Los discursos cinematográficos de la memoria en el conflicto constitutivo de la identidad

June 7, 2017 | Autor: Mayra Scalisi | Categoría: Cinema, Identidad, Multiculturalismo, Posmodernidad
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Descripción





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Los discursos cinematográficos de la memoria en el conflicto constitutivo de la identidad













Fundamentación
De cara a una realidad mediada por la complejidad tecnológica y la saturación de información, se hacen presentes instancias de reflexión abiertas al campo de una identidad dialogal y desfragmentada. La diversidad que brinda la producción cultural, como los medios masivos, pone de manifiesto cuestionamientos sobre la imposibilidad de logar una representación total. El presente trabajo se propone reflexionar sobre la subordinación ecléctica e impersonal de los rasgos profundamente fragmentados que presenta el abanico posmoderno y la consecuencia que esto acarrea en la lógica de representación cultural en el capitalismo tardío.
Dadas las particularidades que se pretenden desarrollar y, en consecuencia con la apoyatura requerida para articular conceptos de: multiculturalismo, posmodernidad y memoria, se toman como objeto de estudio dos películas argentinas que han sido ganadoras del Oscar a mejor película extranjera. La particularidad que en primera instancia se desprende es de la doble lectura multinacional – nacional (si es que aún se puede hablar en estos términos) refuerza el desarrollo del trabajo desde una instancia de cuestionamiento y búsqueda que atraviesa la identidad nacional actual. Estas películas son: La historia oficial (1985) de Luis Puenzo, y El secreto de sus ojos (2009) de Juan José Campanella. Ambos films remiten a un periodo relevante para la construcción histórica del pasado reciente de la Argentina, la dictadura cívico-militar, llevada a cabo entre los años 1976 y 1983.
El cruce de una temática tan íntima y propia para la configuración de la subjetividad social Argentina, con el galardón que otorga la institución más representativa de la industria cultural masiva, hacen de éstas dos películas un terreno propicio para la reflexión del impacto que genera el consumo masificado en las lecturas, livianas y la homogeneizantes de la memoria.

Objetivos
El objetivo general que atraviesa el trabajo es comparar la lógica de las representaciones culturales con la lógica misma del capitalismo multinacional, tomando la producción cinematográfica argentina - nominada a galardones internaciones - que aborda un contexto histórico específico, como representaciones identitarias de las que se pueden rastros de discursos hegemónicos.
Abordar el concepto de cultura como un tejido de tensiones hegemónicas que se baten por la legitimidad en la producción cultural masiva y, en función de esto, entender el carácter homogeneizante de las producciones cinematográficas seleccionadas como reflejo del discurso sociopolítico generalizador.

Hipótesis
El discurso de la memoria en la producción cinematográfica como supuesto vehículo interpelante de la dinámica homogeneizante en la constitución de la identidad posmoderna argentina.

Se parte de la premisa de un estudio del discurso cinematográfico en el contexto posmoderno, para lo cual se hace imprescindible determinar los lineamientos que la distinguen de la modernidad. En segunda instancia, se pretende explicar la gestación de sentido bajo la lógica del capitalismo tardío, como una significación rizomática cruzada por conceptos como los de hegemonía y musealización. En tercera instancia y bajo la articulación del desarrollo teórico, el análisis del objeto de estudio como una manifestación del vaciamiento de la memoria en pos del discurso hegemónico y descontextualizado que reproduce la lógica de la globalización de una identidad constituida for-export.

Desarrollo
Dada la premisa del estudio contextualizado de los casos, es necesario desarrollar las ideas teóricas rectoras de la Modernidad y la Posmodernidad (entendiendo a la misma por una extensión interdependiente de la primera) que hacen eco en el análisis del caso. Los lineamientos de la Modernidad, según Bergman, se caracterizan por una experiencia vital o una postura filosófica, que se fundamenta en las ideas impulsadas por la burguesía en el siglo XVII, y que conduce al individuo, a adquirir la conciencia del ser y del estar en el mundo. "Ser moderno, es enfrentarse con todo – pérdidas y ganancias – a un entorno que ofrece aventura, peligro, poder, subordinación, alegría, nostalgia, crecimiento, transformación, etc"; es cotejarse con el individuo en el tiempo y en el espacio. La Modernidad se caracteriza por la confianza en el progreso, por la búsqueda de una razón globalizante que dé cuenta del momento histórico y su devenir. La postulación de metas ideales universales bajo el imperio de la razón enfrenta su primer conflicto en la segunda etapa de la Modernidad, figuras arquetípicas como Marx y Nietzsche ponen evidencia la contradicción interpretando el esplendor moderno como una profunda contradicción sin precedente en el plano material del Capitalismo Industrial, como también espiritual. En el siglo XX, habiendo atravesado por los "fanatismos burdos" entre los que el autor considera al Futurismo y la filosofía de Weber, la Modernidad concluye luego de los años 50tas dejando en pie un panorama en proceso de globalización de consumidores trasnacionales. La universalidad moderna se desfragmenta en manera heterogénea y la crisis de los estados nación hace de los sociedades de masas lógicas administradas unos consumidores de consumidores en la que los medios masivos toman protagonismo. La racionalidad creciente que tiñó las esferas privadas mediante el disciplinamiento de los cuerpos y la constitución del sujeto social bajo la institucionalidad, es remplazada por el empleo de códigos que identifican aunque no a nivel nacional. De ésta forma, se asiste a una profunda reformulación de la relación entre comunidad y sociedad: "La globalización ha complejizado la distinción entre relaciones primarias, donde se establecen vínculos directos entre personas, y relaciones secundarias, que ocurren entre funciones o papeles desempeñados en la vida social" (García Canclini, 1999: 29).
El aplazamiento de los subjetivo que denuncia Weber se hace traduce en un solapamiento de un multiculturalismo que responde a las lógicas del Capitalismo Tardío. En tanto las lealtades nacionales se diluyen en un sentido de pertenencia producido y masificado por las cadenas multinacionales del mercado globalizado. Es a través del rizoma comercial posmoderno que el discurso hegemónico de un estado nación se identifica con mayor afinidad con el de otra, que con los sectores subalternos de la propia.
El panorama heterogéneo posmoderno trae a cuentas una reestructuración de la dinámica constitutiva de las identidades, las cuales ya no responden a la configuración de estados nación que Latinoamérica supo importar en la propagación de las revoluciones del siglo XVIII. En términos de Elías, a diferencia del carácter diferenciador de la kultur, la homogenización civilizatoria actuó como uno de los requisitos estructurales de la lógica expansiva de las grandes revoluciones que estructuran, hasta hoy, política y económicamente a occidente. Será el consumo simbólico masificado trasnacional el cual romperá en fragmentos con la memoria colectiva, haciendo de la subordinación de los pequeños relatos una homogenización vacía del discurso identitario con aspiraciones esencialistas. Asistimos a una era de "cultura internacional popular" que se
"…articula el "retorno de lo reprimido" de aquella tragedia olvidada. El posmodernismo es, entre otras cosas, la recuperación (no siempre consciente) por parte de la ideología dominante, del hecho de que se ha operado efectivamente en el mundo, una metamorfosis en la esfera de producción, las clases sociales, la praxis política, ni el orden simbólico en su conjunto son ya lo que eran." (Jameson, 1991: 8) [Del prólogo de E. Gruner]
Por lo que nuestra definición de la globalización no se instala en los inevitables desencuentros entre políticas de integración supranacional y comportamientos ciudadanos. La reducción de esta dinámica a la oposición global/local, nos cancelaría observar la diversidad de fuentes de sentido que el individuo adquiere para cincelar su identidad en lo que se podría tildar como mediaciones culturales contemporáneas.
Y tras las implicancias en el plano cultural, el multiculturalismo será la respuesta al esfuerzo ideológico de hacer invisible la presencia del capitalismo tardío como sistema mundial universal.
Es la compleja red massmedica que requiere la globalización para desarrollarse hace de la producción cinematográfica, el discurso audiovisual más trascendente para impulsar su proyecto. Es un espacio propicio para el análisis de la representación de las minorías que constituyen el imaginario colectivo problematizado desde las tensiones multiculturales y ponen en circulación discursos emergentes al dominio hegemónico (Castells, 1997).
La lógica del multiculturalismo tiene apoyatura en los discursos de la memoria, ya que reflejan esa serie de paradojas que se articulan en la hegemonía neoliberal multicultural.
Lo que se propone el análisis es averiguar cómo se reestructuran las identidades bajo los discursos de la memoria en la producción cinematográfica cuando la participación segmentada en el consumo – que se vuelve el principal procedimiento de identificación – solidariza a las elites de cada país con un circuito trasnacional y a los sectores populares con el otro. Para su posible desarrollo consideramos necesario desarrollar el concepto de hegemonía y el de "marketing de la memoria" bajo los lineamientos del autor Huyssen.

La construcción de la hegemonía esencializada
Para entender la dinámica constitutiva de la identidad en contextos de globalización, es necesario considerar la categoría de hegemonía como el concepto que ayuda a comprender los procesos de subordinación ecléctica e impersonal como una construcción de consenso contemporáneo.
El cine cumple una asignación vital para el Estado posmoderno, porque no solo visualiza construcciones simbólicas, sino que las retroalimenta de componentes identitarios y mecanismos hegemónicos de poder. Así, se constituye como un terreno esencial para los imaginarios colectivos, ya que en la medida en que trabaja la configuración de los mismos desde el contenido lo hace también desde su dimensión comunicativa, tal como la misma estructura del consumo globalizado lo establece.
El cine, entonces, toma carácter de un discurso con registro hegemónico esencializado, en el que se presentan por un lado el empleo de contenido específico y por el otro, el circuito trasnacional que lo hace medio. Estas características hacen del cine una instancia de aproximación de la anatomía identitaria posmoderna en la que mientras el discurso particular lucha por visibilizarse, los mecanismos de reproducción exigen de una representatividad estratégica que, arrastrando perfiles modernos, parte de la configuración rectora del estado.
Al cine no lo podemos desvincular de estos procesos con intenciones uniformizantes en donde se genera la substancialización de los grupos del Estado-nación. La particularidad del cine lo faculta el discurso con la historia.
En la ficción de la historia, El secreto de sus ojos diluye la intención hegemónica sin que se perciba la politización o el poder de su manifiesto y se anula particularización de los hechos históricos narrados con un verismo inmaculado.

Marketing de la memoria & tipicidad
Con el fin de la promesa del progreso moderno y sus grandes relatos, la posmodernidad se enfrenta a una desesperanza que repone mediante una recodificación del pasado en curso. De la cual, emerge el discurso de la memoria que, atravesado por la tautología de las imágenes, pierde su referencia original.
De éste abanico de problemáticas que presenta la globalización de la memoria se encarga Andreas Huyssen, el autor establece una conexión entre la protección del patrimonio y el acervo cultural bajo una musealización de la memoria que niega los límites inestables entre hecho y ficción.
En las películas argentinas galardonadas la temática es compartida y trabajada desde la intención de conformar un recuerdo totalizador de la dictadura, siendo ésta una de las principales preocupaciones de la agenda política tanto actual como del gobierno democrático de Alfonsín. En estos objetos de estudio encontramos con claridad la paradoja de discursos de la memoria siempre anclados a historias nacionales específicas que responden a lógicas globales de comercio como son los circuitos de galardones de la industria estadounidense cinematográfica. Para Huyssen mientras mayor sea el acceso a la memoria, es decir, en tanto se exacerbe el boom de la memoria, paralelamente lo hará el olvido; ya que el acceso se da por la mediación masiva y por lo tanto configura una memoria comercializada que, tal como estas dos películas, responden a los cánones del consumo estandarizado, trabajando a la instancia como producto y no como proceso. Esta confusión es propia del gran acceso mediado que se tiene de la memoria que no solo pone en peligro la memoria vivencial, sino que retroalimenta la demanda de mayor musealización y temor del olvido, tal como es la lógica efímera de los productos tecnológicos en el capitalismo tardío.
La fuerte revisión de los respectivos pasados nacionales, produce y reproduce riesgo al olvido mediante mecanismos de tipificación.
Un contenido particular es divulgado como "típico" de la noción universal- constituye el elemento de fantasía, el soporte o fondo fantasmagórico de la noción ideológica universal. Convierte el concepto universal vacío en una noción que se relaciona o se aplica directamente a nuestra "experiencia real". Cada universalidad heterogénea tiene que incorporar por lo menos dos contenidos particulares: el contenido popular autentico y la distorsión creada por las relaciones de dominación y explotación. (Zizek, 2002:138)
La tipificación de los modelos en los discursos de la memoria difundidos por los medios masivos de información simula en apariencia ser apolíticos, por lo que hace difícil entrever las instituciones y corporaciones que influencian en ellas. El fenómeno universalizador refuerza cierta especialización que se traduce en una perpetuación de la tradición, como un resabio moderno. Para visualizar discursos de la memoria deberá responder a los cánones de la hegemonía audiovisual soportados por marketing de la memoria como principal manifestación de la tipificación.

Análisis
La tristemente conocida como "guerra sucia" se ha convertido, junto con el futbol y el tango, en un "tropo de mercadeo de la argentinidad" con el que cuentan los realizadores locales a la hora de promociona y distribuir sus producciones culturales en circuitos internacionales.
El tratamiento del contexto histórico en los relatos de ambos films es un acercamiento hacia las víctimas y victimarios. No intentan abarcar grandes relatos sino que se centran en vivencias subjetivas. Las historias relatadas en ambas películas son tan subjetivas que se pierden de su contexto real, pueden ser interpretadas por igual por un francés, un alemán, un español o un argentino. Por sobre la historia prima la subjetividad de los personajes. Es por ello que cualquier producción se homogeniza y se cosifica. Son historias que recurren a la emotividad y se homogenizan en torno a ese sentido, porque la emotividad es un producto comercialmente fructífero. Paradójicamente, volverse emotivas en ese sentido, las vuelven películas reducidas que achatan la sensibilidad. Evitan un acercamiento explícito a la génesis de los conflictos que se muestran. Son relatos de hechos ya consumados, por lo tanto más llanos, que no dotan al espectador de herramientas para poder comprender la magnitud y el verdadero significado de lo que realmente fue ese proceso histórico.
La historia oficial de Luis Puenzo, arribó a la pantalla en abril de 1985, en el mismo momento en que comenzaban las audiencias del juicio a las juntas militares que habían estado al frente del gobierno durante la dictadura. En relación con ese contexto histórico particular del pasaje a la democracia, La historia oficial es considerada por muchos como una película portadora de una visión simplista del pasado, favorecida por el maniqueísmo de situaciones y personajes, y en la que la apelación a lugares comunes y recursos emotivos obturaba una discusión genuina sobre lo que acababa de suceder en los años previos.
Por otro lado El secreto de sus ojos, dirigida por Juan José Campanella, fue estrenada en el año 2009, en medio del desarrollo de los juicios a militares y civiles involucrados en la dictadura cívico-militar, luego de años de indulto y olvido. Este film utiliza una alegoría política sobre la Argentina de los años setenta. El contexto histórico funciona en esta película como un telón de fondo sobre el cual se desarrolla el drama de los protagonistas.
El crimen pasional como una genealogía del crimen político, termina despolitizando este último, privatizándolo. Privando los acontecimientos de su dimensión social o, en otras palabras, despolitizando las implicaciones históricas que la película insinúa pero que nunca desarrolla. La película apela a una "universalidad" vaciada de historia que, creemos nosotros, fue la que en definitiva premio la Academia.
Estos films construyen una nueva verdad sobre esa realidad: para un nuevo sector del público, que desconoce y no tiene la experiencia carnal de ese hecho histórico. Hacer memoria no tiene los mismos efectos que producir memoria. La producción de memoria y no la incentivación del hacer de ésta resultan contraproducentes, es una memoria vacía de contenido, deshumanizada y despersonalizada.
La principal paradoja posmoderna se vislumbra en la búsqueda de éstos films por alcanzar un recuerdo totalizador la cual se disemina no solo por una representatividad vacua sino por la superficialidad de los discursos, en apariencia, apolíticos que emplean para entrar en circuitos como los del Oscar y por lo tanto construyen y reconstruyen identidades nacionales.
La homologación simbólica de las representaciones pone en tensión lo global y lo local, proponiendo miradas que sólo podrían desarrollar un discurso de la memoria desde la reactivación propia del debate que las producciones culturales generan en ámbitos académicos o conocedores locales de la causa. El costo del desdibujamiento de pertenencia es la memoria estereotipada de los relatos hegemónicos audiovisuales que se observan con claridad, tanto en El secreto de sus ojos y La historia oficial, con el uso de la memoria desterritorializada que aun así conserva sus emblemas contrastivos.
Podemos concluir que una representación aséptica de la memoria se presenta como rasgos que aún prevalecen de la vigencia de los Estados – Nación. Esto reafirma al periodo de la posmodernidad como una extensión de modernidad, en el que el quiebre diferencial se debate en términos de paradoja alrededor de la cultura y de su supuesta neutralidad
Para entender la hibridación producida, es necesario considerar a la cultura como un plano rizomático siempre en movimiento y bajo un proceso de constante de adaptación y reapropiación, de esta forma dar lugar a la reactivación de las imágenes icónicas de las cuales se valen las producciones industriales de la cultura para abrir a las posibilidades hermenéuticas de un pensamiento posmoderno complejo

Cultura fundamental para la dominación por la banalización
El vaciamiento producido por el mayor acceso al consumo de memoria y, por lo tanto, de olvido solapa la estructura hegemónica que se esconde detrás de producciones culturales, haciendo de éstas un resorte cada vez más fundamental de la dominación por vía de la banalización, de la naturalización de lo existente. Lo que hace de esto, nuevamente, una traducción del mecanismo político económico posmoderno y demuestra cómo los fundamentos propios de capitalismo tardío se infiltran en las lógicas culturales como declaraciones políticas implícitas. Ésta es la migración de sentido al cual se somete la configuración identitaria argentina, actualmente.
La "tolerancia" liberal excusa al Otro folclórico, privado de su sustancia (como la multiplicidad de "comidas étnicas" en la megapolis contemporánea), pero denuncia a cualquier Otro "real" por su "fundamentalismo", dado que el núcleo de la Otredad está en la regulación de su goce: el "Otro real" es por definición "patriarcal", "violento", jamás es el Otro de la sabiduría etérea y las costumbres encantadoras.
El secreto de sus ojos y La historia oficial son productos que reproducen el discurso hegemónico multiculturalista: lo que ambos filmes ofrecen a la mirada del espectador occidental liberal es precisamente lo que éste quiere ver.

Conclusión
El siguiente apartado más que una instancia de conclusión es una apertura a nuevos cuestionamientos a los que se arriba luego de investigar y ahondar en la problemática. Por eso, más que agotar la temática de representación de la memoria en el cine y cómo ésta constituye la trama identitaria mediante la divulgación en diferentes circuitos trasnacionales debemos preguntarnos si es que éstas producciones tienen lugar porque el argentino continúa pensándose en términos eurocentristas que legitiman su producción cultural for-export a un costo de vaciamiento y homogenización identitaria.
Por lo tanto, si se planea entender a la cultura como una urdimbre de significaciones que toda sociedad crea para sí misma y que le permite reconocerse como tal, se deben incluir entre esas significaciones aquel "conjunto de estigmas que tiene un grupo a los ojos del otro". Entender la cultura posmoderna como terreno de profundas contradicciones da lugar al interrogante sobre elegir por una de las unidades que constituyen el binomio de la lógica dual (tal como puede ser, nacional – trasnacional) o construir una instancia de diálogo flexible que constituya a la identidad a partir de una dinámica entre ambas.
Por último, como tercera instancia, considerar si este panorama de conflictos dialógicos constitutivos con mayor diversificación anula la idea de una dominación y represión desde un poder central o si aún, bajo la configuración de una nueva subjetividad posmoderna, subyacen los "guardias de la jaula weberiana" que refuerzan el control mediante el ejercicio de la práctica misma dando lugar a una manipulación solapada que se nutre de la heterogeneidad.
Como conclusión abordamos la inquietud si es el plano de la cultura esencializada aquel que aún responde como garantía de los emblemas del estado-nación moderno, a la cual ,solapadamente, la heterogeneidad fragmentada de la globalización responde mediante un vaciamiento homogeneizante de representaciones plasmadas en los discursos cinematográficos de la memoria.

Bibliografía
Berman, M. (1981) Cap. I "La modernidad, ayer, hoy y mañana" en Todo lo sólido se desvanece en el aire, Buenos Aires, Ed. Siglo XXI.
García Canclini, N. (1995) "El consumo sirve para pensar" en Consumidores y Ciudadanos, México, Ed. Grijalbo.

Elías, N. (1988) Cap. 1 El proceso civilizatorio. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas, México, Ed. FCE.

Geertz, C. (1994) La interpretación de las culturas. "El arte como sistema cultural", Barcelona, Ed. Gedisa.

Jameson, F. (1999) El giro cultural. Escritos seleccionados sobre el posmodernismo, Buenos Aires, Ed. Manantial.

Huyssen, A. (2002) En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos de globalización, México, Ed. FCE.

Zizek, S. (1993) Estudios Culturales. Reflexiones sobre el multiculturalismo, Buenos Aires, Ed. Paidós.


llamada por Bergman, Segunda Modernidad.
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