Los cuerpos de agua

May 28, 2017 | Autor: Manuel Mendoza | Categoría: Natural Resource Management
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Descripción

Los cuerpos de agua ISABEL ISRADE-ALCÁNTARA Y MANUEL E. MENDOZA

REGIONES HIDROLÓGICAS Y CUENCAS

Israde-Alcántara, I. y M.E. Mendoza. 2017. Los cuerpos de agua. En: La biodiversidad en Michoacán. Estudio de Estado 2, vol. I. conabio, México, pp. XX-XX.

En la entidad se encuentran cuatro regiones hidrológicas: Lerma-Santiago (RH12), Balsas (RH18), Armería-Coahuayana (RH16) y Costa de Michoacán (RH17). Cada una está dividida en cuencas y subcuencas, de acuerdo con los cuerpos de agua que las conforman. La región Balsas es la que presenta mayor superficie en el estado, con 46 799 km2, dividida en seis cuencas; le sigue Lerma-Santiago, con 27 707 km2, dividida en cuatro cuencas; Costa, con 9 104 km2 y dos cuencas; y finalmente Armería-Coahuayana, con 4 184 km2, con una sola cuenca (inegi 2010; figura 1). Las regiones de Lerma-Santiago y Balsas tienen gran importancia en el país, ambas se caracterizan por contar con alta densidad de población, así como importantes distritos de riego, además de presentar problemas de contaminación y control de flujos por presas (Toledo 2003, Cotler Ávalos y Fregoso 2006). La mayoría de los cuerpos de agua del estado están directamente asociados a estas dos regiones hidrológicas y sus principales ríos, Lerma y Balsas, que corren a lo largo de antiguas zonas de debilidad (zonas limitadas por fallas geológicas) de la corteza terrestre (Corona Chávez e Israde-Alcántara 1999). Particularmente en la zona norte de la entidad, dentro del Sistema Volcánico Transversal donde el paisaje está dominado por fosas tectónicas que interactúan con los volcanes de dicho sistema, las condiciones climáticas han permitido la prevalencia de ríos, lagos y presas. Estos cuerpos de agua han permitido el desarrollo de las actividades agrícolas y pecuarias, además de las industriales y son fuente de supervivencia para las numerosas poblaciones situadas en su entorno. La cuenca del Lerma se ha caracterizado por ser una zona importante, con alta presencia de asentamientos humanos y actividades agrícolas, eso desde la época prehispánica (Boehm 2002, Velázquez et al. 2002); sin embargo, actualmente se producen bajos rendimientos en cultivos como el sorgo y el maíz, dado el uso de agroquímicos, declinación de la fertilidad y problemas de erosión (Cotler Ávalos y Fregoso 2006). Los patrones de drenaje característicos de las cuencas del estado se observan en la figura 2. Los patrones en la cuenca Lerma-Chapala son subdendrítico, radial y multicuenca, asociados respectivamente a la existencia de fracturas y fallas, volcanes y derrames de lava recientes. Los patrones predominantes de la cuenca del Balsas son el subdendrítico y el dendrítico, que evidencian menor control estructural. Así, en la región predomina un patrón de drenaje rectangular, debido al desarrollo de fallas y fracturas (fuerte control estructural). Los ríos del norte del estado y la naturaleza volcánica de su sustrato mantienen sitios de represamiento naturales y artificiales. Los cuerpos de agua fueron identificados a partir de las bases de datos espaciales usadas en este estudio. 71

La biodiversidad en Michoacán. Estudio de Estado 2

Figura 1. Regiones hidrológicas y principales cuencas. Fuente: elaboración propia con datos de inegi 2010.

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Figura 2. Patrones de drenaje de los principales ríos. Fuente: elaboración propia con datos de inegi 2010.

Sección 1. Contexto físico-geográfico

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Se pueden dividir en los siguientes grupos: 1) lagos tectónicos, 2) lagos vulcanotectónicos, 3) lagos cratéricos, 4) ríos y 5) cuerpos de agua artificiales (Israde-Alcántara 2005). En términos de la cantidad de lagos y presas, la provincia fisiográfica Sistema Volcánico Transversal es la que cuenta con el mayor número (1951), seguido por la Altiplanicie (486), la Depresión del Balsas-Tepalcatepec (102), la Llanura Costera (83) y finalmente la Sierra Madre del Sur (81) (cuadro 1). Cuadro 1. Cantidad de cuerpos de agua por provincia fisiográfica. Provincias fisiográficas

Cantidad de cuerpos de agua

Altiplanicie

486

Depresión del Balsas-Tepalcatepec

102

Llanura Costera

83

Sierra Madre del Sur

81

Sistema Volcánico Transversal

1 951

Fuente: elaboración propia con datos de xxx.

LAGOS TECTÓNICOS La mayoría de estos lagos se formaron durante el mioceno tardío-plioceno temprano, entre ocho y dos millones de años, en el fondo de depresiones tectónicas y volcánicas (Israde-Alcántara et al. 2010). Las cuencas tectónicas se desarrollaron por procesos de deformación, de forma específica por fallamiento de tipo normal, conformando así depresiones (grabens y semigrabens) por rotación de bloques (Pasquarè et al. 1991). En el norte del estado se encuentran los tres cuerpos de agua de origen tectónico más importantes. De oriente a poniente: el lago de Cuitzeo, la actual ciénega de Zacapu y el lago de Chapala; todos ellos forman parte de la cuenca del río Lerma. Cabe mencionar que los actuales lagos son remanentes de otros más extensos que se pueden observar ahora como extensas planicies cubiertas por sedimentos lacustres (Israde-Alcántara 1999). Los lagos antiguos y los actuales se desarrollaron bajo el régimen de fallamiento noreste-suroeste y esteoeste, que forma parte del sistema de fallas Chapala-Tula. En esos vasos se han acumulado cientos de metros cúbicos de sedimentos, como lo evidencian los estudios geofísicos (Arredondo 1983). Según los fechamientos obtenidos en las lavas que subyacen, tanto los lagos de Chapala y Cuitzeo como los depósitos lacustres más antiguos, éstos se formaron durante el mioceno superior (entre seis y ocho millones de años; Israde-Alcántara y Garduño 1999), mientras que la laguna de 74

Zacapu inició su desarrollo en el plioceno inferior (hace tres millones de años).

Lagos de Cuitzeo y ciénega de Zacapu Estos cuerpos de agua son susceptibles a la alteración, debido a que son vasos someros y extensos, por lo que están sujetos a mayor evaporación. Desde el punto de vista morfológico, en las amplias cuencas lacustres, de oriente a poniente se observa un descenso en la altitud, comenzando en el lago de Cuitzeo (figura 3), que se encuentra a 1 980 msnm y con una superficie que puede llegar a cubrir 300 km2 (Mendoza et al. 2006), hasta el lago de Chapala, ubicado aproximadamente a 1 550 msnm y es el más extenso del país. Actualmente, el lago de Cuitzeo sólo muestra una parte del gran lago que existió en el plioceno-holoceno; el cuerpo de agua se ha desplazado hacia el norte y su profundidad actual oscila entre 1-2 m (Vekerdy y Mendoza 2010). Se ubica al noreste del estado, en la provincia fisiográfica del Sistema Volcánico Transversal. Los depósitos del antiguo y profundo lago de Cuitzeo se observan claramente en la región y municipio de Charo (Israde-Alcántara 1995). Para algunos autores, como De Buen (1943), estos cuerpos de agua formaron un único y extenso lago; sin embargo, por las evidencias estratigráficas y la geometría de los depósitos se considera que se conformaron en una serie de cuerpos de agua que se conectaban o aislaban de acuerdo a los procesos tectónicos y volcánicos. Por ejemplo, la ciénega de Zacapu debió estar conectada con la depresión de Cuitzeo, pero a partir del levantamiento y basculamiento (giro de los bloques desde su eje vertical) de la ciénega hacia el sureste, se originó la laguna de Zacapu (Moncayo et al. 2001). Entre los municipios de Villa Morelos y Cuitzeo se encuentran vestigios de este sistema de lagos conectados, los cuales se presentan como una cadena de cuerpos de agua someros que dan testimonio de antiguos cuerpos de agua de cierta permanencia, además de los 3 m de sedimentos lacustres que se observan en el valle de Chucándiro-Huaniqueo (Nanetti 1995, Greggio 1995). El análisis de las fotografías aéreas de la zona sugiere que si no se hubieran producido las fallas y subsidencia (hundimiento) ni la formación de volcanes que se han presentado en la región, los antiguos lagos del valle de Villa Morelos y la depresión de Cuitzeo estarían hoy comunicados a través de ríos y zonas bajas de inundación. La antigua unión entre los lagos de Zacapu y Cuitzeo también se sustenta con la presencia del pez cherehuita (Hubbsina turneri), especie que se originó en el lago de Cuitzeo y posteriormente pobló la laguna (ahora ciénega de Zacapu), en lo que pudo ser uno de los sistemas de los antiguos protolagos de la zona inundada de Cuitzeo-Zacapu (Moncayo et al. 2001).

Sección 1. Contexto físico-geográfico

Figura 3. Vista del lago de Cuitzeo. Foto: Isabel Israde-Alcántara.

Lago de Chapala Este lago tectónico mide aproximadamente 905 km² (figura 4); se ubica en el sector oriente de Michoacán, en donde desemboca el río Lerma. Delgado (1992) sostiene que la cuenca de Chapala se formó por procesos de tectónica tensional o separación de bloques de rocas, los cuales sucedieron en los últimos 6.7 millones de años, mientras que un fechamiento más reciente en los depósitos lacustres levantados al noreste del lago confirma una edad de 7.0 ± 0.3 millones de años (Israde-Alcántara et al. 2010). Los sedimentos lacustres del antiguo lago de Chapala se encuentran actualmente levantados y se pueden observar a 4 km al norte del lago, lo que sugiere que entre el mioceno superior y el plioceno el lago fue más amplio. Por último, cabe mencionar que entre el lago de Chapala y el de Cuitzeo existieron pequeños espejos de agua que se establecieron a lo largo del sistema de fallas este-oeste hace aproximadamente 4 millones de años (Israde et al. 2010).

LAGOS VULCANO-TECTÓNICOS El vulcanismo monogenético1 del llamado Corredor Tarasco, localizado en el sector centro-occidente de

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Los volcanes pueden ser monogenéticos cuando se forman a partir de una sola fase eruptiva, o poligenéticos cuando a lo

México (la zona de México con mayor densidad de conos volcánicos monogenéticos o piroclásticos), el cual se localiza entre Morelia y Uruapan, generó una serie de edificios volcánicos acompañados de coladas de lava y depósitos de materiales no compactados, además del fallamiento y la actividad sísmica, que a su vez ocasionaron el entrampamiento de aguas, configurando la base morfológica de este tipo de lagos. El corredor forma parte del Sistema Volcánico Transversal. Los cuerpos de agua de origen vulcano-tectónico más importantes en el estado son los lagos de Pátzcuaro y de Zirahuén. Sólo en el entorno de la cuenca de Pátzcuaro se incluyen 20 volcanes de tipo semiescudo (poligenéticos), tres volcanes de lava, 29 domos de lava, 49 volcanes de ceniza y lava, y dos volcanes de ceniza con lavas históricas (Garduño-Monroy et al. 2011).

Lago de Pátzcuaro Forma parte de la región hidrológica del Balsas. Este lago se ubica en el municipio del mismo nombre a una altitud de 2 035 msnm. Tiene una extensión de 90 km² y la profundidad máxima reportada es de 12 metros (González et al. 2012), la cual puede haber disminuido por efecto del azolve de sedimentos.

largo del tiempo geológico ocurren numerosas erupciones, lo que da lugar a volcanes formados por capas superpuestas o volcanes en escudo (segob 1994).

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Figura 4. Vista panorámica del lago de Chapala. Foto: Isabel Israde-Alcántara.

En la parte central del lago se observan cuatro islas de origen volcánico, denominadas (de norte a sur) Pacanda, Yunuén, Tecuena y Janitzio, alojadas sobre una estructura geológica con dirección norte-sur. Mientras que en el borde sur del lago se observan las islas de Urandén que se formaron por el deslizamiento del cerro El Estribo y la isla de Jarácuaro (que significa “lugar aparecido” en purépecha) y que se formó al levantarse parte del fondo del lago en el pasado geológico (Israde-Alcántara et al. 2005). En el lago, aunque no cuenta con afluentes importantes que lo alimenten, dos fuentes principales de abastecimiento han mantenido el nivel de sus aguas: los manantiales del borde sur y del interior del lago, y las lluvias. Los sedimentos que lo caracterizan son de tipo orgánico, conformados por diatomitas intercaladas con ostrácodos. Los sedimentos detríticos consisten de arcillas y limos con intercalaciones de cenizas. En la antigua isla de Jarácuaro, que ahora es un cuerpo rodeado por tierra firme, las excavaciones realizadas muestran que las antiguas secuencias lacustres del lago están también deformadas por característicos pliegues y fallas (Garduño-Monroy et al. 2011).

Lago de Zirahuén Este lago forma parte de la región hidrológica del Balsas (Cruz 1995, Bernal-Brooks 1998), está a una altitud de 2 120 msnm y su superficie es de 9.3 km2 (Ruíz 2002). Se encuentra rodeado por numerosos conos piroclásti76

cos (conos volcánicos formados por fragmentos de roca) y de lava. A diferencia de los lagos tectónicos, éste presenta pendientes más abruptas, alcanzando una profundidad máxima de 42 m (figura 5). En los depósitos del lago existen cenizas volcánicas emitidas por dos volcanes de reciente formación: el Jorullo en 1759 y el Paricutín en 1943 (Davies et al. 2004). Un núcleo de 6.61 m extraído del sector noreste del lago de Zirahuén abarca los últimos 17 mil años de historia ambiental del lago y su entorno y es indicio de que se trata de un cuerpo de agua que mantuvo bajos niveles lacustres hasta antes del holoceno medio; posteriormente, se produjo un bloqueo de las lavas del cerro La Magueyera que puede haber incrementado la profundidad del lago (Ortega et al. 2010).

LAGOS DE REPRESAMIENTO VOLCÁNICO La presa de Chincua es representante de esta clasificación; se localiza en el municipio de Senguio, a una altitud de 2 458 msnm, y forma parte de la región hidrológica Lerma-Santiago.

LAGOS CRATÉRICOS Estos lagos se han formado dentro de depresiones en las cimas de volcanes en el Sistema Volcánico Trans-

Sección 1. Contexto físico-geográfico

Figura 5. Pescadores en la ribera oeste del lago de Zirahuén. Foto: Isabel Israde-Alcántara.

versal. En la entidad los lagos de este tipo son Alberca de Los Espinos en Zacapu y Alberca de Teremendo en la cuenca Lerma-Chapala, de 28 m y 9 m de profundidad, respectivamente; y Alberca Tacámbaro (figura 6) en la cuenca del Balsas, de 33.8 m de profundidad (Hernández-Morales 2010, Israde-Alcántara et al. 2009). También existen lagos cratéricos que funcionan como represamientos artificiales, muchos de ellos temporales, aunque hay otros permanentes y de origen natural. Un ejemplo de estos últimos es el lago de Camécuaro, un cuerpo de agua natural que se ubica en el municipio de Tangancícuaro, en una superficie aproximada de 1.5 ha y con una profundidad máxima de 5 a 6 m; se mantiene gracias a la existencia de manantiales superficiales y subacuáticos, siendo distintiva la presencia de ahuehuetes o sabinos en su ribera. En síntesis, los lagos de Cuitzeo y Chapala son los más antiguos, Zacapu los sigue en antigüedad, Pátzcuaro se encuentra en proceso de envejecimiento y Zirahuén es el cuerpo de agua más joven. Los múltiples efectos de las actividades humanas se han reflejado en el nivel del agua de los lagos y en la desaparición y declinación de los números poblacionales de organismos nativos. Algunos lagos, como el de Cuitzeo, se han drenado con fines de uso agrícola, esto ha provocado un importante descenso de su nivel e incluso la desecación, como en el caso de la ciénega de Zacapu (Camacho 1998, Mendoza et al. 2006).

RÍOS Los dos afluentes principales que atraviesan Michoacán son los ríos Lerma y Balsas, el primero atraviesa las provincias fisiográficas Sistema Volcánico Transversal y Altiplanicie, mientras que el segundo corre por la Depresión del Balsas-Tepalcatepec.

Río Lerma Este río nace en el valle de Toluca y desemboca en el lago de Chapala; atraviesa el Estado de México, Querétaro, Guanajuato, Michoacán y Jalisco; sus mayores afluentes son los ríos La Laja, Turbio, Angulo y Duero (figura 7). Se origina en los manantiales de Almoloya del Río, en el Estado de México, donde se han entubado parte de sus manantiales para suministrar agua a la Ciudad de México; su canal atraviesa en sentido sursureste-nornoroeste la zona de Toluca, hasta la de Ixtlahuaca-Atlacomulco (Co­­tler y Fregoso 2006). Conforme el río avanza hacia el oeste, el promedio de precipitación desciende, por lo que existe menos aporte de agua que alimente el caudal del río; no obstante, los escurrimientos de los manantiales recargan el río. El Lerma se ha dividido en alto, medio y bajo, por las variaciones altitudinales producidas por un escalonamiento tectónico hacia el poniente. Sus límites y configuración están asociados a dos segmentos de fallas regionales: la de Taxco-Querétaro y la de Tula-Chapala. Los cambios de dirección en el cauce del río son efecto 77

La biodiversidad en Michoacán. Estudio de Estado 2

Figura 6. Alberca de Tacámbaro, ejemplo de lago cratérico. Foto: Isabel Israde-Alcántara.

de su intersección con volcanes o bien con fallas con direcciones noreste-suroeste y este-oeste. El alto Lerma se ubica desde la región de Toluca hasta el límite de la subcuenca del río Grande de Morelia; en el medio Lerma se incluyen las subcuencas del río Grande de Morelia, el río Angulo, Pátzcuaro y Zirahuén; y el bajo Lerma se integra con la subcuenca del río Duero y la zona baja de la ciénega de Chapala (Moncayo et al. 2001).

En diversos documentos aeroespaciales (mapas topográficos, modelos sombreados, imágenes de satélite o fotografías aéreas) se observa que entre Ixtlahuaca, Estado de México y La Piedad, municipio de Michoacán, el río Lerma atraviesa grandes planicies fluviolacustres limitadas por conos monogenéticos, volcanes tipo escudo y sierras. La lectura de los documentos aeroespaciales permite observar que el río cambia su curso hacia el oeste para entrar al sistema de fosas tec-

Figura 7. Río Duero, afluente del Lerma, presenta contaminación derivada de fosfatos. Foto: Isabel Israde-Alcántara.

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Sección 1. Contexto físico-geográfico

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Figura 8. Sector del río Lerma en Chamacuaro. Época de secas (arriba), época de lluvias (abajo). Foto: Isabel Israde-Alcántara.

tónicas este-oeste y noroeste-sureste de Acambay hasta Temazcalcingo en el Estado de México, conformando el cañón Bondarejé. En esta zona se presenta el primer desnivel del Lerma que baja algunos centenares de metros, como el salto de Tuxtepec que conforma la cortina de la presa del mismo nombre o bien el puente de Temazcalcingo en el cañón de Bondarejé. Algunos sectores del río Lerma se han constituido en parques de recreación, como es el caso de la localidad Chamacuaro, al sur de Salvatierra, Guanajuato (figura 8). En los límites de Michoacán y Guanajuato, entre las ciudades de Acámbaro y La Piedad, el cauce del río

Lerma conforma una “u” invertida que riega la región agrícola más importante del país. Al oriente del valle de La Piedad comienzan a aflorar nuevamente depósitos lacustres asociados con antiguos cuerpos de agua. El río Lerma tiene su segundo descenso abrupto en una barranca de 150 m en la planta hidroeléctrica de Charapuato, localizada entre La Piedad y Yurécuaro, para finalmente descender hacia el lago de Chapala. El río Lerma ha sido fuente de recursos desde tiempos históricos; sin embargo, el incremento de la población a lo largo de su cauce (más de 18 poblaciones, cada una con más de 50 mil habitantes), junto con el asociado uso agrícola, las descargas pecuarias y de 79

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uso doméstico, y la presencia de grandes corredores industriales de Toluca, Querétaro, Irapuato y Salamanca (que suman más de 6 400 industrias), han afectado a escala local y regional la salud de la población humana, así como la diversidad y abundancia de la flora y la fauna nativas (Cotler et al. 2010). Entre las principales fuentes de contaminantes se encuentran las descargas de La Piedad, que junto con las generadas en la región colindante de Guanajuato presentan las más altas concentraciones de metales, por efecto de la acumulación de cromo, zinc y plomo en los sedimentos ricos en materia orgánica provenientes de la ganadería porcina (Hansen y Van Afferden 2001). En este mismo sitio, los contaminantes provenientes de descargas industriales son abundantes, entre ellos el tolueno, la gasolina, los fenoles y los bifenilos policlorados. Como resultado del sustrato volcánico y las condiciones climáticas que producen suelos de alta fertilidad, se han conformado distritos de riego, entre los que destacan los de Zamora-Maravatío, Morelia-Queréndaro, Zacapu y la ciénega de Chapala, los cuales reducen de manera importante la recarga hacia el río Lerma. Por otro lado, el decremento en el nivel del lago de Chapala da lugar a la acumulación de metales pesados (Hansen y Van Afferden 2001); lo que también podría suceder en las épocas de estiaje en sectores del río Lerma que mantienen un nivel mínimo de agua. Un estudio basado en las algas que habitan el río Lerma, realizado por Israde-Alcántara (2003) y Segura et al. (2012), permitió caracterizar la calidad de sus aguas, concluyendo de manera preliminar que el sistema mantiene una calidad entre mala y pésima. En la entidad se han construido a lo largo del río Lerma numerosos bordos y represas que se utilizan para el riego y, en ocasiones, para contener inundaciones. Algunos de los desbordamientos históricos del río y sus afluentes se han producido en 1967, 1971, 1973, 1976, 1998 y 2003 (Baró-Suárez et al. 2007). En 2003, las profusas lluvias inundaron numerosas poblaciones en los márgenes del río Lerma, llegando las presas a sus límites máximos de almacenamiento, como en la localidad de Hornitos, al oriente de La Piedad.

Río Balsas Este río nace en el estado de Puebla y atraviesa parte de Guerrero, Michoacán y Jalisco. En Michoacán conforma la cuenca hidrológica más grande de la entidad; se sitúa en una zona de clima tropical subhúmedo con precipitaciones de entre 1 200 y 1 600 milímetros. El río Balsas, a semejanza del Lerma, forma parte de un límite tectónico de gran importancia para entender la evolución geológica del país. Corre en dirección noroeste-sureste y está limitado al norte por los apara80

tos volcánicos pliocuaternarios del Sistema Volcánico Transversal, mientras que al oriente y al sur lo limita la Sierra Madre del Sur. Atraviesa una serie de planicies en donde se han acumulado desde el cenozoico grandes espesores de materiales detríticos (aluviales), conformando una depresión con alturas en torno a los 200 msnm. A diferencia del río Lerma, el curso del Balsas tiene variaciones importantes en la velocidad de su cauce debido a las formas del terreno, resultado de las diferentes litologías (tipos de roca) que atraviesan en su curso (Corona Chávez e Israde-Alcántara 1999). El Balsas cuenta con numerosos tributarios, los más importantes son el Cutzamala, el Tacámbaro, el Cupatitzio y el Tepalcatepec; en este último y en sus afluentes se han construido, para la generación de energía, las presas El Cóbano, Teatán, Zumpimito y Salto Escondido (Correa y Ayala 2003). Las condiciones del sistema fluvial del río Balsas han favorecido la construcción de presas. En la parte sureste, entre los límites de Michoacán y Guerrero se encuentra la de Infiernillo, uno de los confinamientos de agua dulce más grandes del país. En la década de los sesenta las condiciones favorables del sistema fluvial, la cercanía con los ricos yacimientos de hierro de Las Truchas y la localización estratégica para los desplazamientos marítimos dieron lugar a la construcción del conocido puerto industrial Lázaro Cárdenas. Es uno de los puertos de la costa del Pacífico con gran potencial de desarrollo; cuenta con un canal navegable y varias terminales para almacenar productos de la industria metalúrgica, fertilizantes, granos y derivados del petróleo y aceite. Al sur del río Balsas nace, en la Sierra Madre del Sur, un sistema de más de 53 ríos y arroyos que drenan principalmente a través de rocas ígneas intrusivas, metamórficas y carbonatadas que se adicionaron al continente durante el mesozoico (del triásico al cretácico). Todos estos ríos desembocan al mar a lo largo de una angosta planicie costera de alrededor de 100 m (Corona Chávez e Israde Alcántara 1999).

CONCLUSIONES A nivel histórico se reporta que los procesos humanos han modificado la cantidad y calidad del agua en ríos y lagos. En 1530, en el tiempo de la colonización de los españoles, se registró un abandono de tierras cultivables en Michoacán, debido a un decremento de la población indígena por una epidemia de viruela que afectó sustancialmente el centro de México (Fisher et al. 2003). Este evento produjo un aumento en la erosión de las cuencas, dando lugar al deterioro de la calidad de agua en la entidad. Posteriormente, con el drenado de lagos para actividades agrarias que permitieran mante-

Sección 1. Contexto físico-geográfico

ner las encomiendas, se presentó otro descenso del nivel de los lagos, principalmente del Cuitzeo y de Zacapu, este último que tenía cerca de 8 m de profundidad y 150 km2, fue drenado en 1900 para fines agrícolas (Guzmán-Ávila 2002). En tiempos más recientes es evidente que el crecimiento urbano e industrial, aunado a las escasas y en ocasiones ineficientes plantas de tratamiento, ha generado una importante degradación de ríos y lagos. Estas tendencias de contaminación que se observan en los cuerpos de agua de Michoacán, principalmente en los lagos (Pátzcuaro, Cuitzeo y Chapala) y ríos (Lerma) más grandes, aunadas a la falta de recarga por efecto del cambio climático, generará a futuro planicies secas. Por lo anterior, hay que tener en cuenta que el agua es un recurso no renovable y debe por lo tanto ser utilizado de manera consciente para cualquier actividad humana.

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