Los olvidados del Centenario

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LA TRIBUNA DE TOLEDO MARTES 27 DE DICIEMBRE DE 2005

IV CENTENARIO DEL QUIJOTE

OTROS PERSONAJES HISTÓRICOS Y LITERARIOS CUMPLIERON AÑOS EN 2005

Los olvidados del Centenario Una de las cimas de la novela picaresca, la hija de Lope de Vega o un capitán general de la Mar Océana son algunas de las figuras, relacionadas con Toledo, que también cumplieron su centenario en 2005 A. DE MINGO / TOLEDO

A finales de 1998, un conocido dúo de humoristas representaron una obra titulada Dejemos a Lorca en paz. El centenario del poeta granadino fue una de las primeras conmemoraciones culturales a gran escala celebradas en este país, poco después del año dedicado a Francisco de Goya. Más adelante, la cita se repitió con el recuerdo

de La Celestina y figuras históricas como el emperador Carlos I, el dramaturgo Calderón de La Barca o el pintor Salvador Dalí. En el año 2005, el cuarto centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote ha merecido la atención de los responsables de las políticas culturales de este país y de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en particular. En el caso de

Toledo, la obra de Cervantes e Isabel La Católica han sido verdaderos protagonistas. No obstante, un año puede dar para mucho. En 1998, durante la conmemoración del centenario de García Lorca, surgieron críticas por haberse obviado, en general, el fallecimiento de otros dos poetas de la Generación del 27, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre.

En 2005, año que acaba, también algunos personajes relacionados con esta ciudad, con cierta relevancia histórica y cultural por su trayectoria y producción artística, han pasado absolutamente inadvertidos. Son los protagonistas olvidados de 2005. No admiten comparación con la importancia de la novela de Cervantes, pero también escribieron páginas para Toledo.

Fadrique de Toledo, capitán de la Mar Océana

López de Úbeda y el nacimiento de La Pícara Justina Este médico toledano publicó una gran novela picaresca el año en que fue escrito El Quijote

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n «olvido oficial» y «papanatismo quijotesco» son algunas de las expresiones con las que el escritor y editor José Antonio Martínez criticó el pasado 1 de diciembre que los actos conmemorativos del Cuarto Centenario hayan relegado al olvido la primera edición de La Pícara Justina, una de las novelas picarescas más interesantes del siglo XVII. Salió a la luz en 1605, el mismo año en que apareció la primera parte de las aventuras de Don Quijote. Poco sabemos sobre su creador, Francisco López de Úbeda. Pese a las dudas de algunos críticos, no hay pruebas firmes que descarten su autoría. Este toledano fue médico al servicio de algunos de los personajes más importantes del momento, como don Rodrigo Calderón. Quizá de orígenes conversos, tal vez de ascedencia andaluza, López de Úbeda no tuvo una buena relación con Miguel de Cervantes,

quien lo consideraba un adulador al servicio de los poderosos. Para Antonio Martínez, La Pícara Justina «fue la base -y no El Quijote- para la elaboración del primer Diccionario de Autoridades» que la Academia redactó en las primeras décadas del siglo XVIII. En la Biblioteca Regional se conserva una edición de la novela de López de Úbeda correspondiente a este momento, madrileña, a cargo de Juan de Zúñiga (1735). En la actualidad, los toledanos que quieran conocer algo más sobre la obra de su paisano se verán obligados a desplazarse hasta Medina del Campo (Valladolid), lugar de la primera edición de la novela, en donde se celebra la exposición ‘El axuar de la vida picaresca’. Estará abierta hasta el 8 de enero del año 2006 y plantea un recorrido por algunos de los espacios narrados en la obra a través de un centenar de piezas de los siglos XVI al XX.

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Justina, pícara a imagen de Celestina, interpretada aquí por Nuria Espert. /LT

h Dos figuras más durante el siglo XVII En el año 1605 comenzó a publicar sus composiciones poéticas Martín Chacón, figura elogiada por Lope de Vega. Este toledano tuvo contacto con multitud de autores del Siglo de Oro, como José de Valdivieso, Baltasar Elisio de Medinilla, Gregorio de Angulo o el Duque de Estrada. Son pocos los datos conservados de su biografía, pero fue miembro de la 'Academia' de López de Ayala, al igual que el Greco. En ese mismo año se produjo la muerte de un ilustre canonista, Martín Alonso Vibaldo, que fue profesor de Teología en Bolonia. DE MINGO

Fernando Allué, poeta y gran contertulio

Marcela de San Félix, hija de Lope de Vega L

ope de Vega y la actriz Micaela Luján fueron dos de los personajes más célebres del Siglo de Oro. La hija ilegítima de ambos, Marcela, que nació en Toledo en el año 1605 y fue bautizada en la parroquia de La Magdalena, fue una religiosa que gozó de cierta popularidad como autora de pequeñas composiciones poéticas, del tipo de romancillos y loas, liras, villancicos, seguidillas o endechas. Según las crónicas, la muerte de su padre, en 1635, supuso un duro golpe para ella. Fue necesario modificar el itinerario de la comitiva

fúnebre, organizada por el Duque de Sessa, para que pasara junto al convento en el que ella se encontraba. De camino a la iglesia madrileña de San Sebastián, en donde fueron sepultados los restos del dramaturgo, los asistentes al sepelio dieron un rodeo e hicieron parada a las puertas del convento de Trinitarias. Allí le esperaba Sor Marcela de San Félix -Marcela de Carpio, antes de vestir los hábitos el 28 de febrero de 1621. Pintores románticos como Suárez Llanos la representaron abrazada a las rejas de la clausura, al paso

ste cortesano y militar al servicio de Carlos II, el último monarca de la Casa de Austria cuya viuda estuvo tan vinculada a esta ciudad, fue marqués de Villafranca y el cuarto duque de Fernandina. Aunque hijo póstumo y nacido prácticamente en la miseria, consiguió alcanzar cargos como los de virrey interino de Nápoles y Sicilia, miembro del Consejo de Estado y presidente interino del Consejo de Castilla. Fue capitán general de la Mar Océana y demostró su adhesión a Felipe V cuando los Borbones llegaron al trono. Se le traspasó entonces a Toledo el cargo de mayordomo mayor del rey, que ejerció hasta su muerte, en 1705.

V Sor Marcela de San Félix representada en el lienzo de Suárez Llanos. /L.T.

de los restos mortales. Lope de Vega no pudo disfrutar de descanso eterno, ya que sus huesos fueron extraídos del nicho porque Sessa no quiso pagar los derechos parro-

quiales comprometidos. Su hija le sobrevivió durante más de medio siglo. Murió en Madrid -ciudad a la que fue llevada con tan sólo cuatro años- el 6 de enero de 1687.

allisoletano, licenciado en Historia, llegó a Toledo en 1940 y pronto pasó a formar parte de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas, en donde pronunció el discurso ‘Toledo en la poesía castellana’. Ensayista y poeta, perteneció al círculo de la revista Poesía Española. Asimismo, fue un contertulio reconocido en las reuniones culturales realizadas en esta ciudad a mediados del siglo XX.