Los lectores de la primera época de Regeneración (1900-1901)

July 5, 2017 | Autor: Leticia López Zamora | Categoría: Historia de la prensa mexicana del siglo XIX, Historia De La Prensa En México, Siglo XIX
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Descripción

VII Encuentro de Historiadores de la Prensa en Iberoamérica. Universidad Veracruzana Del 7 al 9 de abril de 2011 TEMA Mesa 19. La prensa y sus lectores

Los lectores de la primera época de Regeneración (1900-1901)

Leticia López Zamora UNAM. Fac. De Filosofía y Letras.

TÍTULO Los lectores de la primera época de Regeneración (1900-1901)

DATOS CURRICULARES Leticia López Zamora. Licenciada en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde también ha cursado la maestría en historia y actualmente prepara la tesis para obtener el grado titulada: “Lectores insumisos. Prensa y sistemas de información en la articulación de la oposición porfiriana. El Demócrata 1893 y Regeneración 1900-1901en su primera época” bajo la dirección de la Dra. Eugenia Meyer. Este trabajo obtuvo una beca del Centro de Estudios de Historia de México CARSO, También ha participado en el Seminario “Prensa y Sociedad” del Instituto Mora bajo la dirección de la Dra, Ana María Serna y en Segundo encuentro nacional de investigación biobibliográfica del Instituto de Investigaciones bibliográficas UNAM, ADSCRIPCIÓN INSTITUCIONAL Tesista de maestría del Posgrado en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Los lectores de la primera época de Regeneración (1900-1901)

Introducción Este trabajo es parte de la investigación que he venido realizando para la tesis de maestría. Ésta se concentra en el estudio de los dos primeros periódicos donde participaron los hermanos Flores Magón, pues noté que, si bien se conocía bastante el largo periodo de expatriación de los Flores Magón, los años anteriores a 1904 eran muy poco estudiados, y aquellos que iban de 1892, cuando aparentemente habían comenzado su ejercicio periodístico, hasta 1900, fecha de inicio de su publicación más conocida: Regeneración, eran prácticamente desconocidos. De hecho, lo que se conoce hasta la fecha de esos primeros años, está basado en las entrevistas que Enrique Flores Magón (hermano menor y último en morir) había concedido muchos años después al periodista Samuel Kaplan y que contiene muchas inexactitudes. Fue así que me aboqué a estudiar los dos primeros ejercicios periodísticos de los Flores Magón sin sospechar que me encontraría con hallazgos de inusitada riqueza que nos permiten esclarecer variados aspectos de la prensa finisecular y su papel en la construcción de las prácticas y el discurso revolucionario. Entonces, el objetivo de este trabajo cambió, pues decidí concentrarme en la realización de un análisis sistémico e integrador de los elementos que conformaban el ambiente de la prensa y por ende de la arena política; el lugar de debate y negociación en las postrimerías del porfiriato, para poner de manifiesto la transformación de las prácticas políticas y discursivas a través del ejercicio periodístico, pero sobre todo, analizar la forma en la que, a través de los periódicos, se articularon redes diversas y complejas: sociales, políticas y económicas cuyo análisis contribuye a esclarecer los variados y ricos matices de la política de oposición durante el porfiriato, y que, sin embargo había sido considerada durante mucho tiempo como un bloque monolítico en el nada había ocurrido hasta los años cercanos a 1910. En el transcurso de la investigación pude percatarme de un renovado interés por el estudio de la prensa

decimonónica como una riquísima fuente de análisis de los diversos aspectos de la vida social, económica y política de este periodo. Pues, si bien es cierto que se han realizado estudios sobre los periodistas en principio como figuras de oposición al régimen y, sobre los éstos y los tipógrafos como gremio, al parecer no se ha estudiado al periódico como el eje articulador en torno al cual se agrupan diversos sectores de la política porfiriana. Muchos estudios se han valido en reiteradas ocasiones del periódico como instrumento de estudio para analizar las discusiones sobre la política o la sociedad de la época 1 pero no como una empresa orientada a la consecución de fines políticos y sociales (es decir, la obtención de cargos públicos, la creación de redes clientelares o la formación de grupos políticos), sino también como una empresa que pudiera ser sino lucrativa, al menos sostenible en el aspecto económico. A medida que Díaz y el grupo de los científicos se fueron consolidando en el poder, tuvieron que enfrentarse también con mayor frecuencia, a diversos grupos opositores que paulatinamente se fueron articulando a través de redes periodísticas, que funcionaban a través del sistema de canje que les permitía intercambiar información fresca y constante aún de los sitios más alejados de la República. Así, los periódicos nacían desde su origen como espacios de denuncia a través de los que se construyó el espacio de la actuación política de los nuevos sectores medios que conformaban a la opinión pública en aquella época, y que aún siendo reducidos, eran poderosos porque eran los que podían votar. Constantemente las publicaciones señalarán la necesidad de que los abusos de las autoridades se corrijan por “la conveniencia social”. Y, aunque parezca sorprendente, funcionaba. Las diversas autoridades respondían ya fuese corrigiendo el problema o, a través de la denuncia y la cárcel, la “psicología” como se le llamaba entonces, para acallarla. La importancia de la denuncia radicaba ante todo en “la reprobación social”, que se sometía siempre al juicio implacable de “la opinión pública” y en este aspecto parece que despertó expectación e interés, desde el primer número de las publicaciones estudiadas y de otras que aparecen referidas en ellas. Lo que determinó que gozaran de gran aceptación desde su surgimiento y durante los breves momentos en que fueron publicadas, gracias a un público que, a pesar de todo, cubría un amplio espectro de la población, sobre todo urbana aunque no exclusivamente circunscrita a ese ámbito. 1

Sobre el uso de la prensa en el estudio del porfiriato puede citarse desde el clásico de Daniel Cosío Villegas Historia moderna de México ( cf. “Llamadas”, de los volúmenes dedicados a la vida política interior y exterior), a la publicación de Fuentes de la historia contemporánea de México, de Stanley Ross cuyo estudio introductorio revisa el uso de las fuentes hemerográficas en y para el periodo, y a varios estudios contemporáneos sobre la prensa que se citan en la bibliografía. Vid. Infra. Marco teórico

DEL PERIÓDICO Así fue como en el primer año del nuevo siglo XX apareció un pequeño periódico semanal publicado por tres jóvenes desconocidos en el ámbito de la política de la época, en un año “interesante” como señala Pérez-Rayón2, 1900, propició una serie de reflexiones acerca del fin de siglo, también fue un año electoral tanto para la presidencia como para la renovación de poderes en varios Estados de la República. La visión al exterior era la de un gobierno exitoso, aunque al interior tal vez no era tan favorable como puede observarse en el texto de Genaro Raigosa para México: su evolución social, donde pondera los logros del régimen porfiriano pero también sus límites en el terreno económico y educativo.3 Otro trabajo de Raigosa sería publicado en dos partes en Regeneración.

Se trata entonces de un periodo de transformación y de polémica entre aquellos que promueven los cambios que ha traído la incipiente industrialización y los que muestran un dura resistencia ante las vertiginosas modificaciones que la vida moderna había traído a una sociedad que apenas un par de décadas atrás, aún se mecía en la placidez de la vida rural. Para ese entonces la población urbana ya alcanzaba el 28%, aunque se encontraba concentrada en el centro del país. Esos cambios habían traído también nuevos y cada vez más importantes actores sociales: “poco puede dudarse de que entonces surgió un nuevo tipo de empresario poco o nada conocido hasta entonces en el ramo del comercio, desde luego, pero también en los bancos (antes, en realidad inexistentes), en la industria y en la agricultura de exportación.”4

Otros actores sociales que ya existían reaccionaron a estas transformaciones, desde 1891, se había difundido la encíclica Rerum Novarum, que invitaba a los católicos a poner más atención a lo que entonces se conocía como “la cuestión social”. En 1901, las pugnas entre Baranda y Limantour por la sucesión de un Díaz cada vez más envejecido estallan y terminan con la destitución del Ministro de Justicia e Instrucción, cuya salida, según rumores consignados en la propia Regeneración, se había debido a que se había atrevido a plantear al caudillo la imposibilidad de que Limantour le sucediese debido a que no cumplía con los requisitos de nacionalidad paterna. Estos fueron años de permanentes 2 3

4

Pérez Rayón, Op. Cit. vid México su evolución social Puede observarse esta percepción poco favorable en aún en una publicación destinada a publicitar al régimen porfiriano en el extranjero. Ibid. p. XX

y renovados intercambios y negociaciones entre los grupos políticos al interior del gobierno que se oponían a los “científicos”, y que entonces aún estaban encabezados por Baranda y por los gobernadores Dehesa de Veracruz y Reyes de Nuevo León.

Por lo que respecta a prensa de la época también se observaban cambios importantes. Los periódicos ministeriales fueron unificados a partir de 1896, a través de El Imparcial, aunque aún sobrevivían algunos a duras penas que reproducían sutilmente estas pugnas. Los ataques se concentraban entonces en dos rubros fundamentales: el problema de la instrucción pública y la administración de justicia que dependía del ministro Joaquín Baranda, y que se concentraba en la persistencia del abandono escolar, las dificultades de los maestros, los malos salarios, la insuficiencia de los materiales y la infraestructura educativa, además de los abusos provocados por la falta de independencia y el favoritismo que imperaban en el ramo judicial. Cómo sobrevivió entonces la prensa de oposición?, se convirtió en un instrumento en la lucha por el poder de las diversas camarilla que se disputan el poder en el porfiriato y entre las que Díaz actuaba como mediador.

Pérez-Rayón coincide en afirmar que la prensa tenía entonces un mayor grado de penetración, debido a la lectura en voz alta y por las tradiciones de sociabilidad en las calles, los cafés, los bares y todos aquellos espacios públicos donde se cuchicheaban los rumores y se decían a medias palabras y gestos las verdades, en una palabra donde se escuchaban y elaboraban las noticias que luego serían publicadas o no por los diarios. El silencio, era también una forma de confirmar, como lo demuestra el entonces muy reciente y truculento asunto “Arnulfo Arroyo”. En 1897, este hombre había tratado de atentar, sin éxito, contra la vida del presidente Díaz durante un desfile militar. Inmediatamente fue detenido y encarcelado. A la mañana siguiente los capitalinos se levantaron con una historia inverosímil que afirmaba que Arroyo había sido linchado por una turba de hombres de pueblo enardecidos por el horrible crimen que había estado a punto de perpetrar. La indignación popular no tuvo límites, era claro que había sido asesinado por sus guardianes, quienes demostraban lo que se decía a media voz en la sobremesa, que algunos funcionarios eran dueños de la vida y la muerte de cualquiera.5 Este asunto mostraba también la influencia que la prensa jugaba entonces en la capital. Esto puede ser confirmado por las estadísticas del periodo que, respecto a la ciudad de México, muestran que 5

Sobre este interesante episodio vid. Jacinto Barrera Bassols. El caso Villavicencio: violencia y poder en el porfiriato. México, Alfaguara, 1997.

prácticamente la mitad de su población para entonces, sabía leer y escribir, lo que la ponía al lado de los más importantes países europeos. El panorama de la prensa había cambiado también de forma radical. Habían desaparecido El Partido Liberal, El Siglo XIX y El Monitor Republicano. La culpa había sido echada sobre los hombros del Imparcial, que sin embargo, se declaraba inocente. En el caso de los dos decanos, es probable que murieran de vejez, y en algún sentido por causas naturales, no necesariamente por no poder competir, caso aparte el del Monitor que murió junto con su fundador Vicente García Torres. Deberíamos cuestionar sin embargo, la afirmación de que la prensa estaba muy controlada para 1900, o en periodos anteriores como señalaba Bulnes, quien no reconocía ninguna prensa verdaderamente opositora. Agregaba también que la prensa en realidad no le preguntaba su parecer a la opinión pública, pues aún los

diarios opositores eran enemigos entre sí y representaban a grupos cada vez más

interesados en disputarse el poder. 6 Bulnes, con todo y sus brillantes polémicas, cobraba directamente del erario público y su visión estaba necesariamente sesgada por ello. Me parece que en este periodo puede observarse cómo la modernidad en general, pero de manera particular la política se sociabiliza a través de la prensa a sectores cada vez más amplios dentro de las clases medias y aún a grupos como artesanos y obreros, que durante la mayor parte del siglo XIX, se habían mantenido alejados de la práctica política. Los periódicos independientes abrían nuevos espacios al promover la participación en forma de quejas y denuncias y luego en la organización de otro tipo de agrupaciones. A pesar de todas esas dificultades que sí enfrentaban las empresas independientes, frecuentemente surgían periódicos de corta vida pero de indiscutible efectividad. Uno de ellos sería Regeneración, primero semanario independiente y luego periódico de combate, que nace en un momento crucial de transformación de las prácticas políticas en el porfiriato, ese año se fundan los “clubes liberales”, agrupaciones de carácter político que pretenden reunificar al mítico “partido liberal” triunfante en la epopeya de 1867. La publicación fue un ejercicio más bien modesto de dos jóvenes abogados, uno de los que figuraba 6

Pérez Rayón Op. Cit.

como director era Antonio Horcasitas, que se había graduado en 1892 y que seguramente ya tenía una clientela establecida, pues era además hijo de un Magistrado. Es probable que fuera el propio Horcasitas quien financiara una parte o tal vez, toda la publicación pues las oficinas del semanario, ubicadas en el tercer piso del Centro Mercantil, ahora gran Hotel de la Ciudad de México, uno de los edificios más nuevos de la ciudad, en aquel entonces. En 1903, al solicitar la reexpedición de su título de abogado constaba esta dirección como la de su despacho. El otro abogado, Jesús Flores Magón, apenas comenzaba a abrirse camino en la vida profesional, había obtenido apenas en 1897 su título de abogado, seguramente con gran esfuerzo pues su padre había muerto a la mitad de sus estudios. No fue un estudiante destacado, aunque es posible que siguiera participando de forma secundaria con los mismos jóvenes opositores que apoyaron en 1893 al Demócrata. Lo que resulta evidente, es que para 1900, era Jesús el que tenía los contactos sociales y profesionales además de periodísticos, y la experiencia para iniciar la publicación del Semanario. Era entonces secretario de la Academia Mexicana de Jurisprudencia, presidida por el Lic. Francisco León de la Barra, cuyos anuncios aparecerán en varias ocasiones en el periódico. La publicación también le atrajo seguramente nueva clientela, pues luego de la separación de Horcasitas, tuvieron que mudar temporalmente sus oficinas. Pero más tarde, Jesús anunció la apertura de su nuevo bufete en la calle de Humbolt, en la avenida Juárez. La Administración del semanario estaba a cargo del hermano menor de Jesús, Ricardo. Éste había cursado también los seis años de estudios preparatorios en la Escuela Nacional Preparatoria, y en 1892 se había inscrito en la carrera de abogado. Sin embargo nunca concluyó sus estudios, es probable que abandonara la Escuela de Jurisprudencia en 1893, tal vez a causa de la muerte de su padre en ese año que quizá trajo dificultades económicas a la familia compuesta por el entonces niño, Enrique y la madre Margarita Magón. Los años que median entre aquel y la aparición de Regeneración son más bien oscuros. José C. Valadés, que tuvo acceso a varios documentos proporcionados por Nicolás T. Bernal,7 el último de los magonistas, señala que Jesús prohibió terminantemente que se hablara sobre esos años que Ricardo pasó apartado de su familia. Supone también que tal vez llevó una vida disoluta que luego le incapacitó para tener hijos.8 7

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Bernal lo acusa de haberle robado varios documentos de Ricardo Flores Magón en sus Memorias. Nicolás T. Bernal. Memorias. México, Centro de estudios del movimiento obrero mexicano, 1982 José C. Valadés, El joven Ricardo Flores Magón. México, Extemporáneos, 1983

Otra fuente son los artículos publicados por Enrique Flores Magón en El Nacional desde el 25 junio 1944 hasta febrero del 47, primero como “Vida y hechos de los hermanos Flores Magón” y luego como “Añoranzas”, estos episodios novelados son sin embargo poco confiables, pues tras la muerte de Ricardo, sus seguidores se empeñaron en construir una especie de hagiografía anarquista que demostrara su avanzado pensamiento desde el principio de los tiempos. Ahí se relata la participación de los Flores Magón en las manifestaciones de 1892 y su participación en El Demócrata, trabajando en las prensas, lo que como hemos visto es imposible en ambos casos. En El Demócrata porque tenía sus propios operarios, en el caso de Regeneración porque carecía de imprenta propia en su primera época. Barrera Bassols afirma que entre 1897 y 1900, Ricardo había vivido en Amapa, Oaxaca, Distrito de Mazatlán de la Flores, de donde era su familia paterna, y donde trabajó como contador general en la “Compañía Siordia y Flores Magón, comerciantes, importadores, exportadores y comisionistas”. Allí adquirió experiencia con la contabilidad, lo que seguramente facilitó su labor como administrador de Regeneración y más tarde como gerente del Hijo del Ahuizote. Podemos afirmar que hasta 1903 cuando Jesús decide separarse de la vida opositora, Ricardo tuvo en general un papel discreto pues las amistades y los contactos tanto profesionales como periodísticos, eran de Jesús. Podemos ubicar tres etapas en la primera época del semanario. La primera corre desde el primer número hasta el 16, de octubre a principios de diciembre de 1900, cuando Horcasitas sale de la publicación debido a la polémica causada por la negativa de Regeneración a sumarse a la Manifestación de la Paz, convocada por el Círculo de Amigos de Porfirio Díaz. A partir de entonces la publicación dará un giro con la incorporación Ricardo como director, un mes más tarde cambiaría el subtítulo a “Periódico independiente de combate”. Luego hasta su prisión en abril donde fortalecerán sus vínculos con los clubes liberales y de ahí hasta el cierre intempestivo del periódico en agosto. Cada número consta de 16 páginas en dos columnas en formato pequeño de folletín. No es un periódico de carácter informativo sino que se ocupa de textos de análisis pues se dedica a comentar las noticias que aparecen en otros periódicos además de artículos de análisis de temas jurídicos y denuncias sobre malas prácticas de funcionarios públicos, particularmente judiciales, el tomo I va del #1 1900 al #20 de 1900, el tomo II del #21 1 de enero de 1901 al #39 publicado el 23 de mayo de 1901 y el tomo II-2 del #40 31 de mayo de 1901 al #57 7 de octubre de 1901. A pesar de que para entonces El Imparcial ya tenía 4 años dando a la luz un periódico que daba preferencia a la información y al entretenimiento,

Regeneración pudo sobrevivir y tal vez hasta resultar competitiva DE LOS LECTORES El semanario nace desde su inicio como un espacio de denuncia. Constantemente señalará la necesidad de que los abusos de las autoridades se corrijan por “la conveniencia social”, la importancia de la denuncia radica ante todo en “la reprobación social”, que se somete siempre al juicio implacable de “la opinión pública” y en este aspecto parece que despertó expectación desde el primer número y que gozó de gran aceptación desde ese momento primero por un sector de público muy específico, el forense, que fue ampliándose a medida que la propia publicación fue cambiando, aunque sobre ello abundaré más adelante pues en necesario revisar primero la accesibilidad con que contaba Regeneración en ese periodo. El primer aspecto a considerar es el costo del periódico y las posibilidades de adquisición de sus consumidores. Éste se sostenía en primera instancia de las suscripciones, y las notas publicadas estaban basadas sobre todo en los sistemas de canje con otros periódicos. Era una publicación semanal, lo que la volvía aún mas accesible, salía los días 7, 15, 23 y último de cada mes, cada número costaba 15 cts, los atrasados 25 ctvs., 1.50 la suscripción trimestral y 2 pesos para los estados y el extranjero. Para la distribución en la república a los no suscritos debían contar con agentes, que solicitaron a lo largo de todo el periodo de publicación, anunciaban también que se les abonaría el 15%. Sobre éstos personajes no se tienen muchos datos aunque por medio de una nota se sabe que también podían ser objeto de las persecuciones estatales. Aunque el periódico disponía de espacio para anuncios cuyas tarifas ofertaba en la primera plana, el espacio dedicado a éstos era de apenas unas líneas, por lo que su contribución en el sostenimiento de la publicación no parece importante. Es claro que la publicación iba dirigida a los sectores medios particularmente urbanos, cuyo salario oscilaba entre los 100 y 150 pesos mensuales y para los que un trimestre de 1.50, no representaba una erogación gravosa. Para las clases más bajas en cambio, el promedio salarial giraba alrededor de los 38 ctvs. diarios. Aunque por supuesto había quien percibía apenas 2 reales diarios. Mientras que los precios del maíz eran de 4 cts. el kilo, 10 la harina, 2 el carbón y 9 la tela estampada, según Florence Toussaint. Con todo, los trabajadores más pobres se las ingeniaban para conseguir materiales de lectura, como lo señala la existencia de prohibiciones y descuentos para los obreros que leyeran periódicos, aunque había también otros métodos para procurárselos, menos ortodoxos pero de gran

efectividad, como veremos para el caso de Regeneración. 9 El segundo punto a considerar se refiere a la distribución y cobertura de la publicación. Para el caso de Regeneración es necesario señalar que al igual que el resto de los periódicos tenía una cobertura desigual entre los centros urbanos y las zonas rurales, y dado que su distribución dependía de las administraciones locales de correo resulta claro que no llegaba con la misma facilidad a los sitios alejados de los centros urbanos. Por otra parte, el correo podía ser controlado por las autoridades estatales y municipales sin mayor dificultad, en el periódico se señala por ejemplo que el periódico recibía pocas noticias de Tlaxcala porque el gobernador Cahuatzin censuraba la correspondencia dirigida a la prensa que salía de ese estado.10 Para 1900, el 29% de la población era urbana y se concentraba en el centro del país y a lo largo de la frontera, sin embargo, la mejora en las vías de comunicación, del correo, el telégrafo y el cable transoceánico facilitaban la distribución de las publicaciones, aunque podemos observar por varias notas, que continuaban publicándose hojas volantes gratuitas (para denunciar algún hecho) y folletos, que también podían conseguirse en los mismos establecimientos donde se compraban los periódicos: las alacenas o las mismas imprentas. También se valían de agentes al interior de la república (aunque sobre esta figura me faltan datos, es probable que fuesen los mismos para la mayoría de los periódicos) y dentro de las ciudades los papeleros, normalmente niños que voceaban las noticias más impactantes del día. La distribución por lo menos estaba asegurada, aunque no sin contratiempos derivados del correo y la benevolencia de las autoridades locales. La amplitud de la distribución puede observarse también a través de las notas publicadas y las cartas y periódicos recibidos de los Estados. Este proceso de retroalimentación constante nos permite revisar la conformación de un sistema de comunicación ya existente por el sistema de canje, pero que se potencializará a partir de la vinculación de los redactores con los clubes liberales en los últimos meses de 1900. Es por ello que los rastros de los lectores de la publicación no pueden buscarse sólo en una sección del 9

Para los salarios de los funcionarios vid. Daniel Cosío Villegas, para los jornales y los precios de los alimentos vid. Florence Toussaint,. Escenario de la prensa en el porfiriato. México : Universidad de Colima : Fundación Manuel Buendía, c1989. 10 Regeneración. n. 4.15 de abril de 1901. p. 4. Dado que siempre se referirá al mismo periódico, en adelante se omitirá el título y sólo se citará la fecha y el número.

periódico sino que aparecen frecuentemente aunque de forma irregular a lo largo de cada número, ya como colaboraciones de otros abogados “entusiastas”, de “corresponsales” voluntarios en algunos poblados o en forma de anuncios de nuevos abogados o bufetes, cambios de oficinas y con el envió de folletos sobre materias diversas: desde tesis de jurisprudencia hasta de ingeniería hasta una revista de homeopatía. El periódico concede desde el primer momento una importancia fundamental a sus lectores. Regeneración publica desde su tercer número una sección gratuita de consultas donde invita a los lectores a someter sus dudas sobre procesos judiciales o cuestiones jurídicas en general a los redactores, que eran por supuesto abogados litigantes. Las consultas llegan de varios estados de la República y no sólo de centros urbanos, lo mismo de Chalco y Ozumba que Chihuahua, Veracruz o Michoacán. Sin embargo reciben también con frecuencia cartas de funcionarios señalados en a publicación que ejercen su derecho de réplica o como un juez de Papantla cuya opinión difiere de la de los redactores y on que se ensartan en una caballerosa polémica durante algunos números. Por último deben considerarse lo periódicos que aparecen citados en la publicación y que provienen de 19 estados de a República Mexicana, pero hay algunos de poblaciones en E.U. (Laredo, N. York, San Diego y Laredo) y un par de San Salvador, Salvador. Por lo que su distribución no era sólo nacional sino internacional. El periódico publica más tarde una sección de remitidos y comienzan a aparecer notas de sus corresponsales en otros estados desde los primeros meses. También, y a partir de la aparición de los grupos liberales que respondían al llamado de los potosinos encabezados por Camilo Arriaga: anuncios, cartas, actas de instalación, mensajes e iniciativas de aquellas agrupaciones. Lo que atrajo a otros lectores mucho más dispuestos a la polémica y a otras formas de distribuir el contenido del periódico. Por ejemplo, en una nota comentan que el cura de Villa de García, Nuevo León, Gregorio Tesillo, domina al ayuntamiento de tal forma que ordenó a sus feligreses destruir cuanto periódico liberal tengan a la mano, además de insultar desde el púlpito al periódico El Monitor Liberal, que ha exhibido sus abusos.11 Así la promoción podía llegar incluso desde el púlpito. Es natural pensar que el periódico fuese leído en primera instancia, casi de forma exclusiva por abogados, de hecho podríamos situar el espectro de lectores a la par de las tres etapas en la publicación. La primera que va de desde su primer número, donde se define como periódico jurídico independiente, la segunda cuando cambia el subtítulo por el de periódico de combate y la tercera cuando los redactores 11

N. 35. 23 de abril de 1901. p. 16

son encarcelados y comienzan a publicar desde la cárcel. En esta primera etapa, la mayor parte de los artículos están dedicados a criticar aspectos vinculados con el sistema de administración de justicia, desde denunciar a los jueces incultos o que no trabajan hasta pedir la derogación de una circular que exige que los documentos presentados sean escritos a mano y no en máquina de escribir. Es interesante señalar que el primer texto del primer número, está basado en un discurso pronunciado por el abogado Luis Méndez, tío de Justo Sierra, sobre la mala administración de Justicia. En esta primera etapa, varios abogados envían colaboraciones como Ramón Obregón o Eugenio L. Arnoux. Sin embargo, a partir de la revisión sistemática del periódico buscando entrever a los lectores nos encontramos primero con que tuvo un espectro que se fue ampliando a lo largo de las diferentes etapas por las pasó la publicación. En un primer momento cabe destacar la importancia de las redes profesionales que se formaban desde que los estudiantes asistían a la escuela de jurisprudencia o incluso desde la escuela nacional preparatoria. Éstas aparecen citadas en diferentes artículos en esta primera época, que tratan sobre sus deficiencias o que se quejan del régimen militarizado al que estaba sometida la preparatoria. Asimismo aparece una gran cantidad de abogados, muchos desconocidos pero algunos de importancia en esa época y en posteriores. Por ejemplo, anuncian que el 8 de enero sustentó su examen profesional “el querido amigo” Rodolfo Reyes, de cuyo éxito profesional no es dable extrañarse pues: “No es de estos jóvenes vanos y necios que fundan un malentendido orgullo y pretensiones de saber, en la situación social o política de sus padres. Es estudioso y modesto...”. Recuerdan igualmente a su amigo Justino Fernández, fallecido hace algún tiempo pues entre Rodolfo y Justino hay “una paridad de sentimientos, talento, laboriosidad y modestia”12 Así, el primer número seguramente se distribuyó entre la población de abogados de la ciudad pero también de provincia y cuyos egresados o pasantes nutrían las oficinas de gobierno. El periódico señalaba en su encabezado que: “si no se devuelve este ejemplar se sobrentiende que aceptó la suscripción”. A lo largo de todo el periodo de vida de esta primera época continuaron apareciendo entre sus páginas anuncios de nuevos abogados, de despachos o de cambios o de viajes, etc. Aparecían también anuncios de la Academia Mexicana de jurisprudencia correspondiente a la Real de Madrid a sus agremiados, en ellas figuraba como presidente Francisco León de la Barra y como primer secretario el propio Jesús Flores Magón. Es necesario señalar que el periódico tuvo un éxito inmediato, como señalaban sus redactores en el segundo número (así que podemos suponer que pocos números habían sido devueltos) en la breve nota titulada “Nuestro periódico”, se puede leer lo siguiente: 12

n. 22, 15 de enero de 1901, p. 5

Muy agradecidos estamos al público, por la benévola acogida que ha dado a nuestra publicación. No sacrificaremos cuantos esfuerzos estén a nuestro alcance para complacer los deseos de nuestros ilustrados lectores. Contra la profecía del juez Serret, que aventuró su opinión al decir que ninguna persona decente leería nuestro periódico, éste es leído por cuantas personas sensatas, ilustradas y de buen criterio científico que hay en la República.13 Esos lectores “sensatos, ilustrados y de buen criterio científico a los que se refería la publicación seguramente comprendían al espectro de las clases medias, particularmente al grupo de burócratas de mediano y bajo perfil que podían costear la suscripción. Desde sus comienzos como “periódico jurídico independiente” aparecieron de forma reiterada colaboraciones de abogados, muchos de D.F. pero también de varios estados.14 La vinculación con ese estrecho círculo permitió también que la publicación se convirtiera en un escándalo desde su primer número, tanto que éste se discutía en un corillo en los corredores del palacio de justicia, donde un juez tercero menor “se entretenía en comentar el primer número de Regeneración”. Ahí lanzó una acusación contra uno de los redactores, afirmaba que había sido Horcasitas el autor de la protesta contra la suprema corte porque este juez había dictado recientemente un fallo en su contra. Se vanagloriaba del poco caso que hacía a estas publicaciones: “pero yo me río de sus declamaciones y no me ocupo de ellas”15. Claro que a medida que pasó el tiempo, el periódico resultó cada vez más incómodo, dos números después explicaba a sus lectores que: “jueces cultos ha habido que honradamente deseén conocer nuestra opinión respecto de sus fallos; pero ha habido también quienes, al hablárseles de nuestro periódico, hayan contestado, como único y supremo argumento, con la palabra “cárcel”.16 Más tarde, al vincularse con los clubes liberales, los problemas se hicieron cada vez más graves, por lo que comenzaron a publicarse notas acerca de la supresión del club liberal “Ignacio Zaragoza” de Candela, Coah. Éstas nos permiten confirmar las actividades de los lectores, pues se señala que los miembros de este club fueron separados de los cargos que ocupaban en la administración pública: maestro de escuela, vocal en esa misma escuela, administradora de correos. A los dos primeros se les obligó a salir de la población en un lapso de tres días por órdenes del cacique Barreda; sin embargo el club continuó a pesar de que algunos de sus miembros tuvieron que huir.17 13

n. 2, 14 de agosto de 1900, p.15 Casi un centenar de periódicos de todos los estados. 15 n. 2, 14 de agosto de 1900, p.12 16 no 4 p. 4 Sic. En cursivas en el original 17 n. 41, 7 de junio de 1901, p. 6 14

El otro importante grupo de lectores a los que iba dirigida esta publicación era el conformado por otros periódicos independientes, a los que se refieren en muchas ocasiones durante toda la vida del periódico. Relatan los sinsabores a los que se enfrenta a causa de la “psicología”, es decir, las persecuciones gubernamentales, publican sus comunicados, anuncios, artículos aparecidos, opiniones, anunciaban también a los nuevos periódicos que surgían y que enviaban a las oficinas de la redacción su primer número para instaurar el canje, gracias a este sistema se mantenían informados de lo que ocurría en los diferentes estados de la república. El canje operaba de la siguiente manera : un nuevo periódico enviaba su primer número a los periódicos con los que estaba interesado en establecer el “canje” éstos respondían anunciando a la nueva publicación en sus páginas y respondiendo con uno de sus ejemplares, aunque no todos respondían con la misma celeridad pues en algunas ocasiones señalaban que seguían esperando la llegada de tal o cual periódico. Esta práctica, sin embargo también se realizaba con los opositores que aceptaban, pues era una buena forma de nutrir las polémicas que daban vida a los periódicos. Deben destacarse también las redes de solidaridad entre los periodistas e impresores de oposición independientemente de su filiación política, ya fuesen católicos como el Tiempo de Victoriano Agüeros o viejos liberales como el Hijo del Ahuizote, y que crearían durante el porfiriato la Prensa Asociada que protestaría en innumerables ocasiones en un frente común contra los abusos y las persecuciones. 18 Sin embargo había otros periódicos que también eran asiduos lectores de Regeneración, aunque no con tan buenas intenciones como los primeros; en los últimos meses de publicación responden por ejemplo a los ataques de El Imparcial, El Tiempo, El País, El Popular y otros, entre ellos uno sostenido por Joaquín Baranda (aunque no mencionan el nombre de la publicación), éstos se debían a la publicación de un artículo donde demostraban los peligros a los que se enfrentaría el país en caso de la muerte de Díaz, lo que había despertado clamores aún de periódicos independientes como El Universal.19 Otra publicación en el púlpito referida en Regeneración es el caso de ¡Excélsior!, “colega valiente liberal de Veracruz” que cuenta con “la aceptación unánime de las personas honradas”. En ese caso, un fraile había lnzado un sermón en la iglesia parroquial de ese puerto, afirmando que quien leyera ese periódico cometía pecado venial, además de llamar al periódico “obsceno indigno de ser leído por las almas piadosas” y otros insultos.20 Como puede observarse, las publicaciones contaban con mucha 18

Cf. Maria Teresa Camarillo Carbajal. Op. Cit. N. 37, 7 de mayo de 1901, p. 16 20 n. 22, 15 de enero de 1901, p. 2 19

publicidad gratuita. Otro grupo de lectores, particularmente activo era el de los estudiantes, que conformaban una parte fundamental de la opinión pública. Aunque de este sector en este periodo no he podido rastrear suficiente material, lo cierto es que al parecer juegan un papel importante al menos sintomático de las crisis políticas en el porfiriato, podemos rastrear protestas en 1884, 1892 y el congreso estudiantil de 1910; además de organizaciones en principio literarias pero con una indudable filiación política (p. Ej. Savia moderna)o estudiantes y egresados agrupándose en torno a periódicos (El demócrata 1892, La Libertad 1892, Regeneración 1900, El hijo del Ahuizote –dirigido en 1905 por Néstor González, estudiante de la ENJ-, El Diario del Hogar en varios periodos). Estos conforman también una parte muy importante de los lectores de Regeneración, de hecho en varias ocasiones aparecen noticias referentes a su activismo político: organización de veladas literarias, homenajes a personajes históricos, anuncian publicaciones estudiantiles como Pro-Patria. Un ejemplo de ello, es la publicación en el periódico, de la protesta de estudiantes de Hidalgo en la Cd. De México contra el acto anticonstitucional cometido por el jefe político contra los estudiantes de esa ciudad y que señalaba: “Nosotros que somos vuestros hermanos de pensamiento, que abrigamos los mismos ideales, que hemos formado nuestro raciocinio al calor de la ciencia, nuestros sentimientos a la luz de la filosofía, y nuestros corazones al fuego del sacro amor a la patria...”; es por ello que confían en “las páginas Justicieras de la Historia...¡Libertad, Unión y Fraternidad!”. Este documento lo firman 73 alumnos, entre ellos 18 señoritas. Regeneración hace hincapié en este hecho “porque en ellas vemos que la nueva generación femenina está desposeída de las necias preocupaciones que hacían de la mujer un juguete de la prostitución del clero, y también vemos, que el elemento femenino no permanece impasible ante el atropello...”. Por último, felicita a los estudiantes por su honrada actitud.21 Esto nos lleva por cierto, a los lectores inesperados de la publicación, pues a medida que pasaba el tiempo y sobre todo, a partir de su vinculación con los clubes liberales, el espectro se torna cada vez más amplio. Un primer grupo se refiere a las mujeres, de cuyas prácticas lectoras se sabe aún menos que de las de los hombres, pero que aparecen con cierta frecuencia entre sus páginas y como activas participantes en las organizaciones liberales. Sobre esto, narran por ejemplo una fiesta en Lampazos, Nuevo León, organizada por el club “Juan Ignacio Ramón” de esa ciudad. En él, varias señoritas y el pianista Felipe Naranjo dieron un concierto. El socio Vidal Garza Pérez dio un discurso sobre “La importancia de las Leyes de Reforma y la Constitución de 57”. El Ing. Francisco Naranjo h. habló 21

N. 53, 7 de septiembre de 1901, p. 14

sobre el art. 1 de la Constitución, sobre los derechos del hombre como la base de la Constitución y la obligación de las autoridades de sostener y respetar las garantías constitucionales. El Dr. Juan C. Fernández disertó sobre la libertad de enseñanza. Luego se realizó una kermesse con el objetivo de reunir fondos para publicar el libro de actas del Primer Congreso Liberal y el mejoramiento de la Biblioteca Pública del Club: “Las más distinguidas señoras y señoritas ayudaron a los socios del club en la kermesse. Su presencia es prueba de su cultura y su amor al progreso”. Es por ello que los redactores las felicitan por su patriotismo, valor civil y energía que las ponen “por encima de muchos hombres cobardes”.22 En otro número reproducen la carta enviada por la “bella e inteligente profesora” Srita. Sara E. Ramírez desde la redacción de La Crónica en Laredo, Tex., fechada el 30 de abril de 1901, donde convoca a los jóvenes a formar dos clubes liberales, uno de señoras y señoritas y otro de varones, para sostener “los ideales más santos de adelanto, de progreso y de perfección” y para “engrandecer a nuestra patria..y avanzar y...sostener el patriotismo innato en nuestra raza”. Los redactores señalan que Sara Ramírez es “conocida en la República por sus composiciones poéticas y su patriotismo, ardorosa liberal, virtuosa y abnegada”.23 Más tarde, ella misma publicará su propio periódico La Corregidora, que será anunciado continuamente en Regeneración. Aparecen también al menos dos clubes liberales de mujeres, uno en Zitácuaro y otro en Cuicatlán, Oax. Otro grupo, como ha podido observarse, era el de los mexicanos en los Estados Unidos, radicados en Texas, en El paso, en Los Angeles, que publicaban periódicos en español y mantenían a sus lectores al tanto de lo que pasaba en su país. Se sabe que para este periodo era una comunidad importante pues un buen número de mineros y campesinos habían emigrado al vecino país.24 De hecho, durante el proceso a los Flores Magón se les acusó de inmorales y antidemocráticos, y por lo tanto se les negó el derecho de libertad bajo caución bajo el argumento de que, al señalar las fallas de los funcionarios en el periódico, se enteraban en el extranjero.25 Por último podemos encontrar algunos otros lectores que no podían suscribirse al periódico pero que sin lugar a dudas habían encontrado muy entretenidas las críticas a sus jefes: jueces indolentes o funcionarios que no cumplían con su trabajo y que eran denunciados con nombre y apellido dentro de 22

N 31, 23 de marzo de 1901, p13 No 37, 7 de mayo de 1901, p.14 24 Cosío Villegas, op. Cit. 25 N. 54 p. 8 15 de septiembre de 1901 23

sus páginas. Seguramente todo el mundo sabía de estos abusos pero difícilmente pasaba de ser un rumor que se comentaba en voz baja en los pasillos, a la pública humillación de ver su nombre impreso. Así, el semanario se convertiría en un objeto codiciado y obtenido por métodos nada ortodoxos, como se quejaban amargamente los redactores ya desde el segundo número: Hay muchos individuos que gustan de leer nuestro periódico sin pagar la suscripción, y con frecuencia sucede, que aunque van rotulados los cuadernos con los nombres de nuestros abonados, esos individuos de que tratamos, no conformándose con leer lo que no va dirigido a ellos, se hurtan los ejemplares que no les pertenecen, ocasionándonos con tal procedimiento perjuicios incalculables. En donde más se observan esos abusos es en algunas oficinas públicas. Ignoran, sin duda, esos individuos, que nuestra publicación, no teniendo trabas de ninguna especie con el gobierno, vive por si sólo. [sic.] Por este motivo suplicamos a nuestros abonados, se dignen ordenar a sus subordinados, dependientes, mozos o porteros, que les entreguen los ejemplares que se les han servido.26 Los robos continuaron pues en el número 4 se señalaba que sucedían con mayor frecuencia en juzgados y tribunales, y aún amenazaban con publicar los nombres. La práctica sin embargo continuó pues al año siguiente se vieron en la necesidad de solicitar a los administradores de correo de Tampico, Tam., y Tuxpan, Ver., que ordenasen que Regeneración se entregue a los suscriptores. Esperaban también que el servicio se regularizara, y que no sucediese lo que en Pachuca y Tulancingo, Hgo., donde “hay empleados que leen el periódico sin que les cueste dinero”. Por último, instaban a esos oficinistas a que les dijesen con franqueza si era este el caso “para regalarles una suscripción, y de esta forma evitar que sigan estorbando la circulación del periódico”.27

CONCLUSIONES A partir de este breve avance podemos aventurar algunas breves conclusiones sobre los lectores de principios de siglo. Cabría preguntarse si el periódico iba dirigido a todo tipo de público, lo que tiene por cierto, una respuesta ambigua en el caso de Regeneración, en principio podría señalarse que estaba dirigido sólo al sector de la clase media que había crecido de forma importante durante el porfiriato, sin embargo había una misión para los periódicos de la época y en la que coincide Regeneración: la de ilustrar a las “masas” para que pudieran transformarse en ciudadanos políticamente activos. El mensaje de trasformación de las prácticas ciudadanas llegaba a los grupos que más influían en la vida política del periodo y que en algún sentido eran líderes de opinión en sus localidades. Ello con el objeto de que éstos pudieran influir en otros con menos status social o formación profesional ya fuese a 26 27

N. 2, 14 de agosto de 1900, p. 12 No. 37, 7 de mayo de 1901, p. 7

través de nuevas sociabilidades como las agrupaciones liberales. Debe recordarse que la carrera de abogado albergaba a una buena parte de los profesionistas liberales de la época además de la medicina y a ingeniería.

También es importante señalar que el espectro de los públicos que pudieron acceder al contenido de la prensa decimonónica puede ser ampliado a través del análisis de las prácticas de lectura. Por último es claro que a partir de la revisión sistemática de los periódicos pueden igualmente obtenerse resultados inesperados que fascinan por su novedad y que nos permiten matizar algunas ideas anacrónicas que impiden ponderar de forma adecuada el impacto de las publicaciones periódicas en el periodo. Para el caso de la primera época de Regeneración, publicada entre 1900 y 1901, es interesante destacar cómo un pequeño periódico, publicado por tres jóvenes clasemedieros que carecían de una imprenta propia, de contactos sociales importantes, y en general de los recursos con los que sí contaban otras empresas periodísticas más antiguas e importantes, pudieron acceder con rapidez a un número cada vez mayor de lectores y despertar tanto interés en ellos como para ser objeto de una encarnizada persecución tras apenas un año de su aparición por el aparato gubernamental porfiriano. Es claro que se requiere también analizar el contexto en el que ésta se desarrolló y las redes sociales y políticas que se aprovecharon para su distribución para completar este cuadro. Lo que queda para un trabajo mucho mayor, aunque puede observarse que los periódicos se convirtieron en el vínculo fundamental de los grupos de oposición a lo largo del país, que se articularon alrededor de éstos y, a la vez, articularon también un nuevo espacio virtual en la sociedad mexicana pues se encargaron de la construcción del espacio de la “opinión pública”, en el que México se adentró, a veces violentamente, en la modernidad.

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