LOS PRINCIPIOS DE LA ANDRAGOGÍA

May 24, 2017 | Autor: Jose Pernia | Categoría: Metodologias Da Investigação Educacional
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Descripción




LOS PRINCIPIOS DE LA ANDRAGOGÍA
Andragogía es un término acuñado por Alexander Kapp en 1833, desde aquel entonces hasta ahora, se ha ido perfilando, desde una visión de "enseñanza para adultos", hasta el concepto moderno, que habla del "proceso de aprendizaje entre adultos". Esto hace que esta modalidad de la pedagogía gane la posición de relevancia actual, entendiendo que la escuela dura todo el trayecto de vida del ser humano, pues nunca se deja de aprender.
En forma tal que, para abordar el estudio de esta disciplina de la enseñanza, conviene conocer los principios que la gobiernan, a objeto de poder enfocar con propiedad la planificación para su implementación. He aquí, que se pueden señalar dos bases fundamentales de la acción educativa entre adultos: la horizontalidad y la participación. La primera, se refiere a las condiciones de adultez y experiencia, compartidas por los actuantes; aunque no así la cuantía de conocimientos, considerados actitudes observables. Pero, desde el punto de vista de las dos primeras características, la educación andragógica es un proceso entre iguales.
En ese mismo orden de ideas, es posible señalar que el adulto es aquella persona que se distingue por:
- La autonomía vital.
- Tener concepto de sí mismo como capaz de autodirigirse.
- Juega un papel social, toma decisiones y asume responsabilidades desde el punto de vista económico y cívico.
- Forma parte de la población económicamente activa y cumple una función productiva.
- Actúa independientemente en sus múltiples manifestaciones de la vida.
- La inteligencia sustituye las reacciones instintivas-emotivas.
Además de que, en la actualidad, el adulto joven es eminentemente libertario y contestatario, de lo cual se desprende que su alta autoestima no le permite ser manejado al antojo de los docentes. Esto además habla de que en la andragogía el proceso de enseñanza se da por negociación, que obliga a tener en cuenta la experiencia previa del aprendiz, a los efectos de no contrastar con su postura y generar tensiones que perjudiquen el ambiente de enseñanza. Se trata de abordar el área de los aprendizajes que este adulto quiere alcanzar, por lo tanto se requiere de una flexibilidad completa, tanto en horarios, como en metodologías, así como también en contenidos y formas de evaluación, a los fines de establecer condiciones óptimas para superar las deficiencias del adulto e incrementar su motivación al logro.
El otro principio, es el de la participación, entendida como
La participación debemos entenderla como la acción de tomar decisiones en conjunto o tomar parte con otros en la ejecución de una tarea determinada. La participación es el acto de compartir algo; es un dar y recibir, involucrarse en un proyecto común. (Brito, 2014; p. 17)
De donde se desprende que la característica de educación negociadora está plenamente concebida y explicada: el participante, aprende, pero también enseña. Recibe una educación, pero comparte sus conocimientos en el proceso, lo cual hace que el ambiente de aprendizaje andragógico sea enriquecedor, esclarecedor y liberador. Todo a un mismo tiempo. Nadie que participe en un proceso andragógico sale sin ser transformado, puesto que en el decurso de esta praxis todos reciben una porción de aprendizaje que le marcará toda la vida.
El participante andragógico es una persona que aporta ideas, comparte conocimientos, se integra, ofrece alternativas para el mejoramiento de las condiciones de estudio y, por ende rechaza todo tipo de imposición, ya sea política, religiosa o de otro orden, estableciendo una relación cogestionada y negociada de los aprendizajes. De donde hablar de participación es suponer el trabajo en grupo, la coordinación de esfuerzos, el respeto a la opinión ajena, el crecimiento individual y colectivo.
No obstante, es lamentable que en la educación universitaria no se haya accedido todavía a pensar en forma adulta. Esto es: el docente universitario todavía no reconoce la presencia de adultos en su aula y se sigue comportando como si de un parvulario se tratara. No se espera el aporte enriquecedor del estudiante, sino la sumisión completa a los dictados del docente, con lo cual se cercena una gran parte de los saberes que podría producir el claustro y se le está haciendo un flaco servicio a la educación y a la ciencia en general.

TEORÍA SINÉRGICA DEL APRENDIZAJE
Desarrollada por Félix Adam en 1984 en Venezuela (Brito, 2014; p. 26) la Teoría Sinérgica o del Esfuerzo Concentrado, fue ampliamente utilizada – y demostrada – en Panamá, basada en la desaparición de la memorización, sino desarrollo de la capacidad crítica, del razonamiento, la reflexión y la meditación; consecuentemente, desaparecen los horarios rígidos y los pensum apretados; el aprendizaje se hace de forma modular, progresiva y compartida. El ritmo es establecido por el grupo que analiza, discute e incrementa los conocimientos individuales; se privilegian la investigación, la discusión y el intercambio de conocimientos.
Es preciso atender el hecho de que, a diferencia del niño, el aprendizaje del adulto parte de un acto voluntario: la necesidad de superación de una falencia previamente reconocida, impulsa al adulto a asumir el compromiso con la universidad. Esto hace que el acto de aprendizaje sea eminentemente personal, por lo cual no se puede hablar de instrucción, sino de acompañamiento. Los conceptos combinados de Piaget y Koplowitz, dan fe de que la persona no deja de aprender durante todo su trayecto vital, por lo cual no es optativo desdeñar el carácter dialéctico del proceso de aprendizaje, no desde el punto de vista formal, sino lógico. Dado que la tensión entre el enseñante y el aprendiz nunca dejará de existir, por ser una relación concomitante con el proceso de aprendizaje. Esta pugna ideológica es la que da origen a la síntesis dialéctica que se conoce como ciencia, que genera conocimiento.
De esto último deviene que sea necesaria una profundización sobre la teoría del conocimiento desde el ámbito andragógico, puesto que el tema de la pedagogía parece suficientemente explicado, no así el tema del aprendizaje entre adultos puesto que es preciso analizar los procesos que se verifican en ella tales como aprendizaje, comprensión y recuerdo, funciones cerebrales que se realizan en forma concatenada, a lo que se conoce como sinergia intelectual.
Teoría sinérgica o del esfuerzo concentrado.
Esta teoría trata de demostrar las relaciones psicobiológicas y evolutivas que se generan en el proceso de aprendizaje entre adultos. En este ámbito, se observa que percibir y atender, aún cuando son conceptos separados, se dan en forma sinérgica en el aprendizaje, por lo cual deben ser considerados inseparables, tanto en el aula como en la vida cotidiana. el percibir, es aprehender del entorno los estímulos que este envía, captar las señales que se encuentran en el entorno; atender, por su parte es separar una estimulación y procesarla, dado que el acto perceptivo ha sido motivado a una volición: el deseo de saber algo, de aprehender algo. Esto hace que la relación atentiva se dirija hacia un objeto en particular, concentrado la atención en algo que resulta significativo.
La teoría sinérgica del aprendizaje en el adulto implica que "el todo o globalidad es superior a la suma de las partes que lo integran", de lo cual deviene que tanto individual como colectivamente esta energía es direccionada, intencionada y concentrada a los efectos de garantizar un mejor proceso de aprehensión de los conocimientos. Cuando el esfuerzo es individual, la volición de aprender guía todo el proceso y se hace eficaz y efectivo. Cuando es colectivo, se gana en eficiencia, al encontrar correlación con los saberes de otros, que incrementan el conocimiento propio.
Dos son las características fundamentales del proceso sinérgico en el aprendizaje (Brito, 2014):
Integración, referida a la fusión o asociación psicofísica hacia la ejecución de una actividad cualquiera, entre ellas de un aprendizaje y b) intensidad, como la concentración energética, fuerza concentrada, potencialidad expresada en términos físicos o mentales, manifiesta en toda actividad humana. (p.33)
Ahora bien, estas características se dan concatenadas, fusionadas en un mismo ámbito y simultáneamente con el acto de aprendizaje, en condiciones de intensidad, referida esta a la energía que el adulto pone en su adquisición de saberes, motivado por una razón específica y guiado por un objetivo totalmente claro; así como también la profundidad, dado que el razonamiento del adulto posee la experiencia previa y el deseo de ahondar en los saberes que adquiere.
Igualmente, este proceso se rige por tres principios: el de escalonamiento, según el cual todo conocimiento tiene una gradación que se propone en forma de espiral ascendente; el de la progresión, referida a la organización ordenada y progresiva de los aprendizajes, estimulando su adquisición y el principio de transferencia, resultante de los anteriores, al posibilitarse por su mediación la incorporación de estos saberes a los conocimientos previos y experiencias del adulto.
La teoría sinérgica del esfuerzo concentrado de Adam, está absolutamente demostrada y puede ser definida como la concentración máxima de la atención sobre un objeto de aprendizaje, negociado entre el adulto que aprende y el docente que facilita y acompaña, para la obtención de los mejores resultados; satisfactorios tanto para un actuante, como para el otro y, por ende, generadores de conocimiento: de ciencia.
LA FUNCIÓN DEL FACILITADOR EN EL APRENDIZAJE DE ADULTOS
El facilitador en el aprendizaje entre adultos puede definirse como (Brito, 2014): "...la persona reconocida como competente, tanto en el campo del aprendizaje a realizarse como en la manera cómo el aprendizaje puede realizarse o más aún en las dos al mismo tiempo... (p. 37), de lo cual deviene que tiene que ser una persona que, aparte de conocer sobre el tema objeto de estudio, se encuentre capacitada para realizar los encuentros entre adultos, generando el ambiente propicio para la participación y el desarrollo de relaciones sinérgicas de aprendizaje.
Por lo tanto deben poseer, al menos, estas características:
1. Poseen un gran sentido de identificación, por ejemplo, tratan de ver las cosas como las verían sus estudiantes.
2. Utilizan en forma consistente la recompensa o el reconocimiento; rara vez usan el castigo y nunca ridiculizan.
3. Tienen un sentido profundo de responsabilidad; disfrutan de su trabajo y gustan de la gente.
4. Sienten seguridad de sus propias habilidades, aun creyendo que pueden hacerlo mejor.
5. Tienen un profundo respeto por la dignidad y valor de cada individuo, y acepta a sus estudiantes tal como son, sin reservas.
6. Poseen un sentido agudo de justicia y objetividad en relación a otros.
7. Están dispuestos a aceptar o experimentar nuevas ideas y planes, así como evita emitir conclusiones prematuras.
8. Tienen una gran paciencia.
9. Reconocen la singularidad y potencia de cada individuo y construyen sobre ellas.
10. Son sensitivos a las necesidades, temores, problemas y metas de sus propios estudiantes.
11. Reflexionan sobre sus experiencias e intentan analizarlas en términos de éxito o derrota.
12. Son humildes en considerar su papel y evitan utilizar el poder que es asumido por algunos educadores.
13. No pretenden tener las respuestas y disfrutan de aprender al mismo tiempo con otros.
14. Están continuamente ampliando su campo de interés.
15. Están comprometidos e involucrados en su propio aprendizaje permanente. (Aker, G., 1985, p.p. 109-110, cit. Brito, 2014).
Esta última acepción, implica que el facilitador no se asume como "producto terminado", sino como parte del proceso de aprendizaje, como uno más del grupo, solamente que tiene una experiencia previa mayor y un acumulado de conocimientos que le permite apoyar a sus compañeros de viaje en el proceso de superación de sus falencias y de logro de su proyecto personal y colectivo de adquisición de saberes.
Por lo tanto, el facilitador debe ser auténtico; esto es: no tratar de parecer quien no es delante de su grupo de estudio; debe demostrar aceptación y confianza, lo cual implica respeto por la alteridad y esperanza en la capacidad innata de aprendizaje del ser humano y finalmente, debe demostrar comprensión empática, o sea: ponerse en todo momento en el lugar del otro. De donde se desprende que su misión sea: apoyar y acompañar el aprendizaje de otros, creando un ambiente de participación, democracia, solidaridad y respeto.
Según Rivas (cit. Brito, 2014; p.40), el facilitador debe ser una persona que:
"Conozca bien la unidad curricular que asesora y la importancia que cada cuestión tiene en el contenido general.
2. Se actualice y se mantenga al día en los conocimientos técnicos y didácticos de su competencia.
3. Realice constantemente experimentos que proporcionen datos objetivos sobre su efectividad instructora.
4. Conozca profundamente las peculiaridades del sistema de educación a distancia donde se inserta.
5. Atienda con prontitud y exactitud la corrección de trabajos y resolución de consultas.
6. Establezca lazos afectivos con los alumnos, estimularlos y mantenerlos en el estudio emprendido".

Debe tenerse en cuenta que este es un aprendizaje entre adultos y que los participantes están insertos en la dinámica de la convivencia y tienen mayor acceso a los conocimientos que los niños, niñas y adolescentes, por poseer mayores recursos y poseer una atención dedicada, lo cual posibilita que la acumulación de saberes sea mayor, por lo tanto la actualización cognitiva en el facilitador es un imperativo categórico. Por otra parte, el conocimiento del sistema de educación a distancia y la relación que establezca con su grupo de sistematización y estudio es fundamental para la motivación al logro y el éxito de su gestión andragógica.

Por otra parte Félix Adam (Brito, 2014) "…puntualiza que toda profesión exige que se posean ciertas aptitudes…" descritas por él de la siguiente manera:
a. De orden psicológico: debe poseer inteligencia, a través de la cual pueda identificarse con el grupo y apreciar los variados intereses de sus alumnos para poder prestar la ayuda y orientación necesaria, siendo, por lo tanto, su estabilidad emocional de vital importancia para el desarrollo de su trabajo.
b. De orden andragógico: debe poseer una buena base cultural y una buena preparación andragógica que le permitan un buen desempeño, aunado a la responsabilidad y actualización;
c. De orden social: debe poder extender su influencia hacia la comunidad y que conozca cómo son sus alumnos y sus realizaciones sociales. (Adam, Félix, 1977, p.p.134-135).

Desde el punto de vista de estas cualidades, obsérvese cómo la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (Asamblea Nacional, 1999) Ley Orgánica de Educación (Asamblea Nacional, 2009) se quedan corta al señalar la profundidad de la responsabilidad docente y la obligación que tiene el Estado de escoger los mejores hombres y las mejores mujeres para ejercer esta profesión: no solo desde el punto de vista de la competencia profesional, condición esta que debe darse por descontado, sino partiendo de la base de una sólida capacidad psicológica, una estabilidad emocional comprobada y condiciones sociales, familiares y de índole personal (probidad, moralidad, compromiso comunitario, entre otros), que deben ser evaluados antes de encargarles a estas personas la misión de facilitar los procesos de aprendizaje.
Ahora bien, esto conduce al análisis de las funciones del educador (Felix Adam, 1977, cit. Brito, 2014):
a. "Función de diagnóstico: ayudar a los aprendices a diagnosticar sus necesidades para aprendizajes individuales, dentro del panorama de la situación dada.
b. Función de planificación: planificar, con los aprendices, una secuencia de experiencias que producirán los aprendizajes deseados.
c. Función motivacional: crear condiciones que motivarán a los aprendices a desear aprender.
d. Función metodológica: seleccionar los métodos y técnicas más efectivos, para producir los aprendizajes deseados.
e. Función de recursos: proveer los recursos humanos y materiales necesarios para producir los aprendizajes deseados.
f. Función evaluativa: ayudar a los aprendices a medir los resultados de las experiencias de aprendizaje.

Según la caracterización anterior, las funciones del Facilitador de Aprendizajes Andragógicos convierten a este en un acompañante experto en un viaje emprendido por el estudiante, desde un proceso de reconocimiento de las propias falencias y la planificación de acciones para superarlas. Entonces, recibe el apoyo de su guía para encontrar los materiales y recursos necesarios para hacer más fácil su labor de búsqueda. Ello, tomando en cuenta que el adulto que estudia es, también, padre, madre, empleado, obrero o jefe de empresa; que tiene el tiempo contado y necesita acceder con rapidez a los conocimientos. Los cuales, además, tienen para él una razón directamente utilitaria: no quiere saber, ni aprender, nada que no tenga que ver con sus intereses personales de desarrollo.
En virtud de que el diagnóstico se basa en los conocimientos previos y la planificación en un proceso de negociación, en el cual se decide en conjunto: facilitador – aprendiz, los contenidos a desarrollar, las estrategias a seguir e, incluso, los materiales a utilizar, la evaluación de las experiencias de aprendizaje también deben ser compartidas, en forma tal que sean todos los actores del proceso los que participen en la evaluación de los avances alcanzados en el proceso. Eso hace que el ambiente educativo sea colaborativo, compartido, cogestionado y colectivo, así como horizontalizado dado que, en simultáneo, aprenden tanto el enseñante como el estudiante.
Profa.: Romina Suárez
C.I.NºV-16.484.633
Cohorte Cumanacoa C04
Según Adam y Ludojosky la andragogía tiene la responsabilidad de ·…conocer y analizar la realidad de los adultos para determinar los procedimientos más convenientes para orientar sus procesos de aprendizaje…" (Péres, 2009, pág. 13), desde lo cual se puede decir que este modelo de aprendizaje tiene la facultad de incorporar al estudiante a la toma de decisiones sobre el rumbo que ha de tomar su proceso de empoderamiento de conocimientos.
Es menester aclarar que se utiliza este último término, referido al control, a la gestión personal y liberadora de los aprendizajes, teniendo en cuenta que la educación normativa, inductiva y controladora no tiene cabida en el contexto de una relación entre adultos: en este modelo, tanto el que enseña, como el que aprende tienen una experiencia vital dilatada, incluso asumen responsabilidades familiares, laborales y de otro orden que implican un nivel de maduración intelectual desde el cual la postura epistemológica para el desarrollo de procesos educativos tiene que ser eminentemente libertaria, negociadora y horizontal.
Partiendo de la anterior premisa, es posible inclinarse a creer que el modelo andragógico irrumpe contra el Epísteme inductivo de la educación, típico de la formación socioeconómica capitalista, desde cuya égida se han formado generaciones, a las cuales se ha alienado de su producción intelectual, de la misma manera que ya se viene haciendo con los proventos de la plusvalía social del trabajo-
Educar andragógicamente es, entonces, formar para la libertad, para el reconocimiento del yo, pero también para el respeto de la otredad; es el modelo dentro del cual la persona no está allí para "ser enseñada", sino para compartir la aventura del aprendizaje desde la base de sus saberes propios, negociando su propio proceso de avance hacia unas metas cogestionadas, cuyo alcance se mide a partir de criterios seleccionados democráticamente y compartidos por todo el colectivo.
Esta es la experiencia que ha venido desarrollando la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, con el aditivo de que ha impulsado el construccionismo hasta su máxima expresión, bajo la metodología de Sistematización de los Saberes, a través de la recolección permanente de los constructos generados a partir de las experiencias de aprendizaje, lo cual permite que todos los conocimientos, incluso los empíricos o los adquiridos por autoformación, puedan ser reconocidos oficialmente, previa demostración de su dominio por parte del estudiante.
Esta visión de una educación flexible, donde todos caben, en la cual todo conocimiento es valioso y su importancia se refleja en procesos de documentación y acreditación que, luego, se convierten en bibliografía y materia de estudio para las nuevas cohortes de aprendices, tiende a convertirse en un cúmulo de conocimientos que está creciendo de forma exponencial, al punto de que se puede pensar en la construcción colectiva de una red de científicos sociales en formación permanente, haciendo visible el pensamiento robinsoniano: "O inventamos, o erramos".
En este caso, la invención es una sociedad nueva, sui genere, basada en el respeto a la alteridad, la cooperación y el servicio mutuos, donde ninguna persona puede ser excluida y todo conocimiento resulta valioso, tal como lo desarrollara Paulo Freire en su "Pedagogía del Oprimido"
Es importante destacar que la asunción de una postura epistémica liberadora será la única forma de construir el mundo de respeto, solidaridad y amor fraterno entre iguales que se requiere para avanzar hacia la máxima felicidad para todos los seres humanos. Educar desde la participación, la integración, el reconocimiento de la alteridad, el respeto a la diversidad y la comprensión, es la mejor tarea que se puede trazar un maestro. Ser mediador en el proceso de mejoramiento integral de la calidad de vida de sus congéneres; no desde la óptica impositiva, positivista y capitalista de la instrucción pública, sino partiendo del derecho a crecer intelectualmente que tienen todos los ciudadanos.
Esto implica un cambio profundo en la forma de percibir (se), de entender el mundo y de participar en los procesos de toma de decisiones; no se trata de que la calificación profesional ponga a unos sobre otros: ni mil doctorados superan la sapiencia de un pescador, o la mirada avezada de un agricultor para saber cuándo están sazonados los frutos. Ningún conocimiento es más valioso que otro; todos, son simplemente eso: conocimientos. Al compartirlos se enriquece a otros, pero se resulta enriquecido por lo que los demás aportan y este ambiente sinérgico es el que hace del modelo andragógico una experiencia liberadora de aprendizaje.


Bibliografía
Asamblea Nacional. (1999). Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Caracas, D.C., Venezuela: Imprenta Nacional. Ediciones de la Asamblea Nacional.
Asamblea Nacional. (2009). Ley Orgánica de Educación. Caracas, D.C.: on line.
Cabrera, A., Pérez, Y., & González, O. (2012). Modelo pedagógico de Simón Rodríguez en el contexto actual venezolano. Recuperado el 28 de 10 de 2016, de Impacto Científico Revista Arbitrada del Núcleo de la Costa Oriental del Lago de la Universidad del Zulia: http://produccioncientificaluz.org/index.php/impacto/article/view/470/469
Péres, U. (2009). El Método Andragógico (Primera Edición ed.). (U. d. Valle, Ed.) México, Distrito Federal, México: Universidad del Valle México, D.F.





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