\"Los precursores. Cincuenta años de historiografía colonial en México\" en Cincuenta años de investigación histórica en México

August 17, 2017 | Autor: R. Diego Fernández | Categoría: Historia colonial, Historia de México, Investigacion Historica
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CINCUENTA ANOS DE INVESTIGACION HISTORICA EN MEXICO GISELA VON WOBESER COORDINADORA

CINCUENTA ANOS DE INVESTIGACION HISTORICA , EN MEXICO Gisela von Wobeser Coordinadora

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO MEXICO 1998

Primera edicion: 1998 DR© 1998 Universidad Nacional Aut6noma de Mexico Ciudad Universitaria, 04510. Mexico, D. F.

lNS1T!VfO DE lNvE:snGAOONES HlsTORJCAS DR© 1998 Universidad de Guanajuato Calle de Alonso 12, 36000. Guanajuato, Gto. Impreso y hecho en Mexico

ISBN 968-3~71-7

CONTENIDO Presentaci6n Gisela von WObeser .

7

Tesis sobre el itinerario de Ia historiografla del siglo xx Una vision desde Ia larga duraci6n Carlos Aguirre Rojas . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

9

La historia y su escritura en Tiempo y narraci6n de Paul Ricoeur Luis Vergara Anderson. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

19

Liaisons dangereuses: Memoria y olvido historiogd.fico, Mexico-Estados Unidos Mauricio Tenorio Trillo . . . . . . . . . . . . . . . . . .

31

El indio mexicano atrapado entre la historia y Ia antropologla Guy Rozat . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

45

Perdurabilidad de Ia historia en Jacques Derrida Benjam{n E. Mayer . . . . . . . . . . . . . . . .

59

En torno a intimidades y rutinas: la nueva historiografla de lo cotidiano Pilar Gonzalbo Aizpuru . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

69

Ciencia, planetas y cometas: Ia revoluci6n ciend.fica del siglo XVII Leticia Mayer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

81

Los precursores. Cincuenta afios de historiografla colonial en Mexico Rafael Diego Fernandez . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

93

En busca de Ia geograf1a hist6rica Bernardo Garda Mart{nez . . . .

.. . .. 127

La cuantificaci6n sistematica en historia econ6mica colonial: un n otable desarrollo sin entorno te6rico propio Antonio Ibarra . . . . .. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143

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CONTENIDO

La historia de las mujeres: una historia social o una historia de genera Ana Lau]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159 Cincuenta aiios de historia econ6mica mexicana: los escritores de Ia historia minera mexicana de 1940 a 1990 Ines Herrera Canales . ... .. . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . 171 La historia polltica del siglo XIX: de la "historia tradicional" a la "nueva historia" Reynaldo Sordo Cedeno. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

. .. 179

Un punta de vista sabre la historiografla de la demografla hist6rica mexicana Francisco Javier Meyer Cosio . . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . 187

Fulgor y muerte del buscador de tesoros. Del estudio del Mexico antiguo como empresa del descubrimiento a la normalizaci6n academica de un saber especializado Pablo Escalante Gonzalbo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 211 Descubriendo el universo de las fuentes nahuas: entre la historia, Ia literatura y el nacionalismo Federico Navarrete Linares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225 Los ultimos cincuenta aiios de historiograf1a prehispanica del centro y norte de Mexico Jose Luis Lara Valdes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . 249

Entre la historia patria y la bnsqueda hist6rica de "lo mexicano". Historiografla mexicana 1938-1952 Ricardo Nrez Montfort . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 279 Historia contemporanea de Mexico: ctema de historiadores? Luis Medina Pefia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295 Historia regional Beatriz Rojas . . Reinterpretaciones de la historia yucateca Oth6n Banos Ramirez . . . . . . . . . . .

. . . . . .. . . . . . . . . 313

.. .. . . . . . . . . 321

Historia de la historia de Guanajuato, 1976-1996 Margarita Villalba Bustamante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 333

LOS PRECURSORES CINCUENTA ANOS DE HISTORIOGRAFiA COLONIAL EN MEXICO

R AFAEL DIEGO FERNANDEZ

El Colegio de Mexico

La epoca colonial es, en cambio, la mas atendida. A ella corres· ponden las mejores ediciones, los repertorios bibliograficos mas completos y una infinidad de trabajos monograficos. Si algun conjunto puede alcanzar pronto unA bttenA s{ntesis general, este sera el novohispano. 1

Esta cita la traemos a colaci6n no con el ingenuo prop6sito de cumplir tan necesaria cuanto compleja tarea, sino con motivo de ofrecer nuestro propio punto de vista sabre por que la histo riografla novohispana ha alcanzado los altos niveles que le atribuye Alvaro Matute.2 Efectivamente, basta asomarse por los rumbas de la historiograf!a mexicana de los ultimos cincuenta aiios y de inmediato resalta el perfil de un edificio solido y grande que, a la distancia, comparado con el resto de las construcciones historiograficas, adquiere dimensiones de verdadero rascacielos: estamos frente a la sede de Ia historiografia novohispana. N uestra hip6tesis es que el motor del notable desarrollo adquirido en este medio siglo par Ia historiografla se debe sobre todo a la consistencia impresa a Ia misma par el grupo de intelectuales transterrados que llegaron a Mexico a ra1z de la guerra civil espanola. Antes de ellos el tema de la C olonia era mal visto, mal entendido y mal trabajado, incluso desde la guerra de Independencia, pues indefectiblemente se asociaba a ideas conservadoras y 1 Alvaro

Mature, ~veinte afi.os de historia de Ia historia en Mexico", en Memoria del Simposio de

Historiografia Mexicanista, Comite Mexicano de Ciencias H istoricas, Gobiemo del Est ado de Morelos, UNA.M, Instituto de Investigaciones H istoricas, 1990, p. 3-32. 1 A lo anterior aun se le puede agregar el comentario de otros especialistas en el tema: "La profesionalizacion de Ia H istoria, las aponaciones de las otras ramas de Ia H isto ria y el cambio mismo de actitud ante Ia colonia par ecen indicar que existen todas las condiciones para completar Ia tarea de hacer Ia historia poHtica de una etapa tan impon ante en Ia historia de nuestro pals". Carmen Villatoro y Josefina Zoraida Vazquez de Knaurh, "Hisroria polltica: epoca colonial", en Hisroria Mexicana , El Colegio de Mexico, Mex.ico, n. 58-59, v. xv, oct. 1965-mar. 1966, n. 2-3, p. 399-407 (p. 400). Y "El estud.io panod.mico de Ia historiografla mexicana, desde sus antecedentes basta ahora, rodavia anda en busca de autor", en Luis Gonzilez y Gonzalez, "H.isror ia de Ia Historia", El Colegio de Mexico, Mexico, n. 58-59, v. xv, oct. 1965-mar. 1966, n. 2-3, p. 201.

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clericales - y efectivamente se lo apropiaban los seguidores de estas corrientes- , las cuales fueron completamente proscritas del Mexico revolucionario. Lo que a lo largo de este trabajo vamos a tratar de demostrar es como el estudio del pasado colonial no solo dejo de ser mal visto por Ia clase gobername y las instituciones publicas del periodo correspondiente a Ia llegada de los transterrados sino, incluso, se volvio el genero por excelencia para todo aquel que deseara obtener patente de historiador. Aqu1 tan solo trataremos de hacer evidentes las siguientes Hneas maestras de este fenomeno, destacando a algunos de los mas conspicuos precursores y a los disdpulos 0 continuadores mas cercanos.

a) El solar b) Los artHices

c) Los cimientos 1. C entres de investigacion y docencia 2. Casas editoriales 3. Catedras 4. Revistas y publicaciones periodicas d) La estructura 1. Estudios en t orno a Ia teorta de Ia historia y a Ia historiografla 2. T raducciones 3. Monografias 4. Rescate de fuentes I. Paleografla y diplomatica II. lmprenta III. Libras y bibliotecas IV. Archives V. Literatura VI. Historiografia colonial VII. Historiadores Vill. Fuentes publicadas Epilogo

EL

SOLAR

Para poder hablar del solar correspondiente a Ia historiografia novohispana contamos con un excelente mirador que nos permite contemplar a la perfeccion el radical cambio sufrido por el mismo a partir de la llegada de inmigrantes espaiioles expulsados por la guerra civil en Ia peninsula. De un edificio viejo y ruinoso que lo ocupaba, con inquilinos achacosos, quejosos, con infulas de glorias pasadas pero con muy escaso capital intelectual propio que ostentar,

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a los pecos afios -un decenio para ser exactos- descubrimos un panorama nuevo difkil de creer. Para empezar, Ia vieja construccion que amenazaba desplomarse ha sido completamente derruida. Ahora lo que se contempla es un esplendido terrene, muy despejado, con buenos trazos para levantar una solida obra que promete realmente estar a Ia altura de los nuevos tiempos, si a los pianos y a los jovenes y brillantes arquitectos uno se atiene. Efectivamente, el mirador a! que aludimos corresponde a cada uno de los periodos citados que, como deciamos, quedan distanciados por una decada de intermedio -justamente la que corresponde tanto allustro anterior a Ia fundacion de El Colegio de Mexico como al posterior, es decir 1935-1945 aproximadamente. 0 sea que respecto de cada uno de esos lapsos contamos con un par de inmejorables ejemplos para saber como se hada la historia colonial novohispana antes de la llegada de los transterrados y como empezo a hacerse despues de su arribo. El primer caso ilustrativo concierne a una agria disputa celebrada en el seno de Ia Sociedad Mexicana de Geografla y Estadistica, Ia cual se inicio en enero de 1934 y se prolongo basta 1935. La provocaci6n viene de un prestigiado abogado, reconocido historiador y amargado ex ministro huertista. El personaje en cuestion es nada menos que don Toribio Esquivel Obregon, uno de los pilares del partido antirreeleccionista en contra de Diaz y al lado de Madero, y posteriormente ministro de Hacienda durante el tristemente celebre gobierno del usurpador Huerta -regimen que, como es reconocido, logro conjuntar uno de los mas brillantes gabinetes de Ia historia de Mexico. No hizo falta que cayera Huerta para que se viera truncada para siempre Ia mete6rica Carrera polltica de Esquivel Obregon, ya que un marcado distanciamiento con su alcoh6lico jefe lo hizo salir clandestinamente de Mexico rumbo a! exilio en Norteamerica, como ya tan usual resultaba en esa epoca. A su vuelta a Mexico logro un buen exito tanto en el nivel profesional, con su despacho de abogado, como en el intelectual, ya que a rafz de su cltedra de Historia del Derecho en Ia Escuela Libre de Derecho gan6 pronto reputacion como uno de los mas cultos y preparados personajes del ambito conservador. Dicho reconocimiento lo gan6 no solo en el aula, sino mediante distintas publicaciones, entre las que consiguieron Iugar indiscutible sus Apuntes para Ia historia del derecho en Mexico. 3 Una vez identificado nuestro gu!a, tenemos que, a principios de 1934, le toco dictar una conferencia ante los miembros de Ia Sociedad Mexicana de Geografla y Estadfstica, a quienes tuvo el atrevimiento, de proporciones casi sacrllegas, de proponer que se instalara un retrato de Hernan Cortes en el ' Toribio Esquivel Obregon, Apuntes p,;tra !a hisrorl4 del derecho en Mtfxzco. Trabajos juridicos en homenaje ala Escuela Libre de Derecho en su XXV aniversario, 4 v., Mexico, Polis, 1936-1947. Hay una edicion reciente de Pornb.

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salon de su agrupacion. Para nuestra fortuna, la osadla -insulto para muchos miembros del respetable auditorio- no iba a quedarse sin consecuencias. Estas nos proporcionan el excelente mirador del que ya hemos hablado para conocer, entre otras cosas: - Quienes integraban Ia comunidad "cientlfica" mexicana que velaba par el pasado nacional. - Cua! era el nivel de las discusiones cientlficas. - Que tipo de instituciones culturales era el orgullo del pals. - Como el estudio de Ia historia se divid!a en dos bandos irreconciliables y enfrentados a muerte: el de los hispanistas y el de los indigenistas. - La dificul tad de poder abordar un problema hist6rico con rigor cient.lfico. . - Y, finalmente, el monopolio ejercido por el Estado sabre Ia historia, que convertla en raz6n de Estado cualquier alteraci6n de la historia oficial. Historia hab1a una sola, y esa la custodiaba celosamente, como a una virgen, el Estado revolucionario -de hecho era algo as1 como Ia niiia de sus ojos. Aun aceptando que Ia de Esquivel fuera una verdadera apologia de Cortes, resulta increlble lo oportuno de Ia provocaci6n, pues permitio que de inmediato se manifestara la violenta reaccion del aparato oficial. Ahara bien, lo paradojico del caso es que el propio presidente Cardenas les abri6las puertas a los republicanos espaiioles, para furia y terror de los conservadores. Decimos lo paradojico, ya que estos recien llegados, con notable profesionalismo -aunque no exento de su buena-dosis de nacionalismo-, le ganaron a la historia colo nial patente cientifica y liberal, de suerte que Cortes y todos sus conquistadores, sin maniqudsmo polltico ni ideologico o nacionalista alguno, pudieron ser estudiados sin escindalo en las universidades publicas del pais y, sorprendentemente, algunos de los mas celebres colonialistas proviniero n de la bancada ideol6gica contraria a Ia de los antiguos especialistas del ramo; Ia mejor prueba de esta afirmacion Ia tenemos en el radicalmente opuesto binomio compuesto por Esquivel Obregon y Edmundo O'Gorman. Hizo falta la sacudida de un cataclismo de la magnitud de la llegada de los transterrados antes de que se pudiera aceptar - aunque no llevar a la practica- que poner una imagen del conquistador no constituia una traicion a la patria -quiza ahora que han llegado los tiempos del revisionismo historico se diera el caso. Resumiendo brevemente lo entonces acaecido, tenemos que la reaccion a la "descabellada" y verdaderamente "insolente" -cuando no "antipatriotica"- propuesta de Esquivel Obregon genero dos tipos de respuestas -ambas igualmente colericas- : Ia que poddamos llamar ciemifica y la gubernamental.

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La primera Ia planteo un miembro de Ia Sociedad en los siguientes terminos: que aceptarfa ver el repugnante rostra de Cortes en el inmaculado edificio de Ia Sociedad, el dfa que los gachupines colgaran un retrato de Tarik en el Congreso -notese que no pidio que fuera en Ia Academia de Ia Historia o en alguna institucion cientffica, sino en Ia Camara. Ante este planteamiento, don Toribio reacciono con buen humor y se tomo Ia molestia de analizar con toda seriedad Ia propuesta para demostrar como no tenia nada que ver una cosa con Ia otra. Esto lo hada porque, finalmente, lo que buscaba era el debate con argumentos historicos, sabedor de que en las filas contrarias no habra nadie que con estas armas resistiera su embate. Lo malo es que esto tam bien lo sabfan los de la bancada de enfrente, por lo que sin justificacion alguna rehuyeron a toda costa el encuentro que proporua Esquivel -incluso este quedarfa al margen de Ia junta que se nombrarfa para analizar el caso. En vez de usar argumentos de razon sacaron a relucir los de fuerza, hacienda intervenir a las mas altas esferas del gobierno en el asunto. Esto se dio "gracias" a que uno de los miembros de Ia Sociedad, el ingeniero Juan de Dios Bojorquez, lo era tambien del gabinete en su calidad de jefe del Departamento del Trabajo. Con tan solidas credenciales "cientfficas", dirigio sus esfuerzos a ta mar el mando del banda "patriotico", yen junio de 1934 escribio lo que ei considero un contundente contraargumento, en lo substacial recogido en el siguiente parrafo: Ademas de que Ia proposici6n (de) Esquivel Obregon podda provocar un peligroso cisma en el seno de nuestra Sociedad, debemos· tamar en consideracion que nuestro reglamento nos prohibe tratar en estas asambleas, asuntos de canicter polltico o religiose. No se podria discutir Ia figura hist6rica de Cortes, sin entrar de lleno en el campo de Ia polltica y en el terreno religiose. 4 Efectivamente, apenas bacia unos meses que la Sociedad Mexicana de Geograffa y Estadlstica habia cumplido cien afios de fundada, par lo que se publicaron dos gruesos volumenes conmemorativos en donde el presidente de Ia misma, Ezequiel Ordonez, aparte de subrayar que se trataba de Ia institucion cientlfica mas antigua de Mexico, declaro solemnemente los principios que le hablan garantizado tan luenga vida: Con mas o menos interes, todos los gobiernos de Mexico le han impartido su proteccion, porque nuestra Sociedad, libre de todo prejuicio, ha acogido y sigue acogiendo en su seno a los hombres de buena voluntad que quieran ~ Tori b io Esquivel Obregon, Hem.in Corres y el Derecho !ntemacional en el siglo XVI. Conferen· cias sustentadas en/a Sociedad Mexicana de Geografia )' Estad{stica, Mexico, Polis, 1939, p. 14.

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ayudar con sus luces, cualesquiera que sean sus credos politicos o religiosos, ya que estas clases de ideas jamas entran en el cuadro de sus actividades. [iij]5 Por supuesto que con tan sabio principia descalificaban de entrada cualquier tema "incomodo" que pusiera en riesgo Ia proteccion de los gobiernos mexican as -mas que Ia verdad historica se buscaba complacer a los poderosos. Estando as!. las cosas, hubo una propuesta de que se sometiera el asunto a votacion, pero obviamente no tenia el menor sentido, ya que de antemano se sabia que los del bando oficialista llevarian ese dia a un contingente de acarreados, todos ellos empleados del gobierno, a quienes se tenia registrados como miembros de la Sociedad. De todos modos, los del ala gubernamental no tardaron en demostrar basta donde llegaban sus "razonamientos cientlficos" y , en una de las siguientes reuniones el ingeniero Ignacio L. de Ia Barra, buen amigo de Bojorquez y nada menos que presidente de Ia Sociedad, les comunic6 a los atemorizados asistentes que habia o btenido una carta del ministro de Hacienda, MarteR. Gomez, en donde manifestaba que "el gobierno de la Revolucion no podia permitir que se tributara un homenaje a Cortes y que si Ia Sociedad de Geografia y Estadistica bacia tal cosa, no como amenaza, pero st para que Ia Sociedad lo tuviera entendido, el gobierno le quitarla el edificio que le habla dado". 6 Con tan "sutil" advertencia vertida por el ministro de Hacienda -quien obviamente, pensaban todos, lo hada con la anuencia del presidente de la Republica, en ese entonces el ingeniero Abelardo L. Rodriguez- no fue di£1cil obtener abrumadora mayor!a, debido en parte a Ia cantidad de acarreados que asistieron por primera vez en su vida a Ia sede de la institucion y a Ia moci6n de suspender la discusi6n de tan enojoso y desagradable asunto. Par supuesto que Esquivel Obregon todavfa hiw un ultimo y desesperado intento de sacudir Ia conciencia de los votantes, "advirtiendo a mis consocios de que era llegado el momenta -deda- en que ellos decidieran que querlan mejor, si tener edificio o tener independencia" (p. 19); pero, para su desgracia, los del respetable publico eran mas practices que teoricos, de suerte que, sin incom odarse en lo mas minima, votaron por el edificio.

Los ARTiFICES Sin embargo, pronto surgi6 una nueva generaci6n que pensaba lo radicalmente opuesto, y que sin lugar a dudas preferla, de todas todas, Ia independencia antes que el edificio, criteria que le perrnitio levantar una enorme, ; Varies, Primer centenario de Ia Sociedad Mex1cana de Geografia y Estadistica, 1833· 1933, 2 v., Mexico, Sociedad Mexicana de Geografia y Estadlsrica, 1933. '"Ibid., p. 17. Las cursivas son nuestras.

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s6lida y firme edificaci6n en Iugar de la ya maltrecha y decadente que ocupaba el solar de Ia historiografia de ese entonces, por lo que ahara pasaremos a ocuparnos de esa nueva generaci6n, que de hecho actu6 en calidad de artifice del nuevo inmueble. Por fortuna, segl1n ya se advirti6, una decada despues del incidente acaecido en la Sociedad Mexicana de Geografia y Estadistica, y tan s6lo a un lustra de fundado El Colegio de Mexico, tuvo Iugar un nuevo duelo de historiadores. Solo que la forma en que se llev6 a cabo el mismo nos muestra claramente el giro radical que ya para entonces habfa tornado la situaci6n. Si antes se evito a toda costa debatir seria y publicamente con Esquivel Obregon y, en cambia, hubo sabotajes, periodicazos, acarreados, insultos e intimidaciones de toda l.ndole, y se lleg6 al colma de hacer intervenir a altos funcionarios del gabinete para amenazar con echar a la calle a los azorados socios, ahara, aunque se celebr6 un "duelo" en toda forma, con padrinos incluidos, anuncio de Iugar y hora del encuentro, Ia verdad es que la {mica violencia que se ejerci6 fue Ia de las ideas y lade las convicciones cientificas. En 1945 tuvo Iugar el celebre combate intelectual entre los dos j6venes y brillantes colonialistas mexicanos de la epoca: Edmundo O'Gorman y Silvio Zavala/ Para ese tiempo ninguno de los dos cumplla aun los cuarenta -O'Gorman naci6 en 1906 y Zavala en 1911- y ya eran bastante reconocidos en el ambiente cultural. O'Gorman ya habfa publicado en 1937 su Historia de las divisiones territoriales de Mexico, 8 como contribucion al vigesimo quinto aniversario de la fundaci6n de su alma mater, la Escuela Libre de Derecho -justamente donde impart1a Esquivel Obregon la citedra de Historia del Derecho-; asimismo habia publicado en 1940 su estudio sabre uno de los personajes que mas le atra1an: el jesuita Joseph de Acosta; 9 finalmente, ya empezaba a madurar sus inquietudes en torno a Ia idea de la "invenci6n" de America. Por su parte, Silvio Zavala habia publicado, de manera por demas precoz, Los intereses particulares en la conquista de Nue'V·a Espana, lC en Madrid, en 1933, y hacia 1935 ya sal1a de las imprentas Ia primera edici6n de lAs instituciones juridicas en la conquista de Ambica. 11 · Como ya lo advertfamos, tan inquietos temperamentos no podlan estar en paz juntos, y el hecho de tener tan cerca al brillante contingente de historia7 Ve:~Se el aniculo de Carmen Ramos: "Edmundo O 'Gorman como polemista·, en Juan A. Ortega y Medina, editor, Conciencia y autenticidad hist6ricas. Escritos en homenaje a Edm:mdo O'Gorman, Mex.ico, UNAM, 1968, p. 49-67. 8 Edmundo O'Gorman, Historia de las divisiones territoriales de Mexico, Sa. ed. revisada y puesta al dia, Mex.ico, Porrua, 1979 ("Sepan Cuantos ... , 45). 9 Jose de Acosta, Historia natural y moral de las Indias; en que tratan las casas notables del cielo, y elementos, plantas y animates del/as: }' los ritos, }' ceremonias, le·yes y gobiemo de los indios, Mhico, Fondo de Cultura Economica, 1940. 10 Silvio Zavala, Los intereses particulares en la conquista de ,,._1ueva. Espaiia, Mexico, El Colegio Nacional, ! 991. 11 Silvio Zavala, Las instituciones j:1ridicas en la conquista de America, Mexico, Porrua, 1971.

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RAF.. Cfr. Ernesto de la T orre Villar, La hiscoriografia en Mexico, 1942-1992, :Mexico, Sem inar io de Cultura Mexicana, 1992, p. 327-381 (es una separata). ; 1 Juan Jose de Eguiara y Eguren, Bibliotheca mexicana, coord inaci6 n de la edici6n Emesto de la Torre Villar, 2a. ed., 5 v., letras A·J, UNAM, 1986-1989 (Ia. ed. en latin, letras ABC, 1755; Ia. ed. en espaiiol 1944). J! Ernesto de Ia T o rre Villar, / nstrucciones y memorias de los virreyes novohispanos, 2 v., estudio preliminar, coo rdinaci6 n, bibliografla y notas de Ernesto de Ia Torre Villar, compilaci6n e indices de Ramiro !\avarro de Anda, Mexico, Porrua, 1991 (Biblioteca Porrua, 101 y 102).

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Espaiiolas: Anuario de Estudios Americanos {EEHA-CSIC, 1958), Historiografia y BibliografiaAmericanistas {EEHA-cSIC, 1972) y Revista de Indias {CSIC). Estadounidenses: 1he Hispanic American Historical Review (Duke U niversity) y 1he Americas {Academy of American Franciscan History). Ciertamente hay otras muchas publicaciones de inten!s de la misma nacionalidad, entre las que sefialadamos una coleccion tan importante y con tanto prestigio como lade Handbook ofMiddle American Indians, que ha dedicado algunos de sus numeros a fuentes coloniales de gran inten!s.H Para nuestra fortuna, la mayor!a de las publicaciones mencionadas cuentan con utiles Indices que se actualizan periodicamente y que nos permiten revisar con facilidad el contenido de todos los numeros -ahara tan solo hay que esperar a que se de el siguiente paso y se capturen las colecciones completas en CD-ROM, lo que de inmediato redundar1a en una enorme facilidad de consulta, por todo lo que ello implica.

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ESTRUCTURA

Una vez que nos hemos referido a los s6lidos cimientos que soportan la enorme estructura en que se ha convertido la historiograffa colonial, es importante ahora describir la estructura en sL Ya coments Ramon Iglesia (coord.), Hugo Dlaz-Thome, Fernando Sandoval, Manuel Carrera Stampa, Carlos Bosch Garcia, Ernesto de Ia Torre, Enriqueta Lopez Lira, Julio Le Riverend Brusone, Estu· dios de historiografia de Ia Nueva Espana, Mexico, El Colegio de Mexico, 1945.

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A partir de entonces diversos autores han mostrado interes por ambos campos, aunque sin Iugar a dudas sobresalen los estudios referidos concretamente a la historia de la historiografla. Entre los autores mas conocidos de ellos tenemos a Josefina Zoraida Vazquez, 36 Alvaro Matute,37 Enrique Florescano,;s Ernesto de la Torre Villar, 39 Jorge Alberto Manrique40 y Andres Lira. 41 Por supuesto que dentro de esta lista no hay que olvidar a Luis Gonzalez y Gonzalez, quien con singular maestrla ha incursionado tanto en el campo de lo te6rico 42 como de lo practicoB en la historiografia. Aparte de estos estudios independientes se ha celebrado una serie de importantes coloquios en torno a la historiografla mexicana, en donde se aborda de manera mas 0 menos amplia el tema de la historiografia colonial. La colecci6n se inici6 con el homenaje a Edmundo 0 ' Gorman en Ia UNAM, algunos de cuyos participantes presentaron ponencias relativas a esta materia. 44 Luego vinieron una serie de coloquios, simposios y congresos, algunos de ellos internacionales, como lo fueron las reuniones de historiadores mexicanos y norteamericanos que dedicaron el encuentro de 1969, en Oaxtepec, al tema de Ia historiograffa.45 El Comite Mexicano de Ciencias Hist6ricas, y el Institute de Investigaciones Hist6ricas de la UNAJ.\1 no podian quedarse atras y tambien dedicaron un simposio al tema de Ia historiograffa mexicanista46 y luego otro a Ia historiografia espanola y norteamericana sobre Mexico, coordinado por el incansable Alvaro Matute en el Institute de Investigaciones Hist6 ricas de la UNAMY Asimismo, El Colegio de Mexico hade6 J.osefina Zo raida Vazquez, Historia de Ia historiogra/{a, Mexico, Ateneo, 1985 (!a. ed. 1980. )' Alvaro Matute (comp.), La teo ria de Ia historia en Mexico {1940-1973), op. cit., y Alvaro Matu· te, "Veinte anos de historia de Ia historia en Mexico", op. cit. >s Enrique Florescano, Memoria mexicana. Ensayo sabre Ia reconstmccic5n del pasado: epoca prehisplnica- 1821 , Mexico, Joaquin Moniz. Hay una segunda edicion publicada por el Fondo de Cultura Econ6mica en 1984. '~ Ernesto de Ia Torre Villar, La historiograj{a en Mexico, op. nt. •c Jo rge Alberto Manrique, "La epoca critica de Ia Nueva Espana a traves de sus historiadores", en V Reunion de Historiadores Mexicanos y l'?a del siglo XVI. (4talogo razonado de Iibras

impresos en Mexico de 1539 a 1600, con biografias de autores y otras ilustraciones, precedido de una nolicia acerca de Ia introduccion de Ia imprenta en Mexico, por J. G. lcazbalcera. Nueva ed.icion par Agusdn Millares Carlo, Mexico, Fonda de C ultun Econo mica, 2a. edici6n revis:1d:. y aumemada, 1981 (Ia. ed.ici6 n en Bibliateca Americana: 1954; la. edicion: 1886). 60 Juan Jose de Eguiara y Eguren, Prologos a Ia Biblioteca mexicana, nota preliminar por Federico Gomez de Orozco, version espanola anotada, con un estudio biografico y Ia bibliografia del autor por Agustin Millares Carlo, 2a. ed.; Mexico, Fonda de Cultura Ecan6mica, 1984 (1a. ed. en espaiiol: 1944; la. ed. en btln: 1755). "' Marcel Bataillon, Erasmo y Espaiia, estudios sabre Ia historia espiritual del siglo XVI, tr:~duccion de Antonio l\htorre, Mexico, Fondo de Culrura Econ6mica, 1982 (I a. ed. 1937}. 61 Fnn,ois C hevalier, La fonnacion de los latifimdios en Mexico; tierra y sonedad en los siglos XVi y XVII,1a. ed., ~1exico, Fonda de Culrura Econ6mica, 1976. 6} Jean S:.rrailh, La Espana ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII, tr:.ducci6n de Antomo Al:.torre, Mexico, Fonda de Cultura Econ6mica, 1974. (.-' Antonello Gerbi, La dispma del Nm!vo Mundo, historia de una po!Cmica, 1750·1900, 2a. ed., traducci6n de Antonio Alatorre, Jvlexico, Fonda de Culrura Econ6mica, 1982 (1a. ed. en italiano: 1955), Amonello Gerbi, La nawraleza de las !ndias Nun-as. De Cristobal Colon a Gonzalo Fernandez de Oviedo, rraduccion de Antonio Alatorre, Mexico, Fonda de Cultura Econ6mica, 1978 (1a. ed. en italiano: 1975).

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3. Monograj{as Como en los anteriores casas, ante Ia imposibilidad e inutilidad de intentar hacer un repaso de todos los trabajos monogd.ficos de cincuenta afios a Ia fecha relacionados con Ia historia novohispana, concretarnente de los mas directamente concernientes a Ia historia de las ideas y de las instituciones poHticas, hemos optado por escoger un solo caso, que creemos de gran utilidad para ejemplificar las lfneas de evoluci6n que se han seguido desde entonces. Como bien se podd. suponer, el autor seleccionado es ni mas ni menos que Jose Miranda (Gij6n, 1903-Sevilla, 1967). Esto no solo por tratarse del creador de Ia obra mas representativa del tema, precisamente Las ideas y las intituciones poHticas novohispanas, 65 sino por el con junto de sus Iibras y por Ia escuela por el forjada. AI respecto, basta revisar Ia recopilaci6n que como homenaje realizaron algunos de sus mas cercanos alumnos para conocer Ia fuerza de su herencia imelectual en Mexico. La obra en cuesti6n se intitula Vida colonial y albores de La Independencia, en donde firman la presentaci6n Guillermo Palacios, Bernardo Garda Martfnez y Andres Lira, quienes, entre otros aspect os, destacan los siguiem es como la aportaci6n mas significativa de su admirado maestro: lucha [Miranda] contra el colonialismo imelectual [...] Hab!a que modificar los instrumentos anallticos, considerar a Ia colonia un proceso dialectico dentro del cualla relaci6n de culturas y formas de vida de las dos sociedades participantes era mas mezcla que superimposici6n [... ] se propuso desde un principia rescatar para la historia y los historiadores el campo del pasado indlgena [...]Miranda proponia entonces el ana.Iisis de la sociedad colonial global desde Ia perspectiva de las sociedades indigenas.66 No hay que olvidar, seg{tn se nos advierte en Ia presentaci6n dellibro, que el autor igualmente destac6 en historia econ6mica, pues del estudio de las instituciones politicas y sociales pas6 al de las econ6micas: encomienda, mesta, tributo. Si en este homenaje se pone enfasis en su capital aportaci6n al estudio de la historia indfgena, campo que como bien se apunta rescat6 para la historia y los historiadores, convendrfa agregar que lo mismo puede decirse en cuanto al campo de la historia colonial se refiere. Efectivamente, seg{tn lo hablarnos sefialado ya al principia de este trabajo, hasta antes de la llegada de los trans65 Jose Miranda, Las ideas y las instituciones politicas mexicanas. Primera parte (1521·1821), la. ed., de Andres Lira, Mexico, UNAM,lnstituro de Investigaciones Jurtdicas, 1978 (1a. ed. Mexico, 1952). "" Jose Miranda, Vuia colonial y a/bores de Ia Jndependencia, presentaci6n de G uillermo Palacios, Bernardo Gard a Martinez y Andres Lira, Mexico, SEP, 1972 (SepSetentas, 56), p. 8-11.

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terrados Ia historia colonial Ia hacian religiosos o conservadores recalcitrantes. Y como ni el gobierno ni las instituciones de educaci6n superior -ambos de tinte eminentemente revolucionario- se identificaban con los anteriores, pues resulta que Ia historia colonial quedaba bastante proscrita de los planes de estudio oficiales -y de las academias ciemificas igualmente revolucionarias, subvencionadas por el Estado. Con ese estado de cosas se encontraron los profesores espanoles a su llegada a Mexico, y gracias a su talante anticlerical y liberallograron, en un tiempo record, dar un giro radical, como ya lo habiamos mencionado al comentar Ia labor de O 'Gorman en su calidad de catedratico de Ia UNAM. Parece que el violento cambio de mentalidad se debio a un razonamiento del tipo de usi lo hacen -el abordar la historia colonial- ellos que son los 'rojos', pues entonces tam bien nosotros, que somos ·revolucionarios a carta cabal, podemos hacerlo". Sin embargo, estos catedraticos recien llegados no solo consiguieron que se corifiara en Ia realizacion de estudios del periodo colonial sin el temor de que los investigadores fueran tac;hados de clericales y reaccionarios - y de ahi enemigos declarados del Estado revolucionario y, por tanto, del verdadero pueblo de Mexico-, sino que tambien sentaron las bases para que ese tipo de trabajo se efectuara con el mayor profesionalismo y espfritu cientlfico, dejando atras de una vez por todas Ia encarnizada lucha de fracciones -liberales contra conservadores, clericales contra masones, hispan.istas contra indigenistas. Sin Iugar a dudas Jose Miranda se convirtio de inmediato en el paradigma a seguir ya que, por ser uno de los mas destacados intelectuales de los que llegaron a Mexico arrojados de Espana por sus posturas radicales, no solo realizo con el mayor rigor sus investigaciones del pasado colonial sino que con sabiduda y entusiasmo se intereso por historiar el pasado indfgena, ademas de condenar con todo el peso de su autoridad el colonialismo. Efectivamente, recuerdese lo que al respecto sostuvo, para incomodidad de todos los uhispanistas" y jubilo de los "indigenistas", en el trabajo sobre Espana y Nueva Espana en tiempos de Felipe II, al ocuparse del regimen poHtico impuesto al enclave colonial, al que los hispanistas con tada enjundia calificaban - y aun hoy en dla califican- de reino, pues asilo declaraba la ley. Contundente, Miranda sostuvo: No habia, por tanto, correspondencia entre lo legalmente declarado y lo realmente practicado. Tal situacion ha dado Iugar a una larga polemica que aun no term ina. Y durara eternamente, porque nunca se extinguira esa especie de humanos avestruces que, hundiendo su cabeza en los textos legales, se ponen a salvo de las, para ellos, inc6modas y perturbadoras realidadesY 1 '' Jose Miranda, £studios mr{as de Mexico, D. F., 2 v., Mexico, El Colegio de Mexico, 1945. 14 Agustin Millares Carlo, Notas bibliograficas acerca de archivos municipales, ediciones de libros de acuerdos y colecciones de documentos concejile.; adicione. y rectificaciones, Mexico, Culrura, 1953, p. 175-208. 15 Agustin Millares Carlo, Antologia latina, Mexico, G. Casa de Espana en Mexico, 1941. 86 Agustin Millares Carlo, /ntroducciOn a1 estudio de Ia lengua latina; gramatica, antologia y w cabulario, Mexico, Delfin, 1944 (Manuales Escolares, Serie utras) . 87 Agustin Millares Carlo, Manual antol6gico de literatura latina, Mexico, Edici6n y Distribuci6n Iberoamericana de Publicaciones, 1945. 88 Agustin Millares Carlo, Historia de Ia /iteratura latina, 4a. ed., Mexico, Fondo de Culrura Econ6mica, 1976 {Breviaries del Fondo de Cultura Econ6mica, 33). 89 Agustin Millares Carlo, Compendia de historia universal de Ia literatura, Mexico, Esfinge, 1945. 90 Agustin Millares Carlo, Literatura espanola basta fine. del siglo xv, Mexico, Antigua Librena Rob redo, 1950 (Ciasicos Modernos, Creaci6n y Cntica Literaria, 5). 91 Juan Jose de Eguian y Eguren, Pr6logos a Ia Biblioteca mexicana, nota prelirninar de Federico Gomez de Orozco, version espanola anotada, con un esrudio biografico y Ia bibliografia del autor, por Agustin Millares Carlo, Mexico, Fondo de Cultura Econ6mica, 1944 (hay una segunda edicion del FCE de 1984) (Biblioteca Americana de Obras Latinas, Ediciones Bilingiies). 92 Pedro Martir de Angleda, Decaks del Nuevo Mundo, 2 v., esrudio y apendices de Edmundo O'Gorman, traducci6n delladn Agustin Millares Carlo, Mexico, 1964 (BibliotecaJose Pom1a Estrada de Historia Mexicana dirigida por Jorge Gurna Lacroix, 1a. serie: Ll. Conquista n. vt). "L'O

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destmcci6n de las Indias de Las Casas;93 un aiio despues publico Ia primera de sus obras en tomo a un personaje que siempre le simpatiz6, Francisco Cervantes de Salazar,94 seguida de una seleccion de Ia obra del mismo.95 Ya en Ia decada de los cincuenta dio a conocer su exploracion sabre otro de los personajes centrales de Ia historiograffa colonial: Bartolome de las Casas. Esta vez lo hizo con una edici6n insuperable: Ia Historia de las Indias. 96 Muy pronto, en 1954, aparecieron un par de trabajos de enorme valor: Ia Bibliografia mexicana del siglo XVI de Garda lcazbalceta,97 y Ia obra del eminente jurista autor del conocido "Requerimiento", Juan Lopez de Palacios Rubies, relativa a! dominio de los reyes de Espana sabre el N uevo Mundo.98 VII. Historiadores Si sus ediciones de o bras historiognlficas resultaron verdaderos paradigmas que aun hoy dla no han podido ser igualados se debe en buena medida a! esfuerzo que hada por aco mpaii.arlas de ricos y exhaustivos estudios biobibliograficos. As! es como tenemos, en primer Iugar, a! eminente bibliografo mexicano del siglo XVIII, Juan Jose de Eguiara y Eguren, 99 seguido de unos apuntes sabre Francisco Cervantes de Salazar. 10:> Posteriormente aparece otro estudio en torno a tres relevantes y muy representatives autores: Palacios Rubios, Leon Pinelo y Gil Gonzalez Davila. 101 Una vez estudiado Eguiara y ?J Bartolome de bs Casas, Bnr.;isima relacion de Ia destmcci6n de las !ndias, 3~. ed., Mexico, Fomanamara, !987. "' Francisco Cervantes de Salazar, CaYtas recibidas de Espana por Francisco Cervances de Salazar (!569-15 75), Mexico, Robredo, 1946 (Biblioteca Historica Mexicana de obras Inediras, 20). " Francisco Cervantes de Salazar, Cronica de/a Nue-va Espana, 2 v., edicion de Manuel Magallon, estudio preliminar e Indices de Agustin Millares Carlo, Madrid, Atlas, 1971 (Biblioteca de Aurores Esparioles). "" BJrtolome de bs Casas, Histariade las lndias, 2a. ed., 3v., Mexico, Fondo de CullUra Econ6mica, 1965, c. 1951 (Biblioreca Americana, Serie de Cronisras de Indias). 97 Joaquin Garcia Icazbalceta, Bibliograf!a mexicana del siglo XVI. Caralogo razonado de Iibras impn'Sos en Mexico de 1539 a 1600, con biografias de autores y otras ilustraciones, precedido de una noticia acerca de Ia imrod••ccion de Ia imprenta en Mexico, por f. G. /cazbalceta, edicion de Agustin Millares Carlo, Mexico, Fondo de Culrura Economica, 1981 {la. edicion en Biblioreca Americana: 1954; I a. edici6n 1886). os Juan Lopez de Palacios Rubies, De/as is/as del mar oceano, Mexico, Fonda de Cultura Econ6mica, 1954 (Biblioreca Americana, Serie de C ronisras de lnd.ias, 25) . .,. Agustin .Milbres Carlo, Don juan jose de Eguiara y Eguren, 1695-1763, )' su Bibliorheca mexica>la, Mexico, U~A..'\1, Direccion General de Publicaciones, 1957 (reedit ado en Venezuela en 1963} (Ed.iciones Filosofb y Letras, 17}. ICC Agustin Millares Carlo, Aptmtes para un estudio bibliografico del hs.manista Francisco Cervantes de Salazar, Mexico, UNAM, Direcci6n General de Publicaciones, !958 (Facultad de Filasofia y Lerras, 35). 1" 1 Agustin l\•1illares Carlo, Tres estudios biobibliograficos, /. jtJan L6pez de Palacios Rubios, II. Amo>lio de Le6n Pinelo y s11 epitome, III. El cronista Gil Gonzah>z Davila )' sus obras, Maracaibo, Universidad del Zulia, Facultad de Humanidades y Educacion, 1961.

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Eguren, casi por necesidad habfa que abordar el tema del otro gran bibli6grafo colonial: Jose Mariano Beristain de Souza. m Para finalizar tenemos la edici6n de Cuatro ensayos bibliograficos mexicanos, cada uno centrado, respectivamente, en Cervantes de Salazar, Davila Padilla, Eguiara y Beristain..103

VIII. Fuentes publicadas Entre las fuemes que publico tenemos una en colaboraci6n con Lewis Hanke relativa a documentos del siglo XVI sobre los derechos de Espaiia en Indias y Filipinas, 1c4 y otra concerniente a la historia municipal de America en la epoca colonial. 105 Como conclusion de este apartado sabre "rescate de fuentes", ya tan solo cabrfa subrayar que, a diferencia del periodo anterior, en que salvar fuemes consistio primordialmente en publicar documentos de archive, 106 ahora se ha venido trabajando de manera sobresaliente en Ia edici6n de obras historiograficas coloniales; de lo que se trata es de realizar ediciones criticas impecables, con profundos estudios introductorios en torno a Ia vida y Ia obra del autor. Sin duda el mejor exponente de esta nueva especialidad fue el maestro Edmundo O 'Gorman, pues destaco en ella no solo por la calidad y la cantidad de sus trabajos al respecto sino por el gran prestigio que alcanz6 el seminario por el impartido en la UNAM, dedicado precisamente a Ia preparaci6n de este tipo de obras y lugar de reunion de algunos de los mas brillantes historiadores de la nueva generacion. 107 m Agustin Mill ares Carlo, Don jose Mariano Berist4in de Souza, 1756-1817; nocicia biografica, Ia Biblioteca hispanoamericana, bibliografla de su autor, testimonios, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Cienclfic:l.S, l nstituto Enrique Florez, 1973 (Monumenta Hispaniae S:a.cra, Subsiclia, 3). 103 Agustin Mill ares Carlo, Cuatro estudios biobibliograficos mexicanos, Mexico, Fondo de Cultura Economica, c. 1986 (Seccion de Ob= de Historia). 10"' Lewis Hanke, Cuerpo de documentos del siglo XVI sabre los derechos de Espana en las Jndias y las Filipinas, Mexico, Fondo de C ultura Economica, 1943. · I:» Contribuciones a Ia hiscoria municipal de A mtirica, Mexico, lnstiruto Panamericano de Geogr.lfia e Historia, Comision de Historia, 1951. 106 Sobre ello cabe recordar Ia importante labor todavla desempeiiada a este respecto por Silvio Zavala con colecciones documentales tan importantes como Fuentes para Ia historia del trabajo en Nueva Espana, 8 v., Mexico, Centro de Estudios Historicos del Movimiento Obrero Mexicano, 1980, y El servicio personal de los indios en Ia Nueva Espana, 1521-1635, 5 v., Mexico, Centro de Estuclios H isto ricos, El Colegio de Mexico, 1984. 107 Por supuesto que antes de O 'Gorman ya se habian publicado muchas de est:l.S obras en Mexico, solo que el cuidado de Ia edicion -en Ia que se invirtieron muchos aii.os a partir de seminarios que reunian a un grupo de especialist:l.S en instituciones de educacion superior que analiz:a.ban clisrim os aspectos de l:a. obra-, asi como el estuclio inrroductorio y los completos Indices y apenclices solo adquirieron plena carta de naturalizacion durante aquellos aii.os. Ademas surgio una serie de editoriales especializadas en este t ipo de obras y establecieron colecciones perrnanentes para elias, como Ia misma UNAM a traves de los institutos de investigaciones (entre i:l.S publicaciones dellnstituto de Investigaciones Historic:I.S hay toda una Serie de Cronist:I.S e Historiadores de Inclias) y de su

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Su debut lo hizo con un personaje que siempre lo sedujo: el jesuita Jose de Acosta. 108 Otro de los personajes que le desperto un enorme interes y al estudio del cual dedico parte de su mejor esfuerzo lo fue otro religioso del siglo XVI, solo que esta vez se trataba de un dominico: e) celebre y polemico fray Bartolome de las Casas.109 Para completar en alguna medida el cuadro, luego se dedico con gran entusiasmo a un franciscano de la misma centuria: fray Toribio de Benavente, Motolinia; el primer trabajo que le consagro aparecio a principios de los afios setenta, 110 y una decada despues publico uno mas 111 seguido por otro en que se ocupo de nueva cuenta del mismo personaje y que habrfa de ser el ultimo que publicara.ll2 Los incuestionables logros de O'Gorman en este campo no se redujeron tan solo a los autores seiialados, ya que en diversas ocasiones se ocupo de otros importantes historiadores coloniales, como Pedro Martir de Anglerfa y · Gonzalo Fernandez de Oviedo, reunidos en una importante edicion junto con los trabajos sobre Las Casas y Acosta113 -y aun restaria hablar de los estudios que dedico a otros historiadores novohispanos como Francisco Cervantes de Salazar, 114 Fernando de Alva Ixtlilxochitl 115 y fray Servando Teresa de Mier, 116 as! como otros que no ·llegaron a publicarse Coordinaci6n de H umanidades; Ia Edirorial Porrua con su Biblioteca Porrua; el Fonda de Cultura Econ6mica con su Colecci6n T ierra Firme. Actualmeme se ha incorporado a tan importame labor el C onsejo Nacional para Ia Cultura y las Artes con Ia colecci6n Cien de Mexico. IC! Jose de Acosta, Hiscoria natural)' moral de las lndias; en que tracan las cosas notables del cielo, )' elementos, plantas y animates de/las: y los ritos, y ceremonias, /eyes}' gobierno de los indios, Mexico, Fo ndo de Culrura Econ6mica, 1940 (hay un:~.2a. ed. revisada en Bibliotec:~. Americana, 38, $erie de Cronistas de lndias; Mexico, Fonda de Cultura Econ6mica, 1962). 1c9 Bartolome de las Casas, Apologerica hiscoria sumarza, 2 v., Mexico, UNA.!>,i, Instituro de Inves· tigaciones Hist6ricas, 1967 (Serie de Historiadores y Cronistas de Indias, 1). 11 c Toribio de Motolinia, Memoria/es o Libro de las casas de la N1.e-,;a Espai>.a }'de los naturales de ella. Nue"va transcripcion paleografica del manuscrico original, con msercion de las porciones de la "His· coria de los indios de la Nuer:a Espana • que compleran el texto de los memoriales, Mexico, UNAM, Insti· tuto de Investigaciones Hist6ricas, I 971 (Serie de Historiadores y Cronistas, 2). 111 Edmundo O'Gorman, l.a incognita de Ia llamada Historia de los indios de la Nu!!Va Espana atribuida. a fray Toribio de Motolinia; hipotesis acerca de la fecha, Iugar de composici6n y ra.zon de ser de esa obra, y conjetura. sobre quien debi6 ser el autor y auf/ el manuscrito original, !vfexico, Fo nda de Culrura Econ6mica, c. 1982 (Colecci6n Tierra Firme). 112 Toribio de Morolinia, Ellibro perdido. Ensayo de reconstrucci6n de la obra hisc6rica extra.viacla de Fray Toribio, Mexico, Consejo Nacional para Ia Cultura y las Artes, I989. m Edmundo O'Gorman, Cuatro historiadores de indias: Pedro Martir de Angleria, Gonzalo Fernandez de Otliedo y Valdis, fray B:molome de las Casas y joseph de Acosta, Mexico, SEP-D iana, 1979. (SepSetentas, 51). ' ~
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