Los diplomáticos y el comercio de exportación argentino durante la Primera Guerra Mundial

May 22, 2017 | Autor: Agustina Rayes | Categoría: Argentina History, Export-Import, Diplomacy and international relations
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Descripción

Los diplomáticos y el comercio de exportación argentino durante la Primera Guerra Mundial por Agustina Rayes* Abstract. – In this paper, we analyze the role of the Argentine diplomats in promoting exports during First World War in order to contrast it with their behavior along the previous period. We start with a summary of Argentine export performance, both in products and destinations. Then, we divide the study over diplomacy in three aspects: communication, action and prediction. The empirical evidence on which we based our study is particularly the unpublished documentation of Diplomatic and Consular Series, found in Argentine Foreign Affairs Ministry Archive. “La acción, un tanto restringida de las funciones de los Consulados, debería ampliarse, haciéndose de ellos el vehículo natural para todo aquello que tenga una faz comercial”.1

Introducción En otro trabajo hemos sostenido que los diplomáticos argentinos usaron diversos mecanismos para promover las exportaciones y para transmitir información sobre la materia entre fines del siglo XIX y los primeros años de la centuria siguiente.2 Por un lado, este estudio nos permitió conocer la labor concreta y diaria de los agentes y, por lo tanto, debatir acerca de las imágenes que se han creado a partir de las generalizaciones sobre la diplo* Este trabajo fue realizado en el marco de una Beca Posdoctoral del CONICET. La autora agradece especialmente al personal del Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Argentina. 1 Informe anual del Cónsul General argentino en Estados Unidos al Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Nueva York, 14 de octubre de 1915, en Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Serie Diplomática y Consular, Caja AH/1513, Exp. 100. 2 Agustina Rayes, “El resorte del comercio en el exterior”. El papel de la diplomacia en la promoción de las exportaciones argentinas, 1890–1913”: Anuario del Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti” 12 (2012), pp. 173–186.

Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas  53 © Böhlau Verlag Köln/Weimar/Wien 2016

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macia de la época. Por el otro, el trabajo con las fuentes diplomáticas profundizó nuestros conocimientos de la performance exportadora argentina, ya que esta clase de documentación nos proporcionó información adicional sobre los circuitos de intercambio, las ventajas y las desventajas comparativas de los productos ofertados así como las barreras tarifarias y para-arancelarias en los destinos. Entre otras cuestiones, nuestro recorrido previo nos ha permitido relativizar cierta visión predominante en la literatura especializada en el estudio de la política exterior argentina, ya sea abierta o lateralmente, que ha enfatizado en el binomio fronteras vs. mercados, por el que se ha entendido que tradicionalmente los gobiernos nacionales se habían interesado por los lazos comerciales casi exclusivamente con países europeos, y en particular con el Reino Unido, en detrimento del intercambio con los estados vecinos, a los que se había reservado un interés centrado principalmente en las disputas territoriales.3 En este sentido, nosotros subrayamos la labor diplomática para fomentar el comercio intrarregional, en línea con otras propuestas historiográficas.4 Adicionalmente, la documentación abordada ha colaborado en la construcción de una imagen del comercio argentino más complejo que el que pueda construirse sólo observando las estadísticas. Así, por ejemplo, a través de los informes de los diplomáticos hemos descubierto el interés por colocar las carnes producidas por los frigoríficos en otras plazas allende las británicas5 o la vigencia de los cueros y las lanas en tiempos en que primaron los granos y las carnes.6 También pudimos seguir la pista de ítems que Gustavo Ferrari, Esquema de la política exterior argentina (Buenos Aires 1981); Hugo Satas, Una política exterior argentina (Buenos Aires 1987); José Paradiso, Debates y trayectoria de la política exterior argentina (Buenos Aires 1993). 4 La lista dista de ser exhaustiva y se incrementaría notablemente si sumáramos las contribuciones realizadas desde la historia regional, no obstante, debemos remarcar que el comercio intrarregional argentino ha sido cuantificado, por ejemplo, por Noemí Girbal-Blacha, “El comercio exterior de productos agrícolas y el mercado sudamericano (1900–1914)”: Investigaciones y Ensayos 32 (1982); Anna Carreras-Marín/Marc Badía-Miró/José PeresCajías, “Intraregional Trade in South America, 1912–1950: The Cases of Argentina, Bolivia, Brazil, Chile and Peru”: Economic History of Developing Regions 28 (2013), pp. 1–26; Agustina Rayes/Juan Luis Martirén, “La industria argentina de harina de trigo en el cambio de siglo. Límites y alcances, 1880–1914”: H-INDUSTRI@. REVISTA DE HISTORIA DE LA INDUSTRIA, LOS SERVICIOS Y LAS EMPRESAS EN AMÉRICA LATINA 18 (EN PRENSA). 5 Agustina Rayes, “Destinadas a un destino. Los inicios de las exportaciones argentinas de carnes frigoríficas, c. 1883 – 1913”: Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe 26 (2015), pp. 7–30. 6 Agustina Rayes, “Sobreviviendo en el cambio. Las exportaciones argentinas de lanas y cueros en tiempos de cereales y frigoríficos, 1890 – 1913”: Revista Quinto Sol 18 (2014), pp. 1–22. 3

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tuvieron una importancia relativa menor en el valor aportado al total y que, sin embargo, llegaron a distantes mercados, en ocasiones como muestras y ensayos con miras a abrir posibilidades de comercialización. Una de las impresiones creadas a partir de nuestro análisis es que los hombres que fungieron como agentes argentinos en el exterior7 en general trabajaron para promover las exportaciones y ello ha sido extensivo a un abanico de lugares en los que prestaron servicio. Esto último ha coincidido con nuestra hipótesis de que las exportaciones argentinas crecieron en estos años porque mantuvieron un número de socios comerciales nada desdeñable por tratarse de un país latinoamericano, que compraron alternativamente productos que el país exportara tradicionalmente – como lanas, cueros, tasajo y otros subproductos de la ganadería – y artículos que agregó a su canasta exportadora a finales del siglo XIX – como cereales, lino, carnes procesadas en frigoríficos y bienes forestales. Desde luego, no vinculamos directamente el éxito de la trayectoria agroexportadora argentina con la labor de los diplomáticos pero sí estamos en condiciones de afirmar el interés desde un sector del estado (el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto y los diplomáticos) en ampliar y/o profundizar mercados. Como la Primera Guerra Mundial ha sido considerada un quiebre en las relaciones económicas internacionales, nos hemos propuesto continuar temporalmente el estudio que hicimos para el período previo con el objeto de hallar continuidades y rupturas. Hasta donde esta autora conoce, la contienda y sus efectos en la Argentina han sido abordados por la literatura dedicada a cuestiones internacionales principalmente para analizar las relaciones bi o multilaterales o la posición internacional del país,8 así como para reflexionar acerca de la neutralidad practicada por los gobiernos argentinos9 Es conveniente aclarar de antemano que en rigor no todos los hombres que prestaron servicios diplomáticos y/o consulares tuvieron la nacionalidad argentina. 8 Por ejemplo, Vernon L. Phelps, The International Economic Position of Argentina (Philadelphia 1938); Harold Peterson, La Argentina y los Estados Unidos, 1810–1960 (Buenos Aires 1970); Jorge Fodor/Arturo O´Connell, “La Argentina y la economía atlántica en la primera mitad del siglo XX”: Desarrollo Económico 49 (1973), pp. 3–65; Roger Gravil, The Anglo-Argentine Connections, 1900–1939 (Boulder 1985); Joseph S. Tulchin, La Argentina y los Estados Unidos; historia de una desconfianza (Buenos Aires 1990); Bart De Groof/ Patricio Geli/Eddy Stols/Guy Van Beeck, En los deltas de la memoria. Bélgica y Argentina en los siglos XIX y XX (Lovaina 1998); Andrés Cisneros, Historia general de las relaciones exteriores de la República Argentina, tomo 8 (Buenos Aires 2000); Fernando Rocchi, “Argentina en el mundo”: Eduardo Míguez, Argentina. La apertura al mundo, 1880–1930 (Madrid 2011). 9 Un completo estado de la cuestión historiográfica puede seguirse en María Inés Tato, “La Gran Guerra en la historiografía argentina. Balance y perspectivas de investigación”: Iberoamericana 53 (2014), pp. 91–101. 7

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y, en menor medida, se ha preguntado por el desempeño concreto de los diplomáticos en relación al fomento de las exportaciones.10 En efecto, aunque reconocemos de antemano que la información brindada no es suficiente para caracterizar el colectivo de los diplomáticos, es posible enmarcar este trabajo dentro de aquellos que procuran estudiar el Estado quebrando una mirada monolítica del mismo al analizar a un conjunto de hombres – élites técnicas estatales – que compartieron prácticas y saberes continuados en su oficio.11 En efecto, por la naturaleza de su labor, se trató de un grupo que participó de experiencias trasnacionales que potenciaron su actividad y la del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (en adelante, MREC).12 En este sentido, nos preguntamos ¿cómo actuaron los diplomáticos durante la etapa bélica para promocionar las exportaciones? ¿Usaron los mismos canales empleados que en épocas de paz? ¿Cuáles fueron las principales preocupaciones de los agentes en la materia? ¿Con quiénes dialogaron para fomentar el intercambio? ¿Qué ideas expresaron sobre el porvenir de las relaciones económicas internacionales una vez que finalizara la Gran Guerra? A estos interrogantes responderemos con evidencia empírica hallada en documentación inédita. La cuantía de las fuentes utilizadas se justifica como respaldo a los argumentos desarrollados a lo largo del artículo. Trabajamos con la Serie Diplomática y Consular del Archivo del MREC, en la cual se encuentran principalmente los distintos informes emitidos desde las Embajadas, Legaciones, Consulados Generales, Consulados y Viceconsulados argentinos en el extranjero así como la correspondencia emitida desde el MREC hacia aquellos actores. Pese a que esta clase de fuentes es la que predomina en la documentación consultada, también es posible hallar cartas que enviaban agentes del sector privado con peticiones especiales a los diplomáticos argentinos para la promoción del intercambio o circulares emitidas por otras agencias gubernamentales.

Una excepción en el estudio de los diplomáticos argentinos y la Primera Guerra con documentación diplomática la constituye Beatríz Solveira, Argentina y la Primera Guerra Mundial según documentos del Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, tomos 1 y 2 (Córdoba 1979 y 1994). También Hebe Pelosi y Ricardo Weinmann han trabajado con fuentes diplomáticas para la época, cuyas obras citaremos a lo largo de nuestro artículo. 11 Mariano Plotkin/Eduardo Zimmermann (eds.), Los saberes del Estado (Buenos Aires 2012), Introducción. 12 Beatríz R. Solveira, La evolución del Servicio Exterior Argentino entre 1852 y 1930 (Córdoba 1997), pp. 36–37. 10

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El trabajo se estructura como sigue. En primer lugar, resumimos las principales tendencias de la canasta exportadora argentina así como de la distribución geográfica de los productos durante la contienda para conocer cuáles fueron las rupturas en relación al período anterior. Luego, analizamos concretamente el rol de los diplomáticos en la promoción de las exportaciones argentinas. Para ello, dividimos nuestro estudio en tres ejes. En la segunda sección del artículo abordamos el papel de los diplomáticos como comunicadores de cuestiones enlazadas al intercambio. En la tercera parte mostramos el accionar específico de los agentes tanto para mantener y/o ampliar las plazas a las que arribaban los artículos argentinos como para diversificar el espectro de bienes comerciados. En la cuarta sección exponemos las principales proyecciones de los diferentes diplomáticos acerca de los alcances y las limitaciones para las exportaciones luego de que la Gran Guerra finalizara.

Las exportaciones argentinas durante la Primera Guerra Mundial: productos y destinos Sin dudas la Primera Guerra Mundial impactó en las relaciones económicas de la Argentina dados sus vínculos comerciales y financieros con Europa. En otro trabajo, nos hemos referido a esta cuestión más ampliamente.13 Aquí sólo resumiremos las principales tendencias de la performance de las exportaciones argentinas durante la contienda. En primer lugar, debemos discernir entre el comportamiento agregado en valor y en volumen. De acuerdo a nuestros datos, entre 1890 y 1919 la tasa de crecimiento anual promedio del valor de las exportaciones fue de 8,6 %. Concretamente, durante la contienda la misma fue de 10,1 %. En cambio, el volumen, que había tendido a crecer en el período 1875–1912 y que para el período 1900–1913 había exhibido una tasa de crecimiento de 5,7 %, tuvo un desempeño casi nulo en los años 1914–1918, cuando la tasa anual fue de 0,02 %. Este comportamiento declinante de la cantidad de los productos enviados al exterior, debido a la carestía y al aumento de los costos

13 Agustina Rayes, “Los destinos de las exportaciones y la neutralidad argentina durante la Primera Guerra Mundial”: Política y Cultura 42 (2014), pp. 31–52. En este trabajo no sólo se encuentra un análisis detallado del comportamiento del valor y del volumen, de la composición de la canasta y de la distribución geográfica de las exportaciones argentinas, sino también una explicación acerca de la corrección de los datos provistos por la estadística oficial argentina.

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en los fletes internacionales, ha sido observado por la historiografía con otros indicadores como la caída del volumen en los artículos cargados en el puerto de Buenos Aires14 o transportados internamente por ferrocarril.15 Estudiadas específicamente, aumentaron en volumen y valor las exportaciones de carnes vacunas congeladas y de carnes conservadas. Estos productos sirvieron como alimento para la población civil y militar en guerra.16 También los cueros salados y el extracto de quebracho crecieron en volumen, y las lanas tuvieron un buen desempeño por su valor más que por las cantidades. Este tipo de materias primas fueron fundamentales para la industria textil, en particular para el equipamiento de los soldados. Finalmente, el maíz, el lino y el trigo, que habían sorprendido por su trayectoria casi siempre en ascenso desde finales del siglo XIX, tuvieron un comportamiento irregular – aunque menos en el caso del tercero – explicado principalmente por la escasez de transporte a causa de la conversión de los navíos en embarcaciones de guerra17 y su impacto sobre los bienes de bajo valor unitario, por la preferencia en la compra de granos procedentes de países más cercanos a los mercados europeos como Estados Unidos o Canadá y por la sequía argentina del año 1917. En relación a los destinos, la Gran Guerra significó la desaparición de dos de los principales compradores de las exportaciones argentinas, Alemania y Bélgica, que en los años pre-bélicos sumaban aproximadamente un cuarto del valor total exportado. Los bienes argentinos sólo pudieron abrirse paso con mucha dificultad hacia los mercados germanos por contrabando a través de países neutrales como Holanda, Dinamarca, Suecia o Noruega,18

14 Albert Bill, South America and the First World War. The Impact of the War in Brazil, Argentina, Peru and Chile (Cambridge 1988), p. 62. 15 Roberto Cortés Conde, “Las vicisitudes de una economía exportadora. Argentina, 1875–1930”: Enrique Cárdenas/José A. Ocampo/Rosemary Thorp (eds.), An Economic History of Twentieth-Century Latin America, vol. 1 (Londres 2000), p. 280. 16 Simon G. Hanson, Argentine Meat and the British Market (Stanford 1938), pp. 191– 197; Jane Van der Karr, La Primera Guerra Mundial y la política económica argentina. Un estudio de la legislación fiscal y presupuestaria durante los años del conflicto (Buenos Aires 1974), p. 129. 17 Eduardo Míguez, Historia económica de la Argentina. De la conquista a la crisis de 1930 (Buenos Aires 2008), p. 290. 18 Roger Gravil, The Anglo-Argentine Connections (nota 8); Ricardo Weinmann, Argentina en la Primera Guerra Mundial. Neutralidad, transición política y continuismo económico (Buenos Aires 1994), pp. 71–72; Michael Howard, La Primera Guerra Mundial (Barcelona 2004), p. 109; Phillip Dehne, “Britain´s Global War and Argentine Neutrality”: Johan Den Hertog/Samuël Kruizinga (eds.), Caught in the middle. Neutrals, Neutrality and the First World War (Ámsterdam 2011).

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aunque obviamente ello no quedó registrado en la estadística oficial. En contrapartida, Francia, Italia y particularmente Estados Unidos aumentaron relativamente su participación en las exportaciones argentinas. El segundo aprovechó su posición neutral durante un tiempo y abasteció a Alemania,19 mientras el tercero – como intermediario de los Aliados – representó un quinto del valor total exportado.20 No obstante, el que mantuvo su posición de principal mercado fue el Reino Unido, ya que recibió casi el 40 % de las exportaciones21. En síntesis, de acuerdo a nuestra perspectiva, pese a las transformaciones generadas por la contienda, la Argentina logró continuar con el crecimiento en valor de las exportaciones gracias a la demanda internacional de materias primas y alimentos que producía y por las posibilidades de adaptación de su propia oferta a los nuevos requerimientos del mercado. A continuación, analizamos cómo reaccionó la diplomacia argentina en la coyuntura.

Los diplomáticos como nodos de información Pese a las complicaciones por el clima de beligerancia – que en muchos casos impidió el envío de informes regulares por la dificultad en la obtención de información –,22 según la evidencia empírica con la que contamos, la remisión de comunicaciones continuó. El pedido de datos fue solicitado de manera expresa por el MREC cuando la guerra estaba en su punto más álgido. Ello obedeció a la necesidad de orientar la política internacional de la Argentina. La información que los agentes debían enviar constaba de descripciones para conocer con exactitud y precisión la situación interna de los demás países, sus tendencias y orientaciones diplomáticas, la apreciación de la Argentina como entidad internacional, las impresiones sobre otros países como Estados Unidos, Brasil o Chile, etc. Para fundamentar la

Hebe Pelosi, Las relaciones franco-argentinas, 1880–1918. Inmigración, comercio y cultura (Buenos Aires 2008), p. 139. 20 Harold Peterson, La Argentina (nota7). 21 El crecimiento del rol de Reino Unido como cliente durante momentos críticos como la guerra fue interpretado como la profundización de la “relación especial” anglo-argentina y el establecimiento de un triángulo comercial del que también participó Estados Unidos, según Fodor/O’Connell, “La Argentina” (nota 8). 22 Consulado argentino en Francia, Niza, 14 de agosto de 1917, en Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (en adelante AMREC), Serie Diplomática y Consular (en adelante SDC), Caja AH/1679, Exp. 82. 19

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descripción que cada agente hiciera, se recomendaba remitir material informativo adicional.23 Más allá de la solicitud expresa de información, los diplomáticos argentinos trabajaron en el envío de datos a lo largo de toda la guerra, continuando una tarea que desarrollaban con naturalidad mucho antes de que estallara el conflicto. Desde el declinante centro del mundo, los diplomáticos informaron sobre los efectos de la contienda en el mismo momento en que ocurría. Según el retrato del Consulado General en Londres, Inglaterra lo absorbía todo: los resortes del comercio, la navegación, el intercambio entre las naciones, los precios de los artículos de primera necesidad, las fuentes de producción, las fábricas, etc. Los agentes argentinos describían con detalle que no sólo la estructura productiva de los países beligerantes estaba dislocada sino que era perjudicial para el buen desempeño del comercio internacional la falta de tonelaje disponible en las embarcaciones, la inseguridad en los envíos, la inmovilidad de la marina mercante, la escasez de brazos en los docks y de empleados en las aduanas para despachar las mercaderías amontonadas en los depósitos fiscales.24 Es decir, la Gran Guerra había detenido el impulso del intercambio con el exterior, descripto como el motor principal de la economía internacional25 durante el período que hoy la historiografía económica denomina Primera Globalización. Esta impresión puede seguirse claramente en la descripción que más atrás hicimos sobre la performance exportadora de la Argentina durante la contienda, pues, como vimos, el incremento del volumen se detuvo, aunque no ocurrió lo mismo con el valor de las exportaciones. En este sentido, bien vale estudiar cuál era la información que los diplomáticos argentinos circularon especialmente hacia el MREC para describir la posición del país en esta materia. En términos generales, los diplomáticos fungieron como informantes de las transformaciones que sufrió la estructura del comercio internacional, tales como la intermediación de determinados países en el comercio inter-a-

23 Circular del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (en adelante MREC) a distintas legaciones de la Argentina, Buenos Aires, 29 de enero de 1917, en AMREC, SDC, Caja AH/1718, Exp. 14. 24 Informe anual del Consulado General (en adelante CG) argentino en Reino Unido, Londres, 19 de abril de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1605, Exp. 65 B. 25 Paul Lamartine Yates, Forty Years of Foreign Trade: A Statistical Handbook with Special Reference to Primary Products and Under-Developed Countries (Londres 1959); Michael Bordo/Alan Taylor/Jeffrey G. Williamson/(eds.), Globalization in Historical Perspective (Chicago 2003).

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liado – en este punto, Estados Unidos26 y el Reino Unido jugaron un papel destacado –, la escasez de fletes navieros,27 la parálisis industrial28 o el ataque a la marina mercante.29 En términos específicos, los diplomáticos enviaron información acerca de las oportunidades que hallaron para los productos argentinos dadas las necesidades de los beligerantes. Desde diferentes legaciones se comunicó sobre las posibilidades de colocar las carnes congeladas, otrora destinadas casi exclusivamente a los mercados británicos. En efecto, estos productos fueron muy requeridos no sólo para abastecer a las tropas inglesas sino también a las francesas. Desde las oficinas en el Reino Unido se expresó que Inglaterra quería asegurarse sus provisiones ante la sospecha de que una caída de las importaciones argentinas generara subas de precios en su mercado.30 También, los ingleses quisieron garantizar el abastecimiento de sus aliados, ya que temían por los años venideros debido a los estragos en sus recursos ganaderos.31 No obstante, debemos destacar que las carnes congeladas argentinas no sólo llegaron a los mercados franceses por la intermediación de los británicos,32 sino que los diplomáticos también informaron sobre las resoluciones del Parlamento de Francia para votar la libre introducción de carnes y la provisión de al menos 120.000 toneladas anuales desde el extranjero.33 Incluso, destinos – algunos – que no habían formado parte siquiera de envíos de ensayo de esta clase de productos fueron comunicados como potenciales clientes, tales los casos de Italia34,

26 Carta de MREC a CG argentino en Estados Unidos, Buenos Aires, 6 de febrero de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1780, Exp. 4. 27 Informe anual de consulado argentino en Alemania a MREC, Bremen, 2 de enero de 1917, en AMREC, Caja AH/1669, Exp. 22B; Carta del CG en Francia, París, 30 de enero de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1736, Exp. s/d. 28 Consulado argentino en Francia a MREC, Havre, 20 de febrero de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1528, Exp. 29. 29 Informe de consulado argentino en Países Bajos a MREC, Rótterdam, 28 de enero de 1919, en AMREC, SDC, Caja AH/1905, Exp. 1. 30 Consulado argentino en Reino Unido a MREC, Southampton, 25 de mayo de 1917, en AMREC, SDC, Caja AH/1682, Exp. 113; Consulado argentino en Reino Unido a MREC, Southampton, 27 de mayo de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1738 BIS, Exp. s/d. 31 Informe del CG en Reino Unido a MREC, Londres, 23 de junio de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1533, Exp. 120. 32 Carta del CG argentino en Francia, París, enero de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1602, Exp. s/d. 33 Carta de legación argentina en Francia a MREC, París, 21 de mayo de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1529, Exp. 63. 34 Legación argentina en Italia a MREC, Roma, 13 de octubre de 1914, en AMREC, SDC, Caja AH/1487, Exp. 192.

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Dinamarca35 Bélgica,36 y Estados Unidos,37 todos los cuales dependían de medidas gubernamentales para la financiación de sus compras o para la supresión de barreras tarifarias o para-arancelarias. Como vimos, otros productos favorecidos por la coyuntura bélica fueron las lanas. La necesidad de las mismas quedó registrada en los informes consulares procedentes de Burdeos,38 Estocolmo39 o de Amsterdam.40 Los diplomáticos argentinos buscaron información local al respecto y destacaron el rol de los suecos y los holandeses como intermediarios en el envío de lanas a Europa central. Asimismo, tal como hicieron en tiempos de paz, recomendaron la llegada de productos de calidad buena y estable, a fin de asegurar un negocio en el largo plazo. La suciedad de las lanas que la Argentina exportaba había sido una barrera durante la etapa pre-bélica para alcanzar plazas exigentes como las británicas pero también había sido motivos de quejas en países a los que entraban a segmentos de mercado de baja calidad como en Estados Unidos y, en efecto, los diplomáticos habían presionado para que los productores nacionales se esforzaran en mejorar los envíos. Como notamos, el comercio de granos se vio afectado por la escasez de fletes41 y su impacto sobre los bienes con bajo valor unitario. Además, según nuestra propia investigación, la desaparición de Alemania y Bélgica como clientes directos de la Argentina afectó la trayectoria de este tipo de productos, pues en tiempos pre-bélicos se trataba de dos de sus principales destinos. No obstante, los diplomáticos alentaron el envío a plazas con potencial, como las italianas – por la abolición de aranceles –42 o San Sebastián – donde se formó un sindicato para comprar maíz argentino.43 Y hasta se perfiló 35 Carta del consulado argentino en Dinamarca a MREC, Copenhague, 26 de enero de 1917, en AMREC, Caja AH/1672, Exp. 5. 36 Carta de la legación argentina en Bélgica, Bruselas, 14 de julio de 1916, en AMREC, Caja AH/1597, Exp. 28. 37 Informe semestral de CG argentino en Estados Unidos, Nueva York, 1 de julio de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1513, Exp. 66. 38 Consulado argentino en Francia a MREC, Burdeos, 20 de abril de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1529, Exp. 56. 39 Carta del CG argentino en Suecia a MREC, Estocolmo, 7 de octubre de 1915, en AMREC, Caja AH/1543, Exp. 53. 40 Informe de la Legación argentina en Países Bajos a MREC, Ámsterdam, noviembre de 1919, en AMREC, SDC, Caja AH/1905, Exp. 12. 41 Consulado argentino en Francia a MREC, Burdeos, 20 de abril de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1529, Exp. 56. 42 CG argentino en Italia a MREC, Génova, 8 de diciembre de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1537, Exp. 135. 43 Consulado argentino en España a MREC, San Sebastián, 21 de mayo de 1917, en AMREC, Caja AH/1705, Exp. 18.

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la oportunidad de enviar estos granos a Cuba.44 Obviamente ninguna de estas alternativas lograría suplir la pérdida del intercambio directo con los mercados alemanes y belgas. Adicionalmente, los agentes enfatizaron en la desaparición de competidores de bienes que ofrecía la Argentina debido a la contienda. Así, se comunicaron las buenas perspectivas para el ingreso de cueros y extracto de quebracho en Liverpool por la desaparición de Alemania como socio comercial.45 También los diplomáticos advirtieron sobre la posibilidad de colocar muestras de lanas argentinas en Génova por los problemas de abastecimiento de sus tradicionales oferentes (Alemania, Francia y Bélgica).46 En esta línea, los agentes argentinos también expresaron la buena oportunidad para las harinas y los cereales en los Países Bajos por la falta de concurrencia norteamericana, francesa, belga o alemana. 47 Dentro de los ejemplos acerca de la desaparición de concurrentes, hallamos que la reducción de la oferta de lino de la India, favoreció al producto argentino en los mercados galos.48 También en Francia las lanas argentinas pudieron entrar más que durante la época de paz porque los ingleses impidieron los envíos regulares desde Australia.49 Algo similar ocurrió con Estados Unidos, donde creció el envío de lanas argentinas, transformándose en la principal procedencia en 1917,50 y con Suiza, destino sólo cubierto por el producto argentino en 1915 por la prohibición australiana de exportar y por el retiro temporal de Francia y Bélgica como productores e intermediarios.51 Como complemento, los diplomáticos también comunicaron al gobierno nacional acerca de los problemas generados por la competencia que debían enfrentar los artículos argentinos. Por ejemplo, advirtieron sobre la poten Informe trimestral de consulado argentino en Estados Unidos, Mobile, 30 de setiembre de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1513, Exp. 91. 45 Consulado argentino en Reino Unido a MREC, Liverpool, 11 de septiembre de 1914, en AMREC, SDC, Caja AH/1483, Exp. 136. 46 CG argentino en Italia a MREC, Génova, 18 de octubre de 1914, en AMREC, SDC, Caja AH/1487, Exp. 197. 47 Carta del CG argentino en Países Bajos, Ámsterdam, 12 de marzo de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1538, Exp. 25. 48 Informe anual del consulado argentino en Francia a MREC, Havre, enero de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1602, Exp. 9. 49 Informe anual del CG en Francia a MREC, París, enero de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1603 BIS, Exp. s/d. 50 Informe comercial del CG argentino en Estados Unidos a MREC, Nueva York, 31 de julio de 1917, en AMREC, SDC, Caja AH/1660, Exp. 111. 51 CG argentino en Suiza a MREC, Ginebra, 15 de marzo de 1915, en AMREC, Caja AH/1544, Exp. 16. 44

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cial pérdida futura de los mercados germanos de cereales ya que, por los problemas para importar los productos desde Argentina, estrecharon aún más los lazos con Rumania y Bulgaria.52 Incluso el mercado de carnes congeladas, que estuvo en auge durante toda la contienda, enfrentó la concurrencia de las carnes australianas y, más lentamente, de las uruguayas, por ejemplo en Francia.53 Por su parte, los cueros tuvieron la competencia desde diferentes países. En la ciudad del Havre, los cueros vacunos procedían preferentemente desde Madagascar o Río de Janeiro.54 En cambio, esta clase de productos fue muy requerida en Bélgica para la industria del calzado, sólo que esta opción comenzó a efectivizarse recién a partir de 1918.55 Además, como un antecedente del proteccionismo que caracterizaría la política comercial del Reino Unido en la década de 1930, los cónsules comunicaron la preferencia casi general por los artículos australianos dentro del imperio británico.56 Es importante recordar que la composición de la canasta exportadora de Australia era muy parecida a la Argentina y ello generaba temor entre los diplomáticos, pero como se sigue de la performance durante la Gran Guerra, no pasó de una abstracción, ya que las plazas británicas continuaron siendo principales clientes de la oferta argentina. Aunque no afectado directamente por la guerra, los diplomáticos argentinos buscaron alertar acerca de los progresos que el Brasil hacía en el cultivo de trigo, especialmente en Minas Gerais, por cuanto hasta entonces había sido un buen cliente de este artículo argentino.57 Otra comunicación, aunque en sentido contrario, emanó desde las oficinas argentinas instaladas en el país vecino. Desde 1915 Brasil exportó pequeñas partidas de carnes congeladas a Inglaterra e Italia. Se trató de ensayos que, según los informantes, no tendrían éxito por cuanto estaban basados en animales de mala calidad y no se habían realizado en condiciones óptimas para la conserva-

Informe anual del CG argentino en Alemania a MREC, Hamburgo, 1 de enero de 1916, en AMREC, Caja AH/1594, Exp. 2; Carta de la legación argentina en Alemania a MREC, Berlín, 17 de octubre de 1916, en AMREC, Caja AH/1594, Exp. 28. 53 Consulado argentino en Francia a MREC, Havre, 20 de febrero de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1528, Exp. 29. 54 Consulado argentino en Francia a MREC, Havre, 20 de febrero de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1528, Exp. 29. 55 Carta del CG argentino en Bélgica, Amberes, 23 de enero de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1730, Exp. 6. 56 Carta de consulado argentino en Reino Unido, Sydney, 31 de diciembre de 1917, en AMREC, SDC; Caja AH/1683 BIS, Exp. 198. 57 Carta de la legación argentina en Brasil a MREC, Río de Janeiro, 21 de diciembre de 1914, en AMREC, SDC, Caja AH/1441, Exp. 135. 52

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ción de la carne. No obstante, ello causó preocupación en el MREC, que pasó la información al Ministerio de Agricultura para su estudio.58 Más allá de reportar sobre mercados y productos que formaban parte de la tradición exportadora argentina, los cónsules alentaron plazas y bienes poco relevantes hasta entonces. Así, por ejemplo, desde la legación argentina en Dinamarca se reportó la posibilidad de vender caseína, pues este producto era comprado por los daneses a Alemania y en tiempos de guerra era difícil de obtener.59 También se enviaron datos acerca de que en Suecia los molineros presionaban para que se permitiera la compra de trigo argentino,60 así como de las alternativas abiertas por la ausencia de los cereales rusos.61 Además de comunicar los alcances y los límites que en general y en particular tuvieron los productos argentinos, los diplomáticos informaron de diferentes emprendimientos privados en el exterior tendientes a incrementar los intercambios bilaterales de la Argentina. Entre ellos, destacó el trabajo desde instituciones ya existentes como la Cámara de Génova,62 o la formación de cámaras comerciales como la Cámara de Comercio Argentina en Barcelona,63 de una Sección Latinoamericana en la Cámara de Comercio de Liverpool64o el proyecto de creación de una Cámara de Comercio argentina en la ciudad de Río de Janeiro65. Estas entidades fueron establecidas para encargarse de operaciones de intercambio, de financiamiento, de propaganda y para controlar la mercadería contrabandeada, los embarques “a órdenes” y en tránsito. También los diplomáticos reportaron acerca de otras iniciativas específicas, como la Compañía Mercantil Argentina en Rotterdam para explotar negocios agrícolas – emprendimiento auspiciado por el Banco de Rotter Carta del CG argentino en Brasil a MREC, Río de Janeiro, 5 de febrero de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1550, Exp. 14. 59 Carta de legación argentina en Dinamarca al MREC, Copenhague, 21 de junio de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1742, Exp. 12. 60 Carta del CG argentino en Suecia a MREC, Estocolmo, 30 de agosto de 1915, en AMREC, Caja AH/1543, Exp. 42. 61 Carta del CG argentino en Suecia a MREC, Estocolmo, 1 de mayo de 1915, en AMREC, Caja AH/1543, Exp. 23. 62 Carta del CG argentino en Italia a MREC, Génova, 21 de enero de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1629, Exp. 4. 63 Carta del CG en España a MREC, Barcelona, 3 de marzo de 1918, en AMREC, Caja AH/1735 BIS, Exp. 21 A. 64 Consulado argentino en Reino Unido a MREC, Liverpool, 31 de mayo de 1917, en AMREC, SDC, Caja AH/1682, Exp. 116. 65 Carta de Encargado de Negocios argentino en Brasil a MREC, Río de Janeiro, junio de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1551, Exp. 4A. 58

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dam y una firma inglesa –,66 el trabajo del Centro Argentino-Alemán en Berlín para levantar las “listas negras”,67 el establecimiento de una línea de vapores de carga entre Filadelfia y Buenos Aires68 o entre Buenos Aires y Ámsterdam,69 la iniciativa de la compañía Grace para hacer un servicio de transporte entre Sudamérica y Centroamérica,70 la búsqueda de facilidades para el intercambio por parte de la Casa de América de Barcelona por su posición geográfica,71 la Sociedad Italia América para comerciar con puertos argentinos72 o el proyecto de la Western Union Telegraph Company para extender un cable submarino entre Nueva York y Buenos Aires,73 también pensado por The Commercial Cable Co.74 En suma, aunque la red de comunicación se orientó especialmente hacia agencias públicas, entre las que destacó obviamente el MREC, en esta sección hemos mostrado el diálogo de los diplomáticos con el sector privado y su apoyo a este tipo de emprendimiento en aras de potenciar el intercambio argentino, entendido como la posibilidad de diversificar destinos y productos.

Los diplomáticos como promotores del intercambio Además de circular información, los diplomáticos trabajaron en la apertura de nuevos mercados o en el mantenimiento de los existentes, así como en intensificar los canales de promoción de los productos. Desde principios de siglo XX existieron reglamentaciones dentro del MREC por el que 66 Consulado argentino en Países Bajos, Rotterdam, 23 de agosto de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1539, Exp. 63. 67 Carta del Centro Argentino-Alemán a legación argentina en Alemania, Berlín, 20 de diciembre de 1916, Caja Ah/1595, Exp. 95. 68 Carta del CG argentino en Estados Unidos a MREC, Nueva York, 7 de septiembre de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1588, Exp. 65. 69 Carta de consulado argentino a MREC, La Haya, 13 de abril de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1634, Exp. s/d. 70 Carta del CG argentino en Estados Unidos a MREC, San José, 2 de septiembre de 1917, en AMREC, SDC, Caja AH/1702, Exp. 9. 71 Carta del Embajador argentino en España a MREC, Madrid, 12 de febrero de 1917, en AMREC, Caja AH/1705, Exp. 5. 72 CG argentino en Italia a MREC, Génova, 6 de junio de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1608, Exp. 67. 73 Embajador argentino en Estados Unidos a MREC, Washington, 27 de julio de 1916, en AMREC, Caja AH/1588, Exp. 52. 74 Carta del Embajador argentino en Estados Unidos a MREC, Washington, 16 de febrero de 1915, en AMREC, Caja AH/1512, Exp. 16.

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se reconocieron secciones específicas de “asuntos comerciales”, las que interactuaban con el cuerpo diplomático y consular para la toma de decisiones en materia comercial y de navegación. El diálogo entre los funcionarios del MREC dedicados a estos temas y los agentes en el exterior apuntaba a conocer las ventajas y desventajas en la negociación de tratados internacionales, obtener estadísticas de intercambio con otros países y analizar los aranceles, entre otras cuestiones.75 Para diferenciarse de los gobiernos que habían conducido la Argentina hasta 1916, durante la administración radical de Hipólito Yrigoyen se intentaron tomar medidas tendientes a mejorar el funcionamiento del MREC y la calidad de los agentes enviados al extranjero. El pedido permanente de extender el número de agentes en el exterior explicitada por el MREC chocaba con proyectos surgidos a comienzos de la centuria de mejorar el proceso de selección del personal de manera que fueran escogidos aquellos mejor preparados y, en consecuencia, se mitigara la “diplomacia de amigos”. Esto último, que se transformó en un objetivo del gobierno de Yrigoyen, sin embargo, no se logró. Tampoco se acrecentó el número de funcionarios.76 No obstante ello, el accionar orientado a la promoción de las exportaciones puede juzgarse como relativamente exitoso. En efecto, durante la contienda la expansión de mercados para los productos argentinos incluyó cuidar las plazas que antes de la guerra ya eran importantes. Así, los diplomáticos actuaron para contrarrestar aquellas medidas contrarias tarifarias o para-arancelarias a los productos nacionales como, por ejemplo, ante la exigencia del gobierno norteamericano para que los cueros exportados por la Argentina estuvieran lavados con mercurio, condición que no se pedía a sus equivalentes mexicanos. Para evitarlo, el embajador argentino intercedió y los cueros argentinos quedaron libres de tal condición, aunque debían ser certificados por la Dirección de Ganadería.77 Además de las tradicionales barreras comerciales, los diplomáticos debieron lidiar con los inconvenientes propios de la coyuntura bélica. Uno muy reconocido ha sido la presión de los Aliados sobre las firmas cerealeras alemanas que operaban en la Argentina o para evitar que Alemania fuera Solveira, La evolución (nota 12), pp. 25–30. Un estudio sistemático del crecimiento del servicio exterior de la nación revela que en 1917 había la misma cantidad de funcionarios (cifrada en 504 hombres) que en 1910, sólo que había aumentado el número del cuerpo consular en detrimento del cuerpo diplomático (embajadores, enviados extraordinarios, encargados de negocios, consejeros de embajadores, secretarios de primera y segunda clase y agregados militares). Véase Solveira, La evolución (nota 12), p. 193. 77 MREC a Embajador argentino en Estados Unidos, Buenos Aires, 24 de septiembre de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1555, Exp. 11. 75 76

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abastecida por los artículos argentinos.78 Así, por ejemplo, los diplomáticos tuvieron que interceder en las colonias británicas ante la discriminación de bienes nacionales por la presencia de firmas germanas en el país.79 También los agentes debieron colaborar para lograr que los bienes llegaran a las plazas alemanas a través de puntos neutrales. En este sentido, la legación argentina en Países Bajos se dedicó en el primer momento del estallido de la guerra a facilitar los embarques a Alemania y Austria que habían sido contraídos previamente.80 Para continuar enviando granos a aquellos mercados, adoptaron esta ruta porque allí los cereales podían ingresar fácilmente, aunque ello no quedara registrado en la estadística oficial.81 El problema se intensificó con el ingreso de los Estados Unidos a la contienda, puesto que el gobierno holandés debía asegurar que no reexportaría las mercaderías a Alemania.82 Es decir, los norteamericanos sumaron presiones para entorpecer el abastecimiento de las plazas germanas.83 Antes de continuar nuestro análisis, es importante señalar que en la clase de documentación consultada los agentes no se pronunciaron abiertamente por el sostenimiento o abandono de la neutralidad argentina. Ello no significa, sin embargo, que hubiera pleno consenso en mantenerla. En efecto, es muy probable que, así como ocurría en la opinión pública en general,84 existieran Beatriz Solveira de Báez, “La aplicación de las listas negras en Argentina durante la Primera Guerra Mundial”: Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina de la Academia Nacional de la Historia (Buenos Aires 1998), pp. 215–225; Juan Archivaldo Lanús, Aquel Apogeo. Política internacional argentina, 1910–1939 (Buenos Aires 2001); Mario Rapoport/Ricardo Lazzari, “La Primera Guerra Mundial y el comercio de granos en la Argentina. Neutralidad y puja anglo-germana”: Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario 1522 (2014), pp. 38–44. 79 Consulado argentino en Reino Unido a MREC, Ciudad del Cabo, 28 de junio de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1783, Exp. 16. 80 Informe de la Legación argentina en Países Bajos a MREC, Ámsterdam, 1 de enero de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1785, Exp. 1. 81 Carta de la Legación argentina en Países Bajos a MREC, La Haya, 7 de septiembre de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1612, Exp. 17. 82 Informe de consulado argentino en Países Bajos a MREC, Rótterdam, 28 de enero de 1919, en AMREC, SDC, Caja AH/1905, Exp. 1. 83 Solveira, Argentina (nota 10); Tulchin, La Argentina (nota 8); Rocchi, “Argentina” (nota 8). 84 Hebe Pelosi, “La Primera Guerra Mundial. Relaciones internacionales franco-argentinas”: Temas de Historia Argentina y Americana 4 (2003), pp. 155–184; María Inés Tato, “La disputa por la argentinidad. Rupturistas y neutralistas durante la Primera Guerra Mundial”: Temas de Historia Argentina y Americana 13 (2008), pp. 227–250; Olivier Compagnon, “Entrer en guerre? Neutralité et engagement de l’Amérique latine entre 1914 et 1918”: Relations Internationales 137 (2009), pp. 31–43; Silvina Cormick, “El continente americano durante la Gran Guerra. Un elemento de disputa entre rupturistas y neutralistas. Las miradas de Manuel Ugarte, Ernesto Quesada, Alfredo Palacios y Leopoldo Lugones”: Cuadernos de Política Exterior 111 (2013), pp. 1–23. 78

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matices y diferencias entre los diplomáticos. Como explicamos en un trabajo anterior,85 pudo ser la distribución geográfica pre-bélica de las exportaciones un motivo más – entre otros políticos, económicos, sociales o culturales – para evitar un pronunciamiento directo. Asimismo, tal como ya narramos en la sección sobre la información enviada por los agentes, aún en un contexto dificultoso como durante la guerra, los diplomáticos argentinos continuaron con su función de explorar nuevas posibilidades tanto para colocar nuevos productos como para abrir nuevas plazas o relanzar algunas que otrora habían sido considerables. En Sudáfrica, que había constituido un destino para los productos argentinos especialmente durante la guerra anglo-bóer y que luego se había eclipsado,86 las maderas argentinas causaban interés para su ingreso en mueblería y construcción de ferrocarriles.87 En efecto, existieron propuestas, respaldadas por la diplomacia, para el establecimiento de una línea de vapores entre Ciudad del Cabo y Buenos Aires.88 Sobre finales de la contienda y en vistas de la normalización de las relaciones internacionales, desde el sector privado se hizo la recomendación de abrir un consulado en Singapur ante la posibilidad de estrechar lazos con Asia.89 Ello se sumó a la propuesta realizada por la compañía Nippon Yusen Kaisha, avalada por el consulado argentino en Ciudad del Cabo, de abrir una línea de navegación Japón-Sudáfrica-Argentina.90 Dentro de este contexto, podemos sumar la iniciativa de la legación de Países Bajos en Argentina que estudiaba la posibilidad de desarrollar relaciones comerciales directas entre el país y las colonias neerlandesas en Asia, las que podrían extenderse por la nueva línea japonesa.91 Como ya expusimos en la sección anterior, los cónsules accionaron para integrar las partes exportadoras con las importadoras. Por ejemplo, despachantes de aduana informaron que la Segard y cía. era una exportadora de lana con sucursales en Sydney, Melbourne, Durban y East London que podía suplir las carencias del producto en los mercados holandeses y, Rayes, “Los destinos de las exportaciones” (nota 13). Henry S. Ferns, Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX (Buenos Aires 1979). 87 Carta del Consulado argentino en Reino Unido a MREC, Ciudad del Cabo, 25 de enero de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1604, Exp. 17 B. 88 Carta del Consulado argentino en Reino Unido a MREC, Ciudad del Cabo, 7 de febrero de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1604, Exp. 38. 89 Carta de Guthrie and Co. Ltd. a MREC, Singapur, 2 de febrero de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1763, Exp. 9 A. 90 Consulado argentino en Reino Unido a MREC, Ciudad del Cabo, 28 de junio de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1783, Exp. 17. 91 Carta de la legación de Países Bajos en Argentina a MREC, Buenos Aires, 22 de septiembre de 1917, en AMREC, SDC, Caja AH/1711, Exp. 10. 85 86

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por lo tanto, acercar las lanas argentinas.92 Por su parte, la firma F. Viola & Cía. Import – Export se dirigió al consulado en Rotterdam pidiendo datos de casas importadoras interesadas en artículos de primera necesidad como aceite de lino, carne conservada en latas, cueros vacunos y de potros, cerda, margarina, extracto seco de quebracho, entre otros bienes.93 En todos los casos, los diplomáticos no sólo actuaron como vasos comunicantes de la información, sino que se involucraron directamente en el seguimiento de las operaciones. Del mismo modo, los diplomáticos recomendaron diferentes estrategias para difundir los productos nacionales, o apoyaron mecanismos sugeridos por el sector privado y otras reparticiones estatales nacionales o extranjeras. Entre aquéllas destacaron la organización de museos – por ejemplo, en Lyon se desarrolló un plan de construcción de un museo con archivo y biblioteca a fin de acrecentar el comercio –,94 la exposición en exhibiciones internacionales – por ejemplo, señalaron la conveniencia de que los frigoríficos mostraran sus productos, fotografías y estadísticas en la Semana Latinoamericana de Burdeos95 o la participación de bienes argentinos en la Exposición Rural de Chicago –,96 el envío de personalidades a la Semana de la América Latina creada por el Comité de Acción Parlamentaria francés,97 el nombramiento de expertos en temas agrarios para estudiar los mercados en el exterior – por ejemplo, el Ministerio de Agricultura propuso a José Santamarina como delegado comercial ad honorem en Francia e Inglaterra –98 la edición de revistas – por ejemplo, desde Copenague se alentó este tipo de material para intensificar los vínculos comerciales con los países escandinavos –99, la introducción de información en publicaciones periódicas – como el Boletín de la Unión Panamericana editado en inglés y en castellano Carta de particular a Consulado argentino en Rotterdam, Buenos Aires, 3 de enero de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/s/d, Exp. 2. 93 Carta de particular a Consulado argentino en Rotterdam, Buenos Aires, 1 de septiembre de 1917, en AMREC, SDC, Caja AH/s/d, Exp. 77. 94 Carta del Ministerio de Agricultura al Director General de Comercio e Industria, Buenos Aires, 19 de junio de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1736, Exp. 8. 95 Ministerio de Agricultura a MREC, Buenos Aires, 26 de agosto de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1736, Exp. 22. 96 Carta del embajador argentino en Estados Unidos a MREC, Washington D.C., 2 de febrero de 1917, en AMREC, SDC, Caja AH/1659, Exp. 23. 97 Carta del CG en Francia a MREC, París, 31 de diciembre de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1628, Exp. 12. 98 Carta del Ministerio de Agricultura a MREC, Buenos Aires, 15 de julio de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1533, Exp. 124. 99 Carta del consulado argentino en Dinamarca a MREC, Copenaghe, 19 de noviembre de 1917, en AMREC, Caja AH/1672, Exp. 39A. 92

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y repartido en decenas de países –,100 la muestra de productos en los propios consulados,101 la organización de reuniones en las sedes diplomáticas para propiciar la interacción de exportadores e importadores,102 la publicación de datos de exportadores en folletos especiales – como hacían los productores de tanino y cueros de Venezuela y Perú en el Boletín de la Bolsa de Cueros en Bruselas –,103 hacer propaganda sobre la utilidad de productos – como el maíz como producto para alimentación humana en Bélgica o en Europa del norte –104 o la contratación de secciones especiales en diarios extranjeros – por ejemplo, en Le Figaro para difundir las bondades del comercio argentino, como ya hacía Brasil,105 en L´Information Universelle,106 en Salut Publique y Courrier du Commerce.107 Las legaciones argentinas en el exterior solicitaban información estadística y cualitativa, ya sea en forma de obras científicas o folletos, tanto a diferentes organismos gubernamentales como a las sociedades rurales e industriales con miras a difundir los artículos producidos por la Argentina entre la población local,108 en las bibliotecas de los lugares en los que trabajaron, en las compañías extranjeras o en las reparticiones gubernamentales. Hemos constatado esta clase de pedidos para, por ejemplo, la Sociedad Iberoamericana de Hamburgo109, la Sociedad Belga de Estudios y Expansión,110 la Cámara de Comercio Argentina en

Carta de la embajada argentina en Estados Unidos a MREC, Washington D. C., 2 de abril de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1780, Exp. 11. 101 Carta del consulado argentino en España a MREC, Málaga, 4 de mayo de 1918, en AMREC, Caja AH/1735 BIS, Exp. 31. 102 Consulado argentino en Francia a MREC, Lyon, 18 de marzo de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1736, Exp. 46. 103 Informe comercial anual del CG argentino en Bélgica, Amberes, 13 de enero de 1919, en AMREC, SDC, Caja AH/1894, Exp. 4. 104 Carta del CG argentino en Bélgica a MREC, Amberes, 15 de marzo de 1915, en AMREC, Caja AH/1532, Exp. 8. 105 CG en Francia a MREC, París, 28 de mayo de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1736, Exp. 17. 106 CG en Francia a MREC, París, 17 de septiembre de 1917, en AMREC, SDC, Caja AH/1679, Exp. 87. 107 CG en Francia a MREC, París, 12 de mayo de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1529, Exp. 61. 108 Carta de la legación argentina en Alemania a MREC, Berlín, 2 de noviembre de 1915, en AMREC, Caja AH/1520, Exp. 83B. 109 Carta de la legación argentina en Alemania a MREC, Berlín, 2 de mayo de 1916, en AMREC, Caja AH/1595, Exp. 117. 110 Carta de la legación argentina en Bélgica a MREC, Bruselas, 10 de abril de 1916, en AMREC, Caja AH/1597, Exp. 19. 100

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Madrid,111 la Sociedad Concordia de Río de Janeiro y112 la Philadelphia Public Ledger.113 Mucha de esta información se requería en los idiomas en que serían leídos como en alemán,114 francés115 o inglés, y en algunos casos estaba orientada a reorganizar las relaciones económicas una vez que terminara la guerra, especialmente con países con los que habían sufrido alteraciones como Bélgica.116 No obstante la crítica sobre la falta o la calidad de los recursos humanos y materiales dedicados a asuntos internacionales, hubo algunas transformaciones burocráticas. El estado argentino creó, aún durante la guerra, oficinas en diversos países con fines comerciales. Algunos casos sobresalientes han sido el consulado en Pensacola,117 el Viceconsulado en Los Ángeles, 118 el Consulado General de San Francisco para alivianar al de Nueva York,119 el consulado en Chicago,120 una oficina en Puerto Murtinho (Brasil),121 el Viceconsulado en Antonina,122 el Consulado General en Porto Alegre,123 el Consulado General en Calcuta y Ciudad del Cabo124 y el consulado en San 111 Carta de la Embajada argentina en España a MREC, Madrid, 27 de enero de 1918, en AMREC, Caja AH/1735, Exp. 11A. 112 Legación de Brasil en Argentina a MREC, Buenos Aires, 23 de julio de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1506, Exp. 49. 113 Legación argentina en Estados Unidos a MREC, Nueva York, 28 de agosto de 1914, en AMREC, SDC, Caja AH/1448, Exp. 87. 114 Legación argentina en Países Bajos a MREC, La Haya, 20 de septiembre de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1775, Exp. 8. 115 Carta del CG en Bélgica a MREC, Amberes, 12 de diciembre de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1730, Exp. 14. 116 CG en Bélgica a MREC, Amberes, 23 de enero de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1730, Exp. 7. 117 Decreto, Buenos Aires, 6 de febrero de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1512, Exp. 24. 118 Decreto Nacional, Buenos Aires, 31 de julio de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1588, Exp. 44. 119 Decreto Nacional, Buenos Aires, 16 de agosto de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1588, Exp. 55. 120 Carta del Continental and Commercial National Bank of Chicago a Embajador argentino en Estados Unidos, Chicago, 2 de enero de 1917, en AMREC, SDC, Caja AH/1659, Exp. 3. 121 CG argentino en Brasil a MREC, Río de Janeiro, 29 de septiembre 1917, en AMREC, Caja AH/1663, Exp. 110. 122 Decreto, Buenos Aires, 20 de agosto de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1754 BIS, Exp. 37. 123 Decreto, Buenos Aires, 6 de julio de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1754 BIS, Exp. 28. 124 División Comercial de Ministerio de Agricultura, Buenos Aires, 14 de diciembre de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1761, Exp. 34.

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Pablo.125 Asimismo, se plantearon cambios en la estructura consular como la elevación a primera clase del consulado de Manchester,126 el requerimiento de funcionarios como en Ámsterdam127 o el otorgamiento de mayor entidad al consulado en Rotterdam.128 Algunas iniciativas en la creación de oficinas o los cambios en categorías se debieron a recomendaciones que hicieron los propios diplomáticos. Así, por ejemplo, desde el Consulado General en Nueva York se alertaba sobre la necesidad de contar con un agente de carrera en Chicago y en Mobile o de prestar mayor atención a las oficinas en Boston, Filadelfia y Baltimore.129 También desde el Consulado General en Bélgica se llamó la atención acerca de la necesidad de que los consulados fuesen ocupados por personas idóneas que manejaran con fluidez el idioma.130 Adicionalmente, en términos de transformaciones burocráticas, cabe señalar que en abril de 1918, aún durante la guerra y como resultado de la continuidad de la Argentina como economía abierta dependiente del comercio exterior, se creó la División Comercial en el MREC. Entre sus objetivos destacó la gestión de los intereses comerciales argentinos en el exterior y los medios para su desarrollo (fletes, transporte, facilidades). Estas tareas habían recaído previamente en la Subdivisión Comercial de la División Política. Además, la nueva División Comercial recogió algunas tareas de la División Administrativa. Unas de las metas institucionales en el establecimiento de esta oficina fue la centralización del manejo de los temas comerciales con el exterior para evitar contradicciones, ya que la Dirección General de Comercio e Industrias del Ministerio de Agricultura también atendía esta materia. Como primera medida, la nueva División Comercial solicitó informes básicos a los diferentes consulados.131 En síntesis, existen suficientes pruebas para mostrar el accionar orientado de los agentes argentinos apostados en distintos países para promover 125 Decreto, Buenos Aires, 16 de agosto de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1754 BIS, Exp. 36. 126 Decreto, Buenos Aires, 6 de febrero de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1531, Exp. 33. 127 Carta del CG argentino en Países Bajos a MREC, Ámsterdam, 21 de junio de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1767, Exp. 4. 128 Carta de legación argentina en Países Bajos a MREC, La Haya, 15 de julio de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1539, Exp. 51. 129 Carta del CG argentino en Estados Unidos a MREC, Nueva York, 7 de agosto de 1917, en AMREC, SDC, Caja AH/1660, Exp. 117. 130 Carta del CG argentino en Bélgica, Amberes, 23 de enero de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1730, Exp. 7. 131 Memoria anual de la División Comercial, Buenos Aires, 3 de enero de 1919, en AMREC, SDC, Caja AH/1911, Exp. 2.

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las exportaciones. Para ello, existieron vínculos entre el sector público y el sector privado. Concretamente, desde el MREC y el cuerpo diplomático y consular se dieron pasos adelante para dinamizar el intercambio aún en tiempos conflictivos.

Los diplomáticos como analistas del porvenir en las relaciones comerciales Es conocido que la diplomacia no sólo debe responder ante la coyuntura sino también imaginar escenarios futuros para actuar anticipadamente. En este sentido, los agentes que actuaron en nombre del Estado argentino reportaron sus diversas impresiones acerca de la inmediata posguerra. La información fue distinta según el país en el que se desempeñaron, sin embargo, primó una imagen de optimismo sobre el futuro del intercambio. Desde los principales destinos durante la contienda, se enviaron informes promisorios por parte de los cónsules allí apostados. Aunque existió cierto temor en los círculos diplomáticos acerca de que Inglaterra abandonara la política comercial de librecambio que la había caracterizado,132 protegiendo su producción agrícola local y denunciando los tratados que contuvieran la cláusula de “nación más favorecida”,133 los consulados argentinos allí entendieron que los artículos nacionales seguirían siendo bienvenidos en tierras británicas por las necesidades de abastecimiento.134 Por su parte, pese a las presiones que el gobierno de Estados Unidos hacía al gobierno argentino para que abandonara la neutralidad, y a la consiguiente preocupación de que se enfriaran los vínculos bilaterales,135 existían buenas proyecciones acerca del intercambio, incrementado por su rol como intermediario de los aliados, luego de la guerra. Los factores identificados para ello fueron la existencia de una línea de vapores de servicio regular mensual entre los puertos californianos y el de Buenos Aires, de ida por Pacífico y de regreso por Atlántico y Canal de Panamá, las facilidades bancarias (instalación de las sucursales del National City Bank y del First Boston National Bank en Buenos Aires) y la adaptación del comercio norte132 Carta del CG en Reino Unido a MREC, Londres, 6 de agosto de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1739, Exp. 40. 133 “Para después de la Guerra. Preparativos comerciales de Inglaterra”, La Prensa, Buenos Aires, 8 de julio de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1738, Exp. 6. 134 Consulado argentino en Reino Unido a MREC, Southampton, 21 de mayo de 1919, en AMREC, SDC, Caja AH/1902, Exp. 7. 135 Embajada argentina en Estados Unidos a MREC, Washington, 29 de noviembre de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1780, Exp. 30.

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Los diplomáticos y el comercio de exportación argentino durante la Primera Guerra Mundial

americano al modus operandi ya existente por la trayectoria comercial argentina con los países europeos.136 En relación a Francia, los diplomáticos comunicaron que la contienda había golpeado muy fuerte a la ganadería del norte de aquel país. Tempranamente los cónsules vieron en la importación de carnes frigoríficas argentinas una posibilidad que no se agotaría tras el armisticio.137 Como el precio de las carnes había aumentado, los productores galos abandonaron la lechería y la producción de manteca. En este sentido, las previsiones eran favorables a la importación de esta clase de productos. En provecho de esta condición, la línea Chargeurs Réunis tomaría la ruta Le Havre-Buenos Aires para importar carnes frigoríficas.138 Asimismo, existían intenciones comunicadas a los diplomáticos de establecer frigoríficos en Argentina con capitales franceses.139 Por otra parte, desde el Consulado General París se advirtió que el gobierno francés estaba interesado en importar más de 150.000 ovejas y carneros procedentes de la Argentina, pero necesitaba un préstamo del gobierno argentino para hacerlo.140 Pese a que los Países Bajos eran una alternativa de los bienes agrícolas argentinos antes de la Gran Guerra, su performance creció durante la coyuntura, en parte por la caída de otros competidores y también por su rol como intermediario en el intercambio con Alemania. De hecho, la firma Weil y Hermanos, que tenía sede en Amberes, se trasladó a Rotterdam en noviembre de 1914, y otras firmas, que no estaban en Rotterdam, como Hunt y Wormser y Hardy y Mülhenkamp, acostumbraron a visitar el puerto durante el conflicto en busca de productos. Dado el alto nivel de actividad, el consulado argentino en Rotterdam preveía que los mercados holandeses serían buenos para los artículos agrícolas nacionales luego de la guerra,141 aunque se temía el rol que pudiera jugar Rusia durante la paz.142 También durante la

136 Carta del CG argentino en Estados Unidos a MREC, San Francisco, 8 de abril de 1917, en AMREC, SDC, Caja AH/1659, Exp. 56. 137 Informe anual del CG en Francia a MREC, París, enero de 1916, en AMREC, SDC, Caja AH/1603 BIS, Exp. s/d. 138 Informe anual del consulado argentino en Francia a MREC, Havre, febrero de 1919, en AMREC, SDC, Caja AH/1900, Exp. 3. 139 Carta del CG argentino en Francia a MREC, París, 24 de mayo de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1736, Exp. 16. 140 Carta de la legación argentina en Francia a MREC, París, 30 de abril de 1919, en AMREC, SDC, Caja AH/1901, Exp. 10. 141 Informe de consulado argentino en Países Bajos a MREC, Rótterdam, 28 de enero de 1919, en AMREC, SDC, Caja AH/1905, Exp. 1. 142 CG argentino en Países Bajos a MREC, Amsterdam, 25 de mayo de 1917, en AMREC, SDC, Caja AH/1668, Exp. 32.

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contienda había crecido el mercado de cueros en Rotterdam143 y en Ámsterdam.144 Los agentes argentinos eran optimistas acerca de la supervivencia de estos mercados una vez que acabara la contienda. Además, los agentes auguraban continuidad en las relaciones comerciales entre Argentina y Sudáfrica, en contra de los financistas coloniales que buscaban sustituir al país latinoamericano por Australia, gracias a la disponibilidad de líneas de navegación, que podían compartir espacio con Brasil, desde donde salía preferentemente café con destino a Ciudad del Cabo.145 También existieron buenas proyecciones desde los países que antes habían sido importantes destinos de los artículos argentinos y cuyos envíos se habían complicado por la coyuntura bélica. En este sentido, las representaciones argentinas en Alemania y en Bélgica tuvieron la particularidad de no poder actuar directamente en la coyuntura por la suspensión del comercio bilateral. Entonces, aprovecharon su lugar para advertir acerca de los alcances y los límites que tendría el comercio argentino una vez que la contienda terminara. Los diplomáticos estimaron que el déficit en la producción agropecuaria característico de Bélgica, Austria-Hungría y Alemania antes de la guerra se intensificaría luego de la misma por las destrucciones de los campos. No obstante, alertaron sobre la relación que quedaría entre Bélgica y los imperios centrales, por cuanto ello afectaría los negocios con Amberes, que había sido la vía de contacto con casas suizas, alemanas, austríacas, etc. y la entrada de productos argentinos. Se alertaba sobre la conveniencia de insistir con la introducción de carnes argentinas en los mercados belgas cuando la Primera Guerra Mundial finalizara, dado que los intereses agrarios locales, que habían frenado su ingreso en años previos, ya no resistirían.146 Asimismo, existían buenas perspectivas para el envío de cueros argentinos, preferentemente curtidos, a los mercados belgas147 y se proponía el envío de maíz.148 143 Carta del CG argentino en Países Bajos, Rotterdam, 20 de julio de 1915, en AMREC, SDC, Caja AH/1561, Exp. 10. 144 Informe de la Legación argentina en Países Bajos a MREC, Amsterdam, 18 de febrero de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1743, Exp. 6. 145 Carta del Consulado argentino en Reino Unido a MREC, Ciudad del Cabo, 25 de enero de 1919, en AMREC, SDC, Caja AH/1902, Exp. 6. 146 Carta de la legación argentina en Bélgica, Bruselas, 16 de enero de 1918, en AMREC, Caja AH/1730, Exp. 8. 147 Carta de CG argentino en Bélgica, Amberes, 23 de enero de 1918, en AMREC, Caja AH/1730, Exp. 6. 148 Carta de la legación argentina en Bélgica, Bruselas, 10 de agosto de 1916, en AMREC, Caja AH/1597, Exp. 28.

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Los diplomáticos y el comercio de exportación argentino durante la Primera Guerra Mundial

En un informe sobre las posibilidades de las plazas belgas se preveía una modificación sensible en el mercado de lanas de Amberes. Esta plaza acostumbraba a repartir las lanas argentinas y australianas entre las industrias de tejidos de Bélgica, el norte de Francia, la Alsacia y Alemania. Sin embargo, dada la destrucción sistemática de las hilanderías y fábricas de tejidos y paños en Bélgica y el norte de Francia, el consumo y compra de lanas argentinas sería sin duda más intenso y más remunerativo que antes de la contienda.149 En cuanto a Alemania, en Hamburgo se consideró que una vez acabada la guerra los mercados promisorios serían los de la lana y el quebracho.150 Muy tempranamente, desde Berlín se insistió en la necesidad que tendría Alemania de comprar harinas y carnes durante la posguerra. Sin embargo, los informes enviados reflejaron la opinión de que los alemanes estarían más interesados en la importación de animales vivos – se calculaban decenas de miles de cabezas – para aprovechar no sólo las carnes sino también los cueros y otros subproductos.151 Como sea, sobresalió la idea de que una vez finalizada la contienda, las relaciones comerciales serían mayores que en la etapa pre-bélica.152 Según las previsiones desde Bremen, oficina que se había casi paralizado durante la contienda, resultaba promisoria la exportación de vacunos, caballos en pie y de carnes hacia los mercados germanos porque el ganado era un bien escaso debido a su muerte en campos de batalla, a las sequías y al sacrificio para alimentar los ejércitos. El cónsul explicó el cambio que el gobierno alemán había dado en su política comercial, antiguamente proteccionista en materia agropecuaria, además de los avances técnicos para la introducción de carnes congeladas por la construcción de establecimientos frigoríficos en los puertos. En cuanto a los bienes agrícolas, también había buenos augurios para los artículos argentinos, aunque se reconoció que su volumen dependería de las cosechas rusas, rumanas y ucranianas,153 Adicionalmente, Ucrania firmó un acuerdo con los imperios centrales para 149 Informe comercial anual del CG argentino en Bélgica, Amberes, 13 de enero de 1919, en AMREC, SDC, Caja AH/1894, Exp. 4. 150 Informe anual del CG argentino en Alemania a MREC, Hamburgo, 1 de enero de 1916, en AMREC, Caja AH/1594, Exp. 2. 151 Carta de la legación argentina en Alemania a MREC, Berlín, 17 de octubre de 1916, en AMREC, Caja AH/1594, Exp. 28. 152 Carta de la legación argentina en Alemania a MREC, Berlín, 14 de agosto de 1916, en AMREC, Caja AH/1594, Exp. 28; Carta de la legación argentina en Alemania a MREC, Berlín, 18 de mayo de 1917, en AMREC, Caja AH/1594, Exp. 28. 153 CG argentino en Alemania a MREC, Hamburgo, 10 de junio de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1730, Exp. 14; Legación argentina en Alemania a MREC, Berlín, 19 de septiembre de 1918, en AMREC, SDC, Caja AH/1730, Exp. 14.

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proveerles de sus productos. En este sentido, se recomendaba tratar con la oficina gubernamental encargada de la centralización de las compras, la Sociedad de Cereales de Guerra.154 En sí, las proyecciones que hicieron los diplomáticos acerca de los vínculos comerciales de la Argentina, concretamente sus posibilidades de continuar y acrecentar la venta de sus productos, eran promisorias más allá de algunas alertas específicas relacionadas al giro hacia políticas proteccionistas, a la apuesta a los recursos locales o a la competencia de países vecinos a los mercados europeos o que estaban dentro de los imperios sobrevivientes.

La diplomacia y las exportaciones argentinas durante la Gran Guerra Durante la contienda, pese a que el comercio siguió su propio cauce, es decir, su crecimiento o estancamiento se debió principalmente a cuestiones de mercado, los diplomáticos trabajaron para alentarlo. Como vimos, los agentes se desempeñaron en tres aspectos fundamentales para la tarea de promoción de las exportaciones: comunicación, acción y previsión. Estos ejes son una muestra de que existía cierta “profesionalización” entre los diplomáticos, aunque las instituciones de formación de carrera fueran posteriores y afloraran denuncias acerca de la falta de recursos humanos y materiales. De hecho, existió una continuidad en ciertas acciones emprendidas previamente que, junto al desarrollo de estrategias para sortear la crítica coyuntura, redundaron en un bagaje de aprendizajes empíricos. La comunicación consistió en el envío de información a distintas reparticiones gubernamentales (preferentemente al MREC que centralizaba los informes y luego los redirigía a otras oficinas) acerca de distintas cuestiones, entre las que destacaron las medidas tarifarias y para-arancelarias tomadas por los compradores, las posibilidades para colocar productos argentinos ante la ausencia de otros oferentes por la coyuntura bélica, la concurrencia presente y futura, los problemas de calidad de los bienes argentinos y los emprendimientos privados diagramados desde el exterior para fomentar el intercambio.

Carta del consulado argentino en Alemania a MREC, Bremen, 15 de marzo de 1917, en AMREC, Caja AH/1700, Exp. 5. 154

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Los diplomáticos y el comercio de exportación argentino durante la Primera Guerra Mundial

La acción fue canalizada por distintas vías. De la misma manera que ocurrió en el período previo a la Primera Guerra Mundial, los diplomáticos utilizaron estrategias para ampliar o mantener mercados para los artículos producidos en Argentina: difusión en la prensa, en artículos académicos, en revistas especializadas, en folletos, etc.; participación en ferias y exhibiciones internacionales; organización de museos; fomento de cámaras de comercio, etc. Es decir, la contienda no interrumpió estos mecanismos. Los diplomáticos argentinos buscaron acercar a los exportadores con los importadores, así como interceder ante medidas consideradas injustas o discriminatorias hacia las exportaciones argentinas. En efecto, hemos señalado la proliferación de oficinas consulares con fines comerciales así como la creación de la División Comercial dentro del MREC. La previsión fue una función que los diplomáticos procuraron cumplir a lo largo de toda la contienda pues no conocían con exactitud cuándo finalizaría. En este sentido, en los distintos informes se vislumbraron sus proyecciones acerca de las posibilidades que tendrían los artículos argentinos durante la posguerra así como sus limitaciones a causa del reingreso de antiguos competidores al intercambio. Podemos concluir que, aunque sin dudas la Primera Guerra Mundial fue un parteaguas en la historia de las relaciones económicas internacionales, durante la contienda los diplomáticos que actuaron en nombre del estado argentino no perdieron una de sus tareas principales: promover el intercambio en general y las exportaciones nacionales en particular. De hecho, como ha quedado demostrado en este artículo, en cada una de las oficinas en las que prestaron servicio hicieron diversos aportes en este sentido, usaron instrumentos similares a los utilizados antes del conflicto y su tarea sólo se vio interrumpida y/o disminuida en plazas concretas como las alemanas y las belgas, mientras que en el resto la actividad se acrecentó. El interés por ampliar mercados o profundizar los ya existentes demostrado por parte de este sector del estado argentino resulta coherente con la hipótesis que hemos defendido en otro trabajo acerca de la conveniencia de la Argentina de permanecer neutral durante el conflicto – entre otras razones materiales, culturales, sociales y políticas – por la distribución geográfica relativamente diversificada de sus exportaciones, consideradas uno de los principales motores del crecimiento económico del país durante aquella época.

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