral y consecuentemente , la pobreza. Dada esta situación, se implementaron políticas de empleo que actuaron de acuerdo a una lógica de compensación partiendo del diagnostico de que la baja empleabilidad de los jóvenes provenía de su reducido capital humano, del exceso de expectativas, y de la desproporción de regulaciones laborales. Al mismo tiempo los trató como un grupo social, una categoría homogénea con una única y particular problemática; lo cual llevó a abordar el problema de manera segmentada, es decir, a partir de dimensiones aisladas o parciales de la vida social o cultural de los jóvenes, casi siempre desligadas de las condiciones materiales y simbólicas que conformaban su hábitus de clase (Salvia, 2008, p. 19). Basado en esto se puede afirmar que el concepto de empleabilidad mostró una simplificación al suponer que el desempleo juvenil residía en un desajuste entre la oferta y la demanda, además de que individualizó la problemática ignorando y/o desestimando la importancia fundamental de los condicionamientos estructurales que afectaban a la población joven sobre la cual se intervino y, con ello, se reprodujeron las desigualdades sociales que se trataban de revertir (Van Raap, 2010). Un ejemplo paradigmático de políticas de inserción laboral fundadas en la noción de capital humano, durante la década del noventa, fue el Proyecto Joven13. Este entendía que las principales causas del desempleo juvenil eran: la falta de experiencia laboral previa, de conocimientos requeridos por el mercado, por no haber concluido la educación básica obligatoria o porque estos conocimientos no eran adecuados para ocupar un puesto de trabajo. 13 Esta iniciativa se focalizaba en jóvenes de ambos sexos con una edad mínima de 16 años provenientes de familias con pocos recursos, desocupados o sub-ocupados con poca o ninguna experiencia laboral, con bajo nivel educativo preferentemente no mayor a secundario incompleto. Perseguía dos objetivos fundamentales: capacitar laboralmente a jóvenes que estuvieran en situación de “desventaja social” para facilitar su inserción en el mercado laboral formal y, a su vez, apoyar el crecimiento de empresas productivas necesitadas de mano de obra capacitada. Para ello, se contaba con dos líneas o fases: a) los cursos de capacitación y b) las pasantías en empresas (Schmidt y Van Raap, 2008).

26

Esta visión del problema justificaría y legitimaría teóricamente los diferenciales de ingreso en la sociedad, en la medida que ellos se originan en las decisiones individuales por adquirir determinado grado de instrucción (Morduchowicz, 2004, en Schmidt y Van Raap). A partir de esto, se sostuvo que el problema de la inserción laboral juvenil se debería solucionar con políticas de flexibilización laboral, a partir de las cuales las modalidades promovidas de empleo, los sistemas de pasantías y los contratos de aprendizaje regularían la fuerza de trabajo juvenil y las condiciones de contratación. De esta forma, la intervención social del Estado adapta la estructura del mercado de trabajo a las necesidades de la estrategia de acumulación procurando intervenir sobre las falencias que presentaba la oferta laboral, es decir: los jóvenes. Con lo cual se produce una traslación del plano colectivo al plano individual de la responsabilidad respecto de la situación social en la que cada sujeto se encuentra y con ello un proceso de individualización de la culpa social ya que se supone la existencia de un mercado homogéneo, en el cual las condiciones de ingreso, movilidad, permanencia y salida del mismo, son posibles de ser calculadas racionalmente por los individuos. Así, podemos deducir que el concepto de empleabilidad durante la década del noventa implicó el desarrollo de políticas de formación profesional, orientación laboral, estimulo a la terminalidad educativa y subsidio al primer empleo como un “modo de disminuir el cuello de botella entre la demanda de personal para ocupaciones calificadas y la sobreoferta de trabajadores sin calificaciones adecuadas” (Gallart, 1996, p.102); con lo cual se entendía que el problema de la desocupación juvenil residía en el escaso capital humano de la oferta. Dejándose de lado factores tales como las variables macro-económicas y los condicionamientos propios de las estructuras socio-ocupacionales locales donde se implementaron estas políticas. Habiendo dado cuenta de las características del concepto de empleabilidad durante el periodo de reformas estructurales de la década del noventa, cabe también abordar las particularidades de esta noción en la etapa postconvertibilidad para comprobar si se produjeron o no transformaciones en las políticas de inserción laboral para jóvenes pobres.

27

2.2

El

concepto

de

empleabilidad en

la

Argentina

posreformas

estructurales: el cambio que no cambia. Una vez impuesta la devaluación y el default internacional que ocasionó la salida de la convertibilidad se inició una fase de recuperación de la actividad productiva, del consumo interno y de las finanzas públicas apoyada por el impulso de las exportaciones y de una re-sustitución de importaciones manufactureras, todo lo cual generó una recuperación de la demanda agregada de empleo y, en un segundo momento, de las remuneraciones reales de los trabajadores sindicalizados. Este proceso ha significado un crecimiento continuado del producto bruto interno a un promedio de casi 9% anual durante el período 2003-2007; con un impacto directo sobre el empleo que se sostiene en el mantenimiento de un tipo de cambio real competitivo, en un contexto de amplio superávit primario y de recuperación del mercado interno a través de actividades de baja o mediana productividad. En este marco, algunos autores (Kuszinski y Williamson, 2003) señalan que la solución para los problemas de eficiencia económica en América Latina no se encuentran en disminuir la economía de mercado, sino en proveer a los pobres de acceso a los diversos activos que les permitirá disponer de bienes, conocimientos y habilidades que puedan ser ofrecidos en el mercado. Esto implica una implementación de reformas en el acceso a la educación, los derechos de propiedad del sector informal, microcréditos, entre otras herramientas de esta política. Con ello, por un lado, se reconoce que el giro adoptado por el pensamiento ortodoxo evidencia una mayor adaptación a las problemáticas de las economías latinoamericanas y otorga un énfasis más adecuado a los problemas de pobreza, distribución y deficiencias del Estado de la época actual. Sin embargo, cabe destacar que la estrategia de políticas continúa estrechamente ligada al libre funcionamiento del mercado, las metas de eficiencia y competitividad, y coloca -a su vez- el centro del problema en las características de la oferta de trabajo. Desde esta perspectiva, la tesis credencialista predice sobre el mayor nivel de riesgo al desempleo de los sectores con menor nivel de instrucción. La extensión del análisis al interior del mercado laboral supondría -de manera similar- una menor probabilidad de los trabajadores de menor nivel educativo para insertarse en empleos de calidad

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del segmento regulado del mercado de trabajo. En otras palabras, se considera que el nivel de educación formal alcanzado es un factor de riesgo: cuanto menor es el mismo, mayor el riesgo de marginación. Dado que la receta del pensamiento económico ortodoxo continúa siendo “más mercado y menos Estado”, se sostiene que las políticas adecuadas son las que buscan “operar” sobre los individuos, a través del acceso al crédito, la educación, el capital humano, etc., lo cual permitiría que se resuelvan los problemas de pobreza y desigualdad -y asimismo que esta mejora fortalezca el proceso de crecimiento económico sostenido-. Desde esta perspectiva, los problemas sistémicos lograrán ser resueltos a través de políticas sociales focalizadas que intervengan sobre los sectores más desfavorecidos dotando a los individuos de las competencias y habilidades necesarias (capital humano) para su plena inserción en el mercado laboral. Si bien -en el periodo post convertibilidad- se derogaron leyes de empleo que flexibilizaban las contrataciones laborales, se amplió la escolaridad obligatoria y hubo un incremento de los programas de formación, se entiende que las políticas de inserción laboral para jóvenes no implicaron el abandono de estrategias que trasladan al plano individual (al plano del joven excluido) problemas sociales que tienen un carácter más general (Schmidt y Van Raap). Como lo plantea Salvia (2012, p. 11) “los jóvenes no fueron objeto de una preocupación específica ni de protección socio-laboral, quedando en la práctica muchos de ellos excluidos de una serie de medidas generales orientadas a promover el empleo público o a dar asistencia económica por desempleo a los jefes de hogar con hijos. A la vez que las medidas de fomento al empleo juvenil durante las fases expansivas de la economía poco o nada han logrado por sobre lo impuesto por el comportamiento de los mercados”. De acuerdo a lo planteado, se puede deducir que hubo una continuidad en las políticas activas para jóvenes durante las últimas dos décadas al suponer que el problema reside, exclusivamente, en la escasa empleabilidad del individuo y no en cuestiones de tipo estructural como son los condicionamientos de los mercados de trabajo. Fijando el diagnostico de capital humano en las políticas de empleo, incluso en la etapa post- consenso de Washington, se encuentran los organismos internacionales de crédito que determinaron que una política de

29

inserción laboral juvenil adecuada será aquella que consiga -a través de programas de activación, de educación y de formación, junto con reformas institucionales en materia de regulaciones laborales- disminuir la brecha entre la demanda de personal para puestos calificados y la oferta de trabajadores jóvenes sin empleo (BID, 1998, 2003 y 2005; Banco Mundial, 2005) En este contexto encontramos que se diseña e implementa el “Programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo” con el objeto de incrementar la empleabilidad de los participantes a través de aspectos relacionados con la terminalidad de estudios; la adquisición de oficios por medio de cursos de formación profesional; iniciativas de autoempleo y la realización de prácticas calificantes (Neffa y Brown, 2010). Debido a la similitud del diagnostico con los programas de empleo de la década del noventa –en particular “El Proyecto Joven”- el enfoque del escaso capital humano como el origen de la desocupación, continuaría siendo la variable a partir de la cual se construyen las políticas de inserción laboral juvenil en Argentina. Aunque es importante destacar que si operaron algunas transformaciones –con respecto a la década del noventa- en el acceso a instancias de formación profesional y en la gestión descentralizada de los programas: por un lado se desarrollaron instituciones permanentes de los sistemas educativos (centros de formación profesional, escuelas técnicas), evitando de este modo la creación de pseudo instituciones efímeras; y por otro lado se profundizó la tendencia a la gestión descentralizada de los programas (tal es el caso del PJMyMT) con lo cual las provincias, y sobre todo los municipios, cobraron un rol creciente en el establecimiento de redes interinstitucionales locales de formación y trabajo (Jacinto, 2008). Con respecto a la situación de los mercados durante el periodo de post convertibilidad, se entiende que siguen conviviendo -al menos- dos regímenes laborales: por un lado, empleos en sectores dinámicos o modernos que ofrecen estímulos profesionales y una cierta estabilidad fundada en marcos normativos y protecciones sociales; y por otro lado, trabajos eventuales, empleos asalariados extralegales o variadas formas de autoempleo, los cuales operan

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en la informalidad, sin seguridad social ni regulaciones, ocupando a la mayor parte de los jóvenes que necesitan o demandan un ingreso. También ocurre que los empleos formales vienen reduciéndose en un contexto de cambios tecnológicos y organizacionales de las empresas, al tiempo que las nuevas formas de empleo están mucho más concentradas hacia quienes ya tienen una especialización; y no van a probar en el joven inexperto. Ante esta situación, los jóvenes que no acceden están motivados a extender el período de formación y de dependencia familiar; o, por el contrario, se encuentran forzados a dejar la escuela e incorporarse al mercado laboral informal con nulas o escasas competencias. Es por ello que cuando se piensa la problemática juvenil no puede hablarse de los jóvenes en general, sino que debe partirse de la idea de que existen distintas juventudes, y que esas distintas juventudes enfrentan distintos tipos de problemas según su origen social, capacidades y expectativas (Salvia, 2012 en prensa). 2.3 Síntesis de resultados: el capital humano como concepto permanente. A pesar que los resultados de la década del noventa demostraron que no basta con dotar de mayor educación a los jóvenes de sectores pobres para revertir su situación, se continuó utilizando el diagnóstico que evita abordar el hecho de que las condiciones económicas estructurales, las desigualdades sociales y los cambios en la demanda de empleo son condiciones preexistentes para entender el problema del desempleo juvenil. Bajo este marco queda sin explicación porque los jóvenes –incluso aquellos con altos niveles de empleabilidad- deben competir por puestos que se presentan bajo un escenario de “frazada corta”, el cual además de no ofrecer oportunidades laborales de calidad para todos induce a una caída en las remuneraciones correspondiente a esos puestos. No logra tomarse en cuenta que las oportunidades que tienen los jóvenes de acceder a recursos valiosos y transitar experiencias educativas, laborales y sociales de inclusión no son universales sino que se presentan en forma acotada y selectiva, debido a las limitaciones propias de la estructura de la demanda de empleo (Salvia, 2012).

31

Esto se puede observar, como lo plantea Van Raap (2010, p. 93), en la diferencia de oportunidades que tienen los jóvenes de acuerdo a sus posicionamientos sociales, reflejando el modo en que el mercado laboral opera de manera segmentada, en desventaja de aquellos sectores pobres. Los jóvenes en situación de pobreza se encuentran inmersos en un círculo vicioso en donde se reproducen las situaciones de desigualdad en el acceso a las credenciales educativas, en sus oportunidades de acceso al mercado de trabajo y, en particular, a los empleos mejor remunerados. A partir de esto, continúa Van Raap, se entiende que completar la escolaridad, acceder a un empleo y, eventualmente, alcanzar las posiciones con mejores ingresos, dadas las particulares condiciones de heterogeneidad en las que se reproduce la estructura económica y social, está mucho más relacionado con las condiciones sociales de procedencia que a factores asociados con las credenciales adquiridas por los jóvenes. Si se concibe que “la problemática del desempleo y subempleo juvenil en la Argentina no radicaría en el déficit de capital humano sino en la propia lógica de funcionamiento del modelo de concentración económica, la ausencia de mecanismos compensatorios de las desigualdades sociales y las deficientes regulaciones que intervienen sobre los mercados de trabajo”; se podría centrar el diagnostico en “el tipo de organización económica y en las políticas de desarrollo, haciendo foco en las oportunidades de empleo que genera la demanda productiva y no solamente en la capacidad productiva de los jóvenes”(Salvia 2012). Con ello se podría definir de otra manera las causas que generan y dificultan la

inserción laboral de jóvenes en condiciones de

vulnerabilidad, logrando ampliar el margen de acción sobre el cual actúan las políticas sociales actuales. Se debería pasar de una visión que coloca al sujeto como responsable del ingreso al empleo por otra que, en sentido inverso, coloca al mercado de trabajo como determinante de los niveles de empleabilidad. Esto implicaría dejar de mantener estrategias que entienden que por el solo hecho de brindar mayor educación a los jóvenes de sectores pobres se conseguiría revertir su situación de marginalidad laboral, social y cultural.

32

Capítulo III: El programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo y su implementación en la Provincia de Tucumán. Este capítulo contiene la presentación del programa “Jóvenes con Mas y Mejor Trabajo” (JMyMT), y del componente “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo” en particular. Además de establecer algunas dimensiones de los otros componentes

del

programa

(“Formación

Profesional”

y

“Terminalidad

Educativa”) que sirven como punto de partida para su estudio comparativo con la línea de entrenamiento laboral; se fijan las definiciones conceptuales, y las condiciones y características de su implementación en la provincia de Tucumán. Para llevar a cabo esta tarea se utiliza, por un lado, las normativas (leyes, decretos y resoluciones) nacionales y provinciales que se utilizaron para su reglamentación; y por otro lado, los resultados de la ejecución: cantidad de participantes del “JMyMT” durante el periodo estudiado, su distribución geográfica, vinculación a los diferentes componentes y especialmente su relación con “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo”.

El “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo” es un programa de transferencia directa diseñado por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación (MTEySS) que tiene por objeto -según la resolución ministerial que lo crea- la inclusión socio laboral de jóvenes de 18 a 24 años que tengan estudios formales incompletos. El diagnostico institucional supone que a través de un incremento en “su” empleabilidad, los jóvenes en condiciones de vulnerabilidad encontraran oportunidades de inclusión a través de la identificación de su perfil profesional, de la finalización de la escolaridad obligatoria y de la realización de experiencias de formación (Res. MTEySS 497/08).El esquema del “JMyMT” puede encuadrarse en el marco de las políticas empleo que promueve la “activación”,

es

decir,

aquellas

que

implican

la

realización

de

una

contraprestación a cambio del monto que se percibe. Según algunos autores (Rambla 2005, en Jacinto 2008), esta perspectiva supone un tratamiento individualizado de la pobreza que responde a las contradicciones actuales

33

entre democracia y capitalismo, la cual es tipificada como una “ciudadanía en negativo” (Castel 1999, en Rambla 2005)14.

3.1 El programa “Jóvenes con Mas y Mejor Trabajo”: prestaciones y características. El programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo” se encuentra en el conjunto de políticas que promueven la inserción laboral y proporcionan en forma simultánea

asistencia

económica

condicionada

y

contraprestaciones

instructivas. Se implementa desde junio de 2008, dirigido a jóvenes entre 18 y 24 años con nivel educativo obligatorio incompleto, residencia permanente en el país, y que se encuentren en situación de desempleo. Provee componentes formativos y ayudas monetarias mientras los participantes tengan la edad requerida para permanecer en el programa. Las prestaciones son optativas, no son excluyentes e involucran terminalidad educativa, orientación e inducción al mundo del trabajo, formación profesional, cursos de gestión empresarial, generación de emprendimientos, entrenamiento para el trabajo en el sector privado, público y tercer sector, entre otras. A estos componentes se encuentran asociadas ayudas económicas mensuales; algunas de las cuales además tienen premios estímulo (ver recuadro 3.1.1). El conjunto de prestaciones está compuesto de la siguiente manera:

a. Talleres de orientación e inducción al mundo del trabajo: El joven inicia su vinculación con el programa a través de un proceso de orientación e inducción al mundo del trabajo, durante el cual actualiza, revisa o construye su proyecto formativo y ocupacional. Cada participante desarrolla este proceso inicial de orientación laboral y participa en los talleres mencionados durante un período máximo de dos meses. Esta etapa es obligatoria y previa a la participación en

14

Es un concepto acuñado por Robert Castel (1999), el cual entiende que: “En un contexto

donde la propiedad social se remercantiliza, el estatuto del individuo se desestabiliza. El “individuo positivo”, aquel que encontraba estabilizada su condición social gracias a la presencia de soportes colectivos, cede su lugar al “individuo por defecto”, que por oposición es un “individuo negativo” pues se encuentra en un estado de desprotección.

34

las demás prestaciones. Sólo puede desarrollarse en forma simultánea a esta etapa, los estudios primarios y/o secundarios (Ver punto i de recuadro 3.1.1). b. Asistencia para la búsqueda empleo: Los jóvenes que, cumplida su participación en el proceso de orientación e inducción al mundo del trabajo, no se encuentren desarrollando una actividad y se presenten, en respuesta a una citación o por su propia iniciativa, ante la Oficina de Empleo en al menos DOS (2) oportunidades dentro de un mismo mes, percibirán una ayuda económica mensual de PESOS DOSCIENTOS VEINTICINCO ($ 225), en concepto de asistencia para la búsqueda de empleo (Ver punto ii de recuadro 3.1.1). c. Taller de Apoyo a la búsqueda de empleo: la prestación de apoyo a la búsqueda de empleo tendrá por objeto asistir y orientar a los jóvenes en la elaboración de estrategias adecuadas para la búsqueda de empleos de calidad. La misma se instrumentara a través de talleres organizados y/o dictados por la Oficina de Empleo, teniendo en cuenta el perfil de los jóvenes, sus proyectos formativos y ocupacionales y su participación en otras prestaciones del Programa. (Ver punto iii de recuadro 3.1.1). d. Formación para la certificación de estudios primarios y/o secundarios: de acuerdo a la resolución reglamentaria se impulsa un sistema de estímulos y beneficios destinados a que los jóvenes certifiquen sus estudios de nivel primario o secundario, en tanto dichas certificaciones constituyen uno de los objetivos centrales del programa. Para ello se instrumenta, en articulación con las carteras educativas provinciales, servicios para la formación y certificación de estudios generales para adultos, accesibles en términos de vacantes, modalidades de cursada y materiales didácticos y curriculares a ser utilizados, de manera de garantizar la permanencia de los jóvenes en el sistema y su certificación (Ver punto iv de recuadro 3.1.1). e. Cursos de formación profesional: la resolución del programa establece que los participantes del “JMyMT” pueden participar en los cursos de formación profesional que les sean ofrecidos por la Oficina de Empleo Municipal en el marco del esquema local de prestaciones. Estos cursos le deberían permitir adquirir o fortalecer las competencias y habilidades requeridas para el ejercicio de la ocupación definida durante la etapa de elaboración de su proyecto formativo y ocupacional. Se reglamenta también que, los cursos que se ofrezcan deben cumplir con los criterios de calidad establecidos por el

35

MTEySS en cuanto a su adecuación a las demandas socio productivas del territorio y de las necesidades formativas de los jóvenes (Ver punto v de recuadro 3.1.1). f. Generación de emprendimientos independientes: se establece en la reglamentación que los participantes que en su proyecto formativo y ocupacional se definan por el desarrollo de un emprendimiento independiente o pequeña empresa, en forma individual o asociativa, serán derivados a cursos

de

gestión

empresarial

y

serán

asistidos

por

consultores

especializados en la elaboración de un Plan de Negocio. Una vez aprobado el Plan de Negocio, se le brindará asistencia legal, técnica y financiera para su implementación durante las primeras etapas de desarrollo del emprendimiento (Ver puntos vi y x de recuadro 3.1.1). g. Acciones de Entrenamiento para el Trabajo: Para iniciar o completar la formación recibida los jóvenes pueden realizar prácticas calificantes en ambientes de trabajo. Las empresas deben formular un proyecto que incluya, en alternancia o sucesivamente, un período de formación teórica y otro de formación en el puesto de trabajo. Durante el primero se desarrollan los conceptos técnicos básicos, aspectos de seguridad, higiene y salud que se aplican en el ejercicio de la ocupación, temas de calidad y mejora continua y otros que resulten pertinentes. Durante el segundo, con el apoyo de un tutor designado por la empresa, los jóvenes, aplicando los conocimientos adquiridos, completarán su formación en prácticas realizadas en el puesto de trabajo. Dado que este componente constituye el nodo sobre el cual se centra esta investigación, se hará una descripción exhaustiva del mismo en el próximo apartado (Ver puntos vii y viii de recuadro 3.1.1). h. Apoyo a la inserción laboral: Se promoverá la contratación de jóvenes, ofreciendo incentivos financieros, por un plazo máximo de SEIS (6) meses, a las micro, pequeñas y medianas empresas que los incorporen como trabajadores en relación de dependencia (Ver punto ix de recuadro 3.1.1).

36

Recuadro 3.1.1: Prestaciones y estímulos mensuales que ofrece el programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo”: Líneas de acción del Programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo” Prestación

Estímulo mensual

Tiempo máximo

Incentivo adicional

Orientación e inducción al mundo del trabajo

$450

2 meses

$225

6 meses

$450

6 meses

Sin prestación-concurrencia a oficinas de empleo

Taller de apoyo a la búsqueda de empleo

Asignación estímulo variable, según

Terminalidad educativa formal

modalidad*

$450

Formación profesional especializada

Asignación estímulo desde $150 hasta $900 por mes aprobado

$450

Apoyo a la empleabilidad y cursos de gestión empresaria

$450

4 meses

$500 a $750

8 meses

$1000**

6 meses

$1000***

6 meses

$150

9 meses

Entrenamiento para el trabajo en el sector público o social

Entrenamiento para el trabajo en el sector privado Apoyo a la inserción laboral en el sector privado Generación de micro emprendimientos

$6000 para capital inicial y $4000 de refuerzo al año de vida

Fuente: Bertranou y Vezza, 2011, según Byk (2011). * En el sistema gradual de educación, la asignación estímulo se compone de dos pagos anuales de $300 cada uno por conservar la regularidad y un pago de $600 por aprobación de año o grado. En el sistema modular la asignación estímulo otorgada por la aprobación de un módulo o trayecto es de $150, con un máximo de $900 por año calendario. ** El monto que aporta el MTEySS varía en función del tamaño de la empresa: a) la totalidad del importe en el caso de microempresas; b) $700 en el caso de pymes, y c) $300 en el caso de grandes empresas. El diferencial respecto de $1000 es aportado por el empleador. *** El MTEySS aporta esta suma como parte del salario de cada joven contratado por una empresa o $500 si el contrato es a tiempo parcial. Si se trata de la contratación de una mujer el MTEySS aporta $1250 o

$650 a partir del cuarto mes de contratación.

37

Sobre la implementación del programa “JMyMT”, la normativa del Ministerio de Trabajo determina que se debe llevar a cabo desde las Oficinas de Empleo Municipales, estableciendo que: “el municipio que tenga la voluntad y compromiso de implementar el programa deberá garantizar, por un lado, el funcionamiento de la Oficina de Empleo y la creación en ella de un área de empleo para jóvenes y, por otro, la construcción, promoción y mantenimiento del esquema local de prestaciones de apoyo a la formación e inserción laboral.” (Res. 261/08). De este modo, la oficina de empleo municipal constituye el nexo de los beneficiarios con el programa ya que está a cargo de la captación, inscripción, asignación de prestaciones y seguimiento de los jóvenes mediante tutorías y actualización de la historia laboral. Con ello la oferta de prestaciones a nivel municipal se encuentra fundamentalmente condicionada por la estructura ocupacional del territorio, donde intervienen distintos actores institucionales, y confluyen como herramientas a disposición de las oficinas de empleo.

3.2 Implementación y particularidades del programa “JMyMT” en la Provincia de Tucumán. En el caso de la provincia de Tucumán es el gobierno provincial quien tiene a su cargo la ejecución y coordinación del programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo”, lo cual constituye una característica especial ya que fue la única jurisdicción a nivel nacional en donde la gestión local intervino en la implementación de esta línea. Específicamente se estableció que la red de servicios de empleo municipal, bajo la coordinación de la Subsecretaría de Empleo de la Provincia, sería la encargada de la implementación de esta política. Al momento de realizarse esta investigación, se habían adherido en la provincia de Tucumán más de 30.000 jóvenes15, lo cual la ubica -después de Buenos Aires y Chaco- como la provincia con más participantes a nivel nacional. Con respecto a la evolución histórica de personas cubiertas16, se 15

Datos correspondientes al “Informe Mensual. Programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo. Mayo de

2012” 16

Se consideran como personas “cubiertas” aquellos jóvenes que cobraron por haber participado en

alguna de las contraprestaciones del “PJMyMT.” (MTEySS, 2012)

38

observa que desde su implementación en Octubre de 2008, con 2.077 beneficiarios, a 2009 se produjo un incremento superior al 500% de jóvenes adheridos al “JMyMT”. Luego ese número se estabiliza en 2010, con un aumento de 4,3% con respecto a 2009. Vuelve a ampliarse en 2011 en un 63,9 %, siendo ese año el periodo con mayor cantidad de personas cubiertas en la historia del programa. Por último, a Mayo de 2012 encontramos 16.132 beneficiarios incorporados, lo que representa una reducción del 24,6 % comparativamente a 2011 (Ver cuadro 3.2.1).

Sobre la distribución geográfica al interior de la provincia, encontramos una concentración de casi el 65% de los jóvenes en el Gran San Miguel de Tucumán (corresponde a los municipios de Alderetes, Banda del Río Salí, Las Talitas, Lules, San Miguel de Tucumán, Tafi Viejo y Yerba Buena) y el 35% restante en el interior de la provincia (Aguilares, Bella Vista, Concepción, Famaillá, Graneros, Juan B. Alberdi, Monteros, Ranchillos, Simoca y Tafi del Valle) (Ver cuadro 3.2.2). Asimismo, la contraprestación con mayor cantidad de asignados -implica que recibieron un beneficio económico- es “Terminalidad Educativa” con el 60,5% de los jóvenes con alguna liquidación; seguida por el taller obligatorio de “Orientación e Inducción al Mundo del Trabajo” con el 13,1%, “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo” con 12,6% “Formación Profesional” con el 12,3%, y “Emprendimientos productivos” con el 1,2% del total (Ver cuadro 3.2.3).

39

Cuadro 3.2.1: Programa “JMyMT”. Personas cubiertas según provincia. Evolución histórica nacional de participantes desde la implementación del programa en el año 2008 hasta 2012.

PROVINCIA

Total histórico

2.008

2.009

2.010

2.011

2.012

2.735

25.877

38.686

92.876

63.846

135.649

Aires

-

-

672

7.872

4.613

9.262

Catamarca

-

-

-

-

-

-

Chaco

1.747

10.634

15.091

34.438

20.890

41.157

Chubut

-

625

1.228

2.443

1.674

3.348

Córdoba

-

2.055

3.751

8.275

6.958

13.428

Corrientes

-

817

3.043

9.317

4.149

10.763

Entre Ríos

-

722

3.054

11.531

8.120

14.551

Formosa

-

-

821

7.951

3.849

8.863

Jujuy

-

-

773

4.768

3.673

5.168

La Pampa

-

-

-

1.502

1.437

2.065

La Rioja

-

-

973

3.894

4.786

5.384

Mendoza

-

2.678

6.977

22.898

7.379

26.283

Misiones

2.679

4.962

8.113

20.679

17.946

28.104

Neuquén

-

-

138

3.297

2.820

3.489

Río Negro

202

607

760

2.093

1.590

3.207

Salta

-

4.557

6.408

15.751

4.726

18.927

San Juan

-

6.109

10.472

18.341

3.240

23.560

San Luis

-

-

-

1.428

1.691

2.247

Santa Cruz

-

297

460

814

291

1.154

Santa Fe

-

1.056

6.407

18.330

14.029

24.424

Santiago del Estero

-

842

1.809

6.652

6.496

8.476

Tierra del Fuego

-

287

469

529

175

899

Tucumán

2.077

12.515

13.054

21.391

16.132

33.706

TOTAL

9.440

74.625

123.122

316.845

200.440

423.526

Buenos Aires Ciudad de Buenos

Fuente: Informe Mensual del programa “Jóvenes con Mas y Mejor Trabajo” de la Dirección de Información Estratégica para el Empleo. Mayo de 2012. Secretaría de Empleo. Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación.

40

Cuadro 3.2.2: Participantes adheridos al programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo” en la provincia de Tucumán. Distribuidos por localidad, en valores absolutos y porcentajes. Localidad Aguilares Alderetes Banda del Río Salí Bella Vista Burruyacu Concepción Famaillá Graneros Juan B. Alberdi La Cocha Las Talitas Lules Monteros Ranchillos San Miguel de Tucumán Simoca Tafi del Valle Tafi Viejo Trancas Yerba Buena Total

Absolutos 888 1265 2989 571 54 1270 911 582 696 396 1671 1765 782 468 7058 1616 431 1081 306 449 25249

Porcentajes 3,5% 5,0% 11,8% 2,3% 0,2% 5,0% 3,6% 2,3% 2,8% 1,6% 6,6% 7,0% 3,1% 1,9% 28,0% 6,4% 1,7% 4,3% 1,2% 1,8% 100,0%

Fuente: Elaboración propia con base en datos de: Resumen General sobre programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo. Julio de 2012. Subsecretaria de Empleo de la Provincia de Tucuman.

Cuadro 3.2.3: Participantes adheridos al programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo” en la provincia de Tucumán y su vinculación a prestaciones. En porcentajes. Prestaciones Terminalidad Educativa Formación Profesional Entrenamiento para el trabajo Emprendimientos productivos Orientación e Inducción (POI) Total

Participantes 60,5% 12,3% 12,6% 1,2% 13,1% 100,0%

Fuente: Elaboración propia con base en datos del Informe Mensual del programa “Jóvenes con Mas y Mejor Trabajo” de la Dirección de Información Estratégica para el Empleo. Mayo de 2012. Secretaría de Empleo. Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación.

41

Si tal como se viene sosteniendo en esta tesis las políticas sociales asumen un rol en “la gestión de poblaciones excedentarias” (Van Raap, 2011), a través de mecanismos que buscan evitar que un grupo se vuelva disfuncional y de esa manera ponga en riesgo el orden social (Nun, 1999), el análisis del programa “JMyMT” y su prestación de entrenamiento laboral nos permitirán entender como operaron este tipo de estrategias en la Provincia de Tucumán.

3.3 Características de la ejecución de “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo” en la Provincia de Tucuman. Según el diagnostico institucional del programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo” (Res. 905/10 del MTEySS), la línea de “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo” se instrumenta con el objetivo de mejorar la empleabilidad y las oportunidades de inserción laboral de trabajadores desocupados. A partir de la comparación con otras políticas de empleo –el “Proyecto Joven” durante la década del noventa- encontramos que este tipo de líneas no son nuevas y parten de la premisa, al menos en el caso de los jóvenes, de que debido a su falta de experiencia es necesario brindar una práctica que constituya una suerte de socialización laboral. Es por ello que se ha sostenido a la pasantía como parte de la formación. Se la reconoce como una aproximación laboral, donde el pasante pone en juego sus conocimientos y competencias, y experimenta las reglas del juego del mundo del trabajo, lo cual es considerado clave en una época en que las culturas juveniles se distancian de la “ética del trabajo” 17 (Jacinto2008, p. 134).

17

Sobre el componente de entrenamiento, algunos autores (Jacinto y Terigi, 2007) consideran que si bien constituye

“un puente con el empleo”; en muchas ocasiones, el sentido formativo de la pasantía se desnaturaliza. Se pueden producir abusos de todo tipo, sustitución de trabajadores, poco contenido formativo, pasantes “eternos” encubriendo verdaderos trabajadores, lo que lleva a un cuestionamiento de esa figura. En la mayor parte de los casos, aunque se valora su potencialidad, se trata de experiencias acotadas y difíciles de organizar masivamente, dada la escasez de plazas en las organizaciones productivas y la falta de una “cultura de la pasantía” que asegure claridad de objetivos y estrategias en los actores del mundo de la educación y del trabajo participantes Lo que se plantea como un argumento a favor de los programas de entrenamiento, es que ellos permitirían el acercamiento a un buen empleo a un joven que por su perfil social y/o formativo no hubiera entrado a un cierto segmento de empleos de calidad (Lasida y Rodríguez, 2006).

42

En el caso puntual del “JMyMT”, se establece que la contraprestación de entrenamiento laboral puede realizarse en: micro, pequeñas, medianas o grandes empresas, limitando el ingreso a aquellas que: “hubiesen realizado despidos colectivos dentro de los seis (6) meses previos a la presentación del proyecto; hayan sido sancionadas por empleo no registrado y no hubieran regularizado su situación; o incumplan con sus obligaciones como empleadoras frente al Sistema de la Seguridad Social. Como condición, se estipula que los proyectos deben cumplir los siguientes requerimientos: a. tener una carga horaria de veinte (20) horas semanales y una duración mínima de un (1) mes y máxima de seis (6) meses; b. desarrollarse de lunes a viernes, en el horario de seis (6) a veinte (20) horas; c. prever actividades de practica en el puesto de trabajo y actividades de capacitación teórica; d. en el caso de medianas o grandes empresas, las actividades de capacitación teórica no podrán abarcar una carga horaria inferior al veinte por ciento (20 %) ni superior al cincuenta por ciento (50%) de la carga total del proyecto e. prever al menos la asistencia de un (1) tutor por cada diez (10) participantes Con respecto a la ayuda económica, la normativa establece que “los participantes de proyectos de la línea de entrenamiento en el sector privado perciben una ayuda económica mensual no remunerativa de mil pesos ($1000), solventada en el caso de microempresas a cargo del MTEySS; en el caso de pequeñas o medianas empresas, el MTEySS abonará al participante setecientos pesos ($700) y las empresas la suma de trescientos pesos ($300); en el caso de empresas grandes, el MTEySS abonará al participante trescientos ($300) y las empresas setecientos pesos ($700). Por último se instituye que la distinción entre micro, pequeña, mediana y gran empresa se realiza de acuerdo a los montos de facturación anual de cada entidad18. 18

Reglamentado por el valor de la venta anual que posea la empresa, a través de la Resolución 24/2001

y la “Disposición 147/2006”

de la “Subsecretaria de la

Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo

Regional” para los sectores Agropecuario, Industria y Minería, Comercio, Servicios y Construcción.

43

En la provincia de Tucumán, casi 3000 participantes del “JMyMT” (casi un 10% del total de adheridos) realizaron “AET”, lo que representa aproximadamente tres veces el promedio nacional19 (3,6%). Con ello, el estudio de este caso en particular resulta útil –dada su magnitud comparativa- para analizar la relación entre las políticas de inserción laboral para jóvenes y las condiciones de la demanda de empleo en los mercados de trabajo locales. A partir de la evaluación de fuentes documentales, se puede observar que hubo una distribución homogénea en el género de los participantes (47,4% fueron varones y 52,6% mujeres). Geográficamente, los entrenamientos se realizaron, un 57,5% el Gran San Miguel de Tucumán y 42,5% en el interior (ver cuadro 3.3.1). Sobre la dimensión de las empresas involucradas se nota claramente una concentración de beneficiarios entrenando en microempresas (90,0%), seguida por Pequeñas y Medianas (9,0%) y un número muy reducido en Grandes (1,0%) (Ver cuadro 3.3.2). Si analizamos los diferentes sectores de la economía en donde se llevo a cabo “AET”, se puede encontrar que la mayoría (70,5%) se realizo en el sector comercial, una proporción significativa en el sector servicios (24,5%) y fue prácticamente nulo en el sector industrial (4,3%) y agropecuario (0,7%) (Ver cuadro 3.3.3). En cuanto a los sectores de la economía de acuerdo a la dimensión de las empresas, se observa que de la totalidad de beneficiarios en microempresas 71,7% participaron en el sector comercial; 23,6% en el sector servicios; 4,0% en el sector industrial y 0,7% en el sector agropecuario (ver cuadro 3.3.4). En el caso de las pequeñas y medianas empresas, 67,8% de los jóvenes entrenó en el sector comercial; 5,8% en el sector de servicios; y 6,4% en el sector industrial (ver cuadro 3.3.5). En las grandes empresas, las cuales participaron de manera muy reducida de “AET” en la Provincia de Tucumán, solo se registran dos sectores y distribuidos 75,0% en el sector comercial; y 25,0% en el sector industrial (ver cuadro 3.3.6).

19

Según datos obtenidos de “Resumen de los principales programas de formación y capacitación laboral

dirigidos a jóvenes en la Argentina” (MTEySS, 2012).

44

Como ya se menciono anteriormente, una vez finalizada la etapa de entrenamiento laboral, el programa “JMyMT” ofrece la posibilidad de incorporar al beneficiario de manera formal a la empresa con la línea subsidiada de “Inserción Laboral”. Si se considera la cantidad de incorporaciones realizadas bajo esta modalidad (116 sobre un total de 2981 entrenamientos), se puede ver una baja inclusión de jóvenes al mercado formal de trabajo, ya que solo el 3,9% de los beneficiarios que participaron de “AET” se incorporaron en empleos de calidad a través de la línea promovida del “MTEySS” (ver cuadro 3.3.7). A partir del análisis de esta información se ve una clara concentración de jóvenes que realizaron “AET” en los sectores comerciales y de servicios de Microempresas; los cuales se caracterizan por

su baja productividad, alta

rotación de trabajadores, inestabilidad y no funcionalidad al mercado formal. Con ello se entiende que el programa “JMyMT” organizó el ingreso de sus participantes en los segmentos de débil competitividad sistémica y reducida densidad tecnológica, lo que tendió a mantener y reproducir el ingreso de jóvenes pobres en empleos de baja calidad en el sector no regulado de la estructura ocupacional de la Provincia de Tucumán. Asimismo se puede inferir que al operar en un contexto de excedentes relativos de población, esta política, brindó un marco institucional y legal a la incorporación de jóvenes trabajadores en actividades -de subsistencia- “informales” de muy baja productividad y poco integrada a los circuitos formales de la economía.

45

Cuadro 3.3.1: Participantes de entrenamiento laboral del programa “JMyMT”, en la provincia de Tucumán, distribuidos por localidad y sexo. En valores absolutos y porcentajes.

Localidad

Participantes de AET Absoluto

%

Mujeres

Hombres %

Absoluto

Absoluto

%

Aguilares

145

6,3

73

50,3

72

49,7

Alderetes

112

4,9

71

63,4

41

36,6

Banda del Río Salí

204

8,9

112

54,9

92

45,1

Bella Vista

64

2,8

27

42,2

38

57,8

Burruyacu

-

-

-

-

-

-

Concepción

158

6,9

92

58,2

66

41,8

Famaillá

67

2,9

45

67,2

22

32,8

Graneros

17

0,7

9

52,9

8

47,1

Juan B. Alberdi

4

0,2

3

75,0

1

25,0

La Cocha

-

-

-

-

-

-

Las Talitas

22

1,0

9

40,9

13

59,1

Lules

238

10,4

124

52,1

114

47,9

Monteros

217

9,5

113

52,1

104

47,9

Ranchillos San Miguel de Tucumán

14

0,6

2

14,3

12

85,7

518

22,6

250

48,3

267

51,7

Simoca

263

11,5

141

53,6

122

46,4

Tafi del Valle

32

1,4

20

62,5

12

37,5

Tafi Viejo

163

7,1

91

55,8

72

44,2

Trancas

-

-

-

-

-

-

Yerba Buena

56

2,4

25

44,6

31

55,4

2294

100%

1207

52,6%

1087

47,4%

Total

Fuente: Elaboración propia con base en datos de “Resumen General sobre programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo”. Julio de 2012. Subsecretaria de Empleo de la Provincia.

46

Cuadro 3.3.2: Participantes de entrenamiento laboral del programa “JMyMT” de la provincia de Tucumán, distribuidos por localidad y por dimensión de la empresa en la que entrenaron. Expresado en valores absolutos y porcentajes. Localidad

Micro

Absoluto

187 123 281 52

% 7,0 4,6 10,5 1,9

144 70 17 2

5,4 2,6 0,6 0,1

22 324 292 7 523 363 34 178

0,8 12,1 10,9 0,3 19,5 13,5 1,3 6,6

63 2682

2,3 100%

Absoluto Aguilares Alderetes Banda del Río Salí Bella Vista

Pequeñas y Medianas

Totales

Grandes Absoluto

11 3 7 20

% 4,1 1,1 2,6 7,5

%

198 126 288 72

% 6,6 4,2 9,7 2,4

41

15,4

11

196 70 17 5

6,6 2,3 0,6 0,2

3

1,1

5 7 7 145

1,9 2,6 2,6 54,3

25,0

22 329 299 14 681 363 34 200

0,7 11,0 10,0 0,5 22,8 12,2 1,1 6,7

13

40,6

14

5,2

8

4 267

1,5 100%

100%

67 2981

2,2 100%

Absoluto

Burruyacú Concepción Famaillá Graneros Juan B. Alberdi

34,4

La Cocha Las Talitas Lules Monteros Ranchillos San Miguel de Tucumán Simoca Tafi del Valle Tafi Viejo Trancas Yerba Buena Total

32

Fuente: Elaboración propia con base en datos de: Resumen General sobre programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo. Julio de 2012. Subsecretaria de Empleo de la Provincia.

47

Cuadro 3.3.3: Participantes de entrenamiento laboral del programa “JMyMT” de la provincia de Tucumán, distribuidos por localidad y por sector de la economía en la que entrenaron. Expresado en valores absolutos y porcentajes.

Localidad Aguilares

Agropecuario Absolutos % 2 10

Alderetes

Industria Absolutos % 17

2,3

3

2,3

4

3,0 6,1

154 42 13 3

7,3 2,0 0,6 0,1 0,2 13,7 12,8 0,0 19,0 10,9 1,1 6,9

1 36 24

0,1 5,0 3,3

250 119 10 36

2,6 100%

10 726

Burruyacú Concepción Famaillá

9

45

Servicios Totales Absolutos % Absolutos % 50 6,9 198 6,6 29 4,0 126 4,2 97 13,4 288 9,7 9 1,2 72 2,4 0,0 38 5,2 196 6,6 11 1,5 70 2,3 4 0,6 17 0,6 2 0,3 5 0,2

3

Banda del Río Salí Bella Vista

Comercio Absolutos % 129 6,1 94 4,5 191 9,1 60 2,9

8

Graneros Juan B. Alberdi La Cocha

5

25

10

12,1 3,8 3,8 9,8 24,2 7,6

4

20

14

10,6

5 288 270 1 399 229 24 146

2

1,5 100%

55 2103

Las Talitas

16

Lules

5

Monteros

5

Ranchillos

13

San Miguel de Tucumán

32

Simoca Tafi del Valle Tafi Viejo

34,4 16,4 1,4 5,0

22 329 299 14 681 363 34 200

0,7 11,0 10,0 0,5 22,8 12,2 1,1 6,7

1,4 100%

67 2981

2,2 100%

Trancas Yerba Buena Total

20

100%

132

Fuente: Elaboración propia con base en datos de: Resumen General sobre programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo. Julio de 2012. Subsecretaria de Empleo de la Provincia.

48

Cuadro 3.3.4: Participantes de entrenamiento laboral del programa “JMyMT” en Microempresas de la provincia de Tucumán, distribuidos por localidad y por sector de la economía en el que entrenaron. Expresado en valores absolutos y porcentajes.

Localidad Aguilares

Agropecuario Absolutos % 2

10

Alderetes

Industria Absolutos %

Servicios Absolutos %

Totales Absolutos %

11

10,3

125

6,5

49

7,7

187

7,0

3

2,8

94

4,9

26

4,1

123

4,6

191

9,9

90

14,2

281

10,5

3

2,8

40

2,1

9

1,4

52

1,9

Banda del Río Salí Bella Vista

Comercio Absolutos %

Burruyacú

0

Concepción

4

3,7

117

6,1

23

3,6

144

5,4

8

7,5

42

2,2

11

1,7

70

2,6

Graneros

13

0,7

4

0,6

17

0,6

Juan B. Alberdi

2

0,1

2

0,1

Famaillá

9

45

La Cocha

0

Las Talitas

16

15,0

5

0,3

1

0,2

22

0,8

Lules

5

4,7

284

14,8

35

5,5

324

12,1

Monteros

5

4,7

263

13,7

24

3,8

292

10,9

Ranchillos

6

5,6

1

0,1

7

0,3

San Miguel de Tucumán

28

26,2

306

15,9

189

29,9

523

19,5

10

9,3

229

11,9

119

18,8

363

13,5

24

1,2

10

1,6

34

1,3 6,6

Simoca

5

25

Tafi del Valle Tafi Viejo

4

20

6

5,6

132

6,9

36

5,7

178

2

1,9

54

2,8

7

1,1

63

2,3

107

100%

1922

100%

633

100%

2682

100%

Trancas

0

Yerba Buena Total

20

100%

Fuente: Elaboración propia con base en datos de: Resumen General sobre programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo. Julio de 2012. Subsecretaria de Empleo de la Provincia.

49

Cuadro 3.3.5: Participantes de entrenamiento laboral del programa “JMyMT” en Pequeñas y Medianas Empresas de la provincia de Tucumán, distribuidos por localidad y por sector de la economía en el que entrenaron. Expresado en valores absolutos y porcentajes.

20

Servicios Totales Absolutos % Absolutos % 1 1,4 11 4,1 2,2 3 4,3 3 1,1 7 10,1 7 2,6 20 7,5 11,0

37

20,4

4

5,8

41

15,4

1

0,6

2

2,9

3

1,1

Lules

4

2,2

1

1,4

Monteros

7

3,9

93

51,4

48

69,6

5 7 7 145

1,9 2,6 2,6 54,3

14

7,7

14

5,2

1

0,6

181

100%

4 267

1,5 100%

Localidad Aguilares

Industria Absolutos % 6

35,3

Comercio Absolutos % 4

Alderetes Banda del Río Salí Bella Vista Burruyacú Concepción Famaillá Graneros Juan B. Alberdi La Cocha Las Talitas

Ranchillos

7

41,2

San Miguel de Tucumán

4

23,5

Simoca Tafi del Valle Tafi Viejo Trancas Yerba Buena Total

17

100%

3 69

4,3 100%

Fuente: Elaboración propia con base en datos de: Resumen General sobre programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo. Julio de 2012. Subsecretaria de Empleo de la Provincia.

50

Cuadro 3.3.6: Participantes de entrenamiento laboral del programa “JMyMT” en Grandes Empresas de la provincia de Tucumán, distribuidos por localidad y por sector de la economía en el que entrenaron. Expresado en valores absolutos y porcentajes.

Localidad

Industria Absoluto

Servicios %

Totales

Absoluto

%

Absoluto

%

11

45,8

11

34,4

13

54,2

13

40,6

8

25,0

32

100%

Aguilares Alderetes Banda del Río Salí Bella Vista Burruyacú Concepción Famaillá Graneros Juan B. Alberdi La Cocha Las Talitas Lules Monteros Ranchillos San Miguel de Tucumán Simoca Tafi del Valle Tafi Viejo

8

100,0

8

100%

Trancas Yerba Buena Totales

24

100%

Fuente: Elaboración propia con base en datos de: Resumen General sobre programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo. Julio de 2012. Subsecretaria de Empleo de la Provincia.

51

Cuadro 3.3.7: Cantidad de participantes de “Inserción Laboral” del programa “JMyMT” en la provincia de Tucumán, distribuidos por dimensión de la empresa y sector económico en el cual se insertaron.

Localidad Aguilares Alderetes Banda del Río Salí Bella Vista Burruyacu Concepción Famaillá Graneros Juan B. Alberdi La Cocha Las Talitas Lules Monteros Ranchillos San Miguel de Tucumán Simoca Tafi del Valle Tafi Viejo Trancas Yerba Buena Total

Industria

4

4

%

100, 0

100%

Microempresas Comercio %

Pequeñas y Medianas Empresas Comercio % Servicios %

Servicios

%

1

4, 2

3

12, 5

6, 9

3

12,5

5

35, 7

3

4, 2

1

4, 2

1

7, 1

12

16, 7

23

31, 9

15

62, 5

8

7

9, 7

1

4, 2

2

2, 8

72

100%

24

100%

14

1

1, 4

4

5, 6

9

12, 5

6

8, 3

5

1

50, 0

57, 1

1

50, 0

100%

2

100%

Fuente: Elaboración propia con base en datos de: Resumen General sobre programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo. Julio de 2012. Subsecretaria de Empleo de la Provincia.

3.4 Síntesis de resultados: condiciones de la oferta y una elección obligada En lo que respecta a la implementación del programa “JMyMT”, este capítulo nos permitió observar que, la Provincia de Tucumán estuvo entre las jurisdicciones con más participantes a nivel nacional, y que ellos –en su mayoría- estuvieron concentrados en el Gran San Miguel de Tucumán. Asimismo la prestación del programa con mayor cantidad de participantes fue “Terminalidad Educativa” -el 60,4% de los jóvenes se inscribió en este componente- lo que podría indicar que para muchos de ellos la educación sigue siendo un factor altamente apreciado, ya sea como un valor social propio o como un medio de acceso al mercado de trabajo.

52

Por otro lado, en lo que concierne a entrenamiento laboral, se pudo comprobar que los mayores índices se dieron en microempresas del sector comercial y de servicios, lo que nos muestra que en esta prestación se vincularon los demandantes más precarios de la estructura ocupacional con el sector más débil de la población económicamente activa. Otra cuestión que se pudo ver en este capítulo fue la ausencia de grandes empresas participando de este componente, lo que debería llevar a indagar cuál es el modo en el que el sector primario recluta a sus trabajadores y el motivo por el cual no hacen uso de este tipo de políticas. Claramente, el hecho de que solo 3,9% de los participantes que realizaron entrenamiento laboral se hayan insertado de manera formal en el mercado de trabajo a través de un empleo asalariado registrado, demuestra que las condiciones de “empleabilidad” de los beneficiarios que realizan “AET” no determinan su ingreso en la estructura ocupacional de la Provincia de Tucumán. Sino que en lo esencial la suerte está echada, y de antemano: la acción de formación tiene éxito solo al aplicarse sobre individuos ya formados según las expectativas de la demanda. Siguiendo esta línea, podemos observar que se incorporan al mercado de trabajo –tanto formal como informal- aquellos que ya cumplen con las condiciones impuestas por los diferentes segmentos del mercado, solo que este caso lo hacen a través de políticas activas de empleo. Al incorporarse parte de la población vulnerable (jóvenes pobres) en los sectores menos dinámicos de la economía se entiende que la estructura ocupacional elige a quienes la eligieron porque ella los eligió, haciendo de este uno de los mecanismos que permiten al mercado de trabajo atraer a los individuos más conformes a sus exigencias explicitas e implícitas, y más dispuestos a perpetuarlo idéntico a sí mismo (Bourdieu, 1989, p.148).

53

Capítulo IV: ¿Empleabilidad de la oferta o de la demanda? Condiciones y características de los participantes de entrenamiento laboral del programa “JMyMT” en la Provincia de Tucumán.

En este capítulo se busca sintetizar analíticamente la compleja caracterización de los beneficiarios del programa “JMyMT” con el objeto de conocer si existen diferencias significativas entre aquellos participantes que, lograron acceder a un empleo formal luego de su paso por entrenamiento laboral y los que no lo hicieron20. Para ello, se realiza una tipología de dos trayectorias típicas:

i.

Participante del programa “JMyMT” que realizó entrenamiento laboral y, una vez finalizada la contraprestación, se incorporó al segmento regulado del mercado de trabajo de la provincia de Tucumán.

ii.

Participante del programa “JMyMT” que realizó entrenamiento laboral y, una vez finalizada la contraprestación, no se incorporó al segmento regulado del mercado de trabajo de la provincia de Tucumán.

Para la construcción de esta tipología se consideran los siguientes rasgos como los más significativos: 

Educación: intensidad de las trayectorias educativas. Tipo de vínculo con la educación. Importancia y valor atribuido a la experiencia educativa.



Familia: intensidad de los vínculos familiares, el rol de la familia como red de contención. Rol de los jóvenes en su hogar.



Espacio social: apropiación diferencial del espacio y distintas intensidades en los vínculos.



Historia Laboral: intensidad de las trayectorias laborales. Grado, tipo y calidad de las inserciones previas a realizar “AET”.

20

Para el desarrollo de este estudio se realizó una estrategia de tipo cualitativa, a través de entrevistas

semi-estructuradas en profundidad con beneficiarios, tutoras y orientadoras del programa “JMyMT”; la bibliografía citada a lo largo del capítulo y mi experiencia personal como coordinador del área de Intermediación Laboral de la Subsecretaria de Empleo de la Provincia de Tucuman durante el periodo 2009-2012. Dicha área tiene a su cargo la implementación y supervisión de “AET” en la Provincia de Tucumán.

54



Historia en el programa “JMyMT”: Forma y grado de vinculación con el programa. Prestaciones realizadas. Importancia y valor atribuido.



Actitudes: ciertos rasgos de personalidad no cognitivos valorados en el mercado de trabajo para ocupar posiciones en la base de la pirámide laboral (puntualidad, sumisión, obediencia).

4.1 Participantes de entrenamiento laboral que, una vez finalizada la contraprestación, se incorporaron al segmento regulado del mercado de trabajo. Esta tipología corresponde al grupo más reducido, ya que solo un 3,9% de los beneficiarios que se entrenó logró incorporarse al segmento regulado del mercado de trabajo de la provincia de Tucumán con la línea de inserción laboral del programa “JMyMT”. La descripción de este conjunto se hace para establecer si realmente existieron elementos distintivos que hayan podido determinar su ingreso en la estructura socioocupacional. En primer lugar, este es un grupo que en su mayoría son hombres, cursan los últimos años del nivel secundario, su edad oscila entre los 23 y 24 años –son los más grandes dentro del programa- y continúan viviendo en el hogar parental con un rol proveedor, aunque no de jefe de familia. Esto les proporciona una cierta contención y la posibilidad de continuar con sus estudios en forma paralela al entrenamiento. Su trayectoria educativa ha sido errática y se ha desarrollado de manera fragmentaria, saliendo del sistema escolar formal desde edades muy tempranas. Situación que puede explicarse, en muchos casos, por “un sistema escolar que no ofrece respuestas para hacer frente a situaciones ligadas a las necesidades familiares y a la inestabilidad del mundo del trabajo”, y que al mismo tiempo genera un proceso de autoinculpación en el cual se asume como propia la responsabilidad por el abandono y por el desencaje entre sus vidas privadas y el ámbito público escolar (Raffo, Salvia Ardanaz y Quartulli 2008, p. 217). En el núcleo de origen de estos jóvenes encontramos que sus padres son quienes mantienen el hogar, los cuales poseen una trayectoria educativa aun más irregular que la de ellos, alcanzando por lo general el nivel primario. A

55

partir del relato de los participantes, se pudo observar, que la familia no tiene capacidad para solucionar problemas como la obtención de un empleo pero si puede brindar apoyo relevante para tejer ciertas estrategias que le sirvan para resolver necesidades mínimas. Asimismo se advirtió que en los casos donde los jóvenes habían constituido un núcleo familiar propio, y la carga de responsabilidades aparecía con más fuerza, asumían con mayor intensidad ciertas obligaciones en el entrenamiento. En relación al espacio social que habitan estos jóvenes, surge en sus relatos, la figura de “el barrio” como aquel lugar donde se ven fortalecidas sus redes primarias pero también donde se sienten las limitaciones a sus posibilidades de movilidad social ascendente. Es un espacio, como dice Saravi (2004), que está marcado por la concentración territorial de desventajas sociales, el cual se encuentra inmerso en un acuciante proceso de segregación urbana caracterizado por la concentración poblacional y altos índices de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) que termina facilitando la reproducción de condiciones de vida, relaciones sociales y experiencias que refuerzan procesos de exclusión. Tal como se observa en otros lugares (Raffo et al, 2008, p.218) encontramos que sus trayectorias van desde experiencias formales con cierta estabilidad (en algunos pocos casos y por periodos breves) hasta trabajos intermitentes en actividades de baja calificación (construcción, comercialización directa, servicios gastronómicos, etc.).Las implicancias de una experiencia laboral evanescente, siempre fragmentaria, tuvo su impacto en los relatos sobre sus itinerarios laborales, proceso que se plasmó en la dificultad que tuvo la mayoría de ellos para hablar de las actividades que efectivamente realizan o realizaron. También se pudo apreciar que la mayoría de los participantes que se insertaron en mercado de trabajo, previamente habían entrenado en actividades y oficios que ya conocían. Es decir que el proceso formativo que se buscaba con “AET”, muchas veces ya se había realizado de manera informal en los segmentos no regulados de la estructura ocupacional de la provincia. Con respecto a su historia en el programa “JMyMT”, se observa que la totalidad de los mismos participaron de las dos prestaciones básicas: “Taller de

56

Inducción y Orientación al mundo del Trabajo” y “Terminalidad educativa formal”. La primera de ella es la única obligatoria que se exige para poder participar del programa y es la etapa en que se espera que los jóvenes puedan plantear sus intereses y postulaciones laborales. Sobre la certificación de estudios podemos destacar que la mayoría de los beneficiarios hablan de la vuelta a la escuela con un valor particularmente positivo, ya que existe un ideal compartido de que los proyectos se pueden materializar fundamentalmente a través de los estudios. Con ello, como dice Salvia (2008, p. 218), se manifiesta una contradicción entre la valoración de la educación como medio para la movilidad y el progreso personal y las evidencias cotidianas que les muestran que los niveles y calidad de instrucción necesarios para la inserción laboral exitosa no son accesibles para ellos. Se puede reconocer en este grupo, además del aprendizaje de los códigos, roles y rutinas habituales del ámbito laboral, una actitud de sumisión a la norma y de tolerancia a los excesos e incumplimientos del empleador: más horas de entrenamiento que las establecidas por resolución, realización de actividades diferentes a las convenidas, soportar la falta de condiciones mínimas de higiene y seguridad, e incluso en algunos casos, resignación ante el maltrato. Se entiende que, tanto el desarrollo de las habilidades requeridas como una actitud dócil ante el contratante, ayudaron a adelantar en la fila al conjunto de beneficiarios que se incorporaron al segmento regulado del mercado de trabajo una vez que finalizaron su entrenamiento. Por último, dado el reducido porcentaje de este conjunto y las características mencionadas: bajo nivel educativo, redes de contención débiles y trayectorias laborales endebles, cabe preguntarse: ¿Cuáles fueron los factores de la demanda de empleo que posibilitaron el ingreso de estos jóvenes al mercado de trabajo?, ¿obtuvieron empleos con estabilidad y carrera profesional?, ¿la permanencia de estos beneficiarios en el segmento regulado de la estructura ocupacional fue prolongada, o se limito al periodo que las empresas mantuvieron el subsidio del programa “JMyMT”?.

57

4.2 Participante del programa “JMyMT” que realizó entrenamiento laboral y, una vez finalizada la contraprestación, no se incorporó al segmento regulado del mercado de trabajo. La segunda tipología representada corresponde al grupo más amplio, ya que casi en su totalidad los beneficiarios del programa “JMyMT” que realizaron entrenamiento laboral no lograron obtener un empleo formal en el mercado de trabajo tucumano después de realizar esta contraprestación. Y si bien se trata de un conjunto más numeroso que el anterior, encontramos características similares que nos permiten construir una categoría homogénea. Este grupo, al igual que el anterior, se compone de jóvenes que cursan los últimos años del nivel secundario y tienen entre 23 y 24 años, pero a diferencia del anterior la cantidad de varones y mujeres que realizaron “AET” fue equivalente. También, en su mayoría, siguen viviendo en el hogar de sus padres con un rol proveedor que les permite continuar con sus estudios. De acuerdo a sus relatos, anteriormente abandonaron la escuela porque las constricciones socio-espaciales habían marcado que el sistema educativo al que ellos podían acceder era deficiente en cuanto al otorgamiento de las credenciales y los saberes necesarios para la vida. Sin embargo su posterior regreso, a partir del programa, nos da algunas evidencias de que la escuela no había perdido para ellos su función tradicional como ruta común hacia la identidad social y continuaba siendo un espacio de interpretación e integración simbólica, de estructuración de proyectos y expectativas de vida (Tuñón, 2008, p. 266). Con respecto a la familia, se encuentran historias similares a las descriptas en la tipología anterior: padres que tienen una trayectoria educativa trunca, los cuales mantienen el hogar a pesar de haber sufrido el deterioro de las condiciones de trabajo, el aumento de la vulnerabilidad y la pobreza de sus hogares. Además se pudo observar que en los casos en que el núcleo familiar primario estaba debilitado, los jóvenes parecían tener menos posibilidad de proyección y mayor incertidumbre sobre el mañana inmediato. También se encuentra aquí una minoría de jóvenes que han podido desarrollar una nueva familia, en especial el caso de las jóvenes que han sido madres, quienes tienen

58

la dificultad de llevar a cabo y permanecer en los entrenamientos por la dependencia de los arreglos familiares sobre la carga de responsabilidades y el tiempo destinado al cuidado de los hijos a la realización de tareas domesticas. Aunque las mujeres ilustran su voluntad de trabajar, las trayectorias laborales de estas jóvenes se caracterizan tanto por su intermitencia (ya que solo se incorporan en momentos de extrema necesidad o cuando aparece alguna oportunidad especifica) como por el hecho de que las mismas han sido interrumpidas en muchos casos por el nacimiento de sus hijos o incluso de sus hermanos. Los jóvenes que componen esta segunda tipología se caracterizan, al igual que la anterior, por habitar circuitos en donde se combinan una escasez de recursos económicos, socio-culturales y redes familiares y sociales que dificultan no solo el acceso a mejores servicios educativos y empleos, sino también a mejores condiciones de afiliación social y político-ciudadana. En este sentido se puede entender que el espacio socioeconómico residencial constituyó para ellos un importante mecanismo a partir del cual se estructuraron segregaciones que generaron un acceso diferenciado a las oportunidades de bienestar, integración y movilidad social. Esto se produce debido al traslado de las reconocidas desigualdades que ocurren en el campo de las relaciones de clase, de estatus profesional y de poder, o incluso, a nivel económico en términos de “pobreza”, al espacio socio- residencial de apropiación, concentración y distribución entre los hogares de los bienes y servicios, públicos o privados, así como de los funcionamientos fundamentales de la vida social (Salvia, 2008, p. 67). En el plano laboral, la historia de estos jóvenes se caracteriza por la inestabilidad que hace que para ellos sea muy difícil imaginar alguna movilidad ascendente, por lo que el trabajo se transforma en un recurso más de obtención de ingresos entre muchos otros. Esto provoca, como dice Kessler (2004, p.41), que se guíen por una lógica de provisión que implica una escasa posibilidad de planificación vinculada a bajas expectativas de rendimiento. Del mismo modo se pudo observar en este grupo la persistencia de una fuerte segmentación

ocupacional entre

géneros:

mientras que

los hombres

59

participaban en todo tipo de sectores económicos, las mujeres se concentraban en los servicios y el comercio, y dentro de ellos desempeñan tareas “típicamente femeninas”, es decir, aquellas definidas socialmente como extensión de las propias de la labor domestica. Al igual que en la tipología anterior, los jóvenes que hicieron entrenamiento laboral en el programa “JMyMT”, habían trabajado anteriormente como vendedores, repositores de supermercado, auxiliares gastronómicos y personal de limpieza de manera informal en las microempresas del sector comercial y de servicios de la Provincia de Tucumán. Por lo cual, se puede inferir que el proceso formativo de “AET” no funciono como lo planeado porque los jóvenes realizaban tareas y se entrenaban en puestos que ya habían desarrollado a lo largo de su inestable trayectoria laboral. Sobre la historia de este grupo en el programa “JMyMT”, observamos que es prácticamente la misma que la de los beneficiarios que lograron insertarse en el mercado regulado luego de entrenarse: el “Taller de Orientación e Inducción al mundo del Trabajo” y “Terminalidad educativa formal”. También se advirtió que al ser un grupo más numeroso, hubo una mayor cantidad de participantes realizando cursos de “Formación Profesional”. Cursos que, por lo general, no se vinculaban con los intereses y postulaciones laborales de los jóvenes, sino que se inscribían en ellos para obtener la ayuda económica que otorgaban independientemente de sus preferencias. Sobre esta cuestión, es notable la divergencia entre los cursos de formación ofrecidos dentro del programa y los puestos de entrenamiento que solicitaban las empresas, lo cual muestra el desajuste entre el diagnostico sobre las necesidades del mercado que tenía el programa “JMyMT” y las condiciones que realmente imponía la demanda. En este conjunto se empieza a distinguir lo que algunos autores (Pérez Islas y Urteaga, 2001) señalan como una descentralización del lugar del trabajo en la constitución de las identidades sociales juveniles, lo cual se reflejaba en las manifestaciones de “escasa motivación por trabajar”, el desinterés en el proceso de selección, las ausencias a las entrevistas, las faltas injustificadas a las empresas y particularmente en las deserciones de los entrenamientos.

60

En definitiva, dada las particularidades de este grupo, se puede poner en duda el supuesto del programa “JMyMT” que entendía que la formación en el puesto de trabajo aumentaría las posibilidades de que estos beneficiarios se incorporen a la estructura ocupacional de la Provincia de Tucumán. Cabe también preguntarse, si es útil generar procesos formativos en empresas cuya capacidad de absorción de mano de obra es reducida; y si, además, este no es un modo de seguir vinculando a jóvenes pobres al segmento no regulado del mercado de trabajo.

4.3 Síntesis de resultados: Jóvenes pobres y un mismo origen que los delata. A partir de los distintos aspectos analizados en este capítulo, ha sido posible analizar comparativamente las condiciones que afectan a los beneficiarios del programa “JMyMT” que participaron de entrenamiento laboral en la provincia de Tucumán. En primer lugar se puede afirmar, categóricamente, que no hay diferencias significativas entre aquellos jóvenes que lograron obtener un empleo registrado luego de haber participado de “AET” y los que no lo consiguieron. Esto se debe a que los rasgos descriptos (educación, familia, espacio social, historia laboral, historia en el programa y actitud) corresponden a un único núcleo similar: jóvenes de hogares pobres. Es decir, hogares de sectores que han quedado excluidos de las olas modernizadoras sin poder acceder a un empleo formal durante las últimas dos o tres décadas de historia económica. Vale esta aclaración ya que, como dice Salvia (2012, en prensa), no puede hablarse de los jóvenes en general, sino que se debe partir de la idea de que existen distintas juventudes, y que esas distintas juventudes enfrentan distintos tipos de problemas según su origen social, capacidades y expectativas. Es por ello que en las dos tipologías descriptas encontramos jóvenes que fueron quedando como una especie de fuerza de trabajo excedentaria que el mercado formal no requería, no demandaba, no necesitaba y que aunque tengan iguales credenciales educativas que sus pares de clase media, quedaron al final de la fila, con muy pocas posibilidades de que sean seleccionados para un empleo formal. Como se observa en la historia laboral descripta, estos jóvenes conseguían empleos precarios, inestables, de baja productividad, en el sector informal de la economía y tenían suerte si

61

conseguían trabajar en un establecimiento comercial o industrial en forma relativamente estable (sería el caso de la primera tipología). En general trabajan en micro-emprendimientos o empresas familiares en situación totalmente irregular, al margen de toda seguridad social. En principio, debido a que no hay empleos para todos, pero también debido a que la pobreza los delata. Desde el punto de vista de la demanda, el tipo de vestimenta, el color de piel o el modo de hablar los denuncia como sujetos pobres, es decir, como masa marginal que sólo puede aspirar a empleos precarios o de indigencia. Siendo éste el principal problema laboral que afecta a la mayoría de los jóvenes: estar excluido por falta de credenciales, experiencia o modales frente a un mercado que no los necesita y que por lo tanto tampoco los considera sujetos de derecho (Salvia, 2012, en prensa). Asimismo se pudo evidenciar en la comparación entre ambas tipologías el debilitamiento de los dispositivos de paso entre el sistema educativo y el mundo del trabajo. La mayoría de estos jóvenes accedían a una educación discontinua y de baja calidad y sus trayectorias reflejaban el resquebrajamiento de los vínculos con el mercado de empleo, mostrando un total alejamiento de los parámetros de las características del mercado laboral formal. Esto, a su vez, se contextualizaba en un espacio social que concentraba un gran número de desventajas que profundizaban el alejamiento de una situación de integración social plena, dejando a estos jóvenes con un reducido número de contactos

sociales,

limitando

significativamente

sus

probabilidades

de

conseguir un empleo, de ampliar sus estrategias de vida y de abrir horizontes de movilidad social. En definitiva, se manifiesta la pertenencia de los jóvenes de las dos tipologías a un mismo núcleo de marginación económica, en donde no se encontraron diferencias sustanciales que mostraran que aquellos que obtuvieron un empleo registrado poseían o habían adquirido capacidades distintas que los no lo lograron.

Habiendo dado cuenta de la similitud de los grupos estudiados, y lo reducido del porcentaje de jóvenes que ingresaron al segmento regulado del mercado de trabajo, surge un nuevo conjunto de interrogantes: aquellos que si lo hicieron ¿obtuvieron empleos con estabilidad y carrera profesional?, ¿la permanencia

62

de estos beneficiarios en el sector formal fue prolongada, o se limito al periodo que las empresas mantuvieron el subsidio del programa “JMyMT”? ¿Es útil generar procesos formativos en empresas cuya capacidad de absorción de mano de obra es reducida?; ¿no es este un modo de seguir vinculando a jóvenes pobres al segmento no regulado del mercado de trabajo?

63

Capítulo V: Conclusiones finales El propósito de este trabajo ha sido aportar evidencias acerca de las limitaciones que presenta el programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo” en su modalidad de entrenamiento laboral para que los beneficiarios del mismo logren acceder a un empleo de calidad en la Provincia de Tucumán. Se entiende que tales limitaciones no tendrían como principal causa las características de dicho programa sino las propias condiciones estructurales que afectan la demanda de empleo y su composición sectorial en la provincia, frente a lo cual el potencial capital humano que puede derivarse de los procesos de formación laboral sería un factor finalmente ineficaz como promotor de inserciones laborales de calidad entre los jóvenes. Bajo estos parámetros, la investigación se orientó a demostrar que la problemática y compleja integración de los jóvenes al mercado de trabajo poco tiene que ver con “su empleabilidad” o con las decisiones personales que toman para adquirir mayor formación o entrenamiento y, en cambio, mucho más se relaciona con factores estructurales que generan oportunidades desiguales según el lugar que se ocupe en la estructura social. Asimismo se busco debatir sobre el papel que tuvo el programa “JMyMT” en las oportunidades reales de los beneficiarios sobre los que intervino, y a partir del análisis de la prestación “AET” se pudo observar el alcance de los programas centrados en el paradigma del capital humano para dar respuesta a la problemática del desempleo juvenil. El enfoque que guió este trabajo, el estructuralista latinoamericano, sostiene la existencia de un modelo de desarrollo con una estructura económica heterogénea en cuanto a sus características productivas y segmentada en cuanto a la calidad de los puestos de trabajo que genera. Estas condiciones de heterogeneidad estructural tienden a la generación de una población excedente (respecto del sector más dinámico de la economía) frente a la cual el sistema no brinda genuinas oportunidades de integración. Esto se debería a que el desarrollo insuficiente de la densidad tecnológica no permite que el progreso técnico de algunas ramas se derrame en forma homogénea a todo el aparato productivo, lo cual genera la existencia de un sector de alta productividad,

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fuertemente vinculado al mercado exterior, y otras actividades de muy baja productividad, vinculadas al mercado interno o a la simple subsistencia. De acuerdo con esta perspectiva, las actividades de subsistencia tienden a perdurar dado que se forma de una amplia oferta de mano de obra redundante, frente a las cuales las condiciones de desarrollo periférico no brindan solución ni tienen capacidad de integrarlas (Prebisch, 1970 en Salvia 2011, p.107). La hipótesis principal de este estudio entiende que, dadas las características del mercado de trabajo de la Provincia de Tucuman -débil competitividad sistémica, baja densidad tecnológica, reducida absorción de los nuevos paradigmas tecnológicos y escaso encadenamiento entre los diferentes sectores de la economía -, no se habrían dado las condiciones capaces de generar una demanda suficiente para la creación de puestos de trabajo en el sector formal de la economía, para aquellos beneficiarios del programa “JMyMT” que realizaron entrenamiento laboral. Asimismo se sostuvo que la problemática del desempleo que aquejaba a los beneficiarios del programa no radicaba en el déficit de capital humano sino en la propia lógica de funcionamiento del modelo de concentración económica, la ausencia de mecanismos compensatorios de las desigualdades sociales y las deficientes regulaciones que intervenían sobre la estructura ocupacional de la Provincia de Tucumán, razón por la cual no bastaba con dotar de mayor educación o formación a los jóvenes de sectores pobres para revertir su situación de marginalidad laboral. En esta línea, los hallazgos estadísticos y las tipologías construidas demostraron la validez de las hipótesis en tanto se evidencio que el componente “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo” no logro promover oportunidades de acceso a un empleo registrado a los beneficiarios del programa “JMyMT” aun cuando se haya podido ver incrementado su “capital humano” a través de la formación adquirida en dicha prestación. Al mismo tiempo se confirmaron que determinadas características de la oferta - lugar de procedencia, trayectorias familiares, redes sociales, experiencia laboral y nivel educativo- eran utilizadas por la demanda como una señal de contar con ciertas competencias generales, y cierta presunción de comportamiento y

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disciplina, las cuales tenían más peso que algunas calificaciones técnicas. Sobre la concentración de participantes de “AET” en microempresas, y si ello estimuló su incorporación en empleos informales, no se encontraron bases empíricas que pudieran demostrarlo. Si se pudo determinar -a partir del relato de los participantes del programa “JMyMT”- que muchos seguían trabajando de manera informal una vez que finalizaban la etapa de entrenamiento; lo cual generó –a diferencia de los otros componentes- un entramado que vinculó al beneficiario tanto al segmento regulado como no regulado de la estructura ocupacional de la Provincia de Tucumán. Situaciones como estas, nos hacen suponer que la mayor parte de los jóvenes continuaron su itinerario errático a través de nuevas y reiteradas situaciones de desempleo o bien en trabajos precarios o changas informales. Continuando con los resultados obtenidos en cada capítulo, encontramos que el programa “JMyMT” intervino sobre un único núcleo similar: jóvenes de hogares pobres que poseen trayectorias caracterizadas por un “entrar y salir” (Jacinto, 2005) de las instituciones educativas y del mercado de trabajo, en el que se alternan períodos de desempleo, vuelta al estudio, empleos precarios, pasantías, repliegue en el ámbito doméstico, subempleo, etc. Asimismo se observó que, además de provenir de sectores que han sido excluidos de las olas modernizadoras, este grupo fue quedando como una especie de fuerza de trabajo excedentaria que el mercado formal no requiere, no demanda, no necesita y aunque tenga iguales credenciales educativas que sus pares de clase media quedan al final de la fila, con muy pocas posibilidades de ser seleccionados para un empleo formal. En lo que concierne a entrenamiento laboral, se pudo comprobar que los mayores índices se dieron en microempresas del sector comercial y de servicios, además de que no se encontraron diferencias significativas entre aquellos jóvenes que lograron obtener un empleo registrado luego de haber participado de “AET” y los que no lo consiguieron. Todo esto nos muestra que en esta prestación se vincularon los demandantes más precarios de la estructura

ocupacional

con

el

sector

más

débil

de

la

población

económicamente activa y que la acción de formación tiene éxito solo al aplicarse sobre individuos ya formados según las expectativas de la demanda.

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Es decir que se incorporan al mercado de trabajo –tanto formal como informalaquellos que ya cumplen con las condiciones impuestas por los diferentes segmentos del mercado. En este contexto, son muchos los esfuerzos y las esperanzas que se continúan depositando en que una masiva dotación de capital humano alcanzara para afrontar tanto el problema del crecimiento y el desempleo como el de la inequidad en términos de calidad de inserción laboral, pobreza y desigualdad distributiva. Lamentablemente, nada permite todavía augurar un resultado distinto en la actualidad, incluso a pesar del extraordinario crecimiento económico que ha tenido y continúa teniendo lugar en nuestro país. Esto se debe a que si bien es cierto que la heterogeneidad estructural no parece haber aumentado estos años tampoco parece haber retrocedido de manera significativa. Dada esta situación se puede pensar en el desempleo juvenil no como un problema asociado a una coyuntura político-económica sino como un proceso de cambios estructurales cuyo horizonte debe ser necesariamente el mediano y largo plazo. Para ello la planificación estratégica de la inversión pública y privada, la distribución intersectorial de capitales físico-financieros y la articulación creciente y subsidiaria entre el sector moderno y el sector micro empresario informal, constituyen tres piezas claves de ese proceso. Por último, se entiende que las oportunidades que tienen los jóvenes de acceder a recursos valiosos y transitar experiencias educativas, laborales y sociales de inclusión no son universales sino que se presentan en forma acotada y selectiva, debido a las limitaciones propias de la demanda de empleo. Por lo que, mientras continúe vigente este patrón, las políticas activas de empleo para jóvenes seguirán siendo solo una manera individual de adelantarse en la fila para ingresar a un mercado que, cuando completa su cupo, detiene el ingreso. Es por ello que se debería pasar de una visión que coloca al sujeto como responsable del ingreso al empleo por otra que, en sentido inverso, coloca al mercado de trabajo como determinante de los niveles de empleabilidad. Esto implicaría dejar de mantener estrategias que entienden que por el solo hecho de brindar mayor educación a los jóvenes de sectores pobres se conseguiría revertir su situación de marginalidad laboral, social y cultural.

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