Los Escenarios De Las Mujeres De La Revolución Al Presente1

July 18, 2017 | Autor: Virginia Garcia | Categoría: Human Geography, Applied Economics, The Latin Americanist
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Descripción

´ AL LOS ESCENARIOS DE LAS MUJERES DE LA REVOLUCION 1 PRESENTE ´ Virginia Avila Garc´ıa Facultad De Filosof´ıa Y Letras/Unam/M´exico

Introduccion ´ El Estado mexicano, la Iglesia Catolica, incluso sectores de la sociedad, ´ desde los anos ˜ de la Revolucion ´ Mexicana y la reconstruccion ´ nacional hasta la ruptura neoliberal de los anos noventa del siglo pasado, han ˜ manipulado y encubierto la falta de igualdad entre g´eneros que ofrece aun ´ el panorama de odio sexista recrudecido hacia las mujeres, muy evidente en la sana ˜ e impunidad de los asesinatos de mujeres en todo el pa´ıs y que desde algunos anos ˜ se enfoca casi con exclusividad medi´atica en las muertas de Ciudad Ju´arez2 . Pese a las resistencias patriarcales hubo cambios legislativos valiosos que trajo la Revolucion ´ en beneficio de la poblacion ´ femenina como: la ley del divorcio de fines de 1914 decretada por Carranza y la Ley de relaciones familiares que igualaban a los conyuges como sujetos libres ´ que firman un contrato civil3 , tambi´en se modificaron favorablemente el codigo civil para hacer de las mujeres sujetos con plenos derechos a la ´ propiedad; y se hizo constitucional el acceso a la educacion ´ libre, gratuita y laica4 . Muchas batallas lentamente ganadas como el derecho al voto federal (1953) llevaron a seis mujeres gobernadoras al poder5 hasta ahora: Griselda ´ Alvarez (Colima:1979-1985) Beatriz Paredes (Tlaxcala:1987-1992), Dulce Mar´ıa Sauri (Yucat´an: 1991-1993), Rosario Robles (DF. 1999-2000) Amalia Garc´ıa (Zacatecas, 2004-2010) e Ivonne Ortega (Yucat´an 2008-2014). Las tres primeras y la ultima procedentes de las filas del PRI; Robles y Garc´ıa ´ ´ del PRD, ninguna del PAN. Fueron ganadoras por voto directo (Alvarez, Paredes, Garc´ıa y Ortega) o designadas como sustitutas de los titulares (Robles y Sauri). La maestra universitaria Rosario Robles Berlanga6 , en su breve paso por el gobierno del Distrito Federal -designada para suplir a Cuauht´emoc C´ardenas- hizo historia con la promulgacion ´ de la conocida como Ley Robles (2000) considerada un triunfo ganado y defendido por todas las militantes feministas del pa´ıs en 2008 porque despenalizo´ en el Distrito Federal la interrupcion ´ del embarazo dentro de las 12 primeras semanas, dando paso a un derecho restringido a la autonom´ıa del cuerpo femenino7 . Errores pol´ıticos y una relacion ´ amorosa desafortunada fueron llevados al paroxismo misogino que la replego´ en el ostracismo pol´ıtico y ´ al descr´edito en 2004. Pretendo hacer comprensible que la presencia de las mujeres durante y despu´es de la Revolucion que ´ hicieron posibles cambios historicos ´  C

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determinaron adecuaciones a un modelo patriarcal y clasista que se hab´ıa fortalecido en el porfiriato y que el Estado posrevolucionario asumio´ como propio en lo referente a los roles gen´ericos en la familia donde las mujeres debieron encargarse de formar a los nuevos ciudadanos que deb´ıan ser afines a los propositos de los grupos ganadores de la Revolucion ´ ´ triunfante. El largo trecho de cien anos ˜ transcurridos desde 1910 tiene magros pero consistentes avances que las mujeres han caminado y han aprovechado exitosamente. Las preguntas que orientan este trabajo ponen el acento en los siguientes topicos: En la conformacion ´ ´ de los roles gen´ericos femeninos y masculinos sustentados en el modelo patriarcal ¿como han influ´ıdo instituciones como ´ la iglesia Catolica y el estado nacional porfiriano? ¿Porqu´e tambi´en el ´ estado nacional revolucionario margino´ los derechos de las mujeres en su lucha por la igualdad? La pregunta central pretende hacernos reflexionar acerca de: ¿cu´ales fueron las formas significativas de ser mujer durante la Revolucion ´ Mexicana? Al t´ermino de e´ sta ¿como se han dado las interrelaciones entre la ´ diversidad de grupos de mujeres? ¿Ha habido una agenda comun? ´ ¿Cu´ales son los logros de las feministas a lo largo de cien anos? ˜

Entre La Fe, Las Buenas Maneras Y Una Historiograf´ıa Tradicionalista En la construccion ha sido ´ de los modelos de g´enero la religion ´ catolica ´ determinante tanto en sus or´ıgenes en la Conquista como en el proceso de aculturacion ´ ibero-americana. La permanencia a lo largo del dominio espanol ˜ de esta organizacion ´ social, por sexo-g´enero, sustentada en las relaciones desiguales del poder le debe mucho a la influencia religiosa que en sus intereses conjuntos con la corona espanola mantuvo el control de la ˜ mente y del cuerpo femenino. La mansedumbre femenina frente al poder masculino que la misma institucion ´ ostenta en su estructura8 no estuvo exenta de periodos de mejor reposicionamiento del poder´ıo de mujeres propietarias como ha sido estudiado por Gonzalbo9 y otras que retaron la 10 . r´ıgida moralidad catolica ´ El periodo independiente envuelto en las crisis de la formacion ´ del estado nacional naciente no registra la presencia de cambios en la suerte de las mujeres, aunque la historiograf´ıa y la literatura del siglo XX fue al encuentro de mujeres como Concha Lombardo de Miramon ´ 11 o Carlota de 12 B´elgica , la desdichada emperatriz de M´exico; ambas fueron consortes de hombres derrotados por los liberales. El modelo femenino tradicional para las mujeres mexicanas fue reconstru´ıdo a fines del siglo XIX, con el advenimiento de los liberales al poder y de los intelectuales positivistas, representados por Porfirio D´ıaz. Los afanes de la modernizacion ´ a la que se aspiraba determinaron cambios en los patrones de conducta de hombres y mujeres de clase alta, para refinarlos. Las clases bajas debieron adecuarse. 102

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Las mujeres en general fueron consideradas por los sabios porfiristas, de acuerdo a la clasificacion ´ evolucionista y a la clase social que pertenecieran, como seres d´ebiles, con escasa inteligencia que deb´ıa ser cultivada para que la condicion ´ masculina mejorara al contar con companeras ˜ mejor preparadas para las tareas cotidianas de esposas y madres; para lucir m´as elegantes en los salones y aumentar el prestigio de sus maridos, deb´ıan aprender en los manuales de urbanidad el modelo gen´erico femenino que Europa exportaba, que la decencia de la clase les impon´ıa y su religion les exig´ıa13 . ´ catolica ´ Todas las mujeres eran las detentadoras de la dignidad y la honra familiares, sin importar su condicion; ´ al respecto las novelas de la e´ poca delinearon muy bien los diferentes moldes para cumplir con las buenas costumbres que se afinaron, en la e´ poca del porfiriato, pero que ten´ıan hondas ra´ıces en la tradicion ´ social desde la Colonia. La Iglesia Catolica ´ conservo´ en sus manos el control educativo de las mayor´ıas y la presencia omnipresente de los sacerdotes en las comunidades mantuvo el orden jer´arquico entre hombres y mujeres y entre las diversas jerarqu´ıas y clases sociales. Los modelos europeos elegidos para la imitacion ´ mexicana solo ´ retocaba las actividades femeninas dentro de los c´anones de sus papeles sociales de esposa y madre que en el porfiriato y m´as tarde en el r´egimen posrevolucionario debieron formar los nuevos ciudadanos afines a las nuevas e´ lites. Todos los poderes: pol´ıtico, religioso y economico coinci´ dieron en mantener a la familia centrada en la mujer que garantizara la reproduccion ´ de los valores de cada e´ poca y grupo dominante. Las mujeres de clase alta, las llamadas “senoritas” y luego “senoras ˜ ˜ porfirianas” se formaron de acuerdo a los c´anones de su privilegiada posicion ´ social, con acceso a una cuidada educacion ´ que sin embargo, las limito´ a sus funciones principales de “´angel del hogar”, de la imagen dulce y bella que hac´ıa grata la vida de su esposo y de sus hijos. La mujer como imagen de su marido deb´ıa ser su sombra, callada, pasiva, sin brillo propio; siempre atenta a lo que de ella se requiriese, deb´ıa estar al pendiente del ascenso social de sus hijos, a quienes deb´ıa orientar, sin llegar a ser una sabelotodo que pondr´ıa en riesgo su propia salud. Discreta y elegante, no deb´ıa ser ruidosa y cuando por el buen desempeno ˜ de sus actividades sociales brillara en la filantrop´ıa y en el asistencialismo, siempre deb´ıa estar acompanada de mujeres de respeto. Como buena catolica ˜ ´ deb´ıa ampliar sus miras sociales y apoyar las misiones catolicas como ´ cuidar que su familia y los sirvientes cumplieran con los deberes y rituales religiosos. El porfiriato influ´ıdo por el positivismo evolucionista y ansioso por reconocerse como una nacion europeos que ´ moderna importo´ codigos ´ delinearon las costumbres de las mujeres para que se apegaran a los paradigmas femeninos franceses y victorianos. Estos modelos gen´ericos liberales respondieron a los intereses de las clases burguesas triunfantes en Europa, en el fondo fueron muy conservadores en las formas morales apoyados en discursos de la misoginia rom´antica esencialista que la 103

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literatura y las pol´ıticas hac´ıan circular a fin de que las mujeres se identificaran con su naturaleza de mujeres amantes y amadas por sus valores intr´ınsecos como la generosidad, bondad, servicio y entrega a los dem´as, adornados con sus exquisitas maneras suaves que acentuaron la delicadeza y fragilidad, la intangibilidad inclusive, supuestas en la naturaleza femenina y que supl´ıan la falta de inteligencia adjudicada por toda suerte de pensadores14 . La Independencia de Espana ˜ hizo posible la creacion ´ del Estado mexicano en un proceso que duro´ casi el siglo XIX, fueron d´ecadas en las que su construccion ´ como nacion ´ soberana transito´ por un sinuoso camino donde perdio´ la mitad de su territorio y fue invadido por Espana, ˜ Francia y los Estados Unidos adem´as de los largos periodos de luchas civiles. El intermedio del porfiriato fue un periodo de 30 anos, donde los intelectuales y ˜ las e´ lites nacionales del poder economico y pol´ıtico creyeron que era cor´ recto el camino de intereses liberales a los que fueron sometidas las clases bajas y la incipiente clase media a favor de las e´ lites nacionales y extranjeras. Sin embargo cuando se dieron los festejos del primer centenario de la Independencia, lat´ıa por debajo de la superficie la inconformidad civil frente al abuso a mujeres, sobre todo de la clase baja que se vieron vejadas entre otras situaciones por el “derecho de pernada” de los hacendados. Las ofensas recibidas de hombre a hombre por el abuso a sus mujeres, se documenta con la historia de Pancho Villa que se volvio´ un fugitivo de la ley al defender el honor de su hermana. El M´exico revolucionario presentaba la diversidad de formas de ser mujer en un medio contrastante, lleno de desigualdades sociales que facilitaron la rebelion ´ femenina y la militancia conservador. La compleja realidad social del pa´ıs de entonces ofrecio´ diferencias profundas del desempeno pol´ıticas y sociales de los distintos ˜ de las funciones economicas, ´ grupos de mujeres. Los liberales que se ocuparon de reflexionar los roles de g´enero y propusieron modificaciones afines a los valores del incipiente capitalismo y a la nueva sociedad15 que se trataron de retomar con e´ xito desigual, al t´ermino de la contienda. En resumen, en los largos y dif´ıciles procesos de la Revolucion ´ Mexicana los hombres fueron los protagonistas de los hechos que fueron construyendo y reafirmando su historia; las mujeres quedaron ocultas entre la marana ˜ de intereses creados para mantenerla, aparentemente en el a´ mbito dom´estico, atendiendo las necesidades de padres, marido, hijos y hermanos. Se olvidaron que cuando ellos se fueron a la lucha armada y dejaron desamparadas a sus familias. Ellas salieron y reforzaron sus actividades economicas en el campo, en el huerto, en el comercio o en la ´ prostitucion. ´ En todo caso en las duras condiciones de las guerras ellas, en todo momento fueron la fuerza viva que mantuvo en pie la econom´ıa familiar e incluso la del pa´ıs. Estas acciones no fueron del inter´es de los historiadores que se ocuparon de los espacios publicos de la pol´ıtica, de la econom´ıa, de la guerra ´ y pasaron por alto las actividades femeninas. No repararon en quienes 104

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sobrevivieron con sus familias, entre la p´erdida de seres queridos, la sangre derramada de centenares de miles de hombres, mujeres, ninos ˜ y viejos; la pobreza y los prejuicios sociales que dificultaron m´as aun ´ su desempeno ˜ cotidiano. La historia las olvido´ y en el mejor de los casos las neutralizo´ en los t´erminos discursivos donde lo masculino era sinonimo de lo universal; ´ las instituciones del poder y las posturas historiogr´aficas16 predominantes decretaron su marginacion. ´ Existen pocas fuentes que recuperan los hechos femeninos de la Independencia; la cercan´ıa en el tiempo con los cien anos ˜ de la Revolucion ´ ha permitido conservar las huellas materiales de la diversidad de participaciones de las mujeres, por medio de sus propios escritos, de los periodicos ´ e inclusive de sus memorias y testimonios. Pero sobre todo ha sido el creciente y triunfante feminismo de los anos ˜ setenta del siglo XX, el que ha propiciado que sean las mujeres, las responsables de escribir su propia historia. Queda pendiente la reescritura de la historia mexicana donde hombres y mujeres se vean representados en los diferentes momentos historicos y se muestren los di´alogos en torno a sus funciones gen´ericas y ´ los desencuentros en torno al poder detentado hegemonicamente por los ´ hombres. Los Escenarios De Las Mujeres Durante La Revolucion ´ Mexicana Las pel´ıculas del “Indio” Fern´andez17 Es frecuente que el imaginario social sobre la Revolucion ´ est´e recreado en estereotipos de la historia oficial y en las fantas´ıas e interpretaciones de los directores de pel´ıculas como el “Indio Fern´andez”. Los rostros de los actores como Pedro Armend´ariz18 , el Indio Fern´andez19 , Antonio Aguilar20 e inclusive Marlon Brando, representaron a duros caudillos, implacables justicieros, pero enamorados de una mujer virtuosa e ideal. Especialmente recrearon a Pancho Villa y a Emiliano Zapata, ambos considerados en su momento historico como bandoleros, como criminales. En estas im´agenes ´ cinematogr´aficas se aprecian la brutalidad de los contendientes de ambos bandos y la bondad de los m´artires; siempre hay una historia maniquea de buenos y malos, amenizada con festivos bailes y canciones. Los hombres actuan, protagonizan. Las mujeres fueron representadas por la brava ´ instanMar´ıa F´elix o la dulce y sumisa Dolores del R´ıo21 , que en ultima ´ cia eran similares, porque se apreciaron siempre enamoradas, siguiendo o resistiendo a su hombre y carentes de ideas propias, por supuesto nada de representaciones feministas. Tambi´en aparecen las cl´asicas im´agenes de actrices de reparto que vestidas como indias cargan a sus pequenos ˜ hijos, guisan, hacen las tortillas, curan, bailan y siguen a sus amados. Con excepcion ´ de algunos papeles de Mar´ıa F´elix22 como generala, que nos remite a las escasas mujeres reales que llegaron a alcanzar un alto grado militar como la coronela zapatista Amelia Robles23 ; las dem´as mujeres forman parte de un escenario insignificante pero colorido y al final de cuentas prenado de significaciones subliminales de misoginia rom´antica24 . ˜ 105

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Lo cierto es que estas pel´ıculas hicieron caricaturas de las indispensables actividades femeninas en el frente de guerra de aqu´ellos ej´ercitos formales como los federales o de grupos guerrilleros que requirieron de las mujeres para preparar los alimentos, organizar las tareas cotidianas en los campamentos, ser enfermeras, ir al frente si as´ı lo quer´ıan o las dadoras del calor y la pasion ´ que estimulara a sus “juanes”, a sus hombres. Las mujeres pobres que acompanaron a los hombres revolucionarios lo ˜ hicieron por convicciones revolucionarias, por amor, por obligacion, ´ por la leva, por ganar espacios y sustento. En todo momento respondieron a lo que socialmente les fue requerido en el frente y atr´as de la guerra. Hubo heroicidad y cumplimiento obligado de roles. A e´ stas les llaman soldaderas, pero hubo tambi´en soldadas en el ej´ercito zapatista como la generala Mar´ıa de la Luz Espinosa Barrera y la citada Amelia Robles. Mujeres que dieron la batalla al mando de grupos de soldados; en su momento, vivieron su sexualidad como si fueran hombres, con libertad; su atuendo fue masculino de acuerdo con la permisividad de la e´ poca. Fueron mujeres que escandalizaron por atreverse a romper su modelo gen´erico, pero respetadas porque optaron por la masculinizacion ´ de formas y movimientos. El Indio Fern´andez, interpreto´ con idealismo pero sin el sustento historico suficiente su simpat´ıa por las demandas sociales de las clases ´ bajas, por eso sus personajes son significativos y remarcan los ideales del ser masculino como hombres duros, fuertes, decididos, en busca de justicia social, valientes en la lucha, sexuales y amantes amorosos de mujeres bellas, generosas y decididas a abandonar todo por amor. Estas im´agenes impactaron la sensibilidad del mexicano comun ´ que mantiene este ideal revolucionario; en el fondo tambi´en delineo´ las nuevas estructuras sociales que el r´egimen posrevolucionario establecio. ´ En busca de mejores caminos; mujeres trabajadoras y militantes Las mujeres trabajadoras25 de las f´abricas, las obreras, para la e´ poca que nos ocupa ya ten´ıan antecedentes en el a´ mbito laboral del siglo XIX y sus luchas reivindicatorias fueron en el sentido de organizarse en sindicatos femeninos, ya que los camaradas trabajadores no contemplaron ni antes ni despu´es sus demandas laborales al considerar que el trabajo era masculino y por lo tanto, las mujeres no contaban en las propositos sindi´ calistas, porque sus intereses dom´esticos26 no eran coincidentes con los altos valores del trabajo masculino y el sindicalismo reforzado por el triunfo de la Revolucion ´ y leyes favorales como el art´ıculo 123 constitucional. Esta postura del sindicalismo mexicano, que en lo sustancial perdura responde a que la principal demanda feminista es de la igualdad de salarios por las mismas cargas de trabajo, que conlleva p´erdidas para la plusval´ıa del trabajo masculino y del poder sindical. Sin embargo, mujeres como Mar´ıa Arcelia D´ıaz27 en la muy catolica ´ y conservadora Guadalajara pudo crear un sindicato combativo que la 106

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llevo´ a una confrontacion ´ severa que estuvo a punto de causarle la muerte a manos de los sindicatos catolicos. Arcelia D´ıaz fue anticlerical y lucho´ ´ porque las mujeres dejaran las pr´acticas y valores catolicos que las en´ cadenaban. Como una mujer fuera de lo comun, ´ hija de obreros, formo´ junto con otras siete el C´ırculo Feminista de Occidente (CFO) en 1927. Las mujeres en las que se inspiraron D´ıaz y sus camaradas sindicalistas fueron la rusa Alexandra Kollontai, embajadora sovi´etica en M´exico, la francesa Louise Michel, revolucionaria de la Comuna de Par´ıs en 1871, la alemana Rosa Luxemburgo, teorica del marxismo y por afinidad de lucha fueron ´ admiradoras y seguidoras de las m´artires anarquistas de Chicago y las mujeres de Haymarker Square. Arcelia D´ıaz y el CFO promovieron la educacion ´ femenina y la participacion ´ activa de la mujer en la pol´ıtica. Arcelia D´ıaz se dio asimismo el “derecho a ser mala”28 . Es decir, se dio la libertad de jugar a la pol´ıtica con las armas efectivas de los sindicalistas masculinos azuzados por la implacable Iglesia que vio en Arcelia D´ıaz y su CFO una gran amenaza a la estabilidad gen´erica. Damas Y Senoritas De Buenas Costumbres ˜ Por su dependencia y cercan´ıa con los jerarcas de la Iglesia Catolica ´ y con su confesor algunos grupos de “damas”29 se mantuvieron fieles a su esp´ıritu religioso y se negaron a apoyar los cambios constitucionales de 1917 por considerarlos atentatorios de la fe30 . M´as aun ´ colaboraron con los sacerdotes y las monjas31 que se resistieron a obedecer las leyes anticlericales. Durante la lucha cristera de los anos veinte organizaron ˜ la resistencia civil formando grupos de militantes. Destaco´ la Union ´ de Damas Catolicas Mexicanas que databa de 1913. Su objetivo inicial fue ´ vigilar la moral privada de las familias y la moral publica de la sociedad ´ mexicana, es decir actuaron como Ligas de la decencia en pleno proceso revolucionario. La Union ´ de Damas llego´ a tener 216 centros y 23 mil afiliadas, dirigidas en los anos ˜ veinte por Elena Lascur´ain de Silva, Carlota de Landero y Mar´ıa de los Angeles Lascur´ain32 ; el espacio geogr´afico fue amplio desde Chiapas hasta Coahuila33 Ellas se miraron as´ı mismas como guardianas de las buenas costumbres que deb´ıan rechazar tambi´en toda amenaza de las rebeldes subversivas. Los sacerdotes y obispos como “el brazo largo” de estas catolicas estimularon tambi´en la creacion ´ ´ de las Brigadas de Santa Juana de Arco, conocidas como las brigadas feministas secretas o las BF34 conformadas por organizaciones como la Union ´ de Empleadas Catolicas, trabajadoras de servicios en comercios, oficinas y ´ algunas obreras de la confeccion ´ de ropa convencidas de su militancia por la fe. La dirigente de estas BF fue Mar´ıa Gollaz, hija de Francisco Gollaz, administrador del periodico El Cruzado que dirigio´ el escritor Agust´ın ´ Y´anez ˜ 35 . El fundador del PAN, Efra´ın Gonz´alez Luna estuvo muy activo con estas organizaciones femeninas de trabajadoras catolicas y militantes ´ del conservadurismo, que al dejar de ser utiles fueron disueltas en 1928 por ´ la propia jerarqu´ıa catolica temerosa de la iniciativa y del creciente poder´ıo ´ de estas mujeres y a solicitud de Miguel Palomar y Vizcarra dirigente de 107

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la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa36 , por considerar que las actividades subversivas de estas brigadistas las obligaban a guardar secretos que atentaban al poder masculino de sus padres o maridos sobre ellas. Las brigadistas se sintieron desplazadas y menospreciadas, aun ´ as´ı ofrecieron su “sumision” al Arzobispo de M´exico que hab´ıa mandado ´ la orden de disolverlas37 . Estas damas y sus seguidoras confundieron la libertad religiosa y la buena fe de los creyentes con los intereses economicos ´ y pol´ıticos de la jerarqu´ıa catolica que una y otra vez las traicionaba de ´ acuerdo a sus intereses hegemonicos de la fe. ´ Las mujeres catolicas fueron generosas con sus vidas, su tiempo y sus ´ recursos puestos al servicio de sus representantes ante Dios. Defendieron a los sacerdotes perseguidos, cuidaron edificios para alejarlos de los gobernantes que haciendo cumplir la ley trataran de expropiarlos; abrieron sus mansiones y casas para el culto que los propios jerarcas hab´ıan prohibido en sus templos. Estas damas crearon escuelas de estudios b´asicos para reclutar mujeres pobres afines para instruirlas y adoctrinarlas para influir en sus a´ mbitos y tambi´en como esp´ıas y como correos de la causa los C´ırculos de Estudios Femeninos para jovenes de cristera38 . Disenaron ˜ ´ clase alta. Dieron fuertes contribuciones a los alzados cristeros. Se mantuvieron fieles a su credo y a su clase social, se apoyaron en redes sociales con mujeres piadosas para defenderse y oponer resistencia pol´ıtica a los cambios que las feministas persiguieron, como las yucatecas que de manera temprana reclamaron igualdad ante la ley para las mujeres en el a´ mbito civil y ciudadano y como las maestras revolucionarias como Atala Apodaca, las m´edicas y abogadas o las obreras Arcelia D´ıaz y Cuca Garc´ıa demandaban la ciudadan´ıa plena para dar fin a la sumision ´ femenina al acceder a los espacios de decision ´ pol´ıtica. Frente a los gobiernos posrevolucionarios, las militantes catolicas con´ tinuaron oponi´endose a las medidas constitucionales y cobijaron la edque las ucacion ´ ´ privada y religiosa39 incitadas por los jerarcas catolicas urg´ıeron a ocupar los espacios educativos que el naciente Estado revolucionario y los maestros laicos no pod´ıan cubrir. Muchas de las mujeres y damas catolicas conservaron su posicion ´ ´ social, otras la perdieron y huyeron del pa´ıs, tal como lo hicieron tambi´en mujeres audaces en busca de mejores oportunidades que se fueron a la conquista del Midwest40 , pero unas y otras se mantuvieron alertas a detener toda accion ´ que ellas consideraron atentatoria para la fe, de la que se presumieron guardianas. Entonces como ahora los privilegios de clase han impedido que las mujeres de este sector sean feministas convencidas, con todo y que algunas de ellas han asumido los discursos feministas como una prebenda m´as para sus privilegios de clase. Desde los anos ˜ ochenta el llamado neopanismo reconocio´ la importancia de sumar a las mujeres de todos los sectores. Ellas son aceptadas en el partido con sus roles de amas de casa y madres con inquietudes pol´ıticas; aunque los puestos pol´ıticos se reservan para la familia41 . 108

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Cien Anos ˜ En Busca Del Voto Perdido El voto femenino estuvo a punto de conseguirse con las negociaciones que el Frente Unico Pro Derechos de la Mujer42 conformado con viejas militantes entre otras la comunista Mar´ıa del Refugio Garc´ıa, Soledad Orozco ´ Avila y Mar´ıa R´ıos C´ardenas. Ellas discutieron con el presidente L´azaro C´ardenas esta justa demanda y e´ l convencido de la justeza envio´ al Congreso la iniciativa en 1939. Las dificultades electorales que se presentaron con el relevo presidencial por el ambiente de inconformidades que las pol´ıticas cardenistas hab´ıan implementado en este sexenio hicieron temer m´as al voto de las mujeres de la derecha43 . En todo caso, se previno la rebelion ´ armada y el triunfo de las fuerzas reaccionarias que el general Juan Andrew Almaz´an representaba en 1940, donde ciertamente hab´ıa simpat´ıas por e´ l44 . El Congreso dio marcha atr´as a la ratificacion ´ de la iniciativa del sufragio femenino y las feministas debieron esperar hasta 1953, cuando se les reconocio´ el derecho de ser electas y votar. Las restricciones a los derechos pol´ıticos femeninos nunca tuvo sustento en la Constitucion, ´ ya que e´ sta solo exig´ıa capacidad intelectual y modo honesto de vivir para ejercerlos. Fue una decision ´ pol´ıtica, de todos los gobiernos posrevolucionarios hasta 1953, detener este ejercicio pol´ıtico frente a la desconfianza que las intenciones del voto femenino de mujeres asidas a la Iglesia Catolica, la ´ enemiga de la Revolucion ´ y de la Constitucion ´ de 1917. En esta lucha por el sufragio durante d´ecadas fueron m´as influyentes las damas catolicas que ´ las mujeres feministas. Sin duda, la indiferencia de la mayor´ıa de mujeres silenciosa, ap´atica y orientada a otras necesidades inmediatas, enmarco´ este aplazamiento como lo senala Jocelyn Olcott45 . ˜ El primer afortunado candidato presidencial que recibio´ el voto de ellas en 1958, fue Adolfo Lopez Mateos considerado muy carism´atico, ´ sobre todo con las mujeres. Esto sucedio´ cuarenta anos ˜ despu´es que Elvia Carrillo Puerto fue la ganadora en la eleccion ´ de diputada en su natal Yucat´an y m´as tarde en San Luis Potos´ı. Con la consolidacion ´ del partido de Estado y la garant´ıa del desarrollo estabilizador en los anos ˜ sesenta la clase media gozo´ de muchos beneficios sociales con los reg´ımenes posrevolucionarios. Las mujeres se reforzaron en medio de la movilizacion ´ y el clima de protesta social y laboral de los movimientos ferrocarrileros, de maestros y de m´edicos de esta e´ poca de fines de los anos ˜ cincuenta. 1968 es emblem´atico por las rupturas de las cadenas ideologicas del poder autoritario, donde las mujeres universitarias ´ tuvieron la oportunidad de ser activistas abiertamente. Todav´ıa los foros principales los ocuparon los hombres en los consejos de huelga y en las negociaciones. Mujeres legendarias del movimiento estudiantil46 como la Tita y la Nacha, son significativas para la historia contempor´anea mexicana por su destacada participacion ´ en la revolucion ´ social y cultural del 68. Despu´es del 68, hartas de la dependencia y cercos familiares, escolares y pol´ıticos se desesperaron de ver llegar el mundo igualitario y justo que sonaron y se fueron a la guerrilla47 . Se negaron a ser las silenciosas estatuas ˜ 109

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de otras e´ pocas y con la apertura de su educacion ´ universitaria visualizaron mundos diferentes y lucharon por abrir los espacios a su participacion ´ profesional, exigieron libertades sexuales, que ya hac´ıan posibles la p´ıldora anticonceptiva y la p´erdida relativa del poder de la Iglesia Catolica sobre ´ mujeres educadas en escuelas laicas. Entre ellas citamos a las acad´emicas: Hilda Ibanez, Blanca Lilia Guti´errez, Edna Ovalle y Martha Maldonado48 y ˜ recordamos a las estudiantes guerrilleras menos afortunadas que murieron en el intento49 como Denny Prieto, Olivia Ledezma, Avelina Gallegos y Teresa Hern´andez. Las senoritas de buenas costumbres nuevamente se mantuvieron fieles ˜ a sus creencias y a sus valores e intereses del modelo gen´erico impuesto desde siglos atr´as, pero ejercen sus derechos de ciudadanas, ocupan puestos y militan en partidos como el Partido Accion ´ Nacional. Su ascenso pol´ıtico ha acrecentado el poder. Con su fuerza pol´ıtica, las mujeres han aprovechado sus nexos familiares para consolidar y acrecentar los privilegios de clase. Como hijas y esposas de los fundadores y/o militantes de este partido de catolicos y como mujeres electas han seguido ´ el camino del brazo de padres, esposos o hermanos ratificando sus roles subordinados. Se han apropiado con oportunidad de los espacios ganados por las otras y se esperar´ıa que las distancias y diferencias se acortaran para comenzar un di´alogo con afinidades. Entre las mujeres mexicanas con diferentes visiones, m´as all´a de lo comun ´ de su subordinacion ´ femenina hay una diversidad de intereses que dificultan lo que las italianas llaman affidamento, es decir no hay el reconocimiento entre ellas de la autoridad femenina y aunque ha habido algunos acercamientos recientemente son evidentes las diferencias de clases, intereses y agenda feminista La interaccion ´ entre la agenda feminista y los poderes, para los anos ˜ setenta reconoc´ıo´ tres puntos centrales50 que se comparten con otras culturas como la estadunidense y la espanola: igualdad jur´ıdica de hombres ˜ y mujeres, leyes m´as duras para erradicar la violencia dom´estica contra las mujeres y la despenalizacion ´ del aborto. Estas pol´emicas demandas han obtenido avances en el reconocimiento social; sin embargo las resistencias del conservadurismo siguen limitando sus logros como puede apreciarse en la respuesta que la derecha ha dado a la despenalizacion ´ condicionada del aborto en el Distrito Federal. El primer punto, el de la igualdad ya se apuntaba desde las reformas del Codigo Civil del Distrito Federal en 1927, ´ pero la continuidad de la medida es de anos ˜ m´as recientes, a partir de que M´exico ratifica los acuerdos internacionales como el de la Convencion ´ sobre la Eliminacion ´ de Todas las Formas de Discriminacion ´ contra la Mujer (CEDAW) adoptadas en Nueva York en 1979. Ahora hay pol´ıticas publicas ´ que se le han exigido a nuestro pa´ıs por organismos internacionales para readecuar los roles gen´ericos necesarios para el modelo globalizador. La violencia contra la mujer dentro y fuera de casa parece tener a todos los actores sociales de acuerdo para erradicarla, pero la violencia no hablada, la cotidiana persiste. La violencia contra las mujeres51 , pese al discurso institucional del poder, se manifiesta en la falta de acciones para evitar los 110

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homicidios de las mujeres en Ciudad Ju´arez, en el estado de M´exico, en la capital del pa´ıs y en cualquier otro estado. Los motivos de las mujeres feministas siguen estimulando la lucha contra la subordinacion ´ y el olvido. Si desde la Revolucion ´ Mexicana ante cada triunfo feminista siempre hubo una reaccion ´ de los grupos de mujeres apegadas a las “buenas costumbres”, actualmente sus argumentos siguen cuestionando las libertades sexuales, las formas de vestir y la falta de pudor y buenas maneras femeninas; persisten en controlar los espect´aculos y continuan ´ refiri´endose a las sagradas funciones de esposa y madre como las que enaltecen a la mujer y aunque las condiciones historicas las obligaron a aceptar avances ´ cient´ıficos para el control natal y el acceso al trabajo condicionado por el hogar; niegan la autonom´ıa del cuerpo femenino y la capacidad de las mujeres para decidir sobre la reproduccion ´ elegida, rechazando el aborto completamente. Se movilizan a trav´es de organizaciones religiosas con miembros laicos como los Legionarios de Cristo o el Opus Dei y civiles como Pro vida que promueven la adopcion ´ y ofrecen selectivamente apoyos a las madres solteras; pero tambi´en se resisten a la prevencion ´ por medios no naturales de la natalidad, aunque esta actitud parece ser m´as bien discursiva para las otras no para ellas que cuidan su figura y su patrimonio, controlando la concepcion. ´ En cuanto a los derechos pol´ıticos, los grupos feministas demandaron en d´ecadas recientes la representatividad proporcional de las candidaturas femeninas, mediante el sistema de cuotas que feministas de otros lares propusieron y ganaron en los anos ˜ ochenta52 hecho que apoyaron el Partido de la Revolucion ´ Democr´atica y el Partido Revolucionario InstitucionaI, aunque no sin resistencias internas, mientras que las posturas al interior del PAN la rechazan porque las candidaturas a puestos de eleccion ´ siguen otorg´andose de acuerdo a la pertenencia de las familias fundadoras del partido53 ; es decir, de quienes son cooptadas por las e´ lites que conf´ıan en ellas54 , ya que tienen el perfil que la hegemon´ıa masculina requiere para su permanencia. En los anos ˜ recientes tres mujeres han sido protagonistas del poder. Las tres de diferentes partidos ejemplifican que las apreciaciones sobre las mujeres siguen adoleciendo de ladesconfianza para su capacidad pol´ıtica y su desenvolvimiento en la vida publica. Me refiero a la luchadora social y ´ feminista Rosario Robles con amplia experiencia en puestos pol´ıticos y en la lucha sindical y feminista que fue designada como Jefa de Gobierno del Distrito Federal en sustitucion ´ de Cuauht´emoc C´ardenas entre 1999 y 2000. Sus innegables m´eritos la llevaron a ocupar el m´as alto puesto pol´ıtico del Distrito Federal al hacerse acreedora de la confianza de un l´ıder importante de la izquierda mexicana. Rosario Robles fue valorada como gobernante capaz y negociadora y llego´ a ser considerada como una buena aspirante para ser candidata presidencial para el 2006. Su propio partido el PRD corto´ sus aspiraciones; la beligerancia gen´erica se ensan˜ o´ contra ella por los deslices de su vida privada, a saber dejar a su marido y mantener relaciones amorosas con un hombre casado con el cual tambi´en, se supuso 111

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hab´ıa hecho negocios poco claros que lo llevaron a e´ l a la c´arcel y a ella al esc´andalo. Sus camaradas del partido, particularmente fueron quienes con mayor dureza la castigaron, porque hab´ıa demostrado su incapacidad femenina para controlar sus pasiones. El viejo discurso sexista y misogino ´ fue retomado y la v´ıctima propiciatoria fue castigada con el desprestigio y el ostracismo por haber desperdiciado la oportunidad unica de ser una ´ mujer con poder que al llegar a los c´ırculos selectos del poder, pudo haber reforzado el poder´ıo feminista, pero sus pasiones la perdieron: por ser mujer se le condeno. ´ La segunda mujer, es la panista y miembro de Los legionarios de Cristo Marta Sahagun, ´ quien representa a la mujer conservadora y flexible con sus propias reglas, candidata perdedora de una presidencia municipal, sin m´eritos pol´ıticos pero con buen olfato, intuitiva y h´abil con sus encantos pudo acercarse a la sombra del poder tras el trono como esposa de Vicente Fox. Proclive a los reflectores ingenuamente creyo´ que sus m´eritos como esposa del presidente del pa´ıs eran suficientes para mantenerse en la e´ lite panista, desconociendo el patriarcado que lo sustenta. Fue vista con desconfianza, pero se hizo respetar por el apoyo de su esposo, quien tal vez por indolencia compartio´ el poder que ella uso´ en su beneficio personal y familiar. Al final de su sexenio quedo´ en el imaginario social como una mujer abusiva que ensombrecio´ con sus reflectores la hazana ˜ de su marido, quien logro´ derrotar al PRI. La tercera mujer es la priista Beatr´ız Paredes, segunda mujer en ser electa y la m´as joven gobernadora de un estado, Tlaxcala. Ella ha ocupado los m´as altos puestos de su partido y ha sido una figura siempre presente y luchando en todos los a´ mbitos por sus convicciones pol´ıticas. Ha hecho de la pol´ıtica un arte. Cuenta con un expediente de pol´ıtica respetada, de bajo perfil, pero con influencia constante en los c´ırculos del poder. Ella representa sin duda, a la mujer congruente, de alto perfil pol´ıtico pero su condicion ´ femenina la aleja de llegar a la cima, aunque lo sigue intentando desde hace cuarenta anos. ˜ Al final los futuros pol´ıticos de Robles y Sahagun ´ se obscurecieron en la neblina de sus propios errores, Paredes sigue esperando con paciencia reposicionarse. Conclusiones La celebracion ´ de la Revolucion ´ mexicana debe rebasar la mera conmemoracion ´ 55 , es decir el recuerdo rom´antico, acr´ıtico de un proceso historico complejo que se pretende recordar simbolicamente el 20 de ´ ´ noviembre de 1910. En oposicion ´ a la parafernalia oficial que opto´ por hacer de nuestro festejo una parodia de luces y de tecnolog´ıa para imponer en la sociedad una memoria ajena al significado de la revolucion ´ social, algunos acad´emicos pretendemos aprovechar esta oportunidad para comprender las infinitas facetas de un largo proceso de revueltas sangrientas y convulsiones pol´ıticas que delinearon el rostro del M´exico contempor´aneo. Eleg´ı los escenarios de las mujeres revolucionarias y su contraparte femenina entre las conservadoras porque ambas jugaron papeles activos 112

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al final devaluados y poco relevante para la historiograf´ıa oficialista. La historia mantuvo vigente la memoria femenina con destellos que iluminaron hechos heroicos aislados que avivaron la imaginacion ´ popular para representar a aquellas mujeres que gracias tambi´en a la tradicion ´ oral56 se mantuvieron han mantenido vivas en los relatos familiares. La interaccion ´ de la memoria colectiva con otras representaciones de como las pel´ıculas -adem´as de los corridos y canciones, los cuentos y novelas - estimulan el gusto por la recreacion ´ de las gestas donde hombres y mujeres interactuaron de infinitas maneras57 . La historiograf´ıa contempor´anea y reciente alienta la exactitud disciplinaria para comprender este centenario. Las obras colectivas sobre la historia de las mujeres y del feminismo en M´exico fueron creadas por acad´emicas desde los anos ˜ ochenta en el seno de las universidades publicas ´ donde han destacado la Universidad Nacional Autonoma de M´exico, la ´ Universidad de Guadalajara, la Universidad Autonoma Metropolitana ´ y las instituciones como el Centro de Investigaciones y Ensenanza Su˜ perior en Antropolog´ıa Social y el Colegio de Michoac´an y de manera sobresaliente el pionero Programa Interdisciplinario de Estudios sobre la Mujer- PIEM- del Colegio de M´exico. Algunas de ellas han dialogado fruct´ıferamente con sus pares estadunidenses, particularmente en las redes acad´emicas para las investigaciones orientadas a los estudios de la mujer y de g´enero en M´exico, donde se aprecia un vac´ıo en estudios comparativos de las mujeres de ambos pa´ıses. Hasta ahora el di´alogo fluye unidireccionalmente hacia las mujeres mexicanas. Las ya cl´asicas obras colectivas editadas por Elena Urrutia, por Gabriela Cano, por Mary Kay Vaughan son de consulta obligada para comprender la diversidad de las formas de ser mujer en M´exico.Hay un inter´es marcado por la multidisciplinariedad que enriquece la comprension ´ de las mujeres del campo, de los medios urbanos, del pasado y de la sociedad contempor´anea. Ahora, por el recuerdo de aquellas mujeres que supieron rebasar los muros de niebla que desdibujaron sus actividades, celebremos los cien anos ˜ de una lucha tenaz feminista con la dramatizacion ´ de la conmemoracion ´ de un centenario de la Revolucion ´ Mexicana, abriendo el telon ´ con im´agenes y escenarios plurales de aquellos tiempos. ¡Vivan las mujeres que hicieron la Revolucion! ´ Endnotes Una primera version ´ de este art´ıculo fue le´ıdo en la Universidad de California en Berkeley, el 27 de Abril de 2010 en el Forum: Contemporary Mexico in Context: Bicentennial Independence and Centennial Revolution, organizado por la Asociacion ´ de Estudiantes Mexicanos en la Universidad de California-MexCal-presidida por la antropologa Paola ´ Su´arez. 2 Entrevista con Patricia Ravelo Blancas, junio de 2008. 3 Smith, 2009, pp. 153-172. Estas leyes- entre otras-reforzaron los contratos civiles que databan de la Constitucion ´ liberal de 1857, en detrimento de la 1

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hegemon´ıa que pretendio´ seguir detentando la Iglesia en cuanto al registro y control de nacimientos, matrimonios y muertes. 4 El art. 3o. constitucional que decreta la gratuidad y laicidad de la educacion ´ ha sido pol´emico desde sus or´ıgenes. Grupos de la iniciativa privada y catolicos interesados en impartir ensenanza rechazan la gratuidad y lai´ ˜ cidad pero los sectores medios y activistas las han defendido como logros irrenunciables de la educacion. ´ La Iglesia por su parte sigue demandando su derecho a educar en la fe. 5 Cabrera, 2009. 6 Ortega, 2010; Cabrera, 2009, pp. 123-154; Garc´ıa Gossio, 2008. 7 Esta ley limitada al Distrito Federal movilizo´ a los grupos de derecha que influyeron en otros estados de la republica para tomar medidas puni´ tivas mayores a las mujeres que decidan abortar, eliminando causales para la despenalizacion ´ e inclusive se redujeron apoyos presupuestales a beneficios para las mujeres en algunos estados gobernados por el PAN. Destaca el estado de Guanajuato en la pol´ıtica antifeminista. 8 ´ Avila, 1999. 9 Gonzalbo, 1987. 10 Alberro, 1988. 11 Lombardo de Miramon, ´ 1980. 12 Del Paso, 2006. 13 Torres Septi´en, 2001, pp. 271-282. 14 V´alcarcel, 1997, 1991. 15 Para un marco historico social del porfiriato, previo a la Revolucion ´ ´ Mexicana, v´ease Agostoni y Speckman, 2001. 16 Matute, 1999. 17 Julia Tun˜ on, ´ 2009, 2003, 2000, 2000a, 1992 y 1987. Es historiadora feminista del cine mexicano cuenta con una reconocida obra del cine del “Indio” y de las representaciones femeninas de la Revolucion. ´ 18 Pedro Armend´ariz es el ideal masculino protagonizo´ diversos filmes como revolucionario, sus parejas en las pel´ıculas sobre la Revolucion ´ fueron Mar´ıa F´elix y Dolores del R´ıo, dirigidos por el Indio Fern´andez, en la d´ecada de los cuarenta, dentro del g´enero costumbrista. 19 Emilio Fern´andez fue cineasta, actor, guionista que dirigio´ las pel´ıculas con personajes revolucionarios representados por Pedro Armend´ariz como hombre recio, duro pero enamorado, junto a las famosas actrices Mar´ıa F´elix y Dolores del R´ıo, en pel´ıculas como: “Un dorado de Pancho Villa” y las costumbristas sobre esta e´ poca como “La malquerida”, “Las abandonadas”, “Maclovia” y “Enamorada”. 20 Este actor actuo´ como Zapata y como revolucionario en “Lauro Punales” ˜ y “Lucio V´azquez”. Represento´ en sendas pel´ıculas a Villa en “La muerte de Pancho Villa” y al caudillo del sur, “Zapata en Chinameca”. 21 Estrella mexicana que tuvo fortuna en Hollywood; fueron famosas sus actuaciones junto a Pedro Armend´ariz en Flor Silvestre(1943), La Malquerida(1949). 114

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Mar´ıa F´elix, protagonizo´ a la dura soldada en: “La Cucaracha” (1958) “Juana Gallo” (1960) “La Valentina” (1966) y “La Generala” (1971) y como mujer recia y enamorada aparecio´ en “La Escondida”(1946), “Maclovia” (1946)) y “Enamorada” (1955). 23 La historiadora Gabriela Cano tiene una importante historiograf´ıa sobre esta coronela zapatista que durante y despu´es de la Revolucion ´ se condujo como hombre incluyendo relaciones amorosas con mujeres. Su m´as acabada representacion ´ de la transgresion ´ del g´enero se encuentra en el reciente pero ya cl´asico texto que Cano, Vaughan y Olcott editaron en 2009. 24 V´alcarcel, 1997: Amoros, ´ 1992, pp. 113-136. 25 El cine de los anos ˜ dorados (40-50s) oscilo´ de la idealizacion ´ de la vida rural hacia las peligrosas ciudades, causantes de la perdicion ´ femenina. Las mujeres como las rumberas son femmes fatales, siempre castigadas por desviarse del camino correcto. Aparecen en esta e´ poca dorada tambi´en “las buenas” que trabajan y cuidan a sus familiares aunque siempre perdedoras cuentan con el aprecio social. El trabajo femenino solo ´ se justifica si est´a al servicio de los dem´as. 26 Ante los ojos masculinos las demandas como guarder´ıas o mejoras de las condiciones higi´enicas y de salud no tienen el peso de sus demandas por contratos colectivos, poder pol´ıtico, etc. 27 Fern´andez Aceves, 2006, pp. 16-35. 28 Valc´arcel, 1997. 29 Categor´ıa clasista para diferenciar de la masa femenina a quienes cuentan con renombre y prestigio. 30 Fregoso Centeno, 2006, pp. 41-66. 31 Concepcion ´ Acevedo de la Llata (la Madre Conchita) fue la instigadora, la mano oculta que jalo´ el gatillo de la pistola que Jos´e de Leon ´ Toral activo´ ´ para matar al presidente electo Alvaro Obregon ´ en 1928 en nombre de la religion. ´ 32 Oranday, 2002. 33 Boylan, 2009. 34 Avila, 2006, cap. 2, Boylan. 35 Este conocido escritor que llego´ a ser Secretario de educacion ´ Publica ´ escribio´ la espl´endida novela Al filo del agua que retrata la cotidianidad jalisciense catolica. ´ 36 Esta Liga unifico´ la militancia de los conservadores de la derecha clerical. 37 Boylan, 2009, pp. 309-346. 38 Agust´ın Vaca. pp. 91-122; recupera el sugerente testimonio de una mujer pobre nacida en una hacienda en Jalisco, que en su juventud fue educada en escuela de las damas catolicas. Aqu´ı la motivaron en la defensa de la ´ fe. Como militante catolica al final se decepciono´ de la falta de coherencia ´ de los l´ıderes religiosos. 39 En los anos ˜ sesenta un grupo religioso espanol ˜ de e´ lite conocido como Opus Dei recluto´ muchas seguidoras que mantienen vivos los ideales femeninos de las clases poderosas previas a la Revolucion. ´ V´ease la tesis 22

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´ doctoral y de maestr´ıa en Historia de M´exico de la autora. Avila Garc´ıa, 2006, 1999. 40 Arredondo, 2008. 41 Barrera Bassols, 1994, pp. 81-121; Venegas, 1994, pp. Venegas Aguilera, pp. 45-80. 42 Enriqueta Tun˜ on ´ Pablos, 2002; Esperanza Tun˜ on ´ Pablos, 1992. 43 Avila, 2006. Las mujeres de derecha en M´exico, tienen una influencia social fuerte porque tienen el apoyo de la Iglesia Catolica y por sus in´ clinaciones filantropicas que les permite construir redes sociales con las ´ mujeres pobres. 44 Entrevistas con las senoras Paula Garc´ıa D´ıaz y Modesta Garc´ıa, jovenes ˜ ´ mujeres en el ano ˜ 1940 quienes me dieron su testimonio sobre las mujeres ricas del pueblo michoacano de Huetamo, quienes las convencieron para acudir a la resistencia y apoyar al candidato de las y los catolicos. La ´ unica vez que acudieron al llamado fueron atrapadas por la violencia de ´ una noche tr´agica en el enfrentamiento armado entre los dos bandos que genero´ la p´erdida de muchas vidas de lugarenos. ˜ 45 Olcott, 2009. 46 Poniatowska, 1970; entrevista de la autora con Nacha en la Facultad de Filosof´ıa y Letras, noviembre de 2008. 47 ´ Avila Garc´ıa, 2007, pp. 456-477. 48 Testimonios de estas ex guerrilleras en eventos acad´emicos en la citada Facultad de la UNAM en 2007 y 2008. 49 ´ Avila Garc´ıa, 2007. 50 Tolleson-Rinehart and JYL J. Josephson, 2005. 51 Ravelo Blancas y Dom´ınguez, 52 Valc´arcel, 1997, pp. 100-111. 53 Barrera Bassols, Septiembre de 2007- Febrero de 2008. 54 Valc´arcel discurre sobre la formacion, ´ experiencia y capacidad femeninas que no son suficientes para tener el perfil, dar la talla para que las e´ lites decidan elegir a mujeres para compartir realmente el poder con ellas. Las que est´an convencidas de ascender se apegan a la meritocracia, a la formacion ´ gerencial muy apreciada pero insuficiente si no cuentan con ser cooptadas. 55 La conmemoracion ´ entrecruza la institucionalizacion ´ y el lugar en la memoria colectiva con el doble juego entre el presente y el pasado. Las expresiones conmemorativas son muy teatralizadas y dan lugar a la reescritura de la historia. V´ease Cuesta Bustillo, 1998, p. 209. 56 La tradicion ´ oral en M´exico estimula la permanencia del gusto por la historia familiar siempre explicada socialmente y con interpretaciones donde la ideolog´ıa est´a claramente perfilada y es fuente inagotable de visiones diferentes que rechazan as´ı, la idea de la unidad que tanto se empenan ˜ en mantener a toda costa desde el poder pol´ıtico. 57 Toda familia provinciana tiene an´ecdotas sobre personajes y hechos historicos relacionados con su entorno. Se recrean en las pl´aticas de los ´ 116

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viejos parientes escenas de su ninez ˜ o rememoran vivencias de sus padres o abuelos contempor´aneos a esos hechos. Entre lo m´as comun ´ de estas remembranzas est´an los temores de que las mujeres jovenes fueran vis´ tas por los soldados federales o los grupos rebeldes. Las mujeres en ese entonces, como en todas las guerras, son botines caros para el vencedor. Bibliograf´ıa Citada Agostoni, Claudia y Elisa Speckman Modernidad, tradici´on y alteridad. La ciudad de M´exico en el cambio de siglo (XIX-XX); M´exico, Universidad Nacional Autonoma de M´exico, 2001. ´ Alberro, Solange, Inquisici´on y sociedad en M´exico, 1571-1700, M´exico, Fondo de cultura economica, 1988. ´ Amoros, ´ Celia, Hacia una cr´ıtica de la raz´on patriarcal, Madrid, Anthropos, editorial del hombre, 1985. ——, Feminismo, ilustracion ´ y misoginia rom´antica en Birul´es, Fina (Compiladora), Filosof´ıa y g´enero. Identidades femeninas, Pamplona, Pamiela, 1992, pp. 113-136. Arredondo, Gabriela, Mexican Chicago, Race, Identity, and Nation, Chicago, University of Illinois Press, 2008. ´ Avila Garc´ıa, Virginia “Rebelion ´ en armas y represion ´ en M´exico en los anos ˜ setenta” en Miguel Urrego y Javier Torres Par´es, editores, La naci´on en Am´erica Latina. De su invenci´on a la globalizaci´on neoliberal, Morelia, Instituto de Investigaciones Historicas de la Universidad Michoacana ´ de San Nicol´as de Hidalgo, 2007, (456-477). ——, “Bellas y Santas, el toque de distincion ´ de las mujeres del Opus Dei. Procesos de construccion ´ de la identidad de las numerarias en M´exico”, tesis doctoral, M´exico, Escuela Nacional de Antropolog´ıa e Historia, 2006. ——, “Ser santos en medio del mundo. Una aproximacion ´ a la historia de la Obra de Dios en M´exico”, tesis de maestr´ıa en Historia de M´exico, universidad, Nacional Autonoma de M´exico, 1999. ´ Barrera Bassols, Dalia, “Las mujeres del Partido Accion ´ nacional a 68 anos en G´enEros, revista de investigacion ˜ de su fundacion” ´ ´ y divulgacion ´ sobre los estudios de g´enero, num. 2, e´ poca 2, Ano ˜ 14, Colima, Universidad de Colima, Septiembre de 2007-Febrero de 2008. (p. 7-22). —— Ser panista: mujeres de las colonias populares de Ciudad Ju´arez, Chihuahua en Massolo, Alejandra, (Compiladora) Los medios y los modos. Participaci´on pol´ıtica y acci´on pol´ıtica de las mujeres, M´exico, El Colegio de M´exico, 1994, pp. 81-121. Boylan, Kristina A., “G´enero, fe y nacion. ´ El activismo de las catolicas ´ mexicanas, 1917-1940” en Gabriela Cano, Mary Kay Vaughan y Jocelyn Olcott (compiladoras) G´enero, poder y pol´ıtica en el M´exico posrevolucionario, M´exico, Fondo de Cultura economicaUniversidad Autonoma ´ ´ Metropolitana- Iztapalapa, 2009, pp. 309-346. 117

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