Los Filosofos y el Sentido común

July 24, 2017 | Autor: María Rufiner | Categoría: J. R. R. Tolkien, Realism (Philosophy), G.K. Chesterton
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Descripción

Los Filósofos y El Sentido Común
(Ò ¿Por qué Sherlock Holmes necesita de Watson y el Quijote de Sancho?)



"Yo te alabo, ¡Oh Padre!,
Señor del cielo y de la tierra,
porque has mantenido
estas cosas escondidas
a los sabios y a los prudentes
y las has revelado a los pequeños"
Lc. 10,21-22
"Hay Hombres que de su cencia
tienen la cabeza llena
hay sabios de todas menas;
mas digo sin ser muy ducho:
es mejor que aprender mucho
el aprender cosas buenas"
José Hernández, Martín Fiero
Introducción:
Mediante este trabajo me propongo investigar acerca del sentido común y los
filósofos, tratando de responder ¿que es lo que comúnmente llamamos "el
sentido común"? ¿Para qué nos sirve a los filósofos? O ¿si realmente nos
sirve? Puesto que, pareciera que ya lo superamos, ¿puede ser la
consideración[1] del sentido común, una actitud filosófica de humildad ante
la realidad? ¿O un cable a tierra? Estas son, algunas de las preguntas que
se intentaran resolver en estas páginas. Para ello empezaremos con notar un
hecho curioso en la literatura (reflejo de la realidad) y esto es, que
siempre que hay un personaje de inteligencia extraordinaria, hay otro
junto con él, de una inteligencia no tan extraordinaria, sino más bien
ordinaria o intraordinaria. Tenemos a Sherlock Holmes y al Dr. Watson, a
Don Quijote y a Sancho Panza y también a Frodo Bolson y a Samsagaz Gamyi,
todas estas parejas nos muestran algo, un complemento que no puede faltar
entre lo ordinario y lo extraordinario. Y ciertamente, no podemos negar el
carácter importante de cada uno de estos personajes secundarios, que
complementan a nuestros protagonistas, no podemos negar, que Sherlock
Holmes no tendría nadie que lo cuidase, ni a nadie a quien explicarle sus
asombras deducciones, ni contarle su método, si no estuviera a su lado el
Dr. Watson, su mejor amigo y cronista; o el Quijote no tendría quien lo
secundara, y le sirviera, aparte de, darnos a nosotros los lectores la
vista de la realidad común, que el Quijote nos eleva; o Frodo no tendría
nadie que cocinara en su viaje, o que velara por su salud mientras el lleva
su pesada carga, nadie que, en caso de caer el mismo, tenga la simpleza y
la humildad de tomar su lugar por un simple momento y ser capaz, por esa
simplicidad de retornar la carga a su legitimo dueño. Todo esto, nos lleva
a que estos pares de personajes nos dan un complemento uno del otro y nos
llevan al personaje integro que es la realidad, nos dan la visión completa
de ella, pues esta es a la vez ordinaria y extraordinaria. Es así que a
partir de aquí podemos empezar nuestra cuestión, viendo que lo común es un
complemento, que su sentido es algo que necesitamos, si queremos abarcar la
realidad en toda su naturaleza y si queremos ante ella ser humildes, puesto
que la sabiduría, cumbre de nuestra búsqueda como filósofos, sólo se nos
dará si no dejamos de lado la humildad.
¿Que es el sentido Común?

Cuando nos preguntamos ¿qué es el sentido común? Varias voces resuenan, o
acuden a respondernos, unas en desmedro (Kant, Hegel y la escuela
racionalista, Moore y la escuela analítica) otras en exaltación
(Chesterton, Reid y la escuela Escocesa, Vico, Castellani), sin embargo,
todas concuerdan en establecerlo como algo básico, como perteneciente al
hombre ordinario (y si volvemos sobre nuestra introducción qué mas
ordinario o corriente, que el buen Sancho Panza). Ahora bien, de este
boceto partiremos en una especie de "teología negativa", primero
estableceremos lo que no es, para llegar luego a definir nuestro boceto o
mejor dicho el concepto, en una especie de "teología afirmativa" de lo que
si es el sentido común.
El sentido Común no es:
a) Sensatez, puramente, en el sentido de cordura o sanidad
mental, pero sí un componente especial de ella en los
filósofos, como veremos más adelante.
b) Solamente la inteligencia o sabiduría practica, frónhsij, para
los griegos, buen juicio para nosotros.
c) Una simpatía, un sentido de civilidad y buenas costumbres, un
regulador de los hábitos morales como lo proponen Descartes y
Sahftersbury entre otros.
d) No es una regla normativa proveniente de la intuición
subjetiva de la experiencia de la naturaleza, de la cual no se
puede salir ni trascender como pretendían los empiristas
escoceses.
e) No es la opinión corriente de la mayoría, que esta influida
por el ambiente cultural y sociológico (en otras palabras, hoy
en día los medios de comunicación).
f) No es únicamente el método intuitivo, que supera la rigidez
de lo racional, como lo postula Bergson.
g) No es el sentido común aristotélico, que organiza la
información de los demás sentidos.


Ahora bien, de todo esto que no es, podemos decir, que no es solamente eso
el sentido común (exceptuando el punto "d" acerca de la opinión de la
mayoría, y el "h" acerca de el sentido común en la percepción), y así
podemos formar una definición provisional como la postula Livi en su libro:
"En efecto el sentido común puede definirse como aquello que todos
espontáneamente saben y piensan respecto a lo que todos poseen en común
como personas humanas: tanto en el ámbito, de la situación ontológica ( de
su ser-en-el-mundo), como en la esfera de los imperativos éticos y de los
valores (deber-ser, deber-obrar, deber-elegir); y también, lo que a todos
"sienten" como verdadero, bueno o justo, aún cuando no lo adviertan
formalmente o, si lo advierten, no sean capaces de justificarlo
racionalmente (esta sería la función de la ciencia) o incluso se vean
inducidos a negarlo a veces cuando vuelven sobre esos contenidos mediante
la reflexión y el análisis." [2] De esto, luego, debemos retocar los
puntos de por qué no es cada una de las cosas anteriores que enumeramos,
para que luego esta definición provisional, llegue a convertirse en una
definición definitiva (valga la redundancia).
Empezando por el principio, que es el final en este caso, aclararemos,
primero, un punto que siempre surge cuando se menciona al sentido común en
un ambiente acostumbrado a la antropología o psicología aristotélica, este
sentido común no es el sentido común interno que reúne y organiza los datos
de los sentidos; si bien, ambos dos llevan el mismo nombre, esto se debe no
a un mero azar y coincidencia (el mismo sentido común nos indica que no hay
casualidades sino causalidades) sino a que, ambos tienen que ver con algo
de la percepción, uno a nivel sensitivo y otro a nivel intelectivo. Uno
percibe y organiza lo común en los sentidos sensibles externos y otro
percibe y organiza, mejor dicho intuye un conjunto de certezas que se
derivan de la experiencia directa de la realidad. Esto nos lleva al
contenido del sentido común, ¿qué hace? ¿Qué ve?, ¿Qué es lo que intuye?
¿Cuales son esas certezas? De esta manera continuando con nuestros puntos
"negativos" en el "f" hablábamos de Bergson, el cual, postula,
acertadamente, una vuelta a la realidad, a lo intuitivo, como escribe en su
ensayo Introducción a la metafísica: "Pero la verdad es que nuestro
espíritu puede seguir el camino inverso. Puede instalarse en la realidad
móvil, adoptar su dirección siempre cambiante, en fin asirla
intuitivamente." [3]Siendo que más adelante dirá, que esa vuelta a lo real,
esa intuición es el sentido común. Se equivoca, sin embargo, al descartar
el discurso racional, pues piensa que este está encerrado dentro de los
conceptos, que son un boceto o croquis inacabado de la realidad, dado que
se razona de conceptos en conceptos, que no se toman prácticamente de la
realidad, sino de otros conceptos. Y además también en lo que intuye este
sentido, pues, al querer volver a dar vida al pensamiento, lo quiere volver
irracional, intuitivo, captador de lo fluyente realidad, no dándose cuenta,
de que acertó en que hay que devolverle la vida y volverlo a la realidad al
pensamiento, pero que esta realidad si bien esta viva[4], no es
continuamente cambiante; de esta manera que, lo que se intuye son los
primeros principios de la misma realidad, esas certezas que, como dijimos,
obtenemos de nuestra experiencia cotidiana y nos son evidentes, siendo un
piso firme donde apoyarnos. Estos primeros principios los necesitamos para
el discurso racional, y son indemostrables, porque son evidentes, (aunque
algunos los prefieran negar). Esta evidencia de los primeros principios nos
lleva a ver por qué la forma de captar del sentido común es la intuición,
pues la evidencia de algo, su notoriedad es comprobable por la experiencia,
en todos sus casos, no es necesario un silogismo que me lo demuestre, sino
que al comprender al sujeto y al predicado de ese juicio, entendemos
inmediatamente, de un solo vistazo o mirada de la inteligencia que se
corresponden uno con el otro y no puede ser de otra manera. Ahora bien,
esos principios o certezas son "(…) connaturales al entendimiento humano o,
si se prefiere, de una característica básica, de la naturaleza humana en
cuanto tal, al menos mientras goza de las condiciones materiales que le
permiten expresarse en la normalidad de la vida empírica. Como
consecuencia, y es esto lo que nos interesa subrayar, semejantes certezas
resultan patrimonio de todos, son universales en el tiempo y en el espacio,
se configuran como una constante en medio de todas las variables de cultura
y condiciones sociales, así como también permaneces inamovibles a través de
todas las variaciones (progresos e involuciones) de las capacidades
intelectivas de cada individuo."[5] Esto nos ayuda a superar el punto
siguiente el "e" el que toma la acepción de común como si significara de
masa o masivo y que toma a sentido en la acepción de opinión, lo que era la
Frónesis para Platón, esto nos lleva a la opinión de las masas, de la
mayoría, al común denominador en la estadística social, sobre el cual
concordamos que es cambiante e influenciable, pero que, sin embargo, es
algo bien distinto del sentido común de este trabajo, que, si bien,
pertenece al común, lo hace, no como mayoría, sino como totalidad de las
personas humanas, siendo que "esta base común de conocimiento resulta
cierta e indudable por sí misma, aún cuando pueda ser puesta en duda por el
pensamiento reflejo. Y es precisamente ella la que torna hacedera la
comunicación intelectual entre los individuos singulares (…) superando las
(…) barreras que dificultan esa comunicación: las derivadas de las
diferencias psicológicas, antropológicas (éticas y políticas), filosófico-
religiosas y técnico-científicas, que añadidas a la componente histórica,
caracterizan las distintas estructuras lingüísticas, de significado y de
sentido." [6] Ahora bien, algo que es tan sólido, que sale de nuestra
experiencia y que nos permite trascender tantas barreras, ¿no debería ser
una regla normativa como lo propuso la escuela empirista escocesa, fundada
por T. Reid como vemos en le punto "d"? la respuesta como vimos antes es
no, y el por qué se basa en que "Jouffroy, siguienedo a Reid , fundamenta
la certeza de los primeros principios sobre ese instinto de la naturaleza
racional, especie de inspiración o de sugestión, que cada uno experimenta
en sí miso y que sería precisamente el sentido común. Jouffry de este modo,
al igual de los escoceses, ignora la verdadera naturaleza del conocimiento,
y no elude el escepticismo. El conocimiento, siendo conocimiento de algo,
debe ser determinado por este algo y alcanzarlo, so pena de no ser su
conocimiento. ¿Qué podría ser un conocimiento determinado por una
espontaneidad ciega de la naturaleza? Nuestra inteligencia cuando Juzga y
afirma su conformidad con el objeto ve esta conformidad o no la ve. Si la
ve, su certeza no se apoya ya sobre el instinto del que hablan Reid y
Jouffry; si no loa ve, su juicio no es un conocimiento. Lo que en realidad
motiva nuestro conocimiento es la evidencia no la evidencia subjetiva (…),
sino la evidencia objetiva o el ser evidente".[7] De esta manera haciendo
hincapié en la capacidad subjetiva, no podemos salir del escepticismo y
terminamos negando lo común del sentido común, que son los conocimientos o
certezas comunes, aparte del hecho de ser una capacidad común a todos. Otro
motivo es que la forma propia de conocer del hombre es discursiva, o sea
racional y que si bien, posee la intuición que es el sentido común, una
lógica natural, que es pre-científica, y que le da los cimientos para esta
forma racional propia, necesita del razonamiento y la reflexión para
alcanzar las verdades mas arduas y no tan evidentes de la ciencia.
Si seguimos ahora con nuestros puntos, nos encontramos con el sentido de
buenas costumbres que cabe en el punto "c", volviendo al problema de la
mayoría, puesto que al legarlo a las costumbres, lo estamos legando a un
ámbito relativo, pues las costumbres dejan de serlo cuando se dejan de
usar, y el sentido común, como vimos, tiene de común que esta más allá, de
las costumbres y de los usos epocales. Si bien, no se niega, que una de la
certezas intuidas por el sentido común es la ley natural "el hacer el bien
y evitar el mal". Y Justamente en esto está, también, la prudencia, en
obrar el bien, siendo la virtud que nos orienta el camino, en lo práctico
de lo moral, como dice el diccionario: "Prudencia: Virtud intelectual que
tiene por fin dirigir la acción en los dominios de lo contingente de lo
concreto, determinando racionalmente el acto moral que se va a realizar y
moviendo la voluntad a obrar en conformidad con este juicio."[8]. Sin
embargo, aunque, el buen Juicio es llamado sentido común, no es este,
porque aquél ya es un razonamiento, un discurso sobre como hacer el bien
mientras que el sentido común es la intuición del principio moral, no el
camino para realizarlo. De este modo respondemos al punto "b".
Luego, llegamos a la pregunta de la cordura o sensatez que dejaremos para
la última parte o plato fuerte, porque si bien el sentido común no es
cordura o sanidad mental, es una parte fundamental de esta.
Después de esto, estamos en condiciones afirmar qué es el sentido común. El
sentido común es el espíritu de sutileza en Pascal[9], la intuición natural
en el hombre de los primeros principios constitutivos de la realidad. De
esta manera no es algo filosófico o científico pero si la base de la
demostración o del discurso.
¿Para qué nos sirve a los filósofos el sentido común?

De esta manera llegamos, al punto fuerte de este trabajo, a su causa final,
y esta es el para qué nos sirve. La respuesta a esta pregunta, es para no
perder la cordura, el sentido común es parte del remedio de la locura del
filósofo, la cual es la soberbia intelectual, o como lo describe Chesterton
"La imaginación no provoca la locura. Para ser exacto, lo que fomenta la
locura es la razón. Los poetas no enloquecen; los jugadores de ajedrez sí.
Los matemáticos y los cajeros, se vuelven locos; pero rara vez enloquecen
los artistas que crean. Como podrá verse, en ninguna forma ataco la lógica:
digo solamente que el peligro de la locura reside en la lógica; no en la
imaginación. (…)La poesía es cuerda, porque flota sin esfuerzo en un mar
infinito; la razón pretende cruzar el mar infinito y hacerlo así finito. El
resultado es la exterminación mental (…) Aceptarlo todo, es un ejercicio;
entenderlo todo, es un esfuerzo. Lo único que desea el poeta, es exaltación
y expansión, un mundo para explayarse. El poeta sólo pretende entrar su
cabeza en el cielo. El lógico es el que pretende hacer entrar el cielo en
su cabeza. Y es su cabeza la que revienta. (…) El loco no es el hombre que
ha perdido la razón. Loco es el hombre que ha perdido todo, menos la razón.
Las explicaciones que un loco da sobre algo son completas y con frecuencia,
en un sentido estrictamente racional, hasta son satisfactorias. O para
hablar con más precisión, la explicación del insano si bien no es
concluyente, es por lo menos irrefutable; (…) Nada puede salvarlo excepto
una ciega ansiedad de normalidad." [10] Es así que esta ciega dosis de
normalidad, que se postula aquí, es el sentido común, si bien no es todo el
remedio también se necesita de la fe, es lo que hace que el filosofo no se
olvide de donde vine ni que es, un hombre, creatura, con una cabeza finita,
capaz de contemplar el cielo pero no de metérselo por entero en su cabeza.
Así, luego, postularemos dos modelos contrapuestos, uno de filósofo cuerdo,
aquel que logra tener la razón despierta, pero cimentada en el sentido
común; y del filósofo loco, que se le ha olvidado que es hombre, pero no
que es razón. Estos modelos los sacaremos de la literatura y de la
animación, encargadas de darnos una imagen de la realidad:
El primer modelo, del que se ha olvidado lo que es, pero no que tiene
razón, es el del "Pitufo Filósofo": ilustrado en la imagen de abajo






Personaje pintoresco, pero difícil de sobrellevar, cuya característica es
la soberbia, cosa que le hace nunca parar de hablar y por lo tanto pensar
que es superior al resto común de la aldea donde vive, sus soluciones
suelen ser muy prolijas y largas, pero nunca llevan a ninguna parte, mas
allá de en su mente. Debido a esto, es que sus compañeros siempre o se
quedan dormidos ante sus largas explicaciones, o de un golpe lo mandan a
volar. Este modelo de filósofo nunca llega a alcanzar el objeto de su
deseo, de su amor que es la sabiduría, a lo sumo lo que alcanza en su
locura es la erudición. Pierde al olvidarse de donde viene, al descartar el
sentido común como lo ordinario, lo que debe ser superado y descartado,
como lo es la infancia, el contacto con la realidad y su filosofar lo lleva
a construir cadenas razonamientos, los llamados sistemas, que en su lógica
serán perfectos, pero que cuyas premisas están totalmente abstractas de
toda realidad circundante, ya sea natural o sobrenatural.
En cambio el verdadero filosofo, aquél que no ha perdido la cordura
representado, en una de las obras de Chesterton por su personaje Innocent
Smith, en su obra Manalive, es aquel que ha logrado estar admirado del
mundo pero acostumbrado a la vez[11]que descubre la sabiduría, creadora en
cada lugar que anda, porque la contempla y si bien esta acostumbrado a que
sea así, se maravilla de que así lo sea, y busca las mil y un maneras
diferentes de conocer la realidad que tanto ama. A continuación
presentaremos una cita para dar la imagen del personaje: "Y luego,
siguiendo a la maleta, un personaje vivo, que parecía dar vueltas en el
aire, y hacía recordar una de esas ruedas vivientes que tienen piernas en
vez de radios, como la que hay en el escudo de la Isla de Mann. Y aunque
pareció por un momento, lo que dura un relámpago, que el personaje tenia
cinco o seis piernas, aterrizo sobre dos solamente, como el signatario del
extraño telegrama de Inglewood; muy pronto adquirió la apariencia de un
alto mozo de claros cabellos; vestido con traje verde, de ese verde feliz
que se suele usar en vacaciones. Los claros cabellos eran rubios, de un
rubio cálido; el viento los cepillaba y los hacía parecer como los de un
alemán; la cara roja, ardiente, y curiosa de un querubín; la nariz
prominente y puntiaguda, nariz de perro. La cabeza, empero no tenía nada de
querubinesco, pues no estaba desprovista de cuerpo; antes al contrario,
parecía singularmente chica, de una pequeñez anormal, posada sobre los
anchísimos hombros encima de aquella estatura casi gigantesca." [12] Este
personaje descomunal confunde, parece loco, pero en realidad es el mas
cuerdo de la obra, por que sin olvidarse del sentido común, como un niño
confía en la realidad, y esta admirado de ella. Si lo que imputan las otras
escuelas filosóficas al realismo, es la ingenuidad, como su peor defecto,
en realidad están señalando su mejor cualidad, porque el ser adulto o
maduro no es el desconfiar de todo, porque en el fondo se piense que se es
lo suficientemente autónomo e inteligente como para descifrar esta
realidad, que por esto mismo no debe ser tan simple como parece; sino el
ser lo suficientemente magnánimo, para reconocer que se es chico y que la
simpleza de las cosas es la que se nos presenta ante nuestros ojos y
nuestra inteligencia, y que tiene una causa por la cual esa simpleza es
maravillosa y logra asombrar. Para esto nos sirve el sentido común para
lograr por un lado estar acostumbrados al mundo, manteniendo nuestra
humildad, para que luego seamos lo suficientemente capaces de maravillarnos
por él, conocer y contemplar sus misterios.

Conclusión:
"La ciencia es un magnífico mobiliario para el piso superior de un hombre,
siempre y cuando su sentido común esté en la planta baja."[13] Se necesita
el sentido común en la filosofía para no caer en la locura o soberbia
intelectual, causada en parte por el olvido de la propia identidad como
hombre, capaz de filosofía y no como filosofía capaz de hombre. La otra
parte del remedio, lo que nos va a dar la capacidad de asombro, es la fe,
el abandono, la confianza, en la Realidad con mayúscula que es Dios. La
actitud natural, o sentido común, como humildad, nos lleva a esa fe, pues
al contemplar el mundo conocemos a su creador. Así la razón del hombre
ocupa su correcto lugar, sin saberse más, que el Creador, ni tampoco menos
de lo que es, hombre.


Bibliografía:

Blaise Pascal, Pensamientos, Hyspamerica ediciones S.A., Bs. As.
1984
Henry Bergson Introducción a la metafísica / La risa , Editorial
Porrua, Méjico, 2004
Juan Alfredo Casaubon Nociones Generales de Lógica y Filosofía,
EDUCA, Buenos Aires 1999
Gilbert K. Chesterton Ortodoxia Digitalizado por Librodot.com:
http://www.librodot.com
Gilbert K. Chesterton El Hombre que sabía Vivir, Editorial
Difusión, Santiago de Chile, 1942.
Gilbert K. Chesterton, Lo que es, La espiga de oro Buenos
Aires 1944
Arthur Conan Doyle, Cinco Aventuras de Sherlock Holmes,
Ediciones Siruela, Madrid 1999.
P. Reginald Garrigou-Larrange , O.P., El sentido común: la
filosofía del ser y las fórmulas dogmáticas, Ediciones Deslee, De
Boruwer, Buenos Aires,1944
Ethiene Gilson, Thomas Langan, Filosofía Moderna, Emece Buenos
Aires, 1967
Ricardo Irigaray, Elfos Hobbits y Dragones, Tierra Media, Buenos
Aires, 1999.
Regis Jolivet Diccionario de filosofía, Club de lectores, Buenos
Aires, 1989
Antonio Livi Critica del sentido Común: Lógica de la ciencia y
posibilidad de la fe , Rialp , Madrid 1995
http://es.wikipedia.org/wiki/Personajes_de_Los_Pitufos
http://es.wikipedia.org/wiki/Los_Pitufos


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[1] Como un tomar en cuenta lo que dice.
[2] Antonio Livi Critica del sentido Común: Lógica de la ciencia y
posibilidad de la fe , Rialp , Madrid 1995, p.51
[3] Henry Bergson Introducción a la metafísica / La risa , Editorial
Porrua, Méjico, 2004, p. 30
[4] Estar vivo en el sentido de tener realidad o ser real, es algo análogo
a cuando en las sagradas escrituras Jesús dice "¿No habeis leído lo dicho
por Dios: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
No es un Dios de muertos sino de vivos" Mt 22,31b-32a. o a cuando se habla
del Dios vivo en las escrituras. Además de que todas las cosas en Dios
tiene vida como dice San Juan Evangelista.
[5] Antonio Livi Critica del sentido Común: Lógica de la ciencia y
posibilidad de la fe , Rialp , Madrid 1995, p.64
[6] Cf. Op. Cit. p.64
[7] P. Reginald Garrigou-Larrange , O.P., El sentido común: la filosofía
del ser y las fórmulas dogmáticas, Ediciones Deslee, De Boruwer, Buenos
Aires,1944, p. 123.
[8] Regis Jolivet Diccionario de filosofía, Club de lectores, Buenos Aires,
1989, p. 184
[9] "Pero en el espíritu de sutilidad los principios son de uso común y se
presentan ante los ojos de todo el mundo. No hay que volver la cabeza sin
hacerse violencia. Solo se trata de tener buena vista." Blaise Pascal,
Pensamientos, Hyspamerica ediciones S.A., Bs. As. 1984, p. 262
[10] Gilbert K. Chesterton Ortodoxia Digitalizado por Librodot.com:
http://www.librodot.com p. 9-12
[11] Cfr. Op.Cit. p.5
[12] Gilbert K. Chesterton El Hombre que sabía Vivir , Editorial Difusión
,Santiago de Chile, 1942 p. 29
[13] Oliver Wendel Holmes en
http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=498
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