Los límites de la competencia: El conocimiento, la educación superior y la sociedad

July 27, 2017 | Autor: E. Díaz Madero | Categoría: Enseñanza, aprendizaje y prácticas docentes, Competencias
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Descripción

Los límites de la competencia: El conocimiento, la educación superior y la
sociedad

Ronald Barnett
El autor es uno de los pensadores británicos de la problemática de la
Educación Superior, y en esta obra desarrolla una mirada desde la filosofía
social que no se limita a hechos significativos, sino que también deben ser
proyectos realizables, especialmente con la universidad que cada vez mas es
demandada por la sociedad contemporánea, con su carácter educativo y
cambiante.
En la obra está compuesta por cuatro partes recorriendo el problema del
conocimiento y la educación superior con su relación en la sociedad, la
segunda parte desarrollar el análisis de una concepto vinculados al nuevo
vocabulario luego de enseñar defección crítica sobre algunos conceptos que
han perdido por esencia el mundo educativo, y en la cuarta parte revisa el
concepto de competencia.
¿La sociedad aprende?: Esto requiere un análisis simultáneo, del
conocimiento, la educación superior y la sociedad que conforman el
triángulo del aprendizaje, donde cada parte interrelaciones con la otra,
educación superior favorece algunas formas de conocimiento, la sociedad
moderna delega en la universidad la tarea de formar profesionales aunque
los cambios sociales estén a veces en tensión con la ideología dominante de
educación superior que buscar otro enfoque en los procesos formativos. Esta
proliferación de formas de conocimientos y experiencia no son
incompatibles, pero hay una tensión entre lo que la sociedad demanda a la
universidad en programas en concreto de formación y su respuesta para
formar hombres autocríticos, pues entonces ella también debe serlo y el
factor tiempo lo complica. Según el autor ¿quién debe esperar a quien,
quien debe ceder primero?. ¿Qué ocurre con la investigación, donde la
universidad es un actor privilegiado para desarrollar conocimiento nuevo
que luego será volcado a la sociedad?.
Desde el enfoque del Capital Humano, las competencias deben ser pensadas
como un proceso que medien entre educación y el trabajo, obligando a la
universidad a ser abierta, para modificar su Curriculum: debe considerar
los conocimientos que contiene para que el pensamiento y acción sean más
explícitos, que desarrolle habilidades para el trabajo, pero este concepto
categoriza las conductas por el logro verdadero alcanzado. "…decir que
alguien tiene "habilidades" es un elogio muy magro, parece decir que es
meramente habilidoso" (p.93) E currículum universitario puede originarse
dentro de la comunidad o desde grupos externos, por lo que debe intentar
reflejar el logro de habilidades académicas, para el trabajo específicas o
generales, pero esencialmente transferibles y personales.
Especificar con individuo competente es referirnos que puede lograr un
cierto estándar, que puede desempeñarse en un mundo laboral pero la
educación superior se enfrenta con el desarrollo de competencias
particulares o, el desarrollo de conductas predecibles, alcanzar ciertos
estándares, que le dan un rango menor que el de habilidad. Además, en
cuanto a las competencias de hoy, no serán las de mañana y el profesional
deberá ser capaz de reorientar su profesión en el cambio, en el tiempo y
son preocupaciones de la sociedad, del mundo laboral, y ¿de la universidad?

En ese futuro las personas deben ser capaces de actuar de manera eficaz,
asumir responsabilidades y un compromiso con el propio desarrollo, lo que
en suma es mas que una simple habilidad. Ideas como esta están
desapareciendo del debate público, junto con las de pensamiento crítico
interdisciplinariedad, sabiduría, la comprensión etc. Detallemos algunos de
ellos:
Comprender, es un concepto fundamental pues implica diferentes niveles
de enfoque de la verdad y sus posibilidad de ampliar. La persona
requiere de libertad cognitiva para afirmar la creatividad.
El pensamiento crítico es preguntarse y revisar criterios y
aprendizajes. Como concepto, se trabaja en el mundo académico y exige
presentarle a los estudiantes actividades para su desarrollo.
La interdisciplinariedad siempre estuvo presente en el discurso de las
prácticas, pero hoy está fragmentado en la mente del estudiante y del
profesor, pues estaba pensada para realizarse durante todo el
recorrido académico pero nunca logró afirmarse, mas aun cuando modelos
de competencias parecen superarlo al desarrollar una educación
transdisciplinaria
Los académicos deben reflexionar sobre estos conceptos: ¿se le presenta
oportunidades, actividades al alumno?, el mismo docentes ¿se plantea las
preguntas con las cuales revisa su propia práctica?
Para que estos procesos se instalen, la pedagogía requiere que los
estudiantes tengan un espacio para ponerlo en práctica y esto se complica
con la planificación de los espacios vacíos que debería tener el proceso
(para dar lugar a la apertura de los estudiantes) y con los cambios
necesarios que el Profesor debería realizar en su práctica, ante todo.
El pensamiento crítico implica adoptar una crítica a la autocrítica,
comienza con el reconocimiento de los límites del pensamiento que, implica
captar lo limitado de cada afirmación, requiere de juicios propios que se
forjan y, finalmente, también deben ser revisadas las metodologías, las
operaciones lógicas y de comunicación.
La sabiduría tiene una connotación en cuanto a la característica personal o
como parte de un proceso, en la universidad la sabiduría institucional es
comprendida por la combinación de conocimientos reflexión y elaboración de
políticas para la formación del estudiantado, presenta la relación entre
conocimiento y acción que tiene una relación con la autoridad que asumen
los comités, y estamentos para la formación
Los valores también se integran a este discurso, a medida que la gestión
amplía su alcance, pero los debates internos se dan limitadamente, evitan
introducirse en estas cuestiones y otras también profundas, de manera que
la universidad se aleja cada vez mas de los cambios que se le reclama de la
sociedad, pro su falta de vivencia de lo que pregona; por su imposibilidad
de autocriticarse y por que las evaluaciones externas siempre han sido
miradas como intromisión o reducción de la sabiduría académica.
Un modelo de competencias, evaluable por varios actores (sociedad,
economía, educación, alumnos, profesores, etc.) le pueden dar fiabilidad,
pero tanto adaptarse a estos requisitos, le puede provocar la paradojal
dificultad, la pérdida de la sabiduría por reducir todo a prácticas para
resolver problemas.
La educación superior ha pasado de ser una institución en la sociedad para
ser de la sociedad, y encontramos concepciones rivales de la competencia,
pues por un lado tratamos de la competencia operacional como saber cómo y
la académica como saber que, siendo diferentes las implicancias en la
evaluación, la comunicación. Pasamos de la eficiencia propia del
pragmatismo a un campo minado que le impide el actuar, diferente a una
evaluación económica que quiere comprobar la veracidad de los postulados.
Competencias son limitadas por la organización, local lo universal y los
profesores son recursos humanos que no suelen ser convocados como actores
estratégicos. El diseño del Curriculum debe contener a las personas y a las
habilidades transferibles, a la demanda; pero cada disciplina necesita una
apertura para provocar verdaderos desafíos de aprendizaje, sino enfrentarán
problemas a la hora de incorporar en el Curriculum competencias
operacionales.
Los cambios en educación superior, no dependen sólo de los profesores, pero
si es importante su contribución al cambio, pues cada vez que desarrollamos
una actividad formadora los estudiantes suelen operar, actuar, por
reproducción. En términos pedagógicos es que si les presentamos procesos
educativos que refuercen la memoria, sobre ella girarán su preparación para
el final, se adaptarán para responder a lo que el profesor pide.
Entonces el proceso que los docentes universitarios deben explorar,
elaborar y criticar su práctica pues , no basta con suponer que los
estudiantes reproducen contenido porque actúan asi, sino que ellos no son
exigidos, si se les presenta planes en base a modelos de conducta reducido,
así responderán; si se aplican competencias operativas o académicas, lo
mismo. ¿Cómo evitar estas reducciones?
Romper con el control corporal o economía política del cuerpo que instala,
según Foucault, el aula. Segundo, posicionarse en una visión del ser humano
que supere a las competencias operacionales o académicas y que propenda a
desarrollar en el estudiante competencias para la vida, desde su cátedra.
Luego, la educación superior debe asumir la reflexión de sus propias
prácticas y acciones, reinterpretando las situaciones y mirando lo que
aporta a los estudiantse un proceso de desarrollo real. Para esto debe
abrirse (sin perder autoridad: produciendo conocimiento) y dialogar (con el
mundo y sus alumnos)
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