Los inicios de la economía de producción en el estuario Tinto-Odiel: el asentamiento prehistórico de Casa del Río (Aljaraque, Huelva)

June 7, 2017 | Autor: Pedro Campos Jara | Categoría: Arqueología Prehistórica
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LOS INICIOS DE LA ECONOMÍA DE PRODUCCIÓN EN EL ESTUARIO TINTO -ODIEL: El asentamiento prehistórico de Casa del Río (Aljaraque, Huelva) PEDRO CAMPOS ,JARA JOSÉ MARTÍN GÓMEZ RESUMEN La investigación arqueológica sobre el proceso de génesis y consolidación de estrategias productoras en el marco global del suroeste peninsular y en los contextos fluviomarítimos de la provincia de Huelva, en particular, apenas cuenta, hoy por hoy, con resultados contrastados que puedan contribuir a esclarecer la cuestión. La excavación en el asentamiento de Casa del Río (Aljaraque, Huelva) ha aportado bases tanto para el análisis y definición del proceso histórico de aquellos grupos, su organización social, economía, etc., cuanto para el planteamiento de un modelo hipotético zonal del tránsito de sociedades cazadoras-recolectoras a productoras. PALABRAS CLAVE: estrategias, formación social, protoproducción, reserva, estuario ríos Tinto-Odiel (Huelva), neolitización.

ABSTRACT Nowadays, the archaeological research on the process of genesis and consolidation of producing strategies in the Southwest of the Iberian Peninsula, specially, on the fluvial and maritime context of the province of Huelva, hardly pos -secontraigsulhcarfyteisu.Anwa,hexcvtions settlement of "Casa del Río" (Aljaraque, Huelva) have provided foundations for both the analysis and definition of the historical process, social organisation, economy, etc, for these groups. Besides, they have introduced a hypothetical model that enables the shift from hunting-farming societies to producing ones. KEY WORDS: Strategies, social shaping, proto-production, reserve, estuary of rivers Tinto and Odiel (Huelva), neolithicsation.

HUELVA EN SU HISTORIA - 2 9 EPOCA, VOL. 8, 2001,125-40) , ISSN 1136 -6877 © Universidad de Huelva

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I. INTRODUCCIÓN Las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en nuestra provincia en los últimos años han permitido siquiera iniciar el conocimiento del proceso de génesis y consolidación de estrategias productoras, aún cuando, en el estadio actual de los estudios, continúen siendo más los interrogantes que las respuestas. En parte, a ello ha contribuido un cierto sesgo en los trabajos, más volcados hacia la búsqueda de paralelos como medio para definir una secuencia regional, con mayor o menor referencia a particularismos locales, que a profundizar en el conocimiento de las relaciones hombre-hombre y hombre -medio como definidores de los procesos históricos que culminarán (como figura .literaria más que real dado el carácter dinámico de la Historia) en la aparición y consolidación de estructuras estables de poder y en un auge urbano especialmente visible en el último milenio a.n.e. Hoy por hoy, y a la espera de la publicación detallada de los resultados, sólo avanzados de manera somera y en alguna ocasión (CAMPOS CARRASCO, J. ET AL., 1992; GARCÍA RINCÓN ET AL.,1996), de proyectos de investigación en el litoral onubense, continúan siendo los estudios sobre La Dehesa y El Judío (PIÑÓN, F., 1988) y sobre Papa Uvas (MARTÍN DE LA CRUZ, J.C., 1985; 1986) las bases para el conocimiento del proceso mencionado. En cuanto a los primeros, su carácter superficial y el hecho de tratarse de una recogida selectiva, hace que las conclusiones obtenidas a partir de su registro hayan de considerarse, siempre en función de esas variables, con extremada prudencia. Con todo, la síntesis publicada por Fernando Piñón (PIÑÓN , F, 1988) puede considerarse el único intento por establecer las características fundamentales, sea con un prisma casi exclusivamente arqueográfico, de lo que él mismo define como el poblamiento neolitico de la orla litoral onubense. Por su parte, Papa Uvas, utilizado en multitud de casos como referente para el estudio del proceso de transición Neolitico-Calcolitico (?), presenta, básicamente, el problema de aparecer excesivamente desvinculado de su entorno inmediato; esta situación, cuya justificación se intenta llevar a cabo mediante un planteamiento teórico volcado al estudio intrayacimiento, obstaculiza sin embargo la resolución de cuestiones que no pasan necesariamente por la inserción "cultural" del asentamiento, sino por conocer más y mejor la proyección territorial de la formación social que lo utilizó y la propia organización de la misma. En cualquier caso, por plantear un punto de partida, y a la espera de la publicación de la "tercera y definitiva memoria de investigación"( MARTÍN DE LA CRUZ, J.C., 1992) de Papa Uvas, podemos dibujar la situación actual del conocimiento del proceso de génesis y consolidación de estrategias productoras como aquella que pasa por un casi absoluto desconocimiento del sustrato formado por los últimos cazadores -recolectores, a los cuales, sólo las referencias directa o indirectamente generadas por la actuación en "La Glorieta" (GARCÍA RINCÓN, J.M., y RODRÍGUEZ VIDAL, J., 1988) y su atribución, a partir de su consideración den-

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tyro de las "industrias tardías de cantos tallados" a momentos finipaleolíticos, permite sacarlos del olvido. Esta "ausencia" es especialmente llamativa, por aparen contradictoria con unas tradiciones, reflejadas particularmente en la-temn industria lítica de las formaciones en contacto ya con estrategias de producción, calificadas, en muchos casos, como epipaleolíticas (PIÑÓN; 1988). En qué medida ello pueda estar relacionado con transformaciones del espacio costero que pasan por una subida de más de cien metros en el nivel del mar entre, aproximadamente, el 16000 BP y el 7500 BP (OJEDA ZUJAR, J., 1989), es algo que debe preocupamos en otra ocasión. Lo que sí queda claro es que casi nada sabemos-rá sobre quienes comenzaron a conjugar actividades económicas predatorias con otras productoras, ni si tal inicio estuvo vinculado a impactos externos y/o procesos locales. Las evidencias de economía con componente productor aparecen ya bien claras en los asentamientos de La Dehesa y El Judío. Pese a que sólo la Industria lítica proporciona elementos que permitan vislumbrar un laboreo agrícola, y valorando en su justa medida las atribuciones ganaderas efectuadas en base a paralelos posteriores, hemos de convenir que la presencia de estrategias productoras parece suficientemente demostrada. Las bases económicas de Papa Uvas, mejor definidas, nos dejan ver un componente ganadero importante, sobre un fondo de aprovechamiento cazador-recolector aún significativa, especialmente en lo que se refiere a la explotación de los recursos marinos.

En este panorama, la investigación de un asentamiento del tipo de "Casa del Río ", puede contribuir a arrojar algo de luz sobre el proceso histórico que nos ocupa. En esa dirección planteamos el presente trabajo, más con el afán de abrir perspectivas susceptibles de discusión que como un conjunto de conclusiones cerradas.

H. Los TRABAJOS' Las actividades de urgencia arqueológica en "La Dehesa Golf", Aljaraque (Huelva), alguno de cuyos resultados se tratan ahora, se llevaron a cabo, en su primera fase, la que nos ocupa, entre finales de Noviembre de 1992 y primeros de Enero de 19932 . Tuvieron como objetivo documentar una serie de evidencias aparecidas en el transcurso de las obras de urbanización de la margen izquierda del Arroyo del Chorrito o del Valle, prácticamente en su último tramo de desembocadura en las marismas del Odiel. Aunque la zona era conocida desde hacía algún tiempo, ya que había sido de hecho localizada en el transcurso de una serie 1 Nuestro agradecimiento especial al arqueólogo José M' Maldonado Saavedra, sin cuya ayuda estos trabajos hubieran sido mucho menos productivos. y a Francisco de la Torre Martín. geólogo, por sus importantes aportaciones en el análisis geomorfológico. Igualmente, expresamos nuestra gratitud al Servido de Arqueología de la Diputación Provincial de Huelva por la cesión de instrumental para la flotación de sedimentos y al Museo Provincial por la cesión de herramientas y diferente utillaje. 2 Actividad autorizada según Resolución de la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía de fecha 23 de Noviembre de 1992, sin subvención económica.

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de trabajos realizados en el marco de la II Campaña de prospección superficial de la Tierra Llana de Huelva (GARCÍA RINCÓN, J.M. ET AL., 1990), su naturaleza y amplitud sólo pudieron ser constatadas en los cortes efectuados sobre la terraza del arroyo por las palas excavadoras. La primera actividad que se llevó a cabo fue, lógicamente, la prospección de toda el área afectada por las obras y de su entorno inmediato. El carácter sistemático e intensivo permitió, no sólo determinar el vector espacial de la urgencia, sino también el de aquellas zonas que, por las características del registro, ofrecí un interés mayor a la hora de efectuar los sondeos estratigráficos previstos. -an En total se efectuaron tres cortes, nominados A, B y C , de los cuales serán analizados en éstas páginas los dos primeros. El corte A permitió la localización de cuatro estructuras (MARTÍN GÓMEZ, J. y CAMPOS JARA, P., 1997a). Una de ellas reúne las características de lo que comúnmente viene denominándose silo, aunque, en el caso que nos ocupa, no hemos hallado restos de cereales. Fue la única que pudimos excavar completamente, dado que las tres restantes desaparecían más allá de los perfiles de la cuadrícula. De ellas, dos al menos podrían ser definidas arqueográficamente como estructuras de habitación. La tercera, pese a las reservas que supone conocer sólo parte de ella, estaría en la linea de lo que algunos investigadores del suroeste han calificado como estructuras de combustión (TAVARES DA SILVA, C. y SOARES, J., 1981). El corte B se llevó a cabo para documentar los restos de un hogar que había quedado en el perfil de uno de los cortes efectuados por las palas excavadoras (MARTÍN GÓMEZ, J. y CAMPOS JARA, P., 1997a). Su análisis permite asignarle una funcionalidad que transciende la simple combustión. De hecho, tanto su configuración interna, como los restos de moluscos hallados en él, revelan una utilidad vinculada a actividades alimentarias. La documentación, como parte de su estructura, de un elemento fijo de molino fracturado, y el hallazgo de otro, éste completo, en el derrumbe de lo extraído por la pala, permiten reforzar esta atribución.

III.

VALORACIÓN

El Marco Paleogeográfico

Situado en la costa atlántica de Andalucía (provincia de Huelva), el estuario del río Odiel, y el sistema de marismas en él localizado, constituye una importante zona húmeda del Golfo de Cádiz, enclavada en depósitos de edad NeógenoCuaternario, de naturaleza detrítica, los cuales han servido tanto de sustrato como de área fuente para su relleno (VIGUIER, 1974; CLEMENTE, L., MENANTEAU, L., y RODRÍGUEZ VIDAL, J., 1985). Su historia geológica reciente se vincula, lógicamente, a la del resto del litoral suroccidental peninsular. Arrancando de la última de las pulsaciones climáticas acaecidas durante el Cuaternario, hace 18.000 años aproximadamente (PASKOFF,

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1985), se produjo entonces un descenso del nivel del mar en más de 100 m., situándose la línea de costa a unos 12 km. de la actual, un cambio del régimen pluvial en la red hidrográfica y la completa individualización de las cuencas hidrográficas actuales, ya muy controladas por la actividad neotectónica pliocuaternafia (DABRIO, J.C.; BOERSMA, J.R.; FERNÁNDEZ, J., 1982). Este cambio de régimen estuvo comandado por el descenso del nivel de base y el aumento de las precipitaciones asociadas, en nuestras latitudes, a las pulsaciones frías del último periodo glaciar (Würm), y supuso, como es lógico, el aumento de la capacidad erosiva de la escorrentía superficial, cuyos principales cauces excavaron profundos estuarios que hoy en día encuentran prolongación en la plataforma continental, a la vez que, con este proceso, se desmantelaban parte de las formaciones pliocuaternarias recientemente emergidas (OJEDA ZÚJAR, J., 1989). Entre los 9600 años B.P. y los 5800 años B.P., se producen una serie de episodios de aceleración y desaceleración del ritmo de ascenso del nivel del mar hasta que hacia 5.000 B.P. se produce el máximo transgresivo, momento que se puede considerar como punto inicial a partir del cual la costa va a evolucionar progresivamente hasta adquirir su perfil actual (CÁCERES PURO, L.M., 1.999). Otros autores (DABRIO ET AL., 1999) proponen una cronología para este momento de 6500-6000 B.P., momento en que se produce el máximo avance hacia tierra de las barreras estuarinas. La situación del litoral onubense cuando asiste al máximo nivel de las aguas en la Transgresión Flandriense era la de una costa recortada con amplios entrantes, fruto de la invasión marina de los valles fluviales aprovechando su menor topografía, y de salientes abruptos, constituidos por áreas interftuviales. En este momento, el estuario del Odiel alcanzaba la latitud de Gibraleón y la ría de Huelva queda transformada en una amplia bahía con una fuerte influencia marina (CLEMENTE, 1., MENANTEAU, L., y RODRÍGUEZ VIDAL, J., 1985). La dinámica generada a partir de estos momentos, favorecida por la relativa estabilidad del nivel del mar, tiende a la regularización del trazado costero mediante el relleno o sellado del los entrantes y la erosión de los salientes (CÁCERES PURO, L.M., 1999). En los estadios iniciales, el ascenso del nivel del mar debió favorecer el papel del oleaje, lo que provocó una intensa erosión en los salientes costeros hasta dar lugar a amplios acantilados. El material resultante de esta erosión penetraba, arrastrado por las olas, en el interior de los entrantes, depositándose en el fondo de éstos junto a los detríticos provenientes del continente, lo que hizo que la lámina de agua fuese perdiendo su espesor (RODRÍGUEZ VIDAL, 1987a). A partir del máximo transgresivo flandriense, el nivel del mar sufre una serie de oscilaciones controladas no ya por el factor glacio-eustático, sino por el climático. El análisis morfosedimentario de los sistemas de flechas litorales, junto con los datos isotópicos e históricos, sugieren la existencia de dos fases de progradación costera que reflejarían predominio de condiciones anticiclónicas, con posiciones del nivel relativo del mar estable o en ligero descenso (entre 6.500 y

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2.500 C14 -2.300 C14 B.P.) separadas por una fase de no progradación (2.550-2300 C14 B.P.) correspondiente a periodos más húmedos y con nivel relativo del mar mas alto (DABRIO ET AL., 1999). Dicha tendencia general de bajada, sólo parece verse interrumpida por tres pequeños repuntes o pulsaciones positivas reconocidas aproximadamente entre hace 4500 y 4200 años, 2550 y 3300 años y, por último, 800 y 500 años (BORJA, 1999). Algunos autores (ZAZO, 1980, RODRÍGUEZ VIDAL, 1987b; OJEDA, 1988) mencionan una bajada del nivel del mar en tomo a los 2 m. con posterioridad a este máximo transgresivo. Este descenso favorecerá el desarrollo de playas adosadas a los acantilados y la formación de las primeras islas-barreras y estadios iniciales de las flechas litorales (CÁCERES PURO, L.M., 1999). A partir de aquí, la progresiva evolución estará controlada por la actividad de unos agentes morfodinámicos cuyas características serían muy similares a las actuales, y que favorecerán la actividad de una importante deriva. Parte de los sedimentos transportados por ésta colrnataron pequeñas desembocaduras, creando lagunas costeras con depósitos de turba como la Laguna de las Madres, cuyo periodo de formación y cierre definitivo por la flecha litoral de Punta Arenilla se sitúa entre 6290 a. B.P. y 4000 a. B.P.( ZAZO ET AL., 1996; CÁCERES PURO, J.M.; RODRÍGUEZ VIDAL, J.; RODRÍGUEZ RAMÍREZ, A.; GUERRERO V., 1997), mientras que en las grandes ensenadas se producía una considerable pérdida de profundidad por la acción combinada de los aportes de lodos fluviales, el referido descenso en el nivel del mar (1,5 - 2 m.) que se produce hacia el 4.500 BP y los aportes de la deriva, lo que favoreció la emersión de formaciones arenosas que han contribuido al cierre progresivo del estuario del Tinto-Odiel y favorecido su colmatación y la formación, consiguiente, de extensos espacios marismeños (OJEDA ZÚJAR, J., 1989). De todas formas, la influencia claramente marina continúa al menos hasta 3000 años BP (CLEMENTE, L., MENANTEAU, L., y RODRÍGUEZ VIDAL, J., 1985). No obstante, los característicos depósitos arenosos que orlan la costa onubense ya existían, algunos de ellos al comienzo de la Transgresión Flandriense, como el del paraje El Abalario (BORJA, 1999). Sin embargo, la practica totalidad de estos sedimentos localizados en el sector occidental comienzan a desarrollarse con pos dicho momento (hace 6.500 años). Playas y dunas evolucionan, ayu--terioda dados por la dinámica litoral con una importante deriva del Oeste, para ir conformando diversos sistemas de flechas litorales que evolucionan por toda la costa cerrando la boca de los estuarios, creciendo de Oeste a Este (Isla Cristina, El Rompido, Punta Umbría, Doñana) (BORJA, 1997; BORJA, 1999). Con respecto a la evolución del paisaje, la información disponible proviene fundamentalmente de los estudios de Menéndez-Amor y Florschütz (MENÉNDEZ AMOR, J. Y FLORSCHÜTZ, F., 1973) sobre palinología de la Laguna de las Madres, de Caratini y Viguier (CARATINI, C. Y VIGUIER, C., 1973) sobre El Asperillo y, más recientemente de Horowitz, que, dentro de la obra sobre la Exploración Arqueometalúrgica de Huelva (BLANCO FREIJEIRO, A. y ROTHENBERG, B.,

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L981),4; Sandose en análisis pol'uiicos, deduce, en sintonía con los resultados de las investigaciones anteriormente mencionadas, unas condiciones paleoclimáticas, para esl, fase del Holoceno inicial, de tipo templado-húmedo, entre los episodios Atlántico y Subboreal, con una vegetación arbórea más densa, fundamentalmente formada por bosques de encinas mucho más desarrollados, con ausencia de pinos,, y con una vegetación arbustiva y herbácea de campo abierto, igualmente mucho más desarrollada, con casi total ausencia de marismas saladas. La deforestación posterior es constatada ya desde hace unos 4000 años; a partir de entonces las proporciones de polen arbóreo respecto del no arbóreo son aproximada las mismas. -ment Recientes aportaciones (ZAZO ET AL., 1999; DABRIO ET AL., 2000), basadas, respectivamente, en análisis realizados a partir de dataciones radiocarbónicas sobre muestras de conchas del Estuario del Tinto y Odiel y su entorno, así como de polen recogido en la estratigrafia de los acantilados del Asperillo, revelan un progresivo cambio climático tendente a un aumento de la aridez a medida que avanzamos entre el Holoceno Inicial y el Final. En este contexto, la interrelación del efecto de la acción antrópica en relación con las prácticas agrícolas y los cambios que se detectan en el medio ambiente y en el paisaje se vendrían a unir a la tendencia climática a una mayor aridez (STEVENSON A.C. y HARRISON, R J., 1992; BORJA ET AL., 1999). El modelo de asentamiento En el estadio actual de la investigación sobre el asentamiento de "Casa del Río", es pronto aún para considerar cerrado el proceso de contrastación de un modelo de explotación del territorio que, en todo caso, podrá definirse a partir del estudio global del estuario del Odiel y la inserción posterior en un marco regional más amplio. En esa dirección, los modelos representados por el conchero de "Cañada Honda 3 (MARTÍN GÓMEZ, J. y CAMPOS JARA, P., 1997b), de una parte, asentamientos del tipo "Casa del Río" (MARTÍN GÓMEZ, J. y CAMPOS JARA, P., 1997a) o "Papa Uvas" (MARTÍN DE LA CRUZ, J.C., 1985; 1986), por otra, y aquellos que aún faltan por definir habida cuenta del estado inicial de su estudio, permiten esbozar, al menos, el grado de complejidad de la cuestión. En líneas generales, la posición del asentamiento, situado entonces en un ambiente de clara influencia marina, no concuerda exactamente con el patrón descrito por Fernando Piñón (PIÑÓN VARELA, F., 1988) para el poblamiento neo orla litoral onubense; y ello es así desde el momento en que, en este-líticodea caso, no puede hablarse de la variable "visibilidad" como elemento de "control de los campos aledaños"; más bien, la situación, en un ambiente prácticamente "

3 Descubierto y dado a conocer por nosotros en el transcurso de trabajos previos al planteamiento de una carta arqueológica de AI)araque, constituye uno de los prometedores referentes sobre el análisis del desarrollo histórico que nos ocupa. (MARTIN GÓMEZ, J. y CAMPOS JARA, P. (1997b): 'El conchero de Cañada Honda (Aljaraque, Huelva )..."Op.ciL).

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de bahía litoral, tiende a volcar la actividad hacia el mar, aún cuando no falten testimonios de explotación del medio hacia el interior. Por lo que hoy sabemos, "Casa del Río" se nos muestra como un asentamiento compuesto por estructuras de habitación y estructuras de carácter económico. El análisis de las primeras demuestra una dimensión vertical de la ocupación corta. A afirmarlo contribuye, además, la propia técnica de construcción, escasamente consistente. Por los condicionantes intrínsecos a las limitaciones derivadas del tipo de intervención arqueológica de urgencia, no fue posible llegar a establecer ningún tipo de referencias a la planimetría del poblado, ni a su posible estructuración interna, tanto en el terreno de lo espacial como en el de lo social. Actuaciones posteriores no llegaron a aclarar estos aspectos (GARCÍA RINCÓN ET AL., 1997).

Una primera aproximación ergológica El estudio de los materiales de Casa del Río permite apuntar algunas características generales que nos facultarán para vislumbrar el papel que jugaron dentro de los diferentes modos de producción constatados. Así, en relación con el componente lítico, diferenciando entre industria talla pulida, tendríamos un mayor peso de la primera, con clara tendencia micro--day lítica y diversidad de materias primas empleadas, frente a la segunda, relativamente escasa y dentro de la cual los elementos de molienda adquieren un papel preponderante. En todo caso, la abundancia de restos de talla y de núcleos con diverso grado de aprovechamiento, nos muestran un trabajo "in situ" de fabricación del material lítico; labor que, tanto a nivel meso como microespacial muestra espacios específicos de intensificación. En aquel, la proximidad a las fuentes de abastecimiento de materia prima parecen ser criterio predominante; en éste, la causalidad parece responder a otros parámetros, más vinculados a una división del espacio en áreas de actividad específica. Por señalar algunos tipos especialmente interesantes, dentro del utillaje tallado, constatamos la presencia de geométricos, más abundante en el caso de los segmentos sobre trapecios, laminillas de dorso, buriles, raspadores, alguna truncatura y muescas. Reveladora resulta también la ausencia de foliáceos. La cerámica, de escasa calidad, con formas cerradas (vasos y cuencos mayoritariamente) y ausencia casi total de decoración, se nos muestra como producción local. En esa dirección apunta, en ausencia aún de análisis que lo confirmen, la proximidad de la fuente de abastecimiento de materia prima empleada. Mención especial merece la constatación de cerámicas de borde e interior negro ("red and black"), denotadora de una determinada técnica de cocción, documentada en otros yacimientos del suroeste peninsular (ESCACENA CARRASCO, J.L., 1985a; ESCACENA CARRASCO, J.L. y LAZARI CH, M., 1985b ; ESCACENA CARRASCO, J.L. y otros, 1990; ESCACENA CARRASCO, J.L.; RODRÍGUEZ DE ZULOAGA MONTESINO, M.; y LADRÓN DE GUEVARA SÁNCHEZ, I. 1996).

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N. EL CONCEPTO DE FORMACIÓN SOCIAL PROTOPRODUCTORA CON ESTRUCTURAS DE RESERVA4

Es evidente que las estrategias productoras conviven, durante mucho tiempo, con aquellas otras basadas en la recolección y la caza. De hecho, el abanico de posibilidades de explotación del medio es tan amplio, que, a veces, existen formas, calificadas como de transición, en las que el predominio de uno de los dos caracteres es difícilmente perceptible. Lo que está claro, en cualquier caso, es que tanto la adquisición como la consolidación de las referidas estrategias de producción se llevan a cabo de múltiples maneras, en respuesta siempre a procesos complejos en los que interconectan los dos vectores básicos en la existencia del hombre; uno vertical, representado fundamentalmente por lo que de una forma abstracta (y por ello amplia) podemos denominar sustrato, y otro horizontal, representado tanto por las relaciones intragrupo como por las externas (sean dirigidas hacia otros hombres o hacia el medio). La multitud de variables que entran en juego es esta dinámica hace que, aunque puedan definirse tendencias regionales más o menos amplias, el nivel de concreción máxima sea también el más clarifi respecto a una formación determinada en un momento específico. -cadorn En el área que nos ocupa, con los resultados conocidos de las investigaciones efectuadas hasta ahora, no es excesivamente aventurado plantear que, tanto el proceso que intentamos definir responda a impactos externos y/o a procesos internos (a partir de la linea simplificada dibujada por Morais Arnaud para la región del Sado (MORALS ARNAUD, J., 1982), un factor favorecedor es el carácter semi/sedentario que tienen algunas formaciones de cazadores-recolectores vinculados a una situación de explotación óptima, en base a recursos estables (el mar), como elemento distorsionador (más adelante trataremos en qué medida) y causa, entre otras, por tanto, del cambio. Una vez iniciadas, y sin que se establezca por ello un carácter de evolución lineal, sino antes al contrario, la consolidación de estrategias productoras, generará, a la larga, una serie de contradicciones que propiciarán una progresiva jerarquización social y la aparición de estructuras estables de poder. De la diversidad de procesos que pueden llevar a similares resultados, el que afecta a lo que hemos denominado formaciones protoproductoras con estructuras de reserva, nos parece de interés fundamental para el área que nos ocupa. Definidas por nosotros como aquellos grupos en contacto con formas de subsistencia productoras, no excedentarias, aunque con capacidad para generar reservas compensadoras de la estacionalidad, con amplio -todavía- componente predatorio, estructura social segmentaría, escasamente jerarquizadas, y con patro4 El planteamiento del concepto de formación socloecooómica protoproductora, con estructuras de reserva, fue presentado y debatido en el I Congrés del Neolttic a la Península Ibérica, celebrado en Gavá (Barcelona) y en el campus de Bellaterra de la Universidad Autónoma de Barcelona en Marzo de 1995 (MARTÍN GÓMEZ, J. y CAMPOS JARA. P., 1996). Un resumen de dicho debate y acotaciones al mismo ha sido expuesto por Isabel Rubio de Miguel (RUBIO DE MIGUEL, I., 1996).

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nes de asentamiento relativamente inestables, basados en poblados de estructura efímera, en algunos casos reiteradamente utilizados, cíclicamente o no, reflejo, entre otros factores, del peso de la tradición aportada por el sustrato inmediatamente anterior, constituye un modelo generador, en base a una dinámica interna inestable, de transformaciones socioeconómicas profundas. Su contrastación arqueológica vendría determinada, en función de las características apuntadas, esencialmente por: 1. La constatación, siquiera indirecta, de la puesta en práctica de estrategias productoras, sean agrícolas o ganaderas. 2. La existencia de estructuras especialmente destinadas al almacenamiento de las reservas. 3. Porcentaje significativo dentro de la dieta de aquellos nutrientes provenientes de actividades de caza y/o recolección. 4. Ausencia, o escasa incidencia, de elementos de diferenciación social, sea en el registro funerario (utilizado muchas veces, de forma errónea, como paradigma), en el habitacional o en el territorial. 5. Escaso peso, en el total del registro, de elementos "exóticos" (en el sentido de ajenos a las fuentes de recursos controladas por el grupo). 6. Inexistencia de estructuras de defensa del hábitat que supongan, en cualquier caso, algo más que una mera demarcación territorial simbólica. Todas estas características nos muestran un insuficiente dominio del proceso de producción. Los huecos, con claro matiz estacional en la mayoría de ocasiones, se resolverían con fuentes de aprovisionamiento paralelas o alternativas. Ello potenciaría, en algunos momentos, la necesidad de cambios de asentamiento, más o menos periódicos. De esta manera, el esquema de poblamiento de un territorio puede ajustarse, con frecuencia, a un modelo multifocal, de localizaciones temporeras en función de la explotación de un determinado recurso. Lógicamente, el óptimo del sistema pasa por la disminución de la movilidad en base a un medio particularmente rico y diversificado, y a su rentabilización mediante un aprovechamiento planificado.

V. UN MODELO HISTÓRICO Al menos durante la primera mitad del III milenios, momento en debemos situar a "Casa del Río", parece claro que, en el área litoral del suroeste andaluz, las estrategias productoras, sean éstas agrícolas o ganaderas, no están desvincu-

5 Se ha obtenido una datación absoluta a partir de restos de carbón procedentes de la excavación de un hogar en "Casa del R10 que arroja una cronología de 4400 A 140 B.P (Libby 5568 años. Teledyne Brown Engineering. Num. 1-17.726). (MARTIN GÓMEZ, J., y CAMPOS JARA, P.. 1996 y .1997a).

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ladag de un importante componente cazador-recolector en el global de una dieta calificable como de subsistencia. Es evidente, y de ello la propia continuidad en el instrumental litico puede ser una consecuencia, que el óptimo productivo alcanzado a partir de la explotación predatoria de un espacio amplio, particularmente rico y vinculado, además, con un componente de estabilidad (en este caso el mar), puede hacer que prosiga una forma de economía basada parcialmente en estrategias no productoras, aunque estas se conjuguen con otras que sí lo son. De hecho, pese a que las características del paisaje existente en aquellos momentos están aún por concretar totalmente, hoy sabemos que, como consecuencia de un clima más húmedo, la vegetación de parque era la dominante. A ello se uniría una riqueza cinegética cierta importante. En estas condiciones de potencial productivo elevadas, y habi--ment da cuenta que las condiciones ecoclimáticas se mantienen relativamente estables, ¿qué factores han de actuar para cambiar las estrategias ?. Un importante crecimiento demográfico lograría saturar el área y potenciar el cambio. Por lo que constatamos hasta ahora, y aunque el registro arqueológico actual no nos permite siquiera proyectar un modelo de demografía de la zona, si ello se produjo, el impacto fue absorbido por el espacio. Igualmente, una dinámica de conflicto social podría haber obligado, mediante formas de coerción tendentes a un aumento de la producción, a la adopción de nuevas formas de explotación basadas fundamentalmente en estrategias productoras. Sin embargo, el carácter del propio registro de los asentamientos (por el momento se desconocen necrópolis en la zona) indica una escasa incidencia de formas de jerarquización social. La dinámica del conflicto externo, que podría haber enfrentado a diferentes comunidades por el control de un territorio especialmente productivo, tampoco parece haber existido. Es más, si conforme a recientes publicaciones (GARCÍA RINCÓN, J.M., ET AL., 1996; NOCETE , F., ET AL.,1996; ORIHUELA, A., 1999), está constatado un amplio poblamiento con base económica agrícola, tanto en la Campiña como en el Andévalo, a partir del V milenio, poblamiento conectado a la existencia de tierras particularmente ricas para este tipo de explotación, el área litoral aparecería así como una zona diferenciada, aunque no aislada, con una dinámica específica, en la que las transformaciones socioeconómicas aparecen ralentizadas con respecto a las tierras del interior. En el transcurso de este proceso, la fase final de "Papa Uvas" puede significar un momento de ruptura con respecto a la situación anterior. En qué medida ello esté conectado con el inicio de actividades minerometalúrgicas en la Cuenca Minera y la particular dinamización que provoca, es un tema aún por dilucidar. En cualquier caso, no parece aceptable, a la luz de los resultados de las investigaciones que se llevan a cabo actualmente, plantear movimientos masivos de población como causa del despoblamiento de amplias zonas en base a los cambios socioeconómicos, ni como para suponer determinantes tanto los efectos de la transición climática del Atlántico al Subatlántico iniciada hacia 4.500 B.P., que habría producido una mayor aridez

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relativa, como por la degradación ambiental efecto de la acción antrópica (MARTÍN DE LA CRUZ, 1996). Sí que existen procesos más o menos dinámicos y, por ello, diferenciados, pero la discontinuidad es más consecuencia del grado de conocimiento del registro que de una realidad histórica.

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