Los petrograbados de San José Villanueva (departamento de La Libertad, El Salvador)

July 1, 2017 | Autor: S. Perrot-Minnot | Categoría: Rock Art (Archaeology), Mesoamerican Archaeology, El Salvador, Arte Rupestre, Petroglyphs
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Descripción

LOS PETROGRABADOS DE SAN JOSÉ VILLANUEVA

(DEPARTAMENTO DE LA LIBERTAD, EL SALVADOR)

Ponencia presentada en el II. Congreso Centroamericano de Arqueología
(San Salvador, 23-26 de octubre de 2007)

Licenciado Philippe COSTA
[email protected]


Doctor Sébastien PERROT-MINNOT
[email protected]


Centro francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos
(CEMCA)



Introducción

El arte rupestre constituye sin duda uno de los aspectos más notables del
legado prehispánico de El Salvador. A la fecha se tienen registrados, en el
país, cerca de un centenar de sitios con manifestaciones gráfico rupestres
(Coladan y Amaroli, 2003: 143; Escamilla, 2006). Entre estos lugares
destaca la "Pintada de San José Villanueva" (fig.1), ubicada en las
montañas del sur del departamento de La Libertad, a 5.5 km del Océano
Pacífico (fig. 2). El sitio está en un área llamada "Arada vieja", que
forma parte de la Hacienda El Banco, donde se practica actualmente la
ganadería. Se encuentra también a unos cientos de metros del límite del
Parque ecológico Walter Thilo Deininger, de donde se puede acceder a la
Pintada gracias a los servicios de un guía. En toda la zona se aprecian
grandes afloramientos de lava (el volcán de San Salvador está a menos de 25
km), y en la profunda quebrada de Los Cubos (en el Parque Deininger) corre
un riachuelo en un lecho basáltico. En el parque existe todavía una tupida
vegetación y una variada fauna que incluye venados de cola blanca y
tigrillos.



Publicada desde la década de 1930, la Pintada de San José Villanueva se
volvió famosa por el historiador Rodolfo Barón Castro, quien la comentó en
su libro La población de El Salvador (1942). Dicho autor opinaba que "este
notable monumento" debía ser "premaya". En los años 1960, una misión del
Museo Nacional de Antropología "Dr. David J. Guzmán" visitó la Pintada, en
el marco de un registro del arte rupestre salvadoreño (Anales del Museo
Nacional « David J. Guzman », Tomo XI, nos. 37-41, 1963-1967 : 77, fig. 1-
7). Dos décadas después, el escritor José Roberto Cea (1986) incluyó la
Pintada en una monografía sobre la pintura en El Salvador. Más
recientemente, el sitio fue examinado por Paul Amaroli (Coladán y Amaroli,
2003) y Marlon Escamilla (2006), en el marco de estudios generales del arte
rupestre salvadoreño.



El interés de los autores de esta ponencia por la Pintada de San José
Villanueva se origina en sus investigaciones en otros sitios rupestres de
El Salvador, especialmente en Titihuapa (departamento de San Vicente) y la
Cueva de los Fierros (Cabañas). La iconografía revela intrigantes
semejanzas entre estos y más sitios de El Salvador y Honduras, lo que
podría abrir la puerta a la definición de un estilo específico y tal vez,
más allá, de una cultura arqueológica (fig.3).



Durante una visita efectuada a la Pintada de San José Villanueva en abril
de 2007, procedimos a un levantamiento fotográfico a escala de los
petroglifos, lo que posteriormente permitió a Philippe Costa producir un
dibujo de los mismos (fig. 4). Además, realizamos un recorrido aleatorio en
el área. No hallamos ni un tiesto en la superficie, pero el lecho de la
quebrada de Los Cubos reveló cavidades artificiales (canales y cúpulas;
fig. 5).





Tras ofrecer una descripción del sitio y los petrograbados, propondremos
algunas interpretaciones preliminares.


I. Descripción

La Pintada se encuentra en un abrigo rocoso oblicuo, de toba volcánica,
cuya particularidad es presentar una concavidad natural en su parte central
y 3 cavidades de profundidades y de tamaños variables a proximidad de las
representaciones (fig. 6 y 7). El sitio domina una pequeña quebrada. El
abrigo tiene una longitud de 5.20 m y una altura de 5.50 m (fig.8). En el
fondo, un paredón muestra densos enredos de petrograbados sobre una
longitud de 4 m y una altura de 2.20 m (fig. 7). Durante nuestra visita en
el sitio, vimos una reciente fogata, algunos desechos plásticos y pequeños
grafitos en el paredón (pero fuera del área esculpida). No obstante, hasta
hoy, la dificultad para llegar al lugar ha permitido un relativamente buen
estado de conservación de los petroglifos. Éstos fueron resaltados por una
pintura blanca aplicada en el siglo XX (probablemente por la misión del
Museo Nacional de Antropología, en los años 1960). La orientación del
paredón es 245 grados Sur-Oeste; el sol lo alumbra por la tarde.







Las manifestaciones gráfico rupestres ocupan un campo bien definido,
aproximadamente rectangular, delimitado por la zona abrigada del paredón.
Solo encontramos un grupo, muy reducido y en mal estado de conservación, en
el lado sur del campo esculpido, que sufre la caída de las aguas pluviales.
Está separado de la mayoría de los grabados y constituye un motivo
independiente. Abundan los motivos abstractos curvilineares y los puntos.
Sin embargo, Baron Castro (1942: 70) propuso la identificación de formas
antropomorfas y se ha sugerido igualmente la presencia de un ave (cf.
Anales del Museo Nacional « David J. Guzman », Tomo XI, nos. 37-41, 1963-
1967: 77, fig. 1-7).

La cuestión de la existencia original de pinturas es problemática. Baron
Castro (1942: 70) reportó pigmentos rojos que todavía se pueden observar.
Pero cabe considerar este asunto con mucha cautela, ya que se sabe que en
otros lugares, petroglifos fueron pintados en tiempos históricos (Coladan y
Amaroli, 2003: 145).


II. Interpretaciones preliminares

Es necesario recordar en primer lugar que, aunque se trate de una ardua
tarea, vale la pena intentar una interpretación del arte rupestre (cf.
Whitley, 2005: 80) (fig.9). Pero esto requiere su contextualización, un
riguroso estudio comparativo y de ser posible, una aproximación
antropológica. En San José Villanueva, la ausencia de sociedades
tradicionales que tengan una relación simbólica con la Pintada desde la
época precolombina limita la investigación.



En cuanto al contexto, la Pintada parece haber estado alejada de los
asentamientos, un caso frecuente para el arte rupestre centroamericano.
Como lo subrayan Künne y Strecker (2003: 12): "La escasez de asociaciones
directas entre materiales arqueológicos y representaciones rupestres
complica en muchos casos la determinación de su función y de su contenido
simbólico." No obstante, la presencia en la cercana Quebrada de Los Cubos
de un sistema de cavidades artificiales hace pensar en una asociación entre
los sitios y un posible camino ritual.

Aunque agua corre en dicha quebrada, no existe río, ni riachuelo ni
ningún punto de agua en el sector inmediato de la Pintada, lo que muestra
que los sitios rupestres no están sistemáticamente asociados con el agua en
Centroamérica.

En lo que respecta al estilo de los grabados de San José Villanueva, ha
sido comparado por Coladan y Amaroli (2003: 153-154) con el de los
petroglifos de La Peña Herrada (departamento de Cuscatlán), el Letrero del
Diablo (La Libertad) y la Peña de los Fierros (San Salvador). Podemos
agregar a la lista los sitios de Titihuapa, la Cueva de los Fierros y La
Cuevona (Cuscatlán). Además, en Honduras, Francisco Rodríguez (comunicación
personal, 2007) nos señaló analogías con los petroglifos de Oropolí, Orealí
y Morocelí, en el departamento de Paraíso. En el caso de Titihuapa y la
Cueva de los Fierros, las investigaciones apuntan hacia un fechamiento del
Clásico Tardío (600-900 d. C.; Perrot-Minnot et al., 2005; Gelliot, 2007).

Los complejos enredos de la Pintada de San José Villanueva y de los demás
sitios mencionados recuerdan también los entrelaces vegetales (o "viñas")
de la iconografía de las esculturas de Cotzumalguapa, en la costa del
Pacífico de Guatemala (Clásico Tardío). Estos motivos han sido relacionados
con la fertilidad de la tierra, o con el mundo de abundancia y gozos que
espera a los personajes destacados después de la muerte en mitos mexicanos
y mayas (Parsons, 1969; Perrot-Minnot, 2006; Chinchilla, 1996, 2007).
Aunque las esculturas exhibiendo los referidos entrelaces se encuentran en
el departamento de Escuintla, en Guatemala, cabe recordar que el sitio más
oriental conocido de la cultura de Cotzumalguapa, Cara Sucia, está en la
costa occidental de El Salvador.


Conclusión

San José Villanueva es uno de los sitios de arte rupestre más
impresionantes y mejor preservados de El Salvador. Su aparente alejamiento
de los asentamientos y su proximidad con otras manifestaciones rupestres
hacen pensar en una red de lugares sagrados recorridos por peregrinaciones.
A pesar de que los petroglifos no se pudieron asociar con otros materiales
arqueológicos, las semejanzas estilísticas con Titihuapa y la Cueva de los
Fierros sugieren un posible fechamiento del Clásico Tardío (600-900 d. C.),
un período de considerable actividad en casi todo el territorio
salvadoreño.

Quisiéramos aprovechar este espacio para denunciar, una vez más, la
sistemática e inconciente asociación del arte rupestre con el período paleo-
indio. Como lo recuerdan Künne y Strecker (2003: 11), "en América Central
no se encontraron asociaciones directas entre imágenes rupestres y
contextos precerámicos".

Las analogías con otros sitios rupestres de El Salvador y Honduras
permiten caracterizar un estilo muy difundido, que tal vez correspondía a
una esfera cultural y/o política. Sólo mediante más comparaciones entre los
levantamientos de sitios, futuras excavaciones y asociaciones de materiales
diversos en contexto se podría determinar la existencia de tal esfera. En
San José Villanueva, las condiciones parecen reunidas para poder efectuar
algún día una fructífera excavación al pie del paredón.

La Pintada podría influir significativamente en el desarrollo de un
turismo cultural y ecológico responsable, gracias a la proximidad del
Parque Deininger y el profesionalismo de sus guías. Ellos ya están llevando
a los visitantes a la Pintada, siguiendo estrictas reglas para garantizar
la protección de este monumental testigo del resplandor de El Salvador
precolombino.


Agradecimientos

Expresamos nuestros reconocimientos al Centro Francés de Estudios
Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA), al Centro Cultural y de Cooperación
para América Central (CCCAC, Embajada de Francia en Costa Rica) y a la
Embajada de Francia en El Salvador por su apoyo institucional y económico.
Además, queremos agradecer los servicios del guía Basilio Rochez Flores
(Parque Nacional Walter Thilo Deininger), el apoyo académico del Licenciado
Eric Gelliot (Asociación Internacional para la Promoción y la Investigación
en Arqueología, AIPRA) y las informaciones brindadas por Elisenda Coladan
(Asociación Proparques, Costa Rica) y Marlon Escamilla (Departamento de
Arqueología de CONCULTURA).


Bibliografía

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Científicas, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo. Madrid.

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(Museo Nacional de Arqueología y Etnología, 24-28 de julio de 2006).

GELLIOT, Eric
2007 Primeros resultados de la misión Cabañas 2007: la Cueva de los
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KÜNNE, Martin y Matthias STRECKER
2003 "Introducción". En: Arte rupestre de México oriental y Centro América
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PERROT-MINNOT, Sébastien
2006 Définition archéologique de l'entité culturelle de Cotzumalguapa,
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2007 "Testimonio de las rocas". En: El Diario de Hoy, 14 de abril de 2007
(sobre la Pintada de San José Villanueva).

PERROT-MINNOT, Sébastien, Philippe COSTA, Nicolas DELSOL y Eric GELLIOT
2005 Investigaciones arqueológicas en la zona de Titihuapa (departamentos
de San Vicente y Cabañas, El Salvador). Informe entregado al Consejo
Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA). San Salvador.

WHITLEY, David
2005 Introduction to rock art research. Left Coast Press, Inc. Walnut
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