Los partidos como fuente primordial de información (Democracia&Elecciones)

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Los partidos como fuente primordial de información * Juan Pablo Ruiz Nicolini** Julio de 2015

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Publicado en Revista Democracia&Elecciones Nº2 Universidad Torcuato Di Tella - http://www.tuqmano.com/

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La constitución Argentina establece que el pueblo gobierna por medio de sus representantes, en su artículo 22, y que los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático, en su artículo 38, a partir de los cuales se eligen esos representantes. Su función es la de agregar y expresar intereses sociales, son determinantes en el proceso de conformación de clivajes de la sociedad; son formadores de cuadros políticos y son proveedores de las mayorías legislativas necesarias para la toma de decisiones colectivas (Abal Medina, 2010). Estas son algunas de las características que, como veremos a continuación, tienen (o deberían comprender) las estructuras partidarias sólidas, que promueven un mejor desempeño democrático y políticas más eficientes. El sistema de partidos argentino se fue reconfigurando desde el retorno a la democracia en 1983. En esas primeras elecciones se reeditaría la vieja competencia inaugurada en 1945 entre un polo peronista y uno no peronista protagonizado por la Unión Cívica Radica (UCR), el cual lograría quebrar la “ley de hierro” de la política Argentina: “el peronismo es imbatible en elecciones libres” (Torre, 2003). Mientras los dos partidos mayoritarios representaban entre el 80 % y el 90 % del total de votos en 1983 (dependiendo si se contabiliza una elección legislativo la presidencial), 10 años después el porcentaje rondaría un 650 %Ėsa disminución propiciaría el nacimiento de terceras fuerzas (de centro derecha y

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centro izquierda en el espectro ideológico) que tenían otro tipo de vínculo con el electorado: estos votantes eran más simpatizantes que adherentes, y por ello el apoyo a estas etiquetas sería más volátil (Torre, 2003). Progresivamente,se fue dando una involución en la competencia partidaria, que tendría en el contexto crítico de 2001 el pico de una tendencia de fragmentación. En el análisis sobre la crisis de representación partidaria se vislumbra que la afección se dio de manera diferenciada para los partidos: mientras la Alianza gobernante perdió casi un 60 % de los votos respecto de la elección de 1999, el Partido Justicialista (PJ) solo disminuyo su participación en un 12 %L̇a suma total de votos en blanco y nulos -cerca de cuatro millones de votos- fue superada únicamente por el PJ (Escolar y otros, 2002). Torre señala que los resultados de estas elecciones pusieron en escena un resultado irónico:las nuevas etiquetas, que habían surgido con el apoyo delos huérfanos de la política de partidos, fueron quienes resultaron más castigados en las elecciones, en tanto “eran formaciones partidarias vulnerables ya que no contaban con una reserva de lealtades que las blindara ante las consecuencias de su actuación de gobierno” (2003: 660). En este sentido, puede apreciarse que Acción por la República y el Frepaso (centro derecha y centro izquierda, respectivamente, que se fue configurando tras el debilitamiento del bipartidismo original) tenían una construcción política centrada en personalidades y a través de los medios de comunicación masivos: el tipo de vínculo de estas fuerzas con el electorado los hizo más 2

vulnerables. Escolar y otros (2003) profundizan en el análisis de los resultados de este proceso electoral sumamente particular: “por primera vez en la historia electoral argentina el voto de los dos partidos mayoritarios llego a representar solo un 30 % del padrón electoral nacional, la tasa de participación electoral fue menor al 75 % del padrón y un 15 % del padrón optó por el voto en blanco o voto nulo. Asimismo, el voto positivo se aproximó a los porcentajes observados en países con sufragio optativo”. En 2003 el gobierno provisional de Eduardo Duhalde convocó nuevamente a elecciones. Distintas facciones del peronismo (Menem, Kirchner y Rodríguez Saa) competían por separado contra dos de los exponentes de estas “nuevas” terceras fuerzas: Ricardo Lopez Murphy (RECREAR) y Elisa Carrio (ARI ). Kirchner fue electo presidente en el año 2003. Pero tuvo que arreglárselas para iniciar su mandato con una legitimidad original diezmada (solo uno de cada cuatro votos para presidente) tras la renuncia de Menem al balotaje -segunda vuelta electoral contemplada cuando no se tiene la mayoría necesaria. A pesar de un proceso paulatino de recuperación de legitimidad política a partir de 2003, Alejandro Tullio -quien dirigió la oficina gubernamental que regula los procesos electorales en Argentina desde el año 2001- señaló que si bien los comicios de 2007 fueron “inobjetables en cuanto a sus resultados” la complejidad de su gestión dio la pauta de que debía considerarse una adecuación normativa para “garantizar la salud del sistema a través de la conformación de un sistema de partidos consolidado, estable y despersonalizado” (2010).

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Algunos números de las elecciones de 2007 resultan elocuentes para ilustrar el estado de situación previo a la reforma: había 706 partidos registrados a nivel federal y la Cámara de Diputados de la Nación estaba conformada por 35 bloques legislativos. Abal Medina (2010) sostiene al respecto que “la presencia de una gran cantidad y diversidad de pequeños partidos políticos torna más dificultoso el proceso legislativo (...) e impacta negativamente en la implementación de mecanismos de accountability” La Ley Nº 26.571 (de Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad Electoral), sancionada en 2009, tuvo como objetivo “un esquema de reformas que en conjunto propenden tener mejores partidos y ordenar y consolidar un sistema partidario consistente y estructurado tras su eclosión en 2001”. Estas modificaciones al conjunto normativo electoral argentino incluyeron un sistema de selección de candidatos (las Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias –P.A.S.O.), requisitos de mínima para la formación y mantenimiento de la figura jurídica y la reglamentación sobre parte del financiamiento de campaña (con una política redistributiva entre los partidos a través del financiamiento público audiovisual –que representa alrededor del 80 % de los gastos de campaña). Julia Pomares (2015) destaca que las P.A.S.O “lograron reducir la oferta electoral, disminuyendo el volumen de candidaturas, e hicieron a la competencia política más predecible. En ese sentido, fortalecieron a los partidos”.

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Muchos pasos se fueron dando para ordenar la competencia política en Argentina.Estos, como ya señalamos, apuntan a fortalecer las estructuras partidarias vis a vis los “sellos de goma” que sirven únicamente como instrumento electoral “en alquiler” de estrategias de política personalizada, mediática y superficial (videopolítica en términos de Sartori). Sin embargo, la misma naturaleza compleja del federalismo electoral argentino3hace necesario que se avance en otros aspectos no alcanzados aún por las reformas normativas. En palabras de Pomares (2015) “sería mucho exigirles que solucionaran todos los problemas. Colectoras; alianzas cruzadas para los distintos cargos en juego; partidos políticos que siguen siendo muy fáciles de crear y volatilidad en los apoyos electorales muestran que hay mucho aún por hacer en el laboratorio”. Los partidos son un elemento central como atajo informativo para quienes deben decidir su voto en base a determinadas preferencias; sobre todo cuando se trata de sistemas multipartidistas, dado que se requiere mayor capacidad de procesamiento de información por parte de los electores para optar entre diferentes alternativas (Calvo, et al., 2008). Por ello, generar mecanismos para fortalecer estas estructuras debería redundar en un sistema más ordenado, previsible y eficiente.

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Bibliografía Escolar, Marcelo; Calvo, Ernesto; Calcagno, Natalia y Sandra Minvielle (2002); “Últimas imágenes antes del naufragio: las elecciones de 2001 en la Argentina”; en Desarrollo Económico, Vol. 42, Nº 165. Pomares, Julia (2015); “La competencia es ahora más predecible”; En diario Clarín, 02-05-2015 Tullio, Alejandro (2010); “Los partidos políticos como reaseguro de la estabilidad y le legitimidad democrática”; ponencia presentada en el XV Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y la Administración Pública; Santo Domingo, República Dominicana (9 al 12 de noviembre). Torre, Juan Carlos (2003); “Los huérfanos de la política de partidos. Sobre los alcances y naturaleza de la crisis de representación partidaria”; en Desarrollo Económico, Vol. 42, Nº 168.

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