LOS MOLINOS PAPELEROS DE LETUR

July 23, 2017 | Autor: J. Simón García | Categoría: Arqueología De La Arquitectura, Edad Moderna
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Descripción

ierra V S

Revista Comarcal de la Sierra del Segura

Nº 15 · Año II

Ayna · Bogarra · Elche de la Sierra · Férez · Letur · Liétor · Molinicos · Nerpio · Paterna del Madera · Riópar · Socovos · Yeste 2 euros

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PATRIMONIO

Molino de papel de Buenavista, Letur

Los molinos papeleros de Letur

J.L. Simón / Universidad de Alicante

Uno de los primeros pasos en la industrialización del trabajo consistió en utilizar las fuerzas de la naturaleza para mover mecanismos que accionasen de forma repetitiva un determinado proceso de producción, generalmente pesado y costoso. De ahí surge el uso del viento y del agua para mover molinos, y si hay un recurso en abundancia en la Sierra del Segura ese es el agua, que encauzada por las pendientes de la orografía alcanza una fuerza motriz que aún hoy en día se sigue utilizando para la producción eléctrica. El molino de papel está entre el molino harinero y el batán, el primero mueve una piedra cilíndrica sobre otra para moler el grano, mientras que el segundo acciona unos mazos que golpean la lana para su limpieza. El molino papelero hace lo mismo que el batán, pero muele fibras vegetales, como el lino, el cáñamo, el algodón e incluso la paja de los cereales o el arroz, y la lana de animales, pudiendo reciclar trapos en desuso, con el fin de crear una pasta con la que fabricar el papel, un producto infinitamente menos costoso y mucho más abundante que el pergamino, usado en el Antigüedad y la Edad Media para la escritura y confección de documentos. El papel llega a la Península Ibérica a finales del siglo X inicios del XI, traído por los árabes, que a su vez lo habían conocido en Samarcanda de unos prisioneros chinos. Los primeros molinos papeleros se instalan en Játiva, Valencia, Toledo y Córdoba. Pronto se extenderán por los reinos cristianos y con el desarrollo de la imprenta y las ansias de conocimiento del Renacimiento se convertirá en un producto imprescindible. Sin embargo, fue el uso generalizado de la camisa, en el siglo XIV, lo que permitió que hubiera suficiente trapo o camisas viejas disponibles para fabricar papel a precios eco-

nómicos y gracias a lo cual la invención de la imprenta permitió que unido a la producción de papel a precios razonables surgiera el libro, no como una curiosidad sino como un producto de precio asequible. Hasta la fecha el único núcleo papelero anterior al siglo XX en la actual provincia de Albacete se emplaza en Letur, pues el molino de Tamayo se emplazan a orillas del Cabriel, en la actual provincia de Cuenca, aunque sus propietarios fueran de Jorquera o de Casas Ibáñez. El Molino de Papel de Letur se emplaza en el curso medio del Arroyo de Letur, tras su confluencia con el Barranco de la Cueva del Lentiscar, del cual toma el agua mediante una acequia que llega a un cubo por donde cae con fuerza y acciona un rodezno que hace mover la maquinaria necesaria. Actualmente tan solo queda un edificio de planta rectangular, realizado en mampostería, con múltiples vanos que denotan su peculiares funciones, sobre todo los secaderos de papel en la planta alta, que poco a poco fueron transformándose con el paso del tiempo y del uso. La primera referencia que se tiene del mismo se remonta a 1789, por la defunción de un tal Pedro Casola, “Maestro de Sala en la Fábrica de Papel, de nación francesa”. Asimismo, encontramos referencias a dos personas fallecidas en Letur en 1807, de origen valenciano (Concentaina) y francés (del Languedoc), que bien pudieron estar relacionadas con la industria del papel y su implantación en Letur, ya que al parecer habían desarrollado con anterioridad este oficio en tierras valencianas, en concreto en los molinos papeleros de Alcoy, en Alicante. En 1826, según Sebastián Miñano, se producía papel blanco, del que Madoz señala unas décadas después que era una producción “ …de mal papel, que va muy en decadencia…”. En 1845 ya sólo funcionaba uno de los molinos 34

papeleros, que 1889 ya se encontraba trasformado como harinero. Sin embargo, en 1900 Bailly-Baillieri recoge la noticia de la existencia en el municipio de una fábrica de “papel de estraza”, de mucha menor calidad que el papel blanco, pero que debía de tener su demanda en los mercados locales y regionales. Actualmente en los registros catastrales figura como molino de papel la Fábrica de Luz de Los Pradillos, y popularmente también es considerado como papelero el Molino de Buenavista, por lo que es posible que durante algún periodo de esplendor de esta industria se dieran de forma simultanea una producción en estas tres Fábricas de Papel, que posteriormente fueran cayendo en desuso o cambiando su producción. No sabemos por el momento si estos molinos papeleros fueron los que suministraron el papel a la Junta Superior de la Mancha, que en 1811 y 1812, con motivo de la Guerra de la Independencia, instan en Elche de la Sierra una imprenta en la que se publica el primer periódico de la provincia “La Gaceta”. En 1833, con la creación de la provincia de Albacete, surge el Boletín Oficial, que para su edición igualmente necesitaría papel para su impresión. Lo cierto es que está todo por investigar y merecería la búsqueda de datos en los archivos y de estudios de campo sobre los edificios, una tarea que puede ser larga y dificultosa, pero sin lugar a dudas muy apasionante. Vista del Molino de Papel de Letur

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