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Dentro del panorama posmodernista se ha establecido una conducta de tolerancia entre las diversas vertientes ideológicas, que en muchos de sus sentidos se contraponen, la tolerancia ha hecho posible la existencia de cada vez más subgrupos ideológicos y ha abierto la posibilidad a juicios éticos en verdad complejos, resultado de los dilemas delicados entre esos subgrupos. Ha surgido determinantemente la necesidad de responder a la pregunta ¿qué es moral?, si la sociedad establece lo que en convención se determina como moral, una sociedad cada vez más dividida iría borrando ese significado convencional, es decir, la moral ahora se nos presenta como un fantasma, un ente tenue que pierde su cohesión, y ahora solo nos queda esta profunda crisis ética. La moral por un ejercicio de definición está tomando las características de la ética, debido a que su concepción posmoderna es cada vez más individualista.
En este mismo contexto los poetas posmodernos padecen de una crisis aún más profunda, su crisis es la de no saber por qué existen, y ante la imposibilidad de responder, la concepción de la misión poética se ha convertido en una concepción individualista. No saber cuál ha sido su misión en este contexto, ha hecho una pérdida de sentido, una denigración al género, y lo ha hecho víctima de ataques de grupos pragmáticamente capitalistas, o dicho de otro modo, mentes que entienden y se encuentran permeadas de un capitalismo imperante. Ante esto es necesario defender con un asta en las manos a la poesía, justificar la razón de su existencia y su sentido práctico.
La poesía en México, ha enfrentado la mayor de sus crisis, esto lo decimos en el entendido de que en el posmodernismo el romper la tradición ya no simboliza ningún desafío, lo que ha ocasionado la falta de cohesión de sus poetas hasta cada vez más conformar una poesía desintegrada, sin embargo, si no representa más un desafío romper con la tradición, es menester del mismo poeta, hacer uso de la misma tradición para romperla, y es eso puntualmente lo que le da valor a la poesía que se produce actualmente: una innovación consecutiva a través de la ruptura de la tradición con la tradición misma.
Entonces decimos que el poeta ya no descansa su juicio en la ruptura, sino más bien, ahora siente la libertad de realizar una ruptura cada vez más amplia, siendo libre de tomar referentes tanto modernos, contemporáneos, como clásicos. Las influencias ya no están ajustadas a la tradición, sino más bien, se han vuelto intemporales,
cosmopolitas, y es responsabilidad del mismo poeta que navega en estos inmensos mares, decidir el tema y la forma.
Pero ¿para qué nos sirve la poesía?, defender a la poesía en este aspaviento de sacralidades es como defender a una raza en peligro de extinción, si bien en el sentido romántico de la idea, la poesía no puede ser destruida mientras exista humanidad, pero sí puede ser desfragmentada por su falta de cohesión, dirección y sentido. El no saber el sentido práctico de ella y sobre todo la falta de propuestas artísticas serias, no llevarían a la poesía a su destrucción, la llevaría más bien a estar recluida en un campo de inmovilidad total, lo que es lo mismo que una muerte.
Los escritores jóvenes buscan la ontología en McDonald´s, encontrando grotescamente a una sociedad afectada por la superficialidad del consumismo. No se ocupa dar más vueltas al tema, no es necesario volver al inicio de ese vericueto para determinarlo, eso de entrada ya está determinado. La sociedad identifica más que nunca su crisis consumista, la crisis de su razón de ser, lo que es incapaz de identificar es cuál es el motivo de su crisis y sobre todo cuáles son sus propuestas de mejora, incluso, una vez identificados estos factores, la sociedad quedará inerme ante las guerras que deberá librar su propia voluntad. ¿Qué habrá que hacer ahora? Nos aventuramos a dar la respuesta; habrá que dar razón y sentido a lo que existe.
Pensemos por un momento, qué pasaría si el poeta encontrara su lugar fortificador en este entorno posmodernista, qué pasaría, si dentro de su trayecto el joven poeta identificara la razón de ser de lo que hace, un romance sin duda entre el poeta y la poesía, habrá que regresar entonces urgentemente a apropiarle todos esos significados simbólicos que se han perdido en las cosas y las gentes.
Es necesario replantear los motivos y las formas que obedecen a esta sociedad, hacer un autoanálisis sincero de la pureza que envuelve a la actividad poética y su impacto en la sociedad, y sobre todo, proponer; innovar, cómo es que la poesía es algo de bien para nosotros, defenderla sobre las demás actividades.
¿Qué condición hace posible que la poesía pueda ser identificada? Una condición de conciencia sobre lo que nos rodea, sobre lo que sucede en el mundo; las injusticias, los dilemas, las consecuencias. El poeta está destinado a ser un intelectual, a dar conciencia mediante sus escritos al pueblo, a la nación, a través de un análisis minucioso de las equivalencias, similitudes, interrelaciones, entre los acontecimientos, entre los objetos que nos rodean. Dicho de otro modo, el poeta debe ser un escrutador del sistema, no le es permitida la ignorancia, su papel en el entorno social es determinante para dar voz a las inquietudes más obscuras, pero dar voz también, en algunos casos, a sus soluciones. Pasa entonces a ser un sujeto de opinión relevante
para la sociedad que lo ha visto crecer, es el que en determinados casos, hace el juicio ético más certero de todos; el del arte.
La figura del poeta ahora es débil ante el entorno social, su actividad ha carecido tanto de sentido, que ha perdido la voz del pueblo, ha perdido la capacidad de captar las inquietudes emocionales, y ahora es él mismo un esclavo del sistema; habla de los objetos de consumo de la sociedad, y sus repercusiones emocionales, sobre todo, el morbo es su herramienta. La combinación sexo - dolor en la poesía es cada vez más común, los poemas de amor han desaparecido en su mayoría bajo la consigna de un tema difícil y trillado, solo queda el binomio sexo – dolor, un binomio que para nosotros es ya por ende un tema difícil y trillado.
La figura del poeta posmoderno ha adoptado paradójicamente los valores de los poetas simbolistas desde el contexto de la búsqueda emocional hacia los extremos, ha adoptado la postura de decadencia, hablando cada vez más de temas morbosos, habrá que encausar ese ímpeto hacia un buen puerto, dejar que los otros temas, aquellos que el poeta calla por respeto o miedo, aquellos temas de naturaleza gótica, romántica; afloren. En un sentido puramente existencial para su labor, habrá que procurar construir sobre una buena base, la esperanza para la cohesión de la sociedad, para la cohesión misma de su trabajo, y cambiar el proceso de su búsqueda, dejar que esa búsqueda impuesta por los referentes simbolistas, de paso a una nueva búsqueda, una búsqueda del conocimiento, del discernimiento, una búsqueda intelectual.
Los Conjeturales 15 de Febrero 2016
