Los Petroglifos de la Quebrada de Agua Blanca

July 11, 2017 | Autor: Carlota Lopez Frese | Categoría: Rock Art (Archaeology), Arqueología, Arte Rupestre, San Juan Argentina
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Descripción

LOS PETROGLIFOS DE LA QUEBRADA DE AGUA BLANCA Carlota López1 y Alejandro García2 1

Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, UNSJ; [email protected] 2

CONICET – UNSJ (FFHA) – UNCuyo (FFyL); [email protected]

Introducción La presencia de petroglifos en la Quebrada de Agua Blanca es ampliamente conocida a nivel provincial. Sin embargo, como es el caso de la mayoría de los sitios con arte rupestre de San Juan, no existen publicaciones específicas sobre estas manifestaciones, de las cuales sólo se conocen algunas menciones y fotografías en la obra de Schobinger y Gradín (1985). A fin de contribuir a la preservación y difusión de los petroglifos de la quebrada, realizamos el relevamiento del sector medio-distal de la misma y el registro de las manifestaciones que allí se observan. Los resultados se muestran parcialmente en el presenta artículo, cuya finalidad es presentar la clasificación y ordenamiento preliminares de las representaciones rupestres de la zona y evaluar algunos aspectos vinculados con su cronología e interpretación. Ubicación y registro de las representaciones rupestres La Quebrada Agua Blanca de San Juan, Argentina se encuentra ubicada en el noroeste de la provincia (Departamento de Iglesia) en la base de la Cordillera de los Andes (Figura 1). El piedemonte en su zona de acceso (30º 15’ S, 68º 30’ W) se encuentra aproximadamente a 3.000 m s.n.m., y la quebrada alcanza casi 4.500 m s.n.mm al final de su recorrido de ±27 km. El área prospectada de la Quebrada Agua Blanca durante la campaña de febrero/07 alcanzó los 13 km desde su acceso. En esa instancia de trabajo resultó imposible avanzar desde la zona central hasta su límite oeste, pero se tiene noticia de la presencia de otros petroglifos en el sector. El minucioso reconocimiento del terreno evidenció ocho zonas de hallazgos, a las que hemos denominado técnicamente con las siglas ABZ (Agua Blanca Zona) sumado a la numeración correlativa. Las zonas registradas presentaron gran cantidad de petroglifos indígenas y, en menor medida, rocas grabadas con marcas de ganado del

siglo XIX y comienzos del XX. Estas manifestaciones fueron fotografiadas grupal e individualmente y posteriormente se procedió a la digitalización y procesamiento de las imágenes con softwares específicos.

Figura 1: Ubicación de la Quebrada de Agua Blanca

Clasificación estilística Lejos de ser un objetivo del estudio, la diferenciación de estilos, diseños y motivos simplemente tiende a permitir el ordenamiento del registro para su posterior análisis e interpretación. Las representaciones observadas fueron clasificadas en primera instancia en dos grandes grupos estilísticos: figurativas (las que evidentemente hacen alusión a objetos o figuras conocidas) y abstractas. 1 - Dentro del grupo de estilo figurativo se identificaron cuatro motivos: zoomorfos, antropomorfos, antropo-zoomorfos y marcas de ganado. Los grabados zoomorfos (Figura 2) presentan algunas diferencias que permiten proponer la existencia de cuatro diseños o clases de figuras: A) Un diseño presenta figuras realizadas con trazos finos, con bordes muy regulares y patas distribuidas a intervalos regulares.

B) El segundo diseño presenta animales realizados con trazos más gruesos, con las patas traseras y delanteras más separadas entre sí. Sin embargo, las hembras preñadas presentan el abdomen muy abultado. Algunos de estos animales muestran señales de movimiento, mientras que otros están cargados, atados o montados. C) El tercer diseño corresponde a camélidos de trazo más grueso aún, diferencia que se nota en la cabeza, cuello, cuerpo y patas. D) El cuarto diseño corresponde a un único ejemplar, que presenta un animal de cuerpo muy esquemático, con el cuerpo y las patas integrados en una línea curva, cuello vertical y cara, y sin cola, marcado mediante un piqueteo fino irregular.

Figura 2: Diversidad de diseños en las representaciones zoomorfas Los motivos antropomorfos (Figura 3) presentan cuatro diseños principales: A) Figuras humanas con y sin bastones, en actitudes vinculables con actividades de pastoreo. B) Figuras humanas de cuerpo triangular largo, en forma de “cuña” con la punta hacia abajo, con piernas muy cortas, cabeza poco diferenciada y ojos marcados.

Estas figuras pueden presentar algunos aditamentos, como un bastón, un tocado o líneas terminadas en círculos que salen de la cabeza. C) Figuras humanas esquemáticas con piernas y brazos en distintas posiciones, cabeza bien diferenciada que generalmente están coronadas con tocados de distintas formas, si bien predominan los que presentan líneas paralelas o subparalelas orientadas en sentido predominantemente vertical, o una especie de peineta triangular con la base hacia arriba. Varios de estos seres presentan un brazo extendido en posición horizontal, con un objeto de forma semilunar en la mano, en tanto el otro brazo descansa “en jarra” con la mano en la cintura. D) Figuras muy esquemáticas antropomorfizadas, con cuerpos globulares sin cabeza diferenciada y brazos y piernas muy cortos.

Figura 3: Representaciones antropomofas de Agua Blanca

Con respecto a los motivos antropo-zoomorfos, se trata de dos figuras antropomorfas que presentan rasgos animales. En un caso, se observan una cola de felino, el cuerpo piqueteado irregularmente que asemeja la piel de un jaguar, y garras (éstas han sido retrabajadas en tiempos recientes). El otro caso es el de un ser con grandes fauces y un largo tocado parecido a una cornamenta. Finalmente, las marcas de ganado están formadas por letras y figuras, y a veces están acompañadas por la inscripción del año.

2 - Por su parte, las representaciones de estilo abstracto corresponden a dos clases de motivos: unos muestran una especie de derrotero irregular marcado con puntos, mientras que los otros muestran líneas ondeadas irregulares, una agregación de diseños sub-circulares, un óvalo surcado longitudinalmente con líneas paralelas y dos figuras ovales concéntricas. Secuencia temporal De gran interés resulta la posibilidad de secuenciar en líneas generales los diseños a partir de las diferencias que exhibe la pátina que ha cubierto las líneas y puntos de los mismos. Así, las figuras más antiguas están cubiertas por una capa marrón, mientras que ese color se va tornando más pálido a medida que los diseños son más recientes. La validez de este procedimiento de diferenciación de distintos momentos de ejecución de imágenes está comprobada por la aparición conjunta de diseños de distinta cronología en la misma cara de algunas rocas, y por la comparación de sus pátinas con las de otros conjuntos y de presentaciones aisladas. Como es de esperar, las relaciones más seguras son las que se establecen entre los diseños de una misma roca. Esto se observa con claridad en el caso de ABZ4 (Figura 4). La roca mayor de este sitio (ABZ4-16) presenta un conjunto importante de diseños antropomorfos, zoomorfos y zoo-antropomorfos que por la diferente coloración de sus pátinas pueden agruparse en por lo menos tres grandes épocas de ejecución. Entre las representaciones más antiguas se destacan: 1) Un personaje con una gran cabeza circular, de la cual salen dos líneas cortas y tres más largas que terminan en sendas figuras sub-circulares. El tronco es muy esquemático y de él salen las cuatro extremidades, de corta extensión. Entre los brazos y la cabeza se observan dos puntos. En el lugar de ambas manos aparecen agregados de factura muy reciente. 2) Debajo, a la derecha del anterior, aparece un ser en forma de cuña, con un tocado en la cabeza (que apenas se diferencia del cuerpo), brazos extrañamente doblados y piernas muy cortas.

3) Una versión parecida a la anterior presenta un cuerpo más rectangular, con las piernas ligeramente más largas que en el caso anterior y un gran tocado coronado por una especie de peineta.

Figura 4: Diferenciación de pátinas en ABZ4-16

Una serie de figuras cuya pátina presenta color más claro corresponderían a una época más reciente. Entre estos diseños se destacan: 1) Un ser antropomorfo con una gran cabeza con un tocado relleno con líneas verticales paralelas, del cual salen algunos apéndices, un cuerpo delgado, con piernas muy cortas, brazos doblados hacia arriba y dos semicírculos con un punto cada uno ubicados entre los brazos y la cabeza. 2) Un personaje más sencillo, de cuerpo delgado y alargado, cabeza pequeña con dos prolongaciones hacia arriba y brazos que se continúan y terminan unidos por una línea sinuosa que circunda la figura por debajo. 3) Una figura de cabeza circular grande con dos piernas que salen directamente de la cabeza y dos brazos largos que salen uno hacia arriba y otro hacia abajo, y

luego se dirigen en dirección contraria. 4) Algunas figuras de camélidos, una de ellas aparentemente cargada y llevada por una persona mediante una soga atada al cuello. Finalmente, otro grupo de figuras no presenta pátina evidente. En este caso aparecen algunos camélidos, uno de ellos aparentemente atado a una estaca. Es importante señalar que las diferencias entre las figuras antes descriptas no implican una sucesión temática en el tiempo, ya que tanto los motivos antropomorfos como los camélidos aparecen con distintos grados de pátina, lo que indica una significativa continuidad. Relaciones regionales La semejanza entre los diseños de Agua Blanca y los de algunas zonas cercanas permite establecer algunas relaciones formales y avanzar en el proceso de datación relativa de aquellas manifestaciones. En este sentido, las vinculaciones más confiables son la de los petroglifos más recientes. No sólo es importante el hecho de que sea conocida la fecha de ejecución de algunos de ellos (mediados del siglo XIX y principios del siglo XX) sino también la constatación de que el lapso de aproximadamente 150 años hasta la actualidad no fue suficiente para la formación de pátina microscópicamente visible. Por otra parte, algunas de las marcas son similares a las observadas en la zona de Ischigualasto (Podestá et al. 2006). Por ejemplo, el signo trazado en el sitio ABZ4 aparece representado en el libro de registros de marcas de Valle Fértil (Podestá et al. 2006:184-185). Esto permitiría sugerir que por lo menos algunas marcas de la quebrada podrían indicar la pertenencia original de parte del ganado que procedente de Valle Fértil era trasladado a Chile. No obstante, una de las marcas es similar a las registradas en el Valle de Zonda, por lo que cabe considerar el paso por la quebrada de ganado de distinta proveniencia o el uso de marcas similares por arrieros de distintas zonas, lo que añade mayor dificultad a los intentos de reconstruir los trazados de las antiguas rutas ganaderas a través de los petroglifos. El principal conjunto de imágenes que permite una aproximación regional es el de ABZ4-16. En efecto, los seres antropomorfos de este sitio guardan un notable parecido

con los registrados en las pinturas rupestres de la localidad Morrillos de Ansilta y el sitio Gruta del Lagarto del Río Ansilta (Gambier 1977). En estos casos pueden notarse claras afinidades en los siguientes elementos: 1) Los seres esquemáticos con forma de “estaca”. La figura de Los Morrillos, pintada de color negro con los ojos blancos, presenta igual forma general, ubicación y tamaño de los ojos, y brazos flexionados que las de ABZ4-16. En Agua Blanca se observan varias modificaciones menores a la figura, principalmente ausencia de piernas o presencia de las dos, tocado, “peineta” o “antenas” terminadas en circunferencias similares a las de otras figuras del sitio, etc.). 2) Dos personajes de cuerpo globular sin cabeza, uno de ellos con un punto interior a manera de ojo, son similares a los pintados de negro y rojo en el techo de un pasillo de acceso a las Grutas 2 y 3 de Los Morrillos. Uno de estos personajes tiene la misma “peineta” que varios de los de Agua Blanca, mientras que otro presenta varias saliencias terminadas en circunferencias, elemento también observado en Agua Blanca (Figura 10). 3) Varios personajes de ABZ4-16 sostienen en una de sus manos un elemento de forma semilunar, en tanto que una figura con dos diseños semilunares unidos por una línea corta fue pintada en negro a la entrada de la Gruta 2 de Los Morrillos. 4) Finalmente es interesante señalar que en la Gruta del Lagarto se registró una representación de un felino con cola larga y manchas. El cuerpo del animal está pintado de negro y las manchas de blanco (Gambier 1977:123). Esta imagen recuerda a la del personaje de AB16 vestido con una piel de jaguar, con garras y una larga cola. Una figura similar ha sido registrada en la Quebrada del Molle Norte (Varela 2001:104), a unos 180 km de Agua Blanca. Cronología Pinturas rupestres vinculables con los petroglifos de Agua Blanca han sido adscriptas por Gambier (1977) a la por él denominada “Cultura de Ansilta”, cuyo desarrollo estaría enmarcado por dos fechados de 3710 ± 110 (Gak 6903) y 1400 ± 100 (Gak 5041). Para las grutas 2 y 3 de Los Morrillos los fechados obtenidos fluctúan entre 2930 ± 110 (Gak 4800) y 1740 ± 80 (Gx 1985), período más acotado con el que podrían relacionarse las

pinturas antropomorfas de esa localidad. Por su parte, en la Gruta del Lagarto del Río Ansilta no se obtuvieron dataciones radiocarbónicas (Gambier 1977:161-162). En relación a los motivos mascariformes que observara a lo largo de toda la Quebrada de Agua Blanca, Schobinger (1985), quien los adscribía a los del «estilo Ovalle» del Norte Chico chileno, destacaba que “la existencia de este motivo en la región cuyana occidental –visitada a veces por representantes de la cultura de El Molle y donde «prendieron» algunas de sus influencias como el tembetá– no es debido al azar. A través de sus variantes refleja la llegada algo más tardía de ese movimiento, en los últimos siglos de la cultura de Ansilta y los primeros de la llegada de los grupos del Noroeste. También aquí este etilo «pervivió», y se combinó con diversos motivos, integrándose en un momento dado con las influencias de la cultura de La Aguada” (Schobinger 1985:65).

En base a lo anterior, ese autor opinaba que estos motivos podían englobarse “en términos generales dentro de un convencional «Temprano-medio» que puede ubicarse entre los siglos IV y X a.C., con posibles supervivencias algo posteriores” (Schobinger 1985:65).

Aunque es difícil verificarlo en el estado actual de desarrollo del estudio, la fuerte pátina de las representaciones más antiguas, estilísticamente similares con las referidas por Gambier (1977) y Schobinger (1985), podría indicar una antigüedad mayor que la referida anteriormente. Por otro lado, las figuras que presentan rasgos felínicos asociables con el jaguar podrían tentativamente vincularse con la iconografía “Aguada” y por lo tanto ubicarse hacia la segunda mitad del primer milenio d.C., lo que avalaría parcialmente la antigüedad que les atribuyera Schobinger. Acerca del significado Las características de algunas representaciones de Agua Blanca permiten comenzar a avanzar en su interpretación y evaluar algunas propuestas previas relacionadas con manifestaciones similares en otros sectores del territorio sanjuanino.

Como se ha mencionado supra, algunos motivos han sido comparados con los de las grutas de Los Morrillos. Las figuras antropomorfas de Los Morrillos han sido relacionadas con la trilogía sol – luna – Venus. Según Gambier (1977:161), “la composición de esta trilogía astronómica en una manifestación artística posee un simbolismo que para la región, aunque en épocas muy posteriores, no era desconocido si hemos de recordar a los cronistas cuando hablaban de los cultos de los pueblos denominados con el nombre de Huarpes y de otros localizados en las Sierras Centrales acerca de la adoración a una trilogía astronómica compuesta por el Sol, la Luna y Venus”.

Asimismo, este autor sugiere “representaciones de jerarquía manifiestas por la brillantez, la iridiscencia y los atributos, las de sexo por las actitudes y formas de la figura y las de la edad por el tamaño de las mismas. La representación de un hombre, una mujer y un niño configuran la ejemplificación básica de la familia…” (Gambier (1977:161).

Consideramos factible esta interpretación astronómica, tanto para las figuras de Los Morrillos como para las representaciones similares de Agua Blanca. Schobinger, por su parte, ha vinculado las figuras antropomorfas de Agua Blanca (“cabezas mascariformes aureoladas”) con “una eclosión religiosa, de carácter shamánico-visionario, en que la vivencia de fuerzas internas de la cabeza humana jugaba un papel preponderante. Podemos imaginar su influencia sobre las poblaciones de la zona, y su perduración, aunque poco a poco el tema de la cabeza mascariforme (o «cabezas-tiara» según Klein) se fuera simplificando, y agregándose también a veces la representación esquemática de todo el cuerpo humano” (Schobinger 1985:65).

La singular decoración con figuras mascariformes y la dominación visual del paisaje nos llevan a coincidir con Schobinger, y nos conducen a pensar en este sitio como un lugar sacro, dedicado probablemente a diversos tipos de rituales (hierofantes, iniciáticos, propiciatorios de caza y fecundidad, de sanación, etc.). Otro elemento destacable en este caso es la posible geometría cosmogónica de las rocas, según se observa en ABZ4. En este sector se observa una roca de importantes

dimensiones (ABZ4-16) que contiene numerosas figuras ántropo e ideomórficas cosmovisionales y astronómicas, además de otros motivos esquemáticos y naturalistas ántropo y zoomórficos en interacción. Junto a ella se encuentra una roca de menor tamaño (ABZ4-17), con una representación de línea serpenteante. La disposición de las peñas donde han sido grabados evoca claramente la cosmología de la creación, según indica la sugerencia de una vulva femenina en la cara sur de la roca principal y la forma itifálica de la roca menor del conjunto, que además presenta una línea serpenteante que podría interpretarse como el esperma o fluido creador (Figura 5).

Figura 5: Vista general de ABZ4-16 y ABZ4-17. Obsérvese la particular posición de ambas rocas y la dirección de la representación de línea ondulada. La geometría cosmogónica de las rocas, sumada a la singular decoración descripta y a la dominación visual del espacio, podría vincularse con la teoría del simbolismo masculino del paisaje (Whitley 2000), basada en una oposición direccional extensa que equipara las montañas elevadas con el género masculino y las depresiones o valles con lo femenino. Perspectivas y conclusiones La continuidad de los estudios en Agua Blanca contempla la necesidad de lograr mayor precisión en la secuenciación y en la agrupación de los motivos de diversos sectores, como punto de partida para un análisis interpretativo general. Para ello será

también necesario completar el registro a través del relevamiento de la mitad proximal de la quebrada e intentar vincular las representaciones rupestres con otros componentes del registro arqueológico que eventualmente se hayan preservado. A pesar de que no resulta factible estimar el ritmo de formación de las pátinas, es importante destacar la continuidad temporal de los aspectos ideológicos vinculados con estas representaciones, según se comprobaría por la presencia de seres antropomorfos similares con diferentes grados de pátina. También resulta interesante la localización de representaciones antropomorfas similares en el sur y centro-norte de San Juan, ya que si la adscripción cronológica propuesta es correcta puede sugerirse que al contrario de los aspectos tecnológicos y estilísticos, que tienden a diferenciarse desde ca. 2.000 años AP en el norte y sur de la provincia (Gambier 1988), algunos aspectos ideológicos vinculados con las imágenes de los sitios comentados serían compartidos por las poblaciones de ambas áreas. Esta situación tiene implicancias aún mayores, ya que avalaría la necesidad de revisar el marco de interpretación tradicional de la prehistoria sanjuanina, que a consecuencia del sobredimensionamiento de las diferencias en el registro y de la adopción y sostenimiento a través de ca. 40 años de un esquema explicativo históricocultural ortodoxo ha optado decididamente por explicar esos cambios en términos de sustitución o mezcla de poblaciones Por el contrario, nuestras observaciones llevan a considerar la posible presencia continua de un mismo sustrato ideológico probablemente compartido por grupos que, sin embargo, pueden presentar profundas diferencias en otros componentes del registro arqueológico. Agradecimientos A CONICET, UNCuyo (SeCyT) y UNSJ (CICITCA) por el apoyo económico. Al Fondo Nacional de las Artes, que financió el estudio de la Quebrada de Agua Blanca a través de una Beca otorgada la autora principal. A Ana Eguaburo y Anabel Rodríguez por su colaboración en las actividades de registro. A Susana Carrizo por su ayuda en la logística de los trabajos de campo y a Mónica Ceferino por su participación en el proceso de digitalización de imágenes.

Bibliografía GAMBIER, M. 1977 La Cultura de Ansilta. IIAM, UNSJ. San Juan GAMBIER, M. 1988 La Fase Cultural Punta del Barro. IIAM. UNSJ. San Juan PODESTÁ, M., D. ROLANDI, A. RE, M.P. FALCHI y O. DAMIANI 2006 Arrieros y marcas de ganado. Expresiones de arte rupestre de momentos históricos en el desierto de Ischigualasto. En Tramas en la piedra. Producción y usos del arte rupestre. Editado por Dánae Fiore y María Mercedes Podestá. Pp. 169-190. Sociedad Argentina de Antropología – Asociación Amigos del INA – World Archaeological Congress. Buenos Aires SCHOBINGER, J. 1985 Área de los pastores y agricultores andinos (Puna, Valles y Quebradas del Noroeste argentino, Región Cuyana). En Arte rupestre de la Argentina. Cazadores de la Patagonia y agricultores andinos. Editado por J. Schobinger y C. Gradín. Pp. 50-79. Encuentro Ediciones. Madrid. SCHOBINGER, J. y C. GRADÍN 1985 Arte rupestre de la Argentina. Cazadores de la Patagonia y agricultores andinos. Encuentro Ediciones. Madrid. VARELA, A. 2001 Petroglifos de la Quebrada del Molle Norte (Depto. Angaco, San Juan). Análisis estético. Publicaciones (Nueva Serie) 25:45-130. WHITLEY, D.S. 2000 Finding rain in the desert: landscape, gender and far western North American rock-art. En The archaeology of Rock-Art. Editado por C. Chippindale y P. Taçon. Pp. 11-29. Cambridge University Press, Cambridge.

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