“Los Estudios Culturales en la Pontificia Universidad Javeriana. Un proyecto por escribir, en una disputa constante”, Intervenciones en Estudios Culturales. No. 3, Pontificia Universidad Javeriana. 2016

May 24, 2017 | Autor: Sandra Camelo | Categoría: Estudios Culturales, Bogotá, Perspectivas
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Sandra Camelo

Los Estudios Culturales en la Pontificia Universidad Javeriana. Un proyecto por escribir, en una disputa constante Sandra Camelo1

Antecedentes del programa de estudios culturales En Colombia empieza a hablarse de los estudios culturales en el plano institucional a finales de los noventa (Castro-Gómez 2005 cit. en Humar 2008: 74). La Biblioteca Luis Ángel Arango, el Instituto Distrital de Cultura y Turismo (IDCT) (Garzón y Mendoza 2007: 15), el recién creado Ministerio de Cultura, el Centro de Estudios Sociales de la Universidad Nacional (CES), el Convenio Andrés Bello (CAB) y la Fundación Social se reúnen para organizar varios eventos sobre estudios culturales que concluyeron con publicaciones como: Cultura, política y modernidad (1996), Cultura, medios y sociedad (1998), Cultura y globalización (1999) y La tercera moneda (1999) (Humar 2008: 74).

Sin embargo, asegura Santiago Castro-Gómez que una fase inicial “está marcada por la obra pionera (y solitaria) del pensador colombo-español Jesús Martín-Barbero durante los años setenta y ochenta” (Castro-Gómez 2001: 16). Los estudios de la comunicación se vuelcan con Martín-Barbero de los medios hacia las mediaciones y visibilizan la participación activa de las audiencias que los consumen. “La pregunta no es sobre el efecto de la radio en la gente, sino sobre el efecto de la gente en la radio” (Castro-Gómez, Flórez Malagón y Millán de Benavides 2003 cit. en Garzón Intervenciones en estudios Intervenciones culturales, en 2016, estudios (3):culturales 101-117 / 101

Los Estudios Culturales en la Pontificia Universidad Javeriana 1. Doctora (c) estudios culturales en Goldsmiths College, Universidad de Londres. Magistra en estudios culturales de la Pontificia Universidad Javeriana. scamelo@ javeriana.edu.co

y Medonza 2007: 13). Desde la propuesta de MartínBarbero “un proyecto de estudios culturales, pensado como un lugar epistemológico y metodológico, no tiene sentido sin una política de transformación social que permita la movilización de nuevos modos de existencia de las sociedades” (Garzón y Medonza 2007: 14). Al final de los noventa empieza a observarse un anclaje institucional de los estudios culturales. El Ministerio de Cultura incluye a los estudios culturales como área de investigación en ciencias sociales para sus programas de becas. La Universidad del Rosario abre un programa de diplomados en gestión cultural. El departamento de investigaciones de la Universidad Central, por medio de su revista Nómadas, crea un espacio de reflexión en torno a temas introducidos por los estudios culturales. En Medellín, la Universidad de Antioquia ha financiado investigaciones en el área de cultura urbana, pensada desde los estudios culturales. La universidad de los Andes abrió […] una maestría en Antropología que incorpora cursos transdisciplinarios, muy sensibles a la línea de los estudios culturales (Castro-Gómez 2001: 17).

El proyecto de estudios culturales en la Universidad Javeriana empieza a gestarse en 1998 a la par que se transformaba el Instituto de Estudios Sociales y Culturales Pensar, que hasta ese momento ofrecía servicios de consultoría, proyectado como un Think Tank o tanque de pensamiento. El rector de la Universidad en aquel momento, el padre Gerardo Arango, quiso convertir el Instituto en una unidad académica independiente dedicada a las ciencias sociales y humanas, y en esta empresa convocó a

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varios investigadores: Diego López, Jaime Borja, Alberto Flórez, Roberto Vidal, Álvaro Camacho, Oscar Guardiola, Luisa Piedrahita, Santiago Castro-Gómez y Carmen Millán de Benavides. Todos volvían al país luego de adelantar sus estudios de posgrado. De manera que, como lo asegura Castro-Gómez, estaban familiarizados con los debates emergentes en torno a los estudios culturales de Europa y Estados Unidos (Humar 2009: 382). El Instituto se concibió así como una unidad académica interdisciplinar que organizó conferencias con invitados como Roberto Follari, Enrique Dussel y Walter Mignolo. Este Instituto, que como realización ha tenido una vida breve y un tanto accidentada, responde a una idea extraordinariamente fecunda: ser un lugar de convocatoria de investigadores y pensadores de los problemas sociales del país con miras a proyectar el futuro de éste (Remolina 1999: 17 cit. en Humar, borrador trabajo de grado).

La “presentación en sociedad del Instituto”, como la llama Castro-Gómez, tuvo lugar en 1999 con la organización de un evento al que asistieron invitados internacionales como Walter Mignolo, Aníbal Quijano, Edgardo Lander, Freya Schiwy, Zulma Palermo y Fernando Coronil, acompañados por intelectuales nacionales como Zandra Pedraza, Ana María Ochoa, Jesús Martín-Barbero, Guillermo Hoyos, Mónica Zuleta, Mauricio Archila y Sarah de Mojica, entre otros (Humar 2009: 383). El evento concluyó con la publicación del libro Pensar (en) los intersticios. Teoría y práctica de la crítica poscolonial. Uno de los principales aportes del Instituto Pensar frente a los debates de los estudios culturales en el país sería principalmente, como lo indica Castro-Gómez, la reflexión en torno a los estudios poscoloniales (Humar 2009: 384). Lo que queríamos lograr era una red de investigadores latinoamericanos que se pudieran vincular a otros investigadores latinoamericanos, cosa que ocurrió porque allí se empezó a armar el grupo Modernidad/Colonialidad que continúa hasta hoy y en el cual Pensar jugó un papel importante para la configuración de esa red (Entrevista de Santiago Castro-Gómez 25 de abril de 2008 cit. en Humar, borrador trabajo de grado).

En el año 2000 el Instituto, bajo la dirección de Guillermo Hoyos, inició un seminario interno de “actualización teórica” para revisar los debates de los estudios culturales; los debates, recuerda Castro-Gómez, fueron recibidos con gran entusiasmo por el Decano en aquel entonces de la Facultad de Ciencias Sociales, Jaime Alejandro Rodríguez, participante activo en los seminarios (Humar Intervenciones en estudios culturales / 103

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2009: 384). El padre Gerardo Remolina estaba interesado en abrir un doctorado interdisciplinario en ciencias sociales y junto con el equipo de Pensar, con quien tenía intereses comunes, propusieron una experiencia interdisciplinaria desde los estudios culturales. Durante el primer semestre del año 2000 se organizó un Seminario Interno de Estudios Culturales en el que participaron profesores de varias Facultades de la Universidad, [y] en octubre del mismo año se organizaron las Primeras Jornadas Internacionales de Estudios Culturales (CastroGómez 2001: 19).

El Seminario que convocara a investigadores y profesores en reuniones periódicas quincenales giraba en torno a discusiones como el estatuto epistemológico de los Estudios Culturales en su momento, la especificidad de los mismos y los elementos que los componían y diferenciaban: lenguajes, discursos, conceptos, preguntas (Protocolo No. 1, 1 de marzo de 2000 cit. en Castro-Gómez 2001, Anexos: 47 – 65). Era frecuente preguntarse por el lugar de los Estudios Culturales en la academia y específicamente en la Universidad Javeriana, su posicionamiento frente a lo popular y a las concepciones de cultura y ciencia manejadas por instancias reglamentadoras como Colciencias (Protocolo No. 2, 15 de marzo de 2000, en Castro-Gómez 2001, Anexos: 47 – 65), así como los posicionamientos estratégicos que podían ofrecer los estudios culturales (Protocolo No. 3, 29 de marzo de 2000, en Castro-Gómez 2001, Anexos: 47 – 65). En la sesión del 17 de mayo de 2000 se propuso por primera vez la “creación de [una] maestría en Ciencias Sociales con énfasis en Estudios Culturales” en la que se esperaba la participación de profesores “las más altas calificaciones académicas” con formación doctoral o como mínimo de maestría (Protocolo No. 5, 17 de marzo de 2000, en Castro-Gómez 2001, Anexos: 47 – 65). Ya desde mediados de mayo del año de 2000 se discutía sobre lo que sería un programa de posgrado en Estudios Culturales en la Universidad Javeriana. Sin embargo, antes que una maestría o una especialización, se ofrecería un diplomado en Estudios Culturales Latinoamericanos para estudiantes, profesores e investigadores del área de “ciencias sociales, humanidades y filosofía”, así como para el público general. El diplomado buscaba “presentar una panorámica general de los estudios culturales latinoamericanos”, “brindar elementos epistemológicos para una compresión de los […] procesos de reestructuración [de] las ciencias sociales y las humanidades en América Latina” y “ofrecer herramientas conceptuales de carácter interdisciplinario para una reflexión crítica sobre los fenómenos culturales 104 / Intervenciones en estudios culturales

contemporáneos” (Pensar 2001).

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Del 4 de mayo al 24 de junio de 2001 el Instituto Pensar desarrolló un programa de cuatro módulos: Políticas de los estudios culturales latinoamericanos, Políticas culturales y movimientos sociales en América Latina, Globalización y cultura, y Literatura y estudios culturales en América Latina. Dichos módulos estuvieron a cargo de los profesores Alberto Moreiras (Duke University), Catherine Walsh (Universidad Andina Simón Bolívar, Quito), Daniel Mato (Universidad Central de Venezuela) y Mabel Moraña (University of Pittsburgh) respectivamente (Instituto Pensar 2001). Además el diplomado contó con la participación de “más de 150 personas” (Castro-Gómez 2001: 19).

El 20 de agosto de 2001, Santiago Castro-Gómez presenta una propuesta para la creación de la futura Especialización en Estudios Culturales que buscar discutir la dimensión cultural de la política, la economía y el poder en América Latina en tiempos de globalización, preparar profesionales de las ciencias sociales en metodologías y prácticas transdisciplinarias, y fortalecer la capacidad de intervención de científicos sociales y humanistas en ámbitos que desbordan la actividad puramente disciplinar de las ciencias sociales en el país (Castro-Gómez 2001: 22 – 27). En la propuesta hay un fuerte componente de teoría poscolonial, como lo reafirma Eduardo Restrepo (Entrevista, 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar). El programa incluía discusiones en torno a género y raza, teoría tradicional y teoría crítica de la cultura, debates frente a la modernidad y Posmodernidad en América Latina, los fenómenos de globalización, industrias culturales y tecnologías de la información, así como reflexiones en torno a los estudios literarios y estudios culturales en América Latina.

El programa sería revisado y modificado, las temáticas de las clases se tornarían más específicas aunque siempre entrelazadas. La especialización que se abriera en agosto de 2002 en la Facultad de Ciencias Sociales bajo la dirección de Santiago Castro-Gómez, ofrecería asignaturas teóricas acompañadas por asignaturas de investigación. El programa se articuló alrededor de seminarios de transdisciplinariedad, introducción a los estudios culturales – que esbozara “una genealogía critica de los estudios culturales, así como de su especificidad en el panorama de la teoría social contemporánea” ––, análisis social y cultural, procesos de subjetivación, fronteras raciales, lingüísticas y sexuales, políticas de la identidad racial, lingüística y sexual, cultura y economía, industrias culturales y nuevas tecnologías, producción cultural en América Latina, política y movimientos sociales y finalmente un seminario de Cultura y economía. Junto a los seminarios Intervenciones en estudios culturales / 105

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se preparaba a los estudiantes a partir de dos talleres de investigación en metodologías y diseño de proyectos de investigación de aplicación práctica (PAP) – artículos de 30 páginas publicables (Pontificia Universidad Javeriana, 2004). Adicionalmente a los seminarios dirigidos por docentes como Alberto Flórez, Oscar Guardiola, Jesús Martín-Barbero, Santiago Castro-Gómez, Víctor Manuel Rodríguez, Ingrid Bolívar y Chloe Rutter (Humar 2009: 388), se desarrollaron en el marco de la especialización dos coloquios de estudiantes y uno de profesores. El primer coloquio de estudiantes, celebrado en mayo de 2004, Estudios culturales en disputa giró en torno a la pregunta ¿qué son los estudios culturales? En dicho coloquio Jesús Martín–Barbero habló de sus itinerarios en el campo de los Estudios Culturales. En el segundo coloquio realizado a mediados del año 2005, sería Sarah de Mojica quien compartiría sus experiencias y trayectos en el campo (Garzón y Mendoza 2007: 18 – 19). Estos dos coloquios de estudiantes sería sucedidos en el 2006 por un coloquio de profesores en el que los docentes de la Especialización hablaron sobre sus ejercicios investigativos y discutieron sobre “los problemas metodológicos y sus implicaciones políticas y epistemológicas, fueron discutidos ampliamente” (Garzón y Mendoza 2007: 19). Posteriormente, Eduardo Restrepo acompañaría como docente la tercera corte del programa; para el año 2006 lideraría el proyecto de la Maestría en Estudios Culturales, que luego pasaría a ser dirigida en el 2007 por Marta Cabrera. En la opinión de Castro-Gómez, “los estudios culturales han logrado una legitimación académica dentro de la universidad gracias a la maestría y eso se [refleja] en el doctorado en ciencias sociales y humanas, que la Javeriana […] [abriera] en el año 2009” (Humar 2009: 389). La maestría ha desarrollado tres coloquios de estudiantes de estudios culturales junto a los programas de la Universidad Nacional y los Andes, el primero en el 2008, el segundo en el 2009 y el tercero en el 2010. Una de las tareas pendientes, como lo asegura la actual directora del programa Marta Cabrera, era la creación del Departamento de Estudios Culturales, lo que le daría mayor autonomía burocrática al programa frente a la contratación de profesores: “Si tú tienes un departamento, tú puedes generar un pregrado si quieres o tú puedes generar un cuerpo de profesores que tengan mayor consistencia en el tiempo, que no sean simplemente profesores de cátedra (Cabrera, Marta. Entrevista 3 de mayo de 2008, Bogotá, cit. en Humar, borrador trabajo de grado). La creación de un departamento de estudios culturales ya estaba incluida en la propuesta que presentara en el 2001 Santiago Castro-Gómez a la Facultad de 106 / Intervenciones en estudios culturales

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Ciencias Sociales cuando esbozaba el proyecto de especialización: “El proyecto de una Especialización en Estudios Culturales no constituye un fin en sí mismo. Se trata únicamente del primer eslabón de un proceso conducente a la implementación a mediano plazo de un programa de Maestría, así como la creación de un Departamento de Estudios Culturales” (Castro-Gómez 2001: 3). Desde el 2011 fue aprobado y entró en funcionamiento el departamento de estudios culturales, vinculado a la Facultad de Ciencias Sociales.

Perspectivas, expectativas y frustraciones Una breve revisión del trayecto que ha seguido el programa de estudios culturales no nos permite ver todo lo que hay de fondo en un proyecto que ha tenido que verse en constante confrontación y lucha. Los derroteros no son tan claros, las direcciones y posiciones asumidas cambian. Lo que sí es claro es que “los estudios culturales están por hacerse”, como lo indica con frecuencia Eduardo Restrepo. Luego de hablar largamente con él y con Marta Cabrera logro dilucidar un poco más la densidad de un proceso en marcha. Así por ejemplo, la historia de Marta Cabrera en el programa es una historia de luchas constantes. La institucionalización del programa en la Facultad de Ciencias Sociales no ha constituido por mucho tiempo un respaldo abierto al mismo. Todo lo contrario, ha sido necesario justificar hasta el cansancio su existencia y exigir el apoyo que requiere para mantenerse y consolidarse: Dentro de estudios culturales hay muchas cosas que generan inquietudes. Estamos en un proceso. Si quiero enfatizar que estamos en un proceso de consolidación que es lento y que es penoso a ratos. Yo creo que se han conquistado espacios. El año pasado logré conseguir la aprobación del Departamento [de Estudios Culturales] en el Consejo de Facultad. […] Después de explicar a la gente de la Facultad, hasta que cesó la resistencia, que era grande. Es más, era más grande de lo que yo había presupuestado (Cabrera, Marta. Entrevista 18 de mayo de 2010, Facultad de Ciencias Sociales).

Eduardo Restrepo lo confirma, cuando me explica las profundas tensiones – desconocidas seguramente por la mayoría de mis compañeros estudiantes – entre la Facultad de Ciencias Sociales y el Instituto Pensar, que tan sólo con el cambio de dirección en la Decanatura y el Instituto han logrado limarse, para quizás con el tiempo encontrar espacios más cercanos de conversación. Las relaciones de la Facultad con el Instituto fueron muy tensas hasta hace

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muy poco. Desde la Facultad al Instituto siempre se lo ha visto con envidia, porque es una anomalía en términos de privilegios. Y la Facultad ha leído al Instituto siempre como algo que le está quitando espacios y cosas que deberían ser de la Facultad de Ciencias Sociales. Es una relación muy tensa, con esa concepción del Instituto. Del Instituto hacia la Facultad, la relación siempre ha sido […] que la Facultad está llena de gente convencional, y está llena incluso de gente conservadora. Y el Instituto si una cosa ha sido, sobre todo con Guillermo, pero también con Alberto es una de las poquitas expresiones de la Javeriana que tiene alguna preocupación por la pertinencia social y política de su existencia […]. Cuando Marta te dice que le tocó pelear lo del departamento, le tocó pelear lo del departamento con esa gente, que todavía tiene poder (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar).

A pesar de este panorama desolador, se han dado cambios importantes, hay mayor aceptación en la Facultad, hay más profesores formados en estudios culturales, gente que está volviendo al país. Además la ansiada creación de un departamento posibilitaría más recursos, facilidades para la contratación de profesores y la configuración de un programa virtual, diplomados, cursos para pregrado. Marta Cabrera ve en el departamento una gran posibilidad, como lo indicó en una entrevista que tuvimos en su oficina cuando era directora del programa. Eduardo Restrepo, actual director del programa, era un poco más escéptico. […] si para tener profesores y para tener recursos, es necesario tener un departamento, tener un departamento […]. Ahora bien, recursos y profesores no significan nada, por sí mismos. Toca […] articular esos recursos y esos profesores para consolidar un proyecto […]. Aunque yo creo, que si uno mira los resultados de Santiago y míos, también se puede hacer una crítica, aunque la idea estuviera reflexivamente, el viraje no fue el esperado, necesariamente (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar). Marta Cabrera consideraba que en la transición de la especialización a la maestría había significado grandes mejoras, en términos del nivel de exigencia y la cantidad de horas de clase. Yo llegué solamente al último año de la especialización, pero si hay un cambio sustancial por ejemplo en el nivel de exigencia. En la especialización

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teníamos clases de dos horas y un trabajo, […] el PAP […], proyecto de aplicación práctica, que era un trabajo […] mucho más sucinto. Era treinta páginas y se suponía que eran artículos publicables (Cabrera, Marta. Entrevista 18 de mayo de 2010, Facultad de Ciencias Sociales).

Eduardo Restrepo veía que aunque la exigencia sea mayor en el trabajo de grado, el espíritu de los estudios culturales se ha perdido con respecto a las tres primeras generaciones de la especialización. “Se ha perdido mucho […] vitalidad e irreverencia [….] [y] se ha ido consolidando un programa muy convencional, todo demasiado bien puestecito” (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar). Cuando Eduardo Restrepo empieza a dar clases en la especialización, encuentra profesores que admira y estudiantes que lo motivan a unirse a un proyecto de estudios culturales. Las dos, tres primeras cortes eran chicos con trayectorias muy disímiles, algunos ya más mayorcitos. Y llegaban encarretados por cosas que ya habían visto, como los eventos de aquí del Instituto, los diplomados. Ya tenían más o menos claro eso que era. En general eran estudiantes con proyectos paralelos, con rollos, que tenían en la cabeza, muy distintos. […] Esas tres primeras cortes, de gente que empieza a armar colectivos por fuera, de gente que se mete a la universidad, gente que sigue estudiando sus doctorados como profundizando (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar).

Dentro de esas tres primeras cortes hay egresados que se destacan hoy en el campo de los estudios culturales en el país. Cuando le pregunto a Eduardo Restrepo por ese estudiante no convencional del que con frecuencia habla, encuentra ejemplos concretos, de esos egresados ideales que sí existen, como él mismo asegura. ¿Mi egresado ideal? [risas]. Mira, mi egresado ideal es Juan Ricardo. O sea existen egresados ideales. Juan Ricardo Aparicio es un egresado ideal. ¿En qué sentido? Un personaje profundamente académico, él se fue, hizo su doctorado, estuvo allá, luego vino, ahora está en los Andes, nos dio una clase aquí en el primer semestre. Es alguien con una pasión y enamora a la gente en términos de la importancia de la teoría social y de las cosas que hay que hacer. Y es ideal porque el adelantó un trabajo, a mi me parece maravilloso, primero tratando de desmontar las representaciones y las tecnologías que hay sobre los desplazados, después con una comunidad de

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paz ahí en Apartadó, tiene un compromiso muy volado con la gente. El se da mucho. Y yo no creo que Juan Ricardo tenga 36 años, 37 años. Es un egresado ideal para mí. Otro egresado ideal […], otros dirán que es uno de los egresados no ideales, es Axel Rojas, un amigo de hace mucho tiempo. Es alguien que venía con muchas inquietudes, y yo creo que la maestría le permitió sintonizar cosas, descubrir asuntos, profundizar rollos. […] Yo sé que ese personaje quedó tocado por lo que pueden dar los estudios culturales, y va a hacer eso en un programa desde la Universidad del Cauca que es marginal, un programa en etnoeducación. […] Hay varios egresados que yo admiro, no es un egresado [ideal] que no existe.

Hay otros, Constanza Mendoza […] que fue de la primera generación también. Está en la Pedagógica, una mujer que tiene un impacto importante con los estudiantes, [lo] llame o no estudios culturales. Eso es más secundario. Pero también hay muchos egresados…, no me reconozco en ellos, pero también hay profesores. Hay profesores en los que veo lo valioso de su trabajo pero no lo identifico, ‘como esto es estudios culturales’” (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar). Marta Cabrera y Eduardo Restrepo concuerdan en que los estudiantes participan muy poco, generan pocos proyectos colectivos y de intervención por iniciativa personal, y la participación en los coloquios es bastante pobre. Sin embargo existen redes interesantes que han surgido de los mismos estudiantes, El Eje de Sandi Morales, la lista de correos de yahoo, el proceso CREACCIÓN de intervención artístico-política, publicaciones conjuntas como Mundos en Disputa, varias publicaciones en Tábula Rasa, y con el Instituto Pensar, así como participación en el Semillero de Jóvenes Investigadores y luego con becas-pasantía de Colciencias en el grupo de investigación de Estudios Culturales que dirige actualmente Eduardo Restrepo en Pensar. El desencanto de Eduardo Restrepo con los estudiantes y el programa actual de la maestría no lo ha llevado a “abandonar el barco”, aunque si haya con frecuencia desmotivaciones, y asegura que sus “esfuerzos pedagógicos están más orientados a la maestría, y que la maestría no se puede abandonar” (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar).

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Marta Cabrera ve en la maestría procesos de los estudiantes que le causan gran satisfacción, en los que siente que el espíritu de los estudios culturales está presente y se están formando personas que pueden generar intervenciones importantes, fuera de la academia: Con los que yo he tenido oportunidad de trabajar de cerca, yo los he visto meterse en procesos que a mí me dan mucha satisfacción. Los he visto involucrarse políticamente e incluso cambiar como personas. Pasar por unos procesos súper duros de autointerrogación. Pienso que sería lindo si muchos pasaran por ahí, por reevaluación y por reflexiones profundas sobre quiénes son y cuál es su papel, qué pueden hacer, qué no pueden hacer […]” (Cabrera, Marta. Entrevista 18 de mayo de 2010, Facultad de Ciencias Sociales). Existen como dice Eduardo Restrepo, varios “egresados ideales”, que realmente hacen estudios culturales. Otros hacen otra cosa, y “eso es legítimo” asegura Eduardo Restrepo. Lo que hay es un campo es disputa, un significante vacío por llenar. El punto claro, central para Eduardo Restrepo es qué tipo de estudios culturales queremos, y que debe quedar por fuera. Los estudios culturales no solamente en Colombia, sino en América Latina están por perfilarse, por generar una identidad. Nosotros somos los únicos que no podemos decir que no a la institucionalización de los estudios culturales, somos el país que tiene mayor institucionalización de estudios culturales. Aquí, estudios culturales, gústenos o no, nos tocó enfrentiarlos. […] Yo creo que el punto aquí es, de qué estudios culturales estamos hablando. Y ahí uno pasa por “totalitarista”, cuando uno tiene criterios, y cuando tiene apuestas, eso es “totalistarismo” (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar).

Los estudiantes se encuentran en una posición poco cómoda en este proceso por consolidar. Lo cual puede ser bueno en la medida en que les genera grandes retos, tomas de posición y una responsabilidad frente a su proceso. No por ello deja de ser desgastante cuando sienten perder el rumbo y tienen menos acompañamiento del que quisieran. A la mayoría, “les toca aprender casi que sobre la marcha y muy rápidamente […] para solventar y solucionar sus problemas” (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar). Los estudiantes Intervenciones en estudios culturales / 111

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ya han presentado su malestar a la dirección del programa, lo que en parte ha evidenciado la apremiante necesidad de crear un departamento y estructurar mejor desde allí la maestría. Yo siento que para Marta fue muy claro que debía hacerse departamento en una reunión que tuvo con los estudiantes y la decana el año pasado […]. Los estudiantes empezaron a plantear ciertas demandas: “¿por qué no tenemos profesores?”, “¿dónde está la relación con la investigación?”, “¿cuál es el perfil de la maestría?”. Una serie de planteamientos que tienen que ver con la concepción del proyecto. Yo sé que Marta empezó a trabajar fuertemente en lo del departamento como medio para garantizar ciertas cosas (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar).

Varios estudiantes como lo reconoce Eduardo Restrepo, exigen una dirección más clara en un proyecto que aún está por formarse. Se trata de un proyecto del cual tienen que participar, quizá más como agentes activos que como clientes, de un programa al que se han matriculado. Mucho se aprende afuera. Hay que ponerse las botas, matricularse en el proyecto, incluso pelear por el mismo, por lo que se quiere y no olvidar lo que no es negociable. Tener una posición clara, y saber “que no todas las posiciones son válidas”: Hay dos cosas que son innegociables en estudios culturales es eso tiene un para qué, y el para qué es para desanclar, desarmar, desarticular relaciones de poder que están culturalmente definidas o solidificadas. […] La vocación política de la que habla Stuart Hall. Y lo otro es que son un contextualismo muy concreto, tiene que ver con entender cosas concretas. No es un escenario para filosofar, ni para grandes genios, ni genialidades que hagan ejercicios de pegar a doctos y conceptos de manera maravillosa […]. No, son cosas muy concretas, tienen que meterse en el barro y ponerse las botas (Restrepo, Eduardo, Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar).

Borraduras de una genealogía. Volver sobre los pasos.

“Si quiero enfatizar que estamos en un proceso de consolidación que es lento y que es penoso a ratos”. Marta Cabrera. Entrevista 18 de mayo de 2010.

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Facultad de Ciencias Sociales.

“Yo creo que empezamos muy mal [risas]”. “Pudieron llamarlo de otra forma […]. Estudios Culturales era una especie de significante vacío”. Eduardo Restrepo. Entrevista 24 de mayo de 2010. Instituto Pensar.

Este artículo también empezó mal, no porque la información sea incorrecta, sino porque no da cuenta de las disonancias internas al proceso de institucionalización de los estudios culturales en la Universidad Javeriana. Ya vimos las grandes preocupaciones que rondan en las cabezas de quienes han pasado por la dirección del programa. Volveré sobre los pasos, en una especie de borradura que no pretenden presentar una historia progresiva, lineal y coherente de los estudios culturales en la Universidad Javeriana que vaya en contraposición de lo que ha sido justamente ese proceso. Al contrastar, las experiencias personales de dos de los directores del programa, en la modalidad de especialización y luego de maestría, vemos las discontinuidades y quiebres en un proceso bastante complejo, difícil, y dispar, que amerita una revisión cuidadosa más extensa de la que pretende este artículo. Los estudios culturales llegan a la Universidad Javeriana para colocar en la agenda del Instituto Pensar y de una serie de intelectuales interesados “un conjunto de conversaciones y de discusiones que parecían relevantes”; asegura Eduardo Restrepo que La creación del programa en la Javeriana tiene que ver con una transformación en los noventas del campo intelectual y el campo académico colombiano, que se expresa en la Javeriana de esta manera. La llegada de gente que venía de hacer doctorados, ciertas conversaciones en el mundo sobre todo anglófono, estudios poscoloniales, la posición de los estudios culturales en Estados Unidos, estudios de la subalternidad, etcétera, etcétera. Honestamente yo siento que los crean el programa de los estudios culturales no sabían que era estudios culturales, ni les importaba […]. Estudios culturales eran una suerte de significante vacío que fue llenado de ciertas cosas […]. Yo creo que estudios culturales fue una etiqueta que aglutinó un conjunto de expectativas en un proceso de transformación, no solamente en la Universidad Javeriana, sino en Colombia en ese momento. De esa década (Restrepo, Eduardo. Entrevista

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24 de mayo de 2010, Instituto Pensar).

Eduardo Restrepo, explica la importancia de la década del noventa como un momento de encajamiento de discusiones en torno a la inclusión de la diferencia y un proyecto multicultural. Los estudios culturales serían solamente la etiqueta de estos debates. Siento que [los noventa son tan importantes] porque es un encajamiento de la desilusión de los ochenta, y un empezar a pensar en positivo con herramientas teóricas, y con conversaciones que de alguna manera renovaban las preguntas en Colombia, y en América Latina en general. O sea, ya el problema no era, si hemos sido o no modernos, o si de pre-modernos pasamos a ser posmodernos, o el problema no era ya de si era el comunismo o el capitalismo, o el liberalismo y la democracia versus los totalitarismos. En ese momento se estaba empezando a encajar todo eso, y no solamente en términos académicos, en términos sociales. Los movimientos sociales, todo el giro multicultural, toda la inclusión de la diferencia, todo ese asunto en términos ambientales, sexuales. Los noventas son una década muy importante. Y yo creo que estudios culturales fue la etiqueta (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar).

El Diplomado en Estudios Culturales que ofreciera el Instituto Pensar en el 2001, es en la opinión de Eduardo Restrepo, un espacio en el que muchos intelectuales latinoamericanos conversan sobre las ciencias sociales contemporáneas y la posibilidad de estudiar la cultura dentro de las dinámicas de la globalización y el capitalismo tardío. Se agrupan todos desde una plataforma de transdisciplinariedad, y – en opinión de Eduardo Restrepo – se ahonda poco en las cuestiones y especificidades de los estudios culturales. […] vos ves el diplomado de estudios culturales, invitan a Walter Mignolo como estudios culturales, a Mabel Moraña que de alguna manera hace estudios culturales latinoamericanos en la vertiente de estudios literarios. A la gente que invitan y a la gente que convocan…, o mira los libros que publican: La reestructuración de las ciencias sociales, […] ahí la pregunta es por la reestructuración de las ciencias sociales, Said, lo poscolonial. Santiago es profundamente marcado por la teoría poscolonial. Su trabajo de […] La racionalidad crítica latinoamericana, eso es una apropiación de la teoría poscolonial, sobre todo el trabajo de Said, para pensar qué es

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América Latina […]

Los estudios culturales en Colombia están por escribirse, yo creo que empezamos muy mal […], y yo creo que Santiago y el combito que estaba alrededor de él, Oscar, Carmelita, Alberto Flórez estaban incorporando discusiones de teoría social contemporánea, y lograron materializarlo en un concepto de estudios culturales que para ellos era fundamentalmente transdisciplinariedad, para ellos era fundamentalmente la posibilidad de pensar la cultura en la globalización, el asunto de las transformaciones en el capitalismo tardío (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar).

Volver sobre los pasos, abrir caminos La tarea está pendiente, para los que apenas entran en el campo: pensar en serio qué son los estudios culturales, cómo los entendemos, qué queremos con ellos, y fundamentalmente para qué nos sirven. Para Restrepo, la pertinencia es clara y tiene que ver con la vocación política de los estudios culturales, una vocación que no es negociable. Para otros, el panorama no es tan claro. Hay una gran confusión hoy, y no es solamente de la Javeriana, y no es solamente en Colombia, de lo que puede significar estudios culturales para América Latina. Hay una confusión […], yo ando conversando con gente de Perú, de Chile, con Víctor Vich, con Beatriz Sarlo en Perú, con Nelly Richard en Chile, con Alejandro en Argentina, con Maira en Puerto Rico, con Federico y otra gente en […] México, y esto no son enredos solamente de nosotros. Los estudios culturales no solamente en Colombia, sino en América Latina están por perfilarse, por generar una identidad (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar).

Esta poca claridad tiene grandes peligros, además de las frustraciones de los estudiantes que ingresan al programa para someterse a derivas constantes y proyecciones poco claras. Hay un gran riesgo de hacer estudios culturales que sean cualquier cosa, o que se queden en el textualismo versado. Restrepo ubica una serie de posiciones dispares entre estudiantes y profesores frente a los estudios culturales, que en cierta medida se alejan de la vocación política que lograron despertar en otros más comprometidos con su intervención en el mundo. Intervenciones en estudios culturales / 115

Los Estudios Culturales en la Pontificia Universidad Javeriana

Hay diferentes lecturas, posiciones, pienso yo, de los profesores por sus trayectorias y por la manera como se han enfrentado a estudios culturales. Para algunos, estudios culturales es un lugar relativamente cómodo desde el que hablan lo que han venido hablando siempre, y lo van a seguir hablando siempre, y eso es legítimo. Para otros, preguntas sobre cuál es la especificidad de los estudios culturales, son preguntas absolutamente incómodas, y absolutamente no a lugar, porque si alguna cosa tienen muy claro ellos, es que estudios culturales es anything – cualquier cosa (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar).

Restrepo concibe el proyecto de estudios culturales básicamente como una politización de la teoría y una teorización de la política que funciona en doble vía. Es una práctica académica tocada por el mundo, y su teorización “es una práctica que se debe tomar en serio, y cuando se toma en serio no deja una posición en la que todo vale. Porque si todo vale, que todo siga igual” (Restrepo, Eduardo. Entrevista 24 de mayo de 2010, Instituto Pensar). Ante esta propuesta y el panorama ambivalente de los estudios culturales, no sólo en la Universidad Javeriana, sino también fuera de ella, nos queda preguntarnos a los estudiantes que nos matriculamos en el programa, si realmente estamos matriculados en el proyecto político, y asumimos una posición beligerante frente a su posición en la academia, definiendo qué queremos y qué no, y qué no estamos dispuestos a negociar. Referencias bibliográficas Castro-Gómez, Santiago. 2001. Propuesta para la creación de una especialización en estudios culturales. Propuesta para Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá. Garzón Martínez, María Teresa; Mendoza Romero y Nydia Constanza (edits). 2007. Mundos en disputa. Intervenciones en estudios culturales, Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Instituto de Estudios Sociales y Culturales Pensar, Bogotá Humar, Zoad. 2009. Rutas biográficas e historias de los estudios culturales en Colombia. Entrevista a Santiago Castro-Gómez. Tabula Rasa, (10), Enero – Junio: 377 – 391. ————-. 2008. Atravesando disciplinas: la institucionalización de los estudios culturales en Colombia. Hispanic Research Journal, 9 (1): 65 – 85. ————- (s/f) “La institucionalización de los estudios culturales en la

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Sandra Camelo

Universidad Javeriana”, [borrador trabajo de grado] Bogotá, Universidad Pontificia Universidad Javeriana, Maestría en Estudios Culturales. Instituto Pensar, Pontificia Universidad Javeriana (2001) Diplomado en estudios culturales, Bogotá [Archivo Instituto Pensar]. Pontificia Universidad Javeriana. 2010. Maestría en estudios culturales, Bogotá [en línea] http://puj-portal.javeriana.edu.co/portal/page/portal/ FacultadCienciasSociales/mae_estudios_present, Recuperado 6 de mayo de 2010. —————. 2004. Especialización en estudios culturales, Bogotá. [Archivo Instituto Pensar].

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