Los nuevos amos de la tierra

June 9, 2017 | Autor: Nuria del Viso | Categoría: Conflictos Socioambientales, Medios Alternativos de Solución de Conflictos
Share Embed


Descripción

3

Una forma distinta de entender el mundo

ROJOS

Número 8. Octubre / Diciembre 2013. 6€

Espacio libre de capitalismo Nuevas teorías proyectan unas relaciones económicas más humanas. Algunas personas ya las practican. Así sortean las ataduras de un sistema que nos condena a la esclavitud.

agresiones sexuales. La delgada línea entre consentimiento y violación. ¿se busca líder? La izquierda política no conecta con la social. Los dueños de la tierra. Multinacionales y gobiernos expolian a millones de campesinos. ser ‘verde’ penaliza. Una reforma energética que favorece el oligopolio. guerrilleros en alemania occidental. Habla una exmilitante de la RAF. rusia homófoba. Gais y lesbianas, acorralados. en este número: Antón Losada Virginie Despentes Cristina Fallarás Olga ruiz JOsé Manuel Ramírez Gema Fernández Germán Temprano Carlos spottorno

18

3

Sumario nº 8. el cambio es inevitable

¿necesita un líder la izquierda? Muchos esperan a que alguien tome las riendas del cambio. Pero, ¿debemos confiar en que dirija la transformación o será mejor hacerlo nosotros mismos?

José Jurado.

¡El lanzamiento internacional del país!, nos dijeron. ¿En serio? Bajo la iniciativa del multidisciplinar José Jurado varios artistas nos dan su propia versión de la ‘marca España’. 1

una nueva lengua. Abandonar el masculino plural no es sencillo. Proponemos un pequeño manual para ampliar las fronteras de nuestras palabras e incluir a todas las personas al hablar.

2

3

4

5

6

7

8

9

10

11

12

13

14

15

16

17

60

61

62

63

64

65

66

67

68

69

70

71

72

73

74

75

66 Sofía gatica, una madre en lucha. Tras la muerte de su hija, comenzó a investigar la relación entre enfermedades, fumigaciones masivas y alimentos transgénicos. Así es su particular guerra.

4 

24

marcando los límites. Los últimos Sanfermines hicieron saltar el debate sobre las agresiones sexuales. ¿Culpamos a las víctimas? ¿Tenemos claro dónde está la raya? Una llamada a hombres y mujeres para una mayor conciencia sobre el tema.

Olga Ruiz.

Los tribunales aparecen como el último recurso de los consumidores ante la desidia del Gobierno. Así nos lo cuenta la secretaria general de FACUA.

70

18

19

20

21

22

23

24

78

sol a precio de oro. La nueva reforma energética penaliza el uso de energías renovables y va en contra de la corriente europea. Las compañías eléctricas hacen negocio.

76

77

78

79

80

81

82

enchufados. Nadie puede negar que tienen buenos contactos. Dos casos, uno del PSOE y otro del PP, ilustran cómo las nuevas generaciones de ambos partidos saben buscarse la vida... a costa de lo público.

32

44

48

españa pobre. El 25% de la población ya vive por debajo del umbral de la pobreza. Le ponemos números a los estragos de la crisis.

abandonados a su suerte. La “demolición controlada” de la Ley de Dependencia, según el director de Servicios Sociales José Manuel Ramírez.

las tierras del ‘monopoly’. Una élite económica acapara y explota millones de hectáreas para su propio beneficio. Agrocombustibles, madera y minerales son expoliados sin cuidado.

Antón Losada.

Profesor de Ciencia Política y escritor, el autor pone en duda la vigencia de una Constitución que muchos utilizan como arma arrojadiza.

salir del capitalismo. Sin matices, sin parches ni medias tintas. Hay gente que ya vive en una sociedad radicalmente distinta. Una mirada a las alternativas no tan utópicas.

25

26

27

28

29

30

31

32

33

34

35

36

37

38

39

40

41

42

43

44

45

46

47

48

49

83

84

85

86

87

88

89

90

91

92

93

94

95

96

97

98

99

100

101

102

103

104

105

106

107

el pueblo en armas. Campesinos colombianos se rebelan ante el constante ninguneo del Gobierno. Continúa la lucha contra el neolatifundismo y la explotación.

84

memorias de la raf. Hablamos con Margrit Schiller, una de las integrantes de la guerrilla que atentó contra el orden establecido en la Alemania de los años 70.

94 venezuela post chávez. Una mirada sobre los primeros meses del Gobierno de Nicolás Maduro.

90 homofobia en rusia. Siempre presente en la sociedad rusa, Putin emplea ahora el rechazo a los homosexuales como táctica política de distracción.

Gema Fernández.

La abogada y coautora del libro ‘¿Qué hacemos con las fronteras?’, nos propone comprender la inmigración como consecuencia de la explotación occidental más que como fenómeno espontáneo.

102

Transgresora despentes. Charlamos con Virginie Despentes, la autora de ‘lo que no se debería escribir’, sobre ‘lo que no se debería hablar’.

53

¡serán cerdos! El fotógrafo Carlos Spottorno nos cede su visión sobre los ‘PIGS’, los países más vapuleados por la crisis.

50

51

52

53

54

55

56

57

58

108

109

110

111

112

113

114

115

116

108

59

Cristina Fallarás.

La escritora y periodista nos habla de la destrucción de la clase media pero, sobre todo, de la inacción de quienes la presenciamos.

106 el rock del arado. El grupo gallego Zënzar cumple 25 años con su versión rural del rock urbano de los años 80 y 90.

palestina hecha cómic. El reportero e historietista Joe Sacco relata con detalle, tinta y respeto las guerras en la Palestina ocupada.

 5

De echos

Los Losnuevos nuevoslatifundistas latifundistas

los nuevos amos de la tierra En la última década, millones de hectáreas de lOs mejores terrenos de todo el mundo, especialmente EN África, han cambiado de manos. una poderosa élite económica concentra ahora su propiedad para dedicarlas a proyectos agroindustriales o a la extracción de madera y minerales. los campesinos, a veces sin información ni margen para decidir, se ven desposeídos de lOs espacios, bosques y agua que garantizaban su subSistencia. Texto: Nuria del Viso - FUHEM Ecosocial. Fotos: Grain/farmlandgrab.org

48 

A

unque el acaparamiento de tierras no es un fenómeno nuevo, sí lo es la extensión, ritmo y persistencia con que se está produciendo. Globalmente, se estima que al menos 50 millones de hectáreas han sido vendidas o arrendadas en los últimos años, aunque algunas fuentes elevan el cálculo hasta 227 millones de hectáreas, una superficie equivalente a toda Europa noroccidental.1 El acaparamiento de tierras se refiere a transacciones de tierra a gran escala, es decir, de más de 200 hectáreas −cifra establecida por la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra− o del doble de la extensión media de las tierras en propiedad según el contexto nacional. El fenómeno acoge una variedad de formatos: compras, leasing y, con más frecuencia, arrendamientos por largos periodos (50 o 99 años por ejemplo). Otras fórmulas incluyen las cosechas bajo contrato por parte de campesinos que siguen manteniendo la propiedad de sus tierras, pero pierden la autonomía de producción. En este tipo de acuerdos intervienen países emergentes y de renta media; gobiernos y élites nacionales de los países ‘anfitriones’; instituciones internacionales –como el Banco Mundial o la Unión Europea, cuyas políticas de subvenciones incentivan el fenómeno−; empresas nacionales o regionales; corporaciones transnacionales; inversionistas, gestores de fondos de pensiones… Toda una amalgama de actores que actúan en po-

derosas alianzas para apropiarse de la tierra. A menudo las operaciones se producen en un clima de secretismo y opacidad, sin contar con las poblaciones afectadas o proporcionando información limitada o engañosa, como ocurre con las promesas de creación de empleo, que suelen quedarse muy por debajo de lo anunciado. Cuando las comunidades afectadas han logrado participar en las negociaciones, han podido revertir algunas de las cláusulas más perjudiciales, lo que demuestra hasta qué punto la información y el poder son cruciales en este tipo de acuerdos.

la desinformación como arma Detrás de muchas operaciones sobre tierras se constatan violaciones y abusos. Según la campaña Crece, de Oxfam, los acuerdos sobre tierras se convierten en acaparamiento cuando generan una o más de las siguientes situaciones: 1) violan los derechos humanos, en particular la igualdad de derechos de las mujeres; 2) conculcan el principio de consentimiento libre, previo e informado por el cual las comunidades tienen la posibilidad de aceptar o rechazar el acuerdo; 3) no existe una evaluación exhaustiva de las repercusiones sociales, económicas y medioambientales de la inversión; 4) carecen de contratos transparentes con compromisos claros y vinculantes sobre empleo y distribución de beneficios, y 5) eluden la planificación democrática, la supervisión independiente y la participación efectiva.2 Los argumentos empleados para jus-

1. “Tierra y Poder. El creciente escándalo en torno a una nueva oleada de inversiones en tierras”, Intermón Oxfam, septiembre de 2011. 2. “Nuestra tierra, nuestras vidas. Tiempo muerto para la compra masiva de tierras”, Intermón Oxfam, nota informativa, octubre 2012.

 49

De echos

Los nuevos latifundistas

La movilización social surge como la única forma de poner freno al acaparamiento de tierras. En algunas ocasiones, ha conseguido mitigar los efectos nocivos de las operaciones realizadas; en otros, incluso, revertirlas y paralizar los planes en marcha.

tificar este tipo de transacciones se basan en la idea de que se trata de tierras “vacías”, “marginales” o “degradadas”, sin apenas población. Así, los promotores de la agricultura industrial se ofrecen a explotar las tierras “ociosas” y a producir alimentos en lo que serán grandes negocios de alta rentabilidad. La realidad es que no se trata de tierras baldías, sino de las más fértiles, y no están en desuso ni desocupadas: son y han sido cultivadas por sus pobladores desde hace mucho tiempo, aunque por lo general sus derechos sobre la tierra son consuetudinarios y carecen de títulos formales. En un contexto de globalización y financiarización del sistema económico, la extracción de recursos naturales a gran escala y la consolidación de un modelo alimentario de base agroexportadora constituyen el marco del actual acaparamiento de tierras. El discurso neoliberal se ha extendido por todos los rincones y ha calado también en muchos gobiernos, ávidos de fondos y deficitarios en capacidad estatal, lo que facilita la penetración de inversionistas y especuladores interesados en la adquisición de tierras. A ello también contribuye el discurso de desarrollo y modernizador. La creación de zonas económicas especiales en países emergentes y de ingresos medios ha llevado a menudo a la expropiación de tierras, especialmente

periurbanas, para el establecimiento de centros industriales y comerciales, sin olvidar la construcción de infraestructura de ‘alta velocidad’ para el transporte de las extracciones. Sin embargo, han bastado unos años de sed global de tierras para ver su devastador impacto en la vida de los campesinos y en el medio ambiente. La desposesión a la que conducen muchos acuerdos sobre tierras priva a los campesinos de su medio tradicional de subsistencia y les deja sin alternativas para ganarse la vida. Los expulsados son ahora sencillamente excedentes, condenados al desplazamiento, la inseguridad alimentaria y a la pauperización en los suburbios de las grandes ciudades; el agronegocio causa la rápida degradación de los suelos, el agotamiento de las fuentes de agua y la disrupción de los ecosistemas. Paralelamente, las zonas rurales quedan integradas en las cadenas comerciales globales. Algunos autores estiman que de continuar estos procesos se producirá el fin de la agricultura familiar y del mundo rural tal como lo hemos conocido en los últimos siglos. Por si no fuera suficiente, las tierras no son el único bien arrebatado; también se acapara el agua. Los proyectos agroindustriales o mineros absorben ingentes cantidades de recursos hídricos. Los monocultivos de exportación necesitan gran cantidad de agua para su crecimiento (mucho más que

los cultivos de subsistencia, adaptados al medio en el que crecen). Así ocurre con la jatrofa, una planta que necesita mucha agua y que es uno de los cultivos para agrocombustibles más popular en África. El agua que se dedica a los cultivos industriales se detrae del consumo humano y de otros usos básicos.

energía en vez de alimentos Las amenazas vinculadas al acaparamiento de tierras se cruzan con algunos de los principales problemas de nuestro tiempo. En primer lugar, la crisis energética y el llamado ‘pico del petróleo’, que ha despertado una verdadera fiebre por el control de las fuentes de energía. El fin del petróleo barato y el intento de sustituirlo con agrocombustibles han provocado la proliferación de enormes plantaciones dedicadas al cultivo de soja, palma aceitera, colza o jatrofa para fabricar biodiésel, y de caña de azúcar, maíz, remolacha o trigo para bioetanol. Según un estudio,3 en los casos analizados sobre 11 millones de hectáreas acaparadas, el 63% de la superficie estaba dedicada al cultivo de agrocombustibles y el 25% a alimentos. La superficie utilizada para palma aceitera se ha multiplicado casi por ocho en los últimos 20 años, hasta alcanzar los 7,8 millones de hectáreas en 2010, una cifra que según las previsiones se duplicará en 2020. Una modalidad reciente vinculada al aca-

3. Estudio del Consultative Group on International Agricultural Research (CIGAR), citado en V. Boix, “Piratas y Pateras. El acaparamiento de tierras en África”, Icaria, 2012, p. 68.

50 

Las fotos corresponden a diversas acciones de protesta contra el acaparamiento de tierras y el posterior desalojo de los campesinos y granjeros. Han sido tomadas, de izquierda a derecha, en Camboya, Colombia, Malawi, Guatemala y Brasil. (farmlandgrab.org)

paramiento de tierras es el cultivo de ‘cosechas flexibles’ que pueden emplearse como alimento humano o animal, como agrocombustibles, etc., dependiendo de lo que ofrezca mayor rentabilidad en el mercado internacional en ese momento. Igual ocurre con las plantaciones de árboles de rápido crecimiento promovidas por la economía verde: su biomasa puede destinarse por igual a obtener pulpa o a generar energía. En segundo lugar, el acaparamiento de tierras se relaciona con la crisis climática. El ‘cultivo’ de bosques para combatir el cambio climático, los mecanismos REDD (Reducción de Emisiones de la Deforestación y Degradación de los bosques) –con sus múltiples problemas− y la creación de zonas de conservación han dado lugar a lo que se ha denominado el ‘acaparamiento verde’, que hace referencia al uso de tierras y recursos naturales con fines (pseudo)ambientales. Varios estudios apuntan a que los proyectos de secuestro de carbono y los actuales intercambios pueden servir de incentivo a varias formas de desposesión de tierras.4 Parte del acaparamiento en América Latina responde a esta tendencia. En tercer lugar, la crisis de los alimentos, vinculada en parte a las dos anteriores, presenta estrechos lazos con el despojo de tierras y su conversión en proyectos extractivos con fines comerciales. Ade-

casi dos terceras partes de las tierras acaparadas se destinan al cultivo de agrocombustibles, como alternativa al petróleo, y solo un 25% al de alimentos más, algunos países con elevada población (como Corea del Sur y China) y otros con territorios desérticos (como los países del Golfo) están capturando tierra en terceros países y ‘externalizando’ la producción de alimentos para sus poblaciones. Finalmente, la crisis financiera que estalló en 2007 también juega su papel en la fiebre por la tierra: al volatilizarse distintos productos de inversión con el colapso del mercado inmobiliario, los capitales han huido hacia inversiones más seguras, como los mercados de materias primas –entre ellas, los productos alimentarios− y la tierra. Esto fue un ingrediente fundamental en las crisis de precios de los alimentos de 2008 y 2011. No es extraño, por tanto, que el acaparamiento de tierras encierre una alta carga política (además de económica). En los debates que ha generado en la arena internacional

dominan tres posiciones: 1) los que celebran la apertura de nuevas fronteras para los negocios y ven grandes oportunidades en los acuerdos sobre tierras, invocando el desarrollo y la modernización. Esta postura está representada por el sector empresarial, distintas instituciones internacionales y buen número de gobiernos; 2) aquellos que creen que las operaciones son inevitables y que, a los sumo, solo se pueden mitigar sus impactos negativos y maximizar sus ‘oportunidades’. Esta corriente impulsa la aprobación de códigos voluntarios para las empresas. Aquí se sitúan, entre otros, la FAO; y 3) quienes defienden que, a la vista de los impactos del acaparamiento de tierras –incluso con la existencia de códigos voluntarios−, es absolutamente necesario frenar y revertir el fenómeno, exponiendo sus fallas. Aquí se sitúan algunos movimientos sociales y campesinos.

4. “El acaparamiento global de tierras. Guía básica”, Transnational Institute. Versión en castellano de FUHEM Ecosocial, junio 2013.

 51

De echos

La Europa que molesta

Ante los elevados impactos sociales y ecológicos, las poblaciones de muchos países han respondido con la movilización con más o menos éxito. Solo una masiva protesta popular logró detener un gigantesco proyecto de transferencia de tierras en Madagascar y la retirada de los inversionistas. También en Europa han surgido protestas. Como la de la comunidad de Narbolia, en Cerdeña, que se está movilizando contra el uso de las mejores tierras agrícolas para albergar grandes proyectos de invernaderos solares. En Francia destaca la oposición al proyecto del aeropuerto de Notre Dame des Landes en la ciudad francesa de Nantes, finalmente retirado. A pesar de los éxitos, las diversas luchas aún están muy desconectadas. La Vía Campesina es una de las organizaciones que intenta remediar esta fragmentación reuniendo a campesinos de todo el mundo.

por la soberanía de la tierra Aunque los movimientos sociales apoyan las propuestas de transparencia en los acuerdos y el requisito de lograr el consentimiento libre e informado de las comunidades contenidas en los códigos voluntarios, sostienen que tales códigos son insuficientes para frenar el aca-

paramiento de tierras y revertir procesos que entroncan con las propias estructuras del modelo económico dominante. Sería necesario, más bien –señalan−, realizar cambios estructurales: acometer la reforma agraria, todavía pendiente en muchos lugares (y evitar que se revierta en otros, como está ocurriendo), asegurar los derechos de los campesinos, implantar una buena gobernanza de la tierra e incorporar la agroecología como norma. Movimientos campesinos y activistas preocupados por esta cuestión sintetizan sus propuestas en la idea de ‘soberanía de la tierra’, que alude al acceso efectivo de uso y control y al derecho humano a la tierra de las poblaciones trabajadoras. Ya no se trata solo de garantizar la seguridad alimentaria, sino de disponer de la capacidad de elegir y decidir al respecto, es decir, de asegurar la soberanía alimentaria. Estas propuestas representan las aspiraciones de sectores muy distintos, ya sean agricultores de Mozambique, indígenas sin tierra, campesinos de Colombia, una explotación familiar en Francia o un grupo que cultiva un huerto urbano en Detroit. El acaparamiento de tierras avanza deprisa. Y ahora la prioridad es movilizarse para detenerlo.

los acaparadores invocan al desarrollo y a las supuestas posibilidades de negocio, pero ocultan el impacto sobre amplias capas de la población y el medio ambiente

América Latina. Los últimos estudios indican que el acaparamiento se está produciendo a niveles muy

52 

Asia. Pese a las dificultades para cuantificar el volumen de tierra acaparada, el sudeste

4.091.313 ha Sudán del Sur 3.810.699 ha Papúa Nueva Guinea 3.635.882 ha Indonesia

los 10 países más ‘ocupados’

superiores a lo que se creía, y de forma muy desigual según los países, así como a que el fenómeno se expandirá en los próximos años. Se observa, además, el papel clave que desempeñan las élites locales como inversionistas y de las empresas de la región, además de las transnacionales. A diferencia del continente africano, el acaparamiento no tiene lugar en países considerados ‘frágiles’. Los proyectos se reparten entre el sector de la energía (cosechas destinadas a agrocombustibles) e iniciativas de mitigación del cambio climático. Argentina es el país que más compras masivas de tierra ha vivido, especialmente para proyectos agrícolas –soja−, turísticos y de ‘acaparamiento verde’.

2.717.358 ha R. D. Congo 2.164.682 ha Mozambique 2.018.627 ha Sudán 1.362.213 ha Liberia 1.115.523 ha Sierra Leona 1.058.458 ha Madagascar 1.011.115 ha Argentina

asiático es una de las zonas más afectadas por este fenómeno, especialmente Indonesia y Camboya. Se registra un rápido aumento de las ‘cosechas flexibles’ multiuso, con el aceite de palma como cultivo estrella (Indonesia y Malasia son los principales productores mundiales), seguido del aceite

de coco y el maíz. En Indonesia es también importante la extracción maderera. Europa. También Europa sufre acaparamiento de tierras y la concentración creciente de la propiedad. En algunos países, la desigualdad en la posesión de la tierra se acerca a la de Brasil, Colombia o Filipinas. El

la mirada crítica de carlos spottorno

‘pigs’ (cerdos en inglés) es el despectivo acrónimo que, en pleno estallido de la crisis, idearon los economistas para referirse a quienes más la sufrían: portugal, italia, grecia y españa. el fotógrafo carlos spottorno ha recorrido estos países para captar los estereotipos que esa visión encierra. reales, pero clichés; clichés, pero reales. Texto: Juan Mayoral.

H

EL ACAPARAMIENTO DE TIERRAS A VISTA DE PÁJARO África. Es el continente que vive el acaparamiento de tierras con más dureza. De los 10 países con mayor volumen de tierras acaparadas, siete son africanos, y el recién creado Sudán del Sur se lleva la palma. En conjunto, el acaparamiento en estos siete países junto a Etiopía (en el puesto 11) supera los 14 millones de hectáreas en proyectos en marcha (ver cuadro), a menudo a costa de superficies de bosque, ya irrecuperable. En Etiopía, por ejemplo, se deforestaron tierras que pertenecían a un santuario de elefantes para cultivar agrocombustibles. Un tercio de las tierras que se adquieren en África se destinan a agrocombustibles, en total unos 5 millones de hectáreas.

pigs así somos los

acaparamiento se ha disparado en la Europa oriental desde la caída del muro de Berlín. Allí ha surgido una nueva élite de especuladores que se están haciendo con grandes extensiones de terreno. También han llegado nuevos actores internacionales (China en Bulgaria y empresas de Oriente Medio en Rumanía). ¿Las finalidades?: producción de materias primas para la industria alimentaria, industrias extractivas, energía limpia, ‘acaparamientos verdes’, turismo, centros comerciales, infraestructuras y expansión urbana. Oceanía. Papúa Nueva Guinea concentra el acaparamiento de tierras, con casi 4 millones de hectáreas, dedicadas sobre todo a proyectos agrícolas y forestales. Los inversores proceden principalmente de Asia, Malasia principalmente,

e tratado de ilustrar los estereotipos que encierra el término PIGS. En otras palabras, ¿qué veríamos si trasladáramos a imágenes los artículos que leemos en la prensa económica? Así es como yo imagino que los economistas nos ven”. Carlos Spottorno es un ‘ciudadano pigs’. De familia española, su nacimiento en Budapest fue puramente circunstancial, como lo es también el origen italiano de su apellido. Tras trabajar como director de arte en una agencia de publicidad, en 2001 se enganchó a la fotografía profesional, en la que ha combinado la producción propia de series documentales -dedicadas a temas tan diversos como los indignados del 15M, el éxodo libio durante la reciente guerra civil o la región china de Xinjiang- con encargos tanto editoriales como comerciales. En 2007, aún sin una idea definida del proyecto, comenzó a tomar las fotografías que acabaron conformando el libro The Pigs. “El resultado -explica Spottorno- es una colección de clichés, una visión a la vez real

e incompleta. De la misma forma que una guía de viaje evita cuidadosamente todo lo que no sea atractivo, este libro muestra lo que encontramos vergonzoso, a veces con razón, a veces injustamente. Al final, lo que más destaca en la ausencia evidente de todo lo positivo, hermoso y prometedor que hay en estos países, y que aún perdura”. Un hombre durmiendo en la acera en una ciudad del sur de Andalucía; edificaciones abandonadas a medio construir junto a las costas griegas; basura amontonada hasta lo insoportable en un municipio italiano porque el ayuntamiento no paga a los encargados de su recogida; aulas universitarias de Humanidades en Lisboa vacías tras haber El resultado. Carlos Spottorno ha recopilado las fotografías de la serie ‘The Pigs’ en un entre divertido y desasosegante libro (www. thepigs.eu).

sido menospreciadas durante años en favor de las más lucrativas carreras de ciencias... ¿Ironía, rabia, melancolía, humor...? “Me gustaría que mis fotos provocaran la reflexión -explica Spottorno a Números Rojos-. A los que somos PIGS nos debe hacer reflexionar acerca de la urgencia absoluta de cambiar patrones de comportamiento en nuestra vida pública, política y por supuesto privada. No podemos seguir viviendo del espejismo de un pasado glorioso, mientras somos incapaces de construir una sociedad vertebrada, culta, justa, emprendedora y creativa. Estamos sumidos en un letargo insoportable y no parecemos querer solucionarlo”. “A los que nos llaman PIGS -continúales invito a reflexionar acerca de lo destructivo que es crear motes basados en estereotipos. La prensa financiera ha favorecido la idea de que en el sur de Europa somos unos cerdos y por lo tanto nos merecemos lo que nos pase. Toda esa carga negativa ignora los valores principalmente humanos que hacen del sur uno de los lugares donde la gente es más feliz en términos absolutos”. continúa

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.