Los Papeles del Pentágono; 45 años de lucha para los whistleblowers y la libertad de expresión

El sábado 12 de junio de 1971, la hija del ex presidente estadounidense Richard Nixon, Patricia, celebraba nupcias con su prometido Edward Finch Cox. Todo apuntaba a que el siguiente día, 13 de junio, la prensa dedicaría un amplio espacio en sus primeras planas a los recién casados. Y así lo hicieron grandes medios de Estados Unidos como el Washington Post o el Chicago Tribune.Pero el diario The New York Times rompió con el guión. La boda Nixon-Finch quedó opacada por la publicación de la primera parte de una serie de documentos “top secret” del gobierno estadounidense, y que serían conocidos como los “Papeles del Pentágono”. La publicación corresponde a un estudio titulado oficialmente Relaciones de Estados Unidos-Vietnam, 1945.1967: Un Estudio Preparado por el Departamento de Defensa, que contiene un análisis sobre la participación política y militar de aquel país en el conflicto de Indochina. El estudio fue comisionado en 1967 por el entonces Secretario de Defensa, Robert McNamara, y supervisado por por el director de Planificación de Control de la Política de Seguridad Internacional en el Pentágono, Leslie Gelb. La investigación duró un año. El contenido fue filtrados en primer lugar al diario estadounidense The New York Times y posteriormente al Washington Post, por el ex analista del Departamento de Estado, Daniel Ellsberg. En ellos se reveló que el gobierno de Estados Unidos aumentó su actuación militar en la Guerra de Vietnam a costa de engañar al Congreso y a la opinión pública. La publicación de los “Papeles del Pentágono” marcaron en su época una victoria Judicial a favor de la Libertad de Expresión en Estados Unidos y en contra de los intereses del gobierno, así como un avance para los informantes que buscan equilibrar los abusos de poder en los que pueden caer los Estados bajo el cobijo de la secrecía.A 45 años de la publicación de los “Papeles del Pentágono”, el escenario ha cambiado. Las tecnologías han permitido la emergencia de plataformas como Wikileaks para filtrar anónimamente documentos clasificados que revelen una actuación ilegal de algún gobierno, o que atente contra la democracia y la soberanía de los países. Esto significa una simplificación en la logística desde que Ellsberg y su colega Anthony Russo fotocopiaron más de 7,000 páginas del informe que fue entregado en secreto al periodista Neil Sheehan. Los canales digitales encriptados también han permitido que medios de comunicación y plataformas como Wikileaks puedan recibir directamente información de los whistleblowers.Peter Ludlow, profesor de Filosofía en la Universidad del Noroeste de Estados Unidos, observa ya una emergencia de la “Generación W”, una generación de informantes que actúan en la era Wikileaks. Figuras como Julian Assange, Chelsea (Bradley) Manning y Edward Snowden se han convertido representantes de esta generación, quienes han denunciado políticas y decisiones secretas del gobierno estadounidense que contravienen con los principios democráticos, de respeto a la soberanía y autodeterminación de los Estados, así como los derechos humanos. Estas figuras son la evidencia de que la herencia de Daniel Ellsberg y los “Papeles del Pentágono” aún sigue viva.Pero Estados Unidos y sus países aliados han orquestado una continua persecución y acoso en contra de los mensajeros (medios de comunicación, plataformas de divulgación de información y periodistas) mientras que los informantes son objeto de persecución judicial bajo una Ley de Espionaje que data de la Primera Guerra Mundial. En este escenario, los whistleblowers se han convertido en actores no estatales que han generado tensión al interior de los Estados y en sus relaciones internacionales ya que las filtraciones de estos tres actores han tenido alcance tanto local como global; y por la persecución estatal de la que son objeto. Los whistleblowers son acusados de espías y por divulgar información que compromete la seguridad nacional cobijada en la secrecía.A lo largo de este trabajo se analizará la herencia de Daniel Ellsberg y la publicación de los “Papeles del Pentágono”, y su influencia sobre el actuar de los principales representantes de la “Generación W” de informantes. A partir de este análisis se buscará dar explicación a una realidad: lo que alguna vez la sociedad estadounidense vio como una victoria para la libertad de expresión hace 45 años se tradujo en el desprestigio y la criminalización de actores que suponen un equilibrio entre la protección de la seguridad nacional y los abusos del poder.